SIN LÍMITES
DE BUEN CAFÉ
Quedamos con Andreu en su casa. En ese momento, su mujer, la actriz y también presentadora Silvia Abril hace un ensayo por Skype y la hija de ambos asiste a una clase online. El presentador está sentado en el mismo sitio desde donde los espectadores le hemos visto emitir Late Motiv, sólo que la luz de la mañana muestra detalles que de noche no se aprecian: detrás está esa mesa grande con sus botes de pinturas y papeles –y que él llama “el chiringuito”–; en la pared del fondo, una fotografía de un barco en blanco y negro y algunos de sus dibujos sobre la estantería, pero también, enganchadas en una puerta que da al jardín, unas correas de TRX. Igual por eso Buenafuente (Reus, 1965) sigue manteniendo el tipo desde hace más de 25 años.
El cómico y presentador nos recibe con un café en la mano, al que da sorbitos de vez en cuando. Durante la charla incluso se permite echar un cigarrillo, sólo que no nos llega el humo, ni el olor del café, y tampoco podemos darle la mano al llegar ni un abrazo al despedirnos; porque él está en su casa y nosotros, no. Pero una videollamada a las 11 de la mañana en Fase 1 es lo más parecido a lo que antes considerábamos “un café”.
Estos días Andreu ha vuelto a trabajar desde plató y también ha publicado su nuevo libro, (HarperCollins), una recopilación de sus diarios más personales ilustrados por él (en una edición muy bonita, por cierto) que puede leerse de muchas maneras, incluso desordenadamente. Estos apuntes en los que el cómico reflexiona sobre su trabajo permiten al lector/espectador
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