Hay canciones malditas. Esas que te hacen rozar el cielo cuando vuelas y acariciar los infiernos una vez quemadas tus alas. Yo, cada vez que escuchaba No puedo vivir sin ti sentía que no, que no había manera.
Hay temas que son mucho más que corcheas. Se visten de emociones que vibran hasta hacernos sonreír, gritar, bailar, tararear en cuchicheos sordos, fruncir el