Ritual de Difuntos
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Difuntos
P. Amado Ruíz Gordón
Ritual de Difuntos
Para el uso de esta parte del manual del Agente de Religiosidad Popular
en situación de acompañar la muerte de un ser querido, es necesario
conocer las partes en que se divide.
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1. HOJA EXPLICATIVA
A la hora de realizar esta celebración de los muertos hay que tener en
cuenta algunos elementos que nos pueden ayudar para una mejor cele-
bración:
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5. Es bien importante tener bien claro que las interpretaciones que se
hagan tienen que tener rasgos liberadores y no de opresión ni de
sometimiento en la gente.
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2. RITUAL DE MUERTOS
Nuestros antepasados tenían muy bonitas costumbres con los muertos.
Algunos todavía las conservamos.
Las cenizas eran llevadas a la vivienda del difunto y con ella se hacía un
signo de dos líneas: una raya, de oriente a poniente, que representa al
dios sol, que es vida, que sale del oriente y se oculta en el poniente. Y la
otra raya de norte a sur señala los pasos del ser humano.
Sobre su tumba ponen la flor que más se parece al dios Tonatiuh, dios
que daba vida. Esta flor es el zempasuchitl
¿Por qué esperaban 9 días para enterrarlo? Porque según sus creencias,
El número 1 era Cielo, el número 2 era Tierra, el número 3 era Aire. El
aire era como la escalera para subir al cielo. Cuando había mucho aire:
3+3+3 = 9, era más fácil pasar de la tierra al cielo.
Hoy día, mucha gente coloca su altar del muerto; en él colocan los ali-
mentos que le gustaban al difunto.
Hay que tener presente que el tema del kerigma lo pone el interlocutor,
no la Iglesia. La gente pone el tema y el agente de Religiosidad Popular
pone la Buena Noticia (que es lo que él espera).
Todo nos habla de una estrecha relación con ellos. Los “angelitos” del
Limbo (los no bautizados) llegan el 31 de octubre a las doce del día y se
van a la misma hora del día primero de noviembre. Los otros “angeli-
tos” llegan el día primero y se van al terminar ese día; en ese momento
llegan los difuntos, que se irán hasta las doce de la noche del día dos.
interlocutores y no destinatarios
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3. LITURGIA DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN.
(La muerte de algún vecino es una gran oportunidad para que el grupo se
relacione con familias que no asisten a las reuniones del grupo base.
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TODOS: En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CELEBRADOR: Recemos:
Ellos les dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que
vive? No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo
cuando todavía estaba en Galilea. El Hijo del Hombre debe
ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado y
resucitado al tercer día. Ellas entonces recordaron las pala-
bras de Jesús”. (Lucas 24, 1-8)
ANIMADOR: Salva, Señor, a tu hijo (a), como salvaste a Noé del dilu-
vio.
ANIMADOR: Salva Señor, a tu hijo (a), como salvaste a Moisés del po-
der del opresor.
CELEBRADOR: Recemos:
CELEBRADOR Oremos:
Padre Dios, nuestro (a) hermano (a) N…. hace muchos años
fue bautizado (a) con agua: desde ese día lleva un nombre
cristiano y es tu hijo (a). No lo desconozcas en este momen-
to, no lo rechaces.
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B) PROCESIÓN DE LA VIVIENDA AL PANTEÓN.
LECTOR: Como anhela la cierva estar junto al arroyo, así mi alma, Se-
ñor, desea estar contigo.
LECTOR: ¿Qué te abate, alma mía? ¿Por qué gimes en mí? Pon tu con-
fianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios Salvador.
GUÍA: Hermanos, en este mundo no existe nada que nos pueda hacer
felices como estar con Dios. El mismo San Agustín lo dijo: “Oh Dios, tu
nos hiciste para ti y nuestro corazón no estará tranquilo hasta que des-
canse en ti”.
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TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.
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C) EXEQUIAS EN EL PANTEÓN
Canto.
LECTOR: Lectura del Santo Evangelio según San Juan (Juan 14,1-6)
Canto.
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LECTOR: Vengan, santos de Dios: salgan a su encuentro, ángeles
del Señor.
CELEBRADOR: Oremos:
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D) ORACIÓN JUNTO AL SEPULCRO O TUMBA.
CELEBRADOR: Oremos:
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TODOS: Escúchanos, Señor.
CELEBRADOR: Oremos:
Canto.
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E) EL SANTO ROSARIO PARA DIFUNTOS
GUÍA: ¡Oh Dios! Que perdonas y deseas la salvación de todos los hom-
bres y mujeres, imploramos tu clemencia para que, por la intercesión
de María Santísima y de todos los santos concedas a tu siervo (a) N…. la
gracia de llegar a la Vida Eterna.
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PUEBLO: Amén, Jesús.
MISTERIOS GOZOSOS
(Lunes y jueves) 1
¡Oh María, estrella del mar, norte fijo de la Iglesia! Este Pa-
drenuestro y diez Avemarías te lo ofrecemos por el gozo
que tuviste cuando, naciendo de tu vientre, como de la au-
rora, el Sol de Justicia, Cristo, alumbró a los que estaban en
tinieblas; a El suplicamos que nuestro (a) hermano (a) N….
y todos aquellos que están en el purgatorio, merezcan salir
de esas tinieblas y llegar a los resplandores de su Gloria. Te
lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
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MISTERIOS DOLOROSOS
(Martes y viernes)
“No existe amor más grande que éste: dar la vida por los
amigos” (Juan 15, 13-15), había dicho Jesús. Y lo prueba su-
friendo y muriendo por nosotros en la cruz. Jesús nos dejó la
prueba más grande de su amor. Ahora depende de nosotros
saber aprovechar este amor, renunciando a nuestra vida de
pecado y tratando de empezar una nueva vida.
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MISTERIOS GLORIOSOS
(Miércoles, sábado y domingo)2
Jesús, mientras estuvo con nosotros, nos anunció la llegada del Reino
de Dios que no es otra cosa más que la vida que Dios quiere para todos
sus hijos; pero para recibir esta vida era necesario convertirnos, es decir,
abrir nuestro corazón a Dios. Hoy el sigue invitándonos a abrir las puer-
tas de nuestro corazón y de nuestras familias para que esa vida que Él
quiere para todos nosotros, la podamos disfrutar ya desde ahora.
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GUÍA: En el cuarto misterio luminoso, meditaremos LA TRANSFIGURA-
CIÓN DEL SEÑOR. (Lee Lucas 9,2-13).
OFRECIMIENTO
GUÍA: Por estos misterios santos,
de que el alma hace recuerdo,
te pedimos ¡Oh María!
con tierno y devoto pecho,
de nuestra fe sacrosanta, la conservación y aumento.
PUEBLO: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofen-
sas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos de-
jes caer en la tentación, más líbranos y guárdanos de todo mal. Amén,
Jesús.
GUÍA: Dios te salve, María Santísima, hija de Dios Padre, Virgen Purísi-
ma antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumi-
nes y el alma de nuestro (a) hermano (a) N….para que la salves, llena
eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre las mujeres y
bendito sea el fruto de tu vientre Jesús.
PUEBLO: Santa María, Madre de Dios, ruega Señora por él (ella) y por
nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén,
Jesús.
GUÍA: Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Pu-
rísima en el parto, en tus manos encomiendo mi esperanza para que
la alientes y el alma de nuestro(a) hermano (a) N…. para que la salves,
llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre las mujeres
y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús.
PUEBLO: Santa María, Madre de Dios, ruega Señora por él (ella) y por
nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
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GUÍA: Dios te salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo,
Virgen Purísima después del parto, en tus manos encomiendo mi cari-
dad para que la inflames y el alma de nuestro (a) hermano (a) N…. para
que la salves, llena eres de gracia el Señor es contigo, bendita eres entre
las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús.
PUEBLO: Santa María, Madre de Dios, ruega Señora por él (ella) y por
nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén,
Jesús.
PUEBLO: Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y pro-
mesas de nuestro Señor Jesucristo, Amén.
PUEBLO: Señor Dios, que nos dejaste las señales de tu Pasión Santí-
sima, en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo
cuando por José, fuiste bajado de la cruz; concédenos, ¡Oh piadosísimo
Señor! Que por tu muerte y sepultura santa y por los dolores y angustias
de tu Santísima Madre María, Señora nuestra, sea llevada a descansar
el alma de tu siervo (a) N…. y todos los que están en el purgatorio, a
la gloria de tu Resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre, en la
unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos de los siglos,
Amén
GUÍA: Ahora vamos a pedir a la Virgen que interceda por tu siervo (a)
N…. y por quienes se están purificando en el purgatorio, así como por
los que aún vivimos; invocándola con los títulos más bellos, que durante
siglos, el pueblo cristiano ha ido descubriendo en su honor. Pongámo-
nos todos de pie para rezar la Letanía:
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GUÍA PUEBLO
Señor, ten piedad de él (ella) Señor, ten piedad de él (ella)
Cristo, ten piedad de él (ella) Cristo, ten piedad de él (ella)
Señor, ten piedad de él (ella) Señor, ten piedad de él (ella)
Cristo, óyelo (óyela y óyenos) Cristo, óyelo (óyela y óyenos)
Cristo, escúchalo (a) o (escúcha- Cristo, escúchalo (a) o (escúcha-
nos) nos)
Dios Padre Celestial Ten piedad de él (ella o nosotros)
Dios Hijo, redentor del mundo “
Dios Espíritu Santo “
Santa Trinidad que eres un solo “
Dios
Santa María Ruega por él
Santa Madre de Dios “
Santa Virgen de las Vírgenes “
Madre de Jesucristo “
Madre de la Iglesia “
Madre de la Divina Gracia “
Madre Purísima “
Madre Castísima “
Madre Virgen “
Madre Inmaculada “
Madre Amable “
Madre Admirable “
Madre del buen Consejo “
Madre del Creador “
Madre del Salvador “
Virgen Prudentísima “
Virgen Venerable “
Virgen Laudable “
Virgen Poderosa “
Virgen Clemente “
Virgen Fiel “
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GUÍA PUEBLO
Espejo de Justicia Ruega por él
Trono de Sabiduría “
Causa de nuestra alegría “
Vaso Espiritual “
Vaso Precioso de la Gracia “
Vaso Insigne de Devoción “
Rosa Mística “
Torre de David “
Torre de Marfil “
Casa de Oro “
Arca de la Alianza “
Puerta del Cielo “
Estrella de la Mañana “
Salud de los Enfermos “
Refugio de los Pecadores “
Consuelo de los Afligidos “
Auxilio de los Cristianos “
Reina de los Cristianos “
Reina de los Ángeles “
Reina de los Patriarcas “
Reina de los Profetas “
Reina de los Apóstoles “
Reina de los Mártires “
Reina de los Confesores “
Reina de las Vírgenes “
Reina de todos los Santos “
Reina concebida sin la culpa del “
pecado original
Reina llevada al cielo “
Reina del Santísimo Rosario “
Reina de la Paz “
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GUÍA PUEBLO
Cordero de Dios, que quitas el Perdónalo (a) (perdónanos) Señor
pecado del mundo
Cordero de Dios, que quitas el Óyelo (a) (óyenos) Señor
pecado del mundo
Cordero de Dios, que quitas el Ten piedad del él (ella o nosotros)
pecado del mundo
(Se le pide a un familiar cercano (esposo (a), padres, hermanos (as), etc.)
que rece la siguiente oración:)
FAMILIAR:
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GUÍA: Si por tu preciosa Sangre, Señor lo (la) has redimido. (Se repite 3
veces)
PUEBLO: Antes bien, líbranos de todos los peligros ¡Oh Virgen gloriosa
y bendita!
PUEBLO: Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y pro-
mesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén, Jesús.
GUÍA: Oremos:
CONCLUSIÓN
GUÍA: Y ahora hermanos, antes de terminar nuestro encuentro de ora-
ción a favor de nuestro (a) hermano (a) N…. pidamos a Dios una vez
más por su eterno descanso y por las necesidades de la Iglesia y el mun-
do entero. A cada petición contestaremos todos:
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PUEBLO: Te rogamos Señor.
GUÍA: Por todos nuestros amigos y parientes difuntos, para que Dios
limpie completamente su alma de toda mancha de pecado y le conceda
el descanso eterno.
GUÍA: Por todos los que están por dejar este mundo, para que se arre-
pientan de sus pecados y entreguen su vida a Cristo, como ofrenda
agradable.
GUÍA: Por todos los que no conocen a Cristo, para que Dios mueva su
corazón y les conceda la oportunidad de conocerlo y entregarse a Él,
antes que sea demasiado tarde.
GUÍA: Por todos nosotros, para que estemos siempre preparados para
el gran encuentro con Cristo.
GUÍA: Por los pastores de la Iglesia, para que prediquen con valentía y
autenticidad la Palabra de Dios y así vayan despertando en los feligre-
ses el sentido verdadero de la vida y de la muerte.
GUÍA: Tu que has purificado a nuestro (a) hermano (a) N…. con el agua
del bautismo y lo ungiste con el óleo de la confirmación. Dígnate admi-
tirlo entre tus santos y elegidos.
GUÍA: Tu que alimentaste a nuestro (a) hermano (a) N…. con tu Cuerpo
y tu Sangre. Dígnate también admitirlo en la Mesa de tu Reino.
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F) CEREMONIA DEL LEVANTA CRUZ
(Antes de empezar el último rosario)
Hemos puesto las flores blancas en forma de cruz y una roja en el centro
como símbolo del corazón. Las flores blancas nos recuerdan a aque-
llas que la Santísima Virgen de Guadalupe dio a Juan Diego; con este
recuerdo encomendemos a nuestro (a) hermano (a) N…. a su bendita
protección de Madre.
CELEBRADOR: Los padrinos ahora harán a un lado las flores que tiene
la cruz. Con el recogedor y la escobetita, levantarán la cruz, siguiendo la
forma como nos vestirnos, se empieza por la cabeza.
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ANIMADOR: Hermanos pidamos a Dios perdón por todos los odios,
chismes, mentiras y maldad que nuestro (a) hermano (a) N…. haya co-
metido. Ojalá que a nosotros, que aún estamos con vida, no se nos ol-
vide rectificar todos estos males que sólo desunen y son algunas veces,
hasta causa de muerte.
TODOS: ¡Dulces leños de la cruz! ¡Dulces clavos! ¡Dulce el fruto que nos
dio!
(Si es posible inciensa tres veces la caja negra con la ceniza y la cera).
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4. HOJA HERMENEÚTICA.
Muchos católicos tienen la costumbre de poner a los muertos dis-
tintos símbolos que ya no entienden. La totalidad de ellos tienen
sus orígenes en las tradiciones de nuestros antepasados indíge-
nas, ellos creían en la vida después de la muerte. A esta vida no-
sotros le llamamos Vida Eterna o Estar con Dios. Vamos a explicar
algunos de estos símbolos en las siguientes páginas.
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Las velas que se ponen alrededor del cuerpo del
difunto, nuestros antepasados las ponían para
iluminar el camino que el difunto va a recorrer
hasta llegar a la otra vida. Para nosotros, la luz
de la vela significa la fe que nos alienta, la
esperanza que nos anima, pero sobre todo, la
presencia de Cristo Resucitado, luz del mundo,
que ha vencido las tinieblas del pecado.
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5. EL SENTIDO DE LA MUERTE CRISTIANA4
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
CIC 1011 En la muerte Dios llama al hombre hacia Sí. Por eso, el cristia-
no puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San
Pablo: “Deseo partir y estar con Cristo” (Flp 1, 23); y puede transformar
su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a
ejemplo de Cristo (Cf. Lc 23, 46):Mi deseo terreno ha desaparecido…;
hay en mí un agua viva que murmura y que dice desde dentro de mí
“Ven al Padre” (San Ignacio de Antioquía, Rom. 7, 2).
Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir (Santa Teresa de
Jesús, vida 1).
Yo no muero, entro en la vida (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).
CIC 575 Jesús confirma doctrinas sostenidas por los fariseos del pueblo:
la resurrección de los muertos (Cf. Mt 22, 23-34; Lc 20, 39), las formas de
piedad (limosna, ayuno y oración, Cf. Mt 6, 18) y la costumbre de diri-
girse a Dios como Padre, carácter central del mandamiento de amor a
Dios y al prójimo (Cf. Mc 12, 28-34).
CIC 632 Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según las
cuales Jesús “resucitó de entre los muertos” (Hch 3, 15; Rm 8, 11; 1 Co
15, 20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la mo-
rada de los muertos (Cf. Hb 13, 20). Es el primer sentido que dio la pre-
dicación apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la
muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de
los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena
nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (Cf. 1 P 3,18-19).
CIC 958 La comunión con los difuntos. “La Iglesia peregrina, perfec-
tamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de
Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran
piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones
`pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se
vean libres de sus pecados” (2 M 12, 45)” (LG 50). Nuestra oración por
ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su inter-
cesión en nuestro favor.
CIC 991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus co-
mienzos un elemento esencial de la fe cristiana. “La resurrección de
los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer
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en ella” (Tertuliano, res. 1.1): ¿Cómo andan diciendo algunos entre vo-
sotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de
muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nues-
tra predicación, vana también vuestra fe... ¡Pero no! Cristo resucitó de
entre los muertos como primicias de los que durmieron (1 Co 15, 12-14.
20).
CIC 1023 Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están per-
fectamente purificados, viven para siempre con Cristo. Son para siem-
pre semejantes a Dios, porque lo ven “tal cual es” (1 Jn 3, 2), cara a cara
(Cf. 1 Co 13, 12; Ap 22, 4): Definimos con la autoridad apostólica: que,
según la disposición general de Dios, las almas de todos los santos...
y de todos los demás fieles muertos después de recibir el bautismo de
Cristo en los que no había nada que purificar cuando murieron;... o en
caso de que tuvieran o tengan algo que purificar, una vez que estén pu-
rificadas después de la muerte... aun antes de la reasunción de sus cuer-
pos y del juicio final, después de la Ascensión al cielo del Salvador, Jesu-
cristo Nuestro Señor, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino
de los cielos y paraíso celestial con Cristo, admitidos en la compañía de
los ángeles. Y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucris-
to vieron y ven la divina esencia con una visión intuitiva y cara a cara, sin
mediación de ninguna criatura (Benedicto XII: DS 1000; Cf. LG 49).
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