Tabaquillo (Solanum Mauritanum)
Tabaquillo (Solanum Mauritanum)
Tabaquillo (Solanum Mauritanum)
El tabaquillo, también llamado tabaco del monte, debe su nombre al parecido de sus hojas
a las del tabaco. A la simplicidad y lógica de su nombre común se contraponen sin
embargo las complicaciones de su denominación científica.
Cuando por primera vez conocí el nombre científico de esta especie, se llamaba Solanum
verbascifolium (Lombardo 1964). Años después, a través de otro libro de Lombardo
(1979), me enteré que le habían cambiado el nombre botánico, que había pasado a
llamarse Solanum mauritianum. Más recientemente me encuentro con la sorpresa –a
través del director del Jardín Botánico Carlos Brussa- que en realidad hay dos especies de
tabaquillo, muy parecidas entre sí: el Solanum mauritianum y otra a la que se asignó la
poco atractiva denominación de Solanum granuloso-leprosum. De acuerdo con Grela
(2004), ambas son “especies con distribución amplia en Uruguay”.
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Poca información documentada
La bibliografía nacional ofrece poca información acerca del tabaquillo y casi toda ella en
gran medida basada en los aportes de Lombardo (1979). Este autor dice que el tabaquillo
(S. mauritianum/verbascifolium) “generalmente se desenvuelve como un arbusto o
arbolito de 2-4 metros, pero puede tener individuos excepcionales que alcancen a 6-7
metros de altura y tronco de 30 cms. de diámetro”.
En materia de estudios de campo, solo me fue posible hallar tres referencias sobre
Solanum verbascifolium (Berrutti y Majó 1981, Sganga et al 1984 y Porcile 1988) y dos
sobre Solanum mauritianum (Firpo et al 1997 y Major y Torighelli 1987). Sin embargo,
la única información que aportan es que en todos los casos se trata de una especie poco
frecuente.
El tabaquillo parece prestarse muy bien para adornar jardines y parques. Sus hojas verde
grisáceas, sus flores liliáceas con centro amarillo y sus frutos amarillos resultan muy
decorativos.
Merece también resaltar que su follaje parece cambiar de color a lo largo del día (del
verde al gris y al plateado), dependiendo de la inclinación de los rayos solares. Es de hoja
persistente, copa redondeada y sus flores y/o frutos están presentes en el árbol durante
muchos meses. Si bien florece durante gran parte del año, he observado que parece tener
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dos floraciones bien definidas: la principal ocurre a mediados de octubre (con frutos que
maduran en diciembre-enero), y una segunda en marzo-abril (con maduración de frutos
en agosto-setiembre).
Algunos aspectos a tener en cuenta se refieren al tipo de sombra que aporta (una media
sombra poco densa) y que sus hojas no oponen resistencia al viento.
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Otro aspecto interesante es aportado por Sánchez (2007), quien lo incluye entre los
“árboles y arbustos de bajo consumo en agua” para un “modelo de jardinería que busca
fundamentalmente el ahorro de agua”.
Aparte de los frutos que caen por gravedad cerca del árbol, el tabaquillo se disemina
fundamentalmente gracias a las aves, que consumen sus frutos y luego van “sembrando”
las semillas con sus deyecciones. Para tener idea acerca de la capacidad sembradora de
las aves, es importante saber que cada fruto contiene más de 100 semillas y que un solo
arbolito puede producir centenares de frutos. En el caso concreto de mi jardín
montevideano, la paloma de monte (Columba picazuro) es la principal consumidora de
frutos del tabaquillo. En diciembre y enero no hay mañana ni tarde en la que no se
encarame al árbol y se engulla enteros al menos 5 frutos en unos pocos segundos. Si no
consume más es simplemente por ser un ave muy desconfiada, que huye al menor
movimiento de personas en el jardín. Es interesante señalar que aunque el piso esté
cubierto de frutos caídos, esta paloma prefiere consumir los que están en el árbol a pesar
de que, dado su gran peso en relación al grosor de las ramillas donde se encuentran los
frutos, debe hacer uso de sus dotes de equilibrista para lograr acceder a los frutos. Solo
cuando comienzan a escasear en el árbol opta por comer frutos del suelo.
Como aspecto curioso, vale la pena mencionar que he hallado en el suelo frutos que
parecen pelados a cuchillo (sin haber podido identificar al animal/ave/insecto responsable
de ello).
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Especie colonizadora
Quizá por ello es una especie de vida corta. Si bien no encontré datos sobre su longevidad
en nuestro país, en Nueva Zelanda comienzan a morir “rama por rama” a partir de los 15
años (New Zealand s.f.).
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Forma de cultivo
La solución que encontré es muy sencilla: se colocan los frutos en un colador de malla
fina, a éste bajo un chorro de agua y con los dedos se van separando las semillas (la
sustancia adhesiva del fruto se disuelve fácilmente en agua). Luego se dejan secar las
semillas y se guardan para su posterior siembra. Sin embargo, es aconsejable sembrarlas
lo antes posible, ya que (al menos en mi experiencia), pierden su poder germinativo al
cabo de algunos meses.
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La semilla germina antes de pasadas dos semanas de su siembra y la planta emerge del
suelo con la cáscara de la semilla envolviendo a los cotiledones al extremo del tallo (foto
abajo).
Una vez que las plántulas tienen varias hojas se las puede trasplantar a macetas
individuales para facilitar su posterior crecimiento. En la foto (arriba) se observa que si
bien tiene una larga raíz, también tiene raicillas a nivel del suelo.
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Crecimiento diferente y rápido
La razón por la que parece más apropiado definir al tabaquillo como arbolito y no como
arbusto es que desarrolla un fuste principal bien definido, que comienza a bifurcarse o
trifurcarse a partir del metro y medio (o más). A partir de allí comienza el mismo proceso
de crecer a partir de la bifurcación para nuevamente bifurcarse o trifurcarse. Lo mismo
sucede con todas las ramas, que luego de desarrollar cierto largo se dividen en dos o tres
ramas. No todas las ramas crecen igual, sino que en general una de las dos o tres en que
se divide crece más que las otras y es frecuente que una de las tres eventualmente se
seque. El resultado final es un tronco principal más o menos bien definido (no demasiado
recto) y una copa amplia compuesta por numerosas ramas.
La medición del volumen de este segundo ejemplar (que incluyó la totalidad de las
ramas), se hizo en el invierno de 2006 y dio los siguientes parámetros:
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- diámetro a m. 1,30 del suelo: 8 cms
- volumen total: m3 0,030950
Es decir, que mientras el diámetro creció 3 cms. (lo que de por si indica un crecimiento
bastante rápido), el volumen total se multiplicó por más de 3, lo que muestra que gran
parte del crecimiento se concentra en el conjunto de ramas y no en el tronco principal y
que por tanto su crecimiento total demuestra ser aún más rápido.
Para tener una idea gráfica de ese tipo de crecimiento concentrado en el follaje, en la
medición del 2006 la sumatoria total del largo del fuste y de todas las ramas arrojó la
cifra de 33 metros, en tanto que en la medición del 2007 ¡dio un total de 130 metros!
En el momento actual (enero 2008) su altura total es de unos 6 metros, con una copa de
alrededor de 4 metros de diámetro.
A mediados de enero de 2008 tenía 4 fustes, tres de los cuales con alturas de m. 2,27,
2,25 y 1,06 y un cuarto fuste trifurcado a 1,96 de altura, cuyas tres ramitas adicionales
medían m. 0,35, 0,28 y 0,26. El diámetro a la altura pecho de los cuatro rebrotes oscilaba
entre 1-1,5 cms (fotos en la página siguiente).
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Además del crecimiento, lo que más llama la atención es el tamaño de las hojas, mucho
mayores a las del árbol adulto (ver hojas de ambos en la foto siguiente) y el hecho de solo
mantener las “estípulas” (hojitas axilares) en las partes más altas de los rebrotes.
Aparte de las aves, el tabaquillo provee de alimento a una serie de insectos, el principal
de los cuales (al menos en mi jardín) es una pequeña oruga de cabeza negra, con la
primera mitad del cuerpo verdosa y la segunda blancuzca (foto a la izquierda), que
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consume partes de sus hojas, a la vez que las retuerce para cobijarse en su interior (foto
central) y para pasar al estado de crisálida (foto a la derecha).
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También he podido observar en el tabaquillo a una especie de chinche y a un insecto
parecido a una cochinilla, así como dos especies de arañas y una de hormigas.
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A nivel del suelo he observado también a
unas pequeñas hormigas negras saliendo de
adentro del fruto maduro, así como
acarreando semillas al hormiguero.
A pesar de que algunas fuentes citan al tabaquillo como especie melífera (Schvartzman y
Santander 1995; Montagnini et al 2006) en el caso de mi jardín no he podido constatar
que ello sea cierto y apenas he visto a algún mangangá libando ocasionalmente en sus
flores.
Su madera es blanca, con tintes amarillentos y liviana aunque compacta. Parece tener
cierta tendencia a rajarse
longitudinalmente.
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enseguida de cortado, pero se vuelve más difícil a medida que pasa el tiempo. Sin
embargo, una vez que la madera está bien seca, la corteza se despega sola de la madera
(en la foto se puede también ver la rajadura longitudinal).
De acuerdo con Madagascar (s.f.), sus hojas frescas sirven para lustrar pisos de parquet.
Al respecto hice un ensayo lustrando con las hojas una fuente de madera. Al pasarla por
la madera la hoja va emitiendo un líquido verdoso que penetra en la madera dejándola
lustrada.
Según la misma fuente, las cenizas de las hojas son usadas en Madagascar para la
fabricación de jabón.
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Tóxico y a la vez medicinal
En Argentina (s.f.) se dice que “Los frutos son utilizados como calmantes y las hojas
como antiinflamatorio externo en medicina popular” y que en esta especie “se ha
detectado un alcaloide, la solasodina”. Este alcaloide es el responsable de que tanto los
frutos (que tienen un alto contenido de solasodina) como otras partes de la planta sean
tóxicos (Wikipedia s.f.).
Sin embargo, la solasodina también tiene utilidades y a ese respecto Vieira (1999), dice
que de las 1.100 especies de Solanum sudamericanas, S. mauritianum está entre las
especies con mayor contenido de solasodina y que “los alcaloides esteroideos de las
Solanáceas son compuestos de mucho interés farmacológico como materiales iniciales
para la síntesis de compuestos esteroideos tales como esteroides anticonceptivos y
corticosteroides”. Vieira agrega que la “Solasodina es un químico análogo a la diosgenina
y puede ser un sustituto para este medicamento” (traducción propia del original en
inglés). En sus ensayos, Vieira obtuvo la solasodina de los frutos verdes del tabaquillo.
Por otra parte, una fuente (Madagascar s.f.) afirma que sus “cenizas son ricas en
carbonato de potasio y en nitrato de potasio, que sirven para curar la hipotensión y para el
tratamiento de úlceras estomacales” (traducción propia del original en francés).
Una información interesante es aportada desde la Isla de la Reunión por Lavergne (2004),
quien fue informado por un agricultor de una de las islas que se podían usar las hojas de
este arbolito como papel higiénico y que de esa forma desaparecían las hemorroides en
tres días. Lavergne sugiere, como método alternativo, hervir las hojas y luego hacer
baños de asiento con el líquido resultante.
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Especie invasora fuera del país
La razón por la cual hay información sobre esta especie en lugares tan remotos como las
citadas islas Madagascar y Reunión, es que el tabaquillo es una especie invasora. Si bien
es originaria del sur de Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay, fue introducida a países
tan distantes como Portugal, Sudáfrica, Australia, Estados Unidos y Nueva Zelanda,
donde es considerada una plaga que invade los ecosistemas nativos.
Una posible explicación es que en nuestro país existen especies de seres vivos (animales,
insectos, hongos) que la mantienen bajo control, en tanto que esas especies no existen en
Sudáfrica. Tal hipótesis se fortalece con el hecho de que mientras en Uruguay es raro ver
hojas que no hayan sido al menos parcialmente comidas por algún insecto, en Sudáfrica
las hojas aparecen perfectas. Lo mismo se puede decir con respecto al aspecto general del
arbolito, que en Sudáfrica se ve mucho más rozagante y fuerte que en Uruguay.
En resumen, que como con tantas de nuestras plantas, el tabaquillo es más conocido en el
exterior que en Uruguay. El objetivo central de este artículo es entonces ayudar a hacerlo
conocer en su país de origen.
Ricardo Carrere, enero 2008
Fuentes citadas
- Alonso Paz, Eduardo & Bassagoda, María Julia (1999).- Los bosques y matorrales
psamófilos en el litoral platense y atlántico del Uruguay. Comunicaciones Botánicas del
Museo de Historia Natural de Montevideo 6 (113)
- Firpo, G., Muñiz, W., Pepe, N. y Píriz, A. (1997).- Estudio fitosociológico del monte
nativo “Gruta de los Helechos”, Departamento de Tacuarembó. Montevideo, Facultad de
Agronomía
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- Grela, Iván (2004).- Geografía florística de las especies arbóreas de Uruguay:
propuesta para la delimitación de dendrofloras. Montevideo, Ministerio de Educación y
Cultura - Universidad de la República, PEDECIBA
- Lombardo, Atilio (1979).- Los árboles cultivados en los paseos públicos. Montevideo,
IMM.
- Porcile, Juan (1988).- Los bosques nativos en el área Valizas - Cabo Polonio, I -
Descripción preliminar. Montevideo, Dirección Forestal, División Investigación y
Tecnología
- Sánchez, José Manuel (2007).- Árboles y arbustos de bajo consumo en agua: un mundo
de posibilidades. Seminario Jardinería pública y sostenibilidad. Nuevos retos para el siglo
XXI. Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Cuenca. 12-14 septiembre 2007
http://www.arrakis.es/~aepjp/Arboles%20y%20arbustos%20poco%20consumo%20de%2
0agua.pdf
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- Schvartzman, Jose y Santander, Víctor (1995).- Paraguay: Informe Nacional para la
Conferencia Técnica Internacional de la FAO sobre los Recursos Fitogeneticos (Leipzig,
1996). Asunción
http://www.fao.org/ag/agp/AGPS/Pgrfa/pdf/paraguay.pdf
- Vieira, R.F. (1999).- Conservation of medicinal and aromatic plants in Brazil. p. 152–
159. In: J. Janick (ed.), Perspectives on new crops and new uses. ASHS Press,
Alexandria, VA.
http://www.hort.purdue.edu/newcrop/proceedings1999/v4-152.html#solanum
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