Tiempo y Narraticfvidad en El Año Pasado en Marienbad
Tiempo y Narraticfvidad en El Año Pasado en Marienbad
Tiempo y Narraticfvidad en El Año Pasado en Marienbad
En los seis primeros minutos, la cmara se pasea por pasillos interminables que parecen
desrticos, mostrando detalles de columnas y barrocos decorados mientras una voz
en offacompaada de un sostenido musical nos dice avanzo una vez ms a lo largo de estos
pasillos, a travs de estos salones, estas galeras, en este edificio de otro siglo, este hotel
inmenso, lujoso, barroco, lgubre, donde pasillos interminables suceden a otros pasillos
silenciosos, desiertos, sobrecargados de un decorado sombro y fro de muebles de maderas. El
espacio pues, no slo se presenta de forma visual sino tambin en el dilogo del filme. Durante
estos primeros minutos del Marienbad slo alcanzamos a ver, fugazmente, a un hombre
avanzando por un pasillo (Giorgio Albertazzi?) y la primera vez que vemos a los personajes del
filme, aparecen petrificados, como estatuas, formando parte del decorado, mientras asisten a una
funcin teatral. El inicio del filme no est muy lejos de otros filmes de Resnais, como Hiroshima,
mon amour
o Providence y de la importancia del espacio en Nuit et brouillard y Toute la mmoire du monde, y
por supuesto, bebe directamente del inicio de Rebeca de Alfred Hitchcock, uno de los directores
preferidos por Resnais. Alain Resnais utiliza el espacio como metfora del interior de Giorgio
Albertazzi y su obsesin por alcanzar el recuerdo e intentar hacer recordar a Delphine Seyrig que
quizs el ao anterior tuvieron un encuentro sexual en Frederiksbad, Marienbad, Karlstadt o
Baden-Salsa.
Una pelcula donde no hay certezas y nos adentramos en el laberinto de la mente humana (slo
hay que recordar la repeticin del plano del cuadro del hotel que se asemeja a un laberinto), donde
un hombre intenta arrancar a una mujer de ese lugar y cuanto ms lo consigue ms se aleja del
balneario que domina la pelcula (y menor presencia tiene el espacio en los dilogos), de ah la
muy interesante relacin entre los espacios interiores y los exteriores.
Una pelcula de repeticiones, fragmentaria, obsesiva y laberintica, como la mente del protagonista.
Por supuesto, el lugar elegido deba expresarlo visualmente.
El nombre propio en la cinta
LAnne dernire Marienbad
Grard Genette define al artesano del nombre como el onomaturgo profesional al retomar el
dilogo de Platn Cratilo o del lenguaje. A partir de esta cita en Mimologiques me permito
relacionar el acto de nombrar con el tema de este ensayo: el guin de la pelcula de Alain
Resnais, El ao pasado en Marienbad. El acto de nombrar, es el acto de creacin por excelencia
para el hombre que conoce que los nombres son preexistentes, dado que poseen una entidad
lingstica que no ha sido comunicada hasta que es nombrada por el hombre. Dicha es la potestad
que la teologa judeo-cristiana separa para el creado: Adn, el primer nombre (a la vez, el primer
hombre) goza del privilegio de nombrar las cosas, tras concluir la Creacin, as da origen al oficio
de nombrar. La cbala entendida como desinvencin-desviacin de esta tradicin de nombrar, se
convierte en el vehculo que nos descubre que no hay literatura o cinematografa inocente, esto es,
ambas disciplinas estn cargadas de significados pre-existentes, ineludibles para el lector o el
visor. De aqu que me permita ver y leer la complejidad del nombre propio en el filme de Alain
Resnais.
La huella del hombre se inscribe en su propio nombre o nombre propio representando la simbiosis
del lenguaje que habitamos y al que pertenecemos. Si consideramos como escribe Levinas, que
cada hombre es la huella del otro, que a su vez es la huella de Dios, desentraamos que el hombre
carga esa huella de distintas formas: de acuerdo a la Circunfesin de Derrida es la huella fsica
del pacto con la divinidad que recae en el cuerpo del hombre. El ombligo -indistintamente femenino
y masculino- como prueba del nacimiento y del contacto con el cuerpo materno reside la huella del
nombre. El nombre propio se torna entonces ajeno al lugar de la mismidad, toma forma como el
terreno de la inscripcin de nuestra muerte, donde el nombre se vaca de contenido y se torna el
no-lugar: la utopa del nombre. Tras ser pronunciado, es un recipiente hueco, sin resonancia y cesa
de ser un lugar simblico o habitable. sta fragilidad recae en la condicin del nombre propio
como territorio simblico de la identidad y la prdida de sta, por excelencia; lo que se atribuye a la
condicin exterior del nombre que nos es dado, no es algo que se defina en alguna parte de
nuestro cuerpo a pesar de que con l se nos identifique en este y otros mundos. De tal manera,
que la huella del nombre en nuestro cuerpo se torna inaprehensible a pesar de ser considerada un
signo en posesin completa de todas sus cualidades. As, es contundente la importancia del
nombre propio, que definido a contrario sensu formula el siguiente cuestionamiento: carecer de
nombre propio es mantenerse al margen de la vida, el nombre certifica la alteridad como casa y
lugar del discurso donde ste se refugia. Esto alumbra la naturaleza dual del nombre que dice y no
dice, a un tiempo, es lugar de partida de la vida y anticipacin de la muerte, se carga y descarga
alternativamente de significado.
De tal manera, el nombre es el lugar que se carga de significado alternativamente ya sea como
nombre propio, marcando el lugar de encuentros y desencuentros, un espacio geogrfico que
abarca y define acontecimientos histricos o en un lugar de reposo, renombrado por su
tranquilidad, que sera Marienbad en la ms simple de sus acepciones. Sin embargo, en el nombre
mismo de Marienbad, existen lneas de fuga que lo atraviesan sin abarcarlo, sin atrapar su
significado por completo. Es entonces cuando estas lneas se tornan en puntos de fuga que son
principio y fin de una serie interminable de referentes, tantos como imgenes ofrece la
cinematografa mundial. Entonces Marienbad se convierte en el tema de este ensayo, el escenario
de una pelcula, el lugar de descanso de Kafka o el espacio donde Lacan celebra sus congresos.
De este juego con los nombres, se han destacado algunos nombradores, como Robbe-Grillet y
Resnais, que han optado por la reduccin, la desacralizacin (desterritorializacin ) del nombre,
retando su carga al adelgazarlo a su mnima expresin -no un sonido gutural o una onomatopeyasino una sola letra. Este carcter portador de la carga que se encuentra en la totalidad o
complicacin del nombre, queda -a saber- cargado o reducido en esta nica letra. El ms famoso
de los casos es K., que se comprende a la luz de la literatura kafkiana que indistintamente reduce
al hombre fsicamente a la apariencia de un insecto, a la par que lo convierte en lo que en los
campos de concentracin modernos se transform en un nmero, un clave: el despojo del nombre
en Kafka se convierte en una inicial, el proceso se inscribe: principia y acaba en una letra. El
adelgazamiento o reduccin en el nombre de Joseph K. es ya tema de la literatura mundial.
El juego de las iniciales existe tambin en los apelativos de los personajes del filme Resnais,
convierte al paradisaco lugar de reposo en una metfora de s mismo, donde la arquitectura, los
labernticos jardines y la frialdad de las multi-citadas estatuas -anlogas a la lejana del coro de
invitados de papel- son pretextos para la reduccin a priori de los nombres de los protagonistas.
Sin embargo, al reducir a los protagonistas a meras iniciales, stas se convierten en un rizoma de
referencias y tenemos que:
A es la mujer. Se le puede considerar el Alfa, principio generador, la engendradora, la fecunda y
resonante: la dadora de vida y por ende, la nombradora.
M es el hombre, el esposo o amante, el jugador. Se puede considerar una onomatopeya, eme
significa duda, vaco, carencia de significado y sonido: el silencio.
X es el extrao, el amante. Puede ser el innombrable, no es siquiera Z: el final sino simplemente X,
un punto de referencia, un logaritmo. La letra mas recurrida de la lgica y la geometra.
Las relaciones aparentes entre estas letras -que simbolizan la reduccin de los nombres de los tres
protagonistas- se pueden establecer de distintas formas, entre ellas:
Las letras compartidas en el idioma en el que est escrito originalmente el guin: en francs M es
la letra que comparten femme y homme, en ambas palabras se repite. En el idioma ms recurrido
de traduccin flmica, el ingls: M es la palabra inicial de Male y la tercera de feMale que es la raz
de esta segunda. En espaol, la M es la primera letra de Masculino y es igualmente la tercera de
femenino en tanto a la designacin de gneros; a la par que es la primera de Mujer y la tercer de
Hombre.
Las coincidencias y
simetra sintctica se
deben en parte a las
races latinas que
comparten el espaol
y el francs, a la par
del parentesco de
este ltimo con el
ingls. La eleccin de
estas letras-iniciales
en el guin RobbeGrillet/Resnais, puede
obedecer a un
capricho o ser un fro
clculo matemtico
como sugiere
Lawrence Russell: M
y X estn
matemticamente ligados mediante la razn alfabtica de la letra M a la letra X, esto es: M ocupa
el lugar nmero 13 del abcedario, lo que la convierte en el meridiano del alfabeto mientras que X
es la letra nmero veinticuatro, que a su vez representa el calendario solar. Por lo que al citar X a
A (la letra inicial del abcedario) a las 12 de la noche est cumpliendo con su ciclo, cruzando su
lnea de meridiano a la mitad. Esta cita est anunciada tambin para M que intenta llegar a tiempo
para detener la culminacin del romance entre A y X, sin embargo no logra escapar su propio
meridiano: 13, por lo que cumple con la cita una hora tarde.
La relacin logartmica presente en el encuentro-desencuentro de A-M/X est tambin en la
construccin arquitectnica de la pelcula que se basa en la geometra de los diseos de los
propios jardines en Marienbad, mencionados tambin en Los diarios de Franz Kafka .
A pesar de que los guionistas han negado cualquier capricho numerolgico en la eleccin de los
nombres de sus protagonistas, a la par que han propugnado por la simpleza y sencillez de su
guin. Por lo cual, la implicacin numerolgica, relacin alfabtica, lgica gramatical, y el recuento
de acepciones distintas segn el idioma, en tanto mi lectura, puede ser mera casualidad (o no).
Usando dicha lgica, sta libre asociacin implicara la asimetra en la relacin con la deidad,
donde A es siempre diferente de Dios. Al igual, permite sugerir la idea de Primeridad, Secundidad,
Terceridad al forzar la terminologa resulta una trada en el sentido teolgico. Esta relacin trinitaria
est explicada por Harold Bloom en los siguientes trminos: Todas las ideas segn Pierce se
dividen en las tres clases. La Primeridad es la idea del instante presente, que se piensa como un
punto del tiempo en el que ningn pensamiento puede tener lugar o del que no puede separarse
ningn detalle. La Secundidad implica las ideas del pasado en una relacin del esfuerzo y
experiencia de la resistencia. Mientras la Terceridad es la relacin tridica que existe entre un
signo, su objeto y el pensamiento interpretante, signo l tambin. Donde un Tercero es aquello que
pone con relacin a un Primero con un Segundo . En el caso de A, M y X no me aventuro a
conjeturar cual letra-personaje ocupara el Primer, Segundo o Tercer espacio, simplemente sugiero
que podra establecerse entre A, M, X una relacin similar a la utilizada por Bloom para analizar a
la poesa, donde se estara aplicando la tesis de Pierce, para analizar al cine.
En el mismo sentido, se implica una relacin de pareja, es decir, la concepcin de Uno y Otro
(presente en el reconocimiento de la mismisidad y la alteridad, relativos a la definicin de
identidad). sta lgica se cifra en palabras de Deleuze como la lnea de fuga tanto ms comn
cuanto ms separados se encuentren los valores binarios de la Pareja, o a la inversa, cada uno
clandestino del otro, doble tanto ms logrado cuanto que ya nada tiene importancia y todo puede
recomenzar, pues estn destruidos, pero no el Uno por el Otro. Nada pasar por el recuerdo, todo
ha pasado por entre las lneas, en el Y que los hace imperceptibles, al uno y al otro, ni disyuncin
ni conjuncin, sino lnea de fuga que ya no cesa de trazarse, para una nueva aceptacin, lo
contrario de una renuncia o de una resignacin, una nueva dicha?.
La extraa relacin implicada entre los tres protagonistas de la cinta se construye con base en
imgenes que se apuntalan con los escasos pero emblemticos dilogos. As el guionista y director
logra crear una realidad inasible en la que se escuchan fragmentos de frases, sus fuentes no son
reveladasrealmente parece increble. Los tiempos y personajes chocan, se cancelan unos a otros,
se superponen en narrativas que no parecen obedecer una lgica tradicional, describen una espiral
que es asible solo tras hacer el viaje durante El ao pasado en Marienbad. El cuerpo del filme est
deconstruido, como roto est el cuerpo del guin. Sin embargo, la apreciacin del espectador no
queda desmembrada sino enfrentada a la re-territorializacin del espacio que ocupa en l,
Marienbad.
Entrevista con el guionista Alain Robbe-Grillet
La historia de Marienbad es muy interesante. Por empezar, cuando la terminamos, el productor
decidi que no iba a estrenarse nunca, que uno no deba burlarse de la gente hasta ese punto.
Durante los seis meses que el filme permaneci indito realmente pensamos que no se iba a
estrenar jams, as que comenzamos a hacer exhibiciones privadas: la primera para Antonioni, la
segunda para Sartre (que prometi que nos iba a ayudar y no hizo nada) y la tercera para Andr
Breton. Despus se estren porque se dio con xito en Venecia. Lo paradjico es que a Venecia
no haba ido por razones artsticas sino porque los italianos queran hacer quedar mal a los
franceses a causa de la guerra de Argelia.
Despus de Venecia, el filme que se haba presentado como un filme maldito se transform en un
objeto de moda, que es exactamente lo contrario: como era moda, haba que verlo.
-La idea fue suya o de Resnais?-De ninguno de los dos. El productor tena un contrato con
Resnais, Hiroshima mon amour haba sido un gran xito y l quera hacer ahora una pelcula sobre
la guerra de Argelia. Pero dudaba entre dos guionistas: Simone de Beauvoir y Francoise Sagan;
Resnais quera trabajar con una mujer. Entonces el productor me pregunt si yo no quera escribir
una sinopsis para un filme de Resnais. Dije que s, escrib tres argumentos en una noche y se los
llev a Resnais, a quien no conoca. Ley los tres y dijo: Puedo filmarlos todos, pero eligi el que
mejor convena a Delphine Seyrig, que era la mujer de su vida en ese entonces. Y acept que yo
escribiera directamente la pelcula. No slo un argumento, sino directamente el guin tcnico,
plano por plano, con los movimientos de cmara y todo.-Hay quienes han visto en el filme una
influencia no declarada de La invencin de Morel, de Bioy Casares.
Es curioso: esa opinin fue formulada por primera vez por Jacques Rivette, que despus
hizoCline et Julie vont en bateau (1974), un filme fuertemente influenciado por La invencin de
Morel. Es cierto que yo la haba ledo, y tambin que fui uno de los primeros que habl de ella en
Francia, en un artculo para Critique, antes de Marienbad. La conoca, pero la rele despus y no vi
ninguna relacin. Sigo sin verla. Lo que me gust de la novela era un tipo de comportamiento de
los personajes que ya estaba en obras anteriores, y s es muy curioso que en el momento en que
el personaje de la primera historia reaparece por primera vez, Bioy Casares hable de gente que
baila, que pasea y que se baa en la pileta, como veraneantes instalados de hace tiempo en Los
Teques o en Marienbad.
-El tono particular, monocorde, con que se dicen los textos, cmo surgi?
-Antes del rodaje Resnais grab todos los textos y los dilogos de todos los personajes con mi
propia voz, como ya lo haba hecho en Hiroshima mon
amour con la voz de Marguerite Duras. Es por eso que todos los amigos de Marguerite Duras que
no conocan a la actriz Emmanuelle Riva decan que esa era la voz de Marguerite. Porque l diriga
haciendo escuchar la voz de Marguerite. Para Marienbad hizo lo mismo pero slo con los hombres,
es decir, Giorgio Albertazzi y Sacha Pitoeff. Ellos reproducen exactamente mi entonacin. Seyrig
no tuvo derecho a mi voz. Resnais se interes por su personaje y en realidad fue en gran parte
creado por l. En mi versin la mujer era una especie de estatua ms carnal y ms opaca. Resnais
segua penando en un filme sobre la memoria, lo que es absurdo, porque el narrador jams
encuentra a la mujer. Por qu se dice Yo te encontr el ao pasado en Marienbad? No hubo
ao pasado, no hubo Marienbad. Ella dice que nunca estuvo en Marienbad y l replica que eso no
es lo importante. El espectador debera sentirlo, porque al comienzo una cmara, que es un poco
una subjetiva de los ojos de alguien, vaga por el hotel y se detiene de repente en una joven. El
hombre entonces inventa una historia completamente clsica: un hombre conoce a una mujer pero
se desencuentran. Eso es todo.
Para el rodaje yo haba imaginado diferentes posibilidades, inclusive utilizar la verdadera
Marienbad. Pero Resnais busc y encontr ese hermossimo castillo del siglo dieciocho en Baviera.
Es uno de cinco castillos que construy un arquitecto francs. Los exteriores se hicieron en un
castillo y los interiores se hicieron combinando otros. Una vez que el guin estuvo escrito, fue
modificado en funcin de las locaciones. Resnais las verific y me dijo que, por ejemplo, una de las
frases iniciales era demasiado larga y uniforme para los pasillos que haba disponibles para hacer
su travelling. Eso no es problema, la cambio, le dije. Decime cmo es el travelling y yo te escribo
una frase con curvas. No, respondi. Quiero que la frase quede como est. As que envi al
director de arte al castillo e hizo reconstruir en estudios un pasillo similar que tuviera el largo de la
frase. Luego vino el fotgrafo, Sacha Vierny, vio el decorado y dijo que faltaba el techo. Si no tiene
techo, no funcionar. As que hicieron un techo, pero cuando empez a filmar result que el techo
le molestaba as que lo hizo sacar.
-Su guin fue escrupulosamente respetado.
-S, claro. Podra decir que lo psicologiz un poco, pero en general respet todo de un modo
notable. Es un filme muy raro, porque verdaderamente tiene dos autores. Resnais quera hacer un
filme sobre la memoria y yo quera hacer un filme sobre la persuasin. La idea de la memoria es
una cuestin totalmente imaginaria: todo sucede en el presente, ahora, aqu. Y en cuanto a la
persuasin, a veces me preguntan si Marienbad es acerca de un hombre que quiere persuadir a
una mujer para que lo siga. Yo respondo que no, que es acerca de un escritor que quiere persuadir
a un director para hacer un filme de vanguardia.
Creo que en 2005 es poco lo nuevo que puede decirse sobre una pelcula que ha generado ros de
tinta, por lo cual me limitar a dos comentarios puntuales. Uno, acerca de la leyenda que dice que
el filme fue basado en La invencin de Morel, de Adolfo Bioy Casares, recogida incluso por IMDB.
Este chisme, difundido principalmente por el propio Casares, fue una y otra vez negado por el
guionista Robbe-Grillet y por Resnais mismo. Robbe-Grillet haba publicado una resea de la
traduccin francesa de Morel, pero admite no ver relacin con el libro de Bioy, que Resnais ni
siquiera haba ledo. Cuando Resnais visit Buenos Aires, Casares cuenta que el cineasta admiti
su influencia, pero me atrevo a dudarlo, dadas las evidencias. For the record, La invencin de
Morel trata de un hombre que se enamora de una mujer en una isla llena de voces (recordar The
Isle of Voices de Stevenson), de gente que baila, que pasea y que se baa en la pileta, como
veraneantes instalados desde hace tiempo en los Teques o en Marienbad. La mujer resulta ser un
holograma, y el hombre decide serlo tambin al final. El ao pasado en Marienbad (o Hace un ao
en Marienbad, como quiere la traduccin local) tiene una trama no tan sencilla de referir: un
hombre vuelve a buscar a su amante con la que acord una cita hace un ao atrs, creo que eso
es todo lo que se puede decir de la historia sin entrar en suposiciones. La evolucin del filme est
borroneada por la lgica de los sueos, y sigue caminos que no siempre llevan a alguna parte,
como las escaleras de Escher. Hay una insistencia en la idea de los simulacros de la realidad, pero
nunca est claro cul es la copia y cul el original (las estatuas y la pareja de amantes, la pareja y
una pareja de actores de teatro, las reproducciones de un jardn palaciego y el propio jardn, los
espejos, los juegos); este pioln es el nico del que se puede tirar para asociar Marienbad y
Morel, fuera de la mencin topogrfica. Admitamos que es un pioln bastante nfimo.
El segundo tema es la relacin de la pelcula con Peter Greenaway. Para Greenaway -siempre
prepotente y dogmtico- El ao pasado en Marienbad es la nica pelcula que se puede llamar
obra de arte cinematogrfica: Hay pocos, muy pocos filmes en los que puedo pensar como
creadores de verdadero cine. El ao pasado en Marienbad, tal vez, sea lo ms cercano que puedo
sentir. Se acerca a la nocin de verdadera inteligencia cinemtica. No est esclavizado al texto. No
est esclavizado a la narrativa. Deconstruye todos estos fenmenos y crea un producto que es
verdadera y absolutamente cinemtico, porque no puede existir en ninguna otra forma.
La influencia de este filme sobre Greenaway es visible y clara. El cineasta britnico admite haber
estado toda su carrera intentando rehacer MarienbadCreo que lo ms cerca que estuvo fue en El
nio de Macon (1993); pienso en la barroca ornamentacin, en el teatro, los espectadores, el
retroceder caracterstico de la cmara. Tambin obviamente influenci su jardn de cuidadosos
pinos en El contrato del dibujante (1982); la devocin a la pintura que recorre los filmes de
Greenaway (ver a Giorgio de Chirico en Marienbad), el uso de la msica (Greenaway dijo: creo
que el momento en que comienza la msica de rgano, se presenta la pieza de filmacin ms
inteligente de toda la historia), ciertos travellings, los juegos de Conspiracin de mujeres (1988), la
simetra de Zoo (1985), el estigma de cartesiano Naturalmente, no es casual la senda
presencia del recientemente muerto Sacha Vierny como director de fotografa tanto en Resnais
como en Greenaway. Para m, ahora, el mundo de Greenaway es inimaginable sin este filme de
Resnais; tal vez la produccin flmica de Greenaway es una exacerbacin o una emanacin de
esta sola pelcula, levemente influenciada por la -indudable- vasta erudicin del director britnico
El
anlisis
esttico
y
audiovisual del filme resulta tan amplio como descomunal lo es la presentacin del mismo. Es
realmente deliciosa la forma en que utiliza a los actores, su total inactividad, convierte a los
personajes secundarios en vivientes e inmviles partes del atrezzo, esa inactiva actuacin de los
actores de reparto se traduce en una presencia hiertica, casi de escenografa, y refuerza una
imagen impenetrable de ese mundo. Asimismo, el uso constante de las estatuas potencia el trabajo
antes mencionado, una manera de eternizar el momento, de perpetuar esa delicada pero firme
elegancia. Los numerosos elementos que conforman la distinguida escenografa incluyen, entre
otros, barrocos corredores, espejos, elegantes araas y candelabros, cortinas, y todo
complementado con una poderosa msica, penetrantes melodas de rgano, casi fatalistas, casi
fnebres, lo cual, sumado a lo anterior, termina generando una sensacin de un barroquismo muy
hermtico. La manera en que se hacen prescindibles los nombres, la manera en que la trama
puede ser dejada en un segundo plano en funcin de la hermosa esttica y presentacin
audiovisual, nos plantea una pelcula que claramente es mucho ms potica que narrativa, ms
visual que lineal, y ah radica gran parte de su hermosura, de lo descomunalmente atractiva que
es, es un atractivo muchas veces oscuro, lbrego, misterioso, onrico, solemne, y en ello
apreciaremos unos poderosos claroscuros, y en los casos ms sorprendentes, claroscuros
utilizando
a
los
actores,
claroscuros
usando
humanos,
soberbio.
Esta pelcula narra la historia de un tringulo amoroso en la que sin embargo la desdicha no est en
donde suele estar en las historias de tringulos amorosos. El marido ignoraba, como es usual, la
traicin de su mujer, el amante como es obvio estuvo siempre al tanto pero la mujer slo al final se
da por enterada. O su amoro nunca ocurri o ella lo ha olvidado por completo o simplemente finge
no recordarlo, aunque se supone que si ella est ahora en ese hotel de opulencia versallesca donde
trascurre la historia y donde se ha encontrado con quien dice ser su amante es porque acord hace
precisamente un ao reencontrarse con l. Cuando despus de ceder a sus deseos y acostarse con su
amante, l le pide que abandone a su marido y se marchen juntos, ella logra aplazar su decisin por
un ao. Esta es al menos la imperiosa versin del amante, que la mujer rechaza sin embargo una y
otra vez con una energa que se van debilitando, socavada sin remedio por la obstinacin con la que
el amante insiste en imponer su versin de lo que ocurri entre ambos hace justo un ao. Cierto: la
pelcula nos ofrece imgenes del que se supone fue el primer encuentro sexual de la mujer y su
amante, que seran la prueba incontestable de la versin de lo sucedido defendida por este ltimo.
Pero es justamente esta clase de conviccin garantizada por la imagen cinematogrfica la que Alain
Resnais somete a pruebas extraordinarias en esta inquietante pelcula. El ao pasado en
Marienbad es seguramente el registro del drama causado por la pretensin de un hombre de
imponer a una mujer unos recuerdos que ella no quiere o no puede aceptar como suyos, pero es
tambin la pelcula que se propone subvertir la funcin retorica que cumple habitualmente la
imagen en la narrativa cinematogrfica. Si por algo puede hablarse de la magia del cine es
justamente por el fascinante grado de verosimilitud producido por la imagen en movimiento, que
experimentaron por primera vez los asistentes al primer pase en un caf de Paris del cortometraje
de los hermanos Lumire, en el que una locomotora se les echaba encima desde la pantalla tan
convincentemente que muchos de ellos estuvieron a punto de hacerse a un lado. Resnais no
consinti que nada parecido ocurriese en su pelcula que compuso en inslita sintona con Alan
Robbe-Grillet, el autor de la historia original obedeciendo al propsito deliberado de desquiciar la
articulacin entre imagen, sonido y narracin que funda la contundente verosimilitud del cine, por
lo menos desde cuando se hizo sonoro. El film est trufado de secuencias en las que las voces en off
de los actores preceden o suceden a la aparicin en la pantalla de las situaciones dramticas en las
que dicen y cobran sentidos sus palabras. El hilo narrativo se disloca al compas de los avances y los
retrocesos en el tiempo de las distintas secuencias y por el recurso a una puesta en escena que anula
o neutraliza las diferencias en las situaciones, el clima, las escenografas, los gestos y los vestuarios
de todos los personajes, sean protagnicos o accidentales, que suelen utilizar los directores para
marcarle al espectador las diferencias entre lo que ocurri antes y lo que ocurre despus. El
resultado es una narracin circular, reiterativa, recurrente que vuelve una y otra vez sobre unos
cuantos episodios bsicos, cuyas sutiles diferencias contribuyen muy poco al progreso de la historia
y todava menos a establecer la verdad del misma. De hecho nunca podremos saber con entera
certeza si la mujer abandona al final a su marido y se marcha con su amante cumpliendo la promesa
contrada el ao pasado en Marienbad. O si lo hace simplemente porque el hombre que dice
haber sido su amante ha vencido su resistencia y doblegado su voluntad, forzndola a convertirse
por fin en su amante. Podra ser que ella nunca fue su amante pero ahora s lo es debido a que la
obstinada estrategia de seduccin de un perfecto desconocido ha rendido plenamente sus frutos y
ella ahora es suya, hasta el punto de hacer suyos recuerdos que antes le resultaban completamente
ajenos.
La incertidumbre termina por subvertir la funcin retorica de la imagen en esta pelcula, ya puesta
suficientemente en cuestin por la sistemtica disociacin entre imagen y voz antes mencionada. Al
negarse la historia de este tringulo amoroso a satisfacer cualquier pretensin de verdad impide que
las imgenes cumplan el papel persuasivo que normalmente cumplen en las narrativas
cinematogrficas y que el propio Robbe Grillet evoca en estos trminos en el prlogo de lo que l, en
vez de guion prefirio llamar cine novela. Admitido el recuerdo argumenta - se admite sin
dificultad lo imaginario, y nadie protesta, ni siquiera en los cines de barrio, contra esas escenas
policacas o procesales en que se ve una hiptesis que hace referencia a las circunstancias de un
crimen, una hiptesis falsa si se quiere, construida por el juez de instruccin en su mente o con sus
palabras; y a continuacin, en el momento de las declaraciones de los diversos testigos, algunos de
los cuales mienten, vemos de igual modo en la pantalla otros fragmentos de escenas ms o menos
contradictorios, ms o menos verosmiles, pero presentados todos con la misma calidad de imagen,
el mismo realismo, la misma presencia, la misma objetividad. El problema consiste sin embargo en
que en esos juicios cinematogrficos se termina sabiendo tarde o temprano la verdad: en El ao
pasado en Marienbad en cambio no se sabe ni se sabr jams. No lo supieron los espectadores de
entonces y menos los muy improbables de ahora y lo que es ms revelador todava: no lo supieron
nunca ni Alain Resnais ni Alain Robbe Grillet. El hecho es que entre ambos conjuraron una
incertidumbre de la que su misma pelcula jams pudo librarlos, impidindoles por lo tanto
interpretar a cabalidad el papel del autor/director que acta como un creador omnisciente,
omnipresente y omnipotente a imagen y semejanza del dios inabarcable del monotesmo. Pero esa
misma incertidumbre les permiti en cambio componer una poderosa alegora del trauma que los
aos 50 aquejaba vivamente a la memoria colectiva de los franceses, aunque estos fueran
generalmente incapaces de exorcizarlo o de asumirlo exteriorizndolo de alguna manera. Me refiero
al trauma que fue causado no tanto por la capitulacin de 1940 ante la Alemania nazi ni por la
instauracin consiguiente del rgimen de Vichy sino por el hecho de que el derrotismo, la
complicidad, la aprobacin silenciosa cuando no el abierto colaboracionismo con el adversario de
un segmento muy notable del pueblo francs que acompa esos srdidos episodios histricos fue
anulado ipso facto de la memoria colectiva y reemplazado inmediatamente despus de la liberacin
por la edificante leyenda de la Francia libre, la Francia resistente, que, encabezada desde siempre
por el general De Gaulle, habra plantado cara desde el primer da no solo al ocupante hitleriano
sino tambin a su guerra, su poltica, su ideologa y su siniestro antisemitismo. Cmo no ver en el
drama de una mujer que se resiste a aceptar unos recuerdos que no son suyos una versin
hipostasiada del drama inadmisible de la Francia que termina aceptando como suyos los recuerdos
heroicos de quienes nunca fueron ms que un puado de resistentes que actuaron en nombre de
Francia sin que Francia se diera si quiera por enterada?
El mrito del cine para explorar estas dimensiones del diseo radica en su
capacidad para representar el movimiento, y al hombre y a su entorno a travs de
l. El acto, considerado aqu como sntesis de la experiencia de habitar, es el
protagonista de la imagen flmica donde observaremos simultneamente el
movimiento de la accin, el diseo en que se da ese habitar y los efectos que se
producen al nivel de lo suprasensible, representado en el carcter simblico que
reviste todo nuestro comportamiento; el smbolo -nos dice Eliade- revela ciertos
aspectos de la realidad -los ms profundos- que se niegan a cualquier otro medio
de conocimiento. Imgenes, smbolos, mitos, no son creaciones irresponsables de
la psique; responden a una necesidad y llenan una funcin: dejar al desnudo las
modalidades ms secretas del ser (Eliade,12).
*Este artculo se basa en la tesina del mismo autor titulada Alain Resnais,
presentada en el Programa de Doctorado realizado en Madrid durante el curso
1988-1989. * Artculo publicado originalmente en la Revista ARQ 36, transcrito al
sitio web por Andrs Daly. Todas las imgenes agregadas por C+A.