La chica del pueblo

LAVYRLE SPENCER LaVyrle Spencer obtuvo la inspiracin para su ltima novela de su eterno amor por la msica: toca el bajo. Para que todos los detalles fueran correctos, se entrevist con la estrella de msica country Reba McEntire, e incluso asisti a una sesin de grabacin. Una vez que la historia tom forma, Spencer tuvo otra idea: "Pens que sera divertido tener un tema musical que fuera con el libro." As que compuso una meloda y la cantar en la versin en casete de Una chica de pueblo. Se estar iniciando una nueva carrera? Cuidado Nashville!

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"El trnsito del pueblo se arrastra por la plaza, hace dieciocho aos que se march de casa, recorri el mundo y ahora regresa, pero ha visto mucho y el pueblo le pesa. No puede volver. Sabe demasiado.

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Captulo uno
Nissan 300zx negro con vidrios polarizados se vea totalmente fuera de lugar en Wintergreen, Missouri, con una poblacin de ms de mil quinientos habitantes. La gente se volvi para verlo cuando rugi al dar vuelta en la plaza del pueblo, detrs del pesado camin Sinclair de combustible Diesel de Conn Hendrickson y del Buick sedn 1978 de la seorita Elsie Bullard, cuyo velocmetro no haba llegado nunca a los ochenta kilmetros por hora desde que lo compr. En carretera, la seorita Elsie poda acelerar hasta sesenta y cinco kilmetros por hora, pero en el pueblo prefera la mesura de los veinticinco. El Nissan se detuvo detrs de ella, con el estreo resonando a travs de las ventanas cerradas. Al oprimir los frenos, la parte posterior del auto se levant un poco, lo que atrajo la atencin de la gente hacia la matrcula personalizado de Tennessee. Deca MAC. Y MAC lo deca todo. Cuatro ancianos que estaban de pie frente a la panadera de Wiley, con aliento a caf y mordisqueando un palillo, siguieron el auto con la mirada. -Lleg la famosa estrella. -Y adems le gusta alardear. -Huy!... Vaya auto el que conduce! -Bueno, y qu hace aqu? No viene a menudo. -Otra vez van a operar a su madre de la cadera. Vino a acompaarla, segn escuch. El trnsito alrededor de la plaza avanzaba en un solo sentido, y, en aquel ocioso martes de abril, la seorita Elsie la recorra por los cuatro costados a paso de tortuga, en busca del sitio ideal para estacionarse. El zx la segua a escasos centmetros de distancia de su, parachoques. Dentro del auto deportivo, Tess McPhail interrumpi su cancin y dijo en voz alta: -Vamos, seorita Elsie, muvase! Durante las ltimas cinco horas haba estado escuchando su propia voz en una cinta de demostracin para su prximo lbum que haba grabado en Nashville semanas antes. Su productor, Jack Greaves, le haba dado la cinta el da anterior, al salir del estudio. -Escchala camino de Missouri; despus llmame por telfono, y dime qu opinas. La cinta continuaba sonando mientras Tess, impaciente, tamborileaba el volante de cuero con la punta de una larga ua color anaranjado escandaloso. Por fin, la seorita Elsie lleg a la esquina, dio vuelta a la izquierda y se hizo a un lado del camino de Tess, quien procedi a pisar el acelerador y recorrer a toda prisa Sycamore Street mientras murmuraba: -Dios del cielo! Estos pueblos pequeos! El pueblo no haba cambiado nada desde que ella se march haca ya dieciocho aos. Las mismas viejas fachadas de las tiendas, los mismos veteranos de la Segunda Guerra Mundial mirando pasar los autos y en espera del prximo desfile; las mismas casas antiguas en Sycamore Street. Ah estaba la casa de la seora Mabry. Haba sido su maestra de geometra y nunca pudo infundirle el ms mnimo inters a Tess, quien insista en que ella no iba a necesitarla porque llegara a ser una gran estrella de msica country despus de graduarse.

El

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Tess volvi a poner la grabacin de Oro ennegrecido por ltima vez, escuchando con odo crtico. En general, le gustaba, y mucho, con excepcin de una armona que segua molestndole. Pas la casa de Judy y Ed, en Thirteen Street. La puerta de la cochera estaba abierta, pero Tess slo le dirigi una fugaz y dura mirada. Su hermana Judy y sus malditos y banales caprichos. -Volvern a operar a mam de la cadera y esta vez t tendrs que hacerte cargo de ella -le haba dicho Judy. Qu sabe Judy de las exigencias de una carrera artstica? Lo nico que hace es dirigir una peluquera", pens. "No tiene idea de lo que significa que te hagan dejar tu trabajo a la mitad de la grabacin de un lbum que la firma grabadora planea sacar a la venta en una fecha que se fij hace ms de un ao." Judy estaba celosa. Siempre lo estuvo; y su manera de vengarse era alardear de su autoridad. Luego estaba la hermana intermedia de Tess, Renee, cuya hija iba a casarse en unas cuantas semanas. "Es comprensible que Renee tenga mucho que hacer antes de la boda," se dijo, "pero, acaso no podan haber planeado la boda y la ciruga para que no estuvieran tan cerca una de otra? Despus de todo, mam saba que iba a necesitar esta segunda prtesis de cadera desde que la operaron la primera vez, hace dos aos." Tess dio vuelta en Monroe Street, y los recuerdos de la infancia la invadieron mientras recorra las seis calles que haba caminado todos los das hasta la escuela primaria durante seis aos. Se detuvo a un lado de la acera frente a la casa de su madre, apag el motor y baj del vehculo. Era una mujer muy delgada, usaba botas y pantalones vaqueros, anteojos de sol exageradamente grandes, y unos largos pendientes indios de plata y turquesas; tena el cabello castao rojizo y una piel blanca y pecosa. Se decepcion mucho al ver la casa. Cmo pudo su madre permitir que se deteriorara tanto? La casita de campo, posterior a la Segunda Guerra Mundial, era de ladrillo rojo, pero las molduras blancas de madera estaban descascaradas, y los escalones del frente, desalineados. La vereda estaba llena de agujeros y brillaban dientes de len por todo el jardn. Qu hace mam con el dinero que le envo?", se pregunt. Tess se inclin hacia el interior del auto y sac un enorme bolso gris de cuero muy suave, cerr la puerta de golpe y luego se dirigi a la casa. Al acercarse, su madre sali por el umbral, radiante. -Cre or la puerta de un vehculo -abri la puerta de malla metlica y le tendi los brazos-. Tess, cario, ya llegaste! -Hola, mam! -Tess salt los tres escalones y abraz a su madre con fuerza. Estuvieron entrelazadas un momento mientras la puerta se cerraba y las aislaba dentro de un diminuto vestbulo. Mary McPhail era media cabeza ms pequea que su hija, y casi veinte kilos ms pesada, con el rostro redondo y lentes con arillos de metal. Cuando Tess retrocedi para verla, las lgrimas arrasaban los ojos de Mary. -Ests segura de que puedes andar de un lado para otro sin problemas, mam? -Claro que puedo. Si no, cmo podra recibir a mi hija con un abrazo? Qutate los anteojos, para que pueda ver a mi pequeita. Tess sonri y la obedeci. -Soy yo -Mary la tom de las manos y la admir.

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-Eres t. Claro que s... t, a la que no he visto en nueve meses -Mary hizo un ademn de reproche ante el rostro de Tess. -Lo s. Lo siento, mam. He tenido muchsimo trabajo, como de costumbre. -Tu cabello se ve distinto -Mary la mantuvo quieta, sujetndola por los codos para echarle un vistazo. Tess llevaba el cabello largo, que le caa en las espaldas en capas desordenadas muy por debajo del cuello de su camiseta, mientras que al frente apenas le cubra las orejas-. Y caramba, nia, ests muy flaca. Acaso no te alimentan all en Nashville? -Me esfuerzo por mantenerme delgada, y lo sabes, as que por favor no comiences a rellenarme con comida, de acuerdo? Mary se volvi y coje al interior de la casa. -Bueno, es que una pensara que con todo ese dinero que ganas podras alimentarte un poco mejor. Tess resisti el impulso de volver los ojos al cielo y sigui a Mary. Cruzaron por una sala sencilla, con paredes de estuco rugoso y muebles con muchos aos de uso, dominaba el sitio un piano vertical. En el muro contrario haba tres arcos: el del centro conduca a las escaleras; el de la derecha, al bao y al cuarto de Mary; y el de la izquierda, a la cocina y a la parte posterior de la casa. Mary rengue hasta llegar a este ltimo mientras hablaba. -Yo crea que todas las cantantes de msica country usaban el cabello largo. -Eso era antes, mam. Ahora, las cosas estn cambiando en el ambiente artstico. -Pero te cortaste tus hermosos rizos. "Tu cabello s necesita un buen corte", pens Tess al observar la incipiente calvicie en la coronilla de su madre. Pero lo ms importante era su dolorido modo de andar, apoyndose en los muebles o las paredes cuando poda. -Ests segura de que puedes caminar, mam? -Ya me tendrn acostada durante suficiente tiempo despus de la operacin. Mientras pueda cojear por aqu, lo voy a hacer. Era una mujer de setenta y cuatro aos, regordeta y fornida; llevaba un par de viejos pantalones tejidos de polister que haban comenzado a desgastarse. Tess se pregunt dnde estara el elegante conjunto de pantalones de seda que le mand desde Nordstrom el otoo anterior, cuando estuvo de gira por Seattle. -La cocina no ha cambiado -coment, al tiempo que Mary abra el grifo de agua y llenaba la cafetera. -Es vieja, pero as me gusta. Tena alacenas blancas de metal con cubiertas de formica caf, tan desgastadas que en algunos sitios se vean blancuzcas. El tapiz era de horribles motivos florales color naranja, y de ambas ventanas colgaban cortinas con alzapaos del mismo diseo. Junto a la cocina haba una tarta de pacana hecha en casa, por lo menos con trescientas caloras por rebanada. La mirada de Tess se detuvo ah. -Oh, mam, no me digas que t la hiciste! Mary se volvi y not que Tess se la coma con los ojos. -Claro que s. No poda permitir que mi pequea llegara a casa y no encontrara su postre favorito.

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Por qu se alteraba tanto Tess cuando su madre la llamaba "su pequea"? Ya tena treinta y seis aos. Su nombre y cara eran tan familiares para la mayora de los estadounidenses como los del presidente de la nacin, y sus ingresos excedan por mucho a los de ste, pero su madre insista en referirse a ella como "su pequea". Las pocas veces que Tess la haba corregido dicindole que ya no era su pequea, Mary se haba mostrado perpleja y herida. As que, esta vez, Tess no le dijo nada. -Ests haciendo ese caf para m? -pregunt. -No puedes tomar tarta de pacana sin caf. -La verdad es que ya no tomo mucho caf, mam, y lo cierto es que tampoco debera comer la tarta. Mary la vio por encima del hombro. Su alegra desapareci y lentamente cerr la llave del agua. Mir dudosa la cafetera a medio llenar y luego volvi a abrir la llave. -Entonces preparar un poco para m. -Tienes algo de fruta, mam? ltimamente me alimento con mucha fruta, y me encantara comer algo. No he tomado nada desde el desayuno. -Tengo una lata de duraznos -Mary abri la alacena inferior y, con dificultad, intent inclinarse. -Sera delicioso, pero yo misma los sacar de all. Vine a casa a cuidarte, y no a que me atiendas. Eran duraznos en almbar; Tess abri la lata, tom un tenedor de una gaveta y comenz a comerlos directamente de la lata, pasendose por la cocina. Mary abri el refrigerador. -Te prepar tu comida favorita: hamburguesas y tortitas de papa fritas -dijo-. Podra meterlas al horno ahora mismo; sin embargo... -se volvi a mirar el reloj de la pared- son apenas las cuatro y media, as que tal vez debamos esperar un rato, y... -Con los duraznos estar bien, mam. S que por lo general no comes sino hasta las seis. Vio esfumarse la preocupacin del rostro de Mary, una vez que estuvo segura de que haba pasado el peligro de alterar la hora de la cena. Las tortas de papa fritas haban sido el plato favorito de Tess cuando tena doce aos. Ahora slo coma carne una vez a la semana y jams probaba una papa frita. No, cuando tena toda una coleccin de trajes de noche talla siete que costaban ms de mil dlares cada uno. Llev la lata de duraznos a la mesa de la cocina y se sent. En medio de la mesa haba una maceta con una planta, sobre la ms horrible carpeta de plstico que Tess hubiera visto nunca. Alguna vez fue blanca, pero ya estaba amarillenta y arrugada, como una vieja escama de pescado. Mary se sirvi una taza de caf y tambin se sent. Mir la holgada camiseta blanca de Tess, que tena cuatro rostros y un logotipo impresos. -Quines son "Los Southern Smoke"? -Pregunt. Tess se mir el pecho. -Ah!, es el nombre de una banda. He estado saliendo con uno de los guitarristas. Con ste, ves? -Tess extendi la camiseta y seal un rostro barbado. Mary entrecerr los ojos para ver mejor. -Cmo se llama? -Burt Sheer. -Burt Sheer, eh? Y cunto hace que sales con l?

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-Slo un par de meses. -Y es algo serio? -En este negocio? -ri Tess-. Espero que no. Con todos los viajes de trabajo que tiene programados y los que hago yo cantando ciento cincuenta conciertos al ao, lo he visto exactamente cuatro veces. -Oh! Tess percibi cmo se desvaneca el brillo de esperanza de los ojos de su madre, quien nunca aceptara el hecho de que la ms joven de sus hijas hubiera escogido seguir una carrera en vez de casarse y tener hijos. Para Mary McPhail eso era equivalente a malgastar su vida. -Mam, me urge llamar a mi productor de discos. Solamente necesito un minuto. Llam desde el telfono de pared que estaba a un lado de las alacenas, y pidi que la comunicaran con Jack Greaves en el estudio, donde saba que l estara trabajando. -Mac, qu gusto me da orte -dijo Jack-.Ya ests en casa de tu madre? -S, seor. Llegu aqu sana y salva. Oye,escuch Oro ennegrecido todo el camino hasta aqu, y la armona en la palabra "equivocado" todava no me convence. Creo que debera ser un mi bemol en lugar de un mi natural. Puedes hacer que Carla vaya a grabarla de nuevo?... Todava tiene problemas con su voz?... Bueno, pregntale, s?... Gracias, Jack. Luego me la envas por mensajera en cuanto la tengas, de acuerdo? No estar aqu maana... maana es la operacin, pero te llamar desde el hospital... claro. Gracias, Jack. Adis. Su madre tena una expresin de asombro. -Tienes que volver a grabar toda la cancin otra vez slo por una palabra? -Se hace todo el tiempo. A veces grabamos la pista de una armona completa y jams la usamos. Tess guard los duraznos en el refrigerador y dej el tenedor en el fregadero. Por la ventana situada frente a ste vea con gran claridad el jardn de la seora Kronek. La calle estaba dividida por un callejn sin pavimentar y ambos lotes tenan exactamente la misma disposicin, uno a cada lado. Casas, senderos y jardines eran simtricos, como las manchas en las alas de una mariposa. Las cocheras estaban construidas al lado del callejn, tan cerca una de otra que sus puertas quedaban perpendiculares con respecto a l. Mientras Tess observaba, una de las puertas de enfrente comenz a subir. Luego lleg un automvil y entr en la cochera de la seora Kronek. Un momento despus, un hombre alto, de traje, sali con un portafolios. Camin por la vereda hasta la puerta trasera de la seora Kronek. -Quin es? -pregunt Tess. Mary se levant y ech un vistazo. -Pues es Kenny Kronek... debes recordarlo. -Kenny Kronek? -Tess lo observ subir los escalones y entrar en el porche encristalado. Era esbelto y de cabello oscuro, y mir hacia afuera antes de que la puerta se cerrara tras l-. Te refieres a ese idiota al que siempre le sangraba la nariz? -Tess, qu vergenza! Kenny Kronek es un chico agradable. -Ay, mam! Eso dices siempre porque es el hijo de Lucille, y ella era tu mejor amiga pero sabes tan bien como yo que era un diota de primera. Vaya! Ni siquiera poda caminar sobre una lnea recta sin tropezarse. Y todos esos barros! Todava puedo oler el medicamento que usaba para el acn.

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-Kenny se encarg de su madre hasta el da en que muri, y no toda la gente agradable del mundo tiene buena coordinacin, Tess. Adems es un excelente padre y cuida muy bien la casa desde que Lucille muri. -Te refieres a que alguien se cas con l? -Claro que se cas. Fue con una chica que conoci en la universidad... Stephanie. Slo que ahora est divorciado. -No me sorprende -murmur Tess al alejarse de la ventana. -Tess, por favor... -su madre la reprendi con el entrecejo ligeramente fruncido. -Bueno, es que siempre... me estaba mirando. Sabes a lo que me refiero? -fingi un escalofro-. Era tan detestable. -Vamos, Tess, exageras! -Pues es cierto. La nica clase que tombamos juntos era coro, y cuando fuimos al festival de coros en Saint Louis, se sent conmigo en el autobs y no pude quitrmelo de encima. Ah estaba, sentado, tan sonrojado que pens que la nariz le sangrara ah mismo. Y luego trat de tomarme de la mano! Te juro que todos los compaeros se burlaron tanto que pens que morira. Mary tom su taza de caf y la puso en el fregadero. Luego, en voz baja, sugiri: -Por qu no sacas tus maletas del auto y lo estacionas cerca de la cochera? Es mejor que no dejes toda la noche en la calle un auto tan caro como se. Tess saba cuando la reprendan, y sinti una opresin en el pecho. Por qu le pesaba ms la llamada de atencin de su madre que la de cualquier otra persona? Condujo hacia el extremo sur de la cuadra y se encamin al callejn ms all de los cobertizos y cocheras donde sola jugar a las escondidas y a patear una lata cuando era nia. Los jardines tenan mucho prado y tantos aos que los lmites se haban borrado con rboles y arbustos silvestres. Pero ah, en Wintergreen, un poco ms arriba de la frontera sureste entre Missouri y Arkansas, donde los vecinos eran realmente vecinos y lo haban sido durante veinte o treinta aos, a nadie le preocupaban las lneas de demarcacin de sus propiedades. La cochera de Mary necesitaba pintarse. Sin embargo, para sorpresa de Tess, tena una puerta nueva. Acerc el vehculo, baj y ech un vistazo al lugar al otro lado del callejn. Todo estaba bien pintado, sin basura en ninguna parte. "Bien por San Kenny", pens con sarcasmo mientras tomaba su bolso de lona. Camino de la casa, observ que su madre se las haba arreglado para tener un jardn, pese a que debi dolerle la cadera al arrodillarse para plantarlo. La entrada trasera tena tres escalones y un barandal negro de hierro. Dentro haba un pequeo rellano con la puerta del stano directamente enfrente y la de la cocina, un escaln arriba a la derecha. Mientras Tess pasaba por la cocina, golpeando los muebles con su bolso, dijo: -Oye, mam, no debiste arreglar el jardn este ao con la cadera tan mal. Tess atravesaba la sala, rodeando el arco central que conduca a la escalera cuando Mary respondi. -Oh, no lo hice yo! Fue Kenny. Y ya viste la puerta nueva de mi cochera? Tambin la instal l. -Ese zonzo instal la puerta de la cochera? Me pregunto qu persigue con todo esto. El piso de arriba estaba distribuido en lnea recta; su techo segua el contorno del tejado, con una ventana en cada extremo.

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Cuando eran adolescentes, lo llamaban las barracas, y dorman en una fila de tres camas individuales. La escalera se ubicaba en uno de los lmites, con una fuerte barandilla hecha en casa. Frente a los ltimos escalones haba una ventana desde donde se apreciaba a vuelo de pjaro el patio de San Kenny. Tess pas corriendo por ah, dio una vuelta en u en torno del pasamanos y dej caer la bolsa en la cama ms alejada. Se haban ganado la distancia a la escalera por orden de nacimiento: la cama ms cercana a las escaleras, y al bao de abajo, era de Judy, la mayor; la de el medio era de Renee; y la que estaba al fondo era la de Tess, porque era la benjamina. Siempre detest que se refirieran a ella como la beb, y senta una oleada de arrogante satisfaccin por ser la que se haba marchado del pueblo y la que haba triunfado. Se detuvo pensativa y despus se encamin hacia el tocador; donde haba escrito por primera vez en su diario sus deseos de ser cantante; donde haba aprendido a maquillarse y se haba sentado a mirar la calle con la boca fruncida cuando la mandaban a su cuarto castigada. Por qu? Supona que tal vez haba sido necesario. Abajo, su madre la llam: -Tess? Ya pongo a calentar la cena? -Yo lo har, mam, no te preocupes. Slo djame colgar un poco de ropa primero, de acuerdo? -respondi Tess. -Bueno... est bien -replic su madre dubitativa, y luego aadi-: pero ya son cinco y diez y debe hornearse durante una hora completa. Tess no pudo evitar mover la cabeza. El horario comn de un msico profesional implicaba levantarse a medioda y hacer trabajo de grabacin en el estudio de dos a nueve; un mensajero llevaba comida alrededor de las ocho. Cuando tena noche de concierto deba salir a escena de las ocho a las once, y cenar casi hasta la medianoche. Sin embargo, Tess respondi, obediente: -All voy! Su madre ya haba metido la comida en el horno, pero dej que Tess pusiera la mesa. Mary sugiri que el acompaamiento perfecto para las grasosas tortas de papa era caf, con crema y azcar, por supuesto, y tarta de pacana con crema batida... de la de verdad. Cuando el plato principal estuvo caliente y listo, se vea tan tentador que Tess se lanz sobre l como un soldado despus de un da de marcha a campo traviesa. Mary sonri con satisfaccin al contemplarla. Tess estaba comiendo un trozo de tarta cuando alguien llam a la puerta posterior y entr sin esperar respuesta. -Mary? -dijo una voz de hombre, desde el pequeo espacio en la parte de atrs; era Kenny, ya sin traje, con una chaqueta de nailon roja y cargando un saco de veinte kilos de sal de grano sobre el hombro izquierdo. -Ah Kenny! Eres t -exclam Mary alegrndose al instante. -Te traje la sal para el suavizador -dijo, y abri la puerta del stano-. La pondr abajo. -Muchas gracias, Kenny! Sus pisadas resonaron cuando bajaba. Luego hubo una pausa mientras l abra la bolsa; despus la sal tintine al caer en el tanque de plstico del suavizador y l volvi a subir. Cuando cerr la puerta del stano y entr en la cocina, Tess clav los ojos en su plato. No tena de qu preocuparse, porque l no le dirigi siquiera una mirada. Se detuvo al lado de la silla de Mary y la vio directamente a los ojos. -Ya est. Todo lleno. Se te ofrece algo ms?

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-Creo que no. Kenny, recuerdas a Tess, no es as? l asinti en direccin a Tess. Fue un gesto tan brusco como rudo y ni siquiera lo acompa de un saludo. -As que ya tienes preparada la andadera para maana -le dijo a Mary; Tess segua comiendo su tarta. -S, seor. Ya tengo todo listo. -Ests asustada? -pregunt con tranquila sencillez. -No mucho. Ya he pasado por esto otras veces, as que ya s lo que me espera. -Entonces no necesitas nada? -No. Tess me llevar al hospital por la maana. Eso, si puedo entrar en ese pequeo auto suyo. No s cmo se llama, pero cost ms que esta casa. Lo viste, Kenny? Qu ms poda hacer Kenny sino contestar? -S, Mary, claro que s. Cuando se volvi para dirigirle una mirada impersonal a Tess, qu ms poda hacer ella sino saludarlo? -Hola, Kenny -dijo ella llanamente. -Tess -dijo l con tanta frialdad que ella dese que no hubiera dicho nada. Ya no tena acn. No era un hombre feo: ojos castaos, pelo oscuro; pero se mostraba muy altanero con ella. Despus del saludo de rigor, Tess se alej de la mesa pretextando ir por la cafetera, aunque lo hizo para ocultar su desconcierto porque l no le haca caso. Ella, Tess McPhail, cuya sola aparicin en el escenario enloqueca a sus fanticos, que gritaban y cantaban. Tess McPhail, despreciada por el torpe de Kenny Kronek. -Pensar en ti por la maana -dijo l en voz baja a Mary-. E ir a verte tan pronto te sientas con nimos para recibir visitas. Casey me pidi que te saludara y te dijera que te desea buena suerte. As que, ya lo sabes, prtate bien y nada de bailar hasta que el doctor te diga que puedes hacerlo, de acuerdo? Mary ri. -Oh! Mis das como bailarina todava no acaban, Kenny. l tambin ri. -Buena suerte, Mary -dijo l en voz baja. La cocina era pequea. Camin a la puerta y se encontr a Tess, de frente, con la cafetera en la mano derecha-. Con permiso -dijo, y pas a su lado como si se tratara de una desconocida en un ascensor.

Captulo dos
En el momento en que Kenny se march, ella dej caer la cafetera sobre el quemador, rode la mesa y comenz a apilar los platos. -Vaya! -explot mientras iba hacia el fregadero para colocar los platos en su interior-. Desde cundo se convirti en el hombre de la casa?

Tess McPhail no estaba acostumbrada a que la trataran como si no existiera.

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-Vamos, Tess, no seas malagradecido. En muchas ocasiones los muchachos no pueden venir a ayudarme, y Kenny est ms que dispuesto a hacerlo. No s lo que hara sin l. -Me doy cuenta. -Bueno, Tess, por qu te molesta tanto? -No estoy molesta, pero entr en la casa como si fuera el dueo. Y quin es Casey? -Su hija, y deja de golpear mis platos. Los he tenido desde que tu padre viva, as que por favor ten cuidado. -Supongo que ella tambin entrar sin tocar. -Qu te enfada tanto? El es mi vecino. Conoc a su madre durante cuarenta aos -entonces Mary se dio cuenta de la verdad-. Tess, creo que ests molesta porque no te prest atencin. -Ay, mam, por favor! Dame algo de crdito. -Te doy todo el crdito del mundo cuando te lo mereces, pero no cuando criticas a Kenny. -Fue muy descorts. -Puedes culparlo? Acabas de decirme lo mal que lo tratabas. Tess no respondi. Abri el grifo, llen el fregadero con jabonadura y comenz a lavar los platos, tarea que detestaba. -De acuerdo, pero es un patn de cabo a rabo. Su madre tom la toalla colgada detrs de la puerta de una alacena y empez a secar un plato. -No quiero discutir contigo, Tess. Nunca te agrad Kenny y no espero que eso cambie ahora; pero l ha sido bueno conmigo. Tess le quit a su madre la toalla y el plato. -Yo me encargo de los platos. T ve a hacer lo que quieras acustate y descansa, lee, prepara tus cosas para maana. Mary mir hacia la sala. -Bueno, la enfermera me dio un jabn especial para que me bae esta noche. -Adelante, bate; yo asear la cocina. Cuando Mary se fue, Tess sujet ambos extremos de la toalla para secar platos y los retorci en una lnea recta. "Cuatro semanas", pens. "Estar loca en menos de dos." Momentos ms tarde oy que corra el agua en la baera. Tess sigui ordenando la cocina y tratando de olvidar la casa de enfrente. Tena vagos recuerdos de haber jugado ah con Kenny cuando ambos eran muy pequeos. Pero s recordaba con ms claridad su renuencia a jugar ah cuando ya eran mayores. Estaba a punto de terminar de lavar los platos cuando de pronto se abri la puerta principal y una conocida voz femenina dijo: -Tess, dnde ests? Era Renee. El corazn de Tess se alegr. Esper a que ella entrara por el umbral de la cocina, y en un instante ah estaba: una mujer alta, de cabello oscuro, con un rostro como el de las princesas de Walt Disney. -Vaya, aqu ests! - Renee le tendi los brazos, feliz. -Hola, malvada! Renee sonri, le dio un abrazo a Tess y la zarande con alegra.

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-A qu te refieres? -Sabes a lo que me refiero. Mira que ordenarme regresar a casa y cuidar a mam Estoy tan furiosa contigo que podra ahorcarte. A Renee le pareci divertido. -Bueno, si eso es lo que hace falta para que regreses a casa, entonces supongo que hicimos lo correcto. -Probablemente me meters en grandes problemas, sabes? -Oh, vamos! -Renee le rest importancia. -Tengo un contrato de grabacin y se supone que en este momento debera estar en un estudio, grabando. Sabes que tuve que cancelar siete presentaciones por esto? -Y qu crees que tuvimos que cancelar nosotras la ltima vez que mam necesit ciruga? Dejaron de abrazarse y ambas retrocedieron para discutir. -Pero resulta ms fcil para ustedes -razon Tess-. Ustedes viven aqu. -Trata de decirle eso a Judy y vers hasta dnde llegas. -Ja! No tengo nada que decirle a Judy despus de la forma en que me habl. -Ella tambin est molesta contigo. Lo ha estado durante los ltimos diez aos porque nunca vienes a casa. -Cmo que nunca vengo? Claro que lo hago. -Claro que s. Una vez al ao, cuando tus compromisos te lo permiten, corazoncito, la familia merece ms que eso. -Es que t no entiendes. -Es tu turno, Tess, y lo sabes -respondi Renee llanamente. Estaban a mano. Tess se volvi hacia el fregadero, tir del tapn y dej que escapara el agua; luego se volvi e hizo un gesto en direccin al bao. -Va a volverme loca -susurr. Renee tambin baj la voz. -Esto ser slo por cuatro semanas; despus de la boda, yo podr ayudarla. -Pero yo ya no vivo as. Tener que comer tortas de papa fritas y tarta de pacana... por Dios! -Durante las prximas cuatro semanas, lo hars - Renee mir a Tess directo a los ojos color mbar-. Es tu madre. Te ama. Y sa es su manera de demostrarlo. Y cmo quieres que sepa lo que comes ahora? Nunca ests aqu. Aparentemente aquella iba a ser la recriminacin constante durante este regreso de Tess a casa. Encontraba difcil darles una respuesta porque su familia no tena ni la ms remota idea de la inmensidad de sus compromisos y de a cunta gente afectaban. -Ya se acost mam? -pregunt Renee. -No. Est tomando un bao. Est bien, entonces llamar a la puerta para saludarla y despedirme. Tengo que regresar a casa. Slo pas para saber si habas llegado bien. Renee cruz la sala hacia el pequeo vestbulo y toc la puerta del bao con la llave de su auto.

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-Mam? Hola, soy Renee, No puedo quedarme. Tengo que ir a casa y dar de cenar a mi familia, pero Judy estar aqu temprano por la maana, antes de que te internen, de acuerdo? -Muy bien, querida. Gracias por venir. -Necesitas algo? -No se me ocurre nada, pero si as fuera, Tess me ayudar. -Muy bien, entonces te ver por la maana. Cuando Renee regres por la sala, Tess estaba ah con las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros. Renee le dio un beso en la mejilla. -Te ver maana, muy temprano. Te dijo que tiene que estar all a las seis? La van a operar a las seis y media. -No te preocupes. Ah estar. -Bueno, slo preguntaba. Tess sigui a su hermana y se qued de pie en el vestbulo del frente mientras la vea alejarse en una camioneta azul. La tarde caa y la calle estaba silenciosa. Tess permaneci ah, sintindose contrariada y fuera de lugar, deseando estar en el estudio, en Nashville, a donde perteneca. Su madre sali del bao con una bata floreada de algodn. Por el modo en que caminaba, Tess se dio cuenta de que sufra. -Mam, en qu puedo ayudarte? -Treme una almohada de la cama y me recostar en el sof. Luego nos sentaremos a conversar. Se requirieron algunos minutos para que Mary se sintiera razonablemente cmoda en el sof. Cuando estuvo lista, dijo: -Ahora cuntame de los sitios que has visitado ltimamente. Tess comenz a hablarle acerca de lo ms interesante de los dos meses anteriores, pero despus de algunos minutos los ojos de Mary comenzaron a cerrarse. Por fin, Tess sugiri: -Mam, ests exhausta. Deja que te lleve a tu cama. El dormitorio de su madre no haba cambiado ms que el resto de la casa. Los muebles eran los mismos, y la alfombra, hasta donde Tess recordaba, era la de siempre. En la cajonera, la fotografa de la boda de sus padres comparta el espacio con la misma caja de madera para poner llaves y dinero, que en su poca haba guardado el contenido de los bolsillos de su pap, del que ya casi no tena recuerdos. Haba muerto en un accidente cuando conduca un camin del correo estadounidense; ella tena apenas seis aos. Los retratos de las nias colgados en la pared eran los mismos que se haban tomado cuando todas estaban en la primaria. Qu pasa conmigo?", se pregunt Tess. Por qu todo esto me provoca tan poca nostalgia?" Lo que s senta era una cierta repulsin por la agobiante inmutabilidad de la vida de su madre. Cmo pudo haber vivido todos esos aos sin reemplazar, si no al hombre, por lo menos la alfombra? Pero ella siempre deca que un hombre era suficiente, y que l fue el nico al que siempre quiso. Con honda tristeza en el corazn por todo lo que su madre haba perdido, Tess se inclin para arroparla. -Mam, por qu nunca te casaste otra vez despus de que pap muri?

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-No quise. Las tena a ustedes, nias, y luego a los nietos. comprenderlo, pero era feliz. Soy feliz. Mary se enderez y tom el rostro de Tess con ambas manos.

S que es difcil para ti

-S que viniste a casa contra tu voluntad, querida. Siento que Judy y Renee te obligaran a hacerlo. -No, mam, no es as, de veras. -Por supuesto que s; pero, sabes lo que pienso? Creo que esa vida que llevas te est agotando. Por eso dej que las chicas te obligaran a venir, porque creo que t lo necesitas ms que yo. Ahora, asegrate de dormir lo necesario. Tenemos que levantarnos a las cuatro y media para estar all a las seis, y eso es sumamente temprano. Ahora, dame un beso y apaga la luz. Despus de acostar a su madre, Tess sinti una punzada de desilusin. "No estoy lista para este cambio de papeles" pens "Es como si yo fuera la madre y ella la hija." Camin inquieta por la sala; mir el piano y toc quedamente una tecla; deseaba tanto sentarse a tocar, pero Mary necesitaba dormir y el piano la mantendra despierta. Tess extraaba su trabajo, el latido vital de la actividad incesante que marcaba sus das. Fue a ver la casa de enfrente por la ventana de la cocina. Las luces estaban encendidas tanto en la planta alta como abajo. Haba otro auto estacionado en la entrada y Tess se pregunt de quin sera. Qu le importaba? Por la manera en que estaban situadas las casas, pasara las siguientes cuatro semanas mirando las idas y venidas de los vecinos, pero lo que Kenny Kronek hiciera con su tiempo no tena inters alguno para ella. Molesta, se encamin arriba para buscar su piyama, y luego volvi a bajar para baarse. En el bao, las tuberas silbaban como si se tratara de una tetera hirviendo, de modo que las abri despacio y muy poco para evitar que se despertara Mary mientras se llenaba la baera. Una vez en el agua, se recost, cerr los ojos y pens en el lbum que estaba preparando. Tena ocho buenas canciones ya grabadas, pero se necesitaban diez. Dos canciones ms para ese lbum. Tena que encontrar buen material... sa es la clave del xito en este negocio. Tess planeaba pasar algn tiempo en el plano, escribiendo durante su estancia ah. Era el momento perfecto; cuando hubiera terminado de atender a Mary, le quedara tiempo suficiente para componer. Tal vez escribiera una cancin acerca de regresar al hogar y lo que senta. El principio de una cancin acudi a su mente y comenz a tararear. El trnsito del pueblo se arrastra por la plaza... Canturre la meloda cuatro veces, luego cant con suavidad la letra. Lleg al mundo en un tiempo de cuatro por cuatro, en acordes mayores, como una balada alegre. Pens en una segunda lnea. Hace dieciocho aos que se march de casa... Y una tercera. Recorri el mundo y ahora regresa... Tess abri los ojos y se sent para enjabonarse, tarareando el verso a fin de encontrarle una lnea final. Ninguna le satisfaca, pero al terminar de secarse, ponerse talco y su piyama de seda, tena las tres lneas listas y estaba ansiosa por subir a escribirlas. Se sent frente a su antiguo tocador y escribi la letra, ansiando bajar al piano y escuchar los acordes que tena en mente. A diferencia de la mayora de los cantantes de msica country, no tocaba la guitarra. El piano era el instrumento que las tres chicas McPhail haban aprendido a tocar. Aunque a menudo Tess envidiaba a los miembros de la banda que podan llevar sus

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instrumentos en el autobs o a la habitacin de algn hotel para tocar, cantar y componer dondequiera que se encontrarn. A las once se meti a su vieja cama y apag la luz. A medianoche todava estaba despierta a causa de la cancin y de un colchn que era todo, menos cmodo. La ltima vez que mir su reloj era la una treinta y ocho. TESS DESPERT sobresaltada al or que su madre la llamaba desde abajo. -Tess? Ya es hora de levantarte, querida. Ya faltan cinco para las cinco. -Muy bien, ya despert -contest con voz ronca, tratando de sentarse-. Oye, mam? -pregunt mientras caminaba pesadamente al lado de la barandilla-. A dnde dijiste que vamos? -A Poplar Bluff -Wintergreen era demasiado pequeo para tener un hospital-. Son treinta minutos en auto, como siempre. Como tena poco tiempo para asearse, Tess slo se lav la cara y se aplic un poco de lpiz labial antes de ponerse unos pantalones vaqueros y una camiseta gruesa de manga larga que tena impreso al frente EL JEFE, con enormes letras negras. Se dio tiempo para ponerse un par de aretes: se senta desnuda sin ellos, pero su cabello no tena remedio. Al final lo sujet con una liga y pas la cola de caballo por el agujero de una gorra. Vaya que se vea mal, pero los horarios de ciruga no esperaban, y su madre ya rondaba frente a la puerta del bao con el bolso colgado del brazo. -Llevar tu maleta al automvil -le dijo Tess-. Luego volver por ti para ayudarte a bajar los escalones de atrs. Esprame aqu, de acuerdo? Cuando volvi a la casa encontr a Mary en la cocina, con la mano en el interruptor de la luz, mirando la habitacin como si temiera que fuera la ltima vez. Dos palabras que mencion Kenny Kronek la noche anterior volvieron a la mente de Tess. l le haba preguntado si estaba asustada. En aquel momento, Tess se senta tan molesta por su presencia que no haba prestado atencin al comentario. Pero ahora, al contemplar los titubeos de Mary, se dio cuenta de que ni siquiera se haba molestado en preguntarse si su madre estara asustada al enfrentar esta segunda operacin. Y al parecer s lo estaba. -Vamos, mam -la apresur con suavidad-. Es mejor que nos vayamos. Yo me har cargo de todo. No te preocupes. Dejaron la casa cuando el Sol prolongaba sus sombras sobre los escalones de la entrada trasera. Al ver a su madre bajar con tanto dolor los tres escalones, Tess sinti lstima, y la ms grande oleada de amor desde que lleg a casa. La tom del brazo y la ayud a recorrer la estrecha vereda que llevaba al callejn. Cuando pasaban por el jardn recin plantado, Mary dijo: -Regars el jardn, verdad, Tess? -Por supuesto que s. -Si no sabes dnde se encuentra algo, slo pregntale a Kenny. Habr que podar el csped antes de que yo regrese, pero tal vez consigas que el hijo de Judy lo haga. Si no, algunas veces, cuando Kenny ve que es necesario, simplemente viene y lo poda sin que yo tenga que pedrselo. Por el amor de Dios! No exista siquiera la posibilidad de que ella le pidiera algo a aquel hombre.

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Llegaron al Nissan zx y Tess abri la puerta del pasajero, pero comprob, desde el primer esfuerzo de Mary, que subir al auto sera demasiado doloroso para ella. El asiento era muy bajo e iba a tener que agacharse mucho. -Mam -Tess mir la puerta cerrada de la cochera- Podras esperar mientras saco tu automvil? Creo que es mejor que nos vayamos en l. -Estoy de acuerdo. Tess corri a la casa para buscar las llaves, pero antes de sacar el auto de Mary tena que mover el suyo. Lo ech marcha atrs en el callejn, dej el motor encendido y baj. -Usa el control remoto que est en mi llavero -dijo Mary- Tengo una puerta automtica nueva. -De veras? Vaya, qu bien, mam! -Kenny la instal. Toda la alegra de Tess se esfum. San Kenny de nuevo. La nueva puerta se enroll con suavidad y Tess sac el conservador Ford Tempo que su madre tena desde haca cinco aos; baj para subir la maleta y se encontr a su madre sonrindole a Kenny, que vena cruzando el callejn. Usaba un traje deportivo gris y mocasines, y todava no se afeitaba. Pareca que no le importaba. Tess se qued al lado del auto de su madre, desairada. -Buenos das, Mary -dijo Kenny en tono agradable-. Vi que estabas aqu afuera y vine a despedirte. Ya tienes todo? -Mi maleta todava est en el auto de Tess. Planebamos ir en el de ella, pero el mo tiene ms espacio. -Quieres que la traiga? -Claro, si no te molesta. Est tratando de mover los dos autos. l se dirigi al Nissan y sac la maleta del estrecho espacio detrs de los dos asientos. La llev al auto de Mary, abri la puerta trasera y la dej ah; luego ayud a Mary a subir. -Ahora, entra despacio -le dijo mientras Mary se acomodaba con cuidado en el interior del auto. Kenny cerr la puerta y, por primera vez esa maana, mir a Tess por encima del techo del automvil, con una expresin deliberadamente indiferente. Ella esper a que acaso la saludara, pero l no lo hizo; slo dej que los ojos se fijaran en las palabras que llevaba en el pecho: EL JEFE. Por fin retrocedi y esper a que ella subiera al auto y lo sacara. Tess se dej caer en el asiento del conductor y cerr la puerta con tanta fuerza que sinti que le reverberaba el sonido en las orejas. Pas el brazo por encima del asiento y comenz a retroceder slo para descubrir que no haba puesto su auto lo suficientemente atrs. Exasperada, detuvo el Ford y abri la puerta. -Yo lo har -dijo l, y se dirigi al Nissan. -No te molestes -le grit ella. l no le prest atencin y se subi al rayo negro de cuarenta mil dlares, el auto soado por cualquier hombre, en tanto, Tess herva de indignacin. El Nissan retrocedi y esper. Lo nico que ella poda hacer era moverse para dejarle espacio. -Ay! Ese Kenny siempre tan considerado -dijo Mary con suma inocencia.

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Tess baj el cristal de la ventanilla y esper furiosa mientras l mova el auto hasta el espacio situado frente a la cochera y bajaba. Kenny se acerc despreocupado, solt las llaves en la mano extendida y dijo: -Lindo auto. Ella meti la mano como impulsada por un resorte y se march a toda prisa por el callejn. Dio vuelta a la izquierda en Peach Street y su madre le dijo. -No deberas ser tan grosera con Kenny, Tess. -l fue grosero conmigo. Y nadie toca mi auto. Nadie! -Pero Tess, slo estaba tratando de ayudar. -Ni siquiera me pidi permiso. l slo... slo se subi como si fuera la chatarra de cualquiera. Nadie ms que yo ha conducido ese auto. Ni siquiera dejo que lo toquen en los estacionamientos -Tess se dio cuenta de que estaba gritando, pero no poda evitarlo. Despus de una pausa de perplejidad, Mary murmur: -Bueno, yo slo... -su voz dej de orse porque se dio vuelta hacia la ventana. "No deb haberle gritado", pens Tess, "y menos hoy." Sin embargo, nunca haba sido buena para disculparse, y las palabras se quedaron en su mente. -Eh por qu no lo olvidamos, mam? Quieres? Avanzaron durante un rato. El Sol pareci quedar suspendido en medio de la carretera 160, lo que oblig a Tess a ponerse los lentes oscuros. Todo ah se vea igual que siempre. Ripley era un condado pobre. Daba la impresin de que la mitad de los residentes viviera en casas mviles; pero el paisaje era hermoso: tierra de arcilla roja, verdes prados, cerezos silvestres, las ondulantes colinas Ozark y los ranchos de caballos. Pasaron por campos donde pastaban vacas doradas, y una granja en la que las cabras estaban arriba del techo de lmina de su cobertizo. Ms adelante cruzaron el ro Little Black, que corra caudaloso y brillante bajo los rayos resplandecientes del Sol matutino. Mientras viajaban, Tess dej que la hermosa maana hiciera lo que debi lograr la disculpa que nunca lleg: eliminar la tensin. Cuando se detuvo al lado del cobertizo para vehculos del Hospital Doctors, Tess baj del auto. -Qudate aqu, mam. Ir por una silla de ruedas. Se dirigi al edificio de ladrillos cafs. Una mujer robusta, de cabello castao, la mir desde el escritorio de la recepcin en el hospital. Su identificacin deca MARLA. -Buenos das. Necesito una silla de ruedas para mi madre. Van a operarla hoy. La mujer se qued sin aliento. -Usted es... usted es Tess McPhail, verdad? -S, soy yo. -Ay, Dios! Adoro su msica! -Gracias. Cree que sea posible conseguir la silla de ruedas? -Oh, por supuesto! Marla casi se rompi una pierna por salir a toda prisa de su escritorio. Mientras Tess caminaba hacia la entrada, Marla la segua con la silla de ruedas y los ojos aduladores muy

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abiertos. Ambas acompaaron a Mary al interior y realizaron el papeleo necesario. Una vez que el registro estuvo terminado, Marla puso un papel sobre el mostrador y dijo: -Podras darme tu autgrafo, Mac? Puedo llamarte Mac? Tess garabate su firma con rapidez, le dirigi una sonrisa ensayada le record: -La operacin de mi madre es a las seis y media. No deberamos apresurarnos? En el pabelln de ciruga se llevaron a Mary para prepararla. A Tess la enviaron a una sala de espera, que estaba vaca cuando lleg. Un televisor empotrado en la pared, sin volumen, mostraba escenas de algn noticiario de la maana. En una repisa un pequeo lavabo comparta el espacio con la cafetera elctrica. Tess dej su bolso gris en una silla y fue directo hacia ella. El caf estaba caliente y ola delicioso. Llen una taza desechable y se la llev a los labios. Al volverse, se top con su hermana Judy en la puerta. La taza baj lentamente mientras las dos hermanas se miraban-, Tess permaneci inmvil. Judy no se mostr feliz de verla, como Renee. En vez de ello dej que la correa de su bolso se deslizara del hombro y dijo: -Veo que llegaste a tiempo. -Vaya, se s que es un saludo amable. -Es demasiado temprano para saludos amables -Judy se acerc a la cafetera y se sirvi una taza. Al verla, Tess pens: "Volvi a subir de peso." Tena la silueta de un tonel y cubra sus enormes dimensiones con blusas amplias. Era duea de un saln de belleza, as que su cabello siempre estaba teido y bien peinado, aunque a decir verdad Judy era una mujer muy poco atractiva. Cuando sonrea, los ojos parecan desaparecer del rostro. Pero cuando estaba seria, las mejillas le colgaban. Tena la boca demasiado pequea para ser bonita. Durante aos, Tess haba estado convencida de que el motivo por el que ella y Judy se llevaban tan mal era porque Judy le tena celos. Cuando la hermana mayor se volvi con una taza de caf en la mano, el contraste entre las dos mujeres subray la probabilidad de esa hiptesis. Incluso con la apariencia desaliada que Tess tena aquella maana, se vea linda y delgada en sus diminutos pantalones vaqueros. Slo con el lpiz labial como maquillaje, sus rasgos destacaban la cualidad fotognica que la haba llevado a la portada de docenas de revistas: una hermosa piel blanca como la nieve, salpicada con algunas pecas, ojos almendrados con pestaas castao rojizo y lindos labios. -A decir verdad, jams cre que en realidad vinieras -dijo Judy con franqueza. -La verdad es que no me agrad cmo me lo pidieron. -Supongo que donde trabajas nadie te da rdenes. -No tienes la menor idea de quin es la gente con la que trabajo ni qu hacemos. T slo haces suposiciones. -As es. Y tambin supuse que te encantara seguir haciendo lo que acostumbras desde que te marchaste de Wintergreen, es decir, dejarnos la responsabilidad de la atencin y el cuidado de nuestra madre a Renee y a m. -Pudiste habrmelo pedido de otro modo, Judy. -Y qu hubieras contestado? Que tenas una gira por Texas o cualquier otra cosa que es tan supremamente importante que todo en el mundo debe girar en torno a tu trabajo? -Judy, no podramos... -Tess levant las manos como si tratara de empujar una pesada puerta de cristal- ...olvidar todo esto y tratar de llevarnos bien mientras estoy aqu? Y la prxima vez

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que necesitas algo de m, no me llames y emitas un decreto imperial. Trata simplemente de pedirlo. Ya estoy grandecita y no acepto rdenes tuyas, de acuerdo? -Bueno, esta vez lo hiciste Mac, no es cierto? Nadie en la familia la llamaba Mac. Para ellas siempre haba sido Tess; en cambio, Mac era su sobrenombre artstico. Era el que sus fanticos haban acuado, el que se imprima en las camisetas que se vendan en los conciertos, el que el pas reconoca slo a un selecto grupo de artistas que haba triunfado con un solo nombre: Elvis, Sting, Prince... Mac. La palabra todava reverberaba en la habitacin cuando Renee apareci. -Oigan, ustedes dos! Aqu estn! Quieren que bajemos al pasillo antes de que lleven a mam a ciruga. Vamos. Tess se levant y sali a toda prisa. -Qu le pasa? -le pregunt Renee a Judy. -Lo mismo de siempre. Cree que es demasiado buena para el resto de nosotros. -Judy, tienes que estar molestndole todo el tiempo? Acaba de llegar, por el amor de Dios! En el pasillo, Mary estaba en una camilla. Sus hijas la besaron por turnos. Despus la vieron alejarse con lentitud, y permanecieron quietas, tres hermanas en medio del corredor de un hospital, moderando la discordia entre ellas porque su preocupacin se centraba en la madre que todas amaban. Ella era la fuente de tantos de sus recuerdos comunes de la infancia, la proveedora del apoyo y el amor que siempre haba estado presente en sus vidas. Y durante esos instantes en que unos desconocidos se llevaban a su madre para atenderla, el tro se uni. Las puertas se cerraron tras la camilla y los zapatos blancos con suelas de goma y las ropas azules esterilizadas desaparecieron. Renee suspir y se volvi hacia las otras. -Les invito una taza de caf caliente en la cafetera -las tom de los codos y las oblig a caminar junto a ella-. Vamos, ustedes dos, ya dejen de pelear. Mientras estuvieron en la cafetera, Judy no pronunci una sola palabra. Su actitud de silenciosa antipata perme el instante y matiz los sentimientos entre las tres hermanas al desayunar. Renee orden avena. Tess pidi media toronja con un bisquet tostado y seco. Judy se comi dos donas y una taza de chocolate caliente.

Captulo tres

Cuando por fin regresaron a la sala de espera, Tess no poda mantenerse despierta.
en el sof, cabeceando, cuando se oy a una voz masculina decir: -Seoras? Soy el doctor Palmer.

Estaba

Se estir y se levant cuando l entr en el saln, vestido con las ropas azules de ciruga, y les estrech la mano.

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-Nuestra estrella local -expres al soltar la mano de Tess-. Gusto en conocerla le dijo a cada una de ellas-. Su madre reacciona de maravilla. La operacin fue todo un xito y no encontramos nada extrao. Segn entiendo, una de ustedes se har cargo de ella por un tiempo. -S, yo -dijo Tess. -Queremos levantarla maana y ponerla a caminar al da siguiente. Es mejor comenzar a usar la cadera de inmediato. Le daremos terapia fsica aqu y usted la ayudar con la terapia en casa. El terapeuta le dar algunas instrucciones. -Cundo podr regresar a casa? -La daremos de alta en cinco o seis das, dependiendo de su recuperacin. -Cundo podremos verla? -Apenas la estn trasladando a su cuarto. Denle tiempo para que se acomode... unos diez minutos, ms o menos... luego pueden subir a verla. Cuando las hermanas decidieron ver a Mary, la encontraron medio dormida, con la cabecera de la cama enderezada. Abri los ojos y les dirigi una sonrisa lnguida. Renee se acerc a la cama. -Ya termin. El doctor dice que todo sali muy bien. Mary asinti dbilmente. Tena un par de mangueras de oxgeno en la nariz, una venoclisis en la mano y un catter que asomaba debajo de las sbanas. -Estoy tan cansada... -murmuro, y cerr poco a poco los ojos. Una enfermera entr, les sonri y comenz a tomarle el pulso. Despus de anotarlo en el expediente, dijo: -Dormir durante un rato. Les avisaremos cuando despierte, si prefieren esperar en la sala. As que regresaron a beber ms caf y a pasar las horas, turnndose para vigilar a su madre. Todava estaban en la sala esa tarde cuando una adolescente meti la cabeza por la puerta. -Hola a todas! Cmo va todo? Judy levant la cabeza de su revista. -Ah! Hola, Casey! -Bueno, Casey, qu haces por ac? -pregunt Renee, -Andaba por aqu, montando un rato a caballo. Cmo est Mary? -era ms linda que una flor, con una rubia trenza francesa suelta y un desaliado sombrero de paja, una camisa desteida y pantalones vaqueros azules con enormes agujeros en las rodillas. Cuando entr en la habitacin, el olor a caballos la acompa. -La verdad es que muy bien. -respondi Renee. La ciruga fue perfecta y ha estado descansando mucho

-Bueno! Eso suena estupendo! -le tendi la mano a Tess-. No creo que nos hayamos visto antes. Soy Casey Kronek. Vivo frente a su madre, al otro lado del callejn. -Hola, Casey. Soy Tess. -Lo s. Diablos! Todo el mundo lo sabe. Le dije a mi padre tan pronto como supe que vendra a casa: "Oye, tengo que conocerla!" Su madre es una mujer adorable. Siempre ha sido como una abuela para m -de pronto se volvi hacia Judy-. Entonces, Tricia ira a la universidad el prximo otoo? -La aceptaron en Southeast Missouri. Y t?

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-Oh, Dios, no! -Casey levant ambas palmas-. Nada de universidades para m, gracias. No tengo suficiente cerebro para eso. La cra de caballos es ms mi estilo. -Todava cantas con esa pequea banda? -pregunt Renee. -No. Nos separamos. Por aqu no hay ningn sitio en el que se pueda encontrar trabajo como cantante, y adems, pap dijo que me estaba desvelando mucho, y aun si no quiero ir a la universidad en septiembre, tengo que acabar el bachillerato. Dijo que la banda me distraa mucho. Renee se volvi hacia Tess. -Casey es como t, Tess. Siempre est cantando. -Shh! -la rega Casey-. Pensar que vine hasta aqu buscando su ayuda o algo as. De verdad slo vine a ver cmo estaba Mary. Y a darle esto -le entreg algo a Renee-. Es un trbol de cuatro hojas. Lo encontr en la llanura. Dselo y dile que la quiero mucho, de acuerdo? -Por supuesto que lo har, Casey. S que te lo agradecer. -Bueno... -Casey se qued un momento ms, luego, abruptamente, le tendi la mano a Tess-. Me dio mucho gusto conocerla, seorita McPhail... eh, Tess... Mac. No s como llamarla. -Por estos rumbos todos me dicen Tess. En otras partes -hizo un gesto que comprenda al resto del mundo- soy Mac. Escoge el nombre que gustes. -Entonces te dir Mac - Casey sonri, solt la mano de Tess y dio un paso atrs-. S hay algo que quisiera pedirte, si es posible. Como vamos a la iglesia metodista a la que va tu madre... bueno, mi pap es el director del coro... Crees que puedas venir a cantar con nosotros un domingo? Realmente sera grandioso. Tess McPhail y el coro de la Primera Iglesia Metodista de Wintergreen! S que tendramos casa llena ese da! La idea de subir a la galera del coro y que la dirigiera Kenny Kronek le pareca tan atrayente como masticar vidrio. -Djame pensarlo, de acuerdo? -Claro -Casey le sonri a Tess-. Bueno, es mejor que me vaya. Mucho gusto en conocerte. -Lo mismo digo. Cuando se fue, Tess coment con amargura: -San Kenny dirige el coro de la iglesia? Y desde cundo califica para hacerlo? -No califica -respondi Renee-, pero cuando la seora Atherton enferm no haba nadie que se hiciera cargo, y Casey lo convenci de que lo hiciera. Eso fue hace como seis meses, y nadie ms se ha ofrecido como voluntario, as que sigue de director. -San Kenny? -intervino Judy. -Bueno, y acaso no lo es? Parece que mam ya lo canoniz. -l es muy bueno con ella. -Muy bueno con ella! Pues, bien podra mudarse a la casa. Planta su jardn, llena su suavizador del agua, le instala la puerta de la cochera. Me sorprende que no haya venido a hacerle la operacin de prtesis de cadera esta maana. Quiero decir, qu est pasando aqu? Judy y Renee intercambiaron mira das de perplejidad. -Tal vez sea mejor que t nos digas lo que sucede -respondi Renee-. El ayuda a mam. Qu tiene eso de malo?

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Tess qued atrapada en un arranque de furia sin sentido. Cmo confesarles que Kenny la haba enfurecido porque la desair? Si eso no la haca parecer como una estrella con un gran ego, entonces qu podra ser? -Yo siempre le envo dinero. Suficiente dinero. Qu hace con l? Pudo haber pagado para que le instalaran la puerta y contratar a alguien que podara el csped, pero en vez de ello deja que Kenny Kronek lo haga. Me exaspera, es todo. Y saben qu otra cosa me duele? El hecho de que ofrec comprarle una casa, la que ella quisiera, una casa nueva, pero se neg. Por el amor de Dios, ya vieron cmo estn las alacenas de su cocina? Los escalones del frente estn todos desalineados y la vereda se est desmoronando. Le envo ropa hermosa de buenas tiendas, y ella usa esos viejos pantalones verdes de polister que quiz compr hace quince anos. Sencillamente ya no la entiendo. Cuando Tess termin, un silencio profundo y lleno de cavilaciones rein en la habitacin. Judy y Renee intercambiaron miradas de nuevo antes de que esta ltima hablara. -Se est haciendo vieja, Tcss. No quiere cambios. Quiere lo que le es familiar. Tiene toda una vida de recuerdos en esa casa. Por qu querra cambiarse de ah? -Muy bien, de acuerdo, tal vez no quiera dejar la casa; pero no podra modernizarla un poco? -Sabes cul es tu problema? -intervino Judy-. No has estado aqu para verla envejecer. Vienes a casa una vez al ao y exiges que sea la misma que siempre fue, pero no lo es. Si as es feliz, ser mejor que la dejes en paz. Tess mir a Judy y luego a Renee. -Est bien mam? -Bsicamente, s. Y ya que estamos en eso, deja que Kenny Kronek haga lo que quiera por ella -aadi Renee-. La verdad es que l parece ser el nico capaz de convencerla de hacer algunos cambios. Jim le ofreci, no s cuantas veces, instalarle una puerta automtica para la cochera, pero ella siempre se neg. Luego, un da, as nada ms, nos dice que Kenny le instal una. No pretendo comprenderlo; slo agradezco que est cerca. CUANDO TESS y sus hermanas entraron esa tarde por ltima vez en la habitacin de Mary, Tess mir a su madre de otra manera, tratando de asimilar el hecho de que estaba envejeciendo, de que a los setenta y cuatro aos tena el derecho de volverse un poco problemtica. Tal vez Judy estaba en lo cierto. Quiz venir tan pocas veces a casa la dejaba con la ilusin de que el tiempo no avanzaba. Renee puso el trbol de cuatro hojas en la palma de Mary. -Te lo enva Casey Kronek. Vino a ver cmo estabas y me pidi que te lo diera. Regresar a visitarte maana. -Ah! Qu linda. Casey es una chica muy dulce. -Oye, mam -Tess tom la otra mano de Mary-. Ya me voy, pero volver maana. -Tambin nosotros nos vamos -dijeron Judy y Renee. Todas la besaron, y cuando la dejaron tena un aspecto adormilado y plido. Afuera, Tess aspir profundo el aire de la calle. Cuando se alejaba en el auto, senta como si por fin la dejaran en libertad, aun en el viejo Ford Tempo de Mary. El da de primavera era maravilloso. Tess se tom su tiempo, se detuvo en un supermercado y compr algunas verduras frescas, aderezo para ensaladas bajo en caloras y pechugas de pollo deshuesadas antes de

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regresar a Wintergreen. Mientras conduca por aquellos conocidos caminos, comenz a ordenar los confusos sentimientos que tena respecto a estar de nuevo en casa. Haba algo extrao en el hecho de vivir lejos de la familia. En Nashville poda olvidar los diarios recordatorios acerca de la salud de su madre, la envidia de Judy y el resto de los pequos conflictos que haban surgido en las ltimas veinticuatro horas. Estar ah la forzaba a reflexionar lo diferente que era de la chica que sali de Wintergreen. Sus valores y prioridades haban cambiado. Su ritmo haba cambiado. Acaso era necesariamente algo malo? Ella no lo crea as. Lo que haba logrado hacer con su vida requiri de gran cantidad de energa y dedicacin. Eran las seis de la tarde cuando se estacion en el callejn; Kenny Kronek podaba el csped de su madre; llevaba pantalones vaqueros, una camiseta blanca de cuello en V y una gorra de bisbol azul y rota de los Cardenales. Alz la vista, pero sigui podando mientras ella se detena en el callejn y abra la puerta de la cochera. Una vez que el vehculo de su madre estuvo guardado y su propio auto estacionado afuera, Tess tom sus provisiones y se dirigi a la casa. Ella y Kronek se encontraron de frente, a medio camino de la acera. El se detuvo y disminuy la potencia de la podadora. -Cmo sali todo? -pregunt l sin sonrer. -Perfecto -replic ella de manera tajante-. No surgi ninguna complicacin. -Vaya, sas son buenas noticias. -Conoc a tu hija hoy -le coment con diplomtica amabilidad-. Es natural y autntica. l se inclin, tom una pequea vara que estaba frente a la podadora y la lanz a un lado. -Con eso quieres decir que ola a caballo, verdad? Si se hubiera tratado de cualquier otra persona, Tess se habra redo a carcajadas; pero como era Kenny, hizo un esfuerzo supremo por contenerse. -Un poco. Ella me pidi que algn da fuera a cantar al coro de la iglesia. l le dirigi un rpido vistazo y murmur algo por lo bajo, como si maldijera; luego se rasc la nuca. -Le dije que no te molestara con eso. Espero que no creas que fue idea ma. Tess record la atraccin que l senta por ella en el bachillerato y dijo con el sarcasmo suficiente para irritarlo: -Bueno, y por qu iba yo a pensar semejante cosa? El se enderez la gorra de bisbol y le dirigi una mirada de disgusto bajo la visera. -Tengo que volver al trabajo. Aceler el motor hasta que el ruido retumb en los odos. Ella se inclin cerca de l y grit por encima del estruendo: -No tenas por qu podar el csped, sabes? Iba a llamar a mi sobrino para que lo hiciera. -No te preocupes -replic l tambin a gritos. -Con gusto te pagar. l la mir de tal modo que la hizo sentirse del tamao de un microbio. -Por aqu no acostumbramos pagar a los dems cuando nos hacen un favor, seorita McPhail. -Yo nac por aqu, en caso de que lo hayas olvidado. As que no me hables en ese tono, seor Kronek!

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l levant los ojos apenas lo suficiente para mirar la silueta del rostro de Tess y dijo: -Ah! Disclpame... Mac, No es as? -Dime Tess, cuando por fin te dignes bajar de tu nube particular y hablar conmigo. -Sabes? Siempre tuviste mal genio. -Yo no tengo mal genio! l dej escapar un bufido y comenz a empujar la podadora; luego le grit por encima del hombro: -Te equivocas, Mac -pronunci el nombre en un tono tan provocador que ella dese correr tras l y tirarlo al piso. En vez de hacerlo, entr a toda prisa en la casa y dej caer la bolsa con los comestibles en la mesa, preguntndose cundo, en los ltimos dieciocho aos, se haba sentido tan furiosa. Para distraerse decidi llamar a su productor, Jack Greaves, que le inform que Carla Niles iba a grabar una nueva pista armnica para Oro ennegrecido, y que se la enviara al da siguiente. Mientras estaba en el telfono de la cocina, lleg un auto que se estacion tras la cochera de los Kronek, el mismo que vio el da anterior, un Plymouth Neon blanco. Una mujer baj de l y cruz el callejn hacia Kenny. Tendra unos cuarenta aos, usaba finas zapatillas de tacn bajo y un traje de calle para el verano, de color durazno plido. Conforme se acercaba, l detuvo la podadora y avanz un par de pasos a su encuentro. Kenny seal con el pulgar la casa de Mary, y la mujer le ech un vistazo rpido. Luego sonri y regres por el callejn mientras l segua podando el csped. Media hora ms tarde, Tess estaba lavando una lechuga cuando se asom por la ventana y vio a la mujer, que se haba puesto unos pantalones, salir con una bandeja por la puerta trasera y colocarla en la mesa para das de campo de Kenny. Un momento despus, Casey sali con otra bandeja. La mujer llam a Kenny, que entonces ya haba terminado de podar el jardn de Mary y llevaba la mitad del suyo, y los tres se sentaron a cenar. Quin ser?", se pregunt Tess. Se contuvo y se alej de la ventana. "A quin le importa", pens al poner a cocer a fuego lento una pechuga de pollo. Luego fue a la sala para hacer lo que haba estado ansiando todo el da. Para ella componer era como jugar... siempre fue as. Algunas veces le pareca ridculo que le pagaran por hacer algo que le daba tanto placer. De hecho, las regalas por sus canciones originales le redituaban varios cientos de miles de dlares al ao. Tom una pequea grabadora, papel pautado y lpiz y se sent al piano para trabajar en la idea de la cancin que haba tenido la noche anterior.
El trnsito del pueblo se arrastra por la plaza, hace dieciocho aos que se march de casa recorri el mundo y ahora regresa

La ltima lnea del verso segua eludindola. Le llegaban ideas, pero las descartaba una tras otra. Estaba concentrada por completo en su composicin cuando una voz dijo: -Oye! Mac? Soy yo, Casey. Eso hizo que Tess girara en el banco del piano. Casey estaba a la mitad de la habitacin, desenvuelta y sonriente. Ya no iba con su atuendo de montar, sino con pantalones vaqueros azules, limpios y una camiseta amarilla de algodn, metida bajo la pequea cintura del pantaln.

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-Te escuch tocar -dijo. -Estoy trabajando en una cancin que se me ocurri anoche cuando estaba en la baera. -De qu se trata? -Es acerca de lo que se siente volver aqu despus de haber estado fuera tanto tiempo. El pueblo, mi madre, esta casa. Cmo nada cambia. -Puedo escucharla? Tess ri entre dientes. -Bueno, generalmente no toco mi material frente a nadie hasta que lo haya registrado en derechos de autor y est grabado. -Oh! Temes que pueda robrtela o algo as? Vaya, sa s que es buena -Casey solt una carcajada-. Anda, por favor, djame orla -insisti. Se lanz sobre un silln mullido y coloc una pierna sobre el enorme brazo del mueble, tan cmoda como si se encontrara con un viejo amigo. Tess se volvi hacia el piano; a pesar de todo, la chica le caa bien. Casey tena una naturalidad que no llegaba a ser presuntuosa. La verdad era que, debido a la ajetreada vida de Tess, tena pocos amigos fuera de la industria de la msica. Esta muchacha pareca querer serlo, y Tess la acept. -Muy bien. Esto es lo que tengo hasta ahora. Toc las primeras tres lneas y luego trat una cuarta opcional. Era fcil ver que no encajaba. -Tcala de nuevo -pidi Casey. Tess toc y cant una vez ms.
El trnsito del pueblo se arrastra por la plaza, hace dieciocho aos que se march de casa, recorri el mundo y ahora regresa

"Pero ha visto mucho y el pueblo le pesa", aadi Casey en una aterciopelada voz de contralto perfectamente afinada. "No puede volver. Sabe demasiado." Las ltimas dos lneas que Casey introdujo creaban una hechizante reflexin. Tess le puso msica y enseguida cerr los ojos mientras el ltimo acorde disminua en el silencio como una perezosa columna de humo sobre las cabezas. La habitacin qued en silencio durante diez segundos. Entonces Tess dijo: -Perfecto. Se inclin hacia el frente y escribi las palabras y la meloda en el papel pautado. Cuando termin, dej el lpiz y dijo: -Hagmoslo de nuevo! Mientras cantaban, Tess reconoci una voz nica y especial. Tena un toque de determinacin y aspereza. Adems iba acompaada de un buen odo musical, pero lo ms importante era su arrojo. No muchas chicas de diecisiete aos podan cantar al lado de alguien tan famoso como ella sin amedrentarse. Casey lo hizo con la pierna sobre el brazo del silln y los ojos cerrados. Cuando los abri, la estrella de msica country que estaba al pilano la miraba por encima del hombro, divertida.

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-As que dime, acaso viniste hasta ac para demostrarme tus habilidades? -En parte -admiti la chica. -Bueno, pues en realidad estoy muy impresionada. Podras lijar una tabla con la aspereza de tu voz -Tess se volvi y mir a Casey-. Me gusta. -El problema es que siempre destaca. -Quieres decir en un grupo, como el coro de la iglesia. -Aj. Ah! Eso me recuerda. A mi pap no le gust que te molestara al pedirte que cantaras en el coro. Dijo que estaba siendo impertinente y me orden que me disculpara. Esa es la verdadera razn por la que estoy aqu. As que lo siento. Es slo que no lo pens -Casey se encogi de hombros-. Debes poder venir a casa y sentirte en libertad de ir y venir en paz, sin que la gente te importune como en otras partes. -Eso te dijo tu padre? -Aj. Tess lo pens un momento. -Es toda una sorpresa -se levant-. Puse a cocer una pechuga de pollo. Es mejor que vaya a ver cmo est. Casey la sigui a la cocina y se apoy contra la puerta para observar a Tess levantar la tapa de la olla, picar la pechuga de pollo y comprobar que estaba cocida. Tess apag el fuego y sac el aderezo de ensalada del refrigerador. -Qu se siente estar all, frente a toda esa gente? -pregunt Casey-. Quiero decir, debe ser impresionante. -Es lo nico que siempre quise hacer. Me encanta. -S, s a lo que te refieres. Yo he cantado desde que tena tres aos -Tess puso su comida en la mesa. Casey se alej de la puerta-. Creo que es mejor que te deje comer. -No. Sintate y conversemos. Tengo un poco de tarta de pacana que puedo ofrecerte. -De la que hace Mary? -Por supuesto. -Oye, eso suena maravilloso. Cuando Tess iba a tomarla, Casey le orden: -T sintate a comer. Me servir yo misma -saba muy bien dnde encontrar plato, tenedor y esptula. -As que... dnde vives en Nashville? -pregunt Casey mientras llevaba la tarta a la mesa. -Tengo una casa propia, pero slo vivo ah parte del tiempo. El resto lo paso en giras de conciertos. -Es malo estar tanto tiempo fuera? -Era peor cuando viajaba por autobs. Era como estar atascados todos juntos, viviendo en sitios muy pequeos con la misma gente da tras da. Pero ahora es mucho ms fcil, porque tengo mi propio avin. -Tu propio avin? Vaya! Tess ri entre dientes ante la enorme inocencia de la chica.

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-Ahora bien, cuntame, cmo se hace una grabacin? -pregunt Casey. Tess an se lo estaba explicando cuando oyeron la voz de Kenny desde la puerta trasera. -Casey, qu ests haciendo ah todava, molestndola? -Ya estaba oscuro y tenan encendidas las luces de la cocina. Tess se inclin para mirarlo por la puerta ms distante. -No me molesta. Yo le ped que se quedara. -Slo estamos conversando, pap, es todo -dijo Casey. l entr sin que lo invitaran. Coloc una mano a cada lado del marco de la puerta y meti la cabeza en la habitacin. -Casey ya vmonos. Te dije que volvieras de inmediato. -Puedo terminar mi tarta primero? -pregunt ella con cierta parsimonia. -Ests segura de que no te molesta? -pregunt l, dirigindose a Tess. -Djala que termine. -Muy bien. Tienes diez minutos -respondi y se fue. Cuando la puerta de malla se cerr tras l, Casey dijo: -No s por qu me vigila tanto hoy. Nunca lo hace. -A qu se dedica tu pap? -Indag Tess. -Es contador pblico con cartera. Tiene su propio negocio en el centro del pueblo, a un lado de la plaza, a tres puertas de la tienda de ropa en la que trabaja Faith. -Faith? -Faith Oxbury, su novia. -Es la que cen con ustedes hoy? -Aj -Casey lami la cuchara-. Viene a cenar casi todas las noches. Han estado juntos desde siempre. Tess se pregunt cunto significara "desde siempre pero no iba a preguntarle. Casey dej la cuchara en la mesa e hizo a un lado el plato. -Mi pap y Faith han salido juntos tanto tiempo que la gente los trata ya como si estuvieran casados. Juegan juntos al bridge y los invitan a fiestas juntos. Bueno, ella incluso enva nuestras tarjetas de Navidad a nombre de los tres. -Entonces, por qu no se casan? -Se lo pregunt una vez a mi pap. Me dijo que es porque ella es catlica, y si se casa con un hombre divorciado ya no podra recibir los sacramentos en su iglesia; pero si me lo preguntas, pienso que es una excusa muy tonta para no casarte con un hombre con el que has estado saliendo durante ocho aos. -Ocho aos. Es mucho tiempo. -T sabes cmo es eso. Y te dir algo ms. Quieren que piense que no sucede nada entre ellos... me refiero a que ella nunca duerme en casa y l nunca se queda toda la noche con ella; pero si ellos creen que yo me trago eso, son mucho ms tontos de lo que consideran que soy yo. Aunque, sabes? en el fondo tengo que aceptar el hecho de que a mi pap le importe tanto el respeto que siento por l, como para no arriesgarse a perderlo. As que ella viene, prepara la cena y se queda hasta las nueve; luego l la acompaa a su auto y le da las buenas noches. Y los

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domingos ella va a su iglesia y nosotros a la nuestra; al menos todos nos llevamos bien. Faith es muy buena conmigo. Casey se detuvo y aspir profundo. -Bueno. Ya se acabaron mis diez minutos -se levant y llev sus platos sucios al fregadero, seguida de Tess. Una vez que dej correr el agua sobre el plato, se volvi y dijo-. Gracias por dejarme escuchar la cancin que ests componiendo, y por la tarta, y dejarme hacerte preguntas. Puedo darte un abrazo? Tess acababa de dejar sus platos sucios cuando Casey la abraz con fuerza y ella le correspondi. Mientras Tess estaba entre los brazos de Casey, la chica exclam: -Oh! Eres genial! exactamente igual a ti. Y creciste aqu mismo, al otro lado del callejn. Quisiera ser

Despus de aquellas palabras tan emotivas, la impetuosa chiquilla se lanz a la puerta. -Buenas noches, Mac. Dile por favor a Mary que maana ir a verla por la tarde.

Captulo cuatro

Al da siguiente de la operacin de Mary, Tess lleg a visitarla a media maana y descubri

que extraaba la compaa de sus dos hermanas, que no llegaron a verla como lo haban prometido. Era difcil ver a su madre aferrada a la andadera y tratando de mantenerse derecha. Virginia, que tal era el nombre de la terapeuta fsica, lleg y alz varias veces las piernas de Mary, lo que caus que sta emitiera suaves quejidos. -Usted la va a ayudar con la terapia en la casa -le dijo la terapeuta a Tess-. Quiere intentarlo ahora? -No! Quiero decir, contine usted. La ayudar maana -la idea de ser ella la que provocara dolor a su madre le haca sentir un vuelco en el estmago. A medioda, una enfermera retir la sonda del oxgeno de la nariz de Mary, pero le dej el catter y la venoclisis, encadenndola a la cama en su arrugada bata reglamentaria abierta por detrs. Cuando Judy apareci, casi a las dos de la tarde, Tess la salud con patente entusiasmo, lo que la sorprendi hasta a ella misma. Judy se mostr indiferente y se acerc contonendose hasta la cama para expresarle su amor a Mary. -Hola, mam! Cmo te sientes hoy? -Temo que no muy bien. Me duele mucho. -Bueno, ya sabes cmo fue la ltima vez. Si puedes aguantar los primeros dos das, luego mejorars con gran rapidez. De algn modo, a Tess le pareca que sus hermanas saban exactamente qu decir para consolar a su madre, en tanto que ella se senta torpe al hacerlo-. Renee se tomar el da libre hoy -inform Judy a Mary-. Tiene que arreglar algunos asuntos relacionados con la boda. Ha venido alguien ms a verte?

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En ese momento una algaraba de voces se aproximo por el corredor, y tres personas entraron en la habitacin al mismo tiempo: Casey, su padre, con una caja de chocolates, y un hombre de ms de cincuenta aos que usaba una camisa veraniega de manga corta con cuello de sacerdote. Mary sonri al verlo. -Reverendo Giddings. -Mary -dijo l con cario, al tomarle la mano. -Y Casey y Kenny. Dios mo, qu agradable. Se acercaron a Mary y la besaron, mientras, Casey tom la caja de dulces de las manos de su padre y la coloc con suavidad sobre el estmago de Mary. -Son tus favoritos... chocolates muy, muy amargos. -Oh, claro que s! Son mis favoritos. Casey se encarg de vigilar la operacin de abrir los dulces; entre tanto, el reverendo Giddings le trasmita a Mary los mensajes y buenos deseos del resto de la congregacin. Al entrar a verla, las visitas expresaban su contento. En medio de tal animacin Kenny qued de alguna manera unto a Judy y Tess, a los pies de la cama. Mir brevemente a Tess y dijo: -Hola. Cmo ests? -Bien, aunque un poco cansada. No estoy muy acostumbrada a este horario. -Miren, nias -las llam Mary con cario-. Chocolates amargos. Quieren uno? -No, gracias, mam -respondi Tess; Judy, en cambio, se acerc para tomar uno. Kenny y Tess quedaron separados de los dems. -Casey estaba muy emocionada cuando regres a casa anoche. Supongo que sabes que verdaderamente encendiste una hoguera. -Creo que el fuego estaba ah antes de que fuera a verme, as que si ests molesto... -Quin dijo que estoy molesto? -Bueno, segn tengo entendido, no te agradaba mucho que cantara con su banda. -Pero eso fue porque eran un montn de viciosos y muchachos que no terminaron la escuela. Diablos! Creo que slo la guillotina lograra que Casey dejara de cantar. -Mencionaron mi nombre por aqu? -Casey se acerc y se les uni-. De qu hablan ustedes dos? -De anoche -dijo Tess. La efervescencia natural de Casey surgi de inmediato. -Fue una velada maravillosa. Casi no pude dormir cuando llegu a casa. -Tampoco yo. Esa cancin sigue preocupndome. -Ya tienes el segundo verso? -Mmn -Tess agit la mano-. Uno malo, tal vez. -No creo que puedas escribir nada que sea malo. -Oh! Te aseguro que he escrito algunas canciones tan malas que mi productor sufra al escucharlas. -Y si a tu productor le gusta una cancin y a ti no?

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-Bueno, en realidad ya me ha ocurrido. Una vez me pidi que oyera una cinta de demostracin que yo consideraba realmente mala, pero estuve de acuerdo con darle una oportunidad. Y al final result ser uno de mis discos sencillos mejor vendidos. -Cul? -Marcada. -Ah, sa me gusta! Kenny permaneci de pie, escuchando la cancin. Estaba sorprendido por la atencin que Tess le prestaba a Casey, dados los amargos recuerdos de sus das de bachillerato. El da anterior la haba acusado de tener mal carcter, pero no haba rastros de l cuando estaba con Casey. El reverendo Giddings se acerc a Tess y le tendi la mano. -Creo que no he tenido el placer de conocerla. Soy Sam Giddings. He sido ministro en la iglesia metodista de Wintergreen desde que el reverendo Sperling se retir. -Mucho gusto en conocerlo -Tess le sonri-. Mi madre me ha hablado mucho de usted. -Mi esposa y gran parte de la congregacin son asiduos fanticos suyos. Las personas de por aqu estn muy orgullosas de su xito, jovencita. Y debo confesar que yo me cuento entre ellas. -Vaya, gracias. -Por supuesto, Mary le ha contado a todo el mundo que usted vendra a cuidarla. As que esta maana, en el desayuno, mi esposa me dijo: "Si ves a la hija de Mary en el hospital, ve si puedes convencerla de que venga a cantar con el coro ahora que est en el pueblo" -se detuvo y mir a Kenny. -Reverendo Giddings -comenz Kenny-, estoy seguro de que a todas partes a las que va, la seorita McPhail recibe peticiones como sta, y no creo que sea oportuno molestarla mientras est en su casa. -No creo que sea mucho solicitarle que use su voz para alabar al Seor. La peticin sigue en pie, seorita McPhail. Le aseguro que los fieles estaran muy agradecidos. En realidad, de este domingo al que viene iniciaremos nuestra colecta anual de beneficencia. Si acepta cantar ese da, tendremos tiempo suficiente para que la secretaria de la iglesia lo ponga en el boletn de este domingo. Bueno, qu dice? Mary se apresur a responder. -Pues por supuesto que lo har, no es as, Tess? Tess mir al reverendo Giddings con la boca abierta, impotente. -Bueno... yo... Su mirada se encontr con la de Kenny. El pareca tan incmodo como ella. Tess se encogi de hombros forzando un gesto terriblemente estudiado y dijo: -Por qu no? -dej escapar una risa forzada que no hizo efecto en nadie. Por fin el reverendo Giddings se march. Kenny y Casey partieron poco despus, pero toda la escena sigui molestando a Tess, incluso despus de salir del hospital. Todava estaba molesta cuando lleg a casa. Lav algunas uvas y se llev un puado a la planta alta, donde se puso unos pantaloncillos de algodn. Despus volvi a bajar. Estaba de pie frente al fregadero cuando not que las plantas de tomate se estaban secando. "Demonios!", pens, "Olvid regar el jardn ayer!"

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Sali y se encamin hacia la puerta de servicio de la cochera para buscar el aspersor amarillo de plstico, lo conect a una manguera que encontr enrollada y arrastr todo por la angosta vereda hasta el jardn. Acababa de comenzar a regar cuando la puerta del porche de Kenny se cerr de golpe y l atraves su jardn, a grandes zancadas en direccin a ella. El auto de Faith Oxbury estaba estacionado frente a la puerta de su cochera y l lo rode. -Slo para que lo sepas -dijo cuando estuvo a cierta distancia de ella-, yo no tuve nada que ver con la invitacin del reverendo Giddings. Ella se permiti mirarlo una vez. l se encontraba a unos pasos de Tess y tena el entrecejo fruncido. Se haba cambiado el traje y llevaba una camiseta de polo blanca y unos pantalones color caqui. Se vea muy bien arreglado. Ella se alej de l, arrastr la manguera y apunt el aspersor hacia las zanahorias. -Te creo -dijo, negndose a volver a mirarlo. l qued perplejo por su rpida aceptacin y, por un momento, desarmado, antes de agregar de mala gana: -Practicamos los martes. Si tienes la intencin de cantar con nosotros, es mejor que asistas al ensayo de la prxima semana. Ella cerr la llave del aspersor con el pulgar y arroj la manguera al csped. -Mira! -dio unos pasos para enfrentarlo de cerca, se puso en jarras y levant la nariz-. Has estado molesto conmigo desde el momento en que entraste en la cocina de mi madre y me encontraste ah. Quieres que cante con tu coro o no? Porque a m me importa un comino, y no tengo intenciones de meterme en la galera de un coro y tolerar tu actitud antagnica ni tu desprecio, as que deshazte de ella, amigo. -Miren nada ms quin habla de actitudes antagnicas y de desprecio -replic l con la misma furia-. El tuyo ha durado desde mil novecientos setenta y seis, no es cierto? -Ah! As que te refieres a eso, a la manera como te trat en el bachillerato. -La verdad es que eras muy cruel. Te burlabas de los sentimientos de los dems. -S? Y qu dices de mis sentimientos hace dos das, cuando volv a casa? Entraste en la casa de mi madre y ni siquiera tuviste la decencia de saludarme. -Y qu clase de decencia mostraste t conmigo cuando estbamos en la escuela? -Por Dios, Kenny, madura! Eso sucedi hace muchos aos. La gente cambia. -Vaya que s! Y t realmente cambiaste. Llegas aqu presumiendo tu auto de cuarenta mil dlares con tu matrcula personalizada, y usas camisetas que dicen "El jefe". Seorita, t s que me has impresionado. -No vine a impresionarte, Kenneth. El auto es mo. Lo pagu con mi propio dinero. Por qu no habra de conducirlo? Y para tu informacin, la camiseta la compr recientemente en un concierto de Bruce Springsteen. -Ah, bueno! Disclpame, por favor. Supongo que tambin estoy equivocado acerca de cmo solas burlarte de m a mis espaldas en aquellos das del bachillerato. Ella lo pens un poco y dijo con ms calina: -Ests resentido desde hace mucho tiempo, Kenny. -Te lo mereces, Tess -respondi l, tambin ms tranquilo.

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Era la primera vez que l la llamaba por su nombre de pila. Ella retrocedi un poco. -Bueno, tal vez s; pero, tenas que ser tan torpe? -Lo ves? Tienes mal carcter. Acaso no te dije que tenas mal carcter? -Oye, dime algo. Todava tienes esas hemorragias nasales? -No. T todava mandas cartas de amor annimas y falsas a los muchachos que crees que se interesan en ti slo para verlos sufrir? -Yo jams te envi cartas de al nor. -Y yo jams me interes por ti. Te odiaba. -Dime una cosa, sabe tu querida hijita que abrigas toda esa maldad escondida? -No, pero sabe todo respecto a la tuya. Yo se lo dije. Le cont cmo te burlabas de m y cmo me ponas trampas y me escribas notas que comenzaban con un "Querido Kenny cuello de cuervo" y cmo hacas mi vida desdichada siempre que podas. -S. Y ella, pese a todo, me admira, correcto? -As es. Entonces, crees que podrs llevar tu enorme ego a la iglesia y darle una buena razn para hacerlo? -Si lo hago, me tratars como a un insecto o sers un poco ms agradable conmigo? -Lo pensar. -Aj -dijo ella secamente. Se miraron con cautela durante unos segundos, pero el ambiente se haba despejado. De pronto se dieron cuenta que estaban disfrutando de la discusin. -Oye, sabes qu? -dijo Tess pensativa, inclinando un poco la cabeza hacia un lado. -Qu? -Para haber sido un torpe, eres muy rpido con tus agudezas. -Vaya, gracias, Tess. Eso es lo ms agradable que me has dicho desde que estbamos en paales. Estoy muy contento al saber que he logrado subir tanto en tu estima. No estaban sonriendo, pero se sentan tentados a hacerlo. Haba sido sorprendentemente reconfortante ventilar todos sus agravios y empezar a verse de manera diferente uno al otro. Seguan de pie junto al jardn, sin recordar el riego, cuando la puerta del porche al otro lado del callejn se abri y Faith grit: -Kenny, ests ah? -Es mejor que te vayas -dijo Tess con una sonrisa presuntuosa-. Tu novia te llama. CUANDO KENNY lleg al porche, Faith estaba en la puerta. -Tardaste tanto que estaba preocupada -dijo ella. -Slo fui a hablar con Tess -l entr antes que su novia-. Ella crea que yo haba incitado a Giddings para que le pidiera que cantara con el coro, y yo quera dejar bien claro que no fue as. -Oh! -Faith dej que la puerta se cerrara a sus espaldas mientras l se detena a esperarla. Era una mujer promedio en muchos aspectos: en belleza, figura, inteligencia y estilo. Casi nunca se enfadaba, pues casi nunca tena motivo, porque los dos se llevaban muy bien. Por lo general usaba vestidos o pantalones y se comportaba como una dama en cualquier situacin. "El perfecto

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modelo para Casey", pens l, "que tiene tendencia a ser poco femenina y un tanto rebelde la mayor parte del tiempo." -Esperaba poder conocerla -dijo ella. -Escucha, Faith, no te caera mejor que a m. -No entiendo cmo puede ser tan mala si es hija de alguien como Mary. -Pues creme, lo es. Y no ha cambiado en absoluto. En la cocina, Casey lo esperaba para abalanzarse sobre su presa. -Papi, por qu no puedo ir a charlar con Mac? T s fuiste. -No permitir que te pases todo el da en esa casa. -Pap, me desesperas! -Casey zapate-. En cuanto me grade me marchar de aqu tan pronto que provocar un vaco. Y sabes a dnde ir? Directo a Nashville. -Magnfico. Cuando te grades podrs irte a donde t quieras -respondi l con toda calma-, pero esta noche vas a permanecer en casa. -Ah! -gir sobre los talones y subi la escalera con fuertes pisadas. Un minuto ms tarde se oy su guitarra, sonando con tanta fuerza como era posible, y Casey comenz a cantar a todo pulmn. l dej escapar el aliento y murmur: -Adolescentes! Faith puso la mano en el brazo de Kenny. -Tienes que ponerte en su sitio... piensa que tiene a una verdadera estrella de Nashville al otro lado del callejn, y ella tiene que quedarse en casa como se lo ordenas. Ten cuidado Kenny, no vayas a robarle una oportunidad que podra significar todo para ella. -Crees que debo dejarla ir all? -Tal vez s. Tal vez no. Slo asegrate de juzgar correctamente. Ahora voy a subir a ver si puedo tranquilizarla -imperturbable, como siempre, le dio unas palmaditas en el brazo antes de dejar la habitacin. Arriba, llam a la puerta cerrada y pregunt: -Casey, puedo pasar? Casey dej de aporrear su guitarra. -Haz lo que quieras. Faith entr y cerr la puerta. La muchacha estaba sentada en la silla de su escritorio, contemplndose la ua del pulgar izquierdo. -De veras quieres ser cantante, como Tess McPhail, no es as? Casey mir a Falth. -Crees que estoy loca? -Por supuesto que no. Y tal vez no sea la ms capacitada para decirlo, pero creo que eres muy buena. -Pero pap no, verdad? Faith avanz por el cuarto y se sent en la orilla de la cama. -Tal vez tu padre tenga un poco de miedo de que llegues a triunfar. Lo has pensado?

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-Por qu le asustara algo como eso? -Porque har que te alejes de su lado. Porque es un estilo de vida difcil. Porque muchos msicos toman drogas y llevan una vida desordenada y disoluta... o al menos eso se dice. -Pero l sabe lo que la msica significa para m. -Mmm... -dijo Faith-. Y t sabes lo que significas para l. Casey se qued callada. Luego se inclin hacia el frente. -Oye, Faith, Puedo preguntarte algo? -Por supuesto. -Cuando me vaya, crees que algn da te casars con pap? -No lo s -respondi Faith mirando a Casey a los ojos. -Sin embargo, pap y t se ven a diario. Qu cambiara si estuvieran casados? -S que esto no tendr mucho sentido para ti, pero tu pap y yo tenemos lo mejor de ambos mundos. Tenemos compaa y al mismo tiempo conservamos nuestra independencia. En realidad me agrada regresar a mi pequea casa y no tener que responder; ante nadie ms que a m misma. -Alguna vez te lo ha propuesto pap...? Me refiero a si te ha pedido que te cases con l. -No desde hace mucho tiempo. -Oh! -la habitacin qued en silencio mientras Casey observaba a Faith y trataba de encontrar alguna explicacin a su noviazgo con Kenny. -Bueno -dijo Faith aspirando profundamente-. Creo que es hora de que me marche. Toma un largo y placentero bao y cuando termines todo te parecer menos importante -se levant y se qued delante de la silla de Casey, con la mano sobre el libro de la chica-. Como padre, es muy bueno. Casey asinti con los ojos filos en el piso. -Quieres venir a cenar con nosotros? -pregunt Faith con una serenidad impresionante. Eso era lo que le gustaba a Casey de Faith. Ella comprenda que algunas veces uno necesita tiempo para estar a solas. -No. Ustedes comiencen sin m. Faith y Kenny cenaron solos esa noche. Cuando ella se march eran ms de las ocho y media y ya estaba oscuro. Kenny la acompa hasta su auto. Salieron a la noche de primavera lentamente, sin nimo, todava deprimidos por la discusin con Casey. l abri la puerta del conductor y ella se volvi antes de subir. -Creo que vas a tener que dejar que intente lo que ella quiera hacer con su msica. l suspir y baj la mirada. -Bueno, debo irme -dijo Faith-. Buenas noches -lo bes en la mejilla y subi al vehculo. Las luces delanteras lo iluminaron y Kenny levant la mano en una despedida inconsciente. Cuando las luces traseras del auto de Faith se perdieron de vista, la mirada de Kenny recorri el callejn hasta la casa de Mary. La planta baja no estaba iluminada, y la nica ventana del piso de arriba, debajo del pico del techo, tena un resplandor dorado. En tanto la partida de Faith lo haba dejado indiferente, la cercana de Tess le provocaba una reaccin aguda y viril. Se qued de pie, mirando su ventana, recordando el enfrentamiento que tuvieron haca algunas horas y preguntndose cmo poda ella seguir siendo as despus de tantos aos. Cuando termin su

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discusin en el jardn, ya estaban coqueteando. Era una tontera, pero eso fue exactamente lo que hicieron. Por qu? l haba construido una vida idnea para Casey y para s mismo. Tena lo que deseaba, ni ms ni menos: un pequeo y agradable negocio, una vida cmoda, un crculo de viejos amigos y una amiga muy especial en Faith. Entonces, Tess regres y todo comenz a cambiar. Casey era demasiado impresionable y los artistas la embeban para que la educara una mujer como Tess. Y en cuanto a l, era mejor que comenzara a actuar como el tipo de hombre que Faith se mereca. AL DA siguiente, cuando Tess sali para encender el auto, encontr una nota metida bajo el limpiador del parabrisas. Deca: Mac: tengo un segundo verso que pienso que podra funcionar. A ver si te gusta."
Mam est en casa, nada ha cambiado, la casa se ve vieja y abandonada, el mismo reloj en la cocina antigua y destartalada, mam no quiere reemplazar nada. Mam est bien. No puede cambiar.

Tess se detuvo en el callejn y se puso a leer el verso, cantndolo para s. Le encant. Era sorprendente que una chica de diecisiete aos tuviera la perspicacia necesaria para escribir algo tan bueno. Llam a su productor y dijo: -Jack, escucha, quiero que reserves espacio en el lbum para una cancin nueva que estoy escribiendo aqu. Todava no la termino, pero pronto lo har. Me est ayudando una joven de bachillerato que vive al otro lado del callejn y... no vas a creerlo, Jack, la cancin es buena. Y la chica tambin. -Una nia de bachillerato! Tess, ests loca? -Lo s, lo s, pero ella es especial; es brillante y tiene talento. Es slo una cancin, de acuerdo? Y si no resulta usaremos cualquiera que hayas escogido de las cintas de demostracin. l suspir. -De acuerdo, Tess. Cmo se llama? -Una chca de pueblo. Te avisar en cuanto la termine. -Muy bien, Mac. T eres la estrella. T sabrs lo que haces. LA RECUPERACIN de Mary era normal, lo que en el caso de una prtesis de cadera significaba que era lenta. El tercer da le quitaron el catter y cuando Tess lleg, un ayudante y Virginia, la terapeuta, ayudaban a Mary a levantarse para usar la andadera. Cuando la levantaron y la enderezaron, ella se mare. Cerr los ojos y apret los brazos que la sujetaban. -Tmese su tiempo -Virginia le dio un minuto y dijo-: Est bien? Siente nuseas? -Yo... estoy bien -respondi Mary sin aliento.

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Tess era muy mala enfermera. Caminar junto a su madre durante sus primeros y titubeantes pasos con el aparato fue un trauma para ella. Cay en la cuenta de que contena el aliento mientras observaba los nudillos blancos, el rostro agobiado y el brillo de las lgrimas que Mary no poda evitar que brotaran de los ojos llenos de determinacin. Tess estaba sorprendida por el valor de su madre para enfrentarse a ese dolor por segunda vez y se senta afligida por ser tan cobarde. Pocas horas despus, esa misma maana, lleg Renee acompaada de su hija Rachel. -Cmo ests hoy, mam? -salud Renee inclinndose sobre la cama para besar a su madre. Rachel se acerc. -Hola, abuela. Mam y yo te hicimos unas galletas. Las que tanto te gustan, de chocolate y espolvoreadas con azcar glass. -Querida Rachel! No sern las famosas "Cimas de montaa?" -Mary hizo un esfuerzo por incorporarse para ver las galletas. Mientras Renee abra la lata, Rachel tuvo la oportunidad de saludar a su ta. -Hola, ta Tess. No te haba visto. -Qu tal, Rachel. Cmo van los preparativos para tu boda? -Muy bien. Me da tanto gusto que vayas a estar aqu ese da! Entre ms tiempo pasaba en casa, ms comprenda Tess que quiz sus hermanas tuvieran razn. Haba perdido el contacto con su familia. Era poco lo que saba de Rachel como para mantener una conversacin con ella. Minutos despus de la llegada de Rachel y Renee, entr Faith Oxbury, con un vestido estampado en tonos pastel y un gran florero con lirios. -Hola! -dijo alegremente desde la puerta-. Hay alguien aqu con una cadera nueva? -Faith -dijeron todas a coro-. Hola! -Mary, querida, cmo ests? Las enfermeras me dijeron que ya diste algunos pasos -dej las flores y bes a la paciente en la mejilla. Luego se detuvo al lado de la cama, apretndole ambas manos a Mary-. Estoy muy contenta de que lo peor ya haya pasado. No puedo decirte cuntas veces pens en ti anteayer. -Ay, gracias Faith! Eso significa mucho para m. -Mary, todava no conozco a tu otra hija -dijo Faith. Se acerc a Tess y le tom las manos, como haba hecho con Mary-. Soy Faith Oxbury. Tess le devolvi el apretn de manos. -Hola Faith. Soy Tess. -Y eres tan hermosa como en las fotografas. -Muchas gracias. -Y muy agradable, a juzgar por lo que dice Casey. Lo nico que hemos odo desde que regresaste a casa es Mac, Mac, Mac. Tienes a esa chica absolutamente fascinada. -Bueno, pues no s por qu. No he hecho gran cosa. -Respetaste su msica. Eso fue suficiente. Creo que tienes a una discpula de por vida -Faith solt las manos de Tess.

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A Tess le agrad Faith. No haba nada en ella que le disgustara. Era muy sincera, caritativa, amable con Mary y obviamente amiga querida de toda la familia, y era ms que probable que fuera una maravillosa influencia para Casey. Lo que le molestaba a Tess era que de pronto, y sin pensarlo, se encontr analizando a Faith no a la luz de todo eso, sino por el hecho de que ella era, al parecer, la amante de Kenny Kronek desde haca mucho tiempo.

Captulo cinco
sa noche, a las nueve, Tess apenas estaba cenando: pan sin levadura con tomates sazonados con hierbas de olor y queso de cabra. Estaba sentada a la mesa de la cocina, descalza, con su gorra de bisbol y una enorme camiseta blanca de los Garth Brooks, hojeando un catlogo de JC Penney que ese da le haba llegado a su madre por correo. La radio que estaba sobre el refrigerador tena sintonizada la estacin KKLR de Poplar Bluff, y Trishe Yearwood cantaba Pensando en ti. Afuera, frente a la casa de Kenny, Casey estacion su camioneta pick up en el lugar de siempre, a la orilla de la acera, se dirigi a la puerta del porche trasero y llam: -Oye, pap! Ests en casa? -como no obtuvo respuesta, mir la casa de enfrente. La luz de la cocina de Mary estaba encendida y la puerta posterior estaba abierta. La invitacin resultaba irresistible para la chica. Subi a saltos los escalones y apoy la cabeza contra la malla de la puerta. -Hola, Mac. Soy yo, Casey. Mac se inclin hacia el frente y la llam. -Hola, Casey! Pasa. Casey entr. -Vi las luces encendidas y vine. Acabo de regresar de visitar a tu mam en el hospital. -Cmo est? -La levantaron para que caminara un poco mientras yo estaba ah -Casey entrecerr los ojos en un gesto de dolor, como si la estuviera viendo en ese momento-. Ay! -Te comprendo; pero ella es muy valiente. Sintate. Quieres un poco de pan sin levadura? Casey tom un trozo y le dio una mordida. -Qu es esa cosa blanca? -Queso de cabra. Casey dej de masticar e hizo un gesto de repulsin. -Queso de cabra? -No lo habas probado? -pregunt Tess-. Es bueno. -Apuesto que s -pero Casey persever y le dio una segunda mordida-. No es tan malo cuando lo pruebas bien. Puedo tomar otro poco? -Claro. Preparar ms.

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Tess se levant para hacerlo, pero antes le sirvi una Coca-Cola a Casey y dijo: -Tu segundo verso es bueno. Voy a usarlo. Casey se sorprendi. -Debes estar bromeando! -No. Tal vez puedas venir maana a trabajar en la cancin un poco ms, para ver si podemos terminarla juntas. Sabes?, cuando se publique tendrs crdito como una de las autoras. -En verdad? Yo? Oh, Mac! Hablas en serio? -Por supuesto. Llam a mi productor y le dije que reservara un sitio en el nuevo lbum para esta cancin. Entre ms pronto la terminemos, mejor. Casey dej escapar un grito de alegra al tiempo que Tess llevaba ms pan sin levadura a la mesa. Mientras coman, Tess cautiv a la chica con ancdotas de sus giras y de conciertos con otros artistas famosos. Luego Travis Tritt y Marty Stuart comenzaron a cantar en la radio una vieja cancin: El whisky ya no me sirve. Tess y Casey aullaron la cancin como un par de borrachines en un bar. As fue como las encontr Kenny. Eran poco ms de las diez cuando meti su auto a la cochera. Poda or sus voces desde el callejn. Haba luz en la cocina de Mary cuando atraves el jardn y se detuvo al pie de los escalones. A voz en cuello cantaban su necesidad de un ngel del honkytonk, esa msica precursora del jazz, cuando Kenny subi los escalones y se asom. Casey llevaba sus pantalones vaqueros y las viejas botas de montar; Tess, hasta donde poda ver, no llevaba otra cosa que una camiseta muy amplia. Estaban golpeando la mesa con sus bebidas y la maceta de Mary temblaba al ritmo de la msica. La cancin termin y ellas gritaron y aplaudieron como si estuvieran saliendo de una pista de baile. Kenny llam a la puerta y dijo: -Es una fiesta privada o puede entrar cualquiera? Las o desde el otro lado del callejn. Tess, en un estado de nimo curiosamente entre alegre y efusivo, respondi: -Pasa, Kenny. Slo estamos estirando nuestras cuerdas vocales. Abri la puerta, entr y se detuvo en el umbral de la cocina, mirndolas. -Toma -Tess arrastr una silla con el pie y la empuj hacia atrs-. Sintate con nosotras. Coloc la silla frente a ella y record que le haba ordenado a Casey que se alejara de ah. Pero reprenderla era lo ltimo que tena en mente mientras se acomodaba. -Adivina qu, pap -dijo Casey-. A Mac le gusta la cancin que le he estado ayudando a escribir. Va a grabarla en su prximo lbum y dice que me dar crdito como coautora. -De veras? -su mirada pas de Casey a Tess. -Por supuesto, si no te molesta -aadi Tess. -Si as fuera, no servira de mucho, verdad? -Probablemente no. Tess se levant y sac una lata de Coca-Cola del refrigerador. Cuando puso la gaseosa frente a Kenny, l alz la mirada hacia ella.

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-Gracias -dijo l. Las piernas desnudas y una mancha en su camiseta la colocaban al nivel del resto de los mortales; esa idea le produjo una sonrisa, pero la escondi tras su bebida. Por una vez, Tess se haba quitado sus largos aretes de plata y turquesas. Se vea mejor sin ellos. De hecho, a l le pareca que se vea demasiado bien esa noche. Tuvo que obligarse a ponerle atencin a Casey, que segua hablando. -Mac y yo trabajaremos en la cancin maana otra vez, pap. Vaya! Estoy tan emocionada! No puedo creer que esto me est pasando -sin detenerse a tomar aliento, Casey se levant de un salto y dijo-. Voy a pasar a tu bao, s? Se march a toda prisa sin esperar una respuesta, dejando a los dos sentados en la cocina iluminada con luz fluorescente, tratando de fingir desinters el uno por el otro y de sostener una conversacin neutral. -Sabes? Estaba pensando -dijo Tess-. En realidad s tengo deseos de cantar con el coro de la iglesia, despus de todo. Ests seguro que no te molesta? El ocult su sorpresa y respondi: -No, en absoluto. -El ensayo es el martes, verdad? -continu ella. -S. A las siete de la noche. Te gustara cantar un solo? -Eso depende de ti. No quiero robar el xito de tu coro. -Mi coro no es tan bueno. No hay xito qu robar. Si quieres hacer un solo, te escoger una pieza -Kenny se aclar la garganta-. As que conociste a Faith hoy. -S. Es muy dulce. -Ah! Ella dijo lo mismo de ti. -No le creas -pidi Tess con una sonrisilla. -No te preocupes -replic l, y aunque trat de reprimir su sonrisa, se le dibuj en los labios. -As que... qu pasa entre ustedes dos? Estn comprometidos o algo as? -pregunt Tess. -No. Slo somos amigos. - Ah, bien! Amigos -ella asinti como si lo estuviera pensando-. Desde hace cunto? Ocho aos? Es lo que Casey me dijo. -Y es correcto. -Mmm. Y qu le pas a la madre de Casey? -Se cans de nosotros y se march a Pars. -Se cans de ustedes? As nada ms? -Eso fue lo que dijo. -Ah! -entrelaz los dedos y los coloc debajo de la barbilla. Por fin continu-. Pero Casey y t se llevan de maravilla. Eso puedo verlo. -Yo dira que s. -Y ella est loca por Faith. Eso me ha dicho. -Bueno, ustedes dos han tenido una larga conversacin. Qu ms te dijo? -Que t no quieres que crezca y sea como yo. l no dijo nada; slo la mir.

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-Es comprensible -prosigui ella-. Este tipo de vida no deja mucho tiempo para las relaciones personales. -Qu quieres decir con eso? Que no tienes novio? Ella lo pens antes de decidir qu le respondera. -De hecho, s tengo. Est de gira en este momento, en Texas. No estaba muy claro por qu estaban delimitando sus territorios, pero antes de que pudieran evaluar sus motivos, Casey regres, y con ella, el sentido comn. Despuis de eso la conversacin fue superficial y Kenny y Casey se marcharon al poco rato. En los escalones de la puerta trasera, Casey le dio a Tess otro de sus impulsivos abrazos. -Gracias, Mac. Ests haciendo que todos mis sueos se hagan realidad. -Y adems me divierto mucho -le asegur Tess, y era cierto. -Te ver maana. Mientras Casey se alejaba con su padre, Tess vio contra la luz lejana del porche que iban tomados de la mano. Imagin que en la actualidad pocos adolescentes caminan tomados de la mano de sus padres. Algo en su interior se renov al verlos alejarse. Despus de que se marcharon, Tess se qued pensativa, mirando por la ventana, sintindose sola y alejada de su vida cotidiana. Pens en lo que le haba dicho a Kenny acerca de Burt. Ay, bueno! ... suspir y se alej de la ventana. Ya en la cama, permaneci despierta. Pensaba en Burt y en ella, sabiendo que hacan falta ms de un par de das de vez en cuando para forjar algo importante. Tena ms significado el breve tiempo que haba pasado esa noche con Casey y Kenny que cualquiera de las relaciones que hubiera intentado tener en los ltimos siete aos. Oh! Por qu pensar en eso? Pero cuando se coloc boca abajo y trat de alejar sus pensamientos para conciliar el sueo, no fue la imagen de Burt la que vio con los prpados cerrados, sino la de Kenny Kronek. TESS Y CASEY terminaron la cancin el sbado por la noche. La cantaron juntas tantas veces que se saban al dedillo, al derecho y al revs, cada una de las armonas. Sus tonalidades vocales eran completamente diferentes: Tess tena una resonante voz de soprano, y Casey era una contralto con un tono spero, pero la combinacin resultaba cautivante. Cuando Casey se march, Tess tena una grabacin de prueba de sus voces. Llam a Jack Greaves y le dijo: -Ya termin la cancin. Te la enviar el lunes. Presta atencin a la voz que canta los coros para que me digas qu opinas de ella. Despus de llamar a Jack se qued en la cocina con una sensacin de desarraigo. La tarde del sbado en un pueblo pequeo todos tenan planes. Casey haba salido con sus amigas. Renee y Jim iban a cenar con su grupo de gourmets. Judy... bueno, Tess en realidad no quera estar con Judy. As que... qu iba a hacer? Limpiara la casa porque Mary saldra del hospital al da siguiente. Sin embargo, era una hermosa tarde de primavera, y la idea de hacer limpieza le pareci de pronto una actividad muy triste. Se prepar un sndwich de pavo ahumado y germinados de soya y estaba comindolo de pie frente al fregadero de la cocina cuando vio que Kenny y Faith salan de la casa y se dirigan al auto de ella. Iban muy elegantes: ella llevaba un vestido color rosa y l un saco deportivo y corbata. Probablemente iban a cenar fuera. Tess se

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pregunt si l mirara hacia donde ella estaba, pero no lo hizo. Los dos subieron al auto y se fueron. Qu era aquella extraa opresin en el pecho que senta Tess? Decepcin? Qu era lo que andaba mal con ella? Acaso estaba tan acostumbrada a que la idolatraran que tena que conquistar a Kenny Kronek? Otra vez? Tratando de sacarse esa idea de la cabeza, decidi realizar la limpieza de la casa con toda el alma. Cambi las sbanas de la cama de su madre, sacudi, aspir y limpi el bao. Hizo a un lado cualquier obstculo con el que pudiera atorarse la pata de la andadera. Despus encontr varias cosas que Mary iba a necesitar durante su periodo de recuperacin y que le haba pedido que buscara: una banca para el bao, un adaptador para el inodoro, una esponja con mango largo. Ya estaba oscuro cuando encendi la luz exterior y sali al jardn para recoger algunos tulipanes y guirnaldas. Puso las flores en un jarrn, arroj a la basura el horroroso tapete de plstico amarillento con las orillas dobladas y coloc el arreglo floral en el centro de una linda bandeja de bordes festonados que encontr en una de las alacenas. Agotada por el desacostumbrado trabajo fsico, Tess se durmi en el sof de la sala mientras vea las noticias de las diez en el televisor. Cuando despert ya era muy tarde y, dando tumbos, fue escaleras arriba, como zombi, para dejarse caer en la cama y dormir como lirn hasta el amanecer. Se despert muy sorprendida. El reloj indicaba que eran las seis y diez y se senta estupendamente. Salt de la cama y sali a regar el jardn de su madre. Aquel era un momento del da que Tess casi nunca vea. Se detuvo en los escalones del porche para ajustarse el cinturn de un corto kimono de raso color jade, disfrutando de la resplandeciente explosin de colores en el veteado cielo del este. Luego se dirigi a la manguera, la desenroll y la arrastr sobre el csped hmedo y crujiente hasta el jardn, entre las hileras de remolachas y quimbombs, coloc el aspersor y despus regres con pasos amortiguados hasta la casa para abrir el grifo. Estaba de pie al lado del jardn, viendo distrada el aspersor, cuando oy que una puerta se cerraba en la casa de enfrente. Se volvi para mirar. Kenny estaba de pie en su porche trasero bebiendo una taza de caf. Estaba vestido igual que el da en que haba llevado a su madre al hospital: una camiseta blanca y pantalones deportivos grises... slo que esta vez estaba descalzo. Bebi un largo sorbo de la humeante taza, observando a Tess con desconcertante franqueza. Por fin, levant la mano en silencioso saludo. Ella tambin levant la suya y sinti un vuelco peculiar en su interior, una advertencia. "No con San Kenny", se dijo. "Ni siquiera lo pienses." Su manera de mirarla hizo que cobrara conciencia de sus largas piernas desnudas, de su breve atuendo de seda y lo poco que llevaba debajo. Se volvi hacia el aspersor, que no estaba en el lugar correcto. Tuvo que correr entre los surcos antes de colocarlo donde quera, dando zancadas entre las plantas hmedas, mientras Kenny la observaba. El aspersor regres y le roci el trasero con agua fra. Ella grit y le pareci orlo rer... no estaba segura. Tal vez fue slo su imaginacin. Tess se detuvo, esperando a que el aspersor diera dos vueltas para asegurarse de que estaba regando todo el jardn. Por fin se dirigi hacia el sendero, dejando huellas hmedas tras ella. Sinti que los ojos de Kenny la seguan y, cuando lleg a lo alto del escaln trasero, se volvi para verlo. Ah estaba l, de pie como antes, sosteniendo la taza de caf, sin pretender siquiera disfrazar su inters. No se mova; no haca nada ms que mirarla y lograr que el corazn se agitara como no lo haba hecho en aos.

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"Eres una tonta", se dijo; pero cuando se dio vuelta y entr en la casa, el corazn an lata con fuerza. AL DA SIGUIENTE, Tess asisti al servicio de las diez de la maana de la Primera Iglesia Metodista y escuch el coro de Kenny. Eran aceptablemente buenos, y la voz de Casey destacaba como si estuviera cantando sola. El reverendo Sam Giddings anunci desde el plpito que Tess cantara con el coro el domingo siguiente y varias personas se volvieron a sonrerle. Cuando comenz el himno de clausura, ella sali al pasillo con los dems y la gente le hizo comentarios amables acerca de lo bueno que era tenerla de vuelta en casa. A algunos los conoca; a otros no. Las familias de Judy y Renee haban asistido al servicio anterior, as que Tess esper afuera a Casey y a Kenny. Salieron cuando la multitud disminuy, y aunque Tess los vio a los dos, su mirada se fij en Kenny. l camin directo hacia ella y pregunt con ansiedad. -Bueno, qu opinas? -Es muy respetable. Disfrut mucho de la msica. Estoy ansiosa porque llegue el ensayo del martes. -Hola, Mac -la salud Casey, y se abrazaron. Luego la chica se alej, dejando a Tess con Kenny. -As que hoy vas a traer a Mary a casa. -Ya tengo las almohadas en el asiento de su auto -respondi Tess al tiempo que consultaba su reloj-. Es mejor que me marche ya. Puedo recogerla a partir del medioda. Haba un estacionamiento atrs de la iglesia. Cuando Tess se dirigi hacia all, l la sigui y camin a su lado, con las manos en los bolsillos del pantaln. La acompa hasta el Ford de Mary y le abri la puerta, sin prisa; era un hombre acostumbrado a ser corts con las mujeres. Tess subi al auto, meti la llave en el encendido, lo mir y le dio las gracias. Ech a andar el motor y, con asombro, descubri que se senta renuente a dejarlo. l actuaba como si se sintiera del mismo modo. Empuj la puerta del auto con las manos y dijo en voz baja: -Hasta luego. TESS ENCONTR a Mary baada, vestida y ansiosa por ir a casa. -Hola, mam -la salud y la bes en la mejilla-. Hoy es el gran da, eh? -Por fin. Tienes mi auto all abajo? -Est frente a la entrada. -Bueno, entonces, scame ya de aqu. Cuando se estacionaron en el callejn, les esperaba una sorpresa. Renee y Jim salieron de la casa, sonriendo y saludndola. Era la primera vez que Tess vea a Jim desde que lleg al pueblo, y l le dio un enorme abrazo de oso. Luego se asom por la puerta trasera del auto, que estaba abierta. -Hola, ma, cmo ests? Quieres que te ayude con los escalones de la entrada? Tess sac la andadera del maletero y Mary maniobr poco a poco para bajar del auto. Cuando se acercaban a los escalones, Kenny lleg corriendo por el jardn.

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Todos lo saludaron y l le dijo a Jim: -Igual que la vez pasada? Ambos pusieron los brazos de Mary sobre los hombros y la llevaron en vilo hasta la casa. Ella le orden a una de sus hijas que trajera su silla y la colocara en la cocina, donde dara audiencia. Renee tena lista una jarra de caf, Judy apareci con un pastel de chocolate alemn y todos se quedaron para conversar y comer. Ed, el esposo de Judy, era un hombre callado que arreglaba electrodomsticos y se dedicaba a aceptar rdenes de su mujer. Salud a Tess con un abrazo carente de contacto fsico. En menos de veinte minutos llegaron tambin los tres hijos de Judy y Ed,y casi a las tres de la tarde, los futuros esposos, Rachel y Brent. Era una tradicional reunin familiar de pueblo chico en la casa de la abuela, y Tess se dio cuenta cmo disfrutaba su madre. Cuando alguien pregunt si no la estaban cansando y si deban marcharse, Mary replic: -Ni se atrevan! -as que todos se quedaron. La cocina estaba atestada. No cupieron todos en torno a la mesa. Kenny se apoy contra el fregadero, y Tess, contra el arco que conduca a la sala. Las conversaciones se mezclaban. Se vaci la cuarta jarra de caf. Un poco ms tarde, Kenny hizo a un lado su taza vaca y se meti entre las sillas hasta quedar exactamente detrs de Tess. Ella lo mir por encima del hombro y le pregunt en voz baja: -Dnde est Casey? -Montando. -Caballos y msica -observ Tess-. Sus dos grandes amores. -Tienes razn. Tal vez quieras ir a montar con ella mientras ests aqu. -Suena tentador. Tal vez cuando mam pueda caminar por s misma. Y a propsito de mam -volvi la espalda hacia el arco y lo mir de frente-, creo que nunca te agradec como es debido todo lo que has hecho por ella. -No es necesario. Mary es una gran chica. -Faith tambin ha sido muy buena con ella. -S... bueno, Faith es una buena mujer. Por supuesto que Faith era una buena mujer. l no se hubiera relacionado con ella si no lo fuera. Fue entonces cuando Tess se dio cuenta de ello. En ese momento Casey irrumpi en la cocina, todava en ropa de montar. -Hola a todos -salud-. Qu me estoy perdiendo? Mary, ya ests en casa! Ah, pastel! Qu rico! T lo hiciste, Judy? Encajaba en la reunin con tanta facilidad como Kenny. Se sirvi pastel y lo comi de pie mientras conversaba con los primos. Se meti la ltima cucharada a la boca y luego dijo: -Oye, Mac! Podemos cantarle nuestra cancin a estos chicos? -Qu cancin? -pregunt alguien, y acto seguido todos estaban en la sala, con Mary acomodada en el sof. Tess y Casey compartieron el banco del piano, dndole las espaldas al grupo; pero cuando comenzaron a cantar, todos escucharon. Y al terminar les aplaudieron. Todos menos Judy. Ella se meti a la cocina para lavar los platos y las tazas. Kenny permaneci

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apoyado sobre la pared, cruzado de brazos, con la expresin de un hombre atormentado por la turbacin y la felicidad al ver y escuchar a Casey. Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo, en medio de un bullicio lleno de sorpresa y alabanzas. Kenny se alej de la pared y se acerc a su hija. Le puso una mano en el hombro en gesto de aprobacin. -As que en esto trabajabas tras la puerta de tu habitacin cuando te enfadaste conmigo? Parece que pronto estar escuchndote en la radio -la abraz. A Tess slo le dijo-: es una cancin realmente muy buena. CUANDO TODOS se marcharon, Mary se retir a su cuarto a descansar. Tess pas la tarde revisando el correo de sus fanticos que su secretaria le haba enviado y respondiendo a las peticiones de copias autografiadas de sus discos compactos. Cada semana, por lo menos una docena de organizaciones recaudadoras de fondos solicitaba donaciones para sus causas: bibliotecas pblicas, albergues para mujeres maltratadas, escuelas, y Tess enviaba un compacto con su firma a cualquiera que lo solicitara. Cuando termin, Mary despert y se quej. -Por qu no me despertaste? Ya me perd el comienzo de Sesenta minutos. Yo nunca me lo pierdo. -Bueno, no me lo dijiste, mam. Cuando Mary se sent en el sof, frente al televisor, aadi: -Y la cena tambin era a las seis. Qu ests preparando? -Pechugas de pollo con arroz. -Pero yo siempre preparo el pollo con papas. -Este pollo es diferente. Voy a asarlo. -As se reseca mucho. Yo quiero el mo frito. Tess suspir. -Quieres que vaya a la tienda para comprarte una pieza de pollo que pueda frer? -Cielos, no. No quiero causarte tantos problemas. Sin embargo, cuando Mary se sent a la mesa, se notaba su disgusto en el rostro. Durante la comida, Tess intent hablar acerca de los celos de Judy y cunto la lastimaban, pero Mary dijo: -No seas tonta. Judy no est celosa. Estaba en la cocina lavando los platos mientras todos nos divertamos. Y as fue desde entonces la hora de la comida: siempre estaban en desacuerdo con lo que Tess cocinaba y nunca tenan la misma opinin cuando trataban de conversar. El viejo tapete de plstico amarillento reapareci en el centro de la mesa y ah se qued. Tess no poda creer que su madre lo hubiera rescatado de la basura. El lunes establecieron una rutina. Todos los das Tess ayudara a su madre con la terapia fsica. Todos los das habra que regar el jardn, lavar la ropa, limpiar la casa e ir por lo necesario para la comida; actividades que no le agradaban para nada y por las que Mary casi siempre la criticaba. Se volvi difcil para Tess encontrar un momento para componer sin interrupciones.

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El martes, Jack Greaves la llam y le dijo: -La nueva cancin ser un xito, igual que la otra voz. Es de la chica de bachillerato? -S. Se llama Casey Kronek. Pens que te gustara. -Qu tienes en mente, Tess? -Te lo dir despus. EL ENSAYO del martes por la noche con el coro de la iglesia comenzaba a las siete y media. Tess se ba una hora antes, se lav el cabello, se visti con una blusa blanca y una falda de mezclilla y se puso un par de aretes en forma de discos de plata. Tricia, la hija de Judy, tena rdenes de quedarse con su abuela, y lleg cuando Tess daba los ltimos toques a su maquillaje. Se apoy contra la puerta del bao. -Vaya, ta Tess -dijo-. Te ves sensacional. Te tomaste muchas molestias para un simple ensayo con el coro, no es cierto? Tess observ los resultados en el espejo. -Se trata de conservar una imagen. La gente espera verte de determinada manera cuando apareces en pblico. No se trataba en absoluto de eso, sino de impresionar a Kenny Kronek, pero Tess an no lo admita ni siquiera ante ella misma. Sali de la casa e iba a la mitad del camino hacia el callejn cuando Kenny sali de su casa en esa misma direccin. -Qu tal! -lo salud Tess con desenfado. Se senta osada y un tanto coqueta, as que decidi probar sus tretas con l-. Voy al ensayo del coro, t a dnde vas? l se dio cuenta de su estado de nimo y entrecerr los ojos en direccin al cielo violeta claro. -Hoy hay Luna llena. Pens en salir a morder algunos cuellos. -Ests solo? -S, seorita -respondi arrastrando las palabras. -Dnde est Casey? -Ya se fue. Pas por sus amigas Brenda y Amy. -Sera absurdo llevar dos autos cuando vamos al mismo lugar. Qvieres venir conmigo? El atraves el callejn. -Por supuesto. Dentro del Nissan, ambos se pusieron el cinturn de seguridad. Ella encendi el motor y puso la marcha atrs. -Vaya, esto es magnfico. Es un auto increble, Tess. -Gracias. -Qu velocidad alcanza? -No lo s. Nunca lo he corrido al mximo -le ech un vistazo-. No pens que fueras un amante de la velocidad. -En realidad no lo soy, pero a veces uno siente esa sensacin. En especial cuando hay Luna llena -l le dirigi una mirada maliciosa-. La Luna nos obliga a hacer cosas que no debiramos.

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Esa noche pareca un hombre totalmente distinto, como si l tambin hubiera estado anticipando el momento en que estaran juntos. Era ms sencillo que nunca charlar con l. -Oye, Kenny, sabes algo? No hay Luna llena. -Ests segura? Entonces ser otra cosa lo que me afecta. Ella le lanz un segundo vistazo, an ms prolongado. l la mir por el rabillo del ojo en actitud juguetona y seductora. Su vestimenta fue una sorpresa para Tess: llevaba unos pantalones caqui muy bien planchados y una camisa de manga corta de muchos colores. Estaba recin afeitado y ola bien. l la mir abiertamente. -Qu les pas a tus enormes aretes? -Sin duda, stos son ms reverentes -Gran mejora coment. -Muchas gracias -respondi ella con sarcasmo. -Oye, sabes qu? Le que tenas un sentido del humor bastan te corrosivo. -Ah! Entonces lees acerca de m, eh? -Y por qu no? Eres del pueblo, y la hija de Mary. -Y la cruz de tu juventud. -Eso tambin. Llegaron a la iglesia, un edificio de ladrillos rojos con un campanario blanco. Se estacion al lado de la acera y subieron juntos los escalones de la entrada. l le abri la pesada puerta de madera y ella entr en la penumbra del vestbulo. Unos escalones llevaban hacia la galera del coro, a la derecha de Tess, que subi al tiempo que Kenny encenda las luces. La iglesia ola exactamente como lo recordaba: a madera vieja y a humo de velas. Kenny subi tras ella, mirando desde arriba las bancas. -Solamos sentarnos ah -seal ella-. Recuerdo cuando venamos los domingos, con mi pap. -Me acuerdo de l. Sola llamarme hijito. "Bueno, veamos si hay alguna carta para ti hoy, hijito", me deca cuando yo era demasiado joven para recibir correspondencia. Una vez, cuando vena por la acera con su enorme bolsa de cuero, yo estaba sentado tratando de componer la cadena de mi bicicleta y l se detuvo y me la arregl. Crees que los carteros todava hagan eso? Ella le sonri. -Lo dudo. Fue un momento agradable, estar ah, recordando. Se abri una puerta abajo, seguida de pasos que suban por la escalera. Apareci un chico alto, desgarbado, con el pelo rojo cortado a rape. -ste es Josh -lo present Kenny-. Josh, ven a conocer a Tess McPhail. Josh, estudiante de ltimo grado de bachillerato, tocaba el rgano y se sonroj cuando lo presentaron con Tess. Se escabull a abrir la cerradura del instrumento. Se oyeron voces abajo y otros miembros del coro comenzaron a subir. Cuando llegaron Casey y todas sus amigas, Tess tuvo el gran placer de decirle: -Habl con mi productor, Jack Greaves, y a l le gust la cancin y quiere incluirla en el lbum.

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-Hablas en serio? -Absolutamente. Vas a ser una compositora editada y publicada... de las que ganan regalas. Los grititos de emocin tal vez estaban un poco fuera de lugar en la iglesia, pero darle a Casey la alegra de su vida hizo que Tess se sintiera muy feliz. Treinta y tres personas asistieron al ensayo del coro, y Kenny realiz una presentacin sencilla. .1, -Estoy seguro de que todos ustedes conocen a Tess McPhail, as que hganla sentirse a gusto y no le pidan su autgrafo esta noche, de acuerdo? La risa los tranquiliz a todos, y se pusieron a trabajar. Desde el momento en que levant los brazos, Kenny se convirti, en todos aspectos, en un lder que diriga con animacin y expresividad. Tess descubri que ser dirigida por l no era la tortura que imagin al principio, sino una experiencia muy placentera. La haban colocado con las sopranos, que se curvaban a la derecha de Kenny, en tanto que Casey estaba entre las contraltos, a su izquierda. A veces, mientras cantaban, las miradas de Tess y Kenny se cruzaban, y ella tena la sensacin de que el destino la haba hecho volver a casa para mucho ms que ocuparse de Mary. Estaba ah por Casey. Y, tal vez tambin por Kenny? "Cielos!, qu es lo que estoy pensando?", se dijo. Sin embargo, cada vez que estaba con l conoca una nueva faceta de su personalidad, y lo que vea le gustaba an ms. Kenny haba escogido, en su mayora, himnos familiares para el coro. Para el solo de Tess eligi El buen Seor Jess. El hermoso y antiguo himno tradicional coron el ensayo con un sentimiento de festividad que sigui intacto cuando la sesin termin y los integrantes del coro se despidieron. A las nueve menos diez, todos se haban ido. En la galera del coro, Kenny se volvi para encontrarse con los ojos de Tess, a seis metros de sillas desordenadas y atriles para msica. Dos luces insuficientes, sostenidas del techo por unas cadenas arriba de la galera, tean de dorado la madera del piso. -Gracias -dijo l. -De nada. Permanecieron de pie, muy cerca, rodeados del silencio, cautivados el uno por el otro, pero negndolo. El se volvi y se dirigi al rgano, y ella lo sigui, dando grandes zancadas, hasta el nivel inferior. l se desliz sobre el banco y apag la lmpara, luego recogi sus partituras, que estaban extendidas sobre el rgano. Tess se acerc por detrs. -Kenny, tengo que hablar contigo acerca de Casey -le dijo al darle la espalda-. Puedo? -pregunt ella indicndole el banco del rgano. -Por supuesto -l se hizo a un lado y ella se coloc junto a l con las manos juntas sobre su regazo. Decidi esperar un momento, porque saba que lo que iba a decirle tendra una fuerte repercusin en su vida, igual que en la de su hija. Tess no lo estaba tomando a la ligera. -Quiero llevarla a Nashville para que cante conmigo los coros en Una chica de pueblo. Kenny se qued pasmado y ella supo que la idea le disgust. La vio a los ojos y esper largo rato antes de apartar la mirada. -Entiendes de lo que hablo? De una grabacin con una importante compaa disquera. -S, lo entiendo. -Eso es lo que desea, y tiene cualidades para lograrlo.

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-Lo s. Me di cuenta la tarde del domingo. Tess esper, pero l no dijo nada ms. -Mira, si crees que dejar que le ocurra algo malo, ests equivocado. Estar ah. La cuidar. Me encargar de que nadie se aproveche de ella -dijo. -Lo s, y te lo agradezco, pero... qu suceder con su vida? -En verdad crees que mi vida es tan mala? -Es anormal... la mitad del tiempo te la pasas viajando, sin esposo ni hijos. -Vale la pena cuando eso es lo que te gusta hacer. Kenny se permiti emitir un pequeo exabrupto provocado por la frustracin. -Pero eso no es lo que quiero para ella! Ella esper a que se tranquilizara antes de retarlo con suavidad: -La eleccin no es tuya, Kenny. Atormentado, la mir antes de responder. Se encogi de hombros un poco al admitir: -Lo s. Le dio un momento para pensarlo. Despus l habl en voz baja, como si discutiera consigo mismo. -Es difcil, sabes? Es mi nica hija. Es... es duro dejarla ir. Tess le puso la mano sobre el brazo desnudo. -Claro que lo es. Baj la vista hasta la mano de Tess y le acarici el torso con la suya. Al darse cuenta de lo que haca, la retir y ella hizo lo mismo. -Cundo se ira? -pregunt, mirndola a los ojos. -Tan pronto como termine la escuela. Puede quedarse conmigo hasta que encuentre un lugar propio. El lbum saldr en septiembre prximo. Tendremos que estar en el estudio en junio, a fin de que haya tiempo suficiente para hacer las mezclas, el disco maestro y la distribucin. El la mir, pensativo. -Conozco a mucha gente en Nashville -le asegur-. encontrar trabajo. No tendr ningn problema para

Kenny se aferr al borde del banco, se encogi de hombros y se mir las rodillas, pensativo y abrumado. Tess casi poda leer sus pensamientos. -Supongo que ests preguntndote "por qu tena que volver a casa Tess McPhail?" -S -admiti-, eso es exactamente lo que pienso. Por fin se enderez y dijo: -Vmonos -se levant del banco-. Llvame a pasear en tu auto nuevo para compensarme. Bajaron juntos y l apag las luces del vestbulo; luego abri la pesada puerta y dej que el brillo de la noche les mostrara el camino por los escalones hasta donde el auto de Tess los esperaba. Subieron y cerraron las puertas. Ella encendi el motor, pero dej el pie en el freno. -As que... a dnde quieres ir? -le pregunt.

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-Ve hasta la seal de alto en la carretera y luego da vuelta inmediatamente a la derecha. Mientras se alejaba de la acera, ambos bajaron los cristales de las ventanillas para dejar que la brisa de la noche primaveral pasara entre las cabezas. Cuando era necesario, l le deca dnde deba dar vuelta. Tess mantuvo la velocidad en cincuenta y cinco kilmetros por hora, a fin de escuchar los sonidos de la noche: los insectos, la grava que golpeaba el chasis y el viento que zumbaba en los odos. -Pens que te gustaba la velocidad -coment l. -Creo que tienes muchas ideas equivocadas respecto a m. -No ms de las que t tienes acerca de m. -Tal vez tengas razn. De cualquier manera, cul es la prisa? Es agradable estar fuera de casa por un rato. -Mary me dijo que ustedes no se llevan muy bien. -Creo que es por la diferencia de edades. -A mi madre y a m nos pas lo mismo cuando ella envejeci. -Es curioso, verdad? -musit-. Cmo pueden sacarte de quicio con las cosas ms insignificantes. Nos pasamos el tiempo discutiendo acerca de lo que voy a preparar para comer y cmo voy a cocinarle. Tienes que saber, para comenzar, que soy la peor cocinera del mundo. -No te gusta? -En lo absoluto -respondi ella con pasin. Ninguno de los dos dijo nada hasta que l orden: -Da vuelta aqu. Entraron en un camino con dos surcos. -Dnde estamos? -En los terrenos de Dexter Hickey, donde Casey tiene a su caballo, Rowdy. Estacinate al lado de aquella cerca -ella lo hizo y apag el motor. Bajaron del auto y pasearon hasta la cerca de madera que les llegaba al pecho. Dentro del corral haba media docena de caballos, todos muy juntos. Algunos despertaron y levantaron la cabeza. Una sombra oscura se separ del grupo y se de desplaz perezosamente, con la cabeza baja y dando coces discretos sobre la tierra pisoteada mientras se acercaba. Kenny esper con los brazos cruzados sobre la cerca hasta que el caballo lleg y resopl con suavidad en el codo. Kenny puso la mano entre los ojos del caballo y dijo: -Este es Rowdy. -Hola Rowdy -dijo ella en voz baja, permitiendo que el caballo la olfateara. El acerc su enorme cabeza hasta la mano de Tess. La nariz de Rowdy se senta como de terciopelo. Ella pens que tal vez el animal se habra vuelto a dormir, porque se qued muy quieto, respirando de manera uniforme, con exhalaciones clidas y pesadas contra la palma. De repente ella dijo algo que Kenny jams esper escuchar; lo dijo con tanta sinceridad, que una barrera ms se derrumb. -Kenny, me doy cuenta de que eres un buen padre. l haba estado en lo cierto esa noche: la Luna haca que la gente hiciera locuras, pero por ms que deseara besarla, no estara bien. De hecho, besarla iba a ser el colmo de la tontera; sin

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embargo, permaneci ah, inmvil, pensndolo. Y, la Luna se hubiera salido con la suya s Rowdy no hubiera relinchado y meneado la enorme cabeza, sorprendindolos. Se retiraron de la cerca y Tess dijo: -Entonces, tengo tu permiso para preguntarle a Casey? l dej escapar un suspiro entrecortado antes de responder: -S. Y volvieron al auto como dos personas sensatas. REGRESARON AL PUEBLO tan de prisa que Tess no poda creerlo, y cuando se detuvieron en el callejn, ella apag el auto, pero ninguno se movi. De pronto los dos estaban muy callados. El silencio acentu el cambio de actitud que tenan uno respecto al otro, y su marcada renuencia a separarse; aunque ambas casas tenan las luces encendidas. Se supona que Tess llevara a Tricia a su casa, y Kenny deba entrar en la suya para llamar a Faith por telfono y darle las buenas noches. -Bueno -dijo l mientras buscaba la manija de la puerta. Pens en cunto haba cambiado ella en esos ltimos das-. Gracias por el paseo. -Cuando quieras. Bajaron del auto, cerraron las puertas y permanecieron de pie en la clida noche, uno a cada lado del Nissan. -Te ver el domingo -le dijo l por encima del techo del auto. -S. Hasta el domingo. POR LA MAANA, Tess llam a Jack Greaves y le dijo: -Voy a pedirle a Casey Kronek que cante conmigo el coro de Una chica de pueblo. Te parece bien? -Creo que sus voces combinan perfectamente. -Gracias, Jack. Esto significa mucho para m. Esa tarde, a las seis cuarenta y cinco, despus de dejar a Mary instalada frente al televisor, Tess fue al bao, se retoc los labios, se arregl el cabello y cruz el callejn para ir a visitar la casa de los Kronek por primera vez en ms de dieciocho aos. Haca calor en la entrada trasera de la casa de Kenny. Llam a la puerta y esper. De pronto apareci Casey. -Hola, Mac! Qu sorpresa! -abri la puerta-. Pasa. El delicioso aroma de las chuletas de puerco advirti a Tess que ellos an estaban cenando. Sin embargo, sigui a Casey y, cuando entraron en la cocina, vio a Faith y a Kenny comiendo; eran la viva imagen de la felicidad domstica. -Quieres un vaso de t helado? -dijo Casey. -Oh, no! Lo siento. Pens que ya habran terminado de cenar. Yo... regresar ms tarde. Faith, con su caracterstico aplomo, dijo de inmediato: -No, no. Por favor pasa, Tess.

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Nunca en toda su vida Tess se haba sentido ms falsa que en ese momento. Estaba segura de que Kenny adivinara que parte de la razn de su visita era por curiosidad. Kenny se recuper de la sorpresa y dijo con toda cortesa: -Por favor sintate, Tess. Casey dio por terminada la discusin al poner un vaso de t helado en el lugar vaco, acto seguido regres a su asiento y consinti comiendo. Tess se sent y dijo: -Gracias, Casey -y decidi que como ya haba arruinado la tranquilidad de su cena, bien poda terminar de hacerlo-. La verdad es que vine a hablar contigo. Casey estaba cortando una chuleta. -Claro. De qu se trata? -Quiero que vengas a Nashville para cantar conmigo los coros de Una chica de pueblo. Casey abri los ojos desmesuradamente. El cuchillo y el tenedor se le cayeron de las manos y resonaron contra el plato. -Oh, Dios mo! -susurr. Faith titubeante mir de una a la otra y murmur: -Oh, cielos! Kenny hizo a un lado sus cubiertos en silencio, mirando a su hija que tena los ojos llenos de lgrimas. Sin decir nada ms, Casey rode la mesa hasta donde estaba Tess, que se levant y dio un paso para abrazarla. Fue mucho ms que un simple abrazo. Un sentimiento magnfico inund el interior de Tess cuando la chica la abraz. "As debe sentirse ser madre", pens. "Tener alguien que te ame incondicionalmente y que te considere un modelo a seguir. El corazn rebosaba de felicidad. -Lo dices en serio, verdad? -logr decir Casey por fin, y dio un paso atrs para mirar a Tess a la cara. -S. Lo digo en serio. Habl con tu padre al respecto ayer por la noche, y l est de acuerdo en que vayas a Nashville y te quedes conmigo un tiempo. Casey se volvi sorprendida hacia Kenny, con el rostro baado en lgrimas. -Ests de acuerdo? Oh, papi! De verdad? Te quiero tanto! -se lanz sobre l-. Gracias, gracias! -le dio un beso precisamente en la boca-. Ay, Dios mo, no puedo creerlo! Voy a ir a Nashville! -abraz a Faith y la bes-. Voy a ir a Nashville, Faith -Casey comenz a saltar por toda la habitacin como si fuera un resorte-. Tengo que llamar a Brenda y decrselo. Y a Amy. No, esperen un momento, es mejor que me siente un minuto. Siento algo raro en el estmago -se dej caer en su silla, con los ojos cerrados, y tom aliento. Tess mir a Kenny, que estaba a su derecha. l tena en el rostro la sonrisa ms agridulce que ella hubiera visto antes. -Bueno -dijo Tess para llenar el vaco-. S que logr echar a perder su cena, verdad? -Arruinarla? -grit Casey-. Ests bromeando? Kenny hizo a un lado su plato y dijo: -Podemos comer en cualquier momento. Faith aadi:

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-Por supuesto, pero t te quedars para probar una rebanada de pastel de arndano, verdad, Tess? Tess tom el postre. Luego Casey insisti en que fuera a su habitacin para escuchar la meloda en la que haba estado trabajando con su guitarra. Cuando Tess baj media hora despus, por la cocina, Kenny y Faith estaban terminando de cenar. -Bueno, supongo que es mejor que regrese a casa. Dej a Casey all arriba, componiendo. -Te acompao afuera -dijo Kenny. La puerta se cerr tras ellos y l sigui a Tess hacia el callejn. -Est decidido -coment Kenny-. Ir a Nashville. -Si te sirve de consuelo, s lo difcil que es esto para ti. La ayudar en todo lo que pueda, Kenny. Te lo prometo. Ya haban llegado al callejn. Cuando se volvi para mirarlo, Tess se cercior de que hubiera bastante espacio entre ellos. l permaneci alejado, con las manos en los bolsillos traseros del pantaln, como si le costara trabajo mantenerlas lejos de ella. -Ustedes dos se ven muy bien juntos -asegur Tess. -A eso viniste? A ver cmo nos veamos juntos? No estaba segura de cmo responder. -Y si te dijera que s? -Entonces probablemente te preguntara qu tratas de hacer. -Y es probable que yo respondiera que no lo s, Kenny. l busc su mirada mientras la tensin aumentaba entre ellos. Por fin, Kenny dej escapar un gigantesco suspiro. -Por qu me siento como si estuviera otra vez en aquel autobs escolar? El tiempo transcurra. Con seguridad Faith se estara preguntando qu lo estaba reteniendo; pero ninguno de ellos se movi. Ella dio un decidido paso atrs. -Qu tratas de hacer conmigo, Tess? -susurr l. -Tengo que irme -dijo-. De ahora en adelante me quedar de mi lado del callejn. Lo siento, Kenny.

Capitulo seis
Casey iba a verla despus de la escuela, pero Tess evitaba a Kenny y no iba al patio trasero cuando saba que l andaba por ah. El domingo, Mary le dijo que quera ir a la iglesia para orla cantar. Haba estado encerrada en la casa toda la semana y ya era tiempo de que saliera. Tess, vestida con un conjunto de falda y blusa de seda color ladrillo, iba a subir al auto la silla de ruedas de Mary cuando Kenny sali de su casa y le grit:

La semana estaba por terminar.

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-Espera! Te ayudar con eso -ya estaba arreglado para ir a la iglesia y se vea tan apuesto que provoc que el corazn de Tess se acelerara. -Pens que ya te habras ido -dijo Tess cuando l levantaba la silla para meterla al maletero. -No. Siempre salgo veinte minutos antes. Quieres que te ayude a subir a Mary al auto? -pregunt. -No. Puede hacerlo sola. -Muy bien, entonces te veo all -cerr el maletero sin mirarla a los ojos y se dirigi a su cochera. Casey sali corriendo por la puerta de atrs, la salud sin detenerse y un minuto despus se haban marchado. "As que se ha vuelto un hombre de hielo", pens Tess. "No pudo resistir acercarse cuando me vio, pero como no estaba satisfecho consigo mismo por hacerlo, se desquit conmigo." Veinte minutos despus, el coro cantaba Santo, santo, santo bajo la direccin de Kenny. Tess sinti escalofros en la espalda. Sus miradas se encontraban demasiadas veces, con tal intensidad que era verdaderamente imposible que permanecieran indiferentes. En el momento en que cantaba El buen Seor Jess, Kenny ya se haba quitado la chaqueta y se haba arremangado la camisa blanca. Algo sucedi entre ellos cuando Tess cant el solo. Algo irreversible. Despus del servicio religioso, una multitud rode a Tess en el atrio de la iglesia. Se haba corrido la voz de que iba a cantar ese da, y la congregacin haba aumentado como nunca. Asisti toda la familia de Tess y ella estaba muy conmovida por su apoyo. Sus sobrinas y sobrinos, sus cuados y sus hermanas, todos menos Judy, la abrazaron con mucho orgullo. El reverendo Giddings se acerc a ella y le dio un prolongado apretn de mano. -No tengo palabras con qu agradecerle, seorita. Fue un esplndido trabajo -le solt la mano y se dirigi a alguien detrs de ella-. Muy buen trabajo, Kenny, y una excelente seleccin musical -ella no se haba dado cuenta de que estaba ah y se volvi hacia l. Aunque estaban rodeados por un mar de rostros conocidos, Kenny, y Tess se pusieron en sintona el uno con el otro. -Este es probablemente el mejor domingo que he tenido desde que comenc a dirigir el coro -le dijo. -Por qu? -Porque estabas ah. Su franqueza hizo disminuir la resolucin de Tess. -Algo me lleg aqu -coment Tess, llevndose la mano al corazn-. Es como antes, como cuando era nia... la msica, la familia, la iglesia de siempre... no lo s. T tambin lo sentiste, no es verdad? -S. Tambin lo sent -su tono era ms bajo-. Ahora comprendo mejor que nunca por qu has tenido tanto xito. Tienes mucho carisma. -No parecas pensar lo mismo esta maana, cuando nos encontramos en el callejn. Pens que estabas enfadado conmigo. -No volver a suceder -sin advertencia, le dio un fugaz abrazo y la bes en la sien. Ella sinti cmo los labios le rozaban la oreja-. Gracias por cantar hoy, Tess. Nunca lo olvidar. Acababa de soltarla cuando apareci Casey y puso un brazo sobre cada uno de ellos. -Oye, Mac quieres ir a montar esta tarde?

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Unidos por la chica, se quedaron formando un tro mientras Tess trataba de ocultar su nerviosismo. -Bueno, no s si deba dejar sola a mam. Casey se volvi y pesc al primer miembro de la familia al que encontr: Renee. -Oye, Renee, podra quedarse alguien esta tarde con tu mam para que Tess vaya a montar conmigo? -Por supuesto, yo puedo. A qu hora se irn? Sin que los dems oyeran, Tess le pregunt a Kenny: -Vendrs tambin? l se aclar la garganta y respondi: -Creo que es mejor que no lo haga. Ella ocult su decepcin, preguntndole a Casey cuando se volvi hacia ella: -A qu hora quieres salir? -A la una. Tengo que volver al pueblo alrededor de las cuatro. El plan estaba hecho. SE FUERON EN la vieja camioneta pick up de Casey, que era tan vieja que tena de aquellos guardafangos traseros protuberantes y curvos, pero el radio funcionaba, y cantaron msica country todo el camino al rancho de Dexter Hickey. El lugar se vea muy distinto de da. La cerca necesitaba pintura, y el csped que lo podaran; sin embargo, el paisaje circundante era arrobador. El rancho estaba rodeado por una extensin de pastos ondulantes, con algunos manzanos salpicados aqu y all, que daban paso a un bosque. En el interior del establo, Dexter haba dejado para Tess una yegua llamada Girasol. Haba dado instrucciones de que la dejaran en el corral despus de montarla. Cuando Rowdy y Girasol estuvieron ensillados, las mujeres montaron. El pelo de los caballos brillaba al Sol, mientras Casey guiaba a Tess por la cerca, hacia los ondulantes bosques. Casey se volvi sobre la silla y pregunt: -Cmo te sientes? -Como si fuera a estar muy adolorida maana. No estoy acostumbrada a esto. -Lo tomaremos con calma al principio. Cuando llegaron a una pradera con florecillas de botones de oro, Casey pregunt: -Quieres intentar el trote? -Por qu no? Hizo que Rowdy trotara, y Girasol lo sigui. Despus de poco ms de cincuenta metros, iniciaron un tranquilo medio galope que las llev hasta el borde del valle y a los bosques, donde Casey se detuvo y esper a que Tess la alcanzara y tambin se detuviera. -Los dejaremos descansar un rato -Casey dio unas palmaditas en la espaldilla de Rowdy y luego se qued en silencio, mirando los rboles. De pronto, sin motivo alguno, pregunt-: Qu pasa entre m pap y t? Tess no logr ocultar su sorpresa.

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-Nada. -Cre percibir algo en la mesa la otra noche, y esta maana te estaba abrazando en el atrio de la iglesia. -Me estaba agradeciendo que hubiera ido a cantar. -Ah, eso era todo! -coment Casey secamente. Luego aadi-: bueno, slo en caso de que s est sucediendo algo, quiero que sepas que por m est perfecto -comenzaba a adentrar a su caballo en el bosque cuando se volvi hacia la llanura y dijo-: Vaya, vaya! Mira quin viene. Tess estir la cabeza sobre la silla y vio que Kenny se diriga hacia ellas. Las divis en la sombra y apresur al bayo hasta alcanzar un medio galope. Montaba como si fuera algo natural en l, vestido con pantalones vaqueros, una camiseta blanca y sombrero de paja. Cuando las alcanz, se detuvo y dijo: -Cambi de opinin. Me senta solo en casa -casi no hizo caso a su hija, en cambio, examin a Tess por debajo del ala de su sombrero de tal forma que revel ms de lo que l deseaba. Casey sonri. -Acabo de decirle a Tess que... -Casey! -Tess le dirigi una mirada de advertencia. -Nada -dijo, y volvi su caballo hacia el sendero-. Qu gusto que vinieras, pap. Vamos despacio porque Tess no est acostumbrada. Montaron otra hora y media ms, con poca charla, disfrutando mucho del hermoso da primaveral. Casi a las cuatro de la tarde, cuando ya se dirigan de vuelta al corral, comenzaron a formarse densos nubarrones al suroeste y el viento empez a soplar. Kenny ayud a Tess a desensillar a Girasol. Ella lo mir cuando se llevaba la silla por la puerta del cobertizo y la coloc sobre un caballete de madera. l se volvi y la atrap mirndolo. Cuando regres a donde ella estaba, pregunt con indiferencia: -Quieres regresar al pueblo conmigo, Tess? Ella mir primero a Casey y luego a Kenny. -Bueno, no creo que... -Est bien -intervino Casey-. Ve con l. Yo tengo prisa. Ni siquiera tendr tiempo para almohazar a Rowdy. Tengo que arreglarme para una cita -condujo a Rowdy hasta la puerta y lo dej salir al corral. Luego regres, saludando con la mano al pasar junto a ellos-. Te ver por la maana, pap. Es probable que no vuelva hasta despus de las once. -Muy bien. Cudate. Un minuto ms tarde, Tess y Kenny oyeron el ruido de la camioneta que se alejaba. Almohazaron sus caballos en silencio; luego, l dej a un lado el cepillo y se acerc a ella. -As est bien. Ya me la voy a llevar -condujo a Girasol y a su caballo a la puerta y los dej sueltos en el corral. -Vmonos. Kenny conduca sin prisa, con el viento entrando por las ventanillas abiertas. La mir. -Tienes hambre? -Casi desfallezco.

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-Qu te parece si un muchacho sencillo de Wintergreen te invita a comer? Conozco el sitio ideal. La llev al Sonic Drive-in, un sitio para comer en el automvil, y se estacionaron bajo un largo toldo de metal. El men y el micrfono estaban del lado de Kenny. l coloc el codo en el borde de la ventanilla y revis el men. -Qu quieres? -Una hamburguesa en canasta. -Muy bien -puls un botn para que los atendieran y pas la orden. Cuando termin, se acomod en su asiento y la mir. Se oyeron truenos al suroeste, pero no les prestaron atencin. Por fin, Tess dijo: -Casey me pregunt hoy qu suceda entre t y yo. -Y qu le dijiste? -La verdad: nada -se quit un pelo de caballo de los pantalones vaqueros-. Luego me dijo que por ella estara muy bien si comenzramos algo. Ambos lo consideraron durante un rato antes de que Tess por fin aadiera: -Por supuesto, ambos sabemos que no es una buena idea. -Por supuesto. -Despus de todo, tenemos que pensar en Faith. Y yo regresar a Nashville en un par de semanas. -A donde perteneces -aadi l. -A donde pertenezco. No les quedaba ms remedio que rendirse y darse un beso o morir desendolo. El camarero los salv de cualquiera de esas catstrofes al presentarse para entregarles su bandeja. -Sabes algo? -dijo Tess mientras l tomaba la comida-. sta es la primera cita que tengo en dos aos en la que salgo con un hombre y l paga por mi comida y me lleva a casa. He descubierto que ya no puedo hacerlo. -Por ser demasiado rica? Y, demasiado famosa? -Tal vez por ambas cosas. Uno nunca sabe con certeza qu es lo que la gente pretende obtener. Una camioneta pick up azul con tres adolescentes se detuvo a la derecha del auto de Kenny. -Eso es lo que opinas de m? -pregunt Kenny-. Que trato de sacar provecho? -No. Creo que slo eres un accidente. -Oh! Eso es muy halagador. -Sabes a lo que me refiero. Las hamburguesas estaban jugosas, exquisitas; entonces, ellos dejaron de coquetear para hincarles el diente, comer sus papas fritas con salsa catsup y saborear los pepinillos. Cuando termin de comer, Tess se limpi la boca con una servilleta de papel y ech un vistazo a la pick up azul.

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-Oh, oh! Creo que me reconocieron -dijo. Tres rostros le sonrean y la miraban con la boca abierta. -Ya terminaste? -Kenny se meti el resto de la deliciosa hamburguesa a la boca. -S, vmonos -respondi ella. La lluvia comenz a caer cuando retrocedieron para salir del estacionamiento, por lo que subieron los cristales. Kenny encendi los limpiadores y dio vuelta hacia la calle principal. Rodearon la plaza del pueblo y se dirigieron al norte, por Sycamore Street. Cuando dieron vuelta en el callejn, los rboles se sacudan con el aire de la ruidosa tormenta. Kenny lleg hasta su cochera y hubiera entrado, pero ella le dijo: -Djalo aqu. Me gusta la tormenta. l la mir brevemente y obedeci. Apag las luces, los limpiadores y elmotor. -Vas a correr bajo esta lluvia? -pregunt. -No. Esperar un momento. Cay ms lluvia, hubo ms rayos, ms truenos, y los dos seguan en el auto sin saber qu ms decir. Aunque eran apenas las seis de la tarde, el mundo se vea borroso y oscuro bajo las tormentosas nubes. De pronto, la frustracin de Tess explot. -Mira, Kenny, esto es ridculo. Ya soy adulta y aqu estoy, jugando un juego estpido como si fuera una nia. Slo te pido que no le digas a Faith que lo hice, de acuerdo? Se apoy en una rodilla, se dej caer a un lado, coloc la mano sobre la puerta del conductor y lo bes. Lo tom tan de sorpresa que l retrocedi. Cuando termin, Kenny tena las manos en las costillas de Tess, para evitar que cayera por completo sobre l. Ella retrocedi unos centmetros. El respiraba con rapidez y tena los labios entreabiertos por la sorpresa. -se fue por todo el tiempo que te molest en el autobs escolar -le dijo. Senta las manos tibias a travs de su camiseta-. Considralo totalmente culpa ma -y aadi-: Te absuelvo de toda culpa, mi querido San Kenny. Gracias por un da maravilloso. Rpidamente volvi a besarlo, baj del auto y corri bajo la lluvia helada hacia la casa. ADENTRO, Mary y Renee estaban viendo Sesenta minutos. Tess entr por la puerta trasera, empapada. -Ya era tiempo de que llegaras. Nos tenas preocupadas -dijo Renee con cierto enfado. -Lo siento. Deb llamar -Tess arroj su gorra-. Fui a comer al Sonie Drive-in con Kenny. Se sent en el escaln y se quit las botas mientras Renee observaba la coronilla de su melena roja. -Con Kenny. Vaya. Tess se levant y mir a Renee. -Oye, tienes prisa por volver a tu casa o podra hablar con tigo un momento? -Puedo quedarme un rato ms. Se dirigieron a la planta alta, donde Tess pudo quitarse la ropa mojada mientras Renee se sentaba con la pierna cruzada en su antigua cama. -Cuntame. Qu sucede?

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Tess se puso una camisa de algodn, se quit la liga del cabello y se sent en el tocador para cepillarse los empapados rizos. -Es extrao -le dijo a Renee-. No vas a creerlo. Hace cinco minutos bes a Kenny en su auto. Como l no se atreva, termin besndolo yo. Muy tonto, verdad? -Eso es todo? Slo un beso? -S, pero Renee, algo me ha sucedido en estas dos semanas que he estado en casa. Me encuentro con l todo el tiempo y ha resultado ser el hombre ms agradable que he conocido en aos; trata a mam como si fuera su hijo; adems, estoy loca por Casey y me doy cuenta de que Kenny es un excelente padre. Y lo siguiente que ocurre es que me encuentro actuando como una adolescente enamorada. Renee, sa no soy yo. Renee reflexion por un momento. -Debes tener mucho cuidado, Tess. No puedes jugar con los sentimientos de la gente. -No estoy jugando. -En qu terminar todo? T regresars a Nashville y, si arruinas lo que hay entre l y Faith, Kenny terminar siendo el perdedor. Tal vez no te das cuenta de la gran estrella que eres y de cmo puedes impresionar a un hombre con tus atenciones. -Ya lo he considerado -suspir Tess-. Sabes algo, Renee? A veces es terriblemente solitario ser Tess McPhail. Renee se levant de la cama, se acerc a su hermana y le puso las manos sobre los hombros. -Queras que te diera un consejo sensato, bueno, pues aqu lo tienes: aljate de Kenny durante el resto del tiempo que ests en casa. De acuerdo? Tess asinti con tristeza. Renee continu: -Sabes, Tess? Hay algo que no hemos tomado en cuenta. -Qu? -A Kenny. Si l es el tipo de hombre que creo, nunca engaara a Faith. T misma dijiste que no quiso besarte. Tess lo pens un momento. -Tienes razn -dijo despus-. Y sabes algo ms? Ese es uno de los motivos por los que lo respeto tanto. Tess acept el consejo de Renee y lo sigui al pie de la letra. Decidi que hara todo lo posible por evitar a Kenny de ah en adelante. CASI HABAN transcurrido tres semanas desde la operacin de Mary, y ella estaba cada vez mejor. Como se senta bien, pareca discutir menos. Mary y Tess por fin haban logrado tener una cena sin problemas. Tess haba encontrado algo que las complaca a las dos: tacos con ensalada mientras vean las noticias de la tarde. Estaban terminando de cenar cuando Tess le dijo: -Mam, tengo una sorpresa para ti. -Para m? -pregunt Mary sorprendida.

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-El sbado, a las ocho de la maana, vendr una peluquera que se llama Niki para arreglarte el cabello para la boda, y har todo lo que le pidas. Te aplicar un tinte, una permanente, o te har un corte, lo que quieras. Mary estaba maravillada. -Aqu? En mi propia casa? -As es. -Esta Niki... no es de la peluquera de Judy? -No. Judy y sus chicas atendern a toda la comitiva de la boda esa maana, as que estarn muy ocupadas; pero Judy dijo que Niki hara un buen trabajo. Entonces, ests de acuerdo? -Bueno, pues s -Mary segua sorprendida. -Y mam, hay una cosa ms que quera pedirte. Recuerdas ese lindo traje de saco y pantaln de seda verde que te envi desde Seattle el ao pasado? Ya lo estrenaste? -Me lo prob. -Por qu no lo usas para el da de la boda? Sera perfecto, porque debes tener las piernas siempre envueltas en esas medias. Te gusta la idea, mam? -Iba a ponerme el otro conjunto de pantaln, el que compr la primavera pasada. Est en perfectas condiciones y slo me lo he puesto unas cuantas veces. La primera reaccin de Tess fue furia, as que se levant para comenzar a reunir los platos sucios, tratando de tragarse el nudo que lastimaba su garganta. Luego cambi de opinin, dej los platos y se arrodill al lado de la silla de Mary. Tom la mano de su madre entre las suyas y la miro directo a los ojos castaos. -Escucha, mam, no s cmo decir esto. Soy rica. Es un hecho de la vida ahora. Soy muy, muy rica, y me proporciona un enorme placer poder enviarte regalos. Pero hieres mis sentimientos cuando ni siquiera quieres usarlos. -Ay, querida...! Bueno... nunca lo pens as -Mary pareca triste y un poco conmovida. Por fin, alej la mirada y luego volvi a dirigirla hacia su hija. -Bien, como has sido franca conmigo, yo tambin lo ser. A veces, cuando me envas cosas, creo que es porque sabes que deberas venir a verme, pero ests demasiado ocupada para hacerlo. Tal vez por eso algunas veces no las uso. Porque, a decir verdad, prefiero que vengas t a tener todos los regalos caros del mundo. Las palabras de Mary le llegaron muy hondo, porque eran ciertas, y Tess por fin lo admiti. No slo vea a Mary menos de lo que deba, sino que se quejaba de pequeos agravios que el amor debera hacerla olvidar. Quin poda decirle con exactitud cuntos aos ms le quedaban a Mary? -Lo siento, mam -dijo Tess con suavidad-. Tratar de venir ms a menudo. Mary extendi la mano y la coloc en el cabello de Tess. -Sabes lo orgullosa que estoy de ti, no es cierto? -Tess asinti con lgrimas en los ojos-. Y s todo lo que te ha costado llegar hasta donde ests; sin embargo, Tess, somos tu familia, y familia slo se tiene una. -Lo s -susurr Tess con la voz entrecortado por la emocin. Se quedaron as, cada una aceptando lo que la otra haba dicho. No se haban sentido tan cerca desde que Tess se gradu del bachillerato y empac sus maletas para marcharse a Nashville a emprender su larga y exitosa carrera.

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-Ahora te dir lo que vas a hacer -comenz Mary-. Irs a mi clset, encontrars ese lindo traje que me enviaste y lo planchars para que est listo para el sbado, cuando esa chica, Niki, termine con mi cabello, me lo pondr y har que mis hijas se sientan orgullosas de m en la boda. Qu te parece? Tess bes la mejilla de su madre. -Gracias, mam -dijo. EL CLIMA del sbado no pudo haber sido mejor, con un Sol resplandeciente y veintiocho grados de temperatura cuando Tess comenz a arreglarse. Haba comprado un traje nuevo: un hermoso vestido recto, azul oscuro, y zapatillas de taln descubierto que le hacan juego, con un delicado roco de estrellas azules en miniatura sobre los dedos. Se coloc al cuello una cadena de platino con una esfera del tamao de una canica, cubierta de diamantes. En las orejas se puso pequeas medias lunas tambin cubiertas de diamantes verdaderos. En el momento en que entr en la habitacin de Mary, sta se le qued mirando. -Algo est mal? -pregunt viendo hacia abajo. -Has andado por aqu tanto tiempo con tus pantalones vaqueros y tus camisetas que en realidad olvid que eres una verdadera estrella. Dios del cielo, qu bella eres, mi nia! -Bueno, y qu me dices de ti? Espera a que te pongas ese traje. El atuendo era del color que toma la luz cuando pasa por un vaso de crema de menta. Fue un poco difcil ponrselo a Mary, pero juntas, lo lograron. Una vez que los pantalones estuvieron en su sitio y la chaqueta qued abotonada, Tess dijo: -Quiero ponerte un poco de maquillaje, de acuerdo? Ven aqu y sintate. Mary se sent frente al espejo, y Tess le polve las mejillas y las pint con una brocha en un tenue color coral; le puso un poco de maquillaje en los ojos y lpiz labial. Niki haba hecho un buen trabajo con el atractivo corte de pelo que le quitaba a Mary cinco aos de encima. El suave cabello gris le caa en delicadas ondas curvadas hacia arriba en las puntas. -Ahora los aretes. Tengo unos que sern perfectos -Tess sac una pequea caja color aguamarina claro, que haba comprado en Nueva York, y se la entreg a su madre. Cuando Mary ley la nica palabra grabada en la tapa de la caja, mir a Tess con incredulidad a travs del espejo. -Tiffany? Oh, Tess! Qu hiciste? -Abrelo. Feliz da de las madres, un poco adelantado. En el interior de la caja color aguamarina haba otra, de terciopelo negro. Mary levant la tapa para dejar ver un par de aretes de esmeraldas con forma de lgrimas, rodeadas de diamantes. -Ay, Tess! Ella le sonri en el espejo. -Adelante, pntelos. Las manos de Mary temblaban cuando se llev las gemas a las orejas. En el momento en que los aretes estuvieron en su sitio, mir su reflejo. Se puso una mano en el agitado corazn y susurr: -Dios mo! Tess se inclin, puso la cabeza al lado de la de su madre, y ambas observaron su imagen en el espejo.

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-T tambin eres hermosa, mam. -Gracias, Tess -Mary toc amorosa la mejilla de Tess. -De nada. Ahora vamos a arrasar con ellos, eh, mam? Voy a poner tu silla de ruedas en el maletero. Espera a que regrese antes de que intentes bajar esos escalones con las muletas, de acuerdo? -De acuerdo. Tess arrastr por los escalones la silla de ruedas plegada, y la empuj por la ruinosa vereda del jardn de atrs. Sac el automvil de Mary, hizo a un lado el suyo, abri el maletero y estaba a punto de levantar la silla de ruedas cuando Kenny abri la puerta de su porche y le grit: -Oye, Tess, espera! Te dar una mano con eso. Kenny recorri a zancadas la distancia desde su jardn, en un traje azul marino con rayas muy delgadas, mientras ella esperaba al lado del auto. Guard la silla de ruedas y cerr el maletero. -Ya est -se volvi, frotndose las palmas-. No poda permitir que t... -la recorri con los ojos hasta las brillantes puntas de los pies y volvi a subir la mirada. Nunca termin lo que estaba diciendo. -Lindo vestido -dijo en voz baja. -Gracias. Hermoso traje. Lo ms seguro era que l no hubiera comprado su ropa en Wintergreen, y que no tuviera idea de cmo su apariencia aceleraba el corazn de ella; pero s que saba elegir un traje para su tipo de cuerpo, y tambin cmo fijar la mirada en una mujer para hacerla tomar conciencia de todo eso muy profundamente. -Bueno -dijo Tess-, ser mejor que regrese a la casa. Mam est esperndome. -Necesita que la ayuden? -No. No lo creo. A pesar de sus palabras, l la sigui cuando se dirigi a la casa. Al llegar, Tess entr y l se qued en el escaln. Ella reapareci un momento, al salir primero para abrirle la puerta a Mary, que sali con pesado andar por el umbral, apoyada en sus muletas, y se detuvo, sonriendo complacida. Desde abajo de los tres escalones, Kenny la mir y exclam: -Por todos los cielos, Mary! Mrate nada ms! -su admiracin era tan genuina que su rostro qued inexpresivo. -Hola, Kenny! -dijo la anciana como si fuera una nia. Si hubiera podido girar para mostrarle su atuendo, lo hubiera hecho-. Tess se encarg de m, Qu opinas? -Creo que si tuviera veinte aos ms, me enamorara perdidamente de ti. Ahora que lo pienso, tal vez lo haga de todas maneras. Mary pareca haber vuelto a nacer cuando baj los escalones. Tess y Kenny la escoltaron al auto. l le abri la puerta y esper con paciencia a que ella se acomodara en el interior. Puso las muletas sobre el piso y cerr la puerta; luego camin con Tess hasta la puerta del conductor y la abri para que subiera. -Llegars bien a la iglesia? -le pregunt. -Estar bien, gracias. -Bueno, es mejor que vea si puedo apresurar a Casey. Las ver ms tarde.

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Cerr la puerta y ella admiti para s que, sin importar lo que le haba prometido a Renee, ella y Kenny danzaban sobre un hilo muy fino entre el sentido comn y un movimiento que provocara un inminente desorden en sus vidas. Pareca muy probable que antes de que aquella noche terminara, iniciaran ese desorden.

Captulo siete

Kenny y Tess se sentaron en el mismo lado del pasillo, pero a ella la llevaron a las bancas
del frente, con el resto de la familia. l estaba a unas cuantas bancas de distancia, con Casey y Faith. Fue una tpica boda de pueblo pequeo: el rgano sonaba muy fuerte, la cantante proyectaba una penetrante voz de soprano, y el portador del anillo, de cuatro aos de edad, abandon el centro del corredor en cuanto vio a su madre. Despus, Mary form parte de la lnea de recepcin en el atrio, dejando que Tess se uniera a la multitud que estaba afuera. Soplaba un viento que alivi el calor de la tarde, y grandes nubes blancas y algodonosas se escabullan por el fondo azul del cielo. Todos miraban a Tess, pero nadie se atreva a acercrsele. Al menos hasta que Casey sali de la iglesia. Fue donde estaba Tess y exclam: -Vaya! Te ves sensacional! Cuando el ltimo de los invitados a la boda sali de la iglesia, Tess vio que Kenny bajaba a Mary en su silla de ruedas por la rampa que iba a la puerta lateral del atrio. Los novios salieron y las campanas de la iglesia resonaron sobre las cabezas. Tess avanz hacia el estacionamiento, donde encontr a Kenny, de pie junto al automvil de Mary, esperndola. Mary ya estaba instalada en la parte trasera del automvil. -Gracias por hacerte cargo de mi trabajo. -No hay problema. Tess se inclin y sonri a travs de la ventanilla. -Cmo ests, mam? Ya ests cansada? -Estoy muy bien, pero no me vendra mal comer algo. En realidad, no me molestara si me llevas a esa recepcin antes de queme muera de hambre. Por un momento, Kenny y Tess se quedaron solos. -Lo digo en serio, Kenny. Gracias por cuidar a mam una y otra vez -le toc la manga y dej que la mano se deslizara mientras se alejaba. Los dedos se tocaron slo un instante; luego Tess subi al auto. La recepcin se llevaba a cabo en el campo, en Current River Cove, el saln de fiestas ms hermoso del condado de Ripley. Cuando lleg la comitiva de la boda, una banda estaba acomodndose en un rincn, y su cinta para ambientar haca que sonara una mezcla de msica country por todo el saln. Poco ms de doscientos invitados se arremolinaban y charlaban en espera de la llegada de los novios. Aunque muchos de ellos se haban mantenido alejados de Tess en el atrio de la iglesia, la presencia de los cocteles pareci ser la seal de que ya podan acercarse. Casi todos le preguntaron por qu no haba cantado en la boda y si pensaba hacerlo en el baile. -No -respondi ella una y otra vez-. Aqu, soy invitada. Las estrellas son los novios.

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Cuando los novios llegaron y se sirvi la comida, Tess y Mary se sentaron a una mesa redonda para ocho personas, y Judy, Ed y Tricia se les unieron. Tan pronto estuvieron sentados, se aproxim Faith y pregunt: -Estn ocupados estos lugares? -No -respondi Judy-. Sintate. Mis otros dos hijos fueron pajes, as que estn sentados en la mesa principal. -Ah, bueno! Voy por Kenny -cuando se alej de ah, lleg Casey y tom asiento junto a Tess. Faith regres con Kenny a rastras, y los dos se sentaron en las sillas que estaban desocupadas. La cena result ser una deliciosa combinacin de esprragos cubiertos de pollo y queso con hierbas y horneados en hojaldre. El vino era excelente: nada menos que un exquisito Pinot noir, que se hizo circular entre todas las mesas cuando los invitados comenzaron a brindar. Faith coment acerca de los hermosos aretes de Mary y se acerc a mirarlos. -Son legtimos -revel Mary-. Tess me los obsequi esta misma tarde. Seis personas los admiraron. La sptima apret los labios y code a su esposo. -Srveme un poco ms de vino, Ed. A la mitad de la cena, Tricia sac a relucir que Tess llevara a Casey a Nashville. -No es maravilloso? -Casey le sonri a Tess-. Est haciendo realidad todos mis sueos. Mary acababa de terminar su segunda copa de vino y pareca muy satisfecha con todo. Faith dijo: -Creo que sera apropiado hacer un brindis por nuestra famosa estrella -todos levantaron sus copas... tambin Judy, que no tuvo ms remedio para no quedar mal ante todos; pero en el momento en que el brindis termin, mir a su hermana menor y escap al tocador de damas. Tess la vio partir; con cuidado hizo a un lado su servilleta y se excus con cortesa: -Por favor, disclpenme. Tengo que hablar con Judy. Una vez dentro del tocador, cerr la puerta con seguro. Judy haba dejado su bolso sobre una mesa y, en ese momento, estaba cepillndose su cabello . Tess mir el perfil de Judy en lugar de ver su imagen reflejada en el espejo. -Muy bien, Judy, hablemos. -Djame en paz. -No. Porque ya no puedo soportar tus celos. He estado en casa tres semanas y cada vez que te veo siempre hay algo que logra sacarte te de tus casillas. -Te encanta echrnoslo en cara, verdad? -la acus Judy-. "Mrenme, soy la estrella rica y famosa que viene a casa para demostrarles a ustedes, ignorantes, lo aburrida que es su vida". -Eso no es justo. Nunca he presumido de mi fama y mi dinero frente a ti, y lo sabes. Judy mir a su hermana menor. -Por qu no regresas al sitio del que viniste? -dijo con malevolencia-. Nosotras podemos hacernos cargo de mam, y mucho mejor que t quit el seguro y cerr de golpe la puerta contra la pared de losetas cuando sali hecha una furia.

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Tess se qued atrs, mientras trataba de reponerse. Cuando regres a la mesa, la banda haba comenzado a tocar, y Judy y Ed ya no estaban. Un momento ms tarde, Renee lleg, sin aliento, de la pista de baile. Luca radiante: llevaba un vestido color durazno con el talle de encaje. -Qu pas con Judy y Ed? -pregunt. -Es mi culpa -confes Tess-. Habl con Judy en el bao ya sabes de qu. -Y se fue corriendo a casa? -S, adems, se llev a Ed y a Tricia. Lo siento, Renee. -Oye, sabes algo? Es problema de Judy, no nuestro. Ahora escucha: los novios me enviaron a hablar contigo. Estn recibiendo tantas peticiones de sus invitados que me pidieron que te preguntara si podras cantar una cancin con la banda. Significara tanto para ellos, Tess. Vamos -insisti Renee. Tess mir hacia la pista de baile. Rachel y Brent pretendan hablar, pero miraban a Tess con una expresin esperanzada en el rostro. Tess saba que si cantaba hara que su boda fuera el tema de la brevsima temporada social del condado de Ripley. -Ests segura de que a la banda no le molestar? -Bromeas? A qu banda no le gustara decir que tocaron acompaando a Tess McPhail? -Muy bien. Slo una cancin. Renee hizo a los novios una sea con el pulgar hacia arriba y ellos se abrazaron jubilosos; entonces Rachel le lanz un beso a Tess y se dirigi al borde del escenario para hablar con el guitarrista principal. En el siguiente cambio de cancin, de inmediato la banda hizo el anuncio: -Todos saben que esta noche tenemos entre nosotros a una famosa estrella de Nashville. Es la ta de la novia y ha accedido a cantar una cancin con nosotros. Demos una calurosa bienvenida a Tess McPhail! La multitud se hizo a un lado para dejarla pasar, y ella se dirigi hacia el escenario con paso firme. Enseguida le pidi a la banda: -Pueden tocar Cattin en sol? -Por supuesto, Mac -respondi el percusionista. Y les marc un comps de cuatro tiempos en el aro de su tambor. Cuando se inici el ritmo y ella tom el micrfono, cautiv doscientos corazones de golpe. Le dio a Wintergreen algo de qu hablar durante los siguientes diez aos, al plantarse con sus brillantes zapatillas de tacn alto tan separadas como el vestido recto se lo permita, llevando el ritmo con la pierna derecha y lanzando destellos azules con sus lentejuelas. Se hizo una con su pblico, dndoles una representacin llena de energa y cadencia. Cattin tena un ritmo similar al rock, y una letra ligeramente pcara. Tess usaba las manos y sus largas uas como una hechicera, para poner al pblico bajo su embrujo. Tena un sentido innato del drama y actuaba frente a la multitud como una actriz de cine, usando el contacto ocular y un leve coqueteo para dar a cada uno la sensacin de que cantaba en exclusiva para l o ella. Cuando la cancin termin, Renee grit: -As se hace, hermanita! Los novios aplaudieron y comenz un gritero general: -Mac! Mac! Mac! Retumb por todo el saln.

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Al inclinarse para saludar al pblico, Tess se asegur de ver a su madre a los ojos. Mary aplauda con orgullo. Luego, Tess agradeci a la banda, se despidi con un gesto elegante, coloc el micrfono en su sitio y volvi a su mesa. Un montn de amigos de Mary se acercaron, y ella se convirti de pronto en el centro de atencin; era la madre de aquella chica que haba triunfado. Sin embargo, nadie se atreva a invitar a la famosa cantante Tess McPhail a bailar. Una cancin termin, otra comenz y Kenny regres de la pista de baile solo; tom la silla al lado de Tess, se sent y la mir. Se vea acalorado. Puso un codo sobre la mesa y dijo: -Gran boda. -Parece que te ests divirtiendo. Dnde dejaste a Faith? -Bailando con su cuado. T no bailas? -Nadie me lo ha pedido. l mir a su alrededor y luego volvi a verla a ella. -Vaya, no podemos permitirlo, verdad? -dijo, mirndola-. Te gustara bailar conmigo? -Me encantara. La tom de la mano y la condujo hasta la pista de baile. La banda estaba tocando La Silla, y ella se meci suavemente entre los brazos de Kenny. -Qu sucede con los hombres en esta fiesta? -Creo que los asusto un poco. Sucede todo el tiempo. Eres un buen bailarn. -Gracias. Tambin t. La estrech hasta que sus cuerpos se rozaron, y la sien de Tess descans en la mandbula de Kenny. Ella record el consejo de Renee de mantenerse alejada de l, pero aquello pareca ser lo correcto. Cuando la cancin termin, se separaron de inmediato, conscientes de que la gente a su alrededor probablemente los estaba mirando. Tess se volvi como si fuera a marcharse de la pista; sin embargo, l la tom de la mano y dijo: -Qudate Tess. Una pieza ms. No le respondi; slo se movi para acercarse a su lado y esconder las manos unidas hasta que comenzara la siguiente meloda. El ritmo cambi. La banda toc Adelina, de George Stralt; Tess y Kenny sonrieron y luego rieron con ms fuerza, celebrando lo bien que bailaban juntos. Cuando la cancin termin, regresaron a la mesa de Mary sonrojados y acalorados. -Vaya, parece como si ya lo hubieran hecho antes. -Pero, no juntos -replic Tess. Los amigos de Mary se haban marchado, y ella tena el bolso en el regazo. -S que es temprano, pero debo ir a casa, Tess. Odio tener que sacarte del baile, aunque puedes regresar despus, no es cierto? -Por supuesto, mam. Te llevar de inmediato. -Yo ir con ustedes para ayudarlas -ofreci Kenny. Tess tuvo buen cuidado de no mirarlo.

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-Oh, gracias, Kenny! -respondi Mary-. Eso estara muy bien. Esa horrible silla es muy pesada. -Slo permtanme avisarle a Faith que ir con ustedes, de acuerdo? Ahora vuelvo. TARDARON quince minutos para regresar al pueblo, y otros quince para que Tess ayudara a Mary a irse a la cama. Mientras lo haca, Kenny se sent en la cocina y esper con paciencia a Tess, y el encuentro que haban estado anticipando todo el da. Ella entr en la cocina y l, a su vez, se levant de su silla y pregunt en voz baja: -La dejaste bien instalada? -S. l se hizo a un lado y Tess lo gui hacia afuera. El jardn de atrs estaba a oscuras. Ni siquiera el de Kenny tena luz. Cuando salieron era de da y a nadie se le ocurri dejar encendidas las luces exteriores. Tess lo precedi al bajar los escalones del porche y l la sigui por la estrecha vereda hasta que estuvieron a medio camino hacia el callejn. -Espera Tess -dijo l y la tom del brazo. Ese simple toque fue toda la invitacin que ella necesit. Gir hacia l, rpida y segura de lo que quera. l saba lo que deseaba, y unos brazos la esperaban para atraerla hacia l; los labios de Kenny aguardaban para reclamar los de ella. Se quedaron de pie, a mitad de la vereda, y permitieron que la oscuridad los ocultara. Los labios de los dos se humedecieron mientras respiraban entrecortadamente; la espalda del vestido de Tess se retorci bajo las manos de Kenny. Ella le ech los brazos al cuello y l la levant, la tom en brazos, apretndola, y sigui besndola mientras la llevaba por el pasto al rincn ms oscuro, cerca de los escalones de la puerta posterior. Ah, entre los grillos y los arbustos de hortensias, se besaron durante un rato ms. Luego, l tir de ella y ambos cayeron sobre el csped fresco y suave. El cabello de Tess se enred y le cubri el rostro; l se lo retir cuando gir y qued casi encima de ella. Llegaron al punto en que el delicado equilibrio entre la indulgencia y la negacin contendan por la supremaca. Y cuando pareca que iba a ganar la indulgencia, l rod sobre la espalda en el csped, al lado de ella. Ah se quedaron, con la msica de los grillos pulsando en los odos. Transcurri una larga pausa antes de que ninguno de los dos hablara. Por fin l exclam: - Vaya! - S, vaya! -logr decir ella. -Pero, qu estamos haciendo? Kenny sigui mirando las estrellas. -Creo que le decan besuqueo; sola ser popular en la dcada de los cincuenta. Ella se sent y se hizo el cabello a un lado. l tambin se sent. Tess le acarici la mano por encima de la manga, lleg hasta el dorso y meti los dedos entre los de l. -Oye, si vamos a hacer cosas como sta, creo que tengo derecho a saber. Faith y t duermen juntos? -S.

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Los dedos de Tess se detuvieron de pronto, y ella se qued muy quieta. Luego volvi a tenderse sobre el csped y se puso las manos en la cintura. -Bueno, debo decir que es muy afortunada -coment, mirando las estrellas. l se recost a su lado, con la cabeza apoyada contra el puo y con la otra mano en el centro de las costillas de Tess. -Mira -dijo-. No estoy casado con Faith. He sentido esto por ti desde que estbamos en el bachillerato y no iba a dejar pasar la oportunidad. Los dos sabamos que sucedera. -Pero no se lo dirs, verdad? - No. -Esto es slo una loca aventura. Probablemente muchas personas tienen aventuras como sta durante las bodas. -Tal vez. Ella dej su mente en blanco, y los dedos recorrieron el cabello de la sien de Kenny. Se dio cuenta de cunto extraaba tener un hombre a quin tocarle el cabello siempre que lo deseara, un hombre que la besara y la hiciera sentirse mujer; que la quisiera por ella misma y no por su talento como cantante. Tess tir de la cabeza de Kenny y susurr: -Bsame un poco ms. l se inclin y concedi lo que le peda. Minutos ms tarde, retir la boca y retrocedi para mirarle el rostro. -Creo que ya tenemos que volver al baile. Ella suspir. -Tienes razn. Kenny la tom de la mano, la ayud a levantarse, y ambos se detuvieron para un ltimo y perezoso beso. Luego sacudieron sus ropas, las acomodaron y se volvieron hacia el auto. En el trayecto a Current River Cove, pensaban en el futuro, cuando Tess volviera a Nashville y Kenny reanudara su vida al lado de Faith. Recordaran esa noche y sonreiran en su interior? Llegaron a Current River Cove y el auto salt al entrar en el estacionamiento cubierto de grava. Ella se detuvo frente a la entrada. -No te quedars? -pregunt l. -Creo que es mejor que regrese. Si alguien pregunta, di que pens que era mejor quedarme en casa con mam. -Muy bien. Cundo te irs a Nashville? -El martes. -Volver a verte? -Estoy segura de que nos encontraremos en elcalljn. Algunos invitados a la boda salieron riendo del saln y pasaron a su lado, en direccin del estacionamiento. -Es mejor que me vaya -dijo Tess. Un beso de despedida pareca lo indicado, pero los invitados estaban demasiado cerca para ver el interior del auto. -Bueno, fue divertido -dijo Kenny-. Te ver luego, Tess.

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l baj del auto, y ella lo mir caminar hacia el edificio. Cuando abri la puerta del saln, se detuvo un momento y la mir. Tess poda or la msica de la banda. Luego, la puerta se cerr y l desapareci. Haba vuelto con Faith. EL DOMINGO, para evitar a Kenny, Tess asisti al servicio religioso ms temprano. Por la tarde, ella y Mary fueron a la casa de sus Renee, donde los novios estaban abriendo sus regalos de boda. Terminaron quedndose a cenar y regresaron tarde a casa. El lunes por la maana, poco despus de las diez, la productora comercial de Tess la llam. -Tess, he estado tratando de comunicarme contigo todo el fin de semana. -Estaba en la boda de mi sobrina. Qu sucede? -"Pap John" muri. El funeral es maana. -Oh, no! -Tess se apoy contra el gabinete de la cocina, con los dedos sobre los labios. Pap John Walpole era un viejo promotor de cara agria y corazn de azcar, con el rostro curtido, que haba administrado un pequeo lugar llamado Mudflats durante ms de treinta aos. Se deca que en los ltimos veinte, todos los artistas de xito que triunfaban en Nashville, incluyendo a Tess, haban pasado por el Mudflats antes de firmar con alguna compaa disquera de renombre. Hasta entonces, siempre que tenia una noche libre, Tess iba al Mudflats para cantar... siempre gratis, siempre sin anunciarse. Se limpiaba las lgrimas del rostro cuando pregunt: -Qu sucedi? -Un tipo entr por la puerta posterior cuando Pap contaba los ingresos del da, le apunt a la cabeza con un arma y le exigi que le entregara el dinero. Pap John lo mand a frer esprragos. A pesar de las lgrimas, Tess dej escapar una risita. -As era l. Oh, Dane! No puedo creer que haya muerto. -Todos en Nashville se sienten igual. Van a cremarlo, pero maana a las diez habr un servicio religioso en su memoria, y todos aquellos a quienes alguna vez ayud cantarn ah. Crees que podrs venir? -Tengo que hacerlo. Llam a Renee. -Oh, Tess! Lo siento tanto. Adelante, vete. Si no estoy ah cuando te marches, llegar pronto. Y no te preocupes por mam. Mary estaba muy afligida. Haba pensado que Tess se quedara un da ms y se decepcion cuando le dijo que tena que marcharse. Cuando Tess baj por ltima ocasin, con su bolsa de lona y su enorme bolso de cuero gris, Mary la esperaba al pie de las escaleras, con un gesto de autntica tristeza. Haban quitado los puntos de la incisin haca una semana y ya haba cambiado las muletas por los bastones, lo que le permita mucha ms movilidad. Sin embargo, pareca que la pena la haba inmovilizado cuando Tess la abraz para despedirse. -Promete que llamars a mis hermanas siempre que necesites algo, de acuerdo? -No soy un beb. No es por m por quien estoy preocupada, sino por ti. Vas a conducir todo el camino con los ojos llenos de lgrimas. -No llorar todo el camino. Estar bien.

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-Ests segura? -Mary la sigui pesadamente hasta la cocina y tom una bolsa con un sndwich que estaba sobre la mesa-. Toma. Es slo de jamn y queso, pero tal vez se te antoje comerlo en el camino. "Son como doscientas caloras", pens Tess; sin embargo, se dio cuenta de que lo que llevaba no era un sndwich de jamn y queso sino uno de amor. -Gracias, mam. Eso har. Oye, no tienes que salir a despedirme -aadi Tess. -Por supuesto que s. Mary sigui a Tess hasta la entrada de cemento. Ah se qued, equilibrndose con ayuda del bastn de aluminio mientras Tess guardaba su maleta, se colocaba los anteojos de sol, suba al automvil y lo encenda. -Te quiero, mam -le grit desde la ventanilla abierta. -No tardes tanto en volver esta vez. -No lo har. Tess pis el acelerador, retrocedi por el callejn y se alej. No era nada ms que un kilmetro y medio desde la casa de su madre hasta el centro del pueblo. Tess llor todo el camino... en parte por la madre amorosa que dejaba atrs, en parte por la muerte de Pap John, pero tambin por ella misma, porque iba a dejar a Kenny Kronek. La idea de marcharse sin decirle adis hizo que Tess sintiera un dolor en el pecho. Se detuvo enfrente de su oficina, se quit los anteojos de sol, se mir los ojos en el espejo y descubri que el llanto haba diluido su maquillaje. Se ocult de nuevo tras los lentes oscuros, baj del auto y se detuvo un momento para observar el edificio. La fachada era de madera pintada de gris, con una puerta de cristal que deca KENNETH KRONEK, CONTADOR PBLICO, y a cada lado haba una ventana blanca con un macetero lleno de geranios rojos. stos parecan ser el toque de Faith. Entr, y ah se encontraba l, trabajando en un escritorio, ms all de la puerta abierta de una oficina privada que se extenda en la mitad trasera del estrecho edificio. En el frente, la secretaria no estaba en el escritorio de una pequea recepcin, lo que mostraba a las claras que Kenny se hallaba solo en el lugar. l levant la mirada y los dedos se quedaron quietos sobre los botones de la calculadora. Ella se quit lentamente los anteojos y lo mir mientras el tiempo se detena. Por fin, l hizo el silln haca atrs, camin hasta la puerta y se detuvo detrs de la silla vaca de su secretaria. -Hola -dijo ella. -Hola -respondi l, y ella se dio cuenta, por el tono grave con que pronunci aquella palabra, de que su presencia haba generado en Kenny la misma inquietud que en ella-. Qu pasa? -Tengo que regresar a Nashville hoy. Sucedi algo imprevisto. -Has estado llorando. -S, pero ya estoy bien. -Pasa a mi oficina. -No -comenz a revolver su bolso, en busca de algo que la distrajera de aquel terrible y absoluto dominio que l ejerca sobre ella-. Slo quera que supieras que me marcho, para que se lo digas a Casey. Y quera darte mi tarjeta, para que... El rode el escritorio y la sujet de los brazos. -Pasa a mi oficina, Tess.

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Kenny prcticamente la arrastr hasta su dominio privado, cerr la puerta y quedaron uno frente al otro. -Qu sucedi? -Han matado a un hombre que me ayud a comenzar en este difcil negocio. -Quin era? -Se llamaba John Walpole. Lo llambamos Pap John. -Lo siento, Tess. -Mira, Kenny, tengo que irme -dijo ella en voz baja, tratando de evitar que se le quebrara-. Slo quiero que le digas a Casey que lamento no haber podido hablar con ella antes de partir, pero aqu tienes mi tarjeta. Tiene mi telfono privado, as que puede llamarme cuando guste. Y tambin quera decirte que cuando ella vaya a Nashville, la voy a cuidar muy bien. Siempre estar cuando me necesite, Kenny, as que no tienes de qu preocuparse, de veras. Ella vio la emocin reprimida en el rostro de Kenny, similar a la que Tess senta. De pronto, se encontr entre los brazos de l... sin besarlo, pero recargada en el pecho de Kenny en un doloroso adis. -Voy a extraarle -susurr l. Tess cubri los labios de Kenny con la mano. -Esto fue slo... una loca aventura en la recepcin de una boda. Los dos estuvimos de acuerdo, no es cierto? l la sujet por la mueca y baj la mano para liberar la boca. Coloc la palma de Tess sobre su dolorido corazn mientras se miraban y se daban cuenta de que no haba otro final posible. -S -susurr l con tristeza-. Lo estuvimos. Cuando se besaron, ella lloraba, y a Kenny le dola tanto el pecho como si se hubiera roto una costilla. Ella dio un paso atrs y el contacto se rompi, dejando que los brazos extendidos de Kenny cayeran inertes a los costados. Ella abri la puerta de la oficina y lo mir una vez ms antes de marcharse de su vida para regresar a Nashville.

Captulo ocho
leg a Nashville a las cinco menos cuarto y se dirigi a Music Row, al sureste del centro de la ciudad. Su casa poda esperar. En ese momento necesitaba llenarse de aquello que tanto haba extraado, la vitalidad y la energa que emanaba de esas doce calles al sur de Division, donde el negocio de producir discos creaba el latido de la ciudad de la msica. Se sinti vigorizada al acercarse a su oficina. Una fotografa de Randy Travis, ms grande que el tamao real, le dio la bienvenida desde una pared de ladrillos rojos. Los turistas entraban y salan de las tiendas de recuerdos y suban por la rampa que llevaba al saln de la fama de la msica country. A los lados de las plazas este y oeste de la msica se alineaban las oficinas generales de todas las industrias relacionadas con el negocio de la msica: estudios de grabacin, compaas de produccin de vdeos, compaas editoras de msica y tambin agencias de contrataciones.

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La oficina de Tess se localizaba en una antigua y espaciosa casa victoriana de ms de cien aos, en la plaza oeste de la msica. En la entrada, una placa oval de latn anunciaba sencillamente: EMPRESAS WINTERGREEN. Haba elegido ese nombre para recordarse lo lejos que haba llegado. Bajo el nombre de Empresas Wintergreen se encontraban varias empresas que haban nacido por necesidad o sentido comn: su compaa editora de msica, de modo que las regalas de la compaa que publicara sus canciones las recibiera ella misma; su taller de ropa especializada, que diseaba los trajes de concierto no slo para Tess, sino tambin para otros cantantes; su imprenta, que haca los carteles, botones de adorno, cartas para sus clubes de admiradores y los programas para sus conciertos; adems, tena una pequea flotilla de jets, que usaba y alquilaba a otros. Sin embargo, todo esto era secundario comparado con la fenomenal y exitosa administracin que mantena a Tess McPhail a la cabeza de las listas de popularidad de la msica country. Esa administracin le organizaba alrededor de ciento veinte conciertos al ao, le permita ser coproductora de sus propios lbumes y vdeos y pagar los salarios de ms de cincuenta empleados permanentes. Y Tess McPhail se ocupaba ella misma de cada uno de los aspectos del negocio. Al abrir la puerta, Tess oy el murmullo de varias conversaciones. Entr en el vestbulo central, donde la recepcionista estaba sentada al escritorio, con una elegante escalera a sus espaldas. -Hola, Jan! Ya volv. Jan Nash gir en su silla lentamente y sonri. -Hola, Mac! Bienvenida. Ya te extrabamos. Otras personas oyeron la voz de Tess y salieron de las oficinas para saludarla. Pronto se dirigi a la suya, escaleras arriba. Ocupaba todo lo ancho de la parte de atrs y disfrutaba de la sombra jaspeada de cuatro enormes tilos verdes que estaban plantados afuera. En una oficina adjunta, ms pequea, su asistente, Kelly Mendoza, se volvi y sonri al ver que su jefa se acercaba por la puerta que comunicaba ambas oficinas. -Mac, bienvenida. -Me alegra estar de vuelta. -Siento lo de Pap John -le dijo Kelly. -Todos lo lamentamos. Tienes los detalles acerca del servicio funerario? -Los cantantes se reunirn maana por la maana, a las once, en el Ryman, una hora antes para un breve ensayo. -Bien. Qu ms? -Llam Burt Sheer, y Jack pidi que te comuniques con l en cuanto entres en la oficina. Cathy Mack tiene los diseos de cinco vestidos que quiere que veas, y Ralph quiere comenzar los ensayos de los conciertos -Kelly regres con Tess hasta la oficina principal-. Ah, una cosa ms! Carla fue a ver a un otorrinolaringlogo. El problema con su voz es serio... es algo de la tiroides. Parece que estar fuera de circulacin durante un buen rato. La inquietud hizo que Tess frunciera el entrecejo. Carla cantaba los coros de algunas de sus grabaciones, y se supona que iba a acompaarla en la gira de conciertos. Una hora despus de haber regresado, qued muy claro para Tess que no haba sitio para Kenny en su vida. Aunque por momentos, durante las ltimas cuatro semanas, se haba

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cuestionado a dnde perteneca, slo tena que comenzar a ponerse al corriente con su negocio para comprender que su lugar estaba ah. No haba lugar en su vida para ningn hombre. Sin embargo, si uno en especial telefoneaba, por ningn motivo quera perder la llamada. -Kelly? -S? -la asistente se detuvo en el umbral. -Cualquier llamada de Casey Kronek o de Kenny Kronek me la pasas de inmediato, sin importar dnde est, de acuerdo? Casey es una chica de bachillerato de mi pueblo que se quedar conmigo durante una temporada en junio. Cantar los coros en una de mis canciones. -Es una chica con suerte -coment Kelly. -Es una chica con talento -replic Tess-. Ella me ayud a escribirla. Tess trabaj en su oficina hasta las ocho de la noche. Cuando se diriga a su casa, baj los cristales de su Nissan y aspir el hmedo y clido aire sureo. Era una de esas noches en las que la penumbra parece negarse a partir, y cuando su automvil recorri el Bulevar Heathrow, robles y olmos se extendan como los velos de una capilla negra contra un cielo color mantequilla que se converta en anaranjado intenso cerca de las copas de los rboles. Dos chicos venan bajando la colina en sus bicicletas, y ella esper a que pasaran por la entrada de su casa antes de meter el auto. Cay en la cuenta de que no conoca a ninguno de los nios; de hecho, no conoca a ningn nio del vecindario, ni a sus vecinos. Tess pens en lo que poda verse desde la ventana de la cocina de su madre, y cmo ella haba observado las idas y venidas de la gente que viva al otro lado del callejn. Aqu todo era muy diferente. Estaba aislada por el xito. Las altas ventanas de la sala de su casa daban a la calle, y a travs de ellas Tess pudo ver que Mara haba dejado una lmpara encendida. La puerta de la cochera subi con slo tocar un botn, y Tess not sorprendida que la pequea camioneta azul de Mara an estaba adentro. Llev a rastras su bolso de cuero por la entrada de atrs y la llam: -Mara? -Seorita Mac, bienvenida a casa! -Mara estaba en la cocina, quitando un poco de agua a una jarra que contena un ramo de zinnias rojas. Tess dej caer su bolsa. -Qu haces aqu todava? -La estaba esperando. Si gusta, puedo llevar sus cosas arriba, seorita Mac. -Gracias, Mara, pero yo puedo hacerlo. -Tonteras. Dme eso. Mara era mexicana, de ms de cincuenta aos, con piernas largas, aunque de talla pequea. No tuvo problema alguno para quitarle a Tess de las manos el bolso de cuero. -Est bien -concedi Tess-, pero tu familia debe de estar esperndote. -Les dije que tal vez llegara tarde. Cmo est su mam? -Se recupera muy bien. Gracias, Mara. La mujer hizo un ademn para indicar que no era necesario que le agradeciera, y las dos subieron por una escalera abierta hasta el segundo piso, donde un corredor en forma de C daba a la sala. Las habitaciones para invitados estaban a la derecha. Tess dio vuelta a la izquierda, hacia su propio cuarto. A diferencia de la casa de Mary, todo ah era nuevo y combinaba, en tonos

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neutros, con slo algunos toques de colores pastel aqu y all. Todo era perfecto. Ella no tena que encargarse de nada. Mara dej caer la bolsa de Tess en una banca que estaba al pie de la cama y recorri la habitacin bajando unas persianas blancas con plateado, para despus cerrar la puerta del balcn que daba a la piscina. -Gracias, Mara. Ya puedes irte a casa. -Me ir cuando crea que debo hacerlo -dijo la mujer mientras se diriga escaleras abajo otra vez. Tess sonri. Aunque estaba acostumbrada a vivir sola, se senta muy contenta al tener a aquella parlanchina ama de llaves ah esa noche. Regres por el balcn central y se qued mirando hacia la sala. El techo tena una altura de ms de cinco metros y estaba decorado en varios tonos de blanco. Un magnfico piano color crema, uno de los dos que haba en la casa, se encontraba al pie de los esplndidos ventanales de la parte del frente. Tess se lav la cara, se quit los pantalones vaqueros y se puso una bata de algodn de una pieza; luego regres a la cocina, una habitacin con piso de losetas y puertas francesas que daban a un pequeo espacio que se extenda a un porche con protecciones contra insectos. Mara le haba preparado una ensalada Csar, coronada con pollo asado estilo Cajun y una copa de agua color azul cobalto sobre una sencilla mesa de pino. En el centro de la mesa estaba la jarra de zinnias. -Mara, bendita seas -le dijo Tess, que se sent de inmediato y se comi una cucharada de la crujiente ensalada. -Parece que subi un kilo o dos -observ el ama de llaves-. La pondr en forma antes de que se d cuenta. Le planch su traje azul oscuro para el servicio fnebre de maana. Es una pena lo de Pap John. -Gracias, Mara. Ahora, te marchars ya a casa? -S, seorita Mac. Creo que me ir. Hay jugo de naranja recin hecho en el refrigerador y unas roscas de pan en el cajn, para el desayuno. Una vez que la puerta trasera qued cerrada, Tess permaneci en silencio. Cuando termin de comer, subi a tomar un bao en su tina de mrmol para hidromasaje. Mientras estaba ah, sentada, con los chorros de agua golpendola, son el telfono, y ella respondi el que estaba al lado de la baera. -Hola? -dijo ella al tiempo que le cerraba al agua. -Hola, Mac! Soy yo, Casey. -Ah, Casey! -la embarg el gozo, y al mismo tiempo se dio cuenta de lo sola que se haba sentido-. Por favor, espera un minuto nada ms, s? Sali de la tina, se envolvi en una gruesa bata de toalla blanca y tom la llamada en el telfono que tena junto a la cama. -Casey? Oye, querida, siento haber tenido que marcharme de Wintergreen tan de repente, sin decrtelo. -Est bien. Pap me dijo lo de tu amigo. Lo lamento, Mac. -S, bueno, me alegra estar de vuelta y me mantengo ocupada. Eso evita que piense en muchas cosas. -Espero que est bien que te llame... me refiero a llamarte a tu nmero privado. -Por supuesto que est bien, Casey; hazlo cuando quieras.

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-Magnfico. Bueno, oye, slo quera que supieras que pienso en ti. Muero de impaciencia por marcharme a Nashville. Ahora pap quiere decirte algo. Te llamar pronto. Adis, Mac. Antes de que pudiera prepararse para recibir la impresin de or su voz, sta lleg por el telfono, suave y baja. -Hola -dijo l... nada ms, slo esa palabra. El corazn se le inund con un torrente de emocin. -Hola -se decidi a contestar por fin, sintiendo que el corazn le responda a Kenny desde ms de trescientos cincuenta kilmetros de distancia. -Llegaste bien a casa? -pregunt l. -S, muy bien. -Estaba preocupado por ti. Haba hombres que se preocupaban por ella todo el tiempo: su productor, su agente; pero a ellos les pagaba para que lo hicieran. A Kenny Kronek nadie le pagaba nada. Esa idea hizo que sintiera una opresin en la garganta. -No debes preocuparse por m, Kenny. No hubo respuesta; luego, por fin, el sonido que hizo Kenny al aclararse la garganta. -Estoy viendo la casa de tu madre y parece como si pudiera ir all a verte. -Kenny, eso ya no podr suceder otra vez... no como... como fue el mes pasado. -Lo s -asegur l en voz tan baja y desesperada que casi poda ver cmo hunda la barbilla contra el pecho. Transcurri otro momento de silencio, lleno con deseos intiles. -Bueno, mira -dijo Tess-, la verdad es que estoy exhausta y maana va a ser un da muy difcil, as que yo creo que ser mejor que te d las buenas noches. -Por supuesto -contest l abatido-. Bueno, cudate mucho. Te extrao. -Tambin yo te extrao. Por favor, dale a Casey las buenas noches por m. Cuando colg, permaneci en la cama, con el corazn apesadumbrado y el telfono sobre el estmago. Dos lgrimas corrieron por las mejillas y las enjug con un extremo del cinturn de su bata de toalla. Se pregunt si Faith habra ido esa noche a casa de Kenny. Suspir, inclin la cabeza, la apoy en la cabecera de hierro forjado y cerr los ojos. Por supuesto que no haba respuestas, slo la enormidad de sus obligaciones, el silencioso lujo de su casa y una gran confusin de sentimientos. DESPIDIERON A PAP JOHN, pero mantuvieron vivo su recuerdo: Tess McPhail y una lista de dolientes que pareca la de quin es quin en la msica country: Garth, Reba y muchos ms. Al reunirse con sus compaeros cantantes una vez ms, Tess observ que haba estado ausente demasiado tiempo. Tena mucha msica que componer y trabajo que realizar... un trabajo que amaba. Era mejor que pusiera manos a la obra. Y eso fue exactamente lo que hizo en los das que siguieron. En su primer da completo en la oficina, tuvo una junta intensa de seis horas con su administradora de negocios, Dane Tully, para enterarse de todo lo que haba sucedido desde que se march. Se reuni tambin con su gerente de giras, con el productor de la prxima y con su diseadora de ropa para revisar los detalles del espectculo antes de que comenzaran los ensayos.

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Jack Greaves y ella se reunieron con ejecutivos de la disquera para hablar acerca de la fotografa de la portada del disco, el diseo y las fechas en que se lanzaran los sencillos del lbum que tenan en preparacin. Tuvo su junta trimestral con el contador y, adems, con su asesor financiero. Firm ms de trescientos autgrafos en postales y fotografas publicitarias para los miles de fanticos que las solicitaban diariamente por correo. Luego comenzaron los ensayos para el concierto. Baj los tres kilos que haba subido en Wintergreen. Llamaba a su madre sin falta todas las noches. Entonces, la invitaron a la graduacin de Casey, pero pospuso su respuesta. Burt volvi a llamar y ella por fin le dijo que ya no poda volver a verlo porque haba conocido a alguien ms. Luego, aplaz responder a la invitacin de Casey una vez ms, temerosa de que alguien pudiera responder el telfono y ella se sintiera dbil y emocionada por culpa suya. POSTERG ESA llamada hasta que le fue absolutamente imposible. Casey se graduara el viernes por la noche. La tarde del martes de esa semana, Tess estaba agotada. Haba tenido un da espantoso y cuando tom el telfono para llamar a la casa de Casey a las nueve de la noche, Kenny respondi, tal y como tema. -Hola? Tal vez estaba trabajando demasiado. Por la razn que fuera, al or la voz de Kenny se hizo pedazos. Sin la menor advertencia, comenz a llorar. -Hola? -repiti Kenny en un tono an ms severo-. Hola? Hola? Quin habla? -Kenny... soy... soy Tess -logr decir. -Tess, qu sucede? -dijo. El cambio en su voz, de molestia a preocupacin, fue inmediato. -Nada -logr decir ella. Luego aadi-. Todo. No lo s. Es slo que ha sido un da terrible. Nada ms. -Tess -dijo l con tono tranquilizador-. Vamos, querida, te sentirs mejor si me lo cuentas. Puedes hablar conmigo. As que ella le cont todo. Admiti ante Kenny que su imperio comenzaba a ser ms de lo que poda manejar sin delegar su control personal; sin embargo, haba tantas historias acerca de superestrellas que perdan toda su fortuna y se arruinaban a causa de los malos manejos administrativos... -No permitir que eso me suceda -manifest-. Y la manera ms segura de que ocurra es ceder el control. Por eso vigilo todo con tanto cuidado. -Tienes que aprender a delegar -dijo Kenny-. Alguna vez se te ha ocurrido que al no confiar ms en tus empleados los menosprecias? Ella saba que l estaba en lo cierto... tambin saba que la mayor parte de la gente no hubiera tenido la osada de decirle algo as a Tess McPhail, por ser quien era. -Cmo es que sabes tanto, seor Kronek? -pregunt. Ya se senta mucho mejor. l ri entre dientes. -Porque manejo una oficina de dos personas con una rutina tan montona que la ltima vez que alguno de los dos sorprendi al otro fue cuando mi secretaria sali del bao con el dobladillo de la falda atorado accidentalmente en la cintura de sus medias.

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Tess solt una carcajada que hizo que Kenny tambin se riera, y pasaron un buen momento, dejando que el sonido viajara por ms de trescientos kilmetros de cable telefnico. Cuando callaron, Tess suspir con franco alivio. -Dios, me siento mucho mejor. -Por supuesto que s -dijo l con cierta presuncin-. Soy bueno para ti. -Eso es cierto, Kenny. Demasiado bueno -disfrutaron de la idea unos instantes antes de que ella continuara-. En realidad llam para hablar con Casey. Recib la carta donde me dicen que se graduar y la invitacin para la fiesta del sbado. Quisiera asistir, pero temo que no podr. -Yo tambin quisiera que estuvieras aqu. Tess se llev una mano a la frente. -Dios mo! Cmo te extrao, Kenny! No s, pero siento como si un trozo del corazn se hubiera quedado en Wintergreen cuan do part. Nada es igual desde que regres a Nashville. Sin embargo, morira sin esto, Kenny. Es toda mi vida. Y an as, tambin estoy muriendo sin ti. Estoy muy confundida. -Tal vez has descubierto que me amas, Tess -repuso l-. Acaso alguna vez lo has pensado? -S, pero no estoy segura. Me da miedo. Y de cualquier manera, es tonto, porque yo estoy aqu y t all, t tienes tu negocio y yo mi carrera. Cualquiera con algo de cerebro podra darse cuenta de que lo que tenemos aqu es un empate logstico. Qu te parece si nos damos las buenas noches y me pasas a Casey? Podemos hablar sobre esto en otro momento. -Bueno -respondi Kenny. Tess oy que dejaba el telfono y luego lo escuch llamar-: Casey, es Tess! Casey le respondi rpidamente, con gran alegra y exuberancia en la juvenil voz. -Hola, mujer! Estar all en menos de una semana! -Lo s. Estoy ansiosa. Sin embargo, no podr asistir a tu fiesta del sbado. Lo siento, cario. -Oh! Qu mal! Bueno, ya lo saba -asegur Casey alegremente-. Pero de todas formas quise enviarte la invitacin. -He pensado en algo que puedo mandarte como regalo de graduacin, aunque tendrs que mantenerlo en secreto. -Qu es? -Qu te parecera or las canciones de mi nuevo lbum antes que nadie que no sea de Nashville? -Oh, Dios mo, Mac! Hablas en serio? De veras me vas a enviar la grabacin? -Me encantara que las escuches, pero tienes que prometerme que no dejars que nadie ms oiga la cinta. Me lo prometes? -Ni siquiera pap? -Casey pareca decepcionada. -Bueno, tal vez tu pap s, pero nadie ms. De acuerdo? -Te lo prometo, Mac. -Entonces est bien. Te ver el prximo lunes, y t y yo celebraremos tu graduacin cuando llegues. -De acuerdo! Seis das! -Seis das. Te ver entonces.

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Captulo nueve
El ama de llaves haba tomado libre el fin de semana del da en que se celebra a los cados en la guerra, as que Tess tena la casa para ella sola. Haba escogido la alcoba azul claro para Casey. Los muebles eran de madera de pino, y la cama tena una enorme y mullida colcha a cuadros azules y blancos. Tess revis la habitacin. Luego encendi el sistema de sonido y dos luces en el cuarto, slo para darle esa sensacin de bienvenida. A las dos y media, un Ford Bronco rojo se detuvo en la entrada y Casey baj. Tess abri de un tirn la puerta del frente. -Querida! Ya ests aqu! Casey se lanz a los brazos acogedores, y despus de unos minutos, Tess le pregunt: -De dnde sacaste el Bronco? -Pap me lo compr como regalo de graduacin. Puedes t creer semejante cosa? -Es muy hermoso. Vamos, te mostrar el lugar; luego bajaremos tus cosas y las llevaremos a tu habitacin. En cuanto vio la sala, Casey se detuvo y exclam arrastrando las palabras con su mejor acento de Missouri: -Oh, Dios! Nunca haba visto nada tan hermoso en toda mi vida. Vives aqu? -As es. Casey sigui a Tess hasta el comedor, cuyo techo formaba el balcn del segundo piso que quedaba sobre la sala. Enseguida fueron a la cocina y salieron por las puertas francesas hasta el porche cubierto, desde donde podan ver el rea de la piscina, que estaba abajo. Luego Tess le mostr su estudio, regresaron al frente de la casa y subieron por la escalera curva a la planta alta. Ante la puerta abierta de su propia alcoba, Casey se detuvo y le pregunt: -Quieres decir que me quedar aqu? -Es tu habitacin. Y se es tu bao. -M propio bao? -Casey entr como si se tratara de un santuario y se detuvo en la puerta, atisbando en direccin a la baera de mrmol y el largo tocador-. Quisiera que pap pudiera ver esto -dijo-. No lo creera -regres a la habitacin y se puso a revisar los controles que estaban en la pared, a un lado de la cama-. Qu es todo esto? -Un sistema de sonido -la voz de Trisha Yearwood flotaba suavemente desde la bocina. -Por qu no toca tu ltima grabacin? -Puedo ponerla cuando quiera. -Bueno, hazlo -mientras bajaban la escalera, Casey dijo-: Oye, me encant tu nuevo lbum. Y a pap tambin. Muchas gracias por envirmelo. Tess coloc la cinta y Casey orden: -Sube el volumen.

La tarde en que esperaba a Casey era clida y brillante.

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Cantaron juntas al descargar el Bronco, cuando llevaron las cosas de Casey a la planta alta y mientras colgaban la ropa en el clset. La cinta se acab y Casey grit: - Ponla de nuevo! Me encanta! Tess estaba en la cocina, sacando unas enchiladas de pollo que Mara le haba dejado en el refrigerador. Casey entr y dijo: -En qu te ayudo? -Prepara un poco de agua. El sistema de sonido llegaba tambin a la cocina, as que cantaron juntas mientras preparaban la comida y se sentaban a comer. La gran idea se le ocurri a Tess cuando todava le faltaba terminar de comerse media enchilada: Casey se saba, palabra por palabra, cada una de las canciones de la cinta. Se olvid de la enchilada y fij la vista en Casey. -Te sabes cada palabra, no es cierto? -S, supongo que s. Una idea extraa, fortuita y emocionante haba asaltado a Tess, pero era demasiado pronto para hablar de ella. "Vaya!", se dijo. "Debes esperar. Todava no la escuchas en el estudio", pens. Pero sin Carla, Tess necesitaba una reemplazante para la gira que comenzara a finales de junio. Casey frunci el entrecejo. -Qu sucede? -pregunt. Tess se relaj y respondi: -Nada. Es slo que eres sorprendente; memorizaste esas canciones tan de prisa! -Pues claro que s! Me s la letra de todas tus canciones. He escuchado tus lbumes desde antes de que los hicieran en disco compacto. Tess decidi dejar el tema por el momento. -Vamos -la invit, y se levant-. Es probable que quieras un poco de tiempo para descansar, tal vez te agrade nadar un poco. -Nadar? Vaya, ser estupendo! Pero primero tengo que llamar a pap. Le promet que lo llamara en cuanto llegara. Casey us el telfono porttil de la cocina y Tess la oy mientras limpiaba la mesa. Casey inform a su padre que haba llegado bien, pero despus aadi: -Oye, pap, deberas ver este lugar. Es como un palacio. Tengo mi propio bao e incluso hay una piscina. Es verdaderamente grandioso pap! La animada conversacin continu durante un par de minutos; luego Casey dijo: -S, aqu est. Oye, Mac, pap quiere hablar contigo. Tess tom el telfono que le ofreca Casey. -Hola Kenny -dijo, y trat de parecer tranquila. Esa era la primera vez que hablaban desde que haban tenido aquella pequea discusin en el telfono. -Hola, querida -comenz l, y el corazn de Tess se desbord de alivio-. Sigues enojada conmigo? -No.

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-Bueno, as est mucho mejor. A mi hija le gusta tu casa. Parece que es de las que aparecen en la conocida revista de Estilos de vida de ricos y famosos. -Supongo que as es. Por cierto, es muy lindo el Bronco que le compraste a esta muchacha. -Lo llen hasta el techo. Ya sabes cmo son las adolescentes. Casey se haba marchado a la sala, as que Tess pregunt: -Cmo ests, Kenny? Ahora que ella no est contigo, cmo te sientes? El esper un instante antes de responder. -Es el peor da de mi vida. Ella sinti una oleada de comprensin. -Puedo imaginarlo. Est Faith contigo? -No, esta noche no. Estaba pensando en ir a visitar a Mary. Quiz quiera jugar una mano de cribbage o algo as. -A mam le encantar. Bueno, escucha, tengo que irme. Tal vez Casey y yo nademos un rato. Estoy segura de que te llamar de nuevo maana, despus de la sesin de grabacin, para contrtelo todo. Te la voy a pasar para que te despidas. -Tess, espera -la detuvo Kenny. Casey estaba al lado de Tess, esperando tomar el telfono, cuando l dijo de pronto-: Te amo. Tess se qued inmvil, mirando a Casey mientras las palabras de Kenny hacan que casi se detuviera el corazn de ella. As nada ms, cuando menos lo esperaba... te amo. Permaneci quieta, sujetando el telfono, incapaz de contestar con las mismas palabras. Trat de encontrar una respuesta adecuada. -Creo que lo dices nada ms porque te sientes solo, Kenny. -Est oyendo Casey? -S. Est aqu mismo. -Muy bien. Entonces espero que la prxima vez puedas decirlo t tambin. Casey frunci el entrecejo y susurr a Tess: -Qu pasa? -Nada -respondi ella, y le entreg el telfono. Era desgarrador tratar de ocultar sus exaltadas emociones frente a Casey. Nadaron y conversaron acerca del da siguiente, y Tess respondi a las preguntas de Casey sobre cmo era trabajar en un estudio de grabacin. Se acostaron casi a las once, y slo entonces, cuando Tess estaba tendida en la cama, bien despierta, pens en lo que Kenny le dijo. Sac de su memoria aquellas palabras, como piedras preciosas, y se pregunt si en realidad sera amor el terrible vaco que marcaba cada uno de los das que pasaba sin l, la sensacin de jbilo que la embargaba al or su voz al otro extremo del telfono. Oye, Kenny, tal vez tambin yo te amo. LA TARDE SIGUIENTE, eran las dos menos cuarto cuando llegaron a Sixteenth Avenue Sound, un bungal remodelado cerca del Musie Row. Tess gui a Casey por el vestbulo hasta una habitacin con sofs y mesas, pero sin ventanas. Se oa msica country en unas bocinas que no se vean. -Vamos. Te presentar con Jack -dijo Tess.

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Jack Greaves se hallaba en la consola, en el cuarto de control. A su lado, el ingeniero de sonido decida cul de las cincuenta y seis pistas iba a usar, mientras que su ayudante estaba sentado cerca, colocando una cinta en la grabadora. A travs de un ventanal inmenso poda verse el estudio de grabacin, donde algunos msicos estaban afinando y tocando escalas. Un par de ellos not que Tess haba llegado y la saludaron con un gesto. Ella se inclin, presion el botn del intercomunicador y dijo: -Hola, chicos! Jack, un hombre delgado, de estatura regular, se volvi en la silla giratoria. Aunque sonri, le dio un beso a Tess en la mejilla y le estrech la mano a Casey cuando se la presentaron, era claro que su mente estaba puesta en el negocio. Como productor de discos, controlaba la sesin, que le estaba costando mucho dinero a Tess. l ganaba ms de treinta mil dlares por proyecto; el alquiler del estudio era de casi dos mil dlares diarios; el ingeniero de sonido ganaba ochenta dlares la hora, y su asistente veinticinco, los msicos del estudio, quinientos dlares cada uno por cada tres horas de sesin. Si ese da trabajaban durante seis horas, el costo de la sesin ascendera a ms de diez mil dlares. Jack no quera perder el tiempo. -Quieres una caja o dos, Tess? -Yo creo que ser mejor una. Tal vez sea ms sencillo para Casey la primera vez. -Qu es una caja? -susurr Casey. -La cabina de grabacin, ves? -ella seal a travs de la ventana un par de puertas que llevaban a dos diminutas habitaciones de paredes negras-. Son cabinas aisladas para evitar que las pistas se mezclen. Podemos usar una o dos, pero hasta que nos acostumbremos a cantar juntas creo que es mejor que usemos slo una. A veces se obtiene una mejor sinergia manteniendo un contacto ocular cercano. Los msicos siguieron afinando y, ocasionalmente, tocaban partes de melodas para calentar, entre diecisis y veinte compases que luego terminaban en risas. -Qu dices, Tess? Examinamos las grficas y escuchamos la cinta de muestra? -pregunt Jack. Entonces, los msicos salieron del estudio y se acomodaron en el cuarto de control; Casey se vea radiante cuando la presentaron con cada uno de ellos. El pianista reparti copias de las "grficas": un sistema que se usa en Nashville para transcribir los acordes al papel, y que sirve como gua para los msicos de la sesin, que algunas veces no saben leer las notas musicales. Casey estuvo atenta a la rpida explicacin de Tess. Se mencionaron las claves. Se indic con nmeros cuntas lneas se tocaran en esa clave. Una V indicaba verso, la C significaba coro y la P era puente. Era como observar el armazn de una casa antes de que se aadieran los muros: toda la estructura de la cancin estaba ah, esperando a que los msicos le dieran su toque muy personal, con todas las improvisaciones que quisieran. El asistente del ingeniero puso la cinta de muestra, y Casey requiri menos de media cancin para comprender la grfica. La grabacin termin y los msicos la aprobaron. -Linda cancin. La escribieron juntas? Esta s va a pegar. -En qu clave la tocaremos, Tess? -En fa -respondi ella.

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Todos escribieron "fa" en la parte superior de su grfica, y los msicos regresaron al estudio, donde se sentaron a or la muestra varias veces mientras ensayaban con sus instrumentos, buscando su manera propia de interpretar la cancin. -Vamos -dijo Tess por fin-. Entremos -condujo a Casey a travs del estudio hasta una de las cabinas de grabacin. Tena dos micrfonos y dos atriles. Sobre cada atril penda un pequeo par de audfonos. -Hagamos una revisin de sonido -dijo el ingeniero, y las dos se colocaron los audfonos. Despus de varios minutos de ruidos y agitacin, Jack Greaves dijo por el intercomunicador: -Muy bien, escchenme todos. Qu les parece si lo intentamos una vez? El percusionista dio la seal de costumbre y comenz la introduccin. Tess vio cmo se iluminaba el rostro de Casey al or la mezcla de instrumentos que sala por los audfonos. Sus dos diferentes tesituras de voz se mezclaban como chocolate terso y spera nuez: era una combinacin dulce al odo, y Tess supo, sin la menor duda, que ella y Casey haran muchas, muchas canciones juntas. La muchacha era buena. Tena un instinto natural para elegir las palabras que deba cantar y cules no, qu armona sonaba mejor, cundo hacer un crescendo y cuando rezagarse. Terminaron la primera interpretacin y Jack dijo por el intercomunicador: -Se oye bien, seoritas. Qu les parece si repetimos la ltima nota del segundo verso sobre el solo de Mick un par de compases, y luego lo desvanecemos? Y as continuaron. La calidad del talento en el estudio haca que el trabajo fuera inventivo y vivaz, conforme la cancin comenzaba a tomar forma. Despus de la segunda interpretacin, que son mucho mejor que la primera, Jack dijo: -De acuerdo, muchachos, qu les parece si grabamos una? Una vez que terminaron y grabaron la cancin, todos se apiaron en el cuarto de control para escucharla. Cada uno en la habitacin llevaba el ritmo, ya fuera con el pie, la cabeza, una mano o la pierna. La meloda termin y empezaron los comentarios. -Es buena. -Aqu tenemos una balada fresca y con corazn. -Es la manera perfecta de comenzar una carrera, Casey. -Es hora de tomar algo -dijo Greaves-. Continuaremos a las siete en punto. Mientras grababan, haba llegado un proveedor de alimentos que ya tena dispuesta la comida sobre una mesa larga que estaba en el saln: camarones a la parrilla, pilaf de arroz y una ensalada. Los msicos se sirvieron y se sentaron en los sofs; las animadas conversaciones giraban, en su mayora, en torno a la cancin que estaba en proceso. Casey estaba tan emocionada que le resultaba difcil permanecer tranquila en el sof. -Esto es realmente increble, Mac. Nunca me haba divertido tanto en mi vida. Tess sonri y le aconsej: -Es mejor que comas algo, Casey. Todava tenemos tres horas ms de trabajo por delante. Jack casi no comi. Se qued en el cuarto de control trabajando en las pistas que ya tenan grabadas. Tess dej que Casey charlara con los msicos y se dirigi al cuarto de control.

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-Puedo hablar un momento contigo, Jack? -Claro -respondi l, y le dio la espalda a la consola. -Me gustara saber tu opinin -dijo Tess-. Es acerca de la gira. El problema de garganta de Carla no se solucionar pronto. Quiero pedirle a Casey que vaya a la gira para cantar los acompaamientos. El lo consider por un momento y luego dijo: -Es muy joven. -Pero tiene talento. Y conoce mi msica, Jack. Ayer estbamos oyendo mis lbumes viejos y ella los conoce al derecho y al revs. Adems, me agrada y nos llevamos de maravilla. Qu opinas? -Confo en tu intuicin, Tess. Me gusta la voz de la muchacha. Tess volvi al saln y se reuni con los dems. Luego todos regresaron al estudio para la sesin de la noche. Siguieron trabajando dos horas y media ms, yendo y viniendo entre el estudio y el cuarto de control. La grababan; la escuchaban; grababan y escuchaban una y otra vez. Por fin, una interpretacin pareci encender una chispa especial en todos. La tenan: podan sentirlo, y la atmsfera excitante era palpable cuando la grabacin termin. Se terminaron los ltimos arreglos despus de las diez de la noche, y Jack consider que el trabajo haba terminado por ese da. CUANDO LLEGARON a casa, la adrenalina an corra por las venas de Casey. Llam a su padre de inmediato, desde el telfono de la cocina, mientras Tess revisaba la correspondencia. -Pap, fue maravilloso! Me refiero a que cuando o el sonido a travs de los audfonos fue fantstico! Me emocion muchsimo, t sabes! -Casey habl durante un largo rato, mientras Tess dejaba la cocina y se diriga a su estudio. Casi diez minutos ms tarde oy que Casey la llamaba: -Oye, Mac, pap quiere hablar contigo. Tess estaba en su oficina, as que tom ah la llamada. -Me habra gustado que hubieras estado aqu. Lo hizo estupendamente. Nuestras voces se oyen muy bien juntas. l ri. -Lo s. Ella me lo dijo... y me lo repiti una y otra vez. Fue el turno de Tess para rer. Luego inclin la silla hacia el frente y apoy los codos en el escritorio. -Kenny, quisiera intentar algo. Una de mis cantantes del coro se enferm de la garganta y no podr trabajar durante algn tiempo. Me gustara que Casey fuera a la gira de conciertos conmigo a finales de junio. Se hizo el silencio en la lnea. -Vas demasiado rpido con ella, no lo crees? -S -reconoci Tess con sinceridad-, pero se sabe palabra por palabra cada cancin que he grabado, y no slo eso, sino que conoce los coros a la perfeccin. Volvi el silencio. Despus de un largo rato, l dej escapar un suspiro y, luego, permaneci callado.

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-Comenzaremos la gira de conciertos en Anaheim, el veintiocho de junio. Puedes imaginar a tu hija cantando para dieciocho mil personas? Tengo esta fantasa, Kenny -continu ella-. Quisiera verte sentado en primera fila en la primera representacin en pblico de Casey, y que luego vayas a felicitarla tras bambalinas y bebas champaa con nosotras. Qu opinas? -Me tomaste por sorpresa. -Pinsalo. Tal vez tambin pudieras llevar a mam. Quiz asistira si puede viajar contigo y Faith. -Tambin Faith? Quieres que Faith asista? -Bueno, no, no en particular; pero, cmo podra enviarte boletos a ti y a ella no? -Tess, escchame... es slo que... no s qu decir. -Di que s, Kenny, para que pueda pedrselo a Casey con tu bendicin. -Muy bien, estoy de acuerdo, claro. Dios mo, pero, qu estoy diciendo? Tess sonri. -Entonces de acuerdo -dijo con voz notablemente emocionada-. No hagas compromiso para el veintiocho de junio y te ver en Anaheim. No te preocupes. No dejar que nada le suceda a Casey. Amo a esa nia. -Ah! A ella la amas, pero a m no. -Yo no dije tal cosa. Buenas noches, Kenny. -Buenas noches, Tess. Ella sonrea cuando colg el auricular. Y, en realidad, estaba segura de que lo amaba. LA SEGUNDA sesin transcurri tal y como Tess lo esperaba. La voz de Casey se mezclaba tan bien con las de las otras dos cantantes del coro que no hubo duda alguna respecto a que era la eleccin correcta. Cuando Jack y el productor de la gira, Ralph Thornleaf, la aprobaron, Tess le pregunt a Casey, a la maana siguiente, si le gustara salir de gira a finales de junio. Fue divertido ver cmo se le llenaba de sorpresa el rostro. -Ests bromeando -dijo, al tiempo que se dejaba caer pesadamente en una silla-. Yo? -S, t. Y as comenz uno de los meses ms atareados en la vida de Tess. Junio, por tradicin, era un mes muy ocupado en Nashville, que comenzaba con el festival de las Luces del verano: una fiesta callejera de tres das cerca del capitolio. Segua la Feria de los admiradores: una semana de trabajo intenso durante la cual veinticuatro mil admiradores pagaban por entrar en los terrenos de la Feria estatal de Tennessee para rendir homenaje, de cerca, a sus dolos, estrecharles la mano y tomarse fotografas con ellos. Haba veces, durante la Feria de los admiradores, en las que Tess daba hasta diez entrevistas en un da. Tambin tena que dar autgrafos en las tiendas de discos, reunirse con los presidentes de los clubes de admiradores de todo el pas, cenar con disc jockeys y, adems, sostener reuniones especiales con los directivos de las tiendas de discos. Era una semana terrible; sin embargo, para Casey era algo nuevo y emocionante. Estaba viendo muy de cerca el duro trabajo que implicaba ser una estrella de la msica country y decidi que era, definitivamente, lo que quera ser. Cuando termin la Feria de los admiradores, comenzaron los ensayos para el concierto.

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El espectculo de Mac en escena era una extravagancia de luces, vestuarios y equipo, que requera de una docena de minitrilers para transportarse, adems de cincuenta empleados. Todos trabajaban duro a fin de preparar la gira, y Casey no era la excepcin. Como no tenan mucho tiempo y las jornadas de trabajo eran largas, la joven segua viviendo con Tess. Casey llamaba a su padre todas las noches y, al final de cada conversacin, l le peda que lo comunicara con Tess. Ella le dijo a Kenny que haba ordenado a su administrador que le reservara tres boletos en el crculo dorado del concierto de Anaheim para l, Faith y su madre, aunque Mary an no se haba comprometido a asistir. Luego ella le pregunt: -Asistirs, no es as? Por un revelador instante, l no dijo nada. -Ir. -Y Faith? -No se lo he pedido. -Por qu? -Creo que lo sabes, Tess -respondi Kenny. -Me alegra -admiti ella-. Reservar sus habitaciones en el Beverly Wilshire, donde nos hospedaremos Casey y yo. Kenny, estoy tan contenta! -Tambin yo -asegur l. Los das pasaron volando entre ese momento y el concierto de Anaheim. Tess hablaba con su madre casi todos los das para tratar de convencerla de que fuera con Kenny, pero ella insista: -Bueno, ver cmo se comporta mi cadera. Es un vuelo muy largo, sabes? Segua con la misma respuesta el da en que Tess sali para Los ngeles en su jet Hawker Siddeley privado, acompaada por Casey. LA NOCHE ANTES de que Kenny volara a Los ngeles, l y Faith se reunieron para jugar a las cartas. El grupo de bridge se reuna en la casa de Faith y, a las diez, ella sirvi tarta caliente de durazno la mode. A las once menos cinco todos se haban marchado menos Kenny. l la ayud a limpiar la cocina y a guardar la mesa de juego. Meti las cuatro sillas metlicas plegadizas detrs de los abrigos en el clset de la entrada y regres a la cocina, donde la encontr guardando los tenedores y las cucharas de lujo en la alacena. -Kenny -dijo ella, examinando cada utensilio antes de colocarlo en el interior de una caja forrada con terciopelo rojo-, tal vez debamos hablar acerca del error que ests cometiendo. -Error? -No nac ayer, Kenny. S bien por qu no me pediste que te acompae a Los ngeles -cerr la caja y permaneci de pie, mirndolo-. Me di cuenta en el momento en que comenzaste a enamorarte de ella; pero, Kenny, pinsalo. Qu har contigo una vez que todo termine? El reflexion un momento y luego respondi con sinceridad. -No lo s. El hecho de que admitiera su culpa tan pronto, sorprendi mucho a Faith. Ella ms bien esperaba que negara cualquier relacin con Tess.

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-Ests dispuesto a dejar todo lo que tenemos para continuar esa relacin sin esperanza? -pregunt. -Todo lo que tenemos? Qu tenemos Faith? -Tenemos ocho aos de fidelidad -replic con cierto temor en la voz-. Al menos yo te he sido fiel. -Y cuntas veces hemos hablado de casarnos y hemos decidido que es mejor no hacerlo? -Pens que te gustaba nuestra situacin tal como est -ella dio un paso para acercarse a l-. No quiero perderte Kenny. Y es lo que suceder si vas a Los ngeles. l mostr la primera seal de que estaba molesto. -Faith, nos hemos convertido en algo conveniente el uno para el otro. Nos hemos estado encaminando hacia este da desde hace ocho aos. No quiero ser un anciano de setenta que haya estado saliendo contigo durante la mitad de su vida. Ella se irgui. -Bueno, me doy cuenta de que no cambiars de opinin. -No -respondi l en voz baja-. Creo que la amo, Faith. -Oh, no seas ridculo! -replic ella en el tono ms despreciable que hubiera empleado con l. -Crees que soy ridculo? -Piensas que una mujer como sa se enamorara de un hombre como t? No te parece un poco ridculo, Kenny? Y te has detenido a pensar por qu de pronto se ha interesado tanto por Casey? No crees que tal vez la est usando para atraparte? -se detuvo un momento para darle dramatismo a sus palabras-. As que cuando termine contigo, tambin habr terminado con Casey. Kenny mantuvo su furia bajo un rgido control. -Sabes, Faith? T y yo casi nunca hemos discutido, pero en este momento en verdad me ests enfureciendo. As que antes de que diga algo que luego lamente, me marcho de aqu -se dirigi a la puerta y le dijo por encima del hombro-: Me ir a Los ngeles maana. Estar all tres das. Tal vez mientras estoy fuera debas ir a buscar tu ropa, sacarla de mi casa y dejarme la llave en la mesa de la cocina. Ella mir estupefacta cmo l empujaba la proteccin de la puerta con las manos y la dejaba cerrarse de golpe a las espaldas. -Kenny -lo llam al tiempo que corra tras l-. Kenny, espera! No te vayas! -Tengo que hacerlo, Faith -respondi l sin volverse.

Captulo diez

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A las siete, la parte posterior del escenario en Arrowhead pareca la plataforma de lanzamiento en la NASA: un caos para quien no saba cmo funcionaba aquello, pero orden para el ojo entrenado. Por todas partes haba tcnicos que tendan cables y hablaban con sus walki-talkies. El teln estaba cerrado. A los lados del escenario haba inmensas bocinas negras apiladas una sobre otra, como un edificio alto, y en cada punto de la oscuridad, pequeas luces rojas salpicaban la escena. A la derecha del escenario, entre los telones, haba un corredor que llevaba a una habitacin grande sin ventanas, totalmente cubierta con cortinajes blancos. Junto a una pared haba una larga mesa con un arreglo de enormes azucenas blancas. Tambin haba bebidas heladas y una docena de bocadillos distintos, fruta fresca y caf caliente. Media docena de reporteros pululaban en un rincn. Dos largos sofs blancos estaban vacos, pero de pie, cerca de ellos, se encontraban los ejecutivos de la compaa disquera MCA y sus esposas. Una mujer que llevaba una tablilla con sujetapapeles entr, mir a su alrededor y volvi a salir. Una chica diferente... ms joven, que llevaba un vestido negro de cuero, tacones altos de aguja y un cinto de diamantes de imitacin que le caa por debajo de la cadera, se acerc a la mujer con el sujetapapeles y la salud. -Hola, Casey -sonri la mujer-. Pasa. Las cortinas de las paredes slo se vean interrumpidas por una puerta. En ella haba una pequea placa de latn que deca MAC. Casey llam y meti la cabeza. -Me permites entrar? Tess estaba sentada al tocador mientras le hacan los ltimos arreglos a su peinado. Tena el rostro maquillado para el escenario: una aplicacin con brochas y diferentes colores que haba tardado treinta y cinco minutos. Las pecas haban desaparecido, cubiertas por una base color alabastro. La lnea de los labios era perfecta: ligeramente alargada y favorecedora. Los ojos, sombreados y delineados, adquirieron un brillo de bienvenida al ver la imagen de Casey en el espejo. -Por supuesto. Oye, luces sensacional! -Tambin t. Tess sigui a Casey con la mirada. -Tienes miedo? -le pregunt y sonri un poco. -Muchsimo. Tess ri y eso alivi un poco la tensin. -Est bien. Cuando ests en el escenario lo olvidars. -Lo s. Ya supiste algo de pap? -Todava no -"Dnde ests Kenny? Dnde ests?", pens. -Crees que Mary venga con l? -No tengo la menor idea. Ella se neg rotundamente a comprometerse. Por fin, Cathy, la artista del maquillaje, dijo: -Ya est listo el maquillaje, y el peinado tambin. Ahora slo falta el traje. Tess se levant y Cathy retir de una percha un traje de pantaln de raso blanco. Se quit la bata y se lo puso. Estaba adornado con una lnea de lentejuelas claras a los lados de las perneras.

El concierto de Anaheim comenzara a las ocho de la noche.

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La chaqueta estaba cubierta por completo con el mismo tipo de lentejuelas y lanzaba destellos cada vez que Tess se mova. -Aretes -dijo Cathy, y le entreg a Tess un par elaborado con plumas blancas salpicadas con las mismas lentejuelas iridiscentes. Luego Cathy sac un par de zapatillas que haca juego con el traje. Tambin brillaban cuando Tess caminaba. La mujer del sujetapapeles asom la cabeza. -Veinte minutos -dijo. "Veinte minutos. Dnde podr estar?," se pregunt Tess. Luego pareci como si todos entraran al mismo tiempo: las otras cantantes del coro, todas con vestidos negros de cuero: -Slo queramos desearte que te rompas una pierna, querida Mac -que es la manera de desearse buena suerte entre la gente de teatro de Estados Unidos. Y el publicista de Tess tambin lleg: -Tenemos afuera a la prensa y a algunas personas de la MCA que estn esperndote, as que cuando ests lista... -Muy bien, all voy. Cathy, hay algo que me raspa en la nuca. Quieres ver qu es? Cathy estaba revisando el cuello de la chaqueta en el momento en que le anunciaron: -Hay alguien especial que vino a verte, Mac. Y Kenny y su madre entraron en el vestidor. No fue como lo haba imaginado. Haba pensado que estara lista y sonriente. En vez de ello slo poda estar de pie con la cabeza baja, mientras Cathy cortaba la etiqueta con unas tijeras; slo poda ver la rayada seda negra del pantaln del traje de Kenny al lado de las perneras de seda verde del de su madre. -Ya est -dijo Cathy por fin, y Tess qued libre. Levant la mirada y sinti una emocin generalizada. Una descarga en todo el cuerpo; un estremecimiento de alegra, alivio y promesa. Luego avanz hacia l... hacia ellos. "Mam primero", record de pronto. -Mam! Viniste! -Kenny no me dej opcin. -Y te ves tan hermosa! Apenas not que la gente daba un paso atrs mientras ella abrazaba a su madre, y tambin Kenny estrechaba a Casey; pero todo aquello era secundario al hombre al que se mora por tocar. Por fin le tendi las manos. -Hola, Tess -dijo l sencillamente, aunque estuvo a punto de romperle los nudillos con el apretn tan fuerte que le dio. Baj la cabeza, y las mejillas se tocaron con precaucin para no estropear el maquillaje, el peinado y las lentejuelas. -Gracias por traerla -susurr ella. -Gracias por arreglarlo. Te ves hermosa. -Tambin t te ves muy bien. Ese traje es elegantsimo. Ella dio un paso atrs, como se esperaba, y dijo:

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-Cuando termine el espectculo, alguien ir a buscarlos a sus lugares y los traer aqu. Slo esperen en sus asientos. -Faltan diez minutos -advirti una voz; Tess le dio un apretn de manos a l y luego lo solt. Se llevaron a Kenny y a Mary, y Tess fue conducida hasta la antesala, donde la esperaban la prensa y los altos funcionarios de su compaa disquera para una conferencia de prensa de cinco minutos. Ella estrech cada mano que le tendieron, les dirigi su famosa sonrisa y se pregunt cmo iba a ser capaz de cantar con aquel nudo en la garganta. A su lado, alguien murmur: -Tres minutos. El productor de sus giras, Ralph, siempre la acompaaba hasta el escenario. Cuando llegaron a un costado, Tess puso la mente en blanco y trat de relajarse. Slo haba algo que tena que hacer. Camin entre los cubos negros y plateados que sostenan a los miembros de su banda en diferentes niveles, hasta llegar a donde se encontraban las tres cantantes del coro, un poco por encima de ella. Apret con emocin la mano de Casey y le dijo: -Slo tienes que hacerlo como en la sala de mam, de acuerdo? le gui un ojo y regres por detrs del escenario. Una voz calmada y tranquila dijo: -Muy bien... cuando quieras. Tess aspir profundo. El percusionista estaba esperando. Vio cuando ella asinti, marc un toc, toc, toc en el borde de su tambor y, desde atrs de las cortinas, la msica invadi el escenario. El teln subi al tiempo que una voz masculina anunciaba: -Damas y caballeros! Con ustedes, la cantante nmero uno de la msica country en Estados Unidos. Tess McPhail! Un aplauso atronador la envolvi y la llev al centro del escenario. El micrfono inalmbrico la esperaba. Ella lo tom y comenz a darle a aquella gente lo que haban pagado por or.
Salgo muy arreglada, el sbado por la noche, me arrastro por el callejn hacia tu porche, me vestir de raso y saldr a divertirme contigo.

Tess no poda ver nada ms all de las luces brillantes del escenario, pero durante el ensayo haba localizado el sitio en el que se sentaran Mary y Kenny, as que en el momento de decir la palabra contigo" apunt con una larga ua color cobre hacia donde l estaba. Aunque no poda verlo, su presencia provoc en Tess una pasin ms fuerte que nunca. El concierto transcurri sin incidentes. Cuando la banda toc durante el primer cambio de ropa, Ralph Thornleaf la esperaba a un lado del escenario para expresarle su aprobacin: -Ya los tienes, chica! Eres dinamita! Cathy le quit el estrecho traje blanco y la enfund en una falda con cuentas verdes. Le puso entre las manos una transparente botella de un litro de agua fra Evian, y Tess se bebi la mitad; luego, subi a un pasadizo Stutz Bearcat que la condujo hasta el escenario para la siguiente secuencia. A la mitad del espectculo present a la banda, y dej a Casey para el final.

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-Esta muchachita es de mi pueblo, de Wintergreen, Missouri, y es la primera vez que comparte un escenario conmigo. Juntas hemos compuesto msica, y nuestra primera cancin ser la principal de mi prximo lbum, que saldr a la venta en septiembre. Quisiera que le dieran un aplauso y le desearan un gran inicio: Ella es Casey Kronek! El pblico respondi con una ovacin entusiasta, y Tess not la emocin en el rostro de Casey. Cuando el auditorio guard silencio, Tess se acerc a las luces que rodeaban el escenario y habl por el micrfono con tal sinceridad que logr que el lugar entero guardara completo silencio. -Esta noche es muy especial para m porque estn presentes entre el pblico algunas personas a las que amo -un reflector ilumin de inmediato la primera fila, y Tess vio a Mary y a Kenny por primera vez desde que subi al escenario. Ella lo mir un instante, antes de fijar los ojos en su madre-. Una de ellas sobresale entre las dems. Esta dama se sentaba en los escalones y me dejaba dar un concierto solo para ella cuando yo tena apenas seis aos. Me compr un piano cuando cumpl siete. Y me vio hacer el equipaje y marcharme a Nashville la misma semana en que me gradu del bachillerato sin permitir que viera lgrimas en los ojos. Siempre me dijo: "Cario, s que puedes lograrlo" -Tess mir con ternura a Mary y continu-: Mam, por favor ponte de pie para que el pblico pueda darte un aplauso. Mary hizo el intento por incorporarse, pero senta la cadera un poco rgida, as que Kenny la tom del brazo y la ayud a ponerse de pie. Ella hizo un ademn, como diciendo "tanto escndalo por una anciana". Un murmullo de risas imprimi en el ambiente un aire muy sureo al final del aplauso. Tess dej que transcurrieran unos instantes. -Y adems de ella, hay alguien ms que es muy especial para m. Se trata del orgulloso padre de Casey Kronek y un ex compaero de escuela. Kenny, me da mucho gusto que ests aqu -le dijo al pblico-: Tanto Kenny como mi madre conocen la historia de la prxima cancin. La oyeron por primera vez en la sala de mam la primavera pasada, la misma semana en que Casey y yo la escribimos. Es la cancin de la que les hablaba hace un momento. Se titula Una chica de pueblo. La carrera musical de Tess le haba proporcionado muchas satisfacciones, se haba enfrentado a diversos pblicos en ocasiones especiales, algunas canciones le significaban ms que otras; pero cantar sta en vivo por primera vez fue en realidad uno de los momentos ms emocionantes de su vida. Las palabras parecan tender una especie de conexin que la una inexorablemente y para siempre a Casey, su madre y Kenny.
El trnsito del pueblo se arrastra por la plaza, hace dieciocho aos que se march de casa, recorri el mundo y ahora regresa, pero ha visto mucho y el pueblo le pesa. No puede volver. Sabe demasiado. Mam sigue en casa, nada ha cambiado, la casa se ve vieja y abandonada, el mismo reloj en la cocina antigua y destartalada, mam no quiere reemplazar nada. Mam est bien. No puede cambiar. Cmo cambiamos

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89 cuando crecemos. Y reordenamos lo que sabemos. Me han contado cosas del chico de al lado, l es de mi ayer, parte del pasado, por aos el destino nos ha separado, Y en slo una noche mi alma se ha robado. Despdete. No debes llorar. La chica del pueblo de nuevo se aleja, y mira llorosa la cocina vieja. Siente que ha arreglado algo en su interior, y triste susurra triste, mam, qudate as, por favor. Debe volver. Pues hay ms que aprender.

Cuando la cancin termin, la respuesta del pblico fue atronadora. El resto del concierto pareci casi un anticlmax. Cantaron otras dos canciones a peticin del pblico, y cuando el teln baj y las luces se encendieron, Tess se senta victoriosa. La adrenalina corra an por sus venas cuando los guardias la escoltaron a la misma habitacin con cortinas blancas, donde ciento veinticinco personas haban sido invitadas a una recepcin con champaa. Llevaron a Tess directo a su vestidor, donde Cathy la esperaba para quitarle la falda y reemplazarla con un traje sastre de pantaln y una blusa de seda. Sec el rostro acalorado de Tess, le aplic color en los labios con una brocha y dijo: -Ya ests lista para tu pblico. Ella estaba interesada slo en dos miembros de su pblico esa noche, y cuando sali, los encontr de inmediato con la mirada. Mary estaba sentada en uno de los sofs blancos; Kenny le daba una copa de champaa; Casey estaba de pie a su lado con dos platos de comida. Tess fue hacia ellos. -Hola, mam! -salud y se inclin a besar a su madre. -Oh! Cario, aqu ests! Qu gran concierto! Me alegra que este muchacho me haya obligado a venir. -Tambin a m me da gusto -pas el brazo por la cintura de Kenn y le sonri. l la mir a los ojos y dijo en voz baja, de una manera que exclua a todos los dems: -Estoy impresionado -fue su comentario lacnico, pero era todo lo que ella necesitaba para atesorar en sus recuerdos aquel momento inolvidable. Pero haba algunas personas a las que deba atender, as que ya pasaba de la medianoche cuando termin de cumplir con sus obligaciones, y los cuatro se marcharon por la puerta de atrs para abordar la elegante limosina que los esperaba. Tess se dej caer al lado de su madre, mirando hacia el frente; Casey y Kenny se sentaron frente a ellas, dndole la espalda al conductor. Casey todava estaba muy emocionada. Parloteaba y haca rer a todos. Kenny la rode con el brazo durante el trayecto. Mary comenz a dormitar pronto. Tess dej que Casey condujera la charla, y se dedic a contemplar a Kenny. El estir una pierna y, deliberadamente, toc el

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tobillo de Tess con el borde de la pernera de su traje negro. Ella descans la cabeza en el respaldo del asiento, unida a l por aquel tenue lazo. Era ms de la una de la maana cuando atravesaron el vestbulo del hotel y tomaron el ascensor hasta el cuarto piso, donde dejaron a Mary en su habitacin. -Ests en este piso? -le pregunt Mary a Tess. -No. Casey y yo estamos en el sexto. -Y yo estoy aqu, al otro lado del pasillo, frente a la habitacin de Mary -dijo Kenny-, pero las acompaar arriba, seoritas. Le dieron las buenas noches a Mary y, cuando la puerta se cerr, los tres subieron en el ascensor hasta el sexto piso, donde llegaron primero a la puerta de Tess. Kenny la bes en la mejilla y le dio las gracias. Luego Casey le dio un clido abrazo. -Nunca olvidar esta noche, mientras viva. Gracias de nuevo, Mac -le dijo. Cuando la puerta de Tess se cerr, Kenny llev a Casey un poco ms adelante por el pasillo, la vio entrar en su cuarto y tom el ascensor para volver al cuarto piso. EN SU HABITACIN, Kenny colg el elegante saco de su traje de etiqueta, se quit la corbata de moo y la faja, se refresc el rostro y se sent a leer una revista cualquiera. Le dara diez minutos antes de regresar. Haban pasado seis minutos cuando se dio cuenta de que no haba ledo una sola palabra. Lanz la revista a un lado, se levant de pronto y se guard la tarjeta llave en el bolsillo; apresurado, se dirigi a la puerta. Cuando toc el timbre de la puerta de Tess, era la una veintisiete de la maana. "Es una hora un poco extraa para cortejar a una chica", pens. La puerta se abri y ah estaba ella. Recin baada, descalza y con una enorme bata blanca; el cabello hmedo se rizaba en torno de un rostro limpio y brillante. -Pens que nunca llegaras -dijo ella sencillamente. Y l entr y cerr la puerta a sus espaldas sin siquiera mirar. Su abrazo fue una colisin; el primer beso, una accin desesperada... dos personas hambrientas, tratando de compensar el tiempo que permanecieron separadas. -Pens que morira antes de poder hacer esto -dijo ella entre los pliegues de raso del beso-. Toda esa gente... -Y esto es lo nico que quiero hacer -l volvi a encontrar sus labios y los bes, sin contenerse en lo absoluto. Las manos de Kenny trataron de desatar el cinturn, pero ella lo detuvo y lo mir a los ojos. -Primero tengo que saber lo que sucede entre Faith y t. -Le ped que sacara sus cosas de mi casa -dijo l sin expresin alguna-. Todo ha terminado entre nosotros. -De veras? Es verdad? -Nunca te mentira, Tess. No sobre ese asunto -luego aadi-: Sobre nada. -Te extra tanto -dijo ella. -Yo tambin te extra -asegur l. Ella apoy la frente contra la barbilla de Kenny y pudo sentir su aliento sobre el cabello despeinado.

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-Llvame a la cama, Kenny -susurr. l se llen de asombro al recordar y comparar quin haba sido ella antes: la Tess de su pasado. Y en quin se haba convertido: ahora era Mac, la superestrella. Y de quin era l: el hombre al que ella quera tanto como l a ella. La tom en brazos y se dirigi al dormitorio. Tess le ech los brazos al cuello. l sonrea cuando llegaron a su destino y la baj al pie de la cama. Levant las manos hacia l y los dos cayeron de espaldas en un movimiento rpido, besndose tiernamente, y luego con ms pasin, cuando una fuerza primitiva tom el control. l se arrodill junto a ella y Tess extendi la mano para tocar el cabello de las sienes; tena la necesidad de decirle a aquel hombre algo que no le haba dicho a ningn otro. -Kenny, deja que te lo diga ahora. Te amo. Le fascin la expresin que apareci en el rostro del hombre: alegra e incredulidad. -Dilo de nuevo, Tess. -Te amo -repiti ella con gran emocin. l volvi el rostro sobre la palma de Tess y la bes. -Yo tambin te amo -susurr, y juntos terminaron lo que haban comenzado una oscura noche de primavera en el csped del patio, junto a los grillos. MS TARDE, YACAN a la luz de la lmpara, cansados, pero sin querer admitirlo, tratando de no perder un solo minuto de esa hermosa noche. Tenan los rostros muy juntos, compartiendo una sola almohada. -Kenny Kronek -coment ella-. El chico de al lado. Quin lo hubiera dicho? -Yo no -asegur l con los ojos cerrados-. Ni en un milln de aos. No con Tess McPhail. -Soy de carne y hueso, como cualquier persona. -No. No eres como cualquier persona -abri los ojos-. No para m. Te he amado durante tanto tiempo que no recuerdo cundo no lo hice. -Oh, Kenny, lo siento! No puedo decir lo mismo, pero acabo de descubrir, esta primavera, lo maravilloso que eres; y aun as me resista a enamorarme de ti -pas la punta del dedo por el labio inferior de Kenny y lo acarici con suavidad. -Por qu? -No lo s -dijo encogindose de hombros-. Supongo que tena miedo. -Ests tratando de decirme que nunca te habas enamorado? -Nunca tuve tiempo. Tena que ir a muchas partes, tena que lograr mis metas -sin darse cuenta le acariciaba el pecho-. Es curioso. Sola pensar que mi vida era plena, pero nunca supe cunto me engaaba. Pens que lo tena todo, hasta ahora. Permanecieron un momento quietos, sintindose afortunados, satisfechos y muy renuentes a separarse. Pasaran juntos el siguiente da, pero despus l volvera a Wintergreen. Y luego qu? Kenny fue el primero en hablar de ello. -Crees que funcionara si nos casramos? Ella reaccion sin la menor sorpresa. -No lo s; tambin lo he estado pensando.

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-Es en lo nico en que yo he pensado, pero hay muchos asuntos por resolver. -Dnde viviramos? -pregunt ella. -En Nashville. -Y en Wintergreen? -A qu te refieres? No podemos vivir en ambos sitios. -Por qu no? Podemos darnos ese lujo. Podemos usar tu casa siempre que vayamos a visitar a mam; pero, y tu negocio? -pregunt ella. -Lo vender y me har cargo de los tuyos. -Lo haras? -ella se hizo para atrs y lo mir fijamente. -Se me ocurri un da en que hablbamos por telfono y me decas de cuntas cosas te ocupas. Pens: Qu diablos! Yo podra hacer eso por Tess." Soy contador pblico. Quin mejor para manejar tus asuntos financieros? Ella se sent y lo mir sorprendida. -Te refieres a que lo haras? En realidad dejaras tu negocio para casarte conmigo? -Por supuesto que s. Pinsalo. T le pagas a alguien por realizar un trabajo que yo hago todo el da. Por qu no hacerlo para ti y volver tu vida ms fcil? Ella lo pens. Pareca demasiado bueno para ser posible. -Pero te confieso -dijo ella lentamente- que no quiero tener hijos propios. Mi carrera es demasiado importante para m. -Entonces Casey puede ser tu hija. Es perfecto -le bes la cabeza y cerr sus cansados ojos. En ese momento, Tess imagin a Casey como su hija y verdaderamente la idea le encant. -Quiero que veas mi casa. Es muy hermosa. Cundo puedes ir a verla, Kenny? -al no obtener respuesta se dio cuenta de que l se haba dormido. Sonri, se estir sobre l y apag la luz; luego se acomod y coloc la espalda contra l. Cerr los ojos y pens: "Ahora lo tengo todo." POR LA MAANA, Tess y Kenny ordenaron un servicio para cuatro en la habitacin; luego llamaron a Mary y a Casey y las invitaron a desayunar en la suite de Tess. Exactamente a las diez, son el timbre y Kenny abri la puerta. -Buenos das! -salud a Mary y a Casey con un tono jovial, y las bes en la mejilla en cuanto entraron-. Dganme, cmo durmieron todas? Casey le dirigi una mirada curiosa. -Vaya! Ests de muy buen humor esta maana. -Desde luego -exclam. Aplaudi una vez y enseguida cerr la puerta. Hubo ms saludos y besos para Tess, mientras ayudaban a Mary a sentarse en el sof. -Toma asiento, cario -dijo Kenny-. Tess? -acerc una silla para ella y luego se sent-. Quin desea beber champaa? -pregunt y acerc una botella verde que tena enfriando en una hielera plateada. -Yo no -dijo Casey-. Son las diez de la maana. -Tampoco yo -dijo Mary-. Pero s quiero caf.

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Kenny comenz a llenar las tazas, y Casey lo mir con curiosidad cuando l se acerc. -Pap, qu te sucede? Ya sabes que no tomo caf. -Oh! -dej de servir el caf y coloc a un lado la cafetera plateada-. Bueno, entonces bebe tu jugo de naranja, porque Tess y yo deseamos hacer un brindis -mir a Tess a los ojos, indicndole que continuara. Ella levant su copa de champaa. -Mam... Casey... el brindis es por todos nosotros y por nuestra futura felicidad. Les pedimos que vinieran para decirles que Kenny y yo vamos a casarnos. Mary se qued perpleja, como si la taza se le hubiera cado. -Lo saba! -exclam Casey. -Cmo lo sabas? -pregunt Kenny. -Bueno, todava traes el pantaln de tu esmoquin, pap -respondi y se puso de pie para abrazarlo. -Casarse? -repuso Mary tardamente-. Pero... pero... cundo sucedi todo esto? Yo cre que ustedes dos... oh, Dios!... ah, vaya! -comenz a llorar. -Mam, qu te sucede? -Nada. Es slo que estoy muy contenta -se cubri la nariz con la servilleta de lino-. De veras te casars con Kenny? -S -Tess toc la mano de su madre con ternura, y las dos compartieron un torpe abrazo por encima de la mesita del rincn. Luego Casey le dio un gran abrazo a Tess. -Ustedes dos -dijo cada vez ms emocionada-, s que saben cmo hacer feliz a una chica. -Kenny, ven ac -pidi Mary y levant los brazos. El ella y se inclin para abrazarla-. Oh, Kenny! -susurr, pero no pudo decir nada ms. -La adoro -susurr-. Casi tanto como a ti. Transcurri algn tiempo antes de que comenzaran a desayunar. Quin poda comer con tanta felicidad que alejaba cualquier idea mundana de la cabeza? Apenas haban comenzado cuando Casey se detuvo y dijo lo que todos pensaban. -Saben algo? Esto ser absolutamente perfecto. Me refiero a que los cuatro seremos una familia. Parece como si hubiera sido algo predestinado. Y la sonrisa en la cara de todos lo confirmaba. Estaba predestinado. MENOS DE DOS MESES despus se casaran en la iglesia en la que ella cant en el coro. La boda se fij para la una de la tarde de un mircoles, porque la iglesia estaba reservada para todos los fines de semana de ese mes, igual que la novia. Era un da despejado y clido de finales de verano. Una hora antes de que la ceremonia comenzara, Mary estaba en la cocina, completamente vestida, cuando oy que Tess y Renee bajaban las escaleras. -Muy bien, mam, aqu me tienes -anunci Tess, emocionada, desde la puerta. Mary se volvi y se cubri la boca con la mano.

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-Oh, Seor! Creo que ste es el da ms feliz de toda mi vida -le hizo un ademn para que se moviera-. Da una vuelta. Djame verte. Tess dio un giro completo para mostrarle su vestido de novia. Era muy sencillo, de lino blanco, con mangas abombadas, un escote cuadrado y falda recta. Tena puestas unas zapatillas de lino blanco, y en la cabeza llevaba un tocado de diminutas flores blancas. Las nicas joyas que usaba eran un par de aretes pequeos de zafiros que hacan juego con el anillo que Kenny le haba dado: otro zafiro con corte de esmeralda rodeado de diamantes. -No se ve maravillosa? -coment Renee apoyada contra la puerta. La novia era definitivamente lo ms hermoso en aquella cocina que no haba cambiado ni un pice; pero la casa estaba fresca, a veintids grados centgrados, porque Tess haba dicho: -Mam, si quieres que me case en la Primera Iglesia Metodista, vas a tener que dejar que le ponga aire acondicionado a la casa, porque si crees que me vestir en ese tico a mediados del verano, ests equivocada. Me derretira como un cono de helado y tendras que llevarme en un vaso hasta la iglesia. Todos en el pueblo saban lo que sucedera en la Primera Iglesia Metodista. Habra muchos reporteros ah, y Tess no tena deseos de encontrar a su novio por primera vez bajo una lluvia de flashes. As que ella y Kenny tenan un plan secreto. Tom la mano de Mary y le dijo: -T entiendes, verdad mam? Kenny y yo slo queremos estar a solas unos minutos antes de ir a la iglesia. -Por supuesto. Ir por mi bolso; despus estar lista para partir. Cuando se dirigi al dormitorio, caminaba con una cojera apenas perceptible, y Tess y Renee intercambiaron una mirada un tanto sentimental. -Muchas gracias por estar conmigo esta maana -dijo Tess. -No me lo hubiera perdido por nada. -Ya estoy lista -anunci Mary-. Vmonos, Renee; dejemos que estos dos hagan lo que sea que quieran hacer. Salieron y la casa qued en silencio. En el callejn, se cerraron las puertas del auto y se encendi el motor. Luego el coche se alej. Tess se acerc a la ventana que estaba encima del fregadero y mir hacia afuera. La puerta de la cochera de Kenny estaba levantada y en el interior poda verse la cola de un Mercedes nuevo que ella le haba obsequiado como regalo de bodas. -Bueno, aqu vamos -dijo para s, y se volvi para ver la cocina de su madre por ltima vez. Al hacerlo experiment una inesperada oleada de nostalgia y pens: "Que nunca cambie. Que siempre pueda volver a casa y encontrarla as, con todo y la carpeta de plstico." Afuera, en el escaln de la puerta trasera, se detuvo y mir al otro lado del callejn. En menos de cinco segundos, Kenny lleg a la puerta de su casa, vestido con un esmoquin gris con chaqueta de levita. Aun desde lejos su apariencia hizo que el corazn de Tess se acelerara emocionado. Dos personas encantadas, ataviadas con sus trajes de bodas, iniciando una ceremonia que ellas mismas haban inventado, comenzaron a caminar lentamente por sus respectivos escalones, hasta el callejn, donde se haban reunido tantas veces durante las semanas en que se enamoraron. l la tom de las manos. -Hola! Te ves... -y se tard un poco buscando la palabra adecuada- radiante.

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-Me siento radiante. Y t te ves magnfico. Sonrieron; luego l pregunt: -Ests lista? -S. Ella baj la mirada un momento, pensando lo que dira, y luego lo mir a los ojos. -Yo, Tess McPhail, te tomo a ti, Kenneth Kronek... -Yo, Kenneth Kronek, te tomo a ti, Tess McPhail... -Como mi amado esposo por el resto de mi vida. -Como mi amada esposa por el resto de mi vida. -Para amarte como te amo hoy, renunciando a cualquier otra persona -dijo Tess. -Para amarte como te amo hoy, renunciando a cualquier otra persona -contest Kenny. -Y compartiremos todo lo que tengamos... las penas y las alegras, el trabajo y el placer, las preocupaciones y las sorpresas, a tu hija y a mi madre, y todo el amor y el compromiso que se requiera para ver por ellas en el futuro. Se detuvieron. -Te amo, Kenny. -Te amo, Tess. l se inclin y le dio un leve beso. Cuando se enderez, los dos sonrieron. -Ya me siento casada -dijo. -Igual que yo. Ahora hagmoslo para todos los dems. PARA SORPRESA de muchos, fue una de las bodas ms modestas que se hubieran llevado a cabo en la Primera Iglesia Metodista. Algunos esperaban que las estrellas de la industria de la msica cantaran en la ceremonia, pero solamente cant el coro de iglesia, dirigido por la seora Atherton, que ya se haba recuperado. Otros pensaban que habra gran cantidad de damas de honor; no obstante, slo haba dos personas: Casey Kronek y Mary McPhail, que sonrean a ms no poder. Y cuando la novia apareci, todos trataron de verla, suponiendo que usara un vestido de boda con valor de varios miles de dlares. Sin embargo, slo llevaba un sencillo vestido blanco y un tocado de juveniles flores. La boda de Kenny y Tess tuvo un ligero toque de extravagancia. Entre los invitados se encontraban algunos amigos de Tess que haban volado desde Nashville. Sus nombres eran muy conocidos, y los rostros, famosos. Eran nada menos ni nada ms que la flor y nata de la msica country. Aunque su presencia en la boda fue algo notable, ms lo fue el que asistiera otra persona: Faith. Kenny y Tess haban decidido que, dada la importancia que haba tenido en la vida de Kenny, deban invitarla. As que ella se comport como una dama e hizo lo correcto cuando lleg el momento de las felicitaciones: tom la mano de Tess y sonri. -Felicidades, Tess. En verdad luces adorable -tambin estrech la mano de Kenny. -Kenny, espero que Tess y t sean muy felices Juntos. Los novios se marcharon en una limosina blanca en direccin a Current River Cove, donde se llevara a cabo la recepcin, que no fue muy distinta de tantas otras que se haban celebrado en

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ese lugar. La comida consisti en pollo frito sazonado para paladares sureos. El baile, sin embargo, result ser el suceso del ao. Toc la banda de Tess y varias estrellas de Nashville se levantaron para cantar. A la mitad de este espectculo espontneo, Judy se enfad y se dirigi al tocador de damas a grandes pasos, para arreglarse el cabello y fumar. -Nos presume a todos sus amigos famosos -sise a dos mujeres que estaban retocando su maquillaje-. Es indignante. Desde la pista de baile, Tess la observ marcharse y le dijo a su nuevo esposo: -All va Judy en uno de sus arranques de celos. -Sabes algo, querida? -le coment l-. Yo creo que nunca logrars que Judy cambie. Y no vas a permitir que arruine el da de tu boda, o s? Ella le dirigi una sonrisa amplia y sincera. -Por supuesto que no -el amor seguro y constante de su hermana Renee equilibraba los celos de Judy. Y ah estaba tambin su madre... que coqueteaba con Alan Jackson, la famosa estrella de la msica country! Estaba en una mesa, rodeada por sus amigos, que armaban un verdadero alboroto en torno a Jackson. -Mira a mam -dijo Tess-. Hace slo seis meses probablemente me hubiera disculpado con Alan, pero ahora s que ella es as, y la amo. Se lo dijo a Mary un poco despus, cuando fueron a despedirse de ella, y despus se escaparon sin que la multitud que asista a la fiesta se diera cuenta. -Ya lo saben muchachos, vengan a casa en cuanto puedan -les recomend Mary. -As lo haremos, mam -le asegur Tess al tiempo que le daba un tierno beso. -Gracias, mam -dijo Kenny, y conmovi mucho a Mary al llamarla as por primera vez. Encontraron a Casey y le dijeron que se marchaban. Ella se llevara el auto de Kenny a Nashville, de modo que l le entreg las llaves y dijo: -Cuida bien mi Mercedes nuevo. Ella le dio un beso en la mejilla y respondi: -Cuida bien a mi nueva madre -luego aadi-: Adis, mam Mac. Que tengan una linda luna de miel. El avin privado de Tess los aguardaba en el aeropuerto para llevarlos a Nashville, donde los esperaba el Nissan. Tess le dirigi a Kenny una sonrisa tonta y pregunt: -Quieres conducir a casa? -Vaya! -exclam burln, al tiempo que tomaba las llaves-. Es amor verdadero despus de todo, eh? Hubiera podido pensarse que una estrella millonaria, como Tess McPhail Kronek, elegira pasar su luna de miel en la ms elegante suite nupcial de la ciudad ms extica del mundo, pero ya haba pasado demasiado tiempo en hoteles. Su idea del lujo era quedarse en casa. Cuando llegaron a la casa, l la llev en brazos hasta el interior. Se detuvieron para besarse en la entrada, antes de que l la bajara. Mara les haba dejado pechugas de pollo con nueces en salsa de brandy, listas para que las calentaran en el horno. La elegante mesa estaba puesta para

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dos, con velas y una sola rosa blanca. En la sala encontraron algunos regalos de bodas apilados sobre la banca del piano, y en el piso de arriba, las puertas dobles del dormitorio principal estaban abiertas. Kenny se detuvo un momento en el umbral, sosteniendo la mano de Tess. -No puedo creer que vivir aqu contigo. -A veces yo tampoco puedo creerlo. -Que seamos tan afortunados, que tengamos todo esto. -Y tambin amor. Parece mucho, no lo crees? Sin embargo, as era; slo tenan que aceptarlo, as que entraron para iniciar su vida juntos. Ms tarde, despus de comer, nadar en la piscina y abrir los regalos, estaban sentados en el suelo, rodeados de envolturas y con un pequeo paquete todava sin abrir. -Mam dijo que lo abriramos al final -coment Tess. -Bueno, pues hazlo. Ella comenz a quitar la cinta. Cuando termin de abrirlo, levant la tapa de una pequea caja de cartn y la inclin hasta que algo se desliz en la mano: un marco con la foto de Tess y Kenny cuando tenan alrededor de dos y cuatro aos de edad, comiendo sanda en los escalones traseros de la casa de Mary, con las rodillas juntas, los pies descalzos y los dedos de los pies sujetos al borde del escaln; tenan el rostro sucio y muy quemado por el Sol, como si hubieran estado muy entretenidos jugando poco antes de que les tomaran la fotografa. -Oh! -exclam Tess; se llev una mano a los labios y sinti cmo las lgrimas se le acumulaban en los ojos mientras volva la foto para que l la viera-. Oh, mira! Kenny la mir y tambin se le hizo un nudo en la garganta. Tess limpi el cristal, con cario. -Crees que hayan planeado este da desde entonces, cuando nos vean jugar juntos? -Tal vez saban algo que nosotros ignorbamos. Se besaron, sintiendo que en cierta forma mgica estaban predestinados a terminar unidos. -Llamemos a mam. Kenny sonri y se levant de un salto. -S, vamos. Tomaron la foto y fueron juntos al telfono a despertar a Mary para agradecerle y decirle lo felices que eran. Luego pensaron que tambin tenan que llamar a Casey, slo para darle las buenas noches y recordarle que la amaban. Cuando por fin subieron a la habitacin, se llevaron la fotografa y la colocaron en la mesa de noche, donde estara cuando despertaran por la maana. Y la maana siguiente, y todas las dems. Y a menudo, cuando la contemplaran en el futuro, uno de ellos dira lo mismo que dijo Casey aquella maana en el hotel: -Parece como si hubiera sido algo predestinado. Y el otro sonreira. Porque no era necesaria ninguna otra explicacin.

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