SIN LÍMITES
El flamenco Bob
A BOB LE GUSTA DESAYUNAR caviar, sumergirse en su propia piscina de agua salada y recibir masajes en las patas cada dos semanas en la playa. Una vida afortunada, quizá, pero podrías decir que se la merece: Bob pasa gran parte de su tiempo interactuando con estudiantes en Curazao, su isla nativa, como emisario para la conservación.
Bob, verás, es un flamenco.
La veterinaria Odette Doest rescató a en 2016, luego de que el ave se estrellara contra la ventana de un hotel, lo que resultó en una conmoción. Durante su rehabilitación en su santuario para la vida silvestreya había sido domesticado: se mostraba muy relajado entre la gente y padecía pododermatitis ulcerativa, una enfermedad crónica de las patas, común en aves cautivas, lo que habría afectado su capacidad para obtener alimento en libertad.
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