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Notas Ecocritica en Chile

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Atenea 502
II Sem. 2010
ISSN 0716-1840
MAURICIO OSTRIA GONZLEZ
2
NOTAS
SOBRE ECOCRTICA
Y POESA CHILENA
1
NOTES ON ECOCRITICISM AND CHILEAN POETRY
RESUMEN
Se examinan algunas prcticas poticas chilenas, caracterizadas por presentar visiones
profundas de los sujetos humanos y la naturaleza. Se indaga en ellos tanto las relaciones
de los sujetos con su medio y la presencia de una conciencia ecolgica activa, como la
plasmacin discursiva de un imaginario vinculado a esa conciencia relacional: la plas-
macin de vivencias de profunda integracin del ser humano con el cosmos. Se indaga
tanto los referentes ambientales como la articulacin de elementos de la naturaleza en
tanto expresin de los sujetos textuales.
Palabras clave: Ecocrtica, ecopoesa, literatura chilena, naturaleza/cultura.
ABSTRACT
Certain Chilean poetics practices are examined, which present profound visions of hu-
man subjects and of nature. The inquiry focuses on both the subjects relations with
their environment, and the presence of an active ecological awareness, as well as the
literary concretion of an imagery linked to that relational awareness: the concretion of
experiences of a profound integration of the human being with the cosmos. Environ-
mental referents and the articulation of natural elements as expression of textual sub-
jects are approached within the frame of globalization processes and the defense of
regional cultural values.
Keywords: Ecocriticism, ecopoetry, Chilean literature, nature/culture.
Recibido: 05.06.2010. Aprobado: 14.09.2010.
1
Este artculo forma parte del proyecto FONDECYT 1080338.
2
Profesor Emrito de la U. de Concepcin; Miembro Correspondiente de la Academia Chilena
de la Lengua; investigador en Literatura Hispanoamericana y Chilena. E-mail: mostria@udec.cl
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1
. LA LITERATURA en tanto expresin simblica de las relaciones del
ser humano con el mundo (el de las cosas y el de la subjetividad) no
puede estar ajena a la problemtica ambiental. En efecto, las preocu-
paciones ecolgicas pueden rastrearse tanto en importantes textos (narra-
ciones, poemas, ensayos) como en diversos trabajos crticos y hasta en algu-
nas obras de teora literaria y semitica. As, en los ltimos aos ha surgido,
en el seno de la crtica anglosajona, la llamada Ecocrtica o ecocriticismo
(ecocriticism)
3
, que se define como el estudio de las relaciones entre la lite-
ratura y el medio ambiente (Glotfelty y Fromm 1996: xiii) y que, en gene-
ral, explora la visin de la naturaleza en obras que manifiesten una preocu-
pacin por denunciar el deterioro medioambiental o por representar como
un valor la relacin del hombre con su medio natural, su lugar, su oikos. La
ecocrtica o crtica ecolgica procura integrar las producciones textuales a un
sistema mayor que las tradicionales series literarias, culturales e histricas,
desplazando la obra hacia un nuevo entorno valrico
4
, eco-cntrico, que
inserta la obra y al autor en las matrices que la/lo sustentan. Se trata, en
general, de asumir una perspectiva que recupere la conexin entre la natu-
raleza y la cultura y que haga visible la materialidad de las interrelaciones e
integraciones de los soportes y elementos que aseguran la vida bsica del
planeta. En ese enfoque, el nexo entre literatura y naturaleza representa la
unin primordial del hombre con su entorno natural. Se trata de una co-
nexin que permita conjugar el mundo exterior, mtico y sagrado de la na-
turaleza con la subjetividad y el mundo social. Porque, como acertadamen-
te, advierte Binns: el trastorno ecolgico no deja de ser un trastorno lin-
gstico y literario ms profundo. Grandes smbolos aparentemente intem-
porales (el mar, el ro, la lluvia, el aire, el bosque, la tierra) se estn contami-
nando y agotando, como discursos difcilmente renovables, al ritmo de la
depredacin planetaria (2004). Por otra parte, es cada vez ms creciente y
esto tambin se vincula ntimamente con el fenmeno literario la compren-
sin de la subjetividad como un complejo bio-socio-cultural y de la naturale-
za como una categora cada vez ms humanizada (ya sea como capital sim-
3
El trmino proviene del ensayo de William Rueckert titulado Literature and Ecology: An
Experiment in Ecocriticism (1989). Ver Referencias.
4
Esta valoracin, como seala Donald Worster, conlleva un fuerte carcter tico: Estamos
enfrentando hoy en da una crisis global no por cmo funciona el ecosistema, sino por cmo
funciona nuestro sistema tico. Franquear esta crisis requiere entender nuestro impacto sobre la
naturaleza [] pero aun ms, requiere la comprensin de aquellos sistemas ticos y el uso del
entendimiento para reformarlos. Los historiadores, los acadmicos de la literatura, antroplogos y
filsofos, no pueden hacer la reforma, pero pueden ayudar con la comprensin (Glotfelty y Fromm
1996: xxi).
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blico en relaciones de poder o como una nocin enfocada en la interaccin
entre lo humano y lo no-humano, en lugar de su oposicin)
5
.
La crtica literaria ha cumplido histricamente con la funcin primor-
dial de ser un intermediario o mediador entre el texto y su receptor. Sin
embargo, desde un enfoque heredado de las utopas sociales y el humanis-
mo verde, la ecocrtica busca mediar entre los autores, sus textos, la biosfera
y el lector, estableciendo crticamente las conexiones y puentes de enlace
entre el sujeto y el entorno. As, Glen Love sostiene la necesidad de revertir
el predominio de la conciencia antropocntrica o ego-conciencia, como l
la llama, por el de la conciencia ecolgica o eco-conciencia (1996: 233). Se
trata de evolucionar desde una conciencia especular y narcisista a una con-
ciencia habitada por la real identificacin del hombre con su matriz natural.
Refirindose, especficamente, al papel de la literatura y la crtica literaria,
Love seala: Hoy en da, la funcin ms importante de la literatura es
redireccionar la conciencia humana hacia una consideracin total de su
importancia en un mundo natural amenazado [...] reconociendo la supre-
maca de la naturaleza, y la necesidad de una nueva tica y esttica. Y agrega:
[tenemos la] esperanza de recobrar el perdido rol social de la crtica litera-
ria (1996: 237-8)
6
.
Desde la filosofa y la semitica, se han hecho or voces como las de Flix
Guattari, Edgar Morin y Gianni Vattimo. El primero, en su ensayo Las tres
ecologas, ampla el concepto de ecologa a la articulacin tico-poltica []
entre los tres registros ecolgicos, el del medio ambiente, el de las relaciones
sociales y el de la subjetividad humana (1996: 7); reconoce la paradoja
lancinante: por un lado, el desarrollo continuo de nuevos medios tcnico-
cientficos, susceptibles potencialmente de resolver las problemticas ecol-
gicas dominantes y el reequilibrio de las actividades socialmente tiles so-
bre la superficie del planeta y, por otro, la incapacidad de las fuerzas sociales
organizadas y de las formaciones subjetivas constituidas de ampararse de
esos medios para hacerlos operativos (1996: 14). Morin se refiere a la apa-
ricin de la conciencia ecolgica, gracias a la cual se produce 1) la reinte-
gracin de nuestro medio ambiente en nuestra conciencia antropolgica y
social, 2) la resurreccin ecosistmica de la idea de naturaleza, 3) la decisiva
aportacin de la biosfera a nuestra conciencia planetaria. Morin afirma:
Algunos han pensado definir al hombre por la disyuncin y oposicin a la
naturaleza; otros han pensado definirlo por integracin en la naturaleza.
5
Cf. Marcone 2007.
6
En la misma lnea de pensamiento, vanse los trabajos de Ruecker 1996 y Warwick 1990,
Worster 2000, Buell 1995, Bate 2000.
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Ahora bien, debemos definirnos a la vez por la insercin mutua y por nues-
tra distincin con respecto a la naturaleza. Vivimos esta paradjica situa-
cin. Y concluye: Cada vez ms, todo devenir local est en inter-retro-ac-
cin en y con el contexto planetario global. Pero, al mismo tiempo que se
han multiplicado nuevas solidaridades, se han multiplicado igualmente los
antagonismos y los avasallamientos. En este sentido, estamos an en la edad
de hierro de la era planetaria (1996: 122-16). Vattimo, por su parte, insiste
en la necesidad del dilogo intercultural, del reconocimiento de las diferen-
cias y denuncia que escindido de la naturaleza y la espiritualidad que la
habita, el hombre moderno no es otra cosa que un consumidor consumido y
consumado, habitante de grandes ciudades manejado por los medios de
comunicacin y la publicidad (1990). En el mismo sentido, encontramos,
en el pensamiento latinoamericano, pronunciamientos de Ernesto Sbato
(2000), Octavio Paz (1999) o Eduardo Galeano (1994).
Se desprende del discurso de los pensadores que la actual crisis ambien-
tal es fundamentalmente una crisis civilizatoria y que el uso, e incluso la
constitucin de los ecosistemas, est pautado culturalmente; de ah que una
buena parte de las causas de los desequilibrios ambientales deba ser identi-
ficada en los procesos sociales. Por otra parte, queda claro que el pensa-
miento ambiental es un pensar perfectible, en construccin, abierto a la uto-
pa a la vez que crtico de las experiencias histricas.
En poesa, diversos escritores latinoamericanos han asumido una postu-
ra militante en cuanto a denunciar y resistir las polticas y los atentados en
contra del medio ambiente. Es, por ejemplo, el caso de Ernesto Cardenal,
Pablo Antonio Cuadra, Roque Dalton, Mario Benedetti, Homero Aridjis,
Jos Emilio Pacheco, Giconda Belli, Roberto Juarroz.
2. Chile no ha sido una excepcin al respecto. As, narradores como Luis
Seplveda, sobre todo en El viejo que lea novelas de amor y Mundo del fin del
mundo, o Daro Oses en su novela de anticipacin 2010. Chile en llamas, se
han esforzado por evidenciar los peligros de una falta de conciencia ecolgica.
En poesa, en tanto, Nicanor Parra, particularmente a partir de su ecopoesa
7
,
scar Hahn, Gonzalo Milln
8
, Ral Zurita, Juan Pablo Riveros, Clemente
Riedemann, Sonia Caicheo, Rosabety Muoz
9
, entre muchos otros, se han
7
Es cierto que se puede rastrear la preocupacin de Parra por el medio ambiente en poemas
anteriores. Cf. Carrasco 1990: 233.
8
Vase al respecto, el excelente trabajo de Galindo 2004.
9
Vase, Ariz 2005.
E. Sbato
O. Paz
R. Muoz
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convertido en conciencias denunciadoras de la destruccin del medio am-
biente.
He aqu, algunos antipoemas ecolgicos parrianos:
Qu le dijo Milton Friedman
a los pobrecitos alacalufes?
A comprar a comprar
quel mundo se vacabar!
EXPLOSIN DEMOGRFICA
SAQUEO DE LA NATURALEZA
COLAPSO DEL MEDIO AMBIENTE
vicios de la sociedad de consumo
que no podemos seguir tolerando:
hay que cambiarlo todo de raz!
Ya no pedimos pan
techo
ni abrigo
nos conformamos con un poco de
aire
EXCELENCIA!
Recuerdos de infancia:
los rboles an no tenan forma de muebles
y los pollos circulaban crudos x el paisaje.
Buenas Noticias:
la tierra se recupera en un milln
de aos
Somos nosotros los que desaparecemos.
ESTIMADOS ALUMNOS
adis estimados alumnos
y ahora a defender los ltimos cisnes de cuello
negro
que van quedando en este pas
a patadas
.............. a combos/..................... a lo que venga:
la poesa nos dar las gracias
N. Parra
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Puro Chile es tu cielo azulado
chiste ecolgico
puras brisas te cruzan tambin
vai a seguir? (1983: 151-163).
Como se puede apreciar, los recursos antipoticos son los mismos: hete-
rogeneidad discursiva, empleo de procedimientos propios de la lengua oral
y de la escritura popular urbana; ruptura de discursos cannicos, irona y
parodia. Sin embargo, esta vez, el hablante no es simplemente el francotira-
dor de la antipoesa, los artefactos y los chistes, sino una especie de profeta,
defensor de la Tierra, que denuncia su destruccin y la del ser humano.
Ahora es el poeta de la tribu, que se siente parte de una comunidad en
peligro.
Yo veo al poeta ahora como fabricante de pancartas. Ponte t, un tipo de
pancarta: El error consisti en creer que la tierra era nuestra, cuando la
verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra. Yo creo que vale la
pena enunciar este pensamiento (en Morales 1992: 119).
Como acota sagazmente Ivn Carrasco: la antipoesa ecolgica trans-
gredi otras formas de poesa; la antipoesa se contradice a s misma como
parte de su proceso de autocorreccin (1990: 236).
La denuncia ecolgica de Juan Pablo Riveros, en De la tierra sin fuegos
(1986)
10
, se funde con la destruccin de los indgenas y sus culturas:
el Kolliot ocup
las tierras que Taiyn, por encargo de Temuquel,
distribuy entre nuestras treinta y nueve estirpes:
(...) El Kolliot
cerc nuestros cielos y estrellas.
At nuestros Haruwen a sus motivos de lucro.
Caz, no, destruy
a nuestros guanacos. Blanque de ovejas el Sur.
Se nos persigui y asesin. Envenenaron
al guanaco blanco para diezmarnos.
Enviaron ropas infectas para que con-
trajramos enfermedades. Hubo
una gran guerra con el blanco. Y fuimos
expulsados de nuestros Haruwen, de nuestros
Shoon milenarios. (80);
10
Vase Ostria 1992.
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Ushuaia: comienzo de la decadencia ymana.
Antes ignorada
la tisis, el sarampin.
Cosa rara, la muerte prematura...
USHUAIA: cementerio de nuestra tribu,
decan los ymanas (120);
ya no hay ceremonias
ni mmicas
ni cantos [142].
Por va imaginativa y documental, se va construyendo, por una parte, la
visin de los vencidos, el recuerdo y la elega, sin lamentos, sin tristeza, mas
honda, convincente no es ona la tristeza (81). Donde la acumulacin
de formas pretritas conclusas, clausuradas sugieren el vendaval de cambios
malficos que sustituye al hieratismo religioso, inmutable, del ya no ms
presente continuo. Por otra, como el antiguo cronista, el hablante formula
su protestacin sobre la historia: me he atenido a la ms estricta verdad
(81); como los cronistas acumula testimonios y llega a identificarse con
Martn Gusinde, el sacerdote y antroplogo austriaco, implacable denun-
ciador de la destruccin de los fueguinos:
Ninguna fiera se ha comportado
de manera tan cruel como lo han hecho
los blancos contra los indios indefensos [68].
Dnde estn onas? Dnde
yagn manso, leve alacalufe?
Dnde hombres diligentes,
mujer tenaz?
No cogeris ms, gacela, dulce
yagana, moluscos a la orilla del mar?
Dnde est tu pueblo, Temuquel?
Dnde tus marinos Watauinewa?
Pregntaselo al Kolliot
Murieron de Occidente (156)
11
.
El trabajo de manipulacin textual (recorte, montaje, fusin, cita, par-
frasis, glosa, etc.) que el autor emplea para recrear modos de sentir y de
11
Las pginas corresponden a la primera edicin (Riveros 1986).
J. P. Riveros
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decir de una cultura extinta, posibilita el rescate y la contemplacin, por va
ficcional, claro, de valiosas y sabias formas de vida, fuego intacto conserva-
do en las palabras salvadas de la muerte. En medio de la hecatombe, el poeta
descifra signos sobrevivientes, restos del naufragio, traduce, interpreta, adi-
vina, intuye los misterios de las antiguas culturas, se identifica con sus
hablantes y, escarbando textos y sobrepasando mediaciones, logra una vi-
sin convincente, conmovedora llena de fuego del otro que ya no podemos
ser, aunque la tierra yerta no pueda devolvernos, jams, el eco de su risa.
Pero es, posiblemente, en la produccin literaria de los escritores de ori-
gen mapuche donde se pueden encontrar los testimonios ms persuasivos y
la resistencia ms entraable contra la agresividad depredadora de la globa-
lizacin, as como la defensa cerrada de tradiciones y territorios amenaza-
dos frente al avance del llamado progreso. Vanse estos versos de Leonel
Lienlaf:
La vida del rbol
invadi mi vida
comenc a sentirme rbol
y entend su tristeza.
Empec a llorar por mis hojas,
mis races,
mientras un ave
se dorma en mis ramas
esperando que el viento
dispersara sus alas.
Yo me senta rbol
porque el rbol era mi vida
(Transformacin, Lienlaf, 1989: 99).
En ellos se expresa una dinmica que parte del rbol (no del sujeto) y en
que, por tanto, es el rbol el elemento activo (La vida del rbol / invadi mi
vida). Se llega as a la identificacin total con la vida del rbol, de modo que
ya no son ms dos (el yo y el rbol) sino uno solo: un solo ser en que habita
la misma vida, los mismos sentimientos, las mismas sensaciones e, incluso,
el mismo entendimiento. El proceso de fusin se describe escuetamente, en
un decir sin adjetivos ni construcciones complejas, sugiriendo la oralidad
del mapudungn y de la cultura mapuche. Al principio, el proceso es pun-
tual y concluso (el discurso se caracteriza por el uso del pretrito indefini-
do); luego se hace continuo y duradero: las frases se construyen con formas
de gerundio y pretrito imperfecto (indicativo y subjuntivo):
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Y estos otros, en que la agresin de los huincas afecta tanto a los seres
humanos (corro a ver a mi gente / a mi sangre / pero ya estn tendidos sobre
el suelo) como a la tierra (hiriendo de muerte la tierra) y en que el dolor
del corazn dividido se prolonga por la historia en un proceso de muerte
que an contina y que sorprende al sujeto perdido entre las palabras-l-
grimas:
Bajan gritando
ellos sobre los campos
silbando por los esteros
corro a ver a mi gente
a mi sangre
pero ya estn tendidos
sobre el suelo
sobre ellos pasan los huincas
hiriendo de muerte la tierra
dividiendo mi corazn
Entr en busca de mi calor
A mi casa ardiendo
Brot el estero de mis lgrimas lloviendo sobre mis pies
Ustedes entienden mis lgrimas?
Escuchen al aire explicarlas
Estn pasando los aos,
Estn pasando los nidos sobre el fuego
Est pasando la tierra
Y ya me estoy perdiendo entre las palabras
Escuchen hablar a mis lgrimas.
(Bajan gritando ellos sobre los campos, Lienlaf s.f. )
3. Por diversos caminos, la poesa chilena contempornea (la antipoesa, la
poesa de los ochenta, la poesa etnocultural, de origen mapuche) asume la
defensa de la tierra, irguindose como una manifestacin de resistencia y
denuncia frente a la depredacin de que es objeto el planeta a causa de la
contaminacin y sobreexplotacin ejercida, fundamentalmente, por las gran-
des potencias industriales.
La escritura potica chilena, la escritura potica en general, es un perma-
nente testimonio de que el ser humano y su entorno natural y social consti-
tuyen una unidad compleja e inseparable, un conjunto de relaciones (opo-
siciones, interdependencias, solidaridades), necesarias y dinmicas, presen-
L. Lienlaf
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tes en cada momento y en cada acto singular y que lejos de ser los dueos,
los dominadores del planeta, somos una mnima manifestacin de su pode-
ro. Como escribi el Jefe Seattle: Todo va enlazado. Todo lo que ocurra a la
Tierra les ocurrir a los hijos de la Tierra. El hombre no teji la trama de la
vida, el slo es un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a s mismo.
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