I. LA CRIATURA DE FRANKESTEIN
uando el monstruo abrió los ojos y se sentó, el Dr. Frankestein por fin se dio cuenta de que había creado algo realmente muy feo. Lo armó con pedazos de cadáveres de humanos y animales, pero no le había parecido tan grotesco hasta que lo vio con vida. Se desmayó, volvió en sí cuando el monstruo ya no estaba, le habló a un amigo y se fue con él varios meses a un lugar de descanso, para reponerse de la impresión. Mientras tanto, el monstruo se fue del laboratorio, caminó por media Suiza y –por los pocos intercambios que tuvo con la humanidad– se dio cuenta de que