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El Misántropo
El Misántropo
El Misántropo
Libro electrónico84 páginas1 hora

El Misántropo

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El misántropo o El atrabiliario enamorado es un drama de Molière escrito en 1666. El autor, enfermo ya de hipocondría y abandonado por su esposa, expresa de la mano del protagonista su desagrado con el género humano y la sociedad del momento.
IdiomaEspañol
EditorialMolière
Fecha de lanzamiento21 jul 2016
ISBN9786050486582
El Misántropo
Autor

Molière

Molière was a French playwright, actor, and poet. Widely regarded as one of the greatest writers in the French language and universal literature, his extant works include comedies, farces, tragicomedies, comédie-ballets, and more.

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    El Misántropo - Molière

    Molière

    PERSONAJES

    ALCESTE, enamorado de Celimena.

    FILINTO, amigo de Alcestes.

    ORONTE, enamorado de Celimena.

    CELIMENA, enamorada de Alcestes.

    ELIANTA, prima de Celimena.

    ARSINOE, amiga de Celimena.

    ACASTO

    CLITANDRO marqueses.

    VASCO, lacayo de Celimena.

    UN GUARDIA, del Mariscalato de Francia.

    DUBOIS, lacayo de Alcestes.

    La acción es en París, en casa de Celimena.

    ACTO PRIMERO

    ESCENA PRIMERA

    Filinto, Alceste

    FILINTO

    ¿Qué es lo que pasa?

    ALCESTE (sentado)

    Dejadme, os lo ruego.

    FILINTO

    Pero, una vez más, decidme qué extravagancia...

    ALCESTE

    Dejadme aquí, os digo, y corred a ocultaros.

    FILINTO

    Pero al menos escucha uno a la gente, sin enojarse.

    ALCESTE

    Pues yo quiero enojarme y no quiero escuchar.

    FILINTO

    No alcanzo a comprender vuestros repentinos enfados, y en fin, aunque amigos, soy de los primeros...

    ALCESTE (levantándose bruscamente)

    ¿Yo, vuestro amigo? Quitáos eso de la cabeza. Notoriamente lo he sido hasta hoy; pero después de lo que acabo de ver manifestarse en vos, os declaro sin más que he dejado de serlo y que no quiero sitio alguno en corazones corrompidos.

    FILINTO

    ¿A vuestro paracer, soy, pues, muy culpable, Alceste?

    ALCESTE

    Vaya, deberíais moriros de pura vergüenza; semejante proceder es inexcusable, y cualquier hombre de honor se escandalizaría de él. Os veo abrumar a un hombre con agasajos, testimoniarle la mayor afección; con protestas, promesas y juramentos acompañáis el furor de vuestros abrazos, y cuando os pregunto luego quién es ese hombre, apenas

    podéis decirme cómo se llama; vuestro entusiasmo por él decae al separares, y a mí me lo dais como indiferente. ¡Pardiez!, es una cosa indigna, cobarde, infame, rebajarse así hasta traicionar la propia alma; y si por desgracia hubiera hecho yo otro tanto, iría a ahorcarme al instante, de remordimiento.

    FTLINTO

    Por mi parte, no veo que el caso sea de horca, y os suplicaré no tomar a mal que me conceda gracia en vuestra sentencia, y que no me ahorque por esto, si os parece.

    ALCESTE

    ¡Qué poca gracia tiene la broma!

    FILINTO

    Pero, seriamente, ¿qué queréis que se haga?

    ALCESTE

    Quiero que haya sinceridad y que, como hombres de honor, no pronunciemos palabra en la que no creamos.

    FILINTO

    Cuando un hombre viene a abrazaros lleno de gozo, es preciso pagarle en la misma moneda, responder lo mejor posible a sus manifestaciones, y devolver promesa por promesa y juramento por juramento.

    ALCESTE

    No, yo no puedo soportar este cobarde proceder que afecta la mayoría de vuestra gente a la moda; y nada odio tanto como las contorsiones de todos esos grandes artífices de protestas, esos afables donadores de frívolos abrazos, esos obsequiosos habladores de palabras inútiles, que asaltan a todos con sus amabilidades y tratan en la misma forma al hombre de mérito y al tonto. ¿Qué ventaja hay en que un hombre os agasaje, os jure' amistad, fidelidad, celo, estima, ternura, y os haga el más deslumbrante elogio de vuestra persona, si corre a hacer lo mismo con el primer pelele? No, no, no existe alma un poco bien puesta que acepte una estimación tan prostituida; y la más honrada tiene por baratos esos dones, desde que ve que se nos confunde con todo el universo: la estimación se funda en alguna preferencia, y estimar a todo el mundo es no estimar a nadie. Pues que os entregáis a esos vicios de la época, no estáis hecho, ¡pardiez!, para ser de los míos; rechazo la amplia generosidad de un corazón que no establece diferencia alguna para el

    mérito; yo quiero que se me distinga; y para decirlo claro, el amigo del género humano no es cosa que me convenga.

    FILINTO

    Pero cuando se anda en sociedad, preciso es cumplir con algunos convencionalismos que exige el uso.

    ALCESTE -

    Os digo que no; se debería castigar inexorablemente ese vergonzoso comercio de las apariencias de la amistad. Quiero que seamos hombres, y que en toda circunstancia aparezca en nuestras palabras el fondo de nuestro corazón, que sea él quien hable y que nunca se disfracen nuestros sentimientos bajo cumplidos vanos.

    FILINTO

    Hay muchas ocasiones en que la franqueza absoluta resultaría ridícula y poco al caso; y a menudo, mal que le pese a vuestro austero honor, es bueno ocultar lo que tenemos en el alma. ¿Sería adecuado y decente decir a mil personas todo lo que pensamos de ellas? Y cuando hay alguien que nos desagrada o a quien odiamos, ¿debemos declararle la cosa tal como es?

    ALCESTE

    Si.

    FILINTO

    ¿Qué? ¿Iríais a decir a la vieja Emilia que a su edad le queda mal hacerse la coqueta, y que los afeites que usa escandalizan a todos?

    ALCESTE

    Sin duda.

    FILINTO

    ¿A Dorilas que es demasiado importuno, y que no hay oídos en la corte a los que no harte relatando su bravura y el brillo de su linaje?

    ALCESTE

    Efectivamente.

    FILINTO

    Os burláis.

    ALCESTE

    No

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