SIN LÍMITES
Malinalli, MALINCHE, DOÑA MARINA
¿Quién reparte los papeles en el drama continuo de la historia? Es sarcástico que esta carezca de leyes propias, con el océano de leyes que ha producido. Nadie es capaz de predecir los acontecimientos, de manera que cuando escuchamos o leemos que dentro de 40 años el mundo estará así o asá, deberíamos desconfiar, y mucho. Hay que tener presente que en cualquier momento puede ocurrir algo que cambie de golpe el futuro previsible. Algo grande como una bomba nuclear o submicroscópico como un virus, por ejemplo.
O como una invasión de hombres barbados, que fue lo que les ocurrió a los indígenas americanos a finales del siglo XV. Ellos conocían los viejos oráculos que les avisaban de aquel funesto acontecimiento, pero no tenían ni la más remota idea de que se les venía encima todo el peso de otro mundo. En aquel histórico encuentro iban a chocar, primero, y mezclarse después, dos continentes, dos religiones y dos culturas. Pero lo que decidiría el resultado final de la embestida sería la diferencia técnica y la diplomacia.
El gran obstáculo: la lengua
La tarea de Cortés parecía absurda. Tratar de someter a las masas indígenas americanas con unos cuantos hombres, caballos y arcabuces era cosa de iluminados. Aquellos españoles sabían que no entraban en un jardín, sino en la espesura de una selva de la cual ignoraban
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