Familia y Sociedad
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DE
A NTROPOLOG A
C U LT U R A
CR ISTI A NAS
C U A D E R N O H U M A N I T A S No 2 6
Familia y Sociedad
CARDENAL ANGELO SCOLA
JULIO 2012
HUMANITAS
Revista de Antropologa y Cultura Cristianas Publicacin trimestral de la Pontificia Universidad Catlica de Chile La revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinin pblica en general, de un rgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectora N 147/95, visto 2). DIRECTOR Jaime Antnez Aldunate COMIT EDITORIAL Hernn Corral Talciani Samuel Fernndez Eyzaguirre Gabriel Guarda, O.S.B. Ren Millar Carvacho Pedro Morand Court Ricardo Riesco Jaramillo Francisco Rosende Ramrez Juan de Dios Vial Correa Juan de Dios Vial Larran Arturo Yrarrzaval Covarrubias SECRETARIA DE REDACCIN Marta Irarrzaval Zegers CONSEJO DE CONSULTORES Y COLABORADORES Presidente Honorario: S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errzuriz Ossa Hctor Aguer, Anselmo lvarez, O.S.B., Carl Anderson, Andrs Arteaga, Francisca Alessandri, Antonio Amado, Felipe Bacarreza, Jean-Louis Brugus, O.P., Rocco Buttiglione, Massimo Borghesi, Carlos Francisco Cceres, Cardenal Carlo Caffarra, Cardenal Antonio Caizares, Jorge Cauas Lama, Guzmn Carriquiry, William E. Carroll, Alberto Caturelli, Cesare Cavalleri, Fernando Chomali, Francisco Claro, Ricardo Couyoumdjian, Mario Correa Bascun, Francesco DAgostino, Adriano DellAsta, Vittorio di Girolamo, Carmen Domnguez, Jos Manuel Eguiguren, Carlos Jos Errzuriz, Jess Colina, Luis Fernando Figari, Juan Ignacio Gonzlez, Stanislaw Grygiel, Gonzalo Ibez Santa-Mara, Ral Hasbun, Henri Hude, Jos Miguel Ibez, Ral Irarrzabal, Lydia Jimnez, Paul Johnson, Jean Laffitte, Nikolaus Lobkowicz, Alfonso Lpez Quints, Alejandro Llano, Ral Madrid, Javier Martnez Fernndez, Patricia Matte Larran, Carlos Ignacio Massini Correas, Mauro Matthei, O.S.B., Cardenal Jorge Medina, Livio Melina, Augusto Merino, Dominic Milroy, O.S.B., Antonio Moreno Casamitjana, Fernando Moreno Valencia, Rodrigo Moreno Jeria, Jos Miguel Oriol, Francisco Petrillo, O.M.D., Bernardino Piera, Aquilino Polaino-Lorente, Rodrigo Polanco, Cardenal Paul Poupard, Javier Prades, Dominique Rey, Florin Rodero L.C., Alejandro San Francisco, Romano Scalfi, Cardenal Angelo Scola, David L. Schindler, Josef Seifert, Gisela Silva Encina, Robert Spaemann, Paulina Taboada, William Thayer Arteaga, Olga Ulianova, Luis Vargas Saavedra, Miguel ngel Velasco, Juan Velarde Fuertes, Anbal Vial, Pilar Vigil, Richard Yeo, O.S.B., Diego Yuuki, S.J.
ndice
Presentacin I. Lo propio de la familia II. Un lugar educativo insustituible III. La familia frgil IV. La familia como tema econmico V. Conciliacin entre la casa y el trabajo VI. Polticas sociales para la familia VII. Relaciones entre las generaciones VIII. La ocupacin en familia
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Las fotografas incluidas en esta edicin corresponden a escenas del VII Encuentro Mundial de las Familias que tuvo lugar en Miln. (30.V.12 - 03.VI.12)
HUMANITAS
HUMANITAS (ISSN 07172168) recoge los trabajos de sus colaboradores regulares, nacionales y extranjeros. Asimismo, de otros autores cuya temtica resulta afn con los objetivos de esta publicacin. Toda reproduccin total o parcial de los artculos publicados por HUMANITAS requiere de la correspondiente autorizacin, a excepcin de comentarios o citas que se hagan de los mismos. Suscripciones y correspondencia: HUMANITAS, Centro de Extensin de la Pontificia Universidad Catlica de Chile, Av. Libertador Bernardo OHiggins 390, 3er piso, Santiago, Chile. Telfono (562) 354 6519, E-mail: humanitas@uc.cl, www.humanitas.cl Suscripcin anual, $28.000; estudiantes, $18.000. Valor por ejemplar, $7.000.
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Presentacin
on ocasin del VII Encuentro Mundial de las Familias que tendra lugar en la ciudad de Miln entre el 30 de mayo y el 3 de junio recin pasados, el arzobispo de esa importantsima arquidicesis que fundara San Ambrosio e ilustrara San Carlos Borromeo, S.E. el Cardenal Angelo Scola, que oficiara de anfitrin de miles de familias llegadas de todo el mundo, public en la prensa local una serie de diez reflexiones con el fin de contribuir a la preparacin del pueblo lombardo en general al magno evento. Son diez breves escritos que en un lenguaje plenamente accesible al pblico de la calle repasan, en forma muy clara y concisa, las temticas que en todo momento acuden a la mente del hombre contemporneo cuando ste piensa u oye hablar de la familia, una realidad a la que toda persona se encuentra en definitiva anclada de una u otra forma. Una lectura amena y a la vez esencial nos lleva as desde la identidad propia de la familia, pasando por su rol educativo, sus actuales fragilidades, sus implicancias econmicas, a los puentes entre hogar y trabajo y entre diferentes generaciones, para concluir en las polticas que la sociedad debe tener en cuenta al considerar ste, su ncleo bsico.
HUMANITAS agradece al autor, Cardenal Angelo Scola, que haya escogido a este medio para la difusin en lengua castellana del presente ensayo, tanto en Chile como en los pases que hablan nuestro idioma. Esta iniciativa refuerza un antiguo lazo de amistad que nos une al autor, quien ha pertenecido, desde su fundacin, al Consejo de Consultores y Colaboradores de HUMANITAS, Revista de Antropologa y Cultura Cristianas de la Pontificia Universidad Catlica de Chile, y ha enriquecido siempre sus pginas con muy valiosas colaboraciones. Revista HUMANITAS
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o faltan en nuestros das estudios sobre la familia que documentan hasta qu punto es un bien efectivo, encontrable de forma emprica y prctica en toda sociedad. Por ejemplo, el cuarto informe realizado en 2009 sobre los valores de los europeos (European Values Studies) evidencia que la familia es considerada como muy importante por un porcentaje relevante de la poblacin (el 84% de la media entre todos los pases, el 91% en Italia), colocndose en el primer lugar en 46 pases de 47. Est por encima de aspectos centrales de la vida social como el trabajo, las relaciones de amistad, la religin, el tiempo libre y la poltica, que se valoran de forma diferente en los diversos contextos. Otros datos, como los del ISTAT (Instituto Italiano de Estadstica), hablan de un incremento de aquellos ncleos familiares que no superan las tres personas, as como del aumento de las parejas de hecho y de los llamados single. Estas cifras, si bien describen la tendencia general, nos plantean un interrogante crucial: cules son las caractersticas constitutivas Estas cifras, nos de una familia? No a cualquier forma de convivencia se le puede plantean un interrogante llamar familia. Para evitar confusiones, hace falta que a cada cosa crucial: cules son las caractersticas le corresponda un nombre preciso. Lvi-Strauss hablaba de la unin socialmente aprobada entre un constitutivas de una hombre, una mujer y sus hijos como un fenmeno universal, presente familia? No a cualquier en todos y cada uno de los tipos de sociedad. Esta importante forma de convivencia se afirmacin indica la existencia de una suerte de universal social le puede llamar familia. y cultural que seala el propium (lo propio) de la familia. Creo Para evitar confusiones, que este dato sigue siendo actual y que no puede ser desmentido hace falta que a cada de forma razonable. Puede expresarse de muchas maneras, as ha cosa le corresponda sido en el pasado y as seguir siendo en el futuro. Sin embargo, un nombre preciso. estas formas slo son familia si conservan todos los elementos del proprium indicado por el clebre antroplogo francs. Cules son? La familia pone en evidencia el vnculo de pertenencia que se instaura entre los sujetos que la componen: el hombre, la mujer y sus hijos. Es esa forma especfica de sociedad primaria lo que une y lo que de hecho permite un desarrollo armnico de las diferencias constitutivas del ser humano -la diferencia sexual entre el hombre y la mujer, as como las diferencias entre las distintas generaciones (abuelos, padres, hijos). Podemos decirlo de otro modo: la familia est formalmente instituida para dar forma social a la diferencia sexual en cuanto generadora de vida. La identidad de la persona est estrechamente ligada tanto a la presencia de la pareja generadora como a la historia de las generaciones de las cuales es expresin. ste es un dato constante, comn a toda experiencia familiar, y no se trata de un
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dato puramente biolgico. De hecho, en la biologa de la generacin est inscrita la genealoga de la persona (Juan Pablo II). La relacin t-yo cotidiana y estable que pasa a travs de las relaciones primarias que se viven en la familia favorece tambin La familia, es esa forma el crecimiento equilibrado de la persona. En esto radica la fuerza especfica de sociedad dramtica de la familia: en que constituye para cada hombre, en primaria lo que une y lo que de hecho permite sus aspectos positivos y negativos, el lugar privilegiado para acoger un desarrollo armnico y desarrollar la propia identidad personal. El reconocimiento de la familia como relacin especfica entre de las diferencias los sexos y las generaciones implica ese pacto social y pblicamente constitutivas del ser humano -la diferencia alcanzado entre dos personas de sexo opuesto que es el matrisexual entre el hombre y monio. Ese pacto afecta tambin a generaciones distintas, hijos y la mujer, y las diferencias padres, abriendo paso a la genealoga-estirpe paterna y materna. La autoconciencia del hombre, incluso de forma inconsciente, entre las distintas generaciones (abuelos, se apoya por tanto en un vnculo y en una pertenencia originaria padres, hijos). Podemos en la que es posible volver a encontrarse en todo momento. La familia as entendida se difunde en la sociedad no como decirlo de otro modo: la un bien privado sino como un autntico y verdadero bien comn: familia est formalmente instituida para dar forma saca a la luz la intrnseca naturaleza relacional de la experiencia social a la diferencia humana. En este sentido, pertenencia familiar y pertenencia sosexual en cuanto cial se interrelacionan y remiten la una a la otra: la relacin entre generadora de vida. las dos desarrolla la confianza entre los sujetos y la capacidad de cooperar responsablemente al bien comn en un incesante intercambio recproco. Reconocer a la familia como sujeto social es uno de los desafos cruciales a los que se enfrenta nuestra sociedad individualizada y fragmentada.
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ormalmente, la familia comunica, casi por smosis, la experiencia moral elemental. Desde que nace, toda persona, mediante el bien primario que son los afectos, es reconocida como tal la sonrisa de la madre al nio le dice: es bueno que t existas y proyectada hacia el futuro con una promesa de cumplimiento. Una promesa de la que nace una tarea que se desempea en las relaciones interpersonales y en el intercambio generacional. stos son los tres factores inseparables, reconocimiento-promesa-tarea, decisivos para la Hoy, sin embargo, existencia de todo hombre. estas capacidades de Se hace as del todo razonable que el Compendio de la doctrina la familia, mediante social de la Iglesia defina la familia como una comunidad de amor las cuales la persona y de solidaridad insustituible para la enseanza y transmisin de florece, parecen estar los valores culturales, ticos, sociales, espirituales y religiosos, sometidas a discusin. esenciales para el desarrollo y bienestar de los propios miembros y de la sociedad (n. 238). Hoy, sin embargo, estas capacidades de la familia, mediante las cuales la persona florece, parecen estar sometidas a discusin. El informe El desafo educativo del Comit del Proyecto Cultural de la CEI ha analizado esta tendencia y arroja luz sobre la dramtica emergencia educativa que se vive dentro y fuera de la familia, en los distintos contextos sociales. La familia, de
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hecho, se enfrenta cada da a situaciones de riesgo que exigen poner sobre la mesa todos sus valores y recursos personales y relacionales. Pero stos no siempre estn fcilmente disponibles dentro del contexto social fragmentado en que estas familias viven. El riesgo se presenta tal vez bajo la forma de desafo, unido a menudo a la necesidad de conciliar familia y trabajo, que obliga a los progenitores a inventar continuamente nuevas soluciones sensatas y sostenibles en la gestin de su tiempo. La necesidad de hacer frente a situaciones sociales de resultados tan inciertos no debe desanimar: de hecho confirma la urgencia de la misin educativa. Aunque a veces parece una empresa imposible, esto interpela a la familia precisamente en su esencia: dar vida no slo biolgica sino completamente humana a una nueva persona, a una nueva generacin. Cmo sostener a las familias para que asuman esta misin La familia, de hecho, se enfrenta cada da a que no implica slo el mbito familiar sino que incide en la vida situaciones arriesgadas buena de la sociedad entera? Siendo, sobre todo, conscientes de que los nios son siempre que exigen poner sobre la mesa todos sus valores hijos, es decir, generados, y que el nexo con sus padres (los geney recursos personales radores), as como los vnculos familiares e intergeneracionales, y relacionales. Pero son por lo tanto originarios y constitutivos. Para los padres, para stos no siempre estn los abuelos y para toda la familia, de hecho, cada hijo es especial, fcilmente disponibles aunque est menoscabado fsica o intelectualmente. En esta perspectiva, el valor aadido de la familia es el de gedentro del contexto social fragmentado en nerar humanizando, ofreciendo a los hijos el sentido de su unicidad que estas familias viven. dentro de una pertenencia significativa, vivida da tras da. En otras palabras, la familia, seno insustituible en que se genera la identidad y madura la humanidad de los pequeos, es un recurso imprescindible para la sociedad. Dada la amplitud y profundidad de la tarea que le espera, a la familia no se la puede dejar sola: conseguirlo o no marca la diferencia respecto a la vida buena de la sociedad. En este sentido, urge que est acompaada por otros actores que, reconociendo su valor educativo primario, establezcan entre ellos un pacto. Pienso en una alianza educativa en la cual los sujetos educadores familia, escuela, grupos y comunidades puedan actuar conjuntamente segn una lgica de subsidiariedad. Sus papeles son distintos, pero el objetivo una humanidad potenciada y un crecimiento de personalidades libres y firmes es compartido.
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on cada vez ms numerosas las familias que estn conociendo la pobreza. Quienes pagan la cuenta ms subida de la crisis son hoy y de manera creciente sobre todo las parejas con ms de dos hijos. Esto confirma el hecho de que traer hijos al mundo constituye un riesgo en trminos de monto de las cuentas econmicas familiares. Sin embargo, junto a esta categora tradicional de pobreza, existe una relativamente nueva, constituida por las familias con un solo Junto a esta categora progenitor, generadas por separaciones y divorcios. Segn los tradicional de pobreza, expertos, en estas familias la incidencia de la pobreza absoluta existe una relativamente ha aumentado de manera preocupante, pasando de 4 a 7% en un nueva, constituida por lapso de apenas cuatro aos. En ninguna otra tipologa familiar las familias con un solo ha aumentado en esa proporcin la condicin de necesidad. Ade- progenitor, generadas ms, estamos ante una pobreza con ms caras, no slo de medios por separaciones y econmicos, sino tambin de relaciones, salud, vivienda y recursos divorcios. En estas educativos y laborales. familias la incidencia de Ciertamente, ninguna familia est inmune ante el riesgo de la pobreza absoluta ha enfermedad: de hecho, en toda relacin familiar, la confianza y la aumentado de 4 a 7% justicia conviven con su opuesto. En una sociedad como la nuestra, en un lapso de apenas a menudo confundida en cuanto a lo fundamental, las relaciones, cuatro aos. sobre todo de carcter bsico, presentan cierta cuota de falta de confianza, injusticia y prevaricacin. Sin embargo, una debida consideracin de la totalidad de factores en juego confirma que los costos ms onerosos son pagados por las dos categoras recin sealadas: familias numerosas y familias con un solo progenitor. En gran medida hay en ellas
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una pobreza mucho ms amplia, ms all de lo puramente econmico. Los expertos de hecho tambin sealan cmo el 17% de las primeras y el 15% de las segundas son pobres de acuerdo con otras acepciones. En particular, en las familias en que ha habido una separacin o un divorcio, el costo es principalmente pagado por los hijos. La separacin, un hecho afectivamente bastante doloroso, altera considerablemente el orden familiar. Para los hijos adems es traumtico, ya que implica un sufrimiento significativo y una necesidad de cambio a nivel afectivo y de organizacin. No obstante, el nfasis recientemente puesto en la capacidad de los hijos, no slo de resistir y enfrentar hechos traumticos, sino claramente de salir adelante reforzados, aunque es imposible medir el tema del sufrimiento de quienes experimentan la separacin de los padres. En situaciones como stas, de crisis y fractura, qu caminos pueden recorrerse para tratar de poner fuera de peligro los vnculos familiares? Ciertamente es preciso que los adultos asuman su decisiva responsabilidad con la generacin de sus hijos. La separacin, que siempre es una derrota, puede visualizarse en algunos casos como la ratio extrema del amor. sta ciertamente sigue reconociendo en el vnculo matrimonial todo su peso y lo respeta en toda su profundidad, acepLas familias en que ha tando con dolor la imposibilidad de la convivencia de los cnyuges, habido una separacin sin excluir jams la posibilidad de reconciliacin. En este caso, se o un divorcio, el costo ayuda a los hijos a comprender que el cansancio y la debilidad del es principalmente pap y la mam no son ms fuertes que la unin de ambos de la pagado por los hijos. cual ellos han recibido la vida. La separacin, un Todo esto es ms arduo en el caso del divorcio, que niega de hecho afectivamente hecho la capacidad de los esposos de permanecer unidos para bastante doloroso, altera siempre, apuntando por el contrario hacia una opcin existencial de considerablemente el anulacin de los vnculos. orden familiar. Ciertamente, no decimos todo esto para emitir un juicio sobre los individuos en particular: el Hijo de Dios no vino a condenar, sino a salvar, y su Iglesia slo quiere defender y promover el amo hermosor. Para el cristiano, toda la vida es vocacin. Cada relacin y cada circunstancia vividas en la verdad son parte del diseo de Dios en nosotros. Constituyen un camino de la relacin con l. Tambin dentro de la injusticia, que t experimentas como incomprensible e inaceptable, debida a la infidelidad del marido o de la esposa, Jess te renueva el ofrecimiento, como lo hizo con Pedro: T me amas?. Te pide proseguir en la experiencia del amor. Te ofrece un slido apoyo, para que, aun cuando la relacin termine, no termine el matrimonio. De hecho, el matrimonio no puede reducirse a la relacin con el marido o con la esposa. A menudo hay hijos y all siempre est presente la iniciativa de Dios a la cual los cnyuges han adherido de manera libre y pblica. Ciertamente, la infidelidad del marido o la esposa transforma en muy dolorosa la fidelidad de quien se mantiene firme, pero desde cierto punto de vista no la afecta, y ms bien la hace ser an ms necesaria y refuerza en ella la libertad. Y para quines no creen en Jesucristo? Hay una invitacin a considerar atentamente cmo la experiencia humana del amor como tal exige el para siempre. Lo deca Shakespeare: El amor no es amor si decae cuando el otro se aleja.
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trabajan en la casa o fuera de la misma, cunto tiempo y con qu modalidades. Para dar carcter substancial a esta libertad, es justo examinar, como afirman los expertos, los efectos de decisiones polticas alternativas, tanto en el mbito fiscal (eximir de impuestos el trabajo femenino, aplicar a la tributacin individual correctivos que consideren las cargas familiares?), como en el mbito socio-asistencial (licencias paternas, guarderas infantiles, etc.?) Sin embargo, sera bastante peligroso analizar las distintas soluciones con una visin miope, es decir, en un horizonte de libertad puramente individualista. La dimensin econmica de la familia conduce tambin a reconocerla como el lugar en el cual se generan los llamados recursos humanos, no donde se reproduce la especie humana, sino donde realmente se educa en plenitud para La dimensin econmica el florecimiento de lo humano. No son suficientes la comida, la de la familia conduce vivienda y algunas formas de adiestramiento para salir adelante tambin a reconocerla sin ayuda ajena con el fin de constituir una persona ntegra, unida como el lugar en el cual en s misma, capaz de custodiar y generar relaciones: lo humano de se generan los llamados hecho florece en su constante tender ms all. Qu desarrollo, que recursos humanos, progreso seran posibles sin una verdadera ocupacin al respecto? El hecho de pertenecer a la red familiar constituye un factor donde realmente se educa en plenitud para decisivo de desarrollo econmico y empresarial, de gran performance el florecimiento en el sistema educativo, de reduccin de la tasa de participacin de lo humano. en redes criminales, etc. Lo documentan innumerables estudios vinculados con los contextos ms diversos. La familia constituye adems el lugar donde es posible convivir con la incertidumbre y, especialmente, la pesada incertidumbre de nuestros tiempos de rpida transformacin. Es de vital importancia poder contar con la solidaridad entre las generaciones, tanto en las economas de ingresos altos como en los contextos de pobreza. Esto es vlido tambin para nuestra Italia, que es al mismo tiempo un pas con una tasa de natalidad sumamente baja y un bajo nivel de ocupacin femenina. No por azar, a diferencia de lo que se cree comnmente, hay una correlacin positiva entre ambos datos! Este hecho, por s solo, seala la importancia de enfocar la familia y la cuestin femenina en una perspectiva de relaciones y no con el estereotipo de perspectivas individualistas con el cual normalmente se considera. No aluden adecuadamente a la persona quienes no la conciben como yo-en-relacin.
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madres, sino de compatibilizar la vida de las familias con el mundo laboral. Cada familia es un complejo sistema intergeneracional, un pequeo mundo sostenido y constituido por vnculos cargados de sentido y exigencias bastante concretas. Esto requiere apoyar la libertad de eleccin, que siempre necesita nuevos equilibrios flexibles. Para producir ese tan necesario capital social, la familia reEst bien la igualdad de quiere ser puesta en condiciones de ejercer de la mejor manera sus oportunidades, est bien propias responsabilidades afectivas, laborales, sociales y cvicas. generar ms empleos Est bien la igualdad de oportunidades, est bien generar ms y trabajo; pero si todo empleos y trabajo; pero si todo esto no se encuentra dentro de un esto no se encuentra horizonte ms amplio, en funcin del bienestar de la familia y del dentro de un horizonte apoyo de su tarea generativa-educativa y de cuidado intergenerams amplio, en funcin cional, se traducir inevitablemente en un malestar social. del bienestar de la Los dos fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia, familia y del apoyo de subsidiaridad y solidaridad, son claves preciosas tambin para su tarea generativa- interpretar la relacin familia-trabajo. En esta lnea, es deseable educativa y de cuidado una renovada teologa del trabajo que ilumine y profundice el intergeneracional, significado del mismo en la vida cristiana y determine el vnculo se traducir fundamental que existe entre el trabajo y la familia, y por consiinevitablemente en un guiente el significado original e insustituible del trabajo de la casa malestar social. y la educacin de los hijos (Familiaris Consortio n. 23 y Laborem Exercens n. 19). Es necesario por lo tanto reconsiderar la conciliacin entre familia y trabajo como una decisiva tarea social, que interpela y valoriza a una pluralidad de actores (Estado, mercado, mbito privado social y familias), reconociendo el aporte de cada uno en la delicada tarea de equilibrar los tiempos de la vida cotidiana.
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s posible promover el bienestar de la persona individual sin considerarla dentro de sus relaciones familiares? Para llevar una vida buena, en cada uno de nosotros esas relaciones constituyen una referencia inevi- Hoy la familia no table. Ciertamente, se trata de relaciones constitutivas: mientras goza de la necesaria ms autnticas y serenas sean, ms rica y realizada ser la vida consideracin y a veces del individuo. Escriba Juan Pablo II en Familiaris Consortio: Las su naturaleza solidaria relaciones entre los miembros de la comunidad familiar estn inspiradas se estrella contra el y guiadas por la ley de la gratuidad que, respetando y favoreciendo muro del irreflexivo en todos y cada uno la dignidad personal como nico ttulo de valor, se individualismo hace acogida cordial, encuentro y dilogo, disponibilidad desinteresada, postmoderno. Adems, el Estado y las instituciones servicio generoso y solidaridad profunda (n. 43). Sin embargo, hoy la familia no goza de la necesaria considera- pblicas carecen de cin y a veces su naturaleza solidaria se estrella contra el muro del estrategias y polticas irreflexivo individualismo postmoderno. Adems, el Estado y las sociales que apoyen instituciones pblicas carecen de estrategias y polticas sociales que concretamente la vida de la familia como tal. apoyen concretamente la vida de la familia como tal. Los gobiernos no promueven los brotes de vida buena que florecen a partir de las relaciones de parentesco, porque la familia se considera una especie de joint venture de carcter estrictamente privado.
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No se ve que hay una gran interdependencia entre el bienestar individual y familiar. Si se debilita la familia, no slo se resienten los individuos, sino toda la comunidad. Los vnculos se deshacen. Con esto se ve afectada la cohesin social, un objetivo al mismo tiempo tan expuesto en palabras y tan difcil de alcanzar en los hechos. La necesidad urgente de polticas sociales para la familia es aclamada con frecuencia, pero cuando rara vez se pone en ejecucin, se reduce a intervenciones sectoriales. Se dirige a sujetos individuales y enfrenta problemas que sin duda abordan a la familia, pero no la ven como una comunin de personas. Pueden producir la ilusin de interesarse seriamente en la unidad familiar, pero en realidad proceden de manera cumulativa. Sin embargo, la familia no es una suma algebraica de personas y problemticas; es raz y fruto de un dilogo incesante entre sus miembros, y slo podr sostenerse mediante polticas intersectoriales que superen la lgica de la contraposicin. Por ejemplo, sera restrictivo reducir la poltica familiar Sera restrictivo reducir a intervenciones de lucha contra la pobreza, y una necedad no conla poltica familiar a siderar familiares las polticas dirigidas a los menores, al trabajo intervenciones de lucha o a los ancianos: todo esto tiene que ver con la familia. Todos los contra la pobreza, y una factores, si estn interconectados armnicamente, alcanzan el objenecedad no considerar tivo principal consistente en reforzar las relaciones familiares, sin familiares las olvidar jams que stas se articulan en dos directrices: las relaciones polticas dirigidas a los entre los sexos y entre las generaciones. menores, al trabajo o a Una familia con capacidad y recursos para responder a sus prolos ancianos: todo esto pias necesidades y consciente de su propio rol fundamental en el tiene que ver mbito social es una fuente insustituible de progreso social. ste es con la familia. el significado ltimo del principio de subsidiaridad. Como ha reiterado recientemente Benedito XVI, celebrando el 30 aniversario de la Enciclica Centesimus Annus (15 de octubre de 2011): La familia, de mero objeto pasa a ser sujeto activo y capaz de recordar el rostro humano que debe tener el mundo de la economa. Dos problemas cruciales merecen hoy especial atencin: la equidad fiscal y la conciliacin entre familia y trabajo. Un sistema fiscal equitativo en relacin con las familias afectar inevitablemente a intereses y mbitos actualmente muy deformes y distanciados unos de otros. Es urgente, por ejemplo, dejar directamente en manos de las familias parte de los recursos fiscales, apostando por su capacidad de autogestin. En el terreno de la conciliacin entre familia y trabajo, en el cual ya nos hemos detenido, la valerosa opcin de dejar ms tiempo para las familias puede reducir los conflictos conyugales, incentivar los nacimientos y favorecer la productividad. Polticas familiares ya impostergables representaran una sana intencin de confianza en el futuro.
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a familia siempre ha sido el lugar privilegiado del encuentro entre las generaciones. En el curso de las ltimas dcadas, los cambios demogrficos, verdaderos desafos para los pases occidentales, han modificado los trminos de ese encuentro, volvindolo problemtico. Es conveniente adems advertir que ya las dos preposiciones en y contra (N. T.: en italiano contro) con las La familia siempre ha cuales se forma la palabra indican su doble valor de aproximacin sido el lugar privilegiado y oposicin. del encuentro entre Como se sabe, en las sociedades avanzadas ha cambiado el las generaciones. tamao de las familias, siendo por ejemplo en Italia de 2,4 miemEn el curso de las bros por cada ncleo familiar. Sin embargo, al mismo tiempo en ltimas dcadas, los ellas se registra la presencia de ms generaciones, aun cuando no cambios demogrficos, convivan bajo el mismo techo. verdaderos desafos para Las investigaciones llevadas a cabo indican que las familias los pases occidentales, multigeneracionales, en las cuales los individuos y las generaciones han modificado los comparten un mayor nmero de aos de vida, constituyen redes trminos de ese de apoyo tanto visibles como latentes. Se activan con frecuencia encuentro, volvindolo en momentos crticos y representan el horizonte en el cual los problemtico. miembros de la familia organizan la vida y definen sus propios objetivos. Los vnculos generados en esas familias han adquirido un significado y una importancia crecientes. Pienso especialmente en la figura de los abuelos, que entre nosotros, como en todas las sociedades europeas, ayudan a enfrentar las exigencias
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familiares. Esto implica a menudo, sobre todo para las abuelas de 50 a 65 aos de edad, un compromiso en un mayor nmero de frentes. Al trabajo domstico y en casos cada vez ms frecuentes al propio trabajo profesional, se agrega el cuidado de los nietos y de los padres/suegros ancianos y frgiles. Estoy profundamente convencido de que el aporte de los abuelos, al apoyar a los padres en sus tareas con los hijos, es precioso no slo en trminos de consumo de tiempo y energas al producirse situaciones de emergencia imprevistas (cuando los nietos se enferman o cuando el tiempo en la escuela de los nios no cubre todo el tiempo laboral de los padres), sino sobre todo por el patrimonio de experiencia educativa que ellos ponen a su disposicin. He podido constatar, por ejemplo, sobre todo en las visitas pastorales, que los nios pequeos adquieren sentido del dolor y de la muerte en mayor grado de parte de los abuelos que de los Esto implica a menudo, padres, y esto no es cosa menor. sobre todo para las La dedicacin de los abuelos a los nietos (sobre todo cuando abuelas de 50 a 65 aos son pequeos) es un don que permite mantener la relacin entre de edad, un compromiso las generaciones en una perspectiva de gratuidad. Es un recurso en un mayor nmero de decisivo para el bienestar de la sociedad civil. frentes. Al trabajo Es importante, por este motivo, que la peticin de los hijos no se domstico y en casos transforme en exigencia y el don de los abuelos no pida compensacada vez ms frecuentes cin. Si as ocurre, las relaciones adquieren un carcter ambivalente al propio trabajo o ambiguo, y el precioso intercambio entre las generaciones corre profesional, se agrega el riesgo de transformarse en un don envenenado. el cuidado de los nietos Sin desconocer el alcance de estos riesgos, es innegable en todo y de los padres/suegros caso que los vnculos intergeneracionales asumen una importancia ancianos y frgiles. esencial para la construccin de la identidad personal, familiar y por tanto social. Permiten transmitir, a travs de la cadena de las generaciones, el patrimonio (material y espiritual, es decir, de smbolos y valores) y la historia de la familia. A travs del don entre las generaciones es posible reconstruir el rbol genealgico (que no se reduce, evidentemente, a un grfico lo ms preciso y detallado posible). Con profunda agudeza, Juan Pablo II afirmaba que en la biologa de cada hombre est inscrita su genealoga (ver Carta a las familias, 9). Es ste un bien que manifiesta el aporte imprescindible de la familia en la sociedad. Se advierte una vez ms que la familia no puede ser reducida a un contrato privado entre los cnyuges. Las instituciones deben decidirse a apoyarlos con determinacin mediante opciones polticas iluminadas y valerosas.
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frgiles. El ejercicio del cuidado recproco construye paulatinamente las relaciones y las consolida en el tiempo; por el contrario, la imposibilidad o la incapacidad de ocuparse del otro conduce desgraciadamente a experimentar, incluso en los ncleos familiares, una especie de vnculo des-esperante, es decir, destructor de esperanza. Si bien la inclinacin a ayudar y sostener es propia de ambos sexos y no disminuye al aumentar la edad como lo demuestra el hecho de que el ao 2012 se titul Ao europeo del envejecimiento activo y de la solidaridad entre las generaciones las investigaciones tienden a mostrar un claro predominio de tareas de atencin confiadas a la responsabilidad de las mujeres, sobre todo de madres. Dada su La Sabidura de la inclinacin tpicamente femenina a ocuparse de los dems, suelen Escritura advierte: lograr con frecuencia activar una compleja y virtuosa red de atenHonra a tu padre con ciones y asistencia tanto a los hijos que viven con la familia como todo tu corazn y no a los adultos jvenes que han salido de su casa y a las parejas jolvides los dolores de venes. Necesitan, sin embargo, a su vez sentirse apoyadas por una tu madre. Recuerda relacin de pareja fuerte y solidaria, por un amor que las satisfaga que gracias a ellos plenamente y les d seguridad y capacidad para llevar fuera de los has nacido, cmo les confines familiares esta preciosa tendencia al don. En caso contrario, pagars lo que han el peso de la tarea supera sus recursos, las oprime y les impide una hecho por ti? libre entrega voluntaria. La modalidad exquisitamente familiar no burocrtica ni formal (Si 7, 27-28) del intercambio de ayuda y apoyo se inserta en tejidos comunitarios y circuitos relacionales ms amplios. Llega as a adquirir notable relevancia tambin a nivel social, dados los beneficiosos efectos producidos, sobre todo en el mbito de la solidaridad, entre las distintas generaciones. Por lo tanto, es fcil intuir la importancia extrema que tiene para la sociedad en general el hecho de que las relaciones familiares reciban un apoyo adecuado y competente. Como ya he escrito a propsito de polticas familiares, un welfare comunitario maduro debera saber reconocer en la familia un sujeto capaz de acciones de relevante validez social. Por consiguiente, debera ejercer en relacin con la misma las debidas funciones de subsidiaridad.
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en el pas extranjero puede ser determinante, la organizacin familiar misma, con su capacidad de abordar las diferencias, de acoger la novedad de los distintos mbitos de vida y de integrarlos con los sistemas de valores preexistentes, representa un paso decisivo hacia esta meta. Esta organizacin facilita el despliegue de las formas de mediacin en las cuales se basan los procesos de inculturacin y proporciona las premisas indispensables para una convivencia pacfica, en un mismo territorio limitado, de individuos de distinto origen tnico. Si por consiguiente se contribuye a conciliar, con la mayor coherencia posible, los proyectos migratorios con las exigencias bsicas de los ncleos familiares, se desprendern indudables ventajas para la totalidad del tejido civil. Por otra parte, las relaciones efectivas entre las familias de inmigrantes y los contextos sociales de los pases de acogida no deben evaluarse de manera demasiado simplista. Consideremos al respecto una variable importante, Analizando la historia constituida por las religiones. Investigaciones de los aos 2009 y de las migraciones, 2010 nos indican que entre los migrantes que han llegado a Italia, los resultados de el componente musulmn representa el 28,2%, el catlico el 25,7% investigaciones y el ortodoxo el 24,6%. Ahora bien, ciertamente las familias pro calificadas nos llevan venientes de culturas y sociedades no occidentales pueden seguir a constatar que la experimentando la fascinacin de los valores de referencia de sus integracin se facilita comunidades de origen y permanecer sujetas a una gran presin cuando se trasladan por sus cdigos y sus normas tradicionales de vida. Es igualmente las familias unidas y no cierto, en todo caso, que a menudo estn en condiciones de modelar individuos solos. activamente estas influencias y decidir, dentro de cierto margen, cmo insertarlas dentro del universo de valores que caracteriza su nueva existencia cotidiana. Las dinmicas de interaccin se perciben entonces en su complejidad: las familias pueden llegar a ser puentes fundamentales entre los migrantes y las culturas que las acogen o reducirse a ser fortalezas impermeables a todo tipo de dilogo. Sealo por ltimo slo dos desafos ms, comprometedores y urgentes, que nuestro pas pronto deber enfrentar: la reconstitucin de los ncleos familiares de migrantes y la incorporacin de sus generaciones jvenes en la sociedad italiana. Tambin en este caso solamente puede desearse que se eviten soluciones precipitadas y simples. Mediante una elaboracin de intervenciones y medidas de apoyo adecuadas, la familia, deber valorizarse como un sujeto activo de la vida buena.
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a familia no me canso de repetir es la primera escuela de comunin, de relaciones regidas por el principio de gratuidad y la lgica del don. Este dinamismo a menudo se expande hasta constituir una red. Se trata, en la mayora de los casos, de realidades que han surgido espontneamente desde abajo, a partir de los mismos ncleos familiares, que advierten la necesidad de reunirse para compartir y enfrentar algunas de sus necesidades bsicas, desde las ms simples e inmediatas, como acompaar a los hijos a la escuela o a las mil actividades en las La familia, es la primera cuales participan, o pasarse la ropa que pronto sobrepasa la talla escuela de comunin, de de los nios, hasta las ms urgentes, como la preciosa confrontacin relaciones regidas por el educativa, cuando los hijos se escapan, o el apoyo medicinal principio de gratuidad cuando la unidad entre los cnyuges es sometida a dura prueba o y la lgica del don. Este se destruye. A partir de esta solidaridad espontnea florecen formas dinamismo a menudo se expande hasta constituir de asociacin organizadas. Ciertamente, en el tejido social italiano, son cada vez ms nu- una red. merosas las asociaciones promovidas y coordinadas por familias. stas se comprometen sobre todo en defensa de sus derechos: procuran sensibilizar en esta direccin a la sociedad, a las instituciones y a la opinin pblica, y sostener sus posiciones dentro del debate cultural y poltico con el fin de que sean debidamente consideradas. En el mbito educativo, el asociacionismo familiar acompaa todas las fases del ciclo de vida a travs de una variedad multiforme de servicios: cursos para las parejas jvenes, asistencia competente para los padres, actividades escolares y formativas para los menores, oportunidades recreativas y de apoyo dirigidas a los ancianos. Existen adems otras organizaciones, como, por ejemplo, el Forum delle Associazioni Familiari,
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presente con exponentes e iniciativas en todas las regiones de Italia, que practican formas de coordinacin ms articuladas, en contextos territoriales ms amplios, en condiciones de incorporar recursos numricamente ms significativos, para obtener mayor relevancia a nivel social y poltico. Disponiendo de ayuda intrafamiliar y extrafamiliar, las asociaciones proyectan y realizan intercambios recprocos, satisfaciendo no slo exigencias relacionales, sino llegando adems a generar formas de bienestar concreto: quienes se adhieren a las mismas pueden recibir algo que no posean, convirtindose a su vez en productores de bienes beneficiosos para los dems. Esas formas de apoyo recproco, en las cuales se comparten los afanes y los frutos de la cooperacin (no es inadecuada la comparacin con las Sociedades de apoyo mutuo nacidas en el seno del Movimiento Catlico hace ms de un siglo), contrastan con la difusin de cierta mentalidad individualista, valorizando las potencialidades y las cualidades de cada individuo y promoviendo la participacin como protagonista ms que la espera en forma pasiva o resignada de intervenciones asistenciales provenientes de niveles superiores. Se establecen as vnculos de colaboracin y atencin recproca, que amplan las relaciones de solidaridad ms all de los lmites de la familia, conservando no obstante su estilo especfico. Podramos identificar sumariamente algunos rasgos caracteEl asociacionismo rsticos: la estabilidad en el tiempo; la debida consideracin de las familiar asume por distintas exigencias de cada persona; la distincin de roles y tareas tanto un rol activo en sobre la base de la identidad, la edad y las inclinaciones naturales la sociedad civil y la de los individuos; la atencin prestada con realismo a los datos de enriquece con valores la vida cotidiana, y por ltimo la gran flexibilidad de la cual son alternativos frente capaces las familias ante los cambios. a aquellos basados El asociacionismo familiar asume por tanto un rol activo en puramente en el la sociedad civil y la enriquece con valores alternativos frente a rendimiento y la utilidad. aquellos basados puramente en el rendimiento y la utilidad. Se comprueba aqu claramente un importante dato de hecho que demasiado a menudo tendemos a olvidar: no hay oposicin entre el bien personal y el bien pblico, as como entre los derechos del individuo y los derechos de la comunidad; por el contrario, estn de tal manera interrelacionados que toda accin en desmedro o en beneficio de los primeros slo puede producir efectos igualmente negativos o positivos en los segundos. Orientndose hacia una solidaridad inclusiva e invirtiendo con este fin tiempo, bienes y energas los vnculos familiares resultan ser fecundos, ya que generan relaciones ms amplias y virtuosamente constructivas. Es la gran vocacin de las familias, las cuales precisamente como portadoras de su irreductible identidad estn llamadas a no cerrarse dentro de lmites estrictamente autorreferenciales, sino a dar testimonio de algo que las supera, que est ms all. Bonum diffusivum sui, decan los antiguos. Una verdadera experiencia de amor y fraternidad slo puede expandirse. En trminos cristianos, se llama testimonio. Y como recuerda el Papa, el testimonio es el medio con el que la verdad del amor de Dios llega al hombre en la historia, invitndolo a acoger libremente esta novedad radical. En el testimonio Dios, por as decir, se expone al riesgo de la libertad del hombre (Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, 85).
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CUADERNOS HUMANITAS
Cuaderno N 1
Cuaderno N 2 Cuaderno N 3 Cuaderno N 4 Cuaderno N 5 Cuaderno N 6 Cuaderno N 7 Cuaderno N 8 Cuaderno N 9 Cuaderno N 10 Cuaderno N 11 Cuaderno N 12 Cuaderno N 13 Cuaderno N 14 Cuaderno N 15 Cuaderno N16 Cuaderno N 17 Cuaderno N 18 Cuaderno N 19 Cuaderno N 20 Cuaderno N 21 Cuaderno N 22 Cuaderno N 23 Cuaderno N 24 Cuaderno N 25 DISPUTATIO FAMILIA Y DIVORCIO: EL DERECHO POSITIVO INTERROGA A LA LEY NATURAL FECUNDACIN ASISTIDA. EL HIJO: UN PROYECTO A CONSTRUIR O UN DON PARA ACOGER? HACIA UNA AUTNTICA EDUCACIN SEXUAL Cardenal Alfonso Lpez Trujillo EL FEMINISMO, DESTRUYE LA FAMILIA? Jutta Burggraf ESPIRITUALIDAD CONYUGAL EN EL CONTEXTO CULTURAL CONTEMPORNEO Angelo Scola LIBERALIZACIN DE LA DROGA? Documento del Consejo Pontificio para la Familia Separata Humanitas 8 CONSIDERACIONES HISTRICAS Y JURDICAS EN TORNO A LA LEY DE CULTO Luis Eugenio Silva Cuevas / Jorge Precht Pizarro / Jos Luis Cea Egaa EL ESPRITU SANTO SEGN EL SCHEMA, PRESENTADO POR LOS OBISPOS CHILENOS AL CONCILIO VATICANO II Anneliese Meis IMPACTO SOCIAL DE LA MANIPULACIN GENTICA Ponencias del Seminario realizado el 6 de agosto de 1997 LA VERDAD SOBRE EL HOMBRE Monseor Antonio Moreno Casamitjana FECUNDACIN ASISTIDA. JORNADA DE ESTUDIO Y REFLEXIN Jornada convocada por el Arzobispo de Santiago, Mons. Francisco Javier Errzuriz NATURAL - NO NATURAL SON NOCIONES SIGNIFICATIVAS PARA LA MORAL? Prof. Dr. Robert Spaemann VERDAD Y LIBERTAD Joseph Cardenal Ratzinger COMENTARIOS A FIDES ET RATIO Cinco estudios sobre la encclica de S.S. Juan Pablo II acerca de las relaciones entre fe y razn PROYECTO GENOMA HUMANO Presente y perspectivas futuras EN EL JUBILEO DE LOS DOCENTES UNIVERSITARIOS DISCURSO CON OCASIN DEL OTORGAMIENTO DEL GRADO DE DOCTOR SCIENTIAE ET HONORIS CAUSA AL DR. JUAN DE DIOS VIAL CORREA FE, RAZN, Y UNIVERSIDAD EN EL PENSAMIENTO DE BENEDICTO XVI Juan de Dios Vial Larran/Enrique Barros B. Pedro Morand C. A CUARENTA AOS DE LA ENCCLICA HUMANAE VITAE A 20 AOS DE LA VISITA DEL CARDENAL RATZINGER A CHILE XXV ANIVERSARIO TRATADO DE PAZ Y AMISTAD ENTRE CHILE Y ARGENTINA SATANS Y SU OBRA Cardenal Jorge Medina Estvez UNA TEORA DE LA VERDAD (Discurso con ocasin del otorgamiento del grado de Doctor Scientiae et Honoris Causa) Juan de Dios Vial Larran LA ENCCLICA EVANGELIUM VITAE A 15 aos de su publicacin Scola/Chomali / Melina/Brugus / Vial Correa/DAgostino / Serra/Seifert REFLEXIONES SOBRE LA ENCCLICA CARITAS IN VERITATE Cardenal Angelo Scola / Pedro Morand Court / Samuel Fernndez Eyzaguirre, Pbro. / Stefano Zamagni / Cardenal Angelo Bagnasco
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