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Doyon La Organizacion Del Movimiento Sindical Peronista 1946 1955

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Desarrollo Econmico, v .

24, No 94 (julio-setiembre 1984)

LA ORGANIZACION DEL MOVIMIENTO SINDICAL PERONISTA


1946-1955"
LOUISE M. DOYON

Para comprender el surgimiento del movimiento sindical peronista como uno de los actores principales de la sociedad argentina y su vinculacin con el Estado, es necesario comenzar con el anlisis de la organizacin del movimiento sindical, en sus diferentes fases y dimensiones, Este tipo de enfoque revela el grado de penetracin alcanzado por las organizaciones laborales en el mercado de trabajo y las determinantes estructurales del importante papel econmico y poltico que desempearon. Nos muestra a la vez la influencia que tuvieron los lderes sindicales preperonistas en la formacin de la infraestructura organizativa del movimiento y pone de manifiesto las lneas de continuidad respecto del pasado, as como aquellas reas en que el movimiento se vio forzado a romper con sus tradiciones. Tambin permite definir el papel desempeado por el Estado en el proceso de organizacin de la clase trabajadora y revela la gravitacin que alcanz dentro de la estructura sindical y las consecuencias que esta interferencia externa tuvo en la vida interna del movimiento obrero. Este trabajo se divide en tres partes: la primera est dedicada a examinar la estructura del movimiento obrero peronista; le sigue luego un anlisis de la distribucin del poder dentro de las organizaciones y, finalmente, la tercera se ocupa del proceso de burocratizacin operado en los sindicatos despus de 1946.

1. Estructura del sindicalismo peronista


En esta seccin se examinar el modelo organizacional adoptado, prestando especial atencin a la influencia que sobre l tuvieron las experiencias anteriores del movimiento obrero, as como las innovaciones estructurales realizadas por el sindicalismo peronista.
* Este trabajo forma parte de las investigaciones Uevadas a cabo para la tesis de doctorado "Organized Labour and Pern (1943-1955). A Study of the Conflictual Dynamics of the Peronist Movement in Power", Universidad de Toronto, 1978. Otros dos captulos de la tesis fueron publicados en Deslrrollo Econmico, "El crecimiento sindical bajo el neronismo", vol. 15, NO 5 7 , abril-junio 1975, y "Conflictos obreros durante el rgimen peronista 1946-1955", vol. 17, No 67, octubrediciembre 1977. Cuando n o se las menciona explcitamente, las fuentes de los cuadros estadsticos incluidos en este trabajo resultan de la investigacin realizada en los archivos de la CGT y los peridicos de la poca.

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Si bien es cierto que ia dcada de posguerra marca una neta ruptura en la historia del movimiento obrero en lo que respecta a los alcances de su efectiva representacin, esta demarcacin no aparece tan clara en lo que se refiere a las formasmganizacionales adoptadas. Por el contrario, el modelo de organizacin desarrollado p6r el sindicalismo preperonista despus de 1920 es el que va a servir de paradigma a los nuevos sindicatos que surgen luego de la llegada de Pern al poder. Desde el momento de su surgimiento en 1857 hasta despus de la Primera Guerra Mundial, el movimiento obrero argentino estuvo dominado por sindicatos de oficio relativamente pequeos y financieramente dbiles. Estaban organizados sobre bases locales e integrados por obreros calificados, empleados en actividades industriales -de carcter artesanal o casi artesanalcomo la imprenta, la carpintera, el vestido, la fabricacin de calzados y la elaboracin de productos alimenticios. Se trataba, las ms de las veces, de organizaciones efmeras, creadas alrededor de un conflicto determinado y que desaparecan con la superacin de 105 problemas planteados. Despus de 1890, con la formacin de una serie sucesiva de confederaciones regionales, se intent dotar de un elemento de cohesin a ese conjunto disperso y efmero de sindicatos. Sin embargo, la mayora de dichas organizaciones continu creyendo en la eficacia de las acciones individuales y localmente orientadas al logro de sus demandas. Las escasas y limitadas conquistas obtenidas y los ms constantes reveses sufridos en manos de gobiernos represivos ponan en evidencia que esa forma de asociacin era inadecuada para satisfacer las necesidades de una pequea clase obrera inserta en una sociedad dominada por los intereses agrarios. A partir de 1920, estos sindicatos de oficio se vieron gradualmente desplazados de las principales 'posiciones en el movimiento obrero por sindicatos que agruparon a los empleados del transporte, del comercio y de los servicios pblicos. Para maximizar su capacidad negociadora en un contexto donde un reducido nmero de empleadores controlaban actividades de alcance nacional, estos grupos intentaron implantar un modo de organizacin sindical de tipo industrial. Un sindicato de tipo industrial es aquel en el que cada rama de actividad, independientemente del oficio y ocupacin de los trabajadores en ella empleados, est representada por un sindicato nacional nico. Hacia fines de la dcada del veinte se crearon varios sindicatos de acuerdo con los lineamientos propuestos, entre ellos, la Unin Ferroviaria, la Asociacin Bancaria, la Unin Tranviarios Automotor, la Asociacin de Trabajadores del Estado, la Federacin Obrera Martima, la Unin Obrera Municipal, la Federacin de Obreros y Empleados Telefnicos1.

Aunque puede parecer arbitrario establecer el a o 1920 c o m o p u n t o d e ruptura, d a d o q u e varias de estas organizaciones fueron fundadas e n la dcada precedente, creemos q u e es u n criterio vlido puesto q u e slo se consolidaron despus de la Primera Guerra Mundial. dem ms, la Unin l'erroviaria era la ms poderosa e influyente organizacin dentro de ellas y su fundacin data de 1 9 2 2 : desde entonces, el sindicato fenoviario simboliz el nacimiento d e una nueva tradicin organizativa en el sindicalismo argentino.

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Adems de la expansin del sector terciario, que facilit la consolidacin de este tipo de organizacin, la evolucin estructural que estamos comentando se vio tambin impulsada por la reorientacin ideolgica experimentada por los militantes obreros, resultado del desplazamiento gradual del liderazgo anarquista por lderes socialistas o sindicalistas. A pesar de agudas diferencias con respecto al papel poltico de los sindicatos -mientras que los socialistas estaban en favor de la participacin en actividades partidarias y parlamentarias los sindicalistas se oponan a ello-, estas dos corrientes coincidan en la necesidad de un movimiento obrero unificado, apoyado en slidas organizaciones nacionales. Fue bajo la creciente influencia de estos lderes, en especial de los militantes socialistas, que en 1930 se logr agrupar a los principales sindicatos en la Confederacin General del Trabajo. La reestructuracin del movimiento sindical fue acelerndose en la dcada de 1930 por la influencia ejercida por los militantes comunistas en ciertos sectores obreros industriales. Una pieza central en la estrategia comunista, dirigida a la creacin de un partido poltico obrero fuerte, era la creencia en la necesidad de establecer sindicatos centralizados que constituyeran su principal apoyo. A partir de 1935 los comunistas comenzaron a incorporar, exitosamente, a la mayora de los obreros de la construccin en una organizacin nacional, la FONC (Federacin Obrera Nacional de la Construccin), y sentaron las bases para el desarrollo de organizaciones similares entre los obreros textiles, metalrgicos y del vestido -en rpido crecimiento- y entre ciertos sectores de trabajadores de la industria procesadora de alimentos. Es as que hacia 1940 el movimiento obrero est dominado por numerosos sindicatos importantes de tipo industrial, la mayora de los cuales se reagrupaban en una nica confederacin obrera. Esta tradicin de lucha por la consolidacin de un movimiento obrero fue reforzada an ms como consecuencia de su experiencia bajo el rgimen militar que ocup el poder en junio de 1943. Poco antes del golpe, la creciente rivalidad entre socialistas y comunistas se agudiz a propsito de la negativa del gobierno de romper con los pases del Eje. Los comunistas se retiraron de la CGT y fundaron una agrupacin rival con sus seguidores. Entre julio y setiembre de 1943 la divisin del movimiento sindical a lo largo de lneas ideolgicas paraliz su capacidad para resistir tanto la disolucin decidida por el rgimen militar de los sindicatos comunistas como el pasaje de la administracin de los poderosos sindicatos ferroviarios a manos del gobierno. Las penosas consecuencias de la divisin ideolgica impulsaron a los lderes obreros a realizar un nuevo esfuerzo tendiente a reunificar y expandir el movimiento sindical. Dado que la Secretara de Trabajo, creada en noviembre de ese mismo ao bajo la direccin del coronel Pern, apoyaba este objetivo, la mayora de los lderes socialistas y sindicalistas decidieron aceptar la nueva apertura del gobierno hacia el movimiento obrero. Esta alianza poltica hizo posible que parte del liderazgo preperonista mantuviera el control de sindicatos claves y desempeara un rol principal

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en la sindicalizacin de los obreros industriales as como en organizar los sindicatos de acuerdo con su experiencia pasada. Su contribucin mas significativa fue resultado de la enmienda que introdujeron en el cdigo laboral propuesto por el rgimen militar hacia fines de 1944. Inicialmente, los lderes obreros se negaron a respaldar la iniciativa oficial sosteniendo que no satisfaca las aspiraciones del movimiento laboral. As, insistieron en la necesidad de que el cdigo incluyera los lineamientos organizativos de acuerdo con el modelo adoptado por los principales sindicatos, a la vez que exigieron la inclusin de garantas legales para los derechos econmicos y polticos de los sindicatos y la proteccin de los militantes sindicales. La Secretara de Trabajo comparti los objetivos organizacionales de los viejos lderes obreros porque prometan facilitar la centralizacin de la planificacin econmica dirigida por el Estado y abran la posibilidad de introducir un modelo corporativista para ordenar las relaciones sociales en el pas. Pern crea que en el contexto de un cambio rpido de estructuras socioeconmicas, el orden slo podra mantenerse si el Estado alentaba la organizacin de los principales grupos econmicos del pas y asuma un papel central en la armonizacin de los conflictos de intereses. La creacin de sindicatos fuertes y de nivel nacional, cuyo liderazgo estuviese bajo la influencia poltica del gobierno, permitira lograr la satisfaccin de las demandas obreras ms urgentes al tiempo que asegurara que la orientacin ideolgica de los trabajadores y sus aspiraciones de largo plazo fueran congruentes con las necesidades de un desarrollo econmico capitalista. Asimismo, ese modelo organizacional contribuira a crear la infraestructura necesaria para la concrecin de contratos colectivos de alcance nacional, sobre cuyos trminos el gobierno pudiese influir ms eficazmente que si se tratara de un sistema descentralizado de negociaciones laborales. Desde la perspectiva de los comunes objetivos organizacionales compartidos por el rgimen y los lderes obreros preperonistas, podra resultar, contradictoria la falta de inclusin en el cdigo laboral de un conjunto am: plio de medidas que facilitaran la rpida concrecin de dichos objetivos. Sin embargo, en esos momentos, el rgimen no contaba an con suficiente apoyo poltico para resistir la oposicin de los sectores ms conservadores de la sociedad a una ley que prometa transformar radicalmente las relaciones laborales. Adems, no debe olvidarse que la principal caracterstica de los lderes de la Secretara de Trabajo era su extremo pragmatismo, por lo cual se apartaban de las rigideces que comportaba un plan de largo plazo. La organizacin de los obreros industriales constitua una tarea harto azarosa, cuyas consecuencias polticas eran impredecibles; de all que Pern y sus asesores se opusieran a la sancin legal de un conjunto elaborado de principios, pues corran el riesgo de caer prisioneros del proceso que ellos mismos habran puesto en marcha. Consideraban que el cdigo laboral deba circunscribirse, exclusivamente, al problema del reconocimiento legal de los sindicatos y que cualquier otra cuestin relativa a la organizacin y al papel del movimiento obrero se resolvera mejor a travs de soluciones polticas ad hoc, destinadas a responder a las necesidades del momento. Sin embargo, la creciente presin poltica de los principales grupos de la

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oposicin sobre el rgimen militar oblig a la Secretara de Trabajo a aceptar las demandas del movimiento laboral para asegurarse su apoyo poltico2. El decreto 23.852 de asociaciones profesionales, promulgado en octubre de 1945, fue, sin duda, el testimonio ms significativo del compromiso existente entre el rgimen y el movimiento obrero y reflej el equilibrio de poder existente entre estos dos actores en aquellos momentos. El papel jugado por los lderes sindicales aliados a Pern en la elaboracin del rgimen de asociaciones profesionales les permiti contar con un marco legal que aseguraba la rpida consolidacin de organizaciones sindicales fuertes e internamente cohesionadas, que hicieran frente a la fragmentacin del sector industrial, asegurndole as al movimiento sindical un rol importante en el mercado de trabajo. Adems, al apoyar la creacin de una confederacin laboral nica, contribua a la unificacin del movimiento sindical en el nivel nacional, y aun cuando esta centralizacin sirvi ms adelante para controlar a los sindicatos, no por ello dejaba de garantizarle a la clase obrera un papel poltico importante3. Hacia mediados de 1948, la mayora de las organizaciones se reunan en una confederacin nacional nica; asimismo, los sindicatos nicos por industria lograban consolidar su posicin entre los obreros textiles, metalrgicos, del calzado, del vestido, del tabaco, plsticos, qumicos, del caucho, petroleros, electrnicos y de la construccin.
2 Existe cierta informacin sobre el contenido y el carcter de las negociaciones que tuvieron lugar entre los sindicatos y el gobierno con relacin a la promulgacin del decreto 23.852145. La fuente que hemos consultado fueron las actas del Comit Ejecutivo de la Unin Ferroviaria. All se puede leer que "En el mes de enero (1945) la Secretara de Trabajo convoc a una reunin para considerar un proyecto para regular las asociaciones profesionales de trabajadores. Nosotros sugerimos, en la CGT, que era necesario introducir modificaciones, ya que el proyecto, excepto en un nmero limitado de cuestiones, n o tomaba en cuenta nuestras aspiraciones. Varias reuniones tuvieron lugar en la CGT, con los dirigentes del sindicato del transporte, los telefnicos, los empleados de comercio: en una de ellas se resolvi rechazar el proyecto de legislacin presentado por el gobierno. Al cabo de un mes el secretario de Trabajo volvi a tomar contacto con nosotros y acordamos redactar un contraproyecto: a partir de entonces las negociaciones hicieron progresos". (En Libro d e Actas de & Comisin Directiva, Unin Ferroviaria, mayo de 1945). 3 La capacidad de tiegociacin que dispusieron los viejos dirigentes sindicales en la elaboracin del rgimen de asociaciones profesionales emerge con claridad cuando se lo compara con los regmenes establecidos en Chile y Brasil. El cdigo laboral chileno fue sancionado en 1924 y estipul que los obreros y los empleados deban organizarse en sindicatos diferentes. La unidad bsica de organizacin la constitua la empresa, y en ese plano slo poda existir un sindicato reconocido y con capacidad de negociacin. El cdigo estableca, adems, que aun cuando los sindicatos de empresa podan integrarse a una federacin sobre la base d e actividades afines, dicha federacin no poda desempear las funciones reservadas al sindicato de empresa, como la negociacin colectiva. Se previ tambin la creacin de confederaciones sindicales, cuyas funciones legalmente reconocidas eran similares a las de la federacin; sin embargo, nunca lograron reconocimiento por parte del Estado y slo tuvieron una existencia defacto. El cdigo sindical de Brasil fue implantado durante la primera presidencia de Getulio Vargas, en 1939. En 61 la unidad bsica de organizacin era el sindicato, que representaba a todos los trabajadores de una actividad dentro de una determinada jurisdiccin municipal. En aquellas provincias o estados donde existan cinco o ms sindicatos organizados sobre la base de una misma actividad, stos podan nuclearse en una federacin provincial. En aquellas ramas donde existan tres o ms federaciones, stas podan agruparse dentro de una de las tres grandes confederaciones, de la industria, del comercio y del transporte. El rgimen no prevea la creacin de una confederacin sindical nica y , al igual que el implantado en Chile, responda a un modelo de organizacin que deliberadamente apuntaba a la fragmentacin del movimiento obrero. Vase Robert ALEXANDER: Labor Relations in Argentina, Brazil and Chile, Nueva York, 1962.

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Adems de los compromisos ideolgicos y polticos entre el rgimen y los lderes sindicales preperonistas ya mencionados, el desarrollo de sindicatos nacionales creados alrededor de una actividad comn se vio facilitado por la organizacin tecnolgica del sector industrial. A diferencia de lo sucedido en muchos pases europeos, no lograron consolidarse en la Argentina modos de produccin artesanal o semiartesanal en su sector manufacturero. Las actividades industriales que surgieron a fines del siglo pasado permanecieron en un estado embrionario de desarrollo hasta la Primera Guerra y no se expandieron en forma masiva hasta despus de 1930. Este desarrollo tardo del sector manufacturero permiti la adopcin casi inmediata de tcnicas mecanizadas de produccin que requeran mano de obra no especializada o semiespecializada. Estas caractersticas de la industria argentina impidieron el desarrollo de una conciencia obrera de races artesanales y la emergencia de organizaciones centradas en la defensa del oficio profesional. Como consecuencia de estos factores, los lderes sindicales no enfrentaron resistencia alguna, despus de 1943, a la creacin de sindicatos de tipo industrial dado que se encontraron con una clase obrera cuya identidad colectiva descansaba en la actividad en la que estaban ocupados y cuya lealtad no estaba dirigida a ninguna forma especial de organizacin4. Cabe sealar, sin embargo, que entre. los obreros de la industria de la alimentacin no fue posible introducir en forma acabada el modelo de sindicato industrial. En este sector, que ocupaba un porcentaje significativo de los obreros urbanos, surgi una multiplicidad de sindicatos, organizados alrededor de las distintas ramas de actividad correspondientes a dicha industria. Los sindicatos que los agrupaban incluan a la Federacin Obrera Tucumana de la Industria Azucarera, la Unin de Panaderos, la Federacin Gremial de Trabajadores de la Carne, el Sindicato Obrero de la Industria Aceitera, la Unin obrera Molinera, la Federacin de Obreros Cerveceros, el Sindicato de Obreros Fideeros, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas, la Federacin de Obreros y Empleados de la Industria Vitivincola, el Sindicato de Trabajadores de la Industria del Hielo y la Federacin de Obreros de la Industria Lechera. Tan slo el Sindicato de Obreros de la Alimentacin aglutinaba a obreros de distintas ramas de la actividad, fundamentalmente, del t, caf, galletitas y yerba, pero stas tenan una importancia perifrica en la industria. La industria procesadora de alimentos era la ms antigua en el pas y la mayora de sus ramas de actividad alcanzaron la madurez hacia fines de la primera dcada de este siglo. Adems, este sector se caracterizaba por un alto grado de diferenciacin, por la concentracin regional de sus actividades ms importantes, como la refinena de azcar en Tucumn, el vino en Mendoza, los frigorficos en el Gran Buenos Aires, y por la descentralizacin geogrfica de varias de las restantes ramas. Desde comienzos de siglo,
En su excelente estudio sobre los sindicatos textiles en Gran Bretaiia, H. A. Turner destaca que la temprana industrializacin sobre bases artesanales o semiartesanales impuls el desarrollo de un sindicalismo de oficio, que ms tarde obstaculiz el arraigo de sindicatos d6 tipo industrial en el sector, a pesar de la introduccin de tcnicas de produccin en masa. H. A. T U R N E R : Trade Unin G r o w t l ~Structure . and Policy, London, 1968.

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la mayora de estos grupos posean algn tipo de organizacin sindical centrada en las respectivas actividades y se desarroll entre los obreros una fuerte identificacin a partir de esas identidades diferenciadas. Tambin es importante el hecho de que, como resultado de su anterior experiencia organizativa, la mayora de estos sectores tenan eri sus filas lderes experimentados que podan tomar la iniciativa y organizar rpidamente a los obreros cuando la situacin poltica lo haca posible. Un testimonio de su presencia es el siguiente: de todos los sindicatos creados despus del golpe militar, los del azcar, del pan y de los frigorficos fueron los nicos en completar la sindicalizacin obrera a comienzos de 1946, en tanto que en el sector manufacturero no se alcanz un nivel similar hasta fines de 1947. A comienzos de 1949, la CGT intent racionalizar la estructura organizativa de ciertos sectores del movimiento obrero pero sin mayor xito. Su fracaso ms evidente se produjo entre los obreros de la alimentacin, dada la penetracin alcanzada por los sindicatos ya existentes. En las discusiones del Comit de Arbitraje de la CGT se plantearon los siguientes puntos:
D. Diskin: Dos conceptos distintos gobiernan la opinin de los dirigentes sindicales respecto de la organizacin obrera. Be un lado, el de quienes sostienen que la organizacin obrera argentina debe basarse en gremios unidos por la afinidad de tareas; por el otro lado, el de quienes propician la agrupacin de los trabajadores por industria. Ha sido la preocupacin de la Comisin de Arbitraje de definir de manera inmediata qu tipo de organizacin obrera debe adoptarse.. . Pero distintas razones han impedido terminar esa tarea de reorganizacin. El hecho de que existan intereses creados, el que tropecemos con muchas organizaciones constituidas firmemente, el deseo de respetar viejas normas.. . C. Lpez: Nosotros hablamos con los dirigentes de muchos sindicatos jvenes para exponerles las bondades que significara la creacin de organismos fuertes que unieran a todos los trabajadores de su industria. Y los compaeros nos comprendan pero sentan dolor de desprenderse de lo que tanto trabajo les haba costado levantar.. Entendemos que el momento no es propicio para una reforma integral pues preciso es confesarlo, an no se ha consolidado el movimiento sindical argentino. Est el peligro de que cambiando de ramas los trabajadores de un sindicato a otro, se lo desorganice y !os trabajadores desorientados se entreguen a ...los comunistas. (Abril 11,1949, libro de Actas CCC.)

Si se toma el trmino "sindicato industrial" en su definicin ms general, esto es, la organizacin por un sindicato nico de todos los trabajadores ocupados en una actividad, incluidos empleados asalariados, se encuentran sin embargo casos donde los trabajadores de cuello blanco se negaron a ingresar en sindicatos dominados por trabajadores manuales y formaron sus propias asociaciones profesionales independientes. Los casos ms importantes se produjeron en textiles, frigorficos e industria del azcar, as como en el sector pblico. A pesar de las importantes excepciones mencionadas arriba, es posible concluir que bajo el rgimen peronista, el movimiento obrero estuvo dominado por organizaciones nicas por industria que agruparon a los obreros ocupados en los sectores claves de la economa. Fue este alto grado de cohesin y de homogeneidad, reforzado por su alineamiento alrededor de una confederacin nacional nica, el que defini las principales caracte-

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rsticas del movimiento obrero argentino, colocndolo en una situacin distintiva respecto de los restantes pases latinoamericanos. Adems de estas caractersticas distintivas, las organizaciones sindicales de la posguerra se destacaron por el alto grado de penetracin que alcanzaron en el nivel de planta a travs de la creacin de comisiones internas, directaniente integradas a la estructura del sindicato. La insercin de dichas comisiones bajo control sindical en el lugar de trabajo asegur importantes beneficios tanto al obrero como al sindicato; aument la eficacia de ste para proteger los derechos econmicos y sociales del trabajador dentro del sistema de produccin y cre un vnculo permanente entre la organizacin sindical y las bases. La formacin de comisiones internas ofreci una garanta efectiva para la implementacin de la legislacin laboral y los acuerdos colectivos negociados por el sindicato al crear directamente en la planta un cuerpo orgnico reconocido que pudo negociar con los patrones las demandas de los trabajadores sin temor a represalias. En el caso de que sus reclamos no obtuvieran una solucin satisfactoria, poda recurrir a la instancia local o nacional del sindicato. La existencia de estas comisiones asegur tambin un canal directo y continuo de comunicacin entre el sindicato y los obreros, que hizo posible que los militantes estuvieran al tanto de las preocupaciones de sus afiliados. Este aspecto referido a la comunicacin tiene especial importancia si se tiene presente que la asistencia masiva a las reuniones sindicales en el nivel local constituyen habitualmente un fenmeno inusual. Adems, la permanente presencia de representantes sindicales dedicados a resolver los problemas de los trabajadores les permite a stos darse cuenta del importante rol que el sindicato desempea en su vida diaria: la conciencia de su imprescindibilidad es especialmente importante una vez que las relaciones laborales se rutinizan. Finalmente, la formacin de estos cuerpos es instrumental respecto del grado de afiliacin alcanzado y posee una importancia estratgica cuando el sindicato declara una huelga o el trabajo a reglamento. El coordinador sindical est en condiciones de preparar el terreno para asegurar la total colaboracin de los obreros al tiempo que controla el modo en que la protesta se expresa. Teniendo en cuenta la multiplicidad de funciones que cumplen estas comisiones, y las que de hecho cumplieron bajo el rgimen peronista, su amplia difusin puede ser vista como uno de los logros ms importantes del movimiento obrero argentino despus de 1945. La relevancia.de esta victoria puede apreciarse mejor si se considera que esta aspiracin bsica no haba sido an satisfecha en la mayora de los pases latinoamericanos. En la Argentina, la implantacin de las comisiones internas fue resultado directo de las presiones ejercidas por los obreros y por sus organizaciones y no se vio beneficiada por un respaldo legal proveniente del rgimen de asociaciones profesionales. El cdigo no haca referencia explcita a las comisiones internas, aunque los sindicatos argumentaban en favor de su presencia directa en las plantas, basados en una vaga clusula del art. 49 que garantizaba a los obreros el derecho de elegir a sus representantes, sin especi-

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ficar el nivel ni el tipo de funciones. Las debilidades de este respaldo legal permiten concluir que la creacin de estos cuerpos fue resultado de la directa imposicin de los obreros y de sus lderes sindicales. Robert Alexander ha sostenido que estas comisiones eran en realidad una extensin de los anteriores comits de reclamo que casi todos los sindicatos lograron introducir en las empresas antes del golpe militar de 1943'. Alexander no advierte, sin embargo, que haba una diferencia radical entre esos cuerpos y los introducidos despus de 1945: la mayora de los comits preperonistas no eran parte integrante de la estructura sindical y, de hecho, muchos fueron creados por la patronal para alentar "una conciencia de comunidad de intereses" entre el patrn y sus obreros. Fuera del mbito donde operaban los sindicatos ms poderosos y que podan ejercer cierto grado de influencia en ello, los comits de reclamo cumplan una funcin diferente dado que eran susceptibles de manipulacin patronal. Por ltimo, la resistencia de los patrones en reconocer oficialmente las comisiones internas en contraposicin con la rpida aceptacin de los nuevos sindicatos, puesta en evidencia por la inmediata negociacin de contratos colectivos con dichas organizaciones, refuerzan el argumento que sostiene que las comisiones no alcanzaron ningn grado de institucionalizacin antes de 1945. Los patrones se oponan tenazmente al establecimiento de estas comisiones sindicales porque saban muy bien que significaba el fin del control unilateral que ejercan sobre la vida laboral en la empresa. En consecuencia, slo a regaadientes consintieron en otorgarles un reconocimiento legal limitado, sobre todo en el caso de los sindicatos ms poderosos, cuando hacia 1947 comenzaron a incluirlos en la negociacin de los acuerdos colectivos. Esta prctica se extendi a la mayora de los sectores hacia fines de 1950. De todos modos, el carcter controvertido de esta nueva institucin impidi un acuerdo en tomo de las funciones que debera cumplir. As, la mayora de los acuerdos colectivos slo mencionaba la existencia de estos cuerpos sin definir sus deberes y responsabilidades. Dado que los empleadores se negaron a establecer una tradicin legal que permitiera la consolidacin de las comisiones, en la mayora de los casos sus funciones se negociaron en trminos ad hoc y reflejaron el particular equilibrio de poder existente en una .industria o fbrica especfica. Segn la opinin de un estudioso del derecho laboral:
(El sistema de delegados obreros) es de Italia.. . pero mientras en Italia el sistema se implant y evolucion a travs de acuerdos colectivos, al otro lado del Atlntico se logr en forma imperativa, en decisin unilateral de los trabajadores, el que como hecho consumado deben aceptar las empresas.. . Es un hecho no regido por ley escrita alguna y que rige, en ocasiones, por la imposicin que la fuerza sindical le da, ya que ante una organizacin poderoea que unifica a la mayora de los trabajadores de un gremio se opone, generalmente, la desorganizacin patronal en el espritu individualista de empresa a veces ms poderosa que el estmulo de la solidaridad. En ocasiones, las menos, en derecho se regula por acuerdos bilaterales entre las entidades patronales y obreras o entre una empresa y la entidad sindical. Constituidos y formaiizados los cuerpos delegados no en pugna a la ley, y s al
5 ALEXANDER, op. cit.,

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margen de sta, su derecho est en formacin, y de aqu que, generalmente, su funcionamiento, naturaleza, rgimen y organizacin se determinen unilateralmente por ia organizacin sindical, teniendo aquellas prerrogativas y derechos que se consideran tanto ms efectivos cuanto mayor sea la potencia efectiva de la entidad que los patrocina y a quien representa6.

La evaluacin precisa de los poderes de estos cuerpos slo puede lograrse indirectamente, debido a la naturaleza ad hoc de los acuerdos logrados. A la luz de las normas insertadas en la constitucin del sindicato metalrgico en 1949 que defina el rea de responsabilidad de las comisiones, sus funciones parecen haber sido relativamente amplias. En la industria metalrgica se encuentran, entre las funciones enumeradas, las siguientes: a) presentacin y discusin con la patronal de todos los reclamos presentados por los obreros, b) supervisin de la completa implementacin de la legislacin laboral vigente, de los acuerdos colectivos, de las normas de seguridad y del trato correcto de los supervisores hacia los trabajadores y el adecuado funcionamiento de la maquinaria; c) colaboracin en el mantenimiento de la disciplina de la empresa y el mejoramiento de la planta; d) en el caso de faltas de disciplina, la consulta previa de la patronal con la comisin y la probanza de la culpabilidad del obrero antes de imponerle una sancin; e) contribucin de la comisin a disminuir la posibilidad de conflictos laborales, y finalmente, f) goce de las comisiones de completa libertad de movimiento dentro del lugar de trabajo7. Estos poderes fueron ms tarde ampliados para incluir la obligacin por parte de la patronal de justificar los traslados de seccin del personal en la empresa, as corno los cambios en el esquema de trabajo. Podra argumentarse que, tratndose de la organizacin sindical ms importante del perodo, la industria metalrgica no debera ser tomada como un indicador de las conquistas logradas por otros sindicatos. De todos modos, el nmero de reclamos de la patronal en la mayora de las actividades industriales y la prctica generalizada de no delimitar las responsabilidades de los delegados en la mayora de los acuerdos colectivos sugieren que, si bien las funciones de las comisiones en el resto de las actividades industriales no eran idnticas y por lo menos eran muy similares. En apoyo de esta afirmacin se encuentra tambin el hecho de que estos cuerpos nunca recibieron un reconocimiento legal completo mientras Pern estuvo en el poder y que la definicin de sus funciones no fue incluida en la Ley de Convenios Colectivos de 1953 que sancionaba las prcticas desarrolladas a partir de 1945 en el mbito de la negociacin colectiva. Por ltimo, las comisiones internas fueron duramente atacadas por la patronal en el Congreso de la Productividad de 1955, promovido por el gobierno para discutir las medidas necesarias para racionalizar la produccin industrial del pas8.
Guillermo CABANELLAS: "Rgimen legal de los delegados obreros en la Repblica Argentina", Gaceta del Dabajo, enero-abril de 19s S. 7 Estatutos de la Unin Obrera Metalrgica, 1949. 8 El dicho "No gobiernan y no dejan gobernar" divulgado durante el perodo condensa la frustracin y la hostilidad de los medios empresarios con respecto al desarrolo de las comisiones internas.

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11. La distribucin del poder dentro del movimiento sindical

Mientras que el movimiento sindical peronista conservaba, por un lado, los principios de organizacin, esto es, el esquema estructural elaborado en las dos dcadas precedentes, por otro incorporaba un conjunto de reglas nuevas, destinadas a regular las relaciones entre los distintos niveles del movimiento sindical. Los sindicatos ms importantes que se crearon durante este perodo adoptaron una forma centralizada de conduccin de los asuntos internos. De este modo, la relativa autonoma de la que gozaron las secciones locales en el pasado se vio destruida, y la Confederacin General del Trabajo termin, a su vez, controlando a los sindicatos nacionales. Hasta la aparicin del sindicato nacionai de tipo industrial en la dcada del veinte, el sindicato local haba sido el principal centro de decisiones que mantena, adems, un control absoluto sobre las funciones sindicales bsicas. Durante ese perodo, los lderes no posean una concepcin vertical de la organizacin en la que todos los sindicatos vinculados a una actividad deban unirse en el nivel nacional. Las nicas relaciones intersindicales que admitan eran las de tipo horizontal, donde todos los sindicatos de una regin, independientemente de la actividad profesional de sus miembros, podan unirse en una federacin local que, a su turno, poda unirse a una confederacin nacional. Durante los aos veinte y treinta esta forma de descentralizacin extrema fue modificndose. Los sindicatos ms importantes comenzaron a adoptar el modelo industrial de organizacin y crearon una forma centralizada de gobierno que despojaba a las secciones locales de las principales funciones sindicales, incluido el derecho de declarar la huelga y el de negociar acuerdos colectivos. A pesar de ello, se respet la integridad de la seccin local como un cuerpo semiautnomo, lo que oblig a los lderes nacionales a mantener un dilogo constante con las seccionales, con vistas a logi.ar consenso en tomo de las polticas a adoptar. Esta prctica, cuyas races se encontraban en parte en los principios ideolgicos de los lderes sindicalistas y socialistas y en la tradicin anarquista del movimiento obrero, se vio fortalecida por las debilidades que en materia de organizacin padeca la mayora de aquellos sindicatos. La fortaleza de las organizaciones sindicales, obligadas a actuar en un ambiente hostil en el que representaban slo a una fraccin de los obreros ocupados en una determinada actividad, dependa de la participacin constante de los militantes sindicales locales. La nica excepcin a esta regla la constitua la Unin Ferroviaria, el sindicato ms poderoso del perodo preperonista, que logr consolidar una red de seccionales a lo largo del pas. Este es el nico caso en que la relacin entre la direccin nacional y las distintas seccionales tuvo un rgido carcter centralizado. Aunque pocas, hubo sin embargo instancias en que el organismo nacional lleg a suspender a lderes locales electos debido a serias desavenencias polticas entre estos dos niveles de organizacin. Bajo el rgimen peronista, el limitado dilogo existente entre los lderes nacionales y locales se debilit an mas, tanto en los viejos sindicatos donde dicho intercambio haba sido la norma, como en los nuevos. El reor-

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denamiento de las relaciones en los sindicatos centralizados constituy un cambio significativo, pues incluy a la mayora de las organizaciones importantes, por ejemplo: Unin Ferroviaria, UOCRA, UOM, AOT, USA, ATE, UPCN, Unin Obrera del Calzado, SUPE y SUPA9. Los estatutos de la Asociacin Obrera Textil ilustran grficamente la nueva posicin subordinada en la que se encuentran las ramas locales, a las cuales les reconocen ya el derecho de secesin y cuyos lderes cuentan con muy limitadas funciones.
Art. 57. Estas Comisiones Ejecutivas (de las seccionales) actuarn en todos los casos, en carcter de representantes directos o indirectos del Consejo Directivo (Nacional) y, por lo tanto, son sus atribuciones y deberes: 1. Ajustarse a la reglamentacin de funciones que le dictare el Consejo Directivo. 2. Cumplir y hacer cumplir estrictamente este Estatuto y sus reglamentaciones. 3. Actuar y ejecutar las resoluciones e instrucciones emanadas del Consejo Ejecutivo. 4. Convocar a asambleas de seccin. 5 . Convocar a elecciones para proveer los cargos seccionales. Art. 83: b) Los paros, huelgas, trabajos a reglamento, etctera, de ...seccionales sern decretadas por el Consejo Directivo, previa reunin de los Secretarios Generales de los establecimientos respectivos ... y para el levantamiento de tal medida se seguir el mismo temperamento. c ) Las huelgas de establecimientos sern decretadas por el Consejo Directivo previa asamblea del personallo.

El principal elemento que permiti a la direccion sindical central asegurarse el dominio sobre las seccionales locales fue el control de los fondos y el poder de intervencin. La seccional dependa completamente del organismo nacional en cuanto a recursos financieros, dado que las cuotas de afiliados iban directamente a las oficinas centrales; una vez all se las redistribua a las organizaciones locales que deban tambin dar cuenta de sus gastos. Esta forma de control financiero se adopt apenas qued instalado el primer sindicato centralizado en los aos veinte, transformndose en el principal instrumento para la consolidacin de la supremaca del cuerpo directivo central. Bajo el rgimen peronista, esta forma de control se vio fortalecida por el recurso frecuente al poder de destitucin de los lderes locales, un poder al que hasta entonces se apelaba slo en casos extremos de conflicto. Aunque resulta imposible reunir toda la informacin vinculada con la aplicacin de este poder, hemos podido hacerlo en forma casi completa para cinco importantes sindicatos. El cuadro que presentamos ilustra el frecuente recurso al derecho de intervencin, tanto en los sindicatos viejos como en los nuevos, al tiempo que constituye el testimonio ms revelador de la desaparicin de la autonoma local bajo el rgimen peronista''.
9 Los portuarios, que originalmente se haban organizado sobre bases federativas, adoptaron el modelo centralizado en 1 9 4 9 . lo Estatutos de la Asociacin Obrera Textil, 1 9 4 9 . 11 Entre 1 9 4 3 y 1945 fueron intervenidas numerosas seccionales del viejo sindicalismo debido a que los dirigentes locales se resistan a aceptar la interferencia estatal en las organizaciones gremiales. La rebelin amenaz complicar a las direcciones nacionales en una seria confrontacin con el rgimen militar. Eii las actas de dichas organizaciones se registran largos y acalorados debates sobre la justicia o n o de las medidas toda vz que fue necesario apelar a ellas. Despus de 1946 estos debates desaparecieron y la intervencin a las seccionales pas a ser una practica corriente tanto en l o s viejos c o m o en los nuevos sindicatos.

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CUADRO 1 Intervenciones a las seccionales locales


Sindicato Asociacin Obrera Tev ti1 Asociacin Trabajadores del Estado I'nin Obrera Metalrpjca I'ni6n Ferroviaria Unin Obrera de la Construccin
~-

1943-1946

1947-1948

19491950

1951-1954

(a)

3
16

8
5

12

2
~

11
p p p -

1O
p p p p -

11 9 5 11 12
-

(a) En 1948 hubo varios casos de intervencin de seccionales del sindicato textil como resul. tado de una huelga de la rama aigodn ese afio; la informacin exacta no pudo ser obtenida debido a la d ~ t r u c c i n de los registros sindicales.

El singular contexto poltico existente bajo el rgimen poltico proporcion un estmulo adicional para la centralizacin del poder sindical despus de 1947. La rpida incorporacin de importantes sectores de trabajadores movilizados ms el apoyo recibido del Estado, dieron por resultado la pronta consolidacin d e los sindicatos nacionales y su institucionalizacin como representantes autorizados de los obreros en el sistema de produccin. Con todo, los lderes sindicales saban perfectamente bien que el rgimen, al contar con el apoyo masivo d e los obreros, poda aplicar una poltica de represin selectiva contra los sindicatos que no lograran o se negaran a limitar las demandas de sus miembros de acuerdo con los parmetros de la poltica econmica oficial o que no las canalizaran a travs de los mecanismos establecidos para la resolucin pacfica de los conflictos. Enfrentados con la posibilidad de que los sindicatos fueran destruidos o debilitados y, con ello, que se deterioraran los nuevos derechos adquiridos por los obreros, los lderes sindicales se vieron obligados a adoptar, a partir de 1947, una actitud poltica pragmtica. Ello los llev a colocar a las secciones locales, ms vulnerables a la presin de las bases, bajo su inmediato control y a deshacerse de los lderes que se negaron a aceptar estas nuevas restricciones. Naturalmente, este proceso de centralizacin se vio facilitado por el hecho de que las seccionales fueran ya dependientes del sindicato nacional. Adems, influy la falta de experiencia en materia de organizacin de la mayora de los obreros incorporados a los nuevos sindicatos. Por ltimo, las secciones locales, al respaldarse casi por completo en la dirigencia nacional para fa asistencia poltica y tcnica en sus luchas contra la patronal, terminaron necesariamente aceptando su tutela. Cabe sealar, sin embargo, que bajo el peronismo la redefinicin del papel de las secciones locales estuvo lejos de ser un proceso indoloro, como lo indican los datos acerca de las intervenciones; la verticalizacin del proceso de decisiones comport la destitucin de un numero considerable de lderes locales. Lo que resulta an ms significativo es el hecho de que este nuevo papel de las seccionales nunca se institucionaliz por completo; as, despus de la primera ola de intervenciones entre 1947 y 1950, los lderes nacionales se vieron obligados a continuar aplicando este mecanismo en numerosos casos para mantener su control.

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Este fenmeno de extrema centralizacin del poder en el nivel nacional se reprodujo tambin en aquellos sindicatos que adoptaron una estructura federativa, aunque adquiri diferentes caractersticas en las federaciones ms importantes. Las principales'federaciones del perodo fueron la Federacin Gremial de Trabajadores de la Industria de la Carne, la FOTIA, la FONIVA y la Federacin de Trabajadores de Luz y Fuerza1'. Todos estos sindicatos surgieron entre 1943 y 1946 y adoptaron esa forma de gobierno por el hecho de que sus obreros tenan una larga e intermitente historia dd organizacin. Posean, en consecuencia, liderazgos fuertemente arraigados que podan organizar rpidamente a los obreros sin depender de asistencia externa alguna; de all quc slo udo lograrse su federacin al precio de mantener intacta la autonoma iocal'. Estos sindicatos adoptaron normas que reconocieron a las entidades locales el derecho a la independencia financiera, el derecho de secesin y el derecho de declarar huelgas. En el caso de los sindicatos del Vestido y Luz y Fuerza, sin embargo, la concentracin de un amplio sector de dichas industrias en el Gran Buenos Aires hizo que el sindicato que las representaba desempeara muy pronto un papel predominante en las respectivas federaciones. Dado que los restantes sindicatos descansaban en los recursos tcnicos y en la influencia poltica de las entidades ms grandes para negociar acuerdos colectivos, se vieron forzados a aceptar la redistribucin formal del poder dentro de la federacin en favor del sindicato de Buenos Aires que, de hecho, termin dominando la organizacin central. A pesar de estos cambios, el gobierno de estos sindicatos nunca tom las caractersticas ms extremas -propias de las uniones sindicales- y preserv el respeto por la integridad de los sindicatos locales durante todo este perodo. La descentralizacin del poder fue ejercida con mayor rigor en los sindicatos de la Carne y la FOTIA. Por ejemplo, varios sindicatos del azcar se retiraron de la Federacin durante el ao 1947 y dos importantes sindicatos de la carne se unieron a la CGT a pesar de la negativa de la organizacin central de hacerlo 14. La marcada descentralizacin de estas federaciones descansaba en el hecho de que en sus respectivos sectores los sindicatos se organizaban por fbrica, lugar donde se desplegaba la vida comunitaria de los obreros y a la cual estaba plenamente integrado el sindicato. Estos sindicatos lograron mantenerse descentralizados hasta 1949, a pesar de la desaprobacin del gobierno. Slo despus de ser intervenidos por la CGT,
l 2 Otra importante organizacin q u e contaba con una estructura federativa previa a 1943 y q u e se mantuvo durante el rgimen peronista f u e la Confederacin d e Empleados de Comercio. l3 En el caso de los trabajadores de Luz y Fuerza, antes de 1943 contaban con organizaciones bien establecidas en Tucumn, Baha Blanca y Rosario. La excepcin era Buenos Aires, d o n d e se concentraba el grueso d e los trabajadores: all n o exista un sindicato representativo. Recin despus de la designacin de Perii en la Secretara de Trabajo ese vaco organizativo fue superado. l4 Esta desafiliacin estuvo motivada por la negativa de la FOTIA a adoptar una actitud ms militante en respaldo de las demandas de los trabajadores del azcar. Este fue el nicb ejemplo de desafiliacin, adems del caso del Sindicato d e Luz y Fuerza de Buenos Aires, q u e se retir d e su federacin hasta q u e esta ltima modific su actitud antigubernarneiital.

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por su participacin en una huelga, las relaciones se revirtieron. Despus de una profunda depuracin de lderes, los interventores condujeron estos sindicatos en forma centralizada. Si bien puede afirmarse que la centralizacin operada en los sindicatos despus de 1947 represent en cierta medida la aceleracin de una tendencia preexistente, la nueva relacin establecida entre los sindicatos nacionales y la CGT constituy una dramtica ruptura de la anterior tradicin organizativa del movimiento sindical. Durante todo el perodo preperonista los sindicatos, tanto .los de carcter local como nacional, fueron los principales centros de decisin. Su soberana inclua el derecho a asociarse con otros sindicatos y la libertad de formular las polticas que consideraran ms convenientes para la defensa de los intereses de la organizacin y los de los obreros que representaban. Quizs la forma ms sucinta de expresin del grado de autonoma de que gozaron los sindicatos antes de 1946 sea la revisin de su experiencia asociativa. Se ha dicho ya que los comienzos del movimiento sindical argentino fueron, en parte, una historia de la bsqueda de un frente comn unificado que otorgara cohesin a la lucha sindical por la obtencin de los derechos econmicos y sociales de los trabajadores. Despus de 1889, los sindicatos crearon varias confederaciones: la FOA (1890), la FORA (1901), la UGT (1922), la COA (1926) y la CGT (1930), que se dividi en dos fracciones, primero en 1936 y luego en 1942. Durante este perodo ninguna de las confederaciones logr agrupar a la totalidad de los sindicatos existentes y luego de 1902 varias confederaciones compitieron simultneamente por lograr afiliacione~'~. Al tiempo que estos repetidos esfuerzos reflejaron el profundo deseo de unir al movimiento sindical y las serias divergencias ideolgicas existentes dentro de l, tambin pusieron de manifiesto, de un modo irrefutable, el grado de autonoma de que gozaban los sindicatos. Estos sostenan y ejercitaban el derecho de separarse de toda asociacin que fuera en contra de sus intereses o de sus orientaciones polticas. Fue slo durante el rgimen peronista que se logr la tan ansiada unidad del movimiento, pero despus de 1947 dicha unidad se mantuvo a costa de la autonoma de sus miembros. Sin embargo, estos dos aspectos del proceso de unificacin, esto es, la obtencin de la unidad y su mantenimiento, no deben confundirse. Cuando Pern asume la presidencia, la mayora de los sindicatos ms importantes se haban afiliado voluntariamente a la CGT. Consideraban que la clase obrera contaba con una oportunidad sin igual para desempear un importante papel poltico y que dicha oportunidad podra ser slo aprovechada si todo el movimiento sindical se una en una nica confederacin. Hacia mediados de 1946 las nicas organizaciones influyentes que an no se haban afiliado eran la Asociacin Bancaria, el Sindicato de Trabajadores de Luz y Fuerza de Buenos Aires, el SUPE (petroleros), la Fraternidad, el SOMU (martimos) y la Federacin Gremial de Trabajadores de la Industria
lS Una breve sntesis de este p e r o d o inicial se e n c u e n t r a e n R u b e n R O T O N D A R O : Realidad 1 , canzbio en el siridicalisnzo, Buenos Aires, 1 9 7 7 .

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de la Carne. En los aos siguientes se ejercieron variadas presiones sobre estos sindicatos para que se incorporaran a la CGT, y hacia fines de 1950 la central sindical estuvo en condiciones de afirmar legtimamente que representaba a todo el movimiento obrero16. La relacin entre los sindicatos nacionales y la CGT slo puede entenderse teniendo en cuenta la funcin poltica cumplida por la confederacin. Bajo el rgimen peronista el papel de la CGT ya no se limit a coordinar las polticas de sus miembros, como lo haba hecho hasta 1943. Desde un principio, asumi la funcin de mediadora entre los sindicatos y el Estado. Sin embargo, al sucumbir progresivamente bajo el control del rgimen, aquella funcin fue sustituyndose pero nunca eliminada por un nuevo y ms represivo rol: el de ejecutar las polticas gubernamentales en el movimiento sindical.
CUADRO 2

Comits ejecutivos de la CGT 1945.1955


Oct. 1945-oct. 1 9 4 6

Nov. 1946 Luis Gay (F.O.E.T.R.A.) J. Correa (F.O.T.I.A.) J. Lombarda (U.T.A.) A. Aipuy (A.T.E.)

1948-1949 A. Hernndez (Sanidad) J. Santamara (Renta) A. Chito P. Zucini

S. Pontieri (U. Ferr.) N. Aivarez (U.T.A.) A. Aipuy (A.T.E.) J. Nigreiii (Cerveceros) J. Ugazio (U.O. Municipales)

Oct. 1952-1954

J. Espejo (Alimentacin) A. Vaierga (F.O.N.I.V. A.) 1. Sanvin (U.T.A.) J. Correa (F.O.T.I.A.) F. Soto (U. Ferr.)

J. Espejo (Alimentacin) F. Soto (U. Ferr.) G. Fernndez (Madereros) A. Cabo (U.O.M.)

E. Viiletich (Farmacia) H. Di Pietro (A.T.E.) A. Svori (Fraternidad) R. Cabistn (Alimentacin) J. Polisio (Cerveza)

Uno de los sntomas ms evidentes de la gradual sustraccin de la CGT al control de los sindicatos se encuentra en la eleccin de los miembros del Comit Ejecutivo y , en especial, en la eleccin de su secretario general. En un movimiento sindical autnomo, las posiciones claves de una confederacin nacional estn generalmente reservadas a los sindicatos ms poderosos, tanto en trminos econmicos como en organizacin. Sin embargo, en el caso de la confederacin peronista, despus de 1946 la asignacin de funciones no guard correspondencia con la distribucin interna del poder entre
16 La forma ms efectiva de presin oficial era la negativa del gobierno a reconocer al sindicato como legtimo representante en las negociaciones colectivas. Sin embargo, en el caso de los martimos y los trabajadores de los frigorficos, el ingreso a la CGT se produjo despus de que stos fueron intervenidos en 1960.

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los sindicatos, convirtindose, en cambio, en una cuestin que responda a las preferencias y necesidades polticas del gobierno. El gradual distanciamiento respecto de la realidad del movimiento sindical se hizo ms acentuado en lo referente a la eleccin del secretario general. El primero de ellos fue Luis Gay, que si bien no representaba a un sindicato poderoso, era un lder altamente respetado que haba presidido el Partido Laborista. Luego de la destitucin de Gay, sus sucesores no pudieron siquiera exhibir atributos personales parecidos y fueron oscuras figuras surgidas de organizaciones marginales. Hacia 1952 este distanciamiento fue completo y el Comit Ejecutivo no guard relacin alguna con la jerarqua de poder existente en el movimiento sindical. Si bien no es inusual que una confederacin establezca su tutela sobre los nuevos sindicatos que dependen de la organizacin matriz en cuanto a asistencia tcnica y financiera, este control tiende a disminuir en la medida en que los nuevos sindicatos consolidan su organizacin. Sin embargo, en el movimiento sindical peronista, el control de la CGT se acentu a medida que los nuevos sindicatos se estabilizaban y, despus de 1947, la intromisin de la CGT en los asuntos internos de los sindicatos adquiri un carcter ms represivo al ser utilizada por el gobierno para implementar sus polticas. No slo se les neg a los sindicatos el derecho de desafiliarse de la CGT (no hay un slo caso en todo el perodo) sino que podan ser directamente intervenidos cuando sus polticas entraban en conflicto con los lineamientos dados por el rgimen. Antes de 1948, la mayora de las intervenciones fueron resultado de problemas en la organizacin; luego de esta fecha, la abrumadora mayora fue motivada por la negativa de un sindicato a poner fin a una huelga. Todas las intervenciones llevadas a cabo antes de 1950 constituyeron una flagrante infraccin a los estatutos de la CGT. Hasta 1950, los poderes
CUADRO 3 Motivos y duracin de los principales casos de intervencin
- -

1946-1947

1848-1950

1951-1954

UOM (organizacin), 1946, 4 meses UOCRA (organizacin), 1946-47 Sanitarios (organizacin), 1947-48 Calzado (huelga), 1946-1948 FOETRA (otros), 1947-50 Tabaco (huelga), 1947-1949

U. Ferroviaria (huelga), 1951 AOT (huelga), 1948-49 Bancarios (huelga), 1948-50 UPCN (otros), 195 1-52 SUPA (huelga), 1948-51 Seguros (huelga), 1954-55 UPPA (huelga), 1948-49 SUPA (organizacin), 1954 FOTIA (huelga), 1949-55 Tabaco (huelga), 1954-55 Carne (huelga), 1950-53 Caucho (huelga), 1954 Grficos (huelga), 1949-53 UOM (otros), 1952, 2 sern. UOCRA (organizacin), 1950 Marroquinera (huelga), 1949-1950
Organizacin

Huelga

Otros

Total

1946-1947 1948-1950 1951-1954

2 8 4

3 1 1

1
2

6 9 7

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de la confederacin estaban regulados por el estatuto elaborado en 1935, que no le otorgaba a la CGT poder alguno para asumir la direccin de ningn sindicato afiliado. Esto hubiera estado en total contradiccin con los principios que gobernaban a los sindicatos de ese entonces. El nuevo estatuto elaborado en 1950 incluy el poder de asumir la direccin de un sindicato miembro, pero slo por el trmino de noventa das. Sin embargo, de los siete sindicatos cuya direccin asumi la CGT despus de la reforma mencionada, en un slo caso se respet el tiempo prescrito. Ninguno de los sindicatos que fueron intervenidos ofreci resistencias serias, pues eran conscientes de que la CGT actuaba como un agente estatal. Sin embargo, las discusiones mantenidas a propsito de la reforma estatutaria de 1950 revelaron el fuerte resentimiento de los dirigentes frente al uso de dicha sancin y hubo muchos que resistieron su inclusin. La votacin para incluir la clusula que estamos comentando fue aprobada por 338.476 votos contra 308.601. La exigua mayora slo fue alcanzada porque se orden a los sindicatos intervenidos en esos momentos votar por la afirmativa 1 7 . 4continuacin se transcriben algunas intervenciones:
B. Pantasso: La Unin Ferroviaria es de la opinin que hoy, bajo un gobierno justicialista, todo sindicato que proceda honestamente y no se aparte d e sus funciones especficas no debe temer la intervencin. Toda organizacin que goza de personera gremial podra en el futuro objetar que los poderes conferidos a la Secretara General son excesivos y arbitrarios. Por esa razn, y como vocero del sindicato de trabajadores ferroviarios, exijo que se modifique o elimine esta clausula del estatuto. A. Bolluch: Los delegados del sindicato metalrgico no disienten con el principio fundamental en que se basa dicho poder. En efecto, es posible que surja el raro caso que haga necesario hacerse cargo de la direccin de una organizacin obrera. Sin embargo, consideramos que para regular ese poder resulta esencial prevenir los excesos que se sucedieron en el pasado. Antes de que una organizacin sea puesta bajo la tutela de la confederacin, los miembros del Comit Ejecutivo deben previamente llevar a cabo una investigacin. Y la entidad afectada tener el derecho d e apelar la decisin ante el Comit Central Confederal. Fidel Arias (FOETRA): Todos sabemos lo que sucedi bajo Hernandez cuando se ech a lderes sindicales a discrecin y antojo de la Secretara General. Esta desafortunada experiencia debera servirnos para buscar una salida a este problema; y una exigencia mnima ... debera ser que esa sancin se aplicara por un perodo mximo de 90 das y no por un ao o ms, como en el pasado. D. Carballido: La USA est en contra de este artculo por una cuestin de principios y por las peligrosas repercusiones de su prctica. El artculo crea un instrumento peligroso que deja la puerta abierta para tomar posesin d e un sindicato por una multitud d e razones que tienen poco que ver con el espritu del estatuto. Dado que el estatuto que gobierna las entidades es democrtico y asegura que los funcionarios sindicales sean libremente elegidos, la voluntad soberana de la masa de afiliados debe determinar el camino a seguir por estos hombres. Cualquier
l7 Segun consta en el Libro d e Actas d e la Comisin Directiva d e La Fraternidad (1960, pg. 190): "Fueron numerosos los sindicatos que se sinceraron con la representacin de La Fratrrnidad confirmando q u e estaban en contra de la facultad de intervencin de la CGT: en algunos casos se nos dijo que estaban en contra del artculo intewencionista pero q u e deban votarlo debido a que sus sindicatos estaban intervenidos".

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sindicato que tenga dificultades internas debera permitirse que las resuelva consultando con sus propios miembros y sin interferencias externas. D. Diskin: La Federacin de Empleados de Comercio apoya la mocin que solicita la anulacin de esta clusula. No creo que un sindicato responsable pueda tolerar sin protestar el hecho de que se erija un rgano superior a la voluntad soberana de sus afiliados. Las organizaciones que son miembros de la CGT son entidades autnomas y no ramas de la confederacin. Esta existe slo para coordinar, informar y dirigir al movimiento sindical en un sentido general. Respaldo, en consecuencia, la posicin adoptada por la UTA que fue expresada con un solo objetivo en mente: garantizar la seguridad, tranquilidad y autonoma de todos los miembros que forman el movimiento sindical. V. Rubio (UTA): Esta cuestin es tan importante para el sindicalismo que debe ser profundamente debatida. Nosotros, los peronistas, no debemos olvidar que uno de nuestros principios es la libertad sindical, una libertad que no pudimos ejercer sino ahora. No debemos olvidar que lo que hoy decidamos puede tener consecuencias fatales para el movimiento obrero organizado y para el movimiento poltico surgido de la Revolucin de Junio. No olvidemos que algn da podemos ser tan desafortunados como para tener al frente de la confederacin personas dispuestas a llevarnos por el mal camino. No debemos incluir una clusula que cree una espada de Damocles para el movimiento sindical. Un hombre irresponsable y con intenciones miserables que tome el control de la CGT bien puede conducir a nuestro movimiento a la destruccinl8.

La discusin en torno de este artculo es la ms larga y acalorada que se registra en las actas de la CGT durante este perodo. El hecho de que se llevara a cabo en momentos en que el rgimen ejerca una fuerte influencia sobre el movimiento sindical pope en evidencia la importancia que los lderes sindicales otorgaron al tema. Las actas de esa asamblea son un valioso documento histrico porque proporcionan una rara oportunidad para aproximarse a la percepcin que los lderes sindicales tenan de la naturaleza contradictoria de la relacin entre el movimiento sindical y el rgimen peronista. Los dirigentes continuaban convencidos de que su colaboracin con la elite poltica peronista en 1945 haba sido una oportunidad nica para que el movimiento sindical se convirtiera en un poderoso grupo de presin en condiciones de influir sobre la elaboracin de las polticas gubernamentales. A pesar de su creciente subordinacin a las necesidades polticas inmediatas del rgimen, continuaron creyendo que su alianza con el peronismo era la nica alternativa realista abierta al movimiento sindical. Sin embargo, las extensas y apasionadas declaraciones relativas a la necesidad de abolir el poder de intervencin revelan que un buen nmero de lderes lamentaban las limitaciones impuestas por la alianza con el gobierno y el alto costo que importaba en trminos de la integridad y seguridad de sus organizaciones. Pero lo que no podan hacer -y no hicieron- era admitirlo en forma explcita. Esto hubiera significado admitir a la vez la necesidad de tomar medidas para disminuir el peso del rgimen sobre el movimiento sindical, lo que hubiera iniciado un proceso que pondra en peligro la supervivencia del rgimen y la de su propia participacin en el poder. De all que, no obstante que el poder de intervencin era una creacin directa del rgimen para mantener las polticas de los sindicatos en concordancia con las suyas propias,
Actas del Comit Central Confederal, C G T , 1 9 5 0 .

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la discusin ms intensa termin girando en torno de temas o cuestiones totalmente secundarias como, por ejemplo, que los lderes de la CGT abusaran en el futuro de dicho poder para proteger sus intereses privados. En ningn momento de esta discusin el tema central -la autonoma frente al Estado- fue mencionado. 111. La burocratizacin de las organizaciones sindicales Los estudios existentes acerca del movimiento obrero peronista coinciden unnimemente en subrayar el proceso de burocratizacin que afect a los sindicatos despus de 1946". Atribuyen esta creciente rigidez a la subordinacin de los sindicatos a las necesidades polticas del rgimen y sealan que su pasividad se debi a la cada vez mayor penetracin del Estado en su vida poltica interna. Sin embargo, estos trabajos se han limitado a vagas generalizaciones sin proveer un anlisis ms a fondo del proceso poltico de los sindicatos peronistas. De este modo, el verdadero alcance de la burocratizacin operada en los sindicatos, las formas especficas en las que se expres y los factores que, adems de la interferencia poltica del Estado, fueron responsables de dicha transformacin, continan sin ser debidamente explorados. Es indudable que despus de 1949 los sindicatos peronistas perdieron gran parte de la vitalidad que los caracteriz en los tres aos previos, para sustraerse en forma creciente al control de sus afiliados. Sin embargo, antes de analizar la forma que tom esta creciente dependencia y la influencia del Estado en este proceso de cambio, es necesario examinar los factores relativos a la dinmica interna de las organizaciones que contribuyeron a la burocratizacin del sindicalismo peronista. Bajo el rgimen peronista, el movimiento obrero argentino se transform rpidamente en un movimiento de masas. Esta afiliacin masiva, iniciada en 1946, modific notablemente el tamao de los sindicatos que antes de 1943 constituan generalmente pequeas organizaciones de menos de 15.000 miembros.
CUADRO 4

Sindicatos con ms de 2.000 afiliados en 1941


Unin Ferroviaria FONC Conf. Empl. de Comercio L a Fraternidad U. Tranviarios U. O. Municipales U. O. Textil
obrera y patronales. 194 1 .
19 ALEXANDER,

90.000 40.000 35.000 15.000 15.000 10.000 10.000

ATE F. O. Martima Asociacin Bancaria F. O. Alimentacin F. O. Cerveceros F. Grfica Bonaer. FOET

8.000 7.420 6.994 6.000 6.000 5.000 4.650

S.O. Metalrgico F. A. O. Madera F. O. Vestido U. G. O. Tabaco A Hospitales S. O. 1. Calzado

4.000 3.655 3.000 2.700 2.000 2.000

Fuente: DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO: Organizacin sindical. Asociacin

op. cit.

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El cuadro presentado arriba contrasta notablemente con la situacin existente seis aos despus, cuando el movimiento obrero poda ufanarse de contar con ocho sindicatos que superaban los 50.000 afiliados y con un tamao promedio, en los grandes sindicatos, de 89.000 afiliados. Despus de 1950, cuando el proceso de sindicalizacin llega a su mximo, el movimiento obrero se encuentra ya dominado por organizaciones masivas que representaban a ms de la mitad de los obreros organizados.
CUADRO 5

Distribucin de los sindicatos de acuerdo con su tamao en 1954


Nivel de afiliacin Nmero de sindicatos Cantidad de afiliados Tamao promedio del sindicato Porcentaje sobre el total de los sindicatos Porcentaje sobre totai de afiliados

0-10.000 10.001 -50.000 Ms de 50.000

57 45 12

178.050 949.000 1.299.031

3.124 21.089 108.252

5O 38 10

7 39 53

La creacin de un gran nmero de sindicatos de masa, despus de 1945, provoc una importante expansin de la burocratizacin sindical, que comenz a consolidar sus posiciones en los pocos grandes sindicatos creados antes de 1943. El tamao de los nuevos sindicatos hizo ms difcil la participacin de un modo directo y continuo de sus miembros -como haba sido la prctica en los pequeos sindicatos de oficio hasta la dcada del veinte y en los sindicatos pequeos que continuaron existiendo hasta 1943en la elaboracin de los objetivos y en la administracin de las funciones de las organizaciones sindicales. En los tempranos comienzos del sindicalismo, cuando la organizacin en el nivel local era la norma, el pequeo cuerpo de afiliados estaba en condiciones de asistir a las reuniones para fijar las polticas del sindicato y, en el caso de los problemas inesperados, podan ser fcilmente convocados para determinar los cambios a adoptar. El tamao reducido de estos sindicatos demandaba slo un pequeo nmero de cargos oficiales, ocupados en su totalidad por los obreros militantes, sin remuneracin y cuya experiencia administrativa en poco superaba a la del miembro ordinario. El abultado nmero de afiliados sindicales en el perodo de la posguerra hizo imposible la continuacin de esa forma de "democracia primitiva" para requerir, en cambio, la creacin de una compleja divisin de tareas dentro del sindicato. Esto dio lugar al desarrollo de una clase profesional de lderes sindicales, dedicados exclusivamente a la implementacin de metas fijadas y a la creacin de cargos administrativos no electivos de dedicacin completa para ocuparse de las funciones administrativas de la organizacin. Adems de delegar la administracin diaria de la organizacin a un gru-

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po de lderes elegidos por el trmino de dos aos, los afiliados estaban de hecho obligados a delegar en este cuerpo la autoridad para determinar la poltica general del sindicato. Dada la rpida centralizacin de estas organizaciones, los miembros se vieron forzados a transferir la responsabilidad de determinar la poltica general del sindicato en una conferencia nacional de delegados que sesionaba slo unos pocos das al ao. El tamao de estas asambleas y su corta duracin no eran propicios para la discusin a fondo de los problemas enfrentados por el sindicato y el movimiento obrero en general. Adems, los largos intervalos entre conferencia y conferencia restringan la posibilidad de determinar una poltica efectiva, ms all de los lineamientos generales que deba seguir el cuerpo ejecutivo. Como lo sealara Victor Allen en su anlisis de los sindicatos britnicos, el cuerpo ejecutivo se transform en un cuerpo que decida las polticas a seguir, "cuyas decisiones no estn sujetas al control de una asamblea representativa antes de ser aplicadas sino que son juzgadas casi totalmente a partir de los resultados alcanzado^"^^. La rpida institucionalizacin de las relaciones entre la patronal y los obreros durante este perodo tambin estimul fuertemente la creacin de una burocracia considerable. Los sindicatos peronistas no eran ya slo organizaciones defensivas, limitadas, por la hostilidad del ambiente poltico, a proteger tan slo el. salario de sus miembros a travs de formas directas de accin, como haba sido la prctica en la mayora de los sindicatos antes de la llegada de Pern. Por el contrario, despus de 1945 los sindicatos se transformaron en organizaciones multifuncionales que se ocupaban de una amplia gama de actividades vinculadas a la vida de los obreros. Las nuevas funciones requeran, en consecuencia, el desarrollo de una gran variedad de habilidades por parte de estos lderes obreros y la formacin de un cuerpo subordinado de expertos tcnicos y legales. Hacia 1948 los sindicatos ms importantes participaban en la negociacin de acuerdos colectivos muy detallados y de alcance nacional y en la elaboracin de minuciosos cdigos destinados a regular las condiciones de trabajo en la fbrica. Adems de estas funciones, eran parte activa en la implementacin de las leyes laborales sancionadas durante los gobiernos preperonistas y peronista. La concrecin de estos objetivos oblig a los sindicatos a participar en los complejos mecanismos creados despus de 1945 para mediar en los conflictos entre capital y trabajo. Los ms importantes eran las comisiones paritarias y los tribunales laborales. Asimismo, la activa intervencin del Estado en el campo laboral confront tempranamente a los sindicatos con una poderosa burocracia oficial a cuyos favores deban aproximarse para poder negociar exitosamente con las autoridades pblicas. Por otra parte, el desarrollo, en especial despus de 1948, de importantes funciones en el campo de la seguridad social, como por ejemplo la provisin de alimentos baratos y la prestacin de servicios tursticos, alent tambin la expansin del aparato burocrtico sindical, La creciente complejidad de los sindicatos peronistas estaba destinada
z0
V . L. ALLEN: Power ir1 Trade Uiiioris, Londres, 1954,pag. 158.

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inevitablemente a introducir ciertas rigideces en la vida poltica de las organizaciones. Hemos visto cmo el tamao y la centralizacin de los sindicatos creaban importantes obstculos para la efectiva participacin de los afiliados en la determinacin de las polticas. Adems, como Michels ya lo sealara en su anlisis del movimiento obrero alemn, el desarrollo de una poderosa burocracia sindical contribuye an ms a incrementar la autonoma de la organizacin2'. Michels subraya aquellos factores que permiten que los lderes sindicales desarrollen una identidad de grupo y tengan un conjunto de intereses distintos y en ocasiones en conflicto con los de la masa de afiliados. Seala el nuevo status social y los importantes beneficios polticos y econmicos de los que generalmente gozan los ocupantes de cargos sindicales y su alejamiento de las experiencias frustrantes de la vida en la fbrica, factores que contribuyen a disminuir su sentimiento de antagonismo de clase. Su participacin en detalladas negociaciones que los confrontan a los problemas y limitaciones tcnicas de la industria modifica sus perspectivas respecto de las demandas obreras, que antes eran vistas exclusivamente en trminos polticos y que ahora se ubican en el marco de las necesidades funcionales de la industria. Esta actitud ms "responsable" responde tambin al hecho de que los lderes saben que su influencia personal es resultante directa de la solidez de la organizacin, que no debe exponerse a frecuentes confrontaciones con el empresariado o con el Estado, puesto que ello podra tener como resultado el debilitamiento de sus bases de poder. La consolidacin de las organizaciones laborales trae consigo una diversificacin de los objetivos que pueden perseguir; stos deben contemplar no slo los intereses de los afiliados sino tambin los de la nueva elite sindical y los de la organizacin en s misma que garantizar su permanencia y expansin. La transformacin de la organizacin en un fin en s mismo y las aspiraciones del nuevo liderazgo son cambios significativos que afectan la vida interna de los sindicatos y que no deben olvidarse cuando se considera el proceso de burocratizacin del sindicalismo peronista despus de 1948. Michels seal que las dos principales caractersticas de una organizacin voluntaria altamente burocratizada eran la baja participacin de sus miembros en las decisiones acerca de polticas y la formacin de una elite slidamente atrincherada que puede perpetuar su control sobre las posiciones claves de la organizacin. Para tener una idea del grado de "oligarquizacin" del sindicalismo peronista se necesitara un conjunto de datos sobre la participacin de los afiliados en las elecciones y reuniones sindicales y sobre el grado de competencia en los comicios, as como sobre la rotacin de los lderes. Desgraciadamente, no es posible un anlisis detallado de la vida poltica interna de los sindicatos peronistas pues el material no est disponible. De todos modos, existe cierta informacin que puede proveer nuevas perspectivas referidas a la autonoma alcanzada por las organizaciones sindicales respecto del control de sus afiliados. No puede negarse el hecho de que luego del perodo inicial de la movilizacin obrera que se produjo durante los primeros aos del rgimen peroRobert MICHELS: Losparidospolticos,tomo 11, parte sexta, Buenos Aires, 1969.

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CUADRO 6

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Reuniones sindicales y asistencia en Buenos Aires, 1946-1954


Afio Nrnero de reuniones Nmero de asistentes

M o

Ninsro de reuniones

Nmero de asistentes

(a) Datos extraviados. ~ u e n t e : MINISTERIO DE HACIENDA: Sntesis mensual de la Repblica Argentina, 1 9 4 8 , 1952. 1 9 5 5 .

nista, el alto nivel de participacin de las bases en el proceso de decisin en los sindicatos disminuy drsticamente. Las estadsticas del Ministerio de Trabajo referidas a la asistencia de los afiliados en las reuniones sindicales en la Capital Federal proporcionan un ndice del brusco descenso que se oper. Los socilogos interesados en el movimiento sindical han sealado que, en momentos de crisis, cuando estn en juego intereses vitales, es dable esperar un alto grado de participacin de las bases en las actividades sindicales. Una vez superada la crisis y cuando las relaciones sociales vuelven a rutinizarse, la tendencia normal en las organizaciones de masa es una gradual disminucin de la participacinz2. En las estadsticas compiladas por el Ministerio de Trabajo se observa que el mayor nivel de asistencia se produce durante los dos primeros aos del rgimen peronibta. La 'movilizacin de amplios segmentos de la clase obrera como resultado de los eventos del 1 7 de octubre de 1945 y las elecciones presidenciales que la sieieron, haban creado una situacin poltica muy fluida. La repentina apertura del sistema poltico cre la posibilidad de cambiar la distribucin del poder entre los grupos sociales, tanto en la sociedad como en el sistema de produccin y dar satisfaccin a las demandas obreras largo tiempo postergadas. Este clima poltico haba estimulado la incorporacin masiva de los obreros en los sindicatos. Sin embargo, la rpida satisfaccin de un buen nmero de demandas obreras tanto en el nivel poltico como en el econmico hizo previsible una cada en la movilizacin. El reconocimiento de los sindicatos por parte del Estado y de la patronal y las sustanciales concesiones econmicas alcanzadas en estos dos primeros aos desplazaron del campo de lucha, en el cual la implicacin directa de los obreros era esencial, aquellas cuestiones con los que stos estaban ms identificados. Adems, la gradual institucionalizacin de las relaciones laborales y la integracin de los sindicatos al partido poltico
22 Seymour LIPSET: "El proceso poltico de los sindicatos", en Walter GALENSON y Seyv estructura del sindicalismo, Buenos Aires, 1969. mour LIPSET: Teora .

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dominante ofrecan un canal alternativo y realista para consolidar y quizs ampliar las conquistas ya logradas. A poco de asumir, el rgimen peronista inici una estrategia que apuntaba a la desmovilizacin de los obreros, acentuando la tendencia sealada. Se neg a apoyar y sancionar demandas que no fueran las de derecho de sindicalizacin y la implementacin de ciertas reformas socioeconmicas. Mientras tanto, los sindicatos recientemente creados, absorbidos en organizar a los trabajadores y en obtener, tras ingentes esfuerzos, el reconocimiento de aquellas reivindicaciones, simplemente no disponan de la necesaria fuerza organizativa para desafiar las limitaciones impuestas. Como consecuencia de ello, la mayora de los obreros careci de un liderazgo capaz de proporcionarles un nuevo conjunto de reivindicaciones que reemplazara las demandas ya satisfechas y mantuviera el alto nivel de movilizacin. El concepto de accin colectiva difundido por el rgimen e incorporado en la ideologa del movimiento era en s mismo desmovilizador. El nfasis puesto en la necesidad de centralizar las organizaciones sindicales en manos de sus lderes nacionales y el de concertar la formulacin de polticas del movimiento alrededor de Pern, elev el concepto de verticalidad a la categora de principio poltico general, tan importante para la ideologa del movimiento como el de justicia social, pero en una relacin de subordinacin con este ltimo. Al cerrar repentinamente la posibilidad de nuevos cambios estructurales, pero manteniendo no obstante el apoyo de amplios sectores del trabajo, el rgimen suprimi uno de los principales incentivos para la movilizacin obrera. El respaldo recibido por aquellos lderes que aceptaron la restringida definicin del papel poltico del movimiento laboral formulada desde el Estado, les permiti obtener el control de las posiciones claves en los principales sindicatos; el tamao de estas organizaciones impidi luego el desarrollo de una discusin crtica autnoma entre las bases y facilit su manipulacin por los partidarios del rgimen. La recesin de 1952, que amenaz las conquistas econmicas de los trabajadores, contribuy a neutralizar los factores de desmovilizacin y estimul el retorno de un mayor grado de implicacin en las actividades del sindicato. El cuadro 6 ofrece pruebas estadsticas de este hecho, poniendo en evidencia que el nivel de asistencia a las asambleas sindicales en la Capital Federal entre 1953 y 1954 duplic al de 1951. Sin embargo, la rigidez de los sindicatos, a esa altura ya altamente centralizados, desalent el regreso a los altos niveles de participacin de 1946 y 1947. La baja participacin de los afiliados en la vida interna de un sindicato suele asegurar a los lderes libertad de maniobra para determinar las polticas de la organizacin. Sin embargo, la falta de intervencin de las bases obreras en el proceso decisorio no es necesariamente equivalente al surgimiento de un grupo cohesivo de lderes en condiciones de retener de modo ininterrumpido el control de los cargos claves. Esto lo demostraremos en el caso del sindicalismo peronista. A fin de obtener un indicador del cambio de liderazgo en los sindicatos

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peronistas, centramos el anlisis en el grado de rotacin operado en el nivel de secretariados. Este organismo, de carcter nacional, integrado por funcionarios electos a tiempo completo, es el principal cuerpo responsable de la administracin de cada sindicato. Est presidido por un secretario general que, en la mayora de los casos, se encuentra asistido por los secretarios de administracin y de organizacin, el tesorero y el secretario de prensa. Es responsable ante la Comisin Directiva, de la cual forma parte junto con otros diez o veinte miembros, que se renen mensualmente para determinar las polticas que debe seguir la organizacin. El secretariado responde tambin ante la Conferencia Nacional de Delegados, que se rene una vez al ao para determinar las lneas polticas generales y revisa lo actuado por el Comit Ejecutivo. Dada la escasez de fuentes disponibles, slo ha sido posible reunir los datos completos relativos a la rotacin en la secretara general para 28 sindicatos, en tanto que para los comits ejecutivos slo fue posible compilar los de 20 de ellos, Sin embargo, dado que esta muestra incluye a los sindicatos ms importantes del perodo, pensamos que provee un indicador vlido para analizar la estabilidad del liderazgo en la dcada de la posguerraz3.
CUADRO 7

Cambios de liderazgo en los sindicatos peronistas, 1946-1954


NO

1946-48
(S)

NO

1949-50
()

NO

1951-54
(%)

NO

Total
(%)

Cambios en la secretara general Cambios en los comits ejecutivos - De todos los miembros - De la mitad o ms de los miembros

25

(41)

9
1 7

(15)

26

(43)

60

(100)

8
12 (36)

(21)

9 14

18
(42)
33 (100)

Este proceso de renovacin del liderazgo puede dividirse en dos perodos principales. El primer perodo, que va de 1946 a 1950, tuvo un significado poltico fundamental porque fue durante esos cuatro aos que los sindicatos experimentaron la remocin de sus lderes ms militantes y su reemplazo por hombres ms predispuestos al compromiso. En las interpretaciones acerca de los orgenes del movimiento obrero peronista, el nfasis est sobre todo puesto en el desplazamiento de gran parte de la dirigencia sindical tradicional que haba alcanzado posiciones prominentes antes de la llegada de Pern al poder. Sin embargo, poca atencin se ha prestado al hecho de que durante este perodo un nmero imporLos sindicatos incluidos en el estudio de los cambios en el secretariado son: Asociacin Bancaria, Unin Obrera Municipal, ATE, Sindicato Vitivincola, SUPA, Madera, FONIVA, Calzado, Unin Ferroviaria, UPPA, Federacin Grfica Bonaerense, AOT, UOM, FOTIA, UOCRA, La Fraternidad, Caucho, Alimentacin, Unin Obrera Molinera, UTA, Sindicato Luz y Fuerza Capital, Carne, UPCN, Unin Petrolera Argentina, Qumicos, SUPE, FOETRA y Plsticos; los ltimos ocho sindicatos fueron omitidos en el examen de los comits ejecutivos.

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tante de nuevos lderes fue expulsado de los recientemente creados sindicatos industriales, siendo adems un -grupo numricamente ms importante que el anterior y ubicado en el sector ms dinmico de la clase obrera. Se ha sealado que el alejamiento de un sector de la elite tradicional priv al movimiento sindical de un grupo de lderes experimentados y que esto tuvo sin duda serias consecuencias respecto de la orientacin ideolgica del movimiento obrero argentino. Sin embargo, igualmente importante fue la expulsin de un sector de lderes nuevos que rest al movimiento de un grupo de activistas que pudo haber dotado de un contenido reformista militante a la ideologa sindical. Lipset se ha referido a los lderes que emergen al frente de nuevos sindicatos como lderes "vocacionales", esto es, hombres que buscan el liderazgo preocupados por el bienestar de sus camaradas trabajadores y por la expansin de la organizacin como un medio para alcanzar ese fin ms que para su beneficio personal24. Es en las etapas iniciales de la vida de la organizacin que es ms probable encontrar ese tipo de lderes debido a las enormes dificultades que debe enfrentar el sindicato y a los pocos beneficios inmediatos que proporcionan los cargos directivos. Si bien es cierto que los nuevos lderes sindicales llegados al poder entre 1943 y 1946 no tuvieron que enfrentar los peligros personales asociados a la militancia obrera en los primeros tiempos, no puede negarse que tuvieron que hacer frente a deberes y obligaciones mucho ms exigentes, escasamente recompensados. El nivel de dedicacin de gran nmero de estos lderes qued demostrado en su disposicin a dirigir huelgas que no contaban con el apoyo del rgimen, conscientes de que una actitud semejante podra tener como consecuencia su eliminacin del cargo por una intervencin al sindicato por la CGTZ5. En su estudio sobre el movimiento obrero norteamericano, Lipset seala que la gradual institucionalizacin de las relaciones laborales reemplaza una situacin de conflicto abierto entre capital y trabajo por una caracterizada por la negociacin y el compromiso mutuo. El establecimiento de esta nueva relacin requiere un nuevo tipo de lder sindical, ms inclinado a funciones administrativas y diplomticas. Aquellos sectores de lderes originales que no pueden ajustarse a las nuevas condiciones son gradualmente desplazados por un proceso de eliminacin interna. A pesar de que durante el rgimen peronista se produjo una rpida institucionalizacin de las relaciones laborales, la masiva eliminacin de los lderes militantes entre 1947 y 1950 no respondi tanto a las necesidades y luchas internas sealadas por Lipset como a la directa intervencin del Estado.. Si bien despus de 1950 el nivel de confrontacin directa entre sindicatos y Estado cay notablemente, el alto nivel de rotacin del liderazgo sindical se mantuvo hasta la cada del rgimen.
LIPSET, op. cit. En las entrevistas realizadas por la autora a algunos lderes, stos sostuvieron que, aunque eran profundamente leales a Pern, sintieron que su primera lealtad era para con sus camaradas. En ciertos casos, declararon que la huelga n o les pareca el medio adecuado para la protesta, pero que se vieron forzados a participar de ella y dirigirla porque haba sido decidida por la mayora de los trabajadores.
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El brusco desplazamiento de un amplio segmento de lderes combativos cre una seria situacin de vaco de poder en la cpula de las organizaciones. Esto ocurri especialmente en los sindicatos recientemente creados, que an no haban logrado consolidar un sistema de seleccin de lderes. Aquellos que ocuparon las posiciones principales fueron ms bien figuras secundarias, cuya predisposicin a adaptarse a las limitaciones impuestas al movimiento laboral los hacan aceptables para el rgimen. Debido a las bases precarias de su legitimidad interna, estos hombres no estaban en condiciones de confrontar con grupos rivales que aspiraban a disputar el control del aparato sindical. Sus dificultades se agravaron adems porque su llegada al poder coincidi con los comienzos de la crisis econmica. Esto signific, primero, que los nuevos dirigentes se vieron obligados a abandonar la lucha por la obtencin de reformas socioeconmicas en beneficio de los trabajadores, un proceso con el cual los lderes anteriores estaban estrechamente identificados. La gravedad de la crisis signific tambin que los obreros fueron forzados a absorber una sustancial disminucin de sus salarios rnientras que los dirigentes sindicales carecan de la autonoma necesaria para lanzar una agresiva campaa destinada a recuperar las prdidas. En lugar de ello, se vieron obligados a delegar este papel, entre 1951 y 1953, al Estado que trataba de equilibrar las prdidas sufridas por los principales grupos sociales. Fue tan slo hacia 1954 que los dirigentes sindicales estuvieron momentneamente en condiciones de reasumir en cierta medida su liderazgo. Esto fue resultado de una mejora en la situacin econmica, que cre una fuerte presin de las bases para recuperar las conquistas logradas en los primeros aos del rgimen. Los niveles de descontento llegaron a tal punto que amenazaron con desencadenar una serie de huelgas salvajes que podan daar seriamente la posicin poltica del rgimen. Pern, dndose cuenta de dicho peligro, consinti a las demandas de los lderes sindicales que pedan se permitiera a los obreros formular las protestas que los sindicatos pudieran canalizar. Dado el grado de centralizacin sindical durante este perodo y la constante rotacin de lderes que hace pensar en una completa autonoma de la organizacin respecto de las bases, puede sorprender su sensibilidad al descontento existente y la capacidad de tomar la iniciativa en ese momento crucial. Esta flexibilidad, a pesar de la rigidez de las estructuras sindicales intermedias y nacionales, se debi en gran parte a la existencia de las comisiones internas. Fue sumamente difcil centralizar el control de los delegados de fbrica que estaban diariamente expuestos a las presiones de sus pares y, en consecuencia, ms atentos a sus demandas. Los dirigentes de base proveyeron a los lderes nacionales un barmetro exacto del grado de descontento existente en las bases y constituyeron una fuente alterriativa de liderazgo cuando sus demandas no eran reconocidas. La renovada movilizacin de los obreros y la existencia de un grupo alternativo de lderes creaban potencialmente una situacin explosiva que los dirigentes sindicales nacionales no podan ignorar. El rgimen, por su parte, era igualmente consciente de que no estaba en peligro solamente la confianza de su

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principal base poltica de apoyo; tambin los sindicatos estaban en peligro de desacreditarse a los ojos de sus miembros, disminuyendo as su eficacia en controlar sus demandas. Despus de 1949, la falta de apoyo de las bases a los lderes nacionales, sumado al hecho de que la principal fuente de su legitimidad estaba fuera de la organizacin, hizo posible que cualquier grupo de lderes rivales, decidido a lograr el control del sindicato, apelara a esa fuente de autoridad "mayor" para desplazarlos. Dado que el respaldo dado por el rgimen a determinados lderes se basaba en su eficacia para mantener el apoyo de la organizacin a las polticas del rgimen, la imposibilidad de satisfacer dicha funcin destrua su utilidad para el rgimen. En consecuencia, ya sea por la creacin de un conflicto artificial o a travs de la movilizacin pacfica de un sector de los afiliados para demostrar la posibilidad de una situacin explosiva, los grupos rivales podan desacreditar a los ocupantes de los cargos ante el Ministerio de Trabajo y la CGT y obtener as su apoyo para removerlos del cargo. La oportunidad para desplazar a los lderes oficiales estuvo facilitada adems por la prctica de llamar a elecciones sindicales, ya sea parcialmente cada ao o cada dos para renovar en su totalidad al Comit Ejecutivo. La reciente creacin de estas organizaciones "como expresin de oposicin a las prcticas autoritarias de la patronal y como instrumento para el mejoramiento y la proteccin de la dignidad obrera", convirti en necesidad poltica mantener, en alguna medida, la forma, si no la sustancia, de una gestin democrtica. Estas necesarias concesiones a la forma y el hecho de que los ocupantes de los cargos carecieran, por su reciente asuncin, de una mquina poltica monoltica, aseguraba la presencia de listas rivales en las elecciones. Esta prctica continu hasta la cada del rgimen. En estas elecciones, si un grupo rival obtena el respaldo del Ministerio de Trabajo, el apoyo poltico y financiero que le poda proveer generalmente aseguraba su victoria. El ejemplo ms importante de este tipo de desplazamiento a travs de elecciones se dio en la Asociacin Obrera Textil. La industria textil haba sido una de las ms afectadas por la recesin de 1952 y numerosas firmas debieron cerrar por quiebra. Los dirigentes sindicales que en esos momentos ocupaban los cargos haban aceptado el pedido de la patronal de reducir las horas de trabajo. En consecuencia, los obreros de este sector vieron seriamente daada su posicin econmica en momentos en que la reduccin de horas de trabajo coincidi con un alto nivel de inflacin. Como resultado de este acuerdo, los dirigentes de la AOT quedaron desacreditados y el grupo rival liderado por Andrs Framini fue capaz de canalizar este descontento y de convencer al Ministerio de Trabajo acerca de los peligros de huelgas salvajes. De este modo, consigui su respaldo para las elecciones de 1953. A travs de estos medios, el grupo de Framini, que infructuosamente haba intentado alcanzar el poder desde 1948, gan el control de la organizacin. Es significativo que en los pocos casos en que el grupo original de lderes consigui mantenerse en el cargo a pesar de su actividad huelgustica, este grupo tambin fue capaz de sobrevivir al subsiguiente perodo de inesta-

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bilidad interna que afect a un cierto nmero de sindicatos despus de 1950. Este fue el caso, por ejemplo, de los lderes metalrgicos, del vestido y petroleros26. Este grupo de dirigentes no se vieron enfrentados a confrontaciones con el Estado porque las favorables condiciones econmicas experimentadas por estas industrias permiti una satisfaccin relativamente rpida de un gran nmero de demandas econmicas y sociales. Al margen de que estos lderes demostraron capacidad para adaptarse a la cambiante situacin poltica, est tambin el hecho de que fueron capaces de hacer frente a los desafos de grupos rivales porque su legitimidad no dependa exclusivamente del Estado y porque ganaron el respeto y la confianza de un amplio sector del cuerpo de afiliados por su activa defensa de los intereses de las bases antes de 1950. Por el contrario, en aquellos sindicatos que sufrieron la decapitacin de su liderazgo en los comienzos de su vida institucional, sus sucesores no tuvieron el suficiente prestigio en la organizacin como para sobrevivir a un perodo en que su capacidad de maniobra estaba fuertemente restringida por el Estado. Los casos ms extremos de inestabilidad se encuentran en los sindicatos de panaderos y en el de portuarios. En el caso del primero, la UPPA, el grupo militante original fue removido del cargo por intervencin de la CGT, luego de una larga huelga llevada a cabo en el Gran Buenos Aires. En los cinco aos siguientes, este sindicato soport un cambio completo de su liderzgo en tres ocasiones diferentes. Finalmente, a comienzos de 1954, en un esfuerzo por reconstruir una institucin fuertemente afectada, los hombres del secretariado que haban sido expulsados en 1948 fueron repuestos en sus cargos. En el caso del SUPA, donde los lderes ms militantes haban sido removidos 4n 1948 bajo similares circunstancias, el nivel de descontento de las bases con los lderes nuevos tom tales proporciones que la afiliacin en los dos aos siguientes disminuy a la mitad. En respuesta a esta situacin, de visible decadencia, un grupo rival form un sindicato paralelo que, en 1953, inici una serie intermitente de huelgas para forzar la intervencin de la CGT en el SUPA. Luego del desplazamiento de los lderes oficiales, se llam a nuevas elecciones que fueron ganadas por la oposicin. El alto nivel de rotacin operado bajo el rgimen peronista fue en perjuicio de una administracin eficiente de las organizaciones laborales, lo que contribuye a explicar la tan comentada corrupcin que se instal en varios sindicatos, en especial despus de 1950. Sin embargo, tiene una importancia poltica fundamental el hecho de que un continuo reemplazo de lderes sindicales contribuy tambin a debilitar el poder de estas organizaciones. La falta de estabilidad en el liderazgo sindical fue en gran parte el resultado del fracaso del movimiento obrero en mantener su autonoma respecto del rgimen, lo que se tradujo en un fortalecimiento de la influencia del Estado sobre las organizaciones gremiales. La remocin del grupo fundador original afect muy especialmente
26 Los dirigentes d e la UOM fueron obligados a renunciar a consecuencia d e sus desaciertos e n la conduccin d e la huelga d e junio de 1 9 5 4 .

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la estabilidad interna de las organizaciones sindicales. En toda organizacin que se inicia, la falta de normas institucionalizadas de autoridad y de seleccin del liderazgo facilita el permanente desafo de las facciones internas, lo que lleva a malgastar sus escasos recursos en enfrentamientos intestinos y limita de hecho su capacidad para responder adecuadamente a los desafos externos que debe confrontar. Habiendo pasado su bautismo 'de fuego, el grupo original de lderes es el nico que en la vida del sindicato tiene suficiente prestigio para sobrevivir a las amenazas internas y para destruir o absorber a sus opositores. Si bien es cierto que la evolucin de un grupo carismtico semejante puede ser un factor desestabilizador en el largo plazo, desempea un papel crtico durante el perodo de consolidacin de la organizacin. La presencia de estos lderes durante un tiempo considerable al frente de los sindicatos ayuda tambin a crear un mito alrededor de los orgenes de la organizacin, en el que se subrayan las luchas que acompaaron su consolidacin y se mantiene viva la conciencia de la necesidad del conflicto una vez institucionalizadas las relaciones laborales. Dado que la base de su legitimidad descansa precisamente en el papel desempeado durante las primeras luchas, estos lderes estn obligados a recordarles continuamente a sus seguidores ese duro perodo de lucha, personalizando esa experiencia a los ojos de los afiliados. Sin embargo, en el caso del sindicalismo peronista, los primeros dirigentes fueron inmediatamente desplazados, de modo tal de dejar en libertad al rgimen para construir su propio mito dirigido a subrayar el papel predominante de Pern. Lo hizo a tal punto que fue capaz de arrasar casi completamente la conciencia del papel jugado por los trabajadores y sus dirigentes en la conquista de los beneficios con los que el rgimen peronista termin siendo identificado. A diferencia de la mayora de los movimientos laborales, en la historia del movimiento obrero peronista no hay gigantes del sindicalismo. Slo est Pern. Conclusiones El examen del tipo de estructura organizativa adoptado por el sindicalismo peronista permite sostener que sus principales inspiradores fueron los viejos dirigentes gremiales preperonistas. El modelo de sindicato industrial que se difunde a partir de 1946 ya se haba introducido en los aos previos. El papel del Estado durante el perodo se limit a proveer un apoyo poltico y legal a la aplicacin de dicho modelo en nuevos sectores del mercado de trabajo. La intervencin del Estado fue, en cambio, ms decisiva en lo referente a la implantacin del sindicato nico por actividad, ya sea que abarcara toda una industria o se circunscribiera a una rama de sta. A ese fin, garantiz el monopolio de la representacin a un slo sindicato por sector, bloqueando la formacin de sindicatos rivales. El desarrollo de las comisiones internas fue, por su parte, una innovacin institucional que complejiz el modelo organizativo preexistente. Aunque no llegaron a estar plenamente incorporadas en el nuevo sistema de relaciones laborales, las comisiones internas se multiplicaron, impulsa-

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das por el alto grado de movilizacin de los trabajadores despus de 1945. Si bien carecemos de estudios sobre su funcionamiento, pareciera que estos rganos sindicales a nivel de la empresa constituyeron un elemento de renovacin dentro de una estructura sindical que, durante el peronismo, se transform en una estructura altamente centralizada. En efecto, la autonoma que tenan en el pasado las seccionales locales fue progresivamente anulada por los sindicatos nacionales y stos, a su vez, actuaron dentro de la rbita de la CGT. El recurso a la intervencin de las organizaciones obreras fue una prctica corriente, destinada a colocarlas en el marco de las polticas del rgimen peronista. Las funciones de control no fueron directamente ejercidas por el Estado: ste las transfiri a la central obrera y a los niveles intermedios, que actuaron como agentes de un sindicalismo de Estado. A pesar de que la creciente subordinacin a las exigencias del rgimen aceler la burocratizacin de los sindicatos, su importancia poltica para el orden peronista provey, paradjicamente, un mecanismo de correccin a sus limitaciones. Despus de la remocin indiscriminada de militantes obreros entre 1948 y 1950, el rgimen dio signos de preocupacin en cuanto al mantenimiento de un mnimo de legitimidad en el funcionamiento de organizaciones que canalizaban su principal apoyo poltico. El Ministerio de Trabajo comenz, as, a ofrecer respaldo a dirigentes capaces de demostrar que contaban con un cierto grado de control sobre las bases, fueran stos dirigentes oficiales o lderes opositores peronistas apoyados en las comisiones internas. Esto se tradujo en el desplazamiento de un cierto nmero de dirigentes oportunistas, que devolvi al movimiento sindical una mayor flexibilidad y legitimidad. En estas condiciones, el movimiento sindical pudo afrontar la movilizacin obrera de 1954 y sobrevivir incluso al derrocamiento del rgimen.

R ESU.44EN Para comprender el desarrollo del movimiento obrero peronista como uno de los grupos doniinantes de la Argentina, es necesario comenzar con el anlisis de la organizacin sindical, vista en sus dif~rentes fases y dimensiones. Este anlisis demuestra la influencia de los lderes sindicates preperonistas aputita a las lneas de continuidad con la historia del movimiento y a destacar aquellas reas donde e'ste rompi con sus tradiciones. Este anlisis es tambin instrumental al definir el rol que jug el Estado en el proceso de organizacin de la clase trabajadora y al descubrir el grado de penetracin logrado dentro de la estructura sindical y las corzsecuencias que esta interferencia externa t u w sobr'e la vida interna de los sindicatos
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SUMMAR Y In order t o understand the dewlopment of the Peronist labor nrovenzent as one o f the dominant groups in Argentina it is necessary to begin with the analysis of the trade union organization, viewed in its different phases and dimensions. Suclz an analysis shows the iiifluence of the pre-Peronbt labor leaders and points to the lines of contitiuity witlt tlie niowment's hist0r.v as well as nzarking those areas where it broke witli its traditions. Such a study is also inshuniental in definitzg the role wfiich the state played in the process of organization o f the working class, arzd uncoven'ng the degree of penetratiotl it achiewd within the sindical structure and tlre corlsequences whiclz this externa1 interference had on the interna1 life o f trade unions.

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