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Poemas de Robert Desnos

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Poemas de Robert Desnos:

A la misteriosa ( 1926 )
Tanto he soado contigo que pierdes tu realidad. Habr tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo y besar sobre esa boca el nacimiento de la voz que quiero? Tanto he soado contigo, que mis brazos habituados a cruzarse sobre mi pecho, abrazan tu sombra, y tal vez ya no sepan adaptarse al contorno de tu cuerpo. Tanto he soado contigo, que seguramente ya no podr despertar. Duermo de pie, con mi pobre cuerpo ofrecido a todas las apariencias de la vida y del amor, y t, eres la nica que cuenta ahora para m. Ms difcil me resultar tocar tu frente y tus labios, que los primeros labios y la primera frente que encuentre. Y frente a la existencia real de aquello que me obsesiona desde hace das y aos seguramente me transformar en sombra. Tanto he soado contigo, tanto he hablado y caminado, que me tend al lado de tu sombra y de tu fantasma, y por lo tanto, ya no me queda sino ser fantasma entre los fantasmas y cien veces ms sombra que la sombra que siempre pasea alegremente por el cuadrante solar de tu vida. Versin de Francisco de la Huerta

Como una mano que en el instante de la muerte y del naufragio...


Como una mano que en el instante de la muerte y del naufragio se levanta al modo de los rayos del sol poniente, as surgen por todas partes tus miradas. Quiz ya no haya tiempo, ya no haya tiempo para verme, Pero la hoja que cae y la rueda que gira te dirn que nada perdura en la tierra, Salvo el amor, Y de esto quiero convencerme. Botes de salvamento de colores rojizos,

Tempestades en fuga, Un vals anticuado que se llevan el tiempo y el viento por los largos caminos del cielo. Paisajes. No quiero ms abrazos que aquel al que aspiro, Y muera el canto del gallo. Como una mano que en el instante de la muerte se crispa, as se oprime mi corazn. Nunca he llorado desde que te conoc. Quiero demasiado a mi amor para llorar. T llorars sobre mi tumba, o yo sobre la tuya. No ser demasiado tarde. Hasta mentir. Dir que fuiste mi amante, Y al final todo es tan absolutamente intil, A ti ya m muy cerca nos espera la muerte. A la mystrieuse (Corps et Biens) Versin de Aldo Pellegrini

Cuento de hadas
Haba una vez (y fueron tantas veces) un hombre que adoraba a una mujer. Haba una vez (la vez fue muchas veces) que una mujer a un hombre idolatraba. Haba una vez (lo fue muchas ms veces) una mujer y un hombre que no amaban o aquel o aquella que los adoraban. Haba una vez (tal vez slo una vez) una mujer y un hombre que se amaban. Versin de Germn Zuluaga Uribe

Despertares
Es extrao despertarse a veces en plena noche. En pleno sueo alguien toca la puerta y en la extraordinaria ciudad de medianoche de medio-sueo de medio-recuerdo las puertas de los zaguanes retumban con estrpito de calle en calle Quin es ese visitante nocturno de rostro desconocido,

qu viene a buscar, qu espa. Es un mendigo que pide pan y albergue es un ladrn, es un pjaro, es un reflejo de nosotros mismos en el hielo. Quin vuelve de un abismo de transparencia e intenta volver a entrar en nosotros. l se da cuenta que hemos cambiado que la llave ya no puede abrir la cerradura de la puerta misteriosa de los cuerpos. Aunque slo hayan pasado segundos desde que nos dej en el momento inquietante en que se apaga la luz Qu sucede entonces? Dnde deambula? Sufre? Es se el origen de los fantasmas? El origen de los sueos? El nacimiento de los recuerdos? No toques nunca a mi puerta visitante. No hay sitio en mi casa ni en mi corazn. Para las antiguas imgenes de m mismo tal vez me reconozcas. Yo no sabra ya reconocerte. Versin de Jorge Fernndez

Destino arbitrario
a Georges Malkzine Ahora llega el tiempo de las cruzadas. Por las ventanas cerradas los pjaros se obstinan en hablar como peces de acuario. Junto al escaparate de una tienda una bonita mujer sonre. Felicidad no eres sino lacre y yo paso como un fuego fatuo. Una multitud de guardianes persigue a una mariposa inofensiva fugada del asilo. Se torna en mis manos calzn de encaje y tu carne se torna de guila oh sueo mo cuando te acaricio! Maana habr entierros gratuitos ya no se resfriarn hablarn el lenguaje de las flores se iluminarn con luces hasta ahora desconocidas. Pero hoy es hoy. Siento que mi comienzo est prximo semejante al trigo de junio. Gendarmes ponedme las esposas. Las estatuas vuelven la espalda sin obedecer.

En su zcalo inscribira injurias y el nombre de mi peor enemigo. All lejos en el ocano entre dos aguas un bello cuerpo de mujer hace retroceder a los tiburones. Suben a la superficie para contemplarse en el aire y no se atreven a morder esos senos esos senos deliciosos. C'est les bottes de sept lieues cette phrase "Je me vois" Versin de Aldo Pellegrini

El cementerio
Aqu estar mi tumba, y slo aqu, bajo tres rboles. Recojo sus primeras hojas primaverales Entre un zcalo de granito y una columna de mrmol. Recojo sus primeras hojas primaverales, Pero otras hojas nacern de la feliz podredumbre De este cuerpo que, si puede, vivir cien mil aos. Pero otras hojas nacern de la feliz podredumbre, Pero otras hojas se ennegrecern Bajo la pluma de los que cuentan sus aventuras. Pero otras hojas se ennegrecern Con una tinta ms lquida que la sangre y que el agua de las fuentes: Testamentos incumplidos, palabras que se pierden ms all de los montes. Con una tinta ms lquida que la sangre y que el agua de las fuentes, Podr yo defender mi memoria del olvido Como una jibia que huye perdiendo la sangre, perdiendo el aliento? Podr yo defender mi memoria del olvido? Versin de Ral Gustavo Aguirre

Es de noche
Te irs cuando quieras El lecho se cie y se afloja con las delicias igual que un cors de terciopelo negro Y el insecto resplandeciente se posa sobra la almohada Para estallar y entonces reunirse con lo oscuro El oleaje llega martillando y se calla Samoa la bella duerme entre algodones Conejar qu haces con las banderas? las arrastras por el fango A la buena de Dios y en lo profundo de todo fango El naufragio se acenta bajo los prpados Relato y describo el sueo

Recojo los envases de la noche y los ordeno sobre el estante El ramaje del pjaro de madera se confunde con la irrupcin de los tapones en forma de mirada Nada de volver all nada de morir all la alegra desborda Un invitado de ms a la mesa redonda en el claro verde esmeralda del bosque con yelmos resonantes cerca de un montn de espadas y armaduras abolladas Nervio a modo de amorosa lmpara apagada al fin del da Yo duermo De "Corps et biens" Versin de Aldo Pellegrini

Identidad de las imgenes


Lucho furiosamente contra animales y botellas Desde hace poco tiempo quiz diez horas una despus de otra La hermosa nadadora que tena miedo del coral esta maana se despierta El coral coronado de acebo llama a su puerta Ah! otra vez el carbn siempre el carbn Te conjuro carbn genio tutelar del sueo y de mi soledad djame djame seguir hablando de la hermosa nadadora que tena miedo del coral No dictamines ms sobre este tema seductor de mis sueos La hermosa nadadora descansaba en un lecho de encajes y de pjaros Los vestidos sobre una silla al pie del lecho iluminados por los fulgores los ltimos fulgores del carbn Llegado ste de las profundidades del cielo de la tierra y del mar estaba orgulloso de su pico de coral y de sus grandes alas de crespn Durante toda la noche l haba seguido divergentes entierros hacia cementerios suburbanos Haba asistido a bailes en las embajadas y dejado su rastro en una hoja de helecho de los vestidos de raso blanco Se haba erguido terrible en la proa de los navos y los navos no haban vuelto Ahora agazapado en la chimenea acechaba el despertar de la espuma y el canto de las marmitas Su paso resonante haba turbado el silencio de las noches en las calles de adoquines sonoros Carbn sonoro carbn amo del sueo carbn Ah dime dnde est la hermosa nadadora que tena miedo del coral? Pero precisamente la nadadora se ha vuelto a dormir Y me quedo frente a frente con el fuego y me quedar toda la noche para interrogar al carbn con alas de tiniebla que insiste en proyectar sobre mi camino montono la sombra de su humareda y el reflejo terrible de sus brasas Carbn sonoro carbn despiadado carbn. De"Corps et Biens" Versin de Aldo Pellegrini

Infinitivo
Ah morir oh bella pavesa ah morir ver las nubes fundirse como la nieve y el eco principios del sol y del blanco pobres como Job no morir an y ver durar la sombra nacer con el fuego y no morir apretar y abrazar amor fugaz el cielo opaco ganar las alturas abandonar el borde y quien sepa descubrir lo que amo omita transmitir mi nombre a travs de los aos rer en horas tormentosas dormir al pie de un pino gracias a las estrellas iguales a una cifra y morir de lo que amo al borde de las llamas. Versin de Jorge Fernndez

La furtiva
La furtiva se sienta en el pasto crecido para descansar de un recorrido agotador a travs de un campo desierto. Perseguida, acosada, espiada, denunciada, vendida, fuera de toda ley, de todo alcance. A la misma hora en que se ponen las cartas sobre la mesa y un hombre dice a otro: Hasta maana. Pero maana estar muerto o se habr ido lejos. En la hora en que tiemblan las cortinas blancas en la noche profunda, cuando el lecho trastornado de las montaas abierto ante su invitada desaparecida espera a algn gigante de ms all del horizonte, la furtiva se sienta, se duerme la furtiva. No hagan ruido, dejen descansar a la furtiva en una esquina de esta pgina. Teman que se despierte, ms enloquecida que un pjaro que se golpea contra los muros. Teman que muera en su casa, teman que pulverice todas las ventanas rotas, teman que se esconda en un ngulo oscuro, teman despertar a la furtiva dormida. Versin de Jorge Fernndez

La idea fija
Te traigo una pequea alga que se revolva en la espuma del mar, y este peine. Pero tus cabellos estn mejor trenzados que las nubes con el viento con los rubores celestes y estn de tal manera estremecidos de vida y de sollozos que al retorcerse a veces entre mis manos mueren junto a las olas y los arrecifes de la orilla con tanta abundancia que har falta mucho tiempo para ya no esperar los perfumes y su huida con la noche durante la que este peine marca sin moverse las estrellas sepultadas en su rpido y sedoso curso atravesado por mis dedos que solicitan an a su raz la caricia hmeda de un mar ms peligroso que aqul donde esta alga fue recogida entre la espuma dispersa de una tempestad. Una estrella que muere se parece a tus labios que azulean como el vino derramado sobre el mantel Transcurre un instante con hondura de mina La antracita se queja sordamente y cae en copos sobre la ciudad Hace fro en el callejn sin salida donde te conoc Un nmero olvidado en una casa en ruinas creo que el nmero 4 Te reencontrar dentro de pocos das cerca de esa maceta de flores estrelladas Las minas roncan sordamente Los techos estn cubiertos de antracita Este peine en tus cabellos parece el fin del mundo El humo el ave ancestral y al arrendajo all se acabaron las rosas y las esmeraldas las piedras preciosas y las flores La tierra se desmorona y se estrella con el ruido de una plancha sobre el ncar pero tus cabellos tan bien trenzados tienen la forma de una mano Versin de Jorge Fernndez

La voz
Tan semejante a la flor y a la corriente de aire al curso del agua a las sombras pasajeras a la sonrisa vislumbrada aquella famosa noche a medianoche tan semejante a toda la felicidad y a la tristeza es la medianoche pasada alzando su torso desnudo por encima de las torres y de los lamos

llamo a m a los perdidos en los campos los viejos cadveres los viejos robles talados los jirones de tela pudrindose sobre la tierra y la ropa secndose a los alrededores de las granjas llamo a m a los tornados y a los huracanes las tempestades los tifones los ciclones los maremotos los temblores de tierra llamo a m al humo de los volcanes y al de los cigarrillos a los crculos de humo de los puros de lujo llamo a m a los amores y los enamorados llamo a m a los vivientes y a los muertos llamo a m a los sepultureros llamo a los asesinos llamo a los verdugos llamo a los pilotos los albailes los arquitectos a los asesinos llamo a la carne llamo a la que amo llamo a la que amo llamo a la que amo la medianoche triunfante despliega sus alas de satn y se posa sobre mi lecho las torres y los lamos se pliegan a mi deseo aquellos se derrumban aquellos se desploman los perdidos en el campo se reencuentran al encontrarme los viejos cadveres resucitan por mi voz los jvenes robles talados se cubren de verdor los viejos jirones de tela pudrindose en la tierra y sobre la tierra crujen por mi voz como el estandarte de la revuelta la ropa secndose en los alrededores de la granja viste adorables mujeres que no adoro que vienen a m obedecen a mi voz y me adoran los tornados giran en mi boca los huracanes enrojecen si pueden mis labios las tempestades rugen a mis pies los tifones si es posible me despeinan recibo los besos de embriaguez de los ciclones los maremotos vienen a morir a mis pies los temblores de tierra no me estremecen pero hacen que todo se desplome a una orden ma el humo de los volcanes me viste con sus vapores y el de los cigarrillos me perfuma y los crculos de humo de los puros me coronan los amores y el amor tan largo tiempo perseguidos se refugian en m los enamorados escuchan mi voz los vivientes y los muertos se someten y me saludan los primeros con frialdad los segundos con familiaridad los sepultureros abandonan las tumbas apenas cavadas y declaran que slo yo puedo mandar los nocturnos trabajos los asesinos me saludan los verdugos invocan la revolucin invocan mi voz invocan mi nombre los pilotos se guan por mis ojos los albailes sienten vrtigo al escucharme los arquitectos parten hacia el desierto los asesinos me bendicen

la carne palpita a mi llamado la que amo no me escucha la que amo no me entiende la que amo no me responde Versin de Rubn Fuentemayor

Los espacios del sueo


En la noche estn naturalmente las siete maravillas del mundo y la grandeza y lo trgico y el encanto. Los bosques se tropiezan confusamente con las criaturas legendarias escondidas en los matorrales. Ests t. En la noche estn los pasos del paseante y los del asesino y los del guardia urbano y la luz del farol y la linterna del trapero. Ests t. En la noche pasan los trenes y los barcos y el espejismo de los pases donde es de da. Los ltimos alientos del crepsculo y los primeros estremecimientos del alba. Ests t. Un aire de piano, el estallido de una voz. Un portazo. Un reloj. Y no solamente los seres y las cosas y los ruidos materiales. Sino tambin yo que me persigo o sin cesar me adelanto. Ests t la inmolada, t la que espero. A veces extraas figuras nacen el momento del sueo y desaparecen. Cuando cierro los ojos, las floraciones fosforescentes aparecen y se marchitan y renacen como fuego de artificios carnosos. Pases desconocidos que recorro en compaa de criaturas. Ests t sin duda, oh bella y discreta espa. Y el alma palpable de la extensin. Y los perfumes del cielo y de las estrellas y el canto del gallo de hace 2000 aos y el grito del pavo real en los parques en llamas y besos. Manos que se aprietan siniestramente en una luz descolorida y ejes que chirran sobre los caminos de espanto. Ests t sin duda a quien no conozco, a quien conozco al contrario. Pero que, presente en mis sueos, te obstinas en dejarte adivinar en ellos sin aparecer. T que permaneces inasible en la realidad y en el sueo. T que me perteneces por mi voluntad de poseerte en ilusin pero que no acercas tu rostro sino cuando mis ojos se cierran tanto al sueo como a la realidad. T que en despecho de una retrica fcil donde la ola muere en la playa, donde la corneja vuela entre las fbricas en ruinas, donde la madera se pudre crujiendo bajo un sol de plomo. T que ests en la base de mis sueos y que sacudes mi alma llena de metamorfosis y que me dejas tu guante cuando

beso tu mano. En la noche estn las estrellas y el movimiento tenebroso del mar, de los ros, de los bosques, de las ciudades, de las hierbas, de los pulmones de millones y millones de seres. En la noche estn las maravillas del mundo. En la noche no estn los ngeles guardianes, pero est el sueo. En la noche ests t. En el da tambin.

Los grandes das del poeta


Los discpulos de la luz slo inventaron tinieblas apenas opacas. El ro arrastra un diminuto cuerpo de mujer lo que es indicio de un final prximo. La viuda vestida con ropas nupciales se equivoca de squito. Todos llegaremos con atraso a nuestras tumbas. Un navo de carne encalla en una playa pequea. El timonel invita a los pasajeros a callarse. Las olas esperan impacientes. Ms Cerca de Ti oh Dios mo! El timonel invita a las olas a hablar. stas hablan. La noche ocluye sus frascos con estrellas y hace fortuna con la exportacin. Se construyen grandes tableros para vender ruiseores. Pero no pueden satisfacer los deseos de la Reina de Siberia que quiere un ruiseor blanco. Un comodoro ingls jura que no lo sorprendern ms recolectando salvia de noche entre los pies de las estatuas de sal. A propsito de esto una pequea salera con Cerebos se endereza con dificultad sobre sus delgadas piernas. Y derrama en mi plato todo lo que me queda por vivir. Lo bastante para salar el ocano Pacfico. Pondris en mi tumba un salvavidas. Porque uno nunca sabe. C'est les bottes de sept lieues cette phrase "Je me vois" Versin de Aldo Pellegrini

Morir ah hermosa pavesa...

(otra versin)

Morir ah hermosa pavesa, morir ah, ver las nubes fundirse como la nieve y el eco, orgenes del sol y del blanco pobres como Job, no morir an y ver durar la sombra, nacer con el fuego y no morir, abrazar y besar, amor fugaz, el cielo sin brillo, ganar las alturas, abandonar la orilla y quin sabe descubrir lo que amo omitir transmitir mi nombre a los aos,

rer en las horas tormentosas, dormir al pie de un pino gracias a las estrellas semejantes a un nmero y morir lo que amo a orillas de las llamas. Versin de Claire Deloupy

Poema
Desndate bate en esta agua negra nada puedes temer t lo has hecho ya el cuerpo humano impermeable no se empapa como una esponja el Sol secar el barro que caer hecho polvo ve la Tierra es vasta y as tu corazn que a fin de cuentas hechas y bien hechas no contiene an ningn error y jams ha contenido lodo. Versin de Hernn Valds

Tanto so contigo...

"A la mystrieuse" (otra versin)

Tanto so contigo que pierdes tu realidad. Todava hay tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo y besar sobre esa boca el nacimiento de la voz que quiero? Tanto so contigo que mis brazos habituados a cruzarse sobre mi pecho cuando abrazan tu sombra, quiz ya no podran adaptarse al contorno de tu cuerpo. Y frente a la existencia real de aquello que me obsesiona y me gobierna desde hace das y aos, seguramente me transformar en sombra. Oh balances sentimentales. Tanto so contigo que seguramente ya no podr despertar. Duermo de pie, con mi cuerpo que se ofrece a todas las apariencias de la vida y del amor y t, la nica que cuenta ahora para m, ms difcil me resultar tocar tu frente y tus labios que los primeros labios y la primera frente que encuentre. Tanto so contigo, tanto camin, habl, me tend al lado de tu fantasma que ya no me resta sino ser fantasma entre los fantasmas, y cien veces ms sombra que la s0mbra que siempre pasea alegremente por el cuadrante solar de tu vida. De "Corps et Biens"

Versin de Aldo Pellegrini

ltimo poema
Tanto so contigo, Camin tanto, habl tanto, Tanto am tu sombra, Que ya nada me queda de ti. Slo me queda ser la sombra entre las sombras ser cien veces ms sombra que la sombra ser la sombra que retornar y retornar siempre en tu vida llena de sol. Domaine Public Versin de Aldo Pellegrini

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