Este documento analiza la novela Café Nostalgia de Zoé Valdés, explorando tres temas principales: 1) Cómo se representa el falocentrismo y el poder de la dictadura cubana, 2) El poder fálico en relación con las mujeres en el hogar, y 3) Diversos aspectos de la sexualidad femenina desde ángulos como la penetración y la virginidad. El autor argumenta que la novela desafía la cultura patriarcal a través de la voz femenina de la protagonista Marcela Koch.
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Este documento analiza la novela Café Nostalgia de Zoé Valdés, explorando tres temas principales: 1) Cómo se representa el falocentrismo y el poder de la dictadura cubana, 2) El poder fálico en relación con las mujeres en el hogar, y 3) Diversos aspectos de la sexualidad femenina desde ángulos como la penetración y la virginidad. El autor argumenta que la novela desafía la cultura patriarcal a través de la voz femenina de la protagonista Marcela Koch.
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Revista de Humanidades: Tecnolgico de Monterrey
Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM)
2002 Adrin Herrera Fuentes FALOCENTRISMO Y SEXUALIDAD FEMENINA EN CAF NOSTALGIA DE ZO VALDS Revista de Humanidades: Tecnolgico de Monterrey, nmero 012 Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) Monterrey, Mxico pp. 155-169
Falocentrismo y sexualidad Femenina en Caf nostalgia de Zo Valds Adrin Herrera Fuentes ITESM, Campus Monterrey El presente trabajo pretende hacer una revisin de cmo se observa el falocentrismo y el poder poltico de la dictadura cubana en la novela Caf Nostalgia, de Zo Valds. Posteriormente se revisa el poder flico en relacin con la mujer dentro del hogar, y finalmente se abordan diversos aspectos de la sexualidad femenina desde ngulos como la penetracin y el poder flico, los aspectos concernientes a la virginidad y lo referente a la relacin de dominacin entre la sexualidad masculina y la femenina. Finalmente se abordan algunas caractersticas de la escritura femenina en Caf Nostal@. This paper was written trying to review how phallic-centrism and the political power of the Cuban dictatorship is observed in the novel Caf Nostalgia, of Zo Valds. Next, the relationship between phallic power and women inside the home and, finally, various aspects of female sexuality will be approached from angels such as penetration and phallic power, aspects regarding virginity and in referente to the relation of dominance between masculine and feminine sexuality. Lastly, some characteristics of feminine writings in Caf Nostnlgiu will be approached. E n Caf Nostalgias, de Zo Valds, (1997) podemos encontrar trazos de un desafo de la cultura patriar-cala partir de la mirada femenina de Marcela. Este desafo se presenta en diversos aspectos, como por ejemplo, en lo concerniente al falocentrismo que se ejerce desde el gobierno, el poder del falo en el hogar (que, como se demostrar, no es necesariamente instrumento del hombre) y a diversos aspectos de la sexualidad femenina. Marcela Koch, protagonista de la novela, encarna una voz alternativa al discurso oficial de la vida cubana. A travs de sus vivencias, podemos ver formas reprimidas por la dictadura de Castro, ocultas a la verdad oficial, y una mutacin de la sexualidad tradicionalmente aceptada, porque, como ocurre en muchas otras obras literarias escritas por mujeres, particularmente en las ltimas dcadas del siglo XX, el texto sirve tanto para dar voz a las mujeres 156 Adrin Herrera Fuentes como a los sectores marginales, a las formas que se salen de lo tradicional (Rojas-Trempe, 7). Cuba y el isleo: la nacin como padre y madre El falocentrismo, segn Lacan, puede entenderse como la ley del padre y, segn Derrida, esta se identifica con el centro, el origen (citados en Cixous, 309). A partir de este concepto, el falo se entiende como un elemento creador y ordenador: la ley patriarca1 es la que ha diseado a la sociedad en cuanto a las reglas de su funcionamiento, la determinacin de lo que debe ser aceptado o negado, ser objeto de promocin o de censura. Concebida la sociedad occidental de esta forma, la dictadura de Castro en Cuba funge como una ley falocntrica que anula cualquier oposicin poltica o forma de vida contraria a los ideales de la revolucin: el aparato gubernamental, con sus mecanismos de represin y control de la sociedad, es un sistema simblico donde el patriarcado construye una idea particular de nacin y dirige el destino de sus ciudadanos. Respecto a la visin de Cuba como patria, Caf Nostalgia hace una gran diferencia respecto a lo que la literatura islea de otro tiempo quiso decir sobre su tierra natal. Alejo Carpentier, en 1961, estudia cmo la literatura cubana del s. XIX haba trabajado alrededor de la construccin de una identidad nacional; los escritores cubanos se dedicaron a buscarse, a conocerse, a debatir los temas sociales e intelectuales de actualidad, a educar a las masas, a poner en prctica sus ideas sobre la emancipacin poltica y, sobre todo, a tomar conciencia de su nacionalidad (Llorns, 9). Por supuesto, esta intencin de los escritores isleos surge de la necesidad de tener una individualidad que validara la independencia de Espaa, que permitiera construir a Cuba como una nacin aparte. A partir de 1959, Castro continu esta bsqueda a travs del comunismo y el rechazo al imperialismo opresor. Sin embargo, tom rumbos que fueron decepcionantes para los intelectuales latinoamericanos, muchos de ellos partidarios, en su momento, de la Revolucin Cubana. Ya lejos del fervor revolucionario de principios de los sesenta, Caf Nostalgia no busca, como la literatura decimonnica cubana, legitimar Falocentrismo y sexualidadfemenina en Caf nostalgia de Zo Valds la identidad nacional para justificar una independencia, para buscar la construccin de una nacin nueva; todo lo contrario, busca desesperadamente esa esencia cubana autntica aplastada por el rgimen comunista, a travs de una mirada hacia lo que se esconde de la censura. De alguna manera Zo Valds intenta, a travs de la nostalgia, crear una feroz crtica contra la dictadura de Castro, contra la Revolucin y sus imposiciones, que han transformado a Cuba en un lugar insoportable para vivir: discos viejos de setenta y ocho revoluciones, iqu horror, nada menos que setenta y ocho, como si con una no bastara! (Valds, 101). El Estado, por supuesto, se vale de los ciudadanos para construir su particular idea de nacin en Cuba. Esto requiere, necesariamente, del control de la educacin: a partir de las necesidades del pas y de SUS conveniencias polticas, se orienta el sistema universitario. Por ejemplo, hacen falta profesores y mdicos, no intelectuales ni artistas, con los cuales los problemas sobran. Pinsese en la frustracin de Ana ante las enormes dificultades con que se topa para poder construir un futuro a travs de la profesin de su preferencia: ... iyo quiero ser actriz, crtica de arte, pero no mdico, ni maestra!... isabes cuntas plazas bajarn para la escuelas de arte? En este municipio ninguna (164). En C@ Nostal@, el Estado no solamente puede interferir en la eleccin profesional de las personas, sino que tambin es capaz de arruinar destinos si alguien externo al gobierno crea calumnias alrededor de una persona. Por ejemplo, para ser parte de la Unin de Jvenes Comunistas de Cuba, una organizacin a la que deban pertenecer todos, haba que pasar por la Conjunta que era la reunin donde se decida, de forma definitiva y pblica, si alguien posea los requisitos para obtener el documento de militante (146). En este proceso poda imputarse a alguna persona algn delito que lo volviera indigno de pertenecer al organismo, lo cual podra darse a travs del rumor: Eh, oye, no se les vaya a ir la mano en lo otro. Miren que para all abajo hay mucho peldao oscuro y no estn obligados a exhibi,se. Cudate de las Carmen Laurencio y de las Minervas, acurdate que son las mandamases de la Conjunta si quieres que te den el carnet no andes maromeando. (145) Adrin Herrera Fuentes Lo anterior pone de manifiesto que la ley falocntrica no es algo que nicamente el Estado se encargue de resolver: la misma poblacin, a travs del adoctrinamiento y a pesar de las carencias y sufrimientos que surgen en la isla a partir del embargo y del autoritarismo, funciona como instrumento auxiliar de represin: Un nio de ocho aos, Roberto Faxa, fue pateado por sus compaeros cuando el maestro los instig a que cometieran este acto de violencia porque el nio no quiso firmar la Ley 80, de lealtad al rgimen y en contra de la Ley Helms-Burton. (340) Todo lo anterior presupone un comportamiento esperado o ideal de la juventud cubana; una estructura impuesta que no solo se construye de ideas polticas, sino tambin de ciertos valores y de una lealtad inflexible. Existen mltiples ejemplos a lo largo de la novela, desde el padre ebanista de Ana, cuyo trabajo fue prcticamente diluido por sus ideas polticas, o la nocin de que Ismael, el oo de la clase, no tiene futuro en la Isla por sus supuestas preferencias sexuales (107). En el exilio, lejos del centro y la ley patriarcal, es donde los cubanos descontentos con el sistema imperante en la Isla pueden sentirse libres: No s cul ser mi sitio en el mundo, Marcela. Pero este sin duda no lo es (106). Marcela Koch aparece, dentro de Cuba, como smbolo de la alienacin: ella, que es alguien que detesta ser parte del centro: no soporto ser el centro, no lo busco (60), y como parte de la periferia, nos muestra, a travs de sus aventuras, el lado prohibido por la dictadura patriarcal. Por ejemplo, en las fiestas con sus amigos aparece esa imagen de la juventud rebelde del sistema y con costumbres y gustos totalmente prohibidos por el rgimen: La fiesta comenzaba despus de que Monguy llegaba victorioso con los discos prestados de Sangre, sudor y lgrimas, The Beatles, Aguas Claras, Jackson Five, Roberto Carlos, Santana, The Rolling Stones, Irakere, Lex Zepellin, Van Van, Silvio, Jos Feliciano, quien estaba prohibido por la misma razn que nunca pudimos leer completo Moby Dick, por las constantes invocaciones a Dios. (139) Fnlocentrisnro y sexunlidad femenina en Caf nostalgia de Zo Valds Ms rebelde que Marcela, Daniela, la hija de los embajadores cubanos en Pars, aparece como un smbolo de la contracorriente cubana: Daniela era una muchacha ida del mundo, rodeada de choferes segurosos; un verdadero conejillo de Indias Ella odiaba la Embajada, despreciaba a sus padres, no tena nimos para emprender nada, su comportamiento era similar al de los zombies, su nico anhelo consista en llegar a cantar como Boy George, de hecho lo imitaba muy bien. (50) El desprecio por sus padres se traduce en un odio por lo que representan: una fuerza rectora, flica, impositiva, como la Cuba de Castro; su ideal de vida (llegar a cantar como Boy George) apunta a un modelo no cubano, que nada tiene que ver con los ideales marxistas, similar al de muchos isleos deseosos de huir de la sofocante dictadura. Sm embargo, te.rmina fracasando como muchos de esos movimientos ami-castristas, a final de cuentas, sometidos al sistema: despus de haber tenido la posibilidad de escapar, sus padres caen en desgracia y su vida transcurre en La Habana, viviendo las mismas carencias de todos, desde donde tiene que pedir zapatos a Marcela. C@ Nostal@ nos muestra un descontento general de la situacin cubana. La aventura de Marcela en la comunidad de la Virgen de Regla, donde aparece una manifestacin de comunidad, muestra la existencia de un desafo al poder patriarca1 de la dictadura: Ala altura de la estacin entonaron un canto religioso a Yemay; las voces fueron ganando en mpetu. De inmediato salieron los policas a disolver lo que ellos calificaron de manifestacin contrarrevolucionaria (159). Este pasaje es de particular importancia, no porque demuestra un movimiento opositor comunitario, sino porque la figura central de este pequeo conato de rebelin es una mujer, la Virgen de Regla, Yemay: en ella se concentra la forma femenina que se rebela al falo y tambin aquellos discursos marginales que el feminismo trata de rescatar: la religiosidad (en el caso de Cuba, donde est prohibida la religin), el misticismo, etc. Sin embargo, Cuba no termina en el concepto de patriarcado castrante. Tambin el ser cubano implica un fuerte patriotismo, un amor por la tierra nativa. La nacin no es nada ms el padre, sino tambin es la madre que dio a luz, cri a sus hijos, les ense sus costumbres y tradiciones, en fin, forj una idea de la patria como hogar. 160 t& Adrin Herrera Fuentes Por ello, a pesar de odiar el sistema represivo, la nostalgia y el amor por el lugar de origen se mantienen permanentemente en la atmsfera de la novela. Dice Enma al recibir a Marcela en Tenerife: Fjate, no te hagas ilusiones, aqu el mar no huele igual y adems est fro con cojones, la arena no es tan blanca como la del Varadero (308). Este anhelo es lo que provoca que el exiliado lleve a Cuba a donde quiera que se encuentre: puede comer frijoles negros en Pars o Manhattan, soar que, doblando por las calles de la capital francesa, de pronto se encontrar en La Habana, que los paseos por el Sena pueden reconstruir la imagen del Malecn frente al mar, etc. Madre patria es quiz el trmino que mejor se ajusta para describir de manera simple las ideas anteriormente expuestas, por su etimologa, donde patria viene del latn puter, que significa padre. Este concepto, tan usual para referirse a la nacin de origen, pone de manifiesto esta relacin en la que el nativo, en este caso el cubano, concibe a su propio pas como un padre que manda e impone, y como una madre que da vida y acoge. Por supuesto que esta asociacin de conceptos, lo masculino con lo rfgido y lo femenino con lo acogedor, es demasiado tradicional y asumirla como absoluta puede hacemos caer en una falacia, sobre todo si consideramos que el feminismo, particularmente el francs, pretende borrar estas asociaciones directas que se hace entre lo masculino y lo femenino; como demostraremos en el siguiente apartado, no se necesita ser hombre para portar el poder flico. Sin embargo, es interesante cmo en Caf NostaZgiu encontramos a la maternidad asociada tanto a la rigidez como a la flexibilidad. Adems del concepto de Madre patria, donde hemos visto que se entrelazan ambas concepciones, sabemos que Marcela percibe un papel materno acogedor en Charline, su amiga parisina: Ella se restriega la nariz con el dorso de la mano, fre un huevo en saliva y acto seguido, suspira hondo. Una madre actuara idntico en situacin similar, es decir, fingira no querer darme por la vena del gusto, y a la larga me complacera (196). Ahora bien, la maternidad complaciente que representa Charline se extiende hacia ese lado amable de la vida en Cuba, hacia el patriotismo, pero encuentra una interrupcin en la figura de la Sra. Koch, la cual se tratar a continuacin. Falocentrismo y sexualidadfemenina en Caf nostalgia de Zo Valds 161 Sobre la mujer y el falocentrismo en Caf Nostalgia Si bien es cierto que el falocentrismo se interpreta como la ley del padre o del falo, esta no es exclusiva del hombre, porque expresa una relacin de poder y dominacin de la cual la mujer puede ser una agresiva defensora y portadora; incluso, puede llegar a ser ms flica que el mismo hombre. Por supuesto que esto extiende la definicin de poder del falo ms all de los lmites de lo masculino y lo femenino; Julia Kristeva aclara incluso que las caractersticas de lo masculino no pertenecen exclusivamente al hombre, ni lo femenino expresamente a la mujer (citado en Guerra, 44). En Caf Nostalgia encontramos dos ejemplos que reflejan lo explicado anteriormente: la madre de Marcela y la de Samuel. El caso ms interesante ser quiz el de la madre de Samuel, por el paralelismo que sostiene con el poder flico que ejerce el gobierno. Si bien su padre es lo suficientemente poderoso como para disfrutar de las mujeres que quiere, como para permitirse coqueteos exteriores al matrimonio, su esposa tiene el poder de destruirlo al descubrir su infidelidad. Desde su punto de vista, defiende, ms que su dignidad, la idea de hogar y de lealtad, siendo sobre todo esta ltima, un concepto tan desgastado por la dictadura en Cuba y la cultura latinoamericana en general; su manera de asfixiar tal traicin, corre paralela a los mecanismos de tortura y castigo del mismo gobierno. En su hogar reproduce de alguna forma lo que se encuentra en su contexto, porque defiende a su familia as como se defiende a la nacin, aunque esto haya implicado, sin duda alguna, su destruccin total: l muerto, ella en la crcel y el hijo en casa de la ta. Esto demuestra que la mujer, segn Guerra, en muchas ocasiones no sea ms que cmplice del poder ideolgico del falocentrismo (25). Sin embargo, el caso de la seora Koch, la madre de Marcela, por ser un personaje mejor vislumbrado dentro de la narracin, tiene la ventaja de manifestara travs de sus propias palabras el poder flico. Es curioso que, siendo este un trmino.que se refiere al rgano masculino, sea una mujer quien lo porte, obviando aqu lo que ya ha dicho Kristeva sobre las lneas fronterizas entre lo masculino y lo femenino. En el caso del hogar de Marcela, su padre aparece como un hombre retrado, intimidado por su mujer que amenaza con repetir el crimen del marido incinerado en caso de ser ella vctima de una traicin similar: 162 ttt Adrin Herrera Fuentes Y yelo bien, t cudate, porque si te cojo fuera de base, no solo te hago chicharrn de lechn como hicieron los espaoles con el indio Hatuey, sino que primero te paso por la mquina de moler carne y por ltimo echo tus rastrojos en la batidora y te cuelo en el colador de caf. Picadillo reciclado es lo que encontrarn de tus restos. Batido de marido es lo que quedar de ti. (Valds, 94) En estas palabras, al amenazar con convertir a su marido en picadillo, la seora Koch reduce a su marido a nada: o al menos plantea la posibilidad de hacerlo; est obviando una relacin donde ella tiene ms poder que l. El falo, como smbolo o fuente de poder, (Moi, 125) no pertenece al hombre, no al Sr. Koch. En este caso, no existe nada ms una idea de defensa aguerrida del ideal de lealtad y de familia, ni solamente la posibilidad de que el poder del falo resida en la mujer; tambin se encuentra la posibilidad de la nulificacin del pene, biolgicamente hablando, como instrumento de poder a travs del ejercicio de la sexualidad. La Sra. Koch puede tambin destruirlo: Durante meses volaron de la cocina los objetos cortantes o afilados, cuchillos, punzones de picar hielo, hasta los tenedores, los ganchos de pelo, las tijeras, las cuchillas de afeitar . . Mi madre se burlaba cuando no encontraba alguna de esas supuestas armas peligrosas, segn el punto de vista paterno, (Valds, 94) La posesin de un pene ya no implica respeto, sino ms bien, cortarlo se convertira en la venganza perfecta, y aunque esta declaracin no aparece textualmente, la imagen de los cuchillos y la actitud de la seora Koch le restan valor al miembro viril: Total, eso no es perfume que se evapora ni jabn que se gasta -afirmaba sealando con la agujeta de tejer a crochet para las partes genitales de pap (Valds, 94). Aqu, la madre de Marcela no es la mujer de ayer que define Cixous: The woman who still allows herself to be threatened by the big dick, whos still impressed by the commotion of the phallic stance, who still leads a roya1 master to the beat of the drum (319). La figura de la Sra. Koch, as como la de la madre de Samuel, es flica porque busca defender una ley, un centro, que es el de la familia y la fidelidad. Con su agresividad, es un instrumento para hacer respetar un orden aceptado. Fnlocwrtrisnro y sexual~dadjwwnina en Caf nostalgia de Zo Valds 163 Existe, desde tiempos inmemoriales, un terror hacia el caos; Taylor, por ejemplo, seala que en las sociedades puritanas permitir el flujo de conductas poco prudentes o atadas exclusivamente a los deseos, como la infidelidad, hara imposible la existencia de toda disciplina, de todo orden (citado en Mullin, 6). La falta de control sobre la conducta de los individuos llevara a que todos hicieran lo que desearan y, por lo tanto, la sociedad se vera seriamente amenazada por esta inestabilidad. Y esto es muy importante para entender el poder flico de la Sra. Koch y la madre de Samuel: inconscientemente estn defendiendo la familia y la fidelidad como un valor que garantiza la perpetuidad de la sociedad y su propia seguridad. Sobre la sexualidad femenina en Caf Nostalgia Ya se ha hablado del poder del falo como instrumento para la construccin del concepto nacin y de la posibilidad de que este resida en la mujer; sin embargo, tambin se manifiesta en ciertos cdigos referentes a la sexualidad, principalmente en lo relacionado con la penetracin. Para Irigaray, el placer femenino se mantiene relegado al masculino, pues la sexualidad de la mujer ha sido negada por una cultura falocntrica que favorece lo visible y lo computable (citado en Guerra, 26). Es decir, en vista de que los genitales femeninos se encuentran ocultos y los masculinos no, el placer de una mujer, al no materializarse en fenmenos fsicos tan evidentes y llamativos como la ereccin y la eyaculacin, su realizacin o frustracin es algo que puede quedar satisfecho o no, pues icmo puede darse un hombre cuenta de si su pareja ha concretado el orgasmo, si sus manifestaciones no son tan claras como las del suyo? Segn lo que podemos ver en Caf Nostalgia, especficamente en el pasaje de la orga que protagonizan Marcela, Minerva y los militares, el orgasmo de Marcela queda en el aire mientras que el de Cheny se logra consumar, sin importar si ella sinti placer o no: esperaba tanto de mi preludio sexual que no consegu el orgasmo; empecinado, estuvo besndome largo rato (151). Ms all de si Marcela lleg al orgasmo o no, se encuentra la responsabilidad sobre el acto sexual. La indiferencia o ignorancia de Cheny por el placer de la protagonista radica tambin en lo que sucede despus de su eyaculacin: Por fin se vino, no le dio tiempo de salir y la leche irrig mi vagina. Me pidi que saltara con fuerza, que as 164 Adrin Herrera Fuentes no quedara embarazada porque los espermatozoides no tendran la posibilidad de ir a parar al tero (151). Este pasaje demuestra que en este caso, la mujer, adems de quedar sujeta a los placeres del hombre sin importar si ella alcanza el clmax o no, las consecuencias del acto sexual son nicamente su responsabilidad. Pareciera que ante todo la relacin solo se valida en trminos del orgasmo del hombre. Esta idea del placer masculino sobre el femenino, as como el deslinde del hombre de cualquier responsabilidad sobre el coito, vuelve a aparecer ms tarde en la novela al hablar sobre la actividad sexual de Ana: Como me aburro, pues me da por templar y, lgico, salgo embarazada, las pastillas me engordan, el asa me da dolor, y a los tipos no les gusta el preservativo. Para el hombre, no importa nada ms que lo que l sienta; las consecuencias no lo tocan, porque no es a su cuerpo a quien corresponde el embarazo ni los efectos colaterales de los anticonceptivos encapsulados ni los del aborto, por eso rechaza el preservativo porque ms que un mtodo de proteccin (al menos como se muestra en Caf Nostalgia), es un impedimento para el placer. Sin embargo, la actitud de Ana deja entrever una actitud que no es de sumisin ante el falo ni tampoco de desprecio a este, sino una posicin de libertad que recuerda a Cixous cuando se refiere al cuerpo femenino como vehculo para la escritura: your body is yours, take it (309): ella templa porque quiere y de alguna manera ejerce la facultad de disponer de su cuerpo, de ejercer su sexualidad libremente, aunque al mismo tiempo sometida a los caprichos de los hombres, y de abortar. Ms tarde, Marcela misma aclara sentirse feliz por haberse decidido a abortar, ya que haba quedado embarazada tras el encuentro con el militar: Ms bien me colmaba la euforia por llevar a cabo una aventura prohibida, por ejercer mis libertades femeninas... Y es que yo admiraba mucho a Ana, y ese acto por fin me igualara a ella, y me dara ventaja por encima de las dems condiscpulas (Valds, 169). Su actitud es muy parecida a la de Ana, es decir, tener el valor de ejercer derechos sobre su propio cuerpo, y tambin corresponde a un avance hacia cierta independencia sexual, porque como ella misma lo dice: Aparte de que los varones moran con las muchachas que ya haban tenido el coraje de abortar (VO), demostrando que no le importaba lo que algn hombre pudiera pensar sobre ella. Falocentrisnlo y sexualidadfemenina en Caf nostalgia de Zo Valds l& 16.5 Por otra parte, la virginidad aparece como un valor vigente y al mismo tiempo como una condicin impuesta que va quedando atrs; el nervio por mantenerla no apresa a las mujeres de Cuf Nostalgia pero sigue siendo vlido para la madre de Marcela: la idea de que su hija haya quedado preada constituye una indignacin, que ms que referirse a una vergenza interna y personal, apunta hacia una aceptacin social: iDesconsiderada, qu dirn los vecinos! (96). Queda entonces la concepcin de que la virginidad constituye ms bien un valor impuesto por convicciones o valores de comunidad, no individuales. Aqu se puede crear una analoga con las palabras de Irigaray sobre la sujecin del sexo femenino al masculino: no importa que el hombre sea virgen o no, mientras la mujer lo sea, as como importa ms el placer que tenga el macho. Por eso a Marcela le sorprende tanto que Cheny no haga comentario alguno sobre su virginidad (150). Ms tarde, a Samuel no le importa la idea de que Mar haya tenido contacto sexual con su padre, sino que lo considera como algo que ya es historia: Para m constituye el pasado (290). Desde el punto de vista femenino, en la novela se observa una transicin hacia un punto donde la virginidad no tiene valor; por ejemplo, en el caso de Ana, la abuela le da ms importancia a la cantidad de abortos que su nieta ha tenido que a lo que ello implica; adems revela haber tenido un comportamiento similar: iTrece abortos con diecisiete aos, Virgen Santsima, ya ni yo que hice poca en La Habana! Finalmente, se puede decir que Marcela ha dado un paso hacia la independencia sexual del hombre en el presente que maneja la novela, es decir, durante su estancia en Pars. As como Irigaray deslinda el intercambio entre lo femenino y lo masculino en la sexualidad para lIegar a una exploracin del placer sexual femenino en el propio cuerpo (Guerra, 42), Marcela, en cambio, se refugia en la masturbacin. Globalmente, las experiencias sexuales de Marcela y de su amiga Ana representan tanto una independencia de la mujer con respecto a las decisiones sobre su propia sexualidad como la destruccin del modelo burgus occidental que denuncia Foucault: el sexo reducido a su funcin reproductora, heterosexual y sometido a una legitimidad matrimonial (126). Ya hemos visto que tienen sexo por placer, ni siquiera estando casadas, no por tener hijos ni esperando tenerlos, que ejercen 166 Adrin Herrera Fuentes la libertad del aborto, y que, en el caso de Marcela, existe una aceptacin del acto homosexual: No pensaba en nada en aquel momento, ni siquiera en que me haba estrenado en el beso con dos hombres y una mujer (153). Aunque en Caf Nostalgia se asume la sexualidad como algo individual que puede disfrutarse sin compromiso de relacin alguna y sin siquiera con contacto fsico, no puede decirse que a Marcela no le interesen ms los hombres para una relacin seria; contrario a lo que se puede creer, y aunque demuestre mucha dignidad e independencia cuando, por ejemplo, rechaza todo lo que el anciano millonario le puede dar, una vez que ya est en Francia, se encuentra deseosa de amor: Quise volver a la calle de los pip-chous y por primera vez despus de tanto tiempo sent la voracidad de acostarme con alguien, de acariciar un cuerpo desnudo, de decir te qlliero, me justas, no te vayas, por favor, r~ranze, UO me abandones. Necesitaba rogar, suplicar, y que me rogaran y suplicaran con ternura (32-3). A pesar de que Irigaray apela a la exploracin individual de la sexualidad, Cixous reconoce que en la mujer existe esa fuerte necesidad de dar y recibir: She comes in, she comes-in-between herself me and you between the other me where one is always infinitely more than one and more than me, without the fear of ever reaching a limit (319). Y cuando parece que por fin Marcela ha encontrado a la persona indicada, Samuel, sufre mucho para lograr desligarse de sus sentimientos de culpa por ser este hijo de aquel que fue incinerado por su culpa, anos atrs en La Habana. Es de especial inters ver cmo aqu el remordimiento ejerce un especial poder sobre la mujer; contrario a lo que sucede con el hombre, en el caso de Cheny, por ejemplo, a quien no le importa si su pareja queda embarazada o no; ella ha vivido con la incertidumbre de si fui o no culpable de que aquel hombre fuera quemado vivo a manos de su esposa (100). Emociones, sexualidad y escritura femenina Es muy difcil para Marcela lograr separar sus emociones, lograr deslindarse; Cixous, al hablar de escritura femenina, la define como continua, abundante, excesiva as como un corpus donde fluyen las pasiones de una manera que el hombre no logra. Por supuesto que esto se puede traducir al plano de las emociones de la protagonista, que se debate entre si aceptar o no el amor de Samuel; para ella, como mujer, es difcil comportarse como lo hace esa escritura masculina, segn Cixous, cortante y breve (citado en Guerra, 27). Finalmente, como clmax de todo este deslinde de emociones, de esa concepcin de amor recproco y que no reconoce lmites, de esa escritura fluida que nace a partir del cuerpo, el lector se enfrenta con el encuentro sexual entre,Samuel y Marcela, donde todo tipo de sensaciones, olfativas, gustativas, visuales y tctiles, se unen para expresar la realizacin ertica de la protagonista en una relacin canbal, donde tragarse el uno al otro representa no una dominacin unilateral, donde el hombre penetra a la mujer y la posee, sino una posesin mutua, que por fin tiene los ingredientes deseados y donde no existe el remordimiento: Roca la membrana delgadsima con vino tinto, forma un sandwich colocando la piel entre dos trozos de queso mozzarella, me lo da aprobar. iQu sabroso! Ahora me apetece un bocado de tu cuello, despus los pezones, suplica glotn. Sera muy agradable probar tu sexo, como men especial, murmurti... Al rato desciende a los poros erizados de mis pezones morados y palpitantes, succiona con la venganza de un recin nacido, desprendindolos de un tirn, dos chorros de leche densa enchumban el mantel Envuelvo el pene con la boca, la cabeza del glande se parapeta en mi garganta y trago, es como si me atorara con un cacho de morcilla a la manzana. (Valds, 358) A su vez, la introduccin de los cinco sentidos, particularmente del gusto, reafirma esa idea de penetracin mutua, porque, se asume que el sexo y el placer ertico n0 se limita a lo genital, sino que va todava ms all: el placer se vive con el cuerpo. Zo Valds lo escribe, tal y como la crtica feminista francesa describe el texto femenino, es decir, como una vivencia de la corporalidad: una escritura que deja fluir la materia corporal tradicionalmente censurada por el modelo logocntrico de racionalizacin masculina y que, a travs de una esttica de los flujos libidinales, de lo que se desliza y circula erticamente ms ac y ms all de la barrera sintctica del Logos, produce ritmo, carne y deseo (Richard, 740). Adrin Herrera Fuentes Conclusiones El falocentrismo que se manifiesta en una sociedad, esas imposiciones masculinas, no son protagonizadas del todo por los hombres, sino que tambin encuentran en las mujeres un apoyo ideolgico, como seala Guerra. Luego de traspasar la barrera de las estructuras gubernamentales, en Caf Nostalgia el poder del falo tambin fluye hacia las relaciones de familia; las madres, como el caso de la seora Koch y la madre de Samuel, ejercen ms poder que sus maridos y son capaces de defender la lealtad bravamente. Es interesante ver cmo su papel rector y castigador se homologa con el de la dictadura comunista; ms aun, encontrar que este instinto de defensa responde a un modelo muy antiguo de defensa de comunidad que se dio tanto en las comunidades puritanas del siglo XIX, como en las sociedades clsicas y las cristianas primitivas, segn han demostrado antroplogos como Taylor. En Caf Nostal@a se ha observado cmo se manifiesta el poder flico tanto en el contacto ertico entre hombres y mujeres (la responsabilidad sobre el coito, la importancia del placer sexual) como en la concepcin de virginidad; sin embargo, la novela tambin supone una destruccin de estos modelos y una revolucin del erotismo. Marcela Koch, como personaje, representa en resumen todo aquello que se ha mantenido reprimido por el falocentrismo. Su voz, no oficial, permite ver ms all de la realidad cubana que se muestra oficialmente por la dictadura de Castro y desafa las concepciones tradicionales de sexualidad; es depositaria de un cambio en ideas de pureza occidentales como la virginidad y la reduccin del sexo a lo reproductivo. Extendiendo un poco lo que dice Foucault sobre la sexualidad, Marcela destruye ese modelo burgus y no limita el placer ertico a la vivencia genital, sino que la manifiesta como algo que penetra todo el ser. Bibliografa Cixous, Hlene. The laugh of Medusa. Foucault, Michel. Historia de la Sexualidad: Val. 1 La vohntad de saber. Mxico: Siglo XXI, 1999. Guerra Cunningham, Luca. Silencios, disidencias y claudicaciones: los problemas tericos de la nueva crtica feminista. El disnmo@neninoactuaZ. Ed. Aralia Lpez. San Juan: Universidad de Puerto Rico, 1995. 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