Poemas
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Poemas
(Juan Arolas)
Sobre pupila azul, con sueo leve tu prpado cayendo, amortecido, se parece a la pura y blanca nieve que sobre las violetas repos. Yo el sueo del placer nunca he dormido: S ms feliz que yo. Se asemeja tu voz, en la plegaria, al canto del zorzal de indiano suelo, que sobre la pagoda solitaria los himnos de la tarde suspir. Yo slo esta oracin dirijo al cielo: S ms feliz que yo. Es tu aliento la esencia ms fragante de los lirios del Amo caudaloso, que brotan sobre un junco vacilante cuando el cfiro blando los meci. Yo no gozo su aroma delicioso: S ms feliz que yo. El amor, que es espritu de fuego que de callada noche se aconseja y se nutre con lgrimas y
ruego, en tus purpreos labios se escondi. l te guarde placer ya m la queja: s ms feliz que yo.
Bella es tu juventud en sus albores, como un campo de rosas del Oriente; al ngel del recuerdo ped flores para adornar tu sien, y me las dio. Yo deca al ponerlas en tu frente:S ms feliz que yo. Tu mirada vivaz es de paloma: como la adormidera del desierto, causa dulce embriaguez, Hur de aroma que el cielo de topacio abandon. Mi suerte es dura, mi destino incierto: s ms feliz que yo.
Al buen entendedor salud. Si en la margen de arroyo que camina. Suspende bello pjaro sus vuelos, cuando bebe una gota cristalina, levanta el pico de mbar a los Cielos. Suenan en el festn del potentado los brindis a la suerte veleidosa, al ciego amor y al rostro delicado de las bellas que cien fresca rosa; Y mientras que retumban los salones con cnticos de faustos parabienes, no suben a dorados artesones las gracias al dador de tantos bienes. De injusticia cruel en un tormento, de sbito peligro en un espanto, se marca en nuestro ser un movimiento, que es levantar la vista al Cielo santo.
Si no hubiese metal de acero duro, nunca la piedra imn lo buscara para: estrechar un lazo tan seguro con fuerza, recndita que enva:
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Si despus de la tumba misteriosa entre reinos de luz, gloria y recreo, no existiese otra vida venturosa, nunca la invocara mi deseo. Bajo la planta rstica oprimida rinde olor la violeta, y embalsama, y es como la virtud, que perseguida, como no tiene hiel, perdona y ama. Dominarse a si mismo es noble empeo, sufrir la ingratitud es trance amargo la vida del placer huye cual sueo, pero un da sin pan es el ms largo. En el fuego se prueba la fragancia del incienso de Arabia
delicioso, y en las tribulaciones la constancia del varn esforzado y animoso. Ms grande que los mares extendidos es el alma del hombre en sus arcanos y el polvo de sus restos consumidos no llenara el hueco de dos manos. De los grandes caudillos vi los nombres en ciudades, y villas y desiertos escritos con la sangre de los hombres, que la guerra es la fiesta de los muertos. Y del cielo en los mbitos dorados, con buril de diamante y rayos vivos de los sabios los nombres vi gravados, que su vida es la fama de los vivos. Al impulso del aura procelosa se desprende la nuez del cocotero de su palma elevada y orgullosa Dios le sealar su derrotero: Cay en la inmensidad del Ocano
y flota en los cristales errabunda; la sublima y abate el mar insano, la esconde entre sus senos y la inunda: Tras agitadas noches con sus das encalla en arena, en un paraje do no hay vegetacin ni sombras fras Dios seal su trmino al viaje. El sol la fecund: ya va naciendo la palmera feraz; crece y asombra, y sus gigantes ramas extendiendo, a mil renuevos suyos hace sombra. El desierto es un Carmen aromoso, con toldos coronados de roco, y el ave tiene nido delicioso, y el hombre tiene sombras en esto. As se desarrolla el germen puro de civilizacin y de cultura, que en el pueblo ms
brbaro y ms duro pone esplendor, riquezas y ventura; Pues todo lo anivela y lo concilia, y arrancando del mundo las murallas, har de todo el mundo una familia, sin linderos, ni trminos, ni vallas. La virginal belleza candorosa tiene la propiedad de sensitiva, que si un dorado insecto en ella posa, lo desdea, y se cierra fugitiva.
Hay una Nacin fuerte y aguerrida y un sabio ha escrito en ella en dos renglones que la pena de muerte ir abolida, segn el giro actual de las Naciones.
AY DEL TRISTE!
(Jos Zorrilla)
Ay del triste que consume su existencia en esperar! Ay del triste que presume que el duelo con que l se abrume al ausente ha de pesar! La esperanza es de los cielos y funesto don, los amantes desvelos cambian la esperanza en celos que abrasan el corazn. Si es cierto lo que se espera, es un consuelo en verdad; pero siendo una quimera, en tan frgil realidad quien espera desespera. A MI HIJA.
(Jos Zorrilla)
lleva la amistad sincera del autor de esta cancin. Recibe, pues, desde Espaa beso y cantar, vida ma, En tu alma la poesa y el beso en el corazn. Si un da de esa montaa paso o pasas la frontera, vers el alma sincera de quien te hace esta cancin, que la hidalgua de Espaa es quien sabe, vida ma, dar al alma poesa y besos al corazn. APARTA DE TUS OJOS LA NUBE PERFUMADA.
(Jos Zorrilla)
Por cima de la montaa que nos sirve de frontera, te enva un alma sincera un beso y una cancin; tmalos; que desde Espaa han de ir a dar, vida ma, en tu alma mi poesa, mi beso en tu corazn. Tu padre, tras la montaa que para ambos no es frontera,
Aparta de tus ojos la nube perfumada que el resplandor nos vela que tu semblante da, y tindenos, Mara, tu maternal mirada, donde la paz, la vida y el pramo est. T, blsamo de mirra; T, cliz de pureza; T, flor de paraso y de los astros luz, escudo s y amparo de la mortal flaqueza por la Divina Sangre del que muri en la Cruz.
T eres, oh Mara!, un faro de esperanza que brilla de la vida junto al revuelto mar, y hacia tu luz bendita desfallecido avanza el nufrago que anhela en el Edn tocar. Impela, oh Madre augusta!, tu soplo soberano la destrozada vela de mi infeliz batel; ensale su rumbo con compasiva mano, no dejes
guila del dolor y la pasin, cruz resignada, alma que perdona eso soy yo. Serpiente del amor, risa traidora, verdugo del ensueo y de la luz, perfumado pual, beso enconado eso eres t. ALGUNA VEZ LA ENCUENTRO POR EL MUNDO.
(GUSTAVO ADOLFO BCQUER)
Antes que t me morir: y mi espritu, en su empeo tenaz se sentar a las puertas de la Muerte, esperndote all. Con las horas los das, con los das los aos volarn, y a aquella puerta llamars al cabo Quin deja de llamar? Entonces, que tu culpa y tus despojos la tierra guardar, lavndote en las ondas de la muerte como en otro Jordn. All, donde el murmullo de la vida temblando a morir va, como la ola que a la playa viene silenciosa a expirar. All donde el sepulcro que se cierra abre una eternidad. Todo cuanto los dos hemos callado all lo hemos de hablar
Y pasa junto a m y pasa sonrindose y yo digo Cmo puede rer? Luego asoma a mi labio otra sonrisa mscara del dolor, y entonces pienso: -Acaso ella se re, como me ro yo. ANTES QUE T ME MORIR
(GUSTAVO ADOLFO BCQUER)
En las entraas ya el hierro llevo con que abri tu mano la ancha herida mortal.
EL
AZUL
Perderse a lo lejos, al travs de una gasa de polvo dorado e inquieto, me parece posible arrancarme del msero suelo y flotar con la niebla dorada en tomos leves cual ella desecho! Cuando miro de noche en el fondo oscuro del cielo A UNA ESTRELLA.
(JOS DE ESPRONCEDA)
las estrellas temblar como ardientes pupilas de fuego, me parece posible a do brillan subir en un vuelo, y anegarme en su luz, y con ellas. En lumbre encendido fundirme en un beso. En el mar de la duda en que bogo ni an s lo que creo; sin embargo estas ansias me dicen que yo llevo algo divino aqu dentro.
eterna tu ventura que pas? Tal vez con sueos de oro la esperanza acarici tu pura juventud, y gloria y paz y amor y venturanza verti en el mundo tu primera luz. Y al primer triunfo del amor primero que embalsam en aromas el Edn, luciste acaso, mgico lucero, protector del misterio y del placer. Y era tu luz voluptosa y
Quin eres t, lucero misterioso, Tmido y triste entro luceros mil, que cuando miro tu esplendor dudoso, turbado siento el corazn latir? Es acaso tu luz recuerdo triste de otro antiguo perdido resplandor, cuando engaado como yo creste
tierna la que entre flores resbalando all inspiraba en el alma un ansia eterna de amor perpetuo y de placer sin fin. Ms ay! que luego el bien y la alegra en llanto y desventura se troc: tu esplendor empa niebla sombra; solo un recuerdo al corazn qued. Y ahora melanclico me miras y tu rayo es un dardo del pesar si amor aun al corazn inspiras, es un amor sin esperanza ya. Ay lucero! yo te vi resplandecer en mi frente, cuando palpitar sent mi corazn dulcemente con amante frenes. Tu faz entonces luca con ms brillante fulgor, mientras yo me prometa que jams se apagara para m tu resplandor. Quin aquel brillo radiante oh lucero! te rob, que oscureci tu semblante,
y a mi pecho arrebat la dicha en aquel instante? O acaso t siempre as brillaste y en mi ilusin yo aquel esplendor te di que amaba mi corazn, lucero, cuando te vi? Una mujer ador que imaginara yo un cielo; mi gloria en ella cifr, y de un luminoso velo en mi ilusin la adorn. Y t fuiste la aureola que iluminaba su frente, cual los aires arrebola el flgido sol naciente, y el puro azul tornasola. Y astro de dicha y amores, se deslizaba mi vida a la luz de tus fulgores, por fcil senda florida, bajo un cielo de colores. Tantas dulces alegras, tantos mgicos ensueos dnde fueron? Tan alegres fantasas, deleites tan halageos, qu se hicieron? Huyeron con mi ilusin para nunca ms tornar, y pasaron, y solo en mi corazn
recuerdos, llanto y pesar ay! dej. Ah lucero! t perdiste tambin tu puro fulgor, y lloraste; tambin como yo sufriste, y el crudo arpn del dolor ay! probaste. Infeliz! por qu volv de mis sueos de ventura para hallar luto y tinieblas en ti, y lgrimas de amargura que enjugar? Pero t conmigo lloras, que eres el ngel cado del dolor, y piedad llorando imploras, y recuerdas tu perdido resplandor. Lucero, si mi quebranto oyes, y sufres cual yo, ay! juntemos nuestras quejas, nuestro llanto: pues nuestra gloria pas, juntos lloremos. Mas hoy miro tu luz casi apagada, y un vago padecer mi pecho siente: que est mi alma de sufrir cansada, seca ya de las lgrimas la fuente.
Quin sabe! t recobrars acaso otra vez tu pasado resplandor, a ti tal vez te anunciar tu ocaso un oriente ms puro que el del sol. A m tan slo penas y amargura me quedan en el valle de la vida; como un sueo pas mi infancia pura, se agosta ya mi juventud florida. Astro s t de candidez y amores para el que luz te preste en su ilusin, y ornado el porvenir de blancas flores, sienta latir de amor su corazn. Yo indiferente sigo mi camino a merced de los vientos y la mar, y entregado, en los brazos del destino, ni me importa salvarme o zozobrar. A UN RUISEOR. Canta en la noche, canta en la maana, ruiseor, en el bosque tus amores;
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canta, que llorar cuando t llores el alba perlas en la flor temprana. Teido el cielo de Amaranta y grana, la brisa de la tarde entre las flores suspirar tambin a los rigores de tu amor triste y tu esperanza vana. Y en la noche serena, al puro rayo de la callada luna, tus cantares los ecos sonarn del bosque umbro. Y vertiendo dulcsimo desmayo, cual blsamo suave en mis pesares, endulzar tu acento el labio mo. Las quejas de su amor Bellsima parece al vstago prendida, gallarda y encendida de abril la linda flor; empero muy ms bella la virgen ruborosa se muestra, al dar llorosa las quejas de su amor.
Suave es el acento de dulce amante lira, si al blando son suspira de noche el trovador; pero aun es ms suave la voz de la hermosura si dice con ternura las quejas de su amor. Grato es en noche umbra al triste caminante del alma radiante mirar el resplandor; empero es aun ms grato el alma enamorada or de su adorada las quejas de su amor. LA NIA DESCOLORA. Plida est de amores mi dulce nia: nunca vuelven las rosas a sus mejillas! Nunca de amapolas o adelfas ceidas mostr Citerea su frente divina. Tjenles guirnaldas de jazmn a sus ninfas, y tiernas violas Cupido le brinda. Plida est de amores mi dulce nia: nunca vuelven las rosas a sus mejillas!
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El sol en su ocaso presagia desdichas con rojos celajes la faz encendida. El alba en oriente ms plcida brilla; de cndido ncar los cielos matizan. Plida est de amores mi dulce nia: nunca vuelven las rosas a sus mejillas! Qu linda se muestra si a dulces caricias afable responde con blanda sonrisa! Pero muy ms bellas al amor convida UN CASTELLANO LEAL.
(DUQUE DE RIVAS)
si de amor se duele, si de amor respira. Plida est de amores mi dulce nia: nunca vuelven las rosas a sus mejillas! Sus lnguidos ojos el brillo amortiguan; re tiemblan sus brazos: su seno palpita; ni escucha, ni habla, ni ve, ni respira; y busca en sus labios el alma y la vida Plida est de amores mi dulce nia: nunca vuelven las rosas a sus mejillas!
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Romance Primero 'Hola, hidalgos y escuderos de mi alcurnia y mi blasn, mirad como bien nacidos de mi sangre y casa en pero, esas puertas se defiendan; que no ha de entrar, vive Dios, por ellas quien no estuviere ms limpio que lo est el sol.
No profane mi palacio un fementido traidor que contra su rey combate y que a su patria vendi, pues si l es de reyes primo, primo de reyes soy yo, y conde de Benavente si l es duque de Borbn, llevndole de ventaja que nunca jams manch la traicin mi noble sangre, y haber nacido espaol.' As atronaba la calle una ya cascada voz, que de un
palacio sala, cuya puerta se cerr, y a la que estaba a caballo sobre un negro pisador, siendo en su escudo las lises, ms bien que timbre, baldn; y de pajes y escuderos llevando un tropel en pos cubiertos de ricas galas, el gran duque de Borbn; el que lidiando en Pava, ms que valiente, feroz, gozase en ver prisionero a su natural seor, y que a Toledo ha venido ufano de su traicin, para recibir mercedes y ver al emperador. Romance Segundo En una anchurosa cuadra del Alczar de Toledo, cuyas paredes adornan ricos tapices flamencos, al lado de una gran mesa, que cubre de terciopelo, napolitano tapete con borlones de oro y flecos; ante un silln de respaldo que, entre bordado arabesco los timbres de Espaa ostenta y el guila del imperio, de pie estaba Carlos Quinto, que en Espaa era primero, con gallardo y noble talle, con noble y tranquilo aspecto.
De brocado de oro y blanco viste tabardo tudesco, de rubias martas orlado; y desabrochado y suelto, dejando ver un justillo de raso jalde, cubierto con primorosos bordados y costosos sobre puestos, y la excelsa y noble insignia del Toisn de Oro, pendiendo de una preciosa cadena, en la mitad de su pecho. Un birrete de velludo con un blanco airn, sujeto por un joyel de diamantes y un antiguo camafeo, descubre por ambos lados, tanta majestad cubriendo, rubio, cual barba y bigote, bien atusado el cabello. Apoyada en la cadera la potente diestra ha puesto, que aprieta dos guantes de mbar y un primoroso mosquero, y con la siniestra halaga de un mastn muy corpulento blanco y las orejas rubias, el ancho y carnoso cuello. Con el Condestable insigne, apaciguador del reino, de los pasados disturbios acaso est discurriendo; o del trato que dispone con el rey de Francia preso, o de asuntos
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de Alemania, agitada por Lutero, cuando un tropel de caballos oye venir a lo lejos y ante el alczar pararse, quedando todo en silencio. En la antecmara suena rumor impensado luego, brase al fin la mampara y entra el de Borbn soberbio, con el semblante de azufre y con los ojos de fuego, bramando de ira y de rabia que enfrena mal el respeto; y con balbuciente lengua, y con mal borrado ceo, acusa al de Benavente un desagravio pidiendo. Del espaol Condestable lati con orgullo el pecho, ufano de la entereza de su esclarecido deudo. Y aunque, advertido, procura disimular cual discreto, a su noble rostro asoman la aprobacin y el contento. El Emperador un punto qued indeciso y suspenso sin saber qu responder al francs de enojo ciego. Y aunque en su interior se goza con el proceder violento del conde de Benavente, de altas
esperanzas lleno, por tener tales vasallos, de noble lealtad modelos, y con los que el ancho mundo ser a sus glorias estrecho. Mucho al de Borbn le debe y es fuerza satisfacerlo; le ofrece para calmarlo, un desagravio completo. Y llamando a un gentilhombre, con el semblante severo, manda que el de Benavente venga a su presencia presto. Romance Tercero Sostenido por sus pajes desciende de su litera el conde de Benavente del alczar a la puerta. Era un viejo respetable, cuerpo enjuto, cara seca, con dos ojos como chispas, cargados de largas cejas, y con semblante muy noble, mas de gravedad tan seria, que veneracin de lejos y miedo causa de cerca. Eran su traje unas calzas de prpura de Valencia, y de recamado ante un coleto a la leonesa.
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De fino lienzo gallego los puos y la gorguera, unos y otra guarnecidos con randas barcelonesas. Un birretn de velludo con su cintillo de perlas, y el gabn de pao verde con alamares de seda. Tan slo de Calatrava la insignia espaola lleva; que el Toisn ha despreciado por ser orden extranjera. Con paso tardo, aunque firme, sube por las escaleras, y al verle, las alabardas un golpe dan en la tierra. Golpe de honor y de aviso de que en el alczar entra un grande, a quien se le debe todo honor y reverencia. Al llegar a la antesala, los pajes que estn en ella con respeto le saludan abriendo las anchas puertas. Con grave paso entra el conde sin que otro aviso preceda, salones atravesando hasta la cmara regia. Pensativo est el monarca discurriendo cmo pueda
componer aquel disturbio sin hacer a nadie ofensa. Mucho al de Borbn le debe an mucho ms del espera, y al de Benavente mucho considerar le interesa. Dilacin no admite el caso, no hay quien dar consejo pueda, y Villalar y Pava a un tiempo se le recuerdan. En el silln asentado y el codo sobre la mesa, al personaje recibe, que comedido se acerca. Grave el conde le saluda con una rodilla en tierra, mas como grande del reino sin descubrir la cabeza. El Emperador, benigno, que alce del suelo le ordena, y la pltica difcil con sagacidad empieza. Y entre severo y afable al cabo le manifiesta que es el que a Borbn aloje voluntad suya resuelta. Con respeto muy profundo, pero con la voz entera, respndele Benavente, destocando la cabeza:
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'Soy, seor, vuestro vasallo; vos sois mi rey en la tierra; a vos ordenar os cumple de mi vida y de mi hacienda. Vuestro soy, vuestra mi casa; de m disponed y de ella; pero no toquis mi honra y respetad mi conciencia. Mi casa Borbn ocupe, puesto que es voluntad vuestra; contamine sus paredes, sus blasones envilezca; que a m me sobra en Toledo donde vivir, sin que tenga que rozarme con traidores, cuyo solo aliento infesta. Y en cuanto l deje mi casa, antes de tornar yo a ella, purificar con fuego, sus paredes y sus puertas.' Dijo el conde, la real mano bes, cubri su cabeza y retirase bajando a lado estaba su litera. Y a casa de un su pariente mand que lo condujeran, abandonando la suya con cuanto dentro se encierra. Qued absorto Carlos Quinto de ver tan noble firmeza
estimando la de Espaa ms que la imperial diadema. Romance Cuarto. Muy pocos das el duque hizo mansin en Toledo del noble conde ocupando los honrados aposentos. Y la noche en que el palacio dej vaco, partiendo con su squito y sus pajes, orgulloso y satisfecho, turb la apacible luna un vapor blanco y espeso que de las altas techumbres se iba elevando y reciendo. A poco rato tornase en humo confuso y denso, que en nubarrones oscuros ofuscaba el claro cielo. Despus, en ardientes chispas y en un resplandor horrendo que iluminaba los valles, dando en el Tajo reflejos, y al fin su furor mostrando en embravecido incendio que devoraba altas torres y derrumbaba altos techos. Resonaron las campanas, conmoviese todo el pueblo, de Benavente el palacio presa de las llamas viendo.
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El emperador, confuso, corre a procurar remedio, en atajar tanto dao mostrando tenaz empeo. En vano todo; tragse tantas riquezas el fuego a la lealtad castellana levantando un monumento. An hoy unos viejos muros del humo y las llamas negros recuerdan accin tan grande en la famosa Toledo. Un buen consejo. Con voz aguardentosa parla y grita contra todo Gobierno, sea el que fuere. Poema De Amor
(Gustavo A. Bcquer)
Llama a todo acreedor que te pidiere, servil, carlino, feota, jesuita. De un diputado furibundo imita la frase y ademn. Y si se urdiere algn motn, al punto en l te injiere, y a incendiar y matar la turba incita. Lleva bigote luego, sucio y cano; un sablecillo, una levita rota, bien de realista, bien de miliciano. De nada razonable entiendas jota, Vivas da ronco al pueblo soberano y sers eminente patriota. Volvern las tupidas madreselvas de tu jardn las tapias a escalar, y otra vez a la tarde an ms hermosas sus flores se abrirn. Pero aquellas, cuajadas de roco cuyas gotas mirbamos temblar y caer como lgrimas del da... esas... no volvern! Volvern del amor en tus odos tal vez despertar.
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Volvern las oscuras golondrinas en tu balcn sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarn. Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres... esas... no volvern!
Pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido...; desengate, as... no te querrn! Rima XLLV Como en un libro abierto leo de tus pupilas en el fondo. A qu fingir el labio risas que se desmienten con los ojos? Llora! No te avergences de confesar que me quisiste un poco. Llora! Nadie nos mira. Ya ves; yo soy un hombre... y tambin lloro. Poema de amor de Gustavo Adolfo Bcquer. TU PUPILA ES AZUL. Tu pupila es azul, y cuando res, su claridad suave me recuerda el trmulo fulgor de la maana que en el mar se refleja. Se me figuran gotas de roco sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea me parece, en el cielo
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I heard that youre settled down. That you found a girl and your married now. I heard that your dreams came true. Guess she gave you things I didn't give to you. Old friend why are you so shy? It ain't like you to hold back or hide from the lie. I hate to turn up out of the blue uninvited. But I couldn't stay away I couldn't fight it. Id hoped you'd see my face & that you'd be reminded. That for me it isn't over. Nevermind I'll find someone like you. I wish nothing but the best for you too. Dont forget me I beg I remember you said:-"Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead "Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead yeah. You'd know how the time flies. Only yesterday was the time of our lives. We were born and raised in a summery haze. Bound by the surprise of our glory days. I hate to turn up out of the blue uninvited But I couldn't stay away I couldn't fight it.
Id hoped you'd see my face & that you'd be reminded. that for me it isn't over yet. Nevermind I'll find someone like you. I wish nothing but the best for you too. Don't forget me I beg I remember you said:-"Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead" yay. Nothing compares no worries or cares. Regrets and mistakes they're memories made. Who would have known how bittersweet this would taste? Nevermind I'll find someone like you. I wish nothing but the best for you too. Don't forget me I beg I remembered you said:- "Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead" Nevermind I'll find someone like you. I wish nothing but the best for you too. Don't forget me I beg I remembered you said: - "Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead" Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead yay yeh yeah 19