leva una semana loca, loquísima, de promoción por el inminente estreno en Netflix de la serie El día previo a la sesión estuvo más de doce horas seguidas contestando mil y una preguntas de periodistas, nos recuerda. Y el cansancio, claro, ya hace mella. No disimula algún que otro bostezo, no esconde que lo único que quiere hacer el fin de semana es… dormir. Begoña Vargas (Madrid, 1999) es así: un libro abierto. «Una chica normal», precisa ella. Una joven que busca vivir (y disfrutar) cualquier mínimo estímulo que percibe. No quiere perderse nada. Revisa todas las tomas que hacen los fotógrafos. Se enfrenta a las preguntas sin paracaídas y alargando las respuestas… incluso pide más («cuando estoy a gusto le doy al palique», afirma), con esa actitud de cuando,pizarra» no parecía ser lo suyo. Ahora, en cambio, busca momentos para retomar la filosofía (¡literal!), «porque me estimula la mente», para pintar («me libera un montón», afirma) y para escribir con el fin de dar rienda suelta a sus mil caras. Algunas de sus incontables facetas se perciben en Cameron, su personaje de Un papelón que confirma que el recorrido de tiene muchas etapas todavía en las que hacer . Por ejemplo, un musical («me encantaría», dice) o dirigir su propio guión («quizás dentro de diez o 20 años», matiza). Sí, es de naturaleza inquieta; aunque «no es plan de ponerme a hacer doscientas mil cosas y no acabar nada».
SIN LÍMITES
BEGOÑA VARGAS «Soy cero conformista, quiero mejorar siempre»
Dec 21, 2023
5 minutos
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