Información de este libro electrónico
Robert E. Howard
Robert E. Howard (1906–1936) was an American author of pulp fiction, who made a name for himself by publishing numerous short stories in pulp magazines. Known as the “Father of Sword and Sorcery,” Howard helped create this subgenre of fiction. He is best known for his character Conan the Barbarian, who has inspired numerous film and television adaptations. Howard committed suicide at the age of thirty.
Relacionado con Cuentos
Libros electrónicos relacionados
Conan el vengador Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoemas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl castigo sin venganza Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConan el cimerio - El fénix en la espada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl asirio Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Kull de Valusia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConan Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Conan de las islas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGusanos de la tierra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConan el cimmerio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJormungand Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Solomon Kane Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTifón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos mejores cuentos del Necronomicón: Selección de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConan el usurpador Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Horla Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los Absolutos. El secreto: El secreto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas preciosas ridículas de Molière (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Guerra Civil Zombi 2 (13 Zombis) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos mejores cuentos de Julio Verne: Selección de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos heráclidas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRed Sonja Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDerroteros y viages à la Ciudad Encantada, ó de los Césares. Que se creia existiese en la Cordillera, al sud de Valdivia. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa leyenda de la pirámide invertida Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El pagano Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Laberinto de fortuna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl príncipe constante Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Limpio no te vas: Los relatos breves no le gustan a papá Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBifrost Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFuenteovejuna Calificación: 2 de 5 estrellas2/5
Clásicos para usted
El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Arte de la Guerra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los 120 días de Sodoma Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Orgullo y Prejuicio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El lobo estepario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La ciudad de Dios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Hombre Mediocre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La montaña mágica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos completos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Introducción al psicoanálisis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La interpretación de los sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Lazarillo de Tormes: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los tres mosqueteros: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Noches blancas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Cuentos
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Cuentos - Robert E. Howard
CALAVERAS
EL FÉNIX EN LA ESPADA
Después de tomar por asalto la capital y asesinar al rey Numedides a los pies del trono —del que se adueñó a continuación—, Conan, que tiene y a más de cuarenta años, es el rey de la nación más grande de Hiboria. Su vida de rey, sin embargo, no es un lecho de rosas. Aún no ha pasado un año y el juglar Rinaldo entona ya insolentes baladas alabando al «mártir» Numedides. El conde de Thune, Ascalante, ha reunido a un grupo de conspiradores para derrocar al bárbaro. Conan comprueba que la gente tiene mala memoria, y que él también sufre el desasosiego que conlleva la corona.
Capítulo 1
Por encima de los sombríos chapiteles y de las relucientes torres se extendía la oscuridad y el silencio previo al amanecer.
En una oscura callejuela, en un complicado laberinto de tortuosos caminos, cuatro figuras enmascaradas salieron apresuradamente por una puerta que ha abierto furtivamente una mano morena.
Salieron a toda prisa a la noche cubiertos con sus capas y desapareciendo con sigilo como si hubieran sido fantasmas. Detrás de ellos, un rostro de expresión burlona se dejaba ver en la puerta entreabierta, y unos ojos diabólicos brillaban con malevolencia en la oscuridad.
—Entrad en la noche, criaturas de la oscuridad —dijo una voz burlona—. Oh, estúpidos, la muerte os persigue como un perro ciego, y ni siquiera lo sospecháis.
El que había pronunciado aquellas palabras cerró la puerta con cerrojo, y luego se dirigió hacia el pasillo, llevando una vela en la mano. Era un gigante sombrío; su piel oscura revelaba su origen estigio. Entró en una habitación interior, donde un hombre alto y enjuto, vestido con un traje de terciopelo, se arrellanaba como un gato enorme y holgazán en un sofá de seda, y bebía vino de una enorme copa de oro.
—Bien, Ascalante —dijo el estigio, al tiempo que dejaba en su sitio la vela—, tus rufianes han salido sigilosamente a la calle como ratas de sus ratoneras. Te vales de extrañas herramientas.
—¿Herramientas? —repuso Ascalante—. ¿Cómo? Eso es lo que ellos me consideran a mí. Durante meses, desde que los cuatro conspiradores me hicieron venir del desierto del sur, he vivido entre mis enemigos, ocultándome durante el día en esta oscura casa y acechando en siniestros pasadizos cada noche. Y he conseguido lo que los nobles rebeldes no pudieron lograr. A través de ellos y de otros agentes que jamás me han visto, he llenado el imperio de malestar y de sedición. En suma, trabajando en la sombra he preparado el terreno para la caída del rey que reina en la luz. Por Mitra, fui estadista antes de ser un proscrito.
—¿Y esos embaucadores que se creen tus maestros?
—Seguirán creyendo que les obedezco hasta que logremos nuestro objetivo. ¿Quiénes son ellos para igualar el talento de Ascalante?
Volmana, el conde enano de Karaban. Gromel, el caudillo gigante de la Legión Negra. Dion, el obeso barón de Attlus. Rinaldo, el atolondrado juglar. Yo soy la fuerza que ha amalgamado el acero de cada uno de ellos, y les aplastaré cuando llegue el momento. Pero eso forma parte del futuro, y el rey, en cambio, morirá esta misma noche.
—Hace algunos días vi salir de la ciudad a los escuadrones imperiales —dijo el estigio.
—Cabalgaban hacia la frontera invadida por los pictos, que se han vuelto locos con el fuerte licor que les he dado. La enorme riqueza de Dion lo hizo posible. Y Volmana hizo posible que dispusiéramos del resto de las tropas imperiales que quedan en la ciudad. Por medio de sus nobles parientes de Nemedia, fue fácil convencer al rey Numa para que requiera la presencia del conde Trocero de Poitain, mariscal de Aquilonia. Y, debido a su rango, además de su propio ejército le acompañará una escolta imperial, y, Próspero, el hombre de confianza del rey Conan. Sólo queda la guardia personal del rey en la ciudad... además de la Legión Negra. A través de Gromel he corrompido a un oficial derrochador de esa guardia y le he sobornado para que aleje a sus hombres de la puerta del rey a medianoche.
»Entonces, con dieciséis granujas sanguinarios a mis órdenes, nos introduciremos en el palacio por un túnel secreto. Cuando hayamos conseguido nuestro objetivo, aunque el pueblo no se alce para aclamarnos, la Legión Negra de Gromel será suficiente para controlar la ciudad y la corona.
—¿Y Dion cree que le vais a dar la corona a él?
—Sí. El muy estúpido la reclama por unas gotas de sangre real que corren por sus venas. Conan comete un grave error al dejar vivos a
hombres que presumen de descender de la antigua dinastía a la que él arrebató la corona de Aquilonia.
»Volmana desea volver a gozar de la protección de la corona como en el antiguo régimen, para poder devolver a su arruinada hacienda su antiguo esplendor. Gromel odia a Palantides, el capitán de los Dragones Negros, y ansia el mando de todo el ejército con la tenacidad de un bosonio. De todos ellos, el único que no tiene ambiciones personales es Rinaldo. Considera a Conan un bárbaro asesino y tosco que vino del norte para saquear una tierra civilizada. Idealiza al rey que Conan asesinó para conseguir la corona, recordando únicamente que aquél protegía de vez en cuando las artes, olvidando las vilezas de su reinado, y haciendo que la gente también olvide. Ya entonan públicamente el Lamento por el rey en el que Rinaldo alaba al infame difunto y describe a Conan como un salvaje de negro corazón procedente del abismo
. Conan no hace caso, pero la gente le maldice.
—¿Por qué odia a Conan?
—Los poetas siempre odian a los que ostentan el poder. Para ellos la perfección está siempre del otro lado de la última revuelta, o más allá de la siguiente. Huyen del presente con sueños acerca del pasado y del futuro. Rinaldo es una llama de idealismo que él cree que se