El sueño expresa el destino, pero no garantiza llegar a él, como alguien que viaja en la dirección correcta pero que puede detenerse antes, acelerar o seguir rutas alternativas. El destino es hacia donde estamos yendo, pero no necesariamente hacia donde vamos. Los sueños bien soñados vislumbran nuestro destino a través de simulaciones de posibles trayectos y resultados. Soñar es como tantear un cuarto oscuro con un rayo de luz, cuando las paredes son el futuro mismo.
Descendemos de pueblos que sueñan desde el principio de los tiempos. Si en las civilizaciones urbanas el sueño ha dejado de ser esencial para el funcionamiento de la sociedad, en muchas culturas indígenas nunca se dio este paso. El sueño todavía habita e ilumina la mente de los cazadores-recolectores, representantes contemporáneos del modo de vida adoptado por casi todos nuestros antepasados. Comprender la perspectiva onírica de estos pueblos es muy importante para esclarecer nuestra trayectoria hasta aquí y los desafíos que tenemos por delante.
En general, más allá del tiempo y del espacio, estos pueblos reconocen en los sueños la capacidad de predecir el futuro, ya se trate de sueños regularmente accesibles para el soñante medio, de sueños reveladores en momentos vitales particularmente significativos o de sueños chamánicos estimulados por ritos de iniciación, sanación u orientación espiritual. Cultivan experiencias oníricas de gran poder e importancia perenne, capaces de inspirar, iniciar, aconsejar, enseñar a la gente y hacerla madurar. Es a través de estos sueños formativos como los jóvenes deciden recorrer los diferentes caminos que ofrece la vida adulta, como el del chamán o el del guerrero cazador.
ADELANTARSE AL FUTURO
Los primeros relatos europeos sobre los pueblos del Nuevo Mundo dejaron constancia de la relevancia social del acontecimiento onírico amerindio. Hans Staden, un soldado alemán del siglo XVI que naufragó en la costa brasileña y fue cautivo de los tupinambás, contó que antes de partir a la guerra los chamanes instaban a los indígenas a