SIN LÍMITES
DILEMA DE LAS MIPYMES Cerrar... o la informalidad
En el cibercafé de Antonio las computadoras permanecen apagadas; la impresora ya no atiende como antes, la demanda que estudiantes y oficinistas exigían antes del gran confinamiento. Por la tarde, apenas llegan personas a preguntar si entre los artículos de papelería que vende el propietario hay solicitudes de empleo.
Es la nueva normalidad en el sur de la Ciudad de México; el color del semáforo epidemiológico es naranja pero la alarma es roja para los pequeños y medianos negocios, donde se observan mesas desocupadas, mostradores en reposo, registradoras que sólo tienen obligaciones de renta, de insumos adicionales como gel antibacterial, cubrebocas, termómetros y los inevitables impuestos y servicios que deben pagarse.
De ganancias, el propietario del local sólo espera que la situación mejore, de lo contrario, tendrá que cerrar la cortina o, en el mejor de los casos, convertirse en un informal.
“En esta situación totalmente atípica hemos perdido alrededor de 160 mil pequeños y medianos
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