La Revolucion Rusa Diez Dias Que Estremecieron Al Mundo John Reed - 1919
La Revolucion Rusa Diez Dias Que Estremecieron Al Mundo John Reed - 1919
La Revolucion Rusa Diez Dias Que Estremecieron Al Mundo John Reed - 1919
DIEZ DAS
QUE ESTREMECIERON AL MUNDO
Escrito: En 1918 y 1919.
Primera edicin: Editado e impreso en 1919 por Boni &
Liveright, Inc. para International Publishers, editorial del
Partido Comunista de los EEUU, del cual Reed era miembro.
Fuente de esta versin: Edicion emitida por el Instituto
Cubano del Libro en homenaje al 50 aniversario de la
Revolucion de Octubre.
Digitalizacion: Carlos G. Galvn, 2004
Esta Edicin: Marxists Internet Archive, 2004-2005.
NDICE
PREFACIO de V. I. Lenin
PREFACIO de N. Krupskaya
PREFACIO del autor
NOTAS PRELIMINARES
I. Los orgenes
John Reed
Despus de haber ledo, con inmenso inters e inalterable atencin hasta el fin, el libro de
John Recd, DIEZ DAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO, desde el fondo de mi
corazn lo recomiendo a los obreros de todos los pases. Quisiera que ate libro fuese
distribuido por millones de ejemplares y traducido a todas las lenguas, ya que ofrece ^ln
cuadro exacto y extraordinariamente til u de acontecimientos que tan grande importancia
tienen para comprender lo que.es la revolucin proletaria, lo que es la dictadura del
proletariado. Estas cuestiones son hoy objeto de discusin general; pero, antes de aceptar o
rechazar las ideas que encarnan, es indispensable comprender toda la significacin del
partido que con relacin a ellas se tome. El libro de John Reed, sin duda alguna, ayudar a
esclarecer este fundamental problema del movimiento obrero universal.
V. I. LENIN
Finales de 1919
John Reed
N. KRUPSKAYA
John Reed
Este libro es un trozo de historia, de historia tal como yo la he visto. Slo pretende ser un
relato detallado de la Revolucin de Octubre, es decir, de aquellas jornadas en que los
bolcheviques, a la cabeza de los obreros y soldados de Rusia, se apoderaron del poder del
Estado y lo pusieron en manos de los Soviets.
Se refiere, sobre todo, a Petrogrado, que fue el centro, el corazn mismo de la insurreccin.
Pero el lector debe tener en cuenta que todo lo que acaeci en Petrogrado se repiti, casi
exactamente, con una intensidad ms o menos grande y a intevalos ms o menos largos, en
toda Rusia.
En este volumen, que es el primero de una serie en la que trabajo actualmente, estoy
obligado a limitarme a una crnica de los acontecimientos de que fui testigo y a los cuales
me mezcl personalmente o conoc de fuente segura. El relato propiamente dicho va
precedido de dos captulos, donde expongo brevemente los orgenes y las causas de la
Revolucin de Octubre. S perfectamente que la lectura de estos dos captulos es difcil,
pero ambos son esenciales para comprender lo que sigue.
Buen nmero de preguntas se ofrecer al espritu del lector: Qu es el bolchevismo? En
qu consiste la forma de gobierno implantada por los bolcheviques? Por qu, estando los
bolcheviques a favor de la Asamblea Constituyente, la disolvieron, enseguida, por la
fuerza? Y por qu la burguesa, hostil a dicha Asamblea hasta la aparicin del peligro
bolchevique, se entreg despus a su defensa?
Estas preguntas no pueden tener aqu respuesta. En otro volumen, De Kornilov a BrestLitovsk donde prosigo el relato de los acontecimientos hasta la paz con Alemania inclusive,
desscribo el origen y el papel de las diversas organizaciones revolucionarias, la evolucin
del sentimiento popular, la disolucin de la Asamblea Constituyente, la estructura del
Estado sovitico, el :desarrollo y el fin de las negociaciones de Brest-Litovsk.
Al abordar el estudio de la sublevacin bolchevique, es importante tener en cuenta que no
fue el 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917, sino muchos meses antes, cuando se
produjo la desorganizacin de la vida econmica y del ejrcito rusos, trmino lgico de un
proceso que se remontaba al ao de 1915. Los reaccionarios sin escrpulos que dominaban
la corte del zar haban decidido, deliberadamente, el hundimiento de Rusia, a fin de poder
concentrar una paz separada con Alemania. La falta de armas en el frente, que tuvo como
consecuencia la gran retirada del verano de 1915; la escasez de vveres en los ejrcitos y en
las grandes ciudades, el cese de la produccin y de los transportes en 1916, todo ello
formaba parte de un. gigantesco plan de sabotaje, que la revolucin de febrero vino a
contener a tiempo.
Durante los primeros meses del nuevo rgimen, en efecto, a pesar de la confusin
consiguiente a un gran movimiento revolucionario como el que acababa de liberar a un
pueblo de 160 millones de hombres, el ms oprimido del mundo entero, la situacin
interior, as como la potencia combativa de los ejrcitos, mejoraron sensiblemente.
Pero esta "luna de miel" dur poco. Las clases poseedoras queran una revolucin
solamente poltica que, arrancando el poder al zar, se lo entregara a ellas. Queran hacer de
Rusia una repblica constitucional a la manera de Francia o de los Estados Unidos, o
incluso una monarqua constitucional como la de Inglaterra. Ahora bien, las masas
populares queran una verdadera democracia obrera y campesina.
William English Walling, en su libro El mensaje de Rusia, consagrado a la revolucin de
1905, describe perfectamente el estado de espritu de los trabajadores rusos, que ms tarde,
casi unnimente, habran de apoyar al bolchevismo:
Los trabajadores comprendan bien que, incluso bajo un gobierno liberal, se exponan a
seguir mundose de hambre si el poder continuaba en manos de otras clases sociales.
El obrero ruso es revolucionario, pero no es violento ni dogmtico ni falto de inteligencia.
Se muestra presto al combate de barricadas, pero ha estudiado las reglas y, caso nico entre
los obreros del mundo entero, es en la prctica donde las ha aprendido. Est resuelto a
llevar hasta el fin la lucha contra su opresor, la clase capitalista. No ignora que existen an
otras clases, pero exige que las mismas tomen claramente partido en el encarnizado
conflicto que se aproxima.
Los trabajadores rusos reconocan que nuestras instituciones pero no se preocupaban
mucho por cambiar un despotismo por otro (el de la clase capitalista)...
Si los obreros de Rusia se han hecho matar y han sido ejecutados por centenares en Mosc,
en Riga, en Odesa; si millares de ellos han sido encerrados en los calabozos rusos y
desterrados a los desiertos y las regiones rticas, no es para comprar los dudosos privilegios
de los obreros de los Goldfields y de Cripple-Creek...
Fue as cmo se desarroll en Rusia, en el curso mismo de una guerra exterior e
inmediatamente despus de la revolucin poltica, la revolucin social, que termin con el
triunfo del bolchevismo.
Mr. A. J. Sack, director de la Oficina de Informacin rusa en los Estados Unidos y
adversario del Gobierno sovitico, se ha expresado, en su libro El nacimiento de la
democracia rusa, de la manera siguiente:
Los Bolcheviques constituyeron un gabinete con Lenin como presidente del Consejo y
Trotzki como ministro de Asuntos Extranjeros. Poco despus de la revolucin de febrero, su
llegada al poder apareca como inevitable. La historia de los bolcheviques, despus de la
revolucin, es la historia de su ascensin constante.
Los extranjeros, los americanos particularmente, insisten, con frecuencia, sobre la
ignorancia de los trabajadores rusos. Es cierto que stos no posean la experiencia poltica
de los pueblos occidentales, pero estaban notablemente preparados en lo que concierne a la
organizacin de las masas. En 1917, las cooperativas de consumo contaban, con ms de 12
millones de afiliados. El mismo sistema de los Soviets es un admirable ejemplo de su genio
organizador. Adems, no hay probablemente en la tierra un pueblo que est tan
familiarizado con la teora del socialismo y sus aplicaciones prcticas.
William English Walling escribe sobre el particular:
Los trabajadores rusos, en su mayora, saben leer y escribir. La revuelta situacin en que se
hallaba el pas, de aos atrs, le dio la ventaja de tener por guas, no slo a los ms
inteligentes de entre ellos, sino a una gran parte de la clase culta, igualmente
revolucionara, que les aport su ideal de regeneracin poltica y social de Rusia...
Muchos autores han justificado su hostilidad al Gobierno sovitico pretextando que la
ltima fase de la revolucin no fue otra cosa que una lucha defensiva de los elementos
civilizados de la sociedad contra la brutalidad de los ataques de los bolcheviques.
Ahora bien, fueron precisamente esos elementos, las clases poseedoras, quienes, viendo
crecer el podero de las organizaciones revolucionaras de la masa, decidieron destruirlas,
costase lo que costase, y poner una barrera a la revolucin. Dispuestos a alcanzar sus
objetivos, recurrieron a maniobras desesperadas. Para derribar el ministerio Kerenski y
aniquilar a los Soviets, desorganizaron los transportes y provocaron perturbaciones
interiores; para reducir a los Comits de fbrica, cerraron las fbricas e hicieron desaparecer
el combustible y las materias primas; para acabar con los Comits del ejrcito
restablecieron la pena de muerte y trataron de provocar la derrota militar.
Esto era, evidentemente, arrojar aceite, y del mejor, al fuego bolchevique. Los bolcheviques
respondieron predicando la guerra de clases y proclamando la supremaca de los Soviets.
Entre estos dos extremos, ms o menos ardorosamente apoyados per grupos diversos, se
encontraban los llamados socialistas "moderados", que incluan a los mencheviques, a los
socialrevolucionarios y algunas fracciones de menor importancia. Todos estos partidos
estaban igualmente expuestos a los ataques de las clases poseedoras, pero su fuerza de
resistencia se hallaba quebrantada por sus mismas teoras.
Los mencheviques y los socialrevolucionarios consideraban que Rusia no estaba madura
para la revolucin social y que slo era posible una revolucin poltica. Segn ellos, las
masas rusas carecan de la educacin, necesaria para tomar el poder; toda tentativa en este
sentido no hara sino provocar una reaccin, a favor de la cual un aventurero sin escrpulos
podra restaurar el antiguo rgimen. Por consiguiente, cuando los socialistas "moderados"
se vieran obligados por las circunstancias a tomar el poder, no osaran hacerlo.
Crean que Rusia deba recorrer las mismas etapas polticas y econmicas que la Europa
occidental, para llegar, al fin, y al mismo tiempo que el resto del mundo, al paraso
socialista. Asimismo, estaban de acuerdo con las clases poseedoras en hacer primero de
Rusia un Estado parlamentario, aunque iin poco ms perfeccionado que las democracias
occidentales, y, en consecuencia, insistan en la participacin de las clases poseedoras en el
gobierno. De ah a practicar una poltica de colaboracin no haba ms que un paso. Los
socialistas "moderados" necesitaban de la burguesa; pero la burguesa no necesitaba de los
socialistas "moderados". Los ministros socialistas se vieron obligados a ir cediendo, poco a
poco, la totalidad de su programa, a medida que las clases poseedoras se mostraban lo ms
apremiantes.
Y finalmente, cuando los bolcheviques echaron abajo todo esc hueco edificio de
compromisos, mencheviques y socialrevolucionarios se encontraron en la lucha al lado de
las clases poseedoras. En todos los pases del mundo, sobre poco ms o menos, vemos
producirse hoy el mismo fenmeno.
Lejos de ser una fuerza destructiva, me parece que los bolcheviques eran en Rusia el nico
partido con un programa constructivo y capaz de imponer ese programa al pas. Si no
hubiesen triunfado en el momento que lo hicieron, no hay apenas duda para mi de los que
los ejrcitos de la Alemania imperial habran entrado en Petrogrado y Mosc en diciembre,
y de que uri zar cabalgara hoy de nuevo sobre Rusia.
An est de moda, despus de un ao de existencia del rgimen sovitico, hablar de la
revolucin bolchevique como de una "aventura". Pues bien, si es necesario hablar de
aventura, sta fue una de las ms maravillosas en que se ha empeado la humanidad, la que
abri a las masas laboriosas el terreno de la historia e hizo depender todo, en adelante, de
sus vastas y naturales aspiraciones. Pero aadamos que, antes de noviembre, estaba
preparado el aparato omediante el cual podran ser distribuidas a los campesinos las tierras
de los grandes terratenientes; que estaban constituidos tambin los Comits de fbrica y los
sindicatos, que habran de realizar el control obrero de la industria, y que cada ciudad y
cada aldea, cada distrito, cada provincia, tenan sus Soviets de Diputados obreros, soldados
y campesinos, dispuestos a asegurar la administracin local.
Independientemente de lo que se piense sobre el bolchevismo, es innegable que la
revolucin rusa es uno de los grandes acontecimientos de la historia de la humanidad, y la
llegada de los bolcheviques al poder, un hecho de importancia mundial. As como los
historiadores se interesan por reconstruir, en sus menores detalles, la historia de la Comuna
de Pars, del mismo modo desearn conocer lo que sucedi en Petrogrado en noviembre de
1917, el estado de espritu del pueblo, la fisonoma de sus jefes, sus palabras, sus actos.
Pensando en ellos, he escrito yo este libro.
Durante la lucha, mis simpatas no eran neutrales. Pero, al trazar la historia de estas grandes
jornadas, he procurado estudiar los acontecimientos como un cronista concienzudo, que se
esfuerza por reflejar la verdad.
J. R.
Nueva York, 1 de enero de 1919.
NOTAS PRELIMINARES
Para el lector medio, la diversidad de las organizaciones rusas -partidos polticos, comits y
comits centrales, Soviets, dumas, sindicatos y uniones- resulta en. extremo dificultosa.
Comenzar pues, por ofrecer unas breves definiciones y aclaraciones.
PARTIDOS POLTICOS
PROCEDIMIENTO PARLAMENTARIO
fija el orden del da, y el presidente puede recurrir a los diferentes miembros del mismo
para que presidan y dirijan provisionalmente los debates.
Cada cuestin se enuncia primero de manera general y, luego se pone a discusin; al final
del debate, cada una de las fracciones propone las resoluciones correspondientes y se vota
separadamente por cada una de ellas. Puede ocurrir, y este caso es el ms corriente, que el
orden del da se altere desde la primera media hora. Bajo el pretexto de "cuestin de orden",
admitido casi siempre por la asamblea, cualquiera puede levantarse y decir no importa qu
sobre ste o el otro asunto.
Son los diputados mismos quienes vigilan el desarrollo de la reunin, y las funciones del
presidente se reducen, prcticamente, a agitar la campanilla para mantener el orden y a
conceder la palabra a los oradores.
Casi todo el trabajo efectivo se hace en las reuniones preparatorias de las diversas
fracciones, las cuales tienen la costumbre de votar en bloque por medio de un delegado. Por
esto, cada vez que se, formula una cuestin importante sobre la cual hay que votar, la
asamblea interrumpe sus sesiones para que las fracciones puedan reunirse. La multitud, es
extremadamente ruidosa: aclama o increpa a los oradores, y hace caso omiso de las
previsiones del presidium. Los gritos que con ms frecuencia se escuchan son: Prosim!
(Por favor!), Pravilno! (Justo!), Eto vierno! (Cierto!), Dovolno! (Basta!), Doloi!
(Fuera!), Pozor! (Qu vergenza!) y Tije! (Silencio!).
ORGANIZACIONES PRINCIPALES
brigada, divisin y cuerpo Je ejrcito tena su comit. Todos estos comits elegan el
Comit Central del Ejrcito que colaboraba con el Estado Mayor. El hundimiento del
organismo militar que sigui a la revolucin ech sobre los Comits del Ejrcito la mayor
parte del trabajo del Gran Cuartel General y, en algunos casos, incluso el mando de las
tropas.
8 Comits de la Flota.-Organizaciones correspondientes a la Marina.
COMITS CENTRALES
OTRAS ORGANIZACIONES
aparecer en las calles a las guardias rojas, indisciplinadas, sin entrenamiento militar, pero
llenas de ardor revolucionario.
Guardias blancas.-Voluntarios burgueses que aparecieron en escena en las ltimas fases de
la revolucin para defender la propiedad privada contra los bolcheviques. En un crecido
nmero, eran estudiantes.
Tekintsy.-Eran los famosos soldados de la "Divisin salvaje", compuesta por musulmanes
de las tribus del Asia Central y adictos a la persona del general Kornilov. Los Tekinfsy eran
conocidos por su obediencia ciega y su salvaje crueldad en el combate.
Batallones de la Muerte o Batallones de choque.-Se aplica generalmente el primero de
estos nombres al clebre Batalln femenino; pero hubo otros muchos "Batallones de la
Muerte", compuestos por hombres. Organizados por Kerenski durante el verano de 1917,
tenan como misin contribuir a reforzar la disciplina y el ardor combativo del ejrcito,
dando con ello un ejemplo de herosmo.
Los Batallones de la Muerte estaban formados, esencialmente, por jvenes y ardientes
patriotas, reclutados, en su mayor parte, entre los hijos de la clase rica.
Unin de oficiales.-Organizacin que inclua a los oficiales reaccionarios y se proponan
combatir polticamente el creciente poder 26 de los Comits del Ejrcito.
Caballeros de San Jorge.-La cruz de San Jorge se otorgaba por alguna accin brillante en
el campo de batalla. La asociacin de los Caballeros de San Jorge tenan principalmente
como fin la defensa de la idea militar.
Unin de los Campesinos.-En 1905, la Unin de los Campesinos tra una organizacin
campesina revolucionaria. En 1917 representaba el ideal poltico de los campesinos
acomodados y combata la creciente potencia y los fines revolucionarios de los Soviets de
diputados campesinos.
CRONOLOGA
Hemos adoptado aqu el calendario occidental, en lugar del antiguo calendario ruso, que
llevaba, con respecto a aqul, trece das de retraso.
FUENTES
Para la redaccin de este libro he utilizado, como fuentes, gran parte de mis propias notas.
Pero he recurrido tambin a centenares de peridicos rusos muy diversos, que forman una
serie casi completa dellperodo estudiado. Me he servido, asimismo, del diario ingls
Russian Daily News y de los dos diarios franceses Journal de Rtissie y Entente. Mucho ms
til y precioso me fue, sin embargo, el Bulletin de la Presse, publicado diariamente por la
Oficina Francesa de Informacin en Petrogrado, el cual relata todos los acontecimientos
importantes y cita los discursos y los comentarios de la prensa rusa. Poseo una coleccin
casi completa que comprende desde la primavera de 1917 hasta finales de enero de 1918.
Poseo, adems, casi todas las proclamas, decretos o avisos fijados en los muros de
Petrogrado desde mediados de septiembre de 1917 hasta el fin de enero de 1918, los textos
oficiales de todos los decretos y rdenes gubernamentales y el texto publicado por el
gobierno de los tratados secretos y otros documentos descubiertos en el ministerio de
Negocios Exteriores, al ser ocupado por los bolcheviques.
CAPTULO I
LOS ORGENES
Hacia finales de septiembre de 1917, vino a verme en Petrogrado un profesor de sociologa
extranjero que visitaba Rusia. Algunos intelectuales y hombres de negocios le haban dicho
que la revolucin estaba declinando. Despus de expresar esta opinin en un artculo, se
dedic a recorrer el pas, visitando algunas ciudades industriales y comunas campesinas,
donde, con gran asombro suyo, crey percibir que la revolucin iba desarrollndose.
Corrientemente, escuchaba entre los trabajadores de las ciudades y del campo la consigna
de reivindicar la tierra para los campesinos, las fbricas para los obreros. Si el profesor
hubiese visitado el frente, habra comprobado que el ejrcito entero no hablaba ms que de
paz.
El profesor senta gran desconcierto: se haba equivocado. Las dos observaciones eran
exactas: las clases poseedoras se hacan cada vez ms conservadoras; las masas populares,
cada vez ms radicales.
Para los intelectuales y los hombres de negocios, la revolucin haba ido ya bastante lejos y
comenzaba a durar demasiado; era tiempo de que todo volviese al orden. Compartan este
sentimiento los grupos socialistas moderados, los oborontsi[1], los mencheviques
recalcitrantes y los socialrevolucionarios, que sostenan al Gobierno provisional de
Kerenski.
El 14 de octubre, el rgano oficial de los socialistas moderados[2] deca lo siguiente:
El drama de la revolucin tiene dos actos: la destruccin del antiguo rgimen y la
instauracin del nuevo. El primer acto ha durado ya bastante. Es hora ya de pasar al
segundo y de representarlo tambin lo ms rpidamente posible. Como ha dicho un gran
revolucionario: Apresurmonos, amigos, a terminar la revolucin; aquel que la prolongue
demasiado no cosechar los frutos...
Pero las masas obreras y los campesinos se resistan obstinados a creer que el primer acto
hubiese terminado. En el frente, los Comits del Ejrcito tenan que luchar constantemente
con los oficiales, los cuales no podan habituarse a tratar a sus hombres como a seres
humanos. En la retaguardia se persegua a los comits agrarios elegidos por los campesinos,
porque trataban de aplicar los reglamentos oficiales concernientes a la tierra. En las
fbricas, los obreros se vean obligados a luchar contra las listas negras y el lock-out.[3]
Ms an: a los exiliados polticos, que acababan de regresar, se les desterraba de nuevo
como indeseables, y se lleg incluso a perseguir y encarcelar, en sus aldeas, a hombres
que haban regresado del extranjero, por actos revolucionarios cometidos en 1905.
Para todas las manifestaciones de descontento del pueblo, los socialistas moderados slo
tenan una respuesta: Esperad a la Asamblea Constituyente, que se reunir en diciembre.
Esto no satisfaca a las masas. Lo de la Constituyente estaba bien, pero olvidbanse los
fines concretos por los cuales se haba hecho la revolucin y se pudran sus mrtres en el
Campo de Marte? Con Asamblea Constituyente o sin ella, lo que se necesitaba era la paz, la
tierra y el control obrero de la industria. Muchas veces se haba diferido la convocatoria de
la Constituyente y acaso se la aplazara una o dos ms: se esperaba que el pueblo acabara
por calmarse y modificar sus exigencias. En todo caso, despus de ocho meses de
revolucin, apenas si se vislumbraba tal cosa...
Sin embargo, los soldados trataban de resolver por s mismos, desertando, la cuestin de la
paz. Los campesinos quemaban las casas seoriales y se apoderaban de las grandes
propiedades, los obreros saboteaban la industria y se declaraban en huelga... No hay que
decir que los industriales, los grandes terratenientes y los oficiales empleaban toda su
influencia para impedir cualquier compromiso democrtico...
La poltica del Gobierno provisional oscilaba entre unas reformas ineficaces y una
despiadada represin. Un decreto del ministro socialista del Trabajo prohibi reunirse a los
comits obreros durante las horas de labor.[4] En el frente se detena a los agitadores de
la oposicin, se suspendan los peridicos de izquierda y se castigaba con la pena de muerte
a los propagandistas revolucionarios. Se hicieron algunos intentos para desarmar a las
guardias rojas. Se envi a los cosacos a las provincias para mantener el orden...
Estas medidas contaban con la aprobacin de los socialistas moderados y de sus jefes,
que formaban parte del gobierno y que estimaban necesaria la colaboracin con las clases
poseedoras. El pueblo los abandon pronto, para pasarse al lado de los bolcheviques, cuyo
programa era la paz, la tierra, el control de la industria y un gobierno obrero. El conflicto se
agrav en septiembre de 1917. Contra el sentimiento de la inmensa mayora del pas,
Kerenski y los socialistas moderados consiguieron formar un gobierno de coalicin con
las clases poseedoras: el resultado fue que los mencheviques y los socialrevolucionarios
perdieron para siempre la confianza del pueblo.
Un artculo del Rabotcbi Put (El Camino Obrero), aparecido hacia mediados de octubre y
titulado Los ministros socialistas, expresaba claramente el sentimiento de las masas
populares respecto de ios socialistas moderados:
He aqu la lista de sus servicios:[5]
Tseretelli: Desarm a los obreros con la ayuda del general Polovsev, degoll a los soldados
revolucionarios e introdujo la pena de muerte en el ejrcito.
Skobelev: Comenz con una veleidad, tasando en el 100 por ciento los beneficios de los
capitalistas, y acab... por un intento de disolucin de los comits obreros de las fbricas y
de los talleres.
Avxentiev: Encarcel a muchos centenares de campesinos, miembros de los comits
agrarios, y suprimi docenas de peridicos de los obreros y los soldados.
Tchernov: Firm el manifiesto zarista ordenando la disolucin de la Dieta finlandesa.
Savinkov: Se ali con el general Kornilov y, si no entr en Petrogrado como salvador de la
patria, fue slo por una serie de circunstancias ajenas a su voluntad.
Zarudni: Encarcel, con la aprobacin de Alexinski y Kerenski, a millares de obreros,
soldados y marineros revolucionarios, y ayud a fraguar el asunto de los bolcheviques,
tan infamante para la justicia rusa como el asunto Beilis.
Nikitin: Se comport, frente a los ferroviarios, como un vulgar polizonte.
Kerenski: Mejor es no hablar de l; la lista de sus servicios es demasiado larga...
Un congreso de los delegados de la Flota del Bltico, celebrado en Helsingfors, vot una
resolucin que comenzaba as:
Exigimos que se expulse inmediatamente del gobierno al socialista Kerenski, aventurero
poltico, que, con sus vergonzosos chantajes en beneficio de la burguesa, desacredita y
hunde la gran revolucin y, con ella, a las masas revolucionarias
Todo esto no poda sino acrecentar la popularidad de los bolcheviques.
Desde febrero de 1917, en que la multitud de obreros y soldados que vena como un mar
embravecido a azotar contra los muros del Palacio de Turide haba obligado a la Duma
imperial a asumir contra su gusto el poder supremo, fueron las masas populares, obreros,
soldados y campesinos, las que imprimieron todos estos cambios .i la direccin de la
revolucin. Fueron tambin ellas quienes derribaron al ministro Miliukov, y fue su Soviet
quien lanz al mundo los trminos de la paz rusa: ni anexiones ni indemnizaciones: derecho
de los pueblos a disponer de s mismos. Y en julio, fue el proletariado quien, en una
sublevacin espontnea, tom el Palacio de Turide y exigi que los Soviets asumieran el
gobierno de Rusia.
Los bolcheviques[6] que entonces no eran ms que un pequeo grupo poltico, se pusieron
a la cabeza del movimiento. Fracas ste, de manera desastrosa, y la opinin pblica se
volvi contra ellos. Sus tropas, desprovistas de jefes, se acogieron al barrio de Vyborg, el
Fa^lbourg Saint-Antoine petersburgus. Comenz entonces la caza despiadada de
bolcheviques. Se encarcel a varios centenares, entre ellos, Trostki, Alejandra Kollontai y
Kamnev. Lenin y Zinoviev tuvieron que esconderse para escapar a la justicia. Quedaron
suspendidos los peridicos del partido. Provocadores y reaccionarios acusaron a los
bolcheviques de ser agentes de Alemania, y tanto insistieron en ello, que el mundo entero
acab por creerlos.
Pero el Gobierno provisional se vio en la imposibilidad de fundamentar sus acusaciones. Se
revel que los documentos que haban de probar la inteligencia con Alemania eran falsos.
[7] Los bolcheviques, uno por uno, fueron puestos en libertad sin sentencia, bajo fianza
ficticia o simplemente sin fianza, con excepcin de seis de ellos.
La impotencia y, la indecisin de este gobierno en perpetuo reajuste proporcionaba a los
bolcheviques un argumento irrefutable. No tardaron, pues, de nuevo, en hacer resonar entre
las masas su grito de guerra: Todo el poder a los Soviets! Y realmente no era la
ambicin personal la que los impulsaba, ya que, por entonces, la mayora de los Soviets
perteneca a los socialistas moderados, enemigos suyos encarnizados.
En seguida lanzaron su programa de accin: satisfacer las reivindicaciones ms elementales
y evidentes de los obreros, soldados y campesinos. De esta manera, mientras los
mencheviques recalcitrantes y los socialrevolucionarios se enredaban en compromisos con
la burguesa, los bolcheviques conquistaron rpidamente las masas. Acosados y
despreciados en julio, haban ganado en septiembre, casi completamente, para su causa, a
los obreros de la capital, los marinos del Bltico y los soldados. En las grandes ciudades,[8]
las elecciones municipales de septiembre fueron, a este respecto, muy significativas: los
mencheviques y los socialrevolucionarios slo consiguieron el 18 por ciento de los puestos,
contra ms del 70 por ciento en junio...
Un hecho ha preocupado a los observadores extranjeros: la oposicin extremadamente
violenta que el Comit Central Ejecutivo de los Soviets, los Comits Centrales del Ejrcito
y de la Flota[9] y algunos Comits Centrales de Sindicatos, concretamente el de
Comunicaciones y el de los Ferroviarios, hacan a los bolcheviques. Ahora bien, estos
Comits Centrales haban sido elegidos hacia mediados del verano o incluso antes, cuando
los mencheviques y los S. R. contaban con innumerables partidarios, y retardaron o
impidieron nuevas elecciones, que habran modificado su constitucin. Segn los estatutos
de los Soviets de Diputados obreros y soldados, el Congreso debera reunirse en
septiembre, pero el Tsik no quiso convocarlo, pretextando que la Constituyente iba a
reunirse dos meses ms tarde y que en esa poca los Soviets deberan entregar sus poderes.
Mientras tanto, los bolcheviques ganaban cada da terreno en todo el pas, en los Soviets
locales, en los sindicatos y entre los soldados y marineros. Los Soviets campesinos seguan
siendo todava conservadores porque en los distritos rurales atrasados, la conciencia poltica
se desarrollaba lentamente y, durante toda una generacin, slo el partido S.R. haba hecho
propaganda en el campo. Pero, incluso entre los campesinos, se estaba formando una
fraccin revolucionaria. Tal cosa se hizo visible en octubre, cuando el ala izquierda de los
S.R. se separ para formar un nuevo grupo: los socialrevolucionarios de izquierda.
Paralelamente, podan observarse no pocos sntomas de que la reaccin iba recobrando su
confianza.[10] As por ejemplo, en el teatro estaba Trotzki, de Petrogrado, cuando un grupo
de monrquicos interrumpi la representacin de una comedia titulada Los crmenes del zar
y amenaz con linchar a los actores por insulto al soberano. Ciertos peridicos pedan a
voces un Napolen ruso. Los intelectuales burgueses jams llamaban a los diputados de
los Soviets obreros (robotchie deputaty) otra cosa que perros diputados (sobatchie
depuiaty).
El 15 de octubre me entrevist con el gran capitalista Stepan Gueorguievitch Lianosov, el
Rockefeller ruso, kadete por sus opiniones polticas.
La revolucin me dijo es una enfermedad. Ms pronto o ms tarde, tendrn que
intervenir las potencias extranjeras, como se interviene a un nio enfermo para curarlo o
ayudarlo a caminar. Evidentemente, no ser ste el mejor remedio quiz, pero hay que
comprender que las naciones no pueden permanecer indiferentes ante el peligro
bolchevique y la propagacin de ideas tan contagiosas como la de la dictadura del
proletariado o la de la revolucin mundial... Hay una sola posibilidad de que esta
intervencin no se haga inevitable. En lo transportes reina la desorganizacin, cierran las
fbricas y los alemanes avanzan: acaso el hambre y la derrota devuelvan al pueblo ruso la
razn...
Con particular energa me expres el seor Lianosov su conviccin de que jams los
comerciantes e industriales, ocurriera lo que ocurriese, transigiran con la existencia de los
Comits de fbricas ni concederan a los obreros participacin en la direccin de las
industrias.
En cuanto a los bolcheviques, no hay ms que dos maneras de salir adelante: evacuar
Petrogrado y declarar el estado de sitio, para que el mando militar pueda desembarazarnos
de estos seores, sin necesidad de inquietarse por la legalidad... o bien, segunda
alternativa, dispersar por la fuerza armada la Asamblea Constituyente si manifiesta las
menores tendencias utpicas.
El invierno, el terrible invierno ruso, se aproximaba. Yo haba odo decir a los hombres de
negocios: El invierno ha sido siempre el mejor amigo de Rusia. Acaso sea l quien nos
libre de la revolucin. En el frente, helado, los miserables ejrcitos seguan padeciendo
hambre y muriendo sin entusiasmo. El material rodante se deterioraba, disminuan los
vveres, cerraban las fbricas. Las masas, desesperadas, proclamaban que la burguesa
estaba a punto de sabotear la causa del pueblo, provocando la derrota en el frente. Riga
haba sido abandonada despus de que Kornilov hubo declarado pblicamente:
Deberemos sacrificar Riga para que el pas retorne el sentido del deber?[11]
Para los norteamericanos, es inconcebible que la guerra de clases alcance tales
extremismos. Sin embargo, en el frente Norte he conocido oficiales que preferan
abiertamente el desastre militar a la colaboracin con los comits de soldados. El secretario
de la seccin de Petrogrado del partido kadete me declar que el hundimiento econmico
formaba parte de una campaa destinada a desacreditar la revolucin. Un diplomtico
aliado, cuyo nombre he prometido callar, me confirm el hecho. S tambin que cerca de
Jarkov, los propietarios de unas minas las incendiaron e inundaron; que en Mosc,
ingenieros textiles, antes de abandonar las fbricas, inutilizaron las mquinas, y que unos
obreros sorprendieron a ciertos funcionarios de los ferrocarriles en flagrante delito de
sabotaje a las locomotoras.
Una gran parte de las clases ricas preferan los alemanes a la revolucin incluso 'al
Gobierno provisional y no ocultaba estas preferencias. En la familia rusa con quien yo
viva, a la hora de cenar se conversaba invariablemente sobre la llegada de los alemanes,
que traeran la ley y el orden. Una noche, en casa de un comerciante de Mosc, a la hora
del t, pregunt a once personas si preferan a Guillermo o a los bolcheviques. Gan
Guillermo por diez contra uno.
Los especuladores se aprovechaban del desorden general para amasar fortunas que
dilapidaban en orgas fantsticas o en pagar a los funcionarios. Acaparaban stocks de
vveres o de combustibles y los exportaban clandestinamente a Suecia. Durante los cuatro
primeros meses de la revolucin, las reservas de vveres de los grandes almacenes
municipales de Petrogrado fueron saqueadas casi a la vista de todos, hasta el punto de que
la reserva de trigo para dos aos result casi insuficiente a las necesidades de un mes.
Segn el informe oficial del ltimo rriinistro de Abastecimientos del Gobierno provisional,
el caf se compraba al por mayor en Vladivostok a dos rublos la libra, y el consumidor lo
pagaba a trece en Petrogrado. En todos los almacenes de las grandes ciudades haba
toneladas de vveres y de ropas; pero slo los /icos podan comprarlos.
En una ciudad de provincia conoc a una familia de comerciantes, cuyos miembros se
haban hecho especuladores merodeadores, como los llaman los rusos. Los tres hijos
haban logrado rehuir el servicio militar, mediante el soborno. Uno especulaba con vveres,
otro venda ilcitamente a misteriosos clientes de Finlandia el oro de las minas del Lena, y
el tercero, que haba adquirido'grandes interesas en una fbrica de chocolate que
aprovisionaba a las cooperativas locales, no las abasteca sino con la condicin de que le
entregasen todo lo que necesitara. De este modo, en tanto el pueblo slo reciba, con la
cartilla, un cuarto de libra de pan negro, l dispona en abundancia de pan blanco, azcar,
t, pasteles y manteca. Y cuando los soldados, consumidos por el fro y el hambre, no
podan sostenerse en el frente, haba que escuchar con qu indignacin vociferaba esta
familia contra los cobardes, asegurando que senta vergenza de ser rusa y llamando
bandidos a los bolcheviques porque le requisaban grandes stocks de provisiones
acaparados por ella.
Bajo esta podredumbre exterior, las fuerzas secretas del antiguo rgimen, que haban
sobrevivido a la cada de Nicols II, proseguan su intenso y misterioso trabajo. Los agentes
de la famosa Ojranat seguan funcionando, por o contra el zar, por o contra Kerenski, a
sueldo de quien les pagase. En la sombra, diferentes clases de organizaciones subterrneas,
como las Centurias Negras, se dedicaban activamente a preparar el triunfo de la reaccin,
de una u otra forma.
En esta atmsfera de corrupcin y de monstruosas verdades a medias, slo se oa una nota
clara, el llamamiento de los bolcheviques, ms penetrante cada da: Todo el poder a los
Soviets! Todo el poder a los representantes directos de millones de obreros, soldados y
campesinos! Tierra y pan! Que acabe la guerra insensata! Abajo la diplomacia secreta, la
especulacin y la traicin! La revolucin est en peligro, y con ella la causa de todos los
pueblos!
La lucha entre .el proletariado y la burguesa, entre los Soviets y el gobierno, comenzada en
los primeros das de febrero, iba a alcanzar su punto culminante. Rusia, que acababa de
pasar, de un salto, de la Edad Media al siglo xx, ofreca al mundo estremecido el
espectculo de dos revoluciones: la revolucin poltica y la revolucin social, trabadas en
una lucha a muerte.
Qu vitalidad la de esta revolucin rusa, despus de tantos meses de hambre y de
decepciones! La burguesa debera haber conocido mejor a su Rusia: sopeas se vea por
ninguna parte aquella lasitud de la revolucin, de la cual se complaca en hablar.
Cuando se echa una mirada atrs, la Rusia anterior a octubre parece pertenecer a otra edad,
se la ve increblemente conservadora. Nos hemos adaptado tan pronto al nuevo y ms
rpido curso de la vida! Toda la poltica rusa se inclin tan violentamente a la izquierda,
que a los kadetes se les puso fuera de la ley, como enemigos del pueblo, a Kerenski se le
consider como n contrarrevolucionario; los jefes socialistas moderados, Tseretelli,
Dan, Lieber, Gotz y Avxentiev, parecieron demasiado reaccionarios a los ojos de sus
mismos partidarios, y hombres como Tchernov o incluso Mximo Gorki se vieron
empujados al ala derecha.
Hacia mediados de diciembre de 1917, algunos jefes socialrevolucionarios visitaron en
grupo al embajador britnico, sir George Buchanan, al cual le suplicaron que no hiciese
declaraciones sobre esta visita, por estar considerados como muy derechistas.
Cuando pienso coment sir George que hace un ao m gobierno me ordenaba no
recibir a Miliukov, porque era peligrosamente izquierdista!
Septiembre y octubre son los dos peores meses del ao, sobre todo en Petrogrado. Durante
sus cortos das, bajo un cielo gris y pesado, la lluvia chorreaba interminablemente,
empapndolo todo. Haba que caminar sobre un lodo espeso, resbaladizo, viscoso, con
huellas de pesadas botas, peor an que el que se formaba de ordinario, por el mal estado de
los servicios municipales. Del golfo de Finlandia soplaba un viento hmedo y cortante, y
por las calles rodaban masas de niebla helada. De noche, por economa y por temor a los
zepelines, slo a grandes trechos se encendan los faroles pblicos. En las casas particulares
no haba electricidad ms que desde las seis a las doce de la noche. Cada buja costaba casi
un dlar, y el petrleo escaseaba mucho. La noche duraba desde las tres de la tarde a las
diez de la maana. Los robos y asaltos se multiplicaban. Los hombres, armados de fusiles,
hacan guardia, por turno, en las casas, durante la noche. As se desarrollaba la vida bajo el
Gobierno provisional.
Los vveres iban escaseando de semana en semana. La racin diaria de pan descendi
sucesivamente de una libra y media a una libra, dspus a tres cuartos de libra, y finalmente
a 250 y 125 gramos. Al final, hubo una semana entera sin pan. Se tena derecho a dos libras
de azcar mensuales, pero era casi imposible encontrarla. Una tableta de chocolate o una
libra de caramelos inspidos costaban de siete a diez rublos, ms o menos un dlar. Slo
haba leche para menos de la mitad de los nios de la ciudad; la mayor parte de los hoteles
y de las casas particulares no la vean desde haca meses. En plena temporada de frutas, las
manzanas y las peras se vendan en las esquinas de las calles a poco menos de un rublo
cada una.
Para conseguir leche, pan, azcar o tabaco era preciso hacer cola durante horas bajo la
lluvia glacial. Al salir de las reuniones nocturnas, yo he visto formarse estas colas, antes del
alba, compuestas, sobre todo, de mujeres, algunas de las cuales llevaban a sus hijos en los
brazos. Carlyle, en su French Revolution, pinta al pueblo francs como dotado de una
particular aptitud para hacer cola. Rusia se haba iniciado en esta prctica bajo el reinado de
Nicols el Bendito, desde 1915, y continu entrenndose en ella, con intermitencias, hasta
el esto de 1917. A partir de entonces, la cola fue uno de los actos normales de su vida. Hay
que imaginarse a estas gentes mal vestidas, de pie sobre el helado suelo de las calles de
Petrogrado, durante jornadas enteras y en medio del invierno ruso. Yo he escuchado en las
colas del pan la nota spera y amarga del descontento, brotando a veces de la milagrosa
dulzura de estas multitudes rusas.
Naturalmente, los teatros se abran todas las noches incluso los domingos. Karsavina
trabajaba en un nuevo ballet en el teatro Mara: toda Rusia, que enloquece por la danza,
corra a verla. Chaliapin cantaba. En el teatro Alejandro se representaba la Muerte de Ivn
el Terrible, con la puesta en escena de Meyerhold. Recuerdo haber visto, en una de estas
representaciones, a un alumno de la Escuela de Pajes Imperiales que, despus de cada acto,
se cuadraba correctamente ante el palco imperial, desierto y despojado de sus guilas... El
Krivoie Zerkalo haba montado suntuosamente Reigen, de Schnitzler.
Las colecciones del Ermitage y de otras galeras haban sido evacuadas a Mosc, pero cada
semana se inauguraban exposiciones de pintura. Las mujeres intelectuales se apretujaban
en las conferencias sobre arte, literatura y filosofa mundana. La temporada fue
particularmente rica en tesofos. El Ejrcito de Salvacin, permitido en Rusia por vez
primera, cubra los muros con los anuncios de sus reuniones evanglicas, que entretenan y
asombraban a los auditorios rusos.
Como ocurre siempre en semejantes perodos, la pequea vida convencional continuaba su
curso, ignorando lo ms posible la revolucin. Los poetas componan versos, pero no a la
revolucin. Los pintores realistas pintaban escenas de la Rusia medieval, todo menos la
revolucin. Seguan llegando a la capital seoritas de provincias para aprender francs y
educar su voz. Jvenes y elegantes oficiales paseaban en el hall de los hoteles sus bachlyks
carmes bordados de oro y sus sables caucasianos ricamente nielados. Las mujeres de los
funcionarios se reunan por las tardes a tomar el t, llevando cada una en su manguito una
cajita con azcar, de oro o plata, ornada de brillantes, y media hogaza de pan. Estas damas
suspiraban por la vuelta del zar, por la llegada de los alemanes y, en fin, por todo aquello
que pudiera resolver la crisis del servicio domstico. La hija de un amigo mo sufri un da
un ataque.de histeria, porque la cobradora de un tranva la haba llamado camarada.
La gran Rusia daba a luz, con dolor, un mundo nuevo. Las criadas, a quienes antes se
trataba como a bestias y apenas se les pagaba, estaban emancipndose. Como entonces un
par de zapatos costaba cien rublos y los sueldos eran "alrededor de treinta y cinco
mensuales, se negaban a llevar zapatos cuando tenan que ir a la cola. En esta nueva Rusia,
todos los hombres y todas las mujeres tenan voto; la clase obrera posea sus diarios, en los
cuales se publicaban cosas desusadas y sorprendentes; y adems existan los Soviets y los
sindicatos. Los mismos izvoztchiks (cocheros) tenan su sindicato y estaban representados
en el Soviet de Petrogrado. Los camareros de los hoteles y restaurantes estaban tambin
organizados y se negaban a recibir propinas. En las paredes de los restaurantes haba
inscripciones como sta: No se admiten propinas. Como esta otra: Porque un hombre
est obligado a ganarse la vida sirviendo a otros en la mesa, no es necesario insultarlo
ofrecindole una propina.
En el frente, los soldados continuaban su lucha contra los oficiales y aprendan en los
comits a gobernarse a s mismos. En los talleres, esas incomparables organizaciones que
son los Comits de fbrica adquiran experiencia y fuerza y tomaban conciencia de su
misin histrica de lucha contra el antiguo orden de cosas.[12] Rusia entera aprenda a leer:
lea asuntos de poltica, de economa, de historia, porque el pueblo tena necesidad de saber.
En cada ciudad, casi en cada aldea, en el frente, cada fraccin poltica tena su peridico y,
a veces, muchos. Millares de organizaciones distribuan centenares de miles de folletos,
inundando los ejrcitos, las aldeas, las fbricas, las calles. La sed de instruccin, tan largo
tiempo refrenada, convirtise con la revolucin en un verdadero delirio. Slo del Instituto
Smolny salieron cada da, durante los seis primeros meses, toneladas de literatura, que, ya
en carros, ya en vagones, iban a saturar el pas. Rusia absorba, insaciable, como la arena
caliente absorbe el agua. Y no grotescas novelas, historia falsificada, religin diluida o esa
literatura barata que pervierte, sino teoras econmicas y sociales, filosofa, las obras de
Tolstoi, de Gogol, de Gorki.
Y qu papel jugaba la palabra! Los torrentes de elocuencia de que habla Carlyle a
propsito de Francia eran una bagatela al lado de las conferencias, de los debates, de los
discursos que se pronunciaban en los teatros, en los circos, en las escuelas, en los; clubs, en
las salas de reunin de los Soviets, en los locales de los sindicatos, en los cuarteles. Se
celebraban mtines en las 'trincheras, en las plazas de las aldeas, en las fbricas. Qu
admirable espectculo el de los cuarenta mil obreros de Putilov acudiendo a escuchar a
oradores socialdemcratas, socialrevolucionarios, anarquistas y otros, igualmente atentos a
todos ellos e indifesentes a la duracin de los discursos! En Petrogrado y en toda Rusia, la
esquina de cada calle fue, durante meses, una tribuna pblica. En los trenes, en los tranvas,
en todas partes brotaba de improviso la discusin.
En innumerables congresos y conferencias se mezclaban y confundan hombres de dos
continentes: los congresos de los Soviets, de las cooperativas, de los zemtvos, de las
nacionalidades; los congresos de los sacerdotes, de los campesinos, de los partidos
polticos; la Conferencia democrtica de Petrogrado, a Conferencia nacional de Mosc, el
Consejo de la Repblica rusa. En Petrogrado tenan lugar siempre tres o cuatro congresos a
la vez. En todas las reuniones se rechazaba, por lo regular, la proposicin de limitar el
tiempo a los oradores; cada uno poda expresar libremente su pensamiento...
Visitamos el frerte del 12o ejrcito, detrs de Riga. Plidos, descalzos, los hombres se
consuman sobre el lodo eterno de las trincheras. Enderezndose a nuestro lado, los rostros
contrados, la piel azulada por el fro asomando por entre los desgarrones de la ropa, nos
preguntaron vidamente: Ha trado usted alguna cosa para leer?
Notas
1. Partidarios de la guerra hasta el fin: oborontsi; literalmente, defensores. Nombre dado a
todos los grupos socialistas moderados, porque consentan continuar la guerra hasta el fin
bajo la direccin de los Aliados, bajo el pretexto de que se trataba de una guerra de defensa
nacional.
2. J. Reed alude al peridico Izvestia del Tsk (Las Noticias del Tsk), que estaba entonces
en manos de los mencheviques y de los S.R.(Nota de la Edit.)
3. Las siguientes cifras fueron compiladas en octubre de 1917 por una comisin compuesta
por representantes de la Cmara de Comercio de Mosc y de la seccin moscovita del
ministerio del Trabajo, y se publicaron el 26 de octubre de 1917 en la Novaia Jizn:
Salario por das en Rublos y Kopecs
Julio 1914
Carpintero, ebanista.... 1,60 2
Pen ...............
1,30 1,50
Julio 1916
Agosto 1917
46
3 3,50
8,50
8
1,70 2,35
1,80 2,20
1 2,25
1,50 2
1 1,50
46
3 5,50
55
4 5,50
3,50 6
2,50 4,50
8
8,50
7,50
9
8
Contrariamente a muchas afirmaciones, segn las cuales los salarios fueron aumentados en
enorme proporciones inmediatamente despus de la revolucin de febrero de 1917, se ve
por estas cifras, publicadas por el ministerio del Trabajo como vlidas para toda Rusia, que
los salarios no aumentaron bruscamente despus de la revolucin, sino que lo hicieron
gradualmente. Por trmino medio, el aumento escasamente lleg a rebasar el 500%.
Paralelamente el rublo descendi a menos de una tercera parte de su valor y el costo de la
vida aument considerablemente.
El siguiente cuadro fue establecido por la Duma municipal de Mosc, donde los vveres
eran ms baratos y abundaban ms que en Petrogrado:
Precio en Rublos y Kopecs
Agosto
1914
0,02
0,05
0,22
0,26
0,23
0,06
0,40
0,48
0,30
0,07
Agosto 1917
% Aumento
0,12
0,20
1,10
2,15
2
0,52
3,50
3,20
1,60
0,40
330
300
400
727
770
767
754
557
443
471
Por trmino medio, el aumento de precios de los gneros alimenticios alcanz el 556%, o
sea el 51% ms que el de los salarios.
En cuanto al precio de los otros artculos, experiment un alza tremenda.
He aqu una estadstica levantada por la seccin econmica del, Soviet de los Diputados
obreros de Mosc y aceptada como exacta por el ministerio de Suministros del Gobierno
provisional:
Precio en Rublos y Kopecs
Agosto 1914
0,11
0,15
2
6
12
20
2,50
40
4,50
0,10
4,50
1,70
8,50
0,30
10
0,80
1
Agosto 1917
1,40
2
40
80
144
400
15
400 455
18
0,50
40
11
100
4,50
120
13
20
% Aumento
1173
1233
1900
1233
1097
1900
500
9001109
300
400
780
547
1076
1400
1100
1525
1900
Por trmino medio, el alza de estos productos alcanz 1.109% aproximadamente, o sea ms
del doble del aumento de los salarios.
La diferencia, naturalmente, iba a parar a los bolsillos de los especuladores y traficantes.
En septiembre de 1917, el salario medio por da de un obrero industrial especializado, por
ejemplo, en el trabajo metalrgico de la factora Putilov, era de 8 rublos aproximadamente.
Por los mismos das, los beneficios eran enormes. Uno de los propietarios de la fbrica de
lanas Thornton, establecimiento ingls de los suburbios de Ptrogrado, me cont que sus
beneficios haban aumentado al 900% en tanto que los salarios en sus fbricas no haban
subido ms que el 300%.
4. Una de las circulares limitadoras de Skobelev, del 28 de agosto de 1917.
5. La historia de los esfuerzos hechos por los miembros socialistas del Gobierno provisional
de julio para llevar a cabo su programa en colaboracin can los ministros burgueses, es un
ejemplo ilustrado de la lucha de clases en el terreno poltico. Lenin escribi, a este
propsito:
Los capitahstas... viendo que la situacin del gobierno era insostenible, recurrieron a un
procedimiento del que han venido haciendo uso durante decenas de aos, desde 1848, los
capitalistas de otros pases, con el fin de desconcertar dividir y debilitar a los obreros. Este
procedimiento consiste en formar un ministerio llamado de 'coalicin', es decir, que rena a
representantes de la burguesa y trnsfugas del socialismo.
En los pases donde la libertad y la democracia han coexistido durante ms tiempo que en
ninguna otra parte con el movimiento obrero revolucionario, en Inglaterra y Francia, los
capitalistas han empleado muchas veces este mtodo con gran xito. Los jefes 'socialistas'
integrantes de un ministerio burgus no tardaron en revelarse como hombres de paja,
marionetas, que hacan de escudo para los capitalistas y de instrumento de engao para los
trabajadores. Los capitalistas 'demcratas y republicanos' de Rusia han recurrido al mismo
procedimiento. Socialrevolucionarios y mencheviques se dejan engaar 'en seguida y, el 6
de mayo, era un hecho consumado el ministerio de 'coalicin' formado por Chernov,
Tseretelli y Ca.
6. J. Reed emplea aqu la palabra secta para subrayar que inmediatamente despus de la
revolucin democrtico-burguesa de febrero de 1917 el partido de los bolcheviques, que
acababa de salir de la clandestinidad, era relativamente poco numeroso.
7. Una parte de los famosos Documentos Sisson (J. Reed). Sisson: Periodista
norteamericano reaccionario; public en los Estados Unidos una serie de falsedades para
desacreditar a los dirigentes bolcheviques. (N. de la Edit.)
8. En la primera semana de octubre de 1917, la Novaia Jizn public el siguiente cuadro
comparativo de los resultados de las elecciones, sealando que significaban la bancarrota
de la poltica de coalicin con las clases poseedoras. Si an es posible evitar la guerra
civil, lo ser solamente mediante el frente nico de toda la democracia revolucionaria...
Elecciones a las Dumas (central y distrital) de Mosc
Socialrevolucionarios
Kadetes
Mencheviques
Bolcheviques
junio 1917
58
17
12
11
septiembre 1917
14
30
4
47
CAPITULO II
LA TEMPESTAD SE ACERCA
En septiembre, el general Kornilov avanz sobre Petrogrado, con nimo de proclamarse
dictador militar de Rusia. Pronto, tras l, se advirti el puo de hierro de la burguesa,
presto a descargarse sobre la revolucin. Algunos ministros socialistas estaban
comprometidos en la aventura, y ni el mismo Kerenski escapaba a las sospechas.[1]
Savinkov se neg a dar explicaciones cuando el Comit Central del partido S.R., al cual
perteneca, lo invit a ello. Inmediatamente se le expuls de la organizacin. Tambin se
expuls del ejrcito a varios generales y se suspendi en sus funciones a algunos ministros.
El gabinete cay.
Trat entonces Kerenski de formar un nuevo gobierno, incluyendo al partido burgus de los
kadetes. El partido S.R., del cual era miembro Kerenski, orden a ste excluir a los kadetes.
Kerenski se neg a obedecer y amenaz con dimitir si los socialistas insistan. Sin embargo,
era tal la exasperacin popular, que vacil en atacarla de frente. Mientras se encontraba una
solucin, asumi el poder un directorio compuesto por cinco ministros del anterior
gabinete[2] y presidido por el propio Kerenski.
La intentona de Kornilov uni en un mismo impulso de defensa a todos los grupos
socialistas, tanto los moderados como los verdaderos revolucionarios. No ms Kornilov.
Se necesitaba un nuevo gobierno, responsable ante los elementos que sostenan la
revolucin. El Tsk invit a las organizaciones populares a enviar delegados a una
conferencia democrtica, que debera reunirse en Petrogrado en el mes de septiembre.
Pronto aparecieron en el Tsk tres fracciones. Los bolcheviques, exigan la reunin del
Congreso de los Soviets de toda Rusia, as como que estos ltimos se hiciesen cargo del
poder. El centro S.R., bajo la direccin de Tchernov, form un bloque con los S.R. de
izquierda, encabezados por Kamkov y Mara Spiridinova, con los mencheviques
internacionalistas,' dirigidos por Martov, y con el centro menchevique, representado por
Bogdanov y Skobelev, para reclamar un gobierno socialista neto. Tseretelli, Dan y Lieber, a
la cabezit del ala derecha menchevique, con Avxentiev y Gotz como representantes de los
S.R. de derecha, insistan en la necesidad de que las clases poseedoras participaran en l
nuevo gobierno.
Los bolcheviques consiguieron, casi inmediatamente, la mayora en el Soviet de
Petrogrado, como asimismo en los Soviets de Mosc, de Kiev, de Odesa y de otras
ciudades.
Alarmados, los mencheviques y los S.R., que dominaban en el Tsk, debieron de pensar que
Kornilov era, despus de todo, menos peligroso que Lenin, y modificaron la distribucin de
los delegados a la Conferencia democrtica,[3] aumentando el nmero de representantes de
las sociedades cooperativas y de otras organizaciones conservadoras. Pero, aun despus de
este reclutamiento de diputados, la Asamblea vot, primero por un gobierno de coalicin
sin los kadetes, y slo bajo la amenaza de dimisin de Kerenski y ante los gritos de alarma
de los socialistas moderados que afirmaban que la repblica estaba en peligro, la
Conferencia se pronunci, por escasa mayora, en favor del principio de la coalicin con la
burguesa y aprob la constitucin de una especie de parlamento consultivo, sin facultades
legislativas, denominado Consejo provisional de la Repblica. En el nuevo ministerio,
fueron las clases poseedoras las que ejercieron prcticamente el poder, y en el Consejo de la
Repblica ocuparon un nmero realmente desproporcionado de puestos.
De hecho, el fsik no representaba ya a los Soviets y se opona ilegalmente a la convocatoria
del nuevo Congreso de los Soviets de toda Rusia, que deba haberse reunido en septiembre.
No le pasaba por la imaginacin ni reunir dicho congreso, ni autorizar siquiera la
convocatoria. Su rgano oficial, Izvestia, daba a entender que la actividad de los Soviets iba
a terminar[4] y que pronto sera posible disolverlos. Y, efectivamente, el nuevo gobierno
anunciaba, como uno de los artculos de su programa, la liquidacin de las organizaciones
irresponsables, es decir, de los Soviets.
Los bolcheviques contestaron convocando a los Soviets para el 2 de noviembre en
Petrogrado e invitndolos a tomar el poder. Al mismo tiempo, se retiraron del Consejo de la
Repblica, declarando que se negaban a formar parte de un gobierno que estaba
traicionando al pueblo.[5]
Pero este desdichado Consejo no lograra disfrutar de paz porque los bolcheviques se
hubiesen retirado de l. Las clases poseedoras, ahora dispuestas a obrar, se mostraban
arrogantes. Los kadetes declararon que el gobierno careca legalmente del derecho a
proclamar la Repblica en Rusia, y exigan medidas severas contra los comits de soldados
y marineros, lanzando adems acusaciones contra los Soviets. Al otro extremo de la
Asamblea, los mencheviques internacionalistas y los S.R. de izquierda exigan la
concertacin inmediata de la paz, la entrega de la tierra a los campesinos y el control obrero
en la industria, es decir, en suma, el programa de los bolcheviques.
Estaba yo presente cuando Martov dio su respuesta a los kadetes. Enfermo de muerte, con
una voz que era un susurro, dijo, encorvado sobre la tribuna y apuntando con el dedo hacia
los bancos de la derecha:
Nos llamis derrotistas. Pero los verdaderos derrotistas son aquellos que esperan para
hacer la paz un momento ms favorable; aquellos que quieren dejar la paz para ms tarde,
cuando no queds nada del ejrcito ruso, cuando Rusia sea ya un objeto de chamarileo entro
los diferentes grupos imperialistas... Tratis de imponer al pueblo ruso una poltica dictada
por los intereses de la burguesa. La cuestin de la paz es urgente... Sabed que los
zimmerwaldianos,[6] esos que vosotros llamis agentes de Alemania, no han trabajado
en vano y han preparado en todo el pas el despertar de la conciencia de las masas
democrticas...
Los mencheviques y los S.R. oscilaban entre estos dos extremos, irresistiblemente
impulsados hacia la izquierda por el creciente descontento de las masas. Una hostilidad
profunda divida el Consejo en grupos irreconciliables.
Tal era la situacin cuando, al anuncio de la Conferencia Interaliada de Pars, esperada
desde haca tanto tiempo, se plante la cuestin de la poltica extranjera.
En teora, todos los partidos socialistas de Rusia propugnaban una paz sobre bases
democrticas, tan rpida como fuera posible. En mayo de 1917, el Soviet de Petrogrado,
donde dominaban entonces los mencheviques y los S.R., haba proclamado las famosas
condiciones de paz rusas y reclamado una conferencia interaliada para discutir los fines de
guerra. Esta conferencia, prometida primero para agosto, diferida luego a septiembre y
despus a octubre, se haba fijado, al fin, para el 10 de noviembre.[7]
El Gobierno provisional haba propuesto dos delegados: el general Alexeiev, militar
reaccionario, y Terechtchenko, ministro de Negocios Extranjeros. Los Soviets escogieron a
Skobelev, al cual entregaron instrucciones detalladas: el famoso nakaz.[8] El Gobierno
provisional puso objeciones a la eleccin de Skobelev y al nakaz; protestaron los
embajadores extranjeros, y, finalmente, Bonar Law,[9] en la Cmara de los Comunes,
respondi framente a una pregunta: Segn mis noticias, la Conferencia de Pars no
discutir sobre los fines de guerra, sino nicamente sobre los mtodos relativos a la
direccin de la guerra...
La prensa conservadora se regocij, y los bolcheviques gritaron: Ved a dnde ha
conducido a los mencheviques y los S.R., su tctica conciliadora!
A lo largo de un frente de ms de mil kilmetros, se agitaban los millones de, hombres de
los ejrcitos rusos, como el oleaje creciente del mar,"y volcaban sobre la capital centenares
y centenares de delegaciones que slo gritaban: Paz! Paz!
Cruc el r y me dirig al Circo Moderno, para asistir a uno de esos grandes mtines
populares que se celebraban en toda la ciudad y cuyo nmero aumentaba cada noche. En un
anfiteatro desnudo y lgubre, alumbrado por cinco pequeas lmparas pendientes de un
hilo delgado, se apretujaban en las mugrientas gradas, desde la arena hasta el techo,
soldados, marineros, obreros y mujeres, en expectante actitud, como si su vida estuviera
sobre el tablero. Hablaba un soldado de la S48o divisin:
Camaradas! gritaba, y sus rasgos acusados y sus gestos desesperados expresaban una
sincera angustia. Los que ocupan el poder nos exigen sacrificio tras sacrificio; pero a los
que todo lo poseen se les deja tranquilos... Estamos en guerra con Alemania. Pedimos
acaso nosotros a los generales alemanes que sirvan en nuestro Estado Mayor? Pues bien,
estamos en guerra con los capitalistas y, sin embargo, les pedimos que nos gobiernen... El
soldado quiere saber por qu y por quin lucha. Por Constantinopla, por la liberacin de
Rusia, por la democracia o por los bandidos capitalistas? Demostradme que lucho por la
revolucin, y entonces marchar y combatir, sin necesidad de que se me amenace con la
pena de muerte... Cuando la tierra pertenezca a los campesinos, las fbricas a los obreros y
el poder a los Soviets, entonces sabremos que tenemos algo y combatiremos para salvarlo.
En los cuarteles, en las fbricas, en las esquinas de las calles, inacabables oradores soldados
exigan el fin de la guerra y declaraban que, si el gobierno no haca un enrgico esfuerzo en
favor de la paz, los soldados abandonaran las trincheras y regresaran a sus casas.
El representante del 8o ejrcito se expres as:
Somos dbiles; no contamos ms que con unos cuantos hombres por cada compaa. Que
se nos den vveres, calzado y refuerzos, sin lo cual muy pronto estarn vacas las trincheras.
Que se haga la paz, o que se nos proporcione avituallamiento... Que el gobierno ponga fin a
la guerra, o que alimente al ejrcito...
En nombre del 46 de artillera siberiano, dijo otro orador:
Los oficiales no quieren colaborar con nuestros comits; nos venden al enemigo; aplican
la pena de muerte a nuestros agitadores, y este gobierno de contrarrevolucin los apoya...
Esperamos que la revolucin traer la paz. Pero, ahora, el gobierno nos prohibe hablar, y,
sin embargo, no nos da qu comer ni con qu pelear...
De Europa llegaban rumores sobre una paz concertada a costa de Rusia.[10]
Las noticias sobre el trato recibido por las tropas rusas en Francia aumentaban el
descontento. La primera brigada, a semejanza de lo que ocurra en Rusia, haba querido
reemplazar a sus oficiales por comits de soldados, y se haba negado a ir a Salnica,
exigiendo que se le mandara a su pas. Se la haba cercado, reducido al hambre y
bombardeado con artillera; muchos de sus componentes haban perecido...[11]
El 29 de octubre fui al Palacio Mara, en cuyo saln de mrmol blanco decorado con paos
rojos celebraba sus sesiones el Consejo de la Repblica, para escuchar la declaracin de
Terechtchenko sobre la poltica extranjera del gobierno, que todo el pas, agotado y vido
de paz, esperaba con terrible ansiedad.
Un joven alto, vestido impecablemente, el rostro dulce y los pmulos salientes, lea con
suave voz un discurso cuidado, discreto y perfectamente, vaco...[12] Siempre las mismas
vulgaridades sobre el aplastamiento del militarismo alemn con la ayuda de los Aliados; los
Mientras tanto, al fondo de la escena poltica comenzaba a surgir de la sombra una fuerza
siniestra: los cosacos. La Nvala Jizn(La Nueva Vida), peridico de Gorki, llam la
atencin sobre su actividad:
Al comenzar la revolucin, los cosacos se negaron a tirar sobre el pueblo. Cuando Kornilov
avanz sobre Petrogrado,se negaron a seguirle. Hasta entontes, se limitaron a ese papel
negativo; pero, de algn tiempo a esta parte, de su actitud de pasiva lealtad ante la
revolucin han pasado poco a poco a la ofensiva...
El Gobierno provisional haba destituido a Kaledin, atamn de los cosacos del Don, por su
complicidad en la intentona de Kornilov. Pero Kaledin se neg terminantemente a obedecer
e instalse en Novotcherkask, en medio de tres inmensos ejrcitos cosacos, conspirando y
amenazando. Tan grande era su poder, que el gobierno cerr los ojos ante su
insubordinacin y tuvo incluso que reconocer formalmente al Consejo de la Unin de los
Ejrcitos Cosacos y declarar ilegal la recin constituida seccin cosaca de los Soviets.
En la primera mitad de octubre, visit a Kerenski una delegacin cosaca, para exigir
arrogantemente que se retiraran las acusaciones contra Kafedin y para reprochar al
presidente del Consejo que estuviera cediendo terreno a los Soviets. Kerenski prometi no
molestar a Kaledin y, segn se dice, aadi: Para los jefes de los Soviets, yo soy un
dspota y un tirano... El Gobierno provisional no slo no apoya a los Soviets, sino que
considera altamente deplorable el solo hecho de su existencia.
Por los mismos das, otra misin cosaca fue a ver al embajador britnico y se atrevi a
tratar con l en nombre del pueblo cosaco libre.
En el Don, se haba creado una especie de repblica cosaca. El Kubn se declar estado
autnomo. Los cosacos armados dispersaron a los Soviets de Rostov, del Don y de
lekaterinburg y saquearon el local del sindicato de mineros de Jarkov. En todas sus
manifestaciones, el movimiento cosaco se mostraba antisocialista y militarista. Sus jefes
pertenecan a la nobleza y eran grandes propietarios, como Kaledin, Kornilov, los generales
Dutov, Karaulov y Bardije, a quienes sostenan los poderosos comerciantes y banqueros de
Mosc.
La vieja Rusia se descompona rpidamente. En Ucrania, Finlandia, Polonia y Rusia blanca
se hacan ms fuertes y audaces los movimientos nacionalistas. Los gobiernos locales,
dominados por las clases poseedoras, reclamaban la autonoma y se negaban a obedecer las
rdenes de Petrogrado. En Helsingfors, la Cmara finlandesa se neg a hacer un emprstito
al Gobierno provisional, proclam la autonoma de Finlandia y exigi la retirada de las
tropas rusas. En Kiev, la Rada burguesa extendi las fronteras de Ucrania hacia el Este,
hasta los montes Urales, anexionndose los ms ricos territorios agrcolas del Sur de Rusia,
y comenz a organizar un ejrcito nacional. Su primer ministro, Vinnitchenko, haca
alusiones a una paz separada con Alemania. El Gobierno provisional era impotente. Siberia
y el Cucaso exigan asambleas constituyentes propias. En todos estos pases se haba
trabado una lucha encarnizada entre el poder y los Soviets locales de Diputados obreros y
soldados.
Cada da era ms catica la situacin. Los soldados, desertando del frente por centenares de
miles, retrocedan como una vasta marea y vagaban sin rumbo a travs de todo el pas. Los
campesinos de las provincias de Tambov y Tver, cansados de esperar sus tierras y
exasperados por las medidas represivas del gobierno, incendiaban las casas seoriales y
asesinaban a los propietarios terratenientes. Huelgas y lock-outs inmensos sacudan a
Mosc, Odesa y el distrito minero del Donetz. Los transportes se hallaban paralizados,
eLejrcito mora de hambre y en las grandes ciudades faltaba el pan.
Acosado por los demcratas y los reaccionarios, el gobierno no poda hacer nada. Y cuando
haca algo era para defender los intereses de las clases poseedoras. Envi a los cosacos a
restablecer el orden entre los campesinos y romper las huelgas. En Tachkent, las
autoridades gubernamentales suprimieron los Soviets. En Petrogrado, el Consejo
Econmico, instituido para restaurar la vida econmica del pas, se vio cogido entre las
fuerzas adversas del capital y del trabajo y reducido a la impotencia. Kerenski lo disolvi.
Los militares del antiguo rgimen, apoyados por los kadetes, exigan medidas enrgicas
para restablecer la disciplina en el ejrcito y la marina. En vano el almirante Verderevski,
venerable ministro de Marina, y el general Verkhovski, ministro de la Guerra, repetan que
slo una nueva disciplina del espritu, democrtica, voluntariamente aceptada y basada en
la colaboracin con los comits de soldados y marineros, podra salvar al ejrcito y la
marina. Sus consejos no fueron escuchados.
Los reaccionarios parecan decididos a desafiar la clera popular. Estaba ya prximo el
proceso Kornilov. La prensa burguesa defenda, cada vez mas abiertamente, al general,
llamndolo el gran patriota ruso. El diario de Burtzev, Obchicheie Dielo (La Causa
Comn) peda una dictadura de Kornilov, Kaledin y Kerenski.
Me entrevist un da, en la tribuna de prensa del Consejo de la Repblica, con Burtzev, un
hombrecillo encorvado, de cara arrugada y ojos miopes amparados tras unos gruesos
cristales, los cabellos y la barba medio canosos y revueltos.
No olvide mis palabras, joven. En Rusia lo que se necesita es un hombre fuerte. Ahora
habra que dejar de pensar en la revolucin y concentrar la atencin en Alemania. Los
imbciles han permitido que Kjornilov sea derrotado, y, detrs de los imbciles, estn los
agentes de Alemania. Kornilov debi haber vencido...
En la extrema derecha, los rganos monrquicos, apenas disimulados, el Narodny Tribun
(La Tribuna del Pueblo), de Purichkievitch, la Novata Rusa (La Nueva Rusia) y el
Jivoie Slovo (La Palabra Viva), predicaban abiertamente el exterminio de la democracia
revolucionaria.
El 23 de octubre tuvo lugar en el golfo de Riga una batalla naval contra una escuadra
alemana. Con el pretexto de que Petrogrado estaba en peligro, el Gobierno provisional
dispuso la evacuacin de la capital. Habran de salir, en primer lugar, las grandes fbricas
de municiones, las cuales seran distribuidas a lo largo de toda Rusia, y e\r~ gobierno
mismo debera trasladarse a Mosc. Rpidamente los bolcheviques desenmascararon los
verdaderos mviles del gobierno, que lo buscaba, al abandonar la capital roja, era debilitar
la revolucin. Riga haba sido ya vendida a los alemanes; ahora le tocaba el turno de la
traicin a Petrogrado.
La prensa burguesa se regodeaba de jblio. El peridico kadete Rtetcb (La Palabra) deca
que en Mosc el gobierno podra continuar su obra en una atmsfera tranquila, sin que lo
molestaran los anarquistas. Rodzianko, jefe del ala derecha del partido kadete, declar en el
Outro Rossii (El Alba de Rusia) que la conquista de Petrogrado por los alemanes sera
una bendicin, porque traera como consecuencia la cada de los Soviets y librara a Rusia
de la flota'revolucionaria del Bltico.
Petrogrado est en peligro escriba. Pues bien, confiemos a Dios la misin de proteger
a Petrogrado. Se teme que la prdida de Petrogrado traiga consigo la muerte de las
organizaciones centrales revolucionarias. Por lo que a m se refiere, respondo que me
alegrara de su desaparicin, puesto que slo podran aportar a Rusia el desastre...
Se dice que la conquista de Petrogrado acarreara la desaparicin de la Flota del Bltico.
Nada habra que deplorar con ello. La mayora de las tripulaciones est completamente
desmoralizada.
La reprobacin popular estall con tal violencia, que los proyectos de evacuacin tuvieron
que ser abandonados.
Mientras tanto apareca en el iitizonte el Congreso d los Soviets, como una nube de
tempestad surcada de relmpagos. Oponanse a l, no slo el gobierno, sino todos los
socialistas moderados. Los Comits Centrales del Ejrcito y de la Flota, los de algunos
sindicatos, los Soviets campesinos y, sobre todo, el Tsk no escatimaban medio para impedir
la reunin. Izvetia y el Galos Sol ata (La Voz del Soldado), peridicos fundados por el
Soviet de Petrogrado, pero que haban pasado a manos del Tsk, la atacaban
encarnizadamente, y lo mismo haca el partido socialrevolucionario por medio de sus dos
rganos, Dido Naroda (La Causa del Pueblo) y Valia Naroda (La Voluntad del
Pueblo).
Se enviaron delegados a todo el pas, y rdenes telegrficas a los comits de los Soviets
locales y a los comits del ejrcito, con el fin de suspender o retardar las elecciones.
Votronse resoluciones solemnes contra el Congreso, y se declar que la reunin de ste en
una fecha tan, prxima a la de la Asamblea Constituyente estaba en oposicin con los
principios democrticos. Por todas partes elevaban sus protestas los delegados del frente, de
la Unin de los zemstvos, de la Unin de los Campesinos, de la Unin de los Ejrcitos
Cosacos, de la Unin de los Oficiales, de los Caballeros de San Jorge, de los Batallones de
la Muerte, etc. El Consejo de la Repblica era un grito unnime de reprobacin. Todo el
aparato creado por la revolucin de febrero se puso en accin contra la reunin del
Congreso de los Soviets.
Frente a esta oposicin se alzaba la voluntad, an informe, del proletariado: obreros,
simples soldados, campesinos pobres. Muchos Soviets locales eran ya bolcheviques, y
adems haba las organizaciones de los obreros industriales, los comits de fbrica y las
organizaciones revolucionarias del ejrcito y de la flota. En ciertos lugares, el pueblo, a
ejemplares, y el que llevaba por ttulo Rabotchi i Soldat (El Obrero y el Soldado). Este
ltimo, en su prrmer nmero, del 17 de octubre, resuma as el punto de vista bolchevique:
Un cuarto ao de guerra significara el aniquilamiento del ejrcito y del pas....Petrogrado
revolucionario est en peligro. Los contrarrevolucionarios se regocijan con las desgracias
del pueblo y se preparan a asestarle un golpe mortal. Los campesinos, desesperados, estn
en franca rebelin; los propietarios y el gobierno los hacen asesinar por medio de
expediciones punitivas. Las fbricas y los talleres paralizan el trabajo, y los obreros estn
amenazados por el hambre. La burguesa y sus generales quieren restaurar, con medidas
despiadadas, la disciplina ciega en el ejrcito. Apoyados por la burguesa, los partidarios de
Kornilov se disponen abiertamente a dispersar la Asamblea Constituyente.
El gobierno de Kerenski es el gobierno de la burguesa. Toda su poltica est dirigida contra
los obreros, los soldados y los campesinos. Arruinar al pas... Nuestro diario aparece en
das de grandes amenazas. Ser la voz del proletariado y de la guarnicin de Petrogrado.
Ser el defensor infatigable de los campesinos pobres... Hay que salvar al pueblo y llevar a
su trmino la revolucin. Hay que arrancar el poder de las manos criminales de la burguesa
y entregarlo a las organizaciones de los obreros, soldados y campesinos revolucionarios.
Hay que poner fin a la maldita guerra.
El programa del Rabotchi i Soldat es el mismo del Soviet de diputados obreros y soldados
de Petrogrado, a saber:
Todo el poder a los Soviets en la capital y en las provincias!
Tregua inmediata en todos los frentes; paz leal entre los pueblos!
La tierra a los campesinos, sin indemnizacin a los terratenientes!
Una Asamblea Constituyente honradamente elegida!
Reproducimos todava otro pasaje interesante del mismo peridico, rgano de aquellos
bolcheviques conocidos en el mundo entero como agentes de Alemania:
El emperador alemn, manchado con la sangre de millones de hombres, quiere hacer
avanzar su ejrcito hasta Petrogrado. Dirijmonos a los obreros, a los soldados, a los
campesinos alemanes, que no desean menos que nosotros la paz, para que se rebelen contra
esta guerra maldita!
Esto no podr hacerse ms que con un gobierno revolucionario, que hable verdaderamente
en nombre de los obreros, de los soldados y de los campesinos rusos, que se dirija, por
encima de los diplomticos, directamente, a los ejrcitos alemanes y llene sus trincheras de
proclamas en lengua alemana... Nuestros aviadores inundarn toda Alemania de estas
proclamas...
En el Consejo de la Repblica cada da era ms profundo el abismo entre los dos extremos.
Las clases ricas gritaba Karelin en nombre de los S.R. de izquierda quieren servirse
del aparato revolucionario del Estado para atar a Rusia el 'cairo de guerra de los Aliados.
Los partidos revolucionarios se oponen resueltamente a semejante poltica.
El viejo Nicols Tchaikovski, representante de los socialistas populares (rudoviqttes),
habl contra el reparto de tierra entre los campesinos y tom el partido de los kadetes:
Debemos restablecer inmediatamente la disciplina frrea en el ejrcito. Desde el
comienzo de la guerra, no he dejado de repetir que es criminal emprender reformas
econmicas y sociales en tiempo de guerra. Este es el crimen que estamos cometiendo. Sin
embargo, no soy enemigo de estas reformas, puesto que soy socialista. (Gritos en la
izquierda: No te creemos! Gran ovacin en la derecha.)
Adjemov, en nombre de los kadetes, declar que no era absolutamente necesario decir al
ejrcito por qu combata; cada soldado deba comprender que su primer deber era arrojar
del territorio ruso al enemigo.
El mismo Kerenski abeg apasionadamente, dos veces, por la unin nacional, y se deshizo
en lgrimas al final de uno de sus discursos. La Asamblea lo escuch framente,
interrumpindolo con observaciones irnicas.
El instituto Smolny, cuartel general del Tsk y del Soviet de Petrogrado, se halla a muchas
millas del centro, en un extremo de la ciudad, a la orilla del ancho Neva. Tom un tranva
atestado de viajeros, que serpenteaba, gimiendo, por las calles enlodadas y mal
pavimentadas. Al final del trayecto se alzaban las graciosas cpulas azuladas y engastadas
de oro mate del convento Smolny, tan agradables a la vista, y a su lado, la gran fachada con
aire de cuartel del instituto Smolny, de doscientos metros de longitud y tres pisos de altura,
y encima de la entrada un enorme e insolente blasn imperial esculpido en piedra.
Las organizaciones revolucionarias de los soldados y de los obreros se haban instalado en
este instituto, famoso pensionado para seoritas nobles en el antiguo rgimen, patrocinado
por la zarina. Tiene ms de un centenar de amplias piezas, blancas y desnudas. En las
puertas, unos rtulos de esmalte indicaban todava a los visi~ tantes la cuarta clase o la
sala de profesores. Pero otras inscripciones, trazadas precipitadamente, testimoniaban la
nueva actividad que reinaba en el establecimiento: Comit ejecutivo del Soviet de
Petrogrado, Tsik, Oficina de Asuntos Extranjeros, Unin de soldados socialistas,
Comits de fbrica. Comit Central del Ejrcito. Otras piezas estaban ocupadas por las
oficinas centrales o servan para las reuniones de los partidos polticos.
Por los largos corredores abovedados e iluminados de trecho en trecho por bombillas
elctricas discurra una atareada muchedumbre de obreros y soldados, algunos de ellos
doblados bajo el peso de enormes paquetes de peridicos, proclamas y propaganda impresa
de todas clases. El ruido de sus pesadas botas sobre el entarimado del piso se asemejaba a
un incesante trueno. Por todas partes haba rtulos: Camaradas! En inters de vuestra
propia salud, sed limpios! En cada piso, tanto al terminar las escaleras como en los
rellanos, se haban instalado grandes mesas donde se vendan en montn folletos y
publicaciones polticas.
El amplio refectorio, de techo bajo, situado en el piso inferior, labia sido destinado a
restaurante. Mediante dos rublos se me entreg un billete que me daba derecho a una
comida. Me puse despus a la cola, donde hafea centenares de personas esperando llegar a
uno de los largos mostradores en que unos veinte hombres y mujeres servan la sopa de col,
que sacaban, con algunos pedazos de carne, de unos inmensos calderos, y distribuan
montaas de kacha y trozos de pan negro. Por cinco kopeks le daban a uno t en un vaso de
estao. Uno mismo tena que tomar de un cesto una cuchara de madera grasicnta. Sentados
en los bancos a lo largo de las mesas de madera, hambrientos proletarios engullan su
comida, mientras discutan entre s y se lanzaban, a travs de la sala bromas pesadas.
En el primer piso haba otro comedor, reservado al Tsk, pero todo el mundo iba all." En
dicho comedor se podan conseguir rebanadas de pan generosamente untadas de
mantequilla, y vasos de t en nmero ilimitado.
En el ala sur del segundo piso, la antigua sala de baile del instituto se haba convertido en el
gran saln de sesiones. Era una estancia de altos y blancos muros, iluminada por centenares
de globos elctricos labrados y sujetos a unos candelabros, y dividida por dos filas de
macizas columnas. A un extremo, se elevaba un dosel flanqueado por dos altas lrftparas de
mltiples brazos, y al fondo penda un marco de oro de donde se haba quitado el retrato del
soberano. Aqu era donde, en los das de fiesta, se reunan las grandes duquesas, rodeadas
de relucientes y suntuosos uniformes militares eclesisticos.
Al otro lado del pasillo, frente por frente al saln de sesiones, estaba la oficina de revisin
de actas de los delegados al Congreso de los Soviets. Estuve observando la llegada de los
nuevos delegados: soldados vigorosos y barbudos, obreros con blusas negras, campesinos
de largos cabellos. Los reciba una joven, miembro del lediristvo de Plejanov, que sonrea
desdeosamente.
Apenas se parecen deca a los delegados del primer congreso. Mire usted qu aire
de ignorancia y de grosera. Qu masa inculta!
Era exacto. Rusia haba sido sacudida hasta lo ms profundo y las capas bajas salan a la
superficie. El comit de revisin, nombrado por el antiguo Tsk, discuta a cada delegado la
validez de su mandato. Kara jan, miembro del Comit Central bolchevique, se limitaba a
sonrer.
No os preocupis deca. Cuando llegue el momento, lograremos que os den vuestros
puestos.
Rabotehi i Sldat escriba sobre el particular:
Llamamos la atencin de los delegados al nuevo congreso sobre los intentos de ciertos
miembros del comit de organizacin de sabotear dicho congreso, haciendo circular el
rumor de que ya no va a celebrarse y de que los delegados deben abandonar Petrogrado...
No os dejis desorientar por esas mentiras... Se acercan grandes das...
Era evidente que para el 2 de noviembre no se alcanzara el quorum, por lo que el Congreso
fue aplazado para el 7. Ahora bien, el pas entero estaba en conmocin, y los mencheviques
y los socialrevolucionarios, comprendiendo que estaban derrotados, cambiaron
repentinamente de tctica. Telegrafiaron a todas sus organizaciones provinciales para que
eligieran tantos socialistas moderados como fuera posible. Al mismo tiempo, el Comit
Ejecutivo de los Soviets campesinos lanz urgentemente la convocatoria para un congreso
campesino que debera abrirse el 13 de diciembre, con el fin de poder anular cualquier
accin eventual de los obreros y los soldados.
Qu haran los bolcheviques? En la ciudad corra el rumor de que los obreros y los
soldados preparaban una manifestacin armada. La prensa burguesa y reaccionaria
profetizaba la insurreccin y exiga al gobierno que arrestase al Soviet de Petrogrado o, al
menos, que impidiese la reunin del congreso. Peridicos como la Novaia Russ
preconizaban una matanza general de bolcheviques.
El diario de Gorki, Novaia Jizn, reconoca con los bolcheviques que los reaccionarios
trataban de ahogar la revolucin y que haba que oponerles, si fuera necesario, la fuerza de
las armas; pero antes importaba que todos los partidos de la democracia revolucionaria
presentasen un frente nico:
Mientras la democracia no organice sus fuerzas principales; mientras su accin tropiece con
una fuerte resistencia, es imprudente pasar a la ofensiva. Pero si los adversarios recurren a
la violencia, la democracia revolucionaria deber lanzarse a la lucha para aduearse del
poder, y encontrar el apoyo de las capas ms profundas del pueblo.
Gorki haca notar que tanto los peridicos reaccionarios como los del gobierno incitaban a
los bolcheviques a la violencia, porque, en efecto, una insurreccin abrira el camino a un
nuevo Kornilov. Y conjuraba a los bolcheviques a desmentir los rumores que circulaban. En
el rgano menchevique Dien (El Da) public Potressov una historia .sensacional,
acompaada de una carta, donde pretenda revelar el'plan secreto de campaa de los
bolcheviques.
Como por arte de encantamiento, se cubrieron las paredes de advertencias,[14] proclamas y
llamamientos de los comits centrales de los moderados y de los conservadores, como
asimismo del Tsk, denunciando toda demostracin, viniera de donde viniese, y
conjurando a los obreros y soldados a no escuchar a los agitadores. He aqu, por ejemplo,
un extracto de la proclama de la seccin militar del partido socialrevolucionario:
Nuevamente circulan por la ciudad rumores sobre un golpe de fuerza. Cul es la fuente de
estos rumores? En nombre de qu organizacin predican la insurreccin los agitadores?
Los bolcheviques, interrogados por el Tsk sobre el particular, han negado toda
responsabilidad... Pero estos rumores, por s solos, constituyen un grave peligro. Puede
ocurrir que, indiferentes al verdadero estado de espritu de la mayora de los obreros,
soldados y campesinos, algunos testarudos llamen a la calle a una parte de los obreros y de
los soldados y los inciten a amotinarse... En este momento terrible por que atraviesa la
Rusia revolucionaria, cualquier motn se transformara fcilmente en guerra civil, con la
concediendo temporalmente la tierra a los campesinos, y el otro echando las bases de una
enrgica poltica de paz. Al da siguiente, Kerenski suspendi la pena de muerte en el
ejrcito. El mismo da se abri solemnemente la primera sesin de la nueva Comisin para
el fortalecimiento del rgimen republicano y la lucha contra la anarqua y la
contrarrevolucin, de la cual no quedara la menor huella en la historia... A la maana
siguiente estuve, con dos periodistas ms, entrevistando a Kerenski;[18] fuimos los ltimos
corresponsales de prensa que recibi.
El pueblo ruso dijo con amargura sufre de agotamiento y tambin de desilucin con
respecto a los Aliados. El mundo piensa que la revolucin toca "a su fin. No se engaen
ustedes: la revolucin rusa no hace ms que comenzar.
Pakbras ms profticas, sin duda, de lo que l mismo pensaba.
El mitin del Soviet de Petrogrado, al cual asist, dur toda la noche del 30 de octubre y fue
muy agitado. Acudi un gran nmero de socialistas moderados, de intelectuales, oficiales
y miembros de los comits del ejrcito y del Tsk. Frente a ellos, asistan tambin obreros,
campesinos y spldados, sencillos y ardorosos.
Un campesino relat los desrdenes de Tver, provocados, segn l, por la detencin de los
comits agrarios.
Ese Kerenski no es ms que la tapadera de los grandes propietarios (pomiechtchiks)
gritaba. Estos saben que en la Asamblea tomaremos de todos modos las tierras, y por eso
se esfuerzan desde ahora en torpedearla.
Un mecnico de las fbricas Putilov explic que los directores cerraban, uno tras otro, todos
los talleres, so pretexto de que faltaban el combustible o las materias primas; pero el comit
de fbrica haba descubierto enormes reservas ocultas.
Es una provocacin deca. Nos quieren condenar al hambre para empujarnos a la
violencia. Un soldado comenz as:
Camaradas, os traigo el saludo de los que all cavan sus propias tumbas, que llaman
trincheras.
Despus apareci un joven soldado, alto, extenuado, con la mirada relampagueante, a quien
acogi una atronadora ovacin. Era Tchudnovski, supuestamente cado en los combates de
julio y que resucitaba de entre los muertos...
Los soldados no tienen ya confianza en sus jefes. Y hasta los comits del ejrcito, que se
han negado a reunir nuestro Soviet, han hecho traicin... Los soldados quieren que la
Asamblea Constituyente se rena en la fecha fijada. Ay de los que se atrevan a aplazarla!
Y esto no es una amenaza platnica, pues el ejrcito tiene caones!
Habl, luego, de la campaa electoral, que causaba estragos en el quinto ejrcito.
Entre la lluvia y el fro, bajo el cielo gris, la gran ciudad, palpitante, aceleraba su carrera...
Hacia dnde?
Notas
1. De la rebelin de Kornilov se trata en detalle en mi obra De Kornilov a Brest-Utovsk. La
parte de responsabilidad de Kerenski, en la situacin que hizo posible la intentona de
Kornilov, no se ha deslindado todava con la necesaria claridad. Los defensores de Kerenski
dicen que ste tuvo conocimiento de los proyectos de Kornilov y que con, habilidad lo
oblig a ponerse en evidencia antes de tiempo, despus de lo cual lo aplast. El seor A. J.
Sack, en su libro El nacimiento de la democracia rusa, escribe:
Varios hechos... son casi seguros. El primero es que Kerenski no ignoraba los
movimientos del frente hacia Petrogrado de varios destacamentos, y es posible que, en sus
funciones de presidente del Consejo y ministro de la Guerra, comprendiendo el creciente
peligro bolchevique,"fuera l quien los mandara llamar...
La debididad de este argumento es que a la sazn no exista peligro bolchevique, ya que
los bolcheviques no formaban todava ms que una minora impotente en los Soviets, y sus
jefes se encontraban unos presos y otros obligados a permanecer ocultos.
2. Kerenski, Nikitin, Terechtchenko, Verhovski y Verderevski entraron en el nuevo
directorio. [Nota de la Edit.]
3. Cuando se propuso a Kerenski la Conferencia Democrtica, ste quiso que la asamblea
estuviese compuesta por todos los elementos de la nacin las fuerzas vivas como l
deca incluidos los banqueros, los industriales, los grandes terratenientes y los
representantes del partido kadete. El Soviet se neg y propuso el reparto-siguiente, al que
Kerenski dio su asentimiento:
100 delegados
100 delegados
50 delegados
50 delegados
100 delegados
84 delegados
150 delegados
20 delegados
10 delegados
20 delegados
15 delegados
50 delegados
59 delegados
Este plan fue modificado, dos o tres veces. La composicin definitiva fue la siguiente:
300 delegados
300 delegados
300 delegados
150 delegados
150 delegados
200 delegados
100 delegados
200 delegados
4.
El Fin de los Soviets: El 28 de septiembre de 4917, Izvestia, rgano del Tsk,
public un artculo sobre el ltimo Gobierno provisional, en el cual se lea:
Por fin, un. verdadero gobierno democrtico, nacido de la voluntad de todas las clases del
pueblo ruso, el primer esbozo del futuro rgimen parlamentario libera!, ha sido constituido.
La Asamblea Constituyente, cuya composicin ser esencialmente democrtica, se ocupar
de resolver ahora todos les problemas fundamentales del rgimen. El papel de les Soviets
toca a su fin; se aproxima el momento en qu debern, con todos los otros organismos del
aparato revolucionario, desaparecer de la escena poltica de un pueblo libre y victorioso,
que no manejar de ahora en adelante ms que armas pacficas.
El artculo de fondo de Izvestia del 23 de octubre, tena por ttulo: La crisis de, las
organizaciones soviticas. Comenzaba por reconocer que los viajeros observaban por
todas partes un decrecimiento de la actividad de los Soviets locales. Lo cual es natural
prosegua el autor, ya que el inters del pueblo se centra cada vez ms en los rganos
legislativos de carcter ms permanente, las Dumas municipales y los zemstvos...
En los grandes centros de Petrogrado y Mosc, donde estn mejor organizados, los
Soviets no abarcan a todos los elementos democrticos... La mayora de los intelectuales y
muchos obreros no forman parte de ellos; los obreros, por su atraso poltico o porque
consideran que el verdadero centro de su actividad son los sindicatos... No podemos negar
que estas organizaciones se hallan estrechamente unidas a las masas, cuyas necesidades
cotidianas satisfacen mejor...
El hecho de que se emprenda enrgicamente la organizacin de las administraciones
democrticas locales es de la mayor importancia. Las Dumas municipales son elegidas por
sufragio universal y su autoridad, en,.los asuntos propiamente locales, es ms grande que la
de los Soviets. Esto es perfectamente natural en toda democracia.
Las elecciones municipales funcionan mejor y ms democrticamente que las de los
Soviets... Todas las clases estn representadas en las municipalidades... Desde el momento
Es este mismo partido kadete quien exiga, todava, ayer, la supeditacin del Gobierno
provisional a la Duma del seor Rodzianko, quien ha obtenido la independencia del
Gobierno provisional ante el Consejo de la Repblica.
En la Asamblea Constituyente, los elementos de las clases poseedoras tendrn una
posicin incomparablemente menos favorable que en el Consejo provisional. El poder no
podr dejar de ser responsable ante la Asamblea Constituyente. Si las clases poseedoras se
preparan realmente para la Asamblea Constituyente dentro de mes y medio, no tendran
ningn motivo ahora para defender la irres-, ponsabilidad del poder. Toda la verdad reside
en el hecho de que la burguesa, que dirige la poltica del Gobierno provisional, se ha fijado
c'omo objetivo el sabotear la Asamblea Constituyente. Tal es actualmente, en efecto, la
labor fundamental de los elementos de las clases poseedoras, a la cual se supedita toda su
poltica, interior y exterior.
En la industria, en la agricultura y los abastos, la poltica del gobierno y de las clases
dominantes agrava el desorden natural creado por la guerra. Las clases poseedoras, que han
provocado la rebelin campesina, se dedican ahora a su represin y se preparan
abiertamente a servirse del 'brazo descarnado del hambre' para que estrangule la revolucin
y, en primer lugar, la Asamblea Constituyente.
La poljtica exterior de la burguesa y su gobierno no es menos criminal.
A1 cabo de cuarenta meses de guerra, la capital se ve amenazada por un peligro mortal.
Para conjurar ese peligro, se propone un plan de traslado del gobierno a Mosc. La idea de
entregar la capital revolucionaria a las tropas alemanas no provoca en manera alguna la
indignacin de las clases burguesas; por el contrario, la acogen como un elemento natural
de la poltica general que ha de facilitarles la realizacin de su complot
contrarrevolucionario.
En lugar de reconocer que la salvacin del pas reside en la con-certacin de la paz; en
lugar de lanzar francamente por encima de todos los gobiernos imperialistas y las
cancilleras diplomticas una propuesta de paz inmediata a todos los pueblos agotados, y de
hacer as imposible prcticamente la continuacin de la guerra, el Gobierno provisional,
siguiendo las rdenes de los kadetes contrarrevolucionarios y los imperialistas aliados,
contra el sentido comn, sin fuerza y sin plan, sigue manteniendo a la fuerza esta sangrienta
guerra, condenando a una muerte intil a cientos de miles de soldados y marinos y
preparando el abandono de Petrogrado y la asfixia de la revolucin. Mientras que los
soldados y marinos bolcheviques perecen con los dems marinos y soldados como
consecuencia de los errores y los crmenes de otros, el llamado jefe supremo contina
asolando a la prensa bolchevique...
Los partidos dirigentes del Consejo provisional se hacen cmplices voluntarios de toda
esta poltica.
Nosotros, el grupo de socialdemcratas bolcheviques, declaramos que no tenemos nada en
comn con este gobierno de traicin nacional ni con este Consejo de complacencias
El nuevo tratado de paz debe ser explcito en cuanto a los fines de guerra. Debe tener por
base los principios: no anexin, no indemnizacin, derecho de los pueblos a su libre
determinacin.
Problemas territoriales
1. Evacuacin de Rusia por las tropas alemanas. Derecho absoluto a la autonomia para
Polonia, Lituania y Livonia.
2. Autonomia para la Armenia turca, y ms tarde, derecho absoluto para su libre
determinacin, a partir del momento en que se instauren gobiernos locales.
3. Solucin del problema de Alsacia-Lorena mediante un plebiscito, previa la retirada de las
tropas extranjeras.
4. Restauracin de Blgica, cuyos daos sern reparados por medio de un fondo
internacional.
5. .Restauracin de Servia y Montenegro, que recibirn la ayuda de un fondo internacional.
Servia deber tener una salida al Adritico. Bosnia y Herzegovina se convertirn en pases
autnomos.
6. Las regiones disputadas de los Balcanes recibirn provisionalmente la autonoma,
mientras se espera la organizacin de un plebiscito.
7. Restauracin de Rumania, que deber reconocer la autonoma absoluta de la Dobruja...
Rumania deber comprometerse solamente a aplicar efectivamente el artculo 3 del Tratado
de Berln concerniente a los judos y reconocerles su calidad de ciudadanos rumanos.
8. Autonoma provisional para las provincias italianas de Austria mientras se prepara un
plebiscito.
9. Restitucin de sus colonias a Alemania.
10. Restauracin de Persia y Grecia.
Libertad de los mares
Neutralizacin de todos los estrechos que conduzcan a mares interiores, incluidos los
canales de Suez y Panam. Libertad de navegacin comercial. Abolicin del derecho de
apresamiento y torpedeamiento de las naves de comercio.
Indemnizaciones
Todos los beligerantes renunciarn para siempre a toda indemnizacin, directa o indirecta,
como, por ejemplo, los gastos de mantenimiento de los prisioneros. Las contribuciones de
guerra impuestas durante la conflagracin sern restituidas.
Clusulas econmicas
En las condiciones de paz no se incluirn los tratados econmicos. Cada pas debe
montenerse independiente desde el punto de vista de su poltica comercial y no verse
obligado a impedirlo, por el tratado de paz, a concertar tal o cual acuerdo econmico. Sin
embargo, todos los pases debern comprometerse a no poner en prctica bloqueos
econmicos despus de la guerra, y a no concertar convenciones aduaneras especiales. Los
derechos de nacin ms favorecida debern ser concedicos a todos los paises sin distincin.
Garantias de paz
La paz ser concertada en la Conferencia de la Poaz por delegados elegidos por las
representaciones nacionales; las condiciones de paz sern ratificadas por los parlamentos.
Ser abolida la diplomacia secreta; todos los estados debern comprometerse a no concertar
tratados secretos. Todo tratado de este gnero se declarar contrario al derecho
internacional y considerado como nulo. Ningn tratado entrar en vigor hasta su
ratificacin por los parlamentarios respectivos.
Limitacin progresiva de los armamentos de tierra y mar e introduccin del sistema de
milicias.
La Liga de las Naciones propuesta por el presidente Wilson puede convertirse en un
precioso auxiliar del derecho internacional a condicin:
a) de que se obligue a todas las naciones a formar parte de ella y se les concedan a todas
derechos iguales;
b) de que sea democratizada la poltica internacional.
Caminos para la paz
De la misma manera concreta en que se formulen los fines de la guerra, el tratado debe
especificar que los Aliados estn dispuestos a entablar conversaciones de paz tan pronto
como la parte adversa declare aceptar tales conversaciones, quedando entendido que todas
las partes renuncian a cualquier anexin por la fuerza.
Los Aliados deben comprometerse a no entablar negociaciones secretas sobre la paz y a no
concertar tratado alguno ms que en una conferencia en que participen los pases neutrales.
Adems, se le dan al delegado las instrucciones siguientes:
Debern ser eliminados todos los obstculos puestos a la Conferencia socialista de
Estocolmo y a todos los delegados de los partidos u organizaciones que deseen participar se
les entregarn pasaportes inmediatamente.
(El Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos redact igualmente un nakaz que difiere
poco del precedente.)
9. Andrew Bonar Law (1858-1923), estadista ingls, jefe de los conservadores; en 1917 fue
Ministro de Hacienda en el gobierno de coalicin de Lloyd George y lder de la Cmara de
los Comunes. [Nota de la Edit.]
10. La paz a expensas de Rusia: Las revelaciones de Ribot acerca de la oferta de paz
austraca a Francia, la pretendida Conferencia de la Paz en Berna durante el verano de
1917 (en la que tomaron parte delegados de todos los pases beligerantes, en representacin
de los grandes intereses financieros de esos pases) y la tentativa de negacin entre un
agente ingls y un dignatario de la Iglesia blgara, son todos hechos que indican la
existencia en los dos campos de fuertes corrientes en favor de una paz amaada a costa de
Rusia. En mi prximo libro De Kornilov a Brest-Litovsk me propongo tratar ms
ampliamente esta cuestin y publicar varios documentos secretos descubiertos en el
ministerio de Negocios Extranjeros, en Petrogrado
11. Los soldados rusos en Francia
Comunicado del Gobierno
cometer violencias contra ellos, oblig al general Zankievich a alejar a los oficiales de La
Courtine, no dejando ms que algunas personas encargadas de la administracin. A
iniciativa del delegado del ministro de la Guerra, ciudadano Rapp, numerosos exilados se
presentaron con l ante los soldados del campamento de La Courtine para tratar de hacerles
cambiar de parecer; todas estas tentativas, sin embargo, resultaron infructuosas. Al ser
nombrado comisario, el ciudadano Rapp promulg una orden exigiendo la sumisin
inmediata e incondicional al Gobierno provisional. El 22 de julio, el comisario Rapp se
dirigi a La Courtine acompaado de los delegados del Comit Ejecutivo del Soviets de
Diputados obreros y soldados de paso por Pars, Rusanov, Goldenberg, Ehrlich y Smirnov,
a fin de hacer una nueva tentativa para que los amotinados cambiaran de opinin. Esta
tentativa no dio ningn resultado y los delegados del Soviet de Diputados obreros y
soldados fueron acogidos con declarada hostilidad. El paso por La Courtine de Svatikov,
comisario del Gobierno provisional, quien se encontraba de trnsito en Francia, no tuvo
mejor xito. Tras de haber recibido explicaciones del Gobierno provisional, segn las
cuales no se pensaba hacer regresar a Rusia a las tropas acantonadas en Francia, y se exiga
categricamente la sumisin de los levantiscos, recurriendo en caso de necesidad a la fuerza
armada; despus de las tentativas reiteradas e infructuosas del comisario y nuestros exilados
polticos para disuadir los rebeldes a que se sometieran, el general Zankievich exigi a los
amotinados que depusieran las armas y se dirigiesen ordenadamente a la localidad de
Clairavaux en seal de sumisin. Sin embargo, esta orden no fue ntegramente ejecutada;
primero, salieron 500 hombres aproximadamente, de los cuales fueron detenidos 22. Luego,
veinticuatro horas ms tarde, siguieron 6 000 soldados; los que quedaron, unos 2 000,
fueron dejados deliberadamente a fin de guardar las armas que se negaron a entregar.
Los rebeldes asintieron a la orden dada a la sazn por el general de que depusieran las
armas a su regreso al campamento. No obstante, no cumplieron esta orden. El dejar las
armas en manos de una turba desorganizada, en el seno de la cual se ocultaban
indudablemente elementos provocadores, era manifiestamente peligroso. La rendicin y
entrega de las armas constitua la condicin fundamental para el restablecimiento del orden
en esta turba. En estas condiciones, y habida cuenta de una cierta inseguridad en el estado
de nimo de aquellas tropas que haban permanecido fieles al Gobierno provisional,
inseguridad que hizo surgir dudas en cuanto a la posibilidad de utilizarlas como fuerza
armada para volver a la razn a los rebeldes, se decidi recurrir a presiones de carcter
prolongado: se asignaron raciones reducidas a los amotinados y se les 292 suprimi la
soldada; la salida del campamento hacia el poblado vecino de Aucourtine fue cerrada por
puestos franceses de guardia. Estas medidas desmoralizaron a la masa de rebeldes, pero al
mismo tiempo acrecentaron la influencia que sobre ellos tenan los agitadores, los cuales
trataban de esconderse detrs de los levantiscos y enmascarar su responsabilidad. Al mismo
tiempo, los soldados rebeldes comenzaron a cometer violencias contra los suboficiales
franceses. Fue as tomo detuvieron y guardaron durante seis horas a un oficial y dos
suboficiales franceses que, por orden del mando francs, colocaban en el campamento un
telegrama del comandante supremo. El 9 de agosto, el general Zankievich se present en el
campamento de La Courtine para tratar por ltima vez de persuadir a los rebeldes que
depusieron las armas. Pero el comit del campamento respondi con una negativa a su
orden de hacer venir a los representantes de las compaas. Teniendo conocimiento de que
una brigada de artillera, en la que reinaba un orden perfecto, deba atravesar por Francia, el
general Zankievich decidi, de acuerdo con el comisario Rapp utilizar esta unidad para
reducir a los amotinados por la fuerza de las armas: se encarg al comandante de constituir
y mandar un destacamento misto formado de unidades de esta brigada de artillera y de una
divisin de infantera.
El 27 de agosto, la decisin del Gobierno provisional concerniente a la retirada de nuestras
tropas en Francia fue comunicada a los soldados del campamento de La Courtine; sin
embargo, incluso entonces, los rebeldes se negaron obstinadamente a deponer las armas. A
peticin de los artilleros, una diputacin elegida por stos fue enviada a presencia de los
rebeldes; al cabo de algunos das, regres convencida de la inutilidad de las negociaciones.
Las exhortaciones de los delegados de la divisin de infantera produjeron resultados
igualmente negativos. En la tarde del I de septiembre se interrumpi el suministro de
gneros alimenticios al campamento rebelde; pero esta medida no poda tener ms que un
carcter moral, ya que los amotinados tenan a su disposicin reservas importantes de
vveres; las tropas ocuparon las posiciones sealadas. El mismo da, el general Zankievitch
dirigi un ultimtum a los miembros del comit del campamento de La Courtine y a la
masa de amotinados para que depusieran las armas; si la orden no se ejecutaba el 1o de
septiembre a las diez horas la artillera abrira el fuego. Despus de repetidas advertencias,
el 3 de septiembre, a las diez horas de la maana, se abri un ligero fuego de artillera sobre
el campamento. Se dispararon dieciocho proyectiles y se avis a los amotinados que el
bombardeo se hara ms intenso. Como en el transcurso de la noche del 3 al 4 slo se
rindieron 160 hombres, el bombardeo se reanud el 4 de septiembre y, habindose
disparado 30 granadas a las once de la maana, los amotinados izaron dos banderas blancas
y comenzaron a salir sin armas del campamento. Al atardecer, se haban rendido
aproximadamente 8 300 hombres. Fueron recogidos por las tropas francesas. Ese da no
hubo ms disparos de artillera. Durante la noche, los hombres que haban quedado en el
campamento (150) abrieron un violento tiroteo de ametralladora. Se envi al campamento
un mdico, ayudado por cuatro enfermeros, para curar a los heridos. El 5 de septiembre,
para liquidar la situacin, se abri fuego intenso sobre el campamento, que fue ocupado por
nuestras unidades poco a poco. Los rebeldes respondieron obstinadamente con tiros de
ametralladora. El da 6, a las nueve horas, el campamento estaba totalmente ocupado. Se
registr un total de 8 515 soldados salidos del campamento. Prdidas de nuestras unidades:
1 muerto, 5 heridos. Prdidas de los amotinados: 8 muertos, 44 heridos. Entre los franceses
hubo dos vctimas, un muerto y un herido; se trataba de dos cabos carteros que se haban
extraviado y pasaron por la zona de tiro de los amotinados. El motn de La Courtine fue
reprimido as, por nuestras tropas, sin la menor participacin activa de las tropas francesas.
Despus del desarme de los amotinados se efectuaron 81 detenciones. Habindose separado
a los detenidos de la masa de los rebeldes, se forman con stos compaas especiales de
marcha desarmadas, dos de las cuales, integradas por elementos particularmente agitados,
fueron puestas aparte y enviadas, una a Bourg-Lastic, y la otra a la isla de Aix. Las otras
fueron dejadas en el campamento de La Courtine a fin de que se buscara a los culpable y se
determinara su grado de responsabilidad. Por decisin del representante del Gobierno
provisional, el comisario militar constituy una comisin especial de investigacin.
Despus de estos hechos, los vencedores fusilaron framente a ms de 200 rebeldes.
12. Discurso de Terechtchenko (Resumen):
... Los problemas de la poltica exterior estn estrechamente vinculados a los de la defensa
nacional. Si vosotrros estimis necesario para la defensa nacional celebrar sesiones
secretas, de la misma manera, en nuestra pltica extranjera, nos vemos nosotros
frecuentemente obligados a guardar tambin el secreto...
La diplomacia alemana trata de actuar ante la opinin pblica... Por eso es por lo que las
declaraciones de los jefes de las grandes organizaciones democrticas, que hablan de un
congreso revolucionario y de la imposibilidad de una nueva campaa de invierno, son
peligrosas. Todas esas declaraciones cuestan vidas humanas...
Yo no quiero hablar ms que de lgica gubernamental, sin tocar las cuestiones del honor y
la dignidad del Estado. Desde el punto de vista de la lgica, la poltica extranjera rusa debe
basarse en una verdadera comprensin de los intereses de Rusia... Estos intereses POS
dicen que es imposible que nuestro pas permanezca aislado y que nuestras actuales
alianzan son satisfactorias... La humanidad entera desea la paz, pero en Rusia nadie
aceptar una paz humillante, contraria a los intereses vitales de nuestra patria.
El orador sealaba en seguida que una paz semejante retrasara por aos, quiz por siglos,
el triunfo de los principios democrticos en el mundo y causara, inevitablemente, nuevas
guerras.
Todo el mundo recuerda las jornadas de mayo, donde la fraternizacin en nuestro frente
amenaz terminar la guerra por el cese puro y simple de las operaciones militares y
conducir al pas a una vergonzosa paz separada... y se recordar los esfuerzos que fueron
necesarios para hacer comprender a los soldados del frente que ese no era el mtodo con
que el Estado ruso deba poner fin a la guerra para garantizar sus intereses...
Terechtchenko habl del efecto milagroso de la ofensiva de julio, del peso que dio a las
palabras de los embajadores rusos en el extranjero, y de la desesperacin creada en
Alemania por las victorias rusas. Y tambin de la desilusin que sobrevino en los pases
aliados despus de la derrota rusa...
El gobierno ruso se adhiere estrictamente a la frmula de la paz sin anexiones ni
indemnizaciones. Nosotros consideramos que es esencial no' solamente proclamar el
derecho de los pueblos a disponer de s mismos, sino igualmente el renunciar a los fines de
guerra imperialistas...
Alemama habla continuamente de hacer la paz; en Alemania no se habla ms que de paz.
Es que sabe que no puede vencer.
Rechazo el reproche dirigido al gobierno de que no se expresa en poltica extranjera con
bastante claridad, en lo tocante a los fines de la guerra.
Si se quiere suscitar la cuestin de los fines que persiguen los Aliados, es indispensable
conocer, previamente, aqullos acerca de los cuales se han puesto de acuerdo las potencias
centrales...
representantes britnicos en Rusia, a saber, que Rusia estaba liquidada, que de ahora en
adelante sera intil ocuparse de ella.
Ver ms adelante, la entrevista con Kerenski (Nota 18).
El general Gurko haba sido jefe de Estado Mayor de los ejrcitos rusos bajo el zar. Era una
de las figuras preeminentes de la corte corrompida del emperador. Despus de la
revolucin, fue uno de los raros personajes exilados por su pasado pblico y privado. La
derrota naval coincidi con la recepcin oficial en Londres del rey Jorge a Gurko, hombre a
quien el Gobierno provisional ruso consideraba como peligrosamente germanfilo y
reaccionario.
14. Llamamientos contra la insurreccin
A los obreros y soldados
Camaradas!
Las fuerzas oscuras redoblan su actividad con el fin de provocar en Petrogrado y en otras
ciudades desrdenes y pogromos.
Necesitan desrdenes que para ellas seran la ocasin apetecida de aplastar en sangre el
movimiento revolucionario, so pretexto de restablecer el orden y proteger a la poblacin;
esas fuerzas esperan instaurar en el poder a Kornilov, de quien el pueblo revolucionario ha
Ipgrado desembarazarse. Ay del pueblo, si estas esperanzas se realizan! La
contrarrevolucin triunfante destruira los Soviets y los comits del ejrcito, disolvera la
Asamblea Constituyente, detendra la entrega de las tierras a los campesinos, pondra fin a
todas las esperanzas de paz rpida y llenara las crceles de soldados y obreros
revolucionarios.
Los contrarrevolucionarios y las Centurias Negras, en sus clculos, especulan con el serio
descontento creado en las capas no instruidas del pueblo para desorganizar el
abantecimiento, proseguir la guerra y ahondar las dificultades generales de la vida. Cuentan
con hacer degenerar en pogromos las manifestaciones de los soldados y los obreros, con el
fin de aterrar a la poblacin pacfica y lanzarla en brazos de le restauradores del orden.
En estas condiciones, toda tentativa de organizar en este momento una manifestacin,
aunque fuese por la mejor de las causas, sera un crimen,. Todos los obreros y soldados
conscientes que no estn satisfechos con la poltica del gobierno slo podran causarse dao
a s mismos y a la revolucin si se dejan arrastrar a manifestaciones.
E1 Tsk. pide, por ello, a todos los obreros que no respondan a ninguna invitacin a
manifestarse.
Obreros y soldados, no cedis a la provocacin! Recordad vuestros deberes para con
vuestro pas y la Revolucin! No rompis la unidad del frente revolucionario con
-manifestaciones que no pueden verse coronadas por el xito!
Es eso lo que vosotros queris, obreros y soldados? No! Entonces, si no queris eso, id a
buscar a los ignorantes, engaados por los traidores, y decidles toda la verdad, tal como
nosotros os la decimos!
Hacedles saber que quienquiera que, en estos das aciagos, lo exhorte a manifestarse en la
calle contra el gobierno no puede ser ms que un servidor secreto del zar, un provocador,
un cmplice ingenuo de les enemigos del pueblo o un espa a sueldo de Guillermo!
Todos los obreros revolucionarios conscientes, todos los campesinos conscientes, todos
los soldados revolucionarios que comprenden el dao que causara al pueblo una
manifestacin o un levantamiento contra el gobierno, deben unirse para impedir que los
enemigos del pueblo destruyan nuestra libertad.
El Comit electoral de Petrogrado de los mencheviques y defensores de la patria.
15. El desarrollo de la discusin sobre la insurreccin armada, durante las sesiones
histricas del Comit Central del Partido bolchevique en octubre de 1917, no est expuesto
de una manera justa. La decisin de llevar a cabo el levantamiento armado fue adoptada en
una sesin privada del Comit Central el 23 de octubre de 1917, sesin durante la cual
intervinieron Lenin, Bubnov, Dzerjinski, Zinoviev, Kamenev, Kollontai, Lomov, Sverdlov,
Sokolnikov, Stalin, Trotzki, y Uritski. Zinoviev y Kamenev votaron contra la resolucin
propuesta por Lenin.
Seis das despus, el 29 de octubre, se llev a cabo una sesin penara del Comit Central
del partido, a la que asistieron los representantes de la comisin ejecutiva del comit de
Petrogrado del partido, de la organizacin militar, del Soviet de Petrogrado, de los
sindicatos, de los comits de fbrica, de los ferroviarios, del comit de barrio del Partido de
Petrogrado. En esa sesin, Lenin hizo pblica la resolucin adoptada por la anterior sesin
del Comit Central; subray en su intervencin que la situacin poltica objetiva existente
tanto en Rusia como en Europa haca necesaria la poltica ms resuelta, ms activa, poltica
que slo poda llevarse a cabo mediante la insurreccin armada.
Lenin propuso a la Asamblea una resolucin saludando y apoyando la decisin del Comit
Central sobre la insurreccin (ver Obras, t. XXVI). La resolucin fue adoptada por 19
votos contra 2 (los de Zinoviev y Kamenev) y 4 abstenciones.
16. La Carta a los camaradas de Lenin. La serie de artculos as titulada apareci en
varios nmeros sucesivos del Rabotchi Put, a fines de octubre y comienzos de noviembre
de, 1917 [El autor se equivoca. Ese nmero apareci el 1 de noviembre (19 de octubre).
--Nota de la Edit.]. Reproducir solamente algunos extractos tornados de dos nmeros.
No tenemos con nosotros a la mayora del pueblo y, un esta premisa, la insurreccin no
podra triunfar.
Quienes son capaces de expresarse as, o desnaturalizan la verdad, o son gentes
formalistas que, sin tener en cuenta para nada la situacin real de la revolucin, desean a
toda costa contar de antemano con la garanta de que, no todo el pas, el partido
bolchevique tiene exactamente la mitad de los votos ms uno... El hecho ms importante en
la vida actual de Rusia es la insurreccin campesina... El movimiento de los campesinos en
la provincia de Tambov ha sido una insurreccin tanto en el sentido fsico como en el
sentido poltico de la palabra, una insurreccin que ha dado resultados polticos magnficos,
tales como, en primer lugar, el consentimiento a la entrega de tierras a los campesinos. Por
algo toda la canalla socialrevolucionaria, moderados y hasta incluso el Dielo Naroda,
asustado por el levantamiento, vociferan ahora que es absolutamente necesario entregar la
tierra a los campesinos... Otra consecuencia poltica y revolucionaria del levantamiento
campesino es la llegada de trigo a las estaciones de la provincia de Tambov... La prensa
burguesa ha tenido que reconocer los frutos maravillosos de esta solucin (la nica realista)
a la cuestin del pan, incluso el propio' Kousskaia Valia, que ha publicado una informacin
diciendo que las estaciones de la provincia de Tambov rebosaban de trigo... despus del
levantamiento de los campesinas
No somos lo bastante fuertes para aduearnos del poder, y I burguesa, por su parte, no
es lo bastante fuerte para hacer que fracase la Asamblea Constituyente.
La primera parte de este argumento no es ms que la simple repeticin del anterior. No es
manifestando la confusin y el temor a la burguesa, con respecto a los obreros y el
optimismo con respecto a la burguesa, como se dar ms fuerza a este argumento y se le
har ms persuasivo. Si los junkers y los cosacos dicen que combatirn hasta la ltima gota
de su sangre contra los bolcheviques, hay que creerles a pies juntillas; pero si en cientos de
mtines los obreros y los soldados expresan su plena confianza en los bolcheviques, y
afirman que estn dispuestos, cueste lo que cueste, a imponer el paso del poder a los
Soviets, entonces es 'oportuno' no olvidar que una cosa es votar y otra combatir!
Quien as razona 'rechaza' de antemano, naturalmente, la insurreccin. Cabe nicamente
preguntarse: qu distingue a este 'pesimismo' curiosamente tendencioso y curiosamente
orientado de la amalgama poltica con la burguesa?
Qu ha probado Ya. intentona de Kornilov? Ha probado que los Soviets son realmente
una fuerza.
Cmo se puede demostrar que la burguesa no es lo bastante fuerte para hacer fracasar a
la Asamblea Constituyente? Si la burguesa no tiene fuerza para derrocar a los Soviets, s
es, sin embargo, lo bastante fuerte para hacer fracasar a la Asamblea Constituyente, ya que
nadie se lo puede impedir. Creer en las promesas de Kerenski y Ca., creer en las
resoluciones del preparlamento de lacayos, es eso digno de un miembro del partido de los
proletarios, de un revolucionario?
La burguesa no slo tiene la fuerza para hacer fracasar a la Asamblea Constituyente si el
gobierno actual no es derrocado, sino que puede incluso ajcanzar este resultado
indirectamente, entregando Petrogrado a los alemanes, abriendo el frente, multiplicando los
cierres de fbricas, saboteando el transporte del trigo...
Los Soviets deben ser un revlver que apunte a la sien del gobierno para exigirle que
convoque la Asamblea Constituyente y renuncie a las intentonas kornilovistas.
Renunciar a la insurreccin es renunciar a la consigna de 'Todo el poder a los Soviets'... El
partido viene examinando desde el mes de septiembre el problema de la insurreccin...
Renunciar a la insurreccin es renunciar a la entrega del poder a los Soviets y entregar"
todas nuestras esperanzas, todos nuestros deseos, a esa buena burguesa que ha 'prometido'
convocar la Asamblea Constituyente... Una vez que el poder est en manos de los Soviets
estar asegurada la Asamblea Constituyente y garantizado su xito...
Renunciar a la insurreccin significa pura y simplemente pasarse al lado de los LieberDan... Una de dos: o hay que ponerse del lado de los Lieber-Dan y renunciar abiertamente a
la consigna de 'Todo el poder a los Soviets" o hay que ir a la insurreccin. No hay otra
alternativa...
Nosotros nos consolidamos con cada da que pasa y podemos acudir a la Asamblea
Constituyente como una potente oposicin. Por qu arriesgarlo todo a una sola carta?
Argumento de un filisteo que ha 'ledo' que la Asamblea Constituyente va a ser convocada
y que se atiene con toda confianza a las vas constitucionales archilegales y archifieles.
Lstima que ni la cuestin del hambre ni la cuestin de Petrogrado puedan resolverse
esperando cruzados de brazos a que la Asamblea Constituyente se rena! Es esta una
'pequenez' que olvidan los ingenuos, los desconcertados, los que se dejan ganar por el
miedo.
E1 hambre no aguarda. La insurreccin campesina no ha esperado. La guerra no aguarda.
Los almirantes huidos no han esperado...
Y los ciegos se sorprenden de que el pueblo hambriento y los soldados traicionados por
los generales y almirantes muestren indiferencias ante las elecciones! Qu gran sabidura!
Si los korttilovistas volvieran a las andadas, les mostraramos con quin tienen que
entendrselas! Pero, para qu correr el riesgo de comenzar nosotros mismos'?
La historia no se repite, pero si nosotros le volvemos la espalda y si, detenindonos a
contemplar la primera intentona de Kornilov, repetimos: 'Ah, si los kornilovistas volvieran
a las andadas!'; si procedisemos as, qu magnfica estrategia revolucionaria sera sa!...
Qu base ms slida para una poltica proletaria!
Y si ios kormiovistas... hubiesen decidido esperar a los motines provocados por e!
hambre, a la ruptura del frente, a la rendicin de Petrogrado, para comenzar en ese
momento preciso? Qu sucedera entonces?
Se nos propone que basemos la tctica del partido proletario en una repeticin eventual
por parte de los kornilovistas de uno de sus errores pasados.
Olvidemos todo lo que los bolcheviques han demostrado y probado cientos de veces, lo
que han demostrado seis meses de historia de nuestra revolucin, a saber, que no existe otra
solucin, que, desde un punto de vista objetivo, no puede haber otro camino que la
dictadura de los kornilovistas o la dictadura del proletariado; olvidemos eso, renunciemos a
todo eso y esperemos! Qu esperamos? Un milagro...
17. Resumen del discurso de Miliukov:
Todo el mundo, a lo que parece, reconoce que nuestra tarea fundamental es la defensa del
pas, y que para asegurar esta defensa tiene que haber disciplina en el ejrcito y orden en la
retaguardia. Para lograr esta condiciones, hace falta un poder que sea capaz de obrar no
solamente por la persuasin, sino tambin por la fuerza... La razn de todos nuestros males
est en el punto de vista, sin duda original y muy ruso, referente a la poltica extranjera, que
pasa por ser el punto de vista internacionalista.
El noble Lenin no hace ms que imitar al noble Kerenski, cuando supone que en Rusia
nacer el mundo nuevo que debe regenerar al viejo Occidente y sustituir la antigua bandera
del socialismo doctrinal por la nueva accin directa de las masas hambrientas, y que es esto
lo que har avanzar a la humanidad y le abrir las puertas del paraso socialista...
Estos hombres prosigui el orador creen sinceramente que la descomposicin de
Rusia conducir a la descomposicin de todo el rgimen capitalista. Partiendo de este punto
de vista, pudieron cometer, en tiempo de guerra, la inconsciente traicin que consisti en
decir framente a los soldados que abandonaran las trincheras y, en vez de combatir al
enemigo exterior, desencadenaran la guerra civil y atacaran a los propietarios y los
capitalistas...
Al llegar aqu, Miliukov fue interrumpido con violencia por la izquierda, de dotde le
preguntaron qu socialista haba aconsejado eso alguna vez.
Martov dice que la simple presin revolucionaria del proletariado es capaz de reducir y
vencer la mala voluntad de las camarillas imperialistas o de hacer caer sus dictaduras..., que
este resultado no se puede alcanzar por un acuerdo sobre la limitacin de los armamentos,
sino por el desarme de estos mismos gobiernos y por la democratizacin radical del sistema
militar...
El orador atac prfidamente a Martov y despus se volvi contra los mencheviques y los
socialrevolucionarios, a quienes acus de haber entrado como ministros en el gobierno con
la finalidad declarada de proseguir la lucha de clases.
Los socialistas de Alemania y los pases aliados miran a estos seores con desprecio mal
disimulado, pero, estimando que eran bastante buenas para Rusia, nos envieron a algunos
de los apstoles de la conflagracin universal.
La frmula de nuestros demcratas es muy sencilla. Nada de poltica extranjera, nada de
diplomacia, una paz democrtica inmediata, y, despus, declarar a los Aliados: 'No
querernos nada, no queremos combatir con nadie. Nuestros adversarios harn a su vez la
misma declaracin, y se realizar la fraternidad de los pueblos!'
Miliukov, al llegar aqu, lanz una invectiva contra el manifiesto de Zimmerwald y declar
que el propio Kerenski no haba podido escapar a la influencia de ese malhadado
documento que nos acusar eternamente. Luego, atac a Skobelev, cuya situacin en las
conferencias extranjeras, como delegado ruso opuesto a la poltica de su gobierno, iba a ser
tan extraa que se dira: Qu es lo que puede querer este seor y qu podemos decirle
nosotros? En lo tocante al nakar, Miliukov declar que l mismo era pacifista, que crea en
la creacin de un tribunal internacional de arbitraje, en la necesidad de limitar los
armamentos y en el control parlamentario de la diplomacia secreta. En cuanto a las ideas
socialistas del nakaz las ideas de Estocolmo, como l las llam, la paz sin victoria, el
CAPITULO III
LA VSPERA
En las relaciones entre un gobierno dbil y un pueblo en rebelin, llega siempre un
momento en que cualquier acto que venga del poder exaspera a las masas, y toda negativa a
actuar, excita su desprecio.
El proyecto de abandonar Petrogrado desencaden una tempestad, y el ments pblico por
medio del cual Kerenski afirmaba que el gobierno no abrigaba intencin alguna al respecto,
fue acogid con sarcasmos y rechiflas.
Acabo de saber que ayer, en una sesin de la Comisin de la Defensa Nacional, el ministro
de la Guerra, general Verjovski, uno de los principales responsables del fracaso de
Kornilov, propuso firmar una paz separada.
Eso es un acto de traicin contra Rusia.
Terechtchenko ha declarado que el Gobierno provisional ni siquiera entr a examinar la
proposicin de Verjovski.
Hubiera credo uno que estaba en una casa de locos!, ha dicho el propio Terechtchenko.
Los miembros de la Comisin se quedaron estupefactos con la proposicin del general.
El general Alexeiev lloraba.
No, eso no es una locura! Es mucho peor! Es una verdadera traicin!
Kerenski, Terechtchenko y Nekrassov nos deben unas explicaciones inmediatas acerca de
las palabras de Verjovski.
Ciudadanos! En pie!
Estn vendiendo a Rusia!
Salvadla!
En realidad, lo que Verjovski haba propuesto era presionar sobre los Aliados para obtener
de ellos proposiciones de paz, ya que el ejrcito ruso no podia seguir combatiendo.
La impresin, tanto en el extranjero como en Rusia, fue enorme. A Verjovski se le concedi
un "permiso ilimitado por razones de salud" y abandon el gobierno. Se suprimi el
Obecheie Dielo...
Para el domingo 4 de noviembre se haba organizado una Jornada del Soviet de Petrogrado,
y en toda la ciudad se celebraran grandes mtines. El pretexto era una colecta para el Soviet
y para la prensa; en realidad, se trataba de un despliegue de fuerzas. De repente se supo que
el mismo da se llevara a cabo una procesin de los cosacos en honor del icono de 1812,
cuya milagrosa intervencin haba expulsado a Napolen de Mosc.
La atmsfera estaba cargada: una chispa poda producir el incendio de una guerra civil. El
Soviet de Petrogrado dirigi a los "Hermanos cosacos" el siguiente manifiesto:
Se os quiere lanzar contra nosotros, que somos obreros y soldados. Este plan fratricida lo
han urdido nuestros enemigos comunes, los, tiranos de la nobleza, los banqueros, los
grandes terratenientes, los antiguos funcionarios, los antiguos servidores del zar.
Todos los usureros, todos los ricachos, los prncipes, los nobles, los generales, incluso los
vuestros, cosacos, nos odian. Slo esperan el momento de aplastar el Soviet de Petrogrado
y de ahogar la revolucin.
Se est preparando una procesin cosaca para el 4 de noviembre. Cada uno de vosotros
decidir, segn su conciencia, si debe o no participar en ella. Nosotros no nos inmiscuimos
en este asunto, ni pretendemos poner trabas a la libertad de nadie... Sin embargo, llamamos
vuestra atencin. Cosacos, tened cuidado de que, con el pretexto de una procesin
religiosa, vuestros Kaledines no os lancen contra los obreros y los soldados !
El Soviet de Diputados obreros
y soldados de Petrogrado
Inmediatamente fue revelada la procesin...
En los cuarteles, en las barriadas obreras, los bolcheviques difundan su consigna: "Todo el
poder a los Soviets!", mientras que los agentes de la reaccin invitaban taimadamente al
pueblo a sublevarse y asesinar a los judos, a los comerciantes y a los jefes socialistas.
De una parte, la prensa monrquica incitaba a la represin sangrienta; de otra, la potente
voz de Lenin clamaba: "Ha sonado la hora de la insurreccin! No podemos esperar ms!"
La prensa burguesa estaba tambin inquieta.[4] La Birshevta Vie-domosti ("Noticias de la
Bolsa") denunciaba la propaganda bolchevique como un ataque contra "los ms
elementales principios de la sociedad: la seguridad individual y el respeto a la propiedad
privada".
Pero los que mostraban mayor hostilidad eran los peridicos socialistas "moderados".[5]
Los bolcheviques son los enemigos ms peligrosos de la revolucin", declaraba el Dielo
Naroda. El rgano menchevique Dien escriba: "Es preciso que el gobierno se defienda y
nos defienda." El diario de Plejanov, ledinstvo ("La Unidad"),[6] llamaba la atencin del
gobierno sobre el hecho de que se estaba armando a los obreros de Petrogrado, y exiga
severas medidas contra los bolcheviques.
El gobierno pareca cada da ms impotente. La autoridad municipal se hunda tambin.
Los diarios de la maana aparecan repletos de noticias sobre robos y crmenes audaces,
cuyos autores quedaban en la impunidad.
Obreros armados patrullaban por la noche, persiguiendo a los ladrones y requisando todas
las armas que encontraban.
El 1 de noviembre, el coronel Polkvnikov, comandante militar de Petrogrado, promulg
la siguiente orden:
A pesar de los difciles das por que atraviesa el pas, en Petrogrado se siguen lanzando
llamamientos irresponsables a la violencia y al asesinato; el robo y el desorden aumentan de
da en da.
Este estado de cosas desorganiza la vida de los ciudadanos y dificulta el funcionamiento de
las instituciones gubernamentales y municipales.
Consciente de mi responsabilidad y de mis deberes para con el pas, ordeno:
1 Toda unidad militar, conforme a sus instrucciones especiales y dentro de los lmites del
territorio de la guarnicin, deber prestar ayuda a la municipalidad, a los comisarios y a la
milicia para la defensa de las instituciones gubernamentales.
2 De acuerdo con el comandante del distrito y el representante de la milicia municipal se
organizarn patrullas y se tomarn medidas para detener a los criminales y a los desertores.
3 Toda pecsona que penetre en los cuarteles incitando a realizar manifestaciones armadas
o a cometer crmenes ser detenida y conducida al cuartel general del comandante adjunto
de la plaza.
4 Quedan prohibidas las manifestaciones, los mtines y las procesiones al aire libre.
5 Cualquier manifestacin armada o tumulto deber ser ahogado, al iniciarse, por medio
de todas las fuerzas disponibles.
6 Se deber prestar ayuda a los comisarios para impedir los registros domiciliarios y las
detenciones ilegales.
7 Las unidades militares pondrn inmediatamente en conocimiento del Estado Mayor del
distrito de Petrogrado cualquier acontecimiento que se produzca en su zona.
Invito a todos los comits y organizaciones del ejrcito a prestar asistencia a sus jefes en el
cumplimiento de su misin.
En el Consejar de la Repblica, Kerenski declar que el gobierno estaba al corriente de los
preparativos bolcheviques y dispona de fuerzas suficientes para hacer frente a cualquier
manifestacin.[7] Luego, acusando a la Novaia Russ y al Rabotchi Put de colaborar los dos
en las misma obra subversiva, aadi que la libertad absoluta de prensa impeda al gobierno
luchar contra la mentira impresa.[8] Dijo, asimismo, que estos dos peridicos representaban
dos aspectos de una misma propaganda, que tena por objeto la contrarrevolucin, tan
ardientemente deseada por todos los que trabajaban a la sombra, y continu:
-Soy un hombre condenado y poco importa lo que me suceda; pero tengo el valor de decir
que la situacin actual slo se explica por el increble estado de provocacin que los
bolcheviques han creado en la ciudad.
Adems, la guarnicin declara que, con la ayuda del proletariado organizado, asegurar el
mantenimiento del orden revolucionario en Petrogrado. Todo intento de provocacin que
surja de los partidarios de Kornilov o de la burguesa tropezar con una resistencia
implacable...
Consciente de su fuerza, el Comit Militar Revolucionario invit enrgicamente al Estado
Mayor de Petrogrado a someterse a su control. Prohibi a todas las imprentas publicar
ningn llamamiento o proclama sin su autorizacin. Comisarios armados visitaron el
arsenal de Kronwerk y se apoderaron de grandes cantidades de armas y municiones,
deteniendo adems un cargamento de 10 000 bayonetas, dispuesto para ser enviado a
Novotcherkask, cuartel general de Kaledin.
Dndose cuenta'del peligro, el gobierno ofreci la inmunidad al Comit si consenta en
disolverse. Demasiado tarde. El 5 de noviembre, el propio Kerenski envi a Malevski a
ofrecer al Soviet de Petrogrado una representacin en el Estado Mayor. El Comit Militar
Revolucionario acept. Una hora despus, el general Manilovski, ministro interino de la
Guerra, retir el ofrecimiento...
El martes 6 de noviembre, por la maana, la poblacin vio con sorpresa, en las parees de
la ciudad, una proclama firmada por el "Comit Militar Revolucionario del Soviet de
Diputados obreros y soldados de Petrogrado":
A la poblacin de Petrogrado
Ciudadanos:
La contrarrevolucin ha levantado su cabeza criminal. Los partidarios de Kornilov
movilizan sus fuerzas para aplastar el Congreso de los Soviets de toda Rusia y disolver la
Asamblea Constituyente. Al mismo tiempo, los "pogromistas" seguramente tratarn de
arrastrar al pueblo a sangrientos disturbios. El Soviet de diputados obreros y soldados de
Petrogrado asumir el mantenimiento del orden revolucionario contra cualquier intento de
pogromo "o cualquier acto contrarrevolucionario.
La guarnicin de Petrogrado no permitir violencias ni desrdenes. Invitamos a la
poblacin a detener a los delincuentes y agitadores de las Centurias Negras, y a conducirlos
ante el comisario del Soviet en el cuartel ms prximo. Al primer intento de los elementos
sospechosos de desencadenar en las calles de Petrogrado disturbios, saqueos o batallas, los
culpables sern aniquilados inmediatamente y sin piedad.
Ciudadanos! Confiamos en vuestra calma y sangre fra. La causa del orden y de la
revolucin est en buenas manos.
El 3 de noviembre, los jefes bolcheviques haban celebrado, a puertas cerrada, otra reunin
histrica. Avisado por Zalkind,[11] esper en el pasillo. Volqdarski, que sala precisamente
de la sala, me puso al corriente de lo que haba sucedido.
Skobelev, que habra hecho las delicias de un pblico de matine con su barba rubia y
suave y las ondulaciones de su cabellera de reflejos de oror defejidi tmidamente el nakaz.
Tras l, subi a la tribuna Tcrechtchenko, entre gritos de "Que dimita, que dimita!" de los
bancos de la izquierda. Insisti mucho en la necesidad de que los delegados del gobierno y
del Tsk tuvieran en Pars el mismo punto de vista, es decir el suyo. Habl de la restauracin
de la disciplina en el ejrcito, de la guerra hasta la victoria final... Pero el saln se convirti
en un tumulto y, ante la porfiada y ruidosa oposicin de la izquierda, el Consejo de la
Repblica pas al orden del da puro y simple.
Los bancos de los bolcheviques estaban vacos; sus antiguos ocupantes, abandonaron el
Consejo desde el primer da, se haban llevado con ellos la vida. Al descender por la
escalera, tena yo la impresin de que, a pesar del encarnizamiento de los debates, ninguna
voz viviente del mundo exterior poda penetrar en aquel saln alto y fro, y que el Gobierno
provisional iba a zozobrar en el mismo escollo de la guerra y la paz, contra el cual se haba
estrellado el ministerio de Miliukov... El portero, al ponerme el abrigo, refunfu:
-No s qu es lo que a ser de la pobre Rusia. Todos esos mencheviques, bolcheviques,
trudoviques... Esa Ucrania, esa Finlandia, esos imperialistas alemanes y esos imperialistas
ingleses... Tengo cuarenta y cinco aos y. jams en mi vida he odo hablar tanto como
aqu...
En el pasillo me encontr con el profesor Chastki, personaje con cara de rata, vestido con
una elegante levita y muy influyente en el partido kadete. Le pregunt qu pensaba sobre el
famoso golpe de fuerza bolchevique, de que tanto se hablaba. Se encogi de hombros y me
respondi con una risilla burlona:
"Son un atajo de imbciles, unos canallas! No se atrevern y, si se atreven, los
liquidaremos en un dos por tres. Por lo dems, desde nuestro punto de vista, eso sera lo
mejor, porque as se desacreditaran y no tendran ninguna fuerza, en la Asamblea
Constituyente...
"Pero permtame, mi querido seor, permtame esbozarle el plan de organizacin del
gobierno que he de someter a la Asamblea Constituyente. Soy presidente de una comisin
nombrada conjuntamente por el Consejo de la Repblica y el Gobierno provisional para
elaborar un proyecto de Constitucin... Tendremos un cuerpo legislativo compuesto de dos
Cmaras, como lo tienen ustedes en los Estados Unidos. La Cmara baja ser la
representacin territorial del pas. En la Cmara alta tendrn asiento los representantes de
las profesiones liberales, de los zemstvos, de las cooperativas y de los sindicatos..."
Sal a la calle. Soplaba un viento fro y hmedo del Oeste; un barro helado atravesaba la
suela de mis zapatos. Dos compaas de junkers, rgidos dentro de sus largos capotes,
suban por la Morskaia, cantando a coro una de aquellas vigorosas canciones que los
soldados entonaban en otro tiempo bajo el zar. Al llegar a la primera esquina de la calle,
me'di cuenta de que la milicia municipal estaba montada y armada con revlveres en
nuevos y relucientes estuches. Un pequeo grupo de personas, asombradas, miraba en
silencio. En la esquina de la Nevski compr un folleto de Lenin, Podrn mantenerse en el
poder los bolcheviques?, que pagu con uno de los timbres que servan entonces de moneda
menuda. Pasaban los tranvas como de ordinario, con sus racimos de ciudadanos y
soldados, cuyos prodigios de equilibrio hubieran hecho palidecer de envidia al acrbata
Teodoro P. Shonts. En la acera, desertores vendan cigarrillos y pepitas de girasol.
En la Perspectiva Nevski, bajo el hmedo crepsculo, la multitud se arrebataba los ltimos
peridicos o se apretujaba tratando de descifrar los innumerables llamamientos y proclamas
fijados en cada espacio libre.[12] Los haba del Tsk, de las organizaciones campesinas, de
los partidos socialistas "moderados", de los comits del ejrcito. En todos los tonos
-amenaza, maldicin, exhortacin- se invitaba a los obreros y a los soldados a permanecer
en sus casas y prestar su apoyo al gobierno.
Un automvil blindado iba y vena haciendo sonar la sirena. En cada esquina, en cada
espacio libre, grupos compactos: soldados y estudiantes discutiendo. La noche caa
rpidamente; de trecho en trecho se encendan los faroles; las olas de la multitud rompan
sin cesar... Siempre era as Petrogrado, en vsperas de disturbios.
La ciudad estaba nerviosa: se estremeca a cada ruido seco. Sin embargo, an no haba
seal alguna de actividad de los bolcheviques; los soldados permanecan en sus cuarteles,
los obreros en las fbricas... Entramos en un cine, cerca de la catedral de Kazan; estaban
proyectando una pelcula italiana: amor, intriga, sangre. En las primeras filas, soldados y
marineros clavaban en la pantalla sus ojos asombrados de nios, totalmente incapaces de
comprender el porqu' de toda aquella agitacin, de aquella violencia, de aquellos crmenes.
Desde all regres apresuradamente al Smolny. En la habitacin nmero 10 del ltimo piso,
el Comit Militar Revolucionario se hallaba reunido en sesin permanente, bajo la
presidencia de un joven de dieciocho aos, con cabellos de lino, llamado Lazimir. Al pasar
cerca de m, se detuvo tmidamente y me estrech la mano.
-La fortaleza de Pedro y Pablo acaba de pasarse a nuestro lado -me dijo, con una sonrisa de
satisfaccin-. Hace un minuto, hemos recibido la delegacin de un regimiento llamado por
el gobierno a Petrogrado. Los hombres, sospechando alguna cosa, haban detenido su tren
en Gatchina. "Qu ocurre?", nos han preguntado. "Qu tenis que decirnos? Nuestro
regimiento se ha pronunciado por la consigna Todo el poder a los Soviets!" El Comit
Militar Revolucionario les ha respondido: "Hermanos, os saludamos en nombre de la
revolucin. Permaneced donde os encontris y esperad nuestras instrucciones."
Todas la lneas telefnicas -me advirti tambin- estaban cortadas; pero las comunicaciones
con los cuarteles y las fbricas se hallaban aseguradas por medio del telfono de campaa.
En la puerta haba un constante desfile de correos y comisarios. Una docena de voluntarios
aguardaba, dispuesta para llevar los mensajes a los barrios ms apartados de la ciudad. Uno
de ellos, con aire de bohemio y uniforme deteniente, me dijo en francs: "Todo est
preparado; no hay ms que apretar el botn."
Vi pasar a Podvoiski, delgado y barbudo, que fue el estratega de la insurreccin; a Antnov,
borracho de sueo, con su barba de muchos das y el cuello postizo grasicnto; luego al
soldado Krylenko, rechoncho, con su ancha cara siempre sonriente, sus gestos violentos y
En la maana del 6 tena yo que ir a ver al censor, cuya oficina se hallaba en el ministerio
de Negocios Extranjeros. Los muros estaban cubiertos de histricos llamamientos a la
calma. Polkv nikov promulgaba un prikaz tras otro:
Ordeno a todas las unidades militares y a todos los destacamentos permanecer en sus
cuarteles esperando las rdenes del Estado Mayor del distrito... Todo oficial que participe
en manifestaciones sin orden superior ser sometido a consejo de guerra y acusado de
amotinamiento. Prohibo oficialmente a las tropas ejecutar ninguna orden emanada de las
diversas organizaciones...
Los diarios de la maana anunciaban que el gobierno haba suprimido la Novata Russ, el
Shvoie Slovo, el Rabotcbi Put y el Soldat, ordeando adems el arresto de los jefes del
Soviet de Petrogrado y de los miembros del Consejo Militar Revolucionario.
Al atravesar yo la plaza del Palacio, desembocaban al trote por el arco rojo muchas bateras
de artillera, que iban a situarse delante del Palacio. El gran edificio de piedra roja del
Estado Mayor General presentaba una inusitada animacin. A la entrada haba muchos
automviles blindados, colocados ordenadamente, y de continuo llegaban o salan autos
cargados de oficales... Encontr al censor conthto como un nio en el circo. Me dijo que
Kerenski acababa de salir para entregar su dimisin al Consejo de la Repblica. Me
precipit hacia el palacio Mara, donde llegu al final de aquel famoso discurso de
Kerenski, en que la pasin luchaba con la incoherencia y en que a un tiempo mismo trataba
de justificarse y de golpear a sus enemigos:
"...Debo citaros aqu los pasajes ms caractersticos de una serie de artculos publicados en
el Rabotchi Put por el reo de alta traicin Ulinov-Lenin, que actualmente se oculta y a
quien nos esforzamos por encontrar. En una serie de manifiestos que lleva por ttulo Carta a
los enmaradas, este criminal invita al proletariado y a la guarnicin de Petrogrado a repetir
la experiencia de las jornadas del 16 al 18 de julio y demuestra la necesidad de una
inmediata insurreccin armada. Otros jefes bolcheviques han hablado en una serie de
mtines llamando igualmente a la insurreccin. Conviene subrayar, muy particularmente, la
actividad del presidente actual del Soviet de Petrogrado, Bronstein-Trotzki...
"Debo sealar que, hasta en las expresiones y en la forma, los artculos del Rabotchi Put y
del Soldat tienen un parecido exacto con los de la Novata Russ. Insisto en este hecho para
que el Consejo de la Repblica comprenda bien que tenemos que habrnoslas, no tanto con
str o el otro partido poltico, sino con una sistemtica explotacin de la ignorancia, de la
sencillez o de los instintos criminales de la poblacin, con el fin de crear en Rusia, cueste lo
que cueste, una atmsfera de progromo, y desencadenar la locura de la destruccin y del
saqueo, ya que, con el actual estado de espritu de las masas, cualquier movimiento que se
produzca en Petrogrado ir inevitablemente acompaado por las ms terribles matanzas,
que cubrirn como nunca de vergenza el nombre de la libre Rusia...
"Segn la opinin del propio Ulinov-Lenin, organizador del movimiento, 'la actitud de la
extrema izquierda de los socialdemcratas es particularmente fovorable'."
Al llegar aqu, Kerenski dio lectura al siguiente pasaje de un artculo de Lenin:
-Engels y Marx nos dicen que el proletariado no tiene derecho a tomar el poder antes de
estar preparado para ello. En una revolucin burguesa como "sta..., la toma del poder por
las masas equivale al trgico final de-la revolucin... Trotzki, terico de la socialdemocracia, no puede pensar lo que ahora defiende. (Gritos: Basta ya! Que se vaya!)
Martov se vio constantemente interrumpido:
-Los internacionalistas no se oponen a que el poder se entregue a la democracia, pero
condenan los mtodos de los bolcheviques. No es el momento de aduearse del poder...
Dan volvi a subir a la tribuna para protestar violentamente contra los actos del Comit
Militar Revolucionario, quien haba enviado un comisario a la redaccin de la Izvestia y
sometido este peridico a censura. Estas palabras provocaron un tremendo tumulto. Martov
intent hablar, pero sin xito. Por todas partes se levantaron en la sala delegados del ejrcito
y de la Flota del Bltico, gritando que su gobierno eran los Soviets...
En medio de un caos indescriptible, Ehrlich[15] present una resolucin exhortando a los
.obreros y soldados a mantener la calma, invitndolos a no responder a las provocaciones,
reconociendo la necesidad de crear' inmediatamente un Comit de Seguridad Pblica y
exigiendo que el Gobierno provisional dictara los decretos necesarios para entregar la tierra
a los campesinos e iniciar las negociaciones de paz...
Volodarski salt y declar enrgicamente que el Tsk, en vsperas del Congreso de los
Soviets, no tena derecho a arrogarse las funciones de ste.
-De hecho -dijo-, el Tsk ha dejado de existir, y esta resolucin que ahora se nos presenta no
es ms que un juego de manos para tratar de restituirle sus poderes. Nosotros, los
bolcheviques, nos abstendremos de votar sobre esta propuesta de resolucin.
Dicho lo cual, los bolcheviques abandonaron la sala y la propuesta de resolucin presentada
por Ehrlich fue aprobada.
Hacia las cuatro de la maana, me encontr en el vestbulo con Sorin,[16] que llevaba un
fusil a la espalda:
-Esto marcha -me dijo, en tono tranquilo, pero con aire de satisfaccin-. Le hemos echado
el guante al viceministro de Justicia y al ministro de Cultos. Estn ahora a buen recaudo.
Un regimiento va a apoderarse de la Central de Telfonos, otro ocupar la Agencia de
Telgrafos y otro se har cargo del Banco del Estado. La Guardia Roja est en pie de
guerra.[17]
En los escaloes del Smolny, bajo el fresco de la noche, vimos por primera vez a la Guardia
Roja, personificada por un grupo de hombres jvenes vestidos de obreros y armados con
fusiles, la bayoneta calada, que hablaban nerviosamente entre ellos.
Por encima de los tejados lleg a nuestros odos, desde el Oeste, un ruido de tiroteo: ersn
los marinos de Cronstadt cerrando los puentes sobre el jleva, que los junkers se empeaban
a todo trance en mantener abiertos para impedir que los obreros de las fbricas y los
soldados de la barriada de Vyborg se unieran a las fuerzas soviticas del centro de la
ciudad...
A nuestra espalda, el vasto Smolny, todo iluminado, zumbaba como una colmena...
Notas
1. John Reed pensaba manifiestamente en la cuenca hullera del Donetz.[Nota de la Edit.]
2. Industrial Workers of the World: una de las organizaciones sindicales revolucionarias de
los Estados Unidos. Creada en 1905 bajo la influencia de los acontecimientos
revolucionarios de Rusia, ces prcticamente de existir hacia 1930 despus de haber
degenerado en organizacin sectaria y haber perdido sus lazos con las masas. John Reed
particip activamente en la I.W.W. en la poca de su florecimiento.[Nota de la Edit.]
3. Resolucin del grupo Bolchevique votada por la conferencia de los comits de fbrica
de toda Rusia, sobre el informe del camarada Larin
Resolucin del grupo Bolchevique
votada por la conferencia de los comits de fbrica de toda Rusia,
sobre el informe del camarada Larin
I
1. Despus de haber sacudido el yugo poltico del zarismo, la clase obrera se esfuerza por
hacer triunfar el principio democrtico en la propia esfera de las actividades de la
produccin. Este esfuerzo se manifiesta en la idea del control obrero de la produccin que
ha surgido de un modo perfectamente natural de la descomposicin econmica provocada
por la criminal poltica de las clases dominantes.
2. La organizacin del control obrero es la manifestacin, en eL campo de la produccin
industrial, de la misma saludable actividad que en el campo poltico se manifiesta en las
organizaciones de partido, en el plano de la vida obrera en los sindicatos, en la rbita del
consumo en las cooperativas, y en lo tocante a la cultura en los crculos literarios.
3. La clase obrera se halla mucho ms interesada que la clase capitalista en el
funcionamiento racional y regular de las fbricas. El control obrero,constituye, en este
sentido, para los intereses de la sociedad moderna y de todo el pueblo, una seguridad
superior a h voluntad desptica de los propietarios, guiados solamente por el apetito egosta
de beneficios materiales y de privilegios polticos. Por lo tanto, el proletariado reclama el
control obrero no slo en su propio inters, sirtfo en el de todo el pas y, en consecuencia,
los campesinos revolucionarios deben defender esta idea, lo mismo que el ejrcito
revolucionario.
II
11. Las bolsas de trabajo debern ponerse bajo la administracin de los sindicatos en cuanto
organizaciones de clase del proletariado, actuando dentro de los marcos del plan econmico
general y en consonancia con l.
12. Los sindicatos debern tener derecho a entablar por su propia iniciativa la accin legal
contra toda infraccin de los contratos de trabajo o de la legislacin obrera y asumir la
defensa de 306 los obreros de la rama correspondiente.
13. Para todos los asuntos relativos al control obrero sobre la produccin, la distribucin de
la mano de obra y el mercado de trabajo, los sindicatos debern consultar a los obreros de
las diferentes empresas por medio de sus comits de fbrica.
14. Los asuntos relativos a las contrataciones y despidos, permisos, escala de salarios,
negativas de ofrecimiento de trabajo, capacidad y rendimiento individuales, derogacin de
acuerdos anteriores, diferencias con la administracin y otros problemas de la vida interior
de la fbrica, debern tratarse exclusivamente de acuerdo con el comit de fbrica, quien
tendr el derecho a rechazar la participacin de tal o cual miembro de la direccin de la
empresa.
15. El comit de fbrica nombrar una comisin que controle el aprovisionamiento de la
fbrica en materias primas y combustible, los pedidos, la mano de obra, etc., con el fin de
asegurar el funcionamiento de la fbrica en consonancia con el plan econmico general. La
administracin de la empresa estar obligada a suministrar a los rganos del control obrero,
para su informacin, todos los datos concernientes a fa empresa, as como los medios para
comprobar estos datos en los libros, si as lo pidiere el comit de la fbrica.
16. Caso deyque los comits de fbrica descubran o sospechen de la comisin de actos
ilegales de la administracin con respecto a los cuales los obreros no pudieran tomar una
decisin por s mismos, el asunto ser sometido a la organizacin central regional de los
comits de fbrica de la rama de que se trate, quien los estudiar conjuntamente con los
rganos encargados de la ejecucin del plan econmico general y aplicar una sancin que
podr llegar hasta la confiscacin de la empresa.
17. Los comits de fbrica de las diferentes empresas debern organizarse por ramas de
produccin, con el fin de facilitar el control de toda la rama industrial dentro del plan
econmico general, permitir el reparto racional, entre las diferentes fbricas, de los pedidos,
las materias primas, el combustible, la mano de obra, el personal tcnico y el utillaje, y
facilitar la colaboracin con los sindicatos, organizados por ramas industriales.
18. Las organizaciones centrales de los sindicatos y los comits de fbrica en las ciudades
representarn al proletariado en las organizaciones provinciales y regionales
correspondientes, encargadas de elaborar y ejecutar el plan econmico general y de
establecer las necesarias relacin.!; econmicas entre la ciudad y el campo. Dichas
organizaciones sern tambin la autoridad suprema en el funcionamiento de los comits de
fbrica y los sindicatos en lo que se refiere al control obrero regional, y promulgarn
reglamentos obligatorios acerca de la disciplina de los obreros en el trabajo, los cuales
debern, sin embargo, aprobarse por votacin de los propios obreros.
19. La conferencia exige la implantacin del control obrero dentro de los marcos de todo el
Estado e invita a los camaradas a ponerlo desde ahora en ejecucin en el plano local y en la
medida de sus fuerzas. Y declara incompatible con los objetivos del control obrero la
incautacin de empresas sueltas en su propio beneficio.
es la primera vez, que Rusia arde y se derrumba y que el humo de la terrible catstrofe
enrojece los ojos de nuestros aliados...
"Desde que est en el poder, ha expedido el gobierno ni una sola orden para cerrar el
camino a la anarqua? Hay alguien que haya alargado el brazo'para extinguir el incendio?
"Pero estaba, acaso, en condiciones de hacerlo?...
"El gobierno haba encontrado un problema ms apremiante: aplastar una sublevacin (la
de Kornilov), acerca de la cual todo el mundo se pregunta hoy si realmente lleg a existir."
6. El "Iedinstvo"
El peridico de Plejanov suspendi su publicacin algunas semanas despus de la toma del
poder por los bolcheviques. Contrariamente a lo que se rumoraba, el ledinstvo no fue
suspendido por el Gobierno sovitico: una nota, publicada en el ltimo nmero, confesaba
que no poda seguir apareciendo porque contaha con muy pocos suscriptores...
CAPTULO IV
LA CADA DEL GOBIERNO PROVISIONAL
-Yo crea -le dije- que tenais a todos estos seores en seguridad desde ayer por la noche.
-Oh! -respondi con expresin de chiquillo desilusionado-, los imbciles les dejan a casi
todos que vuelvan a marchar antes de que hayamos tenido tiempo de intervenir.
A todo lo largo de Voskressenski Prospekt haba marinos apostados, y hasta donde se perda
la vista no se vean ms que soldados en marcha.
Nos dirigimos hacia el Palacio de Invierno, siguiendo la Ad-miralteiski. Todos los accesos
de la plaza del palacio estaban guardados por centinelas y un cordn de tropas cerraba el
paso en la parte Oeste, sitiada por una agitada multitud. En la plaza, excepcin hecha de
algunos soldados que parecan ocupados en transportar lea al jfiatio del palacio ante la
puerta principal de la fachada, todo se hallaba tranquilo.
Nos era imposible saber si los centinelas estaban a favor del gobierno o de los Soviets.
Como quiera que los documentos de que nos haba provisto el Smolny carecan de valor,
nos acercamos con aire importante al otro lado de la lnea y, exhibiendo nuestros pasaportes
norteamericanos y diciendo con autoridad: "Oficial!", forzamos la entrada. En la puerta del
palacio se encontraban todava los mismos viejos ujieres de antao, con sus uniformes
azules de feotones de cobre, sus cuellos rojo y oro; nos ayudaron cortsmente a despojarnos
de nuestros abrigos y sombreros y subimos. En el corredor, sombro y lgubre, desnudo de
sus tapices, vagaban ociosos algunos viejos criados. Delante de la puerta de Kerenski, un
oficial estaba de plantn, mordisquendose el bigote. Le preguntamos si podamos
entrevistar al presidente del Consejo. Se inclin, junt los talones y respondi en francs:
-No, lo siento, Alexandre Feodorovitch est muy ocupado en este momento...
Nos observ un instante:
-En realidad -aadi-, no se encuentra aqu...
-Dnde est?
-Ha ido al frente... No tena gasolina suficiente para su automvil y hemos tenido que
pedirla prestada al hospital ingls...
-Y los ministros, estn aqu?
-Estn reunidos ""en sesin, no s exactamente en qu saln.
-Van a llegar los bolcheviques?
-No hay duda que van a venir. Yo espero de un momento a otro recibir un telefonazo
anuncindome su llegada, pero estamos preparados. Tenemos a los junkers en palacio. Ah,
detrs de esta puesta.
-Podemos entrar?
-No, imposible, eso no est permitido!
Nos estrech las manos apresuradamente y se alej. Nos dirigimos hacia la puerta
prohibida, abierta en un tabique provisional, que divida en dos el corredor. Estaba cerrada;
al otro lado se oa hablar y que alguien rea. Salvo este rumor de voces, los espacios
inmensos del palacio estaban silenciosos como una tumba.
Se acerc un ujier viejo.
-No est permitida la entrada, bartn!
-Para qu est cerrada la puerta con llave?
-Para que los soldados no salgan.
Al cabo de algunos minutos, balbuceando que iba a tomar un vaso de t, se alej.. Dimos
vuelta a la llave y abrimos la puerta.
Los soldados estaban de centinela al otro lado, pero no nos dijeron nada. Al extremo del
corredor se encontraba una amplia habitacin decorada con cornisas doradas y enormes
candelabros de cristal; despus vena una serie de cmaras ms reducidas, con artesonados
de madera ms oscura. A ambos lados, a lo largo de las paredes, se alineaban colchones y
mantas sucias, sobre los cuales estaban tendidos los soldados. El entarimado estaba
recubierto de una verdadera capa de; colillas, de trozos de pan, de ropas y botellas vacas
que ostentaban etiquetas de. grandes marcas francesas. Los soldados, que lucan las
charreteras rojas de las escuelas de los junkers, iban y venan en una atmsfera de tabaco y
de humanidad mal aseada. Uno de ellos sujetaba una botella de borgoa en sus manos,
sustrada evidentemente de las bodegas de palacio. Nos miraron con extraeza recorrer las
salas. Finalmente, llegamos a un grupo de grandes salones de lujo, cuyas altas ventanas,
muy sucias, daban a la plaza. En las paredes, en slidos marcos dorados, lienzos inmensos
representaban escenas histricas: "12 de octubre de 1812", "6 de noviembre de 1812", "1628 de agosto de 1813". Uno de ellos tena un gran desgarrn en la esquina superior derecha.
Estos salones se haban convertido en un inmenso cuartel desde haca varias semanas, a
juzgar por el aspecto de los entarimados y las paredes. Las ametralladoras aparecan
emplazadas sobre los antepechos de las ventanas, y los fusiles estaban formados en haces
sobre las colchtmetas.
Mientras estbamos mirando los cuadros, sent en mi oreja derecha el sopjp de un aliento
alcohlico y al mismo tiempo una voz pastosa articul en un francs fcil:
-Veo, por la forma que tienen de admirar los cuadros, que son ustedes extranjeros.
Un hombrecillo chaparro, ampuloso y calvo, se acerc a nosotros y nos salud:
oficiales, ya que stos eran muy impopulares. Pareca que no saban muy bien qu hacer y
era evidente que no se sentan contentos.
Pero pronto asumieron un tono jactancioso.
-Si vienen los bolcheviques, les ensearemos cmo se pelea. Tienen miedo de combatir, son
unos cobardes. Pero si por azar a nosotros nos tocara la de perder, bueno, cada uno de
nosotros tendr una bala de reserva!
En aquel momfjnto estall un tiroteo a poca distancia. Las gentes que se encontraban en la
plaza huyeron o se arrojaron al suelo, y los izvoztcbiks detenidos en las esquinas de las
calles emprendieron el galope en todas direcciones. En el interior del edificio todo el
mundo se puso en conmocin: los soldados corran en todos sentidos y empuaban fusiles y
cartucheras apresuradamente al tiempo que exclamaban: "Ah estn! Ah estn!"
Minutos ms tarde, renaca la calma. Los izvoztchiks ocuparon otra vez sus lugares, las
gentes se pusieron en pie. Los junkers desembocaron por el Arco Rojo; ya no marcaban del
todo el paso; uno de ellos avanzaba sostenido por dos camaradas...
Ya era tarde cuando abandonamos el palacio. En la plaza no haba centinelas y el gran
semicrculo de edificios gubernamentales pareca desierto. Fuimos a comer al Hotel de
Francia. An no habamos terminado la sopa cuando se nos acerc el camarero, muy plido,
e insisti en que nos trasladramos al comedor grande del fondo, porque iban a apagar las
luces del caf.
-Va a haber jaleo -dijo.
Cuando salimos, la Morskaia estaba completamente a oscuras; slo un farol de gas
proyectaba alguna luz en el ngulo de la Nevski, donde se encontraba estacionado un gran
automvil blindado, con el motor en marcha y dejando escapar un humo espeso. Un
muchacho, apoyado sobre un costado del vehculo, estaba mirando al interior del can de
una ametralladora. Los soldados y los marinos se"- mantenan alrededor, evidentemente a la
expectativa.
Nos volvimos hacia el Arco Rojo, donde un grupo de soldados discuta con animacin, al
tiempo que miraban la fachada brillantemente iluminada del Palacio de Invierno.
-No, camarada -deca uno de ellos-, es imposible disparar. El batalln de mujeres est ah
dentro; diran que hemos disparado contra mujeres rusas.
Regresando a la Nevski, nos encontramos en la esquina con otro automvil blindado. Un
hombre asomaba su cabeza fuera de la torreta.
-Adelante! -"-grit-, ste es el momento de atacar. El conductor del primer automvil se
acerc y grit a pleno pulmn, con el fin de dominar el ruido del motor:
-El Comit ha dicho que hay que esperar. No han emplazado la artillera detrs "de los
montones de lea, all abajo.
Aqu, los tranvas haban dejado de circular, los peatones eran raros y las luces estaban
apagadas. Pero a algunas manzanas de casas de distancia percibamos los tranvas, la gente,
los escaparates iluminados, los anuncios elctricos de los cines: la vida segua su ritmo
ordinario. Nosotros tenamos entradas para el espectculo de ballet del teatro Mara -todos
los teatros actuaban-, pero lo que suceda en la calle era demasiado interesante...
En la oscuridad anduvimos a tropezones con los montones de lea que cerraban el paso del
puente de la Polica; delante del palacio Stroganov, algunos soldados ponan en posicin un
can de campaa de tres pulgadas. Hombres vestidos con uniformes diversos iban y
venan, sin meta fija, discutiendo sin parar.
Toda la poblacin pareca haber salido a pasear por la Nevski. En todas las esquinas se
formaban grupos inmensos de gentes en torno de un foco de ardiente discusin. Piquetes de
una docena de soldados, con bayonetas calada, patrullaban las plazuelas; hombres de edad,
envueltos en lujosas pellizas, les mostraban el puo, rojos de furia; las mujeres elegantes les
injuriaban. Los soldados respondan blandamente, con gestos embarazados. Los autos
blindados recorran las calles; llevaban escrito el nombre de los primeros zares: Oleg,
Rurik, Sviatoslav y, con grandes letras rojas, las iniciales del Partido Obrero
Socialdemcrata ruso.
En la Mijailvskaia un hombre que llevaba un paquete de peridicos fue asaltado por una
multitud frentica, que ofreca uno, cinco y hasta diez rublos, y arrebataba las hojas como
los animales se disputan una presa. Era el peridico Rabotchi i Soldat, que anunciaba la
victoria de la Revolucin proletaria, la liberacin de los bolcheviques todava encarcelados
y reclamaba la ayuda de los ejrcitos del frente y la retaguardia: un pequeo y febril
peridico de cuatro pginas, impreso en caracteres enormes y que no contena noticia
alguna...
En la esquina de la Sadvaia se haban congregado unos dos mil ciudadanos
aproximadamente y miraban hacia el tejado de un gran edificio, donde una chispita de luz
apareca y desapareca.
-Ya veis -deca un campesino corpulento-, es un provocador. Va a disparar contra el
pueblo...
Aparentemente, nadie se preocup de ir a comprobar esta afirmacin
Llegamos al Smolny, cuya slida fachada estaba completamente iluminada; de todas las
calles, sumidas en la oscuridad, afluan oleadas de formas vagas que se desplazaban con
prisa. Pasaban automviles y motocicletas; un enorme automvil blindado, color elefante,
avanzaba pesadamente con dos banderas rojas en la torreta y tocando la sirena. Haca fro y
en la parte exterior de la verja las guardias rojas haban encendido una fogata. En la puerta
interior, a la luz de otra fogata, los centinelas descifraron a duras penas nuestros pasaportes
y nos examinaron. Las fundas de lona de los caones y las ametralladoras instaladas a cada
lado de la puerta haban sido retiradas y las cintas de municin colgaban, como serpientes,
de las culatas. Los automviles blindados, con los motores en marcha, estaban alineados en
el patio, bajo los arboles. Los largos pasillos desnudos, dbilmente iluminados, retemblaban
bajo el ruido ensordecedor de los pasos, los gritos, las llamadas. Reinaba una atmsfera de
febril agitacin. Una verdadera multitud se precipitaba por las escaleras: obreros ataviados
con blusas y gorras de pelo negro, muchos con el fusil al hombro; soldados con burdos
capotes color de barro y la chapka gris de plato; algunos jefes, Lunacharski, Kamnev,
corran, rodeados de grupos en los que todo el mundo hablaba a la vez, con el rostro
fatigado y angustiado, y llevando bajo el brazo una cartera repleta de documentos. La
sesin extraordinaria del Soviet de Petrogrado acababa de terminar. Detuve a Kamnev,[3]
hombre pequeo, de movimientos vivos, cara ancha y animada, casi sin cuello. Sin otro
prembulo nos ley en francs una rpida traduccin de la resolucin que se acababa de
aprobar:
El Soviet de Diputados obreros y soldados de Petrogrado, al saludar a la revolucin
victoriosa llevada a cabo por el proletariado y la guarnicin de Petrogrado, seala de
manera particular la unin, la organizacin, la disciplina y la cooperacin perfecta de las
masas en el curso del levantamiento; raramente se verti menos sangre y raramente hubo
insurreccin que conociera tal xito.
El Soviet expresa su firme conviccin de que el Gobierno sovitico obrero y campesino que
ser creado por la revolucin, y que asegurar al proletariado de las ciudades el apoyo de
toda la masa de campesinos pobres, marchar con firmeza hacia el socialismo, nico medio
de evitar las miserias y los horrores inauditos de la guerra.
El nuevo gobierno obrero y campesino presentar inmediatamente a todos los pases
beligerantes proposiciones con vistas a lograr una paz democrtica y justa.
Suprimir inmediatamente la gran propiedad de la tierra y devolver las tierras a los
campesinos. Implantar el control de los obreros sobre la produccin y el reparto de los
productos manufacturados e instaurar un control general de los blancos, que pasarn a ser
un monopolio del Estado.
El Soviet de Diputados obreros y soldados de Petrogrado exhorta a los obreros y
campesinos de Rusia a que pongan toda su energar y. abnegacin al servicio de la
Revolucin 'obrera y campesina. El Soviet expresa la conviccin de que los obreros de las
ciudades, aliados a los campesinos pobres, sabrn mantener entre ellos una disciplina
inflexible y asegurar un orden revolucionario perfecto, indispensable para la victoria del
socialismo. El Soviet est convencido de que el proletariado de los pases occidentales nos
ayudar a conducir la causa del socialismo a una victoria completa y duradera.
-Entonces, usted considera ganada la partida? Se encogi de hombros.
-Queda muchsimo por hacer. No hemos hecho ms que comenzar...
En el descansillo de la escalera encontr a Riaznov, vicepresidente del Consejo de los
Sindicatos; tena una expresin sombra y morda su bigote gris:
camaradas que no fumasen. Entonces todos, incluso los fumadores, gritaban: "No fumis,
camaradas", para continuar fumando a ms y mejor. Petrovski delegado anarquista de las
fbricas de Objovo, m; hizo un lugar a su lado. Sin afeitar, sucio, se caa de cansancio,
derrengado por tres noches en vela pasadas en el Comit Militar Revolucionario. En la
tribuna haban ocupado asiento los jefes del antiguo Tsik, dominando por ltima vez a estos
Soviets turbulentos, a los cuales dirigan desde el comienzo de la revolucin, pero que
ahora se haban alzado contra ellos. As terminaba el primer perodo de la revolucin, que
estos hombres haban gratado de mantener dentro de las vas de la prudencia. Faltaban los
tres principales: Kerenski, que corra hacia el frente a travs de las ciudades de provincia
donde la agitacin comenzaba a ser inquietante; Tchjeidze, la vieja guila maltrecha, que se
haba retirado desdeosamente a sus montaas de Georgia, donde haba ce atacarlo la
tisis; y, por ltimo, Tseretelli, noble carcter, quien afectado tambin peligrosamente por la
enfermedad, deba de todos modos gastar an su hermosa elocuencia en una causa perdida.
Gotz, Dan, Lieber, Bogdanov, Broido, Filippovski, se encontraban presentes, con las
facciones plidas, los ojos hundidos, desbordantes de indignacin. A sus pies herva y se
estremeca el segundo Congreso de-los Soviets de toda Rusia, mientras que sobre sus
cabezas el Comit Militar Revolucionario forjaba el hierro puesto al rojo vivo, manejaba
con decisin los hilos de la insurreccin, golpeaba con vigoroso brazo...
Eran las diez y cuarenta de la noche.
Dan, hombre de rostro bondadoso, calvo, vestido con el uni-focme poco elegante de mdico
militar, agit la campanilla. Se hizo el silencio, instantneo, imponente, turbado tan slo
por los empujones y las discusiones que haba en la puerta.
-El poder est en nuestras manos -comenz, con un acento de tristeza.
Tras una pausa continu, bajando la voz:
-Camaradas, el Congreso de los Soviets se rene en circunstancias tan desacostumbradas,
en un momento tan extraordinario, que comprenderis por qu el Tsik no considera
necesario abrir esta sesin con un discurso poltico. Lo comprenderis mejor todava si
tenis en cuenta que yo soy miembro del bur del Tsik y que en este rnismo momento
nuestros camaradas de partido se encuentran en el Palacio de Invierno, bajo el bombardeo,
sacrificndose para desempear las funciones de ministros que les han sido confiadas por el
Tsik. (Tumulto.) Queda abierta la primera sesin del segundo Congreso de Soviets de
Diputados obreros y soldados.
La eleccin del Bur se llev a cabo en un ambiente de agitacin y de vaivn. Avanessov
anunci que, como consecuencia de un acuerdo entre los bolcheviques, la izquierda
socialrevolucionaria y los mencheviques internacionalistas, el Bur sera constituido
conforme el principio de la proporcionalidad. Varios mencheviques se pusieron de pie de un
salto para protestar. Un soldado barbudo les grit: "Recordad cmo habis procedido con
nosotros, los bolcheviques, cuando estbamos en minora."
La votacin dio como resultado 14 bolcheviques, 7 socialrevolucionarios, 3 mencheviques
y un internacionalista (grupo Gorki). Hendelmann declar entonces que los
socialrevolucion arios de derecha y el centro se negaban a formar parte del Bur; Jintchuk
hizo una declaracin anloga en nombre de los mencheviques. Los mencheviques
interrcionalistas hicieron saber que mientras esperaban la confirmacin de ciertos hechos,
ellos tampoco podan entrar en el Bur. (Aplausos aislados y abucheos. Una voz:
Renegados! Os atrevis a llamaros socialistas!) Un delegado ucraniano solicit y obtuvo
un puesto. Despus, el antiguo Tsik abandon la tribuna y se vio subir a ella a Trotzki,
Kamnev y Lunatcharski, la Kollontai, Noguin... La sala se puso en pie en medio de una
tempestad de aplausos. Qu camino haban recorrido estos bolcheviques, esta secta
despreciada y perseguida menos de cuatro meses antes, llegados ahora al cargo supremo, al
timn de la gran Rusia en plena insurreccin!
Kamnev dio lectura al orden del da: I9, organizacin del poder; 29, la guerra y-la paz; 39
la Asamblea Constituyente.
Losovski se levant para anunciar que, de acuerdo con los diferentes 'grupos, propona
escuchar y discutir el informe del Soviet de Petrogrado, despus conceder la palabra a los
miembros del Tk y a los diferentes partidos y, finalmente, pasar al orden del da.
Pero de pronto se hizo escuchar una nueva voz, ms profunda que el murmullo de la
asamblea, persistente, angustiosa, la voz sorda del can. Las miradas ansiosas sg volvieron
hacia las ventanas cubiertas de bruma y una especie de fiebre se apoder de la
concurrencia. Martov pidi la palabra y dijo con voz ronca:
-Comieqza la guerra civil, camaradas. La primera cuestin debe ser el arreglo pacfico de la
crisis. Por razones de principio tanto como por razones polticas, debemos comenzar por
discutir con urgencia los medios de impedir la guerra civil. Estn matando a nuestros
hermanos en las calles. En este momento, mientras que, antes incluso que la apertura del
Congreso de los Soviets, se est en camino de resolver la cuestin del poder por medio de
un complot militar organizado por uno de los partidos revolucionarios...
Durante un instante el ruido le impidi hacerse oir:
-Todos los partidos revolucionarios deben encarar este hecho. Lo primero que se plantea al
Congreso es la cuestin del poder, y esta cuestin est en camino de ser resuelta en la calle
por la fuerza de las armas... Es preciso que nosotros creemos un poder reconocido por toda
la democracia. Si el Congreso quiere ser la voz de la democracia revolucionaria, no debe
cruzarse de brazos ante la guerra civil, so pena de provocar el estallido de una peligrosa
contrarrevolucin... Una solucin pacfica slo es posible mediante la constitucin de un
poder democrtico unido... Debemos elegir una delegacin que negocie con los otros
partidos y organizaciones socphstas...
Las sordas explosiones del can continuaban estremeciendo las ventanas con regularidad,
en tanto qu" los diputados se apostrofaban... As fue, entre el estruendo de la artillera, en la
oscuridad, en medio de odios, del temor y la audacia ms temeraria, como naci la nueva
Rusia.
Apenas acababa de descender de la tribuna cuando un soldado joven de rostro; delgado, con
los ojos fulgurantes, peg un salto y, extendiendo los brazos en un gesto dramtico, impuso
el silencio:
-Camaradas, yo me llamo Peterson, represento al 2 de infantera letn. Habis escuchado
las declaraciones de los dos delegados del ejrcito; esas declaraciones hubieran tenido
algn valor si sus autores hubiesen ido realmente representantes del ejrcito . .. (Aplausos
frenticos.) No hablo a la ligera; sos no representan a los soldados. Hace ya mucho tiempo
que el 129 ejrcito reclama la reeleccin dsl Soviet y el "Iskosol".[6] Cierto que se ha
convocado un "pequeo Soviet", pero la convocatoria del "Gran Soviet" ha sido aplazada
hasta fines de septiembre, con el fin de que esos seores puedan seguir siendo delegados al
Congreso de los Soviets. Los soldados letones han repetido muchas veces: "Basta de
resoluciones, basta de palabreras! Actos! Queremos el poder!" Que los delegados
impostores abandonen el Congreso! El ejrcito no est con ellos.
Los aplausos estremecieron el saln. Al comienzo de la sesin, asombrados por la rapidez
de los acontecimientos, sorprendidos por el estruendo del can, los delegados
permanecan indecisos. Por espacio de unsrhora, desde la tribuna les haban asestado
martillazo tras martillazo, soldndolos en una sola masa, pero aplastndolos tambin. Sera
posible que estuviesen solos? Se haba alzado Rusia contra ellos? Era cierto que el
ejrcito marchaba sobre Pe-trogrado? Luego haba venido este soldado joven de mirada
lmpida y, como a travs del fulgor de un relmpago, haban reconocido la verdad . . . Sus
palabras eran la voz de los soldados; los millones hormigueantes de obreros y campesinos
en uniforme eran hombres como_ ellos, que pensaban y sentan como ellos.
Hablaron otros soldados. Entre ellos Gjeltchak, en nombre de los delegados del frente.
Los que haban decidido abandonar el Congreso no eran ms que una dbil mayora -dijo-,
y los miembros bolcheviques ni siquiera haban tomado parte en la votacin, ya que eran de
opinin que ste deba celebrarse solamente por partidos polticos y no por grupos
territoriales o profesionales.
-Cientos de delegados del frente son elegidos sin participacin de los soldados, porque los
comits del ejrcito han dejado de ser los verdaderos representantes de la tropa . ..
Lukinov proclam que oficiales como Jarrach y Jintchuk no podan ser en este Congreso
los representantes del ejrcito, sino del alto mando.
-Los que viven en las trincheras desean con toda su alma que se entregue el poder en manos
de los Soviets . . .
La marea comenzaba a cambiar.
En seguida, Abramovich, parpadeando detrs de los gruesos lentes, temblando de rabia,
habl en nombre del Bund, el partido de los socialdemcratas judos: [7]
-Lo que sucede en este momento en Petrogrado es una espantosa calamidad. El grupo del
Bund se adhiere a la declaracin de los mencheviques y los socialrevolucionarios y
abandona el Congreso. Nuestro deber hacia el proletariado ruso no nos permite continuar
aqu y aceptar la responsabilidad de esos crmenes. Como el bombardeo del Palacio de
Invierno no cesa, la Duma municipal, de acuerdo con los mencheviques, los
socialrevolucionarios y el Comit Ejecutivo del Soviet de campesinos, ha decidido morir
con el Gobierno provisional. Nosotros vamos a su lado y, sin armas, ofreceremos nuestros
pechos a las ametralladoras de los terroristas. Invitamos a todos los delegados del presente
Congreso . . .
El rest del discurso se perdi en una tempestad de silbidos, injurias y amenazas, que lleg
a su apogeo cuando cincuenta delegados se levantaron y comenzaron a abrirse camino
hacia la salida.
KamneV agit desesperadamente la campanilla.
-Permaneced en vuestros lugares, continuemos trabajando -grit.
Trotzki se puso en pie, con el rostro plido, la expresin cruel, y con una frialdad
despectiva declar con su bien timbrada voz:
-Todos esos oportunistas que se llaman socialistas -mencheviques, socialrevolucionarios,
Bund- pueden irse. Son acaso algo ms que un desecho que la historia arrojar al cesto de
la basura?
Riaznov comunic, en nombre de los bolcheviques, que, a peticin de la Duma municipal,
el Comit Militar Revolucionario haba enviado una delegacin al Palacio de Invierno para
negociar.
-De esta manera habremos hecho todo lo necesario por evitar una efusin de sangre...
Salimos de all apresuradamente, detenindonos un instante en la habitacin donde el
Comit Militar Revolucionario trabajaba a un ritmo denfrenado, recibiendo y despachando
los correos jadeantes, enviando a todos los rincones de la ciudad comisarios provistos de
poderes de vida y muerte, en medio de llamadas incesantes del telfono. Se abri la puerta,
una bocanada de aire viciado y de humo de los cigarrillos se precipit al exterior y
percibimos a unos hombres con los cabellos enmaraados, inclinados sobre un mapa, a la
luz deslumbrante de las lmparas elctricas. El camarad Josf Djasvilli, Joven sonriente,
con un mechn de cabellos rubios rnuy claros, nos extendi los salvoconductos.
Cuando salimos al fresco de la noche, toda la plaza del Smolny no era ms que un parque
inmenso de automviles, y, dominando los. ruidos de los motores, resonaban en la lejana
los disparos acompasados del can. Ante la entrada se haba detenido un gran camin,
sacudido por las vibraciones del motor. Los hombres apilaban paquetes; sus fusiles estaban
cerca de ellos.
Al otro lado del Arco avanzamos corriendo, agachndonos y encogindonos todo lo que
podamos, para reunimos despus detrs del pedestal de la columna de Alejandro.
-Cuntos muertos habis tenido? -les pregunt.
-No s, unos diez . . .
La tropa, que se compona de varios centenares de hombres, descans algunos minutos,
apretujada detrs de la columna, recuper la calma y despus, como no tuviera nuevas
rdenes, volvi a avanzar espontneamente. Gracias a la luz que brotaba de las ventanas del
Palacio de Invierno, yo haba logrado distinguir que los dos o trescientos primeros eran
guardias rojas, entre los cuales se hallaban mezclados solamente algunos soldados.
Escalamos la barricada de madros que defenda el Palacio y lanzamos un grito de jbilo al
tropezar en el otro lado con un montn de fusiles, abandonados all por los junkers. A
ambos lados de la entrada principal las puertas estaban abiertas de par en par, dejando salir
la luz, y ni ursela persona sali del inmenso edificio.
La oleada impaciente de la tropa nos empuj por la entrada de la derecha, la cual conduca
a una vasta sala abovedada, de muros desnudos: la bodega del ala Este, de donde parta un
laberinto de corredores y escaleras. Guardias rojas y soldados se lanzaron inmediatamente
sobre grandes cajas de embalaje que se encontraban all, haciendo saltar las tapas a
culatazos y sacando tapices, cortinas, ropa, vajilla de porcelana, cristalera . . . Uno de ellos
mostraba con orgullo un reloj de pndulo de bronce que llevaba colgado de la espalda. Otro
haba incrustado en su sombrero una pluma de avestruz. El pillaje no haca ms que
comenzar cuando se escuch una voz: "Camaradas, no toquis nada, no agarris nada, todo
esto es propiedad del pueblo!" Inmediatamente repitieron veinte voces: "Alto! Volved a
ponerlo todo en su lugar, prohibido agarrar nada, es propiedad del pueblo!" Las manos se
abatieron sobre los culpables. Los tejidos de Damasco, las tapiceras, fueron arrebatadas a
los saqueadores; dos hombres se hicieron cargo del reloj de bronce. Los objetos, bien o mal,
fueron colocados otra vez en sus cajas y algunos de los propios soldados se encargaron de
montar la guardia. Esta reaccin fue sumamente espontnea. En los corredores y las
escaleras, debilitadas por la distancia, se escuchaba repercutir las palabras: "Disciplina
revolucionaria! Propiedad del pueblo!"
Nos dirigimos a la entrada izquierda, en el ala Oeste. Tambin all se restableca el^orden.
-Evacuad el Palacio!- vociferaba un guardia rojo-. Vamos, camaradas, demostremos que
no somos ladrones y bandidos! Todo el mundo fuera de Palacio, con excepcin de los
comisarios, hasta que se coloquen los centinelas.
Dos guardias rojos, un oficial y un soldado, se mantenan de pie, empuando un revlver;
otro soldado se hallaba sentado en una mesa con pluma y papel. Por todas partes resonaba
el grito: "Todos fuera! Todos fuera!", y poco a poco toda la tropa comenz a franquear la
puerta hacia el exterior, empujndose, refunfuando, protestando. Cada uno de los soldados
era detenido y registrado, se le vaciaban los bolsillos, se miraba por debajo de su capote. Se
le recoga todo lo que "no era ostensiblemente suyo, el secretario tomaba nota y el objeto
era llevado a una pequea habitacin vecina.
coment con desprecio. Los otros comenzaron a acercrsenos, de la misma manera que una
manada salvaje rodea a un vaquero que se ha dejado sorprender a pie. Por encima de sus
cabezas percibi a un oficial que pareca no saber muy bien qu partido tomar; le llam. Se
dirigi hacia nosotros, abrindose camino a travs de los hombres.
-Yo soy el comisario -me dijo-. Quin eres t? Qu hay? Los hombres recularon
ligeramente, a la expectativa. Le hice ver nuestros documentos.
-Sois extranjeros? -pregunt en francs-. Es muy peligroso . ..
Despus, volvindose hacia el enjambre de soldados, les mostr nuestros documentos, al
tiempo que les deca en voz alta:
-Camaradas, stos son camaradas extranjeros, de Norteamrica. Han venido aqu para poder
contar a sus compatriotas toda la valenta y disciplina revolucionaria del ejrcito proletario.
-Y cmo lo sabes t? -replic el soldado corpulento-. Yo te digo que son provocadores.
Ellos cuentan que han venido para observar la disciplina revolucionaria del ejrcito
proletario, pero se han paseado en libertad por el Palacio, y cmo sabes t que no tienen
los bolsillos llenos de objetos robados?
-Pravilno! Seguro! -grueron los otros, comenzando otra vez a avanzar.
-Camaradas, camaradas -insisti el oficial, con la frente perlada de sudor-, yo soy comisario
del Comit Militar Revolucionario. Tenis confianza en m? Yo os digo que estos
salvoconductos estn firmados con el mismo nombre que el mo.
Nos acompa a travs de Palacio hasta llegar a una puerta que daba sobre el rnuelle del
Neva y cerca de la cual funcionaba una comisin de registro.
-De buena os habis librado -nos dijo en varias ocasiones, al tiempo que se enjugaba el
sudor de la cara.
-Qu ha pasado con el batalln de mujeres?
-Ah! Las mujeres -respondi riendo- estaban todas concentradas en una habitacin de la
parte posterior. Durante bastante tiempo nos estuvimos preguntando qu haramos con
ellas; muchas tenan ataques de nervios ... Por ltimo, las llevaron a la estacin de Finlandia
y las embarcaron para Levchovo, donde tienen un campamento. . .[11]
Salimos a la noche helada, estremecida y con el rumor de tropas invisibles, surcada por
patrullas. Del otro lado del ro, donde se alzaba- la masa sombra de Pedro y Pablo, se
elevaba un ronco clamor.. . Bajo nuestros pies la calzada estaba alfombrada de escombros
de estuco de la cornisa de Palacio, el cual haba recibido dos granadas del crucero Aurora.
No haban pasado de ah los daos causados por el bombardeo.
Eran las tres de la madrugada. En la Nevski lucan nuevamente todos los faroles de gas, el
can de tres pulgadas haba sido retirado y slo las guardias rojas y los soldados en
cuclillas alrededor de las fogatas recordaban todava la guerra. La ciudad estaba tranquila,
como quizs no lo haba estado nunca en el curso de su historia: Ni un crimen, ni un robo
fueron cometidos en esta noche!
El edificio de la Duma municipal se hallaba totalmente iluminado. Subimos al saln.
Alejandro, rodeado de tribunas y adornado con grandes retratos imperiales en marcos de
oro, ahora tapados con lienzos rojos. Un centenar de personas se encontraba agrupado
alrededor del estrado donde hablaba Skobelev. Reclamaba la ampliacin del Comit de
Seguridad Pblica y la reunin de todos los elementos antibolcheviques en una
organizacin potente, que tomara el nombre de Comit para la Salvacin del pas y de la
revolucin. Ante nuestros ojos fue constituido as este Comit de Salud Pblica que desde
comienzos de la semana siguiente habra de convertirse en el enemigo ms temible de los
bolcheviques, actuando tan pronto bajo su verdadero nombre, que delataba sus fines, como
bajo este otro, apoltico, de Comit de Seguridad Pblica.
Estaban all Dan, Gotz, Avxentiev, al igual que algunos miembros de la oposicin del
Congreso de los Soviets, miembros del Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos, el
viejo Prokopovitch e incluso los miembros del Consejo de la Repblica, entre ellos Vnaver
y algunos otros kadetes. Lieber afirm que el Congreso de los Soviets no era un congreso
legal, que el antiguo Tsik segua en funciones ... Se redact un proyecto de llamamiento al
pas . . .
Llamamos un coche. Apenas nombramos el Smolny cuando el izvoztchik sacudi la cabeza.
-Niet -coment-; no, all no vamos; aquello es el infierno . . .
Tuvimos que deambular durante mucho tiempo hasta encontrar un cochero que consintiera
llevarnos; nos cobr treinta rublos y nos dej dos calles antes de llegar al Smolny.
Las ventanas del Smolny seguan iluminadas, los automviles iban y venan, y los
centinelas, agachados alrededor de las hogueras, interrogaban ansiosamente acerca de los
acontecimientos a los que llegaban.
Los corredores estaban llenos de gente atareada, los ojos hundidos, sucja. En algunas salas
de reunin los hombres dorman en el suelo, con sus fusiles cerca de ellos. A pesar de que
un cierto nmero de diputados haba abandonado el Congreso, la sala estaba atestada,
tumultuosa como un mar. Cuando entramos nosotros, Kamnev lea la lista de los ministros
detenidos. El nombre de Terschtchenko fue saludado por una tempestad de aplausos, gritos
de alegra y risas. Rutenberg tuvo menos xito. El nombre de Paltchinski desencaden una
tempestad de abucheos, gritos de clera y burras ... Se anunci que Tchudnovski haba sido
nombrado comisario del Palacio de Invierno.
En este,, momento se produjo una interrupcin dramtica. Un campesino alto y de cara
barbuda, convulso de rabia, subi con recia pisada a la tribuna y dio un puetazo a la mesa
presidencial.
o -No hay ms que una solucin pacfica! -grit la asamblea-. La victoria, ah est la
solucin!
La proposicin fue rechazada por una mayora aplastante y los mencheviques
internacionalistas abandonaron el Congreso envueltos en un remolino de injurias y burlas.
La asamblea haba dominado ahora los temores de los primeros momentos y Kamnev
acompa su salida con estas palabras:
-Mencheviques y socialistas reclamaban el carcter de urgencia para la cuestin de la
"solucin pacfica", pero ellos han votado constantemente la modificacin del orden del da
en favor de las declaraciones de los grupos que queran abandonar el Congreso. Es evidente
que todo; estos renegados haban premeditado su retirada.
La asamblea decidi no tomar en cuenta la salida de ciertas fracciones y pas a la redaccin
del siguiente llamamiento, dirigido a los obreros, soldados y campesinos de toda Rusia:
Obreros, Soldados, Campesinos,
El Gobierno provisional queda derrocado; la mayor parte y soldados de toda Rusia
comienza sus tareas. Representa a la gran, mayora de los Soviets. Toma parte en l,
asimismo, cierto nmero de delegados de los Soviets campesinos. Apoyndose en la
voluntad de la inmensa mayora de los obreros" soldados y campesinos y en la victoria de
los obreros y la guarnicin de Petrogrado, el Congreso toma en sus manos el poder.
El segundo Congreso de los Soviets de Diputados obreros de los miembros del Gobierno
provisional ha sido ya detenida.
El poder sovitico propondr una paz democrtica inmediata a todas las naciones y un
armisticio inmediato en todos los frentes. Proceder a entregar a los comits campesinos los
bienes de los terratenientes, de la Corona y de la Iglesia. Defender los derechos de los
soldados y llevar a cabo la total democratizacin del ejrcito. Implantar el control obrero
sobre la produccin, asegurar la convocatoria de la Asamblea Constituyente en la fecha
fijada, tomar todas las medidas necesarias para abastecer de pan a las ciudades y a los
pueblos de gneros alimenticios de primera necesidad. Asegurar a todas las nacionalidades
que vivan en Rusia el derecho absoluto" a disponer de su propia existencia.
El Congreso decide que el ejercicio de todo el poder en las provincias sea conferido a los
Soviets de Diputados obreros, campesinos y soldados, quienes debern asegurar una
disciplina revcffucionaria perfecta.
El Congreso hace un llamamiento a la vigilancia y firmeza de los soldados en las trincheras.
El Congreso de los Soviets est persuadido de que el ejrcito revolucionario sabr defender
la Revolucin contra los ataques imperialistas, hasta que el nuevo gobierno haya podido
concertar la paz democrtica que va a proponer directamente a todos los pueblos. El nuevo
gobierno tomar las medidas necesarias para cubrir todas las necesidades del ejrcito
Notas
"Por decreto del Gobierno provisional... me han sido otorgados poderes extraordinarios
para el restablecimiento del orden en Petrogrado y he recibido el mando de todas las
autoridades civiles y militares...
"De conformicjad con los poderes que me han sido confiados por el Gobierno provisional,
relevo de sus funciones de comandante del distrito militar de Petrogrado al coronel Jorge
Polkovnikov..."
Llamamiento a la poblacin fechado el 7 de noviembre y firmado por el vicepresidente del
Consejo Konovalov
"Ciudadanos! Salvad la patria, la repblica y nuestra libertad! Gentes insensatas han
organizado un levantamiento contra el nico poder gubernamental elegido por el pueblo,
entretanto se rena la Asamblea Constituyente, el Gobierno provisional...
"Los miembros del Gobierno provisional cumplen con su deber, permanecen en sus puestos
y siguen trabajando por el bien de la patria, el restablecimiento del orden y la convocatoria
de la Asamblea Constituyente, futura soberana de todos los pueblos de Rusia...
"Ciudadanos! Debis defender al Gobierno provisional. Debis reforzar su autoridad.
Debis oponeros a la accin de los insensatos, a quienes se han sumado todos los enemigos
de la libertad y el orden y los partidarios del rgimen zarista para hacer fracasar la
Asamblea Constituyente, destruir las conquistas de la revolucin y destruir el porvenir de
nuestra amada patria...
"Ciudadanos! Cerrad filas en torno al Gobierno provisional para la defensa de la autoridad
temporal, en nombre del orden y la felicidad de todos los pueblos de nuestra gran patria!"
Llamamiento por radio del Gobierno provisional
Es cierto, sin embargo, que algunas gentes, pertenecientes sobre todo al gran pblico,
autorizadas a circular libremente en el Palacio de Invierno durante varios oas despus de su
cada, sustrajeron objetos de plata, relojes de pared, ropa de cama, espejos y algunos
jarrones ..de porcelana y piedras diversas, elevndose el total de lo sustrado a 50,000
rublos.
El gobierno sovitico cre inmediatamente una comisin de artistas y arquelogos
encargada de recuperar los objetos robados. Las dos proclamas siguientes fueron colocadas
el 14 de noviembre:
A los ciudadanos de Petrogrado!
"Se ruega encarecidamente a todos los ciudadanos que contribuyan con todo su esfuerzo a
la bsqueda de los objetos sustrados del Palacio de Invierno en la noche del 7 al 8 de
noviembre, y los hagan llegar al comandante del Palacio de Invierno.
"Los receptores de estos objetos, tiendas de anticuarios o cualquier persona que lor retenga
ilcitamente en. su poder sern considerados como legalmente responsables y castigados
con el mximo rigor."
Los comisarios encargados de la custodia de los museos y colecciones de arte:
G. IATMANOV
B. MANDELBAUM
"En la noche del 7 al 8 de noviembre, diversos objetos de arte y de valor han desaparecido
del Palacio de Invierno, propiedad inalienable del pueblo ruso.
"Llamamos a todos para aue se hagan los mximos esfuerzos encaminados a restituir al
Palacio los objetos robados."
Los comisarios encargados de la custodia de los
museos y colecciones de arte:
G. IATMANOV
B. MANDELBAUM
CAPTULO V
MANOS A LA OBRA!
anunciaba una exposicin de pintura ... La vida cotidiana prosegua en toda su rutinaria
complejidad, que ni la misma guerra interrumpe. No hay nada ms asombroso que la
vitalidad del organismo social que contina nutrindose, vistindose y divirtindose a la
vista de las peores calamidades ...
Circulaban mil rumores acerca de Kerenski, quien, se deca, haba sublevado el frente y
vena guiando un gran ejrcito sobre la capital. La Valia Naroda public el prikaz siguiente,
lanzado por l en Pskov:
Los desrdenes causados por la loca tentativa de los bolcheviques han arrastrado al pas al
borde del abismo. El esfuerzo de todas las voluntades, todo el valor y la abnegacin de cada
uno son necesarios para salir victoriosamente de la terrible prueba impuesta a la patria.
Hasta la formacin del nuevo gabinete del Gobierno provisional -si es que puede ser
constituido- cada uno debe permanecer en su puesto y cumplir su deber para con la Rusia
mrtir. No olvidemos que la menor interferencia en los organismos militares actuales puede
acarrear desgracias irreparables, abriendo el frente al enemigo. Por lo tanto, es
indispensable salvaguardar a toda costa la potencia combativa de las tropas y mantener un
orden perfecto, preservando al ejrcito de nuevos choques y manteniendo una confianza
recproca absoluta entre los jefes y sus subordinados. Ordeno a todos los jefes y comisarios,
en nombre del bien de la patria, que permanezcan en sus puestos, de igual manera que yo
permanezco en el de jefe supremo de los ejrcitos hasta que el Gobierno provisional de la
repblica haya manifestado su voluntad...
En respuesta se fij en los muros el siguiente bando:
Aviso del Congreso de los Soviets de toda Rusia
Los antiguos ministros Konovalov, Kichkin, Terechtchenko, Maliantovitch, Nkitin y
algunos otros han sido detenidos por el Comit Militar Revolucionario. Kerenski ha huido.
Se ordena a todas las organizaciones militares que tomen las medidas necesarias con vistas
a la detencin inmediata de Kerenski y a su envo a Petrogrado.
Toda ayuda que se preste a Kerenski ser castigada como un delito grave contra el Estado.
El Comit Militar Revolucionario estaba lanzado, a todo vapor; en su ruta, brotaban como
chispas las rdenes, los llamamientos, los decretos.[1] Se dio orden de conducir a Kornilov
a Petrogrado. Los miembros de los comits agrarios encarcelados por el Gobierno
provisional fueron puestos en libertad. Fue abolida la pena de muerte en el ejrcito. Los
funcionarios recibieron orden de continuar su trabajo bajo pena de severos castigos. Todo
saqueo o desorden, toda especulacin, fueron prohibidos bajo pena de muerte. Se
nombraron comisarios temporales para los diferentes ministerios: para el de Negocios
Extranjeros, Uritski y Trotzki; para el del Interior y Justicia, Rykov; para el de Trabajo,
Chliapnikov; Hacienda, Menjinski; Asistencia Pblica, Alejandra Kollontai; Comercio,
Industria y Comunicaciones, Riaznov; Marina, el marinero Korbir; Correos y Telgrafos,
Spiro; los Teatros, Muraviov; Imprenta Nacional, Derbychev; para la ciudad de Petrogrado,
el teniente Nestrov; para enfrente Norte, Pozern . .[2]
Los bolcheviques abandonaron la sala acompaados por los gritos de: "Agentes de
Alemania! Abajo los traidores!"
Chingariov, kadete, reclam la destitucin y el enjuiciamiento de todos los funcionarios
municipales que haban aceptado ser comisarios del Comit Militar Revolucionario.
Schreider se puso en pie con una mpcin protestando contra la amenaza ds disolucin
emanada de los bolcheviques, y declarando que la Duma, representacin legal de la
poblacin, se negara a abandonar su puesto.
El saln Alejandro, donde se celebraba la reunin del Comit de Salvacin, estaba atestado
de pblico. Fue nuevamente Skobelev quien tom la palabra.
-Nunca antes -declar- fue tan crtica la suerte de la revolucin; nunca antes la cuestin de
la existencia del Estado ruso haba suscitado tantas inquietudes. Nunca antes la historia
haba planteado de manera tan brutal y categrica para Rusia la interrogante de ser o no ser!
Ha sonado la hora decisiva para la salvacin de la revolucin y, plenamente conscientes de
la gravedad del momento, vemos unirse estrechamente a todas las fuerzas vivas de la
democracia revolucionaria, por cuya voluntad organizada ha sido creado ya un centro para
la salvacin del pas y de la revolucin .. . Moriremos antes que abandonar nuestro puesto!
Clamorosos aplausos acogieron la noticia de la adhesin del Sindicato de ferroviarios al
Comit de Salvacin. Instantes ms tarde llegaron representantes de los empleados de
Correos y Telgrafos y, finalmente, algunos mencheviques internacionalistas, que fueron
saludados con vtores. Los ferroviarios declararon que ellos no reconocan a los
bolcheviques y que se haban hecho cargo de las redes ferroviarias, negndose a entregarlas
a un poder usurpador, fuera el que fuese. El delegado de los telegrafistas dijo que los
operadores se haban negado categricamente a trabajar mientras el comisario bolchevique
estuviese all. Los carteros se negaban a repartir correspondencia alguna para el Smolny . . .
Todas las lneas telegrficas con el Smolny estaban cortadas. La asamblea escuch con vivo
jbilo cmo Uritski, que se haba presentado en el ministerio de Negocios Extranjeros para
pedir que se le comunicaran los tratados secretos, haba sido despedido por Neratov.[4]
Todos los funcionarios estaban dejando de trabajar.
Era la guerra, la guerra resuelta y deliberada, a la rusa, la guerra por medio de la huelga y el
sabotaje. El presidente ley una lista de nombres y comisiones: ste deba recorrer los
ministerios, aqul los bancos; una decena de personas se iba a encargar de catequizar a los
soldados en los cuarteles y conseguir su neutralidad ("Soldados rusos, no derramis la
sangre de vuestros hermanos!"); un comit ira a conferenciar con Kerenski; otros fundaran
en las capitales de provincias filiales del Comit de Salvacin y gestionaran la adhesin de
los elementos antibolcheviques.
La asamblea estaba llena de entusiasmo. -Ah! De modo que esos bolcheviques quieren
dictar leyes a la intelligentsia? Nosotros les ensearemos-. Nada llamaba ms la atencin
que el contraste entre esta asamblea heterclita y el Congreso de los Soviets. All estaba la
masa de soldados en andrajos, de los obreros de manos negras, de los campesinos, pobres,
encorvados y lacerados en la lucha brutal por la existencia. Aqu, los jefes mencheviques y
so-cialrevolucionarios -los Avxentiev, los Dan, los Lieber-, los antiguos ministros
socialistas -los Schobelev, los Tchernov- codendose con kadetes como el untuoso Chatski,
el acicalado Vinaver, los periodistas,'restudiantes, intelectuales de casi todos los campos.
Estas gentes de la Duma estaban bien alimentadas, bien vestidas; no observ m^ de tres
proletarios entre ellas . ..
Llegaron noticias. Los fieles tekintsy de Kornilov haban degollado a sus guardias
personales en Byjov; el general haba logrado huir. Kadelin avanzaba hacia el Norte. . . El
Soviet de Mosc haba formado un comit militar revolucionario y negociaba con el
comandante de la plaza acerca de la posesin del arsenal, con el fin de poder armar a los
obreros.
Al lado de estos hechos circulaban, en una extraa mescolanza, toda clase de rumores, de
defoimaciones, de mentiras puras y simples. Fue as como un joven kadete, intelectual, ex
secretario particular de Miliukov y de Terechtchenko, nos llev aparte para contarnos en
detalle la toma del Palacio de Invierno:
-Los bolcheviques estaban capitaneados por oficiales alemanes y austracos -afirm.
-De veras? -dijimos cortsmente-. Y usted, cmo lo sabe?
-Por un amigo mo que estuvo all y los vio.
-Cmo ptdo darse cuenta de que eran oficiales alemanes?
-Vestan uniforme alemn.
Absurdos de esta especie circulaban por centenares, y no solamente la prensa
antibolchevique les conceda un lugar de honor, sino que eran credos por los personajes
ms inesperados; as por ejemplo, les daban crdito ciertos socialrevolucionarios y
mencheviques conocidos por su respeto a los hechos. . .
Ms importancia tenan las especies que circulaban acerca de la violencia y el terrorismo
bolcheviques. As, se deca e imprima que las guardias rojas, no solamente haban
saqueado de arriba a abajo el Palacio de Invierno, sino que haban asesinado a los junkers,
despus de haberlos desarmado, y que haban dado muerte a sangre fra a algunos
ministros. En cuanto a las mujeres-soldados, casi todas haban sido violadas y muchas se
haban suicidado para poner fin a las .torturas que se les haca padecer... La Duma
municipal aceptaba a pie juntillas todas estas especies sin pararse a examinarlas, y, lo que
es peor, los padres y las madres de los junkers y las mujeres-soldados lean en los
peridicos estos detalles horripilantes, que frecuentemente venan acompaados de
nombres. Y, como resultado de ello, al anochecer, la Duma viose sitiada por una multitud de
ciudadanos enloquecidos.
Un caso tpico es el del prncipe Tumanov: su cuerpo, segn varios peridicos, haba sido
hallado flotando sobre el Moika. Horas ms tarde, la familia del prncipe desmenta la
noticia, aadiendo que prncipe se encontraba encarcelado. Como era absolutamente
preciso identificar el misterioso cadver, la prensa decidi que uese el del general
Denissov. Pero tambin el general estaba vivo. De la investigacin llevada a cabo por
nosotros result que era imposible encontrar vestigios de que hubiera aparecido ningn
cadver en las aguas de la ciudad.
Cuando salimos de la Duma, dos boy-scouts distribuan hojas a la enorme multitud que
obstrua la avenida Nevski enfrente de la entrada, muchedumbre integrada casi por entero
por hombres de negocios, pequeos comerciantes, funcionarios y empleados.[5] Una de
estas hojas deca:
En su sesin del 26 de octubre, la Duma municipal, a la vista de la situacin, ha decretado
la inviolabilidad de los domicilios privados e incita a la poblacin de Petrogrado a que por
mediacin de los "comits de casas" se oponga a toda tentativa que se haga para penetrar
por la fuerza en los departamentos privados, haciendo uso de las armas sin vacilar, en el
propio inters de los ciudadanos.
En la esquina de la Liteiny, cinco o seis guardias rojos y dos o tres marinos rodearon a un
vendedor de peridicos y le exigieron que les entregara sus ejemplares del peridico
menchevique Rabotchaia Gazeta ("El Diario Obrero"). El hombre mont en clera,
gritando y gesticulando como un poseso, pero uno de los marinos acab por arrebatarle los
peridicos. Se haba congregado una multitud amenazante, que injuriaba a la patrulla. Un
obrero pequeo se esforzaba por hacer comprender a las gentes y al vendedor:
-Este peridico publica la proclama de Kerenski. Dice que nosotros hemos matado rusos;
eso va a hacer correr la sangre- . . El Smolny trabajaba ms que nunca, si cabe.
Continuaban las mismas idas y venidas por los pasillos oscuros, los grupos obreros armados
de fusiles, los jefes polticos con sus carteras atiborradas de papeles, discutiendo, dando
rdenes o explicaciones a la carrera, rodeados de amigos y colaboradores. Hombres
literalmente fuera de s, milagros vivientes de vela y trabajo, sin afeitar, sucios, con los ojos
ardientes de fiebre, marchando en lnea recta hacia una meta fijada, impulsados por una
exaltacin irresistible. Era tanto realmente lo que haba que hacer! Apoderarse de los
rganos del gobierno, organizar la ciudad, asegurar la fidelidad de la guarnicin,
luchar'contra la Duma y el Comit de Salvacin, contener a los ejrcitos Alemanes,
preparar la lucha contra Kerenski, informar a la provincia, hacer propaganda desde
Arkngel hasta Vladivostok- . . Los funcionarios del Estado y la ciudad se declaraban en
rebelda frente a los comisarios, las oficinas de Correos y Telgrafos se negaban a asegurar
las comunicaciones, los ferrocarriles no respondan a las peticiones de trenes, Kerenski se
aproximaba, no se poda confiar enteramente en la guarnicin, los cosacos se preparaban
para lanzarse al ataque. . . Los bolcheviques tenan en contra suya no slo a la burguesa
organizada, sino a todos los partidos socialistas, con excepcin de los socialrevolucionarios
de izquierda, algunos mencheviques internacionalistas y los socialde-mcratas
internacionalistas que, por otra parte, no haban tomado partido inequvocamente.
Contaban, es cierto, con la masa de los obreros y los soldados y con la muchedumbre
infinita de los campesinos, pero.entre los bolcheviques no abundaban los hombres de
cultura o de experiencia. . .
Riaznov, al tiempo que suba la escalinata principal, iba explicando con una especie de
aturdimiento lleno de humorismo que l, comisario de Comercio, no entenda nada de
negocios. En el saln-caf del primer piso, solo en un rincn, envuelto en una pelliza de
piel de cabra -iba a decir que no se la quitaba ni para dormir, pero era manifiesto que no
dorma desde haca mucho tiempo-, con una barba de tres das, un hombre escriba cifras
nerviosamente en un sobre sucio, mordisqueando de cuando en cuando su lpiz. Era
Menjinski, comisario de Hacienda, cuyo nico ttulo para el puesto a que se le haba
destinado era el de haber sido empleado en un banco francs. . . Y aquellos otros cuatro que
descendan del Comit .Militar Revolucionario corriendo y garaboteando en pedazos de
papel eran los comisarios que se disponan a partir para los cuatro confines de Rusia,
llevando noticias y argumentos, y preparados para pelear con todas las armas que cayeran
en sus manos...
El Congreso deba reunirse a la una y el gran saln de sesiones estaba lleno desde haca
rato. Sin embargo, a las siete, el Bur no haba aparecido todava. . . Los bolcheviques y la
izquierda social-revolucionaria deliberaban en sus propias salas. Durante toda la tarde,
Lenin y Trotzki haban tenido que combatir las tendencias hacia una componenda. Una
buena parte de los bolcheviques opinaba que deban hacerse las concesiones necesarias para
lograr constituir un gobierno de coalicin socialista.
-No podemos aguantar -exclamaban-. Son demasiados contra nosotros. No contamos con
los hombres necesarios. Quedaremos aislados y se desplomar todo.
As se manifiestan Kamnev, Riaznov y otros.
Pero Lenin. con Trotzki a su lado, se mantena firme como una roca.
-Quienes deseen llegar a un arreglo, acepten nuestro programa y los admitiremos. Nosotros
no cederemos ni una pulgada. Si hay camaradas aqu que no tienen el valor y la voluntad de
atreverse a lo que nosotros nos atrevemos que se vayan a reunir a los cobardes y
conciliadores! Con el apoyo de los obreros y los soldados seguiremos adelante!
A las siete y cinco, los socialrevolucionarios de izquierda hicieron saber cfue ellos
continuaran en el Comit Militar Revolucionario.
-Ya lo veis! -exclam Lenin-. Nos siguen!
Un poco ms tarde, en la mesa de la prensa del gran saln de actos, donde nosotros
habamos tomado asiento, un anarquista que colaboraba en los peridicos burgueses me
propuso ir a ver lo que suceda con el Presidium. La habitacin reservada al Tsik estaba
vaca; la del Soviet de Petrogrado, igualmente. De sala en sala recorrimos todo el Smolny.
Nadie pareca tener la menor idea del lugar donde se encontraba el rgano dirigente del
Congreso. Mientras bamos deambulando, mi compaero me cont todo su pasado de
revolucionario, su largo y agradable exilio en Francia. Los bolcheviques, me dijo en
confianza, eran gentes comunes, vulgares, ignorantes y carentes de sensibilidad esttica.
Este anarquista era un ejemplar tpico de la intelligentsia rusa. . . Al llegar a la habitacin
17, oficina del Comit Militar Revolucionario, nos vimos atrapados entre gentes que iban y
venan. Se abri la puerta; sali un hombre rechoncho, de'cara achatada, vestido con un
uniforme sin insignias. Pareca sonrer, pero pronto nos dimos cuenta que su sonrisa no era
ms que un rictus helado de sumo cansancio. Era Krylenko. Mi acompaante que era un
hombre joven, vivaracho y de excelentes modales, se' adelant, lanzando una exclamacin
de gozo:
- Nikolai Vassilievitch - dijo, tendindole la mano - . No me reconoces, camarada?
Estuvimos juntos en la crcel.
Krylenko hizo un esfuerzo por concentrar su atencin y su mirada.
- Ah, s! - respondi al fin, mirando al otro con expresin de gran amistad - . T eres S. . .
Qu tal, cmo ests? - Se abrazaron.
- Qu haces por aqu?
- Oh! Nada ms he venido a ver. . . Vuestros asuntos dan la impresin de marchar bien.
- S! - Respondi Krylenko, con un acento particularmente obstinado - . La Revolucin
proletaria es un gran xito! Luego aadi, riendo:
- Sin embargo, puede que nos volvamos a ver en la crcel! Cuando estuvimos de regreso
en el corredor, mi amigo reanud sus explicaciones.
- Mira, yo soy un discpulo de Kropotkin. Para nosotros, la revolucin es un gran error, no
ha despertado el patriotismo de las de las masas. Eso demuestra, evidentemente, que el
pueblo no est maduro todava para la revolucin .
Eran las ocho y cuarenta exactamente cuando una tempestad de aclamaciones anunci la
entrada del Bur, con Lenin, el gran Lenin. Era hombre de baja estatura, fornido, la gran
cabeza redonda y calva hundida en los hombros, ojos pequeos, nariz roma, boca grande f
generosa, el mentn pesado. Estaba completamente afeitado, pero ya su barba, tan conocida
antao, y que ahora sera eterna, comenzaba a erizar sus facciones. Su chaqueta estaba
rada, los pantalones eran demasiado largos para l. Aunque no se prestaba mucho,
fsicamente, para ser el dolo de las multitudes, fue querido y venerado como pocos jefes en
el curso de la historia. Un extrao jefe popular, que lo era solamente por la potencia del
espritu. Sin brillo, sin humor, intransigente y fro, sin ninguna particularidad pintoresca,
pero con el poder de explicar ideas profundas en trminos sencillos, de analizar
concretamente las situaciones, y dueo de la mayor audacia intelectual.
Kamnev dio lectura al informe sobre la actividad del Comit Militar Revolucionario:
abolicin de la pena de muerte en el ejrcito, restauracin de la libertad de propaganda,
liberacin de los oficiales y soldados detenidos por delitos polticos, orden de detener a
Kerenski y confiscacin de las existencias de vveres de los almacenes privados. Estallaron
frenticos aplausos.
Despus, se concedi la palabra al orador del Bund (partido socialista judo): la actitud
intransigente de los bolcheviques significaba el aplastamiento de la revolucin; por lo tanto,
los delegados del Bund se vean en la obligacin de no seguir participando en el Congreso.
Gritos en la sala: "Pensbamos que os habais marchado desde ayer. Cuntas veces contis
marcharos todava de ese modo?"
En seguida, le toc el turno al representante de los mencheviques internacionalistas.
"Cmo, todava estis aqu?" El orador explic que solamente parte de los menchenviques
internacionalistas haba abandonado el Congreso; los otros haban decidido quedarse.
-Nosotros estimamos peligrosa, quiz incluso fatal para la revolucin, la entrega del poder a
los Sovits (Interrupciones.) Pero considafamos que es nuestro deber permanecer en el
Congreso y votar en contra.
Siguieron otros oradores, aparentemente sin orden ni concierto. Un delegado de los mineros
de la cuenca del Donetz pidi al Congreso que tomara medidas contra Kaledin, quien poda
cortar el aprovisionamiento de carbn y vveres de la capital. Varios soldados, recin
llegados del frente, transmitieron el entusiasta saludo de sus regimientos. . . Finalmente,
Lenin se puso en pie. Mantenindose en el borde de la tribuna, pase sobre los asistentes
sus ojillos semicerrados, aparentemente insensible a la inmensa ovacin, que se prolong
durante varios minutos. Cuando sta hubo terminado, dijo simplemente:
-Ahora procederemos a la edificacin del orden socialista. Nuevamente se produjo en la
sala un fuerte rugido humano.
-En primer lugar, es preciso adoptar medidas prcticas para la consecucin de la paz. . o
Ofreceremos la paz a todos los pueblos de los pases?beligerantes a base de las condiciones
soviticas: nada de anexiones, nada de indemnizaciones, derecho de los pueblos a
determinar su propia existencia. Al mismo tiempo, de acuerdo con lo que hemos prometido,
haremos pblicos y denunciaremos todos los tratados secretos... La cuestin de la guerra y
la paz es tan clara que creo poder dar lectura, sin ms prembulo, a un proyecto de
proclama a los pueblos de todos los pases beligerantes. . .
Su boca grande, que pareca sonrer, se abri enteramente mientras hablaba; su voz era
ronca, pero no desagradable; estaba como endurecido per aos y aos de discursos; surga
en un tono uniforme, y daba la impresin de que no se detendra jams... Cuando quera
subrayar una idea, se inclinaba ligeramente hacia adelante. Ni un solo gestor A sus pies, un
millar de rostros sencillos se alzaban hacia l en una especie de intensa adoracin.
Proclama
a los pueblos y los gobiernos de todos los pases beligerantes
El Gobierno obrero y campesino instituido por la revolucin del 24-25 de octubre (6-7 de
noviembre) y apoyndose en los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos,
El Gobierno ha abolido la diplomacia secreta; expresa, por su piarte, la firme intencin que
tiene de llevar todas las conversaciones en forma totalmente abierta, ante el pueblo entero,
y de proceder inmediatamente a la publicacin ntegra de los tratados secretos confirmados
o concertados por el gobierno de los grandes terratenientes y capitalistas, desde el mes de
febrero hasta el 25 de octubre de 1917.
El Gobierno proclama totalmente anuladas, desde ahora, todas las clusulas de estos
tratados secretos, en la medida que tiendan, como ocurre en la mayora de los casos, a
procurar ventajas y privilegios a los grandes terratenientes y capitalistas rusos-, a mantener
o acrecentar las anexiones de los grandes rusas.
Al invitar a los gobiernos y los pueblos de todos los pases a entablar en seguida
conversaciones pblicas para la concer-tacipn de la paz, el Gobierno se declara dispuesto,
por su parte, a llevar las negociaciones bien sea por escrito, telegrficamente, ya mediante
conversaciones entre los representantes de los diversos pases o en una conferencia de estos
representantes. A fin de facilitar estas negociaciones, el Gobierno nombra sus
repueseiitantes plenipotenciarios en los pases neutrales.
El Gobierno invita a todos los gobiernos y los pueblos de todos los pases en guerra a
concertar inmediatamente un armisticio; considera deseable que este armisticio sea de tres
meses por lo menos, plazo en el cual es perfectamente posible llevar a trmino las
conversaciones de paz con la participacin de los representantes de todos los pueblos o
naciones sin excepcin, empeados en la guerra u obligados a tomar parte en ella, y
convocar asambleas autorizadas de representantes populares en todos los pases, para
ratificar definitivamente las condiciones de paz..
Al dirigir esta proposicin de paz 'a los gobiernos y los pueblos de todos los pases
beligerantes, el Gobierno provisional obrero y campesino de Rusia se dirige tambin, ms
especialmente, a los obreros conscientes de las tres naciones ms avanzadas de* la"
humanidad, de los tres estados ms grandes que participan en la guerra actual, a los obreros
de Inglaterra,. Francia y Alemania. Los obreros de estos tres pases han prestado los ms
grandes servicios a la causa del progreso y el socialismo. Testimonio de ello son los
grandes ejemplos del movimiento cartista en Inglaterra, las revoluciones de alcance
histrico universal llevadas a cabo por el proletariado francs; finalmente, la lucha heroica
contra la ley de excepciones en Alemania y la tenaz y disciplinada labor llevada a cabo para
crear en este pas las organizaciones proletarias de masa, trabajo que puede servir de
ejemplo a los obreros del mundo entero. Todos estos ejemplos de herosmo proletario y de
iniciativa histrica constituyen para nosotros la garanta de que los obreros de estos pases
comprendern el deber que les Incumbe hoy: eximir a la humanidad de los horrores de la
guerra y de sus consecuencias; porque estos obreros, mediante su actividad mltiple,
resuelta, plena de energa y abnegacin, nos ayudarn a llevar a buen trmino, hasta el final,
la obra de paz y, al mismo tiempo, la obra de liberacin de las masas trabajadoras y
explotadas de toda esclavitud y toda explotacin.
Cuando se calm la tempestad de aplausos, Lenin prosigui:
-Hay una contradiccin. Primero, ofrecemos una paz sin anexiones" ni indemnizaciones, y
despus decimos que tomaremos en consideracin todas las ofertas de paz. Tomar en
consideracin significa aceptar .. .
Lenin se puso en pie de un salto:
-Nosotros queremos una paz justa, pero no tememos una guerra revolucionaria. Es muy
probable que los gobiernos imperialistas no respondan a nuestro llamamiento, pero nos
guardaremos de lanzar un ultimtum, al cual sera muy fcil decir no.
-Si el proletariado alemn comprende que nosotros estamos dispuestos a considerar todas
las ofertas de paz, eso es verosmil que sea la gota de agua que haga desbordar el vaso; la
revolucin estallar en Alemania...
-Nosotros accedemos a examinar todas las condiciones de paz, pero eso no significa que las
aceptemos. .. Por algunas de nuestras condiciones lucharemos hasta el fin; hay otras por las
cuales quiz juzguemos nosotros que no merece la pena continuar la guerra ... Lo que
queremos, por encima de todo, es poner fin a la guerra ...
Eran las diez y, treinta y cinco exactamente cuando Kamnev pidi a todos los que
aprobasen la proclama que levantaran la mano con su credencial. Un solo delegado os
levantar la mano en contra, pero la violencia de las protestas que estallaron a su alrededor
se la hicieron bajar con prontitud- . . Era la unanimidad.
Movidos por un solo impulso, todos nos encontramos sbitamente de pie, uniendo nuestras
voces al unsono y lento crescendo de La Internacional. Un viejo soldado entrecano
sollozaba como un chiquillo. Alejandra Kollontai contena las lgrimas. El canto rodaba
vigorosamente por la sala, estremeciendo las ventanas y las puertas y yendo^ra perderse en
la calma del cielo. La guerra ha terminado! La guerra ha terminado!, grit cerca de m un
joven obrero, con el rostro radiante. Luego, cuando termin La Internacional, mientras
permanecamos de pie en un silencio embarazoso, alguien exclam:
-Camaradas! Recordemos a los que han muerto por la libertad!
Entonces, entonamos la Marcha fnebre, ese canto majestuoso, melanclico y triunfal a la
vez, tan ruso, tan emocionante. La Internacional era una msica extranjera. La Marcha
fnebre pareca ser el alma misma de las masas enormes, cuyos delegados, reunidos en esta
sala, edificaban con sus visiones imprecisas una Rusia nueva, y quiz algo ms.
Casteis en la lucha fatal,
vctimas de, vuestro amor sagrado por el pueblo.
Todo lo disteis por l,
por su vida, su honor y su libertad .. .
5. No sern confiscadas las tierras de los simples campesinos y de los simples cosacos.
-Esto no es -explic Lenin- un proyecto como el del antiguo ministro Tchernov, quien
hablaba de "construir un armazn" y quera realizar las reformas por arriba. Es por abajo y
directamente como se llevar a cabo el reparto de la tierra. La cantidad de tierra que
recibir cada campesino variar segn la localidad. . .
-Bajo el Gobierno provisional, los pomietchiks (terratenientes) se negaron pura y
sencillamente a obedecer las rdenes de los comifs agrarios concebidos por Lvov,
realizados por Chingariov y administrados por Kerenski.
Antes de la apertura de los debates, un hombre se abri camino, violentamente a travs de
los asistentes y subi a la tribuna con paso recio. Era Pianyj, miembro del Comit Ejecutivo
de los Soviets campesinos; se le vea presa de una tremenda furia.
-El Comit Ejecutivo del congreso de los diputados campesinos de toda Rusia protesta
contra la detencin de nuestros ca-maradas, los ministros Salaskin y Mslov -lanz
brutalmente a la cara de la asamblea-. Exigimos que sean puestos en libertad! Se
encuentran en la fortaleza de Pedro y Pablo. Es preciso actuar sin tardanza. No hay un
momento que perder.
Un soldado con la barba revuelta y ojos llameantes le sucedi en la tribuna:
-Estis sentados ah y hablis de dar la tierra a los campesinos, pero vosotros mismos
actuis como tiranos y usurpadores para con los representantes electos de los campesinos.
Yo os advierto -aadi, levantando el puo- que si les tocis el pelo de la ropa, eso ser la
rebelin.
La asamblea comenz a agitarse.
Entonces se levant Trotzki, tranquilo y mordaz, consciente de su poder, saludado por
aclamaciones.
-El Comit Militar Revolucionario decidi ayer poner en libertad a los ministros
socialrevolucionarios y mencheviques Mslov, Salaskin, Gvsdiov y Maliantovich. Si
todava se encuentran en la fortaleza de Pedro y Pablo, ello se debe al trabajo inmenso que
recae sobre nosotros. Pero en cualquier caso, permanecern detenidos en sus domicilios
hasta que hayamos examinado su complicidad en los actos de traicin de Kerenski durante
el asunto de Kornilov!
-Jams, en ninguna revolucin -vocifer Pianyj-, se ha visto proceder de manera
semejante!
-Ests equivocado -replic Trotzki-. Se ha visto proceder de esa manera en el curso de esta
misma revolucin. Centenares de nuestros camaradas fueron detenidos durante las jornadas
de julio. . . Cuando la camarada Kollontai fue puesta en libertad por orden del mdico,
Avxntiev coloc en su puerta a dos antiguos agentes de la polica secreta zarista.
Los campesinos se batieron en retirada a regaadientes, acompaados por exclamaciones
irnicas.
En seguida, el representante de los socialrevolucionarios de izquierda habl del decreto
sobr la tierra.
Si bien lo aprobaban en principio, su grupo no aceptaba votarlo sin discusin previa.
Convena consultar a los Soviets campesinos.
Los mencheviques, internacionalistas insistan tambin en que su grupo celebrara una
reunin previa.
El jefe de los maximalistas -el ala anarquista de los campesinos -se expres as:
-Debemos inclinarnos ante el partido que desde el primer da, y sin frases, sabe tomar una
medida semejante.
Despus apareci en la tribuna un campesino tpico, de cabello largo, con botas y
chaquetn de piel de oveja. Tras de inclinarse hacia los cuatro lados de la sala, dijo:
-Yo os saludo, camaradas ciudadanos! Muy cerca de aqu se pasean algunos kadetes.
Habis detenido a nuestros campesinos socialistas; por qu no detener tambin a sos?
Fue la seal para que se entablara una viva discusin entre los campesinos, muy parecida a
la de la vspera entre los soldados. Aqu estaban los verdaderos proletarios de la tierra.
-Esos miembros de nuestro Comit Ejecutivo, Avxentiev y los otros, que nosotros creamos
eran los protectores de los campesinos, ellos tampoco son otra cosa que kadetes!
Detenedlos! Detenedlos!
Otro pregunt:
-Quines son esos Pianyj y esos Avxentiev? No son tales campesinos, para lo nico que
sirven es para charlar!
La asamblea reconoci all a sus hermanos y les tribut una ovacin.
Los socialrevolucionarios de izquierda propusieron que se suspendiera la sesin durante
media hora. Ya se dirigan los delegados hacia las salidas cuando Lenin se levant y dijo:
-No tenemos tiempo que perder, camaradas. Noticias que tienen la ms alta importancia
para Rusia deben aparecer en la prensa de maana por la maana. En consecuencia, nada de
retrasos.
Dominando el ruido de las discusiones apasionadas y el roce de los pies contra el suelo,
reson la voz de un emisario del Comit Militar Revolucionario:
-Se necesitan quince agitadores en la habitacin 17, inmediatamente! Es para el frente! .. .
Casi dos horas y media ms tarde comenzaron a regresar a la sala los delegados. Volvi a
formarse el presidium y la sesin
reanuda con la lectura de telegramas que anunciaban la adhesin de diversos regimientos al
Comit Militar Revolucionario.
La asamblea fue encontrando poco a poco su impulso y su ambiente. Un delegado de las
tropas rusas del frente de Macedonia hizo una amarga descripcin del estado en que se
hallaban.
-Padecemos ms all como consecuencia de la amistad de nuestros "aliados" que a causa de
nuestros enemigos -dijo.
Los representantes de los ejrcitos 10 y 12, recin llegados, declararon:
-Estamos de parte vuestra y ponemos todas nuestras fuerzas a vuestra disposicin.
Un soldado campesino protest contra la liberacin de "los socialtraidores Mslov y
Salaskin"; en cuanto al Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos, aadi que era preciso
detenerlo en masa. Ahora se hablaba l verdadero lenguaje revolucionario. . . Un diputado
de las tropas rusas de Persia declar que tena instrucciones de reclamar la entrega de todo
el poder a los Soviets. Un oficial ucraniano, expresndose en su lengua natal, pronunci:
-El nacionalismo no tiene nada que ver en esta crisis.. . Viva la dictadura proletaria en
todos los pases!
Fue un verdadero diluvio de las ideas ms nobles y ardientes; jams, despus de esto, sera
posible imponer silencio a Rusia!
Kamnev, tras sealar que las fuerzas antibolcheviques trataban de fomentar desrdenes por
todas partes, ley un llamamiento del Congreso a todos los Soviets de Rusia:
El Congreso de los Soviets de toda Rusia invita al Consejo de Ministros a tomar enrgicas
medidas contra las tentativas contrarrevolucionarias y los pogromos antisemitas o de otra
especie. El honor de la revolucin de los obreros, soldados y camp'esinos exige que no sea
tolerado ningn pogromo.
La guardia roja de Pecrogrado, la guarnicin revolucionaria y los marinos han mantenido el
orden ms perfecto en la capital.
"Se habla de la necesidad de una coalicin. Slo hay una coalicin posible: la de los
obreros, los soldados y los campesinos pobres. A qu clase de coalicin se refera Avlov?
A una coalicin con aquellos que han sostenido al gobierno traidor al pueblo? Coalicin
no siempre significa fuerza. Por ejemplo, hubisemos podido organizar la insurreccin con
Dan o Avxentiev entre nosotros? (Tempestad de risas.)
"Avxntiev no dio mucho pan al pueblo. Dar ms una coalicin con los entreguistas?
Entre los campesinos y Axentiev, el que hizo detener a los Comits agrarios, elegimos a
los campesinos! Nuestra revolucin seguir siendo la revolucin clsica de la historia. . .
"Se nos acusa de rechazar una inteligencia con los otros partidos democrticos. Pero es
que se nos puede culpar a nosotros? O bien, como lo quiere Karelin, debemos achacar la
falta a un "equvoco"? No, camaradas. Cuando un partido, en plena refriega revolucionaria,
envuelto todava en el humo de la plvora, viene a decir: "Aqu est el poder, tomadlo", y
cuando aquellos a quienes se les ofrece sa pasan al enemigo, cometen una accin que no se
llama un "equvoco", sino que es una declaracin de guerra sin cuartel. Y no somos
nosotros los que hemos declarado la guerra.
"Avlov nos amenaza con el fracaso en nuestros esfuerzos en favor de la paz si nos
mantenemos aislados. Repito que no veo cmo una coalicin con Skobelev, o incluso con
Terechtchenko, podra ayudarnos a hacer la paz. Avlov trata de asustarnos con la amenaza
de una paz hecha a nuestras expensas. Yo respondo que, de todos modos, la Rusia
revolucionaria estar inevitablemente perdida si Europa contina siendo gobernada por la
burguesa imperialista . . .
"No hay ms que una alternativa: o la revolucin rusa desencadena un movimiento
revolucionario en Europa, o las potencias europeas aplastan la revolucin rusa!"
Este discurso fue saludado con inmensas aclamaciones y con la entusiasta aprobacin de
aquellos hombres que se sentan los campeones de la humanidad. Y, a partir de este
momento, hubo en todos los actos de las masas insurrectas un algo consciente y decidido
que ya no les abandonara jams.
Pero tambin en el otro campo se organizaba la lucha. Kamnev concedi la palabra a un
delegado del Sindicato de Ferroviarios, un hombre rechoncho de rostro ordinario en el que
se vea impresa, una hostilidad implacable, y cuyas palabras cayeron como una bomba en la
asamblea.
-En nombre de la organizacin ms potente de Rusia, reclamo el derecho de hablar y os
digo: El Vikjel[11] me encarga que os d a conocer la decisin del sindicato a propsito de
la formacin del gobierno. El Comit Central negar todo apoyo a los bolcheviques si stos
persisten en aislarse del conjunto de la democracia rusa. (Gran tumulto en toda la sala.)
-En 1905 y durante las jornadas de Kornilov, los ferroviarios fueron los mejo'res defensores
de la revolucin. Sin embargo, no nos habis invitado a vuestro Congreso. ..
Al llegar a nuestro domicilio, fuimos detenidos en medio de la oscuridad por una patrulla
de ciudadanos armados que nos examin cuidadosamente. La proclama de la Duma estaba
surtiendo efectos. ..
La duea de la casa, al ornos llegar, sali con una bata de seda rosa:
-El comit del inmueble ha insistido nuevamente en que ustedes hagan su turno de guardia
como los otros hombres de la casa -nos dijo.
-Y para qu es este servicio de guardia?
-Para proteger la casa, las mujeres y los nios.
-Contra quin?
-Contra los ladrones y asesinos.
-Pero, y si viene un comisario del Comit Militar Revolucionario a registrar para ver si
hay armas?
-Oh Siempre dicen que son comisarios ... Por otra parte, qu diferencia hay?
Yo afirm solemnemente que el cnsul haba prohibido a todos los ciudadanos
norteamericanos portar armas -especialmente en la vecindad de la intelligentsia rusa ...
Notas
1. Llamamientos y proclamas del Comit Militar Revolucionario, 8 de noviembre.
A todos los comits del ejrcito y a todos los Soviets de Diputados soldados!
"La presente orden ser leda inmediatamente a todas las unidades militares de todas las
armas. Quien impida que el conocimiento de ella llegue a los soldados cometer un grave
crimen contra la revolucin y ser castigado con todo el rigor de la ley revolucionaria.
"Soldados! Luchad por la paz, el pan, la tierra y un gobierno del pueblo!"
El Comit Militar Revolucionario.
A todos los comits de cuerpos, de divisin, de regimientos y compaa del frente y retaguardia,
a todos los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos.
A todos los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos de las provincias y distritos.
"El Congreso de los Soviets de toda Rusia ha decidido que todos los miembros de los
comits agrarios que hayan sido detenidos sean puestos inmediatamente en libertad, y los
comisarios que ordenaron su detencin, encarcelados.
"Desde ahora, todo el poder pertenece a los Soviets. Los comisarios del Gobierno
provisional quedan destituidos. Se invita a los presidentes de los diferentes Soviets locales a
que se pongan en contacto directo con el gobierno revolucionario."
2. Los nombramientos de comisarios temporales para los ministerios que se mencioran en
el texto son inexactos: slo Uritski fue nombrado para ocupar el ministerio de Negocios
Extranjeros; la direccin del ministerio de Marina fue asumida por un comit
revolucionario de la marina de guerra elegido por los representantes de todas las flotas en el
Congreso de los Soviets de toda Rusia. (Ver Crnica de los acontecimientos, en ruso, t. V,
Ediciones del Estado, Mosc-Leningrado, 1926, pp. 200-201. [Nota de la Edit.]
3. Al pie del llamamiento figuraba, la firma: "El Congreso de los Soviets de Rusia de los
Diputados obreros y soldados." [Nota de la Edit.]
"2. Todos los yacimientos del subsuelo, minerales, petrleo, hulla, sal, etctera, as como
los bosques y las aguas de importancia general, pasan a poder del Estado, a quien
pertenecer su disfrute exclusivo. El disfrute de los peqtieos cursos de agua, lagos,
bosques, etc., pasa a las comunidades rurales, a condicin de que su manejo sea asegurado
por los organismos de la administracin autnoma local.
"3. Los terrenos que comprendan explotacin altamente desarrolladas, jardines,
plantaciones, almacigos, viveros, invernaderos, etctera, no sern repartidos, sino
convertidos en explotaciones-modelo; segn su extensin e importancia, sern dados en
disfrute exclusivo al Estado o a las comunidades.
"Las tierras adyacentes a las casas, en las poblaciones y campos, con sjis jardines y htfertos,
se dejan en usufructo a sus actuales poseedores. La extensin de estas tierras y el impuesto
que haya de pagarse por su disfrute se fijarn por la va legislativa.
"4. Las remontas, los establecimientos de cra de ganado de raza y para la agricultura, etc.,
pertenecientes al Tesoro y a los particulares, sern confiscados, convertidos en patrimonio
nacional y entregados, segn sus proporciones e importancia, en disfrute exclusivo, bien al
Estado o a las comunidades.
"La Asamblea Constituyente se encargar de fijar, en su caso, la correspondiente
indemnizacin.
"5. Todo el ganado y los aperos de las tierras confiscadas pasar sin indemnizacin alguna
al disfrute exclusivo del Estado o las comunidades, segn la importancia y extensin de
estas tierras.
"Quedar exento de confiscacin el ganado perteneciente a los pequeos cultivadores.
"6. Todos los ciudadanos del Estado ruso (sin distincin de sexo) aue deseen trabajar
personalmente la tierra, con sus familias o en asociaciones, tendrn derecho a ella, pero
solamente durante el tiempo en que ellos mismos la cultiven. Se prohibe el trabajo
asalariado.
"Caso de que un miembro de la comunidad quede incapacitado durante dos aos, la
comunidad rural se compromete a prestarle asistencia, durante este perodo, mediante el
cultivo colectivo del suelo, hasta que recupere su capacidad de trabajo.
"Los trabajadores privados definitivamente de la capacidad de trabajar personalmente la
tierra, por ancianidad o invalidez, perdern su derecho al disfrute de la tierra, pero recibirn
en compensacin una pensin del Estado.
"7. El disfrute de la tierra deber ser igual; es decir, la tierra se repartir entre los
trabajadores teniendo en cuenta las condiciones locales y con arreglo a la norma de trabajo
o de consumo de los trabajadores.
"Las formas de disfrute de la tierra sern enteramente libres: podrn crearse fponomas
individuales, granjas, comunidades o arteles, a voluntad de las comunidades y aldeas.
"8. Todas las tierras, una vez expropiadas, pasan a formar parte del fondo de tierras del
pueblo. Las administraciones autnomas locales y centrales, desde las comunidades rurales
y urbanas democrticamente organizadas, sin divisin en categoras sociales, hasta las
instituciones regionales centrales, asegurarn el reparto de la tierra entre los trabajadores.
"El fondo de 'tierras estar sometido a repartos peridicos, de acuerdo con el aumento de la.
poblacin y los progresos que se realicen en cuanto al rendimiento y al cultivo, en la
economa agrcola.
"En caso de modificacin de los lmites de las parcelas, el ncleo inicial de la parcgja
permanecer intacto.
"La tierra de los miembros que salgan de la comunidad se reintegrar al fondo de tierras;
los parientes cercanos de los miembros salientes y las personas designadas por stos
tendrn un derecho de prioridad sobre sus parcelas.
"El valor de los abonos y de los trabajos de bonificacin (mejoras esenciales) invertido en
la tierra deber ser reembolsado, caso que no hubiera sido utilizados antes de la devolucin
del terreno al fondo de tierras.
"Si en ciertos lugares, por no existir fondo suficiente de tierras, no se pudiera atender las
necesidades de toda la poblacin local, el excedente de la poblacin ser asentado en otras
tierras.
"El Estado se har cargo de la organizacin de estos traslados y de los gastos que acarreen,
del suministro del ganado, etc.
"Los traslados se harn por el orden siguiente: primero, los campesinos sin tierras que
manifiesten su deseo de cambiar de residencia; despus, los wiiembros de la comunidad
menos dignos de confianza, los desertores y otros elementos; finalmente, por sorteo o por
acuerdo amistoso.
"Teniendo en cuenta que el contenido de este mandato expresa la voluntad absoluta de la
inmensa mayora de los campesinos conscientes de toda Rusia, se le proclama, hasta la
reunin de la Asamblea Constituyente, ley provisional aplicable sin demora en cuanto sea
posible y, en algunas de sus partes, con la necesaria graduacin que debe ser establecida por
los Soviets de Diputados campesinos de distritos."
7. Se trata de la instruccin votada por el Congreso al mismo tiempo que el decreto sobre la
tierra [Nota de la Edit.]
8. La tierra y los desertores. El gobierno no necesit tomar medidas acerca de esto, ya que
el fin de la guerra y la desmovilizacin descartaron automticamente el problema de los
desertores.
9. El Consejo de Comisarios del Pueblo. Al principio, el Consejo de Comisarios del
Pueblo se hallaba formado ntegramente por bolcheviques. Y no precisamente por voluntad
suya: el 8 de noviembre ofrecieron carteras a los social-revolucionarios de izquierda,
quienes las rechazaron (ver Cap XI).
10. Slo una parte de los campesinos de tendencia revolucionaria segua a los
socialrevolucionarios de izquierda. [Nota de la Edit.]
11. Vikjel: Comit Ejecutivo del Sindicato de obreros y empleados de los ferrocarriles.
[Nota de la Edit.]
CAPTULO VI
EL COMIT DE SALVACION
Viernes, 9 de noviembre . . .
Novocherkask, 8 de noviembre.
Ante el levantamiento bolchevique y las tentativas hechas en Petrogrado y otras ciudades
para deponer al Gobierno provisional y aduearse del poder, el Gobierno cosaco, estimando
que tales actos son criminales y totalmente inadmisibles, dar, en estrecho, acuerdo con
todas las tropas cosacas, su apoyo ntegro al actual Gobierno provisional, que es un
gobierno de coalicin. Teniendo en cuenta la situacin excepcional y la interrupcip
momentnea de las comunicaciones con el poder central, el Gobierno cosaco, mientras
espera el retorno al poder del Gobierno provisional y el restablecimiento del orden en
Rusia, ha asumido a partir del 7 de noviembre todo el poder en la regin del Don.
Firmado: Atamn Kaledin.
Presidente del gobierno de las tropas cosacas.
Ordenamos a todas las tropas del distrito militar de Petrogrado que por ignorancia o
extravo se hayan unido a la banda de traidores al pas y la revolucin, que se reintegren,
sin tardanza, a su deber.
Esta orden ser leda a cada compaa o escuadrn.
Firmado: El presidente del Consejo del Gobierno provisional, jefe supremo de los ejrcitos,
A. Kerenski.
organizado los Batallones de la Muerte y que haba exhortado al gobierno "a ser menos
blando con los bolcheviques y a barrerlos de una vez para siempre". Era un hombre de
temperamento militar, que admiraba la potencia y la audacia, quiz sinceramente.
Cuando sal a la calle a la maana siguiente encontr pegadas cerca de mi puerta dos
nuevas rdenes del Comit Militar Revolucionario, disponiendo que se abrieran como de
costumbre tiendas y almacenes y que se pusieran a disposicn del Comit todos los locales
vacos . . .
Haca treinta y seis horas que los bolcheviques estaban incomunicados con las provincias y
el resto del mundo. Los ferroviarios y telegrafistas se negaban a transmitir sus despachos,
los carteros se negaban a distribuir su correo. Slo la estacin T.S.H. del Estado, en
Tsrskoye Selo, lanzaba cada media hora comuni cados y manifiestos a los cuatro vientos.
Los comisarios del Smolny rivalizaban en velocidad con los comisarios de la Duma
municipal, para llegar por tren a las diferentes provincias. Dos aeroplanos cargados de
material de propaganda emprendieron el vuelo hacia el frente ...
Sin embargo, ia marejada de la insurreccin se esparca a travs de Rusia con una velocidad
que superaba todos los medios humanos de transporte. El Soviet de Helsingfors vot su
adhesin a la revolucin; los bolcheviques de Kiev se apoderaron del arsenal y de la
agencia telegrfica, pero fueron expulsados por los delegados al Congreso de los Cosacos
que precisamente estaba celebrando sus sesiones en esa poblacin; en Kazan, un comit
militar revolucionario detuvo al estado mayor de la guarnicin local y al comisario del
Gobierno provisional; del lejano Krasnoyarsk, en Siberia, se supo que los Soviets se haban
adueado de los rganos municipales; en Mosc, donde la situacin se agrav adems por
una gran huelga de los curtidores y una amenaza de cierre general por parte de los patronos,
los Soviets haban votado abrumadoramente en favor de apoyar la accin de los
bolcheviques en Petrogrado, y ya estaba funcionando un comit militar revolucionario.
La situacin era la misma en todas partes. Los simples soldados y los obreros de las
fbricas estaban en gran mayora a favor de los Soviets; los oficiales, los junkers y la clase
media estaban generalmente del lado del gobierno, as como los kadetes y los partidos
socialistas moderados. En todas las poblaciones surgan comits para la salvacin del pas y
la revolucin, que se armaban para la guerra civil.
La inmensa Rusia se encontraba en estado de disolucin. El proceso haba comenzado
desde 1905. La revolucin de febrero no haba hecho ms. que precipitarla: haba trazado,
en efecto, una especie de bosquejo del nuevo orden, pero no haba hecho ms que apuntalar
la hueca estructura del antiguo rgimen. Esta estructura la haban descoyuntado los
bolcheviques en una noche, como se disipa el humo'con un soplido. La vieja Rusia ya no
exista, la sociedad humana haba vuelto al primitivo estado de fusin, y sobre el agitado
mar de llamas donde se libraba, bronca e implacable, la lucha de clases, se formaba en un
enfriamiento lento la frgil corteza de los nuevos planetas . ..
En Petrogrado estaban en huelga diecisis ministerios, figurando a la cabeza los de Trabajo
y Abastecimientos, los dos nicos creados por el gobierno de coalicin socialista del mes de
agosto.
Si alguna vez hubo hombres que estuvieron aislados, stos eran en realidad "el puado de
bolcheviques" en esta maana gris y fra en que todas las tormentas se amontonaban sobre
sus cabezas.[2] Acosado contra la pared, el Comit Militar Revolucionario luchaba
tenazmente por su existencia. "Audacia, audacia y siempre audacia!" ' A las cinco de la
maana, las guardias rojas irrumpieron en la imprenta municipal, confiscaron millares de
ejemplares del manifiesto de la Duma y suprimieron el rgano municipal oficial, el Viestnik
Gorodskovo Samoupravlenya ("Boletn de la Municipalidad"). Arrancaron de las prensas
todas las publicaciones burguesas, incluso el Galos Soldata, diario del antiguo Tsik, que de
todos modos logr reaparecer bajo el nombre de Soldatski Galos, con un tiro de 100,000
ejemplares, donde daba rienda suelta a su rabia y odio:
Los hombres que emprendieron su traicin al amparo de las sombras, que han suprimido
los peridicos, no mantendrn mucho tiempo al pas en la ignorancia. El pas sabr la
vesdad! l os juzgar, seores bolcheviques! Ya veremos! . . .
Cuando bajbamos por la avenida Nevski, poco despus del medioda, vimos una multitud
congregada ante el edificio de la Duma, ocupando toda la calle. Algunas guardias rojas y
marinos, con bayoneta calada, se encontraban rodeados cada uno de ellos por un centenar
de hombres y mujeres - empleados, estudiantes, funcionarios - que les amenazaban con el
puo y les gritaban injurias. En las gradas del edificio, exploradores y oficiales distribuan
el Soldatski Galos. Al pie de la escalinata, un obrero con brazalete rojo, empuando un
revlver, reclamaba, tembloroso de clera, en medio de la multitud hostil, que se le
entregaran los peridicos. Nada sernejante a esto, me imagino yo, se vio jams en el curso
de la historia. Por un lado, un puado de obreros y soldados, con las armas en la mano,
representantes de una insurreccin victoriosa, pero con aire de perfectos desarrapados; del
otro, una multitud enfurecida,,, formada por las mismas gentes que se apretujan a medioda
por las aceras de la Quinta Avenida, riendo despectivamente, injuriando, vociferando:
Traidores! Provocadores! Opritchniki![3]
Las puertas estaban guardadas por estudiantes y oficiales que llevaban un brazalete blanco
con la inscripcin, en letras rojas: "Milicia del Comit de Salvacin Pblica"; una media
docena de exploradores iba y vena. En el interior, todo el mundo estabaen conmocin. Al ir
subiendo nosotros, el capitn Gomberg, que descenda por la escalinata, nos dijo:
-Van a disolver la Duma. El comisario bolchevique se encuentra en este momento con el
alcalde.
En efecto, cuando llegamos arriba vimos salir corriendo a Riazov. Haba ido a pedir a la
Duma que reconociera al Consejo de Comisarios del Pueblo, y recibi del alcalde una
negativa categrica.
En las oficinas se escuchaba el zumbido de la multitud que corra, gritaba y gesticulaba;
personajes oficiales, periodistas, corresponsales extranjeros, oficiales franceses e ingleses ...
El ingeniero jefe de la ciudad, sealando a estos ltimos con un gesto triunfal, deca:
-Las embajadas reconocen a la Duma como el nico poder. La existencia de esos asesinos y
bandidos de bolcheviques slo es cuestin de horas. Toda Rusia se une a nosotros.
apoderarse de esta cmara, donde, como los senadores romanos, esperaremos con dignidad
la llegada de los godos! . . .
Se vot resolucin tras resolucin: una pidiendo que se informase de los acontecimientos,
por telgrafo, a las Dumas y zemstvos de toda Rusia; otra sobre la imposibilidad de que el
alcalde y el presidente de la Duma entraran en cualesquier clase de relaciones con los
representantes del Comit Militar Revolucionario o con el llamado Consejo de los
Comisarios del Pueblo; otra, reclamando un nuevo llamamiento a la poblacin de
Petrogrado para exhortarla a defender la municipalidad elegida por ella; una cuarta
propona mantenerse^en sesin permanente. . .
Mientras tanto, un diputado haba telefoneado al Smolny; anunci que el Comit Militar
Revolucionario no haba dado orden de cercar la Duma y que se iban a retirar las tropas.
Al tiempo que nosotros descendamos, Riaznov irrumpi precipitadamente por la puerta
grande, muy agitado.
-Vais a disolver la Duma? -le pregunt.
-Nada de ese! -contest-. Es un equvoco. Esta maana le dije al alcalde que la Duma no
sera inquietada. . .
Mientras iba cayendo la noche, una larga fila doble de ciclistas llegaba por la Nevski, con el
fusil en bandolera. Hicieron alto y la multitud los acos en seguida a preguntas.
-Quines sois vosotros? De dnde vens? -pregunt un hombre grueso con un cigarro
puro en los labios.
-Del duodcimo ejrcito. Llegamos del frente para ayudar a los Soviets contra la condenada
burguesa. Se alzaron gritos furiosos:
-Estos son los gendarmes bolcheviques! Los cosacos bolcheviques !
Un oficial pequeo, con chaqueta de cuero, descendi las gradas corriendo.
-La guarnicin ha vuelto la espalda -me cuchiche al odo-. Este es el comienzo del fin para
los bolcheviques. Quiere presenciar el cambio de la marea? Venga conmigo.
Tom el camino de la Mijailovskaya a paso gimnstico, y nosotros detrs de l.
-Qu regimiento es?
-Los broneviks. ..
Era grave. Los broneviks, tropas de los automviles blindados, eran, en efecto, la clave de
la situacin; quien los tuviera controlados era dueo de la ciudad.
-Los comisarios del Comit de Salvacin y de la Duma han ido a su encuentro. En este
momento deliberan. ..
-Deliberan acerca de qu? Para decidir de qu lado van a combatir?
-Oh, no! Esa no es la manera de hacerlo. Ellos no combatirn jams contra los
bolcheviques. Votarn por la neutralidad, y entonces los junkers y los cosacos. ..
La puerta de la gran escuela de equitacin Miguel estaba abierta de par en par. Dos
centinelas quisieron detenernos, pero franqueamos precipitadamente la entrada, sordos a
sus requerimientos. El interior slo estaba dbilmente iluminado por una lmpara de arijo
colgada bajo el techo de la inmensa sala, cuyas altas columnas 4 hileras de ventanas se dif
uminaban en la penumbra. A lo largo de los muros las monstruosas siluetas de los
automviles blindados se agazapaban en la sombra. Uno de ellos se encontraba totalmente
aislado en el medio, bajo la luz, y a su alrededor estaban reunidos unos dos mil soldados
vestidos con uniformes oscuros que parecan perdidos en la inmensidad de este edificio
imperial. Una docena de hombres -oficiales, presidentes y oradores de los comits de
soldados- se hallaban encaramados en la parte superior del vehculo, y un soldado hablaba
desde la torreta central. Era Janjunov, quien haba sido presidente del Congreso de los
broneviks de toda Rusia el verano anterior.
Flexible y elegante en su chaqueta de cuero con charreteras de teniente, abogaba con
elo'cuencia por la neutralidad.
-Es horrible -dijo- que los rusos maten a sus hermanos rusos. No tiene por qu haber guerra
civil entre soldados que han luchado hombro con hombro contra el zar, que han vencido al
enemigo extranjero en combates que la historia no olvidar. Qu tenemos que ver
nosotros, los soldados, en estas querellas de partidos polticos? No quiero decir que el
Gobierno provisional sea un gobierno democrtico; nosotros no queremos coalicin con la
burguesa, no; pero es necesario un gobierno de la democracia unificada; de lo contrario,
Rxisia est perdida!
Estas palabras parecieron razonables; el gran saln reson con los aplausos y las
^probaciones.
Un soldado, con el rostro plido y contrado, trep a la improvisada tribuna.
-Camaradas -exclam-. Vengo del frente rumano para deciros a todos: debe haber paz!
Debe haber paz inmediatamente! Seguiremos a quienquiera que nos d la paz, sean los
bol-cheviqties o este nuevo gobierno! La paz! No podemos combatif ms tiempo ya. No
queremos combatir ni contra los alemanes, ni contra los rusos.
Tras estas palabras salt de la tribuna; un murmullo confuso y punzante se elev de esta
masa ya encrespada para hincharse de clera cuando el. orador siguiente, un menchevique
entreguista, trat de sostener, que la guerra no poda terminar ms que por la victoria de los
Aliados.
cuando el techo se estremeci por los hurras de la victoria, dieron media vuelta y se
apresuraron a salir de la escuela de equitacin, y al mismo tiempo de la revolucin.
Hay que imaginarse una lucha semejante que se desarroll en todos Ips cuarteles de la
ciudad, en todos los distritos, en todo el frente, en toda Rusia. Hay que imaginarse en los
regimientos a los Krylenkos aporreados de cansancio, corriendo de un lugar a otro,
discutiendo, amenazando, suplicando. Hay que imaginarse, finalmente, las mismas escenas
en todos los locales de los sindicatos, en las fbricas, en los pueblos, en todos los navios
dispersos de la flota; hay que imaginarse a cientos de miles de rusos por todo el pas, las
miradas fijas en los oradores, obreros, y campesinos, marinos, trabajando intensamente por
comprender y decidir, pensando con todas sus fuerzas -y tomando, finalmente, de manera
tan unnime, su decisin. As fue la revolucin rusa...
En el Smolny, el nuevo Consejo de Comisarios del Pueblo no permaneca ocioso. El primer
decreto ya estaba en las prensas: esa misma tarde fueron distribuidos millares de ejemplares
en las calles de la ciudad y cada tren transportaba paquetes hacia el Sur y el Este.
En nombre del Gobierno de la Repblica rusa, elegido por el Consejo de Diputados obreros
y soldados de toda Rusia, con participacin de los diputados campesinos, el Consejo de
Comisarios del Pueblo decreta:
1 Las elecciones de la Asamblea Constituyente s llevarn a cabo en la fecha sealada, es
decir, el 12 de noviembre.
2 Todas las comisiones electorales, los rganos municipales locales,-los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos y las organizaciones de soldados del frente
harn todos los esfuerzos para asegurar la libertad y regularidad del voto en la fecha
sealada.
En nombre del Gobierno de la Repblica rusa,
El presidente del Consejo de los Comisarios del Pueblo,
Vladimir Ulianov-Lenin
La Duma municipal se mantena constantemente en plena actividad. Cuando llegamos,
estaba hablando un miembro del Consejo de la Repblica. El Consejo, dijo, no se
consideraba disuelto; solamente estimaba que no poda continuar sus trabajos hasta que no
contara con un nuevo lugar de reunin. Mientras tanto, su comit director haba decidido
entrar en masa en el Comit de Salvacin. .. Y aadir, de paso, que es la ltima vez que la
historia menciona al Consejo de la Repblica rusa. ..
Luego se llev a cabo el desfile ordinario de delegados de ministerios, del Vikjel, del
Sindicato de Correos y Telgrafos, reiterando por centsima vez su determinacin de no
trabajar para los usurpadores bolcheviques. Un junkcr que haba estado en el Palacio de
Invierno pint con colores brillantes su herosmo y el de sus camaradas, as como la
conducta vergonzosa de las guardias rojas, presentando un cuadro vigoroso al cual todo el
mundo dio su asentimiento devoto. Alguien dio lectura a un artculo del peridico
socialrevolucionario Volia Naroda, que estableca que los daos causados al Palacio de
Invierno se elevaban a 500 millones de rublos, y describa con gran lujo de detalles las
escenas de saqueo y robos con fractura que se haban desarrollado.
De cuando en cuando, el telfono traa noticias. Los cuatro ministros socialistas haban sido
puestos en libertad. Krylenko se haba dirigido " la fortaleza de Pedro y Pablo para anunciar
al almirante VerdSrevski que el ministerio de Marina estaba vacante y rogarle en nombre de
Rusia, que asumiera el cargo bajo el control de los comisarias del pueblo. El viejo marino
haba consentido. . . Kerenski avanzaba, las guarniciones de los bolcheviques retrocedan
ante l. El Smolny haba promulgado otro decreto ampliando los poderes de la Duma
municipal relativos a los aprovisionamientos en vveres.
Esta ltima "insolencia" provoc un desencadenamiento de furor. Este Lenin, este
usurpador, este tirano, cuyos comisarios se haban incautado del garaje municipal, se
permitan entrar en los almacenes municipales e inmiscuirse en las operaciones del Comit
de Abastecimientos y en el reparto de vveres, este Lenin pretenda definir los lmites del
poder de una municipalidad libre, independiente y autnoma! Un diputado, con el puo
alzado, propuso cortar los vveres a la ciudad si los bolcheviques se permitan intervenir en
el funcionamiento del Comit de Abastecimientos...
Otro, representante del Comit especial de Abastecimientos, seal que la situacin
alimenticia era muy grave y pidi el envo de delegados para acelerar la llegada de los
trenes de vveres.
Dedonenko Aunci dramticamente que la guarnicin vacilaba: el regimiento Semenov
haba resuelto ya ponerse a las rdenes del partido socialrevolucionario; las tripulaciones de
los torpederos del Neva estaban indecisas. Inmediatamente se nombraron siete delegados
para continuar la propaganda entre las tropas. . .
Luego subi a la tribuna el viejo alcalde:
-Camaradas y ciudadanos! Acabo de saber que los prisioneros de la fortaleza de Pedro y
Pablo se encuentran en peligro. Catorce junkers de la escuela Pablo han sido desnudados y
torturados por los guardianes bolcheviques. Uno de ellos se ha vuelto loco. Estn
amenazando con linchar a los ministros!
Se produjo un torbellino de indignacin y horror, cuya violencia aument cuando una mujer
vestida de gris, baja y rechoncha, pidi la palabra y alz su voz dura y metlica. Era Vera
Slutskaya, veterana revolucionaria y miembro bolchevique de la Duma.
-Eso es una mentira y una provocacin! -dijo, impasible bajo el diluvio de injurias-. El
Gobierno obrero y campesino que ha abolido la pena de muerte no puede permitir tales
actos. Pedimos que se abra una investigacin inmediata, y si hay algo de verdad en los
hechos de que se informa, el gobierno tomar enrgicas medidas.
Inmediatamente se nombr una comisin integrada por representantes de todqs los partidos
y que se dirigi a la fortaleza de Pedro y Pablo para investigar. Nosotros salimos con ella,
mientras la Duma nombraba otra comisin encargada de ir al encuentro de Kerenski con el
fin de tratar de que no hubiera efusin de sangre a su entrada en la capital. . .
Era ms de medianoche cuando pasamos delante de los centinelas de la fortaleza. A la dbil
luz de las escasas lmparas elctricas, avanzamos a lo largo de la iglesia, donde reposan los
zares, bajo la esbelta espira dorada con su carilln que continu tocando durante meses,
todos los das al medioda, el Boje tsaria Jrani ("Dios proteja a nuestro zar").. . El lugar
estaba desierto, la mayor parte de las ventanas ni siquiera estaba iluminada. De cuando en
cuando, nos topbamos con una masa que andaba a tientas en la sombra y que responda a
nuestras preguntas con el acostumbrado Ia nie snayu ("No s").
A nuestra izquierda, se alzaba la silueta sombra del bastin Trubetskoi, esa tumba viviente
donde tantos mrtires de la libertad dejaron la vida o la razn en la poca del zar, y donde, a
su vez, el Gobierno provisional haba encarcelado a los ministros del zar y los
bolcheviques? a los del Gobierno provisional.
Un amable marino nos condujo a la oficina del comandante, en una casita cerca de la Casa
de la Moneda. Una media docena de guardias rojas, marinos y soldados estaban sentados en
una habitacin caliente, llena de humo, en la que un samovar humeaba alegremente. Nos
acogieron con cordialidad y nos ofrecieron t. El comandante haba salido. Acompaaba,
nos dijeron, a una comisin de sabotajnis (saboteadores) de la Duma municipal que insista
en que se estaba matando a todos los junkers. Esto parecidivertirles muchsimo. En un
extremo de la habitacin se hallaba sentado un hombrecillo calvo que tena todo el aspecto
de ser un viejo verde; vestido con levita y una pelliza lujosa, mordisqueaba su bigote y
lanzaba a-^su- alrededor miradas de rata acosada. Acababa de ser detenido. Alguien dijo,
mirando con displicencia hacia donde estaba el hombre, que se trataba de un ministro o
cosa parecida. El hombrecillo no pareci oir; estaba evidentemente aterrado, no obstante
que los ocupantes de la habitacin no mostraban animosidad alguna hacia l.
Me encamin hacia l y le dirig la palabra en francs.
-Conde Tolstoi -respondi, haciendo su presentacin, mientras se inclinaba con rigidez-. No
comprendo por qu he sido detenido. . . Cruzaba el puente Trotzki para ir a mi casa, cuando
dos de estos. .. de estos. . . individuos me detuvieron. Yo fui comisario del Gobierno
provisional adjunto al Estado Mayor, pero de ninguna manera miembro del gobierno. . .
-Vamos a dejarlo marchar -propuso un marino-. Es inofensivo.
-No! -respondi el soldado que lo haba conducido-. Debemos preguntarle al comandante.
-El comandante! -ri burln el marino-. Es que hemos hecho la revolucin para continuar
obedeciendo a los oficiales?
... Un praportchik (aspirante) del regimiento de Pablo nos refiri cmo haba comenzado la
insurreccin.
El regimiento se encontraba de servicio en el Estado Mayor General la noche del 6.
Algunos de mis camaradas y yo estbamos de guardia'. Ivn Pavlovitch y otro -no recuerdo
su nombre- se hallaban escondidos detrs de las cortinas de la ventana, en la habitacin
donde estaba reunido en sesin el Estado Mayor. Escucharon toda clase de cosas, entre
otras la orden de hacer venir durante la noche a Petrogrado a los junkers de Gatchina, y la
de advertir a los cosacos que estuvieran preparados para el da siguiente por la maana. Los
puntos principales de la ciudad deban ocuparse antes del amanecer; se decidi igualmente
abrir los puentes. Pero cuando se comenz a tratar de cercar el Smolny, Ivn Pavlovitch no
pudo aguantar ms tiempo. Precisamente en aquel momento haba muchas idas y venidas
de las cuales se aprovech para deslizarse fuera de su escondite y bajar a la sala de guardia,
mientras su camarada continuaba escuchando.
"Yo comenc a sospechar que se preparaba algo. A cada momento llegaban auomviles
llenos de oficiales; todos los ministros se encontraban all. Ivn Pavlovitch me cont lo que
haba es cuchado. Eran las dos y media de la maana. El secretario del comit del
regimiento estaba presente; le referimos la cosa y solicitamos su consejo."-Hay que detener
a todos los que entren o salgan -respondi-. Es lo que hicimos. Al cabo de una hora
habamos agarrado a varios oficiales y dos ministros a los que enviamos derechos al
Smolny. Pero el Comit Militar Revolucionario no estaba preparado; all no supieron qu
hacer y poco despus recibimos la orden de dejar circular libremente y no detener a nadie.
Entonces nos fuimos corriendo al Smolny y necesitamos una hora larga para hacerles
comprender que era la guerra. Eran las cinco cuando regresamos al Estado Mayor y casi
todo el mundo se haba marchado. De todos modos, detuvimos a algunos. . . y la
guarnicin, finalmente, estaba alerta. . ."
Un guardia rejo de la isla Vassili nos describi con gran abundancia de detlleselo que
haba ocurrido en su distrito d gran da de la insurrecin.
-No tenamos ametralladoras all -dijo riendo-, y no podamos recibirlas del Smolny. El
camarada Zalkind, miembro de la Duma de la barriada, record de repente que en la sala de
sesiones de la alcalda se encontraba una ametralladora tomada a los alemanes.
Acompaados por otro camarada nos fuimos all. Los mencheviques y los
socialrevolucionarios estaban precisamente reunidos en sesin. Abrimos la puerta y nos
dirigimos hacia ellos; eran doce o quince los que estaban sentados alrededor de la mesa, y
nosotros ramos tres. Al vernos, dejaron de hablar y nos contemplaban con asombro.
Cruzamos la habitacin, desmontamos la ametralladora; el camarada Zalkind agarr una
parte y yo la otra. Nos la echamos a las espaldas y salimos. Nadie nos dijo una palabra.Sabes t c.mo se tom el Palacio de Invierno? -pregunt un tercero, un marino-. Hacia
las once nos percatamos que no haba junkers por el lado del Neva. Entonces forzarnos las
puertas y comenzamos a introducirnos por diferentes escaleras, uno por uno o en grupos
pequeos. Cuando llegamos arriba fuimos detenidos por los junkers, que nos desarmaron.
Pero como continuaron llegando compaeros nuestros, pronto estuvimos en mayora.
Entonces nos toc a nosotros el turno de quitarles las armas a los unkers. . .
En este momento entr el comandante, un joven suboficial de aspecto jovial, con el brazo
en cabestrillo y sombras ojeras producidas por la falta de sueo. Su mirada se pos primero
sobre el detenido, que inmediatamente se puso a explicar su situacin.
-Ah! Perfectamente -le interrumpi el otro-. Entonces usted formaba parte de ese comit
que se neg a entregar el Estado Mayor el mircoles por la tarde. Oh! Ya no le necesitamos
a usted, ciudadano. Lo siento.
Abri la puerta y, con un gesto, le indic al conde Tolstoi que se poda marchar. Hubo
algunos murmullos de protesta, sobre todo por parte de las guardias rojas, y el marino
exclam triunfalmente:-Qu tal? No os lo haba dicho yo?
Dos soldados se dirigieron inmediatamente al comandante. Haban sido delegados por la
guarnicin de la fortaleza para presentar una protesta. Los prisioneros, dijeron, reciban la
misma alimentacin que los guardianes, cuando apenas si haba lo suficiente para no
morirse de hambre. Por qu se trataba tan bien a los contrarrevolucionarios?
-Nosotros somos revolucionarios, camaradas, no bandidos -repuso el comandhte.
Despus se volvi hacia nosotros. Le explicamos que corra el rumor de que se torturaba a
los junkers y que la vida de los ministros corra peligro. No nos sera posible ver a los
prisioneros a fin de demostrar al mundo...?
-No -respondi nerviosamente el joven militar-. No voy a molestar una vez ms a los
prisioneros. Ahora mismo acabo de verme obligado a despertarlos. Seguramente que han
credo que bamos a verlos para matarlos. .. La mayor parte de los junkers ha sido puesta en
libertad y el resto saldr maana.
Dio media vuelta bruscamente.
-Podramos hablar a la comisin de la Duma? El comandante, que estaba sirvindose un
vaso de t, hizo una seal afirmativa.
-Todava e,stn en el vestbulo -dijo negligentemente.
En efecto, se encontraban al otro lado de la puerta, agrupados alrededor del alcalde y
discutiendo con animacin a la dbil luz de una lmpara de petrleo.
-Seor alcalde -le dije-, nosotros somos corresponsales norteamericanos. Quisiera usted
hacer el favor de comunicarnos oficialmente el resultado de su investigacin?
Volvi hacia nosotros su rostro digno y venerable.
-Las acusaciones no contienen la menor sombra de verdad -expuso hablando con lentitud-.
Aparte de los incidentes que se produjeron al ser conducidos aqu, los ministros han sido
tratados con todos \qs miramientos. En cuanto a los junkers, ni uno solo ha tenido que
padecer la ms leve molestia. ..
A lo largo de la Nevski, a travs de las sombras de la ciudad desierta, una columna
interminable de soldados avanzaba en silencio al encuentro de Kerenski. En las callejuelas
oscuras, los automviles circulaban con. los faros apagados. Una actividad furtiva reinaba
en Fontanka No. 6, cuartel general del Soviet de los campesinos, as cromo en cierto local
de un gran edificio de la Nevski y en la Escuela de Ingenieros. La Duma estaba iluminada. .
.
En el Smolny, las oficinas del Comit Militar Revolucionario parecan lanzar chispas, como
una dinamo que estuviera trabajando a demasiada potencia.. .
Notas
1. Murianov era teninte coronel. [Nota del traductor]
2. Los bolcheviques y los partidos.
LLAMAMIENTOS Y PROCLAMAS
CAPTULO VII
EL FRENTE REVOLUCIONARIO
Sbado 10 de noviembre. . .
Ciudadanos!
El Comit Militar Revolucionario declara que no tolerar ninguna violacin del orden
revolucionario . .
Los robos, los actos de pillaje, los ataques a mano armada y las tentativas de pogromos
sern castigados severamente ...
Siguiendo el ejemplo de la Comuna de Pars, el Comit aplastar sin piedad a los
saqueadores y a los instigadores del
desorden . . .
La ciudad permaneca tranquila. Ni una sola persona asaltada, ni un robo, ni siquiera una
camorra entre beodos. Patrullas armadas recorran las calles silenciosas durante la noche;
en las plazuelas, los soldados y las guardias rojas, sentados en cuclillas alrededor de
pequeas hogueras, rean y cantaban. Durante el da, multitudes de gentes se agrupaban en
las aceras para escuchar las interminables y acaloradas discusiones entre estudiantes,
soldados, hombres de negocios y obreros.
Los ciudadanos se detenan uno a otro en la calle preguntndose:
-Llegan los cosacos?
-No...
-Cules son las ltimas noticias?
-No s nada. Dnde est Kerenski?
-Se dice que no est a ms de ocho kilmetros de Petrogra-do.. . Es cierto que los
bolcheviques han buscado refugio en el crucero Aurora?
-Eso dicen .. .
Los muros, unos cuantos peridicos, gritaban las noticias: ments, llamamientos, decretos...
Un inmenso cartel reproduca el manifiesto histrico del Comit Ejecutivo de los Diputados
campesinos:
Ellos [los bolcheviques] se atreven a decir que tienen el apoyo de los Soviets de los
Diputados campesinos
Es preciso que toda la Rusia revolucionaria sepa que es mentira y que los campesinos
todos, por boca del Comit Ejecutivo del Soviet de los Diputados campesinos de toda
Rusia, rechazan con indignacin toda participacin de los campesinos o/ganizados en esta
violacin criminal de la voluntad de todos los trabajadores . . .
Otro anuncio emanaba de la seccin de soldados del partido socialrevolucionario:
La loca tentativa de los bolcheviques est en vsperas de estrellarse. La guarnicin se halla
dividida . . Los ministerios estn en huelga, el pan escasea. Todos los partidos, con
excepcin de los bolcheviques, han abandonado el Congreso. Los bolcheviques estn
solos . . .
Hacemos un llamamiento a todos los elementos sanos para que se agrupen alrededor del
Comit para la Salvacin del pas y la revolucin y para que se preparen seriamente a
responder al primer llamamiento del Comit Central...
El Consejo de la Repblica, en una hoja especial, enumeraba sus desdichas:
Cediendo a la fuerza de las bayonetas, el Consejo se ha visto obligado a disolverse el 7 de
noviembre, y a suspender provisionalmente sus trabajos.
Los usurpadores del poder, que no apean de los labios las palabras libertad y socialismo,
han encarcelado en una prisin zarista a los miembros del Gobierno provisional, incluidos
los ministros socialistas. Han suprimido los peridicos, se han incautado de las imprentas . .
. Un gobierno semejante debe ser considerado como enemigo del pueblo y de la revolucin;
hay que luchar contra" l y derrocarlo. . .
El Consejo de la Repblica, en espera de la reanudacin de sus trabajos, invita a los
ciudadanos a agruparse estrechamente en torno a las secciones locales del Comit para la
Salvacin del pas y la revolucin, que trabajan para el derrocamiento de los bolchevique y
la formacin de un gobierno capaz de llevar al pas martirizado hasta la Asamblea
Constituyente.
El Dielo Naroda escriba:
Una revolucin es un levantamiento de todo el pueblo. ..Quin ha reconocido la "segunda
revolucin" de los seores Lenin, Trotzki y sus aclitos? Un pequeo nmero de obreros,
soldados y marinos, a quienes han conseguido engaar, y nadie ms...
Y el Narodnoye Slovo ("La Palabra del Pueblo", rgano socialista-popular) :
Un gobierno obrero y campesino? Qu ilusin! Nadie, ni en Rusia, ni en los pases
aliados, reconocer a este gobierno. Ni los mismos pases enemigos lo reconocern . . .
La prensa burguesa haba desaparecido, por el momento...
El Pravda public un relato de la primera reunin del nuevo Tsik, el Parlamento de la
Repblica sovitica rusa. Miliutin, comisario de Agricultura, hizo notar, en esta sesin, que
el Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos haba convocado un congreso campesino de
toda Rusia para el 13 de diciembre.
-Pero -dijo- nosotros no podemos aguardar. Precisamos el apoyo de los campesinos.
Propongo, por lo tanto, que tomemos la iniciativa de este congreso y lo convoquemos
inmediatamente. . .
Los socialrevohcionarios de izquierda asintieron. Inmediatamente se redact un
llamamiento a los campesinos de Rusia y se eligi un comit de cinco miembros para que
pusieran el proyecto en ejecucin.
La cuestin de los planes del reparto de la tierra y la del control obrero de la industria
fueron aplazadas hasta que los peritos acabaron sus informes.
Se leyeron y aprobaron tres decretos,[1] un reglamento general de la prensa, preparado por
Lenin, ordenando la supresin de todos los peridicos que instigaban a la resistencia y
desobediencia al nuevo gobierno, incitaran a cometer actos criminales o bien deformaran
deliberadamente las noticias; decreto sobre la moratoria de los alquileres; decreto
implantando la milicia obrera. Adems, se adoptaron dos medidas: una confiriendo a la
En el momento trgico que atraviesan las masas rusas, los mencheviques conciliadores, as
como los socialrevolucionarios de derecha? han traicionado a la clase obrera. Se han
enrolado en las filas de Kornilov, de Kerenski y de Savinkov . . .
Imprimen las rdenes del traidor Kerenski y crean el pnico en la ciudad difundiendo los
rumores ms ridculos acerca de supuestas victorias de estos renegados . ..
Ciudadanos! No deis crdito a esos falsos rumores. Ninguna fuerza puede "vencer al
pueblo insurrecto ... El castigo merecido espera el primer ministro Kerenski y sus secuaces.
Nosotros los ponemos en la picota. Los entregamos al desprecio de los obreros, soldados,
marinos y campesinos, a quienes ellos quieren volver a encadenar. Jams podrn borrar de
sus rostros la mancha dt la indignacin y el desprecio populares.
Vergenza y maldicin a los traidores al pueblo!
El Comit Militar Revolucionario se haba trasladado a locales ms amplios, la sala 17, en
el piso superior. En la puerta haban sido apostados varios guardias rojas. En el interior, en
un espacio estrecho, aislado por una barrera, se apretujaba una multitud de gentes bien
vestidas, de aspecto exterior respetable, pero interiormente devoradas por el odio y los
setimientos de venganza, burgueses que queran un permiso para sus automviles o un
pasaporte para salir de la ciudad; entre ellos haba muchos extranjeros. Bill Chaov y Peters
estaban de servicio. Suspendieron todas sus ocupaciones para leernos los ltimos boletines.
El 1797 regimiento de reserva se haba pronunciado en favor del apoyo. Cinco mil
trabajadores de los muelles Putilov saludaban al nuevo gobierno. Apoyo entusiasta
igualmente del Comit Central de los sindicatos. La guarnicin y la escuadra de Revel
haban elegido comits militares revolucionarios y enviaban tropas. Los comits militares
revolucionarios eran dueos de la situacin en Pskov y Minsk. Saludos de los Soviets de
Tsaritsin, Rostov del Don, Piatigorsk, Sebastopol... La divisin de Finlandia, los nuevos
comits de los ejrcitos 59 y 65, juraban fidelidad . .
Las noticias de Mosc eran inciertas. Las posiciones estratgicas de la ciudad estaban
ocupadas por las tropas del Comit Militar Revolucionario; dos compaas de servicio en el
Kremlin se haban pasado a los Soviets, pero el arsenal se hallaba en manos del coronel
Riabtsev y sus juitiers. El Comit Militar Revolucionario haba pedido armas para los
obreros y Riabtsev haba tenido conversaciones con l hasta la maana, pero bruscamente
haba enviado un ultimtum al Comit, ordenando a las tropas soviticas que se rindieran y
al Comit que se disolviera. Se haban producido combates. . .
En Petrogrado, el Estado Mayor se someti inmediatamente a los comisarios del Smolny.
El Tsentroflot, que se obstin, fue ocupado por Dybenko, a la cabeza de una compaa de
marinos de Cronstadt, y se form un nuevo Tsentrflot con el apoyo de las naves del
Bltico y el Mar Negro ...
Pero bajo esta alegre seguridad se perciba un vivo sentimiento de inquietud. Los cosacos
de Kerenski avanzaban; disponan de artillera. Skripnik, secretario de los comits de
fbrica, amarillento y enflaquecido, me asegur que formaban un cuerpo de ejrcito, pero
aadi con ardor:
-No nos agarrarn vivos. Petrovski tuvo una sonrisa cansada:
-Maana quiz podamos dormir . . . para mucho tiempo . .. Losovski, con su cara
demacrada y su barba roja, dijo:
-Qu posibilidades tenemos? Estamos solos . . . Somos una turbamulta impotente contra
tropas adiestradas!
En el Sur, en el sudoeste, los Soviets haban huido ante Kerenski. Las guarniciones de
Gatchina, de Pavlosk y de Tsrskoye Selo estaba divididas: una parte estaba en favor de la
neutralidad; ei resto, sin oficiales, aflua sobre la capital en el mayor desorden.
En las salas se estaba colocando el siguiente comunicado:
Krasnoye Selo, 10 de noviembre, 6 de la maana.
Para transmitir al Gran Cuartel General, al comandante en jefe y a los comandantes de
ejrcito del frente Norte, y a todos, todos, todos.
El ex ministro Kerenski ha tratado, por medio de un telegrama falso enviado a todos, de
hacer creer que las tropas revolucionarias ^de Petrogrado han rendido las armas y se han
unido a las fuerzas del antiguo gobierno, del gobierno de los traidores, y que el Comit
Militar Revolucionario les ha dado la orden de replegarse. Las tropas de un pueblo libre no
se repliegan ni se rinden.
Nuestras tropas han abandonado Gatchina en buen orden a fin de evitar una efusin de
sangre entre ellas y sus hermanos cosacos, que se han dejado engaar, y para ocupar una
posicin ms favorable. Su posicin es ahora tan fuerte que no hay motivo^para
inquietarse, incluso en el caso de que Kerenski y sus compaeros de armas dispusieran de
fuerzas diez veces superiores a las que tienen actualmente. La moral de nuestras tropas es
excelente.
La calma reina en Petrogrado.
El jefe de la defensa de Petrogrado
y del distrito de Petrogrado,
Teniente coronel Muraviov
La dificultad fue resuelta por la llegada de un viejo taxi que luca la bandera italiana
(durante los perodos de disturbios los automviles privados eran registrados por sus
propietarios bajo el nombre de consulados extranjeros, para salvarlos de la requisa) . Se
desaloj al grueso personaje que se arrellanaba enfundado en una lujosa pelliza y la
expedicin continu.
Al llegar a la barrera de Narva, a una decena de millas del Smolny, Antonov pregunt por el
comandante de la guardia roja. Le condujeron al extrfmo del pueblo, donde algunos cientos
de obreros haban abierto trincheras y esperaban a los cosacos.
- Todo va bien, oamarada? - pregunt Antonov.
- Todo est perfecto, camarada - respondi el comandante - . La moral de las tropas es
excelente . . . Slo que ... no tenemos municiones . . .
- En el Smolny hay dos mil cargadores - le dijo Antonov - . Voy a darle una orden - Busco
en sus bolsillos.
- Tiene alguien un pedazo de papel?
Ni Dybenko, ni los agentes de enlace lo tenan. Trucichka ofreci su carnet . . .
- Demonios! No tengo lpiz - exclam Antonov - . Quin tiene un lpiz?
Naturalmente, slo Trucichka posea un lpiz . . . Como nosotros quedamos abandonados a
nuestros medios nos dirigimos a la estacin del ferrocarril de Tsrskoye Selo. Al subir por
la Nevski nos encontramos con guardias rojas que desfilaban armados, algunos con
bayonetas, otros sin ellas. El crepsculo del invierno caa rpidamente. Erguida la cabeza,
en columna de cuatro jen fondo, ms o menos regular, chapoteaban en el barro helado, Isin
msica, sin tambores. Encima de ellos ondeaba una bandera [roja con una inscripcin en
letras torpemente trazadas: "Paz! o Tierra!" Eran muy jvenes. La expresin de sus rostros
era la de hombres que saben que van a morir . . . Con aire a la vez dolo-ido y desdeoso, las
gentes, en las aceras, los vean pasar en medio un silencio rencoroso.
En la estacin nadie saba con exactitud dnde se encontraba Kerenski, ni dnde estaba el
frente. Los trenes no pasaban de Tsrskoye . ..
Nuestro vagn estajja lleno de campesinos que regresaban a sus hogares cargados de
paquetes y de peridicos de la tarde. Las conversaciones giraban nicamente en torno a la
revolucin bolchevique; de no ser por esto, hubiera resultado imposible creer que la potente
Rusia estaba desgarrada en dos por la guerra civil y que nuestro tren se diriga hacia la zona
de combate. A travs de la ventanilla podamos distinguir, en la oscuridad que se haca ms
y ms densa, masas de soldados avanzando hacia la ciudad sobre el camino lodoso y
blandiendo sus armas al tiempo que discutan. Un tren de mercancas, atestado de tropas e
iluminado por inmensas fogatas, estaba detenido en un apartadero. Eso era todo. Detrs de
-No es as, hermano -le respondi el soldado con seriedad-, t no lo entiendes. Hay dos
clases, el proletariado y la burguesa. Nosotros . ..
-Oh, ya conozco esa monserga! -le interrumpi el estudiante-. A vosotros, los campesinos
ignorantes, os basta escuchar berrear algunas frases ya hechas. Inmediatamente, sin haber
comprendido nada, os ponis a repetirlas como los loros.
Las gentes estallaron en carcajadas.
-Yo soy un estudiante marxista. Y yo os digo que no es por el socialismo por lo que
combats, sino por la anarqua, en beneficio de Alemania!
-S, ya s -replic el soldado, golendole el sudor por la frente- que usted es un hombre
instruido, eso se ve; yo no soy ms que un ignorante. Pero me parece .. .
-T crees sin duda -le pregunt el otro con desprecio- que Lenin es un verdadero amigo
del proletariado?
-S, lo creo -respondi el soldado, visiblemente martirizado.
-Bien, amigo, sabes que Lenin ha atravesado Alemania en un vagn precintado? Sabes
que Lenin recibi dinero de los alemanes?
-Yo no s gran cosa de todo eso -repuso el soldado con terquedad- pero encuentro que lo
que l dice es justamente lo que yo tengo necesidad de escuchar, y conmigo todas las gentes
sencillas como yo. Mire: hay dos clases, la burguesa y el proletariado ...
-T ests loco, mi amigo! Yo me pas dos aos en Schs-selburg por mi actividad
revolucionaria, mientras que vosotros, en esa poca, disparabais contra los revolucionarios
y cantabais "Dios proteja al zar". Yo me^llamo Vassili Georgievitch Panin. No has odo
hablar nunca de m?
-Lo siento, jams -dijo el soldado con humildad-. Pero yo no soy ms que un ignorante.
Probablemente usted es un gran hroe.
-Desde luego -afirm el estudiante con conviccin-, y combato a los bolcheviques que estn
destruyendo a nuestra Rusia, a nuestra revolucin libre. Cmo te explicas t eso?
El soldado se rasc la cabeza.
-Yo no s cmo se explica eso -dijo, haciendo una mueca por el esfuerzo impuesto a su
cerebro-. A m todo me parece muy claro, bien es cierto que soy un ignorante. Me parece
que no hay ms que dos clases, el proletariado y la burguesa . ..
-Vuelta otra vez con tu estpida frmula! -exclam el estudiante.
-.. . dos clases -continu el soldado empecinndose-, y el que no est con la una est con la
otra . .
Echamos a andar calle arriba; las luces eran raras y muy espaciadas y se vean pocos
peatones. Un silencio amenazador flotaba sobre la ciudad; se senta uno en una especie de
purgatorio, entre el cielo y el infierno, en un no man's Icmd poltico. Solamente las
barberas estaban brillantemente iluminadas y rebosaban de pblico. A la puerta del
establecimiento de baos se formaba una cola; en efecto, era sbado, da en que toda Rusia
se baa y se perfuma. No dud un instante de que tropas soviticas y cosacas estuviesen
mezcladas en los lugares donde se llevaban a cabo estas ceremonias.
A medida que nos aproximbamos al parque imperial las calles se encontraban ms
desiertas. Un sacerdote aterrado nos seal el cuartel del Soviet y emprendi la huida. El
Soviet estaba instalado en un ala del palacio del gran duque, de cara al parque. Las ventanas
estaban a oscuras, la puerta cerrada. Un soldado que se paseaba con las manos en
el&:inturn nos observ con una mirada terriblemente sospechosa.
-El Soviet se fue hace dos das -dijo.
-Dnde?
Un encogimiento de hombros.
-No s nada.
Un poco ms lejos, en un amplio edificio totalmente iluminado, -.; escuchaba c ruido de
unos martillazos. Mientras estbamos dudando, llegaron un soldado y un marino agarrados
del brazo. Les present mi salvoconducto del Smolny.
- Vosotros sois partidarios de los Soviets? - les pregunt. Sin contestar, se cruzaron
miradas inquietas.
- Qu es lo que pasa ah adentro? - inquiri el marino sealando el edificio.
- No lo s.
El soldado alarg el brazo tmidamente y entreabri la puerta. Vimos un amplio saln,
tapizado de pao y adornado con plantas verdes, con hileras de sillas y un escenario en
construccin.
Una mujer robusta avanz, martillo en mano y la boca llena de clavos.
- Qu es lo que quieren ustedes? - pregunt.
- Va a haber funcin aqu esta noche? - pregunt el marino, medrosamente.
Duma, asesinato del prncipe Tumanov ... En la sala Alejandro, en la Duma, el Comit de
Salvacin estaba reunido en sesin extraordinaria; los comisarios corran en todas
direcciones . .. Todos los periodistas expulsados del Smolny se encontraban all plenos de
entusiasmo. No queran creer nuestro relato sobre la situacin en Tsrskoye. Cmo era eso!
Acaso no saban todos que Tsrskoye estaba en manos de Kerenski y que los cosacos se
encontraban ya en Pulkovo? Incluso.se estaba eligiendo un comit que ira a recibir a
Kerenski a la estacin al da siguiente por la maana ...
Uno de ellos me confo, en el ms estricto secreto, que la contrarrevolucin comenzara a
medianoche. Me mostr dos proclamas: una firmada por Gotz y Polkovnikov, ordenando la
movilizacin en pie de guerra, a las rdenes del Comit de Salvacin, de las escuelas de
junkers, de los soldados en convalecencia en los hospitales y de los Caballeros de San
Jorge; la otra proceda del propio Comit de Saltacin; su texto deca lo siguiente:
A la poblacin de Petrogrado
Camaradas obreros, soldados y ciudadanos del Petrogrado revolucionario!
Los bolcheviques, al mismo tiempo que piden la paz en el frente, incitan a una guerra civil
en la retaguardia.
No escuchis sus llamamientos provocadores!
No cavis trincheras!
Abajo las armas!
Abajo las barricadas traidoras!
Soldados, regresad a vuestros cuarteles!
Las matanzas de Petrogrado seran la muerte de la revolucin.
En nombre de la libertad, la tierra y la paz, cerrad filas en torno al Comit para la
Salvacin del pas y la revolucin!
Cuando abandonbamos la Duma, un destacamento de guardias rojas, con rostros duros de
gentes que han llegado al lmite, descenda por la calle, sombra y desierta, custodiando a
una docena de prisioneros, miembros de la seccin local del Consejo de los cosacos,
sorprendidos en flagrante delito de complot contrarrevolucionario en su cuartel general...
Un soldado, acompaado de un muchacho joven que llevaba una cubeta de cola, pegaba
grandes y llamativos pasquines:
.. .Por l presente decreto, la ciudad de Petrogrado y los suburbios son declarados en estado
de sitio. Todas las asambleas y reunjones al aire libre quedan prohibidas hasta nueva orden.
N. Podvoiski,
Presidente del Comit Militar Revolucionario.
El ambiente estaba cargado de sonidos confusos, bocinas de automviles, gritos, disparos
lejanos. La ciudad velaba, inquieta, nerviosa.
En las primeras horas de la madrugada, un destacamento de junkers, disfrazados de
soldados del regimiento Semenovski,[3] se present en la central telefnica, poco antes de
la hora del relevo. Tenan el santo y sea de los bolcheviques y pudieron hacerse cargo del
servicio sin despertar sospechas. Minutos ms tarde, se present all Antonov en visita de
inspeccin. Lo capturaron y lo encerraron en una pequea habitacin. Cuando lleg el
relevo, fue acogido con una andanada de disparos: hubo varios muertos.
La contrarrevolucin haba comenzado . . .
Notas
1. Dos decretos
Decreto sobre la prensa
"En la hora decisiva de la revolucin, y en los das que van a venir, el Comit provisional
revolucionario se ve obligado a adoptar una serie de medidas con relacin a la prensa
contrarrevolucionaria de todos los matices.
"En todas partes se grita que, al proceder as, el nuevo poder socialista viola los principios
esenciales de su programa y atenta contra la libertad de prensa.
"El Gobierno obrero y campesino llama la atencin de la poblacin hacia el hecho de que,
en nuestro pas, esta pantalla protectora de la libertad encubre la posibilidad de las clases
ricas de quedarse con la parte ms importante de la prensa, de envenenar as la opinin
pblica y de sembrar la confusin en la conciencia de las masas.
"Todo el mundo sabe que la prensa burguesa es una de las armas ms poderosa de la
burguesa. En este momento particularmente crtico, en que el nuevo poder obrero y
campesino est consolidndose, no es posible lejar en manos del enemigo esta arma, no
menos peligrosa que las bombas y las ametralladoras. Por todo ello, se han tomado medidas
extraordinarias y provisionales para poner coto a la oleada de inmundicias y calumnias bajo
la que la prensa amarilla y la prensa verde desearan ahogar la joven victoria del pueblo.
"Una vez consolidado el nuevo orden, se dejarn en suspenso todas las medidas
administrativas contra la prensa; se conceder a sta plena libertad dentro de los lmites de
la responsabilidad legal y de acuerdo con las reglamentaciones ms amplias y avanzadas...
"Teniendo en cuenta que las restricciones a la libertad de prensa, incluso en los perodos
crticos, slo son admisibles en la medida en que sean necesarias, el Consejo de Comisarios
del Pueblo decreta:
1 Se podr decretar la suspensin de los peridicos:
"a) que inciten a la resistencia abierta o a la desobediencia hacia el Gobierno obrero y
campesino;
"b) que siembren la confusin en los espritus mediante noticias manifiesta y
voluntariamente falaces;
"c) que inciten a actos de carcter criminal castigados por la ley.
"2 La suspensin temporal o definitiva de los rganos de
prensa slo pddr ser acordada por decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo.
"3 El presente decreto tiene carcter provisional y ser revocado por una orden, especial,
tan pronto se hayan restablecido las condiciones de vida normales."
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
VLADIMIR ULIANOV (LENIN)
CAPTULO VIII
LA CONTRARREVOLUCIN
reconquistados despus de un sangriento combate. La centra] telefnica fue sitiada por los
marinos que, atrincherados en medio de la Morskaia etrs de barricadas de toneles, cajas y
lminas, o al amparo de la esquina de la Gorojovaya y de la plaza de San Isaac, disparaban
contra cuanto se mova. De vez en cuando, apareca un automvil con la bandera de la Cruz
Roja; los marinos lo dejaban pasar.
Albert Rhys Williams,[1] nuestro colega, que se encontraba en la central telefnica, sali de
all en un automvil de la Cruz Roja cargado de heridos. Despus de circular por la ciudad,
el coche se dirigi a la escuela militar Miguel, cuartel general de la contrarrevolucin. Un
oficial francs, que estaba en el patio, pareca dirigir las operaciones. . . As enr como se
aprovisionaba de municiones y vveres a la central telefnica. Gran nmero de estas
supuestas ambulancias servan nicamente de medio de enlace y aprovisionamiento para
los junkers.
Tenan en su poder cinco o seis autos, procedentes de la antigua divisin britnica de carros
blindados. Louise Bryant,[2] que atravesaba la plaza de San Isaac, vio llegar uno de los
vehculos, procedente del Almirantazgo y que se diriga a la Central. Al llegar a la esquina
de la calle Gogol, el coche se detuvo, justo a la altura de ella. Algunos marinos,
emboscados detrs de unas pilas de madera, empezaron a disparar. La ametralladora de la
torreta gir y lanz una andanada de balas al azar sobre el montn de lea y la gente. Siete
personas, de ellas dos nios, resultaron muertas bajo el pasaje abovedado donde se
encontraba miss Bryant. Entonces, los marinos, lanzando uif gran grito, salieron de un salto
de su atrincheramiento y se precipitaron hacia adelante bajo las balas; cuando rodearon al
monstruo hundieron sus bayonetas en varias ocasiones a travs de las aspilleras, con
terribles alaridos. . . El conductor, dicindose herido, fue dejado en libertad;
inmediatamente corri a la Duma a llevar esta nueva prueba de las atrocidades
bolcheviques... Entre los muertos se encontr a un oficial britnico.
Ms tarde, los peridicos hablaron de un oficial francs, capturado en un automvil
blindado y enviado a la fortaleza de Pedro y Pablo. La embajada de Francia se apresur a
publicar un ments, pero uno de los consejeros municipales me refiri que fue l mismo
quien hizo que se pusiera en libertad al detenido.
Cualquiera que fuese la actitud oficial de las embajadas aliadas, es indudable que oficiales
franceses y britnicos participaron individualmente en las operaciones, asistiendo incluso a
las sesiones del Comit de Salvacin y dando consejos.
Durante todo el da hubo escaramuzas en los diversos distritos entre los junkers y las
guardias rojas, y encuentros entre automviles blindados. Por todas partes, cerca o lejos, se
escuchaban las descargas y los disparos aislados o el tabletear de las ametralladoras. Los
cierres metlicos de las tiendas estaban bajados, pero tras ellos continuaban los negocios.
Las salas de cinematgrafo, sin iluminacin en el exterior, se hallaban atestadas de pblico.
Los tranvas funcionaban. El telfono daba servicio y, cuando se llamaba a la Central, se
escuchaba claramente el tiroteo. .. El Smolny estaba -|cortado de la red telefnica, pero la
Duma y el Comit de Salvacin permanecieron en confunicacin constante con todas las
escuelas de junkers y con Kerenski en Tsrskoye Selo. A las siete de la maana, la escuela
Vladimir recibi la visita de una patrulla de soldados, marinos y guardias rojas, quienes
dieron a los junkers un plazo de veinte minutos para que entregaran las armas. El ultimtum
fue rechazado. Una hora ms tarde, los junkers trataron de hacer una salida, pero fueron
rechazados por un violento tiroteo que vena de la esquina de la Grebetskaya y la Gran
Perspectiva. Las tropas soviticas rodearon el edificio y abrieron fuego, mientras
autiomviles blindados iban y venan, barrindolo sin cesar con sus ametralladoras. Los
junkers pidieron socorros por telfono. Los cosacos contestaron que no se atrevan a salir
porque una fuerza numerosa de marinos, con dos caones, vigilaba su cuartel. La escuela
del emperador Pablo estaba cerrada. La mayor parte de los junkers de la escuela Miguel
combata ya en las calles. . .
A las once y media llegaron tres piezas de campaa. Los junkers respondieron a un nuevo
ultimtum matando a dos parlamentarios soviticos que avanzaban con bandera blanca.
Entonces comenz un verdadero bombardeo. En los muros de la escuela se abrieron
grandes brechas. Los junkers se defendieron desesperadamente; las oleadas ululantes de
guardias rojas lanzadas al asalto fueron diezmadas por la metralla. .. Kerenski telefone
desde Tsrskoye Selo para prohibir cualquier intento de parlamentar con el Comit Militar
Revolucionario.
Exasperadas por el fracaso y por el nmero de sus muertos, las tropas soviticas
desencadenaron un verdadero huracn de llamas y acero contra el edificio. Sus propios
oficiales fueron impotentes para detener el terrible bombardeo. Un comisario del Smolny,
llamado Kirilov, tfat de que cesara. Lo amenazaron con lincharlo. La sangre de las
guardias rojas herva.
A las dos y media, los junkers izaron la bandera blanca; aceptaban rendirse si se les
garantizaba que se respetaran sus vidas, a lo que los sitiadores accedieron. Miles de
soldados y guardias rojas se precipitaron por las ventanas, las puertas y las brechas abiertas
en los muros. Antes de que fuese posible intervenir, cinco junkers fueron atravesado a
bayonetazos. Los otros, doscientos aproximadamente, fueron conducidos bajo escolta a la
fortaleza de Pedro y Pablo, en pequeos grupos, para no llamar la atencin. Por el camino,
la multitud atac a un grupo y mat a otros ocho prisioneros. . . Ms de cien guardias rojas
y soldados haban cado. . .
Dos horas ms tarde, la Duma recibi un mensaje telefnico anunciando que los vencedores
marchaban sobre el Ingenierny Zamok, la escuela de ingenieros. Una docena de diputados
parti inmediatamente a su encuentro, cargados de paquetes con la ltima proclama del
Comit de Salvacin. Varios de ellos no regresaron nunca. . . Todas las otras escuelas se
haban rendido sin resistencia y sus ocupantes fueron conducidos sanos y salvos a la
fortaleza de Pedro y Pablo y a Cronstadt.
La central telefnica resisti hasta la tarde. Pero los marinos acabaron por apoderarse del
lugar, bajo la proteccin de un auto blindado bolchevique. Las telefonistas, espantadas,
corran en todas direcciones, lanzando chillidos estridentes. Los junkers, para que no se les
identificara, se arrancaron las insignias y uno de ellos le ofreci a Williams darle todo lo
que quisiera a cambio de que le prestara su abrigo para disfrazarse. Nos asesinarn, nos
asesinarn!, gritaban, pues muchos de entre ellos haban prometido, por su honor en el
Palacio de Invierno, que no volveran a tomar las armas contra el pueblo. Williams ofreci
Cuando las tropas del gobierno legal entren en Petrogrado, fusilarn a los insurgentes, y
eso no ser justicia sumaria.
Toda la sala, incluso su propio partido, protest.
Reinaban la duda y la depresin. La contrarrevolucin perda pie. El Comit Central del
partido socialrevolucionario haba emitido un voto de desconfianza contra sus propios
representantes, comenzaba a imponerse el ala izquierda; Avxentiev haba presentado su
dimisin. Un mensajero anunci que la delegacin enviada a la estacin para recibir a
Kerenski haba sido detenida. En las calles se oa el sordo retumbar del caoneo lejano
hacia el Oeste y el sudoeste. Kerenski no acababa de llegar.
Solamente aparecieron tres peridicos, Pravda, Dielo Naroda y Novaia Jizn. Los tres
dedicaban mucho espacio al nuevo gobierno de coalicin. El rgano socialrevolucionario
peda un gabinete sin kadetes ni bolcheviques. Gorki manifestbase optimista: el Smolny
haba hecho concesiones: era el anuncio de un gobierno puramente socialista que incluira a
todos los elementos, salvo a la burguesa. En cuanto a Pravda se mostraba acerbo:
Mueve a risa hablar de una coalicin entre partidos politicos integrados en gran parte por
pequeas camarillas de periodistas que no tienen detrs des ms que simpatas burguesas y
un pasado sospechoso, y que se resisten a seguir en adelante a los obreros y a los
campesinos. Nuestra coalicin es la que hemos formado nosotros mismos, la coalicin del
partido revolucionario del proletariado con el ejrcito revolucionario y los campesinos
pobres.
Un anuncio pretencioso del Vikjel amenazaba con la huelga si no se llegaba a una frmula
de transaccin:
Los verdaderos vencedores de estas luchas, los salvadores de lo que quede de nuestra
patria, no sern ni los bolcheviques ni el Comit de Salvacin, ni las tropas de Kerenski;
seremos nosotros, el Sindicato de Ferroviarios
Las guardias rojas no se encuentran en situacin de asegurar un servicio tan complejo como
el de los ferrocarriles; en cuanto al Gobierno provisional, se ha revelado totalmente incapaz
de ejercer el poder. . .
Negamos nuestros servicios a todo partido, cualquiera que sea, cuyo poder no se ejerza por
medio de un gobierno que cuente con la confianza de toda la democracia. ..
El Smolny trepidaba de vida, de inagotable energa humana.
En la sede de los sindicatos, Losovski me present a un delegado de los ferroviarios de la
lnea Nicols, quien nos dijo que sus hombres, en asambleas inmensas, condenaban la
accin de los jefes.
Todo el poder a los Soviets! exclam descargando un golpe sobre la mesa. Los
entreguistas del Comit Central le hacen el juego a Kornilov. Han querido enviar una
misin al Estado Mayor General del ejrcito, pero nosotros la hemos detenido en Minsk.. .
Nuestra seccin ha clamado una conferencia de toda Rusia, pero ellos se niegan a
convocarla... ,
Era la misma situacin que en los Soviets y los comits del ejrcito. Una tras otra, en toda
Rusia, las organizaciones democrticas se resquebrajaban y se transformaban. Las
cooperativas se hallaban desgarradas por luchas intestinas. Las sesiones del Comit
Ejecutivo de los Diputados campesinos tuvieron que interrumpirse sin que se obtuvieran
resultados, en medio de disputas borrascosas. Incluso entre los cosacos cunda la
agitacin. ..
En el ltimo piso del Smolny, el Comit Militar Revolucionario trabajaba a todo vapor, sin
un instante de reposo. Las gentes llegaban all frescas y llenas de energa; luego, da y
noche, noche y da, la terrible mquina absorba las energas, y salan derrengadas,
fatigadas, ciegas, con la voz ronca, sucias, para desplomarse sobre el suelo y dormir... El
Comit de Salvacin haba sillo puesto fuera de la ley. Altas pilas de nuevas proclamas [3]
cubran el piso.
Los conspiradores, que no cuentan con partidarios en la guarnicin, ni en la clase obrera,
especulaban solamente con un ataque descargado por sorpresa. Su plan fue descubierto a
tiempo poifel aspirante Blagonravov, comisario de la fortaleza de Pedro y Pablo, gracias a
la vigilancia revolucionaria de un guardia rojo cuyo nombre ser indagado. El alma del
complot era el Comit de Salvacin. El coronel Polkovnikov haba recibido el mando de las
tropas y las rdenes estaban firmadas por Gotz, antiguo miembro del Tsk, puesto en
libertad bajo palabra de honor.
El Comit Militar Revolucionario pone estos hechos en conocimiento de la poblacin de
Petrogrado y ordena la detencin de las personas envueltas en el complot y su
enjuiciamiento ante el Consejo de Guerra revolucionario .. .
De Mosc lleg la noticia de que los junkers y los cosacos haban cercado el Kremlin e
invitado a las tropas soviticas a capitular. Estas haban aceptado, pero en el momento de
abandonar el Kremlin haban sido asaltadas y aniquiladas a tiros. Fuerzas bolcheviques
menos importantes fueron expulsadas de las centrales telefnicas y telegrficas; los junkers
eran dueos ahora del centro de la ciudad... Pero, alrededor de ellos, las tropas soviticas se
reorganizaban. Se combata en las calles; todas las tentativas de llegar a una frmula
conciliatoria haban fracasado. . . Los Soviets contaban con diez mil soldados de la
guarnicin y algunas guardias rojas; el gobierno dispona de seis mil junkers, dos mil
quinientos cosacos y dos mil guardias blancas.
El Soviet de Petrogrado estaba en sesin, y en la habitacin vecina se hallaba reunido el
nuevo Tsk, que examinaba los decretos y las rdenes[4] que le llegaban
ininterrumpidamente del piso superior, enviadas por el Consejo de Comisarios del Pueblo.
Entre estos decretos haba uno sobre la ratificacin y la promulgacin de las leyes, otro
El Smolny estaba casi vaco, pero la Duma se hallaba atestada de gente y de ruido. El viejo
alcalde, siempre con el mismo aire digno, protest -contra el manifiesto de los consejeros
municipales bolcheviques.
La Duma no es un centro de la contrarrevolucin dijo con calor. La Duma no toma
parte en estas luchas entre partidos. En el momento en que el pas carece de podel legal, la
sede nica del orden es el gobierno municipal autnomo. La poblacin pacfica lo acata; las
embajadas extranjeras no reconocen ms documentos que los firmados por el alcalde de la
ciudad. La mentalidad europea no admite otra situacin, ya que el gobierno municipal
autnomo es el nico rgano capaz de proteger a los ciudadanos. La ciudad tiene el deber
de mostrarse hospitalaria con todas las organizaciones que deseen gozar de su hospitalidad.
En consecuencia, la Duma no puede prohibir la distribucin de ningn peridico en el
interior del edificio de la misma. El campo de nuestra actividad se ampla y nosotros
tenemos necesidad de entera libertad de accin; nuestros derechos deben ser respetados por
los dos bandos...
Nosotros soms rigurosamente neutrales! Guando la central telefnica fue ocupada por
los junkers, el coronel Polkovnikov orden cortar las comunicaciones con el Smolny, pero,
ante mis protestas, el telfono sigui funcionando...
En los bancos de los bolcheviques surgieron risas irnicas y de la derecha partieron
imprecaciones.
Y, sin embargo, prosigui Schreider, el alcalde, nos consideran
contrarrevolucionarios y nos denuncian como tales a la poblacin. Nos privan de nuestros
medios de transporte y nos quitan nuestros automviles. Si la ciudad es presa del hambre,
no ser por culpa nuestra. Nuestras protestas son vanas...
Kobozev, miembro bolchevique del Consejo municipal, puso en duda la requisa de
automviles por el Comit Militar Revolucionario; pero aun admitiendo el hecho, no se
trataba posiblemente ms que de nefas aislados y para contingencias urgentes.
El alcalde continu nos dice que no debemos convertir las sesiones de la Duma en
mtines polticos. Pero los mencheviques y los socialrevolucionarios no hacen aqu ms que
agitacin de partido, y en la puerta distribuyen sus hojas ilegales, la Iskra (La Chispa), el
Soldatski Golas (La Voz del Soldado) y la Rabotchaya Gazeta (Gaceta Obrera), que
incitan al levantamiento. Qu pasara si nosotros, los bolcheviques, nos pusiramos
igualmente a distribuir aqu nuestros peridicos? Pero no lo haremos, porque tenemos
respeto a la Duma... No hemos atacado al gobierno municipal autnomo, ni lo atacaremos.
Slo que usted ha dirigido un llamamiento a la poblacin, y nosotros tenemos derecho a
hacer otro tanto...
Le sigui en el uso de la palabra el kadete Chingariov, declarando que no era posible
mantener ninguna discusin con gentes que deban comparecer como acusados, y ser
juzgados por traicin. . . Y propuso que todos, los miembros bolcheviques fuesen
expulsados de la Duma. Pero esla proposicin fue rechazada, pues no se poda presentar
ningn cargo personal contra los consejeros bolcheviques, que ocupaban funciones en la
administracin municipal.
Entonces, dos mencheviques internacionalistas declararon que el manifiesto de los
consejeros bolcheviques era una provocacin directa a la matanza.
Si se califica de contrarrevolucionario todo acto dirigido contra los bolcheviquesdijo
Pinkievitch, entonces yo no veo diferencia entre revolucin y anarqua... Los
bolcheviques cuentan con el desencadenamiento de las pasiones en las masas; nosotros no
contamos ms que con nuestra fuerza moral. Protestaremos contra toda violencia, venga de
donde viniere, ya que nuestra tarea es encontrar una solucin pacfica.
El anuncio pegado en las calles bajo el ttulo A la picota, que incita al pueblo a
exterminar a los mencheviques y los social-revolucionarios declar Nazariev, es un
crimen que vosotros, los bolcheviques, no conseguiris borrar jams. Los horrores de ayer
no son ms que preludio de los que preparis con semejante proclama. . . Yo siempre he
tratado de reconciliaros con los dems partidos, pero en este momento no siento por
vosotros ms que desprecio!
Los consejeros bolcheviques se levantaron ante el insulto, respondiendo con violencia el
asalto de voces roncas y rencorosas y a los gestos de amenaza...
Al salir del silln, encontr al menchevique Gomberg, ingeniero jefe de la ciudad, y a tres o
cuatro periodistas. Todos ellos estaban muy animados.
Mrelo! me dijeron. Los cobardes nos tienen miedo. No se atreven a detener a la
Duma! Su Comit Militar Revolucionario no osa enviar aqu a un comisario. Hoy, en la
esquina de la Sadovaya, vi a un guardia rojo tratar de impedir que un chiquillo vendiera el
Soldatski Golas. El chiquillo se content con rersele en sus narices y la gente quiso linchar
al bandido. Slo es cuestin de horas. Incluso en el caso de que Kerenski n<? llegara, no
tienen con qu formar un gobierno. Gentes absurdas! Se dice que estn peleando entre
ellos en el Smolny!
Un amigo mo, socialrevolucionario, me llev aparte.
Yo s dnde se esconde el Comit de Salvacin me confi. Quieres hablarles?
Estaba anocheciendo. La ciudad haba recobrado su aspecto normal; los escaparates de los
almacenes estaban abiertos, lucan los faroles y un pbh'co numeroso se paseaba
discutiendo en las calles.
En el nmero 86 de la avenida Nevski nos internamos por un pasillo que nos condujo al
patio de un inmenso edificio de apartamientos. En el sealado con el nmero 29, mi amigo
llam de una manera convenida. Se escuch un ruido de pasos, luego el golpe de una puerta
interior; despus, se entreabri la puertaide entrada y apareci el rostro de una mujer. Luego
de habernos examinado durante un minuto nos hizo pasar. Era una seora de aspecto
Pero Lenin acaba de ordenar que se vuele con dinamita la puerta del stano del Banco
del Estado, y un decreto, que acaba de aparecer, ordena a los bancos privados que abran sus
ventanillas maana por la maana; de lo contrario, las abriremos nosotros mismos!
El Soviet de Petrogrado desarrollaba una actividad febril; en el saln, lleno a reventar, casi
todo el mundo apareca armado. Trotzki estaba hablando:
Los cosacos estn abandonando Tsrskoye Selo. (La sala, trepidante, aplaudi.) Pero la
batalla no hace ms que comenzar. En Pulkovo se est combatiendo enconadamente. Hay
que enviar todas las fuerzas disponibles . . .
Las noticias que se reciben de Mosc son malas. El Kremlin est en manos de los junkers
y los obreros tienen pocas armas. El resultado depende de Petrogrado.
Los decretos sobre la paz y la tierra provocan un gran entusiasmo en el frente. Kerenski
inunda las trincheras con telegramas anunciando que Petrogrado est en llamas y
ensangrentado, que los bolcheviques asesinan a mujeres y nios. Pero nadie lo cree. . . .
Los cruceros Oleg, Aurora y Repblica han anclado en el Neva, y sus caones apuntan a
los accesos a la ciudad.
Por qu no ests t en el frente con las guardias rojas? le espet una voz ruda.
Ahora mismo me voy replic Trotzki, y abandon la tribuna. Con el rostro un poco
ms plido que de costumbre, pas a lo largo de la saln rodeado de amigos solcitos, y se
dirigi rpidamente hacia el automvil que le aguardaba.
Kamnev tom la palabra en seguida para dar cuenta de los trabajos de la conferencia de
conciliacin de los partidos. Las concesiones propuestas por los mencheviques, dijo, haban
sido rechazadas con desdn. Incluso las secciones del Sindicato de Ferroviarios haban
votado en contra . . .
Ahora que hemos conquistado el poder y que nuestra accin se est extendiendo a toda
Rusia, todo lo que ellos nos piden no son ms que tres pequeas condiciones: 1 , entregar
el poder; 2 , persuadir a los soldados que continen la guerra; 3 , hacer que los
campesinos no hablen ms de la tierra ...
Lenin aparec un instante para responder a las acusaciones de los socialrevolucionarios:
Nos acusan de que les hemos robado su programa agrario. . . Si es as, les presentamos
nuestros cumplimientos. Este programa nos sirve muy bien ...
La sesin prosigui dentro del mismo ambiente. Unos tras otros vinieron los dirigentes a
dar explicaciones, a exhortar, a refutar. Soldados y obreros desfilaron por ia tribuna,
exponiendo cada uno con sinceridad sus ideas y sus sentimientos. . .
De pie sobre las escaleras, un miembro del Vikjel parlamentaba con ellos:
Camaradas, no podemos transportaros a Mosc. Nosotros somos neutrales, no
transportamos las tropas de ningn partido. No podemos conduciros a Mosc, donde hace
ya estragos una terrible guerra civil.
Un rugido inmenso le respondi; los marinos comenzaron a avanzar. De pronto, una puerta
se abri de par en par; aparecieron dos o tres guardafrenos, un maquinista y algunos otros
ferroviarios.
Por aqu, camaradas! exclam uno de ellos. Nosotros os llevaremos a Mosc! A
Vladivostok si queris! Viva la revolucin!
Notas
1. Trtase de un amigo de John reed, poltico progresista y publicista norteamericano
destacado; autor de varias obras sobre la lucha de los trabajadores de la URSS por el
socialismo.[Nota de la Editorial]
2. Escritora norteamerican, esposa y compaera de John reed (1890-1936).[Nota de la
Editorial]
3. Llamamientos del Comit Militar Revolucionario
"El Congreso de los Soviets de toda Rusia decreta:
"Queda abolida la pena de muerte en el ejrcito, restablecida por Kerenski.
"Se restablece enteramente la libertad de propaganda en el frente. Todos los soldados, y
oficiales revolucionarios detenidos por supuestos delitos 'polticas' sern puestos
inmediatamente en libertad."
A toda la poblacin
"El ex primer ministro Kerenski, derrocado por el pueblo, se niega a someterse al Congreso
de los Soviets y trata de luchar contra el gobierno legal elegido por el Congreso de toda
Rusia, que es el Consejo de Comisarios del Pueblo. El frente ha negado su ayuda a
Kerenski. Mosc se ha adherido al nuevo gobierno. En numerosas poblaciones (Minsk,
Moguiley, Jarkov), el poder est en manos de los Soviets. Ningn destacamento de
infantera accede a marchar contra el gobierno de los obreros y campesinos, que,
ejecutando la firme voluntad del ejrcito y el pueblo, ha iniciado las negociaciones de paz y
ha entregado la tierra a los campesinos.
"Hacemos la solemne advertencia de que, si los cosacos no detienen a Kerenski, quien los
ha engaado y quiere lanzarlos sobre Petrogrado, las fuerzas revolucionarias se alzarn con
todo su mpetu para defender, las sagradas conquistas de la revolucin, la paz y la tierra.
"Ciudadanos de Petrogrado! Kerenski ha huido de la capital, dejando el poder en manos de
Kichkin, quien se dispona a entregar la ciudad a los alemanes; de Rutenberg, el de las
Centurias Negras, saboteador del aprovisionamiento de la ciudad, y de Paltchinski, hombre
odiado por toda la democracia. Kerenski ha huido, abandonndoos a los alemanes, al
hambre, a las matanzas sangrientas. El pueblo en armas ha detenido a los ministros de
Kerenski, y habis podido comprobar cmo inmediatamente mejoraron el orden y el
abastecimiento. Kerenski, a instancias de los propietarios aristcratas, de los capitalistas, de
los especuladores, marcha contra vos-otrcs para entregar la tierra a los seores rurales y
para llevar adelante la guerra.
"Ciudadanos de Petrogrado! Sabemos que la inmensa mayora de vosotros estis con el
poder revolucionario del pueblo, contra los kornilovistas maridados por Kerenski. No os
dejis engaar por las afirmaciones embusteras de los impotentes conspiradores burgueses,
que sern aplastados sin piedad.
"Obreros, soldados, campesinos! Hacemos un llamamiento a vuestra fidelidad y vuestra
disciplina revolucionaria.
"Millones de campesinos y soldados estn con nosotros.
"La victoria de la revolucin del pueblo est asegurada!"
"Petrogrado, 10 de noviembre de 1917."
El Comit Militar Revolucionario del Soviet de Diputados obreros y soldados de
Petrogrado.
2 Las municipalidades podrn, de acuerdo con las leyes y reglamentos promulgados por
ellas, instalar en todos los alojamientos disponibles a los ciudadanos que carezcan de
domicilio o que vivan en los locales-congestionados o malsanos.
3 Las municipalidades podrn organizar la inspeccin de los alojamientos, cuyo
funcionamiento organizarn, reglamentando las facultades de los inspectores.
4 Las municipalidades podrn decretar la creacin de comits de inmuebles, definir la
organizacin y poderes de estos comits y conferirles autoridad jurdica.
5 Las municipalidades podrn crear tribunales de alojamiento y definir sus poderes y
derechos.
6 El siguiente decreto se pondr en vigor por va telegrfica.
El comisario del pueblo para el Interior,
A. I. RYKOV
Comunicacin del gobierno sobre el Seguro Social
Ciudadanos de Rusia!
Mediante la insurreccin del 7 de noviembre, las masas trabajadoras han conquistado
autnticamente el poder por primera vez en la historia.
El Congreso de los Soviets de toda Rusia ha transmitido temporalmente este podtr a su
Comit Ejecutivo y al Congreso de Comisarios del Pueblo.
Por voluntad del pueblo revolucionario he sido designado comisario del pueblo para la
Instruccin Pblica.
La direccin general de los asuntos relacionados con la instruccin pblica, en la medida en
que concierne al poder central, se confa, entre tanto se rene la Asamblea Constituyente, a
una Comisin de Estado para la Instruccin Pblica cuyo presidente y rgano ejecutivo es
el comisario del pueblo.
En qu principies fundamentales se inspirar esta Comisin de Estado? Cmo se
delimitar su rbita de competencia?
Orientacin general de la actividad educativa.-En materia de educacin, todo poder
autnticamente democrtico, en un pas donde reinan el analfabetismo y la ignorancia, debe
trazarse como primer objetivo la lucha contra estas dos plagas. Debe, dentro de los plazos
ms perentorios, acabar enteramente con el analfabetismo organizando una red de escuelas
que responda a las exigencias de la pedagoga moderna e implantando la enseanza general
obligatoria y gratuita; debe, al mismo tiempo, crear toda una serie de escuelas normales y
establecimientos que puedan, a la mayor brevedad, formar el poderoso ejrcito de maestros
necesarios para instruir a toda la poblacin de la inmensa Rusia...
Enseanza y educacin.-Es preciso sealar la diferencia entre enseanza y educacin.
Enseanza es la transmisin de conocimientos ya definidos por el maestro al alumno. La
educacin es un proceso creador. Durante toda la vida la personalidad del hombre se
"educa", se extiende, se enriquece, se afirma y se perfecciona.
Las masas populares trabajadoras -obreros, soldados, campesinos- arden en deseos de
aprender a leer y escribir, de iniciarse en todas las ciencias. Pero aspiran igualmente a la
educacin, que no les puede ser dada ni por el Estado, ni por los intelectuales, por naca ni
cor nadie ms que por ellos mismos. A este respecto, la escuela, el libro, el teatro, el museo,
etc., slo pueden ser una ayuda. Las masas copulares han de fijar por s mismas su cuitara,
consciente o inconscientemente. Ellas tienen sus ideas, fruto de su situacin social, muy
diferente de la que disfrutan las clases dominantes y loa'intelectuales que hasta ahora han
sido los creadores de la cultura, tienen sus ideas, sus sentimientos, su manera de abordar
todas las tareas del individuo y la sociedad. Cada uno a su manera, el obrero de la ciudad y
el trabajador del campo edificarn su propia concepcin luminosa del mundo, impregnada
del pensamiento de la clase trabajadora. Ser ste el fenmeno ms grandioso y ms bello
que tendr pr"r testigos y por actores las generaciones venideras: el de li edificacin, por las
colectividades de trabajadores, de su alma colectiva, rica y libre.
La enseanza ser, en esta obra, un elemento importante, pero no decisivo. En este punto
son ms importantes la crtica y la creacin de las propias masas, ya que la ciencia y el arte
slo en algunas de sus partes encierran un valor general para la humanidad: en realidad,
sufren profundos cambios con cada revolucin de clase verdaderamente profunda.
Por todas partes en Rusia, en particular entre los obreros de las ciudades, pero tambin
entre los campesinos, crece la marea del movimiento de educacin cultural; las
organizaciones de este gnero se multiplican hasta el infinito entre los obreros y los
soldados; ponerse a la cabeza de ellas, prestarles el mximo apoyo, facilitarles su tarea es
un deber primordial para el gobierno revolucionario y popular en et campo de la instruccin
pblica.
Descentralizacin.-La Comisin de Estado para la Instruccin Pblica no es en modo
alguno un rgano central de direccin de los establecimientos de enseanza y educacin. Al
contrario, toda la actividad escolar debe confiarse a los organismos de administracin local.
El trabajo propio de las organizaciones de obreros, soldados y campesinos, de las
organizaciones creadas para la educacin cultural, deber gozar de plena y total autonoma
tanto con relacin al poder central como a las municipalidades.
La misin de la Comisin de Estado es de enlace y apoyo; deber organizar, en escala
nacional, las fuentes del apoyo material, ideolgico y moral a las instituciones de enseanza
municipales y privadas, y especialmente a las instituciones de la clase trabajadora.
El Comit de Estado para la Instruccin Pblica.-Numerosos y valiosos proyectos de leyes
han sido elaborados desde los inicios de la revolucin por el Comit de Estado para la
Instruccin Pblica, bastante democrtico por su composicin y en el que abundan los
especialistas experimentados. La Comisin de Estado desea sinceramente colaborar de
manera regular con este Comit.
Esta Comisin se dirigir al Bur del Comit solicitando de l que convoque
inmediatamente una sesin extraordinaria del Comit para poner en prctica el siguiente
programa:
1. Revisin de las normas de representacin en el Comit para llevar a l una
democratizacin todava ms amplia.
2. Revisin de las facultades del Comit con vistas a su ampliacin y a la transformacin
del Comit en una institucin fundamental del Estado encargada de elaborar los proyectos
de ley que permitan una reorganizacin total de la enseanza y la educacin pblicas de
Rusia,"Sobre bases democrticas.
6. Orden n 2 del comit del regimiento de reserva finlands de la Guardia a todos los
comits de inmuebles y a los ciudadanos del barrio de Vassilli-Ostrow
La burguesa ha echado mano de un medio infame de lucha contra el proletariado: en varios
distritos de la ciudad ha establecido enormes depsitos de bebidas espirituosas, hacia los
cuales atrae a los soldados, esforzndose por romper mediante el alcohol la unin del
ejrcito revolucionario.
Se ordena a todos los comits de inmuebles que declaren directa y secretamente al
presidente del comit del regimiento finlands de la Guardia, en el plazo de tres horas a
contar desde la fijacin de la presente orden, los depsitos de bebidas espirituosas que se
encuentren en sus edificios.
Los contraventores de esta orden sern detenidos y entregados a la justicia ms implacable;
sus bienes sern confiscados y los depsitos de bebidas espirituosas sern
DESTRUIDOS CON DINAMITA EN UN PLAZO DE DOS HORAS,
CAPTULO IX
LA VICTORIA
Orden No 1
Martes por la maana. Cmo es posible esto? Hace solamente dos das la campia de
Petrogrado estaba llena de bandas sin jefes, sin vveres, sin artillera, que erraban a la
ventura sin rumbo ni meta. Qu es lo que ha aglutinado a estas masas desorganizadas,
El gobierno de las tropas cosacas invita al Gobierno provisional y a los miembros del
Consejo de la Repblica a que vengan, si es posible, a Novotcherkask, donde podremos
organizar en comn la lucha contra los bolcheviques.
Tambin Finlandia comenzaba a agitarse. El Soviet de Hel-singfors y el Tsentrobadt
(Comit Central de la Flota del Bltico) proclamaron el estado de sitio y declararon que
todo intento de obstruir la accin de las fuerzas bolcheviques o toda resistencia armada a
las rdenes del Consejo de Comisarios del Pueblo seran severamente reprimidas. Al mismo
tiempo, la Unin de Ferroviarios de Finlandia declar la huelga general en todo el pas, a
fin de lograr la aplicacin de las leyes votadas por la Dieta socialista de junio de 1917,
disuelta por Kerenski.
A la maana siguiente me dirig a primera hora al Smolny. Cuando avanzaba por la pasarela
de madera que conduca de la verja exterior al edificio, cayeron del cielo gris los primeros
copos de nieve, tenues y vacilantes.
La nieve! exclam el soldado de guardia, con un gesto de placer. No hay nada
mejor para la salud!
En el interior, los largos corredores sombros y las salas tristes parecan abandonados. En el
enorme edificio no se mova un alma. Un rumor sordo, extrao, lleg a mis odos, y al
mirar a mi alrededor vi por todo el suelo, a lo largo de los muros, hombres que dorman.
Seres toscos, obreros y soldados, verdaderos paquetes de lodo, tendidos aisladamente o
apelotonados en las actitudes despreocupadas de la muerte. Algunos de ellos llevaban
vendajes desgarrados y manchados de sangre. Fusiles y cartucheras yacan en el suelo...
Ante m tena al ejrcito victorioso del proletariado!
En el restaurante del primer piso se encontraban tan juntos uno del otro, que apenas haba
sitio para pasar. El aire estaba viciado. Una luz plida se filtraba a travs de los vidrios
opacos por la suciedad. Encima del mostrador, cerca de un samovar abollado,
completamente fro, entre vasos sucios, divis, colocado al revs un nmero del ltimo
boletn del Comit Militar Revolucionario, cuya ltima pgina apareca totalmente cubierta
de torpes garabatos. Era el recuerdo elocuente que diriga uno de los soldados a sus
camaradas cados en la lucha contra Kerenski, en el momento en que el sueo lo abati.
Sobre el papel parecan haber resbalado las lgrimas. ..
Alexis Vinogradov
D. Moskvin
S. Stolbikov
A. Voskressenski
D. Leonski
D. Preobrajenski
V. Laidanski
M. Bertchikov
Estos hombres fueron llamados al ejrcito el 15 de noviembre de 1916. Solamente tres de
ellos viven todava:
Miguel Bertchikov
Alexis Voskressenski
Dimitri Leonski
Dormid, guilas de las batallas!
Que vuestras almas reposen en paz,
pues habis merecido, hermanos,
gloria y descanso eternos...
El Comit Militar Revolucionario era el nico que no dorma, entregado a un trabajo sin
descanso. Skripnik sali de la habitacin del fondo y anunci que Gotz haba sido detenido,
pero que haba negado categricamente haber firmado, como Avxntiev, la proclama del
Comit de Salvacin. El Comit de Salvacin, por su parte, haba repudiado el llamamiento
a la guarnicin. Skripnik aadi que todava haba resistencia entre los regimientos de la
ciudad; as, el regimiento Volynski se haba negado a marchar contra Kerenski.
Varios destacamentos de tropas neutrales, capitaneados por Tchernov, se encontraban en
Gatchina, donde trataban de persuadir a Kerenski de que renunciara a marchar sobre
Petrogrado.
Skripnik solt la risa.
Ahora, ya no puede haber neutrales coment. La victoria es nuestra!
Una exaltacin casi religiosa iluminaba su rostro barbudo, de facciones acusadas.
Ms de sesenta delegados han llegado del frente para traernos la seguridad de la
colaboracin de todos los ejrcitos, con excepcin del frente rumano, del que no sabemos
nada. Los comits del ejrcito detienen todas las noticias en Petrogrado, pero hemos
organizado un servicio regular de correos. .
Entonces, cmo conseguan lo que queran? Y Tammany Hall? [8] Era verdad que en un
pas libre un pequeo grupo de gentes poda controlar toda una ciudad y explotarla en
beneficio propio? Por qu el pueblo toleraba eso? En Rusia, incluso bajo el zar, eran
imposibles semejantes cosas; claro que siempre haba existido corrupcin, pero comprar y
vender toda una ciudad! Con sus habitantes! Es un pas libre! El pueblo no tena, pues,
all ningn sentido revolucionario?
Yo trat de explicarles que, en mi pas, el pueblo trata de realizar las reformas per medio de
leyes.
Muy bien repuso un sargento llamado Baklanov, que hablaba francs!, pero con el
poder que posee en el pas de ustedes la clase capitalista, necesariamente tiene que ejercer
su control sobre la legislacin y la justicia; cmo, en esas condiciones, puede obtener
reformas el pueblo? Yo bien quiero dejarme convencer, puesto que no conozco el pas, pero
eso me parece increble. . .
Les dije que iba a Tsrskoye Selo.
Yo tambin anunci sbitamente Baklanov.
Yo tambin.. ., yo tambin...
Toda la sala decidi sobre la marcha dirigirse a Tsrskoye Selo.
En aquel momento, alguien llam a la puerta. Se abri sta y apareci la silueta del coronel.
Nadie se puso en pie, sino que lo acogieron con exclamaciones de bienvenida.
Se puede entrar? pregunt el coronel.
Claro que s, entre! le respondieron con cordialidad. Alto, de aire distinguido, con su
gorro de piel bordado en oro, el coronel entr, sonriendo.
Decais, me parece, camaradas, que querais ir a Tsrskoye Selo. Os puedo acompaar?
Baklanov se qued pensativo.
No creo que haya nada que hacer hoy aqu respondi. S, camarada, tendremos
mucho gusto en que vengas con nosotros.
El coronel dio las gracias y,'sentndose, se sirvi un vaso de t.
A media voz, para no herir el amor propio del coronel, Baklanov me explic:
Yo soy el presidente del comit; a nosotros nos corresponde la direccin total del
batalln, salvo en cuanto a las operaciones, para las que delegamos el mando en el coronel.
Entonces, todos deben obedecer sus rdenes, pero l es responsable ante nosotros. En el
cuartel, no jiUede hacer nada sin consultarnos. .. En cierto modo, es nuestro agente
ejecutivo...
Nos distribuyeron armas, revlveres y fusiles podamos encontrar a los cosacos, y
despus nos amontonamos en el coche ambulancia al lado de tres paquetes enormes de
peridicos, destinados al frente. Nos fuimos directamente por la Liteiny, y luego por la
Zagorodny. Yo iba sentado al lado de un joven que llevaba insignias de teniente y quien
pareca conocer todos los idiomas de Europa. Formaba parte del comit del batalln.
No soy bolchevique me afirm con energa. Mi familia es de nobleza muy antigua.
Por mis ideas polticas se me podra clasificar como kadete. . .
Entonces, cmo es que. . .? le interrump, sorprendido.
-Es muy claro; soy miembro del comit. No oculto mis opiniones polticas, pero a los
otros no les importa, pues saben que no soy de los que creen que hay que oponerse a la
voluntad de la mayora. . .Me negu a tomar parte en la actual guerra civil, porque no creo
conveniente empuar las armas contra mis hermanos rusos.
Provocador! Kornilovista! le gritaron otros, bromeando y dndole palmadas en la
espalda.
Despus de haber franqueado el arco de triunfo de la Puerta de Mosc, colosal monumento
de piedra gris, adornado con jeroglficos de oro, enormes guilas imperiales y nombres de
zares, tomamos por la larg" carretera completamente recta, blanqueada por la primera
nevada. Estaba llena de guardias rojos a pie. Los unos, cantando y gritando, se dirigan al
frente revolucionario; los otros, de regreso, venan cubiertos de barro y con el rostro
terroso. La mayor parte tena cara de nios. Tambin se vean mujeres, con palas, algunas
con fusiles y cartucheras en bandolera, otras con los brazaletes de la Cruz Roja, mujeres de
barrios miserables, encorvadas y agotadas por el trabajo. Y grupos de soldados, que se
cuidaban poco de marchar al paso y bromeaban cordialmente con los guardias rojos.
Tambin se vean marinos de rostro severo, nios que llevaban la comida a sus padres,
todos ellos chapoteando en el lodo blanquecino, de varios centmetros de espesor, que
cubra el camino. Rebasamos a la artillera que iba rumbo al sur con gran estrpito; nos
cruzbamos con Camiones, erizados de hombres armados. Ambulancias cargadas de
heridos regresaban del campo de batalla. Vimos la carreta de un campesino que avanzaba
lentamente chirriando y sobre la cual iba tambin gimiendo de dolor un muchacho joven,
herido en el vientre, doblado por la cintura. En los campos, a ambos lados de la carretera,
mujeres y ancianos abran trincheras y tendan redes de fiambre de pas.
Las nubes corran dramticamente hacia el norte. Bruscamente, apareci un sol lvido.
Petrogrado cabrilleaba al otro extremo de la llanura pantanosa; a la derecha, resplandecan
las cpulas en forma de bulbo y las agujas blancas, doradas, multicolores; a la izquierda, las
altas chimeneas vomitaban su humo negro, y al fondo un cielo plomizo penda; sobre
Finlandia Iglesias y monasterios desfilaban a ambos lados del camino. A veces,
distinguamos un monje que pulsaba en silencio la marcha, del ejrcito proletario.
En Pulkonovo, la carretera se bifurcaba; hicimos alto en medio de una multitud, donde tres
corrientes humanas se fundan. Amigos se encontraban, dichosos, se felicitaban, se
describan mutuamente la batalla. Algunas casas que se alzaban en el cruce de los caminos
mostraban las huellas de las balas y la tierra se vea pisoteada en una legua a la redonda. El
combate haba sido furioso aqu. . . A alguna distancia, corran caballos cosacos en crculos,
sin jinetes, en busca de pienso, pues la hierba de la llanura haba desaparecido haca largo
tiempo. Justamente delante de nosotros un guardia rojo trataba de cabalgar sobre uno, pero
caa una y otra vez, con gran diversin de un millar de aquellos nios grandes.
El camino de la izquierda, por el cual se haban batido en retirada los supervivientes
cosacos, conduca, remontando una pequea colina, a un pueblecillo desde donde se
alcanzaba una vista grandiosa de la inmensa llanura, gris como un mar sin viento y
dominada por el amontonamiento tumultuoso de las nubes, y de la ciudad imperial, que
esparca sus millares de seres humanos por todas las carreteras. Al fondo, hacia la
izquierda, se encontraban la pequea colina de Krsnoye Selo, el campo por el que en otros
das desfilaban los soldados del campamento de verano de la Guardia y donde se extenda
la granja imperial. Nada rompa la monotona de la llanura, aparte de algunos monasterios y
conventos cercados de murallas, unas cuantas fbricas aisladas y algunas construcciones
grandes rodeadas de terrenos baldos, destinadas a asilos y orfelinatos.
Aqu indic el chofer, al tiempo que subimos una colina desnuda mataron a Vera
Slutskaya. S, la diputada bolchevique de la Duma. Fue por la maana, temprano. Iba en
automvil con Zalkind y algn otro. Se haba pactado una tregua, y se dirigan al frente.
Charlaban y rean cuando, de repente, del tren blindado en que se encontraba el propio
Kerenski, alguien, al divisar el automvil, dispar un tiro. El proyectil alcanz a Vera
Slutskaya, matndola.
Llegamos a Tsrskoye, que bulla con la agitacin turbulenta de los hroes del ejrcito
proletario. El palacio donde estaba instalado el Soviets era centro de gran actividad.
Guardias rojas y marinos ocupaban el patio, los centinelas guardaban las puertas y una fila
ininterrumpida de correos y comisarios entraba y sala. En el saln del Soviet, alrededor de
un samovar, una cincuentena de obreros, soldados, marinos y oficiales, discutan
ruidosamente mientras beban t. En un rincn, dos obreros trataban torpemente de manejar
una multicopista. En la mesa del centro, el inmenso Dy-benko estaba inclinado sobre un
mapa, marcando con lpices rojos y azules las posiciones que haba qwe ocupar. Su mano
libre apretaba, como siempre, su enorme revlver pavonado. De pronto, se sent delante de
una mquina de escribir y se puso a teclear con un solo dedo: de vez en cuando se detena,
agarraba su revlver y haca girar amorosamente el tambor.
Sobre una colchoneta arrimada a la pared, estaba acostado un obrero joven. Dos guardias
rojos se inclinaban sobre l, pero nadie ms le prestaba atencin. Tena el pecho perforado;
a cada latido del corazn brotaba la sangre, empapando las ropas. Tena los ojos cerrados y
su joven rostro barbudo presentaba un color verdoso Todava respiraba dbilmente, con
lentitud, repitiendo con cada respiracin en un suspiro: Viene la paz! Viene la paz!
Dybenko alz los ojos cuando entramos.
No, no dijo, fue el kornilovista que estuvo aqu antes que l. l no es culpable.
Pero, por Cristo bendito! replic el guardia rojo, yo te digo que es kerenkista. Si t
no lo quieres detener, nosotros nos encargaremos y lo conduciremos a la fortaleza de Pedro
y Pablo. Aqul es su lugar!
Los otros guardias hicieron oir un murmullo de asentimiento, y el coronel, que lanzaba
hacia nosotros miradas lastimosas, fue conducido. ..
Ante el palacio del Soviet un camin automvil se preparaba a salir para el frente. Una
media docena de guardias rojos, algunos marinos, uno o dos soldados, mandados por un
obrero con talla de gigante, treparon y me gritaron que subiera con ellos. Guardias rojos
que salaij, del cuartel general con brazadas de bombas pequeas cargadas de una materia
explosiva, segn decan ellos, diez veces ms potente y cinco veces ms sensible que la
dinamita, arrojaron sus artefactos en el camin. Despus, un can de tres pulgadas,
cargado, fue sujeto a la parte posterior del vehculo, con cuerdas y alambres.
En medio de exclamaciones, arrancamos a toda velocidad. El pesado camin se balanceaba
de un lado a otro, el can danzaba sobre sus ruecas y las peligrosas bombas rodaban a
nuestros pies, yendo a chocar con estrpito contra las paredes del camin.
El gigantesco guardia rojo, cuyo nombre era Vladimir Nikolaievitch, me atosig a
preguntas sobre los Estados Unidos. Por qu los Estados Unidos no han entrado en la
guerra? Los obreros norteamericanos estaban preparados para derrocar a los capitalistas?
En qu estado se encontraba el proceso Mooney? [9] Entregaran a Berkman[10] a los de
San Francisco? Y cien preguntas ms de este tipo, muy embarazosas, gritadas a pleno
pulmn para dominar el estruendo del camin, mientras nos mantenamos agarrados unos a
otros, danzando en medto de las carambolas de granadas de mano. Algunas veces, nos
quiso detener una patrulla. Los soldados se lanzaban a travs de la carretera y gritaban:
Alto!, enarbolando sus fusiles. Nosotros no les hacamos caso.
Id al diablo! respondan los guardias rojos. Nosotros no nos detenemos por nadie!
Somos guardias rojos!
Y proseguamos orgullosamente nuestro camino, mientras Vladimir Nikolaievitch me
vociferaba al odo alguna consideracin acerca de La Internacionalizacin del Canal de
Panam y otras cosas por el estilo.. .
A ocho kilmetros aproximadamente de Tsrskoye, al cruzarnos con un escuadrn
de*marinos que regresaba, hicimos alto.
Dnde est ef frente, hermano?
El que marchaba en cabeza se detuvo y se rasc dubitativo:
Esta maana --me dijo estaba a quinientos metros de aqu. Ahora, ese demonio de cosa
no est en ninguna parte. Hemos caminado, caminado y caminado, no hay manera de
encontrarlo!
Subieron con nosotros y de nuevo nos pusimos en marcha. Al cabo de una milla, Vladimir
Nikolaievitch aguz el odo y le grit al chofer que se detuviera.
Hay tiros dijo. No os?
Durante algunos instantes, rein un silencio de muerte. Despus, un poco hacia adelante y
sobre la izquierda, resonaron tres detonaciones, una tras otra. Un bosque espeso bordeaba la
carretera a ambos lados. Con todos nuestros sentidos alerta reanudamos lentamente la
marcha, hablando en voz baja. A la altura del lugar donde se haba disparado, echamos pie a
tierra; luego, desplegndonos, avanzamos con precaucin al interior del bosque.
Dos camaradas, mientras tanto, soltaban el can y lo emplazaban; no dejaron,
naturalmente, de apuntarlo directamente sobre nosotros.
En el bosque reinaba el silencio. Haban cado las hojas y los ironcos tenan tonalidades
amarillentas bajo el dbil y oblicuo sol de otoo. Nada se mova. Slo el hielo de los
pequeos charcos cruja bajo nuestros pasos. Habamos cado en una emboscada?
Avanzamos sin encontrar nada hasta que los rboles comenzaron a clarear; despus,
hicimos alto. A alguna distancia, en un pequeo claro, tres soldados, con aire perfectamente
despreocupado, estaban sentados alrededor de una hoguera.
Vladimir Nicolaievitch avanz hacia ellos.
Buenos das, camaradas! les grit, con la seguridad que daban un can, veinte fusiles
y un cargamento de granadas de mano, listo todo para entrar en accin.
Los soldados se pusieron en pie de un salto.
Qu fueron esos disparos de fusil aqu, hace un momento? Uno de los soldados,
tranquilizado, respondi:
Fuimos nosotros, camarada, que disparamos a un par de conejos.
El camin parti otra vez en direccin de Romanovo. En el primer cruce de carreteras, dos
soldados se plantaron corriendo delante de nosofros, agitando sus fusiles. Redujimos la
marcha y despus nos detuvimos. ,
Vuestro, permiso de circulacin, camaradas? Los guardias rojos pusieron el grito en el
cielo.
Magnfico dijo el coronel. Los cosacos han retrocedido diez kilmetros, en nuestro
sector. No creo que sea necesario ocupar posiciones avanzadas. Por lo tanto, seores,
conservad esta noche la lnea actual, reforzando las posiciones mediante...
Permtame Je interrumpi el presidente del comit. Las rdenes prescriben que hay
que avanzar con la mayor rapidez y prepararse para entablar la batalla con los cosacos al
norte de Gat-china, maana por la maana. Es indispensable una victoria aplastante. Se le
ruega que tome las disposiciones necesarias.
Sigui un breve silencio. El coronel volvi sobre el mapa.
Muy bien dijo en tono diferente. Stepan Georgevitch, hazme el favor...
Trazando nuevas lneas con el lpiz, dio sus rdenes, en tanto que un sargento trnnaba notas
taquigrficamente. Luego sali el sargento y regres al cabo de diez minutos con una copia
mecanografiada de las rdenes y una copia al carbn.
El presidente tom una de las copias y se puso a estudiar el mapa.
Perfecto dijo ponindose en pie. Dobl la hoja y se la meti en el bolsillo. Luego, tras
de haber firmado la otra y puesto un sello redondo qu llevaba con l, se la devolvi al
coronel...
Ahora reconoca yo de nuevo a la revolucin!
Regres a Tsrskoye Selo, al palacio del Soviet, en el automvil del estado mayor del
regimiento. Me encontr de nuevo con la misma muchedumbre de obreros, soldados y
marinos que entraban y salan, con la misma aglomeracin de camiones, autos blindados y
caones delante de la entrada; por todas partes reinaba la alegra desbordante de la victoria,
durante tanto tiempo esperada. Una media docena de guardias rojos, encuadrando a un
religioso, se abri camino. Era el padre Ivn, quien, al decir de ellos, haba bendecido a los
cosacos a su entrada en la poblacin. Posteriormente, me enter de que lo haban fusilado...
[11]
Sali Dybenko, dando rdenes rpidas a derecha e izquierda. En la mano llevaba su gran
revlver. Un automvil esperaba al borde de la acera, con el motor en marcha. Se instal
completamente solo en el asiento de atrs. Iba a Gatchina, a derrotar a Kerenski.
A la cada de la noche, lleg a los aledaos de la ciudad y sigui su camino a pie. Lo que
Dybenko dijo a los cosacos nadie lo sabe, pero lo cierto es que el general Krasnov y su
estado mayor, as como varios mes de cosacos, se rindieron y aconsejaron a Kerenski que
hiciese otro tanto.[12]
Por lo que se refiere a Kerenski, reproducir aqu la declaracin hecha por el general
Krasnov la maana del 14 de noviembre:
Gatchina, 14 de noviembre de 1917. Hoy, hacia las tres de la madrugada, fui citado por el
comandante supremo Kerenski. Se hallaba muy agitado y nervioso.
General me dijo, me ha traicionado usted! Sus cosacos hablan de detenerme y
entregarme a los marinos.
S contest, se habla de eso, en efecto, y yo le digo a usted que no cuenta con
simpatas en ninguna parte.
Pero los oficiales dicen lo mismo.
S, los oficiales estn particularmente descontentos de usted.
Qu har? No tengo ms remedio que suicidarme.
Si es usted un hombre de bien, debe dirigirse inmediatamente a Petrogrado con una
bandera blanca y presentarse al Comitt Militar Revolucionario para parlamentar con l en
calidad de jefe del gobierno.
Est bien. As lo har, general.
Yo le proporcionar una escolta y pedir que le acompae un marino.
No, no, sobre todo nada de marinos. Sabe usted que Dybenko est aqu?
No s quin es Dybenko.
Mi enemigo.
Eso no puede ser un obstculo. Puesto que lo que ha empeado usted en la partida es
mucho, debe saber cmo afrontar sus responsabilidades.
Desde luego. Partir esta noche.
Por qu? As dar usted la impresin de huir. Vaya tranquila y abiertamente, a fin de que
todo el mundo vea que no huye.
Bueno, est bien. Pero es preciso que usted me proporcione una escolta segura.
Entendido.
Sal, llam al cosaco Russakov, del 10 regimiento del Don, y le orden que designara ocho
cosacos para escoltar al comandante supremo. Al cabo de media hora, los cosacos vinieron
a anunciarme que no encontraban a Kerenski y que ste haba huido. Di la alarma y orden
que se le buscara, suponiendo^que no haba tenido tiempo de huir de Gatchina y que deba
estar oculto en alguna parte de aqu. Pero no se le pudo encontrar.
As fue como huy Kerenski, completamente solo, disfrazado de marino, perdiendo la poca
popularidad que haba podido conservar entre las masas rusas...
Volv a Petrogrado, en el asiento delantero de un camin conducido por un obrero y
cargado de guardias rojos. Como no tenamos petrleo, fuimos con las luces apagadas. La
carretera estaba obstruida por las unidades del ejrcito proletario que iban a descansar y las
reservas que venan a relevarlas. Camiones enormes, columnas de artillera, carretas, sin
luces al igual que nosotros, surgan en la noche. Sin embargo, bamos a una velocidad
endiablada, desvindonos a derecha e izquierda, esquivando choques que parecan
inevitables, rozando las ruedas de los otros vehculos, seguidos por las injurias de los
peatones.
En el horizonte centelleaban las luces de la capital, incomparablemente ms bella de noche
que de da, semejante a un dique de pedrera que se alzaba al borde de la llanura desnuda.
El viejo obrerg sujetaba el volante con una mano, y con la otra seal en un gesto de alegra
la capital que brillaba a lo lejos.
Eres mo! exclam, con el rostro radiante. Ahora s! Mi Petrogrado!
NOTAS
1. Comunicados del Comit Militar Revolucionario
Comunicado n 2
La toma de Gatchina y Tsrskoye Selo por las tropas de Kerenski se explica por la ausencia
total de artillera y ametralladoras en dichos lugares, en tanto que la caballera de Kerenski
cont con la artillera desde el principio. Las dos ltimas jornadas han sido aprovechadas
por nuestro Estado Mayor para suministrar a las tropas revolucionarias caones,
ametralladoras, telfonos de campaa, etc. Una vez realizado este trabajo -con la enrgica
ayuda de los Soviets de distritos y de las fbricas (Putilov, Obujovo y otras)-, el resultado
del esperado choque no ofreca duda: las tropas revolucionarias no sote contaban con
superioridad numrica y la de una poderosa base corno Petrogrdo, sino timbin con una
enorme ventaja moral. Todos los regimientos de Petrogrado marcharon a ocupar sus
posiciones con un entusiasmo delirante. La asamblea de la guarnicin ha elegido una
comisin de control de cinco soldados, destinada a asegurar la ms completa unidad entre
el comandante en jefe y la guarnicin. La asamblea acord por unanimidad emprender la
accin decisiva.
Hacia las tres de la tarde del 12 de noviembre el fuego de artillera alcanz una intensidad
extraordinaria. Los cosacos se hallaban totalmente desmoralizados. Enviaron al Estado
Mayor de Krsnoye Selo un parlamentario que amenaz, si no cesaba el bombardeo, con
una respuesta enrgica. Se le contest que la artillera dejara de disparar cuando Kerenski
rindiese las armas.
En la batalla que se produjo a continuacin, todas las tropas -marinos, soldados y guardias
rojas- dieron pruebas de gran arrojo. Los marinos prosiguieron su avance hasta el ltimo
cartucho. An no se conoce el nmero de muertos, pero es superior del lado de las tropas
contrarrevolucionarias, a las que infligi fuertes prdidas uno de nuestros automviles
blindados.
El Estado Mayor de Kerenski, temiendo verse cercado, orden la retirada, que degener
rpidamente en desbandada. Entre las once y las doce de la noche, Tsrskoye Selo, incluida
la estacin de T.S.H., fue totalmente ocupada por las tropas de los Soviets. Los cosacos se
retiraron hacia Gatchina y Kolpino.
La moral de las tropas est por encima de todo encomio. Se han dado rdenes de perseguir
a los cosacos en retirada. Inmediatamente, se expidi un parte telegrfico por la estacin de
Tsrskoye Selo al frente y a todos los Soviets locales de Rusia.
Posteriormente, se comunicarn otros detalles.
En la Duma municipal, la atencin estaba concentrada por entero en la formacin del nuevo
gobierno.
El kadete Chingariov declar que la municipalidad no deba participar en ningn acuerdo
con los bolcheviques... "No puede haber acuerdo con estos dementes entre tanto no
depongan las armas y reconozcan la autoridad de las instituciones judiciales
independientes..."
En nombre del grupo Iedinstvo, Lartsev declar que un acuerdo con los bolcheviques
equivaldra a la victoria de stos.
Hablando en nombre de los socialrevolucionarios, el alcalde Schreider se manifest
contrario a un acuerdo con los bolcheviques... "En lo que toca al gobierno, debe tener como
base la voluntad popular, y, como la voluntad popular ya se expres en las elecciones
municipales, toda la voluntad del pueblo capaz de crear un gobierno est actualmente
concentrada en la Duma municipal."
Despus de haber escuchado a otros varios oradores, entre los cules slo los representantes
de los mencheviques-intemacionalistas consintieron en examinar la cuestin de la entrada
de los bolcheviques en el nuevo gobierno, la Duma decidi seguir representada en la
conferencia del Vikjel, pero insistiendo antes que nada en la restauracin de la autoridad del
Gobierno provisional y en la eliminacin de los bolcheviques del nuevo gobierno.
"Las tropas de Gatchina, engaadas por Kerenski, han rendido las armas y acordado
detenerlo. El jefe de la lucha contrarrevolucionaria ha huido. El ejrcito, por enorme
mayora, se ha pronunciado a favor del II Congreso de los Soviets de toda Rusia y del
gobierno formado por l. Los delegados del frente han acudida en masa a Petrogrado para
patentizar al Gobierno sovitico la fidelidad del ejrcito. Ni el falseamiento de los hechos ni
las calumnias contra los obreros, los soldados y los campesinos revolucionarios han logrado
abatir al pueblo. La revolucin de los obreros y soldados ha triunfado...
"El Tsik hace un llamamiento a las tropas que an se hallan bajo el estandarte de la
contrarrevolucin, y las invita a deponer inmediatamente las armas y a no continuar
derramando la sangre de sus hermanos en inters de un puado de terratenientes y
capitalistas. Cada nueva gota de sangre popular caer sobre vosotros. La Rusia de los
obreros, soldados y campesinos maldecir a los que permanezcan, aunque slo sea por un
instante, al servicio de los enemigos del pueblo...
"Cosacos! Unios al pueblo victorioso! Ferroviarios, carteros, telegrafistas, todos, venid a
ofrecer vuestro apoyo al gobierno del pueblo!"
CAPTULO X
MOSC
Petrogrado, despus de todo, a pesar de su pasado de dos siglos como sede del gobierno,
sigue siendo una ciudad artificial. Mosc es la verdadera Rusia, la Rusia que fue y la Rusia
que ser. En Mosc conoceramos los verdaderos sentimientos del pueblo ruso respecto a la
revolucin. La vida era all ms intensa.
Durante toda la semana precedente, el Comit Militar Revolucionario, que tpmara posesin
de la lnea Niicols gracias a la ayuda de los simples ferroviarios, haba expedido hacia el
sudoeste un tren tras otro, atestados de marinos y de guardias rojos. Recibimos del Smolny
los permisos de circulacin sin los cuales nadie poda salir de la capital. Desde el momento
en que el tren entr en la estacin, una multitud de soldados, miserablemente vestidos,
cargados de enormes sacos de vveres, tom por asalto las portezuelas, rompiendo los
vidrios, invadiendo compartimientos y pasillos, trepando hasta los techos. Tres de nosotros
logramos introducirnos en un compartimiento, pero veinte soldados lo invadieron casi
inmediatamente. No haba ms que cuatro lugares; discutimos, protestamos; el inspector
quiso tomar nuestra defensa, pero los soldados estallaron en carcajadas. S que se iban a
preocupar porque molestaran a algunos bourjoui. Entonces, sacamos nuestros documentos
extendidos por el Smolny; en seguida, cambiaron de actitud.
-Alto ah, camaradas! -exclam uno de ellos-. Estos son camaradas norteamericanos. Han
viajado treinta mil kilmetros para ver nuestra revolucin; naturalmente, estn fatigados. ..
Despus, excusndose corts y amigablemente, abandonaron nuestro compartimiento. Poco
ms tarde, los escuchamos introducirse con estrpito en un compartimiento ocupado por
dos rusos corpulentos y bien vestidos que haban sobornado al inspector y cerrado la puerta
con llave.
Hacia las siete de la tarde, salimos de la estacin. Nuestro tren, interminable, era arrastrado
por una locomotora pequea que consuma lea y avanzaba lentamente, a trancas y
barrancas, haciendo frecuentes paradas. Los soldados que viajaban en el techo golpeaban
con los tacones al tiempo que entonaban melanclicas canciones campesinas. En el pasillo,
por donde era imposible circular, se prolongaron durante toda la noche encarnizadas
discusiones polticas. De vez en cuando pasaba el revisor, por rutina, para pedir los billetes.
Con excepcin nuestra, nadie los llevaba y, al cabo de media hora de vanos esfuerzos, alz
los brazos al cielo y se bati en retirada. El aire era irrespirable, cargado de humo y malos
olores; si no se Jfubieran podido romper los vidrios, sin duda hubiramos perecido
asfixiados durante la noche.
Al despuntar el da, con varias horas de retraso, no percibimos en el exterior otra cosa que
la inmensidad nevada. Haca un fro crudsimo. Hacia el medioda, se present una
campesina con un cesto lleno de trozos de pan y un recipiente grande de seudocaf tibio.
Luego, hasta el atardecer, no hubo nada ms de nuevo que nuestro tren atestado,
tambaleante, detenindose, y la visin de algunas estaciones, donde una multitud voraz se
abata sobre un restaurante de estacin escasamente abastecido, dejndolo limpio en un
abrir y cerrar de ojos... En uno de estos altos me encontr con Noguin y Rykov, los
comisarios disidentes que regresaban a Mosc para presentar sus quejas a su propio Soviet,
y un poco ms lejos, con Bujarin, hombre de poca estatura, barba roja y ojos de fantico,
"ms izquierdista que Lenin", segn decan de l... Cada vez que oamos las tres
-Tenemos algunas habitaciones muy cmodas, pero todos los cristales han sido rotos por las
balas. Si el seor no teme el aire fresco.
A todo lo largo de la Tverskaya, los escaparates de los almacenes estaban heofcos aicos; la
calzada, sembrada de trozos de proyectiles, apareca cubierta de adoquines arrancados.
Fuimos de hotel en hotel; todos estaban llenos, o bien los propietarios se hallaban todava
tan aterrados que no saban responder otra cosa que: "No, no, no hay habitaciones!" En las
arterias principales, donde se encontraban los grandes bancos y las casas comerciales
importantes, la artillera de los bolcheviques haba hecho blanco sin establecer distinciones.
-Cuando no sabamos dnde se encontraban los junkers y los guardias blancos -me refiri
ms tarde un funcionario sovitico-, bombardeamos sus talonarios de cheques.
Por fin, fuimos acogidos en el vasto hotel Nacional, en vista de que ramos extranjeros y el
Comit Militar Revolucionario haba prometido proteger los alojamientos de stos. El
director nos hizo ver en el piso superior varias ventanas destrozadas por las granadas.
-Qu brutos! -exclam, amenazando con el puo a bolcheviques imaginarios-. Pero
aguarde, aguarde! Ya les llegar su hora: dentro de algunos das caer su ridculo gobierno,
y entonces pagarn esto!
Despus de haber cenado en un restaurante vegetariano, cuyo anuncio seductor ploclamaba:
"Yo no me como, a nadie!", y cuyas paredes estaban adornadas con un retrato de Tolstoi,
nos lanzamos a explorar.
El cuartel general del Soviet de Mosc se hallaba instalado en el antiguo palacio del general
gobernador, edificio imponente de fachada blanca, sobre la plaza Skobelev. En la puerta
haba guardias rojos de servicio. Al llegar a lo alto de la amplia y majestuosa escalinata,
cuyos muros estaban cubiertos de anuncios de mtines y de manifiestos de partidos
polticos, atravesamos una serie de antecmaras con los techos agujereados, decoradas : con
pinturas de marcos de oro cubiertas de. lienzo rojo, para arribar por fin al esplndido saln
de ceremonias-con sus magnficas araas de cristal y. sus cornisas doraflas. Un zumbido de
voces, acompaado del sordo ronroneo de unas veinte mquinas de coser, llenaba el
aposento. Piezas enormes de tela de algodn rojo y negro estaban extendidas sobre el piso y
las mesas, y unas cincuenta mujeres estaban ocupadas cortando y cosiendo banderas y
estandartes para los funerales de los muertos por la revolucin. Los rostros de estas mujeres
se vean endurecidos y marcados por el sufrimiento; trabajaban gravemente, muchas tenan
los ojos enrojecidos por el llanto. .. Las prdidas del ejrcito rojo haban sido cuantiosas. . .
Rogov, hombre de rostro inteligente, barbudo, de lentes, vestido con blusa negra de obrero,
estaba sentado ante una mesa de despacho en un rincn. Nos invit a reunimos, al da
siguiente por la maana, con el Comit Central ejecutivo, para asistir al cortejo fnebre..
--Es intil tratar de ensear nada a los socialrevolucionarios y a los mencheviques
-declar-. Las "componendas" se han convertido para ellos en una segunda naturaleza.
Fjese, pues no nos han propuesto que celebremos los funerales en comn con los junkers!
Cruz la habitacin un hombre con el capote desgarrado y tocado con la chapka, cuyo
rostro me pareci familiar. Era Melnitchanski, a quien haba conocido cuando era relojero
de Georges Melchor en Bayonne (Nueva Jersey), durante la huelga de la Standard Oil.
Ahora, me dijo,,era secretario del Sindicato de Metalrgicos de Mosc, y durante los
combates haba sido uno de los comisarios del Comit Militar Revolucionario.
-Ya me ves! -exclam, sealando su aspecto lamentable-. Yo estaba en el Kremlin con los
muchachos, cuando los junkers se apoderaron por primera vez del palacio. Me encerraron
en el stano, me quitaron mi abrigo, mi dinero, mi reloj, incluso la sortija que llevaba en el
dedo. Lo que traigo puesto es todo lo que tengo.
Me refiri numerosos detalles acerca de la sangrienta batalla de seis das que haba dividido
a Mosc en dos bandos. A diferencia de Petrogrado, la Duma municipal de Mosc haba
tomado el partido de los junkers y las guardias blancas. Rudnev y el alcalde Minor, el
presidente de la Duma, fueron quienes dirigieron las operaciones del Comit de Seguridad
Pblica y de las tropas. Riabtsev, comandante de la plaza, de tendencias democrticas,
vacil en resistir al Comit Militar Revolucionario, pero tuvo que ceder a la voluntad de la
Duma.. . Fue el alcalde quien insisti en que fuera ocupado el Kremlin. "Cuando estis all,
ellos no se atrevern jams a disparar contra nosotros", haba dicho.
Un regimiento de la guarnicin, muy desmoralizado por su larga inactividad y solicitado
por los dos partidos, celebr una reunin para decidir sobre su actitud. Resolvi mantenerse
neutral y continuar en su nueva actividad, que consista en vender en las calles botas de
hule y semillas de girasol.
-Lo ms terrible -prosigui Melnitchanski- es que tuvimos que organizamos en plena lucha.
Nuestro adversario saba exactamente lo que quera. Entre nosotros, los soldados tenan sus
Soviets, los obreros los suyos... Hubo una lucha terrible por saber quin asumira la
jefatura. Algunos regimientos se pasaron discutiendo das enteros antes de decidirse a
actuar; y cuando, de repente, nos abandonaron los qficiales, nos quedamos sin estado mayor
que dirigiera las operaciones.
Me describi estampas llenas de vida. Un da fro y gris se encontraba l en una esquina de
la Nikitskaya, barrida por rfagas de ametralladora. Una banda de chicuelos, de esos
nufragos de la calle que tanto se vean vendiendo peridicos, estaba reunida all.
Lanzando gritos agudos, como si estuvieran disfrutando un nuevo juego, esperaban que el
tiroteo se calmara y despus trataban de cruzar la calle corriendo... Varios cayeron muertos,
pero los otros no dejaron por eso de seguir corriendo y atravesando la calle, riendo,
retndose los unos a los otros...
En las ltimas horas de la tarde, me traslad al Dvorianskpie Sobrae o club de la Nobleza,
donde los bolcheviques moscovitas deban reunirse para escuchar a Noguin, Rykov y los
dems comisarios disidentes.
La sesin se llev a cabo en la sala de espectculos, destinada bajo el antiguo rgimen a los
grupos de aficionados que presentaban la ltima obra parisiense a un pblico de oficiales y
herniosas damas cargadas de joyas. rPrimero llegaron los intelectuales, los que vivan en el
centro. Noguin tom la palabra, y la mayor parte de los oyentes le aprob por entero. Slo
muy tarde comenzaron a aparecer los obreros. Las barriadas proletarias se encontraban en
las afueras de la ciudad y los tranvas no funcionaban. Hacia medianoche, reson un
estrpito de pisadas en las escaleras y entraron por grupos de diez a veinte aquellos
hombrones de rostros toscos, burdamente vestidos, que apenas acababan de salir de la
batalla, en la que haban luchado como posesos durante una semana, viendo caer a sus
camaradas en torno suyo.
Desde el momento en que se abri oficialmente la sesin, Noguin fue asaltado por una
tempestad de sarcasmos y gritos de clera. En vano trat de explicarse; no lo escuchaban.
Haba abandonado el Consejo de Cornisarios del Pueblo, desertado de su puesto en plena
batalla! En Mosc no haba prensa burguesa, la Duma municipal haba sido disuelta.
Bujarin se levant, furioso, y habl con su lgica imperturbable, asestando golpe tras
golpe.. . El pblico le escuch con los ojos brillantes. Por una aplastante mayora se aprob
una resolucin adhirindose a la accin del Consejo de Comisarios del Pueblo. As era
como hablaba Mosc.[3]
Ya tarde, en la noche, recorrimos las calles desiertas y, atravesando la puerta de Iberia,
desembocamos en la inmensa Plaza Roja, delante del Kremlin. La iglesia de Basilio el
Bienaventurado elevaba fantsticamente en la noche los trenzados y las conchas de sus
cpulas de reflejos brillantes. Nada pareca haber sufrido daos. A lo largo de la plaza, se
alzaba la sombra masa de las torres y los muros del Kremlin. Encima de la alta muralla
temblaba un reflejo rojizo de fuegos invisibles, y a travs de la inmensa plaza llegaban
hasta nosotros los sonidos de voces y los ruidos de palas y picos. Cruzamos.
Al pie de los muros se elevaba un montn de piedras y tierra. Nos encaramamos a l y
desde lo alto divisamos dos enormes fosas, de tres a cinco metros de profundidad y unos
cincuenta de longitud, que cientos de obreros y soldados estaban cavando a la luz de
grandes fogatas.
Un joven estudiante nos dijo, en alemn:
-Es la fosa comn. Maana, enterraremos aqu a quinientos proletarios muertos por la
revolucin.
Nos hizo descender a la fosa. Los picos y las palas trabajaban con premura febril y la
montaa de tierra iba creciendo. Nadie hablaba. En el cielo, miradas de estrellas
perforaban la noche, y el antiguo Kremlin de los zares levantaba su muralla formidable.
-En este lugar sagrado -dijo el estudiante-, el ms sagrado de toda Rusia, enterraremos lo
que tenemos de ms sagrado. Aqu, donde duermen los zares, reposar nuestro zar, el
Pueblo. ..
Llevaba el brazo en cabestrillo a causa de un balazo que haba recibido durante la batalla.
Con los ojos clavados en su herida, prosigui:
-Ustedes, los extranjeros, nos desprecian porque hemos soportado durante tanto tiempo una
monarqua medieval. Pero ahora se ha visto claramente que el zar no era el nico tirano en
el mundo, que el capitalismo era peor y que en todos los pases del globo reinaba el
capitalismo. . . La tctica de la Revolucin rusa ha abierto el verdadero camino. ..
En el momento en que partamos, los trabajadores, agotados y baados en sudor a pesar del
fro, comenzaban a trepar trabajosamente fuera de la fosa. Llegaba otro equipo, cruzando la
plaza. Sin decir palabra, descendieron a su vez y las herramientas volvieron a hacer su
labor. ..
Los voluntarios del pueblo se relevaron durante toda la noche, sin tregua, y cuando la fra
luz del alba se esparci sobre la gran plaza cubierta de nieve, la fosa comn, con sus negras
fauces, estaba terminada.
.Nos levantamos antes de la salida del sol, y por las calles todava a oscuras nos
encaminamos a la playa Skobelev. No se vea un alma en la inmensa ciudad, pero se
perciba un murmullo vago de agitacin, tan pronto lejano como ms prximo, parecido al
ruido del viento que se levanta. Ante el cuartel general del Soviet, a la plida luz de la
maana, se encontraba reunido un pequeo grupo de hombres y mujeres que llevaba un haz
de estandartes rojos con letras de oro: era el Comit Ejecutivo Central del Soviet de Mosc.
Clare el da. El dbil murmullo fue creciendo, dilatndose en un bajo continuo y potente.
La ciudad despertaba. Bajamos por la Tverskaya, banderas al viento. Las pequeas capillas
que encontrbamos a nuestro paso estaban cerradas y sombras. Entre otras, la de la Virgen
de Iberia, que cada nuevo zar visitaba antes de la coronacin; abierta noche y da y llena de
gente, estaba iluminada a todas horas por los cirios de los fieles que arrancaban destellos al
oro, a la plata y pedrera de los iconos. Era, nos dijeron, la primera vez, desde los tiempos
de Napolen, que los cirios estaban apagados.
La Santa Iglesia Ortodoxa le haba vuelto la espalda a Mosc, aquel nido de vboras
sacrilegas que haban bombardeado el Kremlin. Las iglesias, desaparecidos los sacerdotes,
permanecan oscuras, silenciosas y fras. Nada de popes para los funerales rojos, nada de
sacramentos para los muertos; nadie rezara oraciones sobre la tumba de los blasfemos.
Tijn, el prelado ortodoxo de Mosc, no tardara en excomulgar a los Soviets. . .
Tambin las tiendas permanecan cerradas, y las gentes de las clases pudientes se
encerraban en sus casas, pero por otros motivos. Aquel da era el da del pueblo, y el clamor
de su llegada se asemejaba al rugido del oleaje embravecido...
Bajo la puerta de Iberia, flua ya un ro humano, y la inmensa Plaza Roja se cubra de
puntos negros. Comprob que, al pasar por delante de lat capilla de Iberia, donde antes las
gentes jams cejaban de santiguarse, ahora ni siquiera volvan la vista.
Abrindonos camino a travs de la compacta muchedumbre hacia los muros del Kremlin,
trepamos sobre los montones de tierra. Algunas personas se encontraban ya all, entre ellas
Muralov, el soldado que haba sido elegido comandante de Mosc, un hombre corpulento y
barbudo, de rostro benvolo y aire sencillo.
Riadas de gentes desembocaban por todas las calles hacia la Plaza Roja, millares y millares
de seres con las huellas de la miseria y las penalidades. Una banda militar lleg tocando La
Internacional y, espontneamente, el canto se apoder de la multitud, propagndose como
las ondas sobre el agua, majestuoso y solemne. De la muralla del Kremlin colgaban hasta el
suelo gigantescos pendones rojos con grandes inscripciones en oro y blanco que decan: "A
los primeros mrtires de la Revolucin socialista mundial" y "Viva la fraternidad de los
trabajadores del mundo!"
Un viento fro barra la plaza y agitaba los pendones. De los barrios ms lejanos llegaban
ahora los obreros de las fbricas con sus muertos. Los vimos pasar bajo la Puerta con sus
estandartes brillantes y susf fretros rojo oscuro, color de sangre. Los toscos atades de
madera sin cepillar, embadurnados de rojo, descansaban sobre los hombros de estos seres
rudos, cuyo rostro estaba baado en lgrimas. Detrs de ellos las mujeres, que sollozaban o
geman, o bien marchaban rgidas, plidas como cadveres. Algunos fretros estaban
abiertos y la tapa segua detrs; otros iban cubiertos con un pao bordado en oro o plata;
sobre algunos se vea una gorra de soldado. Haba muchas coronas espantosas de flores
artificiales.
El cortejo avanz lentamente hacia nosotros, a travs del gento que se habra y cerraba
inmediatamente ders de l. Bajo la Puerta, desfilaba ahora un mar interminable de
banderas de todos los matices del rojo, con inscripciones en letras de plata y oro y
crespones negros en el asta; se vean tambin algunas banderas anarquistas, negras, con
letras blancas. La msica tocaba la marcha fnebre revolucionaria, y entre el coro inmenso
de las masas, un mar de cabezas descubiertas, se distinguan las voces roncas y ahogadas
por los sollozos de tes portadores. . .
Mezcladas con los obreros de las fbricas, marchaban las compaas de soldados, tambin
con sus atades; despus venan los escuadrones de caballera a paso de desfile, las bateras
de artillera, con sus piezas cubiertas de lienzo rojo y negro -para siempre, pareca. En sus
pendones se lea: "Viva la III Internacional!", o bien: "Queremos una paz honrada, general,
democrtica".
Los portadores llegaron por fin cerca de la tumba y, escalando con sus cargas los montones,
de tierra, descendieron a las fosas; entre ellos haba muchas mujeres, esas mujeres del
pueblo, rechonchas y robustas. Detrs de los muertos venan otras mujeres, mujeres
jvenes y rotas, mujeres viejas y arrugadas que lanzaban gritos de animales heridos, que
queran seguir a la tumba a sus hijos o sus maridos y que forcejeaban cuando manos
piadosas pugnaban por sujetarlas. Es la manera de amarse de los pobres.
Todo el da, llegando por la Puerta de Iberia y abandonando la plaza por la Nikolskaya,
estuvo desfilando el cortejo fnebre, ro de banderas rojas que llevaban palabras de
esperanza y fraternidad y audaces profecas a travs de una muchedumbre de cincuenta mil
almas, bajo las miradas de los obreros del mundo entero y de toda su posteridad. . .
Uno por uno, fueron depositados los quinientos fretros en las fosas. Cay el crepsculo, y
las banderas seguan flotando al viento, la msica no haba cesado de tocar la marcha
fnebre ni la masa enorme de hacer sonar sus cantos. Las coronas fueron colgadas de las
ramas desnudas de los rboles, como extraas flores multicolores. Doscientos hombres
empuaban las palas y se percibi, acompaando los cantos, el ruido sordo de la tierra al
caer sobre los atades.
Se encendieron las luces. Vinieron los ltimos estandartes y las ltimas mujeres sollozantes,
lanzando hacia atrs una ltima mirada de aterradora intensidad. Lentamente, la marea
proletaria se retir de la vasta plaza. ..
De pronto, comprend que el religioso pueblo ruso no necesitaba ya de sacerdotes que le
abrieran las puertas del paraso. Estaba edificando sobre la tierra un reino ms esplendoroso
que el de los cielos, un reino por el cual era glorioso morir.
Notas
1. Los daos causados al Kremlin
He podido darme cuenta personalmente de los daos causados al Kremlin, que visit
inmediatamente despus del bombardeo. El pequeo palaci^ Nicols, edificio sin especial
inters, que serva d--vez en cuando para las recepciones de una de las grandes duquesas,
haba sido utilizado como cuartel por los junkers. Adems de bombardeado, fue saqueado
casi por completo; afortunadamente, no encerraba nada de valor histrico.
La catedral Uspenski presentaba un agujero causado por un proyectil en una de sus cpulas,
pero, con excepcin ds algunos trozos de mosaico en el techo, haba quedado intacta. Los
frescos del prtico de la catedral de la Anunciacin sufrieron daos por una granada. Uno
de estos proyectiles alcanz tambin el ngulo del campanario de Ivn el Grande. El
monasterio Tchudov recibi treinta impactos, pero solamente un proyectil penetr al
interior por una ventana; los otros solamente rompieron las molduras de ladrillos de las
ventanas y las cornisas del techo.
Fue destrozado el raloj que se encontraba encima de la Puerta del Salvador. La Puerta de la
Trinidad sufri daos, pero fcilmente reparables. Una de las torres inferiores perdi su
espira de ladrillos.
La catedral de Basilio el Bienaventurado apareca intacta, lo mismo que el Gran Palacio,
que guardaba en sus stanos todos los tesoros de Mosc y Petrogrado y las joyas de la
corona. Nadie lleg a entrar en estos lugares.
2. La declaracin de Lunacharski
Camaradas!
... Sois los jvenes dueos del pas, y aunque en los momentos actuales tengis muchas
cosas de que preocuparos, s que sabris defender tambin vuestra riqueza artstica y
cientfica.
Camaradas! Una desgracia aterradora, irreparable, se ha abatido sobre Mosc. La guerra
civil ha provocado el bombardeo de numerosos distritos de la ciudad. Han estallado
incendios. Se han producido destrucciones. Resulta especialmente espantoso desempear el
Comisariado de Instruccin Pblica en estos das de guerra salvaje, implacable y
destructora y de ciega aniquilacin. La esperanza en la victoria del socialismo, fuente de
una cultura nueva, es, en estos tremendos das, el nico consuelo. Pero sobre mi pesa la
responsabilidad de proteger la riqueza artstica del pueblo.
No es posible permanecer en un cargo donde uno se siente impotente. Por ello, he
presentado mi dimisin.
Pero, os suplico, Camaradas, que me apoyis, que me ayudis. Preservad, para vosotros
mismos y para vuestros descendientes, las bellezas de nuestro pas. Sed los guardianes de
los bienes del pueblo.
Pronto hasta'los ms incultos, aquellos a quienes la opresin ha tenido durante tanto tiempo
sumidos en la ignorancia, se educarn y sabrn comprender qu fuente de gozo, de fuerza y
sabidura son las obras de arte.
Trabajadores rusos, sed dueos atentos y diligentes!
Vosotros todos, ciudadanos, preservad nuestra riqueza comn.
El comisario del pueblo para la Instruccin Pblica,
A. LUNACHARSKI.
16 de noviembre de 1917.
Por orden del Comit Militar de Mosc, los artculos confiscados a la burguesa pasaban a
un fondo destinado a repartirse entre los obreros y soldados ms pobres
"En virtud de los poderes que me han sido conferidos por el Comit Militarrflevolucionario
del Soviet de Diputados obreros y soldados de Mosc, decreto:
"1 Todos los bancos y sus sucursales, la Caja de Ahorro del Estado y sus sucursales, as
como las cajas de Ahorro de las oficinas de Correos permanecern abiertas al pblico a
partir del 22 de noviembre, y hasta nueva orden, desde las once de la maana hasta la una
de la tarde.
"2 Los pagos efectuados por los establecimientos arriba mencionados sobre las cuentas
corrientes y las libretas de caja de ahorro no debern exceder de 150 rublos por depositario
a la semana.
"3 Los pagos le ms de 150 rublos sobre las cuentas corrientes y las libretas de caja de
ahorro, y los pagos por saldo de otras cuentas de todas clases sern autorizados los das 22,
23 y 24 de noviembre en los casos siguientes:
"a) sobre las cuentas de organizaciones militares para sus propias necesidades;
"b) para el pago de salarios de los empleados y obreros mediante presentacin de nminas
de salarios, certificadas por los comits de fbrica o los Soviets de empleados, y avaladas
por los comisarios o los representantes del Comit Militar Revolucionario y por los comits
militares revolucionarios de distrito.
"4 No se pagarn ms de 150 rublos sobre giros; las sumas restantes se llevarn en cuenta
corriente y no se podrn utilizar sino de conformidad con las normas del presente decreto.
"5 Quedan prohibidas todas las operaciones bancarias, durante estos tres das.
"6 Quedan autorizados sin limitacin los ingresos en dinero en todas las cuentas
corrientes.
"7 Las certificaciones previstas en el artculo 3 se podrn obtener de los representantes del
Consejo de Finanzas en la Bolsa, calle Ilynka, desde las diez de la maana hasta las dos de
la tarde.
"8 Los bancos y cajas de ahorro remitirn diariamente, antes de las cinco de la tarde, el
estado de sus operaciones al Comit Militar Revolucionario, Consejo de Finanzas, en la
sede del Soviet, plaza Skobelev.
"9 Todos los empleados y directores de establecimientos de crdito que se nieguen a
someterse a las normas de este decreto se hallarn sujetos a las sanciones de los tribunales
revolucionarios como enemigos de la masa de la poblacin. Sus nombres se harn pblicos.
"10 Para el control de las operaciones de las sucursales de cajas de ahorro y bancos a que
se refiere este decreto, los comits militares revolucionarios de los distritos elegirn tres
representantes y les asignarn un local."
El comisario delegado con plenos poderes del Comit Militar Revolucionario,
S. CHEVERDIN MAXIMENKO
CAPTULO XI
EL AFIANZAMIENTO DEL PODER[1]
...El primer Congreso de los Soviets ha proclamado, en el mes de junio de este ao, el
derecho de los pueblos de Rusia a su autonoma.
haba partido llevndose los fondos, que se negaba a restituir a menos que la Asamblea
Constituyente le ordenara hacerlo.[4]
Incidentes parecidos a stos se produjeron en los ministerios de Agricultura,
Abastecimientos y Hacienda. Los funcionarios, colocados ante la disyuntiva de reintegrarse
a sus puestos o de perderlos junto con sus derechos a la jubilacin, no respondan, o bien
reanudaban sus labores tan slo para sabotear el trabajo. . . Como casi toda la intelligentzia
era antibolchevique, el Gobierno sovitico tropezaba con dificultades insuperables para
reclutar nuevos funcionarios. . .
Los bancos privados permanecan obstinadamente cerrados, y slo los especuladores tenan
acceso a ellos por una puerta reservada. Cuando se presentaban los comisarios, los
funcionarios desaparecan, escondiendo los libros y llevndose los fondos. Todo el personal
del Banco del Estado se declar en huelga, con excepcin de los encargados del tesoro y de
la impresin de billetes, quienes se negaban a satisfacer peticin alguna que emanara del
Smolny, pero entregaban por debajo de cuerda sumas enormes al Comit de Salvacin y a
la Duma municipal.
Un comisario se present en dos ocasiones con una compaa de guardias rojos para
exigirle el pago de sumas importantes, necesarias para hacer frente a los gastos del
gobierno. La primera vez, se encontraban presentes un nmero imponente de miembros de
la Duma municipal y los jefes de los partidos menchevique y social-revolucionario, quienes
hicieron al comisario consideraciones tan graves acerca de las consecuencias de aquello,
que ste se asust. La segunda vez se present con una orden, a la que dio lectura con todas
las formalidades de rigor, pero alguien le hizo observar que la orden no tena fecha, ni sello,
y el respeto tradicional de los rusos por los documentos oficiales le oblig una vez ms a
retirarse...
Los funcionarios de las oficinas del Crdito pblico destruyeron sus libros, con lo que
desapareci todo vestigio de las relaciones financieras de Rusia con los otros pases.
Los comits de suministros y las administraciones de los servicios municipales no
funcionaban o se dedicaban al sabotaje. Y cuando los bolcheviques, ante el apremio de las
necesidades de la poblacin, trataban de tomar cartas en el asunto o hacerse cargo de los
servicios, los .empleados se declararon en huelga y la Duma inund Rusia de telegramas
protestando contra la violacin de la autonoma municipal por los bolcheviques.
En los estados, mayores y en las oficinas de los ministerios de Guerra y Marina, donde los
viejos funcionarios haban accedido a trabajar, los comits del ejrcito y el alto mando
ponan todos los obstculos posibles a la accin de los Soviets, aun a riesgo de
comprometer la situacin de las tropas en el frente. El Vikjel era hostil y se negaba a
transportar las tropas soviticas; haba que apoderarse de los trenes por la fuerza y detener
en cada ocasin a los funcionarios de los ferrocarriles, con las consiguientes amenazas de
huelga general por parte del Vikjel para que se les pusiera en libertad. .,
El Smolny se hallaba reducido a la impotencia. Los peridicos decan que todas las fbricas
de Petrogrado tendran que cerrar sus puertas en trmino de tres semanas por falta de
Las noticias de Mosc, donde nuestros camaradas caen a ambos lados de las barricadas,
nos obligan una vez ms a plantear la cuestin de la organizacin del poder, y al hacerlo as
no slo ejercemos un derecho, sino que. cumplimos, adems, con un deber...
Hemos conquistado el derecho de sentarnos aqu con los bolcheviques, en el recinto del
Smolny, y de hablar desde esta tribuna. Despus de la lucha en el seno del partido nos
veremos obligados, si no queris la conciliacin, a pasar de la lucha abierta fuera del
Smolny.. . Debemos proponer a la democracia una frmula de transaccin aceptable.
Despus de una suspensin concedida para examinar este ultimtum, los bolcheviques
volvieron a la sala de sesiones con la siguiente resolucin, a la que dio lectura Kamnev:
El Comit Ejecutivo Central considera conveniente la entrada en el gobierno de
representantes de todos los partidos socialistas que componen los Soviets de Diputados
obreros, soldados y campesinos que reconocen las conquistas de la revolucin del 7 de
noviembre, es decir, el poder sovitico, los decretos sobre la tierra, la paz, el control obrero
y el armamento de las masas obreras.
El Comit Ejecutivo Central decide, en consecuencia, proseguir con todos los partidos
socialistas las negociaciones entabladas acerca de la constitucin del poder, e insiste en que
el acuerdo deber establecerse sobre las siguientes bases:
El gobierno es responsable ante el Tsk, que ser ampliado a 150 miembros. A estos 150
delegados de los Soviets de Diputados obreros y soldados se agregarn 75 delegados de los
Soviets campesinos provinciales, 80 delegados del ejrcito y la flota, 40 de los sindicatos (a
saber, 25 de las diferentes uniones de los sindicatos de toda Rusia, en proporcin al nmero
de sus miembros, 10 del Vikjel y 5 del sindicato de correos), y finalmente 50 delegados de
los grupos socialistas de la Duma municipal de Petrogrado. No menos de la mitad de las
carteras en el gobierno corresponder al partido bolchevique, entre ellas, necesariamente,
las de Negocios Extranjeros, Interior y Trabajo. Ejercern el mando de las tropas, en los
distritos de Petrogrado y Mosc, los delegados de los Soviets de los Diputados obreros y
soldados de Petrogrado y Mosc. El gobierno organizar sistemticamente el armamento d
las masas obreras de Rusia. Se estima indispensable la participacin en el gobierno de
Lenin y Trotzki.
Despus, Kamnev explic:
El llamado Consejo del Pueblo propuesto por la Conferencia habra de constar de 240
miembros aproximadamente: 150 bolcheviques, delegados del antiguo Tsk
contrarrevolucionario, 100 miembros elegidos por las Dumas municipales y todos
kornilovistas, 100 delegados de los Soviets campesinos escogidos a gusto de Avxentiev y
80 de los antiguos comits del ejrcito, que han dejado de representar a la masa de los
soldados. Nosotros nos negamos a sdmitir al antiguo Tsk y a los representantes de la Duma
municipal.
Los delegados de los Soviets campesinos deben ser elegidos por el congreso de
campesinos, convocado por nosotros y que, al mismo tiempo, se encargar de elegir a un
Avanessov propuso, en nombre del grupo de Lenin, aplazar la cuestin de la prensa hasta
que se llegara a un acuerdo entre los partidos socialistas, propuesta que fue rechazada por
una mayora aplastante.
La revolucin en curso prosigui Avanessov no ha dudado en atacar a la propiedad
privada; el problema de la prensa debe ser considerado justamente como una cuestin de
propiedad privada. ..
Luego, dio lectura a la resolucin oficial del grupo bolchevique:
La prohibicin de los peridicos burgueses no ha sido solamente u medio de combate en
el curso de la insurreccin y durante el aplastamiento de las tentativas
contrarrevolucionarias; ha sido tambin una medida transitoria indispensable para el
elablecimiento del nuevo rgimen de prensa, rgimen bajo el cual los capitalistas,
poseedores de las imprentas y del papel, no pueden seguir siendo los fabricantes
todopoderosos de la opinin pblica.
Debemos ahora proseguir la obra iniciada, procediendo a la confiscacin de las imprentas
privadas y los depsitos de papel, y entregndolas al poder sovitico, en la capital y en las
provincias, con el fin de que los partidos y los grupos tengan a su disposicin los medios
tcnicos, en consonancia con la importancia real de las ideas que representan, es decir, con
el nmero de los afiliados a sus partidos.
El restablecimiento de la pretendida libertad de prensa, es decir, la restitucin pura y
simple de las imprentas y depsitos de papel a los capitalistas, envenenadores de la
conciencia pblica, representara una capitulacin inadmisible ante la voluntad del capital,
el abandono de una de las posiciones ms importantes de la Revolucin obrera y
campesina; en una palabra, una medida indiscutiblemente contrarrevolucionaria.
El C.C. de nuestro partido propone, por lo tanto, a la fraccin bolchevique del Tsk que debe
rechazar categricamente toda proposicin encaminada al restablecimiento del antiguo
rgimen de la prensa y que se preste un apoyo sin restricciones al Consejo de Comisarios
del Pueblo en su poltica contra la pretensin y las exigencias dictadas por prejuicios pequeoburgueses o por el sometimiento liso y llano a los intereses de la burguesa
contrarrevolucionaria.
La lectura de esta resolucin fue interrumpida por las exclamaciones irnicas de los
socialrevolucionarios de izquierda y las protestas indignadas de los bolcheviques
refractarios. Karelin se puso en pie de un salto:
Hace tres semanas, los bolcheviques eran los ms ardientes defensores de la libertad de
prensa . . . Los argumentos de esta resolucin recuerdan singularmente el punto de vista de
las Centurias Negras y de los censores del rgimen zarista: tambin ellos hablaban de los
envenadores de la conciencia pblica!
Habamos prometido suprimir estos peridicos y lo hemos hecho. La inmensa mayora del
pueblo aprueba nuestra conducta.
Ahora que la insurreccin ha terminado, no tenemos el menor deseo de suprimir los
peridicos de los otros partidos socialistas, salvo en caso de que excitaran a la sublevacin
del ejrcito o a la desobediencia hacia el Gobierno sovitico.
Pero no les permitiremos, so pretexto de libertad de prensa socialista, que se adueen, con
la ayuda solapada de la burguesa, del monopolio de las imprentas, las tintas de imprimir y
del papel. Estos instrumentos han pasado a ser propiedad del Estado sovitico y deben
distribuirse, en primer lugar, entre los partidos socialistas, en estricta proporcin al nmero
de sus afiliados.
Se procedi a votar. La resolucin de Larin y de los socialre-volucionarios de izquierda
sali derrotada por 31 votos contra 22.[7] La mocin de Lenin fue aprobada por 34 votos
contra 24. Entre la minora derrcftada se encontraban los bolcheviques Riaznov y
Losovski, quienes declararon que no podan votar en favor de cualquier medida de
restriccin de la libertad de prensa.
Despus de esta votacin, los socialrevolucionarios de izquierda se declararon obligados a
desligarse de toda responsabilidad, abandonaron el Comit Militar Revolucionario y
dimitieron todos los cargos importantes que ocupaban.
Cinco miembros del Consejo de Comisarios del Pueblo, Noguin, Rykov, Miliutin,
Teodorovich y Shlipnikov dimitieron sus cargos, emitiendo la siguiente declaracin:
Somos partidarios de un gobierno socialista que incluya a todos los partidos socialistas.
Consideramos que slo un gobierno as formado permitira consolidar las conquistas
logradas por la clase obrera y el ejrcito revolucionario durante las jornadas heroicas de
noviembre. Fuera de esta solucin, no vemos ms que una posibilidad: el mantenimiento de
un gobierno exclusivamente bolchevique por medio del terrorismo poltico. Este es el
camino que sigue el Consejo de Comisarios del Pueblo. Nosotros no podemos ni queremos
seguirle por ese camino. Entendemos que por esos derroteros se va a eliminar de la vida
poltica a las grandes organizaciones proletarias, a la instauracin de un rgimen
irresponsable y al aplastamiento de la revolucin y del pas. Como no podemos aceptar la
responsabilidad de semejante poltica, presentamos al Tsk la dimisin de nuestras
funciones como comisarios del pueblo.
Hubo otros comisarios que, aun sin llegar a dimitir, firmaron tambin esta declaracin:
Riaznov, Derbychev, comisario de Prensa; Arbuzov, comisario de las Imprentas del
Estado; Yureniev, comisario de la Guardia Roja; Feodorov, comisario del Trabajo, y Larin,
jefe de la Seccin de Trabajos legislativos.
Simultneamente con esto, se retiraron del Comit Central del partido bolchevique
Kamenev, Rykov, Miliutin, Zinoviev y Noguin, haciendo pblicos sus motivos:
Estimamos que la formacin de un gobierno de este tipo (integrado por todos los partidos
socialistas) es indispensable para evitar un nuevo derramamiento de sangre, para conjurar el
hambre inminente, evitar el aplastamiento de la revolucin por Kaledin y asegurar la
reunin de la Asamblea Constituyente en la fecha sealada, as como la ejecucin del
programa de paz aceptado por el 2 Congreso de los Soviets de Diputados obreros y
soldados de toda Rusia.
No podemos solidarizarnos con la desastrosa poltica del Comit Central, poltica
atentatoria contra la gran mayora de proletariado y los soldados, que aspiran a que se haga
la paz entre los diferentes grupos de la democracia y no quieren que corra ms sangre. Por
esa razn, renunciamos al ttulo de miembros del Comit Central, con el fin de tener
derecho a defender nuestras opiniones ante la masa de obreros y soldados.
Salimos del Comit Central en el momento de la victoria, en el momento de la subida al
poder de nuestro partido, porque no podemos seguir viendo por ms tiempo cmo la
poltica de los diligentes del Comit Central nos conduce a la prdida de los frutos de la
victoria y al aplastamiento del proletariado.
Las masas obreras y los soldados de la guarnicin, inquietos y agitados, enviaron
delegaciones al Smolny y a la Conferencia que deliberada sobre la formacin del nuevo
gobierno, en la que la escisin producida en lar filas de los bolcheviques caus la ms viva
alegra.
Pero la respuesta del grupo de Lenin fue pronta e implacable. Shlipnikov y Teodorovitch se
plegaron a la disciplina del partido y asumieron nuevamente sus cargos. Kamnev fue
destituido de sus funciones de presidente del Tsik y reemplazado por Sverdlov. Zinoviev
perdi la presidencia del Soviet de Petrogrado. El da 20 por la maana, la Pravda
publicaba una Inexorable proclama, dirigida al pueblo ruso y redactada por Lenin, de la que
se hizo una tirada de cientos de miles de ejemplares pegados en todas las paredes y
distribuidos a lo largo de toda Rusia.[8]
El segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia ha dado la mayora al partido
bolchevique. Solamente un gobierno formado por este partido puede ser, por lo tanto, un
gobierno sovitico. Todo el mundo sabe que el Comit Central del partido bolchevique,
horas antes de la constitucin del nuevo gobierno y antes de presentar la lista de sus
miembros al segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, convoc a tres de los
miembros ms destacados de la izquierda socialrevolucionaria, los camaradas Kamkov,
Spiro y Karelin, y los invit a formar parte del nuevo gobierno. Lamentamos muy de veras
la negativa de los camaradas socialrevolucionarios y la consideramos, adems, inadmisible
por parte de revolucionarios y defensores de la clase obrera. Seguimos dispuestos a admitir
en el gobierno a la izquierda socialrevolucionaria, pero declaramos que, como el partido
mayoritario del segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, tenemos el derecho y nos
sentimos obligados ante el pueblo a formar el gobierno...
Camaradas! Varios miembros del Comit Central de nuestro partido y del Consejo de
Comisarios del Pueblo, Kamnev, Zinoviev, Noguin, Rykov, Miliutin, y algunos otros, se
retiraron ayer, 17 de noviembre, del Comit Central, y los tres ltimos del Consejo de
Comisarios del Pueblo.
Estos cantaradas han obrado como desertores, pues no slo han abandonado los puestos que
les fueron confiados, sino que han infringido, adems, las instrucciones del Comit Central
de nuestro partido, con arreglo a las cuales estaban obligados, antes de retirarse, a esperar
las decisiones que adoptaran las organizaciones del partido de Petrogrado y Mosc.
Condenamos categricamente esta desercin. Y estamos profundamente convencidos de
que todos los obreros, soldados y campesinos conscientes, pertenecientes al partido o
simpatizantes, condenan asimismo la conducta de los desertores.
...Recordad, camaradas, que dos de estos desertores, Ka-mnev y Zinoviev, se haban
portado ya como desertores y rompehuelgas antes de la insurreccin de Petrogrado, pues no
slo votaron en la sesin decisiva del Comit Central, celebrada el 23 de octubre, contra la
insurreccin, sino que, incluso despus de votada la decisin del Comit Central,
prosiguieron su labor de agitacin entre los obreros en contra del alzamiento... El poderoso
entusiasmo de las masas, el noble herosmo de millones de trabajadores, soldados y
campesinos de Petrogrado y Mosc, del frente, de las trincheras y las aldeas, barrieron
entonces a los desertores como un tren barre el serrn de la va.
Ojala sean capaces de avergonzarse de su conducta los hombres de poca fe, los vacilantes,
los pusilnimes, los que se dejan intimidar por la burguesa o capitulan ante el gritero de
sus cmplices directos o indirectos! En las masas obreras y entre los soldados de
Petrogrado, Mosc y de otras partes, no hay ni sombra de vacilacin.
...No aceptaremos ninguna clase de ultimtum de gru-pitos de intelectuales que no tienen
detrs de s a las masas, sino absolutamente a los Kornilov, los Savinkov, los junkers, y
otros de la misma calaa!...
La nacin entera se estremeci como bajo el soplo de la tormenta. En ninguna parte se
permiti a los oposicionistas explicarse ante las masas. La dura repulsa popular se abati
sobre el Tsk con la violencia de las olas que se estrellan contra los rompientes. Durante
varios das, el Smolny se vio inundado de delegaciones y comits portadores de las voces
de indignacin del frente, del Volga, de las fbricas de Petrogrado. Por qu se haban
permitido salir del gobierno? Estaban acaso subvencionados por la burguesa para
apualar por la espalda a la revolucin? Deben reintegrarse a sus puestos y someterse a las
decisiones del Comit Central.
Slo la guarnicin de Petrogrado vacilaba todava. El 24 de noviembre, se celebr un gran
mitin de soldados, en el que representantes de todos los partidos polticos hicieron uso de la
palabra. La poltica de Lenin fue aprobada por gran mayora y los social-revolucionarios de
izquierda invitados a entrar en el gobierno .. .[9]
Los mencheviques presentaron un postrer ultimtum exigiendo que todos los ministros y
los junkers fuesen puestos en libertad, que se dejara en entera libertad a todos los
peridicos, que la Guardia Roja fuera desarmada y la guarnicin puesta bajo.las rdenes de
la Duma. El Smolny respondi que todos los ministros socialistas, y, salvo raras
excepciones, todos los junkers, haban sido puestos ya en libertad, que tocios los
peridicos, excepcin hecha de la prensa burguesa, eran libres y que el Soviet conservara
el mando de las fuerzas militares ... El da 19 la Conferencia constituida para la formacin
de un nuevo gobierno se dispers y los miembros de la oposicin se trasladaron uno por
uno a Moguilev, dnde, bajo la proteccin del Estado Mayor, siguieron formando gobierno
tras gobierno, hasta el fin
Al mismo tiempo, los bolcheviques haban ido minando el poder del Vikjel. Un
llamamiento del Soviet de Petrogrado a todos los ferroviarios los exhortaba a obligar al
Vikjel a entregar sus poderes. El da 15, el Tsk, aplicando la tctica que haba empleado con
los campesinos, convoc para el 1 de diciembre un congreso de ferroviarios de toda Rusia;
el Vikjel respondi convocando su propio congreso para dos semanas ms tarde. El 16 de
noviembre, los miembros del Vikjel ocuparon sus asientos en el Tsk. En la noche del 1 al 2
de diciembre, en la sesin de apertura del congreso de ferroviarios de toda Rusia, el Tsk
ofreci oficialmente el Comisariado de Vas y Comunicaciones al Vikjel, que acept.. .
Una vez resuelta la cuestin del poder, los bolcheviques abordaron en seguida los
problemas prcticos. En primer lugar, era preciso alimentar a la ciudad, al pas, al ejrcito.
Equipos de marinos y de guardias rojos recorrieron los almacenes, las estaciones,
registraron las barcazas de los canales, desenterraron y confiscaron miles de puds de
vveres acaparados por los especuladores. Fueron enviados emisarios a las provincias,
donde, con ayuda de los comits agrarios, se incautaron de los almacenes de los grandes
traficantes en granos. Se enviaron al Sur y a Siberia expediciones de marinos, fuertemente
armados, en destacamentos de 5,000 hombres, con la misin de apoderarse de las
poblaciones que an se hallaban en manos de las guardias blancas, restablecer el orden y
encontrar vveres. El trnsito de viajeros jor la lnea del ferrocarril transiberiano fue
suspendido durante dos semanas, y trece trenes, cada uno bajo .la direccin de un
comisario, fueron expedidos rumbo al Este con cargamentos de piezas de tela y lingotes de
hierro, reunidos por los comits de fbrica, para cambirselos a los campesinos siberianos
por trigo y patatas. . .
Como quiera que las minas de carbn de la cuenca del Donetz se hallaban eij podet de
Kaledin, el problema del combustible fue adquiriendo caracteres de desastre. El Smolny
orden que se cortara el alumbrado elctrico de teatros, tiendas y restaurantes, restringi el
trfico tranviario y confisc los depsitos de lea que se hallaban en poder de los
traficantes privados. Cuando se agotaron las existencias de carbn de las fbricas de
Petrogrado y , stas se vean ya expuestas a la amenaza de cierre, los marinos de la Flota
del Bltico les suministraron doscientos mil puds de hulla, procedentes de las bodegas de
sus barcos.
Hacia fines de noviembre se produjeron los saqueos de bodegas, .que comenzaron en las
del Palacio de Invierno.[10] Durante varios .das, se vieron las calles llenas de soldados
borrachos. No era difcil descubrir detrs de esto la mano de los contrarrevolucionarios, que
haban distribuido en los regimientos croquis en los que se sealaban los lugares en que
haba almacenes de licores y bebidas espirituosas. Al principio, los comisarios del Smolny
se limitaron a hacer llamamientos a la cordura, pero no se logr con ello poner fin al
desorden, que fue en aumento y degener en verdaderas batallas cerradas entre soldados y
guardias rojos. Por ltimo, el Comit Militar Revolucionario tuvo qtfe enviar compaas de
marinos con ametralladoras, con rdenes de disparar sin miramiento contra los
saqueadores, muchos de los cuales resultaron muertos. Despus, se encarg a
destacamentos especiales que fueran a las bogedas armados de hachas y rompieran las
botellas o hicieran saltar aqullas con dinamita . . .
Compaas de guardias rojos, disciplinados y bien pagados, estaban de servicio da y noche
en los edificios de los Soviets de distrito, reemplazando a la antigua milicia. En todas las
barriadas los obreros y soldados eligieron pequeos tribunales revolucionarios para .juzgar
los delitos menores...
Los grandes hoteles, donde los especuladores seguan reunindose para urdir pinges
negocios, fueron cercados por los guardias rojos y los desaprensivos especuladores
enviados a la crcel. . .[11]
La clase obrera, constantemente en guardia, organiz un vasto sistema de vigilancia,
procurando enterarse, por medio de la servidumbre, de lo que se tramaba en las casas de los
burgueses, y transmitiendo iodos los informes al Comit Militar Revolucionario, que
golpeaba con mano de hierro. As fue como se descubri el complot monrquico,
organizado por el antiguo miembro de la Duma, Purishkievitch, y un grupo de nobles y
oficiales, que preparaban un levantamiento de oficiales y haban escrito a Kaledin
llamndolo a Petrogrado.[12] De igual manera fue desenmascarada laconspiracin de los
kadetes de Petrogrado, quienes enviaban dinero y reclutas a Kaledin ...
Neratov, aterrado por la ira popular que haba desencadenado su huida, reapareci cfln los
tratados secretos y se los entreg a Trotzki, quien inmediatamente comenz a publicarlos en
la Pravda, con gran escndalo del mundo entero ...
Las restricciones a la libertad de prensa fueron reforzadas mediante un decreto[13] que
declaraba la publicidad monopolio de los rganos oficiales del gobierno. A modo de
protesta, los dems peridicos suspendieron su publicacin, o simplemente pasaron por alto
el decreto, lo que les vali su prohibicin ... Solamente al cabo de tres semanas, cuando
vieron que sus esfuerzos eran vanos, se sometieron.
En los ministerios continuaban las huelgas de funcionarios y proseguan el sabotaje y la
obstruccin de la vida econmica normal. El Smolny slo contaba con la voluntad de las
masas populares, inmensas, pero desorganizadas; gracias a su apoyo, el Consejo de
Comisarios del Pueblo pudo dirigir victoriosamente su accin revolucionaria contra el
enemigo.[14] En proclamas elocuentes,[15] difundidas por toda Rusia, Lenin explicaba al
pueblo, con palabras sencillas, lo que era la revolucin; le exhortaba a tomar l mismo el
poder, a demoler por la fuerza la resistencia de las clases poseedoras, a hacerce cargo por s
y ante s de las instituciones gubernamentales. El orden revolucionario! Disciplina
revolucionaria! Contabilidad y control riguroso! Nada de huelgas! Nada de holgazanera!
El 20 de noviembre, el Comit Militar Revolucionario public el siguiente aviso:
Las clases poseedoras oponen resistencia al nuevo gobierno de los Sviets, al gobierno de
los obreros, soldados y campesinos. Sus partidarios entorpecen la labor de los funcionarios,
invitan a los empleados de banco a que se crucen de brazos, tratan de interrumpir las
comunicaciones ferroviarias, postales y telegrficas.
Les advertimos que estn jugando con fuego. El pas y el ejrcito estn amenazados por el
hambre. Para luchar contra esta amenaza, es necesario que todos los servicios funcionen
regularmente. El gobierno de obreros y campesinos est tomando todas las medidas
necesarias para asegurar todo lo necesario al pas y al ejrcito.
Oponerse a estas medidas es cometer un crimen contra el pueblo. Advertimos a la clases
pudientes y sus partidarios que, si el sabotaje no cesa y el aprovisionamiento se ve
interrumpido, ellos sern los primeros en sufrir las consecuencias.
Las clases poseedoras y sus cmplices sern privados del derecho a obtener vveres. Todas
las reservas que se hallen en su poder sern confiscadas.
Cumplimos nuestro deber previniendo a los que estn jugando con fuego.
Estamos convencidos de que si estas enrgicas medidas se hacen necesarias, contaremos
con la aprobacin sin reservas de todos los obreros, soldados y campesinos.
El 22 de noviembre, los muros de la ciudad fueron cubiertos con un anuncio que se titulaba:
El Consejo de Comisarios del Pueblo ha recibido del Estado Mayor del Frente Norte el
siguiente telegrama urgente:
No podemos seguir esperando por ms tiempo! No dejis a los ejrcitos morir de
hambre! Desde hace algunos das, el ejercito del frente Norte no tiene un pedazo de pan;
dentro de dos o tres das, habr consumido las galletas que actualmente se le distribuyen de
las reservas que hasta ahora haban permanecido intactas. Los delegados que llegan de los
ejrcitos declaran que es indispensable retirar metdicamente a la retaguardia a una parte de
las tropas, previendo que, en el plazo de algunos das, comenzar una desbandada general
de soldados que se mueren de hambre, extenuados por tres aos de guerra de trincheras,
enfermos, mal vestidos, sin calzado, que pierden la razn como consecuencia de las
insoportables privaciones sufridas.
El Comit Militar Revolucionario pone esta situacin en conocimiento de la guarnicin y
los obreros de Petrogrado. Se imponen sin demora las medidas ms enrgicas. Mientras
tanto, los altos funcionarios de las instituciones gubernamentales, de los bancos, la
tesorera, los ferrocarriles y los correos y telgrafos minan la accin del gobierno, que se
esfuerza por aprovisionar al frente.
Cada hora de retraso puede costar la vida de miles de soldados. Los funcionarios
contrarrevolucionarios actan como criminales jde la peor especie para con nuestros
hermanos que sufren hambre y mueren en el frente.
El Comit Militar Revolucionario dirige a estos criminales una ltima advertencia. En caso
de la menor resistencia u oposicin por su parte se tomarn inexorables medidas, cuyo rigor
ser proporcional a sus crmenes.
La masa de obreros y soldados se estremeci con una sacudida de rabia que conmovi a
toda Rusia. En la capital, los funcionarios y empleados bancafios distribuyeron cientos de
proclamas y llamamientos,[16] para protestar y defenderse. He aqu uno de ellos:
A todos los ciudadanos!
El Banco del Estado esta cerrado.
Por qu?
Porque las violencias ejercidas por los bolcheviques contra el Banco del Estado nos han
impedido seguir trabajando. La primera gestin de los comisarios del pueblo fue reclamar
diez millones de rublos, y, el 27 de noviembre, exigieron veinticinco millones, sin ofrecer
justificacin alguna del empleo de estas sumas. . .
Nosotros, funcionarios del Banco del Estado, no podemos ser cmplices del saqueo del
tesoro nacional. Por eso hemos dejado de trabajar...
Ciudadanos! El dinero del Banco del Estado es vuestro dinero, el dinero que habis ganado
con vuestro trabajo, con el sudor de vuestra frente y a costa de vuestra sangre.
Ciudadanos! Salvad del saqueo el tesoro de la nacin! Protegednos contra las violencias
y regresaremos inmediatamente al trabajo.
Los empleados del Banco del Estado.
Siguieron luego las declaraciones del ministerio de Abastecimientos, del ministerio de
Hacienda, del Comit especial de Suministros, en todas las cuales se protestaba que el
Comit Militar Revolucionario haca imposible l trabajo a los funcionarios y se recelaba la
ayuda de la poblacin contra el Smolny. Pero la masa de los obreros y soldados no lo crea;
en el nimo del pueblo haba enraizado la certeza de que los funcionarios.se dedicaban a
sabotear, hacan padecer hambre al ejrcito y a la poblacin. En las colas para conseguir
pan, que continuaban alargndose en las heladas calles, la gente no echaba pestes contra el
gobierno, como ocurra bajo Kerenski, sino contra los tchinoviks, contra los saboteadores;
porque el gobierno, ahora, era su gobierno; eran sus Soviets, a los que los funcionarios de
los ministerios vean con mjlos ojos...
El corazn de la oposicin era la Duma, con su rgano de combate, el Comit de Salvacin,
que protestaba contra todos los decretos del Consejo de Comisarios del Pueblo, que se
pronunciaba en toda ocasin contra el reconocimiento del Gobierno sovitico, que
cooperaba abiertamente con todos los seudogobiernos contrarrevolucionarios de
Moguilev... El 17 de noviembre, el Comit de Salvacin E dirigi a todos los consejos
La Duma se reuni y vot jactanciosos acuerdos, en los que afirmaba que defendera su
posicin hasta la ltima gota de sangre, y exhort desesperadamente a la poblacin a
salvar su municipalidad libremente elegida. Pero la poblacin permaneci indiferente u
hostil. El da 30, el alcalde Schreider y varios consejeros fueron detenidos y sometidos a
interrogatorio, y luego puestos en libertad. El mismo da y al siguiente la Duma continu en
sesin, interrumpida frecuentemente par guardias rojos y marinos, quienes venan cortsmente a invitar a la asamblea a que se disolviera. En la sesin del 2 de diciembre, un oficial
y algunos marinos penetraron en la sala Nicols mientras un orador ocupaba la tribuna y
ordenaron a los asistentes que salieran, ya que de lo contrario se hara uso de la fuerza. La
asamblea obedeci, protestando hasta el fin, no cediendo sino ante la violencia.
La nueva Duma, elegida diez das ms tarde y en cuyas elecciones se negaron a participar
moderados, result casi enteramente bolchevique...[18]
Subsistan diversos centros de peligrosa oposicin, entre otros las Repblicas de Ucrania
y Finlandia, que adoptaban actitudes resueltamente antisoviticas. Simultneamente, en
Helsingfors y en Kiev, los gobiernos concentraban sus tropas ms seguras y se ponan en
campaa para aplastar al bolchevismo, al mismo tiempo que desarmaban y expulsaban a las
tropas rusas. La Rada ucraniana tom bajo su mando toda la Rusia del Sur y proporcion a
Kaledin refuerzos y aprovisionamientos. Finlandia y Ucrania entablaron negociaciones
secretas con los alemanes y fueron reconocidas prontamente por los gobiernos atados, que
les facilitaron enormes emprstitos, alindose con las clases poseedoras, para crear cabezas
de puente contrarrevolucionarias contra la Rusia sovitica. Por ltimo, cuando el
bolchevismo hubo vencido en estos pases, la burguesa derrotada llam en su ayuda a los
alemanes...
Pero la amenaza ms peligrosa que tena que vencer el Gobierno sovitico era la que parta
del interior. Esta amenaza era doble: la del movimeinto de Kaledin y la del Gran Estado
Mayor de Moguilev, a la cabeza del cual se encontraba el general Dujonin.
Muraviov, que pareca tener el don de la ubicuidad, fue nombrado para el mando de las
operaciones contra los cosacos, emprendi el reclutamieno de un ejrcito rojo entre los
obreros de fbricas. Cientos de propagandistas fueron enviados a la cuenca del Don. El
Consejo de Comisarios del Pueblo, en una proclama dirigida a los cosacos,[19] les explic
lo que era el Gobierno sovitico y cmo las clases poseedoras, funcionarios, propietarios y
banqueros, juntamente con sus aliados, los seores terratenientes y los generales cosacos,
trataban de aplastar la revolucin para que sus riquezas no fueran confiscadas por el pueblo.
El 27 de noviembre, un comit de cosacos se present en el Smol-ny para ver a Trotzki y a
Lenin. Preguntaron si era cierto que el Gobierno sovitico no tena la intencin de repartir
las tierras cosacas entre los campesinos de la Gran Rusia.
No respondi Trotzki. Los cosacos deliberaron.
Bien dijeron, pero es que el Gobierno sovitico tiene la intencin de confiscar las
tierras de los grandes propietarios cosacos y repartirlas entre los cosacos trabajadores?
Lenin les contest:
Eso es qjpestin vuestra. Nosotros apoyaremos a los cosacos trabajadores en todas sus
acciones. El mejor mtodo es que comencis por constituir Soviets cosacos. Entonces,
podris estar representados en el Tsk y el Gobierno sovitico se convertir de esa manera
en vuestro gobierno...
Los cosacos regresaron y reflexionaron profundamente acerca de estas declaraciones. Dos
semanas ms tarde, Kadelin reciba una diputacin de su tropas.
Nos promete usted le pregunt la delegacin el reparto de los bienes de los seores
terratenientes cosacos entre los cosacos trabajadores?
Antes la muerte!respondi Kaledin.
Un mes ms tarde, viendo cmo su ejrcito se disolva ante sus ojos, Kaledin se salt la
tapa de los sesos. El peligro cosaco haba terminado.[20]
En Moguilev estaban reunidos el antiguo Tsik, los jefes socialistas moderados desde
Avxentiev a Tchernov, los jefes de los antiguos comits del ejrcito y los oficiales
reaccionarios. El estado mayor se negaba obstinadamente a reconocer al Consejo de
Comisarios del Pueblo. Haba agrupado en torno suyo a los Batallones de la Muerte, a los
Caballeros de San Jorge y a los cosacos del frente, y se mantena por debajo de cuerda en
estrecho contacto con los agregados militares adiados, con el movimiento de Kaledin y con
la Rada ucraniana.
Los gobiernos aliados haban dejado sin respuesta el decreto sbrela paz del 8 de
noviembre, por el cual el Congreso de los Soviets peda un armisticio general.
El 20 de noviembre Trotzki dirigi la siguiente nota a los embajadores aliados: [21]
Seor embajador,
Notas
1. Objeto del presente captulo
Este captulo abarca un perodo de dos meses, aproximadamente. 338 Comprende la poca
de las negociaciones con los Aliados, las negciaciones y el armisticio con los alemanes, y
el comienzo de las negociaciones de paz de Brest-Litovsk, a la vez que el perodo durante
el cual se sentaron los fundamentos del Estado sovitico.
Pero no era mi propsito en este volumen exponer e interpretar estos acontecimientos
histricos tan importantes: para ello, se requerira ms espacio y he reservado este trabajo
para otro libro: De Kornilov a Brest-Litovsk.
En este captulo, pues, me he limitado a los esfuerzos del Gobierno sovitico encaminados
a consolidar su poder poltico en el interior y he bosquejado las victorias sucesivas logradas
por l sobre los elementos hostiles del interior de Rusia, labor que se ha visto
momentneamente interrumpida por la desastrosa paz de Brest-Litovsk.
6 Los comandantes de ejrcito sern elegidos por los congresos de ejrcito; los
comandantes de frente, por los congresos del frente respectivo.
7 Las funciones de carcter tcnico que exijan una instruccin especial, conocimientos
especiales o una formacin prctica, tales como mdicos, ingenieros, tcnicos, telegrafistas,
radiotelegrafistas, aviadores, automovilistas, etc., se encomendarn por los comits
correspondientes de las unidades especiales solamente a aquellas personas que posean los
conocimientos necesarios.
8 Los jefes de estado mayor sern elegidos por los congresos entre las personas que
poseen una formacin especial.
9 Todos los dems miembros del estado mayor sern nombrados por los jefes del estado
mayor correspondiente y su nombramiento deber ser ratificado por los correspondientes
congresos.
Nota. Todas jas personas que posean una formacin especial deben; figurar en una lista
separada.
10 Podrn retirarse del ejrcito los oficiales en activo que pertenezcan a las claaes no
movilizables y que no hayan sido elegidos para una u otra funcin y se encuentren as con
la categora de simples soldados.
11 Todos los dems cargos que no lleven aparejadas funciones de mando, salvo los puestos
de servicios de intendencia, se proveern por nombramiento de los comandantes elegidos.
12 Se publicarn por separado instrucciones detalladas referentes a la eleccin de los
cuadros de mando.
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. ULIANOV (LENIN)
El comisario del pueblo de Guerra y Marina,
N. KRYLENKO
El comisario del pueblo de Guerra,
N. PODVOISKY
Los comisarios del pueblo adjuntos al departamento de Guerra:
KEDROV, SKLIANSKI, LEGRAN, MEJANOCHIN.
El secretario del Consejo,
N. GORBUNOV
Sobre la abolicin de las categoras y los grados civiles
Artculo 1 Quedan abolidas todas las categoras estamentales y divisiones de este tipo
existentes hasta esta fecha en Rusia, los privilegios y las restricciones a ellas inherentes, las
organizaciones e instituciones de clases y todos los grados civiles
Artculo 2 Se declaran abolidas todas las denominaciones de clases (noble, comerciante,
burgus, campesino, etc.), los ttulos (prncipe, conde, etc.), y los nombres de grados civiles
(consejeros privados, de Estado, etctera), y se instituye una sola denominacin para toda la
poblacin de Rusia: ciudadanos de la Repblica rusa.
Artculo 3 Los bienes de las instituciones de clase de la nobleza sern transferidos
inmediatamente a las autoridades rurales autnomas respectivas.
Artculo 4 Los bienes de las asociaciones de comerciantes y de burgueses sern puestos
inmediatamente a disposicin de las administraciones municipales autnomas de su
jurisdiccin.
Artculo 5 Todas las instituciones de clases, as como sus bienes y sus archivos, sern
entregados inmediatamente a las administraciones autnomas de las ciudades y los campos.
Artculo 6 Quedan derogados todos los artculos correspondientes de leyes anteriormente
en vigor.
Artculo 7 El presente decreto entrar en vigor el da de su publicacin y ser puesto en
ejecucin inmediatamente por los Soviets locales de Diputados obreros, soldados y
campesinos.
El presente decreto ha sido notificado por el Comit Ejecutivo Central de los Soviets de
Diputados obreros y soldados, en su sesin del 23 de noviembre de 1917.
El presidente del Tsik,
SVERDLOV
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. ULIANOV (LENIN)
El jefe de los servicios administrativos del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. BONTCH-BRUEVITCH
El secretario del Consejo,
N. GORBUNOV
El 3 de diciembre, el Consejo de Comisarios del Pueblo acord "reducir los salarios de los
funcionarios y empleados de todas las instituciones y servicios gubernamentales, sin
excepcin".
Comenz por fijar el salario del Comisario del Pueblo en 500 rublos por mes, con un plus
de 100 rublos por cada persona intil para el trabajo que viviera a su cargo.
Era el salario de funcionario ms elevado.
4. La condesa Pnina fue detenida y juzgada por el tribunal supremo revolucionario. El
relato del proceso figura en el captulo "Justicia revolucionaria" de mi obra siguiente: De
Kornilov a Brest-Litovsk. La acusada fue condenada a "restituir la plata y a una
amonestacin". En otras palabras, se la puso en libertad.
5. Extracto del Drug Narada ("El Amigo del Pueblo", publicacin menchevique), del 18 de
noviembre:
"La historia de la 'paz inmediata' de los bolcheviques nos hace pensar en una pelcula
cmica... Neratov se fuga - Trotzki le persigue; Neratov escala un muro - Trotzki hace lo
mismo; Neratov se zambulle de cabeza - Trotzki se tira detrs de l; Neratov trepa sobre un
tejado - Trotzki le va a los alcances; Neratov se esconde debajo de una cama - ah tenemos
a Trotzki que lo agarra. Ya lo tiene! Naturalmente, la paz se firma en el mismo punto y
hora...
"Vaco y silencio en el ministerio de Negocios Extranjeros. Los correos son respetuosos,
pero en sus rostros se dibuja una expresin custica...
"Qu tal si se detuviera a un embajador y se firmara con l un armisticio o un tratado de
paz? Pero estos embajadores son unos tipos raros. Ni se mueven, como si no hubiesen
escuchado ni media palabra. Hola, hols, Inglaterra, Francia y Alemania! Hemos firmado
con vosotros! Es posible que no sepis nada? Pues la noticia se ha publicado en todos los
peridicos y se ha fijado en todos los muros. Palabra de lonor de bolchevique que se ha
firmado la paz. No pedimos gran cosa, no tenis que hacer ms que escribir un par de
palabras...
"Los embajadores guardan silencio. Las potencias guardan silencio. Vaco y silencio en el
ministerio de Negocios Extranjeros.
"-Escucha -le dice Robespierre-Trotzki a su segundo Marat-Urinski-, vete corriendo a la
Embajada britnica y dile al embajador que proponemos la paz!
"-Vete t mismo -le responde Marat-Urinski-. No recibe.
"-Entonces, habale por telfono.
"Le estamos esperando, mi general. Cuando usted llegue, nos lanzaremos a la lucha con
todas nuestras fuerzas. Pero es importante que establezcamos, ante todo, contacto con
usted, y que antes de nada aclaremos los puntos siguientes:
"1 Sabe usted que, en su nombre, se invita a todos los oficiales susceptibles de tomar
parte en la lucha a salir de Petrogrado bajo pretexto de unirse a usted?
"2 Hacia qu fecha podemos contar con su llegada? Nos gustara saberlo, con el fin de
ajustar nuestra accin a la suya.
"A pesar de la pasividad criminal de los elementos conscientes, gracias a la cual estamos
bajo el yugo de los bolcheviques; a pesar de la increble estupidez de la mayora de los
oficiales, tan difciles de agrupar; a pesar de todo, creemos que la verdad est de nuestro
lado y que acabaremos con las fuerzas malhechoras y criminales que pretenden obrar por
amor a la patria y con la intencin de salvarla. Pase lo que pase, n
A la "lfhna advertencia" de los usurpadores del poder, nosotros contestamos: No sois
vosotros, que conducs el pas a la ruina, quienes podis amenazarnos a quienes hacemos
todo lo posible por que el pas no fenezca. No tememos a las amenazas; tenemos ante
nuestros ojos la imagen de la santa Rusia torturada. Continuaremos aprovisionando de pan
al ejrcito hasta el lmite de nuestras fuerzas, mientras vosotros no nos impidis cumplir
con nuestro deber para con nuestro pas. Cuando esto se haga imposible, el ejrcito y el pas
sern entregados a los horrores del hambre, pero la responsabilidad incumbir a quienes
han desencadenado la violencia.
El Comit Ejecutivo de empleados del ministerio de Abastos.
A todos los funcionarios
Por el presente aviso se notifica a todos los funcionarios y personas que han abandonado el
servicio del gobierno y las instituciones pblicas, o que han sido despedidas por sabotaje o
negativa de presentarse a sus trabajo en el da sealado, y que han recibido, por adelantado,
ult salario por el perodo durante el cual haban cesado de servir, que tienen la obligacin de
restituir, antes del 9 de diciembre de 1917, a las instituciones a las cuales servan, las sumas
indebidamente percibidas.
Quienes no procedan conforme a este aviso sern considerados culpables de sustraccin
fraudulenta de sumas pertenecientes al Tesoro y denunciadas al Tribunal Militar
Revolucionario.
El Comit Militar Revolucionario,
24 de noviembre de 1917.
Llamamiento del comit especial de abastos
Ciudadanos!
VOTOS
Socialistas populares
19.109
Kadetes
245.006
Demcratas campesinos
Bolcheviques
3.707
424.027
Socialistas universalistas
158
4.219
5.310
Socialrevolucionarios (moderados)
4.696
Socialrevolucionarios de izquierda
152.230
385
Demcratas radicales
413
Parroquias ortodoxas
24.139
318
4.932
14.382
Socialdemcratas unificados
11.740
Mencheviques
17.427
Grupo "Iedinstvo"
1.823
6.712
19. Proclama del Consejo de Comisarios del Pueblo a los trabajadores cosacos
"Hermanos cosacos!
"Os estn engaando. Os incitan contra el pueblo. Quieren haceros creer que los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos son vuestros enemigos, que tratan de arrebataros
las tierras cosacas y vuestra "libertad" cosaca. No creis eso, cosacos! Vuestros generales y
vuestro" seores rurales os engaan, con el fin de manteneros en la ignorancia y la
esclavitud. Aqu est, cosacos, lo que nosotros, el Consejo de Comisarios ciel Pueblo, os
dcimos. Leed atentamente y juzgad por vosotros mismos cul es la verdad, y cul la
repugnante mentira.
"La vida y el servicio cosacos siempre fueron esclavitud y penosa servidumbre. Al primar
llamamiento de las autoridades, el cosaco siempre ha tenido que ensillar su caballo y partir
en campaa. El cosaco siempre ha tenido que pagar con sus propios recursos, duramente
ganados, su equipo militar. Mientras el cosaco est en servicio, su granja marcha hacia la
ruina ms completa. Es justo esto? No; esta situacin debe terminar. Los cosacos deben,
ser liberados de la esclavitud. El nuevo Poder de los Soviets del pueblo est dispuesto para
acudir en ayuda de los cosacos trabajadores. Para ello, basta con que los propios cosacos
tomen la decisin de acabar con el antiguo estado de cosas, basta con que se nieguen a
obedecer a sus negreros, los oficiales, los grandes terratenientes, los ricos, que se sacudan
de sus espaldas el yugo maldito. Sublevaos, cosacos! Unios! El Consejo de Comisarios
del Pueblo os llama a una vida nueva, ms libre y ms feliz.
"En noviembre y diciembre se celebraron en Petrogrado congresos de los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos d toda Rusia. Estos congresos han entregado el
poder en todas las localidades en manos de los Soviets, es decir, en manos de los hombres
elegidos por el pueblo. De ahora en adelante, no debe haber en Rusia dueos ni
funcionarios escogidos desde arriba que manden al pueblo y lo arreen como un rebao. Es
el pueblo mismo quien crea sus rganos de poder. Un general no tiene ms derechos que un
soldado. Todos son iguales. Juzgad, cosacos, es eso justo o no? Nosotros os invitamos a
que os unis al orden nuevo y a elegir vuestros propios Soviets de Diputados cosacos. Es a
estos Soviets a los que debe pertenecer el poder en todas partes. No a los atamanes, con
grado de generales, sino a los representantes electos de los trabajadores cosacos, a los
hombres escogidos por vosotros mismos y que gocen de vuestra confianza.
"Los Congresos de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos de toda Rusia
han votado la entrega de todas las tierras seoriales al pueblo trabajador. No es justo esto,
cosacos? Los Kor-nilov, los Kaledin, los Dutov, los Karaulov, los Bardish, defienden con
todas sus fuerzas los intereses de los ricos y estn dispuetos a ahogar a Rusia en sangre para
que las tierras sigan en poder de los grandes terratenientes. Vosotros, los cosacos
trabajadores, sufrs pobreza, opresin, carecis de tierras. Cuntos cosacos poseen ms de
4 a 5 desiatines por cabeza? Sin embargo, los grandes terratenientes, los que poseen ya
miles de desiatines, quieren apropiarse, adems, de las tierras del ejrcito cosaco. Segn las
nuevas leyes de los Soviets, las tierras de los seores cosacos deben entregarse sin
indemnizacin a los cosacos trabajadores, a los cosacos pobres. Se os dice que los Soviets
quieren arrebataros vuestras tierras. Quin os asusta as? Los cosacos ricos, que saben bien
que el Poder sovitico desea repartiros las tierras acaparadas por ellos. Elegid, cosacos, con
quin queris estar: si con los Kprnilov y los Kaledin, los generales y los ricos, o con los
Soviets de Diputados campesinos, soldados y obreros.
"El Consejo de Comisarios del Pueblo, elegido por el Congreso de toda Rusia-, ha
propuesto a todas las naciones un armisticio inmediato y tina paz democrtica honrada, que
no acarree prdidas ni daos para nadie. Todos los capitalistas, los terratenientes, los
generales kornilovistas, se han levantado en contra de la poltica pacifista de los Soviets. La
guerra les proporciona a ellos beneficios, poder, honores y ascensos. Pero a vosotros, los
cosacos de filas, qu os proporciona? Como vuestros hermanos, los soldados y los
marinos, perecis sin motivo ni razn. Pronto har tres aos y medio que dura esta maldita
guerra, guerra premeditada por los capitalistas y los terratenientes de todos los pases para
servir sus intereses, sus rapias mundiales. A los trabajadores cosacos la guerra no les ha
trado ms que la ruina y la muerte. Ha agotado todos los recursos de la vida campesina
cosaca. La nica salvacin para todo nuestro pas, y en particular para los cosacos, consiste
en una paz rpida y honrada. El Consejo de Comisarios del Pueblo ha declarado a todos los
pueblos: "No queremos quedarnos con lo que pertenece a otros pueblos, pero tampoco
queremos entregar lo nuestro a nadie. Queremos una paz sin anexiones, ni
indemnizaciones. Cada nacin debe decidir su propio destino. Ninguna nacin debe oprimir
a otra". Esta es la paz democrtica, honrada, la paz de los pueblos, que el Consejo de
Comisarios del Pueblo propone a todos, aliados y enemigos. Los resultados estn a la vista:
-en ei frente ruso se ha concertado un armisticio.
"Ha dejado de correr la sangre de los cosacos y los soldados rusos. Decid, cosacos!
Queris que contine esta matanza espantosa, insensata, criminal? Si lo queris as,
entonces apoyad a los kadetes, a los enemigos del pueblo, apoyad a Chernov, a Tseretelli, a
Skobelev, que os lanzaron a la ofensiva del I9 de julio, apoyad a Kornilov, que instaur en
el frente la pena de muerte para los soldados y los cosacos. Pero si queris una paz rpida y
honrada, ingresad en las filas de los Soviets y apoyad al Consejo de Comisarios del Pueblo.
"Vuestra suerte, cosacos, est en vuestras propias manos. Nuestros enemigos comunes, los
grandes terratenientes, los capitalistas, los oficiales kornilovistas, la prensa burguesa, os
engaan y os conducen a la ruina. En Orenburg, Dutov detuvo al Soviet y desarm a la
guarnicin. Kaledin amenaza a los Soviets en la provincia del Don. Ha declarado la
provincia en estado de guerra y concentra sus tropas. Kara\tlov dispara sobre las tribus del
Cucaso. Los burgueses kadetes les suministran todos los millones necesarios. Su finalidad
comn es aniquilar a los Soviets del pueblo, aplastar a los obreros y campesinos, restablecer
en el ejrcito la disciplina del ltigo y mantener en eteffia esclavitud a los trabajadores
cosacos.
"Nuestras tropas revolucionarias avanzan hacia el Don y los Urales para poner fin a esta
accin criminal dirigida contra el pueblo. Los jefes de las tropas revolucionarias han
recibido la orden de no entablar ninguna negociacin con los generales rebeldes y de obrar
enrgicamente, sin piedad.
"Cosacos! De vosotros depende el que deje de correr la sangre de vuestros hermanos. Os
tendemos la mano. Unios al pueblo contra sus enemigos. Declarad a Kaledin, Kornilov,
Dutov, Karaulov y a todos sus ayudantes y cmplices, enemigos del pueblo, traidores y
perjuros. Detenedlos y ponedlos en manos de las autoridades soviticas, que harn que se
les juzgue pblica y abiertamente por los tribunales revolucionarios. Cosacos! Formad
Soviets de Diputados cosacos! Tomad en vuestras manos rudas de trabajadores la direccin
de todos los asuetos cosacos! Apoderaos de las tierras de los ricos! Tomad su trigo, sus
aperos y su ganado para cultivar las tierras de los cosacos trabajadores, arruinados por la
guerra!
"Adelante, cosacos, al combate por la causa comn del pueblo!
"Vivan los cosacos trabajadores!
"Viva la unin de los cosacos, soldados, campesinos y obreros!
"Viva el poder de los Soviets de Diputados cosacos, soldados, obreros y campesinos!
"Abajo la guerra! Abajo los grandes terratenientes y los generales kornilovistas!
"Vivan la paz y la fraternidad de los pueblos!"
El Consejo de Comisarios del Pueblo.
20. En el momento de escribir esto, el autor no conoca el desarrollo ulterior del
movivmiento contrarevolucionario cosaco.[Nota de la Editorial]
21. La correspondencia diplomtica del Gobierno de los Soviets. Las notas de Trotzki a
los aliados y a las potencias neutrales, y las de los agregados militares al general Dujonin,
son demasiado extensas para ser reproducidas aqu. Pertenecen, por otra parte, a un perodo
distinto de la historia de la Repblica de los Soviets. Las relaciones del Gobierno sovitico
con el extranjero sern estudiadas en detalle en el volumen siguiente: De Kornilov a BrestLitovsk.
22. Llamamiento al frente contra Dujonin
"...La lucha por la paz ha tropezado con la resistencia de la burguesa y los genefales
contrarrevolucionarios... Segn los peridicos, los agentes y aliados de la burguesa,
Verjovski, Avxentiev, Chernov, Gotz y Tseretelli, se han concentrado en el cuartel general
del ex comandante supremo Dujonin. Se disponen, al parecer, a formar un nuevo poder
dirigido contra los Soviets.
"Camaradas soldados! Todos estos personajes han sido ministros. Han obrado de acuerdo
con Kerenski y la burguesa. Son responsables de la ofensiva del I9 de julio y de la
prolongacin de la guerra. Han prometido la tierra a los campesinos, pero han hecho
detener a los comits agrarios. Han restablecido la pena de muerte para los soldados. Se
hallan a las rdenes de los financieros franceses, ingleses y norteamericanos...
"El general Dujonin ha sido destituido de su cargo de comandante supremo, por haberse
negado a ejecutar las rdenes del Consejo de Comisarios ael Pueblo... Contesta haciendo
circular entre las tropas la nota de los agregados militares de las potencias imperialistas
aliadas, y trata de provocar una contrarrevolucin...
"No obedezcis a Dujonin! No respondis a sus provocaciones! Vigiladlo estrechamente,
a l y a su grupo de generales contrarrevolucionarios...!"
23. Extracto de la orden N 2 al Ejrcito y a la Flota
"...El general Dujonin, ex comandante supremo, es declarado enemigo del pueblo por
haberse negado a ejecutar las rdenes recibidas y haber emprendido una accin criminal
susceptible de desencadenar una guerra civil. Todo el que apoye a Dujonin ser detenido,
sin consideracin a su situacin social o poltica ni a su pasado. Estas detenciones sern
llevadas a cabo por comisarios provistos de poderes especiales. Encargo al general
Manijovski de la ejecucin de las anteriores disposiciones..."
CAPITULO XII
EL CONGRESO CAMPESINO
El 18 de noviembre la nieve comenz a caer. Cuando nos despertamos, vimos que una capa
blanca recubra los alfizares de las ventanas, y los copos de nieve caan en remolinos tan
espesos, que no se vea a tres metros. El lodo haba desaparecido; en un abrir y cerrar de
ojos la ciudad antes triste y sombra adquiri una blancura deslumbrante. Los viejos
coches, con sus cocheros bien arropados, se haban convertido en rpidos trineos, que
saltaban sobre las asperezas de las calles, mientras las barbas de los conductores se
endurecan, congelabas por el hielo... A pesar de la revolucin, a pesar del salto vertiginoso
y terrible en el vacio que haba dado toda Rusia, la alegra se adue de la ciudad con la
llegada de la nieve. Todo el mundo sonrea; las gentes salan a las calles y tendan las
manos para atrapar los copos de nieve, suaves como plumn. El tono gris haba
desaparecido, y solamente el oro y los colores vivos de las espiras resaltaban sobre la
blancura de la nieve, lo que realzaba ms todava su esplendor oriental.
Hacia el medioda, apareci el sol, un sol plido y deslavazado. Se haban acabado los
catarros y los reumatismos de los meses lluviosos. La vida de la ciudad se anim y la
misma revolucin aceler su paso...
Un atardecer, me hallaba yo sentado en un traktir, una pequea taberna, frente a la entrada
del Smolny; era un lugar ruidoso, de techo bajo, que se llamaba "La Cabana del To Tom" y
que frecuentaban muchos guardias rojos. Se amontonaban en torno a mesitas cubiertas de
manteles manchados, ante teteras enormes de barro, llenando la sala con el humo acre de
sus cigarrillos, mientras los camareros corran de un lado a otro gritando: Seichas! Seichas!
(En seguida! En seguida!)
Sentado en un rincn, un hombre que vesta el uniforme de capitn se esforzaba por hablar
a los concurrentes, quienes constantemente le interrumpan.
- Sois unos asesinos! -les gritaba-. Disparis en las calles contra vuestros hermanos!
-Cundo fue eso? Dnde? -pregunt un obrero.
-El domingo ltimo, cuando los junkers...
-Y ellos, acaso no dispararon contra nosotros? -Uno de los hombres mostr su brazo en
cabestrillo-. Yo tengo un recuerdo de esos bandidos!
Entonces, el capitn, con toda la fuerza de sus pulmones, grit:
-Deberais manteneros neutrales! Deberais manteneros neutrales! Con qu derecho
destrus el gobierno legal? Quin es ese Lenin? Un alemn...
-Y t, un contrarrevolucionario, un provocador -le vociferaron.
Cuando pudo hacerse or de nuevo, el capitn se puso en pie:
-Est bien -dijo-. Pretendis ser el pueblo ruso. Pero el pueblo ruso no sois vosotros, son los
campesinos. Esperad a que los campesinos...
-S, s -asintieron los otros-, espera a que hablen los campesinos! Nosotros sabemos lo que
dirn. Acaso no son trabajadores como nosotros?
Todo, en efecto, dependa en ltima instancia de los campesinos. A pesar de ser gentes
polticamente atrasadas, no dejaban de tener sus ideas propias, y formaban el ochenta por
ciento de la poblacin. Los bolcheviques contaban relativamente con pocos partidarios
entre ellos, y una dictadura permanente de los obreros industriales sin los campesinos era
sencillamente imposible... El partido tradicional de los campesinos era el partido
socialrevolucionario; de cuantos partidos apoyaban al Gobierno sovitico, la izquierda
socialrevolucionaria era la heredera lgica del papel de gua de los campesinos y la que, por
hallarse a merced del proletariado organizado de las ciudades, ms necesitaba del apoyo de
los campesinos.
El Smolny, por su parte, no los haba descuidado. Despus del decreto sobre la tierra, uno
de los primeros actos del nuevo Tsik haba consistido en convocar un congreso de
campesinos. Das ms tarde, apareci el reglamento referente a los comits agrarios
cantonales (volott) seguido del llamamiento de Lenin a los campesinos, que explicaba en
trminos sencillos lo que eran la revolucin bolchevique y el nuevo gobierno.[1] El 16 de
declar, en efecto, que si el congreso no tena poderes sobre el Comit Ejecutivo, tampoco
ste poda tenerlos sobre el congreso. El 25 de noviembre la asamblea decidi que los
poderes del Comit Ejecutivo seran asumidos por la conferencia extraordinaria y que slotomaran parte en la votacin los miembros del ejecutivo elegidos regularmente como
delegados.
Al da siguiente, a pesar de la violenta oposicin de los bolcheviques, se hizo una enmienda
a esta resolucin, en virtud de la cual todos los miembros del Comit Ejecutivo, delegados
o no, votaran en la asamblea.
El 27 se sostuvo el debate sobre la cuestin agraria, en el cual se revelaron las diferencias
existentes entre el programa bolchevique y el de los sociayfevolucionarios de izquierda.
Katchinski esboz, en nombre de esta fraccin, la historia del problema agrario a lo largo
de la revolucin. El primer Congreso de los Soviets campesinos, dijo, haba votado una
resolucin escueta en pro de la entrega inmediata de las grandes propiedades a los comits
agrarios. Pero los jefes de la revolucin y los burgueses del gobierno se haban opuesto a
que el problema quedara resxielto antes de la reunin de la Asamblea Constituyente... El
segundo perodo de la revolucin, "el perodo de las componendas", se haba caracterizado,
segn l, por la entrada de Tchernov en el gabinete. Los campesinos creyeron firmemente
que se acercaba la solucin prctica del problema de la tierra; pero, a pesar del mandato
imperativo del primer congreso campesino, los reaccionarios y los "conciliadores" del
Comit Ejecutivo haban impedido toda accin. Esta poltica provoc una serie de
desrdenes en el campo, que fueron la expresin natural de la impaciencia y las
aspiraciones reprimidas de los campesinos. Estos, comprendiendo el sentido exacto de la
revolucin, queran pasar de las palabras a los hechos...
"Los recientes acontecimientos -dijo el orador- no son un simple motn, una "aventura"
bolchevique, sino un verdadero levantamiento popular que todo el pas ve con simpata...
"Los bolcheviques, de una manera general, han adoptado la nica actitud posible en el
problema de la tierra; pero, al recomendar a los campesinos que se incauten de las tierras
por la fuerza, han cometido un grave error... Han declarado desde los primeros das que los
campesinos deban apoderarse de las tierras por "la accin revolucionaria de masas". Eso es
la anarqua; el traspaso de la tierra puede llevarse a cabo con orden... Para los bolcheviques,
lo importante era que los problemas de la revolucin se resolvieran lo antes posible, pero
sin conceder ninguna importancia al modo de resolverlos...
"E1 decreto sobre la tierra del Congreso de los Soviets es idntico, en el fondo, a las
decisiones del primer congreso campesino. Por qu, entonces, no ha seguido el nuevo
gobierno la tctica trazada por dicho congreso? Porque el Consejo de Comisarios del
Pueblo quiso acelerar la solucin del problema a fin de que la Asamblea Constituyente no
tuviese ya nada que hacer...
"E1 gobierno comprendi, sin duda, que haba que tomar medidas prcticas. Pero, sin
reflexionar ms, adopt la reglamentacin de los comits agrarios, creando as una
situacin extraa, pues el Consejo de Comisarios del Pueblo aboli la propiedad privada,
siendo as que las mermas establecidas por los comits agrarios se basaban precisamente en
la propiedad privada... Sin embargo, esto no ha ocasionado dao alguno, ya que los comits
agrarios no hacen el menor caso de los decretos soviticos y slo aplican sus propias
medidas, las cuales descansan en la voluntad de la gran mayora de los campesinos...
"Estos comits agrarios no tratan de dar al problema ninguna solucin legislativa; eso es
misin de la Asamblea Constituyente... Pero la Asamblea Constituyente estar animada del
deseo de satisfacer la voluntad de los campesinos rusos? No lo podemos afirmar... De lo
nico que estamos seguros es de que la decisin revolucionaria anima ahora a los
campesinos y que la Asamblea Constituyente se ver obligada a resolver el problema de la
tierra ajustndose a los deseos de los campesinos... La Asamblea Constituyente no se
atrever a dar de lado a la voluntad del pueblo..."
Despus de Katchinski tom la palabra Lenin, a quien ahora escuch el auditorio con vida
atencin:
"En este momento, tratamos de resolver no solamente el problema de la tierra, sino todo el
problema de la revolucin social, y no solamente para Rusia, sino para el mundo entero.
"El problema agrario no puede resolverse al margen de los otros problemas de la revolucin
social. Por ejemplo, la confiscacin de las tierras provoca la resistencia, no slo de los
terratenientes rusos, sino tambin la def capital extranjero, al que se halla vinculada la gran
propiedad de la tierra por medio de los bancos...
"La gran propiedad de la tierra, en Rusia, determina la ms espantosa opresin y
explotacin, y la confiscacin de la tierra por los campesinos es uno de los pasos ms
importantes de nuestra revolucin. Pero este paso no puede desligarse de otros actos
revolucionarios, como lo revelan bien a las claras las etapas que la revolucin ha tenido que
recorrer. La primera etapa fue la del aplastamiento de la autocracia y el poder de los
capitalistas industriales y los terratenientes, cuyos intereses se hallaban estrechamente
vinculados. La segunda etapa condujo al fortalecimiento de los Soviets y a un arreglo
poltico con la burguesa. El error de los socialrevolucionarios de izquierda fue el no
haberse opuesto entonces a la poltica de componendas bajo el pretexto de que
consideraban que el desarrollo de la conciencia de las masas no se hallaba an maduro.
"Si el socialismo no pudiera implantarse hasta que todo el mundo sin excepcin haya
alcanzado el desarrollo intelectual suficiente, no veriamos el socialismo, probablemente,
antes de quinientos aos. El partido poltico de la clase obrera es la vanguardia de esta
clase; no debe dejarse detener en su marcha por el bajo nivel de educacin de las masas,
sino que debe ponerse al frente de ellas, valindose de los Soviets como instrumentos de su
iniciativa revolucionaria... Pero para ponerse a la cabeza de los vacilantes es preciso que los
cama-radas socialrevolucionarios de izquierda dejen ellos mismos de vacilar.
"Desde el mes de julio ltimo ha comenzado a producirse una ruptura abierta en las
relaciones entre las masas populares y los "conciliadores"; y sin embargo, hoy, en
noviembre, la izquierda socialrevolucionaria sigue tendiendo la mano a Avxentiev, quien
trata de dar largas al pueblo. Si continan las componendas, se acabar la revolucin. Con
la burguesa no hay transaccin posible; su poder tiene que ser definitivamente aplastado.
"Los bolcheviques no hemos modificado nuestro programa agrario. No hemos renunciado a
abolir la propiedad privada sobre la tierra, ni pensamos hacerlo. Hemos aceptado la
reglamentacin de los comits agrarios, que no se basa en modo alguno en la propiedad
privada, porque nos esforzamos por cumplir la voluntad popular, fieles a los deseos y
mandatos del pueblo, con el fin de estrechar ms todava la coalicin de todos los
elementos que luchan por la revolucin socialista.
"Invitamos a los socialrevolucionarios de izquierda a formar parte de esta coalicin, pero
insistiendo en que dejen de mirar hacia atrs y rompan con los 'conciliadores' de su propio
partido.
"En lo que se refiere a la Asamblea Constituyente, es cierto, como deca el orador anterior,
que el resultado de sus trabajos depender de la presin revolucionaria ejercida por las
masas. A esto yo aado: tened confianza en esta presin revolucionaria, pero no olvidis
vuestro fusil!"
A continuacin, Lenin dio lectura al proyecto de resolucin de los bolcheviques:
El Congreso campesino aprueba por unanimidad e ntegramente el decreto sobre la tierra de
8 de noviembre de 1917, votado por el Congreso de Diputados obreros y soldados de toda
Rusia, y promulgado por el Consejo de Comisarios del Pueblo, como Gobierno provisional
obrero y campesino de la Repblica rusa.
El Congreso campesino expresa su firme e inquebrantable decisin de apoyar con todas sus
fuerzas la aplicacin de este decreto; exhorta a los campesinos a que le presten su apoyo
unnime y a que ellos mismos lo pongan en ejecucin sin demora; los exhorta, asimismo, a
elegir para todos los puestos importantes solamente a quienes hayan demostrado con
hechos, y no simplemente con palabras, su absoluta fidelidad a \es intereses de los
trabajadores campesinos explotados y su volifntad y capacidad para defender estos
intereses contra toda resistencia por parte de los grandes propietarios, de los capitalistas y
de todos sus secuaces y cmplices.
El Congreso campesino se declara, al mismo tiempo, convencido de que la total ejecucin
de las medidas previstas en el decreto sobre la tierra slo ser posible mediante el triunfo de
la Revolucin socialista obrera iniciada el 7 de noviembre; de que slo la Revolucin
socialista podr asegurar: 1 la entrega definitiva de la tierra a los campesinos trabajadores
(excluyendo toda posibilidad de retorno al orden anterior); 2 la confiscacin de las fncasmodelo y su entrega a las comunidades de campesinos; 3 , la confiscacin de la maquinaria
agrcola perteneciente a los grandes terratenientes; 4 , la defensa de los intereses de los
obreros agrcolas mediante la abolicin total de^la esclavitud asalariada; 5 , la distribucin
regular y sistemtica de los productos de la agricultura y de la industria entre todas las
regiones de Rusia; 6 , la incautacin de los bancos (sin la cual sera imposible, despus de
abolida la propiedad privada, el paso de las tierras a la propiedad de todo el pueblo); 7 , las
dems clases de ayuda a los obreros por parte del Estado. . . Por todas estas razones, el
Congreso campesino, que apoya sin reservas la Revolucin socialista del 7 de noviembre,
expresa su resolucin inquebrantable de llevar a cabo, progresivamente pero sin vacilacin
alguna, las medidas conducentes a la transformacin socialista de la Repblica rusa.
Condicin indispensable para el triunfo de la Revolucin socialista, la nica que puede
asegurar el xito perdurable y la total ejecucin del decreto sobre la tierra, es la unin
estrecha de los trabajadores explotados de los campos con la clase obrera y el proletariado
de todos los pases avanzados. De ahora en adelante, en la Repblica rusa, toda la
organizacin del Estado, de arriba abajo, deber descansar sobre esta unin. Slo ella,
aniquilando toda tentativa directa o indirecta, abierta o encubierta, para volver a una
poltica de componendas con la burguesa y con sus dirigentes -poltica condenada por las
experiencias hechas con los ejecutores de la poltica burguesa-, podr asegurar el triunfo del
socialismo en el mundo.
Los elementos reaccionarios enquistados en el Comit Ejecutivo no se atrevieron ya a
manifestarse abiertamente. Chernov, sin embargo, habl varias veces con una imparcialidad
revestida de modestia y que ganaba las simpatas. Se le invit, incluso, a que ocupara un
puesto en el presidium... La segunda noche del congreso, el presidente recibi una nota
annima que solicitaba para Chernov la presidencia de honor del congreso. Ustinov ley la
nota en voz alta, pero Zinoviev se puso de pie inmediatamente, gritando que se trataba de
un ardid del antiguo Comit Ejecutivo para apoderarse de la direccin del congreso; en un
instante la sala, en ambos bandos, se convirti en un mar encrespado de brazos
gesticulantes y de rostros enfurecidos-No obstante, Chernov sigui conservando su
popularidad. Durante los turbulentos debates en torno al problema agrario y 2 la resolucin
de Lenin, los bolcheviques estuvieron a punto de abandonar a la asamblea en dos ocasiones,
pero en ambas fueron contenidos por sus jefes... Yo llegu a tener la impresin de que el
congreso se encontraba en una callejn sin salida.
Ninguno de nosotros saba que en el Smolny estaban celebrndose ya, en aquellos
momentos, conversaciones secretas entre la izquierda socialrevolucionaria y los
bolcheviques. Al principio, los social-revolucionarios de izquierda exigan un gobierno que
incluyese a todos los partidos socialistas, representados o no en los Soviets, y responsable
ante un congreso del pueblo, formado por un nmero igual de delegados de las
organizaciones de obreros y soldados y de las organizaciones campesinas, y completado por
delegados de las Dumas municipales y los zemstvos. Lenin y Trotzki seran eliminados, y
se procedera a la disolucin del Comit Militar Revolucionario y de los otros rganos de
represin.
En la maana del mircoles, 28 de noviembre, despus de una lucha enconada que se haba
prolongado toda la noche, se concert un acuerdo. El Tsitk, compuesto por 108 miembros,
debera ampliarse, incluyendo: 108 miembros elegidos por el congreso campesino a base
del sistemare representacin proporcional, 100 delegados elegidos por sufragio directo
entre el ejrcito y la marina, y 10 representantes de los sindicatos (35 de los sindicatos de
toda Rusia, 10 de los Ferroviarios y 5 de Correos y Telgrafos). Se prescinda de las Dumas
y los zemstvos. Lenin y Trotzki continuaran en el gobierno y seguira funcionando el
Comit Militar Revolucionario.
Las sesiones del congreso, entre tanto, se trasladaron a la antigua escuela Imperial de
Derecho, en el nmero 6 de la Fontanka, sede del Comit Ejecutivo de los Soviets
campesinos. En la tarde del mircoles, los delegados se reunieron en el amplio anfiteatro.
El antiguo Comit Ejecutivo se habla retirado y en aquellos mismos momentos deliberaba
oficiosamente en otra sala; en la reunin tomaban parte los delegados descontentos y los
representantes de los comits del ejrcito.
Chernov iba de una a otra asamblea, observando atentamente la marcha de los -debates.
Saba que se estaba negociando un acuerdo con los bolcheviques, pero ignoraba que el
acuerdo haba sido concertado.
Dirigindose a la asamblea oficiosa, declar:
-Ahora quertodo el mundo se muestra en favor de un gobierno integrado por todos los
socialistas, muchos olvidan al primer ministerio, que no era un gobierno de coalicin y que
no tena ms que un solo socialista, Kerenski; ese gobierno fue muy popular en sus das.
Hoy, se acusa a Kerenski; se olvida que fue llevado al poder, no slo por los Soviets, sino
tambin por las masas populares.
Por qu ha cambiado la opinin pblica con relacin a Kerenski? Los salvajes adoran a
dioses a los que dirigen sus plegarias y a los que castigan cundo " alguno de sus ruegos no
es" escuchado... Eso es, exactamente, lo que ocurre en este momento... Ayer, Kerenski; hoy,
Lenin y Trotzki; maana, algn otro.
"Nosotros habamos propuesto a ambos, a Kerenski y a los bolcheviques, que abandonaran
el poder. Kerenski ha aceptado: hoy, han hecho saber desde su retiro que presentaba su
dimisin como primer ministro. Los bolcheviques se obstinan en conservar el poder, a pesar
de que no saben cmo ejercerlo...
"Lo mismo si los bolcheviques triunfan que si fracasan, la suerte de Rusia no cambiar. Los
pueblos rusos saben perfectamente lo que quieren; ellos mismos estn aplicando sus propias
medidas... Es el campo el que, a la postre nos salvar..."
Entre tanto, Ustinov haba anunciado en el gran saln el acuerdo concertado entre el
congreso campesino y el Smolny, y, al conocerlo, una alegra indsscriptible se adue de
los delegados. De pronto, apareci Chernov y pidi la palabra.
"Tengo entendido -comenz a decir- que se va a concertar un acuerdo entie el congreso
campesino y el Smolny. Semejante acuerdo sera ilegal, ya que el verdadero Congreso de
los Soviets campesinos no se rene sino hasta la prxima semana...
"Por otra parte, quiero advertiros que los bolcheviques no aceptarn jams vuestras
exigencias..."
Una inmensa carcajada de mil gargantas lo interrumpi. Dndose cuenta de la situacin,
abandon la tribuna y la sala, llevndose con l su popularidad...
-Oye -dijo uno de ellos-, quisiera yo ver si nos quitan la tierra ahora!
Cerca del Smolny, los guardias rojos estaban alineados a los lados de la calle, locos de
alegra. El otro viejo campesino le dijo a su ca-marada:
-No me siento cansado; parece como si hubiese hecho todo el camino por el aire.
En la escalinata del Smolny, un centenar de diputados obreros y soldados, con sus banderas,
se destacaba formando una masa sombra contra la luz que brotaba del interior entre las
arcadas. Como un alud se precipitaron hacia los campesinos, estrechndolos contra sus
pechos y abrazndolos; despus, la comitiva, tras de haber franqueado la amplia entrada,
subi pesadamente las escaleras, con un ruido de trueno.
En el gran saln blanco aguardaban el Tsik, el Soviet de Petrogrado en pleno y un
contingente de espectadores que llegara al millar, con esa solemnidad que acompaa a los
grandes momentos de la historia.
Zinoviev, en medio de la ruidosa aprobacin de los asistentes, que se convirti en
tempestad cuando los acordes de la msica resonaron en el pasillo y la cabeza de la
comitiva penetr en la sala, anunci el acuerdo concertado con el congreso campesino. El
presidium se puso en pie para'dejar sitio en el estrado al del congreso campesino y se
cambiaron abrazos. Detrs de ellos, las dos banderas fueron enlazadas sobre el muro
blanco, encima del marco vaco del que se haba arrancado el retrato del zar...
Despus, se abri la sesin triunfal. Tras algunas palabras de bienvenida pronunciadas por
Sverdlov, subi a la tribuna Mara Spi-ridonova, delgada, plida, con sus gafas y su
cabellera lisa, con el aire de una institutriz puritana; era, en aquellos das, la mujer ms
querida y ms poderosa de Rusia.
-Ante los obreros de Rusia se abren ahora horizontes que la historia jams ha conocido...
Todos los movimientos obreros del pasado acabaron con una derrota. El movimiento
presente es un movimiento internacional, y por tanto invencible. No hay fuerza en el mundo
que pueda extinguir la llama de la revolucin. El viejo mundo se hunde, el nuevo comienza
a alborear...
Despus de ella habl Trotzki, lleno de fuego:
-Os doy la bienvenida, camaradas campesinos! Estis aqu no como invitados, sino como
dueos de esta casa en la que late el corazn de la revolucin. La voluntad de millones de
obreros est concentrada en esta sala. De ahora en adelante, la tierra de Rxisia no conoce
ms qxie un dueo, la gran alianza de los obreros, soldados y campesinos...
Luego, en tono mordaz y sarcstico, habl de los diplomticos aliados, que hasta entonces
mantenan una actitud desdeosa hacia u proposicin rusa de armisticio, aceptada por las
potencias centrales.
-Hoy nace una nueva humanidad. Desde esta sala, juramos a los trabajadores de todos los
pases mantenernos sin desfallecimiento en nuestro puesto revolucionario. Si sucumbimos,
ser en defensa de nuestra bandera...
Krylenko expuso la situacin en el frente, donde Dujonin preparaba la resistencia contra el
Consejo de Comisarios del Pueblo.
-Que Dujonin y sus cmplices sepan que trataremos implacablemente a quienes traten de
cerrarnos el camino de la paz.
Dybenko salud a la asamblea en nombre de la flota, y Kruschinski, miembro del Vikjel,
declar:
-Ahora que la unin de todos los verdaderos socialistas se ha realizado, todo el ejrcito de
los ferroviarios se pone a las rdenes de la democracia revolucionaria.
Luego les toc al turno a Lunacharski, que habl con lgrimas en los ojos; a Prochian,
quien intervino en nombre de la izquierda socialrevolucionaria, y por ltimo a Sajarasvili,
que en nombre del grupo de los interjiacionalistas unificados, formado por miembros de los
grupos Martov y Gorki, declar:
-Habamos abandonado el Tsik como protesta contra la poltica intransigente de los
bolcheviques y para obligarlos a hacer las necesarias concesiones encaminadas a realizar la
unin de toda la democracia revolucionaria. Ahora que esta unin se ha hecho,
consideramos como un deber sagrado ocupar otra vez nuestros puestos en el Tsik...
Declaramos que todos los que se han retirado del Tsik deben reintegrarse a l.
Staschkov, viejo campesino venerable, miembro del presidium del congreso campesino,
haciendo una reverencia hacia los cuatro lados del saln, dijo:
-Os saludo, con mis mejores deseos, en ocasin del bautismo de la nueva vida y la nueva
libertad rusas!
Desfilaron por la tribuna Gronski, en nombre de los socialdem-cratas polacos; Skrypnik,
en el de los comits de fbrica; Tifonov, en el de las trop'as rusas de Salnica, y muchos
ms, dejando hablar a sus corazones con la generosa elocuencia de los anhelos cumplidos...
A hora avanzada de la noche se vot por unanimidad la siguiente resolucin:
El Comit Central de los Soviets de obreros y soldados de toda Rusia, el Soviets de
Petrogrado y el congreso extraordinario de campesinos de toda Rusia ratifican los decretos
sobre la tierra y la paz, votados por el segundo Congreso de los Soviets de los Diputados
obreros y soldados, y el decreto sobre el control obrero, votado por el Comit Central
Ejecutivo de toda Rusia.
Las asambleas conjuntas del Tsik y del congreso campesino panruso expresan su firme
conviccin de que la alianza de los obreros, soldados y campesinos, la unin fraternal de
todos los trabajadores y de todos los explotados, consolidar el poder por ella conquistado y
tomar todas las medidas revolucionarias necesarias para acelerar el paso del poder a
manos de los trabajadores en los dems pases, asegurando as una victoria perdurable a la
causa de la paz justa y del socialismo.[2]
Notas
1. Respuesta a las preguntas de los campesinos
En respuesta a numerosas preguntas formuladas por los campesinos se aclara que, de ahora
en adelante, todo el Poder del Estado pasa ntegramente a manos de los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos. Despus de haber triunfado en Petrogrado y en
Mosc, la revolucin obrera va triunfando en los dems centros de Rusia. El Gobierno
obrero y campesino asegura la alianza de la masa de los campesinos, de los campesinos
ms menesterosos, de la mayora de los campesinos, con los obreros contra los
terratenientes, contra los capitalistas.
En consecuencia, los Soviets de Diputados campesinos, en primer lugar los de los distritos
y despus de ellos los de las provincias, son a partir de ahora, y hasta la convocatoria de la
Asamblea Constituyente, los rganos soberanos del Poder del Estado en las diversas
localidades.. La propiedad de la tierra ha sido abolida por el Segundo Congreso di Soviets
de toda Rusia. El actual Gobierno provisional obrero y campesino ha promulgado un
decreto sobre la tierra. De acuerdo con este decreto, todas las tierras de los terratenientes
pasan ntegramente a manos de los Soviets de Diputados campesinos. Los comits agrarios
cantonales (de folost) deben tomar inmediatamente posesin de todas las tierras de los
terratenientes, ejercer sobre ellas un control severo, velar y mantener un orden absoluto,
preservar rigurosamente los bienes que antes pertenecieron a los terratenientes, convertidos
desde ahora en bienes del pueblo y que, por tanto, deben ser protegidos por l.
Todas las disposcionesae ios comits agrarios cantonales tomadas con el asentimiento de
los Soviets de Diputados campesinos de las provincias, en ejecucin de los decretos del
Poder revolucionario, son completamente legales y deben ser aplicadas inmediatamente y
sin restriccin.
El Gobierno obrero y campesino, nombrado por el Segundo Congreso de los Soviets de
toda Rusia, se denomina Consejo de Comisarios del Pueblo.
El Consejo de Comisarios del Pueblo invita a los campesinos a tomar en sus manos todo el
poder en sus localidades.
Los obreros prestarn a los campesinos el apoyo ms completo en todos los sentidos,
organizarn la produccin de mquinas y aperos y pedirn a los campesinos, a cambio de
ello, que les ayuden mediante suministros de trigo.
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
VLADIMIR ULIANOV (LENIN)
Petrogrado, 18 de noviembre de 1917.