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Celebración cristiana, el núcleo de la vida
Celebración cristiana, el núcleo de la vida
Celebración cristiana, el núcleo de la vida
Libro electrónico174 páginas4 horas

Celebración cristiana, el núcleo de la vida

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Información de este libro electrónico

Con motivo de los 50 años que ha cumplido la revista Misa Dominical, la colección Emaús ha querido recuperar los escritos de cuatro de sus colaboradores más significativos, dentro de la sección "Última página" de esta publicación. Los artículos de Xabier Basurko, Joaquim Gomis, Juan Martín-Velasco y Pere Tena han sido editados simultáneamente en cuatro volúmenes. La lectura correlativa de unos artículos escritos a lo largo de más de veinte años por cuatro reconocidos autores de carácter y trayectoria tan diferentes, que se complementan perfectamente, se convierte en un fresco excelente de la recepción de la liturgia del Concilio Vaticano II. Ponen de relieve, con libertad, aciertos y retos de la forma de celebrar la Eucaristía dominical en nuestras comunidades cristianas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 sept 2018
ISBN9788491651741
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    Vista previa del libro

    Celebración cristiana, el núcleo de la vida - Joaquim Gomis Sanahuja

    La colección Emaús ofrece libros de lectura

    asequible para ayudar a vivir el camino cristiano en el momento actual.

    Por eso lleva el nombre de aquella aldea hacia la que se dirigían dos discípulos desesperanzados cuando se encontraron con Jesús,

    que se puso a caminar junto a ellos,

    y les hizo entender y vivir

    la novedad de su Evangelio.

    Joaquim Gomis

    Celebración cristiana, el núcleo de la vida

    Colección Emaús 152

    Centre de Pastoral Litúrgica

    Directora de la colección Emaús: Mercè Solé

    Diseño de la cubierta: Mercè Solé

    © Edita: CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA

    Nàpols 346, 1 – 08025 Barcelona

    Tel. (+34) 933 022 235. wa 619 741 047

    cpl@cpl.es – www.cpl.es

    Primera edición digital: septiembre de 2018

    ISBN: 978-84-9165-174-1

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

    Presentación

    Encontrará el lector en estas páginas un conjunto de ochenta y cinco comentarios breves de Joaquim Gomis sobre temas relacionados con las celebraciones cristianas, con el objetivo de ayudar a que sean más cercanas a los que participan en ellas y a su vida, y que sean, también, más amables. Unos comentarios escritos con su habitual estilo ágil, lleno de intuiciones, incisivo, buen conocedor de los temas que trata, y con un lenguaje sin complicaciones ni recovecos.

    El día de su entierro, el 22 de diciembre de 2013, el obispo Pere Tena, que moriría también pocas semanas después, recordó en la homilía aquel pasaje del Apocalipsis en el que una voz potente, como una trompeta, le dice a Juan: «¡Escribe!» (Ap 1,10-11). Y comentaba que a Joaquim Gomis también una voz potente le había dicho en un determinado momento: «¡Escribe!». Y él se había puesto a la labor y no la había dejado hasta su muerte.

    Es esta, sin duda, una buena descripción del aspecto más visible de todo lo que Joaquim Gomis nos dejó: sus escritos. Pero no nos dejó solo esto. Podríamos hablar de su época de vicario de Sant Just Desvern, aún ahora recordada, y muchas otras actividades no tan visibles como los escritos. De todas ellas, la más relevante, sin duda, fue su actividad organizadora en el Centre de Pastoral Litúrgica, junto a Pere Tena, para consolidarlo como entidad, y la fundación de la revista Misa Dominical en el año 1968, para ayudar en la puesta en marcha de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II y que ahora, cincuenta años más tarde, sigue siendo un instrumento casi imprescindible en muchas parroquias.

    Joaquim Gomis nació en Barcelona en el año 1931. Entró en el seminario y fue ordenado sacerdote en 1957. Fue vicario de Sant Just Desvern y luego fue a estudiar a Salamanca y a Roma, donde pudo vivir el entusiasmo de los inicios del Concilio Vaticano II. De vuelta a Barcelona, concentró su actividad en el Centre de Pastoral Litúrgica, al tiempo que colaboraba en la revista El Ciervo y luego también en Foc Nou, i se convertía en uno de los cronistas de la actualidad religiosa más valorados. En 1992 se casó con Montserrat Obiols y siguió activo en los mismos campos en los que había actuado hasta entonces, hasta su muerte el 21 de diciembre de 2013.

    Este libro es uno de los muchos frutos de su obediencia a la «voz potente» que le encargó la misión de escribir. Contiene los artículos que publicó, desde 1991 hasta 2010, en la sección «Última página» de Misa Dominical, una sección en la que se alternan distintos autores comentando temas y aspectos básicamente relacionados con la pastoral litúrgica. Entre los demás autores que escriben o han escrito en esta sección, cabe señalar especialmente a Pere Tena, Juan Martín Velasco y Xabier Basurko, cuyos artículos han sido recogidos también en forma de libro en esta misma colección. En este, además, hemos añadido al final los siete artículos que escribió para la primera página de Misa Dominical, cuando en 2010 sustituyó la colaboración en la «Última página» por la de la primera, que tiene un carácter más semejante a un editorial. Por cierto que el último de ellos, dedicado significativamente al papa Francisco, se publicó ya después de su muerte. La publicación de estos cuatro libros ha sido una de las formas de celebrar los cincuenta años de Misa Dominical, y de difundir más ampliamente el pensamiento que en materia litúrgica nos han ofrecido estos autores, un pensamiento que ayuda a mirar hacia el futuro en un aspecto tan relevante de la vida cristiana como es la celebración de la fe.

    Para ayudar al lector o lectora a situar mejor estos comentarios, habrá que recordar que Misa Dominical es una publicación dirigida sobre todo a los sacerdotes, de modo que una parte de los comentarios que aquí publicamos está escrita pensando en primer lugar en ellos. Por ejemplo, cuando se tratan distintos aspectos sobre la homilía. Pero ello no quita que puedan ser igualmente interesantes y útiles para cualquier laico o laica: detrás de cualquier reflexión sobre la misión eclesial, aunque sea específicamente la de un sector concreto de la Iglesia, se transmite siempre una forma de entender la fe, la celebración y la vida cristiana que afecta a todos los miembros de la comunidad.

    Y todo ello, como resumía a veces el propio Joaquim Gomis, para acercarnos más a Dios, para ayudarnos a seguir adelante, para darnos esperanza, y para animarnos a vivir, cada uno en su lugar, comprometidos con nuestros hermanos y hermanas, y con nuestro mundo.

    Josep Lligadas

    ¿Consumismo?

    Ya en las últimas jornadas de las fiestas navideñas, en una reunión familiar, surge en la conversación una queja. Surge de diversas bocas –de diversos corazones– fruto de experiencias también distintas. El quejoso interrogante es: ¿por qué en algunas homilías, durante estas fiestas, se nos ha reñido acusándonos de consumismo?

    Las celebraciones navideñas han quedado ya atrás, pero es posible que no sea ocioso anotar algunas de las opiniones que surgieron en aquella conversación familiar. Por ejemplo:

    cuando la homilía adquiere como tono dominante el de la reprensión –se riñe a la sociedad en abstracto, pero los que allí estamos somos la sociedad en concreto, y por esto nos sentimos reñidos– el oyente no saca ningún fruto. La homilía debe ayudar, no abrumar;

    (desde una boca/corazón joven) te sientes como un niño reñido por el maestro o la señorita; tienes ganas de levantarte e irte, porque te da la sensación de que el sacerdote se aprovecha de tu obligado silencio para desahogar algún mal humor;

    (desde el intelectual de la familia) el consumismo es un mal estructural de nuestra sociedad, fruto inevitable de que esté económicamente basada en la ley del mercado; criticar al individuo por consumista sin poner en crisis esta ley económica es culpabilizar inútilmente;

    (voz femenina) bastante dura es la vida de cada día para que no se comprendan estas pequeñas compensaciones de comprarte esto o aquello; si uno se pasa –y a veces nos pasamos– es mucho más eficaz, como advertencia, ir al cajero automático para comprobar el saldo que el sermón del cura;

    (del miembro de mayor edad) me dolió pensar que, en aquella iglesia, había gente que vive muy sencillamente –gente mayor, por ejemplo– y que, probablemente en estos días, algún pequeño gasto «consumista» habrán hecho; me pareció injusto que el sacerdote, en su despiste generalizador, les criticara su inocente y sano consumismo.

    Sin embargo, también se aportó la experiencia de otras homilías positivas (por ejemplo, en el domingo último antes de Navidad: «Probablemente estemos llegando algo distraídos –entre tantos afanes– a la Navidad. Pero no nos preocupemos: más importante y más fuerte es el don de Dios que viene a nosotros…»).

    Y todos los reunidos estuvieron de acuerdo: aprovecha mejor cuando se habla más del bien de Dios que de nuestro mal.

    (1991, número 5)

    Homilía y «nueva cultura»

    Cuando en la tarde del pasado 6 de marzo el arzobispo de Barcelona, Ricard M. Carles, visitó el CPL –en una visita llena de cordialidad–, después de la información que se le presentó sobre las actividades y las publicaciones del Centre, la conversación con los miembros del CPL se centró, especialmente, en la problemática de la homilía. Fue Joan Llopis quien suscitó la cuestión, y ya él insistió en algo que luego el arzobispo de Barcelona subrayó: es importante –evidentemente– el contenido de la homilía, su fidelidad a la Palabra de Dios proclamada, también la actitud espiritual del predicador y su conocimiento de los asistentes, el respetar el justo lugar –y tiempo– de la homilía en el interior de la celebración, pero todo ello no debe hacernos olvidar lo indispensable que es saber decir la homilía, saber comunicar. Lo que se ha llamado el «arte de la homilía».

    Precisamente en la reciente encíclica de Juan Pablo II Redemptoris missio –una encíclica a mi parecer especialmente importante, sobre todo en sus primeros capítulos–, al hablar en su número 37 de la gran importancia de los medios de comunicación para la evangelización, el Papa señala agudamente que no basta con «utilizar» estos medios, sino que el reto es saber «integrar el mensaje en esta nueva cultura creada por la comunicación moderna». «Esta cultura nace –añade– aún antes que de los contenidos, del hecho mismo de que existen nuevos modos de comunicar con nuevos lenguajes, nuevas técnicas, nuevos comportamientos psicológicos».

    Diría que la homilía, aunque tenga sus características propias, no puede abstraerse de la realidad de esta «nueva cultura». Porque es dicha ante y para quienes están sumergidos en esta cultura creada por la comunicación moderna. Pienso que la in-significancia de bastantes homilías está causada porque son dichas en un lenguaje propio de una cultura anterior, causada porque no tienen en cuenta los «nuevos comportamientos psicológicos» de los que habla Juan Pablo II.

    Hoy una homilía no debe ser impositiva sino expositiva. Con una exposición no tanto lógica o de principios

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