Teologia y Sujeto - 153
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R ESUMEN
a primera de dos ponencias presentadas por el autor ante el II Congreso Internacional de Teologa analiza el cambio del paradigma producido en la concepcin y en la manera de hacer teologa cristiana y describe algunos de los rasgos que deben caracterizar al sujeto del nuevo paradigma teolgico.
Palabras clave: Verdad-bsqueda, interdisciplinariedad-dilogo, visin holstica, sujeto teolgico, sujeto religioso, sujeto de la praxis.
Abstract The first of two papers presented by the author at the Second International Theology Congress analyzes the change of paradigm produced in the conception and in the way of doing Christian theology and describes some of the traits that should characterize the subject of a new theological paradigm.
Key words: truth search, interdisciplinary dialogue, holistic vision, thelogical subject, religious subject, subject of praxis
Licenciado en Teologa por la Universidad Pontificia de Comillas, 1971. Doctor en Teologa por la Universidad Pontificia de Salamanca, 1976. Diplomado en Ciencias Sociales por el Instituto Len XIII, 1972. Licenciado (1983) y doctor en Filosofa y Letras por la Universidad Autnoma de Madrid, 1990. Director de la Ctedra de Teologa y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacura, Universidad Carlos III de Madrid (Espaa). Correo electrnico: jjtamayo@telefonica.net
La teologa, como saber de la fe, es una experiencia original del sujeto. Este saber est constituido por la propia existencia y por el encuentro con la realidad, una realidad que ha sido tocada por Dios. De ah que la teologa deba entrar en contacto con las exigencias de los mismos creyentes, con sus dudas y dificultades, para responder a un contexto que ha ido sufriendo cambios. Hoy la teologa se ve avocada a entrar en dilogo inter y trasdisciplinar con otros campos del saber, ya que el sujeto creyente debe ser entendido desde sus ntimas relaciones de afecto, sentimiento, sexualidad, etc.
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Deseo expresar mi agradecimiento por la invitacin al II Congreso Internacional de Teologa desde Amrica Latina sobre Teologa en Contexto: Dilogo de Frontera-Corriendo los Lmites, que constituye un espacio privilegiado de reflexin y dilogo teolgicos en perspectiva interdisciplinar, desde una racionalidad dialgica y dentro del respeto al pluralismo teolgico contextual. Mi agradecimiento se hace extensivo al seor rector de la Universidad Luis Amig de Medelln, por su generosa acogida y su presencia en este acto. Me siento muy unido a la teologa latinoamericana desde hace varias dcadas y estoy en sintona con la reflexin cristiana contextual que se lleva a cabo en este continente, una reflexin cada vez ms seguida y valorada, conocida y reconocida en Espaa. Es ms, me considero un modesto acompaante de la misma. Una muestra de dicho acompaamiento son mis libros Para comprender la teologa de la liberacin (2000) y Panorama de la teologa latinoamericana, editado en colaboracin con J. Bosch (2002), en el que colaboran 36 telogas y telogos latinoamericanos de distintas tradiciones religiosas. Valoro especialmente su celebracin en esta ciudad de Medelln, tan emblemtica para m como lugar de celebracin de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, donde se produjo el cambio de paradigma de un cristianismo y una teologa en rgimen colonial, como sucursales del cristianismo y de la teologa espaolas, a un cristianismo y una teologa de la liberacin. El tema que se ha pedido desarrollar, Teologa y sujeto, resulta muy genrico y es harto complejo. Eso me obliga a fijar los lmites del tema con cierta precisin para no perderme en generalidades que nada aportaran al debate, y a ubicar el discurso en nuestro contexto, si bien con perspectiva histrica. Sin historia no hay sujeto como tampoco teologa.
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En esta primera ponencia analizar el cambio de paradigma producido en la concepcin y en la manera de hacer teologa cristiana e intentar describir algunos de los rasgos que deben caracterizar al sujeto en el nuevo paradigma teolgico. En la segunda intentar contextualizar la reconstruccin del sujeto desde Amrica Latina, como dice el ttulo general de este Congreso, centrndome en las alteridades y los sujetos negados, que se tornan sujetos teolgicos privilegiados del actual quehacer teolgico latinoamericano: las mujeres doble o triplemente oprimidas, las y los indgenas negados en su identidad cultural, las y los negros marginados por razones de raza, las vctimas de la globalizacin neoliberal, las religiones, acusadas de idoltricas, y la Tierra, sometida a la depredacin ms inhumana bajo el modelo de desarrollo cientfico-tcnico irracional de la tan racional modernidad.
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CAMBIO
DE PARADIGMA TEOLGICO
Imgenes trasnochadas, pero todava vivas en el imaginario social y en el magisterio eclesistico La imagen de telogo que opera en el imaginario social es la de una persona versada en el ms all con hilo directo con Dios; preocupada por descifrar los misterios divinos, y ajena a los problemas humanos, por no considerarlos de su competencia. Esta imagen est muy bien expresada en la definicin que de telogo diera con sentido de humor britnico el arzobispo anglicano y gran ecumenista William Temple hace cuarenta aos. Un telogo, deca, es una persona sensata y sesuda que pasa toda una vida encerrada entre libros intentando dar respuestas exactsimas y precisas a preguntas que nadie se plantea. El resultado es una teologa con ngeles y arcngeles, querubines y serafines, con diablos y hasta diablesas, pero sin sujetos humanos; con Dios arriba, viviendo un universo mtico pero sin comunicacin con los seres humanos, sin preocuparse por las realidades humanas. Un Dios ms parecido a los dioses del Olimpo griego que al Dios de la religin bblica que se revela en la historia. Es una teologa sin pathos, sin pasin, sin sentimientos, sin afectos, como corresponde al Dios del que trata: omnipotente, omnisciente, omnipresente, providente, pero que no siente ni padece, ni ama ni sufre. Es el motor inmvil de Aristteles o la gnosis gnoseos de Platn, el relojero o arquitecto del universo de los destas, cuya existencia se intenta
demostrar recurriendo a todo tipo de pruebas, pero sin mostrar inters por su presencia y actuacin en la historia. Este tipo de teologa apenas motiva el pensar de la fe, aleja de la experiencia religiosa, de la reflexin sobre Dios y, por supuesto, del compromiso y del testimonio de la fe. Llevaba razn a este respecto Albert Camus cuando afirmaba que no conoca a nadie que hubiera arriesgado su vida por el argumento ontolgico de San Anselmo. Yo tampoco la arriesgara, se los aseguro. La imagen del telogo segn el magisterio eclesistico oficial no se encuentra muy alejada de la que acabo de exponer: se trata de una persona versada en ciencias sagradas, estudiosa de los textos y sometida a los dictmenes del magisterio eclesistico, que tiene la ltima palabra. Y en caso de desacuerdo con el magisterio? Silencio, oracin, renuncia al sentido crtico y a manifestar pblicamente el desacuerdo. Es esta una teologa dependiente, sometida, sin libertad ni creatividad; una teologa nocional y formalmente impecable, donde todo casa conceptualmente, pero vitalmente lnguida; una teologa sin sentido crtico, que reproduce el sistema, tanto el eclesial como el poltico, y no lo cuestiona; una teologa igualmente sin sujeto. El telogo renuncia a pensar. Creo que ambas imgenes perjudican a la teologa, la desacreditan ante otros saberes, la convierten en disciplina irrelevante socialmente, inocua culturalmente, supuestamente neutral en el plano poltico y religiosamente estril, porque no ayuda a dar razn de la fe y de la esperaza, que es su principal cometido. Nueva concepcin de la teologa: carcter interrogativo y eurstico Desde hace varias dcadas, empero, se dibuja y perfila una nueva manera de entender, y lo que es ms importante, una nueva manera de hacer teologa, en dilogo con los otros saberes, generadora de un pensar y una prctica alternativos. Las buenas ideas no caen del cielo, dice el ttulo de una obra del telogo ecumnico francs George Casalis. Tampoco la teologa es una ciencia o un saber que haya cado del cielo y haya implantado Dios de forma milagrosa en la mente humana.
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La teologa hoy ha de caracterizarse por la provisionalidad y el tanteo, por la bsqueda y la interrogatividad, por la imaginacin y el riesgo, por la sospecha y la autocrtica permanente, como ha puesto de manifiesto la teloga Sally McFague (1994). Por qu tanteo y provisionalidad? En primer lugar, porque lo que se persigue es el conocimiento de Dios, pero no slo como objeto de estudio, objeto arqueolgico del pasado, sino como Dios vivo en comunicacin con el ser humano, en dilogo con quienes se dirigen a l, unas veces abatidos y cansados y otras esperanzados: esto es, el conocimiento de Dios como experiencia sapiencial. Ahora bien, el conocimiento de Dios es fragmentario y limitado, porque quien va tras ese conocimiento es fragmentario, limitado y finito, no porque Dios no sea infinito. En segundo lugar, porque se persigue el conocimiento de la realidad, pero no como algo esttico, fijo, dado de una verdad por todas, como lo ya visto y vivido, concepcin propia del positivismo y del cientismo del siglo XIX, sino como proceso, in fieri, en un permanente fluir: la realidad es proceso, dice Bloch, superando el concepto rgido y estrecho de realidad del positivismo. En tercer lugar, porque la teologa la hacemos desde nosotros mismos, no desde Dios. En cuarto lugar, porque vivimos en tiempos de perplejidad. He hablado de la imaginacin, y ms de uno se habr preguntado: No es la imaginacin una operacin que se encuentra en las antpodas de la teologa? Dejo la palabra al telogo especulativo Toms de Aquino, que ofrece una respuesta certera:
Podemos adquirir el conocimiento de las cosas divinas por la razn natural slo a travs de la imaginacin; y lo mismo puede aplicarse al conocimiento dado por gracia. Como dice Dionisio, es imposible que el rayo brille sobre nosotros, excepto cuando es tamizado indirectamente por los numerosos velos sagrados multicolores. (ST I, q. 12, a. 13)
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La teologa no puede convertirse en un trabajo rutinario que se hace desde unas cuestiones resueltas. Su estudio no puede reducirse al seguimiento acrtico de un manual que se aprende memorsticamente. Me permito citar a este respecto un texto agitador del telogo evanglico Karl Barth, que tomo de su libro Introduccin a la teologa evanglica:
El trabajo teolgico se distingue de los otros y en eso podra ser ejemplar para toda tarea del espritu por el hecho de que aquel que quiere realizarlo no puede llegar a l descansado, desde unas cuestiones ya solucionadas, desde
unos resultados ya seguros. No puede continuar el edificio sobre unos fundamentos que ya han sido colocados. No puede vivir de unos rditos de un capital acumulado, sino que se ve obligado, cada da y cada hora, a volver a empezar por el principio Si la teologa no quiere precipitarse en la arterioesclerosis, en el aburrimiento ergotista, su trabajo de ningn modo puede ser rutinario, no puede realizarse en funcin de un automatismo.
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(Algunos telogos, adems de arterioesclerosis, padecen de tortculis de tanto mirar, girar el cuello, hacia el Vaticano). Rahner hablaba del tuciorismo del riesgo, que haca suyo Walter Kasper, hoy cardenal, en 1970: tuciorismo que nada tiene de irresponsable. Interpretacin versus fundamentalismos Lo que me interesa es la interpretacin en cuanto que da a la palabra una vida que desborda el instante y lugar en que ha sido pronunciada y trascrita. La palabra intrprete recoge todos los matices adecuados. As se expresa G. Steiner. Y, efectivamente, la interpretacin es inherente al ser humano, que vive y acta, piensa y delibera, comprende y cree, juzga y experimenta bajo el signo de la interpretacin. En una palabra, el ser humano interpreta el mundo en que vive. Lo sepamos o no, ser humano es ser un hbil hermeneuta, y lo es todo ser humano, no slo quienes nos dedicamos a semejante menester por oficio. La teologa es ante todo interpretacin, acto hermenutico, no descripcin de las realidades del ms all, del cielo (fsica de las postrimeras), no repeticin de textos, ni recitacin del Credo, ni siquiera comentarios de texto. Los propios textos fundantes de la tradicin judeo-cristiana ya son interpretacin, no relatos de hechos brutos. La interpretacin se impone por la distancia histrica (cultural, religiosa, lingstica) entre el momento en que se escribieron los textos y la poca en que se leen; entre el contexto de entonces y el de ahora. La interpretacin viene exigida por la diferencia tan profunda que existe entre nuestro mundo (usos, costumbres, formas de pensar, de entender el mundo) y el mundo en que se acuaron los conceptos tradicionales. La interpretacin es el mejor y el nico antdoto contra el fundamentalismo, ese fantasma que recorre el mundo y que vive hoy un preocupante despertar en las religiones, en todas las religiones, sobre todo en las monotestas, y tambin en la cristiana. Su caracterstica principal es la renuncia a la hermenutica. El fundamentalismo cree que los textos sagrados han sido
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revelados directamente por Dios, dictados por Dios, que son inmutables, que tienen un solo sentido, el literal, y que debe aplicarse a cada situacin concreta en su literalidad. Sin interpretacin no hay teologa. En este sentido, toda teologa es hermenutica. La teologa debe entenderse como interpretacin actualizante de la Palabra de Dios, como interpretacin creadora del mensaje cristiano hermenutica de la Palabra de Dios y hermenutica de la existencia humana son inseparables. Se trata del crculo hermenutico o, si se quiere, del tringulo hermenutico. Los telogos deben pensar experimentalmente, proponiendo elaboraciones nuevas, si quieren ser telogos de nuestro tiempo. (McFague, 1994: 26) La pretensin de verdad Y la pretensin de verdad y de universalidad que tiene toda teologa? Es algo fundamental a lo que no puede renunciar. Ahora bien, la verdad con mayscula o con minscula debe entenderse como bsqueda, ms que como posesin; como meta a conseguir, ms que como punto de partida; como horizonte y perspectiva, ms que como presupuesto. La bsqueda de la verdad constituye la gran tarea y el objetivo fundamental de la teologa. Pero a sabiendas de que slo lograremos aproximarnos a ella, nunca la poseeremos ni podremos apresarla en nuestros esquemas de pensamiento. El carcter inagotable de la Verdad, con mayscula, nos disuade de todo intento de encerrarla en frmulas rgidas y estereotipadas. La profundidad de la verdad, con minscula, nos disuade de creer que hemos llegado al fondo. Por eso, la mejor actitud respecto de la verdad es la que expresara el poeta Antonio Machado: Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya gurdatela. Nietzsche, tan iconoclasta del cristianismo y tan crtico con los telogos, nos ayuda a replantear el concepto de verdad, cuando afirma:
Qu es, entonces, la verdad? Una hueste ambulante de metforas, metonimias y antropomorfismos: en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas potica y retricamente y que, despus de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, cannicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que hemos olvidado lo que son; metforas desgastadas que han perdido su capacidad de conmover los sentidos, monedas que han perdido su troquelado y ya no son consideradas como monedas, sino como metal. (1980: 9-10)
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La bsqueda de la verdad no debe hacernos olvidar que en el origen de la teologa no se encuentra un sistema rgido de verdades, sino una experiencia religiosa, y que el grado ms elevado, sublime, la quintaesencia de la experiencia religiosa es la experiencia mstica, que es indecible, inexpresable. La teologa que mejor conviene a esa experiencia es la apoftica, la negativa, que es la que cultivaron los msticos y que desemboca en ese no s qu que queda balbuciendo de Juan de la Cruz. La bsqueda de la verdad no debe hacernos olvidar que el lenguaje ms propio de las religiones y tambin de la teologa es el smbolo, que como dijera Paul Ricouer, da qu pensar. Escribe Rahner al respecto:
La teologa entera no puede concebirse a s misma sin ser esencialmente una teologa del smbolo, aunque en general se preste poca atencin () a ese carcter fundamental suyo Una simple ojeada a los enunciados dogmticos en el mbito total de la teologa muestra cunto necesita sta el concepto de smbolo. (300)
El smbolo es el lenguaje de los msticos (Tamayo, 2004: 168-169). Y con los smbolos, las imgenes. La religin, deca Hegel, es la verdad en imgenes. Esta expresin puede aplicarse a la teologa. Los conceptos sin imgenes resultan estriles. La teologa debe ser, por tanto, metafrica, iconogrfica, cargada de imgenes, de muchas imgenes, cuidando que las imgenes no se confundan con la realidad y la profundidad de Dios. Universalidad desde la perspectiva intercultural e interreligiosa Y la pretensin de universalidad? Creo que es tan legtima como la pretensin de verdad. La persiguen todas las ciencias, las humanas y las sociales, las naturales y las formales. Tambin la filosofa y la teologa. Pero generalmente suele ser una universalidad impuesta por una cultura, una filosofa y una teologa hegemnicas, por un lenguaje e incluso una lengua dominantes, por una cosmovisin, en nuestro caso, la occidental, que no es universal, sino local, y ni siquiera la mayoritaria. Sin embargo, da la imagen, totalmente distorsionada, de que es universal porque cuenta con un podero militar todopoderoso y puede ocupar la Tierra entera en segundos, porque posee un podero econmico capaz de someter a dos terceras partes de la humanidad a situaciones infrahumanas de vida, porque cuenta con una tecnologa punta, porque tiene espacios de influencia, medios de comuni-
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cacin, y ahora las llamadas autopistas de la informacin, para hacer ver que es universal. Si la teologa quiere tener pretensiones de universalidad no puede seguir funcionando con el registro de una sola cultura, de una religin, de un solo lenguaje y de una sola cosmovisin. Eso sera imperialismo teolgico, cultural y filosfico. No puede seguir con el discurso de la inculturacin de las dcadas anteriores, que era una nueva forma, quizs ms sutil, de colonialismo teolgico. Tiene que desarrollarse y articularse en perspectiva intercultural, interreligiosa e interespiritual. Occidente no es la cuna de la filosofa ni tiene el monopolio de la racionalidad, como tampoco es el depositario de los tesoros culturales de la humanidad, ni su teologa puede arrogarse el papel de intrprete nica de la ley natural. El cristianismo no es la religin nica, universal, fuera de la cual no haya salvacin ni liberacin. La salvacin y la liberacin precisan de todas las religiones. La teologa cristiana no es la nica teologa. Todas las religiones elaboran sus teologas y tienen su propia gramtica, su propia metodologa, su propio sistema. Y deben dialogar entre s. Las religiones no dan la salvacin; son caminos que pueden llevar a la salvacin, a la liberacin integral de la humanidad. En esa direccin estamos trabajando una serie de telogos y telogas de distintas tradiciones culturales, religiosas y espirituales para elaborar una teologa interreligiosa e intercultural de la liberacin, cuyo Primer Simposio ha tenido lugar los das 11 y 12 de julio en Barcelona, en el marco del Parlamento de las Religiones del Mundo. Intra e interdisciplinariedad La teologa no agota la reflexin sobre Dios, ni el estudio de las religiones en general o de cada religin en particular. No abarca todos los campos de anlisis de realidad religiosa, que resulta inabarcable. Es un camino ms en la aproximacin a la experiencia de lo sagrado, no el nico. Acostumbro a definir la teologa, con Jacques Pohier, como un saber parcial sobre un objeto parcial. Y as es (cfr. Tamayo, 2004: 178). La teologa tiene que dialogar, e incluso confrontarse con otras ciencias o disciplinas que tambin se ocupan de Dios, del Absoluto, de lo sagrado, desde otros mtodos. La actitud de los telogos y las telogas ante otras disciplinas que se mueven en el mismo mbito ha de ser de modestia y de apertura.
JUAN JOS TAMAYO A.
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La teologa es un gnero literario que tiene sus propias reglas de juego o, si se prefiere, una disciplina con su propio estatuto de autonoma. Es por expresarme en trminos de Wittgenstein un juego de lenguaje, que como todo juego de lenguaje tiene su Sitz im Leben y su propia gramtica. Pero, a su vez, est dentro de una amplia red de comunicacin con otras disciplinas: sociologa, economa, politologa, antropologa cultural, ecologa, etc. La apertura de la teologa se extiende tambin, y de manera prioritaria, a las diferentes disciplinas que se ocupan del estudio de la religin: filosofa de la religin, fenomenologa de la religin, historia de las religiones, sociologa de la religin, psicologa de la religin, antropologa religiosa, etc. En el dilogo hay que incluir a las ciencias de la naturaleza y de la vida (bio-loga, bio-tica, bio-gentica), que ayudan a descubrir la comunin del ser humano con el cosmos, con todos los seres vivos, la relacin-religacin no opresora entre ser humano-seres vivos, entre ser humano-cosmos. El principio-vida constituye el horizonte comn de estas ciencias y de la teologa. Y junto con la interdisciplinariedad, la intradisciplinariedad, el dilogo permanente, no puramente protocolario, como corresponde a la relacin entre colegas, sino exigente, crtico y autocrtico entre los cultivadores de las distintas disciplinas teolgicas, discusin e interpelacin mutua entre colegas: exgesis, teologa sistemtica, historia de la iglesia, antropologa teolgica, teologa moral. Visin holstica de la realidad Tenemos una visin parcelada de la realidad. La especializacin y la divisin del trabajo intelectual llevan derechamente a compartimentar la realidad. Una prueba de ello es la rgida distincin entre ciencias del espritu y ciencias de la naturaleza, y la utilizacin de distintas metodologas para unas y otras: la comprensiva para las primeras, la explicativa, para las segundas. Este dficit se aprecia tambin en las teologas de la liberacin, las teologas de las religiones, las teologas feministas y la teologa poltica, que han desprivatizado la fe y la teologa, hablan de la liberacin, incluso de la liberacin integral, pero en ella slo incluyen a la humanidad. En su idea de liberacin no entra el cosmos, la naturaleza, los seres vivos no humanos, a quienes se considera un apndice. La mayora de ellas son antropocntricas
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e incluso androcntricas, y viven bajo la dependencia del modelo cientficotcnico de desarrollo. A corregir este dficit vienen la teologa ecolgica (Boff, Moltmann) y la ecofeminista (R. M. Ruether Radford). La visin holstica no debe confundirse con una especie de amor sentimental por la naturaleza, ni pretende eliminar las diferencias entre los seres humanos y otras formas de vida, sino comprender que su pobre e insignificante existencia est inserta en la inmensidad de todo lo que existe y de todo lo que deviene (Teilhard de Chardin, citado por McFague, 1994: 28). El ecosistema del que formamos parte es un todo: rocas aguas, atmsfera, suelo, plantas, animales y seres humanos interactan de modo dinmico, apoyndose mutuamente, y hacen insostenible cualquier pretensin de defender un individualismo atomista (ibdem). El sufrimiento no slo afecta al ser humano. Tambin la Tierra sufre. Bloch habla del grito del pobre y del grito de la Tierra. Paul Knitter se refiere al sufrimiento humano y al sufrimiento medio-ambiental.
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HACIA
Llegamos as a la pregunta por el sujeto en esta nueva concepcin y prctica de la teologa. Coincido con Metz en la necesidad de una nueva teologa poltica del sujeto. Ahora bien, dicha teologa debe superar una serie de limitaciones que han caracterizado las diferentes tendencias filosficas, teolgicas, religiosas, culturales y sociales. Ms all del sujeto burgus y del individualismo Es necesario superar, en primer lugar, el proceso de privatizacin y de aburguesamiento al que la Ilustracin someti a la religin y a la teologa, y tambin al sujeto teolgico. La modernidad fue poco cuidadosa con el fenmeno religioso, ya que vio en l slo supersticin, fraude de los sacerdotes, legitimacin de la violencia, alianza con el poder, etc., y no fue capaz de detectar su dimensin revolucionaria-liberadora, como ya observ agudamente el filsofo de la esperanza Ernst Bloch. Lo privado-burgus, al que redujo el sujeto religioso la Ilustracin, no puede ser el sujeto de la nueva teologa. Hay que ir ms all de la religin y de la teologa burguesas.
Es necesario superar, igualmente, la interpretacin existencial en clave personal-individual del mensaje cristiano llevada a cabo por Bultmann en su programa de desmitologizacin, que tiene una comprensin individualista de la existencia humana, de la historia, de la salvacin y de la revelacin. Hay que superar, en tercer lugar, el individualismo neoliberal, que niega los vnculos sociales, comunitarios, entre los seres humanos, a quienes reduce a mnadas, no reconoce ms derechos que los individuales, y elimina del horizonte los valores comunitarios, como el bien comn, la solidaridad, el compartir. Sujeto solidario En la religin bblica el ser humano es sujeto como hombre y mujer, a imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 26-28); sujeto que en el caminar por la historia se torna pueblo, no individuo aislado. La categora antropolgica hebrea fundamental es la personalidad corporativa. Las experiencias de solidaridad y antagonismo de liberacin y angustia compartidas con otros sujetos, pertenecen por principio a la constitucin del sujeto religioso. (Metz: 76). La solidaridad universal es la forma en que estos sujetos existen ante Dios y por Dios. La fe religiosa, la esperanza en el Dios liberador, el amor a Dios y al prjimo, componentes fundamentales de la religin bblica, no son accesorios ornamentales de lo humano, sino elementos de la construccin del sujeto, de los sujetos, como comunidad que ha de luchar por su liberacin y contra el sistema esclavista faranico. La religin no es necesariamente opio, alienacin. Puede ser, en palabras del Marx joven, el suspiro, el grito, de la criatura oprimida y la protesta contra la opresin, el corazn de un mundo sin corazn, el espritu de un mundo sin espritu. En el Nuevo Testamento el sujeto religioso se constituye en el seguimiento de Jess, pero no como seguidor aislado, sino como miembro de su movimiento igualitario, fraterno y sororal, de seguidores y seguidoras y como testigo de la resurreccin. Tras la experiencia de la resurreccin, el sujeto religioso se constituye como comunidad de creyentes que se rene para la oracin, partir el pan, compartir los bienes. El sujeto de la fe es la persona: la decisin de creer y de seguir a Jess es personal, libre e intrasferible: Si quieres, puedes seguirme. Pero el yo
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como hermano, hermana, como sujeto solidario, segn la parbola del buen samaritano.
Sujeto de la praxis El sujeto religioso no es un mero espectador pasivo que se instala cmoda y acrticamente en la realidad, incluso bajo la cruz de Cristo, como observara George Bernanos. Es actor, sujeto de la praxis, trasformador de la realidad. As se manifiesta en las distintas tradiciones bblicas. Dios se revela en el xodo con palabras y con hechos, como histrico, como libertador; a travs del anuncio de la promesa de salvacin, que hace realidad en la historia. Los distintos cdigos hebreos poseen una orientacin inconfundiblemente humanitaria y una perspectiva utpica: defensa de los derechos de las viudas, los hurfanos, los extranjeros, proteccin de los derechos de los trabajadores al descanso y al salario, liberacin de los esclavos y descanso de la tierra. En la tradicin proftica el sujeto religioso se construye a travs del conocimiento de Dios, que consiste en practicar la justicia (Jeremas), y a travs de la prctica de la religin, que no consiste en ayunos, fiestas, novilunios, sacrificios de cebones, actos, sino en practicar el derecho y hacer justicia en los tribunales; hacer el bien, evitar el mal; compartir el pan con el hambriento y el vestido con el desnudo; liberar a los cautivos y abrir las prisiones; practicar la misericordia y no los sacrificios. Eso es lo que agrada a Dios: Misericordia quiero, no sacrificios. (Os) El Nuevo Testamento muestra cmo Jess de Nazaret se va haciendo persona creyente, sujeto de fe a travs de una doble experiencia perfectamente armonizada: relacin personal, directa, paterno-materno-filial, con Dios, como sujeto de fe, sujeto religioso, que le lleva a realizar prcticas de liberacin. La subjetividad de Jess de Nazaret, criterio de reconstruccin de los sujetos La subjetividad de Jess de Nazaret es el punto de partida para la reconstruccin del sujeto teolgico. Jess de Nazaret es un ser histrico, no mtico,
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sujeto creyente, persona de fe (antes que objeto de fe, una de las grandes aportaciones de la cristologa actual) en la tradicin de sus padres y madres (patriarcas, Abrahn, Isaac y Jacob; matriarcas, Raquel Sara); libertadores y libertadoras; profetas y profetisas; mrtires; sabios y sabias. Cree con una fe crtica (del poder, de las instituciones, de las autoridades religiosas, del templo, del sacerdocio, de los sacrificios), no crdula (supersticiosa, mgica, ingenua), desde la experiencia de la libertad. Realiza prcticas de liberacin. Por eso lo mataron. Y Dios lo rehabilita resucitndolo. Sujetos cristianos en la historia La subjetividad de Jess de Nazaret contina en sus seguidores a lo largo de la historia, los sujetos cristianos, presentados como modelos, coherencia entre creer y vivir, referentes de conducta por sus actitudes evanglicas, por su praxis liberadora. Mrtires cristianos: ejemplo de lucha contra la idolatra del Imperio Romano, que es y acta como la encarnacin del mal y de resistencia de la comunidad ante el poder opresor. Confesores: testigos de la fe, en un imperio cristiano, que definen como el gran latrocinio. Remiten al Evangelio como norma de vida. Ejercen la denuncia proftica del poder imperial dictatorial, de la riqueza de la Iglesia: Atanasio, Juan Crisstomo (desafa a la corte de Constantinopla y muere en el exilio). Monjes del desierto: soledad, desierto, lugar de purificacin, de deslegitimacin del cristianismo oficial. Mujeres cristianas que optan por la virginidad porque prefieren vivir el Evangelio en libertad al servicio de los dems que vivir sometidas a la autoridad patriarcal. Reformadores religiosos y fundadores de rdenes mendicantes: Domingo de Guzmn, Francisco de Ass; testimonio de pobreza y desprendimiento. Heterodoxos como Wicleff o Jon Hus; algunos ejecutados. Msticas y msticos, muchos de ellos considerados herejes, y algunos llevados a la hoguera: Hildegarda de B., Margarita Porete, Hadewij de
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Amberes, Mechtild de Magdeburgo, Teresa de Jess; Juan de la Cruz, Eckhardt, Tauler, etc. Reformadores protestantes: Lutero, Zwinglio, Calvino. Cristianos comprometidos en la lucha por la libertad frente al absolutismo y las dictaduras, y por la liberacin de los oprimidos. Las caractersticas que dichos sujetos tienen en comn son las siguientes: experiencia religiosa profunda de encuentro con Dios, de relacin con Jess; testimonio y ejemplaridad de vida; pobreza y desprendimiento en solidaridad con los pobres; gratuidad; dimensin comunitaria, carcter utpico, trabajo por un mundo mejor
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BIBLIOGRAFA
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