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Arroyo Abroñigal

arroyo de Madrid
(Redirigido desde «Abroñigal»)

El arroyo Abroñigal era un afluente del río Manzanares, soterrado desde la década de 1970 por la M-30 y su Nudo Sur en la circunvalación de Madrid (España).[1]​ Dio nombre a dos de los más antiguos viajes de agua de Madrid: el Alto y el Bajo Abroñigal.[2][3]

Abroñigal
Ubicación geográfica
Cuenca Cuenca del Tajo
Nacimiento Madrid-Chamartín
Desembocadura Río Manzanares, en Madrid-entre Arganzuela y Puente de Vallecas
Coordenadas 40°23′00″N 3°42′00″O / 40.38333, -3.7
Ubicación administrativa
País España
División Madrid
Cuerpo de agua
Longitud 11,5 km
Caudal medio pluvial - /s
Altitud 597 metros Nacimiento: 715 m
Desembocadura: 560 m

Historia

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El Abroñigal[a]​ aparece a lo largo de la historia de la ciudad de Madrid y su entorno relacionado con ‘distintos y diversos’ enclaves geográficos,[4]​ y a menudo confundido o asociado al arroyo de Valnegral, localizado entre el paseo de Recoletos y Atocha y así llamado por la existencia en esa vaguada del poblado de Valnegral, Valnogueral o Val de Nogueral. La confusión parte al parecer de errores en la interpretación de textos antiguos como el Fuero Viejo y la «Carta de Otorgamiento» del Fuero de Madrid (donde sí figura "Valnegral", pero no "Abroñigal" [5]​) y, más en concreto, de la lectura poco atenta de pasajes de la obra del historiador y jurista Antonio de León Pinelo, en capítulos de su Historia de Madrid desde el nacimiento de Cristo Nuestro Señor hasta el año de 1658 (publicada en 1711), o en los Anales de Madrid durante el reinado de Felipe III (años 1598 a 1621). En síntesis, se confunde el “arroyo Abroñigal”, geográficamente muy extramuros del Madrid entre los siglos xiii y xvi con el primitivo «qanat» cristiano-musulmán que se conocería como “viaje del Alto Abroñigal”, cuyo sobrante desaguaba en la vega del arroyo de la Fuente Castellana, señalado por un «Arca Cambija», junto a la «Huerta del Duque de Avero, que después fue del Conde de Oropesa»,[6]​ a la altura del convento que dio nombre al actual paseo de Recoletos.

 
Plano del Ensanche de Madrid-1861. A la derecha, extramuros, bien dibujado se ve el cauce del arroyo Abroñigal.

El arroyo Abroñigal es mencionado por Sebastián Miñano en su Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal (1826-1828), en el Tomo I, página 321, dentro de la voz ‘Canal de Manzanares’.[7]

Hacia 1870, su caudal fue artificialmente aumentado por el desagüe final de la conducción del ‘canalillo’ (acequia del Este del sobrante del Canal de Isabel II).[8]

Alto y Bajo Abroñigal

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Alto y Bajo Abroñigal fueron los nombres por los que se conocieron dos de los más antiguos viajes de agua de Madrid.[2]​ Procedían de manantiales subsidiarios del arroyo Abroñigal y abastecieron la Villa de Madrid durante los siglos xvii, xviii y gran parte del xix.

Según Aznar de Polanco, el primero de ellos, el Alto, data de 1614,[9]​ y arrancaba en el término de Canillas, a 4 metros de profundidad junto al Abroñigal.[b][6]​ Tras un recorrido alcantarillado de casi 15 kilómetros alcanzaba el Madrid de Felipe II a la altura de la casa del Relator Ávila,[4]​ en la parte alta de la extensa huerta del convento de los Recoletos Agustinos, donde siglos después se encuentra la Biblioteca Nacional de España. Llegó a abastecer nueve fuentes públicas (atendidas por 217 aguadores) y 85 fuentes particulares, en las zonas más nobles de la Villa.[9]​ Fue ampliado en 1712, 1772 y 1796. Se conservan algunos tramos de túnel y alcantarilla entre la M-30 y el paseo de Recoletos.

El ingeniero Chavarino, en los citados estudios sobre los viajes de agua, documenta el Bajo Abroñigal como «viage» construido antes de 1557 a partir de las aguas de un «arroyo nacido más al sur del Alto Abroñigal, en la Casilla "Los Mochuelos" en lo alto de la calle de Alcalá y a 3 metros de profundidad, en el antiguo término de Canillas-Canillejas y con ramales procedentes de la Alameda de Osuna». El primitivo «viage», siguiendo un trazado de alcantillas de unos 13 kilómetros, descendía en dirección sur por la calle de Alcalá hasta Atocha, donde se desviaba hacia el Sureste hasta desaguar en el Alto Abroñigal.[10]

 
La M-30, en el antiguo cauce del Abroñigal, a la altura del Puente de Ventas.

En la década de 1970, la suave depresión formada por el cauce del Abroñigal fue utilizada como medida de insonorización natural en el trazado de la autopista circunvalatoria M-30.[11]​ Buena parte de la zona este de la vía se corresponde con dicho cauce. El Abroñigal también dio nombre a la estación de Madrid-Abroñigal, abierta al tráfico en 1974 y dedicada al transporte de mercancías, situada al sudeste de la capital.[12]

En la literatura

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Benito Pérez Galdos menciona en varias de sus obras el Abroñigal. Así, en España trágica (tomo 42 de los Episodios nacionales), relata las vicisitudes del duelo de honor entre José Paúl y Angulo y el líder de la famosa "banda de la porra" Felipe Ducazcal.[13]

«El mejor medio para salir del atranco era que don José y sus padrinos se metieran en el coche de la Real Casa, y salieran pitando para el Arroyo Abroñigal, mientras Felipe y los suyos irían en los alquilones al Gobierno Civil para ver a Martos y exponerle el caso. No dudaban que el Gobernador interino les daría permiso para matarse como caballeros en donde lo tuvieran por conveniente... Mientras los unos iban al Abroñigal en el coche regio, los otros emprendieron la carrera hacia el Gobierno Civil, donde Ducazcal, con fieras maldiciones, pintó a su amigo Martos el desairado trance en que le ponía echando la Guardia Civil en persecución de los honrados paladines. Martos le dijo: "Váyanse, váyanse al Abroñigal; pero a prisita, y despachen lo más pronto que puedan"...» [14]
 
El Abroñigal hacia 1933, entre el Puente de Ventas y el de Calero.

Medio siglo después, el nobel Camilo José Cela sitúa algunos episodios de su novela coral La colmena en este arroyo que dio de beber a reyes y emperadores, pero sus cuadros literarios tienen resonancias discordantes con tal esplendor...«Unos niños juegan tirando piedras contra los charcos que la lluvia dejó. Por el verano, cuando todavía no se secó del todo el Abroñigal, pescan ranas a palos y se mojan los pies en las aguas sucias y malolientes del regato...».[15]

Véase también

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Detalle del Plano de Madrid en 1900, dibujado por Facundo Cañada. Se aprecia el dibujo rotulado del Registro del Viaje de Aguas en el camino de Canillas.
  1. El ingeniero Guerra Chavarino lo menciona como también escrito Briñigal o Breñigal en documentos del siglo xii y quizá referido a lugar de abróñigos (ciruelas silvestres), o campo de cardos borriqueros («Onopordum acanthium»). El término 'abroñigal' no figura en el Diccionario de la Academia. Así mismo, Chavarino asocia Abroñigal con Balñegral y este con Valnegral.
  2. Por la descripción de Aznar de Polanco, parece a priori que el manantial se encontraba poco más arriba del actual Puente de Ventas («el origen y nacimiento del Agua del viage alto del Arroyo de Abroñigal, tiene su principio junto a la Puente de dicho arroyo, subiendo por el camino de Alcalá, en lo alto de la cuesta, á mano izquierda, por encima del Arroyo arriba de la mano derecha...»). El propio autor y otros autores a su zaga, crean luego cierta confusión identificando como tomas de los pozos de agua las habidas en la vaguada del arroyo de la fuente Castellana, a la altura de lo que luego sería el paseo de Recoletos, relacionándolas a su vez con los arroyos nacidos en el camino del antiguo pueblo de Hortaleza. Aunque finalmente no queda del todo claro el emplazamiento de los manantiales del alto y bajo Abroñigal, ni la ubicación exacta ni aproximada de la Venta del Abroñigal, como tampoco de los perdidos poblados de Abroñigal y Valnegral, si parece evidente que Valnegral fue un poblado a las afueras del Madrid medieval (campo de Recoletos), y Abroñigal un arroyo formado por manantiales y escorrentías que le alimentaban desde los términos de Chamartín de la Rosa (al pie de Ciudad Lineal, a la altura de la actuales calles Costa Rica y López de Hoyos, según se desprende de la lectura y transcripción actualizada del plano de Cañada), Canillas y el arroyo de la Boticaria, en el antiguo camino de Hortaleza.

Referencias

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  1. Gea, 2002.
  2. a b Guerra Chavarino, 2011, pp. 149-155.
  3. Oliver Asín, 1959.
  4. a b Gómez, Mercedes (14 de diciembre de 2014). «Plaza de Manuel Becerra». Arte en Madrid. Consultado el 11 de diciembre de 2016. 
  5. Zurraquin (27 de enero de 2006). «El Fuero de Madrid». Breviario Castellano. Consultado el 13 de diciembre de 2016. 
  6. a b Guerra Chavarino, 2011, p. 151.
  7. Miñano, Sebastián. «Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal». Consultado el 13 de diciembre de 2016. 
  8. Fernández de los Ríos, Ángel (1876). Guía de Madrid. Madrid: edición facsímil de Ediciones La Librería (2002). ISBN 8495889315. 
  9. a b Guerra Chavarino, 2011, p. 149.
  10. Guerra Chavarino, 2011, p. 160.
  11. Niño, Alex (16 de septiembre de 1998). «Del Abroñigal a la M-30». Diario El País. Consultado el 13 de diciembre de 2016. «"Yo he visto a las mujeres lavar en el arroyo de Abroñigal, que discurría bajo el antiguo puente de tres ojos. En la orilla había muchos merenderos, como el de la Martina, con baile incluido. Una venta muy famosa era la del Espíritu Santo, donde venían los madrileños los domingos a tomarse una paella. Las aceras estaban repletas de puestos de verduras, frutas y fiambres".» 
  12. «Estación de Madrid Abroñigal». Informe de Ferropedia en archive.org. Archivado desde el original el 14 de octubre de 2013. Consultado el 13 de diciembre de 2016. 
  13. Viñas-Valle, Carlos (27 de octubre de 2013). «El duelo de Felipe Ducazcal y José Paúl Angulo». madridafondo.blogspot.com. Consultado el 05.09.2024. 
  14. Pérez Galdós, España trágica, cap. XXV. en línea.
  15. Cela, Camilo. Edición conmemorativa de la RAE y la ASALE, ed. La Colmena. espapdf.com. ISBN 9788420428727. Archivado desde el original el 20 de diciembre de 2016. Consultado el 13 de diciembre de 2016. 

Bibliografía

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Enlaces externos

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