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Cien Años de Soledad Fragmento

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Gabriel Garca Mrquez

Cien aos de soledad


(fragmento)
Muchos aos despus, frente al pelotn de fusilamiento, el
coronel Aureliano Buenda haba de recordar aquella tarde
remota en que su padre lo llev a conocer el hielo. Macondo
era entonces una aldea de veinte casas de barro y caabrava
construida a la orilla de un ro de aguas difanas que se
precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y
enormes como huevos prehistricos. El mundo era tan reciente,
que muchas cosas carecan de nombre, y para mencionarlas
haba que sealarlas con el dedo. (...)
Jos Arcadio Buenda, que era el hombre ms emprendedor que
se vera jams en la aldea, haba dispuesto de tal modo la
posicin de las casas, que desde todas poda llegarse al ro
y abastecerse de agua con igual esfuerzo, y traz las calles
con tan buen sentido que ninguna casa reciba ms sol que
otra a la hora del calor. En pocos aos, Macondo fue una
aldea ms ordenada y laboriosa que cualquiera de las
conocidas hasta entonces por sus trescientos habitantes. Era
en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta
aos y donde nadie haba muerto. (...)
Vio una mujer vestida de oro en el cogote de un elefante. Vio
un dromedario triste. Vio un oso vestido de holandesa que
marcaba el comps de la msica con un cucharn y una
cacerola. Vio a los payasos haciendo maromas en la cola del
desfile, y le vio otra vez la cara a su soledad miserable
cuando todo acab de pasar, y no qued sino el luminoso
espacio en la calle, y el aire lleno de hormigas voladoras, y
unos cuantos curiosos asomados al precipicio de la
incertidumbre. Entonces fue el castao, pensando en el circo,
y mientras orinaba trat de seguir pensando en el circo, pero
ya no encontr el recuerdo. Meti la cabeza entre los
hombros, como un pollito, y se qued inmvil con la frente
apoyada en el tronco del castao. (...)
En aqul Macondo olvidado hasta por los pjaros, dnde el
polvo y el calor se haban hecho tan tenaces que costaba
trabajo respirar, recluidos por la soledad y el amor y por la
soledad del amor en una casa dnde era casi imposible dormir
por el estruendo de las hormigas coloradas, Aureliano y
Amaranta Ursula eran los nicos seres felices, y los ms
felices sobre la tierra. "
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