Casco de Hades
El casco de Hades era, según la mitología griega, un casco que tenía el poder de hacer invisible a todo aquel que lo llevara puesto.
Obtuvo el casco en la Titanomaquia: el enfrentamiento duraba diez años, pero por fin Gea (la Madre Tierra), profetizó la victoria para Zeus si este tomaba por aliados a los que Crono había confinado al Tártaro. Así pues, Zeus mató a Campe, la carcelera del Tártaro, y después de haber liberado a los Cíclopes y a los Hecatonquiros, los fortaleció con comida y bebida divinas. Como consecuencia de este acto, los Cíclopes le entregaron a Zeus el rayo; a Hades le dieron el casco que le hacía invisible; y a Poseidón un tridente. Con estas armas, lograron vencer a los titanes.[1]
En otro evento de mitología griega, el casco de Hades estaba en posesión de las ninfas que ayudaron a Perseo a matar a Medusa. Estas prestaron el casco a Perseo quien lo utilizó para poder acercarse a las Gorgonas y para poder escapar de ellas gracias al poder de invisibilidad que le confería.[2] La versión más conocida del mito, no obstante, menciona que el propio Hades prestó a Perseo su casco, a petición de Hermes, para completar su misión.
Se sabe que Hades también prestó a Hermes su casco de invisibilidad durante la Gigantomaquia.
En la iliada se menciona que Atenea usa el casco de Hades para que Ares no la reconociera y para ayudar a Diomedes a herir a Ares.
En la cultura popular
editarEn la serie de Percy Jackson y los dioses del Olimpo de Rick Riordan, Annabeth Chase (una hija de Atenea) recibió de su madre una gorra de béisbol de los Yankees de Nueva York que era una gorra disfrazada de invisibilidad. En la misma serie, el antagonista principal, Luke Castellan, robó el Yelmo de la Oscuridad de Hades, así como el rayo maestro de Zeus. Hades también lo ha utilizado en La sangre del Olimpo, donde va desterrando a Gea y a los hijos de Tártaro, los gigantes, al Tártaro.
El casco también aparece en la comedia mitológica italiana Arrivano i Titani, pero sus poderes de invisibilidad en esta versión sólo funcionan de noche.
El yelmo juega un papel importante en la novela Ilión de Dan Simmons, en la que el narrador escolástico Thomas Hockenberry adquiere el artefacto a través de Afrodita en su plan para que el escoliasta espíe y finalmente asesine a la diosa Atenea.