SIN LÍMITES
LA VERDAD SOBRE EL CORONAVIRUS
El 31 de diciembre de 2019, mientras muchos nos preparábamos para recibir con 12 uvas, gritos y abrazos al veinte-veinte (aunque la RAE nos prohibiera utilizar ese nombre), en la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China recibían una inquietante llamada. Un nuevo tipo de neumonía atípica estaba emergiendo en Wuhan, la séptima ciudad más grande del país asiático, con 11 millones de habitantes.
Aquel día la noticia no trascendió. Nadie podía imaginar que ese era el principio de la mayor crisis sanitaria de las últimas décadas, de la que nadie puede decir con total certeza cuándo ni cómo acabará.
“Se nos hace conocido”, fue la sensación que tuvieron los responsables de la OMS al enfrentarse por primera vez de cerca al nuevo virus. Lógico, porque menos de dos décadas antes lidiaron con otro microorganismo con el que nuestro protagonista tiene una similitud genética cercana a 80%. Nos referimos al SARS-CoV, causante de la epidemia de síndrome respiratorio agudo grave que alarmó a China y el mundo en 2002, del que es primo hermano. Tanto se parecen, que los expertos no se rompieron la cabeza para bautizar al recién llegado, al que han llamado SARS-CoV-2.
Hace tiempo que los investigadores tienen medida a la familia de los coronavíridos. Nos la presenta Mariano Esteban, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, que la conoce muy, ampliamente distribuidos en la naturaleza, que infectan en su mayoría a animales, aunque algunos de sus miembros han dado el salto a humanos”. Entre los que se han hecho un hueco en nuestra especie están los del género , al que pertenecen el SARS-CoV y el SARS-CoV-2, pero también el MERS-CoV, causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos