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La Doctrina Social de La Iglesia Es Un Conjunto de Normas y Principios Referentes de La Realidad Social

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La doctrina social de la iglesia es un conjunto de normas y principios referentes

de la realidad social, poltica y econmica de la humanidad basado en el evangelio y en


el magisterio de la iglesia catlica, La doctrina social de la Iglesia tiene como centro la
dignidad de la persona humana y busca en todo momento defenderla y dar principios
que ayuden a su crecimiento, a su desarrollo. El Compendio de la DSI la define como
un "cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la
plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espritu
Santo, lee los hechos segn se desenvuelven en el curso de la historia" (Comp. DSI
104).
1.

El bien comn:
El principio o el criterio del bien comn es un principio fundamental
en lo que es la vida humana y en lo que son las relaciones de los seres
humanos. Para la doctrina social de la Iglesia el principio del bien
comn es el primero de todos los principios: todos los bienes que
existen son bienes para todos los seres humanos.
La concepcin es clara: Dios cre todo lo que existe para todos los
seres humanos, no para una sola persona. De ah que el principio del
bien comn quiere mirar no solamente a un individuo sino a todos los
individuos, no a una persona sino a todas las personas.
Por eso, este principio del bien comn es una tarea que nos compete a
todos, y de ah que los bienes que existen sobre la tierra han de llegar a
todos los seres humanos. Para nosotros, es un criterio que tiene que
estar siempre claro y es el criterio que se exige en la conduccin de la
vida poltica; por eso, un poltico es aquel que debe trabajar el bien
comn y colige con ese principio cuando busca sus propios intereses,
sus propios bienes o el bien particular; y los bienes que hay en una
nacin, si los miramos bien, son para todos y por eso se busca que haya
una igualdad en la reparticin de los bienes.
Reflexionar una y otra vez sobre el bien comn nos coloca y nos sita
en un principio clave en el desarrollo y en el progreso de todo ser
humano y de todos los seres humanos.
2. El destino universal de los bienes:
El principio del bien comn que gua la doctrina social de la Iglesia va
muy unido al principio del destino universal de los bienes. Este
principio nos recuerda a nosotros que todo cuanto existe tiene una
dimensin universal. Nosotros hablamos del derecho de propiedad.
El derecho de propiedad privada tambin tiene su sentido. La
propiedad privada ayuda a que las personas puedan tener un mnimo de
espacio para vivir, para que se respete su libertad; sin embargo, cuando

la propiedad privada se excede y viola el principio universal de los


bienes, entonces, la propiedad privada ha de estar sujeta a lo que es
este principio universal de los bienes. El Papa Juan Pablo II repeta
que: Sobre toda propiedad privada, hay una hipoteca de los bienes
que han de llegar a todos.
Y ese llegar a todos es llegar a todo ser humano y a todos los seres
humanos y nosotros hemos de repetirlo continuamente: Dios cre todas
las cosas, no para un grupo, sino para todos. De tal manera es as, que
hay que buscar caminos para una justa distribucin de los bienes y de
las riquezas, sean stas las que sean.
3. La subsidiaridad:

En la bsqueda del progreso y el desarrollo de toda persona humana,


de todo ser humano, de su dignidad, hay un principio que no se tiene
muchas veces en cuenta y que hay que recordarlo tambin con
frecuencia y volver el pensamiento y la mirada hacia l. Es el principio
de la subsidiaridad, palabra que no es fcil de pronunciar, pero que es
sumamente importante. Nosotros los seres humanos debemos producir
lo que nosotros debemos producir. Cada ser humano tiene una
responsabilidad, ante s mismo y ante los dems, como cada grupo,
como cada sociedad, pero hay limitaciones que nosotros tenemos, y es
ah donde se necesita el apoyo subsidiario.
Venir en apoyo de las familias que no pueden alcanzar las metas que
deben alcanzar, de los individuos, de las personas, de los grupos, sean
estos los que sean. Por eso, el Estado tiene la responsabilidad de
cuidar, de velar para que cada uno de nosotros haga lo que tenga que
hacer, pero que podamos recibir tambin el apoyo en aquello que
nosotros no podamos hacer. Ese principio de subsidiaridad ayuda a que
los pueblos puedan progresar y los grupos puedan avanzar. Y esto hay
que decirlo no solamente a nivel nacional, hay que decirlo, tambin, a
nivel universal: nos hemos de acompaar mutuamente los pueblos, y
aunque esto no lo pidiera Dios, ni lo pidiera la doctrina social de la
Iglesia, lo pide el sentido comn y lo pide la razn. Se ha de apoyar a
todo aquel que no puede dar todo lo que l quisiera o pudiera dar.
4. La participacin:

Otro principio claro en la doctrina social de la Iglesia es el principio de


la participacin. Es un tema sobre el que nosotros volvemos una y otra

vez. La participacin, como algo inherente al ser humano, hace parte


de nuestra existencia.
Nosotros queremos participar y esa participacin nos hace mostrar a
nosotros un deber, el deber que tenemos todos los seres humanos de
participar en la vida, en el desarrollo, en el progreso de los pueblos.
Por eso, una persona que no participa en los gastos de un pueblo, con
sus impuestos, es una persona que no est cumpliendo con su deber.
Una persona que no participa en las elecciones, por ejemplo, es una
persona que se siente limitada en lo que es su derecho de participar en
la eleccin de aquellos que lo dirigen. Esta dimensin de la
participacin muestra un derecho, pero tambin muestra un deber.
Derecho y deber, el derecho de participar y el deber de participar. Por
eso, cuando las personas no pueden participar todo lo que pueden en la
vida nacional, se sienten limitadas.
Las dictaduras limitan la participacin, pero tambin la participacin se
vuelve un desorden cuando no es regulada.
Volvamos una y otra vez la mente sobre la participacin, sobre nuestro
deber de participar en la vida familiar, en la vida social, en la vida del
barrio, en la vida nacional, en la vida internacional. Pensemos en la
participacin, como un derecho y un deber.
5. La solidaridad:

La solidaridad es uno de los grandes principios, o si se quiere, uno de


los grandes valores que ms se trata en el mundo de hoy. Hemos
venido muchas veces sobre esta temtica y hay que volver
continuamente sobre ella. La solidaridad nos esta mostrando a nosotros
como la humanidad es una y cmo tiene que apoyarse mutuamente. La
solidaridad que nos mueve a nosotros a vernos como slidos en uno
nos indica que los pueblos no pueden existir si no son solidarios entre
s y que la humanidad tambin es as, y esto se ve de una manera muy
clara en las crisis y en los problemas. Somos solidarios, hemos de ser
solidarios, queramos o no queramos, pero hemos de hacerlo de manera
consciente.
Los pases ms ricos tienen necesidad de ser solidarios con los dems y
los Pases pobres tambin han de tomar conciencia sobre esto. El
Amazonas no pertenece ya a Brasil o a los pases del Cono Sur, es un
bien de toda la humanidad, porque lo que pasa all afecta a la
humanidad. Somos solidarios, y los seres humanos somos como un
racimo de guineos: o caminamos juntos o nosotros perecemos, pero
hemos de estar juntos. El principio, el criterio, el valor de la
solidaridad es temtica sobre la que hay que pensar y volver una y otra

vez porque no solamente se ha de esperar solidaridad de los dems,


sino que cada uno de nosotros ha de poner su granito de arena en el
camino y en la construccin de un mundo solidario.
6. Valores fundamentales:

El tema de los valores est sobre el tapete. Es un tema sobre el que


hemos de volver una y otra vez, y podemos preguntarnos sobre los
muchos valores que hay, y podemos enumerar decenas de valores:
cules son los fundamentales?, cules son los ms importantes,
aquellos necesarios para que funcione una sociedad y que son clave
tambin para el progreso de los pueblos? Los cuatro grandes valores
son estos:
La verdad, la libertad, la justicia y el amor.
Y me voy a referir ahora a los tres primeros porque el amor, que nos
une a los dems, necesita un tratamiento especial.
La verdad: sin la verdad ningn pueblo podr avanzar. Jesucristo deca,
y es lema del pueblo dominicano: Conocern la verdad y la verdad
los har libres.
La verdad y la libertad: la libertad, que nosotros los dominicanos
disfrutamos despus de tantas dictaduras, se torna tambin en desorden
y en libertinaje cuando no la sabemos usar. La libertad se manifiesta en
la democracia, pero necesitamos de una libertad sabiamente usada. Por
eso, volver la mente y la mirada sobre la libertad, es clave, y sobretodo
en estos tiempos en las que disfrutamos de la libertad, para no volver a
las dictaduras, pero tampoco para que la libertad se vuelva para
nosotros un enemigo. Y la dimensin de la justicia: si quieres la paz,
trabaja por la justicia. Si nosotros queremos guardar las relaciones
como debe ser, es clave y fundamental, quin lo puede negar? el valor
de la justicia.
Sabemos que tenemos muchos desrdenes cuando impera la mentira, el
libertinaje y la injusticia. Por eso, en la doctrina social de la Iglesia
esos tres valores son fundamentales y clave para la vida de cualquier
sociedad.
7. La va del amor:

Podemos hablar y tocar temticas como esta: el bien comn, el destino


universal de los bienes, la participacin, la solidaridad, los valores de

la verdad, la justicia y la libertad. Pero tenemos que decir que el


vnculo que une todo esto es el amor. Sin amor, nosotros no podremos
llegar a eso que deseamos: a una mayor distribucin de las riquezas, a
un mundo donde impere la verdad, la justicia, la libertad; donde los
bienes realmente sean comunes, donde se busque el bien comn.
No podemos pedirles a los polticos que se preocupen de buscar los
intereses del pueblo dominicano y no sus propios intereses, si ellos no
tienen amor. Se lo podemos pedir en nombre de la justicia, en nombre
del respeto a los dems; el amor es necesario para todo ello. Podemos
pedirle a un juez que haga la justicia, pero si ese juez no respeta a la
persona humana, si ese juez no ama al ser humano y no ama a los
dominicanos, ser injusto. Los valores que nosotros necesitamos poner
en prctica, y son necesarios todos, necesitan un fundamento, un gua,
que es el amor. Por eso, el progreso de los pueblos, el bienestar de los
pueblos, la mejor distribucin de las riquezas, todo aquello que
nosotros deseamos no se dar en efecto y en verdad, si los seres
humanos son egostas. De ah que el camino del amor, la va del amor,
es y seguir siendo el camino del desarrollo de los pueblos, del respeto
a las personas y de los derechos humanos.

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