Perec Georges Especies de Espacios
Perec Georges Especies de Espacios
Perec Georges Especies de Espacios
GEORGES PEREC
MONTES
1 NOS
ESPECIES DE ESPACIOS
GEORGES PEREC
Traduccin de Jess Camarero
MON T ESINO S
Litera~ura
y Ciencia, S. L.
el espacio
... tanto que mundo y espacio parecan uno el espejo del otro,
uno y otro prolijamente adornados con jeroglficos e ideogramas, cada uno de los cuales poda ser un signo y no serlo: una
concrecin calcrea en el basalto, una cresta levantada por el
viento en la arena coagulada del desierto, la disposicin de los
ojos en las plumas del pavo real (poco a poco la vida entre los
signos haba llegado a considerar como tantos otros signos las
innumerables cosas que antes estaban all sin sealar nada
ms que su propia esencia, las haba transformado en signos
de s mismas y las haba sumado a la serie de signos hechos a
propsito por quien quera hacer un signo), las estras del fuego en una pared de roca esquistosa, la cuadragesimovigesimoseptima acanaladura -un poco oblicua- de la cornisa del frontn de un mausoleo, una secuencia de estras sobre una pantalla
durante una tormenta magntica (la serie de signos se multiplicaba en la serie de los signos de signos, de signos repetidos innumerables veces siempre iguales y siempre en cierto modo diferentes porque al signo hecho a propsito se sumaba el signo
advenido por casualidad), el palo mal entintado de la letra R
que en un ejemplar de un peridico de la tarde se topaba con
una paja filamentosa del papel, uno de los ochocientos mil desconchados de una pared alquitranada en un callejn entre dos
almacenes portuarios de Melbourne, la curva de una estadstica, una frenada en el asfalto, un cromosoma...
ltalo Calvino
(Las C osmicmicas)
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Nos servimos de los ojos para ver. Nuestro campo visual nos desvela un espacio limitado: algo vagamente redondo, que se para muy rpido a izquierda y a derecha y
que no baja ni sube demasiado alto. Si cerramos un ojo,
conseguimos ver la punta de nuestra nariz; si subimos
los ojos vemos que hay un arriba, si los bajamos vemos
que hay un abajo; si volvemos la cabeza en una direccin
y luego en otra, ni siquiera llegamos a ver completamente todo lo que hay a nuestro alrededor; hay que hacer
girar el cuerpo para ver absolutamente lo que haba
detrs.
Nuestra mirada recorre el espacio y nos proporciona la
ilusin del relieve y de la distancia. As construmos el
espacio: con un arriba y un abajo, una izquierda y una
derecha, un delante y un detrs, un cerca y un lejos.
Cuando nada se interpone en nuestra mirada, nuestra
mirada alcanza muy lejos. Pero si no topa con algo, no ve
nada; slo ve aquello con lo que topa: el espacio es lo que
frena la mirada, aquello cbl\ que choca la vista: el obstculo: ladrillos, un ngulo, un punto de fuga: cuando se
produce un ngulo, cuando algo se para, cuando hay que
girar para que comience de nuevo, eso es el espacio. El
espacio no tiene nada de ectoplasmtico; tiene bordes, no
va en todas direcciones, hace todo lo que hay que hacer
para que los rales del ferrocarril se encuentren bastante
antes del infinito.
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En aquesta parte haba yo previsto un captulo sobre las lneas curvas, de modo que se comprobara la excelencia de las lneas rectas...
Una lnea rectal el sendero por donde deberan marchar los cristianos de verdad, como dicen
los padres de la Iglesia.
El emblema de la rectitud moral, dice Cicern.
La mejor de todas cuantas lneas hayan existido, dicen los plantadores de coles.
La lnea ms corta, dice Arqumedes, que pueda extenderse de un punto a otro.
Pero un autor como yo y como tantos otros, no
est dotado para la geometra; y abandon la lnea
recta.
Lawrence Sterne
(Tristram Shandy, captulo 240)
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medidas
kerque hasta Barcelona nicamente para verificar la longitud del metro (parece que Mchain incluso se equivoc en sus clculos).
Me gusta poder recordar que a media distancia de los
caseros de Frapon y de La Presle, comarca de Vesdun,
provincia de Cher, se encuentra una placa que seala
exactamente el centro de la Francia metropolitana.
Incluso aqu mismo, en este momento, no me sera absolutamente imposible determinar mi posicin en grados, minutos, segundos, dcimas y centsimas de segundo: alrededor de 49 de latitud norte, alrededor de 2
10'14"4 al este del meridiano de Greenwich (o solamente unas fracciones de segundo al oeste del meridiano de
Pars), y unas decenas de metros sobre el nivel del mar.
Hace poco he ledo que en Inglaterra haban franqueado una carta cuya nica direccin era una latitud y una
longitud. El remitente era por supuesto, si no un gegrafo, al menos un agrimensor o agente del catastro, y el
destinatario, es cierto, viva solo en una casa lo suficientemente aislada como para ser efectivamente identificada. Lo cual no impidi que la carta llegara. El Postmaster
General, equivalente britnico del ministro de P. y T.,
hizo pblico un comunicado en el que expresaba la gran
estima en la que tena a sus empleados, pero adverta que
en el futuro tales direcciones no se tomaran en consideracin; lo mismo ocurrira con las direcciones en verso:
los empleados de Correos tienen otras cosas que hacer
que resolver adivinanzas; el camino que recorre una carta
desde su punto de origen hasta su punto de destino es
una estricta cuestin de cdigo: Mallarm, Lats o la cartografa slo pueden ser factores de ruido ...
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El espacio parece estar ms domesticado o ser ms inofensivo que el tiempo: en todos los sitios encontramos
gente que lleva reloj, pero es muy raro encontrar gente
que lleve brjula. Necesitamos saber la hora en todo
momento (hay alguien todava que sepa deducirla de la
posicin del sol?) pero nunca nos preguntamos dnde
estamos. Creemos saberlo: estoy en mi casa, en la oficina, en el metro, en la calle.
Es evidente, por supuesto -pero, hay algo que no lo
sea? Sin embargo, de vez en cuando deberamos preguntarnos dnde estamos: hacer balance: no slo de nuestros
estados de nimo, de la salud, de las ambiciones, de las
creencias y de las razones de ser, sino de la posicin topogrfica, y no tanto en relacin con los ejes citados ms
arriba, sino ms bien en relacin con un lugar o un ser
en que podamos pensar, o en el que nos pondremos a
pensar. Por ejemplo, cuando en la parada de Invalides
subimos al autobs que nos lleva a Orly, representarse la
persona que vamos a esperar justo al pasar por la vertical
de Grenoble, y mientras que el autobs va abrindose un
difcil camino en medio de los embotellamientos de la
avenida Maine, tratar de figurarse el lento recorrido que
podra hacer por un mapa de Francia, la travesa de Ain,
de Saone-et-Loire, de Nievre ~de Loiret ... O tambin, en
un momento preciso del da, \,~terrogarse de un modo
ms sistemtico sobre las posiciones que ocupan, los
unos respecto a los otros y respecto a nosotros, algunos
de nuestros amigos: enumerar las diferencias de nivel
(los que como nosotros viven en un primer piso, los que
viven en el quinto, en el once, etc.), las orientaciones,
imaginar su desplazamiento en el espacio.
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Todo el mobiliario ha sido previsto para responder a todas las necesidades. Incluye hasta un caja fuerte Fichet.
U na excelente instalacin de T. S. F. permite captar las retransmisiones de todas las emisoras europeas.
Con esta descripcin, aunque breve, se comprueba que este genuino
chalet rodante -que puede completarse con una cocina remolque- pone
al alcance de su propietario todas las comodidades del hogar en un
espacio apenas encogido.
El chasis sobre el que est montada esta lujosa instalacin es un
chasis Saurer. En llano la velocidad normal es de 40 kilmetros por
hora. Las bajadas ms pronunciadas pueden ser abordadas sin temor
gracias al dispositivo de freno motor.
La direccin permite una gran desmultiplicacin, cualidad muy
apreciada cuando se abordan las curvas de carreteras de montaa.
(... )Apenas construida, la caravana parti(... ) para efectuar un
circuito de 3.000 kilmetros a travs de Suiza y A/sacia. Cada tarde el seor Roussel cambiaba de horizonte.
Su viaje le ha reportado impresiones sin par.
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al santo en su trabajo. En el recuadro de las altas y estrechas ventanas de arriba, aparecen siete pjaros. A travs
de las ventanas de abajo se puede contemplar un paisaje
ligeramente accidentado, un ciprs, varios olivos, un castillo, un ro con dos personajes que estn remando y tres
que pescan.
El conjunto puede verse por una vasta abertura ojival
apoyada por un pavo real y una avecilla rapaz que posan
complacientemente junto a un magnfico barreo de cobre.
Todo el espacio se organiza por entero alrededor de este
mueble (y el mueble se organiza por entero alrededor del
libro): la arquitectura glacial de la iglesia (la desnudez de
su enlosado, la hostilidad de sus pilares) queda anulada: sus
perspectivas y sus verticales ya no delimitan el nico lugar
de una fe sublime; slo estn presentes para dar al mueble
su escala, permitirle su inscripcin: en el centro de lo inhabitable, el mueble define un espacio domesticado que los
gatos, los libros y los hombres habitan con serenidad.
El evadido
De este modo creemos ver un puente a su galope.
] acques Roubaud
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Un prisionero francs consigui escaparse en plena noche del tren que le conduca a Alemania. Era una noche
oscura por completo. El prisionero ignoraba totalmente
su situacin. Durante mucho tiempo camin al azar, es
decir todo recto hacia delante. En un momento dado lleg al borde de una corriente de agua. U na sirena bram.
Unos segundos ms tarde, las olas provocadas por el paso
del barco rompieron en la orilla. Por el tiempo que separaba el bramido de la sirena del chapoteo de las olas, el
evadido dedujo la anchura del ro; una vez conocida su
anchura, pudo identificarlo (era el Rin) y una vez identificado, supo dnde estaba.
Los encuentros
Esto no tendra evidentemente ningn sentido si fuera
de otro modo. Todo ha sido estudiado, todo ha sido calculado, no es cosa de equivocarse, no se conocen casos en
que se haya descubierto,An error aunque slo fuera de
unos centmetros o incluso de unos milmetros.
Sin embargo siempre noto algo que se parece a la admiracin cuando me imagino el encuentro de los obreros
franceses y de los obreros italianos en medio del tnel del
monte Cenis.
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lo inhabitable
coquetos estudios en su nido de verdor, las elegantes viviendas de paso, las triples recepciones, las vastas estancias a cielo abierto, servidumbre de luces, doble orientacin, rboles, vigas, carcter, lujosamente acondicionado por un decorador, balcn, telfono, sol, salidas, autntica chimenea, galera, fregadero de dos pilas (inox),
tranquilo, jardn privado, ganga excepcional
Se ruega digan su nombre despus de las diez de la noche
El acondicionamiento:
395 3 3/43Kam/J
6 de noviembre de 1943
to entre uno y dos metros y medio de alto, todo ello recolectado en las reservas de nuestros viveros.
Ruego ponga a nuestra disposicin este abastecimiento
de plantas.
El jefe de la direccin central del pabelln de las
Waffen SS y de la polica de Auschwitz: firma.do: SS-Sturmbannfhrer
(citado por David Rousset, Le pire ne rit pas, 1948)
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Pars, 1973-1974
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