El 4 de abril de este año, mientras un ex presidente de EEUU era arrestado con discreción, Internet se volvía loco por otro hombre estadounidense con una similar afición por el bronceado artificial. Después de una gran expectación, Warner Bros. publicó los carteles de su nueva película, Barbie, la versión rosa de la muñeca neumática de la directora Greta Gerwig, que se estrenará el próximo 20 de julio. La actriz australiana Margot Robbie, con un vestido rosa de cuadro Vichy y sentada en el lóbulo superior de una B gigante, interpreta al personaje del título; debajo de ella, mirando con adoración, con un atractivo conjunto de camiseta de playa y pantalones cortos a rayas verdes y blancas, aparece el actor canadiense Ryan Gosling, como el novio de Barbie. Pero no fue la foto la que originó mil memes. Fue el eslogan: “Ella lo es todo. Él es solo Ken”.
Solo Ken. El adverbio parece casual, pero sabíamos a quién se referían y cómo lo decían: el denostado ‘mejor amigo’ de Barbie, que durante más de 60 años (con un pequeño paréntesis en el cambio de milenio, del que ya hablaremos) ha estado a su lado, ofreciéndole, si no satisfacción sexual (también hablaremos de eso), al menos apoyo moral, con bonitos conjuntos complementarios. Ken, que ha pasado por más cambios corporales que Christian Bale a mediados de la década de 2000; Ken, que, en su forma de muñeco, ha sido maltratado habitualmente con la crueldad de un personaje de una novela de Hanya Yanagihara; Ken, que ha pasado toda su existencia a la sombra de su media naranja, permanentemente de puntillas.
En la cultura popular, Ken se ha convertido en un sinónimo de masculinidad patética y abnegada, el arquetipo de un lechón sumiso, pasivo y calzonazos, que solo existe para sostener el bolso de su novia y ser ridiculizado con delicadeza (los memes que siguieron a la publicación del póster mostraban el eslogan bajo fotografías de Lady Di y el príncipe Carlos, Zendaya y Tom Holland,, el papel cinematográfico más destacado de Ken hasta la fecha, en el que intenta reivindicarse uniendo fuerzas con un malvado osito de peluche, sufre la indignidad de ser reprimido por un tubérculo: “¡Tú, nariz rosa con pañuelo! No eres un juguete, eres un accesorio. Eres un monedero con patas”, le dice Mr. Potato. Pero aunque todos podamos decir que conocemos a Ken, ¿lo conocemos?
