SIN LÍMITES
ECHEVERRÍA, REO SOLITARIO EN SU PROPIA CASA DE SAN JERÓNIMO*
Luis Echeverría Álvarez, el hombre fuerte que estuvo en el centro del régimen que masacró a cientos de estudiantes en 1968 y 1971, vive el exilio interior. Sin bienes ya a su nombre, con menguados recursos propios y despojado de querencias personales, permanece confinado, casi en el abandono, en un rincón de su residencia en San Jerónimo.
Aunque él está lúcido, su cuerpo de 97 años requiere de asistencia desde que amanece hasta que se duerme. En silla de ruedas, se mueve con fuerzas ajenas. La prisión judicial que vivió ya anciano no se acabó con la resolución que lo exoneró de la acusación de genocidio por la matanza de Tlatelolco.
Condenado por los suyos, ahora vive el destierro familiar en un espacio que se reduce conforme sus hijos venden, pedazo a pedazo, la residencia en la que hasta hace algún tiempo, cuando aún se podía mover, recibía a sus amigos, viejos priistas y algunos de sus funcionarios sobrevivientes, como Ignacio Ovalle, ahora responsable de la nueva oficina de Seguridad Alimentana Mexicana del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Eran los años en que todavía obtenía ingresos por sus negocios inmobiliarios y gozaba de una pensión como expresidente. Recibía cerca de 200 mil pesos mensuales, entre los 100 mil de sus inmobiliarias, sus 64 mil pesos de la Presidencia de la República y 22 mil de la pensión del ISSSTE.
Cuando no en su
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