LA ÓPERA DEL ESTILO
Los dramas encapsulados en historias musicalizadas han sido el corazón vibrante de La Scala de Milán, templo que dio a luz enormes éxitos consagrando así a sus autores y que también cerró el pesado telón de terciopelo ante las obras que repudió su selecto público. No hay que olvidar que es Italia donde realmente florece la ópera, en la que, incluso, su lengua impera por su melodioso balance entre vocales y consonantes, facilitando la conversión de las palabras en un bello canto.
Así de italiana como es la ópera, la cassata, el Brunello y la marca Dolce & Gabbana se han convertido en parte del sabor nacional que identifica y da orgullo a ese país. Su espléndida gastronomía, los vinos que se han colocado en las listas selectas de paladares especializados, el gran abanico artístico que los ha caracterizado, sólo puede coronarse con el nicho de diseño que tanto en arquitectura, interiorismo y moda siempre ha destacado. Por ello no podía faltar el rango máximo, equivalente en lujo y exclusividad con la Alta Costura francesa, que en versión italiana se denomina Alta Moda y que requiere de manos especializadas y centenares de horas para crear atuendos únicos. Pero mientras la Cámara Sindical de la Confección Parisina exige que sus integrantes presenten entre 30 y 50 diseños cada temporada, la dupla italiana, constituida por Domenico Dolce y Stefano Gabbana, lanzaron, a lo largo de la luneta roja de La Scala, alrededor de 130 exquisitos atuendos, incluyendo a personajes como sacerdotes o pajes que son
