Proteccion De La Vida E Igualdad Prenatal Del Hombre En La Republica Argentina
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Este es un libro que trata acerca de los derechos del nio an no nacido pero bajo una ptica particular, la del derecho a la igualdad. Seala el paso adelante que deben dar todos los que se esfuerzan por la proteccin del nio an no nacido para poder tener xito en sus cometidos: la lucha por la conquista de la igualdad jurdica respecto a los dems seres humanos. Comienza con un anlisis de la condicin de ser humano del mismo, y su igualdad con respecto a los dems hombres. Contina el libro con el anlisis de la situacin jurdico del nio an no nacido en el ordenamiento jurdico argentino, siguiendo las reglas de interpretacin que ensea la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin Argentina. Tambin efecta el libro un anlisis de la situacin de estos nios frente a los tratados internacionales de derechos humanos suscritos por la Repblica Argentina, y de jerarqua constitucional en la misma, a la luz de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y siguiendo sus lineamientos de interpretacin. El libro concluye con el abordaje de dos temas jurdicos mdicos, como lo son el de la fecundacin in Vitro y el de los anticonceptivos hormonales.
RUY BARRACO MÁRMOL
Ruy Barraco Mármol es abogado. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Monserrat, colegio humanista tricentenario, dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba, y obtuvo tu título de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales; todo esto en la República Argentina.
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Proteccion De La Vida E Igualdad Prenatal Del Hombre En La Republica Argentina - RUY BARRACO MÁRMOL
Protección de la Vida e Igualdad
Prenatal del Hombre en la
República Argentina
Hacia la conquista de la debida protección del niño aún no nacido y eliminación de todas las formas de discriminación del mismo del ordenamiento jurídico argentino
Ruy Barraco Mármol
Copyright © 2010 by Ruy Barraco Mármol.
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70053
Contents
Agradecimientos
1
2
3
4
Bibliografía
Endnotes
Agradecimientos
A mi esposa Gabriela Bursa Davies, a mis hijos Eliseo y Constantino Barraco Mármol, a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, a los señores Juan Manuel Díaz Alvarado, María Fátima Aliaga Garzón, Lucas Roque, Enrique Martínez Núñez, Carlos María Caballero Pedernera, Miguel José Aliaga Garzón, todos fundadores de la Asociación Civil S.O.S. Vida e Igualdad Prenatal, conjuntamente con mi esposa, a los Sres. José Luis Álvarez, Fernando José Ferrer, Juan Antonio Gonzalez Leahy y Miguel Ángel Rey Nores, del estudio jurídico Alvarez, Ferrer, Gonzalez Leahy & Rey Nores
, al Dr. Aurelio García Elorrio, a las Bibliotecas de la Legislatura de la Provincia de Córdoba, del Congreso de la Nación, de la Universidad Nacional de Córdoba, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba, de Tribunales Federales de la Provincia de Córdoba, del Colegio de Abogados de la Provincia de Córdoba, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, a la Biblioteca Córdoba, a la Biblioteca Santo Domingo, a la Biblioteca del Seminario Mayor de la Ciudad de Córdoba.
1
PREÁMBULO
EN VIRTUD DE QUE:
. De conformidad con los principios proclamados en la Carta de las Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la paz en el mundo se basan en el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.
. Los niños aún no nacidos desde el comienzo de su existencia, desde su concepción intra o extracorpórea, son miembros de la familia humana.
. Como establece el principio y derecho a la igualdad, receptado en la Convención sobre los Derechos del Niño, entre otras Declaraciones Internacionales y Tratados Internacionales de Derechos Humanos, todos los niños tienen derecho a gozar de los derechos humanos, sin distinción alguna, independientemente de los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales.
. A nivel internacional se ha reconocido la existencia de un principio universal de protección especial a la niñez en razón de encontrarse en una posición de desventaja y mayor vulnerabilidad frente a otros sectores de la población y por enfrentar necesidades específicas.
. Tal como se indica en la Declaración de los Derechos del Niño y en la Convención sobre los Derechos del Niño, el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento.
. A pesar de ello, los niños aún no nacidos están siendo víctimas de una matanza espantosa, abandonados, lesionados, vendidos, privados de su derecho a la identidad, sujetos pasivos de incumplimientos por parte de sus familiares respecto a sus deberes de patria potestad, discriminados injustamente y desprotegidos, hasta por gobiernos, mediante actos de administración, leyes y fallos judiciales; entre otros males. No les basta ser humanos para ser respetados, amados y para que se les reconozca la igualdad.
. No es de extrañar tal coyuntura si se considera que se necesitaron milenios para que el derecho a la igualdad fuera receptado y reconocido en la mayoría de los ordenamientos jurídicos respecto de todos los seres humanos nacidos. Recuérdese que la esclavitud era muy extendida hasta el siglo XIX y la conquista efectiva de la igualdad de la mujer en el mundo civilizado es reciente, por citar ejemplos.
. Es necesario que todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo se ocupen de que se revierta esa situación.
. El Estado Argentino es uno de los más adelantados en la protección jurídica de los niños aún no nacidos y en el respeto de su derecho a la igualdad, pues, a pesar de que algunas de sus normas infraconstitucionales discriminan indebidamente a los mismos, la Constitución Argentina les reconoce, desde su concepción, su carácter de sujetos de derechos, seres humanos, hombres y personas, y su derecho a la igualdad.—
RESULTA un honor y una responsabilidad para mi trabajar en la conquista de la debida protección del niño aún no nacido y eliminación de todas las formas de discriminación del mismo del ordenamiento jurídico argentino.
Persiguiendo la meta señalada, que consolidaría a la Argentina en una posición de vanguardia mundial en el campo de la protección de los derechos humanos, en la presente obra se realizará un análisis de la situación jurídica de estas personas en la misma.
Aunque previamente resulta conveniente efectuar un repaso de ciertos conocimientos de biología, reproducción y embriología, relacionados con el comienzo de la existencia del ser humano, y la refutación de ciertas teorías filosóficas que niegan el comienzo de nuestra existencia desde la concepción.
2
BIOLOGÍA—REPRODUCCIÓN, EMBRIOLOGÍA Y EL COMIENZO DE LA EXISTENCIA DEL SER HUMANO
Una característica que distingue a los seres vivos de los inertes es su capacidad de reproducirse. Por medio de la reproducción los seres vivos originan nuevos individuos de su misma especie. Esta puede ser asexual o sexual.
En la reproducción sexual los nuevos individuos se producen por la fusión de un gameto masculino (espermatozoide) con un gameto femenino, (óvulo) aportados respectivamente por un individuo de la especie de sexo masculino y por otro de sexo femenino.
La reproducción culmina con la fecundación. Ello quiere decir que una vez producida la fecundación ha acontecido la reproducción, con la consiguiente creación de un nuevo individuo, un nuevo ser vivo individual.
La fecundación puede ser interna o externa. En la mayoría de los peces y en los anfibios, como en muchos invertebrados, la fecundación es externa. La fecundación interna facilita la vida terrestre.
Asimismo los seres vivos se diferencian por el lugar donde se desarrolla el nuevo ser vivo en sus estadios tempranos de desarrollo, dentro del vientre de la madre o fuera de él, y se los clasifica en vivíparos u ovíparos, en ese orden, de acuerdo a ello.
Lo siguiente dice la obra denominada Vida, La Ciencia de la Biología
, de Purves, Sadava, Orians y Heller, bajo el título LOS SISTEMAS REPRODUCTORES SE DIFERENCIAN POR EL LUGAR DONDE SE DESARROLLA EL EMBRIÓN
: "En los animales evolucionaron dos patrones de cuidado y nutrición del embrión: la oviparidad (producción de huevo) y la viviparidad (producción de ser vivo). Los animales ovíparos depositan huevos en el ambiente y sus embriones se desarrollan fuera del cuerpo de la madre(. . .).
Los animales vivíparos retienen el embrión dentro del cuerpo de la madre durante sus estadios tempranos de desarrollo. La mayoría de las especies de mamíferos son vivíparos (. . .).
Los mamíferos, (excepto monotremas) tienen una porción especializada del tracto reproductor femenino, el útero, que contiene al embrión y le permite derivar sus nutrientes de la sangre materna así como dejar en ella los productos de desecho (. . .)"¹.
En la obra Fertilidad y Esterilidad Humanas
, artículo de Vanrell, J.A. y Simón, C., se dice acerca del tema: "La viviparidad es el mayor avance en la evolución de la estrategia reproductora de los vertebrados, puesto que permite el desarrollo del feto dentro de la cavidad uterina protegido de todo tipo de agresiones externas. Esta evolución ha sido posible gracias a la implantación embrionaria y el desarrollo de un órgano especializado para sustentar al embrión, la placenta. La implantación embrionaria, también denominada nidación, consiste en la fijación del embrión en estado de blastocisto al útero materno, que se encuentra en fase receptiva.
Este proceso, a priori simple, es en realidad un hecho único que requiere una exquisita comunicación entre dos organismos con diferente dotación genética e inmunológica, el embrión y la madre, o de forma más específica, el trofoblasto embrionario y el endometrio materno"2.
Los seres humanos nos reproducimos naturalmente, en la generalidad de los casos, en forma sexual e interna, aunque hemos aprendido a producir la fecundación en forma externa. Por medio de la fecundación los seres humanos generamos nuevos individuos de nuestra especie. Y somos vivíparos. Las mujeres retienen nuestros hijos dentro de su vientre durante sus estadios tempranos de desarrollo hasta sus nacimientos.
Jean Rostand, premio Nóbel de biología, señaló: "Existe un ser humano desde la fecundación del óvulo. El hombre todo entero ya está en el óvulo fecundado. Está todo entero con sus potencialidades" (confr. Revista Palabra nro. 173, Madrid, enero 1980)³.
En el mismo orden de ideas, W.J. Larson, profesor de Biología Celular, Neurobiología y Anatomía de la Universidad de Cincinatti, sostiene: "En este contexto comenzaremos la descripción del desarrollo humano con la formación y diferenciación de los gametos femenino y masculino, los cuales se unirán en la fertilización para iniciar el desarrollo embriológico de un nuevo individuo…" (Human Embriology, pág. 1: Churchill Livingstone Inc. 1977)⁴.
A su vez B. Carlson, profesor y jefe del Departamento de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Michigan afirma: "El embarazo humano comienza con la fusión de un huevo y un espermatozoide…" (Human Embriology and Developmental Biology, pág. 2, Mosby Year Book, inc. 1998)⁵.
El ser vivo que se forma a partir de la fecundación es humano porque se ha creado a partir de gametos de seres humanos, y porque naturalmente, sus genes son humanos. Es individual porque no forma parte de otro ser humano, vive y funciona para sí, no para su madre o la mujer que lo acoge en embarazo, lo cual se hace evidente en virtud de que su propia naturaleza impulsa y dirige su desarrollo y crecimiento, que se encuentran determinados por su individual genética, y sólo requiere nutrición, oxígeno y tiempo⁶, para con el referido desarrollo alcanzar la forma física del ser humano adulto.
2.1. Dificultades
2.1.1. La ubicación, la dependencia y la unión física de los niños aún no nacidos acogidos en embarazo con sus madres hasta el nacimiento y el corte del cordón umbilical—La fecundación interna y la viviparidad de los seres humanos
Desde tiempos remotos es asequible al conocimiento humano el hecho de que el nacimiento o el corte del cordón umbilical no es el comienzo de la existencia de las personas. Aristóteles ya daba cuenta de ello escribiendo lo que se transcribe a continuación: "Y las mujeres preñadas deben también tener cuidado de sus cuerpos, sin evitar el ejercicio ni adoptando una dieta muy escasa; al legislador le es fácil asegurar esto, ordenándoles que hagan diariamente un paseo para dar el debido culto a las divinidades que tienen a su cuidado el nacimiento de los niños. Respecto de su mente, sin embargo, les es conveniente, por el contrario, pasar el tiempo más indolentemente que respecto de sus cuerpos, pues los niños antes del nacimiento son afectados por la madre, de la misma manera que las plantas en crecimiento lo son por la tierra. En cuanto a la crianza de los hijos ya nacidos, debe haber una ley que prohíba educar y criar a ningún niño deforme; pero debido al número de los niños, si las costumbres regulares prohíben que ningún niño sea depositado, debe haber un límite fijo para la procreación de los hijos, y si alguna persona tiene un hijo como resultado de sus relaciones matrimoniales que contravienen estas normas, debe practicarse en ellas el aborto, antes que la cría haya desarrollado la sensación y la vida, pues la línea divisoria entre el aborto legal y el ilegal quedará señalada por el hecho de que el embrión tenga o no sensación y esté vivo" (El subrayado me pertenece)⁷.
Considero que el hecho más revelador de la realidad de que la existencia de las personas no principia con el nacimiento fue, en los primeros tiempos, que en ocasión de caza o crianza de animales, se pudieran obtener crías vivas del interior del vientre de hembras preñadas muertas.
No obstante ello, el hecho de que el ser humano se reproduzca naturalmente mediante fecundación interna y de que viva, en el caso de las concepciones naturales, dentro del vientre de la madre, desde el comienzo de su existencia, fecundación, hasta su nacimiento, dependiera de la misma y se mantuviera unido a ella hasta el corte del cordón umbilical, es decir, el hecho de que los seres humanos sean vivíparos, hizo dudar a algunos, en tiempos de precarios conocimientos de embriología, de su individualidad durante el mencionado período.
Hoy, los avances científicos no dejan lugar a tal error. El progreso de la ciencia ha hecho que la hipótesis no sea ya defendible. Nadie puede en la actualidad seriamente sostener que los animales vivíparos comienzan su existencia a partir del nacimiento. Nadie puede con seriedad sostener que el niño aún no nacido, un instante antes de su separación de su madre, o un instante antes de su nacimiento, es una víscera de la misma. Los conocimientos de la genética, las ecografías tridimensionales, los ultrasonidos, nos permiten conocer con certeza la individualidad del niño aún no nacido, incluso desde la fecundación. El hecho de que el niño aún no nacido cuente con su propia e individual genética, que impulsará, dirigirá y gobernará su desarrollo y crecimiento, prueba sin lugar a dudas la individualidad del niño desde la concepción. El ser humano no es producto del acto mágico del corte del cordón umbilical, ni del nacimiento, sino de un hecho natural: la unión de un óvulo y un espermatozoide humanos.
Vale destacar, por otra parte, que desde hace más de dos décadas es posible producir concepciones in vitro y lograr un embarazo en una mujer que no es madre biológica del niño. Al ser humano concebido en laboratorio, que antes de ser transferido al vientre de la mujer que lo acogerá en embarazo, puede incluso no tener ninguna relación física con ella, no se le puede negar el carácter de individuo humano con el argumento de que es parte de otro ser humano, porque ni siquiera está en contacto con uno. Y si se admite que el niño aún no nacido concebido en laboratorio, antes de ser acogido en embarazo, es un ser vivo humano individual, mal podrá negársele la individualidad al mismo cuando sea acogido en embarazo.
Además, se dice que ya está avanzada la técnica tendiente a prescindir del embarazo de la mujer para el desarrollo del niño. Se dice que la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York estudia desde hace años la posibilidad de construir en el laboratorio una placenta artificial que alimente y transmita oxígeno al niño. Y que muchos investigadores, además de Edwards y Steptoe, de Inglaterra, están realizando experimentos al respecto⁸. Independientemente de que ello sea cierto: ¿Qué dirían quienes sostienen que el niño por estar implantado en el útero de la madre es una parte de su cuerpo, si mediante dicha técnica el hombre logra la creación de la placenta artificial y que un niño sea desarrollado en la misma? ¿Que el niño es parte de la placenta artificial o aparato en los que se desarrolla y en virtud de su unión y dependencia respecto de los mismos no es un individuo humano, sino una parte de ellos?
2.1.2. La capacidad de los seres humanos de dar por división origen a dos seres humanos en los primeros días de su existencia
La ciencia enseña, hoy por hoy, que los seres humanos recién concebidos, como muchas otras especies animales, pueden dar por división origen a dos seres humanos distintos hasta cierta cantidad de días después de su concepción, que en el caso de los seres humanos se estima son catorce. Que a partir de tal división se forman los gemelos monocigóticos⁹.
En la obra Langman Embriología Médica con orientación clínica
se dice lo siguiente acerca del tema: "La incidencia de gemelaridad monocigótica es de 3 a 4 por cada 1.000 nacimientos. Ellos surgen a partir de la separación del cigoto en diferentes etapas del desarrollo. Se considera que la separación más incipiente ocurre en el período bicelular, en cuyo caso se desarrollan dos cigotos por separado. Ambos blastocistos se implantan independientemente y cada embrión posee placenta y saco coriónico propios"¹⁰.
El hecho de que el niño, en su estadio más temprano de desarrollo, pueda a través de una división dar origen a dos seres humanos distintos, no significa que no lo haya sido hasta entonces.
Sin perjuicio de lo dicho ut supra acerca del carácter de ser vivo humano e individual del niño desde la fecundación, como dije, la reproducción en los seres vivos puede ser sexual o asexual. Existen distintas formas de reproducción asexual.
Un organismo unicelular en división y un organismo multicelular que se reproduce liberando células constituyen ejemplos de una forma de reproducción asexual, a veces llamada reproducción vegetativa. Se basa en la división mitótica del núcleo y produce un clon de descendencia genéticamente idéntica a la célula madre¹¹.
La regeneración es otra forma de reproducción asexual. "La regeneración suele observarse como el reemplazo de tejidos dañados o miembros perdidos, pero en algunos casos porciones de un organismo pueden regenerar individuos completos. En un experimento clásico que demuestra la regeneración, una esponja es empujada a través de un filtro de tela y genera muchos pequeños grupos de células. Cada grupo se convierte en una esponja pequeña pero completa (. . .). Los equinodermos también poseen una notable capacidad de regeneración. Si una estrella de mar es cortada en trozos, cada trozo que incluye una porción del disco central dará origen a un nuevo organismo.
La regeneración se observa con frecuencia cuando un animal es fragmentado por una fuerza externa (. . .).
Algunas especies de gusanos marinos segmentados relacionados con los que describimos al principio del capítulo desarrollan segmentos con cabezas rudimentarias que poseen órganos sensoriales y luego se fragmentan. Cada segmento separado forma un nuevo gusano12".
La reproducción asexual es natural en muchos seres vivos en sus primeros momentos de existencia y hasta es propia de variedades de plantas e incluso animales maduros.
Negar el carácter de ser humano individual a un ser humano, por el hecho de que mediante una división pueda dar origen a dos seres humanos, es tan racional como negar el carácter de planta individual a una planta, porque de la división de la misma puedan resultar dos plantas. A algunas variedades de plantas y animales maduros se les puede separar una parte de su ser físico para crear automáticamente dos plantas o animales, y no por ello se puede negar, que en tiempos previos a la separación, la planta o el animal haya sido una planta o animal individual.
Por otra parte, repárese, que a través de la clonación se podrá probablemente, o se puede ¿quién sabe?, lograr el nacimiento de una vida humana genéticamente igual a otra, a partir de partes de un hombre maduro. ¿Qué dirían quienes sostienen esta posición si se logra hacer nacer a una persona a partir de dicha técnica? ¿Que el hombre maduro no es hombre, no es un ser individual, porque a partir de una parte de su cuerpo se puede formar otro hombre?
2.1.3. La supuesta fusión de los núcleos del espermatozoide y el óvulo
El descubrimiento de la genética fue uno de los avances de la ciencia que más ha contribuido a eliminar discusiones acerca de la individualidad del niño desde la concepción. La comprobación de que la genética determina el crecimiento y el desarrollo de los seres humanos, y de que los niños aún no nacidos son genéticamente distintos a la madre, se constituyó en un obstáculo insalvable para las teorías que sostenían que los niños aún no nacidos eran vísceras de la misma, y en general para las que negaban el comienzo de la existencia del ser humano desde la fecundación.
Esta circunstancia ha influido, por un lado, para que se asocie indebidamente individualidad humana con individualidad genética, lo cual es errado, pues podría darse el caso de dos individuos humanos genéticamente idénticos, por ejemplo, dos gemelos monocigóticos, o seres humanos clonados y, por otro, para que se avizore como el comienzo de la existencia del individuo humano el momento a partir del cual entran en íntimo contacto los cromosomas aportados por el óvulo y el espermatozoide, en lugar del momento a partir del cual se produce la fusión del óvulo con el espermatozoide y con ello el comienzo de la existencia de un nuevo ser vivo humano. Esta distinción tiene especial relevancia a los fines de la regulación de las técnicas de fecundación in vitro y es la dificultad que abordo en este punto.
¿Cuándo comienza la existencia del ser humano?: ¿Cuando el óvulo y el espermatozoide se fusionan en un nuevo ser o cuando los dos grupos de cromosomas, que forman parte de ese nuevo ser, aportados por el óvulo y el espermatozoide, entran en íntimo contacto?
En la reproducción de los seres humanos, cuanto el espermatozoide se pone en contacto con la membrana del óvulo, se fusionan la membrana plasmática del óvulo y la membrana que cubre la región posterior de la cabeza del espermatozoide, entrando en el citoplasma del óvulo la cabeza y la cola del espermatozoide¹³. Con la cola del espermatozoide ingresan mitocondrias y un centrosoma, entre otros componentes del mismo, para pasar a formar parte de ese citoplasma¹⁴.
A partir de tal momento ya existe un nuevo ser. Ya no puede hablarse de subsistencia del espermatozoide que como tal ya ha dejado de existir. Algunas de sus partes se han desintegrado y otras han pasado a formar parte de otro. Los componentes, óvulo y espermatozoide no permanecen independientes, no conservan su carácter propio, su individualidad, pues ya forman una sola sustancia, un todo natural.¹⁵
El óvulo fusionado con el espermatozoide es un nuevo ser humano, que sólo requiere nutrición, oxígeno y tiempo, para con desarrollo alcanzar la forma física del ser humano adulto, que vive y funciona para sí, y que cuenta con una dotación genética que aunque no haya entrado en íntimo contacto, es única e individual, o al menos tan única e individual como la del resto de los seres humanos.
La existencia de los seres humanos no comienza cuando entran en íntimo contacto los cromosomas de este nuevo ser, sino cuando a partir de la fusión del óvulo y el espermatozoide se forma el mismo. Desde un punto de vista biológico el ser humano comienza a existir en tal momento.
Tal conclusión se hace todavía más patente al considerar ciertos aspectos del proceso que lleva a que los cromosomas de este nuevo ser, aportados por el óvulo y el espermatozoide, entren en íntimo contacto.
Luego de que el espermatozoide se incorpora al óvulo se forman dos pronúcleos, uno a partir del núcleo del espermatozoide, que contiene los cromosomas aportados por el padre, y otro a partir del núcleo de una de las células del óvulo, que ya ha completado su segunda división meiótica, y que contiene cromosomas aportados por la madre.
Los pronúcleos se forman en el citoplasma del óvulo fecundado. Este fenómeno se produce entre 3 y 6 horas tras la fecundación, según la obra Medicina del Embrión
de José M. Carrera y Kurjak¹⁶. El desarrollo del pronúcleo masculino se halla bajo el control de factores citoplasmáticos del óvulo¹⁷. Poco después de que la cabeza del espermatozoide entra en el citoplasma del óvulo la permeabilidad de su membrana nuclear comienza a aumentar, lo que permite a factores citoplasmáticos del óvulo actuar y tomar control sobre el contenido nuclear correspondiente al espermatozoide¹⁸.
A tal punto no se puede decir que el óvulo fecundado
, con los pronúcleos masculino y femenino formados, no constituya un nuevo ser. El espermatozoide que desintegrado se incorporó al óvulo no puede confundirse con el pronúcleo formado en el citoplasma del óvulo bajo el control de factores citoplasmáticos del mismo¹⁹. No se puede hablar, a esa altura de los acontecimientos, de subsistencia del espermatozoide, que desintegrado claramente ya ha dejado de existir. El óvulo fecundado, con los pronúcleos, masculino y femenino, es un nuevo ser formado a partir de dos, es un nuevo ser humano, es un embrión pronucleado, o pronuclear como lo suelen denominar muchos en el ámbito de la medicina²⁰. Ya es un cigoto. Ya es un ser humano individual.
Por otra parte, hay que tener presente que nunca se fusionan los núcleos del espermatozoide y del óvulo. De hecho se enseña en calificadas obras científicas de la especialidad que ni siquiera lo hacen los pronúcleos formados a partir de estos, que no se pueden confundir con los gametos.
Así explica el proceso que sigue A. Veiga, en la obra Medicina del Embrión
: "Al final del primer ciclo celular los pronúcleos masculino y femenino se hallan muy próximos, pero no existe la fusión de los pronúcleos en los mamíferos. La cromatina paterna y materna se condensa. Las membranas pronucleares desaparecen y los cromosomas se alinean en la placa metafísica. Prosigue entonces la primera formación de 2 células de aproximadamente el mismo tamaño, entre 11 y 20 horas posfecundación"²¹.
Cada una de esas dos células resultantes, que forman ahora parte del cigoto, recibe 46 cromosomas, 23 originariamente correspondientes a cada uno de los dos pronúcleos, que en forma previa a la formación de las dos células a las que hago referencia en el párrafo inmediato anterior, luego de perder sus envolturas pronucleares, replicaron su ADN. A 30 horas de producida la fecundación nos encontraríamos con un ser humano bicelular²².
El ser humano cuyos cromosomas entran en íntimo contacto es el mismo ser humano que comenzó a existir a partir de la fusión del espermatozoide con el óvulo. No existe ninguna diferencia esencial, ni substancial entre ellos.
En la obra El Embrión Humano
de Juan Pablo Beca Infante, capítulo primero, escrito con la colaboración de la Dra. Rosita Smith Garcés, Profesor Asociado, Magister en Biología de la Reproducción, Director de la Unidad de Gametos, Instituto de Investigaciones Materno—Infantil Facultad de Medicina, Universidad de Chile, se dice lo siguiente, al tratar el tema de la fecundación detalladamente: "Unión y fusión del espermatozoide con el ovocito
Una vez que atraviesa la zona pelúcida, el espermatozoide fecundante alcanza el espacio perivitelino y se une a la membrana plasmática del ovocito, para posteriormente introducirse en el citoplasma. Este evento se ve facilitado por el contacto con las microvellosidades que se proyectan del ovocito. Las interacciones celulares que ocurren entre el espermatozoide y el ovocito no sólo involucran la unión entre ambos gametos, sino que también la fusión de las membranas gaméticas. La región del espermatozoide que primero se une y se fusiona con el oolema es la membrana plasmática del segmento ecuatorial. Una vez que se ha producido la fusión de membranas, la región posterior de la cabeza y el flagelo son incorporadas al citoplasma ovular. La región anterior de la cabeza del espermatozoide, rodeada por la membrana interna del acrosoma, es englobada por las microvellosidades del ovocito en un proceso de tipo fagocítico. A nivel molecular, la unión y fusión de las membranas gaméticas, implica la expresión de diversas moléculas en la superficie de ambos gametos. Una de las proteínas espermáticas que ha recibido mayor atención es la fertilina, proteína localizada en la membrana plasmática, que reviste el segmento ecuatorial. Esta proteína es miembro de una familia de moléculas conocidas como ADAM (A Desintegrin and A Metalloprotease), las cuales presentan varios dominios que les permiten unirse y fusionarse con proteínas localizadas en la membrana plasmática del ovocito. De esta manera, a partir de ambos gametos se constituye una sola célula, el cigoto"²³.
"Por otra parte, el núcleo haploide altamente condensado del espermatozoide es incorporado al citoplasma ovular, donde tiene lugar el desensamblaje de la envoltura nuclear y la descondensación de la cromatina. El espermatozoide humano presenta una cromatina muy condensada que está constituida por ADN unido a proteínas protaminas, en lugar de las proteínas histonas que se encuentran en la cromatina de los otros tipos celulares. La función de las protaminas es empaquetar el ADN, a través de la formación de puentes de disulfuro (-SS-) entre moléculas de protaminas, reduciendo de esta manera el volumen ocupado por el núcleo. Existen factores ovulares que reducen los puentes disulfuro de las protaminas a grupos sulfhidrilo (-SH-), y las protaminas se pierden de la cromatina del espermatozoide. Como consecuencia la cromatina se descondensa y adquiere una nueva organización, incorporando a su estructura proteínas de origen ovocitario, las histonas. A continuación se reconstituye la envoltura nuclear alrededor de la nueva cromatina espermática y se forma el pronúcleo masculino. A partir de este evento el citoplasma ovocitario adquiere el control del núcleo del espermatozoide. Cuando se fecunda el ovocito humano in vitro, transcurren alrededor de 10 horas entre la inseminación y la formación de los pronúcleos. Los ovocitos que presentan pronúcleos se denominan cigotos. El cigoto contiene un conjunto haploide de cromosomas paterno y un conjunto haploide de cromosomas materno, dentro de un citoplasma común"²⁴.
En la obra Histología y Embriología del ser humano, Bases Celulares y Moleculares
, de Aldo R. Eynard, Mirta A. Valentich y Roberto A. Rovasio se dice lo siguiente respecto del tema: "Los pronúcleos masculino y femenino se acercan entre sí, duplican su ADN, se reconstituyen los centríolos probablemente derivados del centríolo cefálico del espermatozoide, y se forma el huso mitótico iniciándose la primera división de segmentación. Las copias de los cromosomas maternos y paternos se dividen longitudinalmente a nivel del centrómero y se separan al azar desplazándose hacia los polos opuestos, donde formarán parte de los núcleos de las dos primeras blastómeras"²⁵.
En la obra Langman Embriología Médica, con orientación clínica
, de T.W. Sadler, se dice lo siguiente respecto del tema: "Mientras tanto el espermatozoide avanza hasta quedar muy próximo al pronúcleo femenino. El núcleo se hincha y se forma el pronúcleo masculino, mientras que la cola del espermatozoide se deprende y degenera. Desde el punto de vista morfológico, los pronúcleos masculino y femenino son indistinguibles y finalmente, ellos establecen un contacto íntimo y pierden sus envolturas nucleares. Durante el crecimiento de los pronúcleos masculino y femenino (ambos haploides), cada pronúcleo debe replicar su DNA. En caso contrario cada célula del cigoto en período bicelular tendría células con la mitad de la cantidad normal de DNA. Inmediatamente después de la síntesis de DNA los cromosomas se disponen en el huso preparándose para una división mitótica normal. Los 23 cromosomas maternos y los 23 paternos (dobles) se dividen longitudinalmente en el centrómero y las cromátidas hermanas se desplazan hacia polos opuestos, brindando así a cada célula el número diploide