Cuenta una leyenda quechua que, hace algo más de quinientos años, se reunieron por última vez los Yachakuna, “los que están en el proceso de sabiduría”, encargados de regir el destino de la América Andina. Fueron los tayta yachaks (“papás sabios”) quienes, en estado contemplativo, atisbaron el oscuro futuro que se cernía sobre los pueblos andinos ante un inminente ocaso de la mítica Edad Solar. Coincidiendo con los primeros rumores del desembarco de los “hombres barbados”, llegados desde el otro lado del mar, que inicialmente fueron tomados por dioses y que luego se extenderían como una auténtica “plaga de langostas”, comenzó a precipitarse la disolución de Cultura Cósmica de los pueblos andinos. Aquel acontecimiento marcó el inicio de la Edad Oscura…
Los yachaks se vieron obligados a dispersarse, perseguidos por los “hombres barbados” que les torturaban para arrancarles la confesión de dónde se hallaban los fabulosos tesoros que habían ocultado antes en la selva. Fue así como el ancestral conocimiento del que eran depositarios amenazó con desaparecer. Solo una tradición oral, perpetuada de generación en generación, permitió que estos saberes llegaran hasta nuestros días… Pero solo hay un lugar donde el viajero puede acceder a ese legado de conocimiento atesorado por los yachaks: el cantón de Otavalo.
BUSCANDO EL VALLE DEL AMANECER
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