El Mito de Cuniraya Huiracocha
El Mito de Cuniraya Huiracocha
El Mito de Cuniraya Huiracocha
en un hombre muy pobre, y andaba paseando con su ropa hecha arapos, y sin reconocerlo algunos hombres lo trataban de mendigo piojoso. Pero Cuniraya Huiracocha era el dios del campo. Con solo decirlo preparaba las chacras para el cultivo y reparaba los andenes. Con el solo hecho de arrojar una flor de caaveral (llamada pupuna) haca acequias desde sus fuentes. As, por su gran poder, humillaba a los dems dioses (huacas) de la regin.
Haba una vez una mujer llamada Cahuillaca, quien tambin era huaca,
que por ser tan hermosa todos los dems huacas la pretendan. Pero ella siempre los rechazaba. Sucedi que esta mujer, que nunca se haba dejado tocar por un hombre, se encontraba tejiendo debajo de un rbol de Lcumo. Cuniraya que la observaba de lejos pensaba en una manera astuta de acercarse a la bella Cahuillaca. Entonces se convirti en un pjaro y vol hasta la copa del Lcumo, donde encontr una lcuma madura a la que le introdujo su semen, luego la hizo caer del rbol justo al costado de donde Cahuillaca se encontraba tejiendo. Al verla se la comi muy gustosa y de esta manera la bella diosa qued embarazada sin haber tenido relaciones con ningn hombre.
A los nueve meses, como era de esperarse, Cahuillaca dio a luz. Durante
ms de un ao cri sola a su hijo, pero siempre se interrogaba sobre quin sera el padre. Llam a todos los Huacas y Huillcas a una reunin para dar respuesta a su pregunta. Cuando supieron de la reunin todos los huacas se alegraron mucho, asistieron muy finamente vestidos y arreglados, convencidos de ser a los que la bella Cahuillaca elegira. Esta reunin tuvo lugar en un pueblo llamado Anchicocha. Al llegar se fueron sentando, y la bella huaca les enseaba a su hijo y les preguntaba si eran los padres. Pero nadie reconoci al nio. Cuniraya Huiracocha tambin haba asistido, pero como estaba vestido como mendigo Cahuillaca no le pregunt a l pues le pareca imposible que su hijo hubiese sido engendrado por aquel hombre pobre.
Por esto le dijo al zorro: -"Aunque andes a distancia, los hombres llenos
de odio te tratarn de zorro malvado y desgraciado. Y cuando te maten te botarn a t y a tu piel como algo sin valor". El halcn, con quin tambin se encontr, le augur que pronto la alcanzara. Por ello le contest el huaca: -"Tendrs mucha suerte, y cuando comas primero almorzars picaflores. El hombre que te mate llorar tu muerte, y sacrificar una llama en tu honor, y bailar ponindote sobre su cabeza para que resplandescas all".
Pero ste, con gran astucia, se dio cuenta de las verdaderas intenciones
de Urpayhuachac, y huy del lugar.
Eran dos rboles gigantes que existan en el fondo de una misteriosa cueva en tierras de Apoala, que llegaron a amarse tanto, que entrelazaron, sus ramas y unieron sus races, de este fantstico amor, naci el primer hombre y la primera mujer Mixtecos. Con el tiempo, aquellos seres tuvieron hijos y os hijos de los hijos fundaron la ciudad de Achiutla, lugar donde naci Tzauindanda. La poblacin de Achiutla creci tanto que ya no caban, entonces Tzauindanda decidi salir a conquistar las tierras que necesitaba su pueblo para asentarse, as que tom su arco y flechas y parti una maana, dispuesto a disputrselas a quien fuera. Por das, no descans un solo instante hasta que lleg a una vasta y deshabitada extensin en donde no hall nada que estorbara su paso, slo el sol brillaba esplendoroso como dueo y seor de aquellas tierras; tierras que Tzauindanda codici para l por frescas y hermosas. Tzauindanda alz la vista, no haba una sola nube que le quitara el sol; despus de un rato sediento y cansado, senta los rayos del sol como cuchillos, como flechas que se clavaban en cada parte descubierta de su piel. Entonces comprendi: El Sol era el seor de aquellas tierras!, por lo que levant su arco y lanz muchas de sus flechas contra el sol. Por fin al atardecer se dio cuenta de que el sol se haba debilitado, ya no heran sus rayos con la misma fuerza y el cielo tena un ligero tinte rojo. Poco a poco el sol empez a caer y el cielo se puso ms y ms rojo, hasta que por fin cay tras los montaas , el cielo estaba teido con la sangre del sol, indicaba donde haba cado vencido el poderoso seor; Tzauindanda, lo haba derrotado!; de ah, nuestro eslogan que dice: lo Imposible, es Posible.