Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Café Nostalgia Articulo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 0

Revista de Humanidades: Tecnolgico de Monterrey

Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM)


bglopez@campus.mty.itesm.mx
ISSN (Versin impresa): 1405-4167
MXICO




2002
Adrin Herrera Fuentes
FALOCENTRISMO Y SEXUALIDAD FEMENINA EN CAF NOSTALGIA
DE ZO VALDS
Revista de Humanidades: Tecnolgico de Monterrey, nmero 012
Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM)
Monterrey, Mxico
pp. 155-169





Falocentrismo y sexualidad Femenina
en Caf nostalgia de Zo Valds
Adrin Herrera Fuentes
ITESM, Campus Monterrey
El presente trabajo pretende hacer una revisin de cmo se observa
el falocentrismo y el poder poltico de la dictadura cubana en la novela
Caf Nostalgia, de Zo Valds. Posteriormente se revisa el poder flico
en relacin con la mujer dentro del hogar, y finalmente se abordan
diversos aspectos de la sexualidad femenina desde ngulos como la
penetracin y el poder flico, los aspectos concernientes a la virginidad
y lo referente a la relacin de dominacin entre la sexualidad masculina
y la femenina. Finalmente se abordan algunas caractersticas de la
escritura femenina en Caf Nostal@.
This paper was written trying to review how phallic-centrism and
the political power of the Cuban dictatorship is observed in the novel
Caf Nostalgia, of Zo Valds. Next, the relationship between phallic
power and women inside the home and, finally, various aspects of
female sexuality will be approached from angels such as penetration
and phallic power, aspects regarding virginity and in referente to the
relation of dominance between masculine and feminine sexuality.
Lastly, some characteristics of feminine writings in Caf Nostnlgiu will
be approached.
E
n Caf Nostalgias, de Zo Valds, (1997) podemos encontrar trazos
de un desafo de la cultura patriar-cala partir de la mirada femenina
de Marcela. Este desafo se presenta en diversos aspectos, como por
ejemplo, en lo concerniente al falocentrismo que se ejerce desde el
gobierno, el poder del falo en el hogar (que, como se demostrar, no
es necesariamente instrumento del hombre) y a diversos aspectos de
la sexualidad femenina.
Marcela Koch, protagonista de la novela, encarna una voz
alternativa al discurso oficial de la vida cubana. A travs de sus
vivencias, podemos ver formas reprimidas por la dictadura de Castro,
ocultas a la verdad oficial, y una mutacin de la sexualidad
tradicionalmente aceptada, porque, como ocurre en muchas otras
obras literarias escritas por mujeres, particularmente en las ltimas
dcadas del siglo XX, el texto sirve tanto para dar voz a las mujeres
156 Adrin Herrera Fuentes
como a los sectores marginales, a las formas que se salen de lo
tradicional (Rojas-Trempe, 7).
Cuba y el isleo: la nacin como padre y madre
El falocentrismo, segn Lacan, puede entenderse como la ley del
padre y, segn Derrida, esta se identifica con el centro, el origen
(citados en Cixous, 309). A partir de este concepto, el falo se entiende
como un elemento creador y ordenador: la ley patriarca1 es la que ha
diseado a la sociedad en cuanto a las reglas de su funcionamiento, la
determinacin de lo que debe ser aceptado o negado, ser objeto de
promocin o de censura.
Concebida la sociedad occidental de esta forma, la dictadura de
Castro en Cuba funge como una ley falocntrica que anula cualquier
oposicin poltica o forma de vida contraria a los ideales de la
revolucin: el aparato gubernamental, con sus mecanismos de
represin y control de la sociedad, es un sistema simblico donde el
patriarcado construye una idea particular de nacin y dirige el destino
de sus ciudadanos.
Respecto a la visin de Cuba como patria, Caf Nostalgia hace una
gran diferencia respecto a lo que la literatura islea de otro tiempo
quiso decir sobre su tierra natal. Alejo Carpentier, en 1961, estudia cmo
la literatura cubana del s. XIX haba trabajado alrededor de la
construccin de una identidad nacional; los escritores cubanos se
dedicaron a buscarse, a conocerse, a debatir los temas sociales e
intelectuales de actualidad, a educar a las masas, a poner en prctica
sus ideas sobre la emancipacin poltica y, sobre todo, a tomar
conciencia de su nacionalidad (Llorns, 9). Por supuesto, esta
intencin de los escritores isleos surge de la necesidad de tener una
individualidad que validara la independencia de Espaa, que
permitiera construir a Cuba como una nacin aparte.
A partir de 1959, Castro continu esta bsqueda a travs del
comunismo y el rechazo al imperialismo opresor. Sin embargo, tom
rumbos que fueron decepcionantes para los intelectuales
latinoamericanos, muchos de ellos partidarios, en su momento, de la
Revolucin Cubana.
Ya lejos del fervor revolucionario de principios de los sesenta, Caf
Nostalgia no busca, como la literatura decimonnica cubana, legitimar
Falocentrismo y sexualidadfemenina en Caf nostalgia de Zo Valds
la identidad nacional para justificar una independencia, para buscar
la construccin de una nacin nueva; todo lo contrario, busca
desesperadamente esa esencia cubana autntica aplastada por el
rgimen comunista, a travs de una mirada hacia lo que se esconde
de la censura. De alguna manera Zo Valds intenta, a travs de la
nostalgia, crear una feroz crtica contra la dictadura de Castro, contra
la Revolucin y sus imposiciones, que han transformado a Cuba en
un lugar insoportable para vivir: discos viejos de setenta y ocho
revoluciones, iqu horror, nada menos que setenta y ocho, como si
con una no bastara! (Valds, 101).
El Estado, por supuesto, se vale de los ciudadanos para construir
su particular idea de nacin en Cuba. Esto requiere, necesariamente,
del control de la educacin: a partir de las necesidades del pas y de
SUS conveniencias polticas, se orienta el sistema universitario. Por
ejemplo, hacen falta profesores y mdicos, no intelectuales ni artistas,
con los cuales los problemas sobran. Pinsese en la frustracin de Ana
ante las enormes dificultades con que se topa para poder construir un
futuro a travs de la profesin de su preferencia: ... iyo quiero ser
actriz, crtica de arte, pero no mdico, ni maestra!... isabes cuntas
plazas bajarn para la escuelas de arte? En este municipio ninguna
(164).
En C@ Nostal@, el Estado no solamente puede interferir en la
eleccin profesional de las personas, sino que tambin es capaz de
arruinar destinos si alguien externo al gobierno crea calumnias
alrededor de una persona. Por ejemplo, para ser parte de la Unin de
Jvenes Comunistas de Cuba, una organizacin a la que deban
pertenecer todos, haba que pasar por la Conjunta que era la reunin
donde se decida, de forma definitiva y pblica, si alguien posea los
requisitos para obtener el documento de militante (146). En este
proceso poda imputarse a alguna persona algn delito que lo volviera
indigno de pertenecer al organismo, lo cual podra darse a travs del
rumor:
Eh, oye, no se les vaya a ir la mano en lo otro. Miren que para all
abajo hay mucho peldao oscuro y no estn obligados a exhibi,se.
Cudate de las Carmen Laurencio y de las Minervas, acurdate que
son las mandamases de la Conjunta si quieres que te den el carnet
no andes maromeando. (145)
Adrin Herrera Fuentes
Lo anterior pone de manifiesto que la ley falocntrica no es algo que
nicamente el Estado se encargue de resolver: la misma poblacin, a
travs del adoctrinamiento y a pesar de las carencias y sufrimientos
que surgen en la isla a partir del embargo y del autoritarismo, funciona
como instrumento auxiliar de represin:
Un nio de ocho aos, Roberto Faxa, fue pateado por sus compaeros
cuando el maestro los instig a que cometieran este acto de violencia
porque el nio no quiso firmar la Ley 80, de lealtad al rgimen y en
contra de la Ley Helms-Burton. (340)
Todo lo anterior presupone un comportamiento esperado o ideal de
la juventud cubana; una estructura impuesta que no solo se construye
de ideas polticas, sino tambin de ciertos valores y de una lealtad
inflexible. Existen mltiples ejemplos a lo largo de la novela, desde el
padre ebanista de Ana, cuyo trabajo fue prcticamente diluido por
sus ideas polticas, o la nocin de que Ismael, el oo de la clase, no
tiene futuro en la Isla por sus supuestas preferencias sexuales (107). En
el exilio, lejos del centro y la ley patriarcal, es donde los cubanos
descontentos con el sistema imperante en la Isla pueden sentirse libres:
No s cul ser mi sitio en el mundo, Marcela. Pero este sin duda no
lo es (106).
Marcela Koch aparece, dentro de Cuba, como smbolo de la
alienacin: ella, que es alguien que detesta ser parte del centro: no
soporto ser el centro, no lo busco (60), y como parte de la periferia,
nos muestra, a travs de sus aventuras, el lado prohibido por la
dictadura patriarcal. Por ejemplo, en las fiestas con sus amigos aparece
esa imagen de la juventud rebelde del sistema y con costumbres y
gustos totalmente prohibidos por el rgimen:
La fiesta comenzaba despus de que Monguy llegaba victorioso con
los discos prestados de Sangre, sudor y lgrimas, The Beatles, Aguas
Claras, Jackson Five, Roberto Carlos, Santana, The Rolling Stones,
Irakere, Lex Zepellin, Van Van, Silvio, Jos Feliciano, quien estaba
prohibido por la misma razn que nunca pudimos leer completo Moby
Dick, por las constantes invocaciones a Dios. (139)
Fnlocentrisnro y sexunlidad femenina en Caf nostalgia de Zo Valds
Ms rebelde que Marcela, Daniela, la hija de los embajadores cubanos
en Pars, aparece como un smbolo de la contracorriente cubana:
Daniela era una muchacha ida del mundo, rodeada de choferes
segurosos; un verdadero conejillo de Indias Ella odiaba la Embajada,
despreciaba a sus padres, no tena nimos para emprender nada, su
comportamiento era similar al de los zombies, su nico anhelo consista
en llegar a cantar como Boy George, de hecho lo imitaba muy bien.
(50)
El desprecio por sus padres se traduce en un odio por lo que
representan: una fuerza rectora, flica, impositiva, como la Cuba de
Castro; su ideal de vida (llegar a cantar como Boy George) apunta a
un modelo no cubano, que nada tiene que ver con los ideales marxistas,
similar al de muchos isleos deseosos de huir de la sofocante
dictadura. Sm embargo, te.rmina fracasando como muchos de esos
movimientos ami-castristas, a final de cuentas, sometidos al sistema:
despus de haber tenido la posibilidad de escapar, sus padres caen en
desgracia y su vida transcurre en La Habana, viviendo las mismas
carencias de todos, desde donde tiene que pedir zapatos a Marcela.
C@ Nostal@ nos muestra un descontento general de la situacin
cubana. La aventura de Marcela en la comunidad de la Virgen de
Regla, donde aparece una manifestacin de comunidad, muestra la
existencia de un desafo al poder patriarca1 de la dictadura: Ala altura
de la estacin entonaron un canto religioso a Yemay; las voces fueron
ganando en mpetu. De inmediato salieron los policas a disolver lo
que ellos calificaron de manifestacin contrarrevolucionaria (159). Este
pasaje es de particular importancia, no porque demuestra un
movimiento opositor comunitario, sino porque la figura central de
este pequeo conato de rebelin es una mujer, la Virgen de Regla,
Yemay: en ella se concentra la forma femenina que se rebela al falo y
tambin aquellos discursos marginales que el feminismo trata de
rescatar: la religiosidad (en el caso de Cuba, donde est prohibida la
religin), el misticismo, etc.
Sin embargo, Cuba no termina en el concepto de patriarcado
castrante. Tambin el ser cubano implica un fuerte patriotismo, un
amor por la tierra nativa. La nacin no es nada ms el padre, sino
tambin es la madre que dio a luz, cri a sus hijos, les ense sus
costumbres y tradiciones, en fin, forj una idea de la patria como hogar.
160 t& Adrin Herrera Fuentes
Por ello, a pesar de odiar el sistema represivo, la nostalgia y el amor
por el lugar de origen se mantienen permanentemente en la atmsfera
de la novela. Dice Enma al recibir a Marcela en Tenerife: Fjate, no te
hagas ilusiones, aqu el mar no huele igual y adems est fro con
cojones, la arena no es tan blanca como la del Varadero (308). Este
anhelo es lo que provoca que el exiliado lleve a Cuba a donde quiera
que se encuentre: puede comer frijoles negros en Pars o Manhattan,
soar que, doblando por las calles de la capital francesa, de pronto se
encontrar en La Habana, que los paseos por el Sena pueden
reconstruir la imagen del Malecn frente al mar, etc.
Madre patria
es quiz el trmino que mejor se ajusta para
describir de manera simple las ideas anteriormente expuestas, por su
etimologa, donde patria viene del latn puter, que significa padre. Este
concepto, tan usual para referirse a la nacin de origen, pone de
manifiesto esta relacin en la que el nativo, en este caso el cubano,
concibe a su propio pas como un padre que manda e impone, y como
una madre que da vida y acoge. Por supuesto que esta asociacin de
conceptos, lo masculino con lo rfgido y lo femenino con lo acogedor,
es demasiado tradicional y asumirla como absoluta puede hacemos
caer en una falacia, sobre todo si consideramos que el feminismo,
particularmente el francs, pretende borrar estas asociaciones directas
que se hace entre lo masculino y lo femenino; como demostraremos
en el siguiente apartado, no se necesita ser hombre para portar el poder
flico. Sin embargo, es interesante cmo en Caf NostaZgiu encontramos
a la maternidad asociada tanto a la rigidez como a la flexibilidad.
Adems del concepto de Madre patria, donde hemos visto que se
entrelazan ambas concepciones, sabemos que Marcela percibe un
papel materno acogedor en Charline, su amiga parisina: Ella se
restriega la nariz con el dorso de la mano, fre un huevo en saliva y
acto seguido, suspira hondo. Una madre actuara idntico en situacin
similar, es decir, fingira no querer darme por la vena del gusto, y a la
larga me complacera (196). Ahora bien, la maternidad complaciente
que representa Charline se extiende hacia ese lado amable de la vida
en Cuba, hacia el patriotismo, pero encuentra una interrupcin en la
figura de la Sra. Koch, la cual se tratar a continuacin.
Falocentrismo y sexualidadfemenina en Caf nostalgia de Zo Valds 161
Sobre la mujer y el falocentrismo en Caf Nostalgia
Si bien es cierto que el falocentrismo se interpreta como la ley del
padre o del falo, esta no es exclusiva del hombre, porque expresa una
relacin de poder y dominacin de la cual la mujer puede ser una
agresiva defensora y portadora; incluso, puede llegar a ser ms flica
que el mismo hombre. Por supuesto que esto extiende la definicin
de poder del falo ms all de los lmites de lo masculino y lo femenino;
Julia Kristeva aclara incluso que las caractersticas de lo masculino
no pertenecen exclusivamente al hombre, ni lo femenino expresamente
a la mujer (citado en Guerra, 44). En Caf Nostalgia encontramos dos
ejemplos que reflejan lo explicado anteriormente: la madre de Marcela
y la de Samuel.
El caso ms interesante ser quiz el de la madre de Samuel, por el
paralelismo que sostiene con el poder flico que ejerce el gobierno. Si
bien su padre es lo suficientemente poderoso como para disfrutar de
las mujeres que quiere, como para permitirse coqueteos exteriores al
matrimonio, su esposa tiene el poder de destruirlo al descubrir su
infidelidad. Desde su punto de vista, defiende, ms que su dignidad,
la idea de hogar y de lealtad, siendo sobre todo esta ltima, un
concepto tan desgastado por la dictadura en Cuba y la cultura
latinoamericana en general; su manera de asfixiar tal traicin, corre
paralela a los mecanismos de tortura y castigo del mismo gobierno.
En su hogar reproduce de alguna forma lo que se encuentra en su
contexto, porque defiende a su familia as como se defiende a la nacin,
aunque esto haya implicado, sin duda alguna, su destruccin total: l
muerto, ella en la crcel y el hijo en casa de la ta. Esto demuestra que
la mujer, segn Guerra, en muchas ocasiones no sea ms que cmplice
del poder ideolgico del falocentrismo (25).
Sin embargo, el caso de la seora Koch, la madre de Marcela, por ser
un personaje mejor vislumbrado dentro de la narracin, tiene la ventaja
de manifestara travs de sus propias palabras el poder flico. Es curioso
que, siendo este un trmino.que se refiere al rgano masculino, sea una
mujer quien lo porte, obviando aqu lo que ya ha dicho Kristeva sobre
las lneas fronterizas entre lo masculino y lo femenino. En el caso del
hogar de Marcela, su padre aparece como un hombre retrado,
intimidado por su mujer que amenaza con repetir el crimen del marido
incinerado en caso de ser ella vctima de una traicin similar:
162
ttt
Adrin Herrera Fuentes
Y yelo bien, t cudate, porque si te cojo fuera de base, no solo te
hago chicharrn de lechn como hicieron los espaoles con el indio
Hatuey, sino que primero te paso por la mquina de moler carne y por
ltimo echo tus rastrojos en la batidora y te cuelo en el colador de
caf. Picadillo reciclado es lo que encontrarn de tus restos. Batido de
marido es lo que quedar de ti. (Valds, 94)
En estas palabras, al amenazar con convertir a su marido en
picadillo, la seora Koch reduce a su marido a nada: o al menos
plantea la posibilidad de hacerlo; est obviando una relacin donde
ella tiene ms poder que l. El falo, como smbolo o fuente de poder,
(Moi, 125) no pertenece al hombre, no al Sr. Koch.
En este caso, no existe nada ms una idea de defensa aguerrida
del ideal de lealtad y de familia, ni solamente la posibilidad de que el
poder del falo resida en la mujer; tambin se encuentra la posibilidad
de la nulificacin del pene, biolgicamente hablando, como
instrumento de poder a travs del ejercicio de la sexualidad. La Sra.
Koch puede tambin destruirlo:
Durante meses volaron de la cocina los objetos cortantes o afilados,
cuchillos, punzones de picar hielo, hasta los tenedores, los ganchos de
pelo, las tijeras, las cuchillas de afeitar . . Mi madre se burlaba cuando
no encontraba alguna de esas supuestas armas peligrosas, segn el
punto de vista paterno, (Valds, 94)
La posesin de un pene ya no implica respeto, sino ms bien, cortarlo
se convertira en la venganza perfecta, y aunque esta declaracin no
aparece textualmente, la imagen de los cuchillos y la actitud de la
seora Koch le restan valor al miembro viril: Total, eso no es perfume
que se evapora ni jabn que se gasta -afirmaba sealando con la
agujeta de tejer a crochet para las partes genitales de pap (Valds,
94). Aqu, la madre de Marcela no es la mujer de ayer que define
Cixous: The woman who still allows herself to be threatened by the
big dick, whos still impressed by the commotion of the phallic stance,
who still leads a roya1 master to the beat of the drum (319).
La figura de la Sra. Koch, as como la de la madre de Samuel, es
flica porque busca defender una ley, un centro, que es el de la familia
y la fidelidad. Con su agresividad, es un instrumento para hacer
respetar un orden aceptado.
Fnlocwrtrisnro y sexual~dadjwwnina en Caf nostalgia de Zo Valds 163
Existe, desde tiempos inmemoriales, un terror hacia el caos; Taylor,
por ejemplo, seala que en las sociedades puritanas permitir el flujo
de conductas poco prudentes o atadas exclusivamente a los deseos,
como la infidelidad, hara imposible la existencia de toda disciplina,
de todo orden (citado en Mullin, 6). La falta de control sobre la
conducta de los individuos llevara a que todos hicieran lo que
desearan y, por lo tanto, la sociedad se vera seriamente amenazada
por esta inestabilidad. Y esto es muy importante para entender el poder
flico de la Sra. Koch y la madre de Samuel: inconscientemente estn
defendiendo la familia y la fidelidad como un valor que garantiza la
perpetuidad de la sociedad y su propia seguridad.
Sobre la sexualidad femenina en Caf Nostalgia
Ya se ha hablado del poder del falo como instrumento para la
construccin del concepto nacin y de la posibilidad de que este resida en
la mujer; sin embargo, tambin se manifiesta en ciertos cdigos referentes
a la sexualidad, principalmente en lo relacionado con la penetracin.
Para Irigaray, el placer femenino se mantiene relegado al masculino,
pues la sexualidad de la mujer ha sido negada por una cultura
falocntrica que favorece lo visible y lo computable (citado en Guerra,
26). Es decir, en vista de que los genitales femeninos se encuentran
ocultos y los masculinos no, el placer de una mujer, al no materializarse
en fenmenos fsicos tan evidentes y llamativos como la ereccin y la
eyaculacin, su realizacin o frustracin es algo que puede quedar
satisfecho o no, pues icmo puede darse un hombre cuenta de si su
pareja ha concretado el orgasmo, si sus manifestaciones no son tan
claras como las del suyo? Segn lo que podemos ver en Caf Nostalgia,
especficamente en el pasaje de la orga que protagonizan Marcela,
Minerva y los militares, el orgasmo de Marcela queda en el aire
mientras que el de Cheny se logra consumar, sin importar si ella sinti
placer o no: esperaba tanto de mi preludio sexual que no consegu el
orgasmo; empecinado, estuvo besndome largo rato (151).
Ms all de si Marcela lleg al orgasmo o no, se encuentra la
responsabilidad sobre el acto sexual. La indiferencia o ignorancia de
Cheny por el placer de la protagonista radica tambin en lo que sucede
despus de su eyaculacin: Por fin se vino, no le dio tiempo de salir
y la leche irrig mi vagina. Me pidi que saltara con fuerza, que as
164
Adrin Herrera Fuentes
no quedara embarazada porque los espermatozoides no tendran la
posibilidad de ir a parar al tero (151). Este pasaje demuestra que en
este caso, la mujer, adems de quedar sujeta a los placeres del hombre
sin importar si ella alcanza el clmax o no, las consecuencias del acto
sexual son nicamente su responsabilidad. Pareciera que ante todo la
relacin solo se valida en trminos del orgasmo del hombre.
Esta idea del placer masculino sobre el femenino, as como el
deslinde del hombre de cualquier responsabilidad sobre el coito,
vuelve a aparecer ms tarde en la novela al hablar sobre la actividad
sexual de Ana: Como me aburro, pues me da por templar y, lgico,
salgo embarazada, las pastillas me engordan, el asa me da dolor, y a
los tipos no les gusta el preservativo. Para el hombre, no importa
nada ms que lo que l sienta; las consecuencias no lo tocan, porque
no es a su cuerpo a quien corresponde el embarazo ni los efectos
colaterales de los anticonceptivos encapsulados ni los del aborto, por
eso rechaza el preservativo porque ms que un mtodo de proteccin
(al menos como se muestra en Caf Nostalgia), es un impedimento
para el placer. Sin embargo, la actitud de Ana deja entrever una actitud
que no es de sumisin ante el falo ni tampoco de desprecio a este,
sino una posicin de libertad que recuerda a Cixous cuando se refiere
al cuerpo femenino como vehculo para la escritura: your body is
yours, take it (309): ella templa porque quiere y de alguna manera
ejerce la facultad de disponer de su cuerpo, de ejercer su sexualidad
libremente, aunque al mismo tiempo sometida a los caprichos de los
hombres, y de abortar.
Ms tarde, Marcela misma aclara sentirse feliz por haberse decidido
a abortar, ya que haba quedado embarazada tras el encuentro con el
militar: Ms bien me colmaba la euforia por llevar a cabo una
aventura prohibida, por ejercer mis libertades femeninas... Y es que
yo admiraba mucho a Ana, y ese acto por fin me igualara a ella, y me
dara ventaja por encima de las dems condiscpulas (Valds, 169).
Su actitud es muy parecida a la de Ana, es decir, tener el valor de
ejercer derechos sobre su propio cuerpo, y tambin corresponde a un
avance hacia cierta independencia sexual, porque como ella misma
lo dice: Aparte de que los varones moran con las muchachas que ya
haban tenido el coraje de abortar (VO), demostrando que no le
importaba lo que algn hombre pudiera pensar sobre ella.
Falocentrisnlo y sexualidadfemenina en Caf nostalgia de Zo Valds l& 16.5
Por otra parte, la virginidad aparece como un valor vigente y al
mismo tiempo como una condicin impuesta que va quedando atrs;
el nervio por mantenerla no apresa a las mujeres de Cuf Nostalgia
pero sigue siendo vlido para la madre de Marcela: la idea de que su
hija haya quedado preada constituye una indignacin, que ms que
referirse a una vergenza interna y personal, apunta hacia una
aceptacin social: iDesconsiderada, qu dirn los vecinos! (96).
Queda entonces la concepcin de que la virginidad constituye ms
bien un valor impuesto por convicciones o valores de comunidad, no
individuales. Aqu se puede crear una analoga con las palabras de
Irigaray sobre la sujecin del sexo femenino al masculino: no importa
que el hombre sea virgen o no, mientras la mujer lo sea, as como
importa ms el placer que tenga el macho. Por eso a Marcela le
sorprende tanto que Cheny no haga comentario alguno sobre su
virginidad (150). Ms tarde, a Samuel no le importa la idea de que Mar
haya tenido contacto sexual con su padre, sino que lo considera como
algo que ya es historia: Para m constituye el pasado (290).
Desde el punto de vista femenino, en la novela se observa una
transicin hacia un punto donde la virginidad no tiene valor; por
ejemplo, en el caso de Ana, la abuela le da ms importancia a la
cantidad de abortos que su nieta ha tenido que a lo que ello implica;
adems revela haber tenido un comportamiento similar: iTrece
abortos con diecisiete aos, Virgen Santsima, ya ni yo que hice poca
en La Habana!
Finalmente, se puede decir que Marcela ha dado un paso hacia la
independencia sexual del hombre en el presente que maneja la novela,
es decir, durante su estancia en Pars. As como Irigaray deslinda el
intercambio entre lo femenino y lo masculino en la sexualidad para
lIegar a una exploracin del placer sexual femenino en el propio cuerpo
(Guerra, 42), Marcela, en cambio, se refugia en la masturbacin.
Globalmente, las experiencias sexuales de Marcela y de su amiga
Ana representan tanto una independencia de la mujer con respecto a
las decisiones sobre su propia sexualidad como la destruccin del
modelo burgus occidental que denuncia Foucault: el sexo reducido
a su funcin reproductora, heterosexual y sometido a una legitimidad
matrimonial (126). Ya hemos visto que tienen sexo por placer, ni siquiera
estando casadas, no por tener hijos ni esperando tenerlos, que ejercen
166 Adrin Herrera Fuentes
la libertad del aborto, y que, en el caso de Marcela, existe una
aceptacin del acto homosexual: No pensaba en nada en aquel
momento, ni siquiera en que me haba estrenado en el beso con dos
hombres y una mujer (153).
Aunque en Caf Nostalgia se asume la sexualidad como algo
individual que puede disfrutarse sin compromiso de relacin alguna
y sin siquiera con contacto fsico, no puede decirse que a Marcela no
le interesen ms los hombres para una relacin seria; contrario a lo
que se puede creer, y aunque demuestre mucha dignidad e
independencia cuando, por ejemplo, rechaza todo lo que el anciano
millonario le puede dar, una vez que ya est en Francia, se encuentra
deseosa de amor:
Quise volver a la calle de los pip-chous y por primera vez despus de
tanto tiempo sent la voracidad de acostarme con alguien, de acariciar
un cuerpo desnudo, de decir te qlliero, me justas, no te vayas, por favor,
r~ranze, UO me abandones. Necesitaba rogar, suplicar, y que me rogaran
y suplicaran con ternura (32-3).
A pesar de que Irigaray apela a la exploracin individual de la
sexualidad, Cixous reconoce que en la mujer existe esa fuerte
necesidad de dar y recibir: She comes in, she comes-in-between
herself me and you between the other me where one is always
infinitely more than one and more than me, without the fear of ever
reaching a limit (319).
Y cuando parece que por fin Marcela ha encontrado a la persona
indicada, Samuel, sufre mucho para lograr desligarse de sus
sentimientos de culpa por ser este hijo de aquel que fue incinerado
por su culpa, anos atrs en La Habana. Es de especial inters ver cmo
aqu el remordimiento ejerce un especial poder sobre la mujer;
contrario a lo que sucede con el hombre, en el caso de Cheny, por
ejemplo, a quien no le importa si su pareja queda embarazada o no;
ella ha vivido con la incertidumbre de si fui o no culpable de que
aquel hombre fuera quemado vivo a manos de su esposa (100).
Emociones, sexualidad y escritura femenina
Es muy difcil para Marcela lograr separar sus emociones, lograr
deslindarse; Cixous, al hablar de escritura femenina, la define como
continua, abundante, excesiva as como un corpus donde fluyen las
pasiones de una manera que el hombre no logra. Por supuesto que
esto se puede traducir al plano de las emociones de la protagonista,
que se debate entre si aceptar o no el amor de Samuel; para ella, como
mujer, es difcil comportarse como lo hace esa escritura masculina,
segn Cixous, cortante y breve (citado en Guerra, 27).
Finalmente, como clmax de todo este deslinde de emociones, de
esa concepcin de amor recproco y que no reconoce lmites, de esa
escritura fluida que nace a partir del cuerpo, el lector se enfrenta con
el encuentro sexual entre,Samuel y Marcela, donde todo tipo de
sensaciones, olfativas, gustativas, visuales y tctiles, se unen para
expresar la realizacin ertica de la protagonista en una relacin
canbal, donde tragarse el uno al otro representa no una dominacin
unilateral, donde el hombre penetra a la mujer y la posee, sino una
posesin mutua, que por fin tiene los ingredientes deseados y donde
no existe el remordimiento:
Roca la membrana delgadsima con vino tinto, forma un sandwich
colocando la piel entre dos trozos de queso mozzarella, me lo da aprobar.
iQu sabroso! Ahora me apetece un bocado de tu cuello, despus los
pezones, suplica glotn. Sera muy agradable probar tu sexo, como men
especial, murmurti... Al rato desciende a los poros erizados de mis
pezones morados y palpitantes, succiona con la venganza de un recin
nacido, desprendindolos de un tirn, dos chorros de leche densa
enchumban el mantel Envuelvo el pene con la boca, la cabeza del
glande se parapeta en mi garganta y trago, es como si me atorara con
un cacho de morcilla a la manzana. (Valds, 358)
A su vez, la introduccin de los cinco sentidos, particularmente del
gusto, reafirma esa idea de penetracin mutua, porque, se asume que
el sexo y el placer ertico n0 se limita a lo genital, sino que va todava
ms all: el placer se vive con el cuerpo. Zo Valds lo escribe, tal y
como la crtica feminista francesa describe el texto femenino, es decir,
como una vivencia de la corporalidad: una escritura que deja fluir la
materia corporal tradicionalmente censurada por el modelo
logocntrico de racionalizacin masculina y que, a travs de una
esttica de los flujos libidinales, de lo que se desliza y circula
erticamente ms ac y ms all de la barrera sintctica del Logos,
produce ritmo, carne y deseo (Richard, 740).
Adrin Herrera Fuentes
Conclusiones
El falocentrismo que se manifiesta en una sociedad, esas
imposiciones masculinas, no son protagonizadas del todo por los
hombres, sino que tambin encuentran en las mujeres un apoyo
ideolgico, como seala Guerra.
Luego de traspasar la barrera de las estructuras gubernamentales,
en Caf Nostalgia el poder del falo tambin fluye hacia las relaciones
de familia; las madres, como el caso de la seora Koch y la madre de
Samuel, ejercen ms poder que sus maridos y son capaces de defender
la lealtad bravamente. Es interesante ver cmo su papel rector y
castigador se homologa con el de la dictadura comunista; ms aun,
encontrar que este instinto de defensa responde a un modelo muy
antiguo de defensa de comunidad que se dio tanto en las comunidades
puritanas del siglo XIX, como en las sociedades clsicas y las cristianas
primitivas, segn han demostrado antroplogos como Taylor.
En Caf Nostal@a se ha observado cmo se manifiesta el poder flico
tanto en el contacto ertico entre hombres y mujeres (la
responsabilidad sobre el coito, la importancia del placer sexual) como
en la concepcin de virginidad; sin embargo, la novela tambin supone
una destruccin de estos modelos y una revolucin del erotismo.
Marcela Koch, como personaje, representa en resumen todo aquello
que se ha mantenido reprimido por el falocentrismo. Su voz, no oficial,
permite ver ms all de la realidad cubana que se muestra oficialmente
por la dictadura de Castro y desafa las concepciones tradicionales de
sexualidad; es depositaria de un cambio en ideas de pureza
occidentales como la virginidad y la reduccin del sexo a lo
reproductivo. Extendiendo un poco lo que dice Foucault sobre la
sexualidad, Marcela destruye ese modelo burgus y no limita el placer
ertico a la vivencia genital, sino que la manifiesta como algo que
penetra todo el ser.
Bibliografa
Cixous, Hlene. The laugh of Medusa.
Foucault, Michel. Historia de la Sexualidad: Val. 1 La vohntad de saber. Mxico:
Siglo XXI, 1999.
Guerra Cunningham, Luca. Silencios, disidencias y claudicaciones: los
problemas tericos de la nueva crtica feminista. El disnmo@neninoactuaZ.
Ed. Aralia Lpez. San Juan: Universidad de Puerto Rico, 1995.
Falocentrismo y sexualidadfenrrnina cn Caf nostalgia de Zo Valds
169
Llorens, Irma. Nuciot~alismo y lite~utu~u: constitucin e itlstitncionalizucin de la
Repblicu de las letras c~~bunus. Espaa: Edicions de la Univestiat de Lleida,
J 998.
Moi, Toril. Feminist, female, feminine. TIIE Fenlillisf Rmder. Essays in Gender
md the Politics ofLiterury Criticism. Ed. C. Belsey y J. Moore. Nueva York:
Blackwell Publishers, 1998.
Mullin, Amy. Purity and Pollution: Resisting the Rehabilitation of Virtue.
\olrrtlol of Tlle History of Ideas. Vol. 57, No. 3. Estados Unidos: The John
Hopkins University Press, 1996. Accedido a travs de: Biblioteca Digital
del Sistema ITESM, mayo 10 de 2001.
Richard, Nelly. Feminismo, experiencia y representacin. Revista
Iberounzericuna. Val. LXII, N,os. 176-177, Julio-Diciembre, 1996.
Rojas-Trempe, Lady. Palabra de mujer: de la resistencia al desafo a la cultura
patriarcal. Texto Crtico. No. 2, enero-junio. Xalapa: Universidad
Veracruzana, 1996.
Valds, Zo. Cuf Nostalgia. Barcelona: Planeta, 1997.

También podría gustarte