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Los empresarios y ETA: Una historia no contada
Los empresarios y ETA: Una historia no contada
Los empresarios y ETA: Una historia no contada
Libro electrónico232 páginas3 horas

Los empresarios y ETA: Una historia no contada

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Información de este libro electrónico

Once autores, once relatos y un prólogo del lehendakari Iñigo Urkullu presentan un relato poliédrico de una realidad compleja y que, vista con una perspectiva de unos pocos años, aporta matices que nos hacen ver con más claridad el sufrimiento vivido. Los relatos repasan diferentes cuestiones, tales como el contexto socio económico del momento, las consecuencias sobre nuestra economía y el daño económico que causaron.
Todo ello, sin dejar de lado el tremendo impacto sobre las personas y familias, que se vieron golpeadas por esa violencia que cambió, de una u otra manera, sus vidas para siempre. Personas que se fueron de Euskadi y nunca más volvieron, huyendo de la presión, de la amenaza, del miedo y de la soledad que sintieron en muchos momentos.
Petronor, coincidiendo con el 50 aniversario de su constitución, ha querido impulsar la edición de esta obra para ayudar a entender lo vivido durante más de 50 años y sus consecuencias en nuestra sociedad actual, y como reconocimiento al mundo empresarial, comprometido y valiente, que ha forjado con esfuerzo y sacrificio el bienestar del que ahora disfrutamos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 nov 2020
ISBN9788415042822
Los empresarios y ETA: Una historia no contada

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    Los empresarios y ETA - Juan José Álvarez

    portada_Empresarios_y_ETA.jpg

    Los empresarios y ETA

    Una historia no contada

    Juan José Álvarez
    Manu Alvarez
    Joseba Arruti
    Galo Bilbao
    Eva Domaika
    María Teresa Franco
    Víctor Goñi
    Ignacio Marco-Gardoqui
    Izaskun Sáez de la Fuente
    Alberto Surio
    Roberto Urkitza

    Tras una reflexión de los autores del libro y la consulta a varias familias de las víctimas, se ha decidido que el libro no recoja imágenes de los asesinatos cometidos por ETA para evitar causar más dolor a los familiares de las personas asesinadas.

    Las fotografías que acompañan los textos pertenecen a los archivos de la Agencia EFE, Deia, El Correo, El Diario Vasco y Noticias de Navarra, a los que queremos trasladar nuestro agradecimiento.

    © de la edición:

    Petronor, 2020

    San Martín 5-Edificio Muñatones,

    48550 Muskiz (Bizkaia)

    y

    Editorial Nerea, 2020

    www.nerea.net

    © de los textos: los autores, 2020

    © de las ilustraciones: los autores

    Diseño, maquetación y fotomecánica: Eurosíntesis

    Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse o transmitirse de ninguna forma o por ningún medio, sea electrónico, mecánico, reprográfico, fotoquímico, óptico, de grabación o cualquier otra forma de almacenamiento de información o sistema de recuperación, sin el permiso previo y por escrito del editor.

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org; 91 702 19 70 / 93 272 04 47) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN: 978-84-15042-82-2

    Índice

    Presentación

    Iñigo Urkullu, Lehendakari

    Somos lo que somos gracias a los empresarios

    Emiliano López Atxurra, Presidente de Petronor

    Contexto histórico y referencias económicas

    María Teresa Franco

    Los empresarios vascos y ETA: perspectiva político-filosófica

    Juan José Álvarez

    El impacto económico y social del terrorismo

    Ignacio Marco-Gardoqui

    Empresariado y extorsión: las víctimas invisibles

    Izaskun Sáez de la Fuente; Galo Bilbao

    Un freno a la inversión extranjera. Y en eso llegó Daewoo

    Manu Alvarez

    Álava: GR, el sendero de la extorsión

    Eva Domaika

    Bizkaia: la soledad de los héroes

    Roberto Urkitza

    Gipuzkoa: manual de supervivencia

    Alberto Surio

    Navarra: resistencia a prueba de bombas

    Víctor Goñi

    ETA juega con blancas

    Eva Domaika

    Solo ida

    Joseba Arruti

    Presentación

    Iñigo Urkullu, Lehendakari

    Este libro es una pieza necesaria en la construcción de una memoria crítica de lo padecido en nuestro país como consecuencia del terrorismo y la violencia. Mirando al pasado recordamos lo que no debe volver a ocurrir y, desde ese punto de vista, pensamos principalmente en las víctimas. En esta publicación, este reconocimiento se dirige, en particular, a las víctimas que ETA provocó, mediante el chantaje y la extorsión, entre empresarios y directivos de empresas.

    Debemos recordar que, durante décadas, ETA asesinó, hirió, amenazó, extorsionó, secuestró, acosó… Y lo hizo contra distintos colectivos. Uno de ellos fue el vinculado al ámbito directivo-empresarial. No hablamos de una entelequia, sino de historias reales de sufrimiento profundo y prolongado que afectó a personas de carne y hueso y a sus familias. Este recordatorio es solamente el reflejo de un hecho objetivo que no tiene valor suficiente si no va a acompañado de una valoración crítica de lo que todo esto supuso.

    Nunca nadie debió ser asesinado, herido, secuestrado, extorsionado ni acosado. No hay justificación. Fue radicalmente injusto. Se trata de crímenes que se ampararon en una estructura ideológica perversa que consideró que matar, atacar o extorsionar a un semejante era un medio legítimo para obtener fines políticos.

    El terrorismo, la violencia y las vulneraciones de derechos humanos fueron posibles porque grupos y personas consideraron que la defensa de una convicción tenía más valor que la dignidad humana. En el futuro, nunca más, ni una causa política o razón partidaria, ni otra certeza alguna deben situarse, como si fueran un valor absoluto, por encima del valor de los derechos humanos, la persona y la vida.

    Sus autores, y quienes consideraron que todo ello era lícito, tienen una deuda política: reconocer la injusticia provocada. El mal causado se extiende a toda la sociedad, pero se concentra en el sufrimiento inmenso, radical e irreversible causado a las víctimas y a sus familias. En el caso concreto en que se centra este libro, estamos recordando el daño injusto que padecieron los empresarios y directivos que fueron objeto de lo que, eufemísticamente, fue denominado impuesto revolucionario. Daño injusto que también padecieron directamente sus familias.

    El sufrimiento que provocaron aquellas cartas con el sello de ETA que, a lo largo de los años, recibieron varios miles de empresarios y directivos fue específico y especialmente cruel e inhumano. La temida misiva extorsionaba y chantajeaba a su destinatario y a su familia. No solo eso, la lectura de aquella carta dejaba abierta y sin fecha de caducidad una amenaza de muerte indefinida. Una amenaza «sine die» y una amenaza seria que podía llegar a materializarse porque en algunos casos terminó con atentado, secuestro o asesinato.

    A partir de ese momento, la vida de esa persona y de su familia cambiaba por completo. La injusticia y el sufrimiento del empresario o directivo amenazado no encontraba descanso. El temor por la propia vida y la angustia por la de los allegados era permanente. El sentimiento de peligro extremo estaba presente todos los minutos y todas las horas de todos los días del año. Y en algunos casos, durante años.

    Solemnemente, en nombre del Gobierno Vasco y representando institucionalmente al conjunto de la sociedad vasca, me dirijo como Lehendakari a todas las víctimas de la extorsión y a todos los empresarios y directivos que fueron víctimas de ETA. Deben saber que nada tuvo nunca un valor mayor que el derecho a la vida de cada una de las víctimas. Deben saber que nada justifica la extorsión, la amenaza ni la vulneración de los derechos humanos que padecieron.

    Deben saber que los únicos responsables de estos hechos y de sus consecuencias son sus autores y quienes les impulsaron a ello y lo justificaron. Deben saber que la sociedad vasca conoce y reconoce el sufrimiento injusto que padecieron los empresarios, los directivos y sus familias, y que conoce y reconoce el esfuerzo realizado y su compromiso con este país. Reciban el reconocimiento más sincero, sentido y afectuoso de esta sociedad y de sus instituciones.

    Recordamos para hacer este ejercicio de memoria crítica del pasado. Recordamos también para hacer un reconocimiento a sus víctimas que, hasta el momento, no ha sido suficientemente expresado. Y este ejercicio no solo mira al pasado, tiene una importante proyección de presente y de futuro. Al hacer memoria debemos actualizar también aquello que merece ser rememorado y promovido porque supuso un valor positivo y decisivo para la convivencia.

    Es necesario recordar que los empresarios vascos y sus familias hicieron un esfuerzo inmenso de resistencia y arraigo. Un esfuerzo por seguir apostando por este país, y por seguir generando empleo y riqueza para esta sociedad. No puede dejar de reconocerse la resistencia democrática del empresariado vasco en un contexto de violencia, división, amenaza y enfrentamiento que, desde el punto de vista personal, familiar y vital fue absolutamente adverso para el compromiso empresarial.

    Debe reconocerse el valor de lo positivo. A pesar de todas las adversidades presentes, la vertebración económica, industrial e institucional de la sociedad vasca era fundamental. Continuar comprometidos con el proyecto de cada empresa y con la defensa de sus puestos de trabajo fue un factor decisivo para el presente y el futuro de este país. Fue determinante para preservar la cohesión social, para que el proyecto de Euskadi fuese viable y sostenible, y para que la violencia fuese percibida cada día más como un anacronismo insostenible.

    Si de aquellos años algo ha de recordarse y promoverse como un valor positivo, sin duda, deberíamos destacar por su ejemplaridad la resiliencia, el pundonor y el apego a esta tierra que mostró el empresariado vasco. La capacidad de contribuir, a pesar de todo, a la construcción de un país y una sociedad viables.

    Hemos hablado del pasado. Hemos recordado para hacer memoria crítica y hemos recordado para hacer un reconocimiento necesario. Debemos mirar también al presente y al futuro. ETA se ha acabado. No ha de tener ni presente ni futuro en nuestra sociedad si no es para el compromiso de no repetición. Tiene una enorme deuda con el pasado. Se ha acabado porque frente a la sinrazón de la violencia ha triunfado la razón de los principios éticos y de los valores democráticos. Ha triunfado la perseverancia y la firmeza en la defensa de esos principios y valores. En esa tarea compartida por muchos sectores, los empresarios y las empresas han jugado un papel muy destacado.

    Hemos luchado contra la violencia y por la paz por algo y para algo. Nos ha unido el amor y el apego a esta tierra, a nuestro pueblo. Queríamos la paz para convivir. Ahora la tarea es construir una sociedad cohesionada que es respetuosa con su pluralidad y que es capaz de convivir de forma integrada e integradora. Sin dejar de mirar lo pasado porque no se debe repetir. Miramos al futuro para construir y consolidar una convivencia sana. Estamos convocados a esa nueva tarea que mire a los nuevos retos de la convivencia.

    Mis últimas palabras son gracias y esperanza. Gracias al empresariado vasco por su esfuerzo y contribución en esta etapa tan dura y difícil. Esperanza, porque ese es el sentimiento que suscita la mirada al presente y al futuro de nuestra sociedad. Esperanza en el encuentro social, en la convivencia.

    Somos lo que somos gracias a los empresarios

    Emiliano López Atxurra, Presidente de Petronor

    Luchar contra la banalidad del mal es lo que hace avanzar a las sociedades. Este libro es una gota de agua en el océano de la memoria de las consecuencias humanas del terrorismo que azotó este país a lo largo de más de cuarenta años. Pone el acento en el mundo empresarial y en su capacidad para sobreponerse a la mafia terrorista, para seguir apostando y, en consecuencia, seguir invirtiendo en el desarrollo tecno-industrial de nuestro país.

    Me vienen a la memoria muchos que dieron su vida y, a modo de ejemplo, pongo el acento en Aingeru Berazadi, porque la memoria es corta y la frivolidad del mal nos empuja a olvidarnos de nuestras culpas como sociedad. También recuerdo a tantos otros que fueron asesinados en un entorno social envenenado, donde la suma del terrorismo y la animadversión a la figura del empresario, en una situación de crisis industrial estructural, generaba una niebla oscura y espesa que contaminaba la mentalidad social.

    Es el momento de reivindicar el término «empresario» y su figura, porque es la manera de homenajear a tantos jóvenes empresarios que salieron de las escuelas de Armería, de Peritos y de tantas otras... que constituyeron empresas desde la ilusión y el trabajo duro y que, por eso mismo, desde la dignidad de haber construido sus empresas desde la base, fueron capaces de afrontar un ambiente tóxico —y el riesgo de la amenaza y la muerte— por decir «no» al terrorismo mafioso.

    Este proyecto que ahora adquiere forma de libro tiene como misión conocer y reconocer el sacrificio de muchas personas de carne y hueso, que fueron capaces de seguir trabajando y creando riqueza porque no solo tenían ilusión y hambre de futuro, sino que eran personas comprometidas con el futuro de todos nosotros. Ellos hicieron país sin demagogias y discursos vacíos. Hicieron país de la única manera que se puede hacer: trabajando con rigor y estando dispuestos a mantener la llama del trabajo constante y bien hecho en un mercado abierto y altamente competitivo. A ellos les debemos ser una sociedad sólida asentada en el desarrollo tecno-industrial y en niveles de bienestar inimaginables hace cincuenta años. Reconocer el pasado es la única manera de sobrevivir en el futuro.

    Y en este recuerdo quiero traer a un primer plano al sostén principal que tuvieron los empresarios en aquel mundo tóxico: sus familias. Este libro es un reconocimiento hacia sus miembros. A tantas María Ángeles, a tantos Andoitz... que, a pesar del sufrimiento, supieron mantener la esperanza en nuestro país y siguieron desde el dolor y la pena mirando hacia adelante y manteniendo el faro del recuerdo con dignidad. Que hicieron posible, en la soledad de la familia, coger las fuerzas necesarias para seguir trabajando y creando riqueza a pesar de la angustia diaria.

    Este libro es un sencillo reconocimiento de memoria para que las generaciones futuras sepan que solo desde la dignidad y la lucha diaria se enfrenta uno a las dificultades. Es también un homenaje a todas las personas que, a pesar de los obstáculos, han hecho posible un país como el nuestro, con estándares de bienestar y desarrollo impensables hace apenas dos generaciones. Somos lo que somos gracias a ellos.

    Contexto histórico y referencias económicas

    María Teresa Franco

    (Bilbao, 1961) es periodista con amplia experiencia en información económica, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional como redactora en la delegación del diario Expansión en Bilbao. Ha colaborado igualmente con Editorial Prensa Ibérica, así como con diferentes empresas para la elaboración de memorias y reportajes.

    La historia del País Vasco cambió para siempre en junio de 1968, a raíz del asesinato a manos de ETA del guardia civil José Antonio Pardines, el primero reivindicado por la banda. Este crimen fue el comienzo de una atmósfera de violencia terrorista que ha marcado la vida de millones de ciudadanos, provocando daños en cerca de 3.600 atentados, con más de 850 víctimas mortales y miles de heridos. Las discrepancias en la adjudicación de algunos delitos impiden la unanimidad en el recuento de las víctimas de ETA y sus grupos afines, por lo que los datos fluctúan desde los 955 asesinatos contabilizados por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, a las 845 muertes incluidas en el Informe Foronda de la Universidad del País Vasco, o las 837 registradas por el Gobierno Vasco. Los números oficiales del Ministerio del Interior elevan los crímenes en España a 853 (854 si se suma el último asesinato de la banda, cometido en suelo francés en 2010), con 6.389 heridos en atentado y decenas de miles de personas amenazadas y exiliadas.

    Desde su nacimiento en 1959, hasta que en octubre de 2011 anunció en un comunicado el cese definitivo de su actividad y el desmantelamiento del «conjunto de sus estructuras», las variaciones estratégicas de la organización terrorista se han visto reflejadas en el número y características de las víctimas. ETA intensificó sus acciones con la llegada de la democracia. Los años previos a la muerte de Franco (1968-1975) concentran cerca del 5 % de los muertos, mientras que la mayor parte de la actividad de la banda, con más del 90 % de los asesinatos, se produce en la fase final de la Transición, con una etapa especialmente mortífera entre 1978 y 1980 que coincide con acontecimientos claves del periodo (referéndum para aprobar la Constitución española en 1978, Estatuto de Autonomía del País Vasco en 1979 y primeras elecciones autonómicas del País Vasco en 1980). El 70 % de las víctimas mortales se concentraron en el País Vasco y Navarra, seguidas a distancia por Madrid, con un 16 %.

    Hasta casi 1995, los muertos son principalmente personas vinculadas a las fuerzas de seguridad o al ejército, objetivos a los que se suma un tercer grupo de civiles acusados por la banda de ser enemigos del pueblo vasco. En este escenario, el sector empresarial fue siempre objetivo preferente como fuente financiera para mantener la actividad terrorista. A partir de mediados de los noventa se advierte

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