El documento describe cómo Gloria Copeland aprendió a escuchar la voz de Dios. Al principio, Dios le dijo cosas pequeñas como recordarle apagar las luces del auto para ayudarla a aprender a discernir Su voz sin riesgos. Esto mostró que Dios se preocupa por sus hijos hasta en los detalles más insignificantes. El documento anima a los lectores a no tener miedo de obedecer la guía interna del Espíritu Santo y esperar que Dios tenga algo que decirles.
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El documento describe cómo Gloria Copeland aprendió a escuchar la voz de Dios. Al principio, Dios le dijo cosas pequeñas como recordarle apagar las luces del auto para ayudarla a aprender a discernir Su voz sin riesgos. Esto mostró que Dios se preocupa por sus hijos hasta en los detalles más insignificantes. El documento anima a los lectores a no tener miedo de obedecer la guía interna del Espíritu Santo y esperar que Dios tenga algo que decirles.
Descripción original:
Este callado ante La Presencia de Dios para que pueda oír la voz de su Espíritu Santo.
El documento describe cómo Gloria Copeland aprendió a escuchar la voz de Dios. Al principio, Dios le dijo cosas pequeñas como recordarle apagar las luces del auto para ayudarla a aprender a discernir Su voz sin riesgos. Esto mostró que Dios se preocupa por sus hijos hasta en los detalles más insignificantes. El documento anima a los lectores a no tener miedo de obedecer la guía interna del Espíritu Santo y esperar que Dios tenga algo que decirles.
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El documento describe cómo Gloria Copeland aprendió a escuchar la voz de Dios. Al principio, Dios le dijo cosas pequeñas como recordarle apagar las luces del auto para ayudarla a aprender a discernir Su voz sin riesgos. Esto mostró que Dios se preocupa por sus hijos hasta en los detalles más insignificantes. El documento anima a los lectores a no tener miedo de obedecer la guía interna del Espíritu Santo y esperar que Dios tenga algo que decirles.
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Dios tiene algo que decir
Kenneth Copeland
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus
ovejas llama por nombre, y las saca. – Juan 10:3
Nunca deje que el miedo de cometer un error le prive del gozo
de hacer lo que la voz del Señor le está indicando. Confíe en que el Espíritu Santo le enseñará lo que debe hacer. El empezará por mostrarle cosas pequeñas de su vida, y cuando usted esté acostumbrado a obedecerle, le mostrará cosas mayores.
Así nos sucedió a Gloria y a mí. Cuando recibimos a Jesucristo
como nuestro Señor, no sabíamos cómo oír la voz de Dios. Nuestros espíritus aún no habían aprendido a discernir el consejo del Espíritu. Pero como la Biblia promete que podemos hacerlo, empezamos a orar y a estudiar la Biblia con la expectativa de recibir consejo del Espíritu, y Él empezó a dárnoslo.
Nunca olvidaré la primera experiencia que Gloria tuvo. Ella
estaba leyendo la Biblia y se detuvo por unos minutos para ver si Dios le decía algo. En su corazón, escuchó al Señor decirle: "Las luces de tu automóvil están encendidas". No se le ocurrió que Dios pudiera hablarle de cosas tan triviales, así que se olvidó de eso y siguió poniendo atención. Pero Dios le dijo lo mismo, y siguió diciéndoselo hasta que por fin ella se levantó y fue al automóvil. Efectivamente, las luces estaban encendidas.
¿Por qué se molestaría Dios con algo tan insignificante como
las luces del automóvil? Porque Él tiene cuidado de nosotros. Él sabía que Gloria estaba sola esa noche en la casa con dos niños pequeños, y si la batería se hubiera descargado, ella no hubiera podido salir. Dios estaba con ella y le dijo lo que tenía que hacer en ese momento.
Pero Él sabía que ella apenas estaba aprendiendo a oír su voz,
por eso le dijo que hiciera algo que no representaba mayor riesgo. Es decir, ¿qué si las luces no hubieran estado encendidas o si ella no hubiera salido a ver? Pues, se hubiera sentido ridícula, pero no hubiera habido más consecuencias.
Si confía en el Espíritu Santo, Él hará por usted lo mismo que
hizo por nosotros: le guiará paso a paso para que usted aprenda sin sufrir daño alguno.
El mayor error que usted puede cometer es tener miedo de
obedecer el testimonio interno, que es la manera principal que Dios utiliza para guiar a sus hijos (Romanos 8:14). Así que, no tenga miedo y póngale atención, con la expectativa de que Él tiene algo que decirle.