PINTURAS DEL ALMA

NANCY SLUPSKY
PINTURAS DEL ALMA
Coleccin
Narrativa y poesa
Buenos Aires, 2011
Nancy Slupsky
Pinturas del alma - 1a ed. - Buenos Aires : El Colectivo, 2011.
100 p. : 22x15 cm.
ISBN 978-987-1497-
1. Literatura Argentina . 2. Poesa . 3. Teatro.
I. Ttulo
CDD A860
Diseo e ilustracin de tapa: Florencia Vespignani
Dibujos de interior:
Diagramacin interior: Fernando Stratta
Editorial El Colectivo
www.editorialelcolectivo.org
editorialelcolectivo@gmail.com
Copyleft
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uso parcial o alterado de esta obra para la creacin de obras derivadas siempre
que estas condiciones de liciencia se mantengan para la obra resultante.
A mi hija que es sol, vida, dulzura, me inspira
y pare permanentemente.
A mis padres que me legaron valores y amor.
A mi compaero de vida que redescubro
maravillosamente con el tiempo.
A mis amigas y amigos que son energa hermosa,
amor, luz, fuerza, motores
A mi familia toda, mi hermana del alma siempre compaera,
hermanos hermosos, hermanita, cuadas, cuados,
primxs, sobrinxs, Sole, Norma.
A la vida.
A Elena, Graciela.
A los cumpas del Frente Daro Santilln que ya nunca dejar de
formar parte esencial de mivida. All crec, crezco y sigo aprendiendo.
Y a todas las mujeres que nos fuimos sembrando recprocamente,
besos y gracias en un abrazo muy compaero.
Nancy
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PRLOGO
Nancy es una mujer bonita que sale a luchar, da a da, que se
construye y que nos ense a organizarnos, a ser colectivo y no indi-
viduos, a ser compaeros y compaeras. Nancy nos ayud a darnos
cuenta de lo desigual que funcionan las cosas para nosotras, que no
hay slo una forma de ser mujer y que tenemos que aceptarnos.
Leyendo sus poemas, escritos y cuentos encontrarn a nuestra
escritora no slo trazando cosas que imagina o describiendo mo-
mentos vividos para impedir que queden simplemente transitados
en la memoria, sino que nos permite recuperarnos y repensarnos
hoy a cada uno y a cada una en estas Pinturas del Alma.
No es fcil para nosotras, que no desarrollamos como Nancy el
ofcio de organizar palabras cotidianas para que, ordenadas, como
aparecen en las siguientes pginas, den cuenta de parte de nues-
tro recorrido como pueblo, de prcticas organizativas, de cmo nos
sentimos las mujeres. Escritos que buscan refejar un cotidiano tran-
sitado y nos permiten repensarnos de una forma diferente en esta
bsqueda por transformarnos en eso que soamos.
Todo lo que podamos decir de nuestra querida compaera Nancy
(Snupy como varias te decimos hace ya una dcada), quedan cor-
tas en estas lneas, en este intento de pensarte como una mujer que
ha logrado trascender en el corazn de todos y todas las que tene-
mos la satisfaccin de conocerte.
Muchas cosas han quedado impresas en nuestra piel, cuerpo y
alma: tus abrazos, tu aliento para seguir adelante, tu fuerza, tu alegra
que nos sirve para contagiar a los que tenemos alrededor.
Y nos preguntamos: Cmo te encontramos tocando la caja y
cantando con las copleras? Era otra Nancy? O era la misma, en-
10
riquecida por la heterogeneidad, el arte, las empanadas diversas, los
tamales, el locro en la casona de Humahuaca donde te escuchamos?
Ese Cmo ests, Negrita?, acompaado por el gran abrazo
contenedor y sincero. Cmo estn tus cosas? segus con tu pa-
reja? y tus hijos/as y tus nietos/a?, uniendo lo personal y poltico
como hacemos las feministas.
Fuiste impulsora del encuentro de las mujeres, pusiste la semilla
en el espacio de mujeres de los MTD y para nosotras ests no im-
porta si no pods venir a las reuniones o a las actividades. Creemos
en las continuidades histricas, somos generosas con las historias,
las rescatamos. Somos as, podemos seguir creciendo porque antes
hubo mucho. Muuucha lucha, energa, muuuchos abrazos, afectos.
Cada geografa humana tiene sus precipicios y estos requirieron
de la atencin particular de Nancy en los ltimos aos, demandaron
que su despertar peridico est atravesado por incentivos como lo
es el crecimiento libre de su hija Mailn, su apasionado amor por la
lectura y la msica, su siembra digna de amistades y nuestra pelea
constante contra el dolor.
Hoy estamos, colectivamente, retribuyendo abrazos.
No pueden con el amor y mucho menos con los sueos. Sueos
que nos siguen marcando el camino, y a los que no renunciamos.
Gracias por ensearnos a soar, Snupy.
Desde algun lugar de Nuestra Amrica, en la primavera de 2011.
Yani, Celi, Monchy, Zule, Flor y La Tana,
amigas y cumpas del Frente Popular Daro Santilln.
PRIMERA PARTE
(POEMAS I)
13
EL 26
El 26 fue dignidad. Descubrimiento...Verse en el otro.
Reconocerse.
Sentir...
miedo, esperanza, tristeza, desazn.
Dolor y crecimiento.
Recomponer a pesar de las prdidas.
Shock. Silencio. Llanto... desde muy adentro.
Memoria. Recuerdos. Darse cuenta.
Sentir la muerte. Tan cercana, tan trgica y tan irreversible.
Palparla. Verla.
Fue entender. Comprender. Registrar.
El 26 de junio del 2002 morimos y nacimos muchos...
Fue vislumbrar semillas sembrndose unas a las otras.
Caricias que se descubran y se necesitaban.
Manos ayudndose a no caer.
Miradas sostenindose.
Sangre que peda a gritos justicia.
Rebelda nacida en el sudor propio y en el ajeno.
Clamor que tronaba indignacin.
Dar... a costa de la propia vida.
Fue retroceder y seguir avanzando.
Fue historia despertando nuevas historias.
Fuiste vos daro y fuiste vos maxi
y tantos, tantos, tantos y tantos otros revividos en un abrazo.
Abrazos de manos que sin conocerse rescataban otras manos.
Sangre mezclndose en un reclamo.
Reclamo de vida derritiendo reclamos de muerte.
Fervores ardiendo otros fervores.
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Asombro descubriendo viejos asombros.
Verdades imposibles de ser negadas deshaciendo mentiras
orquestadas.
Sudores cotidianos diciendo presente
ante la apabullante tiniebla de los disparos.
El 26 fue historia y es presente.
Nombres que dejan y dejaron sueos,
colores, olores y motores...
Nombres reverdecedores de sueos.
Sueos soadores de presentes dignos.
Cambios urgentes y plazos eternos.
El 26 fue impotencia y, a la vez, la hermosa presencia de la unin.
Esa unin que siembra maravillas.
Que hace renacer la huella de las miradas.
Miradas infnitas...que anuncian imborrables marcas.
Senderos sembrados de primaveras.
Esa primavera que llevamos los que soamos un mundo de vida,
un mundo con hombres y mujeres que
sientan con el corazn y acten con el alma.
La primavera est brotando
lentamente...
en estas fores que siempre
quisieron cortar...
Han truncado bellas y valiosas ramas.
Pero los gajos esperan...
nuevos tiempos de cosecha...
Una cosecha que vendr
para contagiar de energa
las almas de los que an no encontramos la voz.

15
QUE SURJAN ALAS...
Cuando veo a un chico que
toma un trozo de piedra
y lo tira con bronca contra una paloma
que descansa de la ciudad
en un rincn de basura ensimismada
latas acumuladas
como huellas de una vida o varias
cenizas que remiten
a un espacio y tiempo compartido
que ya no est que ya no vuelve
donde el fuego fue la marca errante y efmera
de ese paso por esa huella...
Latas y desperdicios que denotan
posibilidades mltiples
de hasto u ocio
de calor o invierno
de soledad o compaa...
Cuando veo ese chico, triste tal vez,
abandonado al desamor o
a la indiferencia de miles de seres que sonren
la noche de navidad y
levantan sus copas
cagndose de risa
por los esclavos que sometieron
o felicitndose por los negocios bien hechos
(a costa de esos seres que van a someter...)
Sin importarles un carajo del prjimo
Ese prjimo que est triste y que para matar
o desagotar su tristeza
hiere una pobre paloma
que descansa en su nido
de latas echadas al olvido.
Cuando veo ese chico y esa gente.
16
Cuando me veo a m escribiendo y ponindole letras a la impotencia
Pienso...
en este mundo tan perverso
y no me resigno.
NO me quiero resignar
a esta idea famlica de no poder.
algn da abrir los ojos
y ver el mundo
que aoro.
17
NOCHE DE CORTE
Noche
Noche de corte.
La luna saludando el calor.
Calor de brazos
que saben que estn juntos
y comparten.
Calor de miradas
que han encontrado un rumbo solidario.
Calor de gomas que queman
hipocresas
revestidas de palabras
que mucho dicen y poco hacen.
CALOR...
La fuerza
El orgullo
La mstica de lo colectivo
La pasin tejiendo sueos
Sueos que se juntan
y comparten
pedazos de pan
abrigo
una cancin
esperanzas
mates
sonrisas
la espera....
Pero no espera a ciegas
ni a quietas...
Espera haciendo
tejiendo
entrelazando
18
Noche
Noche de corte.
El corte...
Ms all de lo que se ve
Ese calor de mujeres y hombres
que suean muchos mismos sueos
Esas ganas de ser...
Esa libertad de ser
Esa necesidad de encontrarse
De saber que no ests solo
De sentir que vals para alguien
Que lo que le pasa a un@
le afecta al otr@
y
las penas del otr@
avivan la llama en vos.
Ese ardor
de abrazos
de miradas...
De voces unidas en una voz que
desaira soledades
Que marca rumbos
Que derrite hielos
Que te acerca a otr@...
Y, estas letras,
estas palabras,
estas frases
que
no llegan nunca
a alumbrar
la magia
de
la lucha compartida...

19
ELLAS
Nadie sabe cmo hacen con el tiempo
trabajan y trabajan
lavan planchan cosen barren limpian cocinan
baan
peinan sacan piojos hacen camas buscan precios
amasan
educan llevan los chicos a la escuela van al
trueque,
buscan los chicos de la escuela, compran amasan
cocinan lavan planchan y
trabajan y trabajan
el da se convierte en noche sin parar de
trabajar.
Ellas suean con otro mundo para sus hijos
suean algo mejor
mucho mejor
suean
para ellos
y con ellos
NO se quedan...
saben que el hambre no tiene espera
y salen
tmidamente porque creen que no saben que no
pueden
que no deben
con miedo.
Porque presienten que si les pasa algo nadie va a
poder hacer todo lo que hacen ellas
Ellas con los sueos escondidos
Ellas con las ganas apretadas
con los permisos contados
con las prisiones de los mandatos
Les han dicho que en la casa es donde deben
estar
pero nadie les ha regalado nada como para
seguir
20
aguardando ah sentadas
mientras las panzas de sus hijos allan de
hambre.
Los sueos estn
pero hay que escarbarlos detrs de tanto
cotidiano
Primero el ahora
el ahora urgente
el ahora presente
y por eso salen
porque sus hijos les ponen alas
motores
sus hijos impulsan las pocas fuerzas que el
escaso
alimento les socava.
Pero esas fuerzas se juntan
un sueo despierta al otro.
Salen a la calle
a reclamar
a decir presente
a marcar que no son fantasmas ni cifras ni seres
perdidos en lugares perdidos
a descubrir que valen y a aprender a gritarlo
a mostrar que la dignidad es una actitud de vida.
Y salen
Y se juntan y se juntan
en los barrios en las calles en las rutas.
Y construyen...
esos sueos que tanto suean para ellas
y para sus hijos.

21
UNA Y MIL VECES
Creo en los sueos de la vida
en las profecas que brotan de su savia
en la esperanza que se entrama
entre sus sagas
En la pasin
En la fuerza
En la constancia de la frmeza
En la ternura del regocijo.
Creo en la savia de la vida.
De esa vida que arranca despertares
que ensuea corazones y revive el paso quedo.
Creo en los recodos y en los descansos
en los tiempos que atesoran esperas
amaneceres
nuevos soles
Creo que se puede morir.
Morir de creencia
de pasin
y volver a nacer
Nacer
una y mil veces
22
MISERIA MISERIA
La sombra errante y perpetua
de la miseria que emana miseria.
Que no deja descubrir futuro
que no deja
La sombra aguijoneante de la miseria
que miserea la voluntad de dar.
Brazos que enredan y estrechan.
Se ahogan
Se aplastan
Se anulan
Se socavan
(Solitario corazn de la miseria)
Miseria que aprieta y apretuja
y estruja y destripa y alimenta
el desamor
El cretino desamor del egosmo
Del egosmo se que no deja ser.
Del egosmo miserable de la miseria.
Miseria del alma,
miseria miseria.
Del egosmo que obtura horizontes
Ansias
caminos
descubrimientos
Del egosmo que desarma puentes y entrecruzamientos.
Palabras que abortan su poder de unin
ensalzan la angustia
la terrible angustia de la soledad
de la soledad que est sola y ya nada espera.

23
BSQUEDAS
Desatar los sueos que asaltan las mejillas
Despeinar colores de rgidas formas
Desenrollar las velas
Aliarse con los vientos para llegar al confn de horizontes
Inhspitos
Del agua saldrn las diosas de la tierra.
Del barro nacern barcas que nos permitan desanclar
races
y transformarlas en nuevas plantas.
Generar nuevos pases que humanicen la tierra.
Nuevas ganas de vivir.
Viejas voluntades de revolucionar.
Desenterrar las facetas.
Mscaras que ahogan los quines y cmos.
Exilios de gentes.
Habitculos de series y nmeros.
Muertes que ya no duelen
Dolores que ya no lagrimean.
Lgrimas que ya no brotan
Brotes que buscan
Bsquedas...
An las busco.

24
EN LA QUEBRADA
1.
Quietud
Sol
Luna
Montaas
Y la vida que acontece ms all del ser humano
Lenguajes desconocidos pululan a travs
de los miles de labios de la naturaleza
pjaros al viento y
vientos de pjaros
en el ronronear de hojas y soledades
caricias de un verano
en laderas rojizas y escarpadas
talladas por la mano del gran universo
trajinar de horas por los penachos de la vida
sentir la semilla
latiendo
el brote
todo a punto de ser mientras va siendo
ciclos que comienzan y terminan
para volver abrirse en un sinfn de vertientes
la fnitud
la vida
entre tanta inmensidad
2.
La suma de las contradicciones nuestras de cada da
Amn
El servilismo y la explotacin
La apropiacin y la tirana
La sumisin y el desparpajo
Amn
Pequeos recodos de propias luces y oscuridades nuestras de cada
da
Amn
25
Vienen los vientos a susurrar alfabetos
Y el ro crece desde las montaas al valle
la fnitud de laderas serpenteadas
por el abrazo del viento
el aguijn del segundo sienta querella a
la mutabilidad preada de injusticia
la luna en lo alto del cielo
espera para irse
sigilosa
mientras el sol despliega sus alas
tiendo las nubes
que adormecen las brisas maaneras
titilan en los lamos sus hojitas como
guirnaldas de navidad
y cada hormiga desenrolla
un nuevo trajinar
ojos que hablan sin palabras
desarraigo de toda morada
resistencia de la carne
dolor de la saliva
color de la mirada
y la memoria que arde y arde
el paso del tiempo
va tejiendo nuevas hebras
la palabra justa viene latiendo
as en la tierra como en el cielo
amn
3.
Los que hacen y creen
Que son nicas las formas del hacer
Los que dirigen y planifcan
Mirando con desprecio el accionar de otros
con diferentes modos de hacer
26
Los que emiten juicios
Implcitos o explcitos que desvalorizan lo distinto
Y forman cabezas
Que pierden su riqueza
Su autonoma
Para mirar la realidad con valores
que a fuerza de machacar
se imponen como genuinos
nicos
superiores y primordiales
la boca duerme
en lo alto de la montaa
el corazn
suea
con batir alas
4.
La tristeza en el alma
Ahogada
Despechada
Sometida
Llama
Golpea
Palpita en medio de tanta ceguera
Aplacarse las ganas
El sentir
La emocin
Fortifcarse con murallas
Es construirse fuerte?
5.
Hay amaneceres
Donde el sol quiere asomar
Hay lunas que alumbran
Y se ven
Permanecen, a veces,
Expectantes del deseo
27
6.
sangre enjaulada
desdicha que navega por aguas inspidas
duele el recuerdo del dolor
asusta imaginarse
arrugas que regaron surcos
sometieron brotes
7.
sentir que es hora
de despertar
y ocultarse
asirse a mentiras
que de tanto en tanto
arremeten y vacan
las costas de los mares
naufragar sin destino
sin barca
con las alas
a punto

28
OSCURIDADES DE MUJERES CLARAS
Mujeres que iluminan fronteras
derriban mitos pariendo caminos
hacedoras de alas
fabricantes de esperanzas
costureras del andar
caminadoras del sentir
Mujeres que alumbran nuevas sendas
amasan la vida derritiendo la muerte
Eligen
despacio
lento
pero eligen
Aprenden a hacerlo
Surcan mares
transitan angustias hasta decir basta
y no se rinden.
Alquimistas de lo cotidiano
piensan
sienten
acompaan
cobijan
pelean
Parecen frgiles
Reciben a veces
juicios insultos gritos
y golpazos
pero ellas no afojan
-aunque por momentos ganas no les falten,
y algunos das se
tian de gris-
ser mujer
luchar con la sonrisa en la piel
o con las lgrimas apretujadas
29
(donde no se note demasiado)
sin paralizarse
percibiendo
el paso del agua por tan variadas geografas

Miedos arrebatados a la desesperacin
paisaje helado convertido en llaga ardiente
bruma confscada al olvido
Mujeres que brillan de tanto estar apagadas...
a la sombra de algn
gran rbol
que nunca las deja ser y
ahoga la raz en su lecho
que tapa y tapa
absorbe y absorbe hasta tornarse en hbito insaciable
velos que se descorren
hasta darse cuenta
cunto nos fuimos
secando
(porque te secs
te deshojs
te desperdicis
te inmols
te desahucis)
Bucendote
te levants
despacito
pasito a paso
recorriendo sendas olvidadas
desrticas
arremolinadas
enmaraadas
y almidonadas
Te desperezs
Te sacuds la polvareda
Desenrollas las artimaas
30
Llors
Res
Revivs
Te sents merecer
y
desplegs tus alas
lentamente
Hasta
amanecer...
casi
como un nuevo da

31
LOS SUEOS...
con sus vertientes
y cascadas
Con sus miles de haces que esparcen
multiplican
y devienen....
Los sueos....
como caminos
que confuyen
se amontonan
dispersan
e interpenetran

Los sueos
como campos
incendiados...
reconstituyndose
desde
el vientre
de las ansias

32
LA TIERRA COMO PIEL
Es la sangre que vibra y dice basta.
Silba el viento una cancin de libertad
tal vez de viejos
o nuevos tiempos
La vida cual lnea delgada
De tantas maldades
tanto ensaamiento
Por qu tanto hambre
Y al mismo tiempo, tanto derroche
por qu el viento de arriba digita el rumbo del viento de abajo
por qu aplasta
asfxia ahoga
o desertifca la tierra
La tierra que ya no es tierra
sino dlares, oro o petrleo
Pero la tierra habla
Se mueve
Sopla
Late y
Vibra
viene a decirnos

33
CUALQUIER DA DE CUALQUIER AO
Hoy
funcionario de turno
ropa prolija y sonrisa irnica
hablabas de contener a la gente
que esperemos
que agradezcamos la administracin que tenemos
que estn presionados
que hacen lo que pueden
que tengamos paciencia
Nos queras despachar como un trmite ms
Sin mirarnos siquiera las caras
Viendo tan slo maquetas de humanos.
Hoy decas
hablabas
y sonreas
Dos idiomas en paralelo
Te decamos comida zapatillas y tiles
Vos reas (mostrando cual cocodrilo tu blanca dentadura)
Y decas el presupuesto no alcanza
Y nos despachabas
O te reas
Y seguas repitiendo algo de agradecer, de esperar, de contener...
Y nosotros te hablbamos de desnutricin, desnudez y desercin
escolar
De no poder ms
de las panzas y su vaco
de los mocos
de andar descalzos
de no tener con qu ir a la escuela,
de las colas en los hospitales
y de la falta de remedios
Y vos nos queras convencer
de que tenias muchos ms inconvenientes que nosotros
Y queras sacarnos de encima con promesas
34
o con un manejo hipcrita de la situacin
posponiendo, siempre posponiendo
Nosotros no mendigamos
solicitamos
Reclamamos,
demandamos parte de lo nuestro
Lo que ao a ao nos van usurpando cada vez ms

35
LIANAS EN LOS MARES

la sangra de aos y ms aos
secndose
secndose la esperanza a la espera de un oleaje que
reanime la marea
Afuera los ruidos
los pasos se acercan
se andan
se andan con sombras y fantasmas
se andan rondando las sombras de siempre
se andan rondando los dinosaurios
se andan rondando,
olfateando
cerrando las compuertas de sol
abriendo animaladas de odio
se andan caminando por los pasillos de la noche y
resucitan esos monstruos
historias que pensamos descartadas
de tanto peso
de tanta carga
de tanto pesar y sufrimiento
Importan ms los medios
que el hambre
importa menos la vida
La vida de otros no cuenta en agendas del da.
No entienden nada detrs de esas cuatro paredes amuralladas
que tapan el sufrimiento ajeno
el cotidiano llanto de hambre
el dolor contenido
ros sedientos frente a tanto vaco
la deshumanizacin cual colgajo de benevolencia
Avanza el amenizarse
El otro cada vez ms ajeno
irrumpe por etapas
oleadas
36
que exhiben
y cubren
Nuevos telones de genocidio
Tan claro y tan oscuro
Tan nombrado y tan paria
Exterminio de indiferencia
Muerte programada por inanicin

Vanagloria de un pas
Que es slo para los que empujan primero
Y el mundo
El inmenso mundo del fro
del ardor
del dolor contenido
parece otro mundo
tan lejano y tan prximo
sueos que no son de oro, euro o dlares
sino de dignidad
trabajo
brazos tendidos y orejas dispuestas
panzas llenas.
De felicidad
de igualdad
de justicia
soamos con un mundo que se nos niega

37
SEGUNDA PARTE
(POEMAS II)
39
MADRES NUESTRAS
Penas que no quieren desandar sus races
Anudantes eternas del desamor
O del buen amor devenido en olvido
Fantasa mutada en tristeza

Cuntos gajos del alma estamos dispuestas a ceder
Cuntos gajos dejaremos escapar antes
de elegir aqul a quin decidamos elogiar con tanto amor
escondido en las entraas
cmo elegir
cmo saber quin merece ese gajo tan especial
-semilla sembrada de tantos rincones de sueos
que no hemos dejado sucumbir a la indiferencia
a las corazas
a la perenne proteccin contra las heridas de la vida-
cmo saber a quin brindar
o compartir esos rayos de sol
que hemos resguardado del tiempo y la desilusin
cmo no regalarse tan fcilmente
(a veces)

espacios de alma que susurran deseos
y confunden soledad con amor

cmo no entregarnos a quin no nos merece
cmo ser madre de nosotras mismas
cmo ser vuelo
sin herirnos las alas

40
ALAS O CADENAS

Carrera FRENTICA
Llenar espacios...
El vaco...
Palparlo
Tocarlo
Sentirlo
Hacerle frente
Sensibilizar las aristas rugosas
Las asperezas
La desazn inquietante
que carcome las corazas
Ese vaco que
ansis llenar y
en el zarpazo
atragants las libertades
Somets tus esperas
Aborts bsquedas profundas
Llenar la soledad
que no cesa
que no para
que no deja de roer
tus entraas Y
te asusts
por un simple estremecimiento del corazn
O por el dolor que sents ante
ese silencio que no para
de intentar hablarte
de gritarte cosas a la cara
Seales de algo que
tapaste o dejaste apartado en el pasado
Hiciste que olvidabas y seguiste
Seguiste y seguiste
Y Extraviaste el rumbo
te bifurcaste
porque daba miedo
41
el parirse
El bancarse los costos
de esta ansiada, soada y difcil
Libertad.

Porque la libertad es hermosa,

S. Y tambin duele
Aunque ese dolor
sea menor que las llagas
que nos hacemos cuando elegimos
Cadenas en lugar de
ALAS

42
HASTA CUNDO
Decidir
Sostener una decisin
Miedo angustia
Ansiedad difcultad
Pasos de ida y vuelta
Versiones de intentos
e intentos frmes
Caminatas
Incertidumbres dudas perdones
humillaciones
Despojos...
Heridas abiertas que sangran y se duermen
Dormitan
Querer ser esa que alguna vez sonri desde el alma
Encontrarse
Averiguarse
(Vericuetos
diversifcaciones
Salidas y entradas
Vueltas y ms vueltas)
Fuerzas devastadas
desgastadas
vaciadas
Caminatas cargadas pesadas densas.
Lentamente una voz que se asoma desde adentro
y pide agua luz aire sonrisas
Desprenderse de ataduras invisibles y cariadas
trampas interminables
tiempos cedidos
y cedidos y cedidos
Ms y ms concesiones.
Hasta cundo.
Hasta cundo aguanta el cuerpo el alma la espera
Hasta cundo.
Ver lo que no se ve.
43
Lo que vos misma no cres
No creerse lo que una vivi
Pensarse mentirosa
sentirse exagerada inventora
mala...
Y no poder resucitar de esa gran prisin del darse con un cao
de pegarse por todos los rincones posibles
del cuerpo y del alma
de los gajos y de las prisiones de las mscaras
de los estereotipos
de lo que una crey ser toda la vida
Y el terrible costo de sostener esa mscara
con la vida misma...

44
DESCUBRIR
Verdes salientes
obturan la llegada
de nuevas luces.
Crisoles de ambiguas races
espantan la ira del ayer
Ver para creer
Siento, entonces, vivo.
Vivo, en consecuencia, busco.
Buscar, explorar
Descubrir que una tiene el poder de determinarse.
NO rendirse
NO bajar los brazos
NO tirarse al vaco
NO herirse de muerte
Tantas veces en la vida
Tantas veces en la vida!
tantos desgarros
tantas cerraduras
tanto encierro y ninguna for.
Espanto del no soar
vivir como en la muerte,
Sin vrtigo.
Incertidumbre de saber
hacia dnde soplan los vientos
Esos vientos que explotan
en el aire y llenan la vida de ganas
semillas y siembra
Siembra loca de placer
Fantasa de vivir como si fuera el ltimo minuto
Beberse de un sorbo
Explotar lo que escondimos por aos
dejarnos ser
perdonarnos
no castigarnos por cada paso en falso.
No pegarse a la furia
45
no casarse con la moral almidonada de siglos
con el deber ser
(que quien sabe quin determin)
Prejuicios de viejos soldados
que nunca pudieron ser consecuentes con ellos mismos
Verdaderos velorios en vida
Vida que fuiste y ma
y un da me abandonaste
al azar
te fuiste con otra
y me dejaste
y yo par
sola
y an estoy alumbrando
una nueva verdad
Visitar los rados desiertos internos
museos que guardan canciones que alguna vez nos sacudieron
VIBRAR
al descubrir que no es tarde
para ser

46
EL JUICIO DEL OTRO
El juicio del otro
El otro que mira
Y dice
Titula enclaustra Encierra.
Carne sin luz
Escoltando las retiradas del alma
Alas quebradas desgajadas
Difuminarse en miradas ajenas
serpentearse
en
haces.
lianas que anclan en la sinrazn
aullarse sin voz desgarrarse la piel
rasguarse ptalo a ptalo
ahogar brotes sistemticamente
cataratas de garras rojas que aprisionan el deseo
(ensombrecerse)
hasta tornarse en agujeros negros

(desahuciada identidad)

47
AY TRISTEZAS!!!

Tristeza que ands por caminos de vida
Tristeza que llors sin pedir permisos de ida
Tristeza que corrs baando los pantanos de mis venas
Enloquecs el tiempo
Tristeza...
La memoria titila por dentro
Tristeza que te adhieres a la
piel y me sofocas
Me ahogas el grito
La esperanza me ahogas...
Tristeza me buscs
Por senderos sin rumbos
Tristeza me ards
Me ards la piel hasta inmolarme
Y conviertes en jirones la fantasa
del sueo fugitivo
Tristeza que no puedo...
Hay das que no puedo, tristeza!
retirarme de tus aposentos

Qu le digo a mis ilusiones que esperan!
Tristeza, qu les digo!
Sobre el mar de mi pecho tus cataratas
me invocan
Y me pierdo ya ni s dnde
y me pieeeeerdo...

(Conozco tus maas de arremeter
sin aviso
s de tus tiempos
cuando decides retirar
tus garras...
pero hay veces
Ay! Tristeza.

hay veces
que me dols
hasta el alma...)
48
DESGAJOS
Flores que acuden a decir...
Sentir
la nube que pasa por el resto de la vida
Y no se queda.
quin resiste la penumbra de las sombras
la propia sombra que escarba escarchas
en la neblina.
Y dispara
el incesante grito del asesinato mudo
Asesinarse sin sanar tantas veces
Asesinarse y dejarse expoliar
de las quimeras

49
OBRER@S DEL ALMA
Caer.
A veces hasta el fondo de una misma
Y ganarse las lgrimas hasta baar
el grito atrapado en la garganta

Ayeres que vuelven a decir
que el dolor est presente
Y esa terrible angustia de descubrir
que no hay amor donde se busca donde espers
donde crees que nunca se hubiera agotado.
Sentirse sola
En esa soledad tan sola tan rodeada de cercas de mares.
Como una isla o un desierto en llamas
o como una noche deseada con toda el alma,
convertida en desconsuelo
Darse la cara contra una realidad inesperada
Sombras que persiguen y no quieren abandonar
la cabeza el cuerpo la sonrisa.
Pensamientos que vienen y van
Y esa lucha que se desata dentro tuyo.
Para no seguir cayendo asirse a una ilusin o a un rayo de luz
que reanime un proyecto de vida
Vida que quiere sembrar fores
No prenderse a jirones de algo que fue
y no qued ms que un recuerdo recortado de su entorno.
Jirones que amagan con convertirse
en retazos de identidad
y no los quiero.
Quiero mi entero. Mi personalidad completa.
No los huecos en los que por momentos me escondo.
Quiero el instante que presagia la serenidad de saber
que el fnal de un camino lleva en s la posibilidad de una nueva
estacin.
Perdonarse las vueltas.
50
NO hay caminos sin recodos
NO se nace plena
Se trabaja
larga
y
laboriosamente.
Somos obrer@s de nuestras vidas
Y construs te muds alquils te vends
Y a veces comprs o te edifcs de nuevo
colocando, paso a paso, un ladrillo tras otro
Y sabs, aunque,
en este preciso instante
ests lamiendo el suelo,
que siempre hay oportunidades de remontar vuelo
y
descubrir nuevos horizontes

51
ES FCIL
sucumbir a la tentacin de una vida sin lamentos
sin desgarros sin sobresaltos
Es fcil decirte palabras que no siento
slo para preservar lo seguro
Es fcil convertir el espanto en aceptable
cuando el miedo apabulla
Es fcil desprenderse de pedazos enteros de un@
cuando no se tienen claro los costos internos
Es fcil perderse
Es fcil quebrarse,
si la vida:
MI VIDA,
te la regalo a vos
Y yo, soy slo un apndice de tu ritmo
un costado de tu sombra
una leve caricia de tu palpitar
Es fcil
No elegir
No ser
No decidir
No hacerme cargo
Es fcil.
Pero elijo...
mi caminar

52
PERO EL ALMA
Los labios queman con ardor en la mirada.
El correr de agujas
de relojes
cientos, miles y millones de veces.
Razn desviada hacia inhspitos parajes de la memoria.
Trnsito desafnado entre caracoles y vestigios de vida.
Laberintos que atrapan verdades
entumecidas de tantos aos.
Creencias que cambian de nombre.
Y el alma pervive
a manotazos
a caricias.
Noches robadas a la soledad.
Es invierno en los huesos, en la sangre y en la pasin.
Es verano en mi anhelo

53
DE LO FUGAZ Y LO ETERNO
Cmo no perderse
en un rtulo
(Sinfn de rincones
que abrigan el ser)
O no sucumbir al espanto
de caratularse
a costa de someter
las vertientes
aladas
que pugnan
por ser luz
Cmo no perderse
en la marea
infernal
del ritmo cotidiano
que apaga
la vida
que quiere brotar
en esa tierra
tan propia
embarazada de semillas
Cmo no asfxiarlas
en abrazos
de indiferencia
Cmo ser luz
sin sucumbir
a las pequeas
esquirlas de irritantes realidades
que arremeten
como oleajes
que no dejan de acariciar
y subyugar
54
Cmo desperdiciar tantos otros
brotes
que mueren abortados
por las obscenidades
de ese ser
que domina la intolerancia
de un momento
y se cree eterno

55
PREMURAS DE UN ADVENIMIENTO
Cuando me veas sombra
la luz habr batido las alas
de esta escarcha de otoo
Vendrn las sombras porque ser su tiempo
sumergir mi cara
hasta embarrarme en la tierra preada
de un nuevo ser
56
DE FOLLAJES Y DESHIELOS (AY! ETAPAS)
1.
Hay etapas
en que a la vida le gusta sacudirte
Y te sacude
Te bamboleas sin poder dirigir el rumbo
te desespers
Sin poder parar
ni dirigir las riendas
y solts el grito
El sollozo
la sombra de un aullido estruendoso
que no se decide a ser
por vergenza o por autocompasin.
An cuando te rodean sents la soledad
Sin saber a quin abrazarni en qu hombro descansar
Son momentos que parecen eternos
y sin embargo al tiempo
los ves pasar
Como quien despide amigos que vienen
Que aterrizan
Que abren esperanzas las cierran
Y las vuelven a abrir
Como nuevas fores
Nuevas semillas
Buscando tierra y sol
Su tiempo de ser
2.
Del lmite que digiere la vida
Avasallando las fronteras del alma
Avanzando la quimera
tierra arrasada de desilusin
Sembrar la pasin
Secar las ganas
Tamizarlas
57
Del lmite en donde el ocaso se esfuma tras la neblina
Y el aire es un torbellino
Que mira sin ver
Como el espritu
Permanece al acecho en busca de una buena tierra
Para reverdecer
58
CONFIAR EN M
Confar en m
Estar en m
Centrarme
Quererme
En las sombras y
En las luces
En los blancos
Y en los negros
No desperdiciarme
En laberintos
Abordar los negros
Embarcarme con ello para descubrir
El mensaje que portan
Desandarlos
Con mucho abrigo
Quererme
Nunca desperdiciar esa oportunidad

59
LA MIRADA PROPIA
Quiero mirarme con mis ojos
Recorrerme
No despellejarme en mandatos ajenos
Ni bifurcarme en un sinfn de deberas que atrapan
y enjaulan el verdadero deseo
O culpas que vienen a sealar
cientos de caminos errneos para mi paso
Quiero verme con mi mirada
Devolverme la completitud de la integracin
Sentir el sabor de mi propia saliva
Hacer odos sordos a las voces que cercenan mis senderos
O quieren apabullarme a cachetazos
Entumecer las alas
empaarme de culpas y rdenes
Saborear el gusto de la mirada propia
quiero
Sus riesgos
Sus miedos
Sus sombras
Sus vertientes-vrtigos
Sus olores
Sus rugosidades
sus vueltas
y el sinfn de posibilidades
que an no diviso

60
SUCEDERSE
sucederse
tiene que ver con parirse
alumbrarse
darse a luz
no esperar a que te sucedan
sembrarse
de caminos
de nostalgias
de semillas, brotes y almbares
sucederse
tiene que ver con abrirse al mundo
no esconderse en corazas
sucederse
antes que la vida tome las riendas
y despersonalice la senda

61
EL GRITO
NO es slo cuestin de vivir
sino de abrir las alas
poner el cuerpo
desear las ganas.
No slo es cuestin de no rendirse a la muerte
sino de afrmar el paso
en un camino propio de bsquedas y extravos
No es cuestin de apartar la tristeza
y sacrifcar el instante
por un futuro prolijo
NO es cuestin slo de decir basta
sino de apropiarse del grito que espera estallar de vida.
Pero no es cuestin de gritar
slo para mostrar que tens voz
que sos importante,
que quers parecer poderoso
No
se no es el grito
El grito que yo digo
es el que nace de los despojos
es el que encontrs en los restos
de aquellas fantasas que soaste con el alma
El grito que yo digo
no es un alarido de brillo
Es el paso que nace del silencio
de las tristezas ms amargas
de la quietud acurrucada que va entrelazando sus ramas
es el que va germinando sin grandes ostentaciones
es el que se hace carne en las races de tus vedadas infancias
El que dibuja soles cuando
por tu cuerpo amanece el invierno
Es el que no se ve
y, tal vez, no llame la atencin
62
Pero es el que comienza a germinar
an antes de que puedas percibir sus brotes
An antes de que forezca tu espritu
An antes de mirarte al espejo
y descubrir que
has vuelto a ser persona.
Es el grito del trabajo subterrneo
el grito de la espera desahuciada
pero tambin el que graba surcos
busca y busca
su curso
su aire
su fuerza
su tiempo

de dar a luz

63
DEJO LA IMPACIENCIA
y recibo el tiempo
El tiempo madre
que clarifca
las dispares oscuridades del MOMENTO
Del instante
que presiona el resultado
que tie la espera y la transmuta
DEJO EL OLVIDO
y enciendo la memoria
la que rescata
la que enraiza
la que preside el autoreconocimiento
la que entrelaza nuestra sumatoria
de YOES
y nos devuelve la integridad...
DEJO LA CULPA
y la visto con alas
para que levante cabeza
y permita el vuelo
o se transforme en compromiso
responsabilidad
O
tal vez...
aceptacin
de nuestras tantas queridas imperfecciones---
DEJO EL JUICIO
-se que parte la tierra
y la resquebraja
sin otra posibilidad que el abismo-
y recibo
el placer de descubrir lo indito
La aventura de lo distinto
que revolotea lo intangible
DEJO EL MIEDO
y me acerco
64
a mirar...costados que cuesta
aceptar de nuestras propias facetas
O
aquellos sueos
que an no se animan...
a tejer brotes
en estas tierras

65
QUERERSE
Corduras que atan el corazn y lo someten
a una mscara que aprisiona el ser.
Costuras y coberturas de parafna
que derriten su lumbre ante el slo refejo de una caricia
Pieles de corderos destilando temibles zarpazos a la identidad
Desgarros permitidos que duelen
La impotencia de no haber sabido respetarse
Quererse es una palabra demasiado simple
para el imponente contenido que encierra
Quererse como encontrar
un capullo de luz en una tormenta de nieve
Quererse
es remitirse al fuego
del gran vientre de la tierra
de aquel hogar
que
cobij
tu sol....
66
CORAZN

hay tiempos de luz
de sombras de tinieblas...
Hay momentos en que el abrazo
forma una ronda
y esa ronda
es un lunar de la esperanza
La esperanza que aguarda
la esperanza que avanza
invadiendo corazones
iluminando rincones glidos
o dormidos.
Corazn,
hoy es hoy
con toda la memoria del ayer
y la potencia y el reguero del maana

Los cambios...
aparecen, se ocultan,
vuelven a vislumbrarse para
luego enredarse en diversos vericuetos
difciles de percibir
Pero estn
Tal vez germinen...
con hojas de otros colores
Slo hay que darles tiempo
El interno
el de la historia
El de la vida....

67
LAS LLAGAS
Sangre
Que llama
Y nadie la recibe
Ahogada en el sudor de su propia sangre
Sangre sin vuelo
Sangre sin pie
Sangre que brota
Y busca
Senda
Donde llagarse de fores
las llagas que incandescentemente
nos forjamos, ay
Ay, las llagas seor@s
Ay las llagas
Cuando el sol asoma
Resplandecen

68
MAILN
Sol
Luna
Rayitos que acarician el corazn el alma
Verte crecer sonrer llorar
Acompaarte
Querer decirte todo
Y todo no sirve
Respetarte...
Tus alas Tus miedos Tus sonrisas Tus logros
Y tus errores
Quererte con el alma...resguardarte
Y no sirve
No sirve el cascarn
Sirven tus ganas
Tu curiosidad
Tus ilusiones
Tus despliegues
Tus pruebas
Pasos y pasitos
Adelante y atrs
Quererte con las entraas
E intentar no ahogarte
Cmo hacer con los miedos
que pueden borrar tus huellas?
Sos una mujercita
Que est comenzando
A experimentar tu propia senda
Cmo no ser tu sombra
Sino un pjaro que vuele a tu lado

cuando vos quieras

69
A NOSOTRAS
Ser para otros?
Ser para...Ser.
Para quin?
Ser para s
Ser para no
Tiempos de cactus
Tiempos de fores.
Ser para vivir
Vivir para ser
Ser fel con una
Descubrirse conocerse
fortalecerse
quererse
ser...
explorarse aventurarse
comprenderse
tolerarse
desculpabilizarse
responsabilizarse
permitirse encontrar los basta
poder afrmar el no quiero
poder dar tiempo al no puedo
Poder poder
Poder discriminar
Poder confar
(pero no en todos)
Mostrar fores cuando recibimos fores
Desempolvar espinas cuando nos lastiman.
(Desconfar a veces es elegir en quien confar)
Poder elegir...
Elegir ser
Ser quien quiero y quien necesito ser.
Descubrir nuestros cofres de herramientas
Saber que las tenemos
Saber que podemos.
70
Saber que hay tiempos de maduracin
de gestacin
GESTARNOS...
Ayudarnos a nacer.
A desenrollar nuestras alas. A desplegarlas.
Esas alas lastimadas
Olvidadas marginadas pisoteadas
pero estn.
S .


A pesar de los golpes y las cicatrices del alma.
Estn.
Nuestras hermosas dolorosas costosas
ansiosas y valiosas ganas de despegar,
Arrinconaditas
en algn lugar,
nos estn esperando.

71
A VECES
A veces me perdono
y puedo convivir conmigo
A veces me acepto
Y me dejo ser
Me permito vueltas, errores
Diferentes capacidades
Lados oscuros Grietas
A veces
Slo a veces me miro con ms comprensin
Y entiendo todas mis nenas encerradas
En el cuerpo de adulta

Pero hay otras que vienen a apedrearme mis brujas
Mis malvadas, mis perversas mujeres
Que quieren todo perfecto
Que desean lo correcto
Una unilateral faceta de ser mujer

A veces soplan como tornados
y destruyen el trabajo de meses en slo segundos
Hay que lograr atravesar ese temible temporal
Son como siglos de sepulturas
De paladas tras paladas
Y tapsmontones de vetas subterrneas
impeds que lleguen a ver la luz
Slo porque no te bancs la diferenciala incertidumbre
O no te bancs Otras formas de ser vos
O Tal vez no puedas soportar un poco de luminosidad
O no te respets
Que sos
que nadie tiene derecho a enterrarte en baldosas de cal
Que perflan slo retazos de lo que pods ser.
Tens derecho a anular tus inquietantes obscenidades
Que quieren venir a cercenar el constante deseo de mostrarte
Nuevos rumbos
72
Pero ests empecinada en subsistir ahogndote en llamaradas
de sombras
Que quemanQue van derritiendo tu vuelo
Y no te permits bucear la verdad
Que pods serY quererte
Con tus soles
con tus lunas
Con tus tormentas
Y con tus cielos despejados
No quers saber que tambin pods
Encontrarte libre de cadenas
Esas cadenas que muchas veces vos misma
Fuiste construyendo
Con los eslabones de cada mandato aprehendido
Eslabones que ahogaron gritos
Por no dejarlos salir a tiempo
O adosndolos al cemento de tu acotada vereda
Y te queds, sin cruzar sin ver
Tantos otros mares que se esconden
Tras las calles
an en penumbras de
Tus nuevas vidas

73
APRENDER DE L@S HIJ@S
Me dijiste, hermosa corazoncita,
si cada uno saca una hoja y
piensa que es la nica


deja al rbol sin hojas

me explicaste esa noche

y me enseaste la vida.

74
PRESENCIAS
NO se va
la gente cuando muere.

quedan sus silencios
sus espacios
sus abrazos
sus miradas

Quedan su risa
sus lgrimas
y sus voces...

NO se van aquell@s que han dejado huellas
Ni se pierden l@s que han anidado alas

Se quedan en nosotr@s
en nuestros brazos
en nuestro ser
en nuestras palabras

En nuestro paso
que busca
y desanda

En nuestras luchas
y construcciones

que se tejen con sus pisadas...
TERCERA PARTE
(CUENTOS)
77
LA LAURA, EL FLACO Y EL OLVIDO
P
rendado del beso de la laura dio vuelta la esquina. Le pareci
ver una sombra, pero estaba tan en otra que no le dio bola.
Camin unos pasos ms, cuando dos luces lo encandilaron.
Una voz que estall en un grito, le estremeci las tripas.
Guacho, hijo de puta, alz los brazos.
Pero
Callate, callate carajo.
Un poli, petiso, de unos 30 aos, se le acerc hasta donde l estaba
entumecido, cagado de asombro, sin entender nada. Le palp hasta
el culo.
El que le haba gritado se fue arrimando con una mirada que le dio
pnico hasta helarle la sangre. Era un tipo corpulento, grandote, con
una cicatriz en el medio de la cara.
Comenz a temblar, a sudar, a llorar, a
Qu te pasa, guachito? Tens miedo?, si no te vamos a hacer
nada. Somos de la bonaerense, sabs. No tens por qu tenernos
miedo y solt una carcajada que rompi la quietud de la noche.
Mir, maricn, estamos podridos de pendejos como vos.
Pero, si yo nunca los v y una cachetada le cant la justa.
Estaba atrapado en su propio barrio, en las calles que lo vieron cre-
cer, que lo estaban viendo hacerse hombre con la Laura. Pucha
pens justo que la faca me empez a dar bola. Se hizo la dura
tanto tiempo y ahora, parece mentira, hace cuatro meses ya que es-
tamos juntos. Todo pareca pintar mejor.
Mir qu ojos de soador tiene este pendejo. Est fuerte tu mina, eh!
Una rabia ciega le quem la cara. Quiso zafarse de una mano y
sinti un tirn que le quit el aliento.
No te me hags el macho, pendejo, porque te reventamos. La
faquita sa con la que ands es una for de puta. Todos los meses se
levanta un chabn distinto. Tambin, con las tetas que tiene qu
varn se le va a resistir!
78
Una risa sorda le gatill el alma. Sinti la bronca a for de piel.
Sactela, pibe, sactela de la cabeza. Esa mina no es para vos
continu el grandote mientras se dispona a encender un pucho.
Sus ojos dibujaron en el aire destellos de garrotazos fulminantes.
Midi cuntos metros lo separaban del grandote. Imagin trompa-
das que no llegaron nunca. Se sinti ms pequeo que otras veces.
Casi miniatura. Un grano de arena en un mar embravecido.
Pens en Laura. Y comi dolor. Conoci la impunidad del Poder.
La vergenza por no poder defender lo que uno ama. El avasalla-
miento total. La invasin de toda intimidad.
Qu te pasa pendejo que te queds callado? En qu penss?
Ustedes no tienen derecho a tratarme as. Yo voy a el gran-
dote eriz el lomo como un puercoespn, se puso en guardia y se le
fue al humo.
Qu decs! Qu decs? dio una pitada enrgica al pucho que
estaba fumando y se lo acerc al cuello.
Par animal, que si le dejs marcas, despus nos crucifcan le
dijo el petiso mientras le agarraba el brazo.
A m nadie me toca, sabs!!! le clav los ojos hasta que sinti
cmo su compaero afojaba la mano.
Pendejo boludo, venir a hablarme de derechos a m. Quin
mierda te cres! y le estamp una cachetada que casi lo voltea.
Mostrame el documento, bosta! sigui escupiendo el grandote
mientras lo remataba con una patada en los huevos.
Busc el documento con las pocas fuerzas que le quedaban. Un
gusto salado le recorra la boca. Haba perdido la cuenta de cuntas
veces se haba mordido la lengua. Tena miedo. No senta el cuerpo.
El corazn le golpeaba pidindole a gritos que rajara de all.
Pens en su vieja y en lo triste que se pondra al verlo llegar as,
golpeado, Nene, qu te hicieron!. Se le form un nudo en la gar-
ganta y se le atascaron las lgrimas en algn pas de sus recuerdos.
No entenda.
Estos tipos irrumpan en su vida como si nada, sin previo aviso.
Se acord cuando su vieja le contaba del barrio, de los juegos en la
calle, del ring raje y de la complicidad con el vigilante de la esquina
que siempre se haca el distrado y nunca los vea.
79
Otra cachetada lo volvi a traer a esta esquina de ese mismo barrio
pero con unos cuantos aos ms encima. Ttrica, a partir de ese da.
Emborrachada de horror para el resto de su vida.
Lo encontraste? lo apur el de la cicatriz.
S, ac est percibi el sudor que empapaba su cuerpo cuando
al extender la mano casi se le resbala el documento.
Y esto, qu es? dijo el grandote mientras le arrancaba la hoja
de la foto sin ningn cuidado Ests jodiendo con nosotros? Qu
nos das, un DNI trucho?
Pero, si usted acaba de romperlo
Ahora me acuss, te cres vivo? y se dio vuelta para acomodar-
le un rodillazo en el mentn.
Pendejo, hacele caso, mir que yo lo conozco cuando se raya
intervino el petiso con una expresin de sincera preocupacin
Es que yo no hice nada dijo casi en llanto, acompa a mi no-
via y me iba para casa a dormir. Si vos me viste que un culetazo
le lastim un ojo. Sinti un chorro de sangre desparramndose por
su mejilla. Se tom la cara con mucho dolor.
Quin te dijo que me tutearas! Bueh, bueh, bueh, basta de mari-
coneadas y acompaanos.
Pero adnde, adnde vamos? dijo, casi en un hilo de voz.
Adnde, adnde vamos se burl el grandote. Adonde noso-
tros querramos, chiquito.
Entends o todava no entendiste! O quers que te diga tus de-
rechos, abogadito de cuarta y le dispar un escupitajo justo al
centro de su cara.
Quiso rogar, pedir que lo dejaran en paz. Que era un pibe como
otros, de rioba. Que no andaba metido en nada. Que l slo quera
estar con la Laura. Quiso gritar al mundo, al cielo, a dios: es una
injusticia!. Y se acord del faco. Del faquito, del amigo con que
jugaba al ftbol en la canchita. De sus abrazos de hermano. De sus
sonrisas que llenaban de luz a todo el que lo conoca. De su mane-
ra de bromear pero tambin de su frmeza. De cmo defenda al
mamado que viva tirado en la estacin cada vez que la barra lo
tomaba de punto. Qu te cres, que se toma por gusto! Por qu
no lo mirs como un ser humano y no como un borracho nada ms.
Mirale el culo con las moscas, penss que es lindo vivir as?.
80
Y cmo todos bajaban la cabeza y no se joda ms.
El faquito! Una oleada de ternura le invadi el instante. El
faquito
Se enter, casi por los diarios. Haca tiempo que el faco se haba
mudado con los viejos a La Plata. Qu forma chota de enterarse!
Record que ese da casi estuvo vomitando la vida.
Javi, parece que mataron al faco.
Qu decs, Cmo?! tuvo que retener el impulso de ahorcar
al negro. Tuvo ganas de zamarrearlo para que no dijera boludeces.
Par, loco, sali en los diarios. Parece que fue la cana.
La cana? Cmo la cana si el faco no andaba en nada raro? Si el
faco es un pan de dios, pens.
No s, Javi, mi viejo me mostr la noticia en el diario.
Recin en ese momento, record cunto tiempo haba pasado.
Casi tres aos y nunca se pudo llegar a saber qu haba acontecido
esa noche en la comisara. Lo tuvieron ms de 24 horas sin avisar a la
familia. Y cuando les avisaron, fue para decirles que se haba muerto
de un paro cardaco mientras lo tenan detenido. Que los golpes que
presentaba eran porque cuando lo detuvieron estaba a trompadas
limpias con otro chico que haba logrado escapar.
Algunos meses despus, los viejos recibieron varios llamados an-
nimos dicindoles que el faco, en realidad, haba visto cmo la cana
maltrataba a un pibe de la calle y que l haba intervenido para fre-
narlos. Se acerc a hablar con ellos y se lo montaron al patrullero.
No se estaba peleando con nadie.
Nos quedamos todos sin saber qu hacer record. Ni adnde
ir, ni qu decir. No entendamos por qu y nos quedamos sin hacer
nada.
Recin en ese instante tom verdadera conciencia de la cagada
que se haban mandado. Por el faco, por l, por todos los pibes que
pudieran estar pasando por lo mismo y nadie haca una mierda
porque era la cana.
Tena el cerebro abombado de tantos golpes, los ojos casi cerrados
por la hinchazn y la sangre se deslizaba por su frente y su cara. Pen-
s que, tal vez, el faco haba pasado por lo mismo y ellos no haban
hecho un carajo por saber la verdad.
81
Los golpes de esa herida dolan ms que los que estaba recibiendo
por parte de esas dos moles de uniforme sin brillo.
Lo ltimo que alcanz a escuchar fue el silbato de un tren que
anunciaba su paso por la estacin de turno. Viaj con ese sonido
arrastrado como por un torbellino sin vuelta.
Una rfaga de aire le record que segua vivo. Comenz a moverse
lentamente segn lo que el propio cuerpo le permita. Estir una
mano y se pinch con algo as como un vidrio o, tal vez, una lata.
Abri apenas un ojo y mir hacia su costado: se encontr rodeado
de basura.
Era de noche an. Se dio cuenta de que se haba quedado dormido.
El beso de la Laura se le fue desagotando en la boca. Quiso atra-
parlo pero ya era tarde: el sudor, la sangre y el miedo le haban ga-
nado su espacio.
Su cabeza era un barco en pleno naufragio. Las ideas se zambullan
como fuegos artifciales en plena oscuridad. Intent hilar una carta
con los pocos pensamientos que le seguan siendo feles:
19 aos, toda la vida por delante, se dijo como burlndose de
s mismo. 19 aos y la puta madre que lo pari, murmur entre
dientes.
Viejo: si supieras dnde estoy, viejito. Si me vieras en este estado.
Tanto que te deslomaste para que no nos faltara nada y mir cmo
qued. Viejito, te quiero. No quiero morir. Sacame de ac. No s
quines son estos tipos. No s qu quieren de m. Intentaba empe-
zar a vivir y me cortaron las alas.
Ya soy un hombre, pero sigo teniendo miedo. No me puedo mo-
ver, viejito. Me la dieron fuerte y yo no me lo esperaba.
Te acords cuando me enseabas a pelear? Cuando jodamos a
las pias? Yo era pendejo, todava siempre me quedaba con ganas
de ms pero llegabas muerto del laburo. Durante la semana, volva
de la escuela y aprovechaba para practicar. Despus me sentaba en
mi cama contando los das que faltaban para el domingo.
Un cosquilleo en sus dedos le congel la inspiracin. Levant un
ojo y vio que era una rata que mordisqueaba una de sus heridas. Se
sacudi y sinti el dolor del alma. Un chorro de sangre le tapon la
salida y entrada de aire. Tosi y tosi hasta escupir las estrellas.
82
La bomba de tiempo haba comenzado a correr. Oy los pasos
que se acercaban y con la poca visin que le quedaba, alcanz a dis-
tinguir el brillo de una placa: era el grandote.
Pendejo de mierda, en qu lo nos metiste! Puta, que habas sido
fojo. Y, ahora, qu carajo vamos a hacer con vos?! Vamos a tener
que reventarte, no hay otra.
Par, loco, no le habls as que el pendejo est asustado! agreg
el petiso con cara de ngel. Si te ports bien y nos presents a tu
gringuita te soltamos.
No tuvo tiempo de pensarlo. Sinti que el gargajo sala despedido
de su boca sin consultarlo. El grandote pel una carcajada que hizo
tiritar al bichero del lugar.
Al petiso se le fue desdibujando la jeta.
Pel la 38 y se la meti en la boca sangrante, descuajeringada del
horror.
Qu hacs!? lo indag el grandote, calmado ya de la risa.
Lo voy a despachar. Me doy cuenta de que no se puede ser nada
contemplativo con estos hijos de puta y se limpi la saliva de su
cara con el pelo de Javier. Sacale la guita, las zapatillas, el reloj, todo
lo que tenga de valor. Este pendejo ya no cuenta la historia Lo
afanaron una tibia noche de primavera, la estacin de los enamora-
dos lo mir con odio y apret el gatillo.
El disparo se hundi lentamente en una nueva noche del olvido y
la mentira.
Poco despus, el auto, ya sin luces, se despeda del basural con un
fuerte chirrido de ruedas.
Comenzaba a amanecer cuando abri un ojo y vio la laguna de
sangre sobre el escaso pastizal que lo rodeaba.
Soplaba el viento. Un resto de cartn vino a darle de lleno sobre
su cara atormentada, pero no deba perder tiempo.
Mientras imaginaba cmo poda hacer para salir de all, percibi que no
estaba solo. Volte la cabeza como pudo y se encontr con dos ojos que
lo miraban. Sinti el calor de una mano sobre su frente y se desvaneci.
83
Volvi a despertar al percibir la suavidad de un colchn que acoga
las desdichas de su castigado cuerpo.
No saba dnde se encontraba pero se senta seguro.
De los despojos de un pas desconocido sali una voz que lo de-
volva a la vida.
Hola pibe, te despertaste? Cmo ests? Qu pas!
Y casi sin pensarlo, las palabras arremetieron contra el miedo, con-
tra el terror, contra la bronca, contra el olvido
85
EL ATO
E
l ato dej de toser y abraz a La negrita, la perrita de
pelo largo oscuro y desgreado que siempre lo acompaa-
ba. Eran las once de una noche muy fra. Los dos se acomo-
daron bajo la carcasa de algo que en algn momento haba sido un
carro de garrapiadas.
Tena diez aos en esa poca y yo lo conoc cuando bajaba del tren
y volva para casa. Siempre estaba con su camiseta de River. Era lo
que se dice un pibe de la calle. Morocho, con su boina marrn, se
paraba en el hall antes de subir las escaleras para ir al andn y gua-
peaba al que se le acercara. Guapeaba es una forma de decir porque
en realidad te miraba con picarda, como una manera de saludarte.
O de decir presente. De hacerse visible.
Tena una sonrisa compradora. A veces, se las ingeniaba para co-
mer o pasar la noche en lo de algn vecino. En casa, se qued a dor-
mir un par de veces y tosa a cada minuto. Era asmtico y el invierno
le joda los bronquios.
Cuando llegabas a la estacin de madrugada, lo veas muerto de
fro, con los restos de algn fueguito. Acurrucado junto a la Ne-
grita. El olor a faso te mataba. Ya, desde entonces, aspiraba a es-
condidas la bolsita con el poxi. Despus vino el porro, el chumbo
y la cana.
Un da, despus de quedarse a dormir en casa, desaparecieron mis
llaves y yo lo encar. l me lo neg con fuerzas, hacindome sentir
culpable por haber dudado de su confanza. Al tiempo, aparecieron
tiradas en la puerta de calle. No haba sido para afanarme sino por
travesura, como un llamado de atencin o como un pedido de auxi-
lio, tal vez.
El ato creci como crecen los pibes. Ms rpido de lo que una
puede asimilar. El tiempo, los aos fueron pasando y yo lo vea cada
vez ms espordicamente.
Pregunt y me dijeron que estaba preso. Me doli y me sent im-
potente.
86
Al ao lo volv a cruzar. Despus otra y otra vez.
Conversamos un rato y me dijo que estaba viviendo con una fami-
lia amiga en una quinta.
A las semanas, lo volv a encontrar y me cont que haba tenido
problemas con ellos y se haba ido.
Me coment que quera aprender a escribir para saber narrar. Le
ofrec ayuda. Quedamos en algunas citas pero nunca vino.
En una esquina lo vi por ltima vez. Era de noche. Estaba oscuro
y me asust.
Buh! me encar con su sonrisa perlada.
Qu hacs ac, loco? le dije con alegra, cuando me repuse del susto.
Cmo estn tus cosas? me pregunt con un abrazo.
Bien acot, notando que l haba eludido la respuesta. Miles de
recomendaciones se me arremolinaron en la cabeza pero no saba
bien qu decirle. Eran puras palabras. Quera hacer algo. Actos, no
meras letras sin sentido.
Sshh! me hizo con los dedos en la boca como adivinando lo
que se vena. Yo estoy bien, no te preocupes. Sabs? Tengo ganas
de hacer como la historia de mi vida. Para que a otros pibes no les
pase lo mismo. Para que la tengan clara y no hagan boludeces.
Yo lo mir. Tena solamente 15 aos y me pareci un gigante.
Es hermosa la idea, te ayudo si quers le propuse con ilusin de
mayor acercamiento.
S? Dale, juntmonos un da de estos agreg y nos despedimos.
Yo lo esper, uno, dos, tres, cuatro das...
Y lo segu esperando.
Hasta que me dijeron que lo haban matado. No se saba bien
quin, si la cana o alguno de otra banda.
En la estacin, La Negrita lo sigue aguardando adentro de la ve-
tusta carcasa.
Cada da se suman ms y ms chicos a la calle. Todas las caritas
parecen ser iguales para muchos.
La ausencia del ato casi no se nota.
Cada vez hay ms pibes en la estacin. Con la bolsita, con el poxi.
Con algunos sueos (desconocidos para muchos, silenciados para
la gran mayora). Abrigndose con un pedazo de plstico viejo o
haciendo fuego con un latn usado para aplacar el fro.
87
Jugndole una carrera a la muerte.
Pero la vida sigue, dicen algunos...
Ser que nada importa acerca de ellos: sus vidas no cotizan en la
bolsa...

89
DE ESPERANZAS, PODER Y CREENCIAS

E
ra de noche ya y una oscuridad profunda, desgarrante, temi-
ble, cubra con su manto la geografa de cerros y quebradas.
El ingenio permaneca a semioscuras y la quietud de esa
hora marcaba el fn de una nueva jornada laboral.
En Jujuy, la zafra haba comenzado haca escasos das y los peo-
nes fueron llegando de a montones, ocupando los pocos ranchos
que haba para ellos. Cada ao suceda lo mismo, los hombres co-
rran para asegurarse vivienda y las mujeres quedaban con sus cros a
cuestas, con sus pocas pertenencias, con su esperanza, con su mira-
da puesta en esa posibilidad de engaar aunque ms no sea durante
unos pocos meses el hambre.
La sombra de una leyenda rodeaba de misterio y temor a las fami-
lias que trabajaban en ese lugar donde la produccin de azcar mar-
caba el destino de la multitud de brazos que haban viajado decenas
de decenas de kilmetros.
El ao anterior haban sido tres las muertes adjudicadas al Fami-
liar, ese personaje que decan habitaba el stano del ingenio. Este
ao an no haba comenzado la cuenta regresiva pero se la esperaba,
como se espera lo inevitable, como se aguarda ese destino que uno
cree escrito desde el momento del nacimiento. En los lugares ms
recnditos de la mente, emerga punzante una sensacin de inefabi-
lidad, de impotencia, de ser tan slo un engranaje ms de ese gran
devenir de la existencia, de no poder torcer lo que ya estaba escrito.
Las madres advertan a los nios sobre el peligro de permanecer
en la calle durante el horario de la siesta en pocas de cosecha. Los
trabajadores del azcar, as como los de las estancias cercanas, sa-
ban que durante los cortes de luz que coronaban con frecuencia
el ambiente de la zona no deban permanecer solos, deban mante-
nerse unidos, no soltarse de los otros. Otros crean que el Familiar,
este personaje mitolgico que devoraba vidas humanas, reinaba du-
rante la noche. Sala a buscar su presa en la oscuridad.
Un hombre caminaba por la estrecha callecita que separaba su
90
casa del lugar de procesamiento de la caa de azcar como ajeno a
todas estas elucubraciones del sentir popular.
Julin, as se llamaba este pen jujeo, se saba a salvo. l pensaba
que el hecho de no dar crdito a todas las fantasas creadas por el
ingenio de la gente, era la mejor arma que posea para combatir ese
miedo que tildaba de irracional e inexplicable. Caminaba despacio,
pensativo, distante. Haba debido viajar para esa cosecha sin su fa-
milia. Sus hijos debieron permanecer en su rancho al cuidado de
su mujer, quien haca meses estaba enferma de los pulmones y no
poda soportar grandes travesas.
Julin estaba triste, extraaba a los suyos.
A su pequea nia de apenas cuatro aos la Juana, con su carita
morena de cabellos al viento surcada por grandes trazos de alegra,
entretejida con marcas de una tristeza ancestral que pareca ser un
rasgo caracterstico de los paisanos de la regin.
Al Pedro, su primognito, en quien haba depositado toda su espe-
ranza de cambio y de un futuro diferente. Julin deseaba que su hijo
pudiera llegar a terminar la escuela, que conociera otros horizontes
distintos a los que l haba transitado durante toda su vida nmade,
en busca de un trabajo aqu y all, resignndose a la paga y a las con-
diciones impuestas por los que tenan el poder y el dinero.
En el ingenio, ese ao, l haba encontrado buen recibimiento en
los hogares de las otras familias, pero no era lo mismo que estar
acurrucado entre el calor de los suyos.
Julin haba escuchado los dichos acerca del Familiar. Saba que se
comentaba que los patrones de los ingenios y estancias hacan un
pacto con l para que la produccin de cada ao fuera buena. Le
haban contado que este personaje adquira distintos rasgos; que se
poda aparecer, a veces, como un enorme perro negro, con grandes
garras, o como un viborn con ojos de sapo. En determinadas cir-
cunstancias, tambin decan que el Familiar tomaba forma humana,
siempre ataviado con vestimenta oscura. Pero lo importante no era
tanto su rasgo externo sino ms bien su propsito.
Se hablaba de que para que la produccin de un ingenio fuera exi-
tosa, el Familiar necesitaba alimentarse de la carne de por lo menos
un pen por ao.
Todos los compaeros de Julin decan que en el stano de la
91
planta principal haban escuchado algunos sonidos raros, como ru-
gidos o cadenas que se arrastraban. Nadie quera bajar solo a ese
lugar, decan que sa era su guarida. Que el patrn lo prohijaba para
garantizar la cosecha de esa temporada. Que a veces tambin lo de-
jaba libre para que eligiera a su prxima vctima. Casi todos teman
por sus vidas. No queran abusar de la suerte, ni deseaban tentar al
diablo. Muchos hablaban acerca de haber visto algo as como dos
bolas de fuego deambulando por el tupido monte de caas. No era
comn, por ello, que alguien se paseara como l durante la noche y
se alejara tanto de donde se concentraba la poblacin del ingenio.
Lo cierto es que Julin no poda conciliar el sueo. Deseaba dis-
frutar de la libertad de su cuerpo; sensaciones que durante la jorna-
da laboral no poda experimentar. En su pequeo ranchito, estaba
acostumbrado a salir por el cerro, a mirar y dialogar con el cielo y
las estrellas.
Esa noche, en el ingenio, tan lejos de su terruo, crey que mi-
rndolas, sus amigas, las lucirnagas del cielo, le acercaran alguna
informacin de los suyos. En esas ltimas horas, no saba porqu
pero la ausencia se le estaba haciendo ms pesada, ms difcil de so-
brellevar. Se desesperaba pensando que tal vez su mujer y sus hijos
lo necesitaran y l, tan lejos, no poda hacer nada por ellos.
Un presentimiento lo tena a mal traer, lo devoraba de angustia y
necesitaba tranquilizarse. Quera sentir la caricia renovadora de la
brisa. Precisaba romper el encierro de la habitacin compartida con
otros hombres. Necesitaba un poco de soledad, un retazo de inti-
midad consigo mismo, con sus sentimientos. Con ese dolor del des-
arraigo que ese ao le estaba jugando una mala pasada. Se levant
intentando hacer el menor ruido posible. Se visti con su pantaln
blanco de hilo y su camisa clara de tela rstica, se calz sus ojotas y
sali al encuentro de la noche.
La luna iluminaba con potencia sus facciones indgenas. Los gran-
des pmulos se destacaban del resto de las mejillas y permanecan
expectantes de algn rastro de felicidad que permitiera desentume-
cer la rigidez de sus gestos. Unas lgrimas se deslizaron por su rostro
sobrecargado de tantas penurias. Si pudiera vivir con lo que produ-
ce su tierra! Pero no, imposible, si tantas veces lo intent y otras tan-
tas se golpe la cara contra la realidad. Pen golondrina, se pareca
92
ser su nico destino posible. Y slo la Pacha saba cunto esfuerzo
y sacrifcio portaban esas dos palabras...
Inmerso en un sinfn de recuerdos, cavilaciones y silencios, casi
sin percibirlo, Julin se haba ido alejando poco a poco de las escasas
luces del pueblero. Luces fabricadas con sebos, con kerosene, con
velas encimadas en las mesas a manera de farol de noche.
Lo cierto es que el hijo del antiguo cacique, de una tnia ya a punto
de extinguirse, haba atravesado la frontera casi imperceptible del
pueblo y el caaveral. Slo cuando uno de los juncos de las caas le
roz la cara advirti el trayecto caminado.
Se haba alejado demasiado, ms de lo que hubiera deseado. Esta-
ba por pegar la vuelta cuando un olor raro, extravagante le llam la
atencin y le hel la sangre. Un aroma a azufre penetr en sus fosas
nasales; busc algn indicio de su procedencia pero nada advirti.
Su ojota se haba atascado en algn pedazo de caa y tirone para
arrancarla de su prisin. Hizo fuerza con tan mala suerte que desga-
rr un retazo de su pantaln. Intent conservar la sangre fra. Tena
un gusto agridulce en la boca y un hilo de saliva comenz a deslizar-
se por la comisura de sus labios. l no era de cederle espacio libre
al miedo. Pero, esa noche... esa noche se hallaba particularmente
vulnerable. Se senta como si no fuese l, como si sus pensamientos
no le respondieran y se fueran a divagar libremente por caminos
propios.
Sin poder retener su rumbo, un recuerdo no deseado vino a su
memoria: El familiar. Tantos dichos y habladuras haba escuchado
sobre este personaje que ya no distingua si formaban parte de una
creencia o...
De repente, un ruido metlico estremeci su cuerpo. Inmediata-
mente, con una imperiosa necesidad de contraponer al temor alguna
evocacin benfca, se afrm ciegamente en sus propias conviccio-
nes.
Su padre le haba enseado a venerar a Inti el sol, a la luna, a las
estrellas y a la tierra. Su madre guardaba con sumo cuidado en una
cajita de su pertenencia algunas estampitas de la virgen. l, de pe-
queo, sola acompaarla en las procesiones que llevaban la efgie de
la santa por los cerros y quebradas. De la mano de estos recuerdos,
intent no sucumbir a la desesperacin, al espanto, al terror y volvi
93
a imprimirle fuerza a su pierna atascada. Casi lo haba conseguido
cuando distingui dos rfagas de fuego que se le acercaban. El olor
a azufre se haca cada vez ms fuerte. Mir a la luna y la encontr
cubierta por un manto de nubes.
Pens en la Juana, en el Pedro y en su hermosa mujer morena
de ojos negros. Quiso correr pero no pudo. Dese gritar pero la
voz se le ahog en su garganta. Ya no poda contar ni siquiera con
su propia fuerza. No era l. Distingua el balancear de caas a un
lado y al otro pero era como si lo estuviera observando desde la
visin distorsionada de un cristal empaado. Una sombra negra se
le aproxim. En la neblina de la noche no supo bien si era un gato,
un perro o un ser humano bastante singular. Tal vez un viborn, un
cerdo o un tigre. Vio grandes uas acompaadas por una dentadura
sobrecogedora.
La nica certeza que tuvo en ese momento fue que el miedo le
paralizaba la sangre, la mente, la voluntad...
Un ruido de cadenas se expandi por el caaveral. Las pocas luces
que an permanecan encendidas en el ranchero cercano al ingenio
se apagaron por unos segundos.
Otro corte, exclamaron los que estaban an levantados. Y un
cruce de miradas bast para acallar cualquier rumor, suposicin o
pensamiento.
Poco a poco, la oscuridad fue cediendo terreno al alba.
A la maana siguiente, algunos comentaron acerca del apagn
que haban sufrido a medianoche. Entre los caeros que formaban
parte del grupo de Julin se miraron y preguntaron por l. No esta-
ba. La noticia se desparram como un ro desenfrenado. Julin no
apareca por ningn lado! Muchos supusieron o necesitaron creer
que no haba resistido la separacin de su familia. Pensaron que un
mes haba sido una prueba demasiado extensa como para que el
hombre muy apegado a sus nios y a su mujer permaneciera tan
lejos de ellos y, para peor, sin poder tener noticias de sus parientes.
Otros, tal vez la mayora, pensaron o en verdad supieron que
el familiar se haba cobrado una nueva vida. No queran mirarse a
los ojos. No deseaban encontrar en los otros ese terror que se apo-
deraba del propio cuerpo. No queran decir que Julin no se haba
marchado, que estaba ah, ahora para siempre, tal vez ms cerca que
94
nunca, formando parte del ambiente del ingenio. Muchos lo haban
visto alejarse la noche anterior...
Desde la casa de los patrones, la caminata nocturna de Julin tam-
poco haba pasado desapercibida. Vieron que un pen rompa las
barreras del temor y se internaba en la negritud del camino. Pen-
saron que no era bueno que alguien, de alguna manera, estuviera
desafando al Familiar.
No se poda no creer en su existencia...
El Familiar, de alguna manera, siempre iba a estar cuidando la
buena fortuna de los ingenios y de las haciendas.
95
EPLOGO
Somos amigas de Nancy. Quin puede no serlo una vez que la
conoce? Nos baa de besos y abrazos que nos rebasan de amor.
Hay una plenitud, sin tiempo, sin espacio, sin momentos, de la
vida, que es inundada por el infnito amor del alma angelada de
Nancy, que nos impacta e ilumina con sus destellos y, en parte, nos
regala con sus palabras.
Con la potencia, cual sol, nos brinda una intensidad tenue de su
luminosidad, envuelta, como la del canto y la copla, en la sonoridad
de las palabras.
Como el cielo que da a da se fragmenta en multutud de pintu-
ras, en sus amaneceres, mediodas, ocasos y noches; fue coloreando
este tesoro, anidando su alma con palabras que nos dibuja, a tod@s,
profundos sentimientos.
Y nos lleva a los sones interiores donde la sintona del alma se
funde en cada historia, en cada verso y conina en interminables
cascadas de amor, en sendonos a no declinar y festejar cada salto.
Luchadora y sembradora de amor que nos cuenta, en una cuida-
dosa seleccin, cosechas de trigos y malezas que vienen germinando
su vida y que riega incesantemente con aguas teidas en solidarida-
des y esperanzas.
Nos brinda este libro, que atesora conmovedoramente pginas
de su alma, cerrando el crculo que envuelve tanto amor.

Maritza Noble y Cris Cuichi
NDICE
PRLOGO 9
PRIMERA PARTE
(POEMAS I)
EL 26 13
QUE SURJAN OLAS 15
NOCHE DE CORTE 17
ELLAS 19
UNA Y MIL VECES 21
MISERIA MISERIA 22
BSQUEDAS 23
EN LA QUEBRADA 24
OSCURIDADES DE MUJERES CLARAS 28
LOS SUEOS 31
LA TIERRA COMO PIEL 32
CUALQUIER DA DE CUALQUIER AO 33
LIANAS EN LOS MARES 35
SEGUNDA PARTE
(POEMAS II)
MADRES NUESTRAS 39
ALAS O CADENAS 40
HASTA CUNDO 42
DESCUBRIR 44
EL JUICIO DEL OTRO 46
AY TRIZTEZAS!!! 47
DESGAJES 48
OBRER@S DEL ALMA 49
ES FCIL 51
PERO EL ALMA 52
DE LO FUGAZ Y LO ETERNO 53
PREMURAS DE UN ADVENIMIENTO 55
DE FOLLAJES Y DESHIELOS (AY! ETAPAS) 56
CONFIAR EN M 58
LA MIRADA PROPIA 59
SUCEDERME 60
EL GRITO 61
DEJO LA IMPACIENCIA 63
QUERERSE 65
CORAZN 66
LAS LLAGAS 67
MAILN 68
A NOSOTRAS 69
A VECES 71
APRENDER DE L@S HIJ@S 73
PRESENCIAS 74
TERCERA PARTE
(CUENTOS)
LA LAURA, EL FLACO Y EL OLVIDO 77
EL ATO 85
DE ESPERANZAS, PODER Y CREENCIAS 89
EPLOGO 95
Esta edicin de 500 ejemplares se
termin de imprimir en noviembre de 2011
en Docuprint, Tacuar 123,
Buenos Aires, argentina.