SIN LÍMITES
BEATÍFICO RENACIMIENTO
e ignora quién encargó (izqda.), pero tuvo que ser un mecenas opulento. El cuadro es un alarde de colorido, serenidad y delicadeza, pero también un absoluto derroche de bermellón, lapislázuli y pan de oro, pigmentos carísimos en tiempos de Fra Angelico, que acabó este precioso temple sobre tabla hacia 1426. El oro se aplicó con tanta alegría que se cubrió con él,: “Un jardín cerrado eres, hermana mía, mi prometida, un jardín cerrado, una fuente sellada. Tu plantel forma un vergel de granados y los frutos más excelentes”. La granada estaba relacionada también con la inmortalidad del alma y con la resurrección, de ahí que todo gire en torno a ella, tanto el gesto del Niño Jesús como el de su venerada madre.
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