EL DOMINGO DE PASCUA DE 1722, UN BARCO CAPITANEA-DO POR EL NAVEGANTE HO-LANDÉS JACOB ROGGEVEEN TOMÓ TIERRA EN UNA ISLA DESCONOCIDA. Sus habitantes sólo tenían primitivas herramientas de piedra y armas y unas cuantas canoas, pero los marineros quedaron atónitos y aterrorizados al ver las más de mil enormes y misteriosas estatuas de piedra diseminadas por la isla.
CIVILIZACIÓN PERDIDA
En un punto solitario del océano Pacífico, a 3.700 kilómetros de la costa de Chile y a 1.700 del atolón más cercano, se encuentra la isla de Pascua que, a pesar de semejante aislamiento, albergó una civilización que fue capaz de lo mejor y de lo peor. Está formada por tres volcanes, muy próximos entre sí pero emergidos del mar en diferentes momentos de, al menos, el último millón de años: un origen volcánico que conformó un territorio de 106 kilómetros cuadrados, de una orografía más bien suave y sin esos valles profundos típicos de otros