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La Revolucion Rusa Diez Dias Que Estremecieron Al Mundo John Reed - 1919

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JOHN REED

DIEZ DAS
QUE ESTREMECIERON AL MUNDO
Escrito: En 1918 y 1919.
Primera edicin: Editado e impreso en 1919 por Boni &
Liveright, Inc. para International Publishers, editorial del
Partido Comunista de los EEUU, del cual Reed era miembro.
Fuente de esta versin: Edicion emitida por el Instituto
Cubano del Libro en homenaje al 50 aniversario de la
Revolucion de Octubre.
Digitalizacion: Carlos G. Galvn, 2004
Esta Edicin: Marxists Internet Archive, 2004-2005.

NDICE

PREFACIO de V. I. Lenin
PREFACIO de N. Krupskaya
PREFACIO del autor

NOTAS PRELIMINARES

I. Los orgenes

II. La tempestad se acerca


III. La vspera
IV. La cada del Gobierno provisional
V. Manos a la obra!
VI. El Comit de Salvacin
VII. El frente revolucionario
VIII. La contrarrevolucin
IX. La victoria
X. Mosc
XI. El afianzamiento del poder
XII. El congreso campesino

John Reed

Diez das que estremecieron al mundo


PREFACIO DE LENIN
A la edicin norteamericana

Despus de haber ledo, con inmenso inters e inalterable atencin hasta el fin, el libro de
John Recd, DIEZ DAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO, desde el fondo de mi
corazn lo recomiendo a los obreros de todos los pases. Quisiera que ate libro fuese
distribuido por millones de ejemplares y traducido a todas las lenguas, ya que ofrece ^ln
cuadro exacto y extraordinariamente til u de acontecimientos que tan grande importancia
tienen para comprender lo que.es la revolucin proletaria, lo que es la dictadura del
proletariado. Estas cuestiones son hoy objeto de discusin general; pero, antes de aceptar o
rechazar las ideas que encarnan, es indispensable comprender toda la significacin del
partido que con relacin a ellas se tome. El libro de John Reed, sin duda alguna, ayudar a
esclarecer este fundamental problema del movimiento obrero universal.

V. I. LENIN
Finales de 1919
John Reed

Diez das que estremecieron al mundo


PREFACIO DE N. KRUPSKAYA
A la primera edicin rusa
DIEZ DAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO es el ttulo que John Reed ha dado a
su asombrosa obra. Este libro describe, con una intensidad y un vigor extraordinarios, los
primeros das de la Revolucin de Octubre. No se trata de una simple enumeracin de
hechos, ni de una coleccin de documentos, sino de una serie de escenas vividas y a tal
punto tpicas, que no pueden por menos de evocar, en el espritu de los que fueron testigos
de la revolucin, episodios anlogos a los que ellos presenciaron. Todos estos cuadros,
tomados directamente de la realidad, traducen de manera insuperable el sentimiento de las
masas y permiten as captar el verdadero sentido de los diferentes actos de la gran
revolucin.
Se antoja extrao, a primera vista, que este libro lo haya escrito un extranjero, uri
americano que ignora la lengua del pas y sus costumbres. Al parecer, tendra que haber
cado, a cada paso, en los errores ms ridculos y omitido factores esenciales.
No suelen escribir as los extranjeros sobre la Rusia sovitica. O no entienden los
acontecimientos, o generalizan los hechos aislados, que no siempre son tpicos. Verdad es
que casi ninguno fue testigo personal de la revolucin.
John Reed no fue un observador indiferente. Revolucionario apasionado, comunista,
comprenda el sentido de los acontecimientos, el sentido de la gigantesca lucha. De ah esa
agudeza de visin, singla cual no habra podido escribir un libro semejante.
Tampoco los rusos hablan de otro modo de la Revolucin de Octubre: o bien formulan un
juicio general, o bien se limitan a describir los episodios de que fueron testigos. El libro de
John Reed ofrece un cuadro de conjunto de la insurreccin de las masas populares tal como
realmente se produjo, y por ello tendr una importancia muy particular para la juventud,
para las generaciones futuras, para aquellos a cuyos ojos la Revolucin de Octubre ser ya
historia. En su gnero, el libro de John Rced es una epopeya.
Johit Rced est inseparablemente unido a la revolucin rusa. Amaba la Rusia sovitica y se
senta cerca de ella. Abatido por el tifus reposa al pie de la muralla roja del Kremlin. Quien
ha descrito los funerales de las vctimas de la revolucin como lo hizo John Reed, merece
tal honor.

N. KRUPSKAYA
John Reed

Diez das que estremecieron al mundo


PREFACIO DEL AUTOR

Este libro es un trozo de historia, de historia tal como yo la he visto. Slo pretende ser un
relato detallado de la Revolucin de Octubre, es decir, de aquellas jornadas en que los
bolcheviques, a la cabeza de los obreros y soldados de Rusia, se apoderaron del poder del
Estado y lo pusieron en manos de los Soviets.
Se refiere, sobre todo, a Petrogrado, que fue el centro, el corazn mismo de la insurreccin.
Pero el lector debe tener en cuenta que todo lo que acaeci en Petrogrado se repiti, casi
exactamente, con una intensidad ms o menos grande y a intevalos ms o menos largos, en
toda Rusia.
En este volumen, que es el primero de una serie en la que trabajo actualmente, estoy
obligado a limitarme a una crnica de los acontecimientos de que fui testigo y a los cuales
me mezcl personalmente o conoc de fuente segura. El relato propiamente dicho va
precedido de dos captulos, donde expongo brevemente los orgenes y las causas de la
Revolucin de Octubre. S perfectamente que la lectura de estos dos captulos es difcil,
pero ambos son esenciales para comprender lo que sigue.
Buen nmero de preguntas se ofrecer al espritu del lector: Qu es el bolchevismo? En
qu consiste la forma de gobierno implantada por los bolcheviques? Por qu, estando los
bolcheviques a favor de la Asamblea Constituyente, la disolvieron, enseguida, por la
fuerza? Y por qu la burguesa, hostil a dicha Asamblea hasta la aparicin del peligro
bolchevique, se entreg despus a su defensa?
Estas preguntas no pueden tener aqu respuesta. En otro volumen, De Kornilov a BrestLitovsk donde prosigo el relato de los acontecimientos hasta la paz con Alemania inclusive,
desscribo el origen y el papel de las diversas organizaciones revolucionarias, la evolucin
del sentimiento popular, la disolucin de la Asamblea Constituyente, la estructura del
Estado sovitico, el :desarrollo y el fin de las negociaciones de Brest-Litovsk.
Al abordar el estudio de la sublevacin bolchevique, es importante tener en cuenta que no
fue el 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917, sino muchos meses antes, cuando se
produjo la desorganizacin de la vida econmica y del ejrcito rusos, trmino lgico de un
proceso que se remontaba al ao de 1915. Los reaccionarios sin escrpulos que dominaban
la corte del zar haban decidido, deliberadamente, el hundimiento de Rusia, a fin de poder
concentrar una paz separada con Alemania. La falta de armas en el frente, que tuvo como
consecuencia la gran retirada del verano de 1915; la escasez de vveres en los ejrcitos y en

las grandes ciudades, el cese de la produccin y de los transportes en 1916, todo ello
formaba parte de un. gigantesco plan de sabotaje, que la revolucin de febrero vino a
contener a tiempo.
Durante los primeros meses del nuevo rgimen, en efecto, a pesar de la confusin
consiguiente a un gran movimiento revolucionario como el que acababa de liberar a un
pueblo de 160 millones de hombres, el ms oprimido del mundo entero, la situacin
interior, as como la potencia combativa de los ejrcitos, mejoraron sensiblemente.
Pero esta "luna de miel" dur poco. Las clases poseedoras queran una revolucin
solamente poltica que, arrancando el poder al zar, se lo entregara a ellas. Queran hacer de
Rusia una repblica constitucional a la manera de Francia o de los Estados Unidos, o
incluso una monarqua constitucional como la de Inglaterra. Ahora bien, las masas
populares queran una verdadera democracia obrera y campesina.
William English Walling, en su libro El mensaje de Rusia, consagrado a la revolucin de
1905, describe perfectamente el estado de espritu de los trabajadores rusos, que ms tarde,
casi unnimente, habran de apoyar al bolchevismo:
Los trabajadores comprendan bien que, incluso bajo un gobierno liberal, se exponan a
seguir mundose de hambre si el poder continuaba en manos de otras clases sociales.
El obrero ruso es revolucionario, pero no es violento ni dogmtico ni falto de inteligencia.
Se muestra presto al combate de barricadas, pero ha estudiado las reglas y, caso nico entre
los obreros del mundo entero, es en la prctica donde las ha aprendido. Est resuelto a
llevar hasta el fin la lucha contra su opresor, la clase capitalista. No ignora que existen an
otras clases, pero exige que las mismas tomen claramente partido en el encarnizado
conflicto que se aproxima.
Los trabajadores rusos reconocan que nuestras instituciones pero no se preocupaban
mucho por cambiar un despotismo por otro (el de la clase capitalista)...
Si los obreros de Rusia se han hecho matar y han sido ejecutados por centenares en Mosc,
en Riga, en Odesa; si millares de ellos han sido encerrados en los calabozos rusos y
desterrados a los desiertos y las regiones rticas, no es para comprar los dudosos privilegios
de los obreros de los Goldfields y de Cripple-Creek...
Fue as cmo se desarroll en Rusia, en el curso mismo de una guerra exterior e
inmediatamente despus de la revolucin poltica, la revolucin social, que termin con el
triunfo del bolchevismo.
Mr. A. J. Sack, director de la Oficina de Informacin rusa en los Estados Unidos y
adversario del Gobierno sovitico, se ha expresado, en su libro El nacimiento de la
democracia rusa, de la manera siguiente:

Los Bolcheviques constituyeron un gabinete con Lenin como presidente del Consejo y
Trotzki como ministro de Asuntos Extranjeros. Poco despus de la revolucin de febrero, su
llegada al poder apareca como inevitable. La historia de los bolcheviques, despus de la
revolucin, es la historia de su ascensin constante.
Los extranjeros, los americanos particularmente, insisten, con frecuencia, sobre la
ignorancia de los trabajadores rusos. Es cierto que stos no posean la experiencia poltica
de los pueblos occidentales, pero estaban notablemente preparados en lo que concierne a la
organizacin de las masas. En 1917, las cooperativas de consumo contaban, con ms de 12
millones de afiliados. El mismo sistema de los Soviets es un admirable ejemplo de su genio
organizador. Adems, no hay probablemente en la tierra un pueblo que est tan
familiarizado con la teora del socialismo y sus aplicaciones prcticas.
William English Walling escribe sobre el particular:
Los trabajadores rusos, en su mayora, saben leer y escribir. La revuelta situacin en que se
hallaba el pas, de aos atrs, le dio la ventaja de tener por guas, no slo a los ms
inteligentes de entre ellos, sino a una gran parte de la clase culta, igualmente
revolucionara, que les aport su ideal de regeneracin poltica y social de Rusia...
Muchos autores han justificado su hostilidad al Gobierno sovitico pretextando que la
ltima fase de la revolucin no fue otra cosa que una lucha defensiva de los elementos
civilizados de la sociedad contra la brutalidad de los ataques de los bolcheviques.
Ahora bien, fueron precisamente esos elementos, las clases poseedoras, quienes, viendo
crecer el podero de las organizaciones revolucionaras de la masa, decidieron destruirlas,
costase lo que costase, y poner una barrera a la revolucin. Dispuestos a alcanzar sus
objetivos, recurrieron a maniobras desesperadas. Para derribar el ministerio Kerenski y
aniquilar a los Soviets, desorganizaron los transportes y provocaron perturbaciones
interiores; para reducir a los Comits de fbrica, cerraron las fbricas e hicieron desaparecer
el combustible y las materias primas; para acabar con los Comits del ejrcito
restablecieron la pena de muerte y trataron de provocar la derrota militar.
Esto era, evidentemente, arrojar aceite, y del mejor, al fuego bolchevique. Los bolcheviques
respondieron predicando la guerra de clases y proclamando la supremaca de los Soviets.
Entre estos dos extremos, ms o menos ardorosamente apoyados per grupos diversos, se
encontraban los llamados socialistas "moderados", que incluan a los mencheviques, a los
socialrevolucionarios y algunas fracciones de menor importancia. Todos estos partidos
estaban igualmente expuestos a los ataques de las clases poseedoras, pero su fuerza de
resistencia se hallaba quebrantada por sus mismas teoras.
Los mencheviques y los socialrevolucionarios consideraban que Rusia no estaba madura
para la revolucin social y que slo era posible una revolucin poltica. Segn ellos, las
masas rusas carecan de la educacin, necesaria para tomar el poder; toda tentativa en este
sentido no hara sino provocar una reaccin, a favor de la cual un aventurero sin escrpulos

podra restaurar el antiguo rgimen. Por consiguiente, cuando los socialistas "moderados"
se vieran obligados por las circunstancias a tomar el poder, no osaran hacerlo.
Crean que Rusia deba recorrer las mismas etapas polticas y econmicas que la Europa
occidental, para llegar, al fin, y al mismo tiempo que el resto del mundo, al paraso
socialista. Asimismo, estaban de acuerdo con las clases poseedoras en hacer primero de
Rusia un Estado parlamentario, aunque iin poco ms perfeccionado que las democracias
occidentales, y, en consecuencia, insistan en la participacin de las clases poseedoras en el
gobierno. De ah a practicar una poltica de colaboracin no haba ms que un paso. Los
socialistas "moderados" necesitaban de la burguesa; pero la burguesa no necesitaba de los
socialistas "moderados". Los ministros socialistas se vieron obligados a ir cediendo, poco a
poco, la totalidad de su programa, a medida que las clases poseedoras se mostraban lo ms
apremiantes.
Y finalmente, cuando los bolcheviques echaron abajo todo esc hueco edificio de
compromisos, mencheviques y socialrevolucionarios se encontraron en la lucha al lado de
las clases poseedoras. En todos los pases del mundo, sobre poco ms o menos, vemos
producirse hoy el mismo fenmeno.
Lejos de ser una fuerza destructiva, me parece que los bolcheviques eran en Rusia el nico
partido con un programa constructivo y capaz de imponer ese programa al pas. Si no
hubiesen triunfado en el momento que lo hicieron, no hay apenas duda para mi de los que
los ejrcitos de la Alemania imperial habran entrado en Petrogrado y Mosc en diciembre,
y de que uri zar cabalgara hoy de nuevo sobre Rusia.
An est de moda, despus de un ao de existencia del rgimen sovitico, hablar de la
revolucin bolchevique como de una "aventura". Pues bien, si es necesario hablar de
aventura, sta fue una de las ms maravillosas en que se ha empeado la humanidad, la que
abri a las masas laboriosas el terreno de la historia e hizo depender todo, en adelante, de
sus vastas y naturales aspiraciones. Pero aadamos que, antes de noviembre, estaba
preparado el aparato omediante el cual podran ser distribuidas a los campesinos las tierras
de los grandes terratenientes; que estaban constituidos tambin los Comits de fbrica y los
sindicatos, que habran de realizar el control obrero de la industria, y que cada ciudad y
cada aldea, cada distrito, cada provincia, tenan sus Soviets de Diputados obreros, soldados
y campesinos, dispuestos a asegurar la administracin local.
Independientemente de lo que se piense sobre el bolchevismo, es innegable que la
revolucin rusa es uno de los grandes acontecimientos de la historia de la humanidad, y la
llegada de los bolcheviques al poder, un hecho de importancia mundial. As como los
historiadores se interesan por reconstruir, en sus menores detalles, la historia de la Comuna
de Pars, del mismo modo desearn conocer lo que sucedi en Petrogrado en noviembre de
1917, el estado de espritu del pueblo, la fisonoma de sus jefes, sus palabras, sus actos.
Pensando en ellos, he escrito yo este libro.
Durante la lucha, mis simpatas no eran neutrales. Pero, al trazar la historia de estas grandes
jornadas, he procurado estudiar los acontecimientos como un cronista concienzudo, que se
esfuerza por reflejar la verdad.

J. R.
Nueva York, 1 de enero de 1919.

NOTAS PRELIMINARES
Para el lector medio, la diversidad de las organizaciones rusas -partidos polticos, comits y
comits centrales, Soviets, dumas, sindicatos y uniones- resulta en. extremo dificultosa.
Comenzar pues, por ofrecer unas breves definiciones y aclaraciones.
PARTIDOS POLTICOS

En las elecciones a la Asamblea Constituyente participaron en Petrogrado diecinueve listas,


y este nmero alcanz, en ciertas ciudades de provincia, hasta cuarenta. Pero, en esta rpida
exposicin de los fines y de la composicin de los partidos polticos, no se han tenido en
cuenta sino los mencionados a lo largo de la obra. No es posible dar aqu ms que una
caracterstica general de cada uno de ellos, indicando lo esencial de sus programas.
1 Monrquicos (de diversos matices, octubristas, etc.).-Estas fracciones, antes
poderosas, no existan ya abiertamente: o bien continuaban trabajando en la sombra, o bien
sus miembros se haban unido a los kadetes, que cada vez se aproximaban ms al programa
monrquico. Estn representados en este libro por Rodzianko y Chulguin.
2 Kadetes.-Se les denominaba as, de acuerdo con las iniciales del nombre del Partido
Demcrata Constitucional (K.D. en ruso). Su nombre oficial era "Partido de la libertad del
pueblo". Integrado bajo el zarismo por liberales pertenecientes a las clases poseedoras, era
el gran partido de la reforma poltica, correspondiente, sobre poco ms o menos, al Partido
progresista de Norteamrica. Cuando en marzo de 1917 estall la revolucin, fueron los
kadetes los que formaron el primer gobierno provisional. En abril fue derribado el
ministerio kadete por haberse declarado favorable a los fines imperialistas de los Aliados,
incluso a los del Gobierno zarista. A medida que se afirmaba el carcter social y econmico
de la revolucin, los kadetes se hicieron ms conservadores. Estn representados en este
libro por Miliukov, Vinaver y Chastki. Grupo de los hombres influyentes.-Habindose
hecho impopulares los kadetes por sus nexos con el movimiento contrarrevolucionario de
Kornilov, se constituy en Mosc el grupo de los "hombrse influyentes". Algunos
miembros de este grupo recibieron carteras en el ltimo gabinete de Kerenski. El grupo se
declaraba sin partido, aunque hombres como Rodzianko y Chulguin fuesen sus guas
intelectuales. Estaba compuesto por los banqueros, negociantes e industriales ms
"modernos", bastante inteligentes para comprender que a los Soviets haba que batirlos con
sus propias armas, es decir, por medio de la organizacin econmica. Representantes
tpicos: Lianozov y Konovalov.
3 Socialistas populares o frndoviqics, laboristas (Partido del Trabajo).-Partido
numricamente dbil, compuesto por intelectuales prudentes, jefes de las sociedades
cooperativas y campesinos conservadores. A pesar de llamarse socialistas, los trudoviques
defendan, en realidad, los intereses de la pequea burguesa: empleados, pequeos
comerciantes, etc. Eran los herederos directos de la tradicin conciliadora del Partido del

Trabajo de la IV Duma imperial, formada, en gran parte, por delegados campesinos .


Kerenski era el lder de los trudoviques en la Duma imperial cuando estall la revolucin
de febrero de 1917. Los socialistas populares eran un partido nacionalista. En este libro,
estn representados por Piechejonov y Tchaikovski.
4 Partido Obrero Socialdemcrata ruso.-En sus orgenes, socialistas marxistas. En el
Congreso de 1903, el partido se dividi, en torno a los problemas de tctica, en dos
fracciones: la mayora (bolshinstvo) y la minora (menshinsvo). De ah vienen los nombres
de bolcheviques y mencheviques, "miembros de la mayora" y "miembros de la minora".
Estas dos alas se convirtieron en dos partidos distintos, y ambos se daban el nombre de
"Partido obrero socialdemcrata ruso" y se consideraban marxistas. Desde 1905, a pesar de
hallarse en minora, los bolcheviques conservaron su nombre, y hasta septiembre de 1917
no reconquistaron la mayora.
a) Mencheviques.-Este partido est compuesto por socialistas de todos los matices,
convencidos de que la sociedad debe progresar hacia el socialismo por evolucin natural, y
de que los trabajadores han de comenzar por conquistar el poder poltico. Es un partido
nacionalista y el partido de los intelectuales socialistas, y, como la 20 educacin se halla
totalmente en manos de las clases poseedoras, los intelectuales obedientes ala formacin
que han recibido, abrazan, naturalmente, la defensa de estas clases. Representantes: Dan,
Lieber y Tseretelli.
b) Mencheviques intemacionalistas.-Ala izquierda de los mencheviques. Intemacionalistas,
contrarios a toda coalicin con las clases poseedoras, pero sin querer romper con los
mencheviques conservadores. Se oponan a la dictadura del proletariado, preconizada por
los bolcheviques. Trotzki fue, durante mucho tiempo, miembro de este grupo. Entre sus
jefes: Martov y Martynov.
c) Bolcheviques.-Se dieron el nombre de Partido Comunista para subrayar su ruptura
completa con la tradicin del socialismo "moderado" o "parlamentario", que contina
dominando entre los mencheviques y los "socialistas mayoritarios" de todos los pases. Los
bolcheviques preconizaban la insurreccin proletaria inmediata y la toma del poder del
Estado para apresurar la realizacin del socialismo, que exige la posesin de las industrias,
de la tierra, de las riquezas naturales y de las instituciones financieras. Este partido
representa esencialmente a los obreros de las fbricas, pero tambin a una fraccin
importante de los campesinos pobres. La palabra "bolchevique" no debe traducirse por
"maximalista": los mximalistas forman un grupo aparte (vase apartado 5 b).
d) Socialdemcratas internacionalistas unificados.-Denominados tambin "Grupo de la
Nueva Vida", por el nombre del diario Novata Jizn ("Nueva Vida"), muy influyente, que era
su rgano. Pequeo grupo de intelectuales, con algunos obreros solamente, entre ellos, los
partidarios personales de Gorki, jefe del partido. Tenian estos intelectuales casi el mismo
programa que los mencheviques intemacionalistas, salvo que rehusaban siempre aliarse con
ninguna de las dos grandes fracciones. A pesar de combatir la tctica de los bolcheviques,
formaron parte del Gobierno de los Soviets. Estn representados en este libro por Avilov y
Kramarov.

e) ledinstvo.-Pequeo grupo muy reducido y en vas de desaparecer, compuesto casi


totalmente por los discpulos personales de Plejanov, uno de los pioneros del movimiento
socialdemcrata ruso en los aos 80 y su terico ms destacado. Anciano ya, Plejanov era
extremadamente patriota y bastante conservador, incluso para los mencheviques. Despus
de la revolucin bolchevique, el grupo ledinstvo se hundi.
5 Partido socialrevolucionaro.-A sus miembros se les llama corrientemente los "S.R.",
segn las iniciales del nombre del partido. En su origen, partido revolucionario campesino
y partido de las organizaciones de combate, es decir, de los terroristas. Despus de la
revolucin de febrero, afluyeron a l numerosos contingentes de afiliados, muchos de los
cuales no haban sido antes socialistas. Por esta poca, los S.R. reclamaban la supresin de
la propiedad privada de la tierra, pero mediante indemnizacin a sus propietarios. El
desarrollo del espritu revolucionario entre los campesinos oblig pronto a abandonar esta
clusula de la indemnizacin, y los intelectuales ms jvenes y ms combativos rompieron
con el partido para formar otro nuevo, denominado "socialrevolucionario de izquierda".
Los S.R., llamados en adelante por las agrupaciones de izquierda "socialrevolucionarios de
derecha", adoptaron la actitud poltica de los mencheviques y trabajaron de acuerdo con
ellos. Acabaron por representar a los campesinos acomodados, los intelectuales y las
poblaciones sin educacin poltica de los distritos rurales alejados. Haba, sin embargo,
mayor variedad de matices en sus opiniones polticas y econmicas que entre los
mencheviques. Sus jefes estn representados en este libro por Avxentiev, Gotz, Kerenski,
Chernov y Breshkovskaia, apodada "la Abuela".
a) Socialrevolucionarios de izquierda.-Aunque compartieran en teora el programa de
dictadura proletaria de los bolcheviques, al principio estaban poco inclinados a adoptar la
tctica implacable de stos. Sin embargo, permanecieron en el Gobierno sovitico y
aceptaron algunas carteras, especialmente la de Agricultura. Se retiraron muchas veces del
gobierno, pero siempre volvan a l. Los campesinos, que desertaban cada vez ms de las
filas de los S.R., iban a engrosar el partido socialrevolucionario de izquierda, que se
convirti as en el gran partido campesino, favorable al Gobierno de los Soviets, a la
confiscacin sin indemnizacin de las grandes fincas y a un nuevo reparto efectuado por los
campesinos mismos. Jefes: Spiridonova, Karelin, Kamkov y Kalagaiev.
b) Maximalistas.-Excrecencia del partido S.R. cuando ste, en la poca de la revolucin de
1905, era el alma de un poderoso movimiento campesino y reclamaba la aplicacin
inmediata del programa socialista mximo. Despus, grupo insignificante de campesinos
anarquistas.

PROCEDIMIENTO PARLAMENTARIO

Las asambleas y congresos se organizan en Rusia a la manera europea ms bien que a la


nuestra. La primera tarea es elegir un presidente, un secretario y un presidium.
El presidium es un comit de direccin, compuesto por delegados de los diversos grupos de
la asamblea, en nmero proporcional a la importancia de cada und de ellos. l presidium

fija el orden del da, y el presidente puede recurrir a los diferentes miembros del mismo
para que presidan y dirijan provisionalmente los debates.
Cada cuestin se enuncia primero de manera general y, luego se pone a discusin; al final
del debate, cada una de las fracciones propone las resoluciones correspondientes y se vota
separadamente por cada una de ellas. Puede ocurrir, y este caso es el ms corriente, que el
orden del da se altere desde la primera media hora. Bajo el pretexto de "cuestin de orden",
admitido casi siempre por la asamblea, cualquiera puede levantarse y decir no importa qu
sobre ste o el otro asunto.
Son los diputados mismos quienes vigilan el desarrollo de la reunin, y las funciones del
presidente se reducen, prcticamente, a agitar la campanilla para mantener el orden y a
conceder la palabra a los oradores.
Casi todo el trabajo efectivo se hace en las reuniones preparatorias de las diversas
fracciones, las cuales tienen la costumbre de votar en bloque por medio de un delegado. Por
esto, cada vez que se, formula una cuestin importante sobre la cual hay que votar, la
asamblea interrumpe sus sesiones para que las fracciones puedan reunirse. La multitud, es
extremadamente ruidosa: aclama o increpa a los oradores, y hace caso omiso de las
previsiones del presidium. Los gritos que con ms frecuencia se escuchan son: Prosim!
(Por favor!), Pravilno! (Justo!), Eto vierno! (Cierto!), Dovolno! (Basta!), Doloi!
(Fuera!), Pozor! (Qu vergenza!) y Tije! (Silencio!).

ORGANIZACIONES PRINCIPALES

1 Soviets.-La palabra "Soviet" significa "Consejo". Bajo el zarismo, el Consejo Imperial


de Estado se llamaba "Gosudarstvenny Soviet". Pero desde la revolucin, el trmino
"Soviet" se ha empleado para designar las asambleas de un tipo especial, elegidas por las
organizaciones econmicas obreras, los Soviets de Diputados obreros, campesinos y
soldados. Por esta razn, he limitado el empleo de la palabra "Soviet" a estas ltimas,
traducindola en los dems cargos por la palabra "Consejo".
Adems de los Soviets locales de cada ciudad y aldea y de los Soviets de barriada (rayn)
de las grandes ciudades, existen los Soviets regionales (oblastnye) y provinciales
(gubernskje), y con residencia en la capital, un Comit Central Ejecutivo de los Soviets de
toda Rusia, denominado Tsik, de acuerdo con las iniciales de su nombre (ver ms adelante
Comits Centrales). En casi todas partes, los Soviets de diputados obreros y los de
diputados soldados se fusionaron poco despus de la revolucin de febrero. Sin embargo,
continuaron reunindose por separado para las cuestiones de orden particular. Los Soviets
de diputados campesinos no se reunieron a ellos hasta despus de la revolucin
bolchevique. Los campesinos estaban organizados de la misma manera que los obreros y
los soldados y tenan, igualmente, en la capital, su "Comit Ejecutivo de los Soviets
campesinos de toda Rusia".

2 Sindicatos.-A pesar de su nombre, estas organizaciones agrupaban casi siempre a todos


los obreros de una misma industria, y no a los de un mismo oficio. En la poca de la
Revolucin de Octubre, contaban de tres a cuatro millones de miembros. Estaban agrupadas
en una central de toda Rusia, especie de C.G.T., que tena su Comit Central Ejecutivo en la
capital.
3 Comits de fbrica.-Organizaciones creadas espontneamente por los obreros en las
fbricas mismas, con el fin de aprovecharse de la desorganizacin administrativa que haba
seguido a la revolucin y controlar la industria. Tenan como misin apoderarse de las
fbricas por la accin revolucionaria y asegurar su funcionamiento. Los Comits de fbrica
tenan tambin su organizacin para toda Rusia, con un Comit Central en Petrogrado, que
cooperaba con los sindicatos.
4 Dumas.-La palabra "Duma" quiere decir, aproximadamente, "cuerpo deliberante". La
vieja Duma imperial, que, bajo una forma democratizada, subsisti hasta seis meses
despus de la primera revolucin, muri de muerte natural en septiembre de 1917. La
Duma municipal, de la cual se trata en este libro, era el antiguo Consejo municipal
reorganizado, y se le llamaba frecuentemente "gobierno municipal autnomo". Elegida por
sufragio directo y secreto, si no acert a mantener el control de las masas durante la
revolucin bolchevique fue slo en razn del ocaso general de la influencia de todas las
asambleas exclusivamente polticas, frente al poder crecien^ te de las organizaciones
basadas en los agolpamientos econmicos.
5 Zemstvos.-Bajo el rgimen zarista, organizaciones medio polticas, medio sociales, con
muy escaso poder administrativo, creadas y dirigidas esencialmente por los liberales
intelectuales de las clases poseedoras de la tierra. Su funcin ms importante era la
educacin de los campesinos y el mejoramiento de su condicin social. En el curso de la
guerra, poco a poco los zemstvos llegaron a tener .1 su cargo el abastecimiento completo
del ejrcito ruso, as como las compras en el extranjero. Al lado de los soldados
desempearon un papel comparable al de la Y.M.C.A. norteamericana. Despus de la
revolucin de febrero, se democratiz a los zemstvos, con objeto de hacer de ellos los
rganos locales del gobierno de los distritos rurales. Pero, como las Dumas municipales, no
pudieron mantenerse al lado de los Soviets.
6 Cooperativas.-Eran las sociedades cooperativas de consumo de los obreros y los
campesinos, y agrupaban en toda Rusia, antes de j.i revolucin, a muchos millones de
miembros. El movimiento cooperativo, fundado por los liberales y los socialistas
"moderados", no ru apoyado en un principio por los grupos socialistas revolucionarios,
que slo vean en l un recurso para diferir la verdadera y total entrega a los obreros de los
medios de produccin y distribucin. Despus de la revolucin de febrero, las cooperativas
se desarrollaron o jpidamente; bajo la influencia de los socialistas populares, de los
mencheviques y de los S.R., se les utiliz hasta la revolucin bolchevique como fuerza
poltica conservadora. Sin embargo, fueron las cooperativas las que alimentaron a Rusia
despus del hundimiento .x\ antiguo edificio econmico y de los transportes.
7 Comits del Ejrcito.-Formados en el frente por los soldados para combatir la
influencia reaccionaria de los oficiales del antiguo rgimen. Cada compaa, regimiento,

brigada, divisin y cuerpo Je ejrcito tena su comit. Todos estos comits elegan el
Comit Central del Ejrcito que colaboraba con el Estado Mayor. El hundimiento del
organismo militar que sigui a la revolucin ech sobre los Comits del Ejrcito la mayor
parte del trabajo del Gran Cuartel General y, en algunos casos, incluso el mando de las
tropas.
8 Comits de la Flota.-Organizaciones correspondientes a la Marina.

COMITS CENTRALES

Durante la primavera y el verano de 1917, se reunieron en Petrogrado congresos,


extensivos a toda Rusia, de todas las organizaciones: Congreso de los Soviets, de obreros,
soldados y campesinos, congresos de los Sindicatos, congresos de los Comits de fbrica,
de los Comits del Ejrcito y de la Flota (sin hablar de los Comits militares especiales), de
las Cooperativas, de las Nacionalidades, etc. Cada una de estas asambleas elega un Comit
Central o un Comit Central Ejecutivo, encargado de defender sus intereses particulares
cerca del gobierno. A medida que el Gobierno provisional se fue naciendo ms dbil, estos
Comits Centrales tuvieron que asumir una parte cada vez ms considerable del poder
administrativo. Los comits ms importantes mencionados en este libro son:
Unin de Asociaciones.-Durante la revolucin de 1905, el profesor Miliukov y otros
liberales fundaron asociaciones de miembros de las profesiones liberales, que se agruparon
en una organizacin central llamada Unin de Asociaciones. En aquella poca, la Unin de
Asociaciones trat de llegar a un acuerdo con la democracia revolucionaria; pero en 1917
se opuso a la rebelin bolchevique y uni a los funcionarios para ir a la huelga contra la
autoridad de los Soviets.
Tsik.-Comit Central Ejecutivo de los Soviets de Diputados obreros y soldados, llamado as
de acuerdo con sus iniciales.
Tsentroflot.-Comit Central de la Marina.
Vikjel.-Comit Central, de toda Rusia, del Sindicato de Ferroviarios, as denominado por
sus iniciales.

OTRAS ORGANIZACIONES

Guardias rojas.-Trabajadores de las fbricas en armas; las guardias rojas se constituyeron,


por vez primera, durante la revolucin de 1905 y reaparecieron en las jornadas de febrero
de 1917, en las que se necesitaba, una fuerza armada para mantener el orden en la ciudad.
Habiendo recibido armas en esta ltima poca, los esfuerzos que por arrebatrselas hizo el
Gobierno provisional resultaron intiles. En cada crisis grave de la revolucin se vea

aparecer en las calles a las guardias rojas, indisciplinadas, sin entrenamiento militar, pero
llenas de ardor revolucionario.
Guardias blancas.-Voluntarios burgueses que aparecieron en escena en las ltimas fases de
la revolucin para defender la propiedad privada contra los bolcheviques. En un crecido
nmero, eran estudiantes.
Tekintsy.-Eran los famosos soldados de la "Divisin salvaje", compuesta por musulmanes
de las tribus del Asia Central y adictos a la persona del general Kornilov. Los Tekinfsy eran
conocidos por su obediencia ciega y su salvaje crueldad en el combate.
Batallones de la Muerte o Batallones de choque.-Se aplica generalmente el primero de
estos nombres al clebre Batalln femenino; pero hubo otros muchos "Batallones de la
Muerte", compuestos por hombres. Organizados por Kerenski durante el verano de 1917,
tenan como misin contribuir a reforzar la disciplina y el ardor combativo del ejrcito,
dando con ello un ejemplo de herosmo.
Los Batallones de la Muerte estaban formados, esencialmente, por jvenes y ardientes
patriotas, reclutados, en su mayor parte, entre los hijos de la clase rica.
Unin de oficiales.-Organizacin que inclua a los oficiales reaccionarios y se proponan
combatir polticamente el creciente poder 26 de los Comits del Ejrcito.
Caballeros de San Jorge.-La cruz de San Jorge se otorgaba por alguna accin brillante en
el campo de batalla. La asociacin de los Caballeros de San Jorge tenan principalmente
como fin la defensa de la idea militar.
Unin de los Campesinos.-En 1905, la Unin de los Campesinos tra una organizacin
campesina revolucionaria. En 1917 representaba el ideal poltico de los campesinos
acomodados y combata la creciente potencia y los fines revolucionarios de los Soviets de
diputados campesinos.

CRONOLOGA

Hemos adoptado aqu el calendario occidental, en lugar del antiguo calendario ruso, que
llevaba, con respecto a aqul, trece das de retraso.

FUENTES

Para la redaccin de este libro he utilizado, como fuentes, gran parte de mis propias notas.
Pero he recurrido tambin a centenares de peridicos rusos muy diversos, que forman una
serie casi completa dellperodo estudiado. Me he servido, asimismo, del diario ingls
Russian Daily News y de los dos diarios franceses Journal de Rtissie y Entente. Mucho ms

til y precioso me fue, sin embargo, el Bulletin de la Presse, publicado diariamente por la
Oficina Francesa de Informacin en Petrogrado, el cual relata todos los acontecimientos
importantes y cita los discursos y los comentarios de la prensa rusa. Poseo una coleccin
casi completa que comprende desde la primavera de 1917 hasta finales de enero de 1918.
Poseo, adems, casi todas las proclamas, decretos o avisos fijados en los muros de
Petrogrado desde mediados de septiembre de 1917 hasta el fin de enero de 1918, los textos
oficiales de todos los decretos y rdenes gubernamentales y el texto publicado por el
gobierno de los tratados secretos y otros documentos descubiertos en el ministerio de
Negocios Exteriores, al ser ocupado por los bolcheviques.

CAPTULO I
LOS ORGENES
Hacia finales de septiembre de 1917, vino a verme en Petrogrado un profesor de sociologa
extranjero que visitaba Rusia. Algunos intelectuales y hombres de negocios le haban dicho
que la revolucin estaba declinando. Despus de expresar esta opinin en un artculo, se
dedic a recorrer el pas, visitando algunas ciudades industriales y comunas campesinas,
donde, con gran asombro suyo, crey percibir que la revolucin iba desarrollndose.
Corrientemente, escuchaba entre los trabajadores de las ciudades y del campo la consigna
de reivindicar la tierra para los campesinos, las fbricas para los obreros. Si el profesor
hubiese visitado el frente, habra comprobado que el ejrcito entero no hablaba ms que de
paz.
El profesor senta gran desconcierto: se haba equivocado. Las dos observaciones eran
exactas: las clases poseedoras se hacan cada vez ms conservadoras; las masas populares,
cada vez ms radicales.
Para los intelectuales y los hombres de negocios, la revolucin haba ido ya bastante lejos y
comenzaba a durar demasiado; era tiempo de que todo volviese al orden. Compartan este
sentimiento los grupos socialistas moderados, los oborontsi[1], los mencheviques
recalcitrantes y los socialrevolucionarios, que sostenan al Gobierno provisional de
Kerenski.
El 14 de octubre, el rgano oficial de los socialistas moderados[2] deca lo siguiente:
El drama de la revolucin tiene dos actos: la destruccin del antiguo rgimen y la
instauracin del nuevo. El primer acto ha durado ya bastante. Es hora ya de pasar al
segundo y de representarlo tambin lo ms rpidamente posible. Como ha dicho un gran
revolucionario: Apresurmonos, amigos, a terminar la revolucin; aquel que la prolongue
demasiado no cosechar los frutos...
Pero las masas obreras y los campesinos se resistan obstinados a creer que el primer acto
hubiese terminado. En el frente, los Comits del Ejrcito tenan que luchar constantemente
con los oficiales, los cuales no podan habituarse a tratar a sus hombres como a seres
humanos. En la retaguardia se persegua a los comits agrarios elegidos por los campesinos,
porque trataban de aplicar los reglamentos oficiales concernientes a la tierra. En las

fbricas, los obreros se vean obligados a luchar contra las listas negras y el lock-out.[3]
Ms an: a los exiliados polticos, que acababan de regresar, se les desterraba de nuevo
como indeseables, y se lleg incluso a perseguir y encarcelar, en sus aldeas, a hombres
que haban regresado del extranjero, por actos revolucionarios cometidos en 1905.
Para todas las manifestaciones de descontento del pueblo, los socialistas moderados slo
tenan una respuesta: Esperad a la Asamblea Constituyente, que se reunir en diciembre.
Esto no satisfaca a las masas. Lo de la Constituyente estaba bien, pero olvidbanse los
fines concretos por los cuales se haba hecho la revolucin y se pudran sus mrtres en el
Campo de Marte? Con Asamblea Constituyente o sin ella, lo que se necesitaba era la paz, la
tierra y el control obrero de la industria. Muchas veces se haba diferido la convocatoria de
la Constituyente y acaso se la aplazara una o dos ms: se esperaba que el pueblo acabara
por calmarse y modificar sus exigencias. En todo caso, despus de ocho meses de
revolucin, apenas si se vislumbraba tal cosa...
Sin embargo, los soldados trataban de resolver por s mismos, desertando, la cuestin de la
paz. Los campesinos quemaban las casas seoriales y se apoderaban de las grandes
propiedades, los obreros saboteaban la industria y se declaraban en huelga... No hay que
decir que los industriales, los grandes terratenientes y los oficiales empleaban toda su
influencia para impedir cualquier compromiso democrtico...
La poltica del Gobierno provisional oscilaba entre unas reformas ineficaces y una
despiadada represin. Un decreto del ministro socialista del Trabajo prohibi reunirse a los
comits obreros durante las horas de labor.[4] En el frente se detena a los agitadores de
la oposicin, se suspendan los peridicos de izquierda y se castigaba con la pena de muerte
a los propagandistas revolucionarios. Se hicieron algunos intentos para desarmar a las
guardias rojas. Se envi a los cosacos a las provincias para mantener el orden...
Estas medidas contaban con la aprobacin de los socialistas moderados y de sus jefes,
que formaban parte del gobierno y que estimaban necesaria la colaboracin con las clases
poseedoras. El pueblo los abandon pronto, para pasarse al lado de los bolcheviques, cuyo
programa era la paz, la tierra, el control de la industria y un gobierno obrero. El conflicto se
agrav en septiembre de 1917. Contra el sentimiento de la inmensa mayora del pas,
Kerenski y los socialistas moderados consiguieron formar un gobierno de coalicin con
las clases poseedoras: el resultado fue que los mencheviques y los socialrevolucionarios
perdieron para siempre la confianza del pueblo.
Un artculo del Rabotcbi Put (El Camino Obrero), aparecido hacia mediados de octubre y
titulado Los ministros socialistas, expresaba claramente el sentimiento de las masas
populares respecto de ios socialistas moderados:
He aqu la lista de sus servicios:[5]
Tseretelli: Desarm a los obreros con la ayuda del general Polovsev, degoll a los soldados
revolucionarios e introdujo la pena de muerte en el ejrcito.

Skobelev: Comenz con una veleidad, tasando en el 100 por ciento los beneficios de los
capitalistas, y acab... por un intento de disolucin de los comits obreros de las fbricas y
de los talleres.
Avxentiev: Encarcel a muchos centenares de campesinos, miembros de los comits
agrarios, y suprimi docenas de peridicos de los obreros y los soldados.
Tchernov: Firm el manifiesto zarista ordenando la disolucin de la Dieta finlandesa.
Savinkov: Se ali con el general Kornilov y, si no entr en Petrogrado como salvador de la
patria, fue slo por una serie de circunstancias ajenas a su voluntad.
Zarudni: Encarcel, con la aprobacin de Alexinski y Kerenski, a millares de obreros,
soldados y marineros revolucionarios, y ayud a fraguar el asunto de los bolcheviques,
tan infamante para la justicia rusa como el asunto Beilis.
Nikitin: Se comport, frente a los ferroviarios, como un vulgar polizonte.
Kerenski: Mejor es no hablar de l; la lista de sus servicios es demasiado larga...
Un congreso de los delegados de la Flota del Bltico, celebrado en Helsingfors, vot una
resolucin que comenzaba as:
Exigimos que se expulse inmediatamente del gobierno al socialista Kerenski, aventurero
poltico, que, con sus vergonzosos chantajes en beneficio de la burguesa, desacredita y
hunde la gran revolucin y, con ella, a las masas revolucionarias
Todo esto no poda sino acrecentar la popularidad de los bolcheviques.
Desde febrero de 1917, en que la multitud de obreros y soldados que vena como un mar
embravecido a azotar contra los muros del Palacio de Turide haba obligado a la Duma
imperial a asumir contra su gusto el poder supremo, fueron las masas populares, obreros,
soldados y campesinos, las que imprimieron todos estos cambios .i la direccin de la
revolucin. Fueron tambin ellas quienes derribaron al ministro Miliukov, y fue su Soviet
quien lanz al mundo los trminos de la paz rusa: ni anexiones ni indemnizaciones: derecho
de los pueblos a disponer de s mismos. Y en julio, fue el proletariado quien, en una
sublevacin espontnea, tom el Palacio de Turide y exigi que los Soviets asumieran el
gobierno de Rusia.
Los bolcheviques[6] que entonces no eran ms que un pequeo grupo poltico, se pusieron
a la cabeza del movimiento. Fracas ste, de manera desastrosa, y la opinin pblica se
volvi contra ellos. Sus tropas, desprovistas de jefes, se acogieron al barrio de Vyborg, el
Fa^lbourg Saint-Antoine petersburgus. Comenz entonces la caza despiadada de
bolcheviques. Se encarcel a varios centenares, entre ellos, Trostki, Alejandra Kollontai y
Kamnev. Lenin y Zinoviev tuvieron que esconderse para escapar a la justicia. Quedaron
suspendidos los peridicos del partido. Provocadores y reaccionarios acusaron a los

bolcheviques de ser agentes de Alemania, y tanto insistieron en ello, que el mundo entero
acab por creerlos.
Pero el Gobierno provisional se vio en la imposibilidad de fundamentar sus acusaciones. Se
revel que los documentos que haban de probar la inteligencia con Alemania eran falsos.
[7] Los bolcheviques, uno por uno, fueron puestos en libertad sin sentencia, bajo fianza
ficticia o simplemente sin fianza, con excepcin de seis de ellos.
La impotencia y, la indecisin de este gobierno en perpetuo reajuste proporcionaba a los
bolcheviques un argumento irrefutable. No tardaron, pues, de nuevo, en hacer resonar entre
las masas su grito de guerra: Todo el poder a los Soviets! Y realmente no era la
ambicin personal la que los impulsaba, ya que, por entonces, la mayora de los Soviets
perteneca a los socialistas moderados, enemigos suyos encarnizados.
En seguida lanzaron su programa de accin: satisfacer las reivindicaciones ms elementales
y evidentes de los obreros, soldados y campesinos. De esta manera, mientras los
mencheviques recalcitrantes y los socialrevolucionarios se enredaban en compromisos con
la burguesa, los bolcheviques conquistaron rpidamente las masas. Acosados y
despreciados en julio, haban ganado en septiembre, casi completamente, para su causa, a
los obreros de la capital, los marinos del Bltico y los soldados. En las grandes ciudades,[8]
las elecciones municipales de septiembre fueron, a este respecto, muy significativas: los
mencheviques y los socialrevolucionarios slo consiguieron el 18 por ciento de los puestos,
contra ms del 70 por ciento en junio...
Un hecho ha preocupado a los observadores extranjeros: la oposicin extremadamente
violenta que el Comit Central Ejecutivo de los Soviets, los Comits Centrales del Ejrcito
y de la Flota[9] y algunos Comits Centrales de Sindicatos, concretamente el de
Comunicaciones y el de los Ferroviarios, hacan a los bolcheviques. Ahora bien, estos
Comits Centrales haban sido elegidos hacia mediados del verano o incluso antes, cuando
los mencheviques y los S. R. contaban con innumerables partidarios, y retardaron o
impidieron nuevas elecciones, que habran modificado su constitucin. Segn los estatutos
de los Soviets de Diputados obreros y soldados, el Congreso debera reunirse en
septiembre, pero el Tsik no quiso convocarlo, pretextando que la Constituyente iba a
reunirse dos meses ms tarde y que en esa poca los Soviets deberan entregar sus poderes.
Mientras tanto, los bolcheviques ganaban cada da terreno en todo el pas, en los Soviets
locales, en los sindicatos y entre los soldados y marineros. Los Soviets campesinos seguan
siendo todava conservadores porque en los distritos rurales atrasados, la conciencia poltica
se desarrollaba lentamente y, durante toda una generacin, slo el partido S.R. haba hecho
propaganda en el campo. Pero, incluso entre los campesinos, se estaba formando una
fraccin revolucionaria. Tal cosa se hizo visible en octubre, cuando el ala izquierda de los
S.R. se separ para formar un nuevo grupo: los socialrevolucionarios de izquierda.
Paralelamente, podan observarse no pocos sntomas de que la reaccin iba recobrando su
confianza.[10] As por ejemplo, en el teatro estaba Trotzki, de Petrogrado, cuando un grupo
de monrquicos interrumpi la representacin de una comedia titulada Los crmenes del zar
y amenaz con linchar a los actores por insulto al soberano. Ciertos peridicos pedan a
voces un Napolen ruso. Los intelectuales burgueses jams llamaban a los diputados de

los Soviets obreros (robotchie deputaty) otra cosa que perros diputados (sobatchie
depuiaty).
El 15 de octubre me entrevist con el gran capitalista Stepan Gueorguievitch Lianosov, el
Rockefeller ruso, kadete por sus opiniones polticas.
La revolucin me dijo es una enfermedad. Ms pronto o ms tarde, tendrn que
intervenir las potencias extranjeras, como se interviene a un nio enfermo para curarlo o
ayudarlo a caminar. Evidentemente, no ser ste el mejor remedio quiz, pero hay que
comprender que las naciones no pueden permanecer indiferentes ante el peligro
bolchevique y la propagacin de ideas tan contagiosas como la de la dictadura del
proletariado o la de la revolucin mundial... Hay una sola posibilidad de que esta
intervencin no se haga inevitable. En lo transportes reina la desorganizacin, cierran las
fbricas y los alemanes avanzan: acaso el hambre y la derrota devuelvan al pueblo ruso la
razn...
Con particular energa me expres el seor Lianosov su conviccin de que jams los
comerciantes e industriales, ocurriera lo que ocurriese, transigiran con la existencia de los
Comits de fbricas ni concederan a los obreros participacin en la direccin de las
industrias.
En cuanto a los bolcheviques, no hay ms que dos maneras de salir adelante: evacuar
Petrogrado y declarar el estado de sitio, para que el mando militar pueda desembarazarnos
de estos seores, sin necesidad de inquietarse por la legalidad... o bien, segunda
alternativa, dispersar por la fuerza armada la Asamblea Constituyente si manifiesta las
menores tendencias utpicas.
El invierno, el terrible invierno ruso, se aproximaba. Yo haba odo decir a los hombres de
negocios: El invierno ha sido siempre el mejor amigo de Rusia. Acaso sea l quien nos
libre de la revolucin. En el frente, helado, los miserables ejrcitos seguan padeciendo
hambre y muriendo sin entusiasmo. El material rodante se deterioraba, disminuan los
vveres, cerraban las fbricas. Las masas, desesperadas, proclamaban que la burguesa
estaba a punto de sabotear la causa del pueblo, provocando la derrota en el frente. Riga
haba sido abandonada despus de que Kornilov hubo declarado pblicamente:
Deberemos sacrificar Riga para que el pas retorne el sentido del deber?[11]
Para los norteamericanos, es inconcebible que la guerra de clases alcance tales
extremismos. Sin embargo, en el frente Norte he conocido oficiales que preferan
abiertamente el desastre militar a la colaboracin con los comits de soldados. El secretario
de la seccin de Petrogrado del partido kadete me declar que el hundimiento econmico
formaba parte de una campaa destinada a desacreditar la revolucin. Un diplomtico
aliado, cuyo nombre he prometido callar, me confirm el hecho. S tambin que cerca de
Jarkov, los propietarios de unas minas las incendiaron e inundaron; que en Mosc,
ingenieros textiles, antes de abandonar las fbricas, inutilizaron las mquinas, y que unos
obreros sorprendieron a ciertos funcionarios de los ferrocarriles en flagrante delito de
sabotaje a las locomotoras.

Una gran parte de las clases ricas preferan los alemanes a la revolucin incluso 'al
Gobierno provisional y no ocultaba estas preferencias. En la familia rusa con quien yo
viva, a la hora de cenar se conversaba invariablemente sobre la llegada de los alemanes,
que traeran la ley y el orden. Una noche, en casa de un comerciante de Mosc, a la hora
del t, pregunt a once personas si preferan a Guillermo o a los bolcheviques. Gan
Guillermo por diez contra uno.
Los especuladores se aprovechaban del desorden general para amasar fortunas que
dilapidaban en orgas fantsticas o en pagar a los funcionarios. Acaparaban stocks de
vveres o de combustibles y los exportaban clandestinamente a Suecia. Durante los cuatro
primeros meses de la revolucin, las reservas de vveres de los grandes almacenes
municipales de Petrogrado fueron saqueadas casi a la vista de todos, hasta el punto de que
la reserva de trigo para dos aos result casi insuficiente a las necesidades de un mes.
Segn el informe oficial del ltimo rriinistro de Abastecimientos del Gobierno provisional,
el caf se compraba al por mayor en Vladivostok a dos rublos la libra, y el consumidor lo
pagaba a trece en Petrogrado. En todos los almacenes de las grandes ciudades haba
toneladas de vveres y de ropas; pero slo los /icos podan comprarlos.
En una ciudad de provincia conoc a una familia de comerciantes, cuyos miembros se
haban hecho especuladores merodeadores, como los llaman los rusos. Los tres hijos
haban logrado rehuir el servicio militar, mediante el soborno. Uno especulaba con vveres,
otro venda ilcitamente a misteriosos clientes de Finlandia el oro de las minas del Lena, y
el tercero, que haba adquirido'grandes interesas en una fbrica de chocolate que
aprovisionaba a las cooperativas locales, no las abasteca sino con la condicin de que le
entregasen todo lo que necesitara. De este modo, en tanto el pueblo slo reciba, con la
cartilla, un cuarto de libra de pan negro, l dispona en abundancia de pan blanco, azcar,
t, pasteles y manteca. Y cuando los soldados, consumidos por el fro y el hambre, no
podan sostenerse en el frente, haba que escuchar con qu indignacin vociferaba esta
familia contra los cobardes, asegurando que senta vergenza de ser rusa y llamando
bandidos a los bolcheviques porque le requisaban grandes stocks de provisiones
acaparados por ella.
Bajo esta podredumbre exterior, las fuerzas secretas del antiguo rgimen, que haban
sobrevivido a la cada de Nicols II, proseguan su intenso y misterioso trabajo. Los agentes
de la famosa Ojranat seguan funcionando, por o contra el zar, por o contra Kerenski, a
sueldo de quien les pagase. En la sombra, diferentes clases de organizaciones subterrneas,
como las Centurias Negras, se dedicaban activamente a preparar el triunfo de la reaccin,
de una u otra forma.
En esta atmsfera de corrupcin y de monstruosas verdades a medias, slo se oa una nota
clara, el llamamiento de los bolcheviques, ms penetrante cada da: Todo el poder a los
Soviets! Todo el poder a los representantes directos de millones de obreros, soldados y
campesinos! Tierra y pan! Que acabe la guerra insensata! Abajo la diplomacia secreta, la
especulacin y la traicin! La revolucin est en peligro, y con ella la causa de todos los
pueblos!

La lucha entre .el proletariado y la burguesa, entre los Soviets y el gobierno, comenzada en
los primeros das de febrero, iba a alcanzar su punto culminante. Rusia, que acababa de
pasar, de un salto, de la Edad Media al siglo xx, ofreca al mundo estremecido el
espectculo de dos revoluciones: la revolucin poltica y la revolucin social, trabadas en
una lucha a muerte.
Qu vitalidad la de esta revolucin rusa, despus de tantos meses de hambre y de
decepciones! La burguesa debera haber conocido mejor a su Rusia: sopeas se vea por
ninguna parte aquella lasitud de la revolucin, de la cual se complaca en hablar.
Cuando se echa una mirada atrs, la Rusia anterior a octubre parece pertenecer a otra edad,
se la ve increblemente conservadora. Nos hemos adaptado tan pronto al nuevo y ms
rpido curso de la vida! Toda la poltica rusa se inclin tan violentamente a la izquierda,
que a los kadetes se les puso fuera de la ley, como enemigos del pueblo, a Kerenski se le
consider como n contrarrevolucionario; los jefes socialistas moderados, Tseretelli,
Dan, Lieber, Gotz y Avxentiev, parecieron demasiado reaccionarios a los ojos de sus
mismos partidarios, y hombres como Tchernov o incluso Mximo Gorki se vieron
empujados al ala derecha.
Hacia mediados de diciembre de 1917, algunos jefes socialrevolucionarios visitaron en
grupo al embajador britnico, sir George Buchanan, al cual le suplicaron que no hiciese
declaraciones sobre esta visita, por estar considerados como muy derechistas.
Cuando pienso coment sir George que hace un ao m gobierno me ordenaba no
recibir a Miliukov, porque era peligrosamente izquierdista!
Septiembre y octubre son los dos peores meses del ao, sobre todo en Petrogrado. Durante
sus cortos das, bajo un cielo gris y pesado, la lluvia chorreaba interminablemente,
empapndolo todo. Haba que caminar sobre un lodo espeso, resbaladizo, viscoso, con
huellas de pesadas botas, peor an que el que se formaba de ordinario, por el mal estado de
los servicios municipales. Del golfo de Finlandia soplaba un viento hmedo y cortante, y
por las calles rodaban masas de niebla helada. De noche, por economa y por temor a los
zepelines, slo a grandes trechos se encendan los faroles pblicos. En las casas particulares
no haba electricidad ms que desde las seis a las doce de la noche. Cada buja costaba casi
un dlar, y el petrleo escaseaba mucho. La noche duraba desde las tres de la tarde a las
diez de la maana. Los robos y asaltos se multiplicaban. Los hombres, armados de fusiles,
hacan guardia, por turno, en las casas, durante la noche. As se desarrollaba la vida bajo el
Gobierno provisional.
Los vveres iban escaseando de semana en semana. La racin diaria de pan descendi
sucesivamente de una libra y media a una libra, dspus a tres cuartos de libra, y finalmente
a 250 y 125 gramos. Al final, hubo una semana entera sin pan. Se tena derecho a dos libras
de azcar mensuales, pero era casi imposible encontrarla. Una tableta de chocolate o una
libra de caramelos inspidos costaban de siete a diez rublos, ms o menos un dlar. Slo
haba leche para menos de la mitad de los nios de la ciudad; la mayor parte de los hoteles
y de las casas particulares no la vean desde haca meses. En plena temporada de frutas, las

manzanas y las peras se vendan en las esquinas de las calles a poco menos de un rublo
cada una.
Para conseguir leche, pan, azcar o tabaco era preciso hacer cola durante horas bajo la
lluvia glacial. Al salir de las reuniones nocturnas, yo he visto formarse estas colas, antes del
alba, compuestas, sobre todo, de mujeres, algunas de las cuales llevaban a sus hijos en los
brazos. Carlyle, en su French Revolution, pinta al pueblo francs como dotado de una
particular aptitud para hacer cola. Rusia se haba iniciado en esta prctica bajo el reinado de
Nicols el Bendito, desde 1915, y continu entrenndose en ella, con intermitencias, hasta
el esto de 1917. A partir de entonces, la cola fue uno de los actos normales de su vida. Hay
que imaginarse a estas gentes mal vestidas, de pie sobre el helado suelo de las calles de
Petrogrado, durante jornadas enteras y en medio del invierno ruso. Yo he escuchado en las
colas del pan la nota spera y amarga del descontento, brotando a veces de la milagrosa
dulzura de estas multitudes rusas.
Naturalmente, los teatros se abran todas las noches incluso los domingos. Karsavina
trabajaba en un nuevo ballet en el teatro Mara: toda Rusia, que enloquece por la danza,
corra a verla. Chaliapin cantaba. En el teatro Alejandro se representaba la Muerte de Ivn
el Terrible, con la puesta en escena de Meyerhold. Recuerdo haber visto, en una de estas
representaciones, a un alumno de la Escuela de Pajes Imperiales que, despus de cada acto,
se cuadraba correctamente ante el palco imperial, desierto y despojado de sus guilas... El
Krivoie Zerkalo haba montado suntuosamente Reigen, de Schnitzler.
Las colecciones del Ermitage y de otras galeras haban sido evacuadas a Mosc, pero cada
semana se inauguraban exposiciones de pintura. Las mujeres intelectuales se apretujaban
en las conferencias sobre arte, literatura y filosofa mundana. La temporada fue
particularmente rica en tesofos. El Ejrcito de Salvacin, permitido en Rusia por vez
primera, cubra los muros con los anuncios de sus reuniones evanglicas, que entretenan y
asombraban a los auditorios rusos.
Como ocurre siempre en semejantes perodos, la pequea vida convencional continuaba su
curso, ignorando lo ms posible la revolucin. Los poetas componan versos, pero no a la
revolucin. Los pintores realistas pintaban escenas de la Rusia medieval, todo menos la
revolucin. Seguan llegando a la capital seoritas de provincias para aprender francs y
educar su voz. Jvenes y elegantes oficiales paseaban en el hall de los hoteles sus bachlyks
carmes bordados de oro y sus sables caucasianos ricamente nielados. Las mujeres de los
funcionarios se reunan por las tardes a tomar el t, llevando cada una en su manguito una
cajita con azcar, de oro o plata, ornada de brillantes, y media hogaza de pan. Estas damas
suspiraban por la vuelta del zar, por la llegada de los alemanes y, en fin, por todo aquello
que pudiera resolver la crisis del servicio domstico. La hija de un amigo mo sufri un da
un ataque.de histeria, porque la cobradora de un tranva la haba llamado camarada.
La gran Rusia daba a luz, con dolor, un mundo nuevo. Las criadas, a quienes antes se
trataba como a bestias y apenas se les pagaba, estaban emancipndose. Como entonces un
par de zapatos costaba cien rublos y los sueldos eran "alrededor de treinta y cinco
mensuales, se negaban a llevar zapatos cuando tenan que ir a la cola. En esta nueva Rusia,

todos los hombres y todas las mujeres tenan voto; la clase obrera posea sus diarios, en los
cuales se publicaban cosas desusadas y sorprendentes; y adems existan los Soviets y los
sindicatos. Los mismos izvoztchiks (cocheros) tenan su sindicato y estaban representados
en el Soviet de Petrogrado. Los camareros de los hoteles y restaurantes estaban tambin
organizados y se negaban a recibir propinas. En las paredes de los restaurantes haba
inscripciones como sta: No se admiten propinas. Como esta otra: Porque un hombre
est obligado a ganarse la vida sirviendo a otros en la mesa, no es necesario insultarlo
ofrecindole una propina.
En el frente, los soldados continuaban su lucha contra los oficiales y aprendan en los
comits a gobernarse a s mismos. En los talleres, esas incomparables organizaciones que
son los Comits de fbrica adquiran experiencia y fuerza y tomaban conciencia de su
misin histrica de lucha contra el antiguo orden de cosas.[12] Rusia entera aprenda a leer:
lea asuntos de poltica, de economa, de historia, porque el pueblo tena necesidad de saber.
En cada ciudad, casi en cada aldea, en el frente, cada fraccin poltica tena su peridico y,
a veces, muchos. Millares de organizaciones distribuan centenares de miles de folletos,
inundando los ejrcitos, las aldeas, las fbricas, las calles. La sed de instruccin, tan largo
tiempo refrenada, convirtise con la revolucin en un verdadero delirio. Slo del Instituto
Smolny salieron cada da, durante los seis primeros meses, toneladas de literatura, que, ya
en carros, ya en vagones, iban a saturar el pas. Rusia absorba, insaciable, como la arena
caliente absorbe el agua. Y no grotescas novelas, historia falsificada, religin diluida o esa
literatura barata que pervierte, sino teoras econmicas y sociales, filosofa, las obras de
Tolstoi, de Gogol, de Gorki.
Y qu papel jugaba la palabra! Los torrentes de elocuencia de que habla Carlyle a
propsito de Francia eran una bagatela al lado de las conferencias, de los debates, de los
discursos que se pronunciaban en los teatros, en los circos, en las escuelas, en los; clubs, en
las salas de reunin de los Soviets, en los locales de los sindicatos, en los cuarteles. Se
celebraban mtines en las 'trincheras, en las plazas de las aldeas, en las fbricas. Qu
admirable espectculo el de los cuarenta mil obreros de Putilov acudiendo a escuchar a
oradores socialdemcratas, socialrevolucionarios, anarquistas y otros, igualmente atentos a
todos ellos e indifesentes a la duracin de los discursos! En Petrogrado y en toda Rusia, la
esquina de cada calle fue, durante meses, una tribuna pblica. En los trenes, en los tranvas,
en todas partes brotaba de improviso la discusin.
En innumerables congresos y conferencias se mezclaban y confundan hombres de dos
continentes: los congresos de los Soviets, de las cooperativas, de los zemtvos, de las
nacionalidades; los congresos de los sacerdotes, de los campesinos, de los partidos
polticos; la Conferencia democrtica de Petrogrado, a Conferencia nacional de Mosc, el
Consejo de la Repblica rusa. En Petrogrado tenan lugar siempre tres o cuatro congresos a
la vez. En todas las reuniones se rechazaba, por lo regular, la proposicin de limitar el
tiempo a los oradores; cada uno poda expresar libremente su pensamiento...
Visitamos el frerte del 12o ejrcito, detrs de Riga. Plidos, descalzos, los hombres se
consuman sobre el lodo eterno de las trincheras. Enderezndose a nuestro lado, los rostros
contrados, la piel azulada por el fro asomando por entre los desgarrones de la ropa, nos
preguntaron vidamente: Ha trado usted alguna cosa para leer?

Miles de signos aparentes denunciaban el cambio: la estatua de Catalina la Grande, delante


del teatro Alejandro, llevaba en la mano una banderita roja; otras banderas rojas,
desgarradas, flotaban en todos los edificios pblicos, y el monograma imperial y las guilas
haban sido arrancados o tapados. Se sustituy al terrible gorodovoi (guardia de orden
pblico) por una milicia benvola, que patrullaba sin armas por las calles. Sin embargo, an
subsistan muchos anacronismos.
Por ejemplo, el Tabel o rangakh el cuadro de las jerarquas y de las clases que con
mano de hierro haba impuesto a Rusia, Pedro el Grande, continuaba en vigor. Casi todo el
mundo, desde el colegio, vesta el uniforme reglamentario, con las insignias del emperador
en los botones y las charreteras. Hacia las cinco de la tarde, se llenaban las calles de viejos
seores de uniforme, la cartera bajo el brazo, el aire sumiso, que volvan de trabajar en
aquellos inmensos ministerios y edificios pblicos con apariencia de cuarteles, calculando
cuntas defunciones entre sus superiores tendran an que producirse para alcanzar el tchin
(el grado) codiciado de asesor de colegio o de consejero privado, con una confortable
jubilacin y acaso la cruz de Santa Ana.
Se cuenta que al senador Sokolov, que, vistiendo de civil, trataba de asistir a una sesin del
Senado, en plena revolucin, no se le permiti la entrada por no llevar la casaca
reglamentaria de los servidores del zar.
Tal era el fondo un pas en estado de descomposicin y en plena fermentacin sobre el
que iba a desarrollarse la gran insurreccin de las masas rusas...

Notas
1. Partidarios de la guerra hasta el fin: oborontsi; literalmente, defensores. Nombre dado a
todos los grupos socialistas moderados, porque consentan continuar la guerra hasta el fin
bajo la direccin de los Aliados, bajo el pretexto de que se trataba de una guerra de defensa
nacional.
2. J. Reed alude al peridico Izvestia del Tsk (Las Noticias del Tsk), que estaba entonces
en manos de los mencheviques y de los S.R.(Nota de la Edit.)
3. Las siguientes cifras fueron compiladas en octubre de 1917 por una comisin compuesta
por representantes de la Cmara de Comercio de Mosc y de la seccin moscovita del
ministerio del Trabajo, y se publicaron el 26 de octubre de 1917 en la Novaia Jizn:
Salario por das en Rublos y Kopecs
Julio 1914
Carpintero, ebanista.... 1,60 2
Pen ...............
1,30 1,50

Julio 1916

Agosto 1917

46
3 3,50

8,50
8

Albail, yesero ....


Pintor, tapicero ....
Forjador ............
Deshollinador ........
Cerrajero ............
Jornalero ............

1,70 2,35
1,80 2,20
1 2,25
1,50 2
1 1,50

46
3 5,50
55
4 5,50
3,50 6
2,50 4,50

8
8,50
7,50
9
8

Contrariamente a muchas afirmaciones, segn las cuales los salarios fueron aumentados en
enorme proporciones inmediatamente despus de la revolucin de febrero de 1917, se ve
por estas cifras, publicadas por el ministerio del Trabajo como vlidas para toda Rusia, que
los salarios no aumentaron bruscamente despus de la revolucin, sino que lo hicieron
gradualmente. Por trmino medio, el aumento escasamente lleg a rebasar el 500%.
Paralelamente el rublo descendi a menos de una tercera parte de su valor y el costo de la
vida aument considerablemente.
El siguiente cuadro fue establecido por la Duma municipal de Mosc, donde los vveres
eran ms baratos y abundaban ms que en Petrogrado:
Precio en Rublos y Kopecs

Pan negro (libra de 410 g.)


Pan blanco (libra de 410 g.)
Carne de res (libra de 410 g.)
Carne de ternera (libra de 410 g.)
Carne de cerdo (libra de 410 g.)
Arenque (libra de 410 g.)
Queso (libra de 410 g.)
Mantequilla (libra de 410 g.)
Huevos (docena)
Leche (botella de 1 l. 229 el.)

Agosto
1914
0,02
0,05
0,22
0,26
0,23
0,06
0,40
0,48
0,30
0,07

Agosto 1917

% Aumento

0,12
0,20
1,10
2,15
2
0,52
3,50
3,20
1,60
0,40

330
300
400
727
770
767
754
557
443
471

Por trmino medio, el aumento de precios de los gneros alimenticios alcanz el 556%, o
sea el 51% ms que el de los salarios.
En cuanto al precio de los otros artculos, experiment un alza tremenda.
He aqu una estadstica levantada por la seccin econmica del, Soviet de los Diputados
obreros de Mosc y aceptada como exacta por el ministerio de Suministros del Gobierno
provisional:
Precio en Rublos y Kopecs

Indiana (la arshina, 0,711 mt.)


Tela de algodn (la arshina)
Telas para vestido (la arshina)
Pao (la arshina)
Calzado para hombre (par)
Cuero para suelas
Zapatos de goma (par)
Ropa de hombre (traje)
T (la libra)
Cerillos (la caja)
Jabn (el pud, 16 kg. 375)
Gasolina (el cubo, 12 l. 13)
Velas (el pud)
Caramelos (la libra)
Lea (la carga)
Carbn vegetal
Objetos metlicos diversos

Agosto 1914
0,11
0,15
2
6
12
20
2,50
40
4,50
0,10
4,50
1,70
8,50
0,30
10
0,80
1

Agosto 1917
1,40
2
40
80
144
400
15
400 455
18
0,50
40
11
100
4,50
120
13
20

% Aumento
1173
1233
1900
1233
1097
1900
500
9001109
300
400
780
547
1076
1400
1100
1525
1900

Por trmino medio, el alza de estos productos alcanz 1.109% aproximadamente, o sea ms
del doble del aumento de los salarios.
La diferencia, naturalmente, iba a parar a los bolsillos de los especuladores y traficantes.
En septiembre de 1917, el salario medio por da de un obrero industrial especializado, por
ejemplo, en el trabajo metalrgico de la factora Putilov, era de 8 rublos aproximadamente.
Por los mismos das, los beneficios eran enormes. Uno de los propietarios de la fbrica de
lanas Thornton, establecimiento ingls de los suburbios de Ptrogrado, me cont que sus
beneficios haban aumentado al 900% en tanto que los salarios en sus fbricas no haban
subido ms que el 300%.
4. Una de las circulares limitadoras de Skobelev, del 28 de agosto de 1917.
5. La historia de los esfuerzos hechos por los miembros socialistas del Gobierno provisional
de julio para llevar a cabo su programa en colaboracin can los ministros burgueses, es un
ejemplo ilustrado de la lucha de clases en el terreno poltico. Lenin escribi, a este
propsito:
Los capitahstas... viendo que la situacin del gobierno era insostenible, recurrieron a un
procedimiento del que han venido haciendo uso durante decenas de aos, desde 1848, los
capitalistas de otros pases, con el fin de desconcertar dividir y debilitar a los obreros. Este
procedimiento consiste en formar un ministerio llamado de 'coalicin', es decir, que rena a
representantes de la burguesa y trnsfugas del socialismo.

En los pases donde la libertad y la democracia han coexistido durante ms tiempo que en
ninguna otra parte con el movimiento obrero revolucionario, en Inglaterra y Francia, los
capitalistas han empleado muchas veces este mtodo con gran xito. Los jefes 'socialistas'
integrantes de un ministerio burgus no tardaron en revelarse como hombres de paja,
marionetas, que hacan de escudo para los capitalistas y de instrumento de engao para los
trabajadores. Los capitalistas 'demcratas y republicanos' de Rusia han recurrido al mismo
procedimiento. Socialrevolucionarios y mencheviques se dejan engaar 'en seguida y, el 6
de mayo, era un hecho consumado el ministerio de 'coalicin' formado por Chernov,
Tseretelli y Ca.
6. J. Reed emplea aqu la palabra secta para subrayar que inmediatamente despus de la
revolucin democrtico-burguesa de febrero de 1917 el partido de los bolcheviques, que
acababa de salir de la clandestinidad, era relativamente poco numeroso.
7. Una parte de los famosos Documentos Sisson (J. Reed). Sisson: Periodista
norteamericano reaccionario; public en los Estados Unidos una serie de falsedades para
desacreditar a los dirigentes bolcheviques. (N. de la Edit.)
8. En la primera semana de octubre de 1917, la Novaia Jizn public el siguiente cuadro
comparativo de los resultados de las elecciones, sealando que significaban la bancarrota
de la poltica de coalicin con las clases poseedoras. Si an es posible evitar la guerra
civil, lo ser solamente mediante el frente nico de toda la democracia revolucionaria...
Elecciones a las Dumas (central y distrital) de Mosc

Socialrevolucionarios
Kadetes
Mencheviques
Bolcheviques

junio 1917
58
17
12
11

septiembre 1917
14
30
4
47

9. Ver las Notas preliminares (J. Reed).


10. Crece la insolencia de los reaccionarios. 18 de septiembre.El kadete Shulguin
escribe en un peridico de Kiev que el Gobierno provisional, al declarar a Rusia una
repblica, cometi un grave abuso de poder: Nosotros no podemos admitir una repblica,
ni el presente gobierno republicano... No estamos del todo seguros de que Rusia quiera la
repblica...
23 de octubre.Durante un mitin del partido kadete en Riazn, el seor Dujorn declar:
El I9 de marzo debemos instaurar una monarqua constitucional. No tenemos derecho a
rechazar al heredero legtimo del trono, Mijail Alexandrovich.
27 (14) de octubre.Resolucin adoptada por la conferencia de Fuerzas vivas en Mosc:

La conferencia de Fuerzas vivas de Mosc encarga a sus miembros representantes en el


Consejo provisional del Estado ruso que insistan cerca del Gobierno provisional para la
inmediata aplicacin de los siguientes principios dentro del ejrcito:
Prohibicia de toda propaganda poltica en el ejrcito y proclama en la que se mantenga
que el ejrcito es ajeno a los partidos y a las influencias polticas.
La propaganda de las ideas antiestatales y antinacionales, as como las doctrinas que
nieguen la necesidad del propio ejrcito y de la disciplina militar, debe ser prohibida y
severamente reprimida.
Reconociendo que la existencia de los comits es, por principio, contraria a los
reglamentos militares, lo que est confirmado por la experiencia de todos los ejrcitos del
mundo, se debe tolerar provisionalmente su^xistencia a condicin de que limiten su
actividad a los asuntos exclusivamente econmicos y alimenticios, debiendo someterse
todas las decisiones al mando de la unidad a la que pertenezca este comit y no aplicarse
antes de esta ratificacin. En caso de desacuerdo del comandante de la unidad con las
decisiones, la discrepancia ser zanjada definitivamente por el superior jerrquico directo.
En caso de violacin manifiesta por el comit de sus derechos y deberes, el jefe inmediato,
que goce de derechos equivalentes a los del comandante de la unidad, tendr derecho a
disolver el comit y convocar a nuevas elecciones.
Restablecimiento inmediato del saludo militar, tanto del saludo recproco entre oficiales
de la misma graduacin como del de los oficiales de graduacin inferior a los oficiales de
rango superior.
Restablecimiento del poder disciplinario de los oficiales en todos los grados dentro de
lmites determinados con precisin y estableciendo una rigurosa responsabilidad. En caso
de abuso de poder, garantizar a los subalternos todas las posibilidades de presentar quejas
por violacin de sus derechos por parte de un superior.
Proteccin efectiva de todos los derechos civiles de los oficiales y organizaciones de
oficiales contra todo ataque.
Considerar inadmisible cualquier vigilancia, control e investigacin poltica, practicada en
la actualidad por los comisarios y las organizaciones militares.
Institucin de un ascenso progresivo para los oficiales, segn sus mritos militares y hojas
de servicio y las apreciaciones que emanen exclusivamente de tribunales de oficiales del
grado superior inmediato.
Debern ser expulsados del cuerpo de oficiales los elementos que lo deshonran y que
participan, en estos ltimos tiempos, en los movimientos de masas de los soldados
tendientes a la desobediencia y al incumplimiento de su deber, cosa que slo podr lograrse
mediante el restablecimiento de los tribunales de honor.

Restablecimiento de la unin de los oficiales del ejrcito y la flota en toda su integridad,


como institucin absolutamente necesaria para el restablecimiento de la capacidad
combativa de las fuerzas armadas de Rusia, confirindole los derechos de una institucin de
Estado.
Ejecucin por el Gobierno provisional de medidas que hagan posible la reintegracin al
ejrcito de todos los generales y oficiales injustamente licenciados por la presin de
organizaciones irresponsables.
11. Ver John Reed: Kornilov to Brest-Litowsk, Boni and Liveright, Nueva York, 1919 (J.
Reed).
12. Ver las Notas preliminares (J. Reed). La conferencia de los comits de fbrica de
Petrogrado que.se celebr del 12 al 16 de junio, apoy, por aplastante mayora (las tres
cuartas partes de los delegados) a los bolcheviques.(N. de la Edit.)

CAPITULO II
LA TEMPESTAD SE ACERCA
En septiembre, el general Kornilov avanz sobre Petrogrado, con nimo de proclamarse
dictador militar de Rusia. Pronto, tras l, se advirti el puo de hierro de la burguesa,
presto a descargarse sobre la revolucin. Algunos ministros socialistas estaban
comprometidos en la aventura, y ni el mismo Kerenski escapaba a las sospechas.[1]
Savinkov se neg a dar explicaciones cuando el Comit Central del partido S.R., al cual
perteneca, lo invit a ello. Inmediatamente se le expuls de la organizacin. Tambin se
expuls del ejrcito a varios generales y se suspendi en sus funciones a algunos ministros.
El gabinete cay.
Trat entonces Kerenski de formar un nuevo gobierno, incluyendo al partido burgus de los
kadetes. El partido S.R., del cual era miembro Kerenski, orden a ste excluir a los kadetes.
Kerenski se neg a obedecer y amenaz con dimitir si los socialistas insistan. Sin embargo,
era tal la exasperacin popular, que vacil en atacarla de frente. Mientras se encontraba una
solucin, asumi el poder un directorio compuesto por cinco ministros del anterior
gabinete[2] y presidido por el propio Kerenski.
La intentona de Kornilov uni en un mismo impulso de defensa a todos los grupos
socialistas, tanto los moderados como los verdaderos revolucionarios. No ms Kornilov.
Se necesitaba un nuevo gobierno, responsable ante los elementos que sostenan la
revolucin. El Tsk invit a las organizaciones populares a enviar delegados a una
conferencia democrtica, que debera reunirse en Petrogrado en el mes de septiembre.
Pronto aparecieron en el Tsk tres fracciones. Los bolcheviques, exigan la reunin del
Congreso de los Soviets de toda Rusia, as como que estos ltimos se hiciesen cargo del
poder. El centro S.R., bajo la direccin de Tchernov, form un bloque con los S.R. de
izquierda, encabezados por Kamkov y Mara Spiridinova, con los mencheviques
internacionalistas,' dirigidos por Martov, y con el centro menchevique, representado por

Bogdanov y Skobelev, para reclamar un gobierno socialista neto. Tseretelli, Dan y Lieber, a
la cabezit del ala derecha menchevique, con Avxentiev y Gotz como representantes de los
S.R. de derecha, insistan en la necesidad de que las clases poseedoras participaran en l
nuevo gobierno.
Los bolcheviques consiguieron, casi inmediatamente, la mayora en el Soviet de
Petrogrado, como asimismo en los Soviets de Mosc, de Kiev, de Odesa y de otras
ciudades.
Alarmados, los mencheviques y los S.R., que dominaban en el Tsk, debieron de pensar que
Kornilov era, despus de todo, menos peligroso que Lenin, y modificaron la distribucin de
los delegados a la Conferencia democrtica,[3] aumentando el nmero de representantes de
las sociedades cooperativas y de otras organizaciones conservadoras. Pero, aun despus de
este reclutamiento de diputados, la Asamblea vot, primero por un gobierno de coalicin
sin los kadetes, y slo bajo la amenaza de dimisin de Kerenski y ante los gritos de alarma
de los socialistas moderados que afirmaban que la repblica estaba en peligro, la
Conferencia se pronunci, por escasa mayora, en favor del principio de la coalicin con la
burguesa y aprob la constitucin de una especie de parlamento consultivo, sin facultades
legislativas, denominado Consejo provisional de la Repblica. En el nuevo ministerio,
fueron las clases poseedoras las que ejercieron prcticamente el poder, y en el Consejo de la
Repblica ocuparon un nmero realmente desproporcionado de puestos.
De hecho, el fsik no representaba ya a los Soviets y se opona ilegalmente a la convocatoria
del nuevo Congreso de los Soviets de toda Rusia, que deba haberse reunido en septiembre.
No le pasaba por la imaginacin ni reunir dicho congreso, ni autorizar siquiera la
convocatoria. Su rgano oficial, Izvestia, daba a entender que la actividad de los Soviets iba
a terminar[4] y que pronto sera posible disolverlos. Y, efectivamente, el nuevo gobierno
anunciaba, como uno de los artculos de su programa, la liquidacin de las organizaciones
irresponsables, es decir, de los Soviets.
Los bolcheviques contestaron convocando a los Soviets para el 2 de noviembre en
Petrogrado e invitndolos a tomar el poder. Al mismo tiempo, se retiraron del Consejo de la
Repblica, declarando que se negaban a formar parte de un gobierno que estaba
traicionando al pueblo.[5]
Pero este desdichado Consejo no lograra disfrutar de paz porque los bolcheviques se
hubiesen retirado de l. Las clases poseedoras, ahora dispuestas a obrar, se mostraban
arrogantes. Los kadetes declararon que el gobierno careca legalmente del derecho a
proclamar la Repblica en Rusia, y exigan medidas severas contra los comits de soldados
y marineros, lanzando adems acusaciones contra los Soviets. Al otro extremo de la
Asamblea, los mencheviques internacionalistas y los S.R. de izquierda exigan la
concertacin inmediata de la paz, la entrega de la tierra a los campesinos y el control obrero
en la industria, es decir, en suma, el programa de los bolcheviques.
Estaba yo presente cuando Martov dio su respuesta a los kadetes. Enfermo de muerte, con
una voz que era un susurro, dijo, encorvado sobre la tribuna y apuntando con el dedo hacia
los bancos de la derecha:

Nos llamis derrotistas. Pero los verdaderos derrotistas son aquellos que esperan para
hacer la paz un momento ms favorable; aquellos que quieren dejar la paz para ms tarde,
cuando no queds nada del ejrcito ruso, cuando Rusia sea ya un objeto de chamarileo entro
los diferentes grupos imperialistas... Tratis de imponer al pueblo ruso una poltica dictada
por los intereses de la burguesa. La cuestin de la paz es urgente... Sabed que los
zimmerwaldianos,[6] esos que vosotros llamis agentes de Alemania, no han trabajado
en vano y han preparado en todo el pas el despertar de la conciencia de las masas
democrticas...
Los mencheviques y los S.R. oscilaban entre estos dos extremos, irresistiblemente
impulsados hacia la izquierda por el creciente descontento de las masas. Una hostilidad
profunda divida el Consejo en grupos irreconciliables.
Tal era la situacin cuando, al anuncio de la Conferencia Interaliada de Pars, esperada
desde haca tanto tiempo, se plante la cuestin de la poltica extranjera.
En teora, todos los partidos socialistas de Rusia propugnaban una paz sobre bases
democrticas, tan rpida como fuera posible. En mayo de 1917, el Soviet de Petrogrado,
donde dominaban entonces los mencheviques y los S.R., haba proclamado las famosas
condiciones de paz rusas y reclamado una conferencia interaliada para discutir los fines de
guerra. Esta conferencia, prometida primero para agosto, diferida luego a septiembre y
despus a octubre, se haba fijado, al fin, para el 10 de noviembre.[7]
El Gobierno provisional haba propuesto dos delegados: el general Alexeiev, militar
reaccionario, y Terechtchenko, ministro de Negocios Extranjeros. Los Soviets escogieron a
Skobelev, al cual entregaron instrucciones detalladas: el famoso nakaz.[8] El Gobierno
provisional puso objeciones a la eleccin de Skobelev y al nakaz; protestaron los
embajadores extranjeros, y, finalmente, Bonar Law,[9] en la Cmara de los Comunes,
respondi framente a una pregunta: Segn mis noticias, la Conferencia de Pars no
discutir sobre los fines de guerra, sino nicamente sobre los mtodos relativos a la
direccin de la guerra...
La prensa conservadora se regocij, y los bolcheviques gritaron: Ved a dnde ha
conducido a los mencheviques y los S.R., su tctica conciliadora!
A lo largo de un frente de ms de mil kilmetros, se agitaban los millones de, hombres de
los ejrcitos rusos, como el oleaje creciente del mar,"y volcaban sobre la capital centenares
y centenares de delegaciones que slo gritaban: Paz! Paz!
Cruc el r y me dirig al Circo Moderno, para asistir a uno de esos grandes mtines
populares que se celebraban en toda la ciudad y cuyo nmero aumentaba cada noche. En un
anfiteatro desnudo y lgubre, alumbrado por cinco pequeas lmparas pendientes de un
hilo delgado, se apretujaban en las mugrientas gradas, desde la arena hasta el techo,
soldados, marineros, obreros y mujeres, en expectante actitud, como si su vida estuviera
sobre el tablero. Hablaba un soldado de la S48o divisin:

Camaradas! gritaba, y sus rasgos acusados y sus gestos desesperados expresaban una
sincera angustia. Los que ocupan el poder nos exigen sacrificio tras sacrificio; pero a los
que todo lo poseen se les deja tranquilos... Estamos en guerra con Alemania. Pedimos
acaso nosotros a los generales alemanes que sirvan en nuestro Estado Mayor? Pues bien,
estamos en guerra con los capitalistas y, sin embargo, les pedimos que nos gobiernen... El
soldado quiere saber por qu y por quin lucha. Por Constantinopla, por la liberacin de
Rusia, por la democracia o por los bandidos capitalistas? Demostradme que lucho por la
revolucin, y entonces marchar y combatir, sin necesidad de que se me amenace con la
pena de muerte... Cuando la tierra pertenezca a los campesinos, las fbricas a los obreros y
el poder a los Soviets, entonces sabremos que tenemos algo y combatiremos para salvarlo.
En los cuarteles, en las fbricas, en las esquinas de las calles, inacabables oradores soldados
exigan el fin de la guerra y declaraban que, si el gobierno no haca un enrgico esfuerzo en
favor de la paz, los soldados abandonaran las trincheras y regresaran a sus casas.
El representante del 8o ejrcito se expres as:
Somos dbiles; no contamos ms que con unos cuantos hombres por cada compaa. Que
se nos den vveres, calzado y refuerzos, sin lo cual muy pronto estarn vacas las trincheras.
Que se haga la paz, o que se nos proporcione avituallamiento... Que el gobierno ponga fin a
la guerra, o que alimente al ejrcito...
En nombre del 46 de artillera siberiano, dijo otro orador:
Los oficiales no quieren colaborar con nuestros comits; nos venden al enemigo; aplican
la pena de muerte a nuestros agitadores, y este gobierno de contrarrevolucin los apoya...
Esperamos que la revolucin traer la paz. Pero, ahora, el gobierno nos prohibe hablar, y,
sin embargo, no nos da qu comer ni con qu pelear...
De Europa llegaban rumores sobre una paz concertada a costa de Rusia.[10]
Las noticias sobre el trato recibido por las tropas rusas en Francia aumentaban el
descontento. La primera brigada, a semejanza de lo que ocurra en Rusia, haba querido
reemplazar a sus oficiales por comits de soldados, y se haba negado a ir a Salnica,
exigiendo que se le mandara a su pas. Se la haba cercado, reducido al hambre y
bombardeado con artillera; muchos de sus componentes haban perecido...[11]
El 29 de octubre fui al Palacio Mara, en cuyo saln de mrmol blanco decorado con paos
rojos celebraba sus sesiones el Consejo de la Repblica, para escuchar la declaracin de
Terechtchenko sobre la poltica extranjera del gobierno, que todo el pas, agotado y vido
de paz, esperaba con terrible ansiedad.
Un joven alto, vestido impecablemente, el rostro dulce y los pmulos salientes, lea con
suave voz un discurso cuidado, discreto y perfectamente, vaco...[12] Siempre las mismas
vulgaridades sobre el aplastamiento del militarismo alemn con la ayuda de los Aliados; los

intereses nacionales de Rusia, la complicacin creada por el nakaz entregado a


Skobelev... Termin con el conocido estribillo:
Rusia es una gran potencia. Suceda lo que suceda, Rusia seguir siendo una gran
potencia. Deber de todos nosotros es defenderla y demostrar que somos los defensores de
un gran ideal, los hijos de una gran nacin...
Nadie estaba satisfecho. Los reaccionarios queran una poltica imperialista de fuerza; los
partidos democrticos exigan del gobierno la seguridad de que apresurara la paz.
Veamos aqu lo que escriba en uno de sus editoriales el rgano del Soviet bolchevique de
Petrogrado, Rabotchi i Soldat (El Obrero y el Soldado):
La respuesta del gobierno a las trincheras

He aqu, en sus propios trminos, lo que el seor Terechtchenko, el ms taciturno de


nuestros ministros, acaba de responder al ejrcito y al pueblo con respecto a la guerra y a la
consecucin de la paz:
I Estamos estrechamente unidos a nuestros aliados. (No a los pueblos v sino a los
gobiernos.)
2 No corresponde .a la democracia discutir sobre la posibilidad o la imposibilidad de una
campaa de invierno. Esta cuestin ser yanjada por los gobiernos de nuestros aliados.
3o La ofensiva del Io de julio fue muy acertada y provechosa. (Ni una palabra de sus
consecuencias.)
4 Es inexacto que nuestros aliados, como se dice, se hayan desinteresado de nosotros. El
ministro posee, a este respecto, declaraciones categricas... (Declaraciones? Pero y los
hechos? Y la actitud de la flota britnica?[13] Y las conversaciones sostenidas por el rey
de Inglatera y el general contrarrevolucionario Gurko? De todo esto, nada dice el ministro.)
5 El naliaz entregado a Skobelev es malo: no complace ni a los Aliados ni a los
diplomticos rusos; ahora bien, en la conferencia aliada todos nosotros debemos hablar el
mismo lenguaje.
Es esto todo?
Absolutamente todo.
Entonces, cul es la ayuda?, preguntaris. Tened fe en los Aliados y en Terechtchenko. Y
cundo conseguiremos la paz? Cuando les plazca a los Aliados.

He aqu la respuesta del gobierno a las trincheras sobre la cuestin de la paz.

Mientras tanto, al fondo de la escena poltica comenzaba a surgir de la sombra una fuerza
siniestra: los cosacos. La Nvala Jizn(La Nueva Vida), peridico de Gorki, llam la
atencin sobre su actividad:
Al comenzar la revolucin, los cosacos se negaron a tirar sobre el pueblo. Cuando Kornilov
avanz sobre Petrogrado,se negaron a seguirle. Hasta entontes, se limitaron a ese papel
negativo; pero, de algn tiempo a esta parte, de su actitud de pasiva lealtad ante la
revolucin han pasado poco a poco a la ofensiva...
El Gobierno provisional haba destituido a Kaledin, atamn de los cosacos del Don, por su
complicidad en la intentona de Kornilov. Pero Kaledin se neg terminantemente a obedecer
e instalse en Novotcherkask, en medio de tres inmensos ejrcitos cosacos, conspirando y
amenazando. Tan grande era su poder, que el gobierno cerr los ojos ante su
insubordinacin y tuvo incluso que reconocer formalmente al Consejo de la Unin de los
Ejrcitos Cosacos y declarar ilegal la recin constituida seccin cosaca de los Soviets.
En la primera mitad de octubre, visit a Kerenski una delegacin cosaca, para exigir
arrogantemente que se retiraran las acusaciones contra Kafedin y para reprochar al
presidente del Consejo que estuviera cediendo terreno a los Soviets. Kerenski prometi no
molestar a Kaledin y, segn se dice, aadi: Para los jefes de los Soviets, yo soy un
dspota y un tirano... El Gobierno provisional no slo no apoya a los Soviets, sino que
considera altamente deplorable el solo hecho de su existencia.
Por los mismos das, otra misin cosaca fue a ver al embajador britnico y se atrevi a
tratar con l en nombre del pueblo cosaco libre.
En el Don, se haba creado una especie de repblica cosaca. El Kubn se declar estado
autnomo. Los cosacos armados dispersaron a los Soviets de Rostov, del Don y de
lekaterinburg y saquearon el local del sindicato de mineros de Jarkov. En todas sus
manifestaciones, el movimiento cosaco se mostraba antisocialista y militarista. Sus jefes
pertenecan a la nobleza y eran grandes propietarios, como Kaledin, Kornilov, los generales
Dutov, Karaulov y Bardije, a quienes sostenan los poderosos comerciantes y banqueros de
Mosc.
La vieja Rusia se descompona rpidamente. En Ucrania, Finlandia, Polonia y Rusia blanca
se hacan ms fuertes y audaces los movimientos nacionalistas. Los gobiernos locales,
dominados por las clases poseedoras, reclamaban la autonoma y se negaban a obedecer las
rdenes de Petrogrado. En Helsingfors, la Cmara finlandesa se neg a hacer un emprstito
al Gobierno provisional, proclam la autonoma de Finlandia y exigi la retirada de las
tropas rusas. En Kiev, la Rada burguesa extendi las fronteras de Ucrania hacia el Este,
hasta los montes Urales, anexionndose los ms ricos territorios agrcolas del Sur de Rusia,
y comenz a organizar un ejrcito nacional. Su primer ministro, Vinnitchenko, haca
alusiones a una paz separada con Alemania. El Gobierno provisional era impotente. Siberia
y el Cucaso exigan asambleas constituyentes propias. En todos estos pases se haba
trabado una lucha encarnizada entre el poder y los Soviets locales de Diputados obreros y
soldados.

Cada da era ms catica la situacin. Los soldados, desertando del frente por centenares de
miles, retrocedan como una vasta marea y vagaban sin rumbo a travs de todo el pas. Los
campesinos de las provincias de Tambov y Tver, cansados de esperar sus tierras y
exasperados por las medidas represivas del gobierno, incendiaban las casas seoriales y
asesinaban a los propietarios terratenientes. Huelgas y lock-outs inmensos sacudan a
Mosc, Odesa y el distrito minero del Donetz. Los transportes se hallaban paralizados,
eLejrcito mora de hambre y en las grandes ciudades faltaba el pan.
Acosado por los demcratas y los reaccionarios, el gobierno no poda hacer nada. Y cuando
haca algo era para defender los intereses de las clases poseedoras. Envi a los cosacos a
restablecer el orden entre los campesinos y romper las huelgas. En Tachkent, las
autoridades gubernamentales suprimieron los Soviets. En Petrogrado, el Consejo
Econmico, instituido para restaurar la vida econmica del pas, se vio cogido entre las
fuerzas adversas del capital y del trabajo y reducido a la impotencia. Kerenski lo disolvi.
Los militares del antiguo rgimen, apoyados por los kadetes, exigan medidas enrgicas
para restablecer la disciplina en el ejrcito y la marina. En vano el almirante Verderevski,
venerable ministro de Marina, y el general Verkhovski, ministro de la Guerra, repetan que
slo una nueva disciplina del espritu, democrtica, voluntariamente aceptada y basada en
la colaboracin con los comits de soldados y marineros, podra salvar al ejrcito y la
marina. Sus consejos no fueron escuchados.
Los reaccionarios parecan decididos a desafiar la clera popular. Estaba ya prximo el
proceso Kornilov. La prensa burguesa defenda, cada vez mas abiertamente, al general,
llamndolo el gran patriota ruso. El diario de Burtzev, Obchicheie Dielo (La Causa
Comn) peda una dictadura de Kornilov, Kaledin y Kerenski.
Me entrevist un da, en la tribuna de prensa del Consejo de la Repblica, con Burtzev, un
hombrecillo encorvado, de cara arrugada y ojos miopes amparados tras unos gruesos
cristales, los cabellos y la barba medio canosos y revueltos.
No olvide mis palabras, joven. En Rusia lo que se necesita es un hombre fuerte. Ahora
habra que dejar de pensar en la revolucin y concentrar la atencin en Alemania. Los
imbciles han permitido que Kjornilov sea derrotado, y, detrs de los imbciles, estn los
agentes de Alemania. Kornilov debi haber vencido...
En la extrema derecha, los rganos monrquicos, apenas disimulados, el Narodny Tribun
(La Tribuna del Pueblo), de Purichkievitch, la Novata Rusa (La Nueva Rusia) y el
Jivoie Slovo (La Palabra Viva), predicaban abiertamente el exterminio de la democracia
revolucionaria.
El 23 de octubre tuvo lugar en el golfo de Riga una batalla naval contra una escuadra
alemana. Con el pretexto de que Petrogrado estaba en peligro, el Gobierno provisional
dispuso la evacuacin de la capital. Habran de salir, en primer lugar, las grandes fbricas
de municiones, las cuales seran distribuidas a lo largo de toda Rusia, y e\r~ gobierno
mismo debera trasladarse a Mosc. Rpidamente los bolcheviques desenmascararon los
verdaderos mviles del gobierno, que lo buscaba, al abandonar la capital roja, era debilitar

la revolucin. Riga haba sido ya vendida a los alemanes; ahora le tocaba el turno de la
traicin a Petrogrado.
La prensa burguesa se regodeaba de jblio. El peridico kadete Rtetcb (La Palabra) deca
que en Mosc el gobierno podra continuar su obra en una atmsfera tranquila, sin que lo
molestaran los anarquistas. Rodzianko, jefe del ala derecha del partido kadete, declar en el
Outro Rossii (El Alba de Rusia) que la conquista de Petrogrado por los alemanes sera
una bendicin, porque traera como consecuencia la cada de los Soviets y librara a Rusia
de la flota'revolucionaria del Bltico.
Petrogrado est en peligro escriba. Pues bien, confiemos a Dios la misin de proteger
a Petrogrado. Se teme que la prdida de Petrogrado traiga consigo la muerte de las
organizaciones centrales revolucionarias. Por lo que a m se refiere, respondo que me
alegrara de su desaparicin, puesto que slo podran aportar a Rusia el desastre...
Se dice que la conquista de Petrogrado acarreara la desaparicin de la Flota del Bltico.
Nada habra que deplorar con ello. La mayora de las tripulaciones est completamente
desmoralizada.
La reprobacin popular estall con tal violencia, que los proyectos de evacuacin tuvieron
que ser abandonados.
Mientras tanto apareca en el iitizonte el Congreso d los Soviets, como una nube de
tempestad surcada de relmpagos. Oponanse a l, no slo el gobierno, sino todos los
socialistas moderados. Los Comits Centrales del Ejrcito y de la Flota, los de algunos
sindicatos, los Soviets campesinos y, sobre todo, el Tsk no escatimaban medio para impedir
la reunin. Izvetia y el Galos Sol ata (La Voz del Soldado), peridicos fundados por el
Soviet de Petrogrado, pero que haban pasado a manos del Tsk, la atacaban
encarnizadamente, y lo mismo haca el partido socialrevolucionario por medio de sus dos
rganos, Dido Naroda (La Causa del Pueblo) y Valia Naroda (La Voluntad del
Pueblo).
Se enviaron delegados a todo el pas, y rdenes telegrficas a los comits de los Soviets
locales y a los comits del ejrcito, con el fin de suspender o retardar las elecciones.
Votronse resoluciones solemnes contra el Congreso, y se declar que la reunin de ste en
una fecha tan, prxima a la de la Asamblea Constituyente estaba en oposicin con los
principios democrticos. Por todas partes elevaban sus protestas los delegados del frente, de
la Unin de los zemstvos, de la Unin de los Campesinos, de la Unin de los Ejrcitos
Cosacos, de la Unin de los Oficiales, de los Caballeros de San Jorge, de los Batallones de
la Muerte, etc. El Consejo de la Repblica era un grito unnime de reprobacin. Todo el
aparato creado por la revolucin de febrero se puso en accin contra la reunin del
Congreso de los Soviets.
Frente a esta oposicin se alzaba la voluntad, an informe, del proletariado: obreros,
simples soldados, campesinos pobres. Muchos Soviets locales eran ya bolcheviques, y
adems haba las organizaciones de los obreros industriales, los comits de fbrica y las
organizaciones revolucionarias del ejrcito y de la flota. En ciertos lugares, el pueblo, a

quien se le impeda elegir sus delegados regularmente, improvisaba mtines parciales y


elega un representante para enviarlo a Petrogrado. En otras partes, dispersaba los antiguos
comits obstruccionistas y los sustitua por otros nuevos. Creca la revuelta com' una ola
de fondo, y comenzaba a resquebrajarse la costra que se haba ido formando lentamente
sobre la lava revolucionaria durante los meses anteriores. Slo un movimiento espontneo
de las masas poda conseguir la celebracin del Congreso de los Soviets de toda Rusia.
Los oradores bolcheviques recorran diariamente los cuarteles y los talleres denunciando
violentamente al Gobierno de guerra civil. Un domingo, mis amigos y yo fuimos a un
mitin de los talleres de Obukhovo, fbrica de municiones del Estado, situada fuera de la
ciudad, en la avenida de Schlsselburg. El tranva a vapor, con su pesado techo, avanzaba
penosamente entre grandes muros de fbricas e inmensas iglesias, en medio de ocanos de
barro.
El mitin se celebr entre las altas paredes de ladrillo de un enorme edificio sin terminar.
Diez mil personas, hombres y mujeres, vestidas de negro, encaramadas sobre pilas de
madera y de ladrillos o colgadas de las traviesas, se apretujaban alrededor de un estrado
cubierto de tela roja, apasionadamente atentas y vociferando como truenos. De tiempo en
tiempo, el sol atravesaba las nubes, pesadas y sombras, inundando con una luz rojiza, por
los huecos de las ventanas, aquella masa de rostros simples, vueltos hacia nosotros.
Lunacharski, con su delgada silueta de estudiante y su fino rostro de artista, explicaba por
qu los Soviets deban tomar el poder. No haba otro medio para defender a la revolucin
contra sus enemigos, que arrumaban deliberadamente al pas y al ejrcito, preparando el
camino a un nuevo Kornilov.
Un soldado del frente rumano, flaco, trgico, apasionado, exclam:
Camaradas! En el frente nos morimos de hambre y de fro. Se nos obliga a morir sin
razn. Ruego a los camaradas norteamericanos que digan en su pas que los rusos no
abandonaremos nuestra revolucin ms que con la muerte. Defenderemos esta fortaleza con
todas nuestras fuerzas, hasta que todos los pueblos se alcen y vengan a ayudarnos. Decid a
los obreros norteamericanos que se levanten y luchen por la revolucin social!
Habl despus el esbelto Petrovski, con su vocecita lenta, implacable:
No es hora ya de palabras, sino de hechos! La situacin econmica es mala, y tenemos
que hacer algo. Nuestros adversarios tratan de someternos por el hambre y el fro. Quieren
provocarnos. Pero que sepan que pueden ir demasiado lejos. Si se atreven a tocar nuestras
organizaciones, los barreremos, como basuras, de la superficie de la tierra.
La prensa bolchevique cobr de pronto un nuevo vuelo.
Adems de los dos diarios del partido, Rabotehi Put (La Voz de los Obreros) y Soldat
(El Soldado), aparecieron dos nuevos rganos: uno para los campesinos, Derevetiskaia
Biednota (Los Campesinos Pobres) que tiraban todos los das medio milln de

ejemplares, y el que llevaba por ttulo Rabotchi i Soldat (El Obrero y el Soldado). Este
ltimo, en su prrmer nmero, del 17 de octubre, resuma as el punto de vista bolchevique:
Un cuarto ao de guerra significara el aniquilamiento del ejrcito y del pas....Petrogrado
revolucionario est en peligro. Los contrarrevolucionarios se regocijan con las desgracias
del pueblo y se preparan a asestarle un golpe mortal. Los campesinos, desesperados, estn
en franca rebelin; los propietarios y el gobierno los hacen asesinar por medio de
expediciones punitivas. Las fbricas y los talleres paralizan el trabajo, y los obreros estn
amenazados por el hambre. La burguesa y sus generales quieren restaurar, con medidas
despiadadas, la disciplina ciega en el ejrcito. Apoyados por la burguesa, los partidarios de
Kornilov se disponen abiertamente a dispersar la Asamblea Constituyente.
El gobierno de Kerenski es el gobierno de la burguesa. Toda su poltica est dirigida contra
los obreros, los soldados y los campesinos. Arruinar al pas... Nuestro diario aparece en
das de grandes amenazas. Ser la voz del proletariado y de la guarnicin de Petrogrado.
Ser el defensor infatigable de los campesinos pobres... Hay que salvar al pueblo y llevar a
su trmino la revolucin. Hay que arrancar el poder de las manos criminales de la burguesa
y entregarlo a las organizaciones de los obreros, soldados y campesinos revolucionarios.
Hay que poner fin a la maldita guerra.
El programa del Rabotchi i Soldat es el mismo del Soviet de diputados obreros y soldados
de Petrogrado, a saber:
Todo el poder a los Soviets en la capital y en las provincias!
Tregua inmediata en todos los frentes; paz leal entre los pueblos!
La tierra a los campesinos, sin indemnizacin a los terratenientes!
Una Asamblea Constituyente honradamente elegida!
Reproducimos todava otro pasaje interesante del mismo peridico, rgano de aquellos
bolcheviques conocidos en el mundo entero como agentes de Alemania:
El emperador alemn, manchado con la sangre de millones de hombres, quiere hacer
avanzar su ejrcito hasta Petrogrado. Dirijmonos a los obreros, a los soldados, a los
campesinos alemanes, que no desean menos que nosotros la paz, para que se rebelen contra
esta guerra maldita!
Esto no podr hacerse ms que con un gobierno revolucionario, que hable verdaderamente
en nombre de los obreros, de los soldados y de los campesinos rusos, que se dirija, por
encima de los diplomticos, directamente, a los ejrcitos alemanes y llene sus trincheras de
proclamas en lengua alemana... Nuestros aviadores inundarn toda Alemania de estas
proclamas...
En el Consejo de la Repblica cada da era ms profundo el abismo entre los dos extremos.

Las clases ricas gritaba Karelin en nombre de los S.R. de izquierda quieren servirse
del aparato revolucionario del Estado para atar a Rusia el 'cairo de guerra de los Aliados.
Los partidos revolucionarios se oponen resueltamente a semejante poltica.
El viejo Nicols Tchaikovski, representante de los socialistas populares (rudoviqttes),
habl contra el reparto de tierra entre los campesinos y tom el partido de los kadetes:
Debemos restablecer inmediatamente la disciplina frrea en el ejrcito. Desde el
comienzo de la guerra, no he dejado de repetir que es criminal emprender reformas
econmicas y sociales en tiempo de guerra. Este es el crimen que estamos cometiendo. Sin
embargo, no soy enemigo de estas reformas, puesto que soy socialista. (Gritos en la
izquierda: No te creemos! Gran ovacin en la derecha.)
Adjemov, en nombre de los kadetes, declar que no era absolutamente necesario decir al
ejrcito por qu combata; cada soldado deba comprender que su primer deber era arrojar
del territorio ruso al enemigo.
El mismo Kerenski abeg apasionadamente, dos veces, por la unin nacional, y se deshizo
en lgrimas al final de uno de sus discursos. La Asamblea lo escuch framente,
interrumpindolo con observaciones irnicas.
El instituto Smolny, cuartel general del Tsk y del Soviet de Petrogrado, se halla a muchas
millas del centro, en un extremo de la ciudad, a la orilla del ancho Neva. Tom un tranva
atestado de viajeros, que serpenteaba, gimiendo, por las calles enlodadas y mal
pavimentadas. Al final del trayecto se alzaban las graciosas cpulas azuladas y engastadas
de oro mate del convento Smolny, tan agradables a la vista, y a su lado, la gran fachada con
aire de cuartel del instituto Smolny, de doscientos metros de longitud y tres pisos de altura,
y encima de la entrada un enorme e insolente blasn imperial esculpido en piedra.
Las organizaciones revolucionarias de los soldados y de los obreros se haban instalado en
este instituto, famoso pensionado para seoritas nobles en el antiguo rgimen, patrocinado
por la zarina. Tiene ms de un centenar de amplias piezas, blancas y desnudas. En las
puertas, unos rtulos de esmalte indicaban todava a los visi~ tantes la cuarta clase o la
sala de profesores. Pero otras inscripciones, trazadas precipitadamente, testimoniaban la
nueva actividad que reinaba en el establecimiento: Comit ejecutivo del Soviet de
Petrogrado, Tsik, Oficina de Asuntos Extranjeros, Unin de soldados socialistas,
Comits de fbrica. Comit Central del Ejrcito. Otras piezas estaban ocupadas por las
oficinas centrales o servan para las reuniones de los partidos polticos.
Por los largos corredores abovedados e iluminados de trecho en trecho por bombillas
elctricas discurra una atareada muchedumbre de obreros y soldados, algunos de ellos
doblados bajo el peso de enormes paquetes de peridicos, proclamas y propaganda impresa
de todas clases. El ruido de sus pesadas botas sobre el entarimado del piso se asemejaba a
un incesante trueno. Por todas partes haba rtulos: Camaradas! En inters de vuestra
propia salud, sed limpios! En cada piso, tanto al terminar las escaleras como en los
rellanos, se haban instalado grandes mesas donde se vendan en montn folletos y
publicaciones polticas.

El amplio refectorio, de techo bajo, situado en el piso inferior, labia sido destinado a
restaurante. Mediante dos rublos se me entreg un billete que me daba derecho a una
comida. Me puse despus a la cola, donde hafea centenares de personas esperando llegar a
uno de los largos mostradores en que unos veinte hombres y mujeres servan la sopa de col,
que sacaban, con algunos pedazos de carne, de unos inmensos calderos, y distribuan
montaas de kacha y trozos de pan negro. Por cinco kopeks le daban a uno t en un vaso de
estao. Uno mismo tena que tomar de un cesto una cuchara de madera grasicnta. Sentados
en los bancos a lo largo de las mesas de madera, hambrientos proletarios engullan su
comida, mientras discutan entre s y se lanzaban, a travs de la sala bromas pesadas.
En el primer piso haba otro comedor, reservado al Tsk, pero todo el mundo iba all." En
dicho comedor se podan conseguir rebanadas de pan generosamente untadas de
mantequilla, y vasos de t en nmero ilimitado.
En el ala sur del segundo piso, la antigua sala de baile del instituto se haba convertido en el
gran saln de sesiones. Era una estancia de altos y blancos muros, iluminada por centenares
de globos elctricos labrados y sujetos a unos candelabros, y dividida por dos filas de
macizas columnas. A un extremo, se elevaba un dosel flanqueado por dos altas lrftparas de
mltiples brazos, y al fondo penda un marco de oro de donde se haba quitado el retrato del
soberano. Aqu era donde, en los das de fiesta, se reunan las grandes duquesas, rodeadas
de relucientes y suntuosos uniformes militares eclesisticos.
Al otro lado del pasillo, frente por frente al saln de sesiones, estaba la oficina de revisin
de actas de los delegados al Congreso de los Soviets. Estuve observando la llegada de los
nuevos delegados: soldados vigorosos y barbudos, obreros con blusas negras, campesinos
de largos cabellos. Los reciba una joven, miembro del lediristvo de Plejanov, que sonrea
desdeosamente.
Apenas se parecen deca a los delegados del primer congreso. Mire usted qu aire
de ignorancia y de grosera. Qu masa inculta!
Era exacto. Rusia haba sido sacudida hasta lo ms profundo y las capas bajas salan a la
superficie. El comit de revisin, nombrado por el antiguo Tsk, discuta a cada delegado la
validez de su mandato. Kara jan, miembro del Comit Central bolchevique, se limitaba a
sonrer.
No os preocupis deca. Cuando llegue el momento, lograremos que os den vuestros
puestos.
Rabotehi i Sldat escriba sobre el particular:
Llamamos la atencin de los delegados al nuevo congreso sobre los intentos de ciertos
miembros del comit de organizacin de sabotear dicho congreso, haciendo circular el
rumor de que ya no va a celebrarse y de que los delegados deben abandonar Petrogrado...
No os dejis desorientar por esas mentiras... Se acercan grandes das...

Era evidente que para el 2 de noviembre no se alcanzara el quorum, por lo que el Congreso
fue aplazado para el 7. Ahora bien, el pas entero estaba en conmocin, y los mencheviques
y los socialrevolucionarios, comprendiendo que estaban derrotados, cambiaron
repentinamente de tctica. Telegrafiaron a todas sus organizaciones provinciales para que
eligieran tantos socialistas moderados como fuera posible. Al mismo tiempo, el Comit
Ejecutivo de los Soviets campesinos lanz urgentemente la convocatoria para un congreso
campesino que debera abrirse el 13 de diciembre, con el fin de poder anular cualquier
accin eventual de los obreros y los soldados.
Qu haran los bolcheviques? En la ciudad corra el rumor de que los obreros y los
soldados preparaban una manifestacin armada. La prensa burguesa y reaccionaria
profetizaba la insurreccin y exiga al gobierno que arrestase al Soviet de Petrogrado o, al
menos, que impidiese la reunin del congreso. Peridicos como la Novaia Russ
preconizaban una matanza general de bolcheviques.
El diario de Gorki, Novaia Jizn, reconoca con los bolcheviques que los reaccionarios
trataban de ahogar la revolucin y que haba que oponerles, si fuera necesario, la fuerza de
las armas; pero antes importaba que todos los partidos de la democracia revolucionaria
presentasen un frente nico:
Mientras la democracia no organice sus fuerzas principales; mientras su accin tropiece con
una fuerte resistencia, es imprudente pasar a la ofensiva. Pero si los adversarios recurren a
la violencia, la democracia revolucionaria deber lanzarse a la lucha para aduearse del
poder, y encontrar el apoyo de las capas ms profundas del pueblo.
Gorki haca notar que tanto los peridicos reaccionarios como los del gobierno incitaban a
los bolcheviques a la violencia, porque, en efecto, una insurreccin abrira el camino a un
nuevo Kornilov. Y conjuraba a los bolcheviques a desmentir los rumores que circulaban. En
el rgano menchevique Dien (El Da) public Potressov una historia .sensacional,
acompaada de una carta, donde pretenda revelar el'plan secreto de campaa de los
bolcheviques.
Como por arte de encantamiento, se cubrieron las paredes de advertencias,[14] proclamas y
llamamientos de los comits centrales de los moderados y de los conservadores, como
asimismo del Tsk, denunciando toda demostracin, viniera de donde viniese, y
conjurando a los obreros y soldados a no escuchar a los agitadores. He aqu, por ejemplo,
un extracto de la proclama de la seccin militar del partido socialrevolucionario:
Nuevamente circulan por la ciudad rumores sobre un golpe de fuerza. Cul es la fuente de
estos rumores? En nombre de qu organizacin predican la insurreccin los agitadores?
Los bolcheviques, interrogados por el Tsk sobre el particular, han negado toda
responsabilidad... Pero estos rumores, por s solos, constituyen un grave peligro. Puede
ocurrir que, indiferentes al verdadero estado de espritu de la mayora de los obreros,
soldados y campesinos, algunos testarudos llamen a la calle a una parte de los obreros y de
los soldados y los inciten a amotinarse... En este momento terrible por que atraviesa la
Rusia revolucionaria, cualquier motn se transformara fcilmente en guerra civil, con la

consiguiente destruccin de todas las organizaciones proletarias, que tantas dificultades ha


costado edificar.
Los contrarrevolucionarios no dejarn de aprovecharse de una insurreccin para ahogar la
revolucin en sangre e impedir la eleccin de la Asamblea Constituyente. Por otra parte, el
jefe de la contrarrevolucin europea, Guillermo II, prepara un nuevo golpe.
Nada de insurrecciones! Que cada uno permanezca en su puesto!
El 28 de octubre me entrevist, en los pasillos del Smolny, con Kamnev, un hombrecillo
de barbita rojiza recortada en punta y gestos de latino. No estaba muy seguro de que
hubiera suficiente nmero de delegados.
Si se celebra el Congreso me dijo, representar la voluntad de la mayora aplastante
del pueblo. Si, como creo, la mayora es bolchevique, exigiremos que se entregue el poder a
los Soviets, y el Gobierno provisional tendr que irse.
Volodarski, un hombrctn joven y plido, de aspecto enfermizo, con lentes, fue ms
categrico an:
Los Lieber, Dan y otros oportunistas tratan de sabotear el congreso. Pues bien, si logran
impedir la reunin, nosotros somos lo bastante realistas para que esto no nos detenga.
Encuentro en mi carnet, con fecha 29 de octubre, los siguientes extractos de peridicos:
Mohilev (Gran Cuartel General). Se han concentrado aqu los regimientos leales de la
Guardia, la Divisin Salvaje, los cosacos y los Batallones de la Muerte.
Los junkers de Pavlovsk, de Tsarskoie-Selo y de Peterhof han recibido del gobierno la
orden de estar preparados para marchar sobre Petrogrado. Los junkers de Oranienbaum
llegan a la capital.
Una parte de la divisin de automviles blindados de la guarnicin de Petrogrado se halla
estacionada en el Palacio de Invierno.
En virtud de una orden firmada por Trotzki, la fbrica de armas de Sestroresk ha entregado
muchos millares de fusiles a los delegados obreros de Petrogrado.
En un mitin de la milicia municipal, celebrado en el barrio de Basliteiny, se ha exigido, por
medio de una resolucin, la entrega del poder a los Soviets.
Esto es slo una muestra de la confusin que reinaba en aquellos das febriles, en los que
todo el mundo saba que algo iba a suceder, sin poder decir exactamente qu.
En un mitin del Soviet de Petrogrado, celebrado en el Smolny la noche del 3 O de octubre.
Trotzki calific las afirmaciones de la prensa burguesa referentes a los proyectos de

insurreccin de los Soviets como un intento reaccionario de desacreditar y hacer fracasar


el Congreso de los Soviets.
El Soviet de Petrogrado declar en nombre del mismo no ha dado ninguna orden de
insurreccin. Pero, si fuera necesario, la daramos, y contaramos con el apoyo de la
guarnicin de Petrogrado... El gobierno prepara un movimiento contrarrevolucionario.
Nosotros responderemos con una ofensiva, que ser decisiva y sin contemplaciones.
Era verdad que el Soviet de Petrogrado no haba ordenado demostracin armada alguna;
pero el Comit Central del Partido bolchevique estaba considerando la eventualidad de una
insurreccin. La noche del 23 se reuni en sesin permanente. Todos los intelectuales del
partido, todos los jefes, as como los delegados de los obreros y de la guarnicin de
Petrogrado, estaban presentes. Entre los intelectuales, slo Lenin y Trotzki eran favorables
a la insurreccin. Incluso los militares se oponan a ella. Se vot. La idea de la insurreccin
fue derrotada.
Entonces se levant un obrero con el rostro crispado de furor:
Hablo en nombre del proletariado de Petrogrado dijo con rudeza. Nosotrps estamos
por la insurreccin. Haced lo que queris, pero os anuncio que, si dejis aplastar a los
Soviets, habris acabado para nosotros.
Algunos soldados se unieron a l... La insurreccin se puso a votacin de nuevo... Esta vez
triunf.[15]
Sin embargo, el ala derecha de los bolcheviques, bajo la direccin de Riaznov, Kamenev y
Zinoviev, continuaba su campaa contra la sublevacin armada. Pero la maana del 31 de
octubre, Rabotchi Put comenz la publicacin de la Carta a los camaradas,[16] de Lenin,
uno de los ms audaces documentos de agitacin poltica que ha conocido el mundo. Lenin
aportaba en esa carta todos los argumentos en favor de la insurreccin, partiendo de las
objeciones de Kamenev y Riaznov.
O bien pasamos al campo de los Lieber y los Dan y abandonamos abiertamente nuestra
consigna "Todo el poder a los Soviets" deca, o bien nos lanzamos a la insurreccin.
No hay trmino medio...
El jefe de los kadetes, Miliukov, pronunci en el Consejo de la Repblica, la tarde de ese
mismo da, un brillante y spero discurso.[17] En l fustigaba la germanofilia del nakaz
entregado a Skobelev, declaraba que la democracia revolucionaria estaba a punto de
perder Rusia y, burlndose de Terechtchenko, no vacilaba en afirmar que prefera la
diplomacia alemana a la de los rusos... Un violento tumulto sacudi a la izquierda.
El gobierno, por su parte, no poda desconocer la importancia del xito de la propaganda
bolchevique. El 29 de octubre, una comisin mixta de representantes del gobierno y del
Consejo de la Repblica redact apresuradamente dos proyectos de ley, uno de ellos

concediendo temporalmente la tierra a los campesinos, y el otro echando las bases de una
enrgica poltica de paz. Al da siguiente, Kerenski suspendi la pena de muerte en el
ejrcito. El mismo da se abri solemnemente la primera sesin de la nueva Comisin para
el fortalecimiento del rgimen republicano y la lucha contra la anarqua y la
contrarrevolucin, de la cual no quedara la menor huella en la historia... A la maana
siguiente estuve, con dos periodistas ms, entrevistando a Kerenski;[18] fuimos los ltimos
corresponsales de prensa que recibi.
El pueblo ruso dijo con amargura sufre de agotamiento y tambin de desilucin con
respecto a los Aliados. El mundo piensa que la revolucin toca "a su fin. No se engaen
ustedes: la revolucin rusa no hace ms que comenzar.
Pakbras ms profticas, sin duda, de lo que l mismo pensaba.
El mitin del Soviet de Petrogrado, al cual asist, dur toda la noche del 30 de octubre y fue
muy agitado. Acudi un gran nmero de socialistas moderados, de intelectuales, oficiales
y miembros de los comits del ejrcito y del Tsk. Frente a ellos, asistan tambin obreros,
campesinos y spldados, sencillos y ardorosos.
Un campesino relat los desrdenes de Tver, provocados, segn l, por la detencin de los
comits agrarios.
Ese Kerenski no es ms que la tapadera de los grandes propietarios (pomiechtchiks)
gritaba. Estos saben que en la Asamblea tomaremos de todos modos las tierras, y por eso
se esfuerzan desde ahora en torpedearla.
Un mecnico de las fbricas Putilov explic que los directores cerraban, uno tras otro, todos
los talleres, so pretexto de que faltaban el combustible o las materias primas; pero el comit
de fbrica haba descubierto enormes reservas ocultas.
Es una provocacin deca. Nos quieren condenar al hambre para empujarnos a la
violencia. Un soldado comenz as:
Camaradas, os traigo el saludo de los que all cavan sus propias tumbas, que llaman
trincheras.
Despus apareci un joven soldado, alto, extenuado, con la mirada relampagueante, a quien
acogi una atronadora ovacin. Era Tchudnovski, supuestamente cado en los combates de
julio y que resucitaba de entre los muertos...
Los soldados no tienen ya confianza en sus jefes. Y hasta los comits del ejrcito, que se
han negado a reunir nuestro Soviet, han hecho traicin... Los soldados quieren que la
Asamblea Constituyente se rena en la fecha fijada. Ay de los que se atrevan a aplazarla!
Y esto no es una amenaza platnica, pues el ejrcito tiene caones!
Habl, luego, de la campaa electoral, que causaba estragos en el quinto ejrcito.

Los oficiales, sobre todo los mencheviques y los socialrevolucionarios, trabajan


sistemticamente para hundir al partido bolchevique. Se prohibe la circulacin de nuestros
peridicos en las trincheras. Se detiene a nuestros oradores...
Por qu no habla usted tambin de la falta de pan? interrumpi otro soldado.
No slo d pan vive el hombre respondi gravemente Tchudnovski.
Despus fue un oficial quien tom la palabra, un menchevique a ultranza, delegado del
Soviet de Vitebsk:
No importa quin detente el poder en estos momentos. No se trata del gobierno, sino de
la guerra. Antes de hacer posible ningn cambio es preciso ganar la guerra. (Silbidos y
exclamaciones irnicas.) Los agitadores bolcheviques son unos demagogos!
Al escuchar estas palabras, la sala se estremeci de risa.
Olvidemos por un instante la lucha de clase... No pudo continuar. Una voz grit:
Cuente usted con ello.
Petrogrado ofreca por entonces un curioso espectculo. En las fbricas estaban repletas de
fusiles las salas de los comits; iban y venan correos; la guardia roja aprenda la
instruccin. En todos los cuarteles se celebraban mtines cada noche, y los das transcurran
en medio de apasionados e interminables discusiones. En las calles, la multitud se
condensaba a la cada de la tarde y se esparca en lentas olas por la perspectiva Nevski,
disputndose los peridicos... Los atracos a los transentes se sucedan con tanta
frecuencia, que era peligroso aventurarse por las calles transversales. En la Sadvaia vi en
plena tarde a una muchedumbre de muchos centenares de personas pegando y pisoteando a
un soldado, a quien haban sorprendido robando... Misteriosos individuos merodeaban entre
las ateridas mujeres de las colas del pan y de la leche, cuchichendoles que los judos
haban acaparado los stocks de vveres y que los miembros de los Soviets vivan en la
opulencia, mientras el pueblo se mora de hambre...
A la puerta del Smolny, en la verja exterior, la guardia exiga y examinaba minuciosamente
los permisos de entrada. En las salas de reuniones haba, da y noche, un zumbido
constante; centenares de soldados y de obreros dorman incluso en el suelo, como podan.
En el primer piso, en el saln de sesiones, se apretujaba un millar de personas durante las
tumultuosas deliberaciones del Soviet de Petrogrado.
En los clubs se jugaba febrilmente del anochecer al alba; corra el champaa a raudales; las
apuestas alcanzaban altas cifras, hasta veinte mil rublos. Las calles y los cafs del centro
rebosaban de prostitutas, cubiertas de joyas y de lujosas pieles.
Complots monrquicos, espas alemanes, contrabandistas fraguando planes...

Entre la lluvia y el fro, bajo el cielo gris, la gran ciudad, palpitante, aceleraba su carrera...
Hacia dnde?

Notas
1. De la rebelin de Kornilov se trata en detalle en mi obra De Kornilov a Brest-Utovsk. La
parte de responsabilidad de Kerenski, en la situacin que hizo posible la intentona de
Kornilov, no se ha deslindado todava con la necesaria claridad. Los defensores de Kerenski
dicen que ste tuvo conocimiento de los proyectos de Kornilov y que con, habilidad lo
oblig a ponerse en evidencia antes de tiempo, despus de lo cual lo aplast. El seor A. J.
Sack, en su libro El nacimiento de la democracia rusa, escribe:
Varios hechos... son casi seguros. El primero es que Kerenski no ignoraba los
movimientos del frente hacia Petrogrado de varios destacamentos, y es posible que, en sus
funciones de presidente del Consejo y ministro de la Guerra, comprendiendo el creciente
peligro bolchevique,"fuera l quien los mandara llamar...
La debididad de este argumento es que a la sazn no exista peligro bolchevique, ya que
los bolcheviques no formaban todava ms que una minora impotente en los Soviets, y sus
jefes se encontraban unos presos y otros obligados a permanecer ocultos.
2. Kerenski, Nikitin, Terechtchenko, Verhovski y Verderevski entraron en el nuevo
directorio. [Nota de la Edit.]
3. Cuando se propuso a Kerenski la Conferencia Democrtica, ste quiso que la asamblea
estuviese compuesta por todos los elementos de la nacin las fuerzas vivas como l
deca incluidos los banqueros, los industriales, los grandes terratenientes y los
representantes del partido kadete. El Soviet se neg y propuso el reparto-siguiente, al que
Kerenski dio su asentimiento:
100 delegados
100 delegados
50 delegados
50 delegados
100 delegados
84 delegados
150 delegados
20 delegados
10 delegados
20 delegados
15 delegados
50 delegados
59 delegados

Soviet de Diputados obreros y soldados de toda Rusia


Soviet de Diputados campesinos de toda Rusia
Soviets Provinciales de Diputados obreros y soldados
Comits Agrarios
Sindicatos
Comits del ejrcito en el frente
Cooperativas obreras y campesinas
Sindicato de ferroviarios
Sindicato de Correos, Telgrafos y Telfonos
Empleados de comercio
Profesiones liberalesdoctoress, abogados, periodistas, etc.
Zemstvos provinciales
Organizaciones nacionalistaspolacos, ucranianos, etc.

Este plan fue modificado, dos o tres veces. La composicin definitiva fue la siguiente:

300 delegados
300 delegados
300 delegados
150 delegados
150 delegados
200 delegados
100 delegados
200 delegados

Soviet de Diputados obreros, soldados y campesinos de toda Rusia


Cooperativas
Municipalidades
Comits del ejrcito en el frente
Zemstvos provinciales
Sinidicatos
Organizaciones nacionalistas
Grupos diversos

4.
El Fin de los Soviets: El 28 de septiembre de 4917, Izvestia, rgano del Tsk,
public un artculo sobre el ltimo Gobierno provisional, en el cual se lea:
Por fin, un. verdadero gobierno democrtico, nacido de la voluntad de todas las clases del
pueblo ruso, el primer esbozo del futuro rgimen parlamentario libera!, ha sido constituido.
La Asamblea Constituyente, cuya composicin ser esencialmente democrtica, se ocupar
de resolver ahora todos les problemas fundamentales del rgimen. El papel de les Soviets
toca a su fin; se aproxima el momento en qu debern, con todos los otros organismos del
aparato revolucionario, desaparecer de la escena poltica de un pueblo libre y victorioso,
que no manejar de ahora en adelante ms que armas pacficas.
El artculo de fondo de Izvestia del 23 de octubre, tena por ttulo: La crisis de, las
organizaciones soviticas. Comenzaba por reconocer que los viajeros observaban por
todas partes un decrecimiento de la actividad de los Soviets locales. Lo cual es natural
prosegua el autor, ya que el inters del pueblo se centra cada vez ms en los rganos
legislativos de carcter ms permanente, las Dumas municipales y los zemstvos...
En los grandes centros de Petrogrado y Mosc, donde estn mejor organizados, los
Soviets no abarcan a todos los elementos democrticos... La mayora de los intelectuales y
muchos obreros no forman parte de ellos; los obreros, por su atraso poltico o porque
consideran que el verdadero centro de su actividad son los sindicatos... No podemos negar
que estas organizaciones se hallan estrechamente unidas a las masas, cuyas necesidades
cotidianas satisfacen mejor...
El hecho de que se emprenda enrgicamente la organizacin de las administraciones
democrticas locales es de la mayor importancia. Las Dumas municipales son elegidas por
sufragio universal y su autoridad, en,.los asuntos propiamente locales, es ms grande que la
de los Soviets. Esto es perfectamente natural en toda democracia.
Las elecciones municipales funcionan mejor y ms democrticamente que las de los
Soviets... Todas las clases estn representadas en las municipalidades... Desde el momento

en que los gobiernos autnomos locales se pongan a organizar la vida de las


municipalidades, el papel de los Soviets locales habr terminado de un modo natural.
A1 decrecimiento del inters de las masas por los Soviets contribuyen dos factores. El
primero es la disminucin progresiva del inters poltico en general; el segundo, el
creciente esfuerzo de los rganos gubernamentales provinciales y municipales encaminado
a organizar la construccin de la nueva Rusia... Cuando ms se vaya afirmando esta 'ltima
tentativa, ms rpidamente desaparecer la razn de ser de los Soviets...
Se nos llama los 'enterradores' de nuestro propio sistema. Somos nosotros, en realidad,
quienes trabajamos con mayor ahinco por edificar la nueva Rusia...
Cuando la autocracia y su rgimen burocrtico se derrumbaron, conseituimos los Soviets,
especie de barracas donde la democracia pudo encontrar un albergue provisional. Ahora,
levantamos el edificio perduraBIe que sustituir a las barracas, y es natural que, poco a
poco, el pueblo las vaya abandonando para mudarse a esta morada ms cmoda.

5. Discurso de Trotzki al Congreso de la Repblica (Declaracin del grupo bolchevique


antes de abandonar la sesin, 7 -20- de octubre de 1917):
Los fines, declarados oficialmente, de la Conferencia Democrtica convocada gpr el Tsk
de los Soviets de Diputados obreros y soldados eran acabar con el rgimen personal
irresponsable que dio nacimiento al kornilovismo y crear un gobierno responsable capaz de
poner fin a la<* guerra y asegurar la convocatoria de la Asamblea Constituyente en la fecha
fijada.
Entre tanto, como consecuencia de tratos llevados a cabo a espaldas de la Conferencia
Democrtica entre el seor Kerenski, los kadetes y los jefes de los socialrevolucionarios y
los mencheviques, se ha llegado a resultados exactamente opuestos a los objetivos
proclamados oficialmente.
Se ha creado un poder en cuyo seno y alrededor del cual los kornilovistas descarados y
solapados desempean un papel dirigente. La irresponsabilidad de este poder es proclamada
y sancionada formalmente desde Shora.
El 'Consejo de la Repblica' es declarado institucin consultiva; al octavo mes de la
revolucin, el poder irresponsable se ha creado una proteccin para una nueva edicin de la
Duma de Buliguin.
Los elementos de las clases poseedoras estn representadas en el Consejo provisional en
una proporcin a la que, como lo demuestran las elecciones realizadas en todo el pas, no
tienen ningn derecho. A pesar de esto, es precisamente el partido kadete quien ha tratado
de obtener y ha obtenido la irresponsabilidad del poder, incluso para con un preparfemento
deformado a beneficio de la burguesa poseedora.

Es este mismo partido kadete quien exiga, todava, ayer, la supeditacin del Gobierno
provisional a la Duma del seor Rodzianko, quien ha obtenido la independencia del
Gobierno provisional ante el Consejo de la Repblica.
En la Asamblea Constituyente, los elementos de las clases poseedoras tendrn una
posicin incomparablemente menos favorable que en el Consejo provisional. El poder no
podr dejar de ser responsable ante la Asamblea Constituyente. Si las clases poseedoras se
preparan realmente para la Asamblea Constituyente dentro de mes y medio, no tendran
ningn motivo ahora para defender la irres-, ponsabilidad del poder. Toda la verdad reside
en el hecho de que la burguesa, que dirige la poltica del Gobierno provisional, se ha fijado
c'omo objetivo el sabotear la Asamblea Constituyente. Tal es actualmente, en efecto, la
labor fundamental de los elementos de las clases poseedoras, a la cual se supedita toda su
poltica, interior y exterior.
En la industria, en la agricultura y los abastos, la poltica del gobierno y de las clases
dominantes agrava el desorden natural creado por la guerra. Las clases poseedoras, que han
provocado la rebelin campesina, se dedican ahora a su represin y se preparan
abiertamente a servirse del 'brazo descarnado del hambre' para que estrangule la revolucin
y, en primer lugar, la Asamblea Constituyente.
La poljtica exterior de la burguesa y su gobierno no es menos criminal.
A1 cabo de cuarenta meses de guerra, la capital se ve amenazada por un peligro mortal.
Para conjurar ese peligro, se propone un plan de traslado del gobierno a Mosc. La idea de
entregar la capital revolucionaria a las tropas alemanas no provoca en manera alguna la
indignacin de las clases burguesas; por el contrario, la acogen como un elemento natural
de la poltica general que ha de facilitarles la realizacin de su complot
contrarrevolucionario.
En lugar de reconocer que la salvacin del pas reside en la con-certacin de la paz; en
lugar de lanzar francamente por encima de todos los gobiernos imperialistas y las
cancilleras diplomticas una propuesta de paz inmediata a todos los pueblos agotados, y de
hacer as imposible prcticamente la continuacin de la guerra, el Gobierno provisional,
siguiendo las rdenes de los kadetes contrarrevolucionarios y los imperialistas aliados,
contra el sentido comn, sin fuerza y sin plan, sigue manteniendo a la fuerza esta sangrienta
guerra, condenando a una muerte intil a cientos de miles de soldados y marinos y
preparando el abandono de Petrogrado y la asfixia de la revolucin. Mientras que los
soldados y marinos bolcheviques perecen con los dems marinos y soldados como
consecuencia de los errores y los crmenes de otros, el llamado jefe supremo contina
asolando a la prensa bolchevique...
Los partidos dirigentes del Consejo provisional se hacen cmplices voluntarios de toda
esta poltica.
Nosotros, el grupo de socialdemcratas bolcheviques, declaramos que no tenemos nada en
comn con este gobierno de traicin nacional ni con este Consejo de complacencias

contrarrevolucionarias. No queremos ocultar ni un solo da, directa o indirectamente, esta


labor criminal que en contra del pueblo se lleva a cabo entre bastidores oficiales.
La revolucin est en peligro! Mientras las tropas de Guillermo amenazan a Petrogrado,
el gobierno Kerenski-Konovalov se prepara a huir de Petrogrado para convertir a Mosc en
el baluarte de la contrarrevolucin.
Llamamos a la vigilancia de los obreros y soldados de Mosc!
A1 abandonar el Consejo provisional llamamos a la vigilancia y al herosmo de los
obreros, soldados y campesinos de toda Rusia.
Petrogrado est en peligro! La revolucin est en peligro! El pueblo est en peligro!
El gobierno agrava este peligro. Los partidos dirigentes lo ayudan.
Solamente el pueblo puede salvarse a s mismo y salvar al pas. Nosotros apelamos al
pueblo.
Todo el poder a los Soviets!
Toda la tierra para el pueblo!
Viva la paz democrtica, honrada, inmediata!
Viva la Asamblea Constituyente!
6. Miembros del La Internacional revolucionaria del Partido Socialista que haban
participado en la Conferencia Internacional de Zimmerwald (Suiza} en 1915. [Nota de la
Edit.]
7. La conferencia no se llev a cabo por la cada del Gobierno provisional. [Nota de la
Edit.]
8. El "nakaz" a Skobelev (Extractos): El ex ministro de Trabajo, Skobelev, nombrado
representante de la democracia revolucionaria rusa a la Conferencia de los Aliados en Pars,
recibi del Tsk las siguientes instrucciones:

Instrucciones para el delegado del


en la Conferencia de Pars

El nuevo tratado de paz debe ser explcito en cuanto a los fines de guerra. Debe tener por
base los principios: no anexin, no indemnizacin, derecho de los pueblos a su libre
determinacin.

Problemas territoriales

1. Evacuacin de Rusia por las tropas alemanas. Derecho absoluto a la autonomia para
Polonia, Lituania y Livonia.
2. Autonomia para la Armenia turca, y ms tarde, derecho absoluto para su libre
determinacin, a partir del momento en que se instauren gobiernos locales.
3. Solucin del problema de Alsacia-Lorena mediante un plebiscito, previa la retirada de las
tropas extranjeras.
4. Restauracin de Blgica, cuyos daos sern reparados por medio de un fondo
internacional.
5. .Restauracin de Servia y Montenegro, que recibirn la ayuda de un fondo internacional.
Servia deber tener una salida al Adritico. Bosnia y Herzegovina se convertirn en pases
autnomos.
6. Las regiones disputadas de los Balcanes recibirn provisionalmente la autonoma,
mientras se espera la organizacin de un plebiscito.
7. Restauracin de Rumania, que deber reconocer la autonoma absoluta de la Dobruja...
Rumania deber comprometerse solamente a aplicar efectivamente el artculo 3 del Tratado
de Berln concerniente a los judos y reconocerles su calidad de ciudadanos rumanos.
8. Autonoma provisional para las provincias italianas de Austria mientras se prepara un
plebiscito.
9. Restitucin de sus colonias a Alemania.
10. Restauracin de Persia y Grecia.
Libertad de los mares

Neutralizacin de todos los estrechos que conduzcan a mares interiores, incluidos los
canales de Suez y Panam. Libertad de navegacin comercial. Abolicin del derecho de
apresamiento y torpedeamiento de las naves de comercio.
Indemnizaciones

Todos los beligerantes renunciarn para siempre a toda indemnizacin, directa o indirecta,
como, por ejemplo, los gastos de mantenimiento de los prisioneros. Las contribuciones de
guerra impuestas durante la conflagracin sern restituidas.
Clusulas econmicas

En las condiciones de paz no se incluirn los tratados econmicos. Cada pas debe
montenerse independiente desde el punto de vista de su poltica comercial y no verse
obligado a impedirlo, por el tratado de paz, a concertar tal o cual acuerdo econmico. Sin
embargo, todos los pases debern comprometerse a no poner en prctica bloqueos
econmicos despus de la guerra, y a no concertar convenciones aduaneras especiales. Los
derechos de nacin ms favorecida debern ser concedicos a todos los paises sin distincin.
Garantias de paz

La paz ser concertada en la Conferencia de la Poaz por delegados elegidos por las
representaciones nacionales; las condiciones de paz sern ratificadas por los parlamentos.
Ser abolida la diplomacia secreta; todos los estados debern comprometerse a no concertar
tratados secretos. Todo tratado de este gnero se declarar contrario al derecho
internacional y considerado como nulo. Ningn tratado entrar en vigor hasta su
ratificacin por los parlamentarios respectivos.
Limitacin progresiva de los armamentos de tierra y mar e introduccin del sistema de
milicias.
La Liga de las Naciones propuesta por el presidente Wilson puede convertirse en un
precioso auxiliar del derecho internacional a condicin:
a) de que se obligue a todas las naciones a formar parte de ella y se les concedan a todas
derechos iguales;
b) de que sea democratizada la poltica internacional.
Caminos para la paz

De la misma manera concreta en que se formulen los fines de la guerra, el tratado debe
especificar que los Aliados estn dispuestos a entablar conversaciones de paz tan pronto
como la parte adversa declare aceptar tales conversaciones, quedando entendido que todas
las partes renuncian a cualquier anexin por la fuerza.
Los Aliados deben comprometerse a no entablar negociaciones secretas sobre la paz y a no
concertar tratado alguno ms que en una conferencia en que participen los pases neutrales.
Adems, se le dan al delegado las instrucciones siguientes:
Debern ser eliminados todos los obstculos puestos a la Conferencia socialista de
Estocolmo y a todos los delegados de los partidos u organizaciones que deseen participar se
les entregarn pasaportes inmediatamente.
(El Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos redact igualmente un nakaz que difiere
poco del precedente.)
9. Andrew Bonar Law (1858-1923), estadista ingls, jefe de los conservadores; en 1917 fue
Ministro de Hacienda en el gobierno de coalicin de Lloyd George y lder de la Cmara de
los Comunes. [Nota de la Edit.]
10. La paz a expensas de Rusia: Las revelaciones de Ribot acerca de la oferta de paz
austraca a Francia, la pretendida Conferencia de la Paz en Berna durante el verano de
1917 (en la que tomaron parte delegados de todos los pases beligerantes, en representacin
de los grandes intereses financieros de esos pases) y la tentativa de negacin entre un
agente ingls y un dignatario de la Iglesia blgara, son todos hechos que indican la

existencia en los dos campos de fuertes corrientes en favor de una paz amaada a costa de
Rusia. En mi prximo libro De Kornilov a Brest-Litovsk me propongo tratar ms
ampliamente esta cuestin y publicar varios documentos secretos descubiertos en el
ministerio de Negocios Extranjeros, en Petrogrado
11. Los soldados rusos en Francia
Comunicado del Gobierno

Tan pronto como lleg a Pars la noticia de la revolucin, comenzaron a aparecer


peridicos rusos de tendencia extremista; estos peridicos, al igual que ciertas personas que
circularon libremente entre los soldados, han comenzado a entregarse a una propaganda
bolchevique, difundiendo frecuentemente noticias falsas extradas de despachos
fragmentarios de los peridicos franceses. En ausencia de informaciones y directivas
oficiales, esta campaa ha provocado agitacin entre los soldados. Esta agitacin se
manifiesta por el deseo de regresar inmediatamente a Rusia y por una hostilidad sin
fundamento hacia los oficiales. Por orden del ministro de la Guerra de Kerenski, el
emigrante Rapp parti el 18 de mayo hacia los ejrcitos, donde visit ciertas unidades y
cre nuevas organizaciones de conformidad con la Orden no 213. Sin embargo, la agitacin
no ces. Esta fue dirigida por el primer comit ejecutivo de regimiento que comenz a
editar un boletn de tendencias leninistas. De conformidadrcon el deseo de los soldados, el
18 de junio se concentraron las tropas, procedentes de diferentes lugares donde estaban
acuarteladas, en el campo de La Courtine. Comenzaron a celebrarse mtines, en el curso de
los cuales el primer regimiento y sus jefes se esforzaron por desempear el papel principal.
Slo el comit del destacamento que acababa de ser formado con los soldados ms
adelantados y conscientes atenu, hasta donde se poda, el trabajo destructor del primer
regimiento, calmando la agitacin e invitando a los soldados a reanudar una vida normal
basada en los principios democrticos instaurados en la actualidad en el ejrcito. Temiendo
la creciente influencia del comit del destacamento, los dirigentes organizaron, en la noche
del 23 al 24, un mitin en el que participaron, adems del primer regimiento, el 2 en su casi
totalidad, y pequeas unidades de los regimientos 5 y 6. En el curso de este mitin fue
disuelto el comit, a pesar de haber sido elegido solamente dos semanas antes. Al mismo
tiempo, los soldados de la 1? brigada se negaron a ejecutar las rdenes de evacuar dadas
por el mando de la divisin. El llamamiento que lanzaron explicaba que ya no haba razn
para hacer la instruccin, puesto que se haba decidido no seguir combatiendo. Al mismo
tiempo, las relaciones hostiles entre la 1 y 2 brigadas amenazaron con degenerar en un
conflicto agudo. Los propios soldados de la 2 brigada pidieron con insistencia que se les
separara de la Ia brigada, amotinada, amenazando, en caso contrario, con abandonar el
campamento sin orden.
Por esta razn, el general Zankievich, que se present en el campamento acompaado de
Rapp, encargado de misin del ministerio de la Guerra, dio la orden, de acuerdo con este
ltimo, de que los,soldados que haban permanecido fieles al Gobierno provisional
abandonasen el campamento de La Courtine llevndose todas las municiones. Esta orden se
ejecut el 25 de junio y slo permanecieron en el campamento los soldados que slo
'condicionalmente' se, haban declarado fieles al Gobierno provisional. La actitud
sumamente hostil de los soldados con respecto a los oficiales, que los llev incluso a

cometer violencias contra ellos, oblig al general Zankievich a alejar a los oficiales de La
Courtine, no dejando ms que algunas personas encargadas de la administracin. A
iniciativa del delegado del ministro de la Guerra, ciudadano Rapp, numerosos exilados se
presentaron con l ante los soldados del campamento de La Courtine para tratar de hacerles
cambiar de parecer; todas estas tentativas, sin embargo, resultaron infructuosas. Al ser
nombrado comisario, el ciudadano Rapp promulg una orden exigiendo la sumisin
inmediata e incondicional al Gobierno provisional. El 22 de julio, el comisario Rapp se
dirigi a La Courtine acompaado de los delegados del Comit Ejecutivo del Soviets de
Diputados obreros y soldados de paso por Pars, Rusanov, Goldenberg, Ehrlich y Smirnov,
a fin de hacer una nueva tentativa para que los amotinados cambiaran de opinin. Esta
tentativa no dio ningn resultado y los delegados del Soviet de Diputados obreros y
soldados fueron acogidos con declarada hostilidad. El paso por La Courtine de Svatikov,
comisario del Gobierno provisional, quien se encontraba de trnsito en Francia, no tuvo
mejor xito. Tras de haber recibido explicaciones del Gobierno provisional, segn las
cuales no se pensaba hacer regresar a Rusia a las tropas acantonadas en Francia, y se exiga
categricamente la sumisin de los levantiscos, recurriendo en caso de necesidad a la fuerza
armada; despus de las tentativas reiteradas e infructuosas del comisario y nuestros exilados
polticos para disuadir los rebeldes a que se sometieran, el general Zankievich exigi a los
amotinados que depusieran las armas y se dirigiesen ordenadamente a la localidad de
Clairavaux en seal de sumisin. Sin embargo, esta orden no fue ntegramente ejecutada;
primero, salieron 500 hombres aproximadamente, de los cuales fueron detenidos 22. Luego,
veinticuatro horas ms tarde, siguieron 6 000 soldados; los que quedaron, unos 2 000,
fueron dejados deliberadamente a fin de guardar las armas que se negaron a entregar.
Los rebeldes asintieron a la orden dada a la sazn por el general de que depusieran las
armas a su regreso al campamento. No obstante, no cumplieron esta orden. El dejar las
armas en manos de una turba desorganizada, en el seno de la cual se ocultaban
indudablemente elementos provocadores, era manifiestamente peligroso. La rendicin y
entrega de las armas constitua la condicin fundamental para el restablecimiento del orden
en esta turba. En estas condiciones, y habida cuenta de una cierta inseguridad en el estado
de nimo de aquellas tropas que haban permanecido fieles al Gobierno provisional,
inseguridad que hizo surgir dudas en cuanto a la posibilidad de utilizarlas como fuerza
armada para volver a la razn a los rebeldes, se decidi recurrir a presiones de carcter
prolongado: se asignaron raciones reducidas a los amotinados y se les 292 suprimi la
soldada; la salida del campamento hacia el poblado vecino de Aucourtine fue cerrada por
puestos franceses de guardia. Estas medidas desmoralizaron a la masa de rebeldes, pero al
mismo tiempo acrecentaron la influencia que sobre ellos tenan los agitadores, los cuales
trataban de esconderse detrs de los levantiscos y enmascarar su responsabilidad. Al mismo
tiempo, los soldados rebeldes comenzaron a cometer violencias contra los suboficiales
franceses. Fue as tomo detuvieron y guardaron durante seis horas a un oficial y dos
suboficiales franceses que, por orden del mando francs, colocaban en el campamento un
telegrama del comandante supremo. El 9 de agosto, el general Zankievich se present en el
campamento de La Courtine para tratar por ltima vez de persuadir a los rebeldes que
depusieron las armas. Pero el comit del campamento respondi con una negativa a su
orden de hacer venir a los representantes de las compaas. Teniendo conocimiento de que
una brigada de artillera, en la que reinaba un orden perfecto, deba atravesar por Francia, el
general Zankievich decidi, de acuerdo con el comisario Rapp utilizar esta unidad para

reducir a los amotinados por la fuerza de las armas: se encarg al comandante de constituir
y mandar un destacamento misto formado de unidades de esta brigada de artillera y de una
divisin de infantera.
El 27 de agosto, la decisin del Gobierno provisional concerniente a la retirada de nuestras
tropas en Francia fue comunicada a los soldados del campamento de La Courtine; sin
embargo, incluso entonces, los rebeldes se negaron obstinadamente a deponer las armas. A
peticin de los artilleros, una diputacin elegida por stos fue enviada a presencia de los
rebeldes; al cabo de algunos das, regres convencida de la inutilidad de las negociaciones.
Las exhortaciones de los delegados de la divisin de infantera produjeron resultados
igualmente negativos. En la tarde del I de septiembre se interrumpi el suministro de
gneros alimenticios al campamento rebelde; pero esta medida no poda tener ms que un
carcter moral, ya que los amotinados tenan a su disposicin reservas importantes de
vveres; las tropas ocuparon las posiciones sealadas. El mismo da, el general Zankievitch
dirigi un ultimtum a los miembros del comit del campamento de La Courtine y a la
masa de amotinados para que depusieran las armas; si la orden no se ejecutaba el 1o de
septiembre a las diez horas la artillera abrira el fuego. Despus de repetidas advertencias,
el 3 de septiembre, a las diez horas de la maana, se abri un ligero fuego de artillera sobre
el campamento. Se dispararon dieciocho proyectiles y se avis a los amotinados que el
bombardeo se hara ms intenso. Como en el transcurso de la noche del 3 al 4 slo se
rindieron 160 hombres, el bombardeo se reanud el 4 de septiembre y, habindose
disparado 30 granadas a las once de la maana, los amotinados izaron dos banderas blancas
y comenzaron a salir sin armas del campamento. Al atardecer, se haban rendido
aproximadamente 8 300 hombres. Fueron recogidos por las tropas francesas. Ese da no
hubo ms disparos de artillera. Durante la noche, los hombres que haban quedado en el
campamento (150) abrieron un violento tiroteo de ametralladora. Se envi al campamento
un mdico, ayudado por cuatro enfermeros, para curar a los heridos. El 5 de septiembre,
para liquidar la situacin, se abri fuego intenso sobre el campamento, que fue ocupado por
nuestras unidades poco a poco. Los rebeldes respondieron obstinadamente con tiros de
ametralladora. El da 6, a las nueve horas, el campamento estaba totalmente ocupado. Se
registr un total de 8 515 soldados salidos del campamento. Prdidas de nuestras unidades:
1 muerto, 5 heridos. Prdidas de los amotinados: 8 muertos, 44 heridos. Entre los franceses
hubo dos vctimas, un muerto y un herido; se trataba de dos cabos carteros que se haban
extraviado y pasaron por la zona de tiro de los amotinados. El motn de La Courtine fue
reprimido as, por nuestras tropas, sin la menor participacin activa de las tropas francesas.
Despus del desarme de los amotinados se efectuaron 81 detenciones. Habindose separado
a los detenidos de la masa de los rebeldes, se forman con stos compaas especiales de
marcha desarmadas, dos de las cuales, integradas por elementos particularmente agitados,
fueron puestas aparte y enviadas, una a Bourg-Lastic, y la otra a la isla de Aix. Las otras
fueron dejadas en el campamento de La Courtine a fin de que se buscara a los culpable y se
determinara su grado de responsabilidad. Por decisin del representante del Gobierno
provisional, el comisario militar constituy una comisin especial de investigacin.
Despus de estos hechos, los vencedores fusilaron framente a ms de 200 rebeldes.
12. Discurso de Terechtchenko (Resumen):

... Los problemas de la poltica exterior estn estrechamente vinculados a los de la defensa
nacional. Si vosotrros estimis necesario para la defensa nacional celebrar sesiones
secretas, de la misma manera, en nuestra pltica extranjera, nos vemos nosotros
frecuentemente obligados a guardar tambin el secreto...
La diplomacia alemana trata de actuar ante la opinin pblica... Por eso es por lo que las
declaraciones de los jefes de las grandes organizaciones democrticas, que hablan de un
congreso revolucionario y de la imposibilidad de una nueva campaa de invierno, son
peligrosas. Todas esas declaraciones cuestan vidas humanas...
Yo no quiero hablar ms que de lgica gubernamental, sin tocar las cuestiones del honor y
la dignidad del Estado. Desde el punto de vista de la lgica, la poltica extranjera rusa debe
basarse en una verdadera comprensin de los intereses de Rusia... Estos intereses POS
dicen que es imposible que nuestro pas permanezca aislado y que nuestras actuales
alianzan son satisfactorias... La humanidad entera desea la paz, pero en Rusia nadie
aceptar una paz humillante, contraria a los intereses vitales de nuestra patria.
El orador sealaba en seguida que una paz semejante retrasara por aos, quiz por siglos,
el triunfo de los principios democrticos en el mundo y causara, inevitablemente, nuevas
guerras.
Todo el mundo recuerda las jornadas de mayo, donde la fraternizacin en nuestro frente
amenaz terminar la guerra por el cese puro y simple de las operaciones militares y
conducir al pas a una vergonzosa paz separada... y se recordar los esfuerzos que fueron
necesarios para hacer comprender a los soldados del frente que ese no era el mtodo con
que el Estado ruso deba poner fin a la guerra para garantizar sus intereses...
Terechtchenko habl del efecto milagroso de la ofensiva de julio, del peso que dio a las
palabras de los embajadores rusos en el extranjero, y de la desesperacin creada en
Alemania por las victorias rusas. Y tambin de la desilusin que sobrevino en los pases
aliados despus de la derrota rusa...
El gobierno ruso se adhiere estrictamente a la frmula de la paz sin anexiones ni
indemnizaciones. Nosotros consideramos que es esencial no' solamente proclamar el
derecho de los pueblos a disponer de s mismos, sino igualmente el renunciar a los fines de
guerra imperialistas...
Alemama habla continuamente de hacer la paz; en Alemania no se habla ms que de paz.
Es que sabe que no puede vencer.
Rechazo el reproche dirigido al gobierno de que no se expresa en poltica extranjera con
bastante claridad, en lo tocante a los fines de la guerra.
Si se quiere suscitar la cuestin de los fines que persiguen los Aliados, es indispensable
conocer, previamente, aqullos acerca de los cuales se han puesto de acuerdo las potencias
centrales...

Se manifiesta frecuentemente el deseo de que publiquemos los detalles de los" tratados


que unen a los Aliados, pero se olvida que hasta este da desconocemos los que unen a las
potencias centrales...
Alemania, dijo Terechtchenko, quiere evidentemente interponer entre Rusia y el Occidente
una serie de estados que sirvan de valladar dbil.
Hay que aniquilar esta voluntad de atacar a Rusia en sus intereses vitales...
Y la democracia rusa, que ha inscrito entre sus principios el deseo de los pueblos a
disponer de s mismos, permitir sin protestar que contine la opresin de los pueblos ms
civilizados (en Austria-Hungra) ?
Los que temen que los Aliados se aprovechen de nuestra difcil situacin para hacernos
soportar algo ms que nuestra parte de las cargas de la guerra y para resolver a nuestras
expensas las cuestiones de la paz, se equivocan... Nuestro enemigo ve en Rusia un mercado
para sus productos. Al final de la guerra, nos encontraremos en situacin de debilidad, y,
con una frontera abierta, nos arriesgaramos a que la avalancha de mercancas alemanas
retrasara durante aos nuestro desarrollo industrial. Hay que tomar medidas contra
semejante eventualidad.
Y afirmo en voz alta y con toda sinceridad que la combinacin de fuerzas que nos une a
los Aliados es favorable a los intereses de Rusia... En consecuencia, importa que nuestros
puntos de vista sobre la guerra y la paz concuerden tan clara y exactamente como sea
posible con los de nuestros aliados. Para evitar cualquier equvoco, debo declarar con
franqueza que Rusia deber presentar en la Conferencia de Pars un punto de vista
nico...-
Terechtchenko no quiso comentar el nakaz entregado a Skobelev, pero cit el manifiesto del
comit escandinavo que acababa de ser publicado en Estocolmo. Este manifiesto se
pronunciaba en favor de la autonoma de Lituania y Livonia.
Esa autonoma es manifiestamente imposible dijo Terechtchenko ya que Rusia debe
tener puertos libres sobre el Bltico todo el ao.
Tambin en esta cuestin estn los problemas de la poltica extranjera estrechamente
unidos a los de la poltica interior, porque, si existiera un fuerte sentimiento de la unidad de
esta gran Rusia, no seramos testigos de las manifestaciones que se repiten por todas partes
de un deseo de separacin del gobierno central... Tales separaciones son contrarias al
inters de Rusia, y los diputados rusos no pueden suscitar esta cuestin...
13. Por los das de la batalla naval librada en el golfo de Riga, no solamente los
bolcheviques, sino los propios ministros del Gobierno provisional pensaron que la flota
britnica haba abandonado definitivamente el Bltico, en consonancia con la opinin
expresada pblicamente con frecuencia en la prensa inglesa y semipblicamente por los

representantes britnicos en Rusia, a saber, que Rusia estaba liquidada, que de ahora en
adelante sera intil ocuparse de ella.
Ver ms adelante, la entrevista con Kerenski (Nota 18).
El general Gurko haba sido jefe de Estado Mayor de los ejrcitos rusos bajo el zar. Era una
de las figuras preeminentes de la corte corrompida del emperador. Despus de la
revolucin, fue uno de los raros personajes exilados por su pasado pblico y privado. La
derrota naval coincidi con la recepcin oficial en Londres del rey Jorge a Gurko, hombre a
quien el Gobierno provisional ruso consideraba como peligrosamente germanfilo y
reaccionario.
14. Llamamientos contra la insurreccin
A los obreros y soldados

Camaradas!
Las fuerzas oscuras redoblan su actividad con el fin de provocar en Petrogrado y en otras
ciudades desrdenes y pogromos.
Necesitan desrdenes que para ellas seran la ocasin apetecida de aplastar en sangre el
movimiento revolucionario, so pretexto de restablecer el orden y proteger a la poblacin;
esas fuerzas esperan instaurar en el poder a Kornilov, de quien el pueblo revolucionario ha
Ipgrado desembarazarse. Ay del pueblo, si estas esperanzas se realizan! La
contrarrevolucin triunfante destruira los Soviets y los comits del ejrcito, disolvera la
Asamblea Constituyente, detendra la entrega de las tierras a los campesinos, pondra fin a
todas las esperanzas de paz rpida y llenara las crceles de soldados y obreros
revolucionarios.
Los contrarrevolucionarios y las Centurias Negras, en sus clculos, especulan con el serio
descontento creado en las capas no instruidas del pueblo para desorganizar el
abantecimiento, proseguir la guerra y ahondar las dificultades generales de la vida. Cuentan
con hacer degenerar en pogromos las manifestaciones de los soldados y los obreros, con el
fin de aterrar a la poblacin pacfica y lanzarla en brazos de le restauradores del orden.
En estas condiciones, toda tentativa de organizar en este momento una manifestacin,
aunque fuese por la mejor de las causas, sera un crimen,. Todos los obreros y soldados
conscientes que no estn satisfechos con la poltica del gobierno slo podran causarse dao
a s mismos y a la revolucin si se dejan arrastrar a manifestaciones.
E1 Tsk. pide, por ello, a todos los obreros que no respondan a ninguna invitacin a
manifestarse.
Obreros y soldados, no cedis a la provocacin! Recordad vuestros deberes para con
vuestro pas y la Revolucin! No rompis la unidad del frente revolucionario con
-manifestaciones que no pueden verse coronadas por el xito!

El Comit Central Ejecutivo de los Soviets de Diputados obreros y campesinos (Tsik).


PARTIDO OBRERO SOCIALDEMCRATA RUSO
EL PELIGRO SE ACERCA
A todos los obreros y soldados

(Leer y hacer circular)


Camaradas obreros y soldados:
Nuestro pas est en peligro. Han llegado los das ms difciles para nuestra libertad y
nuestra revolucin. El enemigo se halla a las puertas de Petrogrado. La desorganizacin
crece de hora en hora. Cada vez se hace ms difcil obtener pan para Petrogrado. Todos,
grandes y pequeos, deben redoblar sus esfuerzos, deben trabajar por mejorar la situacin...
Es preciso salvar a nuestro pas y nuestra libertad..! Armas y vveres para el ejrcito! Pan
para las grandes ciudades! Orden y organizacin en el pas!...
En medio de estas dificultades se echan a rodar rumores: e tlguna parte se est
preparando una manifestacin, un misterioso alguien est exhortando a los soldados y a los
obreros a romper la paz y el orden revolucionario... El rgano de los bolcheviques, el
Rabtcfii Put, echa lea al fuego; halaga a las masas no instruidas, se esfuerza por
complacerlas, tienta a los obreros y soldados excitndolos contra el gobierno y
prometindoles el oro y el moro... Los hombres confiados e ignorantes lo creen todo sin
razonar... Tambin del otro lado llegan rumores: rumores de que las fuerzas oscuras, los
amigos del zar, los espas alemanes, se frotan las manes y se regocijan. Estn prestos a
unirse a los bolcheviques y a convertir el desorden en la guerra civil.
Los bolcheviques y los obreros y soldados ignorantes que se han dejado seducir por ellos
gritan estpidamente: 'Abajo el gobierno! Todo el poder a los Soviets!' Y en la sombra, los
servidores del zar y los espas de Guillermo les excitan: 'Golpead a los judos, a los
comerciantes;' desvalijad los mercados, las tiendas, saquead las bodegas! Matad,
incendiad, robad!'
:>De todo ello surgir una espantosa confusin, la guerra de una mitad del pueblo centra la
otra. Todo se ir desorganizando ms y ms, y tal vez volver a correr la sangre en las calles
de la capital. Y entonces? Qu ocurrir despus?
Dsspus, quedar abierto para Guillermo el camino a Petro-grado. Despus, no llegar el
pan a Petrogrado, los nios morirn de hambre. Despus, las tropas del frente no sern
apoyadas, y nuestros hermanos, en las trincheras, se vern a merced del fuego enemigo.
Entonces, Rusia perder todo prestigio en los dems pases; nuestra moneda caer por los
suelos y todo encarecer tanto, que la vida se har imposible. La Asamblea Constituyente,
durante tanto tiempo deseada, sera aplazada, pues resultar imposible reunira a tiempo. Y
eso ser la muerte de la revolucin, la muerte de la libertad...

Es eso lo que vosotros queris, obreros y soldados? No! Entonces, si no queris eso, id a
buscar a los ignorantes, engaados por los traidores, y decidles toda la verdad, tal como
nosotros os la decimos!
Hacedles saber que quienquiera que, en estos das aciagos, lo exhorte a manifestarse en la
calle contra el gobierno no puede ser ms que un servidor secreto del zar, un provocador,
un cmplice ingenuo de les enemigos del pueblo o un espa a sueldo de Guillermo!
Todos los obreros revolucionarios conscientes, todos los campesinos conscientes, todos
los soldados revolucionarios que comprenden el dao que causara al pueblo una
manifestacin o un levantamiento contra el gobierno, deben unirse para impedir que los
enemigos del pueblo destruyan nuestra libertad.
El Comit electoral de Petrogrado de los mencheviques y defensores de la patria.
15. El desarrollo de la discusin sobre la insurreccin armada, durante las sesiones
histricas del Comit Central del Partido bolchevique en octubre de 1917, no est expuesto
de una manera justa. La decisin de llevar a cabo el levantamiento armado fue adoptada en
una sesin privada del Comit Central el 23 de octubre de 1917, sesin durante la cual
intervinieron Lenin, Bubnov, Dzerjinski, Zinoviev, Kamenev, Kollontai, Lomov, Sverdlov,
Sokolnikov, Stalin, Trotzki, y Uritski. Zinoviev y Kamenev votaron contra la resolucin
propuesta por Lenin.
Seis das despus, el 29 de octubre, se llev a cabo una sesin penara del Comit Central
del partido, a la que asistieron los representantes de la comisin ejecutiva del comit de
Petrogrado del partido, de la organizacin militar, del Soviet de Petrogrado, de los
sindicatos, de los comits de fbrica, de los ferroviarios, del comit de barrio del Partido de
Petrogrado. En esa sesin, Lenin hizo pblica la resolucin adoptada por la anterior sesin
del Comit Central; subray en su intervencin que la situacin poltica objetiva existente
tanto en Rusia como en Europa haca necesaria la poltica ms resuelta, ms activa, poltica
que slo poda llevarse a cabo mediante la insurreccin armada.
Lenin propuso a la Asamblea una resolucin saludando y apoyando la decisin del Comit
Central sobre la insurreccin (ver Obras, t. XXVI). La resolucin fue adoptada por 19
votos contra 2 (los de Zinoviev y Kamenev) y 4 abstenciones.
16. La Carta a los camaradas de Lenin. La serie de artculos as titulada apareci en
varios nmeros sucesivos del Rabotchi Put, a fines de octubre y comienzos de noviembre
de, 1917 [El autor se equivoca. Ese nmero apareci el 1 de noviembre (19 de octubre).
--Nota de la Edit.]. Reproducir solamente algunos extractos tornados de dos nmeros.
No tenemos con nosotros a la mayora del pueblo y, un esta premisa, la insurreccin no
podra triunfar.
Quienes son capaces de expresarse as, o desnaturalizan la verdad, o son gentes
formalistas que, sin tener en cuenta para nada la situacin real de la revolucin, desean a

toda costa contar de antemano con la garanta de que, no todo el pas, el partido
bolchevique tiene exactamente la mitad de los votos ms uno... El hecho ms importante en
la vida actual de Rusia es la insurreccin campesina... El movimiento de los campesinos en
la provincia de Tambov ha sido una insurreccin tanto en el sentido fsico como en el
sentido poltico de la palabra, una insurreccin que ha dado resultados polticos magnficos,
tales como, en primer lugar, el consentimiento a la entrega de tierras a los campesinos. Por
algo toda la canalla socialrevolucionaria, moderados y hasta incluso el Dielo Naroda,
asustado por el levantamiento, vociferan ahora que es absolutamente necesario entregar la
tierra a los campesinos... Otra consecuencia poltica y revolucionaria del levantamiento
campesino es la llegada de trigo a las estaciones de la provincia de Tambov... La prensa
burguesa ha tenido que reconocer los frutos maravillosos de esta solucin (la nica realista)
a la cuestin del pan, incluso el propio' Kousskaia Valia, que ha publicado una informacin
diciendo que las estaciones de la provincia de Tambov rebosaban de trigo... despus del
levantamiento de los campesinas

No somos lo bastante fuertes para aduearnos del poder, y I burguesa, por su parte, no
es lo bastante fuerte para hacer que fracase la Asamblea Constituyente.
La primera parte de este argumento no es ms que la simple repeticin del anterior. No es
manifestando la confusin y el temor a la burguesa, con respecto a los obreros y el
optimismo con respecto a la burguesa, como se dar ms fuerza a este argumento y se le
har ms persuasivo. Si los junkers y los cosacos dicen que combatirn hasta la ltima gota
de su sangre contra los bolcheviques, hay que creerles a pies juntillas; pero si en cientos de
mtines los obreros y los soldados expresan su plena confianza en los bolcheviques, y
afirman que estn dispuestos, cueste lo que cueste, a imponer el paso del poder a los
Soviets, entonces es 'oportuno' no olvidar que una cosa es votar y otra combatir!
Quien as razona 'rechaza' de antemano, naturalmente, la insurreccin. Cabe nicamente
preguntarse: qu distingue a este 'pesimismo' curiosamente tendencioso y curiosamente
orientado de la amalgama poltica con la burguesa?
Qu ha probado Ya. intentona de Kornilov? Ha probado que los Soviets son realmente
una fuerza.
Cmo se puede demostrar que la burguesa no es lo bastante fuerte para hacer fracasar a
la Asamblea Constituyente? Si la burguesa no tiene fuerza para derrocar a los Soviets, s
es, sin embargo, lo bastante fuerte para hacer fracasar a la Asamblea Constituyente, ya que
nadie se lo puede impedir. Creer en las promesas de Kerenski y Ca., creer en las
resoluciones del preparlamento de lacayos, es eso digno de un miembro del partido de los
proletarios, de un revolucionario?
La burguesa no slo tiene la fuerza para hacer fracasar a la Asamblea Constituyente si el
gobierno actual no es derrocado, sino que puede incluso ajcanzar este resultado
indirectamente, entregando Petrogrado a los alemanes, abriendo el frente, multiplicando los
cierres de fbricas, saboteando el transporte del trigo...

Los Soviets deben ser un revlver que apunte a la sien del gobierno para exigirle que
convoque la Asamblea Constituyente y renuncie a las intentonas kornilovistas.
Renunciar a la insurreccin es renunciar a la consigna de 'Todo el poder a los Soviets'... El
partido viene examinando desde el mes de septiembre el problema de la insurreccin...
Renunciar a la insurreccin es renunciar a la entrega del poder a los Soviets y entregar"
todas nuestras esperanzas, todos nuestros deseos, a esa buena burguesa que ha 'prometido'
convocar la Asamblea Constituyente... Una vez que el poder est en manos de los Soviets
estar asegurada la Asamblea Constituyente y garantizado su xito...
Renunciar a la insurreccin significa pura y simplemente pasarse al lado de los LieberDan... Una de dos: o hay que ponerse del lado de los Lieber-Dan y renunciar abiertamente a
la consigna de 'Todo el poder a los Soviets" o hay que ir a la insurreccin. No hay otra
alternativa...

La burguesa no puede entregar Petrogrado a los alemanes, aunque lo quiera Rodzianko,


ya- que los que combaten no son los burgueses, sino nuestros heroicos marinos.
El Estado Mayor sigue siendo el mismo... El mando es partidario de Kornilov. Si los
kornilovistas (con Kerenski a la cabeza, ya que l tambin es kornilovista) quieren entregar
Petrogrado, pueden hacerlo de dos e incluso de 'tres' maneras.
Primcro, puedea abrir el sector Norte del frente de tierra, valindose de la traicin del
comandante, adicto a Kornilov.
Segundo, pueden 'entenderse' con los imperialistas ingleses y alemanes para dejar en
libertad de accin a la flota alemana completa, que es -ms fuerte que la nuestra. Adems,
los 'almirantes evadidos' lian podido entregar los planes a los alemanes.
>>Tercero, mediante 'el cierre de fbricas por sus dueos y el sabotaje a los trenes de trigo,
pueden empujar a nuestras tropas al ltimo grado de desesperacin y de impotencia.
Ninguno de estos tres caminos se puede descartar. Los hechos han demostrado que el
partido burgus-cosaco ha llamado ya a estas tres puertas y ha tratado de abrirlas... No
tenemos derecho a esperar a que la burguesa haya ahogado la revolucin... Rodzianko es
un hombre de accin... Durante decenas de aos, ha aplicado fiel y leal-mente la poltica
del capital.
En consecuencia? En consecuencia, vacilar a propsito de la insurreccin, que es el nico
medio de salvar la revolucin, es entregarse a la vez a esta cobarde confianza en la
burguesa que caracteriza a los Lieber-Dan, en los socialrevolucionarios y en los
mencheviques, > a la inconsciente credulidad del campesino, contra lo que siempre han
luchado los bolcheviques.

Nosotros nos consolidamos con cada da que pasa y podemos acudir a la Asamblea
Constituyente como una potente oposicin. Por qu arriesgarlo todo a una sola carta?
Argumento de un filisteo que ha 'ledo' que la Asamblea Constituyente va a ser convocada
y que se atiene con toda confianza a las vas constitucionales archilegales y archifieles.
Lstima que ni la cuestin del hambre ni la cuestin de Petrogrado puedan resolverse
esperando cruzados de brazos a que la Asamblea Constituyente se rena! Es esta una
'pequenez' que olvidan los ingenuos, los desconcertados, los que se dejan ganar por el
miedo.
E1 hambre no aguarda. La insurreccin campesina no ha esperado. La guerra no aguarda.
Los almirantes huidos no han esperado...
Y los ciegos se sorprenden de que el pueblo hambriento y los soldados traicionados por
los generales y almirantes muestren indiferencias ante las elecciones! Qu gran sabidura!

Si los korttilovistas volvieran a las andadas, les mostraramos con quin tienen que
entendrselas! Pero, para qu correr el riesgo de comenzar nosotros mismos'?
La historia no se repite, pero si nosotros le volvemos la espalda y si, detenindonos a
contemplar la primera intentona de Kornilov, repetimos: 'Ah, si los kornilovistas volvieran
a las andadas!'; si procedisemos as, qu magnfica estrategia revolucionaria sera sa!...
Qu base ms slida para una poltica proletaria!
Y si ios kormiovistas... hubiesen decidido esperar a los motines provocados por e!
hambre, a la ruptura del frente, a la rendicin de Petrogrado, para comenzar en ese
momento preciso? Qu sucedera entonces?
Se nos propone que basemos la tctica del partido proletario en una repeticin eventual
por parte de los kornilovistas de uno de sus errores pasados.
Olvidemos todo lo que los bolcheviques han demostrado y probado cientos de veces, lo
que han demostrado seis meses de historia de nuestra revolucin, a saber, que no existe otra
solucin, que, desde un punto de vista objetivo, no puede haber otro camino que la
dictadura de los kornilovistas o la dictadura del proletariado; olvidemos eso, renunciemos a
todo eso y esperemos! Qu esperamos? Un milagro...
17. Resumen del discurso de Miliukov:
Todo el mundo, a lo que parece, reconoce que nuestra tarea fundamental es la defensa del
pas, y que para asegurar esta defensa tiene que haber disciplina en el ejrcito y orden en la
retaguardia. Para lograr esta condiciones, hace falta un poder que sea capaz de obrar no
solamente por la persuasin, sino tambin por la fuerza... La razn de todos nuestros males

est en el punto de vista, sin duda original y muy ruso, referente a la poltica extranjera, que
pasa por ser el punto de vista internacionalista.
El noble Lenin no hace ms que imitar al noble Kerenski, cuando supone que en Rusia
nacer el mundo nuevo que debe regenerar al viejo Occidente y sustituir la antigua bandera
del socialismo doctrinal por la nueva accin directa de las masas hambrientas, y que es esto
lo que har avanzar a la humanidad y le abrir las puertas del paraso socialista...
Estos hombres prosigui el orador creen sinceramente que la descomposicin de
Rusia conducir a la descomposicin de todo el rgimen capitalista. Partiendo de este punto
de vista, pudieron cometer, en tiempo de guerra, la inconsciente traicin que consisti en
decir framente a los soldados que abandonaran las trincheras y, en vez de combatir al
enemigo exterior, desencadenaran la guerra civil y atacaran a los propietarios y los
capitalistas...
Al llegar aqu, Miliukov fue interrumpido con violencia por la izquierda, de dotde le
preguntaron qu socialista haba aconsejado eso alguna vez.
Martov dice que la simple presin revolucionaria del proletariado es capaz de reducir y
vencer la mala voluntad de las camarillas imperialistas o de hacer caer sus dictaduras..., que
este resultado no se puede alcanzar por un acuerdo sobre la limitacin de los armamentos,
sino por el desarme de estos mismos gobiernos y por la democratizacin radical del sistema
militar...
El orador atac prfidamente a Martov y despus se volvi contra los mencheviques y los
socialrevolucionarios, a quienes acus de haber entrado como ministros en el gobierno con
la finalidad declarada de proseguir la lucha de clases.
Los socialistas de Alemania y los pases aliados miran a estos seores con desprecio mal
disimulado, pero, estimando que eran bastante buenas para Rusia, nos envieron a algunos
de los apstoles de la conflagracin universal.
La frmula de nuestros demcratas es muy sencilla. Nada de poltica extranjera, nada de
diplomacia, una paz democrtica inmediata, y, despus, declarar a los Aliados: 'No
querernos nada, no queremos combatir con nadie. Nuestros adversarios harn a su vez la
misma declaracin, y se realizar la fraternidad de los pueblos!'
Miliukov, al llegar aqu, lanz una invectiva contra el manifiesto de Zimmerwald y declar
que el propio Kerenski no haba podido escapar a la influencia de ese malhadado
documento que nos acusar eternamente. Luego, atac a Skobelev, cuya situacin en las
conferencias extranjeras, como delegado ruso opuesto a la poltica de su gobierno, iba a ser
tan extraa que se dira: Qu es lo que puede querer este seor y qu podemos decirle
nosotros? En lo tocante al nakar, Miliukov declar que l mismo era pacifista, que crea en
la creacin de un tribunal internacional de arbitraje, en la necesidad de limitar los
armamentos y en el control parlamentario de la diplomacia secreta. En cuanto a las ideas
socialistas del nakaz las ideas de Estocolmo, como l las llam, la paz sin victoria, el

derecho de los pueblos a su libre determinacin, la renuncia a la guerra econmica, he aqu


sus palabras:
Los xitos alemanes son directamente proporcionales a los xitos de aquellos que se
llaman 'la democracia revolucionaria'. No quiero decir a los xitos de la revolucin, porque
pienso que las derrotas de la democracia revolucionaria son victorias para la revolucin...
La influencia de los jefes soviticos no deja de tener importancia en el extranjero. Basta
con escuchar el discurso del ministro de Negocios Extranjeros para convencerse de que, en
esta sala, la influencia de la democracia revolucionaria sobre la poltica extranjera es tan
fuerte que el ministro no se atreve a hablarle, cara a cara, del honor y la dignidad de Rusia!
Nosotros vemos en el nakaz de los Soviets que las ideas del manifiesto de Estocolmo han
sido utilizadas siguiendo dos tendencias: la de la utopa y la de los intereses alemanes...
Miliukov, interrumpido por los gritos de clera de la izquierda y llamadora! orden por el
presidente, sostuvo que la proposicin de una paz concertada por las asambleas populares y
no por los diplomticos, y la proposicin de entrar en negociaciones en cuanto el enemigo
hubiera renunciado a las anexiones, tenan un carcter germanfilo. Khlmann haba dicho
recientemente que una declaracin personal no comprometa a nadie ms que al que la
pronunciaba... En todo caso, nosotros imitaremos antes a los alemanes que a los Soviets de
Diputados obreros y soldados...
Los pjrafos relativos a la independencia de Lituania y Livonia eran sntomas de la
agitacin separatista, alimentada, dijo Miliukov, en diferentes partes de Rusia por el dinero
alemn... En medio del tumulto de la izquierda, contrast las clusulas concernientes a
Alsacia-Lorena, Rumania, Servia, con las que trataban de las minoras nacionales de
Alemania y Austria. El nakaz, concluy Mi-liukov, comparte el punto de vista austroalemn.
Pasando al discurso de Terechtchenko, lo acus desdeosamente de no atreverse a expresar
lo que en realidad pensaba, de tener miedo incluso a pensar en la grandeza de Rusia... Los
Dardanelos deban pertenecer a Rusia.
Vosotros repets siempre que el soldado no sabe por qu combate, y que cuando lo sepa
combatir... Es cierto que no sabe por qu combate, pero vosotros acabis de decirle que no
tiene razn para combatir, que nosotros no tenemos intereses nacionales y que luchamos
por los otros...
Rindiendo homenaje de pleitesa a los Aliados, que, dijo con la ayuda de los Estados
Unidos salvarn a pesar de todo la causa de la humanidad, concluy:
Viva la luz. de la humanidad viviente, vivan las democracias avanzadas de Oceidente,
que han recorrido durante mucho tiempo el camino que nosotros apenas emprendemos hoy
con paso vacilante y sin seguridad! Vivan nuestros valientes aliados!

18. Entrevista con Kerenski: El corresponsal de la Associated Press explor el


terreno. Seor Kerenski comenz diciendo, en Inglaterra y Francia estn
desilusionados por la revolucin.
S, ya lo s respondi Kerenski en un tono zumbn, en el extranjero la revolucin
no est ya de moda.
Cmo explica usted que los rusos hayan dejado de combatir?
Eso ni se pregunta Kerenski se mostraba furioso. Rusia fue la primera que entr en
la guerra y, durante largo tiempo, fue ella quien aguant todo el choque. Sus prdidas han
sido incomparablemente ms elevadas que las de todos los otros pases juntos. Tiene el
derecho de reclamar ahora a los aliados que ellos hagan, a su vez, el esfuerzo principal.
Se detuvo un instante mirando fijamente a su interlocutor.
Ustedes pregunta por qu han dejado de combatir los rusos? Los rusos se preguntan
dnde est la flota britnica cuando los acorazados alemanes se hallan en el golfo de Riga.
Hizo una nueva pausa, para estallar sbitamente:
La revolucin rusa no ha fracasado, el ejrcito revolucionario no ha fracasado. No es la
revolucin la que ha desorganizado al ejrcito; esta desorganizacin se produjo durante el
antiguo rgimen, hace ya varios aos. Por qu no combaten los rusos? Se lo voy a decir.
Porque las niasas populares estn econmicamente agotadas y porque se sienten
desilusionadas de los Aliados.
Esta entrevista, de la que lo anterior slo es un extracto, fue cablegrafiada a los Estados
Unidos y devuelta algunos das ms tarde por el Departamento de Estado con la sugestin
de que se modificara. Kerenski se neg a ello, pero su secretario, el doctor Soskis, se
encarg de hacerlo, y bajo esta nueva forma, depurada de toda 'alusin mortificante para los
Aliados, fue transmitida a la prensa mundial...

CAPITULO III
LA VSPERA
En las relaciones entre un gobierno dbil y un pueblo en rebelin, llega siempre un
momento en que cualquier acto que venga del poder exaspera a las masas, y toda negativa a
actuar, excita su desprecio.
El proyecto de abandonar Petrogrado desencaden una tempestad, y el ments pblico por
medio del cual Kerenski afirmaba que el gobierno no abrigaba intencin alguna al respecto,
fue acogid con sarcasmos y rechiflas.

Acorralado por la revolucin -escriba el Rabotchi Put-, el Gobierno provisional de lo


burgueses trata de salir de apuros por medio de mentiras, afirmando que jams ha pensado
en huir de Petrogrado ni de entregar la capital...
En Jarkov[1] se organizaron treinta mil mineros, adoptando como consigna el prembulo de
los estatutos de los I.W.W.:2 "Nada hay de comn entre la clase obrera y la clase patronal."
Los cosacos los dispersaron; algunos propietarios de minas impusieron el lock-out, y el
resto de los mineros declar la huelga general. El ministro de Industria y Comercio,
Konovalov, dio plenos poderes a su ayudante, Orlov, encargndolo de poner fin a los
disturbios. Los mineros odiaban a Orlov. Pero,el Tsk, no slo aprob esa gestin, sino que
se neg a pedir que fuesen retirados los cosacos de la cuenta del Donetz.
Sigui a estos acontecimientos la dispersin del Soviet de Kaluga. Los bolcheviques, que
tenan asegurada la mayora en el Soviet, pusieron en libertad a algunos presos polticos.
Con el consentimiento del comisario del gobierno, la Duma municipal orden traer tropas
de Minsk y bombardear con artillera el local del Soviet. Los bolcheviques se rindieron, y
en el momento de abandonar el edificio los atacaron los cosacos gritando: "Esto mismo
les va a ocurrir a todos los Soviets bolcheviques, sin olvidar a los de Mosc y Petrogrado!"
Este incidente desencaden una ola de loco furor a lo largo de Rusia. Por los mismos das,
terminaba sus tareas en Petrogrado un congreso regional de los Soviets del Norte, presidido
por el bolchevique Krylenko, en el cual se acord, por una inmensa mayora, que el ongreso
de toda Rusia se hiciese cargo totalmente del poder. Al terminar sus trabajos, envi un
saludo a los bolcheviques presos, exhortndolos a que se alegraran, porque ya estaba
prxima la hora de su liberacin. Por su parte, la primera Conferencia de los Comits de
fbrica[3] de toda Rusia se pronunci en favor de los Soviets e hizo esta muy significativa
declaracin:
Despus de haberse sacudido el yugo poltico del zarismo, la clase obrera se esfuerza por
hacer triunfar el principio democrtico en la esfera misma de su actividad productora. Este
esfuerzo se manifiesta en la idea del control obrero de la produccin, surgido naturalmente
de la descomposicin econmica creada por la poltica criminal de las clases dominantes...
El Sindicato de Ferroviarios exigi la dimisin de Liverovski, ministro de Comunicaciones.
En nombre del Tsk, insisti Skobelev para que el nakaz fuese presentado en la Conferencia
Interaliada y protest oficialmente contra el envo de Terechtchenko a Pars. Terechtchenko
present su dimisin.
El general Verjovski, no pudiendo realizar su plan de reorganizacin del ejrcito, raramente
acuda a las reuniones del gabinete.
El 3 de noviembre, el Obecheie Dielo ("La Causa Comn"), de Burtzev, public en grandes
caracteres el siguiente artculo:
Ciudadanos! Salvad a la patria!

Acabo de saber que ayer, en una sesin de la Comisin de la Defensa Nacional, el ministro
de la Guerra, general Verjovski, uno de los principales responsables del fracaso de
Kornilov, propuso firmar una paz separada.
Eso es un acto de traicin contra Rusia.
Terechtchenko ha declarado que el Gobierno provisional ni siquiera entr a examinar la
proposicin de Verjovski.
Hubiera credo uno que estaba en una casa de locos!, ha dicho el propio Terechtchenko.
Los miembros de la Comisin se quedaron estupefactos con la proposicin del general.
El general Alexeiev lloraba.
No, eso no es una locura! Es mucho peor! Es una verdadera traicin!
Kerenski, Terechtchenko y Nekrassov nos deben unas explicaciones inmediatas acerca de
las palabras de Verjovski.
Ciudadanos! En pie!
Estn vendiendo a Rusia!
Salvadla!
En realidad, lo que Verjovski haba propuesto era presionar sobre los Aliados para obtener
de ellos proposiciones de paz, ya que el ejrcito ruso no podia seguir combatiendo.
La impresin, tanto en el extranjero como en Rusia, fue enorme. A Verjovski se le concedi
un "permiso ilimitado por razones de salud" y abandon el gobierno. Se suprimi el
Obecheie Dielo...
Para el domingo 4 de noviembre se haba organizado una Jornada del Soviet de Petrogrado,
y en toda la ciudad se celebraran grandes mtines. El pretexto era una colecta para el Soviet
y para la prensa; en realidad, se trataba de un despliegue de fuerzas. De repente se supo que
el mismo da se llevara a cabo una procesin de los cosacos en honor del icono de 1812,
cuya milagrosa intervencin haba expulsado a Napolen de Mosc.
La atmsfera estaba cargada: una chispa poda producir el incendio de una guerra civil. El
Soviet de Petrogrado dirigi a los "Hermanos cosacos" el siguiente manifiesto:
Se os quiere lanzar contra nosotros, que somos obreros y soldados. Este plan fratricida lo
han urdido nuestros enemigos comunes, los, tiranos de la nobleza, los banqueros, los
grandes terratenientes, los antiguos funcionarios, los antiguos servidores del zar.

Todos los usureros, todos los ricachos, los prncipes, los nobles, los generales, incluso los
vuestros, cosacos, nos odian. Slo esperan el momento de aplastar el Soviet de Petrogrado
y de ahogar la revolucin.
Se est preparando una procesin cosaca para el 4 de noviembre. Cada uno de vosotros
decidir, segn su conciencia, si debe o no participar en ella. Nosotros no nos inmiscuimos
en este asunto, ni pretendemos poner trabas a la libertad de nadie... Sin embargo, llamamos
vuestra atencin. Cosacos, tened cuidado de que, con el pretexto de una procesin
religiosa, vuestros Kaledines no os lancen contra los obreros y los soldados !
El Soviet de Diputados obreros
y soldados de Petrogrado
Inmediatamente fue revelada la procesin...
En los cuarteles, en las barriadas obreras, los bolcheviques difundan su consigna: "Todo el
poder a los Soviets!", mientras que los agentes de la reaccin invitaban taimadamente al
pueblo a sublevarse y asesinar a los judos, a los comerciantes y a los jefes socialistas.
De una parte, la prensa monrquica incitaba a la represin sangrienta; de otra, la potente
voz de Lenin clamaba: "Ha sonado la hora de la insurreccin! No podemos esperar ms!"
La prensa burguesa estaba tambin inquieta.[4] La Birshevta Vie-domosti ("Noticias de la
Bolsa") denunciaba la propaganda bolchevique como un ataque contra "los ms
elementales principios de la sociedad: la seguridad individual y el respeto a la propiedad
privada".
Pero los que mostraban mayor hostilidad eran los peridicos socialistas "moderados".[5]
Los bolcheviques son los enemigos ms peligrosos de la revolucin", declaraba el Dielo
Naroda. El rgano menchevique Dien escriba: "Es preciso que el gobierno se defienda y
nos defienda." El diario de Plejanov, ledinstvo ("La Unidad"),[6] llamaba la atencin del
gobierno sobre el hecho de que se estaba armando a los obreros de Petrogrado, y exiga
severas medidas contra los bolcheviques.
El gobierno pareca cada da ms impotente. La autoridad municipal se hunda tambin.
Los diarios de la maana aparecan repletos de noticias sobre robos y crmenes audaces,
cuyos autores quedaban en la impunidad.
Obreros armados patrullaban por la noche, persiguiendo a los ladrones y requisando todas
las armas que encontraban.
El 1 de noviembre, el coronel Polkvnikov, comandante militar de Petrogrado, promulg
la siguiente orden:

A pesar de los difciles das por que atraviesa el pas, en Petrogrado se siguen lanzando
llamamientos irresponsables a la violencia y al asesinato; el robo y el desorden aumentan de
da en da.
Este estado de cosas desorganiza la vida de los ciudadanos y dificulta el funcionamiento de
las instituciones gubernamentales y municipales.
Consciente de mi responsabilidad y de mis deberes para con el pas, ordeno:
1 Toda unidad militar, conforme a sus instrucciones especiales y dentro de los lmites del
territorio de la guarnicin, deber prestar ayuda a la municipalidad, a los comisarios y a la
milicia para la defensa de las instituciones gubernamentales.
2 De acuerdo con el comandante del distrito y el representante de la milicia municipal se
organizarn patrullas y se tomarn medidas para detener a los criminales y a los desertores.
3 Toda pecsona que penetre en los cuarteles incitando a realizar manifestaciones armadas
o a cometer crmenes ser detenida y conducida al cuartel general del comandante adjunto
de la plaza.
4 Quedan prohibidas las manifestaciones, los mtines y las procesiones al aire libre.
5 Cualquier manifestacin armada o tumulto deber ser ahogado, al iniciarse, por medio
de todas las fuerzas disponibles.
6 Se deber prestar ayuda a los comisarios para impedir los registros domiciliarios y las
detenciones ilegales.
7 Las unidades militares pondrn inmediatamente en conocimiento del Estado Mayor del
distrito de Petrogrado cualquier acontecimiento que se produzca en su zona.
Invito a todos los comits y organizaciones del ejrcito a prestar asistencia a sus jefes en el
cumplimiento de su misin.
En el Consejar de la Repblica, Kerenski declar que el gobierno estaba al corriente de los
preparativos bolcheviques y dispona de fuerzas suficientes para hacer frente a cualquier
manifestacin.[7] Luego, acusando a la Novaia Russ y al Rabotchi Put de colaborar los dos
en las misma obra subversiva, aadi que la libertad absoluta de prensa impeda al gobierno
luchar contra la mentira impresa.[8] Dijo, asimismo, que estos dos peridicos representaban
dos aspectos de una misma propaganda, que tena por objeto la contrarrevolucin, tan
ardientemente deseada por todos los que trabajaban a la sombra, y continu:
-Soy un hombre condenado y poco importa lo que me suceda; pero tengo el valor de decir
que la situacin actual slo se explica por el increble estado de provocacin que los
bolcheviques han creado en la ciudad.

El 2 de noviembre no haban llegado an al Congreso de los Soviets ms que quince


delegados. Al da siguiente haba cien, y al otro ciento setenta y cinco, de los cuales, ciento
tres eran bolcheviques. Pero se necesitaban cuatrocientos para el quorum, y faltaban slo
tres das para la apertura del Congreso.
Yo pasaba mucho tiempo en el Smolny. No era fcil entrar en el edificio. Una doble fila de
centinelas guardaba la verja exterior, y una vez franqueada sta, vease una larga cola de
personas que esperaban su turno bajo las arcadas. Se entraba por grupos de a cuatro;
despus, cada uno tena que identificarse y justificar sus ocupaciones; por ltimo, se reciba
un permiso de entrada, cuyo modelo cambiaba al cabo de unas horas, ya que continuamente
conseguan filtrarse los espas.
Un da, al llegar a la puerta exterior, vi ante m a Trotzki y su mujer. Un soldado les sali al
encuentro. Trotzki se registr los bolsillos y no encontr su permiso.
-Soy Trotzki -dijo al soldado.
-Si no tiene permiso, no puede usted entrar -respondi obstinadamente el soldado-. A m los
nombres no me importan.
-Es que soy el presidente del Soviet de Petrogrado.
-Pues si es usted un personaje tan importante, deba llevar consigo algn documento.
Trotzki, pacientemente, le dijo entonces:
-Llvame al comandante.
Titube el soldado, rezongando entre dientes que no se poda molestar a cada momento al
comandante porque viniera ste o el otro, y al fin llam al suboficial jefe del puesto. Trotzki
le explic lo ocurrido.
-Soy Trotzki -repiti.
-Trotzki? -dijo el otro rascndose la cabeza-. Me parece haber odo ese nombre... S,
efectivamente... Est bien: puede usted entrar, camarada.
En el pasillo encontr a Karajan, miembro del Comit Central bolchevique,[9] que me
explic lo que sera el nuevo gobierno.
-Una organizacin flexible, atenta a la voluntad popular tal como la expresan los Soviets,
que permita el libre juego de las fuerzas locales. Actualmente, el Gobierno provisional
ahoga las voluntades democrticas locales, al mismo grado que el gobierno zarista. En la
nueva sociedad, la iniciativa vendr de abajo. La forma de gobierno tendr como modelo la
constitucin del Partido Obrero Socialdem-crata ruso. El nuevo Tsk, responsable ante las
asambleas, frecuentemente convocadas, del Congreso de los Soviets de toda Rusia, ser el

parlamento. Al frente de los diversos ministerios habr, en lugar de ministros, comisiones


de funcionarios directamente responsables ante los Soviets.
El 30 de octubre fui a ver a Trotzki, que me haba dado cita en una pequea habitacin del
Smolny. Estaba sentado en medio de la pieza, en una silla corriente, delante de una mesa
vaca. Sin necesidad de hacerle muchas preguntas, estuvo hablndome durante ms de
una .hora, con palabra rpida y segura. He aqu, con sus propias expresiones, lo sustancial
de cuanto me dijo:
"El Gobierno provisional es absolutamente impotente. En realidad, es la burguesa quien
.est en el poder, aunque esta realidad se disimule bajo una falsa coalicin con los partidos
defensores de la guerra hasta el .fin. Los campesinos, cansados de esperar las tierras que se
les han prometido, estn rebelndose, y en todo el pas, en todas las clases laboriosas, se
manifiesta el mismo descontento. La dominacin de la burguesa slo puede mantenerse
por medio de la guerra civil. El mtodo de Kornilov es el nico que podra asegurarles el
poder. Pero precisamente lo que le falta a la burguesa es la fuerza... El ejrcito est con
nosotros. Los conciliadores y los pacifistas, es decir, los socialrevolucionarios y los
mencheviques, han perdido toda autoridad, porque la lucha entre campesinos y grandes
terratenientes, entre obreros y patronos, entre soldados y oficiales, se ha hecho ms aguda,
ms irreconciliable que nunca. Slo mediante la accin concertada de las masas populares y
la victoria de la dictadura proletaria podrjacabar su obra la revolucin y salvarse el
pueblo...
"Son los Soviets los que, del modo ms perfecto, representan al pueblo, por su experiencia
revolucionaria, sus ideas y sus fines. Apoyndose directamente en las tropas del frente, en
los obreros de las fbricas y en el campo, los Soviets constituyen realmente la espina dorsal
de la revolucin.
"Se ha tratado de constituir el poder sin los Soviets: el resultado ha. sido la impotencia. En
los pasillos del Consejo de la Repblica se fomenta actualmente toda clase de proyectos
contrarrevolucionarios. El partido kadete. representa la contrarrevolucin militante. Frente
a l, los Soviets representan la causa del pueblo. Entre los dos campos no existe grupo
alguno de importancia... Es la lucha final. La contrarrevolucin burguesa organiza sus
fuerzas y espera el momento de atacarnos. Nosotros terminaremos nuestra obra, apenas
iniciada en marzo, pero que ha progresado durante la intentona de Kornilov."
Luego, refirindose a la poltica exterior del nuevo gobierno:
"Nuestro primer acto ser el armisticio inmediato en todos los frentes y una conferencia de
los pueblos para discutir los trminos de una paz democrtica. La paz que logremos ser
tanto ms democrtica cuanto ms despierto se muestre en Europa el espritu
revolucionario. Si establecemos aqu el gobierno de los Soviets, ello ser un poderoso
factor en favor de la paz inmediata en Europa, ya que este gobierno se dirigir
directamente, sin intermediarios, a todos los pueblos, por encima de los gobiernos, para
proponerles un armisticio. En la concertacion de la paz la Rusia revolucionaria sostendr
como principios rectores los siguientes: nada de anexiones, nada de indemnizaciones,

derecho de los pueblos a disponer de s mismos, creacin de la Repblica Federativa


europea.
"Al salir de esta guerra, veo a Europa regenerada, no por los diplomticos, sino por el
proletariado. Lo que ms conviene es la Repblica Federativa europea, los Estados Unidos
de Europa. La autonoma nacional ya no basta, la evolucin econmica exige la abolicin
de las fronteras nacionales. Si Europa sigue dividida en grupos nacionales, el imperialismo
volver a las andadas. Slo una Repblica Federativa europea dar la paz al mundo."
Y, con su fina sonrisa, ligeramente irnica, termin: -Pero si las masas europeas no entran
en accin, no podrn alcanzarse desde ahora estos objetivos...
Mientras todo el mundo esperaba ver a los bolcheviques apoderarse por sorpresa de la calle
y ponerse a disparar contra los ciudadanos de blancos cuellos postizos, la insurreccin
comenz, en realidad, en pleno da y del modo ms natural.
El Gobierno provisional pensaba enviar la guarnicin de Petrogrado al frente.
La guarnicin de Petrogrado contaba con 60 000 hombres, que haban desempeado un
papel de primer orden en la revolucin. Eran estos hombres los que haban cambiado el
curso de los acontecimientos durante las grandes jornadas de marzo, los que haban creado
el Soviet de diputados soldados y rechazado a Kornilov a las puertas de Petrogrado.
Gran nmero de ellos se haba hecho bolchevique. Cuando el Gobierno provisional habl
de evacuar la ciudad, la guarnicin de Petrcgrado repuso: "Si no sois capaces de defender la
capital, concertad la paz, y si no podis concertar la paz, marchaos y dejad el sitio a un
gobierno del pueblo que sabr hacer lo uno y lo otro..."
Era evidente que cualquier intento de insurreccin dependa de la actitud de la guarnicin
de Petrogrado. Por eso, el Gobierno provisional quera reemplazar los regimientos de la
ciudad con tropas de confianza: cosacos y Batallones de la Muerte. Los comits del
ejrcito, los socialistas "moderados" y el Tsk compartan la opinin del gobierno. Se
organiz, pues, en el frente y en Petrogrado, una vasta campaa en torno al hecho de que,
desde haca ocho meses, la guarnicin de Petrogrado se daba buena vida en los cuarteles de
la capital, en tanto los camaradas, agotados, moran de hambre en las trincheras
Haba, naturalmente, una parte de verdad en la acusacin de que los regimientos de la
guarnicin no estaban muy dispuestos a cambiar su relativa comodidad por los sufrimientos
de una campaa de invierno. Pero tambin haba otras razones, por las cuales no queran
salir de la ciudad. El Soviet de Petrogrado desconfiaba de las intenciones del gobierno; del
frente llegaban centenares de delegados, representando a los simples soldados, que
declaraban: "Es indudable que necesitamos refuerzos, pero nos interesa mucho ms saber
que Petrogrado y la revolucin estn bien guardadas. Camaradas, sostened vosotros la
retaguardia, que nosotros sostendremos el frente."

El 25 de octubre, a puerta cerrada, el Comit Ejecutivo del Soviet de Petrogrado discuti la


formacin,de un Comit militar especial que resolviera sobre la actitud que deba adoptarse.
Al da siguiente, la seccin de soldados del Soviet de Petrogrado eligi un comit, que
inmediatamente Seclar el boicot a. la prensa burguesa y censur severamente al Tsk por
oponerse a la reunin del Congreso de los Soviets de toda Rusia. El 29 de octubre, durante
una sesin pblica del Soviet de Petrogrado, o Trotzki propuso que el Soviet reconociera
oficialmente al Comit Militar Revolucionario.
-Es preciso -dijo- que nosotros tengamos nuestra propia organizacin para ir al combate y,
si es necesario, a la muerte...
Se -decidi enviar al frente dos delegaciones, una del Soviet y otra de la guarnicin, para
conferenciar con los comits de soldados y con el Estado Mayor general.
En Pskov, el general Tcheremissov, comandante del frente Norte, recibi a los delegados
del Soviet, declarndoles secamente que haba dado a la guarnicin de Petrogrado orden de
volver a'las trincheras y que nada tena que aadir. En cuanto a los delegados de la
guarnicin, no se les haba autorizado a abandonar Petrogrado...
Una delegacin de la seccin de soldados del Soviet de Petrogrado pidi tener un
representante en el Estado Mayor del distrito de Petrogrado. Se deneg la peticin. El
Soviet de Petrogrado pidi que no se diese orden alguna sin la aprobacin de su seccin
militar. Tambin se desech esta exigencia. A los delegados se les respondi brutalmente:
"Slo reconocemos al Tsk. A vosotros, no. Y si violis la ley, os arrestaremos."
El 30, en un mitin de representantes[10] de todos los regimientos de Petrogrado, se adopt
la siguiente resolucin:
La guarnicin de Petrogrado no reconoce ya al Gobierno provisional. Nuestro gobierno es
el Soviet de Petrogrado. No obedeceremos ms rdenes que las que emanen del Soviet de
Petrogrado por conducto de su Comit Militar Revolucionario.
Las unidades locales recibieron orden de esperar instrucciones de la seccin de soldados de
Soviet de Petrogrado.
Al da siguiente, el Tsk convoc otro mitin, al que asistieron sobre todo oficiales;
constituy un comit de cooperacin con el Estado Mayor y envi comisarios a todos los
barrios de la ciudad.
El 3 de noviembre, en un gran mitin de soldados celebrado en el Smolny, se decidi lo
siguiente:
Al saludar la creacin del Comit Militar Revolucionario del Soviet de Petrogrado, la
guarnicin de Petrogrado y de sus alrededores le promete completo apoyo en todos sus
actos, con el fin de unir estrechamente el frente y la retaguardia, en inters de la revolucin.

Adems, la guarnicin declara que, con la ayuda del proletariado organizado, asegurar el
mantenimiento del orden revolucionario en Petrogrado. Todo intento de provocacin que
surja de los partidarios de Kornilov o de la burguesa tropezar con una resistencia
implacable...
Consciente de su fuerza, el Comit Militar Revolucionario invit enrgicamente al Estado
Mayor de Petrogrado a someterse a su control. Prohibi a todas las imprentas publicar
ningn llamamiento o proclama sin su autorizacin. Comisarios armados visitaron el
arsenal de Kronwerk y se apoderaron de grandes cantidades de armas y municiones,
deteniendo adems un cargamento de 10 000 bayonetas, dispuesto para ser enviado a
Novotcherkask, cuartel general de Kaledin.
Dndose cuenta'del peligro, el gobierno ofreci la inmunidad al Comit si consenta en
disolverse. Demasiado tarde. El 5 de noviembre, el propio Kerenski envi a Malevski a
ofrecer al Soviet de Petrogrado una representacin en el Estado Mayor. El Comit Militar
Revolucionario acept. Una hora despus, el general Manilovski, ministro interino de la
Guerra, retir el ofrecimiento...
El martes 6 de noviembre, por la maana, la poblacin vio con sorpresa, en las parees de
la ciudad, una proclama firmada por el "Comit Militar Revolucionario del Soviet de
Diputados obreros y soldados de Petrogrado":
A la poblacin de Petrogrado
Ciudadanos:
La contrarrevolucin ha levantado su cabeza criminal. Los partidarios de Kornilov
movilizan sus fuerzas para aplastar el Congreso de los Soviets de toda Rusia y disolver la
Asamblea Constituyente. Al mismo tiempo, los "pogromistas" seguramente tratarn de
arrastrar al pueblo a sangrientos disturbios. El Soviet de diputados obreros y soldados de
Petrogrado asumir el mantenimiento del orden revolucionario contra cualquier intento de
pogromo "o cualquier acto contrarrevolucionario.
La guarnicin de Petrogrado no permitir violencias ni desrdenes. Invitamos a la
poblacin a detener a los delincuentes y agitadores de las Centurias Negras, y a conducirlos
ante el comisario del Soviet en el cuartel ms prximo. Al primer intento de los elementos
sospechosos de desencadenar en las calles de Petrogrado disturbios, saqueos o batallas, los
culpables sern aniquilados inmediatamente y sin piedad.
Ciudadanos! Confiamos en vuestra calma y sangre fra. La causa del orden y de la
revolucin est en buenas manos.
El 3 de noviembre, los jefes bolcheviques haban celebrado, a puertas cerrada, otra reunin
histrica. Avisado por Zalkind,[11] esper en el pasillo. Volqdarski, que sala precisamente
de la sala, me puso al corriente de lo que haba sucedido.

Lenin haba dicho:


-El 6 de noviembre sera demasiado pronto. Es necesario que la insurreccin se apoye en
toda Rusia. Ahora bien, el 6 no habrn llegado an todos los delegados al Congreso. Por
otra parte, el 8 de noviembre sera -demasiado tarde. En esa fecha, estar organizado el
Congreso y es difcil para una gran asamblea constituida tomar medidas rpidas y decisivas.
Es el 7 cuando debemos proceder, o sea, el da de la apertura del Congreso, a fin de poderle
decir: "Aqu est el poder. Qu vas a hacer con l?"
Durante este tiempo, en una de las habitaciones del piso superior, trabajaba un personaje de
rostro delgado y largos cabellos, antiguo oficial de los ejrcitos del zar, que despus se hizo
revolucionario y fue desterrado, un tal Ovseienko, llamado Antnov, matemtico y jugador
de ajedrez, el cual estaba ocupado en trazar un minucioso plan para apoderarse de la
capital.
Tambin el gobierno se preparaba. Sin hacer ruido, traslad a Petrogrado los regimientos
ms fieles, escogidos entre divisiones muy alejadas unas de otras. En el Palacio de Invierno
se instal la artillera de los junkers. Nuevamente, desde las jornadas de julio, aparecieron
patrullas de cosacos en las calles. Polkvnikov lanzaba orden tras orden, amenazando con
reprimir enrgicamente cualquier insubordinacin. Kichkin, ministro de Instruccin
Pblica, el miembro ms odiado del gabinete, fue nombrado comisario especial, con la
misin de mantener el orden en Petrogrado, teniendo como ayudantes a dos hombres no
menos impopulares, Rutenberg y Paltchinski. A Petrogrado, Cronstadt y Finlandia se las
declar en estado de sitio, y ello provoc la irona del rgano burgus Nvoie Vremia:
Para qu el estado del sitio? El gobierno no tiene poder alguno. Ha perdido toda autoridad
moral y no posee los medios necesarios para hacer uso de la fuerza... En el mejor de los
casos, podra entrar en conversaciones con quien quisiera hacerlo. Su autoridad no pasa de
ah...
El lunes 5 de noviembre, por la maana, acud al palacio Mara para enterarme de lo que
pasaba en el Consejo de la Repblica. Encarnizado debate sobre la poltica extranjera de
Terechtchenko. Eran los ecos del asunto Burtzev-Varjovski. Estaban presentes todos los
diplomticos, menos el embajador de Italia, anonadado, segn se deca, por el desastre del
Carso. Cuando llegu, el socialrevolucionario de izquierda Karejin daba lectura a un
editorial del Times de Londres, en el que se deca: "El remedio contra el bolchevismo son
las balas." Volvindose hacia los kadetes, Karelin les increp:
-Esa es tambin vuestra opinin! Voces de aprobacin en la derecha:
-Muy bien! Muy bien!
-S -insisti acaloradamente Karelin-, eso es lo que pensis, slo que os falta valor para
llevarlo a cabo!

Skobelev, que habra hecho las delicias de un pblico de matine con su barba rubia y
suave y las ondulaciones de su cabellera de reflejos de oror defejidi tmidamente el nakaz.
Tras l, subi a la tribuna Tcrechtchenko, entre gritos de "Que dimita, que dimita!" de los
bancos de la izquierda. Insisti mucho en la necesidad de que los delegados del gobierno y
del Tsk tuvieran en Pars el mismo punto de vista, es decir el suyo. Habl de la restauracin
de la disciplina en el ejrcito, de la guerra hasta la victoria final... Pero el saln se convirti
en un tumulto y, ante la porfiada y ruidosa oposicin de la izquierda, el Consejo de la
Repblica pas al orden del da puro y simple.
Los bancos de los bolcheviques estaban vacos; sus antiguos ocupantes, abandonaron el
Consejo desde el primer da, se haban llevado con ellos la vida. Al descender por la
escalera, tena yo la impresin de que, a pesar del encarnizamiento de los debates, ninguna
voz viviente del mundo exterior poda penetrar en aquel saln alto y fro, y que el Gobierno
provisional iba a zozobrar en el mismo escollo de la guerra y la paz, contra el cual se haba
estrellado el ministerio de Miliukov... El portero, al ponerme el abrigo, refunfu:
-No s qu es lo que a ser de la pobre Rusia. Todos esos mencheviques, bolcheviques,
trudoviques... Esa Ucrania, esa Finlandia, esos imperialistas alemanes y esos imperialistas
ingleses... Tengo cuarenta y cinco aos y. jams en mi vida he odo hablar tanto como
aqu...
En el pasillo me encontr con el profesor Chastki, personaje con cara de rata, vestido con
una elegante levita y muy influyente en el partido kadete. Le pregunt qu pensaba sobre el
famoso golpe de fuerza bolchevique, de que tanto se hablaba. Se encogi de hombros y me
respondi con una risilla burlona:
"Son un atajo de imbciles, unos canallas! No se atrevern y, si se atreven, los
liquidaremos en un dos por tres. Por lo dems, desde nuestro punto de vista, eso sera lo
mejor, porque as se desacreditaran y no tendran ninguna fuerza, en la Asamblea
Constituyente...
"Pero permtame, mi querido seor, permtame esbozarle el plan de organizacin del
gobierno que he de someter a la Asamblea Constituyente. Soy presidente de una comisin
nombrada conjuntamente por el Consejo de la Repblica y el Gobierno provisional para
elaborar un proyecto de Constitucin... Tendremos un cuerpo legislativo compuesto de dos
Cmaras, como lo tienen ustedes en los Estados Unidos. La Cmara baja ser la
representacin territorial del pas. En la Cmara alta tendrn asiento los representantes de
las profesiones liberales, de los zemstvos, de las cooperativas y de los sindicatos..."
Sal a la calle. Soplaba un viento fro y hmedo del Oeste; un barro helado atravesaba la
suela de mis zapatos. Dos compaas de junkers, rgidos dentro de sus largos capotes,
suban por la Morskaia, cantando a coro una de aquellas vigorosas canciones que los
soldados entonaban en otro tiempo bajo el zar. Al llegar a la primera esquina de la calle,
me'di cuenta de que la milicia municipal estaba montada y armada con revlveres en
nuevos y relucientes estuches. Un pequeo grupo de personas, asombradas, miraba en
silencio. En la esquina de la Nevski compr un folleto de Lenin, Podrn mantenerse en el
poder los bolcheviques?, que pagu con uno de los timbres que servan entonces de moneda

menuda. Pasaban los tranvas como de ordinario, con sus racimos de ciudadanos y
soldados, cuyos prodigios de equilibrio hubieran hecho palidecer de envidia al acrbata
Teodoro P. Shonts. En la acera, desertores vendan cigarrillos y pepitas de girasol.
En la Perspectiva Nevski, bajo el hmedo crepsculo, la multitud se arrebataba los ltimos
peridicos o se apretujaba tratando de descifrar los innumerables llamamientos y proclamas
fijados en cada espacio libre.[12] Los haba del Tsk, de las organizaciones campesinas, de
los partidos socialistas "moderados", de los comits del ejrcito. En todos los tonos
-amenaza, maldicin, exhortacin- se invitaba a los obreros y a los soldados a permanecer
en sus casas y prestar su apoyo al gobierno.
Un automvil blindado iba y vena haciendo sonar la sirena. En cada esquina, en cada
espacio libre, grupos compactos: soldados y estudiantes discutiendo. La noche caa
rpidamente; de trecho en trecho se encendan los faroles; las olas de la multitud rompan
sin cesar... Siempre era as Petrogrado, en vsperas de disturbios.
La ciudad estaba nerviosa: se estremeca a cada ruido seco. Sin embargo, an no haba
seal alguna de actividad de los bolcheviques; los soldados permanecan en sus cuarteles,
los obreros en las fbricas... Entramos en un cine, cerca de la catedral de Kazan; estaban
proyectando una pelcula italiana: amor, intriga, sangre. En las primeras filas, soldados y
marineros clavaban en la pantalla sus ojos asombrados de nios, totalmente incapaces de
comprender el porqu' de toda aquella agitacin, de aquella violencia, de aquellos crmenes.
Desde all regres apresuradamente al Smolny. En la habitacin nmero 10 del ltimo piso,
el Comit Militar Revolucionario se hallaba reunido en sesin permanente, bajo la
presidencia de un joven de dieciocho aos, con cabellos de lino, llamado Lazimir. Al pasar
cerca de m, se detuvo tmidamente y me estrech la mano.
-La fortaleza de Pedro y Pablo acaba de pasarse a nuestro lado -me dijo, con una sonrisa de
satisfaccin-. Hace un minuto, hemos recibido la delegacin de un regimiento llamado por
el gobierno a Petrogrado. Los hombres, sospechando alguna cosa, haban detenido su tren
en Gatchina. "Qu ocurre?", nos han preguntado. "Qu tenis que decirnos? Nuestro
regimiento se ha pronunciado por la consigna Todo el poder a los Soviets!" El Comit
Militar Revolucionario les ha respondido: "Hermanos, os saludamos en nombre de la
revolucin. Permaneced donde os encontris y esperad nuestras instrucciones."
Todas la lneas telefnicas -me advirti tambin- estaban cortadas; pero las comunicaciones
con los cuarteles y las fbricas se hallaban aseguradas por medio del telfono de campaa.
En la puerta haba un constante desfile de correos y comisarios. Una docena de voluntarios
aguardaba, dispuesta para llevar los mensajes a los barrios ms apartados de la ciudad. Uno
de ellos, con aire de bohemio y uniforme deteniente, me dijo en francs: "Todo est
preparado; no hay ms que apretar el botn."
Vi pasar a Podvoiski, delgado y barbudo, que fue el estratega de la insurreccin; a Antnov,
borracho de sueo, con su barba de muchos das y el cuello postizo grasicnto; luego al
soldado Krylenko, rechoncho, con su ancha cara siempre sonriente, sus gestos violentos y

sus cascadas de palabras, y al marinero Dybenko, un barbado gigante de rostro plcido.


Eran los hombres de la hora... y de las horas que iban a seguir.
En el piso inferior, en la oficina de los comits de fbrica, Se-rtov firmaba vales de armas
para el Arsenal del Estado: ciento cincuenta fusiles por fbrica. Unos cuarenta delegados
esperaban en la fila.
En la sala, encontr algunos jefes bolcheviques de segundo rango. Uno de ellos me ense
un revlver:
-La partida est empeada -dijo con el rostro plido-. Esta vez, nuestros adversarios saben
que, no importa lo que emprendamos, si ellos HO nos suprimen, seremos nosotros los que
los suprimiremos a ellos.
El Soviet de Petrogrado estaba reunido noche y da. Al entrar yo en el gran saln, Trotzki
terminaba su discurso:
"Se nos pregunta -deca- si tenemos la intencin de lanzarnos a la calle. Puedo dar una
respuesta clara a esta pregunta. El Soviet de Petrogrado entiende que ha llegado, por fin, el
momento de que el poder pase a manos de los Soviets. Esta transferencia del poder la
llevar a cabo el Congreso de los Soviets de toda Rusia. Ser necesaria una accin
armada? Eso depender de los que quieran oponerse al Congreso...
"Tenemos la conviccin de que el actual gobierno es un gobierno impotente, lamentable,
que slo espera el escobazo de la historia para dejar su puesto a un gobierno
verdaderamente popular. Nosotros continuamos esforzndonos por evitar el conflicto.
Esperamos que eLCongreso podr hacerse cargo de un poder y de una autoridad qu
descansan en la libertad organizada del pueblo. Sin embargo, si el gobierno trata de
aprovechar el poco tiempo que le queda de vida -veinticuatro, cuarenta y ocho o setenta y
dos horas- para atacarnos, nuestro contrataque no se har esperar, golpe por golpe, acero
contra hierro."
En medio de los aplausos, anunci que los socialrevolucionarios de izquierda accedan a
formar parte del Comit Militar Revolucionario.
A las tres de la madrugada, al salir del Smolny, observ que haban sido instalados dos
caones de tiro rpido a cada lado de la entrada, y que las puertas y las calles vecinas
estaban protegidas por fuertes patrullas.
Bill Shatow[13] llegaba, saltando de cuatro en cuatro los escalones:
-Ya est! -grit-. Kerenski ha tratado de cerrar, con los junkers, nuestros peridicos Soldat
y Rabotchi Put. Pero han llegado nuestras tropas y han roto los sellos del gobierno. Ahora
somos nosotros los que enviamos destacamentos para que cierren los peridicos burgueses.
Lleno de jbilo, me dio una palmada en el hombro y entr corriendo en el Smolny.

En la maana del 6 tena yo que ir a ver al censor, cuya oficina se hallaba en el ministerio
de Negocios Extranjeros. Los muros estaban cubiertos de histricos llamamientos a la
calma. Polkv nikov promulgaba un prikaz tras otro:
Ordeno a todas las unidades militares y a todos los destacamentos permanecer en sus
cuarteles esperando las rdenes del Estado Mayor del distrito... Todo oficial que participe
en manifestaciones sin orden superior ser sometido a consejo de guerra y acusado de
amotinamiento. Prohibo oficialmente a las tropas ejecutar ninguna orden emanada de las
diversas organizaciones...
Los diarios de la maana anunciaban que el gobierno haba suprimido la Novata Russ, el
Shvoie Slovo, el Rabotcbi Put y el Soldat, ordeando adems el arresto de los jefes del
Soviet de Petrogrado y de los miembros del Consejo Militar Revolucionario.
Al atravesar yo la plaza del Palacio, desembocaban al trote por el arco rojo muchas bateras
de artillera, que iban a situarse delante del Palacio. El gran edificio de piedra roja del
Estado Mayor General presentaba una inusitada animacin. A la entrada haba muchos
automviles blindados, colocados ordenadamente, y de continuo llegaban o salan autos
cargados de oficales... Encontr al censor conthto como un nio en el circo. Me dijo que
Kerenski acababa de salir para entregar su dimisin al Consejo de la Repblica. Me
precipit hacia el palacio Mara, donde llegu al final de aquel famoso discurso de
Kerenski, en que la pasin luchaba con la incoherencia y en que a un tiempo mismo trataba
de justificarse y de golpear a sus enemigos:
"...Debo citaros aqu los pasajes ms caractersticos de una serie de artculos publicados en
el Rabotchi Put por el reo de alta traicin Ulinov-Lenin, que actualmente se oculta y a
quien nos esforzamos por encontrar. En una serie de manifiestos que lleva por ttulo Carta a
los enmaradas, este criminal invita al proletariado y a la guarnicin de Petrogrado a repetir
la experiencia de las jornadas del 16 al 18 de julio y demuestra la necesidad de una
inmediata insurreccin armada. Otros jefes bolcheviques han hablado en una serie de
mtines llamando igualmente a la insurreccin. Conviene subrayar, muy particularmente, la
actividad del presidente actual del Soviet de Petrogrado, Bronstein-Trotzki...
"Debo sealar que, hasta en las expresiones y en la forma, los artculos del Rabotchi Put y
del Soldat tienen un parecido exacto con los de la Novata Russ. Insisto en este hecho para
que el Consejo de la Repblica comprenda bien que tenemos que habrnoslas, no tanto con
str o el otro partido poltico, sino con una sistemtica explotacin de la ignorancia, de la
sencillez o de los instintos criminales de la poblacin, con el fin de crear en Rusia, cueste lo
que cueste, una atmsfera de progromo, y desencadenar la locura de la destruccin y del
saqueo, ya que, con el actual estado de espritu de las masas, cualquier movimiento que se
produzca en Petrogrado ir inevitablemente acompaado por las ms terribles matanzas,
que cubrirn como nunca de vergenza el nombre de la libre Rusia...
"Segn la opinin del propio Ulinov-Lenin, organizador del movimiento, 'la actitud de la
extrema izquierda de los socialdemcratas es particularmente fovorable'."
Al llegar aqu, Kerenski dio lectura al siguiente pasaje de un artculo de Lenin:

Pensad que nuestros camaradas alemanes no tienen ms que a Liebknecht, no tienen ni


peridicos, ni libertad de reunin, ni Soviets. Todas las clases de la sociedad, hasta el
ltimo pequeo campesino propietario, son increblemente hostiles a la idea internacional...
La organizacin de la grande, media y pequea burguesa imperialista es notable... En tales
condiciones, sin embargo, con una posibilidad contra cien, han organizado una sublevacin
en la flota, y nosotros, que tenemos docenas de peridicos, libertad de reunin, mayora en
los Soviets, nosotros los internacionalistas proletarios que gozamos de la situacin ms
favorable del mundo entero, nos negamos a apoyar a los revolucionarios alemanes
rebelndonos a nuestra vez...
Luego Kerenski prosigui:
"De este modo, los organizadores de la rebelin reconocen por s mismos -y este punto
tiene para m una particular importancia- que actualmente se dan en Rusia las condiciones
ideales de accin para un partido poltico, bajo este Gobierno provisional a cuya cabeza se
encuentra un hombre que es, a los ojos del partido en cuestin, un usurpador vendido a la
burguesa, el presidente del Consejo, Kerenski..
"No es al proletariado alemn a quien quieren ayudar los promotores de la insurreccin,
sino a las clases gobernantes alemanas, y es al puo de hierro de Guillermo y a sus aclitos
a quienes abren el frente ruso. (Prolongados aplausos en la derecha, en el centro y en
algunos bancos de la izquierda.) Poco importa al Gobierno provisional que estas gentes
acten consciente o inconscientemente. Como quiera que sea, desde esta tribuna, con plena
conciencia de mi responsabilidad, califico tales actos de un partido poltico ruso de traicin
hacia Rusia.
"... Me solidarizo con el punto de vista de la derecha y propongo que se abra
inmediatamente una investigacin judicial (rumores) y se lleven a cabo las detenciones
necesarias. (Tumulto en la extrema izquierda.)
"Escuchadme! -grit Kerenski-. Cuando una traicin, premeditada o no, pone en peligro al
Estado, el Gobierno provisional, y yo el primero, preferimos exponernos a la muerte que
arriesgar la vida, el honor y la independencia de Rusia..."
En este momento, le alargaron a Kerenski un papel.[14]
"Acaban de entregarme la proclama que van a distribuir entre los regimientos. Dice as:
El Soviet de Diputados obreros y soldados de Petrogrado est en peligro.'Ordenamos la
movilizacin inmediata, en pie de guerra, de todos los regimientos, los cuales debern
esperar rdenes ulteriores. Todo retraso en la ejecucin de esta orden o toda negativa j
someterse a ella sern considerados como un acto de traicin & la revolucin.
El Comit Militar Revolucionario.
Por el presidente, Podvoiski. El secretario, Aninov.

"He ah, hablando en trminos judiciales, un estado de rebelin, un intento de levantar al


populacho contra el orden existente, de disolver la Contituyente y de abrir el frente a los
regimientos de Guillermo...
"Digo con toda intencin "populacho", porque toda la democracia consciente y su Tsk,
todas las organizaciones del ejrcito, el buen sentido y el honor de la democracia protestan
contra estos hechos.
"No he venido aqu a formular un ruego, sino a expresar mi firme conviccin de que el
Gobierno provisional, que defiende en estos momentos nuestra joven libertad; de que el
nuevo Estado ruso, al que aguarda un brillante porvenir, encontrarn el apoyo de todos,
salvo el de aquellos que jams se han atrevido a mirar de frente la verdad.
"En nombre del Gobierno provisional, afirmo que el gobierno jams ha violado la libertad
que cada ciudadano tiene de hacer uso de sus derechos. Pero el gobierno declara hoy: "Es
necesario acabar inmediatamente con todos los elementos, con todos los grupos y partidos
que intenten poner la mano sobre la libre voluntad del pueblo ruso y amenacen con abrir el
frente a Alemania..."
"Cuando la poblacin de Petrogrado comprenda que tiene que habrselas con
"Las masas estn debilitadas y agotadas. Se desinteresan de la revolucin. Si los
bolcheviques se empecinan en desatar su insurreccin la evolucin ha terminado... (Gritos:
Mentira!) Los contrarrevolucionarios slo esperan a los bolcheviques para empezar las
matanzas... Si se produce un golpe de fuerza, no habr Constituyente... (Gritos: Mentiras!
Desvergenzas!)
"Es inadmisible, que la guarnicin de Petrogrado, que se encuentra en la zona de las
operaciones militares, no ejecute las rdenes del .Estado Mayor... Debis obedeced las
rdenes del Estado Mayor y del Tsk; elegido por vosotros. La consigna de "Todo el poder
a los Soviets!" significa la muerte. Los bandidos y los ladrones no esperan ms que eso para
saquear e incendiar... Y es que cuando se esparcen consignas como "Entrad en las casas y
apoderaos de las ropas y el calzado de la burguesa!..." (Tumulto. Gritos: Nadie ha dado
tales consignas! Mentira! Mentira!) Bien; es posible que ello no empiece as, pero es
seguro que as terminar.
"El Tsk tiene plenos poderes, y debe ser obedecido... No tenemos miedo a las bayonetas...
El Tsk defender la revolucin con su propio cuerpo."
Uno grit: "Hace tiempo que ese cuerpo es slo un cadver!" En medio de un gran
tumulto, se oy a Dan responder, con una voz aguda, en tanto golpeaba con el puo la
tribuna:
-Los que hablan as son criminales!
Una voz: "El criminal es usted, que tom el poder para drselo a la burguesa!"

Gotz, agitando la campanilla: "Silencio, o hago que os expulsen!"


Otra voz: "Atrvase!" '(Risas y silbidos.)
-Voy a referirme a nuestra poltica en el problema de la paz. (Risas.) Desgraciadamente,
Rusia no puede permanecer mucho tiempo en guerra. Se har, por tanto, la paz, pero no la
paz permanente, no la paz democrtica... Hoy, en el Consejo de la Repblica, con 'el fin de
evitar la efusin de sangre, hemos votado una resolucin exigiendo la entrega de la tierra a
los Comits agrarios y la apertura de negociaciones para una paz inmediata... (Risas y
gritos: Denasiado tarde!)
Trotzki subi entonces a la tribuna, impulsado por una ola de frenticos aplausos y
saludado por toda la sala, que se levant en medio de un trueno de aclamaciones. Su
delgado y puntiagudo rostro, su expresin de maliciosa irona eran verdaderamente mefistoflicos.
-La tctica de Dan -comenz diciendo- demuestra claramente que las masas, esas masas
pasivas, indiferentes, estn a su lado. (Carcajadas.)
Luego, volvindose al presidente, con un acento dramtico:
"Cuando nosotros hablbamos de dar la tierra a los campesinos, vosotros os oponais.
Hemos dicho a los campesinos: "Si no os la dan, tomadla vosotros mistaos," Y los
campesinos siguen nuestro consejo. Y ahora vens a proponer lo que nosotros hemos hecho
hace seis meses...
"No creo que la suspensin de la pena de muerte en el ejrcito so la haya dictado a
Kerenski un ideal. Creo que ha sido la guarnicin de Petrogrado quien, negndose a
obedecerle, ha hecho entrar en razn a Kerenski.
"Se acusa hoy a Dan de haber pronunciado ante el Consejo de la Repblica un bochornoso
discurso bolchevique... Llegar tal vez el da en que Dan sostenga que la flor de la
revolucin tom parte en el levantamiento de las jornadas del 16 y el 18 de julio... En la
resolucin que hoy ha presentado Dan al Consejo de la Repblica no se habla para nada de
reforzar la disciplina de las filas del ejrcito, aunque sea ste uno de los artculos de
propaganda de su partido..."
"No, la historia de los siete ltimos meses demuestra que las masas se han apartado de los
mencheviques. Los mencheviques y los socis Revolucionarios derrotaron a los kadetes,
pero, al tomar el poder, volvieron a entregrselo a stos..,
"Dan os dice que no tenis derecho a sublevaros. La insurreccin es un derecho de todos
los revolucionarios! Cuando las rnasas oprimidas se rebelan, ejercen un derecho..."
A continuacin tom la palabra Lieber, cara alargada y lengua viperina, recibido con
.murmullos y risas.

-Engels y Marx nos dicen que el proletariado no tiene derecho a tomar el poder antes de
estar preparado para ello. En una revolucin burguesa como "sta..., la toma del poder por
las masas equivale al trgico final de-la revolucin... Trotzki, terico de la socialdemocracia, no puede pensar lo que ahora defiende. (Gritos: Basta ya! Que se vaya!)
Martov se vio constantemente interrumpido:
-Los internacionalistas no se oponen a que el poder se entregue a la democracia, pero
condenan los mtodos de los bolcheviques. No es el momento de aduearse del poder...
Dan volvi a subir a la tribuna para protestar violentamente contra los actos del Comit
Militar Revolucionario, quien haba enviado un comisario a la redaccin de la Izvestia y
sometido este peridico a censura. Estas palabras provocaron un tremendo tumulto. Martov
intent hablar, pero sin xito. Por todas partes se levantaron en la sala delegados del ejrcito
y de la Flota del Bltico, gritando que su gobierno eran los Soviets...
En medio de un caos indescriptible, Ehrlich[15] present una resolucin exhortando a los
.obreros y soldados a mantener la calma, invitndolos a no responder a las provocaciones,
reconociendo la necesidad de crear' inmediatamente un Comit de Seguridad Pblica y
exigiendo que el Gobierno provisional dictara los decretos necesarios para entregar la tierra
a los campesinos e iniciar las negociaciones de paz...
Volodarski salt y declar enrgicamente que el Tsk, en vsperas del Congreso de los
Soviets, no tena derecho a arrogarse las funciones de ste.
-De hecho -dijo-, el Tsk ha dejado de existir, y esta resolucin que ahora se nos presenta no
es ms que un juego de manos para tratar de restituirle sus poderes. Nosotros, los
bolcheviques, nos abstendremos de votar sobre esta propuesta de resolucin.
Dicho lo cual, los bolcheviques abandonaron la sala y la propuesta de resolucin presentada
por Ehrlich fue aprobada.
Hacia las cuatro de la maana, me encontr en el vestbulo con Sorin,[16] que llevaba un
fusil a la espalda:
-Esto marcha -me dijo, en tono tranquilo, pero con aire de satisfaccin-. Le hemos echado
el guante al viceministro de Justicia y al ministro de Cultos. Estn ahora a buen recaudo.
Un regimiento va a apoderarse de la Central de Telfonos, otro ocupar la Agencia de
Telgrafos y otro se har cargo del Banco del Estado. La Guardia Roja est en pie de
guerra.[17]
En los escaloes del Smolny, bajo el fresco de la noche, vimos por primera vez a la Guardia
Roja, personificada por un grupo de hombres jvenes vestidos de obreros y armados con
fusiles, la bayoneta calada, que hablaban nerviosamente entre ellos.

Por encima de los tejados lleg a nuestros odos, desde el Oeste, un ruido de tiroteo: ersn
los marinos de Cronstadt cerrando los puentes sobre el jleva, que los junkers se empeaban
a todo trance en mantener abiertos para impedir que los obreros de las fbricas y los
soldados de la barriada de Vyborg se unieran a las fuerzas soviticas del centro de la
ciudad...
A nuestra espalda, el vasto Smolny, todo iluminado, zumbaba como una colmena...

Notas
1. John Reed pensaba manifiestamente en la cuenca hullera del Donetz.[Nota de la Edit.]
2. Industrial Workers of the World: una de las organizaciones sindicales revolucionarias de
los Estados Unidos. Creada en 1905 bajo la influencia de los acontecimientos
revolucionarios de Rusia, ces prcticamente de existir hacia 1930 despus de haber
degenerado en organizacin sectaria y haber perdido sus lazos con las masas. John Reed
particip activamente en la I.W.W. en la poca de su florecimiento.[Nota de la Edit.]
3. Resolucin del grupo Bolchevique votada por la conferencia de los comits de fbrica
de toda Rusia, sobre el informe del camarada Larin
Resolucin del grupo Bolchevique
votada por la conferencia de los comits de fbrica de toda Rusia,
sobre el informe del camarada Larin
I

1. Despus de haber sacudido el yugo poltico del zarismo, la clase obrera se esfuerza por
hacer triunfar el principio democrtico en la propia esfera de las actividades de la
produccin. Este esfuerzo se manifiesta en la idea del control obrero de la produccin que
ha surgido de un modo perfectamente natural de la descomposicin econmica provocada
por la criminal poltica de las clases dominantes.
2. La organizacin del control obrero es la manifestacin, en eL campo de la produccin
industrial, de la misma saludable actividad que en el campo poltico se manifiesta en las
organizaciones de partido, en el plano de la vida obrera en los sindicatos, en la rbita del
consumo en las cooperativas, y en lo tocante a la cultura en los crculos literarios.
3. La clase obrera se halla mucho ms interesada que la clase capitalista en el
funcionamiento racional y regular de las fbricas. El control obrero,constituye, en este
sentido, para los intereses de la sociedad moderna y de todo el pueblo, una seguridad
superior a h voluntad desptica de los propietarios, guiados solamente por el apetito egosta
de beneficios materiales y de privilegios polticos. Por lo tanto, el proletariado reclama el
control obrero no slo en su propio inters, sirtfo en el de todo el pas y, en consecuencia,

los campesinos revolucionarios deben defender esta idea, lo mismo que el ejrcito
revolucionario.
II

4. A la vista de la actitud hostil que la mayora de la clase capitalista adopta hacia la


revolucin, la experiencia demuestra que sin el control obrero es imposible lograr una
distribucin racional de las materias primas y del combustible, ni el mximo rendimiento
industrial.
5. Slo el control obrero sobre las empresas capitalistas, al desarrollar en el trabajador la
conciencia del trabajo y hacerle comprender su papel social, es capaz de crear las
condiciones favorables para el establecimiento de una slida disciplina voluntaria en el
trabajo y para el mxijno desarrollo de la productividad de ste.
6. El retorno inminente de la industria de guerra a la industria de paz y la redistribucin del
trabajo en las fbricas a lo largo de todo el pas slo podrn llevarse a cabo sin
conmociones violentas mediante una clase obrera que se gobierne a s misma libre y
democrticamente... El establecimiento del control obrero es, por ello, la medida
indispensable que debe preceder a la desmovilizacin de la industria.
III

7. De acuerdo con la consigna proclamada por el Partido Obrero Socialdemcrata ruso


(bolchevique): "Control obrero dentro de los marcos de todo el tratado", el control obrero
nacional debe, para que resulte eficaz, extenderse a todas las empresas capitalistas y no
implantarse de un modo parcial, fortuito e incoherente; debe obedecer ^ un plan bien
estudiado y no hallarse desligado de la vida industrial de todo el pas.
8. La vida econmica del pas, agricultura, industria, comercio y transportes, debe
someterse a un plan de conjunto, establecido de manera que satisfaga las necesidades
individuales y sociales de las grandes masas de la poblacin. Este plan debe ser aprobado
por los representantes electos del pueblo y ejecutarse bajo la direccin de estos
representantes, por intermedio de las organizacions nacionales y locales.
9. La parte del plan relativa a la agricultura debe ejecutarse bajo el control de las
organizaciones de los campesinos y los trabajadores agrcolas; la relativa a la industria, el
comercio y los transportes, bajo el control de los obreros. Los rganos naturales del control
obrero en las propias fbricas y talleres sern los comits de fbrica y organizaciones
anlogas y, en el mercado de la mano de obra, los sindicatos.
10. Les contratos colectivos sobre salarios, concretados por los sindicatos para la mayora
de los obreros de una determinada rama, debern ser obligatorios para todos los
empresarios industriales de la rama de querse trate.

11. Las bolsas de trabajo debern ponerse bajo la administracin de los sindicatos en cuanto
organizaciones de clase del proletariado, actuando dentro de los marcos del plan econmico
general y en consonancia con l.
12. Los sindicatos debern tener derecho a entablar por su propia iniciativa la accin legal
contra toda infraccin de los contratos de trabajo o de la legislacin obrera y asumir la
defensa de 306 los obreros de la rama correspondiente.
13. Para todos los asuntos relativos al control obrero sobre la produccin, la distribucin de
la mano de obra y el mercado de trabajo, los sindicatos debern consultar a los obreros de
las diferentes empresas por medio de sus comits de fbrica.
14. Los asuntos relativos a las contrataciones y despidos, permisos, escala de salarios,
negativas de ofrecimiento de trabajo, capacidad y rendimiento individuales, derogacin de
acuerdos anteriores, diferencias con la administracin y otros problemas de la vida interior
de la fbrica, debern tratarse exclusivamente de acuerdo con el comit de fbrica, quien
tendr el derecho a rechazar la participacin de tal o cual miembro de la direccin de la
empresa.
15. El comit de fbrica nombrar una comisin que controle el aprovisionamiento de la
fbrica en materias primas y combustible, los pedidos, la mano de obra, etc., con el fin de
asegurar el funcionamiento de la fbrica en consonancia con el plan econmico general. La
administracin de la empresa estar obligada a suministrar a los rganos del control obrero,
para su informacin, todos los datos concernientes a fa empresa, as como los medios para
comprobar estos datos en los libros, si as lo pidiere el comit de la fbrica.
16. Caso deyque los comits de fbrica descubran o sospechen de la comisin de actos
ilegales de la administracin con respecto a los cuales los obreros no pudieran tomar una
decisin por s mismos, el asunto ser sometido a la organizacin central regional de los
comits de fbrica de la rama de que se trate, quien los estudiar conjuntamente con los
rganos encargados de la ejecucin del plan econmico general y aplicar una sancin que
podr llegar hasta la confiscacin de la empresa.
17. Los comits de fbrica de las diferentes empresas debern organizarse por ramas de
produccin, con el fin de facilitar el control de toda la rama industrial dentro del plan
econmico general, permitir el reparto racional, entre las diferentes fbricas, de los pedidos,
las materias primas, el combustible, la mano de obra, el personal tcnico y el utillaje, y
facilitar la colaboracin con los sindicatos, organizados por ramas industriales.
18. Las organizaciones centrales de los sindicatos y los comits de fbrica en las ciudades
representarn al proletariado en las organizaciones provinciales y regionales
correspondientes, encargadas de elaborar y ejecutar el plan econmico general y de
establecer las necesarias relacin.!; econmicas entre la ciudad y el campo. Dichas
organizaciones sern tambin la autoridad suprema en el funcionamiento de los comits de
fbrica y los sindicatos en lo que se refiere al control obrero regional, y promulgarn
reglamentos obligatorios acerca de la disciplina de los obreros en el trabajo, los cuales
debern, sin embargo, aprobarse por votacin de los propios obreros.

19. La conferencia exige la implantacin del control obrero dentro de los marcos de todo el
Estado e invita a los camaradas a ponerlo desde ahora en ejecucin en el plano local y en la
medida de sus fuerzas. Y declara incompatible con los objetivos del control obrero la
incautacin de empresas sueltas en su propio beneficio.

4. Juicios de la prensa burguesa sobre los bolcheviques


Russkaia Valia, 28 de octubre:
"Se acerca el momento crtico... querernos decir el momento crtico para los bolcheviques.
O nos ofrecen... una segunda edicin de los acontecimiento del 16 al 18 de julio, o se vern
obligados a reconocer que todos sus planes, sus intenciones, su poltica insolente, que
consiste en aislarse de todos los elementos que siguen abrigando una conciencia nacional,
han fracasado irremisiblemente...
"Con qu posibilidades de xito cuentan los bolcheviques?
"Es difcil contestar a esta pregunta, ya que su fuerza principal reside en la ignorancia de las
masas populares. Especulan sobre ella con una demagogia que nada puede detener...
"E1 gobierno no debe cruzarse de brazos. Apoyndose moral-mente en el Consejo de la
Repblica, el gobierno debe asumir una actitud clara frente a los bolcheviques...
"Y si los bolcheviques se alzan contra el poder legal, facilitando as la invasin alemana,
habr que tratarlos como a rebeldes y traidores..."
Bisbvye Viodomosi, 28 de octubre:
"Ahora que los bolcheviques se han divorciado del resto de la democracia, la lucha contra
ellos resulta ms fcil, y no sera razonable esperar, para combatir al bolchevismo, a que
ste ataque. El gobierno no debe permitirle que pase a la ofensiva...
"Los llamamientos de los bolcheviques a la insurreccin y a la anarqua son actos punibles
que deben castigar los tribunales del fuero penal, y, en" los pases ms liberales, sus autores
seran severamente condenados. Lo que hacen los bolcheviques, en realidad, no es
agitacin poltica contra el gobierno o por el poder; es propaganda a favor le la anarqua,
del asesinato, de la guerra civil. Esta propaganda ebe extirparse en sus races: sera extrao
que para obrar en contra de la incitacin a la matanza se aguardara a que la matanza se
desencadenase..."
Novte Vremia, 1 de noviembre:
"...Por qu el gobierno slo se preocupa del 2 de noviembre (fecha sealada para la
convocatoria del Congreso de los Soviets), y no del 12 de septiembre o el 3 de octubre? No

es la primera vez, que Rusia arde y se derrumba y que el humo de la terrible catstrofe
enrojece los ojos de nuestros aliados...
"Desde que est en el poder, ha expedido el gobierno ni una sola orden para cerrar el
camino a la anarqua? Hay alguien que haya alargado el brazo'para extinguir el incendio?
"Pero estaba, acaso, en condiciones de hacerlo?...
"El gobierno haba encontrado un problema ms apremiante: aplastar una sublevacin (la
de Kornilov), acerca de la cual todo el mundo se pregunta hoy si realmente lleg a existir."

5. La prensa socialista moderada y los bolcheviques


Dielo Naroda (socialrevolucionario), 28 de octubre:
"El crimen ms espantoso cometido por los bolcheviques contra la revolucin es ef atribuir
exclusivamente a las malas intenciones del Gobierno revolucionario todas las calamidads
que sufren las masas y que responden en realidad a causas histricas objetivas.
"Prometen a las masas el oro y el moro, a sabiendas de que no podrn cumplir ninguna de
sus promesas; las arrastran por un camino falso, engandolas acerca de las verdaderas
causas de sus males...
"Los bolcheviques son los enemigos ms peligrosos de la revolucin."
Dien (menchevique), 30 de octubre:
"Es sta realmente la libertad de prensa'? Todos los das el Novata. Kuss y el Kabotcbi Puf
incitan abiertamente a la insurreccin. Todos los das cometen estos dos peridicos
verdaderos crmenes en sus columnas. Todos los das incitan a la matanza... Es sta la
libertad de prensa?
"El gobierno debe defenderse y defendernos. Tenemos derecho a exigir que el aparato
gubernamental no permanezca por ms tiempo inactivo cuando la amenaza de sangrientos
desrdenes pone en peligro la vida de los ciudadanos..."

6. El "Iedinstvo"
El peridico de Plejanov suspendi su publicacin algunas semanas despus de la toma del
poder por los bolcheviques. Contrariamente a lo que se rumoraba, el ledinstvo no fue
suspendido por el Gobierno sovitico: una nota, publicada en el ltimo nmero, confesaba
que no poda seguir apareciendo porque contaha con muy pocos suscriptores...

7. Eran conspiradores los bolcheviques?


Entente, el peridico francs que apareca en Petrogrado, public el 15 de noviembre, un
artculo del que damos aqu un extracto:
"El gobierno de Kerenski discute y vacila. El gobierno de Lenin y Trotzki ataca y acta.
"Se llama a este ltimo un gobierno de conspiradores; eso es falso. Un gobierno de
usurpadores, s, como todos los gobiernos revolucionarios que triunfan sobre sus
adversarios. Conspiradores, no!
"No! No han urdido ninguna conspiracin. Al contrario, de una manera abierta,
audazmente, sin embozos, sin disimular sus intenciones, multiplicaron su agitacin,
intensificaron su propaganda en las fbricas, en los cuarteles, en el frente, en los campos, en
todas partes, llegando incluso a sealar de antemano el da en que empuaran las armas, el
da en que se aduearan del poder...
"Ellos conspiradores? Jams!..."
8. Esta afirmacin no era absolutamente sincera. El Gobierno provisional haba suprimido
ya peridicos bolcheviques en julio y preparaba otras prohibiciones.[Nota de la Edit.]
9. Karajan no era miembro del Comit Central. [Nota de la Edit.]
10. Se llev a cabo el 31 de octubre. [Nota de la Edit.]
11. Zalkind, I. A.: Participante activo de la Revolucin de Octubre miembro de la
organizacin bolchevique de Petrogrado. [Nota de la Edit.]
12. Llamamiento del Comit Central del ejrcito contra la insurreccin
"...Por encima de todo, insistimos en la ejecucin inflexible de la voluntad organizada de la
mayora del pueblo, representada por el Gobierno provisional, obrando de acuerdo con el
Consejo de la Repblica y el Tsik.
"Cualquier tentativa para deponer a este poder por la violencia, en un momento efl que una
crisis gubernamental llevara aparejados infaliblemente el ,caos, la ruina del pas y la guerra
civil, ser considerada por el ejrcito como un acto contrarrevolucionario y reprimida por
las armas...
"Los intereses- de grupos privados y de clases deben supeditarse a un inters nicp, el del
aumento de la produccin industrial y de una distribucin equitativa de los artculos de
primera necesidad.

"Todos los saboteadores, desorganizadores o incitadores al desorden, todos los desertores,


los negligentes, los saqueadores, deben ser obligados a fifestar servicios auxiliares en la
retaguardia del ejrcito...
"Invitamos al gobierno a formar con estas gentes que desafan a la voluntad popular, con
estos enemigos de la revolucin, compaas de trabajo que sean empleadas en la
retaguardia, en el frente, en las trincheras, bajo el fuego del enemigo..."
13. Nombre muy conocido en el movimiento obrero de los Estados Unidos. Se trata de
Vadimir Serguevitch Chatov, que regres de los Estados Unidos en junio de 1917 y que
fue uno de los organizadores del "Industrial Workers of the World"; en 1917 perteneci al
Comit Militar Revolucionario de Petrogrado y fue miembro del presidium del consejo
central de las fbricas; despus se hizo comunista. [Nota de la Edit.]
14. Ese volante fue entregado a Kerenski por A. I. Konovalov.[Nota de la Edit.]
15. Uno de los dirigentes mencheviques.[Nota de la Edit.]
16. Sorin, D. F.: bolchevique. Tom parte activa en la Revolucin de Octubre.[Nota de la
Edit.]
17. Los acontecimientos de la noche del 6 de noviembre
Al caer la tarde, destacamentos de guardias rojas comenzaron a ocupaf las imprentas de la
prensa burguesa, en las que tiraron, en varios cientos de miles de ejemplares, el Rabotchi
Put, el Soldat, y diversas proclamas. La milicia municipal recibi orden de hacer evacuar
los edificios, pero se encontr con barricadas levantadas y defendidas por hombres
armados. Las tropas que recibieron orden de atacar las imprentas se negaron a marchar.
Hacia la medianoche, se present en la sociedad del "Pensamiento Libre" un coronel al
mando de un destacamento de junkers para detener al director del Rabotchi Put.
Inmediatamente, se congreg en la calle una multitud enorme y amenaz con linchar a los
junkers. Al coronel no le qued ms recurso que implorar su propia detencin y la de sus
junkers,, y solicitar que se les pusiera en seguridad en la prisin de la fortaleza de Pedro y
Pablo, a lo cual se accedi.
A la una de la maana un destacamento de soldados y marinos ocup la central de
telgrafos.1 A la una y treinta y cinco minutos fue ocupado el edificio de Correos. Al
amanecer, se tom el hotel Militar, y, a las cinco, la central telefnica.2 A las diez de la
maana, se tendi un cordn de tropas en torno al Palacio de Invierno.

CAPTULO IV
LA CADA DEL GOBIERNO PROVISIONAL

El mircoles 7 de noviembre me levant muy tarde. La fortaleza de Pedro y Pablo disparaba


el caonazo de medioda al tiempo que yo bajaba por la Nevski. Haca un da fro y
hmedo. La puerta del Banco del Estado estaba cerrada y guardada por algunos soldados,
con bayoneta calada.
-A qu bando pertenecis vosotros? -les pregunt-. Al del gobierno?
-El gobierno ya termin! -me contest uno de ellos con una risa irnica-. Slava Bogu!
(Gracias a Dios!)
Es todo lo que pude averiguar.
Los tranvas rodaban por la perspectiva Nevski; hombres, mujeres y nios, trepados a ellos,
se agarraban a donde podan de los mismos. Las tiendas estaban abiertas y la multitud, en la
calle, pareca hallarse en cierto modo menos inquieta que la vspera. La noche haba hecho
brotar en las paredes una nueva floracin de llamamientos a los campesinos, a los soldados
del frente y a los obreros de Petrogrado contra la insurreccin.
He aqu un de ellos:
La Duma municipal de Petrogrado

Informa a los ciudadanos que, en su sesin extraordinaria del 6 de noviembre, ha


constituido un Comit de Seguridad Pblica, integrado por miembros de la Duma central y
las Dumas de distrito y por representantes de las organizaciones revolucionarias
democrticas siguientes: Tsik, Comit Ejecutivo panrulo de los Diputados campesinos,
organizaciones del ejrcito, Tsentroflot, Soviet de los Diputados obreros y campesinos de
Petrogrado, Sindicatos, etc.
Los miembros de servicio del Comit de Seguridad Pblica estarn permanentemente en el
edificio de la Duma municipal. Tels.: 15-40, 223-77, 138-36.
7 de noviembre de 1917.
Si bien a la sazn no lo comprend, eso era la declaracin de guerra de la Duma a los
bolcheviques.
Compr un nmero del Rabotchi Put, que pareca ser el nico peridico en venta, y un poco
ms tarde un soldado me revendi por 50 kopecs su ejemplar del Dien. El rgano
bolchevique, tirado en gran tamao en las prensas de la Rskaia Valia, peridico
reaccionario incautado, mostraba enormes titulares: Todo el poder a los Soviets de obreros,
soldados y campesinos! Paz, pan, tierra! El artculo de fondo estaba firmado por Zinoviev,
[1] compaero de Lenin en la clandestinidad. Comenzaba as:
Todo obrero, todo soldado, todo verdadero socialista, todo demcrata honrado se da cuenta
de que, en la situacin actual, no hay ms que una sola alternativa:

O el poder sigue en manos de la pandilla de burgueses y pomietchiks, en cuyo caso


soldados, obreros y campesinos pueden esperar toda clase de represiones, la continuacin
de la guerra, el hambre y la muerte...
O el poder pasa a manos de los obreros, soldados y campesinos revolucionarios, lo que
significar la abolicin total de la tirana de los grandes propietarios, el aniquilamiento
inmediato (le los capitalistas, y proposiciones inmediatas con vistas a lograr una paz justa.
Se asegurar la tierra a los campesinos, el control de la industria a los obreros, los
hambrientos tendrn pan, y terminar la estpida carnicera!
El Dien daba noticias parciales de esta noche agitada: los bolcheviques haban tomado la
central telefnica, la estacin de ferrocarril del Bltico, la agencia telegrfica; los junkers
de Peterhov no podan llegar hasta Petrogrado; los cosacos permanecan indecisos; los
ministros haban sido detenidos; el jefe de la milicia municipal, - Meyer, fusilado; por todas
partes haba detenciones, contradetenciones, escaramuzas entre patrullas de soldados,
junkers y guardias rojas.[2]
En la esquina de la Morkaia encontr al capitn Gomberg, menchevique hasta la mdula,
secretario de la seccin militar de su partido. Cuando le pregunt si se haba llevado a cabo
realmente la insurreccin se. encogi de hombros, y con aire cansado me respondi:
-Tebot znaiet! Spalo el diablo! Los bolcheviques quizs puedan hacerse del poder, pero
no lo conservarn ms all de tres das. No cuentan con hombres de gobierno. Quiz sea
mejor que se sometan a la prueba, eso los acabar.
El hotel Militar, situado en la esquina de la plaza de San Isaac, estaba guardado por un
piquete de marinos armados. En el vestbulo, hablando en voz baja, se paseaban numerosos
oficiales, jvenes y elegantes; los .marinos no queran dejarlos salir.
De pronto, en la calle, son un disparo de fusil, seguido inmediatamente de un- tiroteo. Me
precipit fuera. Algo que se sala de lo acostumbrado estaba sucediendo cerca del palacio
Mara, donde el Consejo de la Repblica celebraba una sesin. Una lnea de soldados
estaba desplegada en diagonal a travs de la vasta plaza, listos para disparar, con las
miradas fijas en el tejado del hotel.
-Provoktsia! Han disparado contra nosotros -exclam uno de ellos en tanto que otro se
lanzaba corriendo hacia la puerta.
En el ngulo oeste del palacio se haba detenido un gran auto blindado sobre el cual
ondeaba una bandera roja y que en letras del mismo color todava frescas llevaba la
inscripcin S.R.S.D. (Soviet Rabotcbij i Soldatskij Dputatov). Todas sus ametralladoras
estaban enfiladas hacia San Isaac. A la entrada de la Nvala Ulitsa (Calle Nueva) se haba
levantado una barricada con cajas, toneles, un colchn viejo y un vagn. Un montn de
leos cerraba la entrada al muelle de la Moika. Con maderos trados de las cercanas se
construa un parapeto a lo largo de la fachada.

-Se va a combatir? -pregunt.


-Eso no va a tardar -me respondi un soldado nerviosamente.
-Vete de aqu, camarada, si no quieres que te hieran. Van a venir por all -aadi,
mostrndome con un gesto el Almirantazgo.
-Quines?
-Ah! Eso, hermano, no lo s en realidad.
Y lanz un salivazo.
Ante la entrada del palacio se hallaba estacionado gran nmero de soldados y marinos. Uno
de stos refera cmo haba terminado la sesin del Consejo de la Repblica:
-Llegamos nosotros, apostamos camaradas en todas las puertas, y despus yo me dirig
hacia el "kornilovista" contrarrevolucionario que ocupaba el silln de presidente: "Se ha
terminado el Consejo -le dije-, regresa en seguida a tu casa."
Todo el mundo se ri. Exhibiendo los documentos apropiados logr ganar la puerta de la
galera de la prensa. All, un marino que era un coloso me detuvo sonriente, y, al tiempo
que yo le presentaba mi salvoconducto, me dijo:
-Aunque fueses el mismo San Miguel no pasaras, camarada.
A travs de la puerta de cristales distingu el rostro contrado por el furor y las
gesticulaciones de un corresponsal de prensa francs que se hallaba encerrado.
Un poco ms lejos, un hombrecillo de bigote gris, con uniforme de general, ocupaba el
centro de un grupo de soldados. Estaba encendido de clera.
-Soy el general Alexiev! -grit-. Como superior y como miembro del Consejo de la
Repblica, exijo que se me deje pasar.
El centinela se rasc la cabeza, lanzando de reojo una mirada llena de embarazo; hizo seas
a un oficial, quien cuando vio de qu se trataba, se mostr tambin muy confundido; sin
darse cuenta de lo que haca, se cuadr.
-Excelencia -tartamude, empleando involuntariamente los trminos del antiguo rgimen-,
el acceso a palacio est estrictamente prohibido... Yo no tengo derecho...
Lleg un automvil y divis a Gotz, quien pareca rer de buena gana. Algunos minutos ms
tarde otro automvil, cuyos asientos estaban ocupadas por soldados armados, condujo a los
miembros del Gobierno provisional detenidos. Justamente entonces Peters, miembro letn
del Comit Militar Revolucionario, cruzaba la plaza corriendo.

-Yo crea -le dije- que tenais a todos estos seores en seguridad desde ayer por la noche.
-Oh! -respondi con expresin de chiquillo desilusionado-, los imbciles les dejan a casi
todos que vuelvan a marchar antes de que hayamos tenido tiempo de intervenir.
A todo lo largo de Voskressenski Prospekt haba marinos apostados, y hasta donde se perda
la vista no se vean ms que soldados en marcha.
Nos dirigimos hacia el Palacio de Invierno, siguiendo la Ad-miralteiski. Todos los accesos
de la plaza del palacio estaban guardados por centinelas y un cordn de tropas cerraba el
paso en la parte Oeste, sitiada por una agitada multitud. En la plaza, excepcin hecha de
algunos soldados que parecan ocupados en transportar lea al jfiatio del palacio ante la
puerta principal de la fachada, todo se hallaba tranquilo.
Nos era imposible saber si los centinelas estaban a favor del gobierno o de los Soviets.
Como quiera que los documentos de que nos haba provisto el Smolny carecan de valor,
nos acercamos con aire importante al otro lado de la lnea y, exhibiendo nuestros pasaportes
norteamericanos y diciendo con autoridad: "Oficial!", forzamos la entrada. En la puerta del
palacio se encontraban todava los mismos viejos ujieres de antao, con sus uniformes
azules de feotones de cobre, sus cuellos rojo y oro; nos ayudaron cortsmente a despojarnos
de nuestros abrigos y sombreros y subimos. En el corredor, sombro y lgubre, desnudo de
sus tapices, vagaban ociosos algunos viejos criados. Delante de la puerta de Kerenski, un
oficial estaba de plantn, mordisquendose el bigote. Le preguntamos si podamos
entrevistar al presidente del Consejo. Se inclin, junt los talones y respondi en francs:
-No, lo siento, Alexandre Feodorovitch est muy ocupado en este momento...
Nos observ un instante:
-En realidad -aadi-, no se encuentra aqu...
-Dnde est?
-Ha ido al frente... No tena gasolina suficiente para su automvil y hemos tenido que
pedirla prestada al hospital ingls...
-Y los ministros, estn aqu?
-Estn reunidos ""en sesin, no s exactamente en qu saln.
-Van a llegar los bolcheviques?
-No hay duda que van a venir. Yo espero de un momento a otro recibir un telefonazo
anuncindome su llegada, pero estamos preparados. Tenemos a los junkers en palacio. Ah,
detrs de esta puesta.

-Podemos entrar?
-No, imposible, eso no est permitido!
Nos estrech las manos apresuradamente y se alej. Nos dirigimos hacia la puerta
prohibida, abierta en un tabique provisional, que divida en dos el corredor. Estaba cerrada;
al otro lado se oa hablar y que alguien rea. Salvo este rumor de voces, los espacios
inmensos del palacio estaban silenciosos como una tumba.
Se acerc un ujier viejo.
-No est permitida la entrada, bartn!
-Para qu est cerrada la puerta con llave?
-Para que los soldados no salgan.
Al cabo de algunos minutos, balbuceando que iba a tomar un vaso de t, se alej.. Dimos
vuelta a la llave y abrimos la puerta.
Los soldados estaban de centinela al otro lado, pero no nos dijeron nada. Al extremo del
corredor se encontraba una amplia habitacin decorada con cornisas doradas y enormes
candelabros de cristal; despus vena una serie de cmaras ms reducidas, con artesonados
de madera ms oscura. A ambos lados, a lo largo de las paredes, se alineaban colchones y
mantas sucias, sobre los cuales estaban tendidos los soldados. El entarimado estaba
recubierto de una verdadera capa de; colillas, de trozos de pan, de ropas y botellas vacas
que ostentaban etiquetas de. grandes marcas francesas. Los soldados, que lucan las
charreteras rojas de las escuelas de los junkers, iban y venan en una atmsfera de tabaco y
de humanidad mal aseada. Uno de ellos sujetaba una botella de borgoa en sus manos,
sustrada evidentemente de las bodegas de palacio. Nos miraron con extraeza recorrer las
salas. Finalmente, llegamos a un grupo de grandes salones de lujo, cuyas altas ventanas,
muy sucias, daban a la plaza. En las paredes, en slidos marcos dorados, lienzos inmensos
representaban escenas histricas: "12 de octubre de 1812", "6 de noviembre de 1812", "1628 de agosto de 1813". Uno de ellos tena un gran desgarrn en la esquina superior derecha.
Estos salones se haban convertido en un inmenso cuartel desde haca varias semanas, a
juzgar por el aspecto de los entarimados y las paredes. Las ametralladoras aparecan
emplazadas sobre los antepechos de las ventanas, y los fusiles estaban formados en haces
sobre las colchtmetas.
Mientras estbamos mirando los cuadros, sent en mi oreja derecha el sopjp de un aliento
alcohlico y al mismo tiempo una voz pastosa articul en un francs fcil:
-Veo, por la forma que tienen de admirar los cuadros, que son ustedes extranjeros.
Un hombrecillo chaparro, ampuloso y calvo, se acerc a nosotros y nos salud:

-Son ustedes norteamericanos? Encantado. Yo soy el capitn de Estado Mayor, Vladimir


Artysbachev. A su entera disposicin...
No pareca encontrar nada extraordinario en el hecho de que cuatro extranjeros, entre ellos
una mujer, pudieran cruzar as las lneas de un ejrcito que esperaba el ataque. Empez a
exponernos sus cuitas sobre la situacin de Rusia.
-Ah! No se trata solamente de los bolcheviques! -dijo-. Si por lo menos no fuesen
pisoteadas as las hermosas tradiciones del ejrcito ruso! Miren ustedes, esos alumnos de
las escuelas de oficiales, es que son caballeros? Kerenski ha abierto las puertas a los
hombres qus? salen de las filas, a. todo soldado capaz de aprobar un examen. Naturalmente,
muchos, muchos se dejan contaminar por la revolucin...
Sin transicin, pas a otro tema:
-Me gustara mucho salir de Rusia. Estoy decidido a ingresar en el ejrcito norteamericano.
Podra usted hablar a su cnsul y facilitarme la cosa? Le voy a dar mi direccin.
A pesar de nuestras protestas, la escribi en un trozo de papel, lo cual pareci calmarlo
inmediatamente. He conservado esta di reccin "Segunda Escuela de Cadetes de
Oranienbaum. Peterhov viejo."
-Esta maana, a primera hora, se ha pasado revista aqu -continu, guindonos A graves de
las salas y dndonos explicaciones--. El batalln femenino ha decidido permanecer fiel al
gobierno.
-Las mujeres soldados se encuentran en el palacio?
-S, pero en las salas de atrs, con el fin de que no les pase nada, si es que algo ocurre.
Suspir:
-Es una responsabilidad muy grande.
Nos quedamos durante algn tiempo cerca de la ventana, mirando a tres compaas de
junkers, con sus largos capotes, desplegadas delante del palacio, a las que arengaba un
oficial de alta talla, aire enrgico, -en el cual reconoc a Stankievitch, el comisario militar
en jefe del gobierno provisional. Al cabo de algunos minutos dos de las compaas pusieron
armas al hombro, y despus, lanzando tres brevas hurras, cruzaron marcialmente la plaza y
desaparecieron bajo el Arco Rojo, dirigindose hacia la ciudad en calma.
-Van a ocupar la central telefnica -dijo alguien.
Tres cadetes se encontraban cerca de nosotros y entramos en conversacin con ellos. Nos
dijeron que haban sido soldados de filas y nos dieron sus nombres: Robert Olev, Alexei
Vassilenko y Erni Sachs; este ltimo era estoniano. Ahora no tenan ningn deseo de ser

oficiales, ya que stos eran muy impopulares. Pareca que no saban muy bien qu hacer y
era evidente que no se sentan contentos.
Pero pronto asumieron un tono jactancioso.
-Si vienen los bolcheviques, les ensearemos cmo se pelea. Tienen miedo de combatir, son
unos cobardes. Pero si por azar a nosotros nos tocara la de perder, bueno, cada uno de
nosotros tendr una bala de reserva!
En aquel momfjnto estall un tiroteo a poca distancia. Las gentes que se encontraban en la
plaza huyeron o se arrojaron al suelo, y los izvoztcbiks detenidos en las esquinas de las
calles emprendieron el galope en todas direcciones. En el interior del edificio todo el
mundo se puso en conmocin: los soldados corran en todos sentidos y empuaban fusiles y
cartucheras apresuradamente al tiempo que exclamaban: "Ah estn! Ah estn!"
Minutos ms tarde, renaca la calma. Los izvoztchiks ocuparon otra vez sus lugares, las
gentes se pusieron en pie. Los junkers desembocaron por el Arco Rojo; ya no marcaban del
todo el paso; uno de ellos avanzaba sostenido por dos camaradas...
Ya era tarde cuando abandonamos el palacio. En la plaza no haba centinelas y el gran
semicrculo de edificios gubernamentales pareca desierto. Fuimos a comer al Hotel de
Francia. An no habamos terminado la sopa cuando se nos acerc el camarero, muy plido,
e insisti en que nos trasladramos al comedor grande del fondo, porque iban a apagar las
luces del caf.
-Va a haber jaleo -dijo.
Cuando salimos, la Morskaia estaba completamente a oscuras; slo un farol de gas
proyectaba alguna luz en el ngulo de la Nevski, donde se encontraba estacionado un gran
automvil blindado, con el motor en marcha y dejando escapar un humo espeso. Un
muchacho, apoyado sobre un costado del vehculo, estaba mirando al interior del can de
una ametralladora. Los soldados y los marinos se"- mantenan alrededor, evidentemente a la
expectativa.
Nos volvimos hacia el Arco Rojo, donde un grupo de soldados discuta con animacin, al
tiempo que miraban la fachada brillantemente iluminada del Palacio de Invierno.
-No, camarada -deca uno de ellos-, es imposible disparar. El batalln de mujeres est ah
dentro; diran que hemos disparado contra mujeres rusas.
Regresando a la Nevski, nos encontramos en la esquina con otro automvil blindado. Un
hombre asomaba su cabeza fuera de la torreta.
-Adelante! -"-grit-, ste es el momento de atacar. El conductor del primer automvil se
acerc y grit a pleno pulmn, con el fin de dominar el ruido del motor:

-El Comit ha dicho que hay que esperar. No han emplazado la artillera detrs "de los
montones de lea, all abajo.
Aqu, los tranvas haban dejado de circular, los peatones eran raros y las luces estaban
apagadas. Pero a algunas manzanas de casas de distancia percibamos los tranvas, la gente,
los escaparates iluminados, los anuncios elctricos de los cines: la vida segua su ritmo
ordinario. Nosotros tenamos entradas para el espectculo de ballet del teatro Mara -todos
los teatros actuaban-, pero lo que suceda en la calle era demasiado interesante...
En la oscuridad anduvimos a tropezones con los montones de lea que cerraban el paso del
puente de la Polica; delante del palacio Stroganov, algunos soldados ponan en posicin un
can de campaa de tres pulgadas. Hombres vestidos con uniformes diversos iban y
venan, sin meta fija, discutiendo sin parar.
Toda la poblacin pareca haber salido a pasear por la Nevski. En todas las esquinas se
formaban grupos inmensos de gentes en torno de un foco de ardiente discusin. Piquetes de
una docena de soldados, con bayonetas calada, patrullaban las plazuelas; hombres de edad,
envueltos en lujosas pellizas, les mostraban el puo, rojos de furia; las mujeres elegantes les
injuriaban. Los soldados respondan blandamente, con gestos embarazados. Los autos
blindados recorran las calles; llevaban escrito el nombre de los primeros zares: Oleg,
Rurik, Sviatoslav y, con grandes letras rojas, las iniciales del Partido Obrero
Socialdemcrata ruso.
En la Mijailvskaia un hombre que llevaba un paquete de peridicos fue asaltado por una
multitud frentica, que ofreca uno, cinco y hasta diez rublos, y arrebataba las hojas como
los animales se disputan una presa. Era el peridico Rabotchi i Soldat, que anunciaba la
victoria de la Revolucin proletaria, la liberacin de los bolcheviques todava encarcelados
y reclamaba la ayuda de los ejrcitos del frente y la retaguardia: un pequeo y febril
peridico de cuatro pginas, impreso en caracteres enormes y que no contena noticia
alguna...
En la esquina de la Sadvaia se haban congregado unos dos mil ciudadanos
aproximadamente y miraban hacia el tejado de un gran edificio, donde una chispita de luz
apareca y desapareca.
-Ya veis -deca un campesino corpulento-, es un provocador. Va a disparar contra el
pueblo...
Aparentemente, nadie se preocup de ir a comprobar esta afirmacin
Llegamos al Smolny, cuya slida fachada estaba completamente iluminada; de todas las
calles, sumidas en la oscuridad, afluan oleadas de formas vagas que se desplazaban con
prisa. Pasaban automviles y motocicletas; un enorme automvil blindado, color elefante,
avanzaba pesadamente con dos banderas rojas en la torreta y tocando la sirena. Haca fro y
en la parte exterior de la verja las guardias rojas haban encendido una fogata. En la puerta
interior, a la luz de otra fogata, los centinelas descifraron a duras penas nuestros pasaportes
y nos examinaron. Las fundas de lona de los caones y las ametralladoras instaladas a cada

lado de la puerta haban sido retiradas y las cintas de municin colgaban, como serpientes,
de las culatas. Los automviles blindados, con los motores en marcha, estaban alineados en
el patio, bajo los arboles. Los largos pasillos desnudos, dbilmente iluminados, retemblaban
bajo el ruido ensordecedor de los pasos, los gritos, las llamadas. Reinaba una atmsfera de
febril agitacin. Una verdadera multitud se precipitaba por las escaleras: obreros ataviados
con blusas y gorras de pelo negro, muchos con el fusil al hombro; soldados con burdos
capotes color de barro y la chapka gris de plato; algunos jefes, Lunacharski, Kamnev,
corran, rodeados de grupos en los que todo el mundo hablaba a la vez, con el rostro
fatigado y angustiado, y llevando bajo el brazo una cartera repleta de documentos. La
sesin extraordinaria del Soviet de Petrogrado acababa de terminar. Detuve a Kamnev,[3]
hombre pequeo, de movimientos vivos, cara ancha y animada, casi sin cuello. Sin otro
prembulo nos ley en francs una rpida traduccin de la resolucin que se acababa de
aprobar:
El Soviet de Diputados obreros y soldados de Petrogrado, al saludar a la revolucin
victoriosa llevada a cabo por el proletariado y la guarnicin de Petrogrado, seala de
manera particular la unin, la organizacin, la disciplina y la cooperacin perfecta de las
masas en el curso del levantamiento; raramente se verti menos sangre y raramente hubo
insurreccin que conociera tal xito.
El Soviet expresa su firme conviccin de que el Gobierno sovitico obrero y campesino que
ser creado por la revolucin, y que asegurar al proletariado de las ciudades el apoyo de
toda la masa de campesinos pobres, marchar con firmeza hacia el socialismo, nico medio
de evitar las miserias y los horrores inauditos de la guerra.
El nuevo gobierno obrero y campesino presentar inmediatamente a todos los pases
beligerantes proposiciones con vistas a lograr una paz democrtica y justa.
Suprimir inmediatamente la gran propiedad de la tierra y devolver las tierras a los
campesinos. Implantar el control de los obreros sobre la produccin y el reparto de los
productos manufacturados e instaurar un control general de los blancos, que pasarn a ser
un monopolio del Estado.
El Soviet de Diputados obreros y soldados de Petrogrado exhorta a los obreros y
campesinos de Rusia a que pongan toda su energar y. abnegacin al servicio de la
Revolucin 'obrera y campesina. El Soviet expresa la conviccin de que los obreros de las
ciudades, aliados a los campesinos pobres, sabrn mantener entre ellos una disciplina
inflexible y asegurar un orden revolucionario perfecto, indispensable para la victoria del
socialismo. El Soviet est convencido de que el proletariado de los pases occidentales nos
ayudar a conducir la causa del socialismo a una victoria completa y duradera.
-Entonces, usted considera ganada la partida? Se encogi de hombros.
-Queda muchsimo por hacer. No hemos hecho ms que comenzar...
En el descansillo de la escalera encontr a Riaznov, vicepresidente del Consejo de los
Sindicatos; tena una expresin sombra y morda su bigote gris:

-Es insensato! Insensato! -exclam-. Los trabajadores de Europa no se movern! Toda


Rusia...
Alz desesperadamente los brazos al cielo y se alej corriendo. Riaznov y Kamnev,
ambos opuestos a la insurreccin, se haban hecho acreedores a duras crticas por parte de
Lenin.
La sesin haba sido decisiva. Trotzki, en nombre del Comit Militar Revolucionario, haba
declarado que el Gobierno provisional no exista.
-La caracterstica de los gobiernos burgueses -haba dicho- es que engaan al pueblo.
Nosotros, los Soviets de los Diputados obreros, soldados y campesinos, vamos a intentar
una experiencia nica en la historia. Vamos a fundar un gobierno cuya nica meta ser la de
satisfacer las necesidades de los soldados, los obreros y los campesinos.
Lenin, recibido con una tremenda ovacin, haba profetizado la revolucin social en el
mundo entero... Zinoviev haba gritado:
-En el da ote hoy hemos pagado nuestra deuda para con el proletariado internacional y
descargado un golpe terrible a la guerra, a todos los imperialismos y particularmente a
Guillermo el Verdugo...
Despus, Trotzki haba anunciado el envo de telegramas al frente para difundir la noticia
de la victoria, aadiendo que no haba llegado ninguna respuesta. Circulaba el rumor de que
las tropas marchaban sobre Petrogrado; era preciso enviar una delegacin a su encuentro
para informarles de la verdad.
Se haban escuchado gritos de: Os estis adelantando a la voluntad del Congreso de los
Soviets de toda Rusia!"
Pero Trotzki repuso framente:
-La voluntad del Congreso de los Soviets de toda Rusia ha sido rebasada ya por el
levantamiento de los obreros y soldados de Petrogrado, efectuada esta noche.
Logramos penetrar en el gran saln de sesiones, abrindonos camino a travs de la
muchedumbre que se agolpaba en la puerta. Apretados contra la pared, bajo los candelabros
blancos, apretujndose en los pasillos y en los menores rincones, encaramados sobre los
antepechos de las ventanas y hasta en el borde de la tribuna, los representantes de los
obreros y soldados de toda Rusia esperaban, los unos en un silencio lleno de angustia, los
otros en un estado de exaltacin indescriptible, que el presidente hiciera sonar la
campanilla.
El saln no tena otra calefaccin que el calor sofocante de los sucios cuerpos humanos.
Una densa nube azul del humo de los cigarrillos de esta multitud se elevaba y permaneca
suspendida en la pesada atmsfera. A veces suba alguien a la tribuna y rogaba a los

camaradas que no fumasen. Entonces todos, incluso los fumadores, gritaban: "No fumis,
camaradas", para continuar fumando a ms y mejor. Petrovski delegado anarquista de las
fbricas de Objovo, m; hizo un lugar a su lado. Sin afeitar, sucio, se caa de cansancio,
derrengado por tres noches en vela pasadas en el Comit Militar Revolucionario. En la
tribuna haban ocupado asiento los jefes del antiguo Tsik, dominando por ltima vez a estos
Soviets turbulentos, a los cuales dirigan desde el comienzo de la revolucin, pero que
ahora se haban alzado contra ellos. As terminaba el primer perodo de la revolucin, que
estos hombres haban gratado de mantener dentro de las vas de la prudencia. Faltaban los
tres principales: Kerenski, que corra hacia el frente a travs de las ciudades de provincia
donde la agitacin comenzaba a ser inquietante; Tchjeidze, la vieja guila maltrecha, que se
haba retirado desdeosamente a sus montaas de Georgia, donde haba ce atacarlo la
tisis; y, por ltimo, Tseretelli, noble carcter, quien afectado tambin peligrosamente por la
enfermedad, deba de todos modos gastar an su hermosa elocuencia en una causa perdida.
Gotz, Dan, Lieber, Bogdanov, Broido, Filippovski, se encontraban presentes, con las
facciones plidas, los ojos hundidos, desbordantes de indignacin. A sus pies herva y se
estremeca el segundo Congreso de-los Soviets de toda Rusia, mientras que sobre sus
cabezas el Comit Militar Revolucionario forjaba el hierro puesto al rojo vivo, manejaba
con decisin los hilos de la insurreccin, golpeaba con vigoroso brazo...
Eran las diez y cuarenta de la noche.
Dan, hombre de rostro bondadoso, calvo, vestido con el uni-focme poco elegante de mdico
militar, agit la campanilla. Se hizo el silencio, instantneo, imponente, turbado tan slo
por los empujones y las discusiones que haba en la puerta.
-El poder est en nuestras manos -comenz, con un acento de tristeza.
Tras una pausa continu, bajando la voz:
-Camaradas, el Congreso de los Soviets se rene en circunstancias tan desacostumbradas,
en un momento tan extraordinario, que comprenderis por qu el Tsik no considera
necesario abrir esta sesin con un discurso poltico. Lo comprenderis mejor todava si
tenis en cuenta que yo soy miembro del bur del Tsik y que en este rnismo momento
nuestros camaradas de partido se encuentran en el Palacio de Invierno, bajo el bombardeo,
sacrificndose para desempear las funciones de ministros que les han sido confiadas por el
Tsik. (Tumulto.) Queda abierta la primera sesin del segundo Congreso de Soviets de
Diputados obreros y soldados.
La eleccin del Bur se llev a cabo en un ambiente de agitacin y de vaivn. Avanessov
anunci que, como consecuencia de un acuerdo entre los bolcheviques, la izquierda
socialrevolucionaria y los mencheviques internacionalistas, el Bur sera constituido
conforme el principio de la proporcionalidad. Varios mencheviques se pusieron de pie de un
salto para protestar. Un soldado barbudo les grit: "Recordad cmo habis procedido con
nosotros, los bolcheviques, cuando estbamos en minora."
La votacin dio como resultado 14 bolcheviques, 7 socialrevolucionarios, 3 mencheviques
y un internacionalista (grupo Gorki). Hendelmann declar entonces que los

socialrevolucion arios de derecha y el centro se negaban a formar parte del Bur; Jintchuk
hizo una declaracin anloga en nombre de los mencheviques. Los mencheviques
interrcionalistas hicieron saber que mientras esperaban la confirmacin de ciertos hechos,
ellos tampoco podan entrar en el Bur. (Aplausos aislados y abucheos. Una voz:
Renegados! Os atrevis a llamaros socialistas!) Un delegado ucraniano solicit y obtuvo
un puesto. Despus, el antiguo Tsik abandon la tribuna y se vio subir a ella a Trotzki,
Kamnev y Lunatcharski, la Kollontai, Noguin... La sala se puso en pie en medio de una
tempestad de aplausos. Qu camino haban recorrido estos bolcheviques, esta secta
despreciada y perseguida menos de cuatro meses antes, llegados ahora al cargo supremo, al
timn de la gran Rusia en plena insurreccin!
Kamnev dio lectura al orden del da: I9, organizacin del poder; 29, la guerra y-la paz; 39
la Asamblea Constituyente.
Losovski se levant para anunciar que, de acuerdo con los diferentes 'grupos, propona
escuchar y discutir el informe del Soviet de Petrogrado, despus conceder la palabra a los
miembros del Tk y a los diferentes partidos y, finalmente, pasar al orden del da.
Pero de pronto se hizo escuchar una nueva voz, ms profunda que el murmullo de la
asamblea, persistente, angustiosa, la voz sorda del can. Las miradas ansiosas sg volvieron
hacia las ventanas cubiertas de bruma y una especie de fiebre se apoder de la
concurrencia. Martov pidi la palabra y dijo con voz ronca:
-Comieqza la guerra civil, camaradas. La primera cuestin debe ser el arreglo pacfico de la
crisis. Por razones de principio tanto como por razones polticas, debemos comenzar por
discutir con urgencia los medios de impedir la guerra civil. Estn matando a nuestros
hermanos en las calles. En este momento, mientras que, antes incluso que la apertura del
Congreso de los Soviets, se est en camino de resolver la cuestin del poder por medio de
un complot militar organizado por uno de los partidos revolucionarios...
Durante un instante el ruido le impidi hacerse oir:
-Todos los partidos revolucionarios deben encarar este hecho. Lo primero que se plantea al
Congreso es la cuestin del poder, y esta cuestin est en camino de ser resuelta en la calle
por la fuerza de las armas... Es preciso que nosotros creemos un poder reconocido por toda
la democracia. Si el Congreso quiere ser la voz de la democracia revolucionaria, no debe
cruzarse de brazos ante la guerra civil, so pena de provocar el estallido de una peligrosa
contrarrevolucin... Una solucin pacfica slo es posible mediante la constitucin de un
poder democrtico unido... Debemos elegir una delegacin que negocie con los otros
partidos y organizaciones socphstas...
Las sordas explosiones del can continuaban estremeciendo las ventanas con regularidad,
en tanto qu" los diputados se apostrofaban... As fue, entre el estruendo de la artillera, en la
oscuridad, en medio de odios, del temor y la audacia ms temeraria, como naci la nueva
Rusia.

La izquierda socialrevolucionaria y los socialdemcratas unificados apoyaron la


proposicin de Martov. Esta fue aprobada. Un soldado anunci que el Soviet de los
campesinos de toda Rusia se haba negado a enviar delegados al Congreso. Propuso que el
comit lo fuera a invitar oficialmente.
-Mientras tanto, como algunos delegados se encuentran presentes -dijo- pido el derecho de
votar por ellos -La proposicin fue aprobada inmediatamente.
Jarrach, que llevaba las charreteras de capitn, reclam con ardor que se le permitiera
hablar:
-Los polticos hipcritas que dominan esta asamblea -grit- nos han dicho que debemos
arreglar la cuestin del poder. Bien, esta cuestin se est arreglando a espaldas nuestras,
antes incluso de que se abra el Congreso. Pero los golpes dirigidos en este momento contra
el Palacio de Invierno no harn ms que hundir los clavos en el atad del partido poltico
que se ha arriesgado a semejante aventura! (Tumulto.)
Garra intervino en seguida.[4]
-Mienfras nosotros discutimos aqu la paz, se est combatiendo en las calles... Los
socialrevolucionarios y los mencheviques rechazan tqda participacin en este movimiento e
invitan a todas las fuerzas pblicas a que se opongan a toda tentativa violenta de toma del
poder...
Kutchin, delegado del 129 ejrcito y representante de los trudoviques, dijo:
-Yo no he venido aqu ms que con el propsito de informar. En el frente, al cual voy a
regresar, todos los comits consideran que la toma del poder por los Soviets, tres semanas
antes de la reunin de la Constituyente, es una pualada asestada por la espalda al ejrcito
y un crimen contra la nacin!
Gritos: Mientes! Mientes!
Cuando pudo hacerse or de nuevo, prosigui:
-Terminemos aqu esa aventura. Ruego a los delegados que abandonemos todos este saln
por el bien del pas y de la revolucin! Mientras cruzaba el saln en medio de un alboroto
ensordecedor, varios delegados se abalanzaron sobre l y le amenazaron...
Entoncer Jintchuk, oficial de larga barba puntiaguda, trat de poner en practica la suavidad
y la persuasin.[5]
-Hablo en nombre de los delegados del frente. El ejrcito no est perfectamente
representado en este Congreso y, adems, no considera que el Congreso de los Soviets sea
necesario tres semanas antes de la apertura de la Constituyente

Los gritos y las patadas se hicieron cada vez ms violentos.


-El ejrcito no considera que el Congreso de los Soviets tenga la autoridad necesaria...
Aqu y all se levantaron una serie de soldados en toda la sala.
-En nombre de quin hablas t? A quin representas? -le preguntaron a' gritos.
-Al Comit Central ejecutivo de los soldados del 5to ejrcito, al 2do regimiento F__ , al 1er
regimiento N__, al 3er regimiento de fusileros S__.
-Cundo has sido elegido? T representas a los oficiales, no a los soldados! Que se deje
hablar a los soldados! (Risas burlonas y abucheos.)
-Nosotros, el grupo del frente -continu diciendo Jintchuk-, declinamos toda
responsabilidad en cuanto a los acontecimientos pasados y presentes, y estimamos que es
necesario movilizar todas las fuerzas revolucionarias conscientes para salvar la revolucin.
El grupo del frente ha resuelto abandonar el Congreso. Es en la calle donde hay que
combatir ahora.
Se elev un inmmenso clamor:
-T hablas en nombre del Estado Mayor, no en el del ejrcito!
-Invito a todos los soldados razonables a que abandonen el Congreso!
-Kornilovista! Contrarrevolucionario! Provocador!
Jintchuk, en nombre de los mencheviques, declar que la nica solucin pacfica consista
en entrar en negociaciones con el Gobierno provisional para la formacin de un nuevo
gabinete que tuviera el apoyo de todas las capas de la sociedad. Durante varios minutos le
fue imposible continuar. Despus, alzando la voz, grit, ms que ley, la declaracin
menchevique:
-Habiendo fomentado los bolcheviques una conspiracin militar con la ayuda del Soviet de
Petrogrado, sin consultar a los otros grupos o partidos, nosotros estimamos imposible
permanecer en el Congreso. Nos retiramos invitando a los otros grupos a que nos sigan y a
feunirnos para estudiar la situacin.
-Desertores!
En seguida se pudieron escuchar a intervalos, entre la batahola casi ininterrumpida, las
protestas de Hendelmann, en nombre de los socialrevolucionarios, contra el bombardeo del
Palacio de Invierno:
-Nosotros nos oponemos a una anarqua semejante . . .

Apenas acababa de descender de la tribuna cuando un soldado joven de rostro; delgado, con
los ojos fulgurantes, peg un salto y, extendiendo los brazos en un gesto dramtico, impuso
el silencio:
-Camaradas, yo me llamo Peterson, represento al 2 de infantera letn. Habis escuchado
las declaraciones de los dos delegados del ejrcito; esas declaraciones hubieran tenido
algn valor si sus autores hubiesen ido realmente representantes del ejrcito . .. (Aplausos
frenticos.) No hablo a la ligera; sos no representan a los soldados. Hace ya mucho tiempo
que el 129 ejrcito reclama la reeleccin dsl Soviet y el "Iskosol".[6] Cierto que se ha
convocado un "pequeo Soviet", pero la convocatoria del "Gran Soviet" ha sido aplazada
hasta fines de septiembre, con el fin de que esos seores puedan seguir siendo delegados al
Congreso de los Soviets. Los soldados letones han repetido muchas veces: "Basta de
resoluciones, basta de palabreras! Actos! Queremos el poder!" Que los delegados
impostores abandonen el Congreso! El ejrcito no est con ellos.
Los aplausos estremecieron el saln. Al comienzo de la sesin, asombrados por la rapidez
de los acontecimientos, sorprendidos por el estruendo del can, los delegados
permanecan indecisos. Por espacio de unsrhora, desde la tribuna les haban asestado
martillazo tras martillazo, soldndolos en una sola masa, pero aplastndolos tambin. Sera
posible que estuviesen solos? Se haba alzado Rusia contra ellos? Era cierto que el
ejrcito marchaba sobre Pe-trogrado? Luego haba venido este soldado joven de mirada
lmpida y, como a travs del fulgor de un relmpago, haban reconocido la verdad . . . Sus
palabras eran la voz de los soldados; los millones hormigueantes de obreros y campesinos
en uniforme eran hombres como_ ellos, que pensaban y sentan como ellos.
Hablaron otros soldados. Entre ellos Gjeltchak, en nombre de los delegados del frente.
Los que haban decidido abandonar el Congreso no eran ms que una dbil mayora -dijo-,
y los miembros bolcheviques ni siquiera haban tomado parte en la votacin, ya que eran de
opinin que ste deba celebrarse solamente por partidos polticos y no por grupos
territoriales o profesionales.
-Cientos de delegados del frente son elegidos sin participacin de los soldados, porque los
comits del ejrcito han dejado de ser los verdaderos representantes de la tropa . ..
Lukinov proclam que oficiales como Jarrach y Jintchuk no podan ser en este Congreso
los representantes del ejrcito, sino del alto mando.
-Los que viven en las trincheras desean con toda su alma que se entregue el poder en manos
de los Soviets . . .
La marea comenzaba a cambiar.
En seguida, Abramovich, parpadeando detrs de los gruesos lentes, temblando de rabia,
habl en nombre del Bund, el partido de los socialdemcratas judos: [7]

-Lo que sucede en este momento en Petrogrado es una espantosa calamidad. El grupo del
Bund se adhiere a la declaracin de los mencheviques y los socialrevolucionarios y
abandona el Congreso. Nuestro deber hacia el proletariado ruso no nos permite continuar
aqu y aceptar la responsabilidad de esos crmenes. Como el bombardeo del Palacio de
Invierno no cesa, la Duma municipal, de acuerdo con los mencheviques, los
socialrevolucionarios y el Comit Ejecutivo del Soviet de campesinos, ha decidido morir
con el Gobierno provisional. Nosotros vamos a su lado y, sin armas, ofreceremos nuestros
pechos a las ametralladoras de los terroristas. Invitamos a todos los delegados del presente
Congreso . . .
El rest del discurso se perdi en una tempestad de silbidos, injurias y amenazas, que lleg
a su apogeo cuando cincuenta delegados se levantaron y comenzaron a abrirse camino
hacia la salida.
KamneV agit desesperadamente la campanilla.
-Permaneced en vuestros lugares, continuemos trabajando -grit.
Trotzki se puso en pie, con el rostro plido, la expresin cruel, y con una frialdad
despectiva declar con su bien timbrada voz:
-Todos esos oportunistas que se llaman socialistas -mencheviques, socialrevolucionarios,
Bund- pueden irse. Son acaso algo ms que un desecho que la historia arrojar al cesto de
la basura?
Riaznov comunic, en nombre de los bolcheviques, que, a peticin de la Duma municipal,
el Comit Militar Revolucionario haba enviado una delegacin al Palacio de Invierno para
negociar.
-De esta manera habremos hecho todo lo necesario por evitar una efusin de sangre...
Salimos de all apresuradamente, detenindonos un instante en la habitacin donde el
Comit Militar Revolucionario trabajaba a un ritmo denfrenado, recibiendo y despachando
los correos jadeantes, enviando a todos los rincones de la ciudad comisarios provistos de
poderes de vida y muerte, en medio de llamadas incesantes del telfono. Se abri la puerta,
una bocanada de aire viciado y de humo de los cigarrillos se precipit al exterior y
percibimos a unos hombres con los cabellos enmaraados, inclinados sobre un mapa, a la
luz deslumbrante de las lmparas elctricas. El camarad Josf Djasvilli, Joven sonriente,
con un mechn de cabellos rubios rnuy claros, nos extendi los salvoconductos.
Cuando salimos al fresco de la noche, toda la plaza del Smolny no era ms que un parque
inmenso de automviles, y, dominando los. ruidos de los motores, resonaban en la lejana
los disparos acompasados del can. Ante la entrada se haba detenido un gran camin,
sacudido por las vibraciones del motor. Los hombres apilaban paquetes; sus fusiles estaban
cerca de ellos.

-Dnde vais? -les pregunt.


-A la ciudad, por todas partes -respondi un obrero de corta estatura, haciendo un gran
gesto entusiasta. Les mostramos nuestros salvoconductos.
-Venid con nosotros, pero desde luego que habr tiros.
Trepamos arriba; el conductor embrag y el gran camin se puso en marcha de un salto,
lanzndonos sobre los que estaban todava tratando de subir. Pasamos cerca de dos fogatas
que haba en las puertas, cuyas llamas se reflejaban en los rostros de los obreros en armas
acampados a su alrededor, y nos lanzamos a toda velocidad por K perspectiva Suvorovski,
terriblemente baqueteados-Uno de los hombres desgarr la envoltura de uno de los
paquetes y se puso a lanzar al aire puados de peridicos. Le imitamos, mientras el camin
se hunda en la oscuridad de la calle, seguido de una estela blanca de hojas que flotaba
detrs de l. Los peatones retrasados recogan los peridicos, y las patrullas de las plazuelas
se precipitaban, adelantando los brazos, para atraparlos en el aire. Algunas veces surgan
ante nosotros hombres armados que nos daban el alto a grito al tiempo que blandan sus
fusiles, pero nuestro chofer les lanzaba algunas palabras ininteligibles, y pasbamos .. .
Yo agarr una de las hojas y, a la luz fugitiva de los faroles, le:
Ciudadanos de Rusia!
El Gobierno provisional ha sido derrocado. El poder ha pasado a manos del Comit Militar
Revolucionario, rgano del Soviet de Diputados obreros y soldados de Petrogrado, que se
encuentra a la cabeza del proletariado y de la guarnicin de Petrogrado.
La causa por la que el pueblo se ha lanzado a la lucha -proposicin inmediata de una paz
democrtica, abolicin de la gran propiedad de la tierra, control de la produccin por los
trabajadores, creacin de un gobierno sovitico- ha triunfado definitivamente.
Viva la revolucin de los obreros, soldados y campesinos!
El Comit Revolucionario del Soviet de
Diputados obreros y soldados de Petrogrado.
Mi vecino, un hombre de ojos oblicuos, con cara de mongol, vestido con un abrigo
caucasiano de piel de cabra, lanz una advertencia:
-Cuidado! Por aqu siempre hay provocadores que disparan desde las ventanas.
Llegamos a. la plaza Snamenskaia, sombra y casi desierta, y dando vuelta a la tosca estatua
de Trubetskoi,[8] nos metimos por la amplia avenida Nevski; tres hombres, con los ojos
fijos en las ventanas, estaban listos para disparar. A nuestro paso las gentes corran a
recoger las hojas. Ya no escuchbamos el can, y cuanto ms nos acercbamos al Palacio

de Invierno, ms tranquilas y desiertas estaban las calles. La Duma municipal apareca


brillantemente iluminada. Un poco ms lejos, distinguimos en la sombra un tropel y una
lnea de marineros que nos ordenaron furiosamente que nos detuvisemos. El motor
amortigu la marcha y descendimos.
Ante nosotros se desarrollaba una escena asombrosa. Exactamente en el ngulo del canal de
Catalina, bajo una lmpara de arco voltaico, un cordn de marinos armados cortaba la
perspectiva Nevski, cerrando el paso a una multitud que avanzaba en columnas de cuatro en
fondo. Eran trescientos o cuatrocientos aproximadamente, hombres vestidos de levita,
mujeres elegantes, oficiales y gentes de toda condicin. Entre ellos reconocimos a muchos
delegados al Congreso, jefes mencheviques y socialrevolucionarios, al alcalde Avxentiev
con su barba roja, presidente del Soviet de los campesinos; a Sorokin, el portavoz de
Kerenski, a Jintchuk, Abramovich, a su cabeza, el Viejo Schreider, alcalde de Petrogrado,
con su barba blanca, y Prokopovitch, ministro de Abastos en el Gobierno provisional,
detenido aquella misma maana y puesto despus en libertad. Tambin avist a Malkin,
corresponsal del Russian Daily News.[9]
-Vamos a buscar la muerte al Palacio de Invierno! -exclam alegremente.
La columna se detuvo y a la cabeza de ella se entabl una viva discusin. Schreider y
Prokopovitch apostrofaban a un fuerte marino que pareca ostentar el mando.
-Queremos pasar! -gritaron-. Todos estos camaradas vienen del Congreso de los Soviets.
Mirad sus documentos. Vamos al Palacio de Invierno.
El marino no saba qu hacer. Se rasc la cabeza con su manaza y frunci las cejas.
-El Comit me na dado orden de que no deje que nadie vaya al Palacio de Invierno
-rezong-. Voy a enviar a un camarada para que llame por telfono al Smolny.
-Insistimos en pasar. No estamos armados. Pasaremos con autorizacin o sin ella -grit el
viejo Schreider, muy excitado.
-Yo tengo rdenes -repiti el marino, hosco.
-Disparad contra nosotros si queris! Pasaremos! Adelante! -gritaron por todas partes-.
Estamos dispuestos a morir, si tenis corazn para disparar sobre rusos, sobre cantaradas!
Presentamos nuestros pechos a vuestros fusiles!
-No -declar el marino obstinado-, no quiero dejaros pasar.
-Qu vas a hacer si pasamos? Vas a disparar?
-No, yo no quiero disparar sobre gentes desarmadas. No dispararemos contra rusos sin
armas.

-Nosotros queremos avanzar! Qu es lo que puedes hacer?


-Vamos a avisar -respondi el marino, sin saber qu hacer, evidentemente-. No podemos
dejaros pasar, pero vamos a avisar.
-Qu vas a hacer? Qu quieres hacer? Otro marino, muy irritado, tom la palabra.
-Que qu se va a hacer? Os meteremos adentro -declar con tono enrgico-. Y si nos
obligis, dispararemos. Id a vuestras casas y dejadnos en paz.
Un gran clamor de clera y descontento le respondi. Prokopovitch se encaram sobre una
caja y, agitando su paraguas, pronunci un discurso:
-Camaradas, ciudadanos! Se emplea la fuerza contra nosotros. No podemos dejar que estos
ignorantes se ensucien las manos con nuestra sangre inocente. No es compatible con
nuestra dignidad el dejarnos fusilar aqu por guardaagujas. (Siempre me he preguntado qu
es lo que querra decir con esta palabra de guardaagujas.) Regresemos a la Duma y
estudiemos el mejor medio de salvar al pas y la revolucin.
Tras de estas palabras, el cortejo dio media vuelta guardando un silencio lleno de d-ignidad
y volvi a subir por la Nevski, siempre en columnas de cuatro en fondo.
Aprovechndonos del revuelo nos deslizamos a travs de los centinelas tomados la
direccin del Palacio de Invierno.
La oscuridad era completa. Slo se divisaban los piquetes de soldados y guardias rojas, que
vigilaban celosamente. A la altura de la catedral de Kazan, en medio de la calle, se
encontraba un can de campaa de tres pulgadas, descansando en la posicin donde lo
haba dejado el retroceso del ltimo caonazo, disparado por encima de los tejados. Bajo
todas las puertas los soldados charlaban en voz baja, con las miradas dirigidas hacia el
puente de la Polica. Escuch a uno que deca: "Puede que nos hayamos equivocado . . ."
En las esquinas de las calles, las patrullas detenan a todos los peatones; a pesar de hallarse
formadas por tropas regulares, las mandaba sjempre, detalle interesante, un guardia rojo.
Haba cesado el fuego. Al llegar a la Morskaia escuchamos a alguien exclamar: "Los
junkers han solicitado que se vaya en ayuda de ellos!" Se oyeron voces dando rdenes y, en
medio de la densa noche, distinguimos una masa sombra que se pona en marcha,
rompiendo el silencio con el rumor de sus pasos y los ruidos metlicos de sus armas.
Nos unimos a las primeras filas.
Semejantes a un ro negro que llenara toda la calle, sin cantos ni risas, pasbamos bajo el
Arco Rojo, cuando el hombre que marchaba justo datante de m dijo en voz baja:
"Cuidado, camaradas! No hay que fiarse de ellos. Seguramente que van a disparar."

Al otro lado del Arco avanzamos corriendo, agachndonos y encogindonos todo lo que
podamos, para reunimos despus detrs del pedestal de la columna de Alejandro.
-Cuntos muertos habis tenido? -les pregunt.
-No s, unos diez . . .
La tropa, que se compona de varios centenares de hombres, descans algunos minutos,
apretujada detrs de la columna, recuper la calma y despus, como no tuviera nuevas
rdenes, volvi a avanzar espontneamente. Gracias a la luz que brotaba de las ventanas del
Palacio de Invierno, yo haba logrado distinguir que los dos o trescientos primeros eran
guardias rojas, entre los cuales se hallaban mezclados solamente algunos soldados.
Escalamos la barricada de madros que defenda el Palacio y lanzamos un grito de jbilo al
tropezar en el otro lado con un montn de fusiles, abandonados all por los junkers. A
ambos lados de la entrada principal las puertas estaban abiertas de par en par, dejando salir
la luz, y ni ursela persona sali del inmenso edificio.
La oleada impaciente de la tropa nos empuj por la entrada de la derecha, la cual conduca
a una vasta sala abovedada, de muros desnudos: la bodega del ala Este, de donde parta un
laberinto de corredores y escaleras. Guardias rojas y soldados se lanzaron inmediatamente
sobre grandes cajas de embalaje que se encontraban all, haciendo saltar las tapas a
culatazos y sacando tapices, cortinas, ropa, vajilla de porcelana, cristalera . . . Uno de ellos
mostraba con orgullo un reloj de pndulo de bronce que llevaba colgado de la espalda. Otro
haba incrustado en su sombrero una pluma de avestruz. El pillaje no haca ms que
comenzar cuando se escuch una voz: "Camaradas, no toquis nada, no agarris nada, todo
esto es propiedad del pueblo!" Inmediatamente repitieron veinte voces: "Alto! Volved a
ponerlo todo en su lugar, prohibido agarrar nada, es propiedad del pueblo!" Las manos se
abatieron sobre los culpables. Los tejidos de Damasco, las tapiceras, fueron arrebatadas a
los saqueadores; dos hombres se hicieron cargo del reloj de bronce. Los objetos, bien o mal,
fueron colocados otra vez en sus cajas y algunos de los propios soldados se encargaron de
montar la guardia. Esta reaccin fue sumamente espontnea. En los corredores y las
escaleras, debilitadas por la distancia, se escuchaba repercutir las palabras: "Disciplina
revolucionaria! Propiedad del pueblo!"
Nos dirigimos a la entrada izquierda, en el ala Oeste. Tambin all se restableca el^orden.
-Evacuad el Palacio!- vociferaba un guardia rojo-. Vamos, camaradas, demostremos que
no somos ladrones y bandidos! Todo el mundo fuera de Palacio, con excepcin de los
comisarios, hasta que se coloquen los centinelas.
Dos guardias rojos, un oficial y un soldado, se mantenan de pie, empuando un revlver;
otro soldado se hallaba sentado en una mesa con pluma y papel. Por todas partes resonaba
el grito: "Todos fuera! Todos fuera!", y poco a poco toda la tropa comenz a franquear la
puerta hacia el exterior, empujndose, refunfuando, protestando. Cada uno de los soldados
era detenido y registrado, se le vaciaban los bolsillos, se miraba por debajo de su capote. Se
le recoga todo lo que "no era ostensiblemente suyo, el secretario tomaba nota y el objeto
era llevado a una pequea habitacin vecina.

Fue confiscada as una variedad extraordinaria de objetos: estatuillas, frascos de hita,


colchas bordadas con las iniciales imperiales, candelabros, un bote pequeo de pintura,
secantes de escritorio, espadas con puo de oro, pastillas de jabn, vestidos de todas clases,
mantas. Un guardia rojo tena tres fusiles, dos de ellos arrebatados por l a los funkers; otro
arrastraba cuatro carteras atestadas de documentos. Los culpables devolvan los objetos de
mala gana o se defendan como chiquillos. Los miembros de la comisin de registro,
hablando todos a la vez, les explicaban que robar era indigno de los paladines del pueblo.
Con frecuencia, aquellos que haban sido sorprendidos daban media vuelta y ayudaban al
registro de sus camaradas.[10]
Tambin se presentaron algunos junkers en grupos de tres o cuatro. La comisin se haca
cargo de ellos con especial celo y acompa sus pesquisas con observaciones variadas:
"Provocadores! Kornilovistas! Contrarrevolucionarios! Asesinos del pueblo!" No se'les
aplicaba ninguna violencia, pero no por ello se mostraban menos aterrados. Tambin ellos
se haban atiborrado los bolsillos. Todo era anotado cuidadosamente por el secretario y
transportado a la habitacin pequea . . . Adems, se les desarmaba.
-Y bien, volveris a empuar las armas en contra del pueblo? -se les preguntaba.
Uno tras otro respondan que no, y sin ms reqviisitos se les dejaba en libertad.
Preguntamos si nos sera posible entrar. La comisin vacil, pero un guardia rojo
gigantesco respondi en tono decidido que estaba prohibido.
-Y por otra parte, quines sois vosotros? -nos interrog-. Cmo puedo saber yo que todos
vosotros no sois Kerenski? (Eramos cinco personas, de ellas dos mujeres.)
-Dejad paso, camaradas!
Un soldado y un guardia rojo aparecieron en la puerta, apartando a la gente; venan
seguidos de otros guardias con bayoneta calada que escoltaban a media docena de civiles,
quienes caminaban uno detrs del otro. Eran los miembros del Gobierno provisional. A la
cabeza figuraba Kichkin, el rostro fatigado y plido; despus segua Rutenberg, que miraba
taciturno hacia el suelo; vena detrs Terechtchenko, quien lanzaba rpidos vistazos a su
alrededor, posando sobre nosotros su mirada fra .. . Desfilaron en silencio. Los insurgentes
victoriosos se apretujaron para verlos, pero su clera no se tradujo ms que en algunos
murmullos. Ms tarde nos enteramos de que el pueblo, en la calle, haba querido lincharlos
y de que haba sido necesario disparar, pero los marinos lograron conducirlos sanos y
salvos hasta la fortaleza de Pedro y Pablo . . .
Entretanto, aprovechndonos del revuelo, habamos penetrado en el Palacio. Todava haba
muchas idas y venidas, se exploraban las habitaciones del vasto edificio, se buscaba a los
junkers, que no existan. Subimos y recorrimos todos los salones. La parte opuesta del
Palacio haba sido invadida por otros destacamentos, llegados del lado del Neva. Los
cuadros, las estatuas, las alfombras y tapices de los grandes salones de lujo se encontraban
intactos; pero en los despachos, todos los pupitres, todos los armarios haban sido
violentados, los papeles andaban por el suelo y en las habitaciones las mantas haban sido

quitadas de las camas y los guardarropas saqueados. El botn ms apreciado lo constituan


los vestidos, de los cuales tenan gran necesidad los trabajadores. En una habitacin, donde
se haban almacenado muebles, encontramos a dos soldados que estaban arrancando el
cuero de que estaban tapizados los sillones. Nos explicaron que queran hacerse unos
zapatos ...
Los viejos servidores del Palacio, con sus uniformes azul, rojo y oro, iban y venan
nerviosamente, repitiendo maquinalmente: "No pueden pasar, barin, est prohibido." Por
fin, llegamos a la cmara de oro y malaquita, con tapiceras de brocado carmes, donde los
ministros haban estado en sesin permanente todo el da anterior y toda la noche, y donde
haban sido entregados a las guardias rojas por los ujieres. La larga mesa recubierta de pao
verde se encontraba todava tal como ellos la haban dejado en el momento de su detencin.
Ante cada asiento vaco se vea un tintero, una pluma y hojas de papel sobre las cuales se
haban trazado de prisa planes de accin, borradores de proclamas y de manifiestos. Los
textos haban sido tachados en su mayora, al irse haciendo evidente su inutilidad, y el pie
de las hojas apareca cubierto de vagos dibujos geomtricos, garabateados maquinalmente
por los ministros mientras escuchaban sin esperanza los proyectos quimricos que
presentaban sus colegas uno tras otro.
Recog una de estas hojas, donde se puede leer, escrita de puo y letra de Konolov, la
siguiente frase: "El Gobierno provisional pide a todas las clases que sostengan al gobierno .
.."
Conyiene recordar que, a pesar de estar cercado el Palacio de Invierno, el gobierno
permaneci hasta el ltimo momento en constante comunicacin con el frente y con las
provincias. Los bolcheviques se haban apoderado del ministerio de la Guerra desde el
comienzo de la maana,* pero ignoraban la existencia de una oficina telegrfica militar que
funcionaba en los altos del edificio, al igual que la de una lnea telefnica privada que lo
enlazaba con el Palacio de Invierno. Un oficial joven trabaj de la maana a la tarde,
inundando el pas de llamamientos y proclamas; cuando sj enter de que el Palacio haba
cado en poder de los revolucionarios se puso la gorra y abandon el edificio sin que nadie
le molestase.
Absortos como estbamos, no nos dimos cuenta, sino al cabo de cierto tiempo, del cambio
que se haba operado en la actitud de los soldados y las guardias rojas hacia nosotros.
Segn bamos de habitacin en habitacin nos segua un pequeo grupo, y cuando llegamos
a la gran galera de cuadros, donde habamos pasado la tarde con los junkers, un centenar
de hombres surgi a nuestro alrededor. Un soldado alto como un coloso se plant a nuestro
paso, con el rostro ensombrecido por las ms negras sospechas.
-Quines sois vosotros? -rezong-. Qu hacis aqu?
Los otros se apretujaron lentamente a su alrededor, mirndonos de hito en hito:
"Provocadores!", murmuraron algunos. "Saqueadores!", lanz otro. Present nuestros
salvoconductos del Comit Militar Revolucionario. El soldado los agarr y les dio vuelta en
todas direcciones, mirndolos sin comprender. Evidentemente, no saba leer. Nos los
devolvi escupiendo despectivamente en el suelo. "Papel. Ya se sabe lo que vale eso!",

coment con desprecio. Los otros comenzaron a acercrsenos, de la misma manera que una
manada salvaje rodea a un vaquero que se ha dejado sorprender a pie. Por encima de sus
cabezas percibi a un oficial que pareca no saber muy bien qu partido tomar; le llam. Se
dirigi hacia nosotros, abrindose camino a travs de los hombres.
-Yo soy el comisario -me dijo-. Quin eres t? Qu hay? Los hombres recularon
ligeramente, a la expectativa. Le hice ver nuestros documentos.
-Sois extranjeros? -pregunt en francs-. Es muy peligroso . ..
Despus, volvindose hacia el enjambre de soldados, les mostr nuestros documentos, al
tiempo que les deca en voz alta:
-Camaradas, stos son camaradas extranjeros, de Norteamrica. Han venido aqu para poder
contar a sus compatriotas toda la valenta y disciplina revolucionaria del ejrcito proletario.
-Y cmo lo sabes t? -replic el soldado corpulento-. Yo te digo que son provocadores.
Ellos cuentan que han venido para observar la disciplina revolucionaria del ejrcito
proletario, pero se han paseado en libertad por el Palacio, y cmo sabes t que no tienen
los bolsillos llenos de objetos robados?
-Pravilno! Seguro! -grueron los otros, comenzando otra vez a avanzar.
-Camaradas, camaradas -insisti el oficial, con la frente perlada de sudor-, yo soy comisario
del Comit Militar Revolucionario. Tenis confianza en m? Yo os digo que estos
salvoconductos estn firmados con el mismo nombre que el mo.
Nos acompa a travs de Palacio hasta llegar a una puerta que daba sobre el rnuelle del
Neva y cerca de la cual funcionaba una comisin de registro.
-De buena os habis librado -nos dijo en varias ocasiones, al tiempo que se enjugaba el
sudor de la cara.
-Qu ha pasado con el batalln de mujeres?
-Ah! Las mujeres -respondi riendo- estaban todas concentradas en una habitacin de la
parte posterior. Durante bastante tiempo nos estuvimos preguntando qu haramos con
ellas; muchas tenan ataques de nervios ... Por ltimo, las llevaron a la estacin de Finlandia
y las embarcaron para Levchovo, donde tienen un campamento. . .[11]
Salimos a la noche helada, estremecida y con el rumor de tropas invisibles, surcada por
patrullas. Del otro lado del ro, donde se alzaba- la masa sombra de Pedro y Pablo, se
elevaba un ronco clamor.. . Bajo nuestros pies la calzada estaba alfombrada de escombros
de estuco de la cornisa de Palacio, el cual haba recibido dos granadas del crucero Aurora.
No haban pasado de ah los daos causados por el bombardeo.

Eran las tres de la madrugada. En la Nevski lucan nuevamente todos los faroles de gas, el
can de tres pulgadas haba sido retirado y slo las guardias rojas y los soldados en
cuclillas alrededor de las fogatas recordaban todava la guerra. La ciudad estaba tranquila,
como quizs no lo haba estado nunca en el curso de su historia: Ni un crimen, ni un robo
fueron cometidos en esta noche!
El edificio de la Duma municipal se hallaba totalmente iluminado. Subimos al saln.
Alejandro, rodeado de tribunas y adornado con grandes retratos imperiales en marcos de
oro, ahora tapados con lienzos rojos. Un centenar de personas se encontraba agrupado
alrededor del estrado donde hablaba Skobelev. Reclamaba la ampliacin del Comit de
Seguridad Pblica y la reunin de todos los elementos antibolcheviques en una
organizacin potente, que tomara el nombre de Comit para la Salvacin del pas y de la
revolucin. Ante nuestros ojos fue constituido as este Comit de Salud Pblica que desde
comienzos de la semana siguiente habra de convertirse en el enemigo ms temible de los
bolcheviques, actuando tan pronto bajo su verdadero nombre, que delataba sus fines, como
bajo este otro, apoltico, de Comit de Seguridad Pblica.
Estaban all Dan, Gotz, Avxentiev, al igual que algunos miembros de la oposicin del
Congreso de los Soviets, miembros del Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos, el
viejo Prokopovitch e incluso los miembros del Consejo de la Repblica, entre ellos Vnaver
y algunos otros kadetes. Lieber afirm que el Congreso de los Soviets no era un congreso
legal, que el antiguo Tsik segua en funciones ... Se redact un proyecto de llamamiento al
pas . . .
Llamamos un coche. Apenas nombramos el Smolny cuando el izvoztchik sacudi la cabeza.
-Niet -coment-; no, all no vamos; aquello es el infierno . . .
Tuvimos que deambular durante mucho tiempo hasta encontrar un cochero que consintiera
llevarnos; nos cobr treinta rublos y nos dej dos calles antes de llegar al Smolny.
Las ventanas del Smolny seguan iluminadas, los automviles iban y venan, y los
centinelas, agachados alrededor de las hogueras, interrogaban ansiosamente acerca de los
acontecimientos a los que llegaban.
Los corredores estaban llenos de gente atareada, los ojos hundidos, sucja. En algunas salas
de reunin los hombres dorman en el suelo, con sus fusiles cerca de ellos. A pesar de que
un cierto nmero de diputados haba abandonado el Congreso, la sala estaba atestada,
tumultuosa como un mar. Cuando entramos nosotros, Kamnev lea la lista de los ministros
detenidos. El nombre de Terschtchenko fue saludado por una tempestad de aplausos, gritos
de alegra y risas. Rutenberg tuvo menos xito. El nombre de Paltchinski desencaden una
tempestad de abucheos, gritos de clera y burras ... Se anunci que Tchudnovski haba sido
nombrado comisario del Palacio de Invierno.
En este,, momento se produjo una interrupcin dramtica. Un campesino alto y de cara
barbuda, convulso de rabia, subi con recia pisada a la tribuna y dio un puetazo a la mesa
presidencial.

-Nosotros, socialistas revolucionarios, exigimos que se ponga en libertad inmediatamente a


los ministros socialistas detenidos en el Palacio de Invierno. Camaradas, sabis que cuatro
camaradas que han arriesgado su vida y su libertad combatiendo la tirana del zar han sido
arrojados a la prisin de Pedro y Pablo, la tumba histrica de la libertad?
En medio del tumulto continu dando puetazos y vociferando. Otro delegado se uni a l
en la tribuna y, sealando al bur, pregunt:
-Se quedarn aqu tranquilamente en su asiento los representantes de las masas
revolucionarias, mientras que la Ojrana de los bolcheviques tortura a sus jefes?
Trotzki haca gestos reclamando silencio.
-Vamos a tratar nosotros con guante blanco -dijo- a esos "camaradas" sorprendidos en
flagrante delito de complot para aplastar a los Soviets, de acuerdo con el aventurero
Kerenski? Despus del 16 y el 18 de julio ellos no han tenido muchas contemplaciones para
con nosotros.
Despus, con acento de triunfo en la voz, prosigui:
-Ahora que los partidarios de la guerra a ultranza y los pusi lnimes han desaparecido y que
toda la labor de defender y salvar la revolucin pesa sobre nuestras espaldas, es ms
necesario que nunca trabajar, trabajar y trabajar! Estamos resueltos a morir antes que ceder
Un comisario, que acababa de llegar a caballo de Tsrskoye
Selo, le sucedi en la tribuna, todava sin aliento y cubierto de barro:
-La guarnicin de Tsrskoye Selo vela a las puertas de Petrogrado, lista para defender a los
Soviets y al Comit Militar Revolucionario. (Hurtas estruendosas.) El cuerpo de ciclistas,
enviado desde el frente, ha llegado a Tsrskoye; los soldados estn ahora con nosotros;
reconocen el poder de los Soviets y la necesidad de dar inmediatamente la tierra a los
campesinos y a los obreros el control de la industria. El 59 batalln ciclista, estacionado en
Tsrskoye, est con nosotros . . .
En seguida habl un delegado del tercer batalln ciclista. En medio de un entusiasmo
delirante refiri cmo, tres das antes, el cuerpo de ciclistas haba recibido del frente
sudoeste la orden de venir a defender Petrogrado. Esta orden les haba parecido sospechosa
en principio. En la estacin de Peredolmaia, donde les esperaban representantes del 5
batalln de Tsrskoye, haban tenido una reunin y se haba podido comprobar que "los
ciclistas se mostraban unnimes en negarse a verter la sangre de sus hermanos y a sostener
un gobierno de burgueses y terratenientes".
Kapelinski propuso, en nombre de los mencheviques internacionalistas, elegir un comit
especial encargado de encontrar una solucin pacfica a la guerra civil:

o -No hay ms que una solucin pacfica! -grit la asamblea-. La victoria, ah est la
solucin!
La proposicin fue rechazada por una mayora aplastante y los mencheviques
internacionalistas abandonaron el Congreso envueltos en un remolino de injurias y burlas.
La asamblea haba dominado ahora los temores de los primeros momentos y Kamnev
acompa su salida con estas palabras:
-Mencheviques y socialistas reclamaban el carcter de urgencia para la cuestin de la
"solucin pacfica", pero ellos han votado constantemente la modificacin del orden del da
en favor de las declaraciones de los grupos que queran abandonar el Congreso. Es evidente
que todo; estos renegados haban premeditado su retirada.
La asamblea decidi no tomar en cuenta la salida de ciertas fracciones y pas a la redaccin
del siguiente llamamiento, dirigido a los obreros, soldados y campesinos de toda Rusia:
Obreros, Soldados, Campesinos,
El Gobierno provisional queda derrocado; la mayor parte y soldados de toda Rusia
comienza sus tareas. Representa a la gran, mayora de los Soviets. Toma parte en l,
asimismo, cierto nmero de delegados de los Soviets campesinos. Apoyndose en la
voluntad de la inmensa mayora de los obreros" soldados y campesinos y en la victoria de
los obreros y la guarnicin de Petrogrado, el Congreso toma en sus manos el poder.
El segundo Congreso de los Soviets de Diputados obreros de los miembros del Gobierno
provisional ha sido ya detenida.
El poder sovitico propondr una paz democrtica inmediata a todas las naciones y un
armisticio inmediato en todos los frentes. Proceder a entregar a los comits campesinos los
bienes de los terratenientes, de la Corona y de la Iglesia. Defender los derechos de los
soldados y llevar a cabo la total democratizacin del ejrcito. Implantar el control obrero
sobre la produccin, asegurar la convocatoria de la Asamblea Constituyente en la fecha
fijada, tomar todas las medidas necesarias para abastecer de pan a las ciudades y a los
pueblos de gneros alimenticios de primera necesidad. Asegurar a todas las nacionalidades
que vivan en Rusia el derecho absoluto" a disponer de su propia existencia.
El Congreso decide que el ejercicio de todo el poder en las provincias sea conferido a los
Soviets de Diputados obreros, campesinos y soldados, quienes debern asegurar una
disciplina revcffucionaria perfecta.
El Congreso hace un llamamiento a la vigilancia y firmeza de los soldados en las trincheras.
El Congreso de los Soviets est persuadido de que el ejrcito revolucionario sabr defender
la Revolucin contra los ataques imperialistas, hasta que el nuevo gobierno haya podido
concertar la paz democrtica que va a proponer directamente a todos los pueblos. El nuevo
gobierno tomar las medidas necesarias para cubrir todas las necesidades del ejrcito

revolucionario, mediante una poltica firme de requisicin e imposicin a las clases


poseedoras y para mejorar la situacin de las familias de los soldados.
Los kornilovistas -Kerenski, Kaledin y otros- se esfuerzan por lanzar tropas contra
Petrogrado. Varios regimientos engaados por Kerenski han pasado ya al lado del pueblo
insurrecto.
Soldados! Oponed una resistencia activa al kornilovista Kerenski! Manteneos en guardia!
Ferroviarios! Detened todos los trenes de tropas enviadas por Kerenski contra Petrogrado!
Soldados! Obreros! Funcionarios! El destino de la revolucin y de la paz democrtica
est en vuestras manos!
Viva la revolucin!
El Congreso de los Soviets de Diputados obreros y soldados de toda Rusia.
Los delegados de los Soviets campesinos.[12]
Eran las cinco y diecisiete de la madrugada cuando Krylenko, tambalendose de cansancio,
subi a la tribuna con un telegrama en la mano:
-Camaradas! El frente Norte telegrafa: "El duodcimo ejrcito saluda al Congreso de los
Soviets y le anuncia la formacin de un Comit Militar Revolucionario que ha tomado el
mando del frente Norte . ..
Delirio indescriptible; los hombres lloran, se abrazan.
-. . . El general Tcheremissov ha reconocido al Comit. El comisario del Gobierno
provisional, Voitinski, ha dimitido . . .
Fue as como Lenin y los obreros de Petrogrado llevaron a la victoria la insurreccin, y el
Soviet de Petrogrado derroc al Gobierno provisional y coloc al Congreso de los Soviets
ante el hecho consumado del golpe de estado. Ahora se trataba de ganar a toda la inmensa
Rusia, y despus al mundo! Iba a seguir Rusia el mismo camino del alzamiento? Y el
mundo qu hara? Responderan los pueblos al llamamiento que se les haca y se
levantaran y se extendera por el mundo la marea roja?
Aunque eran ya las seis de la maana, la atmsfera segua siendo densa y fra. Pero una
extraa claridad lvida se arrastraba ya por las calles mudas, amortiguando el brillo de las
hogueras, mensajera del alba terrible que iba a levantarse sobre Rusia ...

Notas

1. El artculo mencionado fue publicado en el Rabotchi Put el 7 de noviembre (25 de


octubre) de 1.917 sin firma. Su autor no ha podido ser identificado.[Nota de la Edit.]
2. Los acontecimientos del 7 de noviembre
Desde las cuatro de la madrugada hasta el amanecer, Kerenski permaneci en el Cuartel
General del Estado Mayor de Petrogrado, expidiendo rdenes a los cosacos y a los junkers
de las diferentes escuelas militares de Petrogrado y sus alrededores; todos respondieron que
no se encontraban en situacin de marchar.
El coronel Polkovnikov, comandante en jefe de la plaza, iba y vena del Estado Mayor al
Palacio de Invierno, sin tener, manifiestamente, ningn plan definido. Kerenski dio orden
de abrir los puentes; transcurrieron tres horas sin que se hiciera nada; por ltimo, un oficial
y cinco hombres se pusieron en camino por propia iniciativa y, haciendo huir a un piquete
de guardias rojas, abrieron el puente Nicols. Pero apenas se haban retirado cuando
acudieron los marinos a cerrarlo de nuevo.
Kerenski dio la orden de ocupar la imprenta del Rahotchi Fui. El oficial encargado ds esta
misin deba recibir una compaa de soldados; dos horas ms tarde, se pusieron a su
disposicin solamente algunos junkers; por ltimo, la orden cay en el olvido.
Se hizo un intento de recuperar el edificio de Correos y la central telegrfica; se dispararon
algunos tiros de fusil y, despus, las tropas del gobierno declararon que no combatiran
contra los Soviets.
Kerenski dijo a una delegacin de junkers: "Como jefe del Gobierno provisional y jefe
supremo, no os puedo aconsejar; pero como veterano de la causa del pueblo, os exhorto a
vosotros, jvenes revolucionarios, a que permanezcis en vuestros puestos y defendis las
conquistas de la revolucin."
Orden del da de Kichktn del 7 de noviembre

"Por decreto del Gobierno provisional... me han sido otorgados poderes extraordinarios
para el restablecimiento del orden en Petrogrado y he recibido el mando de todas las
autoridades civiles y militares...
"De conformicjad con los poderes que me han sido confiados por el Gobierno provisional,
relevo de sus funciones de comandante del distrito militar de Petrogrado al coronel Jorge
Polkovnikov..."
Llamamiento a la poblacin fechado el 7 de noviembre y firmado por el vicepresidente del
Consejo Konovalov
"Ciudadanos! Salvad la patria, la repblica y nuestra libertad! Gentes insensatas han
organizado un levantamiento contra el nico poder gubernamental elegido por el pueblo,
entretanto se rena la Asamblea Constituyente, el Gobierno provisional...

"Los miembros del Gobierno provisional cumplen con su deber, permanecen en sus puestos
y siguen trabajando por el bien de la patria, el restablecimiento del orden y la convocatoria
de la Asamblea Constituyente, futura soberana de todos los pueblos de Rusia...
"Ciudadanos! Debis defender al Gobierno provisional. Debis reforzar su autoridad.
Debis oponeros a la accin de los insensatos, a quienes se han sumado todos los enemigos
de la libertad y el orden y los partidarios del rgimen zarista para hacer fracasar la
Asamblea Constituyente, destruir las conquistas de la revolucin y destruir el porvenir de
nuestra amada patria...
"Ciudadanos! Cerrad filas en torno al Gobierno provisional para la defensa de la autoridad
temporal, en nombre del orden y la felicidad de todos los pueblos de nuestra gran patria!"
Llamamiento por radio del Gobierno provisional

"El Soviet de Petrogrado de los Diputados obreros y soldados ha declarado derrocado el


Gobierno provisional y exigido que ponga en sus manos la autoridad gubernamental,
amenazando con que, en otro caso, el Palacio de Invierno ser bombardeado por las bateras
de la fortaleza de Pedro y Pablo y el crucero Aurora, anclado en el Neva.
"El gobierno no puede entregar sus poderes ms que a la Asamblea Constituyente; por ello
ha decidido no someterse y llamar en su ayuda a la poblacin y al ejrcito. Se ha enviado
un telegrama al Estado Mayor central; la respuesta anuncia que se va a enviar un fuerte
destacamento de tropas...
"Que el ejrcito y el pueblo rechacen las tentativas irresponsables de los bolcheviques para
desencadenar una revuelta en la retaguardia!..."
Hacia las nueve de la maana, Kerenski se puso en camino hacia el frente.
Al atardecer, se presentaron en el Cuartel General del Estado Mayor dos soldados en
bicicleta como delegados de la fortaleza de Pedro y Pablo. Penetraren en la sala de
conferencias del Estado Mayor, donde se encontraban reunidos Kichkin, Rutenberg,
Palchinski, el general Bagratuni, el coronel Paradielov y el conde Tolstoi y exigieron la
rendicin inmediata del Estado Mayor, amenazando con bombardearlo en caso de
negativa... Despus de dos conferencias, celebradas en medio del pnico, el Estado Mayor
se retir al Palacio de Invierno y el Cuartel General fue ocupado por las guardias rojas.
En las ltimas horas de la tarde, varios automviles blindados bolcheviques circularon
alrededor de la plaza del Palacio y los soldados soviticos trataron infructuosamente de
parlamentar con los junkers...
A las siete de la tarde, se comenzaron a disparar algunos tiros contra el Palacio de Invierno.
A las diez de la noche, se abri fuego de artillera desde tres direcciones; la mayor parte de
los disparos eran de salva; solamente tres granadas de pequeo calibre hicieron blanco en la
fachada del Palacio.

3. Kamnev, L. B. (-Rosenfeld): Se desvi en muchas ocasiones del bolchevismo y rompi a


la postre con el marxismo-leninismo. Durante los aos de la reaccin estolipiniana y del
nuevo impulso del movimiento obrero, asumi la posicin de conciliador ante los
mencheviques liquidadores y los Trotzkistas. Despus de la revolucin de febrero sostuvo
al Gobierno provisional y su poltica de ir haja el fin, y se opuso a la lnea del partido
tendiente a transformar la revolucin democrtica burguesa en revolucin socialista. En
octubre de 1917, con Zinoviev, cometi una traicin al pronunciarse en el peridico
menchevique Novat Jizn contra la decisin del Comit Central del Partido bolchevique de
pasar a la sublevacin armada, descubriendo as al enemigo el plan de sublevacin.
Despus de la Revolucin de Octubre fue partidario de la creacin de un gobierno de
coalicin con la participacia de representantes de les mencheviques, de los
socialrevolucionarios y de los "socialistas populares". En 1925 fue el organizador, con
Zinoviev, de lo que se ha llamado la "nueva oposicin" que form un bloque con Trotzki.
En 1927, por su incesante lucha fraccionaria fue excluido del P.C. (b). Habiendo logrado en
seguida obtener su reingreso en el Partido, prosigui su acti vidad contra ste y su conducta
antisovitica, siendo expulsado nuevamente del Partido.[Nota de la Edit.]
4. Segn el relato de Pravda, estas palabras fueron pronunciadas por Jarrach.[Nota de la
Edit.]
5. El discurso siguiente, que John Reed atribuye a Jintchuk, es la continuacin del discurso
de Kutchin, segn todas las versiones de los peridicos.[Nota de la Edit.]
6. Iskosol: comit ejecutivo de los soldados de las unidades letonas del ejrcito [Nota de la
Edit.].
7. John Reed ha fundido aqu dos discursos: el de Abramovich y el de Ehrlich.[Nota de la
Edit.]
8. Se refiere al monumento al zar Alejandro III.[Nota de la Edit.]
9. Diario en ingls que se publicaba en Petrogrado en 1917.[Nota de la Edit.]
10. El saqueo del Palacio de Invierno
No pretendo sostener que no hubiera saqueo en el Palacio de Invierno. Es cierto que se
registraron numerosos robos antes y despus de la cada del Palacio. Pero la afirmacin del
rgano social-revolucionario. Narod y de varios miembros de la Duma municipal de que
hubo despojos por valor de 500 millones de rublos en objetos preciosos constituye una
burda exageracin.
Las principales riquezas artsticas del Palacio -cuadros, estatuas, tapiceras, porcelanas,
colecciones de armas- haban sido evacuadas en septiembre a Mosc, donde yo
personalmente puedo certificar que se encontraban en perfecto estado, almacenados en los
stanos del palacio imperial, diez das despus de la toma del Kremlin por las tropas
bolcheviques...

Es cierto, sin embargo, que algunas gentes, pertenecientes sobre todo al gran pblico,
autorizadas a circular libremente en el Palacio de Invierno durante varios oas despus de su
cada, sustrajeron objetos de plata, relojes de pared, ropa de cama, espejos y algunos
jarrones ..de porcelana y piedras diversas, elevndose el total de lo sustrado a 50,000
rublos.
El gobierno sovitico cre inmediatamente una comisin de artistas y arquelogos
encargada de recuperar los objetos robados. Las dos proclamas siguientes fueron colocadas
el 14 de noviembre:
A los ciudadanos de Petrogrado!

"Se ruega encarecidamente a todos los ciudadanos que contribuyan con todo su esfuerzo a
la bsqueda de los objetos sustrados del Palacio de Invierno en la noche del 7 al 8 de
noviembre, y los hagan llegar al comandante del Palacio de Invierno.
"Los receptores de estos objetos, tiendas de anticuarios o cualquier persona que lor retenga
ilcitamente en. su poder sern considerados como legalmente responsables y castigados
con el mximo rigor."
Los comisarios encargados de la custodia de los museos y colecciones de arte:
G. IATMANOV

B. MANDELBAUM

A los comits del ejrcito y de la flota

"En la noche del 7 al 8 de noviembre, diversos objetos de arte y de valor han desaparecido
del Palacio de Invierno, propiedad inalienable del pueblo ruso.
"Llamamos a todos para aue se hagan los mximos esfuerzos encaminados a restituir al
Palacio los objetos robados."
Los comisarios encargados de la custodia de los
museos y colecciones de arte:
G. IATMANOV

B. MANDELBAUM

Se logr recuperar la mitad aproximadamente de los objetos sustrados, algunos en los


equipajes de extranjeros que salan de Rusia.
A sugerencia del Smolny, se reuni una conferencia de artistas y arquelogos y se nombr
un comit encargado de levantar el inventario de las riquezas del Palacio de Invierno y de
todas las colecciones artsticas y museos de Petrogrado. El 16 de noviembre se cerr al
pblico el Palacio de Invierno mientras durara el inventario.

En la ltima semana de noviembre, apareci un decreto del Consejo de Comisarios del


Pueblo cambiando el nombre del Palacio de Invierno por el de Museo del Pueblo,
encomendando el edificio a los cuidados del comitf de Bellas Artes y prohibiendo instalar
en l ninguna oficina de gobierno.
11. El batalln femenino
Inmediatamente despus de la toma del Palacio de Invierno, se publicaron en la prensa
antibolchevique y se comunicaron a la Duma municipal toda clase de relatos sensacionales
a propsito del batalln femenino, que formaba parte de la defensa del Palacio. Se dijo que
varias de las jvenes soldados haban sido arrojadas a la calle por las ventanas, que la
mayor parte haban sido violadas y que muchas se suicidaron para poner fin a los horrores
que se las oblig a padecer.
La Duma nombr una comisin investigadora que se dirigi a Levachovo, cuartel general
del batalln femenino, de donde regres el 16 de noviembre. La seora Tyrkova inform
que las jvenes haban sido conducidas, primeramente, a los cuarteles del regimiento de
Pablo, donde algunas de ellas se haban visto bastante maltratadas; en la actualidad se
encontraban casi todas en el campamento de Levachovo; algunas vivan en la ciudad, en
casa de algunos particulares. El doctdf Mandelbaum, tambin miembro de la comisin, hizo
una breve declaracin certificando que ninguna de las mujeres haba sido arrojada por las
ventanas del Palacio de Invierno, que ninguna estaba herda, que tres haban sido violadas y
que slo una se haba suicidado, dejando una nota en la que deca haber sufrido una
"desilusin en sus ideales".
El 21 de noviembre, el batalln femenino fue disuelto oficialmente por el Comit Militar
Revolucionario, a peticin de las propias mujeres, que desde aquel da volvieron a vestir
sus ropas civiles.
El libro de Louise Bryant, Seis meses rojos en Rusia, contiene una interesante descripcin
de la vida de estas nuevas amazonas.
12. La firma "los delegados presentes de los Soviets campesinos" fue aadida despus de la
declaracin del representante de los campesinos.[Nota de la Edit.]

CAPTULO V
MANOS A LA OBRA!

Jueves 8 de noviembre. Amaneci el nuevo da sobre una ciudad presa de la excitacin y el


desorden, sobre una nacin agitada por una formidable tempestad.
En apariencia, todo estaba tranquilo; cientos de miles de gentes represaban prudentemente a
sus hogares, se levantaban temprano, y se dirigan a su trabajo. En Petrogrado funcionaban
los tranvas, las tiendas los restaurantes estaban abiertos, los teatros daban funciones, se

anunciaba una exposicin de pintura ... La vida cotidiana prosegua en toda su rutinaria
complejidad, que ni la misma guerra interrumpe. No hay nada ms asombroso que la
vitalidad del organismo social que contina nutrindose, vistindose y divirtindose a la
vista de las peores calamidades ...
Circulaban mil rumores acerca de Kerenski, quien, se deca, haba sublevado el frente y
vena guiando un gran ejrcito sobre la capital. La Valia Naroda public el prikaz siguiente,
lanzado por l en Pskov:
Los desrdenes causados por la loca tentativa de los bolcheviques han arrastrado al pas al
borde del abismo. El esfuerzo de todas las voluntades, todo el valor y la abnegacin de cada
uno son necesarios para salir victoriosamente de la terrible prueba impuesta a la patria.
Hasta la formacin del nuevo gabinete del Gobierno provisional -si es que puede ser
constituido- cada uno debe permanecer en su puesto y cumplir su deber para con la Rusia
mrtir. No olvidemos que la menor interferencia en los organismos militares actuales puede
acarrear desgracias irreparables, abriendo el frente al enemigo. Por lo tanto, es
indispensable salvaguardar a toda costa la potencia combativa de las tropas y mantener un
orden perfecto, preservando al ejrcito de nuevos choques y manteniendo una confianza
recproca absoluta entre los jefes y sus subordinados. Ordeno a todos los jefes y comisarios,
en nombre del bien de la patria, que permanezcan en sus puestos, de igual manera que yo
permanezco en el de jefe supremo de los ejrcitos hasta que el Gobierno provisional de la
repblica haya manifestado su voluntad...
En respuesta se fij en los muros el siguiente bando:
Aviso del Congreso de los Soviets de toda Rusia
Los antiguos ministros Konovalov, Kichkin, Terechtchenko, Maliantovitch, Nkitin y
algunos otros han sido detenidos por el Comit Militar Revolucionario. Kerenski ha huido.
Se ordena a todas las organizaciones militares que tomen las medidas necesarias con vistas
a la detencin inmediata de Kerenski y a su envo a Petrogrado.
Toda ayuda que se preste a Kerenski ser castigada como un delito grave contra el Estado.
El Comit Militar Revolucionario estaba lanzado, a todo vapor; en su ruta, brotaban como
chispas las rdenes, los llamamientos, los decretos.[1] Se dio orden de conducir a Kornilov
a Petrogrado. Los miembros de los comits agrarios encarcelados por el Gobierno
provisional fueron puestos en libertad. Fue abolida la pena de muerte en el ejrcito. Los
funcionarios recibieron orden de continuar su trabajo bajo pena de severos castigos. Todo
saqueo o desorden, toda especulacin, fueron prohibidos bajo pena de muerte. Se
nombraron comisarios temporales para los diferentes ministerios: para el de Negocios
Extranjeros, Uritski y Trotzki; para el del Interior y Justicia, Rykov; para el de Trabajo,
Chliapnikov; Hacienda, Menjinski; Asistencia Pblica, Alejandra Kollontai; Comercio,
Industria y Comunicaciones, Riaznov; Marina, el marinero Korbir; Correos y Telgrafos,
Spiro; los Teatros, Muraviov; Imprenta Nacional, Derbychev; para la ciudad de Petrogrado,
el teniente Nestrov; para enfrente Norte, Pozern . .[2]

Se invit al ejrcito a que nombrara comits militares revolucionarios, a los ferroviarios a


que mantuvieran el orden, y sobre todo a que no retrasaran los transportes de vveres
destinados a las ciudades y el frente; a cambio, se les prometi que estaran representados
en el ministerio de Vas de Comunicacin.
Una de las proclamas del Comit se diriga a los cosacos:
Hermanos cosacos: Se os quiere conducir contra Petrogrado, se os quiere obligar a combatir
contra los obreros y soldados revolucionarios de la capital, diciendo que Petrogrado odia a
los cosacos. No creis una palabra de lo que os dicen nuestros enemigos comunes, los
terratenientes y los capitalistas.
En nuestro Congreso estn representadas todas las orga-nizaciones^ conscientes de obreros,
soldados y camp:sinos de Rusia. El Congreso desea igualmente acoger en su seno a los
trabajadores cosacos. Los generales reaccionarios, lacayos de lo's grandes propietarios y de
Nicols el sanguinario, son nuestros enemigos; los cosacos que sufren por la falta de tierras
son nuestros hermanos.
Se os dice que los Soviets quieren confiscar las tierras de los cosacos. Eso es mentira. La
Revolucin quiere solamente confiscar las tierras de los grandes propietarios cosacos para
drselas al pueblo.
Organizad Soviets de Diputados cosacos! Unios a los Soviets de los obreros, soldados y
campesinos!
Mostrad a las "Centurias Negras" que no sois traidores al pyeblo y que no queris ser
maldecidos por toda la Rusia revolucionaria!
Hermanos cosacos: no ejecutis las rdenes de los enemigos del pueblo! Enviad vuestros
delegados a Petrogrado a que establezcan contacto con nosotros, como lo han hecho ya los
camaradas del cuerpo ciclista y varias unidades cosacas. Los cosacos de la guarnicin de
Petrogrado, para honor suyo, han defraudado las esperanzas de los enemigos del pueblo. No
han querido descargar sus golpes contra sus hermanos, ni marchar contra la guarnicin
revolucionaria y los obreros de Petrogrado.
Hermanos cosacos, el Congreso de los Soviets de toda Rusia os tiende una mano fraternal.
Viva la unin de los cosacos, los soldados, los obreros y campesinos de toda Rusia! [3]
El campo contrario respondi con una tempestad de proclamas que se abati sobre todas las
paredes, distribuyendo profusamente volantes y peridicos, profiriendo grandes gritos,
maldiciendo y profetizando las peores desgracias. Se combata esgrimiente caracteres de
imprenta, ahora que todas las dems armas estaban en manos de los Soviets.
He aqu, por ejemplo, el llamamiento del Comit para la Salvacin del pas y de la
revolucin, con el cual se inund a Rusia y Europa:

A los ciudadanos de la Repblica Rusa!

El 7 de noviembre los bolcheviques, en contra de la voluntad de las masas revolucionarias,


han det:nido criminalmente a parte del Gobierno provisional, dispersado el Consejo de la
Repblica y proclamado un poder ilegal. Tal acto de violencia contra el Gobierno de la
Rusia revolucionaria, en el momento en que el peligro exterior es ms grande, constituye un
crimen incalificable contra la patria.
La insurreccin de los bolcheviques descarga un golpe mortal contra la causa de la defensa
nacional y retrasa la paz tan ardientemente deseada por todos.
La guerra civil, desencadenada por los bolcheviques, amenaza con entregar el pas a los
horrores de la anarqua y de la contrarrevolucin y con hacer fracasar la Asamblea
Constituyente, la cual debe consolidar el rgimen republicano y entregar para siempre las
tierras al pueblo.
Asegurando la continuidad del nico poder legal gubernamental, el Comit para la
Salvacin del pas y la revolucin, instituido la noche del 7 de noviembre, toma la iniciativa
de formar un nuevo Gobierno provisional. Este gobierno, apoyndose en las fuerzas de la
democracia, conducir al pas a la Asamblea Constituyente y lo salvar de la anarqua y la
contrarrevolucin. El Comit para la Salvacin del pas y la revolucin apela a vosotros,
ciudadanos:
Negaos preconocer la autoridad de la violencia!
No obedezcis sus rdenes!
Alzaos en defensa del pas y de la revolucin!
Apoyad al Comit para la Salvacin del pas y la re volucin!
Firmado: El Consejo de la Repblica Rusa, La Duma municipal de Petrogrado, El Tsik del
primer Congreso, El Comit ejecutivo de los Soviets campesinos, Las fracciones
socialrevolucionaria, menchevique, socialistapopular, socialdemcrata unificada, el grupo
Iedinstvo del II Congreso.
Leanse tambin proclamas del partido socialrevolucionario, de los mencheviques
extremistas, de los Soviets campesinos, del Comit Central del ejrcito, del de la flota, etc.
El hambre exterminar a Petrogrado -se lea-, los ejrcitos alemanes pisotearn nuestra
libertad, los pogromos de las Centurias Negras asolarn a Rusia, si todos nosotros,
obreros, soldados y ciudadanos conscientes, no nos unimos . . .
No os fiis de las promesas de los bolcheviques! Su promesa d paz inmediata es
mentirosa! Su promesa de par, un engao! Su promesa en lo tocante a la tierra, un
cuento para nios!

Todas tenan este mismo tono.


Camaradas! Habis sido ruin y cruelmente engaados!
La captura del poder ha, sido hecha por los bolcheviques solos...Han ocultado su complot
a los otros partidos socialistas que formaban parte de los Soviets ... Se os ha prometido la
tierra y la libertad, pero la anarqua creada por los bolcheviques no beneficiar ms que a
la contrarrevolucin, que os despojar de tierra y libertad ...
El tono de los peridicos no era menos violento.
Nuestro deber -escriba el Dielo Noroda- consiste en desenmascarar a estos traidores de la
clase obrera. Nuestro deber es movilizar todas nuestras fuerzas para velar por la causa de
la revolucin.
Izvestia, hablando por ltima vez en nombre del antiguo Tsik, anunciaba un terrible castigo:
En cuanto al Congreso de los Soviets, bien nosotros afirmamos que no ha habido
Congreso de los Soviets! Afirmamos que no hubo ms que una conferencia privada de la
fraccin bolchevique, que en ningn caso se poda arrogar el derecho de arfular los
poderes del Tsik . . .
La Novata Jzn, al tiempo que abogaba por un nuevo gobierno, que agrupara todos los
partidos socialistas, criticaba severamente la salida del Congreso de los
socialrevolucionarios y de los mencheviques y sealaba que la insurreccin bolchevique
tena un significado bien claro: a saber, que de ahora en adelante no estaba permitido
ilusin alguna acerca de la posibilidad de una coalicin con la burguesa.
El Rabotchi Put tom el nombre de Pravda, el peridico de Lenin, que haba sido
suprimido en julio. Clamaba, furioso y amenazador:
Obreros! Soldados! Campesinos! En marzo derrocasteis la tirana de la nobleza. Ayer
habis descargado un golpe decisivo a la tirana burguesa.
La tarea ms urgente ahora es la de defender los aproches de Pettrogrado.
La segunda es desarmar definitivamente a los elementos contrarrevolucionarios de
Petrogrado.
La tercera, organizar definitivamente el poder revolucionario y asegurar la realizacin de su
programa.
Pocos fueron los rganos kadetes que aparecieron, y la burguesa adopt generalmente una
actitud de despego e irona ante los acontecimientos, una especie de perpetuo y desdeoso
ya os lo haba dicho yo, con relacin a los otros partidos.

Se vea a los,kadetes influyentes frecuentar las cercanas de la Duma municipal y del


Comit de Salvacin. La burguesa permaneca al acecho, esperando su hora -qu era
evidente no poda estar lejos!-. Nadie pensaba que los bolcheviques pudiesen permanecer
en el poder ms de tres das -con excepcin de Lenin, de Trotzki, de los obreros de
Petrogrado y de los simples soldados . .
La tarde del mismo da me dirig al saln Nicols, anfiteatro de alto techo, donde la Duma
estaba en sesin permanente, agitada, concentrando a todas las fuerzas de la oposicin. El
viejo alcalde, Schreider, majestuoso con su cabellera y su barba blanca, refera su visita de
la noche anterior al Smolny para protestar en nombre del gobierno municipal autnomo.
-La Duma, nico poder legal existente en la capital, elegida por sufragio universal, directo
y secreto, no reconoca al nuevo poder -haba declarado a Trotzki.
Y ste le haba respondido:
-La propia Constitucin suministra el remedio: disolver la Duma y celebrar nuevas
elecciones.
Estas palabras provocaron exclamaciones de furor.
-Si se quiere reconocer un gobierno de bayonetas -continu el anciano, dirigindose a la
Duma-, bueno, pues ya lo tenemos! Pero yo no considero legtimo ms que a un gobierno
reconocido por el pueblo, por la mayora, y no al creado por una minora usurpadora!
Aplausos frenticos en todos los escaos, salvo en los de los bolcheviques. En medio del
tumulto, el alcalde anunci a continuacin que los bolcheviques haban violado ya la
autonoma municipal mediante nombramientos de comisarios en diversos departamentos.
El orador de la fraccin bolchevique grit, tratando de dominar el alboroto, que la decisin
del Congreso de los Soviets significaba que toda Rusia aprobaba la accin de los
bolcheviques.
-Vosotros -aadi- no sois los verdaderos representantes del pueblo de Petrogrado! (Gritos
Eso es un insulto!)
El viejo alcalde le retord con dignidad que la Duma haba sido elegida por el voto popular
ms libre que pudiera darse.
-S -le contestaron-, pero de eso hace ya mucho tiempo, como hace mucho de lo del Tsik y
de los comits del ejrcito.
-No ha habido nuevo Congreso de los Soviets! -le gritaron de la sala.
-La fraccin bolchevique se niega a permanecer ms tiempo EN este nido de la
contrarrevolucin. (Tumulto.) Exigimos que se proceda a nuevas elecciones a la Duma ...

Los bolcheviques abandonaron la sala acompaados por los gritos de: "Agentes de
Alemania! Abajo los traidores!"
Chingariov, kadete, reclam la destitucin y el enjuiciamiento de todos los funcionarios
municipales que haban aceptado ser comisarios del Comit Militar Revolucionario.
Schreider se puso en pie con una mpcin protestando contra la amenaza ds disolucin
emanada de los bolcheviques, y declarando que la Duma, representacin legal de la
poblacin, se negara a abandonar su puesto.
El saln Alejandro, donde se celebraba la reunin del Comit de Salvacin, estaba atestado
de pblico. Fue nuevamente Skobelev quien tom la palabra.
-Nunca antes -declar- fue tan crtica la suerte de la revolucin; nunca antes la cuestin de
la existencia del Estado ruso haba suscitado tantas inquietudes. Nunca antes la historia
haba planteado de manera tan brutal y categrica para Rusia la interrogante de ser o no ser!
Ha sonado la hora decisiva para la salvacin de la revolucin y, plenamente conscientes de
la gravedad del momento, vemos unirse estrechamente a todas las fuerzas vivas de la
democracia revolucionaria, por cuya voluntad organizada ha sido creado ya un centro para
la salvacin del pas y de la revolucin .. . Moriremos antes que abandonar nuestro puesto!
Clamorosos aplausos acogieron la noticia de la adhesin del Sindicato de ferroviarios al
Comit de Salvacin. Instantes ms tarde llegaron representantes de los empleados de
Correos y Telgrafos y, finalmente, algunos mencheviques internacionalistas, que fueron
saludados con vtores. Los ferroviarios declararon que ellos no reconocan a los
bolcheviques y que se haban hecho cargo de las redes ferroviarias, negndose a entregarlas
a un poder usurpador, fuera el que fuese. El delegado de los telegrafistas dijo que los
operadores se haban negado categricamente a trabajar mientras el comisario bolchevique
estuviese all. Los carteros se negaban a repartir correspondencia alguna para el Smolny . . .
Todas las lneas telegrficas con el Smolny estaban cortadas. La asamblea escuch con vivo
jbilo cmo Uritski, que se haba presentado en el ministerio de Negocios Extranjeros para
pedir que se le comunicaran los tratados secretos, haba sido despedido por Neratov.[4]
Todos los funcionarios estaban dejando de trabajar.
Era la guerra, la guerra resuelta y deliberada, a la rusa, la guerra por medio de la huelga y el
sabotaje. El presidente ley una lista de nombres y comisiones: ste deba recorrer los
ministerios, aqul los bancos; una decena de personas se iba a encargar de catequizar a los
soldados en los cuarteles y conseguir su neutralidad ("Soldados rusos, no derramis la
sangre de vuestros hermanos!"); un comit ira a conferenciar con Kerenski; otros fundaran
en las capitales de provincias filiales del Comit de Salvacin y gestionaran la adhesin de
los elementos antibolcheviques.
La asamblea estaba llena de entusiasmo. -Ah! De modo que esos bolcheviques quieren
dictar leyes a la intelligentsia? Nosotros les ensearemos-. Nada llamaba ms la atencin
que el contraste entre esta asamblea heterclita y el Congreso de los Soviets. All estaba la
masa de soldados en andrajos, de los obreros de manos negras, de los campesinos, pobres,
encorvados y lacerados en la lucha brutal por la existencia. Aqu, los jefes mencheviques y
so-cialrevolucionarios -los Avxentiev, los Dan, los Lieber-, los antiguos ministros

socialistas -los Schobelev, los Tchernov- codendose con kadetes como el untuoso Chatski,
el acicalado Vinaver, los periodistas,'restudiantes, intelectuales de casi todos los campos.
Estas gentes de la Duma estaban bien alimentadas, bien vestidas; no observ m^ de tres
proletarios entre ellas . ..
Llegaron noticias. Los fieles tekintsy de Kornilov haban degollado a sus guardias
personales en Byjov; el general haba logrado huir. Kadelin avanzaba hacia el Norte. . . El
Soviet de Mosc haba formado un comit militar revolucionario y negociaba con el
comandante de la plaza acerca de la posesin del arsenal, con el fin de poder armar a los
obreros.
Al lado de estos hechos circulaban, en una extraa mescolanza, toda clase de rumores, de
defoimaciones, de mentiras puras y simples. Fue as como un joven kadete, intelectual, ex
secretario particular de Miliukov y de Terechtchenko, nos llev aparte para contarnos en
detalle la toma del Palacio de Invierno:
-Los bolcheviques estaban capitaneados por oficiales alemanes y austracos -afirm.
-De veras? -dijimos cortsmente-. Y usted, cmo lo sabe?
-Por un amigo mo que estuvo all y los vio.
-Cmo ptdo darse cuenta de que eran oficiales alemanes?
-Vestan uniforme alemn.
Absurdos de esta especie circulaban por centenares, y no solamente la prensa
antibolchevique les conceda un lugar de honor, sino que eran credos por los personajes
ms inesperados; as por ejemplo, les daban crdito ciertos socialrevolucionarios y
mencheviques conocidos por su respeto a los hechos. . .
Ms importancia tenan las especies que circulaban acerca de la violencia y el terrorismo
bolcheviques. As, se deca e imprima que las guardias rojas, no solamente haban
saqueado de arriba a abajo el Palacio de Invierno, sino que haban asesinado a los junkers,
despus de haberlos desarmado, y que haban dado muerte a sangre fra a algunos
ministros. En cuanto a las mujeres-soldados, casi todas haban sido violadas y muchas se
haban suicidado para poner fin a las .torturas que se les haca padecer... La Duma
municipal aceptaba a pie juntillas todas estas especies sin pararse a examinarlas, y, lo que
es peor, los padres y las madres de los junkers y las mujeres-soldados lean en los
peridicos estos detalles horripilantes, que frecuentemente venan acompaados de
nombres. Y, como resultado de ello, al anochecer, la Duma viose sitiada por una multitud de
ciudadanos enloquecidos.
Un caso tpico es el del prncipe Tumanov: su cuerpo, segn varios peridicos, haba sido
hallado flotando sobre el Moika. Horas ms tarde, la familia del prncipe desmenta la
noticia, aadiendo que prncipe se encontraba encarcelado. Como era absolutamente

preciso identificar el misterioso cadver, la prensa decidi que uese el del general
Denissov. Pero tambin el general estaba vivo. De la investigacin llevada a cabo por
nosotros result que era imposible encontrar vestigios de que hubiera aparecido ningn
cadver en las aguas de la ciudad.
Cuando salimos de la Duma, dos boy-scouts distribuan hojas a la enorme multitud que
obstrua la avenida Nevski enfrente de la entrada, muchedumbre integrada casi por entero
por hombres de negocios, pequeos comerciantes, funcionarios y empleados.[5] Una de
estas hojas deca:
En su sesin del 26 de octubre, la Duma municipal, a la vista de la situacin, ha decretado
la inviolabilidad de los domicilios privados e incita a la poblacin de Petrogrado a que por
mediacin de los "comits de casas" se oponga a toda tentativa que se haga para penetrar
por la fuerza en los departamentos privados, haciendo uso de las armas sin vacilar, en el
propio inters de los ciudadanos.
En la esquina de la Liteiny, cinco o seis guardias rojos y dos o tres marinos rodearon a un
vendedor de peridicos y le exigieron que les entregara sus ejemplares del peridico
menchevique Rabotchaia Gazeta ("El Diario Obrero"). El hombre mont en clera,
gritando y gesticulando como un poseso, pero uno de los marinos acab por arrebatarle los
peridicos. Se haba congregado una multitud amenazante, que injuriaba a la patrulla. Un
obrero pequeo se esforzaba por hacer comprender a las gentes y al vendedor:
-Este peridico publica la proclama de Kerenski. Dice que nosotros hemos matado rusos;
eso va a hacer correr la sangre- . . El Smolny trabajaba ms que nunca, si cabe.
Continuaban las mismas idas y venidas por los pasillos oscuros, los grupos obreros armados
de fusiles, los jefes polticos con sus carteras atiborradas de papeles, discutiendo, dando
rdenes o explicaciones a la carrera, rodeados de amigos y colaboradores. Hombres
literalmente fuera de s, milagros vivientes de vela y trabajo, sin afeitar, sucios, con los ojos
ardientes de fiebre, marchando en lnea recta hacia una meta fijada, impulsados por una
exaltacin irresistible. Era tanto realmente lo que haba que hacer! Apoderarse de los
rganos del gobierno, organizar la ciudad, asegurar la fidelidad de la guarnicin,
luchar'contra la Duma y el Comit de Salvacin, contener a los ejrcitos Alemanes,
preparar la lucha contra Kerenski, informar a la provincia, hacer propaganda desde
Arkngel hasta Vladivostok- . . Los funcionarios del Estado y la ciudad se declaraban en
rebelda frente a los comisarios, las oficinas de Correos y Telgrafos se negaban a asegurar
las comunicaciones, los ferrocarriles no respondan a las peticiones de trenes, Kerenski se
aproximaba, no se poda confiar enteramente en la guarnicin, los cosacos se preparaban
para lanzarse al ataque. . . Los bolcheviques tenan en contra suya no slo a la burguesa
organizada, sino a todos los partidos socialistas, con excepcin de los socialrevolucionarios
de izquierda, algunos mencheviques internacionalistas y los socialde-mcratas
internacionalistas que, por otra parte, no haban tomado partido inequvocamente.
Contaban, es cierto, con la masa de los obreros y los soldados y con la muchedumbre
infinita de los campesinos, pero.entre los bolcheviques no abundaban los hombres de
cultura o de experiencia. . .

Riaznov, al tiempo que suba la escalinata principal, iba explicando con una especie de
aturdimiento lleno de humorismo que l, comisario de Comercio, no entenda nada de
negocios. En el saln-caf del primer piso, solo en un rincn, envuelto en una pelliza de
piel de cabra -iba a decir que no se la quitaba ni para dormir, pero era manifiesto que no
dorma desde haca mucho tiempo-, con una barba de tres das, un hombre escriba cifras
nerviosamente en un sobre sucio, mordisqueando de cuando en cuando su lpiz. Era
Menjinski, comisario de Hacienda, cuyo nico ttulo para el puesto a que se le haba
destinado era el de haber sido empleado en un banco francs. . . Y aquellos otros cuatro que
descendan del Comit .Militar Revolucionario corriendo y garaboteando en pedazos de
papel eran los comisarios que se disponan a partir para los cuatro confines de Rusia,
llevando noticias y argumentos, y preparados para pelear con todas las armas que cayeran
en sus manos...
El Congreso deba reunirse a la una y el gran saln de sesiones estaba lleno desde haca
rato. Sin embargo, a las siete, el Bur no haba aparecido todava. . . Los bolcheviques y la
izquierda social-revolucionaria deliberaban en sus propias salas. Durante toda la tarde,
Lenin y Trotzki haban tenido que combatir las tendencias hacia una componenda. Una
buena parte de los bolcheviques opinaba que deban hacerse las concesiones necesarias para
lograr constituir un gobierno de coalicin socialista.
-No podemos aguantar -exclamaban-. Son demasiados contra nosotros. No contamos con
los hombres necesarios. Quedaremos aislados y se desplomar todo.
As se manifiestan Kamnev, Riaznov y otros.
Pero Lenin. con Trotzki a su lado, se mantena firme como una roca.
-Quienes deseen llegar a un arreglo, acepten nuestro programa y los admitiremos. Nosotros
no cederemos ni una pulgada. Si hay camaradas aqu que no tienen el valor y la voluntad de
atreverse a lo que nosotros nos atrevemos que se vayan a reunir a los cobardes y
conciliadores! Con el apoyo de los obreros y los soldados seguiremos adelante!
A las siete y cinco, los socialrevolucionarios de izquierda hicieron saber cfue ellos
continuaran en el Comit Militar Revolucionario.
-Ya lo veis! -exclam Lenin-. Nos siguen!
Un poco ms tarde, en la mesa de la prensa del gran saln de actos, donde nosotros
habamos tomado asiento, un anarquista que colaboraba en los peridicos burgueses me
propuso ir a ver lo que suceda con el Presidium. La habitacin reservada al Tsik estaba
vaca; la del Soviet de Petrogrado, igualmente. De sala en sala recorrimos todo el Smolny.
Nadie pareca tener la menor idea del lugar donde se encontraba el rgano dirigente del
Congreso. Mientras bamos deambulando, mi compaero me cont todo su pasado de
revolucionario, su largo y agradable exilio en Francia. Los bolcheviques, me dijo en
confianza, eran gentes comunes, vulgares, ignorantes y carentes de sensibilidad esttica.
Este anarquista era un ejemplar tpico de la intelligentsia rusa. . . Al llegar a la habitacin
17, oficina del Comit Militar Revolucionario, nos vimos atrapados entre gentes que iban y

venan. Se abri la puerta; sali un hombre rechoncho, de'cara achatada, vestido con un
uniforme sin insignias. Pareca sonrer, pero pronto nos dimos cuenta que su sonrisa no era
ms que un rictus helado de sumo cansancio. Era Krylenko. Mi acompaante que era un
hombre joven, vivaracho y de excelentes modales, se' adelant, lanzando una exclamacin
de gozo:
- Nikolai Vassilievitch - dijo, tendindole la mano - . No me reconoces, camarada?
Estuvimos juntos en la crcel.
Krylenko hizo un esfuerzo por concentrar su atencin y su mirada.
- Ah, s! - respondi al fin, mirando al otro con expresin de gran amistad - . T eres S. . .
Qu tal, cmo ests? - Se abrazaron.
- Qu haces por aqu?
- Oh! Nada ms he venido a ver. . . Vuestros asuntos dan la impresin de marchar bien.
- S! - Respondi Krylenko, con un acento particularmente obstinado - . La Revolucin
proletaria es un gran xito! Luego aadi, riendo:
- Sin embargo, puede que nos volvamos a ver en la crcel! Cuando estuvimos de regreso
en el corredor, mi amigo reanud sus explicaciones.
- Mira, yo soy un discpulo de Kropotkin. Para nosotros, la revolucin es un gran error, no
ha despertado el patriotismo de las de las masas. Eso demuestra, evidentemente, que el
pueblo no est maduro todava para la revolucin .
Eran las ocho y cuarenta exactamente cuando una tempestad de aclamaciones anunci la
entrada del Bur, con Lenin, el gran Lenin. Era hombre de baja estatura, fornido, la gran
cabeza redonda y calva hundida en los hombros, ojos pequeos, nariz roma, boca grande f
generosa, el mentn pesado. Estaba completamente afeitado, pero ya su barba, tan conocida
antao, y que ahora sera eterna, comenzaba a erizar sus facciones. Su chaqueta estaba
rada, los pantalones eran demasiado largos para l. Aunque no se prestaba mucho,
fsicamente, para ser el dolo de las multitudes, fue querido y venerado como pocos jefes en
el curso de la historia. Un extrao jefe popular, que lo era solamente por la potencia del
espritu. Sin brillo, sin humor, intransigente y fro, sin ninguna particularidad pintoresca,
pero con el poder de explicar ideas profundas en trminos sencillos, de analizar
concretamente las situaciones, y dueo de la mayor audacia intelectual.
Kamnev dio lectura al informe sobre la actividad del Comit Militar Revolucionario:
abolicin de la pena de muerte en el ejrcito, restauracin de la libertad de propaganda,
liberacin de los oficiales y soldados detenidos por delitos polticos, orden de detener a
Kerenski y confiscacin de las existencias de vveres de los almacenes privados. Estallaron
frenticos aplausos.

Despus, se concedi la palabra al orador del Bund (partido socialista judo): la actitud
intransigente de los bolcheviques significaba el aplastamiento de la revolucin; por lo tanto,
los delegados del Bund se vean en la obligacin de no seguir participando en el Congreso.
Gritos en la sala: "Pensbamos que os habais marchado desde ayer. Cuntas veces contis
marcharos todava de ese modo?"
En seguida, le toc el turno al representante de los mencheviques internacionalistas.
"Cmo, todava estis aqu?" El orador explic que solamente parte de los menchenviques
internacionalistas haba abandonado el Congreso; los otros haban decidido quedarse.
-Nosotros estimamos peligrosa, quiz incluso fatal para la revolucin, la entrega del poder a
los Sovits (Interrupciones.) Pero considafamos que es nuestro deber permanecer en el
Congreso y votar en contra.
Siguieron otros oradores, aparentemente sin orden ni concierto. Un delegado de los mineros
de la cuenca del Donetz pidi al Congreso que tomara medidas contra Kaledin, quien poda
cortar el aprovisionamiento de carbn y vveres de la capital. Varios soldados, recin
llegados del frente, transmitieron el entusiasta saludo de sus regimientos. . . Finalmente,
Lenin se puso en pie. Mantenindose en el borde de la tribuna, pase sobre los asistentes
sus ojillos semicerrados, aparentemente insensible a la inmensa ovacin, que se prolong
durante varios minutos. Cuando sta hubo terminado, dijo simplemente:
-Ahora procederemos a la edificacin del orden socialista. Nuevamente se produjo en la
sala un fuerte rugido humano.
-En primer lugar, es preciso adoptar medidas prcticas para la consecucin de la paz. . o
Ofreceremos la paz a todos los pueblos de los pases?beligerantes a base de las condiciones
soviticas: nada de anexiones, nada de indemnizaciones, derecho de los pueblos a
determinar su propia existencia. Al mismo tiempo, de acuerdo con lo que hemos prometido,
haremos pblicos y denunciaremos todos los tratados secretos... La cuestin de la guerra y
la paz es tan clara que creo poder dar lectura, sin ms prembulo, a un proyecto de
proclama a los pueblos de todos los pases beligerantes. . .
Su boca grande, que pareca sonrer, se abri enteramente mientras hablaba; su voz era
ronca, pero no desagradable; estaba como endurecido per aos y aos de discursos; surga
en un tono uniforme, y daba la impresin de que no se detendra jams... Cuando quera
subrayar una idea, se inclinaba ligeramente hacia adelante. Ni un solo gestor A sus pies, un
millar de rostros sencillos se alzaban hacia l en una especie de intensa adoracin.
Proclama
a los pueblos y los gobiernos de todos los pases beligerantes
El Gobierno obrero y campesino instituido por la revolucin del 24-25 de octubre (6-7 de
noviembre) y apoyndose en los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos,

propone a todos los pueblos en guerra y a sus gobiernos entablar inmediatamente


conversaciones con vistas a una paz democrtica y equitativa.
El Gobierno considera como una paz equitativa o democrtica, tal cmo la desea la
inmensa mayora de los obreros y las clases trabajadoras agotadas, abrumadas y
martirizadas por la guerra en todos los pases beligerantes -paz que los obreros y los
campesinos rusos han reclamado de la manera ms categrica y tenaz desde el
derrocamiento de la monarqua zarista-, una paz inmediata sin anexiones (es decir, sin
conquistas de territorios extranjeros, sin la incorporacin violenta de pueblos extranjeros
por la fuerza) ni indemnizaciones.
He aqu la paz que el Gobierno de Rusia propone a todos los pueblos en guerra concertar
inmediatamente. El Gobierno de Rusia se declara dispuesto a dar sin demora todos los
pasos conducentes a la ratificacin definitiva de todas las condiciones de esta paz, por las
asambleas autorizadas de los representantes populares de todos los pases y todas las
naciones.
Por anexin o conquista de territorios extranjeros, el Gobierno entiende -conforme a la
concepcin del derecho de la democracia en general y de las clases trabajadoras en
particular- toda incorporacin a un Estado grande o poderoso de una nacionalidad pequea
o dbil, sin el consentimiento o deseo formales*, clara y libremente expresados por esta
ltima, independientemente de la poca en que esta incorporacin violenta haya sido
efectuada, independientemente tambin del grado de desarrollo o retraso de la nacin
anexionada o retenida por ferza en los lmites del Estado en cuestin; independientemente,
en fin, del lugar donde esta nacin resida, en Europa o en los lejanos pases transocenicos.
Si una nacin cualquiera es mantenida por la fuerza dentro de los lmites de un Estado; si, a
pesar del deseo por ella expresado -bien sea a travs de la prensa, en las asambleas
populares, en las decisiones de los partidos, o por medio de motines e insurrecciones contra
la opresin nacional-, no se le concede el derecho a decidir mediante votacin libre,
despus de la retirada completa de las tropas de la nacin conquistadora o que sea en
trminos generales ms poderosa, de decidir sin la menor restriccin la cuestin de las
formas polticas de su existencia, la incorporacin de esta nacin al Estado constituye una
anexin, es decir, una conquista y un acto de violencia.
El Gobierno estima que continuar esta guerra para dilucidar la cuestin de saber cmo
dividir entre las naciones fuertes y ricas los pueblos dbiles conquistados por ella, sera
cometer el ms grande de los crmenes contra la humanidad, y proclama solemnemente su
voluntad de firmar inmediatamente un tratado de paz que llaga cesar esta guerra en las
condiciones indicadas, igualmente equitativas para todos los pueblos sin excepcin.
El Gobierno declara, al mismo tiempo, que en modo alguno considera las condiciones de
paz ms arriba sealadas como un ultimtum; consiente en examinar cualesquiera otras
condiciones de paz, e insiste solamente en que sean propuestas lo ms rpidamente posible
por cualquier pas beligerante, y redactadas con toda claridad, sin el menor equvoco ni el
menor secreto.

El Gobierno ha abolido la diplomacia secreta; expresa, por su piarte, la firme intencin que
tiene de llevar todas las conversaciones en forma totalmente abierta, ante el pueblo entero,
y de proceder inmediatamente a la publicacin ntegra de los tratados secretos confirmados
o concertados por el gobierno de los grandes terratenientes y capitalistas, desde el mes de
febrero hasta el 25 de octubre de 1917.
El Gobierno proclama totalmente anuladas, desde ahora, todas las clusulas de estos
tratados secretos, en la medida que tiendan, como ocurre en la mayora de los casos, a
procurar ventajas y privilegios a los grandes terratenientes y capitalistas rusos-, a mantener
o acrecentar las anexiones de los grandes rusas.
Al invitar a los gobiernos y los pueblos de todos los pases a entablar en seguida
conversaciones pblicas para la concer-tacipn de la paz, el Gobierno se declara dispuesto,
por su parte, a llevar las negociaciones bien sea por escrito, telegrficamente, ya mediante
conversaciones entre los representantes de los diversos pases o en una conferencia de estos
representantes. A fin de facilitar estas negociaciones, el Gobierno nombra sus
repueseiitantes plenipotenciarios en los pases neutrales.
El Gobierno invita a todos los gobiernos y los pueblos de todos los pases en guerra a
concertar inmediatamente un armisticio; considera deseable que este armisticio sea de tres
meses por lo menos, plazo en el cual es perfectamente posible llevar a trmino las
conversaciones de paz con la participacin de los representantes de todos los pueblos o
naciones sin excepcin, empeados en la guerra u obligados a tomar parte en ella, y
convocar asambleas autorizadas de representantes populares en todos los pases, para
ratificar definitivamente las condiciones de paz..
Al dirigir esta proposicin de paz 'a los gobiernos y los pueblos de todos los pases
beligerantes, el Gobierno provisional obrero y campesino de Rusia se dirige tambin, ms
especialmente, a los obreros conscientes de las tres naciones ms avanzadas de* la"
humanidad, de los tres estados ms grandes que participan en la guerra actual, a los obreros
de Inglaterra,. Francia y Alemania. Los obreros de estos tres pases han prestado los ms
grandes servicios a la causa del progreso y el socialismo. Testimonio de ello son los
grandes ejemplos del movimiento cartista en Inglaterra, las revoluciones de alcance
histrico universal llevadas a cabo por el proletariado francs; finalmente, la lucha heroica
contra la ley de excepciones en Alemania y la tenaz y disciplinada labor llevada a cabo para
crear en este pas las organizaciones proletarias de masa, trabajo que puede servir de
ejemplo a los obreros del mundo entero. Todos estos ejemplos de herosmo proletario y de
iniciativa histrica constituyen para nosotros la garanta de que los obreros de estos pases
comprendern el deber que les Incumbe hoy: eximir a la humanidad de los horrores de la
guerra y de sus consecuencias; porque estos obreros, mediante su actividad mltiple,
resuelta, plena de energa y abnegacin, nos ayudarn a llevar a buen trmino, hasta el final,
la obra de paz y, al mismo tiempo, la obra de liberacin de las masas trabajadoras y
explotadas de toda esclavitud y toda explotacin.
Cuando se calm la tempestad de aplausos, Lenin prosigui:

--Proponemos al Congreso que ratifique esta declaracin. La dirigimos a los gobiernos y a


los pueblos, porque, de dirigirla solamente a los pueblos de los pases beligerantes,
podramos retrasar la concertacin de la paz. Las condiciones de paz elaboradas durante el
armisticio sern ratificadas por la Asamblea Constituyente. Al fijar la duracin del
armisticio en tres meses deseamos dar a los pueblos una tregua lo ms larga posible
despus de este sangriento exterminio, y el tiempo suficiente para que puedan elegir sus
representantes. Esta proposicin de paz encontrar la oposicin de los gobiernos
imperialistas; a este respecto, no nos hacemos ninguna ilusin. Pero espranos que pronto
estallar la revolucin en todos los pases beligerantes; por esa razn, nos dirigimos
particularmente a los obreros de Francia, Inglaterra y Alemania .. .
-La revolucin de los das 6 y 7 -concluy Lenin- ha abierto la era de la revolucin
social. . . El movimiento obrero, en nombre de la paz y el socialismo, vencer y cumplir su
destino. . .
Haba en todo aquello algo tranquilo y potente, que conmova las almas. Se comprenda por
qu la multitud tena fe en Lenin cuando hablaba...
Rpidamente se decidi, levantando los brazos para votar, que slo los representantes de los
grupos polticos tendran que manifestarse sobre el proyecto y que el tiempo para el uso de
la palabra se limitara a quince minutos.
El primer orador fue Karelin, quien habl en nombre de los socialrvolucionarios de
izquierda.
-Nuestro grupo no ha tenido ocasin de proponer enmiendas al texto de la proclama, que es
obra del partido bolchevique nada ms, pero nosotros votaremos en favor de este texto, ya
que en espritu lo aprobamos.
Kmrov habl en nombre de los socialdemcratas internacionalistas. Era un hombre alto,
encorvado, miope, llamado a adquirir cierta celebridad como payaso de la oposicin. "Slo
un gobierno integrado por todos los partidos socialistas, dijo, poseera la autoridad
necesaria para emprender una accin de esta importancia". Si se constitua una coalicin
socialista, su grupo apoyara el programa por entero; si no, solamente en parte. En cuanto a
la proclajia, los internacionalistas aprobaban los artculos esenciales . . .
Luego, uno tras otro, en medio de un entusiasmo creciente, dieron su aprobacin los
socialdemcratas ucranianos, los socialdemcratas lituanos, los socialistas populares, los
socialdemcratas polacos -stos sealando su preferencia por una coalicin socialista-, los
socialdemcratas letones .. .
Algo se haba despertado sbitamente en estos hombres. El uno hablaba de la "revolucin
mundial en marcha, de la que nosotros somos la vanguardia"; otro, de la "nueva era de
fraternidad, en la que todos los pueblos no sern ms que una gran familia..."
Un delegado, hablando en su propio nombre, observ:

-Hay una contradiccin. Primero, ofrecemos una paz sin anexiones" ni indemnizaciones, y
despus decimos que tomaremos en consideracin todas las ofertas de paz. Tomar en
consideracin significa aceptar .. .
Lenin se puso en pie de un salto:
-Nosotros queremos una paz justa, pero no tememos una guerra revolucionaria. Es muy
probable que los gobiernos imperialistas no respondan a nuestro llamamiento, pero nos
guardaremos de lanzar un ultimtum, al cual sera muy fcil decir no.
-Si el proletariado alemn comprende que nosotros estamos dispuestos a considerar todas
las ofertas de paz, eso es verosmil que sea la gota de agua que haga desbordar el vaso; la
revolucin estallar en Alemania...
-Nosotros accedemos a examinar todas las condiciones de paz, pero eso no significa que las
aceptemos. .. Por algunas de nuestras condiciones lucharemos hasta el fin; hay otras por las
cuales quiz juzguemos nosotros que no merece la pena continuar la guerra ... Lo que
queremos, por encima de todo, es poner fin a la guerra ...
Eran las diez y, treinta y cinco exactamente cuando Kamnev pidi a todos los que
aprobasen la proclama que levantaran la mano con su credencial. Un solo delegado os
levantar la mano en contra, pero la violencia de las protestas que estallaron a su alrededor
se la hicieron bajar con prontitud- . . Era la unanimidad.
Movidos por un solo impulso, todos nos encontramos sbitamente de pie, uniendo nuestras
voces al unsono y lento crescendo de La Internacional. Un viejo soldado entrecano
sollozaba como un chiquillo. Alejandra Kollontai contena las lgrimas. El canto rodaba
vigorosamente por la sala, estremeciendo las ventanas y las puertas y yendo^ra perderse en
la calma del cielo. La guerra ha terminado! La guerra ha terminado!, grit cerca de m un
joven obrero, con el rostro radiante. Luego, cuando termin La Internacional, mientras
permanecamos de pie en un silencio embarazoso, alguien exclam:
-Camaradas! Recordemos a los que han muerto por la libertad!
Entonces, entonamos la Marcha fnebre, ese canto majestuoso, melanclico y triunfal a la
vez, tan ruso, tan emocionante. La Internacional era una msica extranjera. La Marcha
fnebre pareca ser el alma misma de las masas enormes, cuyos delegados, reunidos en esta
sala, edificaban con sus visiones imprecisas una Rusia nueva, y quiz algo ms.
Casteis en la lucha fatal,
vctimas de, vuestro amor sagrado por el pueblo.
Todo lo disteis por l,
por su vida, su honor y su libertad .. .

Sufristeis en las hmedas prisiones,


condenados por verdugos implacables,
conocisteis el exilio bajo el peso de cadenas .. .
Adis, hermanos, seguisteis un noble sendero...
Se acerca el momento en que el pueblo despertar,
grande, potente, y libre . . .
Adis, hermano .. .
Por esta gran causa yacan los mrtires de la primavera en la fra tumba fraternal del Campo
de Marte; millares y decenas de millares de hombres haban sucumbido por ella en las
prisio nes, en el exilio, en las minas, en Siberia. No todo haba ocurrido como ellos quiz lo
esperaban, ni tampoco lo deseaba la intelltgentsia; pero el ansiado acontecimiento haba
llegado, brutal, irresistible, burlndose de frmulas y de todo sentimentalismo, en su
realidad, . .
Lenin ley el decreto sobre la tierra:
1. La gran propiedad sobre el suelo se declara inmediatamente abolida, sin ninguna
indemnizacin.
2. Las fincas de los terratenientes, al igual que todas las tierras de la Corona, los conventos,
la Iglesia, con todos sus ganados y aperos, sus edificios y todas sus dependencias, pasan a
depender de los comits agrarios comarcales y de los Soviets de Diputados campesinos de
distrito, hasta que la cuestin sea reglamentada por la Asamblea Constituyente.
3. Todo detrimento causado a los bienes confiscados, que de ahora en adelante pertenecen a
todo el pueblo, se proclama como delito grave, que castigarn los tribunales
revolucionarios. Los Soviets de los diputados campesinos adoptarn todas as medidas
necesarias para hacer observar un orden rigurtfso durante la confiscacin de las fincas de
los grandes terratenientes, determinar la extensin de los terrenos sujetos a confiscacin y
designarlos exactamente, levantar un inventario estricto de todos los bienes confiscados y
asegurar la rigurosa salvaguarda revolucionaria de todas las explotaciones agrcolas,
construcciones, aperos, ganado, provisiones, etc., que pasan a manos del pueblo.
4. El mandato imperativo campesino adjunto a este decreto, con arreglo al texto fijado por
la redaccin de Izvestia del Soviet de diputados campesinos de Rusia, basado en 242
mandatos campesinos locales, y publicado en su nmero 88 (Petrogrado, nm. 88, 19 de
agosto de 1917), deber servir de gua en todas partes a la realizacin de las grandes
transformaciones agrarias, hasta que la Asamblea Constituyente decida en ltima instancia.
[6]

5. No sern confiscadas las tierras de los simples campesinos y de los simples cosacos.
-Esto no es -explic Lenin- un proyecto como el del antiguo ministro Tchernov, quien
hablaba de "construir un armazn" y quera realizar las reformas por arriba. Es por abajo y
directamente como se llevar a cabo el reparto de la tierra. La cantidad de tierra que
recibir cada campesino variar segn la localidad. . .
-Bajo el Gobierno provisional, los pomietchiks (terratenientes) se negaron pura y
sencillamente a obedecer las rdenes de los comifs agrarios concebidos por Lvov,
realizados por Chingariov y administrados por Kerenski.
Antes de la apertura de los debates, un hombre se abri camino, violentamente a travs de
los asistentes y subi a la tribuna con paso recio. Era Pianyj, miembro del Comit Ejecutivo
de los Soviets campesinos; se le vea presa de una tremenda furia.
-El Comit Ejecutivo del congreso de los diputados campesinos de toda Rusia protesta
contra la detencin de nuestros ca-maradas, los ministros Salaskin y Mslov -lanz
brutalmente a la cara de la asamblea-. Exigimos que sean puestos en libertad! Se
encuentran en la fortaleza de Pedro y Pablo. Es preciso actuar sin tardanza. No hay un
momento que perder.
Un soldado con la barba revuelta y ojos llameantes le sucedi en la tribuna:
-Estis sentados ah y hablis de dar la tierra a los campesinos, pero vosotros mismos
actuis como tiranos y usurpadores para con los representantes electos de los campesinos.
Yo os advierto -aadi, levantando el puo- que si les tocis el pelo de la ropa, eso ser la
rebelin.
La asamblea comenz a agitarse.
Entonces se levant Trotzki, tranquilo y mordaz, consciente de su poder, saludado por
aclamaciones.
-El Comit Militar Revolucionario decidi ayer poner en libertad a los ministros
socialrevolucionarios y mencheviques Mslov, Salaskin, Gvsdiov y Maliantovich. Si
todava se encuentran en la fortaleza de Pedro y Pablo, ello se debe al trabajo inmenso que
recae sobre nosotros. Pero en cualquier caso, permanecern detenidos en sus domicilios
hasta que hayamos examinado su complicidad en los actos de traicin de Kerenski durante
el asunto de Kornilov!
-Jams, en ninguna revolucin -vocifer Pianyj-, se ha visto proceder de manera
semejante!
-Ests equivocado -replic Trotzki-. Se ha visto proceder de esa manera en el curso de esta
misma revolucin. Centenares de nuestros camaradas fueron detenidos durante las jornadas

de julio. . . Cuando la camarada Kollontai fue puesta en libertad por orden del mdico,
Avxntiev coloc en su puerta a dos antiguos agentes de la polica secreta zarista.
Los campesinos se batieron en retirada a regaadientes, acompaados por exclamaciones
irnicas.
En seguida, el representante de los socialrevolucionarios de izquierda habl del decreto
sobr la tierra.
Si bien lo aprobaban en principio, su grupo no aceptaba votarlo sin discusin previa.
Convena consultar a los Soviets campesinos.
Los mencheviques, internacionalistas insistan tambin en que su grupo celebrara una
reunin previa.
El jefe de los maximalistas -el ala anarquista de los campesinos -se expres as:
-Debemos inclinarnos ante el partido que desde el primer da, y sin frases, sabe tomar una
medida semejante.
Despus apareci en la tribuna un campesino tpico, de cabello largo, con botas y
chaquetn de piel de oveja. Tras de inclinarse hacia los cuatro lados de la sala, dijo:
-Yo os saludo, camaradas ciudadanos! Muy cerca de aqu se pasean algunos kadetes.
Habis detenido a nuestros campesinos socialistas; por qu no detener tambin a sos?
Fue la seal para que se entablara una viva discusin entre los campesinos, muy parecida a
la de la vspera entre los soldados. Aqu estaban los verdaderos proletarios de la tierra.
-Esos miembros de nuestro Comit Ejecutivo, Avxentiev y los otros, que nosotros creamos
eran los protectores de los campesinos, ellos tampoco son otra cosa que kadetes!
Detenedlos! Detenedlos!
Otro pregunt:
-Quines son esos Pianyj y esos Avxentiev? No son tales campesinos, para lo nico que
sirven es para charlar!
La asamblea reconoci all a sus hermanos y les tribut una ovacin.
Los socialrevolucionarios de izquierda propusieron que se suspendiera la sesin durante
media hora. Ya se dirigan los delegados hacia las salidas cuando Lenin se levant y dijo:
-No tenemos tiempo que perder, camaradas. Noticias que tienen la ms alta importancia
para Rusia deben aparecer en la prensa de maana por la maana. En consecuencia, nada de
retrasos.

Dominando el ruido de las discusiones apasionadas y el roce de los pies contra el suelo,
reson la voz de un emisario del Comit Militar Revolucionario:
-Se necesitan quince agitadores en la habitacin 17, inmediatamente! Es para el frente! .. .
Casi dos horas y media ms tarde comenzaron a regresar a la sala los delegados. Volvi a
formarse el presidium y la sesin
reanuda con la lectura de telegramas que anunciaban la adhesin de diversos regimientos al
Comit Militar Revolucionario.
La asamblea fue encontrando poco a poco su impulso y su ambiente. Un delegado de las
tropas rusas del frente de Macedonia hizo una amarga descripcin del estado en que se
hallaban.
-Padecemos ms all como consecuencia de la amistad de nuestros "aliados" que a causa de
nuestros enemigos -dijo.
Los representantes de los ejrcitos 10 y 12, recin llegados, declararon:
-Estamos de parte vuestra y ponemos todas nuestras fuerzas a vuestra disposicin.
Un soldado campesino protest contra la liberacin de "los socialtraidores Mslov y
Salaskin"; en cuanto al Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos, aadi que era preciso
detenerlo en masa. Ahora se hablaba l verdadero lenguaje revolucionario. . . Un diputado
de las tropas rusas de Persia declar que tena instrucciones de reclamar la entrega de todo
el poder a los Soviets. Un oficial ucraniano, expresndose en su lengua natal, pronunci:
-El nacionalismo no tiene nada que ver en esta crisis.. . Viva la dictadura proletaria en
todos los pases!
Fue un verdadero diluvio de las ideas ms nobles y ardientes; jams, despus de esto, sera
posible imponer silencio a Rusia!
Kamnev, tras sealar que las fuerzas antibolcheviques trataban de fomentar desrdenes por
todas partes, ley un llamamiento del Congreso a todos los Soviets de Rusia:
El Congreso de los Soviets de toda Rusia invita al Consejo de Ministros a tomar enrgicas
medidas contra las tentativas contrarrevolucionarias y los pogromos antisemitas o de otra
especie. El honor de la revolucin de los obreros, soldados y camp'esinos exige que no sea
tolerado ningn pogromo.
La guardia roja de Pecrogrado, la guarnicin revolucionaria y los marinos han mantenido el
orden ms perfecto en la capital.

Obreros, soldados, campesinos, seguid en todas partes el ejemplo de losobreros y


soldados de Petrogrado!
Camaradas soldados y cosacos, a vosotros incumbe la labor de asegurar el verdadero orden
revolucionario!
Toda la Rusia revolucionaria y el mundo entero tienen los ojos fijos en vosotros! [7]
El decreto sobre la tierra fue sometido a votacin a las dos de la maana; no hubo ms que
un solo voto en contra, y los delegados campesinos "estaban" lois de alegra-.. As fue
cmelos bolcheviques se lanzaron a la accin, irresistibles, arrollando todas las vacilaciones
y todas las oposiciones; eran los nicos en Rusia que tenan un programa definido, mientras
los dems no hacan ms que hablar dese haca ocho largos meses.
Un soldado flaco, vestido de harapos, protest con elocuencia contra el artculo de la
"Instruccin campesina" que exclua a los soldados desertores del reparto de tierras en el
pueblo. Acogido en principio con abucheos y silbidos, su palabra sencilla y emocionada
impuso el silencio:
-Lanzado contra su voluntad a la matanza de las trincheras -exclam-, matanza cuya
insensatez y horror vosotros mismos habis reconocido en el decreto sobre la paz, el
soldado ha saludado en la revolucin una esperanza de paz y libertad.
-De paz? El Gobierno de Kerenski lo envi otra vez a Galizia a que fuera asesinado y
Terechtchenko no saba ms que rerse cuando el soldado imploraba la paz. . . Libertad?
Bajo Kerenski se suprimieron los comits de soldados, se prohibieron sus peridicos, se
encarcel a los oradores de su partido. En el hogar del soldado, en su pueblo, los grandes
propietarios se burlaban de los comits agrarios, encarcelaban a sus camaradas. . . En
Petrogrado, la burguesa, aliada a los alemanes, saboteaba el aprovisionamiento del ejrcito
en vveres y municiones, mientras el soldado careca de ropa y calzado. Quin lo empuj a
la desercin? El Gobierno de Kerenski que vosotros habis derrocado!
Finalmente, el orador fue aplaudido, pero otro soldado le refut con pasin:
-El Gobierno de Kerenski -dijo- no puede servir de excusa a actos tan sucios como la
desercin. Los desertores son unos granujas que vuelven a sus casas y dejan a sus
camaradas solos en las trincheras! Todo desertor es un traidor que merece un castigo. . .
(Tumulto, gritos: Basta! Silencio!)
Kamnev se apresur a proponer que la cuestin fuera sometida a la decisin del gobierno.
[8]
A las dos y treinta de la madrugada se hizo un silencio solemne. Kamnev comenz la
lectura del decreto sobre la formacin del gobierno:

El Congreso de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos de toda Rusia


decide, en tanto se rene la Asamblea Constituyente, formar un gobierno provisional obrero
y campesino que llevar el nombre de Consejo de Comisarios del Pueblo.[9]
Los diferentes servicios del Estado sern administrados por comisiones cuyos miembros
debern asegurar la ejecucin del programa del Congreso en estrecho contacto con las
organizaciones de obreros y obreras, marinos, soldados, campesinos y funcionarios. El
poder gubernamental pertenece al Colegio formado por los presidentes de estas comisiones,
es decir, al Consejo de los Comisarios del Pueblo.
El control de la actividad de los comisarios y el derecho de revocarlos corresponde al
Congreso de toda Rusia y a su Comit Ejecutivo Central.
Continu reinando el silencio, pero cuando se comenz la lectura de la lista de comisarios,
estallaron los aplausos despus de leerse cada nombre, sobre todo al llegar a los de Lenin y
Trotzki:
Presidente del Consejo: Vladimir Ulianov (Lenin.)
Interior: A. I. Rykov.
Agricultura: V. P. Miliutin.
Trabajo: A. G. Chlipnikov.
Guerra y Marina: Un comit formado por V. A. Ovseienko (Antnov), N. V. Krylenko y P.
D. Dybenko.
Industria y Comercio: V. P. Noguin.
Instruccin Pblica: A. V. Lunacharski.
Hacienda: I. I. Skvortsov.
Negocios Extranjeros: L. D. Bronstein (Trotzki.)
Justicia: G. I. Oppokov (Lomov).
Suministros: I. A. Teodorovitch.
Correos y Telgrafos: N. P. Avlov (Gliebov.)
Encargado.de las Nacionalidades: I. V. Djugachvili (Stalin.)
Ferrocarriles: No designado todava el titular.

La sala estaba erizada, de bayonetas. El Comit Militar Revolucionario armada a todo el


mundo; el bolchevismo se preparaba para el combate decisivo contra Kerenski, el sonido de
cuyas trompetas llegaba con el viento del sudoeste. . . Nadie pensaba en regresar a su casa;
al contrario, centenares de recin venidos se introducan en la inmensa sala; con sus caras
rudas de obreros y soldados escuchan infatigablemente los discursos, de pie, durante horas
y horas. La atmsfera, densa, estaba cargada de la humareda de los cigarrillos, la
respiracin humana, el olor de las ropas toscas y el sudor de los cuerpos.
Avlov, redactor de la Novata Jizn, habl en nombre de los socialdemcratas
internacionalistas y de los mencheviques internacionalistas que se haban quedado en el
Congreso; su rostro joven e inteligente, su elegante chaqueta, parecan fuera del lugar all.
"Debemos preguntarnos a nosotros mismos hacia dnde vamos... La facilidad con que fue
derrocado el gobierno de coalicin no se explica por la fuerza del ala izquierda de la
democracia, sino por la incapacidad de este gobierno para dar al pueblo paz y pan. El ala
izquierda no podr mantenerse en el poder a menos que sepa resolver estos problemas.
"Le podr dar pan al pueblo? Escasea el grano. La mayora de los campesinos no estar
con nosotros, ya que vosotros no podris suministrarles las mquinas que necesitan. Es casi
imposible conseguir el combustible y las otras materias de primera necesidad . ..
"En cuanto a la paz, la dificultad es todava mayor. Los Aliados se han negado a hablar con
Skobelev. Jams aceptarn una proposicin de conferencia de paz hecha por vosotros. No
seris reconocidos ni en Londres, ni en Pars, ni en Berln. . .
"No podis contar con una ayuda eficaz por parte del proletariado de los pases aliados
porque en la mayor parte de los pases estn muy lejos todava de la lucha revolucionaria.
Recordad que la democracia aliada ni siquiera pudo conseguir que se llevara a cabo la
Conferencia de Estocolmo. En lo que concierne a los social-demcratas alemanes, yo acabo
de hablar con el camarada Goldenberg, uno de nuestros delegados en Estocolmo; los
representantes de la extrema izquierda le dijeron que la revolucin en Alemania es
imposible mientras dure la guerra."
A partir de este momento comenz un aluvin de interrupciones sobre Avlov, pero l se
mantuvo firme.
"El aislamiento de Rusia traer fatalmente como resultado la derrota del ejrcito ruso por
Alemania, y una paz amaada a costa de Rusia entre la coalicin austro-alemana y la
coalicin franco-britnica, o una paz con Alemania.
"Acabo de enterarme de que los embajadores aliados se preparan a partifjiy de que en todos
los pueblos de Rusia se forman comits para la salvacin del pas y de la revolucin.
"Ningn partido se encuentra en situacin de vencer estas enormes dificultades. Slo un
gobierno de coalicin socialista, apoyado en la mayora del pueblo, puede llevar a cabo la
revolucin. .."

Luego, ley la resolucin de las dos fracciones:


Reconociendo que para salvar las conquistas de la revolucin es'indispensable constituir un
gobierno que se apoye en la democracia revolucionaria organizada bajo la forma de Soviets
de Diputados obreros, soldados y campesinos; recono-'ciendo, adems, que la labor de este
gobierno debe ser la de realizar una paz democrtica tan pronto como sea posible, entregar
la tierra a los comits agrarios, organizar el control de la produccia industrial y convocar a
la Asamblea Constituyente en la fecha fijada, el Congreso nombra un comit ejecutivo
encargado de constituir un gobierno despus de un acuerdo con los grupos de la democracia
que forman parte del Congreso.
A pesar de la exaltacin revolucionaria de esta asamblea victoriosa, el razonamiento sereno,
objetivo, de Avlov conmovi los espritus. Al final de su intervencin cesaron las
exclamaciones y los silbidos y hasta hubo incluso algunos aplausos.
Le sigui en la tribuna Karelin, joven tambin, intrpido, de una sinceridad reconocida por
todos. Habl en nombre de los socialrevolucionarios de izquierda, el partido de Mara
Spiridonova, casi el nico que segua a los bolcheviques, el partido que representaba a los
campesinos revolucionarios.[10]
"Nuestro parfido se ha negado a entrar en el Consejo de Comisarios del Pueblo porque no
queremos separarnos nunca de esta parte del ejrcito revolucionario que abandon el
Congreso, separacin que no nos permitira ya servir de intermediarios entre los
bolcheviques y los otros grupos de la democracia... Y esa es nuestra tarea principal en este
momento. Nosotros no podemos sostener ms que a un gobierno de coalicin socialista.
"Protestamcs contra la conducta tirnica de los bolcheviques. Nuestros comisarios han sido
arrojados de sus puestos. Nuestro nico rgano, el Snamia Truda ("El Estandarte del
Trabajo"), fue prohibido ayer. . .
"La Duma central est a punto de formar, contra vosotros, un poderoso Corriit para la
salvacin \ pas y de la revolucin. Estis ya aislados y vuestro gobierno no cuenta con el
apoyo de ningn otro grupo democrtico . "
Trotzki subi entonces a la tribuna, pleno de confianza, con aire dominador, en esa
expresin sarcstica en las comisuras de sus labios que era casi un gesto de desprecio.
Habl con su tono vibrante y la multitud se levant para aclamarlo.
"Las consideraciones sobre el peligro del aislamiento de nuestro partido no son nuevas.
Tambin la vspera de la insurreccin se haba pronosticado que nuestra derrota era fatal.
Todo el mundo estaba contra nosotros, salvo el grupo de los socialrevolucionarios de
jzquierda que entr con nosotros en el Comit Militar Revolucionario. Cmo, pues, hemos
podido, casi sin efusin de sangre derrocar al gobierno? Este hecho es la prueba ms
palpable de que no estbamos aislados. _ En realidad, era el Gobierno provisional el qu
estaba aislado; son los partidos democrticos que marchan contra nosotros los, que estaban
y estn aislados y separados para siempre del proletariado.

"Se habla de la necesidad de una coalicin. Slo hay una coalicin posible: la de los
obreros, los soldados y los campesinos pobres. A qu clase de coalicin se refera Avlov?
A una coalicin con aquellos que han sostenido al gobierno traidor al pueblo? Coalicin
no siempre significa fuerza. Por ejemplo, hubisemos podido organizar la insurreccin con
Dan o Avxentiev entre nosotros? (Tempestad de risas.)
"Avxntiev no dio mucho pan al pueblo. Dar ms una coalicin con los entreguistas?
Entre los campesinos y Axentiev, el que hizo detener a los Comits agrarios, elegimos a
los campesinos! Nuestra revolucin seguir siendo la revolucin clsica de la historia. . .
"Se nos acusa de rechazar una inteligencia con los otros partidos democrticos. Pero es
que se nos puede culpar a nosotros? O bien, como lo quiere Karelin, debemos achacar la
falta a un "equvoco"? No, camaradas. Cuando un partido, en plena refriega revolucionaria,
envuelto todava en el humo de la plvora, viene a decir: "Aqu est el poder, tomadlo", y
cuando aquellos a quienes se les ofrece sa pasan al enemigo, cometen una accin que no se
llama un "equvoco", sino que es una declaracin de guerra sin cuartel. Y no somos
nosotros los que hemos declarado la guerra.
"Avlov nos amenaza con el fracaso en nuestros esfuerzos en favor de la paz si nos
mantenemos aislados. Repito que no veo cmo una coalicin con Skobelev, o incluso con
Terechtchenko, podra ayudarnos a hacer la paz. Avlov trata de asustarnos con la amenaza
de una paz hecha a nuestras expensas. Yo respondo que, de todos modos, la Rusia
revolucionaria estar inevitablemente perdida si Europa contina siendo gobernada por la
burguesa imperialista . . .
"No hay ms que una alternativa: o la revolucin rusa desencadena un movimiento
revolucionario en Europa, o las potencias europeas aplastan la revolucin rusa!"
Este discurso fue saludado con inmensas aclamaciones y con la entusiasta aprobacin de
aquellos hombres que se sentan los campeones de la humanidad. Y, a partir de este
momento, hubo en todos los actos de las masas insurrectas un algo consciente y decidido
que ya no les abandonara jams.
Pero tambin en el otro campo se organizaba la lucha. Kamnev concedi la palabra a un
delegado del Sindicato de Ferroviarios, un hombre rechoncho de rostro ordinario en el que
se vea impresa, una hostilidad implacable, y cuyas palabras cayeron como una bomba en la
asamblea.
-En nombre de la organizacin ms potente de Rusia, reclamo el derecho de hablar y os
digo: El Vikjel[11] me encarga que os d a conocer la decisin del sindicato a propsito de
la formacin del gobierno. El Comit Central negar todo apoyo a los bolcheviques si stos
persisten en aislarse del conjunto de la democracia rusa. (Gran tumulto en toda la sala.)
-En 1905 y durante las jornadas de Kornilov, los ferroviarios fueron los mejo'res defensores
de la revolucin. Sin embargo, no nos habis invitado a vuestro Congreso. ..

-Es el antiguo Tsik quien no os invit!


El orador no dej que esto lo detuviera.
"Nosotros no reconocemos la legalidad de este Congreso, ya que despus de la partida de
los mencheviques y los socialrevolu-cionarios no rene el quorum legal...
"El sindicato apoya al antiguo Tsik y declara que el Congreso no tiene derecho a elegir un
nuevo comit. ..
"El poder debe pertenecer a un gobierno socialista y revolucionario responsable ante los
rganos de la democracia revolucionaria entera. Hasta la constitucin de tal poder, el
Sindicato de Ferroviarios, que se niega a transportar a Petrogrado las tropas
contrarrevolucionarias, se negar igualmente a ejecutar ninguna otra orden sin la
aprobacin de su comit ejecutivo. El Vikjel ha decidido igualmente tomar en sus manos
toda la administracin de los ferrocarriles de Rusia."
Al final, su voz se vio casi ahogada por la furiosa tempestad de injurias que se abati sobre
l. Pero el golpe haba sido fuerte; se poda apreciar en los rostros preocupados de los
miembros del Bur. Kamnev, sin embargo, respondi simplemente que la legalidad del
Congreso no se poda poner en duda, y que incluso el quorum fijado por el antiguo Tsik
estaba rebasado, a pesar de la retirada de los mencheviques y los socialrevolucionarios...
Se procedi a votar. El Consejo de los Comisarios del Pueblo fue aprobado por enorme
mayora...
La eleccin del nuevo Tsik, "el nuevo Parlamento de la Repblica rusa, requiri
exactamente quince minutos. Trotzki anunci su composicin: 100 miembros, de ellos 70
bolcheviques. En cuanto a los campesinos y grupos disidentes, les fueron reservados
algunos lugares.
-Acogeremos en el gobierno a todos los partidos y todos los grupo's que adopten nuestro
programa -termin diciendo Trotzki.
Tras estas palabras se levant el segundo Congreso de toda Rusia, y sus miembros se
lanzaron inmediatamente a los cuatro puntos cardinales del pas para llevar la noticia de los
grandes acontecimientos. . .
Eran cerca de las siete de la maana cuando despertamos a los conductores de tranvas que
el Sindicato de Tranviarios tena siempre listos en el Smolny para conducir a los delegados
a sus casas. En los vehculos atestados haba menos alegra que la noche precedente.
Muchos tenan un aire inquieto; quiz se preguntaban: "Bien, ya somos los dueos de la
situacin, pero cmo vamos a hacer que se ejecute nuestra voluntad?"

Al llegar a nuestro domicilio, fuimos detenidos en medio de la oscuridad por una patrulla
de ciudadanos armados que nos examin cuidadosamente. La proclama de la Duma estaba
surtiendo efectos. ..
La duea de la casa, al ornos llegar, sali con una bata de seda rosa:
-El comit del inmueble ha insistido nuevamente en que ustedes hagan su turno de guardia
como los otros hombres de la casa -nos dijo.
-Y para qu es este servicio de guardia?
-Para proteger la casa, las mujeres y los nios.
-Contra quin?
-Contra los ladrones y asesinos.
-Pero, y si viene un comisario del Comit Militar Revolucionario a registrar para ver si
hay armas?
-Oh Siempre dicen que son comisarios ... Por otra parte, qu diferencia hay?
Yo afirm solemnemente que el cnsul haba prohibido a todos los ciudadanos
norteamericanos portar armas -especialmente en la vecindad de la intelligentsia rusa ...

Notas
1. Llamamientos y proclamas del Comit Militar Revolucionario, 8 de noviembre.
A todos los comits del ejrcito y a todos los Soviets de Diputados soldados!

"La guarnicin y el proletariado de Petrogrado han derrocado al gobierno Kerenski, alzado


contra la revolucin y el pueblo... Al informar al frente y al pas de este acontecimiento, el
Comit Militar Revolucionario invita a todos los soldados revolucionarios a vigilar
atentamente la conducta de los oficiales. Los oficiales que no se pongan franca y
abiertamente al lado de la revolucin debern ser arrestados como enemigos.
"El Soviet de Petrogrado estima que el programa del nuevo gobierno debe ser: proposicin
inmediata de una paz democrtica general, entrega sin demora a los campesinos de las
grandes fincas, entrega de todo el poder a los Soviets, convocatoria leal de la Asamblea
Constituyente. El ejrcito revolucionario del pueblo no debe permitir que tropas de espritu
dudoso sean enviadas contra Petrogrado. Hay que tratar de ganar a estas tropas por la
persuasin y e! razonamiento, pero si este medio fracasa, detened implacablemente su
marcha por la fuerza.

"La presente orden ser leda inmediatamente a todas las unidades militares de todas las
armas. Quien impida que el conocimiento de ella llegue a los soldados cometer un grave
crimen contra la revolucin y ser castigado con todo el rigor de la ley revolucionaria.
"Soldados! Luchad por la paz, el pan, la tierra y un gobierno del pueblo!"
El Comit Militar Revolucionario.

A todos los comits de cuerpos, de divisin, de regimientos y compaa del frente y retaguardia,
a todos los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos.

"Soldados y oficiales revolucionarios!


"El Comit Militar Revolucionario, de acuerdo con la mayora de los obreros, soldados y
campesinos, ha decretado que el general Kornilov y todos "Sus cmplices sean arrestados y
conducidos inmediatamente a Petrogrado para ser encarcelados en la fortaleza de Pedro y
Pablo y juzgados por un consejo de guerra revolucionario...
"Quienquiera que se oponga a la ejecucin de este decreto es declarado traidor a la
revolucin y sus rdenes deben ser consideradas nulas y sin ningn valor."
El Comit Militar Revolucionario del Soviet de los Diputados obreros y soldados de
Petrogrado.

A todos los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos de las provincias y distritos.

"El Congreso de los Soviets de toda Rusia ha decidido que todos los miembros de los
comits agrarios que hayan sido detenidos sean puestos inmediatamente en libertad, y los
comisarios que ordenaron su detencin, encarcelados.
"Desde ahora, todo el poder pertenece a los Soviets. Los comisarios del Gobierno
provisional quedan destituidos. Se invita a los presidentes de los diferentes Soviets locales a
que se pongan en contacto directo con el gobierno revolucionario."
2. Los nombramientos de comisarios temporales para los ministerios que se mencioran en
el texto son inexactos: slo Uritski fue nombrado para ocupar el ministerio de Negocios
Extranjeros; la direccin del ministerio de Marina fue asumida por un comit
revolucionario de la marina de guerra elegido por los representantes de todas las flotas en el
Congreso de los Soviets de toda Rusia. (Ver Crnica de los acontecimientos, en ruso, t. V,
Ediciones del Estado, Mosc-Leningrado, 1926, pp. 200-201. [Nota de la Edit.]
3. Al pie del llamamiento figuraba, la firma: "El Congreso de los Soviets de Rusia de los
Diputados obreros y soldados." [Nota de la Edit.]

4. Neratov: viceministro de Negocios Extranjeros del Gobierno provisional, antiguo


diplomtico zarista.[Nota de la Edit.]
5. Protesta de la Duma municipal. En su sesin del 8 de noviembre, la Duma municipal
decidi publicar el siguiente llamamiento:
"La Duma municipal central de Petrogrado, elegida con arreglo a los principios ms
democrticos, ha aceptado la pesada labor de hacer funcionar los servicios municipales y
asegurar el aprovisionamiento de la ciudad en un perodo de suprema desorganizacin. En
un momento semejante, tres semanas antes de las elecciones a la Asamblea Constituyente y
a pesar de la amenaza exterior, el partido bolchevique, despus de haber derrocado por las
armas el nico poder revolucionario legal, trata de atentar contra los derechos y la
independencia de la administracin municipal autnoma, exigiendo que se someta a sus
comisarios y a su autoridad ilegal.
"En esta hora terrible y trgica, la Duma municipal declara orgullosamente, ante sus
electores y ante toda Rusia, que no tolerar ninguna usurpacin de sus derechos y su
independencia y que permanecer en su puesto de alta responsabilidad, al que ha sido
llevada por la voluntad de la poblacin de la capital.
"La Duma municipal central de Petrogrado hace un llamamiento a todas las Dumas y todos
los zemstvos de la repblica rusa para la defensa de una de las ms grandes conquistas de la
revolucin rusa: la independencia y la inviolabilidad de los gobiernos autnomos elegidos
por el pueblo."

6. El "Mandato campesino" sobre la tierra. La cuestin de la tierra no puede ser resuelta


en toda su amplitud ms que por la Asamblea Constituyente de todo el pueblo.
La solucin ms justa de la cuestin agraria deber ser la siguiente:
"1. Queda abolido para siempre el derecho de propiedad privada sobre la tierra. La tierra no
podr ser vendida ni comprada, arrendada ni hipotecada, ni enajenada bajo ninguna otra
forma.
"Todas las tierras -las del Estado, patrimoniales, de la corona, los conventos, la Iglesia,
posesiones, mayorazgos, propiedades privadas, las de comunidades y campesinos, etc.- son
expropiadas sin indemnizacin: pasan a ser propiedad de todo el pueblo y son concedidas
en usufructo a quienes las trabajen.
"No se reconoce a las personas afectadas por esta transformacin del rgimen de la
propiedad ms derecho que el de percibir un socorro de la sociedad durante el tiempo
necesario para adaptarse a las nuevas condiciones de existencia.

"2. Todos los yacimientos del subsuelo, minerales, petrleo, hulla, sal, etctera, as como
los bosques y las aguas de importancia general, pasan a poder del Estado, a quien
pertenecer su disfrute exclusivo. El disfrute de los peqtieos cursos de agua, lagos,
bosques, etc., pasa a las comunidades rurales, a condicin de que su manejo sea asegurado
por los organismos de la administracin autnoma local.
"3. Los terrenos que comprendan explotacin altamente desarrolladas, jardines,
plantaciones, almacigos, viveros, invernaderos, etctera, no sern repartidos, sino
convertidos en explotaciones-modelo; segn su extensin e importancia, sern dados en
disfrute exclusivo al Estado o a las comunidades.
"Las tierras adyacentes a las casas, en las poblaciones y campos, con sjis jardines y htfertos,
se dejan en usufructo a sus actuales poseedores. La extensin de estas tierras y el impuesto
que haya de pagarse por su disfrute se fijarn por la va legislativa.
"4. Las remontas, los establecimientos de cra de ganado de raza y para la agricultura, etc.,
pertenecientes al Tesoro y a los particulares, sern confiscados, convertidos en patrimonio
nacional y entregados, segn sus proporciones e importancia, en disfrute exclusivo, bien al
Estado o a las comunidades.
"La Asamblea Constituyente se encargar de fijar, en su caso, la correspondiente
indemnizacin.
"5. Todo el ganado y los aperos de las tierras confiscadas pasar sin indemnizacin alguna
al disfrute exclusivo del Estado o las comunidades, segn la importancia y extensin de
estas tierras.
"Quedar exento de confiscacin el ganado perteneciente a los pequeos cultivadores.
"6. Todos los ciudadanos del Estado ruso (sin distincin de sexo) aue deseen trabajar
personalmente la tierra, con sus familias o en asociaciones, tendrn derecho a ella, pero
solamente durante el tiempo en que ellos mismos la cultiven. Se prohibe el trabajo
asalariado.
"Caso de que un miembro de la comunidad quede incapacitado durante dos aos, la
comunidad rural se compromete a prestarle asistencia, durante este perodo, mediante el
cultivo colectivo del suelo, hasta que recupere su capacidad de trabajo.
"Los trabajadores privados definitivamente de la capacidad de trabajar personalmente la
tierra, por ancianidad o invalidez, perdern su derecho al disfrute de la tierra, pero recibirn
en compensacin una pensin del Estado.
"7. El disfrute de la tierra deber ser igual; es decir, la tierra se repartir entre los
trabajadores teniendo en cuenta las condiciones locales y con arreglo a la norma de trabajo
o de consumo de los trabajadores.

"Las formas de disfrute de la tierra sern enteramente libres: podrn crearse fponomas
individuales, granjas, comunidades o arteles, a voluntad de las comunidades y aldeas.
"8. Todas las tierras, una vez expropiadas, pasan a formar parte del fondo de tierras del
pueblo. Las administraciones autnomas locales y centrales, desde las comunidades rurales
y urbanas democrticamente organizadas, sin divisin en categoras sociales, hasta las
instituciones regionales centrales, asegurarn el reparto de la tierra entre los trabajadores.
"El fondo de 'tierras estar sometido a repartos peridicos, de acuerdo con el aumento de la.
poblacin y los progresos que se realicen en cuanto al rendimiento y al cultivo, en la
economa agrcola.
"En caso de modificacin de los lmites de las parcelas, el ncleo inicial de la parcgja
permanecer intacto.
"La tierra de los miembros que salgan de la comunidad se reintegrar al fondo de tierras;
los parientes cercanos de los miembros salientes y las personas designadas por stos
tendrn un derecho de prioridad sobre sus parcelas.
"El valor de los abonos y de los trabajos de bonificacin (mejoras esenciales) invertido en
la tierra deber ser reembolsado, caso que no hubiera sido utilizados antes de la devolucin
del terreno al fondo de tierras.
"Si en ciertos lugares, por no existir fondo suficiente de tierras, no se pudiera atender las
necesidades de toda la poblacin local, el excedente de la poblacin ser asentado en otras
tierras.
"El Estado se har cargo de la organizacin de estos traslados y de los gastos que acarreen,
del suministro del ganado, etc.
"Los traslados se harn por el orden siguiente: primero, los campesinos sin tierras que
manifiesten su deseo de cambiar de residencia; despus, los wiiembros de la comunidad
menos dignos de confianza, los desertores y otros elementos; finalmente, por sorteo o por
acuerdo amistoso.
"Teniendo en cuenta que el contenido de este mandato expresa la voluntad absoluta de la
inmensa mayora de los campesinos conscientes de toda Rusia, se le proclama, hasta la
reunin de la Asamblea Constituyente, ley provisional aplicable sin demora en cuanto sea
posible y, en algunas de sus partes, con la necesaria graduacin que debe ser establecida por
los Soviets de Diputados campesinos de distritos."
7. Se trata de la instruccin votada por el Congreso al mismo tiempo que el decreto sobre la
tierra [Nota de la Edit.]

8. La tierra y los desertores. El gobierno no necesit tomar medidas acerca de esto, ya que
el fin de la guerra y la desmovilizacin descartaron automticamente el problema de los
desertores.
9. El Consejo de Comisarios del Pueblo. Al principio, el Consejo de Comisarios del
Pueblo se hallaba formado ntegramente por bolcheviques. Y no precisamente por voluntad
suya: el 8 de noviembre ofrecieron carteras a los social-revolucionarios de izquierda,
quienes las rechazaron (ver Cap XI).
10. Slo una parte de los campesinos de tendencia revolucionaria segua a los
socialrevolucionarios de izquierda. [Nota de la Edit.]
11. Vikjel: Comit Ejecutivo del Sindicato de obreros y empleados de los ferrocarriles.
[Nota de la Edit.]

CAPTULO VI
EL COMIT DE SALVACION

Viernes, 9 de noviembre . . .
Novocherkask, 8 de noviembre.
Ante el levantamiento bolchevique y las tentativas hechas en Petrogrado y otras ciudades
para deponer al Gobierno provisional y aduearse del poder, el Gobierno cosaco, estimando
que tales actos son criminales y totalmente inadmisibles, dar, en estrecho, acuerdo con
todas las tropas cosacas, su apoyo ntegro al actual Gobierno provisional, que es un
gobierno de coalicin. Teniendo en cuenta la situacin excepcional y la interrupcip
momentnea de las comunicaciones con el poder central, el Gobierno cosaco, mientras
espera el retorno al poder del Gobierno provisional y el restablecimiento del orden en
Rusia, ha asumido a partir del 7 de noviembre todo el poder en la regin del Don.
Firmado: Atamn Kaledin.
Presidente del gobierno de las tropas cosacas.

Phikaz del presidente del Consejo Kerenski, fechado en Gatchina:


Nos, presidente del Consejo del Gobierno provisional y jefe supremo de todas las fuerzas
armadas de la repblica rusa, informamos que hemos tomado el mando de las tropas del
frente que han permanecido fieles a la patria.

Ordenamos a todas las tropas del distrito militar de Petrogrado que por ignorancia o
extravo se hayan unido a la banda de traidores al pas y la revolucin, que se reintegren,
sin tardanza, a su deber.
Esta orden ser leda a cada compaa o escuadrn.
Firmado: El presidente del Consejo del Gobierno provisional, jefe supremo de los ejrcitos,
A. Kerenski.

Telegrama de Kerenski al comandante en jefe del frente Norte:


La ciudad de Gatchina ha sido tomada por los regimientos fieles, sin efusin de sangre.
Los destacamentos de soldados de Cronstadt y los regimientos Semnox e Ismalov, as
como los marinos, depusierqn sus armas sin resistencia y se han unido a las tropas
gubernamentales.
Ordeno a todas las unidades designadas que avancen todo lo rpidamente que les sea
posible.
El Comit Militar Revolucionario ha dado a sus tropas la orden de batirse en retirada.
Kerenski.

Gatchina, situada a 30 kilmetros aproximadamente al sudoeste, haba cado durante la


noche. En efecto, los destacamentos de los dos regimientos indicados, pero no de los
marinos, haban sido cercados por los cosacos, mientras vagaban sin jefes por las cercanas,
y fueron obligados a entregar las armas. Pero no era exacto que se hubiesen unido a las
tropas gubernamentales, ya que un gran nmero de ellos, confusos y avergonzados, se
haban dirigido inmediatamente al Smolny para explicar su conducta; no pensaban que los
cosacos se encontraran tan prximos . . . Haban tratado de ponerse al habla con los cosacos
...
La mayor cnfusin reinaba, evidentemente, en el frente revolucionario. Las guarniciones
de todas las pequeas ciudades situadas al Sur se haban escindido irremediablemente en
dos fracciones y hasta en tres; el alto mando se pronunciaba en favor de Kerenski a falta de
una autoridad ms fuerte; la mayora de los hombres estaba a favor de los Soviets y el resto
vacilaba lamentablemente.
El Comit Militar Revolucionario nombr apresuradamente para la defensa del Petrogrado
a un capitn de carrera, Muraviov,[1] hombre ambicioso, el mismo Muraviov que haba

organizado los Batallones de la Muerte y que haba exhortado al gobierno "a ser menos
blando con los bolcheviques y a barrerlos de una vez para siempre". Era un hombre de
temperamento militar, que admiraba la potencia y la audacia, quiz sinceramente.
Cuando sal a la calle a la maana siguiente encontr pegadas cerca de mi puerta dos
nuevas rdenes del Comit Militar Revolucionario, disponiendo que se abrieran como de
costumbre tiendas y almacenes y que se pusieran a disposicn del Comit todos los locales
vacos . . .
Haca treinta y seis horas que los bolcheviques estaban incomunicados con las provincias y
el resto del mundo. Los ferroviarios y telegrafistas se negaban a transmitir sus despachos,
los carteros se negaban a distribuir su correo. Slo la estacin T.S.H. del Estado, en
Tsrskoye Selo, lanzaba cada media hora comuni cados y manifiestos a los cuatro vientos.
Los comisarios del Smolny rivalizaban en velocidad con los comisarios de la Duma
municipal, para llegar por tren a las diferentes provincias. Dos aeroplanos cargados de
material de propaganda emprendieron el vuelo hacia el frente ...
Sin embargo, ia marejada de la insurreccin se esparca a travs de Rusia con una velocidad
que superaba todos los medios humanos de transporte. El Soviet de Helsingfors vot su
adhesin a la revolucin; los bolcheviques de Kiev se apoderaron del arsenal y de la
agencia telegrfica, pero fueron expulsados por los delegados al Congreso de los Cosacos
que precisamente estaba celebrando sus sesiones en esa poblacin; en Kazan, un comit
militar revolucionario detuvo al estado mayor de la guarnicin local y al comisario del
Gobierno provisional; del lejano Krasnoyarsk, en Siberia, se supo que los Soviets se haban
adueado de los rganos municipales; en Mosc, donde la situacin se agrav adems por
una gran huelga de los curtidores y una amenaza de cierre general por parte de los patronos,
los Soviets haban votado abrumadoramente en favor de apoyar la accin de los
bolcheviques en Petrogrado, y ya estaba funcionando un comit militar revolucionario.
La situacin era la misma en todas partes. Los simples soldados y los obreros de las
fbricas estaban en gran mayora a favor de los Soviets; los oficiales, los junkers y la clase
media estaban generalmente del lado del gobierno, as como los kadetes y los partidos
socialistas moderados. En todas las poblaciones surgan comits para la salvacin del pas y
la revolucin, que se armaban para la guerra civil.
La inmensa Rusia se encontraba en estado de disolucin. El proceso haba comenzado
desde 1905. La revolucin de febrero no haba hecho ms. que precipitarla: haba trazado,
en efecto, una especie de bosquejo del nuevo orden, pero no haba hecho ms que apuntalar
la hueca estructura del antiguo rgimen. Esta estructura la haban descoyuntado los
bolcheviques en una noche, como se disipa el humo'con un soplido. La vieja Rusia ya no
exista, la sociedad humana haba vuelto al primitivo estado de fusin, y sobre el agitado
mar de llamas donde se libraba, bronca e implacable, la lucha de clases, se formaba en un
enfriamiento lento la frgil corteza de los nuevos planetas . ..
En Petrogrado estaban en huelga diecisis ministerios, figurando a la cabeza los de Trabajo
y Abastecimientos, los dos nicos creados por el gobierno de coalicin socialista del mes de
agosto.

Si alguna vez hubo hombres que estuvieron aislados, stos eran en realidad "el puado de
bolcheviques" en esta maana gris y fra en que todas las tormentas se amontonaban sobre
sus cabezas.[2] Acosado contra la pared, el Comit Militar Revolucionario luchaba
tenazmente por su existencia. "Audacia, audacia y siempre audacia!" ' A las cinco de la
maana, las guardias rojas irrumpieron en la imprenta municipal, confiscaron millares de
ejemplares del manifiesto de la Duma y suprimieron el rgano municipal oficial, el Viestnik
Gorodskovo Samoupravlenya ("Boletn de la Municipalidad"). Arrancaron de las prensas
todas las publicaciones burguesas, incluso el Galos Soldata, diario del antiguo Tsik, que de
todos modos logr reaparecer bajo el nombre de Soldatski Galos, con un tiro de 100,000
ejemplares, donde daba rienda suelta a su rabia y odio:
Los hombres que emprendieron su traicin al amparo de las sombras, que han suprimido
los peridicos, no mantendrn mucho tiempo al pas en la ignorancia. El pas sabr la
vesdad! l os juzgar, seores bolcheviques! Ya veremos! . . .
Cuando bajbamos por la avenida Nevski, poco despus del medioda, vimos una multitud
congregada ante el edificio de la Duma, ocupando toda la calle. Algunas guardias rojas y
marinos, con bayoneta calada, se encontraban rodeados cada uno de ellos por un centenar
de hombres y mujeres - empleados, estudiantes, funcionarios - que les amenazaban con el
puo y les gritaban injurias. En las gradas del edificio, exploradores y oficiales distribuan
el Soldatski Galos. Al pie de la escalinata, un obrero con brazalete rojo, empuando un
revlver, reclamaba, tembloroso de clera, en medio de la multitud hostil, que se le
entregaran los peridicos. Nada sernejante a esto, me imagino yo, se vio jams en el curso
de la historia. Por un lado, un puado de obreros y soldados, con las armas en la mano,
representantes de una insurreccin victoriosa, pero con aire de perfectos desarrapados; del
otro, una multitud enfurecida,,, formada por las mismas gentes que se apretujan a medioda
por las aceras de la Quinta Avenida, riendo despectivamente, injuriando, vociferando:
Traidores! Provocadores! Opritchniki![3]
Las puertas estaban guardadas por estudiantes y oficiales que llevaban un brazalete blanco
con la inscripcin, en letras rojas: "Milicia del Comit de Salvacin Pblica"; una media
docena de exploradores iba y vena. En el interior, todo el mundo estabaen conmocin. Al ir
subiendo nosotros, el capitn Gomberg, que descenda por la escalinata, nos dijo:
-Van a disolver la Duma. El comisario bolchevique se encuentra en este momento con el
alcalde.
En efecto, cuando llegamos arriba vimos salir corriendo a Riazov. Haba ido a pedir a la
Duma que reconociera al Consejo de Comisarios del Pueblo, y recibi del alcalde una
negativa categrica.
En las oficinas se escuchaba el zumbido de la multitud que corra, gritaba y gesticulaba;
personajes oficiales, periodistas, corresponsales extranjeros, oficiales franceses e ingleses ...
El ingeniero jefe de la ciudad, sealando a estos ltimos con un gesto triunfal, deca:
-Las embajadas reconocen a la Duma como el nico poder. La existencia de esos asesinos y
bandidos de bolcheviques slo es cuestin de horas. Toda Rusia se une a nosotros.

En el saln Alejandro, el Comit de Salvacin celebraba una reunin monstrua. Presida


Filippovski, y Skobelev, que, una vez ms, ocupaba la tribuna, comunic en medio de
aplausos las nuevas adhesiones: el Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos, el antiguo
Tsik, el Comit Central del ejrcito, el Tsentroflot, los grupos mencheviques y
socialrevolucionarios, as como el grupo del frente del Congreso de los Soviets, los comits
centrales de los partidos mencheviques, socialrevolucionarios y socialista popular, el grupo
ledinstvo, la Unin Campesina, las cooperativas, los zemstvos, las municipalidades, el
Sindicato de Correos y Telgrafos, el Vikjel, el Consejo de la Repblica rusa, la Unin de
las Uniones, la Asociacin de Comerciantes e Industriales. . .
"El poder de los Soviets no es un poder democrtico, sino una dictadura, y no 'la dictadura
del proletariado, sino una dictadura contra el proletariado. Todos los que han
experimentado o son capaces de sentir el entusiasmo revolucionario deben unirse a nosotros
para la defensa de la revolucin . . .
"El problema del momento no consiste solamente en anular a los demagogos
irresponsables, sino en combatir la contrarrevolucin. Si es cierto que en provincias algunos
generales tratan de aprovecharse de los acontecimientos para marchar sobre Petrogrado,
ello es una prueba ms de que debemos establecer una base slida de gobierno
democrtico. De otro modo, los desrdenes de la derecha reemplazarn a los desrdenes de
la izquierda . . .
"La guarnicin de Petrogrado no puede permanecer indiferente cuando los ciudadanos que
compran en Galos Soldata o los muchachos que venden la Rabotchaya Gazeta son
detenidos en la calle...
"Ha pasado la hora de las resoluciones parlamentarias ... Que quienes no tengan ya fe en la
revolucin se retiren . . . Para fundar un poder unido, precisamos primero restaurar el
prestigio de la revolucin ... '
"Juremos que la revolucin ser salvada o que pereceremos!"
Toda la sala se puso en pie, con las miradas ardientes, y estall en aplausos. Ni un solo
representante del proletariado se encontraba presente . . .
A continuacin, habl Weinstein:
-Debemos permanecer serenos y no hacer nada hasta que la opinin pblica se agrupe
slidamente alrededor del Comit de Salvacin; entonces podremos pasar de la defensiva a
la accin!
El delegado del Vikjel anunci que su organizacin tomaba la iniciativa de la formacin del
nuevo gobierno y que sus representantes estaban discutiendo a la sazn esa cuestin con el
Smolny. Sigui una acalorada discusin. Participaran los bolcheviques en el nuevo
gobierno? Mrtov abog en favor de su admisin: es innegable que constituyen un partido
poltico importante. Las opiniones se hallaban divididas; el ala derecha de los

mencheviques y los socialrevolucionarios, los socialistas populares, las cooperativas y los


elementos burgueses presentaban una oposicin encarnizada.
-Los bolcheviques han traicionado a Rusia -expuso un orador-. Han desencadenado la
guerra civil y abierto el frente a los akmanes. Deben,ser aplastados sin piedad . . .
Skobelev se manifest en favor de la exclusin de los bolcheviques y los kadetes a la vez.
Entablamos conversacin con un joven socialrevolucionario que haba abandonado la
Conferencia democrtica al mismo tiempo que los bolcheviques,* la noche en que Tseretelli
y los "conciliadores" impusieron la coalicin a la democracia rusa.
-T aqu? -le pregunt sorprendido. Sus ojos centellearon.
- S! -exclam-. Dej el Congreso con mi partido el mircoles por la noche. No he
arriesgado mi vida durante ms de veinte aos para someterme ahora a la tirana de estos
brutos. Sus mtodos son intolerables. Pero no han contado con los campesinos . .. Cuando
stos comiencen a actuar, su existencia slo ser cuestin d minutos.
-Pero actuarn los campesinos? No les satisface el decreto sobre la tierra? Qu ms
piden?
-Ah, el decreto sobre la tierra! -exclam furioso-. Pues mira, sabes lo que es este decreto?
Es nuestro decreto, es ntegramente el programa socialrevolucionario! Mi partido fue quien
traz esta poltica despus de un minuciossimo examen de los deseos de los projjios
campesinos. Es una desfachatez . . .
-Pero si es,,vuestra propia poltica, no comprendo tus reparos. Si responde a los deseos de
los campesinos, por qu se van a oponer a ella?
-T no comprendes! No ves que los campesinos se van a dar cuenta inmediatamente del
engao, van a comprender que estos usurpadores han robado el programa
socialrevolucionario?
Cambi de tema preguntndole si era cierto que Kakdin avanzaba hacia el Norte.
Asinti con la cabeza, frotndose las manos con una especie de amarga satisfaccin.
-S. Ya ves aftora lo que han hecho estos bolcheviques. Han levantado contra nosotros la
contrarrevolucin. La revolucin est perdida. La revolucin est perdida.
-Pero vosotros no la vais a defender?
-Naturalmente, la defenderemos hasta la ltima gota de sangre. Pero no cooperaremos con
los bolcheviques . ..

-Pero si Kadelin viene a Petrogrado, y si los bolcheviques organizan la defensa de la


ciudad, no os uniris a ellos?
-Desde luego que no. Nosotros tambin defenderemos la ciudad, pero no ayudaremos a los
bolcheviques. Kadelin es enemigo de la revolucin, pero tambin son enemigos de la
revolucin los bolcheviques.
-A quin prefieres t, a Kaledin o a los bolcheviques?
-Esa pregunta no se discute! -repuso con impaciencia-. Yo te digo que la revolucin est
perdida y que la culpa es de los bolcheviques. "Pero a qu hablar de eso? Kerenski est
por llegar . . . Pasado maana pasaremos a la ofensiva ... El Smolny ya nos ha enviado
delegados para invitarnos a formar un nuevo gobierno. Ahora, y son nuestros. . . , estn
reducidos a la impotencia . . . No cooperaremos.
Afuera son un tiro. Corrimos a las ventanas. Un guardia rojo, a quien las invectivas haban
acabado por exasperar, haba disparado, hiriendo a una muchacha en el brazo. Vimos cmo
la trasladaron a un coche, rodeada por la multitud irritada cuyos clamores ascendan hasta
nosotros. De pronto, apareci un automvil blindado en la esquena de la Mijailovskaya,
haciendo girar sus caones. Inmediatamente la gente comenz a correr, como lo sabe hacer
la de Petrogrado, echndose boca abajo en medio de las calles y los arroyos, aplastndose
detrs de los postes telegrficos. El vehculo avanz lentamente hasta llegar a las gradas de
la Duma; un hombre sacla tabeza por la torreta y pidi que se le entregaran los nmeros
del Soldatski Golas. Los boy-scouts se echaron a rer y corrieron a refugiarse en el edificio.
Al cabo de algunos momentos el auto blindado, indeciso, realiz algunas evoluciones y
luego tom el camino de la Nevski, en tanto que hombres y mujeres comenzaron a
incorporarse y a sacudir el polvo de sus ropas . . . En el interior haba una frentica correra
de gentes que buscaban por todas partes dnde ocultar sus paquetes de Soldatski Galos.
Un periodista entr precipitadamente en la habitacin agitando un peridico.
- Aqu est una proclama procedente de Krasnov! - exclam. Todo el mundo se apretuj a
su alrededor.
- Hay que imprimirla en seguida, en seguida, y distribuirla por los cuarteles!
Por orden del jefe supremo de los ejrcitos, he sido designado comandante de las tropas
concentradas en Petrogrado.
Ciudadanos, soldados, valerosos cosacos del Don, de Ku-Ln, de Transbaikal, del Usuri,
del Amur, del Yenisei, me dirijo a vosotros, que habis permanecido fieles a vuestro
juramento de soldados, que habis jurado no violar jams vuestro juramento de cosacos!
Vosotros salvaris a Rusia de la vergenza imborrable a la cual la expone un oscuro
puado de ignorantes, comprados por el oro del kaiser Guillermo.

El Gobierno provisional, a quien jurasteis fidelidad en las gloriosas jornadas de febrero, no


ha sido derrocado, sino expulsado por la violencia, y se prepara a regresar con la ayuda de
los ejrcitos del frente.
Fiel a su deber, el Consejo de la Unin de los ejrcitos cosacos ha reunido bajo su mando a
todos los cosacos y, valido del espritu que les anima, sostenido por la voluntad de todo el
pueblo ruso, ha jurado servir a su pas como lo hicieron nuestros antepasados en 1612
durante la terrible poca de dis-turbids, cuando los cosacos del Don liberaron a Mosc,
amenazado por los suecos, los polacos y los lituanos, y desgarrado por disensiones
interiores . . .
El frente considera a estos criminales con horror y desprecio. Sus saqueos, sus violencias,
sus asesinatos, su manera totalmente germnica de tratar a sus vctimas, abatidas, pero no
vencidas, han apartado de ellos a todo el pueblo.
Ciudadanos soldados, valerosos cosacos de Petrogrado, en viadm sin tardar a vuestros
delegados, a fin de que yo sepa quin es traidor a su pas y quin no lo es, con objeto de que
no corra el riesgo de hacer que se derrame sangre inocente!
Casi en el mismo instante corri de grupo en grupo el rumor de que el edificio estaba
cercado por las guardias rojas. Entr un oficial, con un brazalete rojo, y se encamin al
aposento del alcalde. Minutos ms tarde parti .y el viejo Schreider sali de su gabinete,
con el rostro tan pronto plido como encendido.
-A reunirse la Duma en sesin extraordinaria! -exclam-. Inmediatamente!
Cesaron todos los trabajos en la sala de sesiones.
-Todos los miembros de la Duma a sesin extraordinaria!
-Qu ocurre?
-No lo s ... que vamos a ser detenidos ... se va a disolver la Durna ... Se va a detener a los
diputados en la puerta . . .
As corran como reguero de plvora los comentarios excitados.
En la sala Nicols apenas haba sitio para estar de pie. El alcalde anunci que todas las
salidas estaban guardadas militarmente, que estaba prohibido entrar o salir, y que un
comisario haba amenazado con proceder a la detencin y dispersin de la Duma municipal.
Esta declamacin fue seguida de una oleada de discursos apasionados de diputados y hasta
de oyentes de las tribunas. Ningn poder tena el derecho de disolver el gobierno municipal
elegido libremente; la persona del alcalde y de todos los miembros eran inviolables; jams
se reconocera a los tiranos, los provocadores, los agentes de Alemania. En cuanto a las
amenazas de disolucin, que vengan! Tendrn que pasar sobre nuestros cadveres para

apoderarse de esta cmara, donde, como los senadores romanos, esperaremos con dignidad
la llegada de los godos! . . .
Se vot resolucin tras resolucin: una pidiendo que se informase de los acontecimientos,
por telgrafo, a las Dumas y zemstvos de toda Rusia; otra sobre la imposibilidad de que el
alcalde y el presidente de la Duma entraran en cualesquier clase de relaciones con los
representantes del Comit Militar Revolucionario o con el llamado Consejo de los
Comisarios del Pueblo; otra, reclamando un nuevo llamamiento a la poblacin de
Petrogrado para exhortarla a defender la municipalidad elegida por ella; una cuarta
propona mantenerse^en sesin permanente. . .
Mientras tanto, un diputado haba telefoneado al Smolny; anunci que el Comit Militar
Revolucionario no haba dado orden de cercar la Duma y que se iban a retirar las tropas.
Al tiempo que nosotros descendamos, Riaznov irrumpi precipitadamente por la puerta
grande, muy agitado.
-Vais a disolver la Duma? -le pregunt.
-Nada de ese! -contest-. Es un equvoco. Esta maana le dije al alcalde que la Duma no
sera inquietada. . .
Mientras iba cayendo la noche, una larga fila doble de ciclistas llegaba por la Nevski, con el
fusil en bandolera. Hicieron alto y la multitud los acos en seguida a preguntas.
-Quines sois vosotros? De dnde vens? -pregunt un hombre grueso con un cigarro
puro en los labios.
-Del duodcimo ejrcito. Llegamos del frente para ayudar a los Soviets contra la condenada
burguesa. Se alzaron gritos furiosos:
-Estos son los gendarmes bolcheviques! Los cosacos bolcheviques !
Un oficial pequeo, con chaqueta de cuero, descendi las gradas corriendo.
-La guarnicin ha vuelto la espalda -me cuchiche al odo-. Este es el comienzo del fin para
los bolcheviques. Quiere presenciar el cambio de la marea? Venga conmigo.
Tom el camino de la Mijailovskaya a paso gimnstico, y nosotros detrs de l.
-Qu regimiento es?
-Los broneviks. ..
Era grave. Los broneviks, tropas de los automviles blindados, eran, en efecto, la clave de
la situacin; quien los tuviera controlados era dueo de la ciudad.

-Los comisarios del Comit de Salvacin y de la Duma han ido a su encuentro. En este
momento deliberan. ..
-Deliberan acerca de qu? Para decidir de qu lado van a combatir?
-Oh, no! Esa no es la manera de hacerlo. Ellos no combatirn jams contra los
bolcheviques. Votarn por la neutralidad, y entonces los junkers y los cosacos. ..
La puerta de la gran escuela de equitacin Miguel estaba abierta de par en par. Dos
centinelas quisieron detenernos, pero franqueamos precipitadamente la entrada, sordos a
sus requerimientos. El interior slo estaba dbilmente iluminado por una lmpara de arijo
colgada bajo el techo de la inmensa sala, cuyas altas columnas 4 hileras de ventanas se dif
uminaban en la penumbra. A lo largo de los muros las monstruosas siluetas de los
automviles blindados se agazapaban en la sombra. Uno de ellos se encontraba totalmente
aislado en el medio, bajo la luz, y a su alrededor estaban reunidos unos dos mil soldados
vestidos con uniformes oscuros que parecan perdidos en la inmensidad de este edificio
imperial. Una docena de hombres -oficiales, presidentes y oradores de los comits de
soldados- se hallaban encaramados en la parte superior del vehculo, y un soldado hablaba
desde la torreta central. Era Janjunov, quien haba sido presidente del Congreso de los
broneviks de toda Rusia el verano anterior.
Flexible y elegante en su chaqueta de cuero con charreteras de teniente, abogaba con
elo'cuencia por la neutralidad.
-Es horrible -dijo- que los rusos maten a sus hermanos rusos. No tiene por qu haber guerra
civil entre soldados que han luchado hombro con hombro contra el zar, que han vencido al
enemigo extranjero en combates que la historia no olvidar. Qu tenemos que ver
nosotros, los soldados, en estas querellas de partidos polticos? No quiero decir que el
Gobierno provisional sea un gobierno democrtico; nosotros no queremos coalicin con la
burguesa, no; pero es necesario un gobierno de la democracia unificada; de lo contrario,
Rxisia est perdida!
Estas palabras parecieron razonables; el gran saln reson con los aplausos y las
^probaciones.
Un soldado, con el rostro plido y contrado, trep a la improvisada tribuna.
-Camaradas -exclam-. Vengo del frente rumano para deciros a todos: debe haber paz!
Debe haber paz inmediatamente! Seguiremos a quienquiera que nos d la paz, sean los
bol-cheviqties o este nuevo gobierno! La paz! No podemos combatif ms tiempo ya. No
queremos combatir ni contra los alemanes, ni contra los rusos.
Tras estas palabras salt de la tribuna; un murmullo confuso y punzante se elev de esta
masa ya encrespada para hincharse de clera cuando el. orador siguiente, un menchevique
entreguista, trat de sostener, que la guerra no poda terminar ms que por la victoria de los
Aliados.

-Hablas como Kerenski! -le lanz una voz ruda.


Luego, un delegado de la Duma abog por la neutralidad. Le escucharon con nna sensacin
de malestar, sin identificarlo como a uno de ellos. Jams he visto yo hombres que se
aplicaran con una intensidad semejante a comprender, a decidir. No se movan, dirigan
sobre el "orador una mirada de fijeza casi aterradora, las cejas fruncidas por el esfuerzo de
pensar, su frente perlada de sudor, gigantes con los ojos inocentes y claros de nios y
rostros de guerreros de epopeya...
Despus vino un bolchevique, un hombre de su propia unidad, quien habl con violencia y
odio. No tuvo ms aprobacin que el anterior. No era eso lo que ellos queran. Por el
momento, estaban desprendidos del curso normal de las preocupaciones triviales, sus
espritus estaban Henos de Rusia, del socialismo, del mundo, como si dependiera de ellos el
que la evolucin viviera o muriese.
Se sucedieron los oradores, hablando tan pronto en medio de un silencio tenso como
rodeados de clamores de aprobacin o de clera. Actuaremos o mantendremos una actitud
neutral? Volvi Janjunov, persuasivo^ benvolo. Pero no era l oficial y partidario de "na
defensa pasiva a ultranza, a pesar de todos sus discursos sobre la paz? Un obrero de la isla
Vassili fue saludado con estas palabras:
-Eres t, trabajador, quien nos va a dar la paz?
Cerca de nosotros una especie de claque, compuesta en su mayora por oficiales, animaba a
los abogados de la neutralidad. Constantemente estaban gritando: "Janjunov! Janjunov!" y
silbaban en forma injuriosa cuando quera hablar un bolchevique.
De pronto, los delegados de los comits y los oficiales entablaron, arriba del automvil, una
discusin animada acompaada de gestos vivos. Un soldado, a quien uno de los oficiales
intentaba retener, se soltar con fuerza y levant la mano.
-Camaradas -exclam-, el camarada Krylenko est aqu y quiere hablarnos!
Esto produjo un desencadenamiento de aplausos, silbidos y gritos:
-Que hable! Que siga! Que lo echen!
A todo esto, el comisario del pueblo en el Ministerio de la Guerra trep sobre el automvil,
ayudado por muchas manos que tiraban de l y lo empujaban de atrs a delante. Permaneci
inmvil un momento; despus avanzando hacia el radiador y con las manos sobre las
caderas, lanz una mirada sonriente a su alrededor: rechoncho, de piernas cortas,
descubierto, no luca insignia alguna en su uniforme.
La claque, al lado nuestro, vociferaba sin cesar:
-Janjunov! Es a Janjunov a quien queremos! Que lo echen! Callaos! Abaj el traidor!

Entonces, la* multitud se convirti en una masa tumultuosa y comenz a moverse,


deslizndose lentamente en nuestra direccin cual un alud. Hombres corpulentos de gestos
ceudos se abrieron camino hasta nosotros.
-Quin es el que est interrumpiendo nuestra reunin? -gritaron-. Quin es el que silba
aqu?
La claque, dispersada sin suavidad, huy y ya no volvi a rehacerse.
"Camaradas soldados -comenz a decir Krylenko, con voz ronca por la fatiga-: No me
encuentro en condiciones de hablar; lo siento, pero hace cuatro noches que no he dormido.
No tengo necesidad de deciros que soy un soldado. No tengo necesidad dedeciros-que
quiero \a paz. Lo que tengo que deciros es que el partido bolchevique, que ha hecho triunfar
la revolucin de los obreros y soldados con vuestra ayuda y la de todos los valientes
camaradas que han derrocado para siempre el poder de la burguesa sanguinaria, Ta
prometido ofrecer la paz a todos los pueblos y que lo ha hecho ya, hoy mismo. (Tumulto de
aplausos.) Se os pide que permanezcis neutrales cuando los junkers y los Batallones de la
Muerte, que jams son neutrales, nos fusilan en las calles y traen otra vez a Petrogrado a
Kerenski, o quiz a algn otro de su banda. Kaledin est en marcha, procedente del Don.
Kerenski llega del frente. Kornilov concentra sus ekinsty para renovar la tentativa de
agosto. Todos esos mencheviques y socialrevolucionarios que os piden que evitis la guerra
civil, cmo se han mantenido ellos en el poder sino por la guerra civil, que dura sin tregua
desde el mes de julio, y en la cual ellos han estado constantemente del lado de la burguesa,
como lo estn todava ahora?
"Cmo puedo persuadiros yo, si ya habis tomado una decisin? La cuestin es sencilla.
De un lado estn Kerenski, Kaledin, Kornilov, los mencheviques, los socialrevolucionarios,
los kadetes, la Duma, los oficiales. .. Nos dicen que sus intenciones son buenas. Del otro
lado estn los obreros, los soldados y los marinos, los campesinos pobres. El gobierno est
en vuestras manos. Vosotros sois los dueos. La gran Rusia os pertenece. La vais a
entregar vosotros?"
Se vea que se mantena de pie por un esfuerzo de voluntad y la profunda sinceridad del
sentimiento que inspiraba sus palabras estallaban en su voz fatigada. Al final se tambale,
cayendo casi; un centenar de brazos se alarg para ayudarle a bajar y los grandes espacios
sombros del local devolvieron los ecos de una ovacin inmensa.,
Janjunov trat de hacer uso de la palabra, pero como por todas partes se gritaba: "A votar,
a votar!" cedi y ley una resolucin proponiendo que se retirara al representante de los
broneviks en el Comit Militar Revolucionario y se declarara la neutralidad de stos en la
guerraS civil. Los que estuvieran en favor de la mocin deban pasar a la derecha; los que
estuvieran en contra, a la izquierda. Hubo un momento de vacilacin, de espera muda;
luego se inici un movimiento hacia la izquierda, que se fue haciendo ms rpido
gradualmente; cientos de soldados vigorosos, tropezando los unos con los otros, avanzaron
en masa compacta sobre el piso sucio, en la penumbra. . . Cerca de nosotros, un centenar de
hombres, dispefsos, abandonados por la oleada, se obstinaron en favor de la resolucin:

cuando el techo se estremeci por los hurras de la victoria, dieron media vuelta y se
apresuraron a salir de la escuela de equitacin, y al mismo tiempo de la revolucin.
Hay que imaginarse una lucha semejante que se desarroll en todos Ips cuarteles de la
ciudad, en todos los distritos, en todo el frente, en toda Rusia. Hay que imaginarse en los
regimientos a los Krylenkos aporreados de cansancio, corriendo de un lugar a otro,
discutiendo, amenazando, suplicando. Hay que imaginarse, finalmente, las mismas escenas
en todos los locales de los sindicatos, en las fbricas, en los pueblos, en todos los navios
dispersos de la flota; hay que imaginarse a cientos de miles de rusos por todo el pas, las
miradas fijas en los oradores, obreros, y campesinos, marinos, trabajando intensamente por
comprender y decidir, pensando con todas sus fuerzas -y tomando, finalmente, de manera
tan unnime, su decisin. As fue la revolucin rusa...
En el Smolny, el nuevo Consejo de Comisarios del Pueblo no permaneca ocioso. El primer
decreto ya estaba en las prensas: esa misma tarde fueron distribuidos millares de ejemplares
en las calles de la ciudad y cada tren transportaba paquetes hacia el Sur y el Este.
En nombre del Gobierno de la Repblica rusa, elegido por el Consejo de Diputados obreros
y soldados de toda Rusia, con participacin de los diputados campesinos, el Consejo de
Comisarios del Pueblo decreta:
1 Las elecciones de la Asamblea Constituyente s llevarn a cabo en la fecha sealada, es
decir, el 12 de noviembre.
2 Todas las comisiones electorales, los rganos municipales locales,-los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos y las organizaciones de soldados del frente
harn todos los esfuerzos para asegurar la libertad y regularidad del voto en la fecha
sealada.
En nombre del Gobierno de la Repblica rusa,
El presidente del Consejo de los Comisarios del Pueblo,
Vladimir Ulianov-Lenin
La Duma municipal se mantena constantemente en plena actividad. Cuando llegamos,
estaba hablando un miembro del Consejo de la Repblica. El Consejo, dijo, no se
consideraba disuelto; solamente estimaba que no poda continuar sus trabajos hasta que no
contara con un nuevo lugar de reunin. Mientras tanto, su comit director haba decidido
entrar en masa en el Comit de Salvacin. .. Y aadir, de paso, que es la ltima vez que la
historia menciona al Consejo de la Repblica rusa. ..
Luego se llev a cabo el desfile ordinario de delegados de ministerios, del Vikjel, del
Sindicato de Correos y Telgrafos, reiterando por centsima vez su determinacin de no
trabajar para los usurpadores bolcheviques. Un junkcr que haba estado en el Palacio de
Invierno pint con colores brillantes su herosmo y el de sus camaradas, as como la

conducta vergonzosa de las guardias rojas, presentando un cuadro vigoroso al cual todo el
mundo dio su asentimiento devoto. Alguien dio lectura a un artculo del peridico
socialrevolucionario Volia Naroda, que estableca que los daos causados al Palacio de
Invierno se elevaban a 500 millones de rublos, y describa con gran lujo de detalles las
escenas de saqueo y robos con fractura que se haban desarrollado.
De cuando en cuando, el telfono traa noticias. Los cuatro ministros socialistas haban sido
puestos en libertad. Krylenko se haba dirigido " la fortaleza de Pedro y Pablo para anunciar
al almirante VerdSrevski que el ministerio de Marina estaba vacante y rogarle en nombre de
Rusia, que asumiera el cargo bajo el control de los comisarias del pueblo. El viejo marino
haba consentido. . . Kerenski avanzaba, las guarniciones de los bolcheviques retrocedan
ante l. El Smolny haba promulgado otro decreto ampliando los poderes de la Duma
municipal relativos a los aprovisionamientos en vveres.
Esta ltima "insolencia" provoc un desencadenamiento de furor. Este Lenin, este
usurpador, este tirano, cuyos comisarios se haban incautado del garaje municipal, se
permitan entrar en los almacenes municipales e inmiscuirse en las operaciones del Comit
de Abastecimientos y en el reparto de vveres, este Lenin pretenda definir los lmites del
poder de una municipalidad libre, independiente y autnoma! Un diputado, con el puo
alzado, propuso cortar los vveres a la ciudad si los bolcheviques se permitan intervenir en
el funcionamiento del Comit de Abastecimientos...
Otro, representante del Comit especial de Abastecimientos, seal que la situacin
alimenticia era muy grave y pidi el envo de delegados para acelerar la llegada de los
trenes de vveres.
Dedonenko Aunci dramticamente que la guarnicin vacilaba: el regimiento Semenov
haba resuelto ya ponerse a las rdenes del partido socialrevolucionario; las tripulaciones de
los torpederos del Neva estaban indecisas. Inmediatamente se nombraron siete delegados
para continuar la propaganda entre las tropas. . .
Luego subi a la tribuna el viejo alcalde:
-Camaradas y ciudadanos! Acabo de saber que los prisioneros de la fortaleza de Pedro y
Pablo se encuentran en peligro. Catorce junkers de la escuela Pablo han sido desnudados y
torturados por los guardianes bolcheviques. Uno de ellos se ha vuelto loco. Estn
amenazando con linchar a los ministros!
Se produjo un torbellino de indignacin y horror, cuya violencia aument cuando una mujer
vestida de gris, baja y rechoncha, pidi la palabra y alz su voz dura y metlica. Era Vera
Slutskaya, veterana revolucionaria y miembro bolchevique de la Duma.
-Eso es una mentira y una provocacin! -dijo, impasible bajo el diluvio de injurias-. El
Gobierno obrero y campesino que ha abolido la pena de muerte no puede permitir tales
actos. Pedimos que se abra una investigacin inmediata, y si hay algo de verdad en los
hechos de que se informa, el gobierno tomar enrgicas medidas.

Inmediatamente se nombr una comisin integrada por representantes de todqs los partidos
y que se dirigi a la fortaleza de Pedro y Pablo para investigar. Nosotros salimos con ella,
mientras la Duma nombraba otra comisin encargada de ir al encuentro de Kerenski con el
fin de tratar de que no hubiera efusin de sangre a su entrada en la capital. . .
Era ms de medianoche cuando pasamos delante de los centinelas de la fortaleza. A la dbil
luz de las escasas lmparas elctricas, avanzamos a lo largo de la iglesia, donde reposan los
zares, bajo la esbelta espira dorada con su carilln que continu tocando durante meses,
todos los das al medioda, el Boje tsaria Jrani ("Dios proteja a nuestro zar").. . El lugar
estaba desierto, la mayor parte de las ventanas ni siquiera estaba iluminada. De cuando en
cuando, nos topbamos con una masa que andaba a tientas en la sombra y que responda a
nuestras preguntas con el acostumbrado Ia nie snayu ("No s").
A nuestra izquierda, se alzaba la silueta sombra del bastin Trubetskoi, esa tumba viviente
donde tantos mrtires de la libertad dejaron la vida o la razn en la poca del zar, y donde, a
su vez, el Gobierno provisional haba encarcelado a los ministros del zar y los
bolcheviques? a los del Gobierno provisional.
Un amable marino nos condujo a la oficina del comandante, en una casita cerca de la Casa
de la Moneda. Una media docena de guardias rojas, marinos y soldados estaban sentados en
una habitacin caliente, llena de humo, en la que un samovar humeaba alegremente. Nos
acogieron con cordialidad y nos ofrecieron t. El comandante haba salido. Acompaaba,
nos dijeron, a una comisin de sabotajnis (saboteadores) de la Duma municipal que insista
en que se estaba matando a todos los junkers. Esto parecidivertirles muchsimo. En un
extremo de la habitacin se hallaba sentado un hombrecillo calvo que tena todo el aspecto
de ser un viejo verde; vestido con levita y una pelliza lujosa, mordisqueaba su bigote y
lanzaba a-^su- alrededor miradas de rata acosada. Acababa de ser detenido. Alguien dijo,
mirando con displicencia hacia donde estaba el hombre, que se trataba de un ministro o
cosa parecida. El hombrecillo no pareci oir; estaba evidentemente aterrado, no obstante
que los ocupantes de la habitacin no mostraban animosidad alguna hacia l.
Me encamin hacia l y le dirig la palabra en francs.
-Conde Tolstoi -respondi, haciendo su presentacin, mientras se inclinaba con rigidez-. No
comprendo por qu he sido detenido. . . Cruzaba el puente Trotzki para ir a mi casa, cuando
dos de estos. .. de estos. . . individuos me detuvieron. Yo fui comisario del Gobierno
provisional adjunto al Estado Mayor, pero de ninguna manera miembro del gobierno. . .
-Vamos a dejarlo marchar -propuso un marino-. Es inofensivo.
-No! -respondi el soldado que lo haba conducido-. Debemos preguntarle al comandante.
-El comandante! -ri burln el marino-. Es que hemos hecho la revolucin para continuar
obedeciendo a los oficiales?

... Un praportchik (aspirante) del regimiento de Pablo nos refiri cmo haba comenzado la
insurreccin.
El regimiento se encontraba de servicio en el Estado Mayor General la noche del 6.
Algunos de mis camaradas y yo estbamos de guardia'. Ivn Pavlovitch y otro -no recuerdo
su nombre- se hallaban escondidos detrs de las cortinas de la ventana, en la habitacin
donde estaba reunido en sesin el Estado Mayor. Escucharon toda clase de cosas, entre
otras la orden de hacer venir durante la noche a Petrogrado a los junkers de Gatchina, y la
de advertir a los cosacos que estuvieran preparados para el da siguiente por la maana. Los
puntos principales de la ciudad deban ocuparse antes del amanecer; se decidi igualmente
abrir los puentes. Pero cuando se comenz a tratar de cercar el Smolny, Ivn Pavlovitch no
pudo aguantar ms tiempo. Precisamente en aquel momento haba muchas idas y venidas
de las cuales se aprovech para deslizarse fuera de su escondite y bajar a la sala de guardia,
mientras su camarada continuaba escuchando.
"Yo comenc a sospechar que se preparaba algo. A cada momento llegaban auomviles
llenos de oficiales; todos los ministros se encontraban all. Ivn Pavlovitch me cont lo que
haba es cuchado. Eran las dos y media de la maana. El secretario del comit del
regimiento estaba presente; le referimos la cosa y solicitamos su consejo."-Hay que detener
a todos los que entren o salgan -respondi-. Es lo que hicimos. Al cabo de una hora
habamos agarrado a varios oficiales y dos ministros a los que enviamos derechos al
Smolny. Pero el Comit Militar Revolucionario no estaba preparado; all no supieron qu
hacer y poco despus recibimos la orden de dejar circular libremente y no detener a nadie.
Entonces nos fuimos corriendo al Smolny y necesitamos una hora larga para hacerles
comprender que era la guerra. Eran las cinco cuando regresamos al Estado Mayor y casi
todo el mundo se haba marchado. De todos modos, detuvimos a algunos. . . y la
guarnicin, finalmente, estaba alerta. . ."
Un guardia rejo de la isla Vassili nos describi con gran abundancia de detlleselo que
haba ocurrido en su distrito d gran da de la insurrecin.
-No tenamos ametralladoras all -dijo riendo-, y no podamos recibirlas del Smolny. El
camarada Zalkind, miembro de la Duma de la barriada, record de repente que en la sala de
sesiones de la alcalda se encontraba una ametralladora tomada a los alemanes.
Acompaados por otro camarada nos fuimos all. Los mencheviques y los
socialrevolucionarios estaban precisamente reunidos en sesin. Abrimos la puerta y nos
dirigimos hacia ellos; eran doce o quince los que estaban sentados alrededor de la mesa, y
nosotros ramos tres. Al vernos, dejaron de hablar y nos contemplaban con asombro.
Cruzamos la habitacin, desmontamos la ametralladora; el camarada Zalkind agarr una
parte y yo la otra. Nos la echamos a las espaldas y salimos. Nadie nos dijo una palabra.Sabes t c.mo se tom el Palacio de Invierno? -pregunt un tercero, un marino-. Hacia
las once nos percatamos que no haba junkers por el lado del Neva. Entonces forzarnos las
puertas y comenzamos a introducirnos por diferentes escaleras, uno por uno o en grupos
pequeos. Cuando llegamos arriba fuimos detenidos por los junkers, que nos desarmaron.
Pero como continuaron llegando compaeros nuestros, pronto estuvimos en mayora.
Entonces nos toc a nosotros el turno de quitarles las armas a los unkers. . .

En este momento entr el comandante, un joven suboficial de aspecto jovial, con el brazo
en cabestrillo y sombras ojeras producidas por la falta de sueo. Su mirada se pos primero
sobre el detenido, que inmediatamente se puso a explicar su situacin.
-Ah! Perfectamente -le interrumpi el otro-. Entonces usted formaba parte de ese comit
que se neg a entregar el Estado Mayor el mircoles por la tarde. Oh! Ya no le necesitamos
a usted, ciudadano. Lo siento.
Abri la puerta y, con un gesto, le indic al conde Tolstoi que se poda marchar. Hubo
algunos murmullos de protesta, sobre todo por parte de las guardias rojas, y el marino
exclam triunfalmente:-Qu tal? No os lo haba dicho yo?
Dos soldados se dirigieron inmediatamente al comandante. Haban sido delegados por la
guarnicin de la fortaleza para presentar una protesta. Los prisioneros, dijeron, reciban la
misma alimentacin que los guardianes, cuando apenas si haba lo suficiente para no
morirse de hambre. Por qu se trataba tan bien a los contrarrevolucionarios?
-Nosotros somos revolucionarios, camaradas, no bandidos -repuso el comandhte.
Despus se volvi hacia nosotros. Le explicamos que corra el rumor de que se torturaba a
los junkers y que la vida de los ministros corra peligro. No nos sera posible ver a los
prisioneros a fin de demostrar al mundo...?
-No -respondi nerviosamente el joven militar-. No voy a molestar una vez ms a los
prisioneros. Ahora mismo acabo de verme obligado a despertarlos. Seguramente que han
credo que bamos a verlos para matarlos. .. La mayor parte de los junkers ha sido puesta en
libertad y el resto saldr maana.
Dio media vuelta bruscamente.
-Podramos hablar a la comisin de la Duma? El comandante, que estaba sirvindose un
vaso de t, hizo una seal afirmativa.
-Todava e,stn en el vestbulo -dijo negligentemente.
En efecto, se encontraban al otro lado de la puerta, agrupados alrededor del alcalde y
discutiendo con animacin a la dbil luz de una lmpara de petrleo.
-Seor alcalde -le dije-, nosotros somos corresponsales norteamericanos. Quisiera usted
hacer el favor de comunicarnos oficialmente el resultado de su investigacin?
Volvi hacia nosotros su rostro digno y venerable.
-Las acusaciones no contienen la menor sombra de verdad -expuso hablando con lentitud-.
Aparte de los incidentes que se produjeron al ser conducidos aqu, los ministros han sido

tratados con todos \qs miramientos. En cuanto a los junkers, ni uno solo ha tenido que
padecer la ms leve molestia. ..
A lo largo de la Nevski, a travs de las sombras de la ciudad desierta, una columna
interminable de soldados avanzaba en silencio al encuentro de Kerenski. En las callejuelas
oscuras, los automviles circulaban con. los faros apagados. Una actividad furtiva reinaba
en Fontanka No. 6, cuartel general del Soviet de los campesinos, as cromo en cierto local
de un gran edificio de la Nevski y en la Escuela de Ingenieros. La Duma estaba iluminada. .
.
En el Smolny, las oficinas del Comit Militar Revolucionario parecan lanzar chispas, como
una dinamo que estuviera trabajando a demasiada potencia.. .

Notas
1. Murianov era teninte coronel. [Nota del traductor]
2. Los bolcheviques y los partidos.
LLAMAMIENTOS Y PROCLAMAS

A todas las organizaciones civiles y militares del partido socialrevolucionario


"La insensata tentativa de los bolcheviques se halla a punto de fracasar totalmente. La
guarnicin est dividida y desmoralizada. Los ministerios no trabajan. Va a faltar el pan.
Todos los grupos polticos, excepto un puado de maximalistas, han abandonado el
congreso. El partido bolchevique se halla aislado. Las represiones contra las imprentas del
Comit Central, la detencin de los camaradas Malov, Tsion y otros miembros del partido,
los actos de saqueo y violencia que,racompaaron a la toma del Palacio de Invierno,
aumentaron el malestar de una parte considerable de los marinos y soldados. La central del
Comit de la Flota llama a desobedecer a los bolcheviques!
"Proponemos: Primero, que se preste el concurso ms completo a las organizaciones
militares, a los comisarios y oficiales con vistas a la liquidacin definitiva de un empeo
insensato y a la agrupacin en torno al Comit para la Salvacin de la patria y la
revolucin, cuyo deber es crear un poder revolucionario y democrtico acorde con el
siguiente programa: entrega inmediata de la tierra a los comits agrarios, propuesta
inmediata de una paz democrtica general a todos los pases beligerantes. Segundo, que se
tomen medidas para proteger las sedes del partido. Tercero, estar preparados a fin de poder
responder, en el momento oportuno, al llamamiento del Comit Central para oponer una
resistencia activa a las tentativas de los elementos contrarrevolucionarios que quieran
aprovecharse de la aventura bolchevique para acabar con las conquistas de la revolucin.
Cuarto, montar, la mayor vigilancia para oponerse al enemigo, que querr aprovecharse del
debilitamiento del frente."

El Comit Central y la comisin militar del Comit Central del partido


socialrevolucionario.
9 de noviembre de 1917.
Entracto de la Pravda
"...Quin es Kerenski? Un usurpador, cuyo puesto est en la fortaleza de Pedro y Pablo,
junto a Kornilov y a Kichkin. Un criminal, que defraud la confianza de los soldados, los
campesinos y los obreros.
"Kerenski es el asesino de los soldados.
"Kerenski es el verdugo de los campesinos.
"Kerenski es el estrangulador de los obreros. "Eso es este Kornilov II, que espera en vano
asestar un golpe mortal a la libertad conquistada por los obreros, los soldados y los
campesinos!"
3. Guardias de corps de Ivn el Terrible en el siglo XVII, conocidos por su crueldad. [Nota
del traductor]

CAPTULO VII
EL FRENTE REVOLUCIONARIO

Sbado 10 de noviembre. . .
Ciudadanos!
El Comit Militar Revolucionario declara que no tolerar ninguna violacin del orden
revolucionario . .
Los robos, los actos de pillaje, los ataques a mano armada y las tentativas de pogromos
sern castigados severamente ...
Siguiendo el ejemplo de la Comuna de Pars, el Comit aplastar sin piedad a los
saqueadores y a los instigadores del
desorden . . .
La ciudad permaneca tranquila. Ni una sola persona asaltada, ni un robo, ni siquiera una
camorra entre beodos. Patrullas armadas recorran las calles silenciosas durante la noche;
en las plazuelas, los soldados y las guardias rojas, sentados en cuclillas alrededor de
pequeas hogueras, rean y cantaban. Durante el da, multitudes de gentes se agrupaban en

las aceras para escuchar las interminables y acaloradas discusiones entre estudiantes,
soldados, hombres de negocios y obreros.
Los ciudadanos se detenan uno a otro en la calle preguntndose:
-Llegan los cosacos?
-No...
-Cules son las ltimas noticias?
-No s nada. Dnde est Kerenski?
-Se dice que no est a ms de ocho kilmetros de Petrogra-do.. . Es cierto que los
bolcheviques han buscado refugio en el crucero Aurora?
-Eso dicen .. .
Los muros, unos cuantos peridicos, gritaban las noticias: ments, llamamientos, decretos...
Un inmenso cartel reproduca el manifiesto histrico del Comit Ejecutivo de los Diputados
campesinos:
Ellos [los bolcheviques] se atreven a decir que tienen el apoyo de los Soviets de los
Diputados campesinos
Es preciso que toda la Rusia revolucionaria sepa que es mentira y que los campesinos
todos, por boca del Comit Ejecutivo del Soviet de los Diputados campesinos de toda
Rusia, rechazan con indignacin toda participacin de los campesinos o/ganizados en esta
violacin criminal de la voluntad de todos los trabajadores . . .
Otro anuncio emanaba de la seccin de soldados del partido socialrevolucionario:
La loca tentativa de los bolcheviques est en vsperas de estrellarse. La guarnicin se halla
dividida . . Los ministerios estn en huelga, el pan escasea. Todos los partidos, con
excepcin de los bolcheviques, han abandonado el Congreso. Los bolcheviques estn
solos . . .
Hacemos un llamamiento a todos los elementos sanos para que se agrupen alrededor del
Comit para la Salvacin del pas y la revolucin y para que se preparen seriamente a
responder al primer llamamiento del Comit Central...
El Consejo de la Repblica, en una hoja especial, enumeraba sus desdichas:
Cediendo a la fuerza de las bayonetas, el Consejo se ha visto obligado a disolverse el 7 de
noviembre, y a suspender provisionalmente sus trabajos.

Los usurpadores del poder, que no apean de los labios las palabras libertad y socialismo,
han encarcelado en una prisin zarista a los miembros del Gobierno provisional, incluidos
los ministros socialistas. Han suprimido los peridicos, se han incautado de las imprentas . .
. Un gobierno semejante debe ser considerado como enemigo del pueblo y de la revolucin;
hay que luchar contra" l y derrocarlo. . .
El Consejo de la Repblica, en espera de la reanudacin de sus trabajos, invita a los
ciudadanos a agruparse estrechamente en torno a las secciones locales del Comit para la
Salvacin del pas y la revolucin, que trabajan para el derrocamiento de los bolchevique y
la formacin de un gobierno capaz de llevar al pas martirizado hasta la Asamblea
Constituyente.
El Dielo Naroda escriba:
Una revolucin es un levantamiento de todo el pueblo. ..Quin ha reconocido la "segunda
revolucin" de los seores Lenin, Trotzki y sus aclitos? Un pequeo nmero de obreros,
soldados y marinos, a quienes han conseguido engaar, y nadie ms...
Y el Narodnoye Slovo ("La Palabra del Pueblo", rgano socialista-popular) :
Un gobierno obrero y campesino? Qu ilusin! Nadie, ni en Rusia, ni en los pases
aliados, reconocer a este gobierno. Ni los mismos pases enemigos lo reconocern . . .
La prensa burguesa haba desaparecido, por el momento...
El Pravda public un relato de la primera reunin del nuevo Tsik, el Parlamento de la
Repblica sovitica rusa. Miliutin, comisario de Agricultura, hizo notar, en esta sesin, que
el Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos haba convocado un congreso campesino de
toda Rusia para el 13 de diciembre.
-Pero -dijo- nosotros no podemos aguardar. Precisamos el apoyo de los campesinos.
Propongo, por lo tanto, que tomemos la iniciativa de este congreso y lo convoquemos
inmediatamente. . .
Los socialrevohcionarios de izquierda asintieron. Inmediatamente se redact un
llamamiento a los campesinos de Rusia y se eligi un comit de cinco miembros para que
pusieran el proyecto en ejecucin.
La cuestin de los planes del reparto de la tierra y la del control obrero de la industria
fueron aplazadas hasta que los peritos acabaron sus informes.
Se leyeron y aprobaron tres decretos,[1] un reglamento general de la prensa, preparado por
Lenin, ordenando la supresin de todos los peridicos que instigaban a la resistencia y
desobediencia al nuevo gobierno, incitaran a cometer actos criminales o bien deformaran
deliberadamente las noticias; decreto sobre la moratoria de los alquileres; decreto
implantando la milicia obrera. Adems, se adoptaron dos medidas: una confiriendo a la

Duma municipal el poder de requisar los apartamientos y locales vacos; la otra,


prescribiendo la descarga de los vagones en las terminales, a fin de activar la distribucin
de los gneros alimenticios de primera necesidad y de liberar el precioso material rodante...
Dos horas ms tarde, el Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos lanzaba a toda Rusia el
siguiente telegrama:
La organizacin irregular bolchevique, nombrada Bur organizador del congreso
campesino de toda Rusia, invita telegrficamente a todos los Soviets campesinos a enviar
sus delegados a un congreso en Petrogrado.
El Comit Ejecutivo del Soviet de los Diputados campesinos de toda Rusia declara que no
ha dejado de considerar que sera peligroso en este momento alejar de las provincias las
fuerzas necesarias para preparar las elecciones a la Asamblea Constituyente, que es la nica
salvacin de los campesinos y de todo el pas. Confirmamos que la apertura del congreso
campesino est fijada para el 13 de diciembre.
En la Duma reinaba gran agitacin: los oficiales iban y venan, el alcalde conferenciaba con
los jefes del Comit de Salvacin. Un consejero lleg corriendo con un ejemplar de la
proclama de Kerenski que un aeroplano, volando a poca altura, acababa de dejar caer a
centenares sobre la perspectiva Nevski; en ella se amenazaba con una venganza horrible a
quienes no se sometiesen y ordenaba a los soldados que depusiesen las armas y se
concentrasen inmediatamente en el Campo de Marte.
El primer ministro haba tomado Tsrskoye Selo, nos dijeron, y se encontraba en la
campia de Petrogrado, a ocho kilmetros solamente de la ciudad. Hara su entrada al da
siguiente por la maana, es decir, dentro de unas pocas horas. Las tropas soviticas en
contacto con los cosacos se haban pasado al Gobierno provisional. Tchernov se encontraba
en alguna parte entre los dos adversarios, tratando de integrar una fuerza "neutral"
destinada a impedir la guerra civil.
En la capital,, los regimientos de la guarnicin, se segua diciendo, haban retirado su apoyo
a los bolcheviques. El Smolny ya estaba abandonado .. . Toda la mquina gubernamental
haba dejado de funcionar. Los empleados del Banco del Estado se haban negado a trabajar
bajo las rdenes de los comisarios del Smolny y a entregarles el dinero. Todos los bancos
privados haban cerrado sus ventanillas. Los ministerios estaban en huelga. Un comit
especial de la Duma estaba haciendo un recorrido por las casas de comercio a fin de reunir
los fondos necesarios para pagar a los huelguistas. . .[2]
Trotzki, que se haba trasladado al ministerio de Negocios Extranjeros para hacer traducir el
decreto sobre la paz a los principales idiomas extranjeros, recibi en su cara la dimisin que
le lanzaron seiscientos empleados.. . Chliapnikov, comisario de Trabajo, haba ordenado a
todos los empleados de su ministerio que se reintegraran a sus puestos en un plazo de
veinticuatro horas, bajo pena de perder sus empleos y sus derechos a la jubilacin; slo los
ujieres haban obedecido . .. Algunas secciones del Comit especial de Suministros
suspendieron su actividad antes que someterse a los bolcheviques. . . A pesar de las

tentadoras promesas de salarios elevados y de mejoras a su situacin, los empleados de la


central telefnica se negaban a dar comunicacin alguna al cuartel general sovitico. . .
El partido socialrevolucionario haba votado la expulsin de aquellos de sus mienjbros que
haban permanecido en el Congreso de los Soviets o que estaban participando en la
insurreccin. . .
En cuanto a la provincia, Mohilev se haba declarado contra los bolcheviques. En Kiev, los
cosacos haban expulsado a los Soviets y detenido a los jefes insurgentes. El Soviet y la
guarnicin de Luga haban afirmado su fidelidad al Gobierno provisional e invitado a toda
Rusia a que los imitara. Kaledin haba dispersado a todos los Soviets y sindicatos de la
cuenca del Donets y sus fuerzas estaban en marcha hacia el Norte...
Un representante de los ferroviarios dijo:
-Ayer enviamos un telegrama a toda Rusia para pedir el cese inmediato de la guerra entre
los partidos polticos, y reclamamos la formacin de un gobierno de coalicin socialista. Si
no obtenemos satisfaccin maana lanzaremos un llamamiento a la huelga . . . Maana por
la maana se reunirn todos los grupos para examinar la cuestin . . . Los bolcheviques
.parecen desear vivamente un arreglo . ..
-Si es que viven hasta entonces! -exclam riendo el ingeniero jefe de la ciudad, hombre
corpulento y coloradote. . .
Al irnos aproximando al Smolny -que no slo no estaba abandonado, sino ms activo que
nunca, con sus continuas idas y venidas de obreros y soldados, con guardias dobles por
todas partes-, encontramos a los periodistas de los diarios burgueses y socialistas
"moderados".
-Nos han echado! -exclam el de la Valia N arada. Bontch-Bruevitch ha bajado a la oficina
de la prensa y nos ha dicho que salisemos. Dice que somos espas!
Y todos se jpusieron a gritar a la vez:
-Insulto! Ofensa! Libertad de prensa!
En el vestbulo se apilaban en grandes mesas llamamientos, proclamas y ojenes del Comit
Militar Revolucionario. Los obreros y soldados los llevaban por paquetes enormes a los
automviles que esperaban afuera.
Uno de estos manifiestos deca:
A la picota!

En el momento trgico que atraviesan las masas rusas, los mencheviques conciliadores, as
como los socialrevolucionarios de derecha? han traicionado a la clase obrera. Se han
enrolado en las filas de Kornilov, de Kerenski y de Savinkov . . .
Imprimen las rdenes del traidor Kerenski y crean el pnico en la ciudad difundiendo los
rumores ms ridculos acerca de supuestas victorias de estos renegados . ..
Ciudadanos! No deis crdito a esos falsos rumores. Ninguna fuerza puede "vencer al
pueblo insurrecto ... El castigo merecido espera el primer ministro Kerenski y sus secuaces.
Nosotros los ponemos en la picota. Los entregamos al desprecio de los obreros, soldados,
marinos y campesinos, a quienes ellos quieren volver a encadenar. Jams podrn borrar de
sus rostros la mancha dt la indignacin y el desprecio populares.
Vergenza y maldicin a los traidores al pueblo!
El Comit Militar Revolucionario se haba trasladado a locales ms amplios, la sala 17, en
el piso superior. En la puerta haban sido apostados varios guardias rojas. En el interior, en
un espacio estrecho, aislado por una barrera, se apretujaba una multitud de gentes bien
vestidas, de aspecto exterior respetable, pero interiormente devoradas por el odio y los
setimientos de venganza, burgueses que queran un permiso para sus automviles o un
pasaporte para salir de la ciudad; entre ellos haba muchos extranjeros. Bill Chaov y Peters
estaban de servicio. Suspendieron todas sus ocupaciones para leernos los ltimos boletines.
El 1797 regimiento de reserva se haba pronunciado en favor del apoyo. Cinco mil
trabajadores de los muelles Putilov saludaban al nuevo gobierno. Apoyo entusiasta
igualmente del Comit Central de los sindicatos. La guarnicin y la escuadra de Revel
haban elegido comits militares revolucionarios y enviaban tropas. Los comits militares
revolucionarios eran dueos de la situacin en Pskov y Minsk. Saludos de los Soviets de
Tsaritsin, Rostov del Don, Piatigorsk, Sebastopol... La divisin de Finlandia, los nuevos
comits de los ejrcitos 59 y 65, juraban fidelidad . .
Las noticias de Mosc eran inciertas. Las posiciones estratgicas de la ciudad estaban
ocupadas por las tropas del Comit Militar Revolucionario; dos compaas de servicio en el
Kremlin se haban pasado a los Soviets, pero el arsenal se hallaba en manos del coronel
Riabtsev y sus juitiers. El Comit Militar Revolucionario haba pedido armas para los
obreros y Riabtsev haba tenido conversaciones con l hasta la maana, pero bruscamente
haba enviado un ultimtum al Comit, ordenando a las tropas soviticas que se rindieran y
al Comit que se disolviera. Se haban producido combates. . .
En Petrogrado, el Estado Mayor se someti inmediatamente a los comisarios del Smolny.
El Tsentroflot, que se obstin, fue ocupado por Dybenko, a la cabeza de una compaa de
marinos de Cronstadt, y se form un nuevo Tsentrflot con el apoyo de las naves del
Bltico y el Mar Negro ...

Pero bajo esta alegre seguridad se perciba un vivo sentimiento de inquietud. Los cosacos
de Kerenski avanzaban; disponan de artillera. Skripnik, secretario de los comits de
fbrica, amarillento y enflaquecido, me asegur que formaban un cuerpo de ejrcito, pero
aadi con ardor:
-No nos agarrarn vivos. Petrovski tuvo una sonrisa cansada:
-Maana quiz podamos dormir . . . para mucho tiempo . .. Losovski, con su cara
demacrada y su barba roja, dijo:
-Qu posibilidades tenemos? Estamos solos . . . Somos una turbamulta impotente contra
tropas adiestradas!
En el Sur, en el sudoeste, los Soviets haban huido ante Kerenski. Las guarniciones de
Gatchina, de Pavlosk y de Tsrskoye Selo estaba divididas: una parte estaba en favor de la
neutralidad; ei resto, sin oficiales, aflua sobre la capital en el mayor desorden.
En las salas se estaba colocando el siguiente comunicado:
Krasnoye Selo, 10 de noviembre, 6 de la maana.
Para transmitir al Gran Cuartel General, al comandante en jefe y a los comandantes de
ejrcito del frente Norte, y a todos, todos, todos.
El ex ministro Kerenski ha tratado, por medio de un telegrama falso enviado a todos, de
hacer creer que las tropas revolucionarias ^de Petrogrado han rendido las armas y se han
unido a las fuerzas del antiguo gobierno, del gobierno de los traidores, y que el Comit
Militar Revolucionario les ha dado la orden de replegarse. Las tropas de un pueblo libre no
se repliegan ni se rinden.
Nuestras tropas han abandonado Gatchina en buen orden a fin de evitar una efusin de
sangre entre ellas y sus hermanos cosacos, que se han dejado engaar, y para ocupar una
posicin ms favorable. Su posicin es ahora tan fuerte que no hay motivo^para
inquietarse, incluso en el caso de que Kerenski y sus compaeros de armas dispusieran de
fuerzas diez veces superiores a las que tienen actualmente. La moral de nuestras tropas es
excelente.
La calma reina en Petrogrado.
El jefe de la defensa de Petrogrado
y del distrito de Petrogrado,
Teniente coronel Muraviov

En el momento en que salamos del Comit Militar "Revolucionario entraba Antonov,


plido como un cadver, con un papel en la mano.
-Expedid esto -dijo.
A los Soviets de distrito de Diputados obreros y a los Comits de fbrica
Orden
Las bandas kornilovistas de Kerenski amenazan las entradas a la capital. Se han dado las
rdenes necesarias para aplastar sin piedad esta tentativa contrarrevolucionaria dirigida
contra el pueblo y sus conquistas.
El ejrcito y las guardias rojas necesitan el apoyo inmediato de los obreros.
Ordenamos a los Soviets de distrito y a los comits de fbrica:
Io Enviar"*el mayor nmero posible de obreros para abrir trincheras, levantar barricadas y
tender alambradas.
2 Interrumpir inmediatamente, si es preciso, el trabajo en las fbricas.
3 Recoger todo el alambre sencillo o de pas disponible, as como las herramientas
necesarias para abrir trincheras y levantar barricadas.
4 Proveerse de todas las armas disponibles.
5 Observar la ms estricta disciplina y mantenerse preparados para sostener por todos los
medios al ejrcito de la revolucin.
El presidente del Soviet de los D.O.S., comisario del pueblo,
Len Trotzki.
El presidente del Comit Militar Revolucionario, Comandante en jefe del distrito,
N. Podvoiski.
Cuando estuvimos fuera, en la semioscuridad de este da sombro y triste, escuchamos por
todos los puntos del horizonte el ulular de las sirenas de las rfbricas. Su sonido ronco y
entrecortado estaba cargado de presagios. Los obreros, por decenas de millares, hombres y
mujeres, se desparramaban por las calles; los cuchitriles zumbantes vomitaban por decenas
de millares su poblacin de rostros terrosos y famlicos. La ciudad roja estaba en peligro!
Los cosacos! Hacia el Sur y el sudoeste, por las viejas calles que conducen a la Puerta de
Mosc, la marejada se ensanchaba, hombres, mujeres y nios, armados de fusiles, de picos,
de palas, de carretes de alambre, las cartucheras sujetas sobre sus propias ropas de
trabajo . .. Jams se vio un xodo espontneo semejante de toda una inmensa ciudad. Se
desplazaban como un torrente, arrastrando a su paso compaas de soldados, caones,

camiones, automviles, carretas: el proletariado revolucionario iba a ofrecer sus pechos


para proteger la capital de la repblica obrera* y campesina!
Delante de la puerta del Smolny estaba detenido un automvil. Un hombre delgado, con
gafas gruesas que agrandaban sus ojos orlados de rojo, hablaba con esfuerzo, apoyado
contra un guarda-barro, las manos enfundadas en su gabn rado. Cerca de l un marino
corpulento, de clara mirada juvenil, iba y vena nerviosamente, jugando descuidadamente
con un revlver enorme de acero pavonado, que .no abandonaba jams su mano. Eran
Antonov y Dybenko.
Algunos soldados estaban tratando de sujetar dos bicicletas sobre el estribo del automvil.
El chofer protest furiosamente. Eso iba a estropear el esmalte! Desde luego l era
bolchevique y saba muy bien que el automvil proceda de un burgus y que las bicicletas
estaban destinadas a los agentes de enlace; pero su orgullo profesional de chofer se
rebelaba. Se dejaron las bicicletas ...
Los comisarios del pueblo de Guerra y Marina iban a dirigirse en viaje de inspeccin al
frente revolucionario. Podramos acompaarles? Imposible, claro; el automvil no tena
ms que cinco plazas; los dos comisarios, los dos ordenanzas y el conductor. Sin embargo,
un ruso conocido mo, a quien llamar Trucichka, se instal tranquilamente en el coche y
no hubo ningn argumento que lo hiciera desalojar.
Yo no tengo razn alguna para dudar de la verdad del relato que me hizo Trucichka de esta
jornada. Al tiempo que seguan la perspectiva Suvorovsky, alguno de ellos plante la
cuestin de la comida. Podan permanecer en camino tres o cuatro das en una regin que
estaba bastante mal de provisiones. Detuvieron el coche. Y dinero? El comisario de Guerra
se registr los bolsillos. Ni un kopec. El comisario de Marina no tena un cntimo con l y
el chofer tampoco. Fue Trucichka quien tuvo que hacer las compras.
Al dar la vuelta a la Nevski se revent un neumtico.
-Qu vamos a hacer? -pregunt Antonov.
-Requisar otro automvil -sugiri Dybenko, blandiendo su revlver. Antonov se plant en
medio de la calle y detuvo un coche conducido por un soldado.
-Necesito tu automvil -le dijo Antonov.
-Pues no lo tendrs -le contest el soldado.
- Sabes quin soy? - replic Antonov al tiempo que le presentaba un documento
certificando que haba sido nombrado comandante en jefe de todos los ejrcitos de la
Repblica rusa, y que a este ttulo se le deba obedecer sin discusin.
- Aunque fuese el diablo en persona - le dijo el soldado acaloradamente - no tendras este
coche; pertenece al primer regimiento de ametralladoras y transporta municiones.

La dificultad fue resuelta por la llegada de un viejo taxi que luca la bandera italiana
(durante los perodos de disturbios los automviles privados eran registrados por sus
propietarios bajo el nombre de consulados extranjeros, para salvarlos de la requisa) . Se
desaloj al grueso personaje que se arrellanaba enfundado en una lujosa pelliza y la
expedicin continu.
Al llegar a la barrera de Narva, a una decena de millas del Smolny, Antonov pregunt por el
comandante de la guardia roja. Le condujeron al extrfmo del pueblo, donde algunos cientos
de obreros haban abierto trincheras y esperaban a los cosacos.
- Todo va bien, oamarada? - pregunt Antonov.
- Todo est perfecto, camarada - respondi el comandante - . La moral de las tropas es
excelente . . . Slo que ... no tenemos municiones . . .
- En el Smolny hay dos mil cargadores - le dijo Antonov - . Voy a darle una orden - Busco
en sus bolsillos.
- Tiene alguien un pedazo de papel?
Ni Dybenko, ni los agentes de enlace lo tenan. Trucichka ofreci su carnet . . .
- Demonios! No tengo lpiz - exclam Antonov - . Quin tiene un lpiz?
Naturalmente, slo Trucichka posea un lpiz . . . Como nosotros quedamos abandonados a
nuestros medios nos dirigimos a la estacin del ferrocarril de Tsrskoye Selo. Al subir por
la Nevski nos encontramos con guardias rojas que desfilaban armados, algunos con
bayonetas, otros sin ellas. El crepsculo del invierno caa rpidamente. Erguida la cabeza,
en columna de cuatro jen fondo, ms o menos regular, chapoteaban en el barro helado, Isin
msica, sin tambores. Encima de ellos ondeaba una bandera [roja con una inscripcin en
letras torpemente trazadas: "Paz! o Tierra!" Eran muy jvenes. La expresin de sus rostros
era la de hombres que saben que van a morir . . . Con aire a la vez dolo-ido y desdeoso, las
gentes, en las aceras, los vean pasar en medio un silencio rencoroso.
En la estacin nadie saba con exactitud dnde se encontraba Kerenski, ni dnde estaba el
frente. Los trenes no pasaban de Tsrskoye . ..
Nuestro vagn estajja lleno de campesinos que regresaban a sus hogares cargados de
paquetes y de peridicos de la tarde. Las conversaciones giraban nicamente en torno a la
revolucin bolchevique; de no ser por esto, hubiera resultado imposible creer que la potente
Rusia estaba desgarrada en dos por la guerra civil y que nuestro tren se diriga hacia la zona
de combate. A travs de la ventanilla podamos distinguir, en la oscuridad que se haca ms
y ms densa, masas de soldados avanzando hacia la ciudad sobre el camino lodoso y
blandiendo sus armas al tiempo que discutan. Un tren de mercancas, atestado de tropas e
iluminado por inmensas fogatas, estaba detenido en un apartadero. Eso era todo. Detrs de

nosotros, en el horizonte, el resplandor de la capital se funda pocar a poco en la noche. Un


tranva se arrastraba a travs de un suburbio alejado.
En Tsrskoye S/lo la estacin estaba en calma, pero aqu y all grupos de soldados
conversaban en voz baja, lanzando miradas inquietas sobre la va desierta en direccin de
Gatchina. Les pregunt a qu partido pertenecan.
-Ah est la cosa -respondi uno de ellos-, que nosotros no sabemos qu pensar
exactamente ... No hay duda que Kerenski es un provocador; por otra parte, no podemos
admitir que los rusos disparen contra sus hermanos.
La oficina del comisario de la estacin estaba ocupada por un simple soldado, grueso y
jovial y barbudo, con el brazalete rojo de un comit de regimiento. Los documentos que
recibimos en el Smolny surtieron un efecto inmediato. Estaba claramente en favor de los
Soviets, pero muy desorientado.
-Las guardias -rojas estuvieron aqu hace dos horas, pero se volvieron a marchar. Esta
maana vino un comisario, pero a la llegada de los cosacos regres a Petrogrado.
-Entonces est"n aqu los cosacos? Baj la cabeza tristemente.
-Hemos tenido un encuentro. Los cosacos llegaron por la maana a primera hora. Hicieron
prisioneros a doscientos o trescientos de los nuestros y mataron unos veinticinco.
-Y dnde estn los cosacos ahora?
-Oh, no han debido de ir muy lejos. No s exactamente dnde estn. Se fueron para all ...
-Hizo un gesto vago en direccin del Oeste.
Comimos -una comid excelente, mejor y ms barata que en Petrogrado- en el restaurante
de la estacin. Al lado de nosotros estaba un oficial francs que acababa de llegar a pie
procedente de Gatchina. All -nos dijo- todo estaba tranquilo. Kerenski era dueo de la
ciudad.
-Ah, estos rusos -aadi-, qu tipos! Vaya una guerra civil! Estn dispuestos a todo, con
tal de no combatir!
Nos fuimos hacia la ciudad. En la puerta de la estacin estaban de guardia dos soldados,
con bayoneta calada, a los que un centenar de comerciantes, funcionarios y estudiantes
acribillaban a invectivas y apostrofaban con violencia. Se sentan a disgusto y humillados,
como chiquillos injustamente regaados. Un joven fuerte, de aspecto soberbio, que llevaba
el uniforme de estudiante, diriga el ataque.
-Supongo que comprendis -les dijo, en tono insolente- que al tomar las armas contra
vuestros hermanos os converts en instrumentos de asesinos y traidores.

-No es as, hermano -le respondi el soldado con seriedad-, t no lo entiendes. Hay dos
clases, el proletariado y la burguesa. Nosotros . ..
-Oh, ya conozco esa monserga! -le interrumpi el estudiante-. A vosotros, los campesinos
ignorantes, os basta escuchar berrear algunas frases ya hechas. Inmediatamente, sin haber
comprendido nada, os ponis a repetirlas como los loros.
Las gentes estallaron en carcajadas.
-Yo soy un estudiante marxista. Y yo os digo que no es por el socialismo por lo que
combats, sino por la anarqua, en beneficio de Alemania!
-S, ya s -replic el soldado, golendole el sudor por la frente- que usted es un hombre
instruido, eso se ve; yo no soy ms que un ignorante. Pero me parece .. .
-T crees sin duda -le pregunt el otro con desprecio- que Lenin es un verdadero amigo
del proletariado?
-S, lo creo -respondi el soldado, visiblemente martirizado.
-Bien, amigo, sabes que Lenin ha atravesado Alemania en un vagn precintado? Sabes
que Lenin recibi dinero de los alemanes?
-Yo no s gran cosa de todo eso -repuso el soldado con terquedad- pero encuentro que lo
que l dice es justamente lo que yo tengo necesidad de escuchar, y conmigo todas las gentes
sencillas como yo. Mire: hay dos clases, la burguesa y el proletariado ...
-T ests loco, mi amigo! Yo me pas dos aos en Schs-selburg por mi actividad
revolucionaria, mientras que vosotros, en esa poca, disparabais contra los revolucionarios
y cantabais "Dios proteja al zar". Yo me^llamo Vassili Georgievitch Panin. No has odo
hablar nunca de m?
-Lo siento, jams -dijo el soldado con humildad-. Pero yo no soy ms que un ignorante.
Probablemente usted es un gran hroe.
-Desde luego -afirm el estudiante con conviccin-, y combato a los bolcheviques que estn
destruyendo a nuestra Rusia, a nuestra revolucin libre. Cmo te explicas t eso?
El soldado se rasc la cabeza.
-Yo no s cmo se explica eso -dijo, haciendo una mueca por el esfuerzo impuesto a su
cerebro-. A m todo me parece muy claro, bien es cierto que soy un ignorante. Me parece
que no hay ms que dos clases, el proletariado y la burguesa . ..
-Vuelta otra vez con tu estpida frmula! -exclam el estudiante.

-.. . dos clases -continu el soldado empecinndose-, y el que no est con la una est con la
otra . .
Echamos a andar calle arriba; las luces eran raras y muy espaciadas y se vean pocos
peatones. Un silencio amenazador flotaba sobre la ciudad; se senta uno en una especie de
purgatorio, entre el cielo y el infierno, en un no man's Icmd poltico. Solamente las
barberas estaban brillantemente iluminadas y rebosaban de pblico. A la puerta del
establecimiento de baos se formaba una cola; en efecto, era sbado, da en que toda Rusia
se baa y se perfuma. No dud un instante de que tropas soviticas y cosacas estuviesen
mezcladas en los lugares donde se llevaban a cabo estas ceremonias.
A medida que nos aproximbamos al parque imperial las calles se encontraban ms
desiertas. Un sacerdote aterrado nos seal el cuartel del Soviet y emprendi la huida. El
Soviet estaba instalado en un ala del palacio del gran duque, de cara al parque. Las ventanas
estaban a oscuras, la puerta cerrada. Un soldado que se paseaba con las manos en
el&:inturn nos observ con una mirada terriblemente sospechosa.
-El Soviet se fue hace dos das -dijo.
-Dnde?
Un encogimiento de hombros.
-No s nada.
Un poco ms lejos, en un amplio edificio totalmente iluminado, -.; escuchaba c ruido de
unos martillazos. Mientras estbamos dudando, llegaron un soldado y un marino agarrados
del brazo. Les present mi salvoconducto del Smolny.
- Vosotros sois partidarios de los Soviets? - les pregunt. Sin contestar, se cruzaron
miradas inquietas.
- Qu es lo que pasa ah adentro? - inquiri el marino sealando el edificio.
- No lo s.
El soldado alarg el brazo tmidamente y entreabri la puerta. Vimos un amplio saln,
tapizado de pao y adornado con plantas verdes, con hileras de sillas y un escenario en
construccin.
Una mujer robusta avanz, martillo en mano y la boca llena de clavos.
- Qu es lo que quieren ustedes? - pregunt.
- Va a haber funcin aqu esta noche? - pregunt el marino, medrosamente.

- Habr una representacin de aficionados el domingo por la noche - respondi la mujer


con severidad - . Marchaos.
Tratamos de entablar conversacin con el soldado y el marino, pero contestaban en un tono
desconfiado y molesto a la vez, y pronto desaparecieron en la oscuridad.
Proseguimos nuestro camino hacia el palacio imperial, marchando por el gran parque
sombro, con sus pabellones fantasmagricos, sus puentes japoneses, vagamente visibles en
la noche, y el ligero chapoteo del agua en las fuentes. Cuando llegamos cerca de una gruta
artificial, donde un cmico cisne de hierro vomitaba su eterno chorro de agua, tuvimos
sbitamente la impresin de que nos estaban espiando. Al levantar los ojos encontramos las
miradas recelosas y poco atractivas de una media docena de gigantes armados que nos
escrutaban desde una terraza cubierta de csped. Trep hacia ellos.
- Quines sois? - les pregunt.
- Somos la gurdia - respondi uno de ellos.
Todos tenan un aire profundamente deprimido, lo cual no era de extraar, despus de
semanas de discusiones y debates que se prolongaban da y noche.
- Pertenecis a las tropas de Kerenski, o a las de los Soviets? Se callaron unos instantes;
despus, cruzaron entre s miradas perplejas.
- Somos neutrales - declararon.
Pasando bajo la arcada del enorme palacio de Catalina penetramos en el patio interior y
preguntamos por el cuartel general. Un centinela, apostado a la entrada de un pabelln
blanco en forma de semicrculo, nos indic que el comandante estaba dentro.
En una elegante sala blanca de estilo Jorge III, dividida en dos partes desiguales por una
chimenea doble, un grupo de oficiales cambiaba palabras inquietas. Estaban plidos, muy
agitados, y se vea que haban pasado la noche en vela. Presentamos nuestros documentos
bolcheviques a uno de ellos, que nos sealaron como el coronel. Era un hombre de edad
avanzada, barba blanca, con la guerrera totalmente esmaltada de condecoraciones. Pareci
sorprendido.
-Cmo han podido llegar aqu sin que los mataran? -nos pregunt cortsmente-. Las calles
son muy peligrosas. Las pasiones polticas estn muy excitadas en Tsrskoye Selo. Se
combati esta maana y se volver a combatir otra vez maana por la maana. Kerenski
debe entrar en la ciudad a las ocho.
-Dnde estn los cosacos?
-A mil quinientos metros en esta direccin. Hizo un gesto'con el brazo.

-Y se preparan ustedes a defender la ciudad contra ellos?


-Oh, no! -respondi con una sonrisa-. Nosotros estamos guardando la ciudt para
entregarla a Kerenski.
Nos cremos perdidos, pues nuestros documentos nos presentaban como revolucionarios
fogueados. El coronel carraspe.
-Con los salvoconductos que les dieron -prosigui-, sus vidas peligran si los capturan. As,
pues, si desean presenciar la batalla, les voy a extender una orden para que les den
habitaciones en el hotel de los oficiales, y si quieren volver a pasar por aqu maana a las
siete, les extender nuevos documentos.
-Entonces, usted es partidario de Kerenski?
-En fin, no exactamente de Kerenski. El coronel vacil.
-La mayor parte de los soldados de la guarnicin son bolcheviques. Esta maana, despus
de la batalla, todos se fueron en direccin de Petrogrado, llevndose con ellos la artillera. A
decir verdad, ningn soldado est con Kerenski, pero es que algunos no quieren combatir dt
ningn modo. Casi todos los oficiales se han pasado a las fuerzas de Kerenski, o
simplemente han desaparecido. Nuestra posicin, como usted puede ver, es muy
delicada . ..
De todo aquello sacamos la conclusin de que no habra batalla ... El coronel, cortsmente,
hizo que su ordenanza nos volviera a acompaar a la estacin. Era un muchacho del Sur,
hijo de padres franceses, emigrados en Besarabia. "Yo no temo al peligro ni a la fatiga
-repeta sin cesar-, pero lo que s es duro es que va ya para tres aos que no he visto a mi
madre . . ."
Mientras el tren rodaba hacia Petrogrado en medio de la noche glacial, percib por la
ventanilla grupos de soldados gesticulando a la luz de las fogatas, autos blindados,
estorbndose unos a otros en los cruces de las carreteras y cuyos conductores asomaban la
cabeza fuera de las torretas para interpelarse . ..
Durante toda esta noche tan agitada, bandas de soldados y de guardias ropas erraron sin
jefes por la llanura inhspita, en confusin y desconcierto, en tanto que los comisarios del
Comit Militar Revolucionario corran de un grupo a otro, esforzndose por organizar la
defensa.
De regreso a la ciudad, encontramos una multitud exaltada que batja como el mar las casas
de la avenida Nevski. Algo flotaba en el ambiente. Desde la estacin de Varsovia se
escuchaba el rumor del caoneo lejano. En las escuelas de junkers reinaba una actividad
febril. Los miembros'de la Duma iban de cuartel en cuartel, arguyendo, alegando
espantosos ejemplos de la brutalidad bolchevique: matanza de los junkers en el Palacio de
Invierno, violacin de mujeres-soldados, ejecuci&i de una muchacha joven delante de la

Duma, asesinato del prncipe Tumanov ... En la sala Alejandro, en la Duma, el Comit de
Salvacin estaba reunido en sesin extraordinaria; los comisarios corran en todas
direcciones . .. Todos los periodistas expulsados del Smolny se encontraban all plenos de
entusiasmo. No queran creer nuestro relato sobre la situacin en Tsrskoye. Cmo era eso!
Acaso no saban todos que Tsrskoye estaba en manos de Kerenski y que los cosacos se
encontraban ya en Pulkovo? Incluso.se estaba eligiendo un comit que ira a recibir a
Kerenski a la estacin al da siguiente por la maana ...
Uno de ellos me confo, en el ms estricto secreto, que la contrarrevolucin comenzara a
medianoche. Me mostr dos proclamas: una firmada por Gotz y Polkovnikov, ordenando la
movilizacin en pie de guerra, a las rdenes del Comit de Salvacin, de las escuelas de
junkers, de los soldados en convalecencia en los hospitales y de los Caballeros de San
Jorge; la otra proceda del propio Comit de Saltacin; su texto deca lo siguiente:
A la poblacin de Petrogrado
Camaradas obreros, soldados y ciudadanos del Petrogrado revolucionario!
Los bolcheviques, al mismo tiempo que piden la paz en el frente, incitan a una guerra civil
en la retaguardia.
No escuchis sus llamamientos provocadores!
No cavis trincheras!
Abajo las armas!
Abajo las barricadas traidoras!
Soldados, regresad a vuestros cuarteles!
Las matanzas de Petrogrado seran la muerte de la revolucin.
En nombre de la libertad, la tierra y la paz, cerrad filas en torno al Comit para la
Salvacin del pas y la revolucin!
Cuando abandonbamos la Duma, un destacamento de guardias rojas, con rostros duros de
gentes que han llegado al lmite, descenda por la calle, sombra y desierta, custodiando a
una docena de prisioneros, miembros de la seccin local del Consejo de los cosacos,
sorprendidos en flagrante delito de complot contrarrevolucionario en su cuartel general...
Un soldado, acompaado de un muchacho joven que llevaba una cubeta de cola, pegaba
grandes y llamativos pasquines:
.. .Por l presente decreto, la ciudad de Petrogrado y los suburbios son declarados en estado
de sitio. Todas las asambleas y reunjones al aire libre quedan prohibidas hasta nueva orden.

N. Podvoiski,
Presidente del Comit Militar Revolucionario.
El ambiente estaba cargado de sonidos confusos, bocinas de automviles, gritos, disparos
lejanos. La ciudad velaba, inquieta, nerviosa.
En las primeras horas de la madrugada, un destacamento de junkers, disfrazados de
soldados del regimiento Semenovski,[3] se present en la central telefnica, poco antes de
la hora del relevo. Tenan el santo y sea de los bolcheviques y pudieron hacerse cargo del
servicio sin despertar sospechas. Minutos ms tarde, se present all Antonov en visita de
inspeccin. Lo capturaron y lo encerraron en una pequea habitacin. Cuando lleg el
relevo, fue acogido con una andanada de disparos: hubo varios muertos.
La contrarrevolucin haba comenzado . . .

Notas
1. Dos decretos
Decreto sobre la prensa
"En la hora decisiva de la revolucin, y en los das que van a venir, el Comit provisional
revolucionario se ve obligado a adoptar una serie de medidas con relacin a la prensa
contrarrevolucionaria de todos los matices.
"En todas partes se grita que, al proceder as, el nuevo poder socialista viola los principios
esenciales de su programa y atenta contra la libertad de prensa.
"El Gobierno obrero y campesino llama la atencin de la poblacin hacia el hecho de que,
en nuestro pas, esta pantalla protectora de la libertad encubre la posibilidad de las clases
ricas de quedarse con la parte ms importante de la prensa, de envenenar as la opinin
pblica y de sembrar la confusin en la conciencia de las masas.
"Todo el mundo sabe que la prensa burguesa es una de las armas ms poderosa de la
burguesa. En este momento particularmente crtico, en que el nuevo poder obrero y
campesino est consolidndose, no es posible lejar en manos del enemigo esta arma, no
menos peligrosa que las bombas y las ametralladoras. Por todo ello, se han tomado medidas
extraordinarias y provisionales para poner coto a la oleada de inmundicias y calumnias bajo
la que la prensa amarilla y la prensa verde desearan ahogar la joven victoria del pueblo.

"Una vez consolidado el nuevo orden, se dejarn en suspenso todas las medidas
administrativas contra la prensa; se conceder a sta plena libertad dentro de los lmites de
la responsabilidad legal y de acuerdo con las reglamentaciones ms amplias y avanzadas...
"Teniendo en cuenta que las restricciones a la libertad de prensa, incluso en los perodos
crticos, slo son admisibles en la medida en que sean necesarias, el Consejo de Comisarios
del Pueblo decreta:
1 Se podr decretar la suspensin de los peridicos:
"a) que inciten a la resistencia abierta o a la desobediencia hacia el Gobierno obrero y
campesino;
"b) que siembren la confusin en los espritus mediante noticias manifiesta y
voluntariamente falaces;
"c) que inciten a actos de carcter criminal castigados por la ley.
"2 La suspensin temporal o definitiva de los rganos de
prensa slo pddr ser acordada por decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo.
"3 El presente decreto tiene carcter provisional y ser revocado por una orden, especial,
tan pronto se hayan restablecido las condiciones de vida normales."
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
VLADIMIR ULIANOV (LENIN)

Decreto sobre la milicia obrera


"1 Todos los Soviets de Diputados obreros y soldados constituirn una Milicia obrera.
"2 La Milicia obrera se hallar entera y exclusivamente a las rdenes de los Soviets de
Diputados obreros y soldados.
"3 Las autoridades militares y civiles prestarn todo su concurso para el armamento y
equipo de los obreros, pudiendo llegar a requisar, a este efecto, las armas que pertenezcan
al departamento de Guerra.
"4 El presente decreto ser puesto en vigor por la va telegrfica.
"Petrogrado, 10 de noviembre de 1917."

El comisario del pueblo para el Interior,


A. I. RYKOV
Este decreto estimul en toda Rusia la formacin de destacamentos de guardias rojas que
habran de ser el arma ms valiosa del Gobierno sovitico en el curso de la guerra civil.
2. Los fondos de huelga
Los fondos destinados a los funcionarios y empleados de bancos huelguistas fueron
aportados por los bancos y las casas comerciales de Petrogrado y otras ciudades y por
empresas extranjeras establecidas en Rusia. Cuantos accedan a declararse en huelga contra
los bolcheviques reciban su sueldo ntegro, y en algunas ocasiones incluso aumentado.
Cuando los financiadores de los fondos de huelga comprendieron que los bolcheviques se
hallaban afianzados, se negaron a seguir, pagando a los huelguistas, con lo que las huelgas
cesaron.
3.Antiguo seguido regimiento de la Guardia pasado a la revolucin desde febrero de 1917.
[Nota de la Editorial]

CAPTULO VIII
LA CONTRARREVOLUCIN

Al da siguiente, domingo 11 de noviembre, los cosacos entraron en Tsrskoye Selo.


Kerenski montaba un caballo blanco. Fueron echadas a vuelo las campanas. Desde la cima
de una pequea colina situada fuera de la poblacin se divisaban las agujas doradas, las
cpulas multicolores y la inmensidad gris de la capital tendida en la llanura montona, y, al
fondo, el golfo de Finlandia, de color de acero.
No hubo batalla. Pero Kerenski cometi una torpeza fatal. A ias siete de la marana envi al
2 regimiento de fusileros de Tsrskoye Selo la orden de deponer las armas. Los soldados
respondieron que accedan a permanecer neutrales, pero que no se rendiran. Kerenski les
concedi diez minutos para que se sometieran. Esta manera de proceder irrit a los
soldados: desde haca ocho meses haban adquirido el hbito de la autonoma, ejercida a
travs de los comits, y este ultimtum recordaba demasiado el antiguo rgimen.. . Algunos
minutos ms tarde la artillera cosaca abri el fuego contra los cuarteles, matando a ocho
hombres.. . A partir de aquel momento ya no hubo soldados neutrales en Tsrskoye
Selo. ..
Petrogrado despert de su sueo con el tiroteo y el sordo resonar del paso de las tropas.
Bajo el cielo alto y sombro, un viento helado traa olor a nieve. Al amanecer, el hotel
Militar y la agencia, telegrfica haba sido tomados por importantes fuerzas de jtinkers, y

reconquistados despus de un sangriento combate. La centra] telefnica fue sitiada por los
marinos que, atrincherados en medio de la Morskaia etrs de barricadas de toneles, cajas y
lminas, o al amparo de la esquina de la Gorojovaya y de la plaza de San Isaac, disparaban
contra cuanto se mova. De vez en cuando, apareca un automvil con la bandera de la Cruz
Roja; los marinos lo dejaban pasar.
Albert Rhys Williams,[1] nuestro colega, que se encontraba en la central telefnica, sali de
all en un automvil de la Cruz Roja cargado de heridos. Despus de circular por la ciudad,
el coche se dirigi a la escuela militar Miguel, cuartel general de la contrarrevolucin. Un
oficial francs, que estaba en el patio, pareca dirigir las operaciones. . . As enr como se
aprovisionaba de municiones y vveres a la central telefnica. Gran nmero de estas
supuestas ambulancias servan nicamente de medio de enlace y aprovisionamiento para
los junkers.
Tenan en su poder cinco o seis autos, procedentes de la antigua divisin britnica de carros
blindados. Louise Bryant,[2] que atravesaba la plaza de San Isaac, vio llegar uno de los
vehculos, procedente del Almirantazgo y que se diriga a la Central. Al llegar a la esquina
de la calle Gogol, el coche se detuvo, justo a la altura de ella. Algunos marinos,
emboscados detrs de unas pilas de madera, empezaron a disparar. La ametralladora de la
torreta gir y lanz una andanada de balas al azar sobre el montn de lea y la gente. Siete
personas, de ellas dos nios, resultaron muertas bajo el pasaje abovedado donde se
encontraba miss Bryant. Entonces, los marinos, lanzando uif gran grito, salieron de un salto
de su atrincheramiento y se precipitaron hacia adelante bajo las balas; cuando rodearon al
monstruo hundieron sus bayonetas en varias ocasiones a travs de las aspilleras, con
terribles alaridos. . . El conductor, dicindose herido, fue dejado en libertad;
inmediatamente corri a la Duma a llevar esta nueva prueba de las atrocidades
bolcheviques... Entre los muertos se encontr a un oficial britnico.
Ms tarde, los peridicos hablaron de un oficial francs, capturado en un automvil
blindado y enviado a la fortaleza de Pedro y Pablo. La embajada de Francia se apresur a
publicar un ments, pero uno de los consejeros municipales me refiri que fue l mismo
quien hizo que se pusiera en libertad al detenido.
Cualquiera que fuese la actitud oficial de las embajadas aliadas, es indudable que oficiales
franceses y britnicos participaron individualmente en las operaciones, asistiendo incluso a
las sesiones del Comit de Salvacin y dando consejos.
Durante todo el da hubo escaramuzas en los diversos distritos entre los junkers y las
guardias rojas, y encuentros entre automviles blindados. Por todas partes, cerca o lejos, se
escuchaban las descargas y los disparos aislados o el tabletear de las ametralladoras. Los
cierres metlicos de las tiendas estaban bajados, pero tras ellos continuaban los negocios.
Las salas de cinematgrafo, sin iluminacin en el exterior, se hallaban atestadas de pblico.
Los tranvas funcionaban. El telfono daba servicio y, cuando se llamaba a la Central, se
escuchaba claramente el tiroteo. .. El Smolny estaba -|cortado de la red telefnica, pero la
Duma y el Comit de Salvacin permanecieron en confunicacin constante con todas las
escuelas de junkers y con Kerenski en Tsrskoye Selo. A las siete de la maana, la escuela
Vladimir recibi la visita de una patrulla de soldados, marinos y guardias rojas, quienes

dieron a los junkers un plazo de veinte minutos para que entregaran las armas. El ultimtum
fue rechazado. Una hora ms tarde, los junkers trataron de hacer una salida, pero fueron
rechazados por un violento tiroteo que vena de la esquina de la Grebetskaya y la Gran
Perspectiva. Las tropas soviticas rodearon el edificio y abrieron fuego, mientras
autiomviles blindados iban y venan, barrindolo sin cesar con sus ametralladoras. Los
junkers pidieron socorros por telfono. Los cosacos contestaron que no se atrevan a salir
porque una fuerza numerosa de marinos, con dos caones, vigilaba su cuartel. La escuela
del emperador Pablo estaba cerrada. La mayor parte de los junkers de la escuela Miguel
combata ya en las calles. . .
A las once y media llegaron tres piezas de campaa. Los junkers respondieron a un nuevo
ultimtum matando a dos parlamentarios soviticos que avanzaban con bandera blanca.
Entonces comenz un verdadero bombardeo. En los muros de la escuela se abrieron
grandes brechas. Los junkers se defendieron desesperadamente; las oleadas ululantes de
guardias rojas lanzadas al asalto fueron diezmadas por la metralla. .. Kerenski telefone
desde Tsrskoye Selo para prohibir cualquier intento de parlamentar con el Comit Militar
Revolucionario.
Exasperadas por el fracaso y por el nmero de sus muertos, las tropas soviticas
desencadenaron un verdadero huracn de llamas y acero contra el edificio. Sus propios
oficiales fueron impotentes para detener el terrible bombardeo. Un comisario del Smolny,
llamado Kirilov, tfat de que cesara. Lo amenazaron con lincharlo. La sangre de las
guardias rojas herva.
A las dos y media, los junkers izaron la bandera blanca; aceptaban rendirse si se les
garantizaba que se respetaran sus vidas, a lo que los sitiadores accedieron. Miles de
soldados y guardias rojas se precipitaron por las ventanas, las puertas y las brechas abiertas
en los muros. Antes de que fuese posible intervenir, cinco junkers fueron atravesado a
bayonetazos. Los otros, doscientos aproximadamente, fueron conducidos bajo escolta a la
fortaleza de Pedro y Pablo, en pequeos grupos, para no llamar la atencin. Por el camino,
la multitud atac a un grupo y mat a otros ocho prisioneros. . . Ms de cien guardias rojas
y soldados haban cado. . .
Dos horas ms tarde, la Duma recibi un mensaje telefnico anunciando que los vencedores
marchaban sobre el Ingenierny Zamok, la escuela de ingenieros. Una docena de diputados
parti inmediatamente a su encuentro, cargados de paquetes con la ltima proclama del
Comit de Salvacin. Varios de ellos no regresaron nunca. . . Todas las otras escuelas se
haban rendido sin resistencia y sus ocupantes fueron conducidos sanos y salvos a la
fortaleza de Pedro y Pablo y a Cronstadt.
La central telefnica resisti hasta la tarde. Pero los marinos acabaron por apoderarse del
lugar, bajo la proteccin de un auto blindado bolchevique. Las telefonistas, espantadas,
corran en todas direcciones, lanzando chillidos estridentes. Los junkers, para que no se les
identificara, se arrancaron las insignias y uno de ellos le ofreci a Williams darle todo lo
que quisiera a cambio de que le prestara su abrigo para disfrazarse. Nos asesinarn, nos
asesinarn!, gritaban, pues muchos de entre ellos haban prometido, por su honor en el
Palacio de Invierno, que no volveran a tomar las armas contra el pueblo. Williams ofreci

su mediacin a condicin que se dejara en libertad a Antonov. Inmediatamente se accedi a


ello. Antonov y Williams arengaron a los marinos victoriosos, exasperados por sus
prdidas, y, una vez ms, los junkers pudieron retirarse en libertad. . . De todos modos,
algunos de ellos, descubiertos cuando, presas de pnico, trataban de huir por las ventanas o
de ocultarse en el tico, fueron arrojados a la calle.
Cansados, cubiertos de sangre, pero victoriosos, los marinos y los obreros irrumpieron en la
sala de aparatos. A la vista de todas aquellas lindas muchachas apiadas, se detuvieron
confusos, torpes, con los pies clavados aPsuelo. Ni una sola telefonista fue molestada,
ofendida o maltratada. Posedas por el miedo, se acurrucaban primero en los rincones;
despus, al ver que no les suceda nada, dieron rienda suelta a sus sentimientos. Uff!
Gentes sucias! Animales idiotas! . . . Los marinos y las guardias rojas estaban perplejos.
Brutos! Cerdos!, les lanzaron con voz chillona las muchachas, ya envalentonadas, al
tiempo que se ponan furiosas sus chaquetas y sus sombreros. Cunto ms romntico era
entregar cartuchos o curar heridas a los jvenes y brillantes jutikcrs, muchos de os cuales
eran de familia noble, y que combatan por entregar el trono a su bienamado>zar! Estos
individuos, qu eraa? Obreros vulgares, campesinos, plebe inculta. . .
El comisario del Comit Militar Revolucionario, el pequeo Vishniak, quiso persuadir a las
muchachas de que se quedaran en sus puestos. Emple todos los recursos de la persuasin.
Hasta ahora ls dijo se os trataba mal. El servicio de telfonos depende de la Duma
municipal. Por sesenta rublos al mes tenis que trabajar diez o ms horas. . . De ahora en
adelante, todo va a cambiar. El gobierno se propone poner los telfonos bajo el control del
ministerio de Correos y Telgrafos. Vuestros salarios sern elevados inmediatamente a
ciento cincuenta rublos y se reducir el nmero de horas de trabajo. Como miembros del
pueblo trabajador tenis derecho a ser felices. . .
El pueblo trabajador! Bonita cosa! Quera dar a entender que haba algo de comn entre
estos. . . salvajes y nosotras? Quedarse? Ni por mil rublos! ... Y, altivas y llenas de
desprecio, las muchachas telefonistas abandonaron el lugar.
Los empleados, los hombres de las lneas y los peones, se quedaron. Pero era preciso
ocuparse de las centralillas: el telfono era una cuestin vital. Slo haba sido posible
retener a una media docena de telefonistas profesionales. Hubo necesidad de llamar
voluntarios: se present un centenar, soldados, marinos, obreros. Las seis muchachas
corran a izquierda y derecha, daban indicaciones, ayudaban, rezongaban... A duras penas se
logr reanudar el trabajo; los hilos comenzaron a zumbar. Lo ms urgente era enlazar al
Smolny con los cuarteles y las fbricas; luego, haba que cortar la comunicacin telefnica
con la Duma y las escuelas de junkers. En las ltimas horas de la tarde, habindose corrido
por la ciudad la noticia de lo que se haba hecho, centenares de burgueses exteriorizaban sin
recato su mal humor: Imbciles! Canallas! Cunto tiempo pensis que vais a durar?
Esperad a que lleguen los cosacos!
Caa el crepsculo. Un viento spero barra la perspectiva Nevski casi desierta; ante la
catedral de Kazan se haba congregado una multitud para feanudar la interminable
discusin: obreros, soldados, y sobre todo comerciantes y empleados.

Pero Lenin no conseguir que Alemania haga la paz coment alguien.


Un soldado joven replic, con violencia:
Y de quin es la culpa? De vuestro condenado Kerenski, ese cochino burgus! Que se
vaya al diablo Kerenski! No lo queremos! Es Lenim el que nos hace falta!
Delante de la Duma, un oficial que llevaba un brazalete blanco arrancaba los anuncios
pegados a la pared jurando en voz alta.
Uno de los anuncios deca:
Los consejeros municipales bolcheviques a la poblacin de Petrogrado
En esta hora peligrosa en que la Duma municipal debiera dedicar todos sus esfuerzos a
calmar a la poblacin, a asegurarle el pan y lo indispensable, los socialrevolucionarios de
derecha y los kadetes, olvidndose de su deber, han convertido la Duma en una asamblea
contrarrevolucionaria y tratan de amotinar a una parte de la poblacin contra otra, a fin de
fcil tar la victoria de Kornilov-Kerenski. En lugar de desempear sus deberes ms
elementales, los socialrevolucionarios de derecha y los kadetes han hecho de la Duma una
palestra de lucha poltica contra los Soviets de los Diputados obreros y soldados, contra el
Gobierno revolucionario de la paz, el pan y la libertad.
Ciudadanos de Petrogrado: nosotros, los consejeros municipales bolcheviques, elegidos por
vosotros, queremos que sepis que los socialrevolucionarios de derecha y los kadetes se han
entregado a la accin contrarrevolucionaria, han dejado de cumplir con su deber y empujan
a la poblacin al hambre y la guerra civil. Nosotros, elegidos por ciento ochenta y tres mil
votos, consideramos nuestro deber llamar la atencin de nuestros electores acerca de lo que
pasa en la Duma y declaramos que declinamos toda responsabilidad en cuanto a las
inevitables y lamentables consecuencias de su conducta.
A lo lejos resonaban todava algunos disparos aislados, pero la ciudad volva a estar
tranquila, serena e impasible, como agotada por los espasmos violentos que la haban
estremecido.
La sesin de la Duma en la sala Nicols tocaba a su fin. Incluso esta turbulenta Duma
pareca un poco aturdida. Los comisarios acudan constantemente con noticias: la toma de
la central telefnica, los combates en las calles, la toma de la escuela Vladimir.. .
La Duma declar Trupp sostiene a la democracia en su lucha contra la tirapa y la
violencia; pero, cualquiera que sea el vencedor, jams aceptara la justicia sumaria y la
tortura.
A lo que Konovski, un kadete, anciano de gran estatura y expresin cruel, respondi:

Cuando las tropas del gobierno legal entren en Petrogrado, fusilarn a los insurgentes, y
eso no ser justicia sumaria.
Toda la sala, incluso su propio partido, protest.
Reinaban la duda y la depresin. La contrarrevolucin perda pie. El Comit Central del
partido socialrevolucionario haba emitido un voto de desconfianza contra sus propios
representantes, comenzaba a imponerse el ala izquierda; Avxentiev haba presentado su
dimisin. Un mensajero anunci que la delegacin enviada a la estacin para recibir a
Kerenski haba sido detenida. En las calles se oa el sordo retumbar del caoneo lejano
hacia el Oeste y el sudoeste. Kerenski no acababa de llegar.
Solamente aparecieron tres peridicos, Pravda, Dielo Naroda y Novaia Jizn. Los tres
dedicaban mucho espacio al nuevo gobierno de coalicin. El rgano socialrevolucionario
peda un gabinete sin kadetes ni bolcheviques. Gorki manifestbase optimista: el Smolny
haba hecho concesiones: era el anuncio de un gobierno puramente socialista que incluira a
todos los elementos, salvo a la burguesa. En cuanto a Pravda se mostraba acerbo:
Mueve a risa hablar de una coalicin entre partidos politicos integrados en gran parte por
pequeas camarillas de periodistas que no tienen detrs des ms que simpatas burguesas y
un pasado sospechoso, y que se resisten a seguir en adelante a los obreros y a los
campesinos. Nuestra coalicin es la que hemos formado nosotros mismos, la coalicin del
partido revolucionario del proletariado con el ejrcito revolucionario y los campesinos
pobres.
Un anuncio pretencioso del Vikjel amenazaba con la huelga si no se llegaba a una frmula
de transaccin:
Los verdaderos vencedores de estas luchas, los salvadores de lo que quede de nuestra
patria, no sern ni los bolcheviques ni el Comit de Salvacin, ni las tropas de Kerenski;
seremos nosotros, el Sindicato de Ferroviarios
Las guardias rojas no se encuentran en situacin de asegurar un servicio tan complejo como
el de los ferrocarriles; en cuanto al Gobierno provisional, se ha revelado totalmente incapaz
de ejercer el poder. . .
Negamos nuestros servicios a todo partido, cualquiera que sea, cuyo poder no se ejerza por
medio de un gobierno que cuente con la confianza de toda la democracia. ..
El Smolny trepidaba de vida, de inagotable energa humana.
En la sede de los sindicatos, Losovski me present a un delegado de los ferroviarios de la
lnea Nicols, quien nos dijo que sus hombres, en asambleas inmensas, condenaban la
accin de los jefes.

Todo el poder a los Soviets! exclam descargando un golpe sobre la mesa. Los
entreguistas del Comit Central le hacen el juego a Kornilov. Han querido enviar una
misin al Estado Mayor General del ejrcito, pero nosotros la hemos detenido en Minsk.. .
Nuestra seccin ha clamado una conferencia de toda Rusia, pero ellos se niegan a
convocarla... ,
Era la misma situacin que en los Soviets y los comits del ejrcito. Una tras otra, en toda
Rusia, las organizaciones democrticas se resquebrajaban y se transformaban. Las
cooperativas se hallaban desgarradas por luchas intestinas. Las sesiones del Comit
Ejecutivo de los Diputados campesinos tuvieron que interrumpirse sin que se obtuvieran
resultados, en medio de disputas borrascosas. Incluso entre los cosacos cunda la
agitacin. ..
En el ltimo piso del Smolny, el Comit Militar Revolucionario trabajaba a todo vapor, sin
un instante de reposo. Las gentes llegaban all frescas y llenas de energa; luego, da y
noche, noche y da, la terrible mquina absorba las energas, y salan derrengadas,
fatigadas, ciegas, con la voz ronca, sucias, para desplomarse sobre el suelo y dormir... El
Comit de Salvacin haba sillo puesto fuera de la ley. Altas pilas de nuevas proclamas [3]
cubran el piso.
Los conspiradores, que no cuentan con partidarios en la guarnicin, ni en la clase obrera,
especulaban solamente con un ataque descargado por sorpresa. Su plan fue descubierto a
tiempo poifel aspirante Blagonravov, comisario de la fortaleza de Pedro y Pablo, gracias a
la vigilancia revolucionaria de un guardia rojo cuyo nombre ser indagado. El alma del
complot era el Comit de Salvacin. El coronel Polkovnikov haba recibido el mando de las
tropas y las rdenes estaban firmadas por Gotz, antiguo miembro del Tsk, puesto en
libertad bajo palabra de honor.
El Comit Militar Revolucionario pone estos hechos en conocimiento de la poblacin de
Petrogrado y ordena la detencin de las personas envueltas en el complot y su
enjuiciamiento ante el Consejo de Guerra revolucionario .. .
De Mosc lleg la noticia de que los junkers y los cosacos haban cercado el Kremlin e
invitado a las tropas soviticas a capitular. Estas haban aceptado, pero en el momento de
abandonar el Kremlin haban sido asaltadas y aniquiladas a tiros. Fuerzas bolcheviques
menos importantes fueron expulsadas de las centrales telefnicas y telegrficas; los junkers
eran dueos ahora del centro de la ciudad... Pero, alrededor de ellos, las tropas soviticas se
reorganizaban. Se combata en las calles; todas las tentativas de llegar a una frmula
conciliatoria haban fracasado. . . Los Soviets contaban con diez mil soldados de la
guarnicin y algunas guardias rojas; el gobierno dispona de seis mil junkers, dos mil
quinientos cosacos y dos mil guardias blancas.
El Soviet de Petrogrado estaba en sesin, y en la habitacin vecina se hallaba reunido el
nuevo Tsk, que examinaba los decretos y las rdenes[4] que le llegaban
ininterrumpidamente del piso superior, enviadas por el Consejo de Comisarios del Pueblo.
Entre estos decretos haba uno sobre la ratificacin y la promulgacin de las leyes, otro

sobre la jornada de ocho horas y el Proyecto de un sistema de educacin popular, de


Lunacharski. Solamente algunos centenares de delegados asistieron a estas dos asambleas,
la mayor parte de ellos armados. El Smolny se hallaba casi desierto; apenas se vean en sus
salas ms que los guardias ocupados en instalar en los vanos de las ventanas las
ametralladoras que dominaban los flancos del edificio.
En el Tsk. estaba hablando un delegado del Vikjel:
Nos negamos a transportar a las tropas de ningn partido, cualquiera que l sea- . .
Hemos enviado una delegacin a Kerenski para decirle que si contina su marcha sobre
Petrogrado le cortaremos las lneas de comunicacin.
Termin con'el habitual llamamiento en favor de una conferencia de todos los partidos
socialistas para constituir el nuevo gobierno.
Kemnev respondi con prudencia. Los bolcheviques tendran mucho gusto en asistir a tal
conferencia. Pero el meollo del problema dijo no estaba en la composicin de un
gobierno de ese gnero, sino en la aceptacin por l del programa del Congreso de los
Soviets... El Tsk haba deliberado acerca de la declaracin de los socialrevolucionarios de
izquierda y los socialdemcratas internacionalistas y aceptado una proposicin de
representacin proporcional en la conferencia, incluso con los delegados de los comits del
ejrcito y los Soviets campesinos.
En el gran saln, Trotzki pasaba revista a los acontecimientos de la jornada.
Propusimos a los junkers de Vladimir que se rindieran dijo. Quisimos evitar el
derramamiento de sangre. Pero ahora que la sangre ha corrido, no hay ms que un camino:
la lucha sin cuartel. Sera pueril pensar que podemos vencer de otro modo. Ha llegado el
momento decisivo. Todo el mundo debe cooperar con el Comit Militar Revolucionario,
informar dnde se hallan los almacenes de alambre de pas, de gasolina, de armas... Hemos
tomado el poder; ahora, tenemos que conservarlo.
El menchevique Joff quiso leer una declaracin de su partido, pero Trotzki se neg a abrir
un debate sobre principios.
'Nuestros debates se zanjan ahora en las calles declar. El paso decisivo est dado.
Todos nosotros, y yo en particular, aceptamos la responsabilidad de lo que suceda...
Los soldados llegados del frente y de Gatchina expresaron sus sentimientos. Uno de ellos,
del batalln de choque de la 481 divisin de artillera, dijo:
Cuando en las trincheras se enteren de esto, no habr ms que una sola voz: Aqu est
nuestro gobierno!
Un junker de Peterhov manifest que l y dos de sus camaradas se haban negado a marchar
contra los Soviets; cuando sus camaradas regresaron de la defensa del Palacio de Invierno

le haban nombrado su comisario y enviado al Smolny a ofrecer sus servicios a la


verdadera revolucin. . .
Luego se levant Trotzki otra vez, fogoso, infatigable, dando rdenes, contestando las
preguntas.
La pequea burguesa, con tal de aplastar a los obreros, los soldados y los campesinos,
se aliara con el demonio! dijo. En el curso de los dos ltimos das se haban observado
numerosos casos de embriaguez. No bebis, camaradas! Nadie debe permanecer en la
calle despus de las ocho de la noche, excepto las patrullas. Se harn registros en los
lugares sospechosos y el alcohol que se encuentre ser destruido.[5] No habr piedad para
los traficantes de alcohol. . .[6]
En este momento, el Comit Militar Revolucionario mand llamar a la delegacin de la
seccin de Vyborg, y luego a la de los obreros de Putilov. Acudieron inmediatamente.
Por cada revolucionario muerto aadi an Trotzki, nosotros mataremos cinco
contrarrevolucionarios!
Regresamos a la ciudad. La Duma se vea brillantemente iluminada; una multitud enorme
estaba entrando. En el saln de abajo resonaban los gemidos y los gritos de dolor; el gento
se empujaba ante el gran tablero de los comunicados, en el cual estaba puesta la lista de los
junkers muertos durante la jornada o a los que al menos se les supona muertos, ya que la
mayor parte de ellos reapareci en perfecta salud. Arriba, en la sala Alejandro, el Comit
segua en sesin. Destacaba la presencia de oficiales con charreteras rojas y oro, rostros
conocidos de intelectuales mencheviques y socialre-volucionarios, de diplomticos y
banqueros de mirada dura y magnfica apariencia rolliza, de funcionarios del antiguo
rgimen, de mujeres bien vestidas.
Las muchachas telefonistas vinieron a declarar. Las pobres muchachas subieron una tras
otra a la tribuna, vestidas con rebuscamiento que trataba de imitar la elegancia, con caras
cansadas y zapatos agujereados. Una tras otra, ruborizndose de placer ante los aplausos del
gran mundo de Petrogrado, de los oficiales, las gentes ricas, los grandes nombres de la
poltica, describieron los sufrimientos que el proletariado les haba hecho padecer y
proclamaron su fidelidad a todo lo que era el antiguo rgimen, el orden establecido, la
potencia. . .
La Duma se hallaba de nuevo en sesin en la sala Nicols. El alcalde declar, con
optimismo, que los regimientos de Petrogrado estaban ya avergonzados de su actitud; la
propaganda haca progresos. . . Emisarios iban y venan, informando de los horribles actos
perpetrados por los bolcheviques, y partan de all para interceder en favor de los junkers o
entregarse a activas investigaciones.
Es la fuerza moral la que dar cuenta de los bolcheviques dijo Trupp, y no las
bayonetas.

Mientras tanto, la situacin en el frente revolucionario no era brillante. El enemigo haba


llevado trenes blindados armados con caones. Las fuerzas soviticas, compuestas en su
mayora por guardias rojas sin experiencia, carecan de oficiales y de planes definidos.
Solamente se les haba podido agregar cinco mil soldados regulares; el resto de la
guarnicin estaba ocupado en reprimir la revuelta de los junkers, en custodiar la ciudad, o
bien no se decida an a tomar partido. las diez de la noche, Lenin tom la palabra en un
mitin de delegados de los regimientos de la ciudad, quienes, por una mayora aplastante, se
pronunciaron en favor de la lucha. Fue elegido un comit de cinco soldados, que se
convirti en el estado mayor, y al amanecer los regimientos abandonaron sus cuarteles con
todo su atuendo blico. .. Al regresar a mi casa los vi desfilar con el paso regular de los
veteranos, las bayonetas perfectamente alineadas, por las calles desiertas de la capital
conquistada.
Al mismo tiempo, en el cuartel general del Vikjel, en la Sadovaya, la conferencia de todos
los partidos socialistas trabajaba por formar un nuevo gobierno. Abramovitch declar, en
nombre de los mencheviques centristas, que no deba haber ni vencedores ni vencidos, que
era preciso olvidar el pasado. Todos los grupos de izquierda asintieron. Dan, en nombre de
la derecha menchevique, propuso a los bolcheviques una tregua en las condiciones
seguientes: desarme de la guardia roja, poner a la guarnicin de Petrogrado bajo las rdenes
de la Duma, prohibicin a las tropas de Kerenski de disparar un solo tiro o de proceder a
una sola detencin, formacin de un ministerio que incluyera a todos los partidos socialistas
con exclusin de los bolcheviques. Riaznov y Kamnev contestaron en nombre del
Smolny que la idea de un gobierno de coalicin de todos los partidos era Aceptable, pero
protestaron contra las proposiciones de Dan. Los socialrevoluciona'rios estaban divididos,
pero el Comit Ejecutivo de los Soviets campesinos y los socialistas populares se opusieron
totalmente a la admisin de los bolcheviques. . . Despus de una discusin encarnizada se
encarg a una comisin que redactara un plan viable.
La comisin estuvo discutiendo durante toda la noche, al da siguiente e incluso la noche
siguiente. Ya el 9 de noviembre se haba realizado por Martov y Gorki un esfuerzo
semejante de conciliacin; pero en razn de la proximidad de Kerenski, el ala derecha
menchevique, los socialrevolucionarios y los socialistas populares se retiraron. Esta vez, el
aplastamiento de la revuelta de los junkers les espant.. .
El lunes 12 fue un da de espera. Rusia entera tena la mirada fija en la llanura gris que se
extiende a las puertas de Petrogrado, donde todas las fuerzas disponibles del antiguo
rgimen se enfrentaban a la potencia an sin organizar del nuevo, el desconocido. En
Mosc se haba concertado una tregua; los dos adversarios parlamentaban, esperffndo el
resultado de la partida empeada en la capital. Los delegados al Congreso de los Soviets se
abalanzaban a los trenes rpidos que haban de trasladarlos hasta los confines de Asia,
dirigindose a sus provincias, llevando la antorcha de la Revolucin. La noticia del milagro
se propagaba mediante ondas cada vez ms amplias sobre toda la superficie del pas; las
ciudades, las aldeas y los pueblecillos lejanos empezaron a agitarse y a sublevarse; por
doquier los Soviets y comits revolucionarios se alzaban contra las Dumas, zemstvos y
comisariados gubernamentales, las guardias rojas contra las blancas; se combata en las
calles, se discuta con pasin... El resultado dependa de Petrogrado.

El Smolny estaba casi vaco, pero la Duma se hallaba atestada de gente y de ruido. El viejo
alcalde, siempre con el mismo aire digno, protest -contra el manifiesto de los consejeros
municipales bolcheviques.
La Duma no es un centro de la contrarrevolucin dijo con calor. La Duma no toma
parte en estas luchas entre partidos. En el momento en que el pas carece de podel legal, la
sede nica del orden es el gobierno municipal autnomo. La poblacin pacfica lo acata; las
embajadas extranjeras no reconocen ms documentos que los firmados por el alcalde de la
ciudad. La mentalidad europea no admite otra situacin, ya que el gobierno municipal
autnomo es el nico rgano capaz de proteger a los ciudadanos. La ciudad tiene el deber
de mostrarse hospitalaria con todas las organizaciones que deseen gozar de su hospitalidad.
En consecuencia, la Duma no puede prohibir la distribucin de ningn peridico en el
interior del edificio de la misma. El campo de nuestra actividad se ampla y nosotros
tenemos necesidad de entera libertad de accin; nuestros derechos deben ser respetados por
los dos bandos...
Nosotros soms rigurosamente neutrales! Guando la central telefnica fue ocupada por
los junkers, el coronel Polkovnikov orden cortar las comunicaciones con el Smolny, pero,
ante mis protestas, el telfono sigui funcionando...
En los bancos de los bolcheviques surgieron risas irnicas y de la derecha partieron
imprecaciones.
Y, sin embargo, prosigui Schreider, el alcalde, nos consideran
contrarrevolucionarios y nos denuncian como tales a la poblacin. Nos privan de nuestros
medios de transporte y nos quitan nuestros automviles. Si la ciudad es presa del hambre,
no ser por culpa nuestra. Nuestras protestas son vanas...
Kobozev, miembro bolchevique del Consejo municipal, puso en duda la requisa de
automviles por el Comit Militar Revolucionario; pero aun admitiendo el hecho, no se
trataba posiblemente ms que de nefas aislados y para contingencias urgentes.
El alcalde continu nos dice que no debemos convertir las sesiones de la Duma en
mtines polticos. Pero los mencheviques y los socialrevolucionarios no hacen aqu ms que
agitacin de partido, y en la puerta distribuyen sus hojas ilegales, la Iskra (La Chispa), el
Soldatski Golas (La Voz del Soldado) y la Rabotchaya Gazeta (Gaceta Obrera), que
incitan al levantamiento. Qu pasara si nosotros, los bolcheviques, nos pusiramos
igualmente a distribuir aqu nuestros peridicos? Pero no lo haremos, porque tenemos
respeto a la Duma... No hemos atacado al gobierno municipal autnomo, ni lo atacaremos.
Slo que usted ha dirigido un llamamiento a la poblacin, y nosotros tenemos derecho a
hacer otro tanto...
Le sigui en el uso de la palabra el kadete Chingariov, declarando que no era posible
mantener ninguna discusin con gentes que deban comparecer como acusados, y ser
juzgados por traicin. . . Y propuso que todos, los miembros bolcheviques fuesen
expulsados de la Duma. Pero esla proposicin fue rechazada, pues no se poda presentar

ningn cargo personal contra los consejeros bolcheviques, que ocupaban funciones en la
administracin municipal.
Entonces, dos mencheviques internacionalistas declararon que el manifiesto de los
consejeros bolcheviques era una provocacin directa a la matanza.
Si se califica de contrarrevolucionario todo acto dirigido contra los bolcheviquesdijo
Pinkievitch, entonces yo no veo diferencia entre revolucin y anarqua... Los
bolcheviques cuentan con el desencadenamiento de las pasiones en las masas; nosotros no
contamos ms que con nuestra fuerza moral. Protestaremos contra toda violencia, venga de
donde viniere, ya que nuestra tarea es encontrar una solucin pacfica.
El anuncio pegado en las calles bajo el ttulo A la picota, que incita al pueblo a
exterminar a los mencheviques y los social-revolucionarios declar Nazariev, es un
crimen que vosotros, los bolcheviques, no conseguiris borrar jams. Los horrores de ayer
no son ms que preludio de los que preparis con semejante proclama. . . Yo siempre he
tratado de reconciliaros con los dems partidos, pero en este momento no siento por
vosotros ms que desprecio!
Los consejeros bolcheviques se levantaron ante el insulto, respondiendo con violencia el
asalto de voces roncas y rencorosas y a los gestos de amenaza...
Al salir del silln, encontr al menchevique Gomberg, ingeniero jefe de la ciudad, y a tres o
cuatro periodistas. Todos ellos estaban muy animados.
Mrelo! me dijeron. Los cobardes nos tienen miedo. No se atreven a detener a la
Duma! Su Comit Militar Revolucionario no osa enviar aqu a un comisario. Hoy, en la
esquina de la Sadovaya, vi a un guardia rojo tratar de impedir que un chiquillo vendiera el
Soldatski Golas. El chiquillo se content con rersele en sus narices y la gente quiso linchar
al bandido. Slo es cuestin de horas. Incluso en el caso de que Kerenski n<? llegara, no
tienen con qu formar un gobierno. Gentes absurdas! Se dice que estn peleando entre
ellos en el Smolny!
Un amigo mo, socialrevolucionario, me llev aparte.
Yo s dnde se esconde el Comit de Salvacin me confi. Quieres hablarles?
Estaba anocheciendo. La ciudad haba recobrado su aspecto normal; los escaparates de los
almacenes estaban abiertos, lucan los faroles y un pbh'co numeroso se paseaba
discutiendo en las calles.
En el nmero 86 de la avenida Nevski nos internamos por un pasillo que nos condujo al
patio de un inmenso edificio de apartamientos. En el sealado con el nmero 29, mi amigo
llam de una manera convenida. Se escuch un ruido de pasos, luego el golpe de una puerta
interior; despus, se entreabri la puertaide entrada y apareci el rostro de una mujer. Luego
de habernos examinado durante un minuto nos hizo pasar. Era una seora de aspecto

plcido y edad madira, la cual exclam: Kiril, podis quedaros! En y el comedor


humeaba el samovar encima de una mesa donde haba preparados varios platos con
rebanadas de pan y pescado ahumado. Un hombre vestido de uniforme sali de detrs de la
cortina de la ventana, y otro, vestido con ropas de obrero, de una habitacin pequea.
Tenan mucfio gusto en conocer a un periodista norteamericano. No sin cierto orgullo me
declararon que si los bolcheviques les encontraban aqu seran fusilados sin ningn gnero
de duda. No me quisieron dar sus nombres, pero me afirmaron que los dos eran
socialrevolucionarios.
Por qu les pregunt publican ustedes tales mentiras en sus peridicos?
Sin considerarse ofendido en manera alguna, el oficial me contest:
S, es cierto, pero qu podemos hacer? se alz de hombros. Usted admitir^que
necesitamos crear un cierto estado de nimo en el pueblo. . .
El otro le interrumpi:
Esto es para y simplemente, por parte de los bolcheviques, una aventura. Carecen de
intelectuales. Los ministerios no les ayudarn. Y, por otra parte, Rusia no es una ciudad, es
todo un pas. . . Seguros de que no podrn sostenerse ms que unos cuantos das, hemos
decidido dar nuestro apoyo al ms fuerte de sus adversarios, Kerenski, y colaborar en la
restauracin del orden.
Est bien repuse, pero entonces por qu se alian ustedes a los kadetes?
El seudoobrero sonri con franqueza.
A decir verdad, las masas en este momento estn con los bolcheviques. Nosotros no
contamos actualmente con partidarios. Nos sera imposible incluso reunir un puado de
soldados. No tenemos armas.. . Los bolcheviques tienen razn, en cierta medida. Ahora no
hay en Rusta ms que dos partidos fuertes: los bolcheviques y los reaccionarios, que se
esconden detrs de los faldones de los kadetes. stos piensan que se estn sirviendo de
nosotros, cuando en realidad somos fosotros los que nos servimos de ellos. Cuando
hayamos derrocado a los bolcheviques, nos volveremos contra los kadetes.
Sern admitidos los bolcheviques en el nuevo gobierno? Se rasc la cabeza.
El problema es importante dijo. Evidentemente, si no se les admite es probable que
vuelvan a las andadas. En todo caso, en la Asamblea Constituyente pudieran convertirse en
los arbitros de la situacin, a tondicin, naturalmente, de que haya una Asamblea
Constituyente
Esta cuestin, por otra parte intervino el oficial, lleva aparejada la de la admisin de
los kadetes en el nuevo gobierno, por idnticas razones. Usted sabe que los kadetes no

quieren la Asamblea Constituyente, sobre todo si es posible aplastar a los bolcheviques


ahora.
Mene la cabeza.
La poltica no es cosa fcil para nosotros, los rusos. Ustedes, los norteamericanos, son
polticos natos; durante toda su vida han conocido la poltica. Nosotros apenas si hace un
ao que sabemos lo que es.
Qu piensan ustedes de Kerenski? pregunt.
Oh!, Kerenski es el responsable de las culpas del Gobierno provisional respondi el
otro. Es el propio Kerenski quien nos ha obligado a aceptar la coalicin con la burguesa.
Si hubiera dimitido, como amenaz con hacerlo, se hubiera producido una crisis ministerial
diecisis semanas antes de la Asamblea Constituyente, y eso es lo que quisimos evitar.
Pero, de tdos los modos, no es eso lo que sucedi a la postre?
S, pero cmo podamos nosotros adivinarlo? Los Kerenski y los Avxentiev nos
engaaron. Gotz es un poco ms radical. Yo soy partidario de Tchernov, que es un
verdadero revolucionario. El propio Lenin ha hecho saber hoy que no pondra objecin
alguna a la entrada de Tchernov en el gobierno.
Tambin queramos desembarazarnos del gobierno de Kerenski, pero pensamos que sera
mejor esperar a la Constituyente ... Al principio, yo estaba con los bolcheviques, pero como
quiera que el Comit Central de mi partido vot contra ellos por unanimidad, qu poda yo
hacer? Era una cuestin de poltica de partido...
Dentro de una semana el gobierno bolchevique se hundir; en consecuencia, si los
socialrevolucionarios se pueden mantener al margen y aguardar, el poder se les vendr a las
manos sin ningn esfuerzo. Nada ms con que esperemos una semana, el pas estar
desorganizado a tal grado que los imperialistas alemanes triunfarn. Esa es la razn pr la
que comenzamos nuestro movimiento contando nada ms con la promesa de apoyo de dos
regimientos, que por otro lado se volvieron tambin contra nosotros . . . Entonces ya no
quedaban ms que los junkers ...
Y los cosacos? El oficial suspir.
Ni se movieron. Primero, dijeron que se lanzaran si eran apoyados por la infantera.
Aadieron que, por otra parte, como un grupo de ellos estaba con Kerenski hacan causa
comn con ellos . . .
Dijeron tambin que se les acusaba constantemente de ser los enemigos hereditarios de la
democracia ... Y luego, finalmente, nos declararon: Los bolcheviques nos han prometido
que no se apoderarn de nuestras tierras. As, pues, no tenemos nada que temer; en
consecuencia, permaneceremos neutrales.

Mientras charlbamos entraban y salan gentes continuamente, en su mayora oficiales, que


se haban arrancado las insignias. Alcanzbamos a verlos en el vestbulo y les oamos
hablar en voz baja con gran animacin. De vez en cuando, una cortina corrida a medias
permita que nuestras miradas alcanzaran hasta el cuarto de bao, donde, sentado sobre el
lavado, un hombre corpulento, vestido con el uniforme de coronel, escriba apoyndose en
las rodillas. Reconoc al coronel Polkovnikov, antiguo comandante de la plaza de Petrogrado, por la detencin del cual el Comit Militar hubiese dado una fortuna . ..
Nuestro programa? dijo el oficial. Aqu est! Entrega de la tierra a l8s comits
agrarios, plena representacin de los obreros en la direccin de las industrias, un programa
enrgico de paz, pero no un ultimyim lanzado al mundo entero como el de los
bolcheviques. Estos son incapaces de cumplir las promesas que hacen a las masas. Nosotros
no les dejaremos hacer . . . Nos han robado nuestro programa, con el fin de ganarse el
apoyo de los campesinos. Esto es indecoroso. Si hubieran esperado a la Asamblea
Constituyente . .
Lo que importa no es la Asamblea Constituyente le interrumpi el otro. Si los
bolcheviques quieren instaurar aqu un Estado socialista, nosotros no podemos, en ningn
caso, colaborar con ellos. Kerenski cometi un gran error. Dej ver a los bolcheviques
cules eran sus intenciones al anunciar al Consejo de la Repblica que haba ordenado su
detencin . .
Pero ustedes, qu es lo que se proponen hacer ahora? inquir.
Los dos hombres se miraron.
Dentro de algunos das lo ver usted. Si contamos con tropas suficientes del frente a
nuestro favor, no transigiremos con los bolcheviques. De lo contrario, puede que nos
veamos obligados . . .
Cuando estuvimos de nuevo en la calle saltamos al estribo de un tranva atestado de gente,
cuya plataforma, cediendo bajo el peso, rozaba contra el suelo y que, con una lentitud
mortal, nos condujo hasta el Smolny.
Meshkovski, un hombrecillo atildado, de aspecto frgil, cruzaba el vestbulo con aire
preocupado. Las huelgas de los ministerios, nos dijo, comenzaban a surtir su efecto. El
Consejo de Comisarios del Pueblo haba prometido publicar los tratados secretos, pero
Neratov, el funcionario que los tena, haba desaparecido con los documentos. Se supona
que los haba ocultado en la Embajada britnica. La huelga de los bancos era
particularmente grave.
Sin dinero admiti Menjinski, somos impotentes. Hay que pagar los sueldos a los
ferroviarios y a los empleados de Correos y Telgrafos. Los bancos estn cerrados, incluso
el del Estado, clave de la situacin. Todos los empleados bancarios de Rusia han sido
sobornados . . .

Pero Lenin acaba de ordenar que se vuele con dinamita la puerta del stano del Banco
del Estado, y un decreto, que acaba de aparecer, ordena a los bancos privados que abran sus
ventanillas maana por la maana; de lo contrario, las abriremos nosotros mismos!
El Soviet de Petrogrado desarrollaba una actividad febril; en el saln, lleno a reventar, casi
todo el mundo apareca armado. Trotzki estaba hablando:
Los cosacos estn abandonando Tsrskoye Selo. (La sala, trepidante, aplaudi.) Pero la
batalla no hace ms que comenzar. En Pulkovo se est combatiendo enconadamente. Hay
que enviar todas las fuerzas disponibles . . .
Las noticias que se reciben de Mosc son malas. El Kremlin est en manos de los junkers
y los obreros tienen pocas armas. El resultado depende de Petrogrado.
Los decretos sobre la paz y la tierra provocan un gran entusiasmo en el frente. Kerenski
inunda las trincheras con telegramas anunciando que Petrogrado est en llamas y
ensangrentado, que los bolcheviques asesinan a mujeres y nios. Pero nadie lo cree. . . .
Los cruceros Oleg, Aurora y Repblica han anclado en el Neva, y sus caones apuntan a
los accesos a la ciudad.
Por qu no ests t en el frente con las guardias rojas? le espet una voz ruda.
Ahora mismo me voy replic Trotzki, y abandon la tribuna. Con el rostro un poco
ms plido que de costumbre, pas a lo largo de la saln rodeado de amigos solcitos, y se
dirigi rpidamente hacia el automvil que le aguardaba.
Kamnev tom la palabra en seguida para dar cuenta de los trabajos de la conferencia de
conciliacin de los partidos. Las concesiones propuestas por los mencheviques, dijo, haban
sido rechazadas con desdn. Incluso las secciones del Sindicato de Ferroviarios haban
votado en contra . . .
Ahora que hemos conquistado el poder y que nuestra accin se est extendiendo a toda
Rusia, todo lo que ellos nos piden no son ms que tres pequeas condiciones: 1 , entregar
el poder; 2 , persuadir a los soldados que continen la guerra; 3 , hacer que los
campesinos no hablen ms de la tierra ...
Lenin aparec un instante para responder a las acusaciones de los socialrevolucionarios:
Nos acusan de que les hemos robado su programa agrario. . . Si es as, les presentamos
nuestros cumplimientos. Este programa nos sirve muy bien ...
La sesin prosigui dentro del mismo ambiente. Unos tras otros vinieron los dirigentes a
dar explicaciones, a exhortar, a refutar. Soldados y obreros desfilaron por ia tribuna,
exponiendo cada uno con sinceridad sus ideas y sus sentimientos. . .

El auditorio cambiaba y se renovaba sin cesar. De vez en cuando se llamaba desde la


tribuna a los miembros de tal o cual destacamento que djba reintegrarse al frente. Otros,
que haban sido relevados, o evacuados como heridos, o que haban venido a buscar armas
al Smolny, los reemplazaban. Eran cerca de las tres de la maana cuando, despus de haber
salido de la sala, nos encontramos a Holtzmann, del Comit Militar Revolucionario, que
llegaba corriendo, con el rostro transfigurado.
Todo marcha bien! exclam, agarrndome las manos. Un telegrama del frente!
Kerenski ha sido aplastado! Mira!
Nos tendi una hoja de papel, garabateada apresuradamente a lpiz, y, viendo que no la
podamos descifrar, la ley en voz alta:
Pulkovo, Estado Mayor, 2 horas 10 minutos de la maana.
La noche del 12 al 13 de noviembre pasar a la historia. La tentativa de Kerenski de lanzar
las tropas contrarrevolucionarias contra la capital de la revolucin ha sido definitivamente
rechazada. Kerenski retrocede, nosotros avanzamos. Soldados, marinos y obreros han
demostrado que son capaces y que tienen la voluntad de consolidar con las armas en la
mano la autoridad de la democracia. La burguesa ha tratado de aislar al ejrcito
revolucionario. Kerenski ha intentado destrozarlo, valindose de los cosacos. Los dos
planes han fracasado ignominiosamente.
La gran idea del poder de la democracia obrera y campesina ha aglutinado las filas del
ejrcito y templado su voluntad. De ahora en adelante, todo el pas se convencer de que el
poder sovitico no es un fenmeno efmero: el poder de los obreros, soldados y campesinos
es un hecho indestructible. La derrota de Kerenski es la derrota de los terratenientes, de la
burguesa y los kornilovistas. La derrota de Kerenski es la confirmacin del derecho del
pueblo a una vida de paz y de libertad, a la tierra, al pan y al poder. El destacamento de
Pulkovo, con su herosmo, ha vigorizado la causa de la revolucin obrera y campesina. Ya
no es posible volver al pasado. Nos esperan luchas, obstculos y sacrificios. Pero el camino
est abierto y la victoria es segura.
La Rusia revolucionaria y el poder sovitico pueden sentirse orgullosos de su destacamento
de Pulkovo, mandado por el coronel Walden. Gloria eterna a los cados! Gloria a los
combatientes de la revolucin, a los soldados y oficiales que fueron fieles al pueblo!
Viva la Rusia revolucionaria, popular y socialista!
En nombre del Consejo, el comisario del pueblo,
L. Trotzki.
Al cruzar la plaza Snamenskaya, vimos una aglomeracin desacostumbrada delante de la
estacin Nicols. Una multitud de varios miles de marinos, -erizada de fusiles, se
congregaba en masa delante del edificio.

De pie sobre las escaleras, un miembro del Vikjel parlamentaba con ellos:
Camaradas, no podemos transportaros a Mosc. Nosotros somos neutrales, no
transportamos las tropas de ningn partido. No podemos conduciros a Mosc, donde hace
ya estragos una terrible guerra civil.
Un rugido inmenso le respondi; los marinos comenzaron a avanzar. De pronto, una puerta
se abri de par en par; aparecieron dos o tres guardafrenos, un maquinista y algunos otros
ferroviarios.
Por aqu, camaradas! exclam uno de ellos. Nosotros os llevaremos a Mosc! A
Vladivostok si queris! Viva la revolucin!

Notas
1. Trtase de un amigo de John reed, poltico progresista y publicista norteamericano
destacado; autor de varias obras sobre la lucha de los trabajadores de la URSS por el
socialismo.[Nota de la Editorial]
2. Escritora norteamerican, esposa y compaera de John reed (1890-1936).[Nota de la
Editorial]
3. Llamamientos del Comit Militar Revolucionario
"El Congreso de los Soviets de toda Rusia decreta:
"Queda abolida la pena de muerte en el ejrcito, restablecida por Kerenski.
"Se restablece enteramente la libertad de propaganda en el frente. Todos los soldados, y
oficiales revolucionarios detenidos por supuestos delitos 'polticas' sern puestos
inmediatamente en libertad."

A toda la poblacin
"El ex primer ministro Kerenski, derrocado por el pueblo, se niega a someterse al Congreso
de los Soviets y trata de luchar contra el gobierno legal elegido por el Congreso de toda
Rusia, que es el Consejo de Comisarios del Pueblo. El frente ha negado su ayuda a
Kerenski. Mosc se ha adherido al nuevo gobierno. En numerosas poblaciones (Minsk,
Moguiley, Jarkov), el poder est en manos de los Soviets. Ningn destacamento de
infantera accede a marchar contra el gobierno de los obreros y campesinos, que,
ejecutando la firme voluntad del ejrcito y el pueblo, ha iniciado las negociaciones de paz y
ha entregado la tierra a los campesinos.

"Hacemos la solemne advertencia de que, si los cosacos no detienen a Kerenski, quien los
ha engaado y quiere lanzarlos sobre Petrogrado, las fuerzas revolucionarias se alzarn con
todo su mpetu para defender, las sagradas conquistas de la revolucin, la paz y la tierra.
"Ciudadanos de Petrogrado! Kerenski ha huido de la capital, dejando el poder en manos de
Kichkin, quien se dispona a entregar la ciudad a los alemanes; de Rutenberg, el de las
Centurias Negras, saboteador del aprovisionamiento de la ciudad, y de Paltchinski, hombre
odiado por toda la democracia. Kerenski ha huido, abandonndoos a los alemanes, al
hambre, a las matanzas sangrientas. El pueblo en armas ha detenido a los ministros de
Kerenski, y habis podido comprobar cmo inmediatamente mejoraron el orden y el
abastecimiento. Kerenski, a instancias de los propietarios aristcratas, de los capitalistas, de
los especuladores, marcha contra vos-otrcs para entregar la tierra a los seores rurales y
para llevar adelante la guerra.
"Ciudadanos de Petrogrado! Sabemos que la inmensa mayora de vosotros estis con el
poder revolucionario del pueblo, contra los kornilovistas maridados por Kerenski. No os
dejis engaar por las afirmaciones embusteras de los impotentes conspiradores burgueses,
que sern aplastados sin piedad.
"Obreros, soldados, campesinos! Hacemos un llamamiento a vuestra fidelidad y vuestra
disciplina revolucionaria.
"Millones de campesinos y soldados estn con nosotros.
"La victoria de la revolucin del pueblo est asegurada!"
"Petrogrado, 10 de noviembre de 1917."
El Comit Militar Revolucionario del Soviet de Diputados obreros y soldados de
Petrogrado.

4. Decretos del Consejo de Comisarios del Pueblo


En este libro slo recojo los decretos que, a mi juicio, son parte integrante de la conquista
del poder por los bolcheviques. Los otros, los que se refieren a la organizacin del Estado
sovitico, no tienen cabida aqu. Le reproducirn y estudiarn en el segundo volumen,
actualmente en preparacin, titulado De Kornilov a Brest-Litovsk.
Sobre la entrega de viviendas a la disposicin de los municipios

1 Las municipalidades autnomas tendrn derecho a requisar todas las viviendas


desocupadas o deshabitadas.

2 Las municipalidades podrn, de acuerdo con las leyes y reglamentos promulgados por
ellas, instalar en todos los alojamientos disponibles a los ciudadanos que carezcan de
domicilio o que vivan en los locales-congestionados o malsanos.
3 Las municipalidades podrn organizar la inspeccin de los alojamientos, cuyo
funcionamiento organizarn, reglamentando las facultades de los inspectores.
4 Las municipalidades podrn decretar la creacin de comits de inmuebles, definir la
organizacin y poderes de estos comits y conferirles autoridad jurdica.
5 Las municipalidades podrn crear tribunales de alojamiento y definir sus poderes y
derechos.
6 El siguiente decreto se pondr en vigor por va telegrfica.
El comisario del pueblo para el Interior,
A. I. RYKOV
Comunicacin del gobierno sobre el Seguro Social

El proletariado de Rusia ha incluido entre sus reivindicaciones la consigna de un sistema


completo de seguros sociales para los asalariados de la ciudad y el campo. El gobierno del
zar, los grandes terratenientes, los capitalistas, y tras ellos el gobierno de coalicin y
componenda, han defraudado las aspiraciones de los trabajadores en lo tocante al seguro
social.
El gobierno de los obreros y campesinos, confiando en el apoyo de los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos, anuncia a la clase trabajadora rusa y a los
pobres de las ciudades y del campo que prccedw a preparar sin demora una legislacin del
seguro social, basada en los siguientes principios, propuestos por las organizaciones del
trabajo:
1 Seguro para todos los asalariados sin excepcin, as como para los pobres de la ciudad y
el campo.
2 El seguro se har extensivo a todas las categoras de incapacidad para el trabajo:
enfermedad, dolencias crnicas, ancianidad, parto, viudedad, orfandad y paro forzoso.
3 Todos los gastos del seguro corrern a cargo del patrono.
4Indemnizaciones iguales por lo menos al salario completo para toda incapacidad de
trabajo o desempleo.
5 Control absoluto de los trabajadores sobre las instituciones del seguro.
En nombre del Gobierno de la Repblica rusa

El comisario del pueblo para el Trabajo,


ALEJANDRO CHLIAPNIKOV
La educacin popular

Ciudadanos de Rusia!
Mediante la insurreccin del 7 de noviembre, las masas trabajadoras han conquistado
autnticamente el poder por primera vez en la historia.
El Congreso de los Soviets de toda Rusia ha transmitido temporalmente este podtr a su
Comit Ejecutivo y al Congreso de Comisarios del Pueblo.
Por voluntad del pueblo revolucionario he sido designado comisario del pueblo para la
Instruccin Pblica.
La direccin general de los asuntos relacionados con la instruccin pblica, en la medida en
que concierne al poder central, se confa, entre tanto se rene la Asamblea Constituyente, a
una Comisin de Estado para la Instruccin Pblica cuyo presidente y rgano ejecutivo es
el comisario del pueblo.
En qu principies fundamentales se inspirar esta Comisin de Estado? Cmo se
delimitar su rbita de competencia?
Orientacin general de la actividad educativa.-En materia de educacin, todo poder
autnticamente democrtico, en un pas donde reinan el analfabetismo y la ignorancia, debe
trazarse como primer objetivo la lucha contra estas dos plagas. Debe, dentro de los plazos
ms perentorios, acabar enteramente con el analfabetismo organizando una red de escuelas
que responda a las exigencias de la pedagoga moderna e implantando la enseanza general
obligatoria y gratuita; debe, al mismo tiempo, crear toda una serie de escuelas normales y
establecimientos que puedan, a la mayor brevedad, formar el poderoso ejrcito de maestros
necesarios para instruir a toda la poblacin de la inmensa Rusia...
Enseanza y educacin.-Es preciso sealar la diferencia entre enseanza y educacin.
Enseanza es la transmisin de conocimientos ya definidos por el maestro al alumno. La
educacin es un proceso creador. Durante toda la vida la personalidad del hombre se
"educa", se extiende, se enriquece, se afirma y se perfecciona.
Las masas populares trabajadoras -obreros, soldados, campesinos- arden en deseos de
aprender a leer y escribir, de iniciarse en todas las ciencias. Pero aspiran igualmente a la
educacin, que no les puede ser dada ni por el Estado, ni por los intelectuales, por naca ni
cor nadie ms que por ellos mismos. A este respecto, la escuela, el libro, el teatro, el museo,
etc., slo pueden ser una ayuda. Las masas copulares han de fijar por s mismas su cuitara,
consciente o inconscientemente. Ellas tienen sus ideas, fruto de su situacin social, muy
diferente de la que disfrutan las clases dominantes y loa'intelectuales que hasta ahora han

sido los creadores de la cultura, tienen sus ideas, sus sentimientos, su manera de abordar
todas las tareas del individuo y la sociedad. Cada uno a su manera, el obrero de la ciudad y
el trabajador del campo edificarn su propia concepcin luminosa del mundo, impregnada
del pensamiento de la clase trabajadora. Ser ste el fenmeno ms grandioso y ms bello
que tendr pr"r testigos y por actores las generaciones venideras: el de li edificacin, por las
colectividades de trabajadores, de su alma colectiva, rica y libre.
La enseanza ser, en esta obra, un elemento importante, pero no decisivo. En este punto
son ms importantes la crtica y la creacin de las propias masas, ya que la ciencia y el arte
slo en algunas de sus partes encierran un valor general para la humanidad: en realidad,
sufren profundos cambios con cada revolucin de clase verdaderamente profunda.
Por todas partes en Rusia, en particular entre los obreros de las ciudades, pero tambin
entre los campesinos, crece la marea del movimiento de educacin cultural; las
organizaciones de este gnero se multiplican hasta el infinito entre los obreros y los
soldados; ponerse a la cabeza de ellas, prestarles el mximo apoyo, facilitarles su tarea es
un deber primordial para el gobierno revolucionario y popular en et campo de la instruccin
pblica.
Descentralizacin.-La Comisin de Estado para la Instruccin Pblica no es en modo
alguno un rgano central de direccin de los establecimientos de enseanza y educacin. Al
contrario, toda la actividad escolar debe confiarse a los organismos de administracin local.
El trabajo propio de las organizaciones de obreros, soldados y campesinos, de las
organizaciones creadas para la educacin cultural, deber gozar de plena y total autonoma
tanto con relacin al poder central como a las municipalidades.
La misin de la Comisin de Estado es de enlace y apoyo; deber organizar, en escala
nacional, las fuentes del apoyo material, ideolgico y moral a las instituciones de enseanza
municipales y privadas, y especialmente a las instituciones de la clase trabajadora.
El Comit de Estado para la Instruccin Pblica.-Numerosos y valiosos proyectos de leyes
han sido elaborados desde los inicios de la revolucin por el Comit de Estado para la
Instruccin Pblica, bastante democrtico por su composicin y en el que abundan los
especialistas experimentados. La Comisin de Estado desea sinceramente colaborar de
manera regular con este Comit.
Esta Comisin se dirigir al Bur del Comit solicitando de l que convoque
inmediatamente una sesin extraordinaria del Comit para poner en prctica el siguiente
programa:
1. Revisin de las normas de representacin en el Comit para llevar a l una
democratizacin todava ms amplia.
2. Revisin de las facultades del Comit con vistas a su ampliacin y a la transformacin
del Comit en una institucin fundamental del Estado encargada de elaborar los proyectos
de ley que permitan una reorganizacin total de la enseanza y la educacin pblicas de
Rusia,"Sobre bases democrticas.

3. Revisin, en comn con la nueva Comisin de Estado, de los proyectos de ley ya


redactados por el Comit, la que es necesaria, ya que en su elaboracin el Comit se ha
guiado por el espritu burgus de los ministerios anteriores, que, por otra parte,
entorpecieron la ejecucin de estos proyectos, incluso bajo su forma limitada.
Despus de esta revisin los proyectos de ley entrarn en vigor y sern aplicados sin ningn
papeleo burocrtico ajustndose al ord"n de la democracia.
El magisterio y la sociedad.-La Comisin de Estado saluda al cuerpo del magisterio en su
noble y brillante trabajo de educacin del pueblo ahora dueo del pas.
Ningn rgano del poder deber tomar medida alguna en el campo de la instruccin pblica
sin un previo y cuidadoso estudio de la opinin de los representantes del magisterio.
Por otra parte, tampoco deber tomar decisiones por s y ante s, en manera alguna, ninguna
corporacin de especialistas. Esto es igualmente aplicable a las reformas de los
establecimientos de enseanza general.
La meta que perseguir la Comisin tanto en su propia rbita como en el seno dat Comit
de Estado y en todas sus actividades es la colaboracin entre el cuerpo del magisterio y las
fuerzas sociales.
La Comisin considera como su tarea principal el mejoramiento de la situacin de los
profesores, y en primer lugar de los que, siendo los ms desheredados, son tal vez los
trabajadores ms importantes en el campo cultural: los maestros de las escuelas primarias.
Sus justas reivindicaciones deben ser satisfechas a toda costa y sin demora. El proletariado
de la enseanza ha pedido, sin ser escuchado, que su salario se aumentara a 100 rublos por
mes. Sera una vergenza mantener dfcrante ms tiempo en la miseria a los maestros de la
abrumadora mayora de los nios rusos.
La Asamblea Constituyente.- La Asamblea Constituyente comenzar sin duda sus trabajos
prximamente. Solamente ella establecer de manera permanente las modalidades de la
vida social y poltica de nuestro pas, incluyendo entre ellas el carcter general de, la
organizacin de la instruccin pblica.
Hoy, en que el poder ha pasado a los Soviets, el carcter verdaderamente popular de la
Asamblea Constituyente est asegurado. No creemos que la orientacin seguida por la
Comisin de Estado con el apoyo del Comit de Estado pueda llegar a ser modificada de un
modo esencial por la voluntad de la Asamblea Constituyente. Sin prejuzgar sus decisiones,
el nuevo gobierno popular se considera asistido del derecho a aplicar, tambin en este
campo, cierto nmero de medidas encaminadas a enriquecer y elevar lo ms rpidamente
posible la vida espiritual del pas.
El Ministerio.-Los asuntos en curso debern seguir siendo resueltos por el ministerio de
Instruccin Pblica. La Comisin de Estado elegida por el Comit Ejecutivo de los Soviets
y el Comit de Estado tomarn a su cargo cuantas modificaciones se hagan necesarias de

m"do inmediato en su composicin y estructura. Las modalidades definitivas de la


direccin del Estado en el campo de la instruccin pblica ser, naturalmente, la Asamblea
Constituyente quien las establezca. Entre tanto, el ministerio deber cumplir las funciones
de organismo ejecutivo cerca de la Comisin de Estado para la Instruccin Pblica y del
Comit de Estado para la enseanza.
La seguridad de la salvacin del pas est en la colaboracin de todas sus fuerzas vivas
autnticamente democrticas. ; Estamos seguros de que el esfuerzo unnime de los
trabajadores y los intelectuales esclarecidos y honrados sacar al pas de esta crisis dolorosa
y lo conducir, gracias a la democracia total, al reino del socialismo y de la fraternidad de
los pueblos.
El comisario del pueblo para la Instruccin Pblica,
A. V. LUNACHARSKI
Petrogrado, 11 de noviembre de 1917.
Rgimen de ratificacin y promulgacin de las leyes

1 Entre tanto se rene la Asamblea Constituyente, la promulgacin de lasrleyes se ajustar


al procedimiento fijado por el Gobierno provisional obrero y campesino, elegido por el
Congreso de Diputados obreros, soldados y campesinos de toda Rusia.
2 Todo proyecto de ley ser sometido al examen del gobierno por el ministerio respectivo,
avalado por la firma del comisario del pueblo o presentado por la seccin legislativa del
gobierno, con la firma del jefe de esta seccin.
3 Una vez ratificado por el gobierno, el texto de ley, en su forma definitiva, ser firmado,
en nombre de la Repblica rusa, por el presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo o,
por delegacin suya, por el comisario que lo haya presentado. A continuacin ser
publicado.
4 La fecha de la publicacin en el Diario Oficial del Gobierno provisional obrero y
campesino ser la fecha de entrada en vigor.
5 La entrada en vigor podr, sin embargo, transferirse en el texto publicado para una fecha
que difiera de la de publicacin. El texto podr tambin ponerse en vigor por la va
telegrfica; en este caso, tendr fuerza de ley en cada localidad desde el momento en que el
telegrama se haga pblico.
6 Queda abolida la promulgacin con fuerza de ley de decretos del Gobierno por parte del
Senado. La seccin legislativa adjunta al Consejo de Comisarios del Pueblo editar
peridicamente volmenes recopilando los decretos y disposiciones del gobierno con fuerza
de ley.

7 El Comit Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos


podr en todo momento anular, modificar o derogar cualquier decreto del gobierno.
En nombre de la Repblica rusa,
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
VLADIMIR ULIANOV

5. Orden del Comit Militar Revolucionario


1 Queda prohibida hasta nueva orden la fabricacin de alcohol y de toda clase de bebidas
alcohlicas.
2 Se ordena a todos los poseedores de vinos y espirituosos, a los fabricantes dg alcohol y
bebidas alcohlicas, antes del 27 del corriente a ms tardar, den a conocer el lugar exacto
de sus almacenes.
3 Los contraventores de esta orden sern puestos a disposicin del Tribunal Militar
Revolucionario.
Comit Militar Revolucionario

6. Orden n 2 del comit del regimiento de reserva finlands de la Guardia a todos los
comits de inmuebles y a los ciudadanos del barrio de Vassilli-Ostrow
La burguesa ha echado mano de un medio infame de lucha contra el proletariado: en varios
distritos de la ciudad ha establecido enormes depsitos de bebidas espirituosas, hacia los
cuales atrae a los soldados, esforzndose por romper mediante el alcohol la unin del
ejrcito revolucionario.
Se ordena a todos los comits de inmuebles que declaren directa y secretamente al
presidente del comit del regimiento finlands de la Guardia, en el plazo de tres horas a
contar desde la fijacin de la presente orden, los depsitos de bebidas espirituosas que se
encuentren en sus edificios.
Los contraventores de esta orden sern detenidos y entregados a la justicia ms implacable;
sus bienes sern confiscados y los depsitos de bebidas espirituosas sern
DESTRUIDOS CON DINAMITA EN UN PLAZO DE DOS HORAS,

ya que la experiencia ha demostrado la ineficacia de otras medidas menos radicales. No se


harn nuevas advertencias previas antes de las voladuras.
El Comit del regimiento finlands de la Guardia

CAPTULO IX
LA VICTORIA

Orden No 1

A LAS TROPAS DEL DESTACAMENTO DE PULKOVO


13 de noviembre de 1917, 9 horas 38 minutos.
Despus de una lucha encarnizada, las tropas del destacamento de Pulkovo han derrotado
totalmente a las fuerzas contrarrevolucionarias que, abandonando sus posiciones en
desorden, se han retirado detrs de Tsrskoye Selo en direccin de Pavlovsk y de Gatchina.
Nuestros elementos avanzados ocuparon la extremidad nordeste de Tsrskoye Selo y la
estacin Alejandro. El destacamento de Kolpino se hallaba a nuestra izquierda; el de Krsnoye Selo, a nuestra derecha.
He ordenado a las fuerzas de Polkovo que ocupen Tsrskoye Selo y que fortifiquen los
accesos, particularmente por el lado de Gatchina. He ordenado igualmente ocupar
Pavlovsk, fortificarlo por el Sur y apoderarse de la va frrea hasta Dno.
Las tropas tomarn todas las medidas necesarias para fortificar las posiciones ocupadas por
ellas mediante trincheras y otras obras defensivas.
Se mantendrn en estrecho contacto con los destacamentos de Kolpino y Krsnoye Selo, as
como con el estado mayor del comandante en jefe de la defensa de Petrogrado.
El comandante en jefe de todas las fuerzas en lucha contra las tropas contrarrevolucionarias
de Kerenski.
Teniente coronel Muraviov.

Martes por la maana. Cmo es posible esto? Hace solamente dos das la campia de
Petrogrado estaba llena de bandas sin jefes, sin vveres, sin artillera, que erraban a la
ventura sin rumbo ni meta. Qu es lo que ha aglutinado a estas masas desorganizadas,

indisciplinadas, de guardias rojas, de soldados sin oficiales, convirtindolas en un ejrcito


disciplinado y obediente a los jefes elegidos por ellas mismas, templadas para recibir el
choque de la artillera y destrozar el asalto de la caballera cosaca?[1]
Los pueblos en rebelin echan por tierra todos los conceptos del arte militar. Recordemos a
los ejrcitos desharrapados de la Revolucin francesa, en Valmy, en Wissembourg. [2] Las
tropas soviticas se enfrentan al bloque de los junkers, los cosacos, los terratenientes, la
nobleza y las Centurias Negras, a la perspectiva del retorno del zar, a la de la Ojrana y las
minas siberianas, y por ltimo a la terrible amenaza del imperialismo alemn. . . La victoria
significaba, para decirlo con las palabras de Carlyle, apotheosis and millennium without
end! El domingo por la noche, mientras los comisarios del Comit Militar Revolucionario
regresaban desesperados del campo de batalla, la guarnicin de Petrogrado elega su
Comit de los Cinco, su estado mayor de combate, tres soldados y dos oficiales, todos ellos
enemigos jurados de la contrarrevolucin. El coronel Muraviov, antiguo patriota, hombre
de paz, pero a quien haba que vigilar de cerca, se hizo cargo dfl mando. [3] En Kolpino, en
Obujovo, en Pulkovo y en Krsnoye Selo se formaron destacamentos provisionales,
cuyos efectivos se eqgrosaron con los elementos extraviados que llegaban dispersos de
todos los lugares; estos destacamentos comprendan marinos, soldados, guardias rojas,
grupos de regimientos de infantera, caballera y artillera revueltos, y algunos automviles
blindados.
Al amanecer, se estableci contacto con las patrullas cosacas de Kerenski: cada encuentro
se resolva con algunos disparos y la orden de rendirse. En el aire fro e inmvil, el estrpito
de la batalla se propagaba por la llanura helada e iba a dar a los odos de las bandas errantes
que se reunan en torno a pequeas fogatas, esperando. . . Esto quiere decir que la cosa ha
comenzado!, se dijeron. Y en seguida se pusieron a caminar hacia el lugar de la batalla, y
per los caminos rectos los obreros avivaron el paso.. . As convergieron automticamente
sobre todos los puntos de ataque enjambres de hombres exasperados. Los recibieron los
comisarios indicndoles las posiciones que deban ocupar o los trabajos que deban
ejecutar. Esta vez era m guerrafciuia guerra en la que luchaban por su mundo; sus jefes los
haban elegido e//os -mismos. Las voluntades mltiples e inconexas de la masa se haban
soldado en una voluntad nica.. . Los combatientes de estas jornadas han descrito cmo los
marinos quemaron hasta su ltimo cartucho y despus se lanzaron al asalto; cmo los
obreros sin instruccin militar recibieron a pie firme la carga de los cosacos y los
arrancaron de sus monturas; cmo el pueblo annimo, que durante la noche se haba
agrupado alrededor del combate, se alz como una marea que aneg al enemigo. . . El
lunes, antes de la medianoche, los cosacos fueron dispersados y puestos en fuga,
abandonando su artillera, y el ejrcito del proletariado, avanzando a todo lo largo del
frente, entr en Tsrskoye Selo, antes de que el enemigo pudiese destruir la gran estacin
inalmbrica, desde la que los comisarios del Smolny lanzaron en seguida al mundo un
himno de triunfo. .

A todos los Soviets de Diputados obreros y soldados

El 12 de noviembre, en un combate encarnizado librado cerca de Tsrskoye Selo, el ejrcito


revolucionario ha derrotado en toda la lnea a las tropas contrarrevolucionarias de Kerenski
y Kornilov. En nombre del Gobierno revolucionario, ordeno a todos los regimientos que
prosigan la lucha contra los enemigos de la democracia revolucionaria y tomen todas las
medidas necesarias para detener a Kerenski e impedir que se repitan semejantes aventuras,
que amenazan las conquistas de la revolucin y el triunfo del proletariado.
Viva el ejrcito revolucionario!
El comandante en jefe de las tropas
que operan contra Kerenski,
Muraviov.

Noticias de las provincias...


En Sebastopol, el Soviet local haba tomado el poder; en un mitin inmenso las tripulaciones
de los acorazados que se encontraban en el puerto obligaron a sus oficiales a que juraran
obediencia al nuevo gobierno. En Nijni Novgorod, el Soviet se haba adueado igualmente
del poder. Las noticias de Kazan anunciaban combates librados en lasgcalles entre los
junkers y una brigada de artillera, de una parte, y de otra, la guarnicin bolchevique.
En Mosc se haba desencadenado nuevamente una lucha desesperada. Los junkers y las
guardias blancas que dominaban el Kremlin y el centro de la ciudad veanse atacados por
todas partes por las tropas del Comit Militar Revolucionario. La artillera municipal, la
prefectura de polica y el hotel Metropol. Los combatientes haban arrancado los adoquines
de la Tverskaya y la ikistskaya para abrir trincheras y levantar barricadas. Una granizada
de balas de ametralladora barra los distritos de los grandes bancos y casas comerciales. No
haba luz, ni comunicaciones telefnicas; la poblacin burguesa viva recluida en los
stanos. El ltimo boletn deca que el Comit Militar Revolucionario haba dirigido un
ultimtum al Comit de Salvacin Pblica, [4] exigiendo la rendicin inmediata del
Kremlin, bajo amenaza de bombardeo.
Bombardear el Kremlin! exclamaban. No se atrevern a eso!
Desde Vologda a Tchita, en el otro extremo de Siberia, desde Pskov a Sebastopol, en el Mar
Negro, en las grandes ciudades al igual que en las aldeas, ascendan las llamas de la guerra
civil. De mil fbricas, de mil poblados campesinos, de regimientos y ejrcitos, de los barcos
que se encontraban navegando, afluan a Petrogrado los saludos de bienvenida al gobierno
del pueblo.
El gobierno cosaco de Novotcherkask telegrafi a Kerenski:

El gobierno de las tropas cosacas invita al Gobierno provisional y a los miembros del
Consejo de la Repblica a que vengan, si es posible, a Novotcherkask, donde podremos
organizar en comn la lucha contra los bolcheviques.
Tambin Finlandia comenzaba a agitarse. El Soviet de Hel-singfors y el Tsentrobadt
(Comit Central de la Flota del Bltico) proclamaron el estado de sitio y declararon que
todo intento de obstruir la accin de las fuerzas bolcheviques o toda resistencia armada a
las rdenes del Consejo de Comisarios del Pueblo seran severamente reprimidas. Al mismo
tiempo, la Unin de Ferroviarios de Finlandia declar la huelga general en todo el pas, a
fin de lograr la aplicacin de las leyes votadas por la Dieta socialista de junio de 1917,
disuelta por Kerenski.
A la maana siguiente me dirig a primera hora al Smolny. Cuando avanzaba por la pasarela
de madera que conduca de la verja exterior al edificio, cayeron del cielo gris los primeros
copos de nieve, tenues y vacilantes.
La nieve! exclam el soldado de guardia, con un gesto de placer. No hay nada
mejor para la salud!
En el interior, los largos corredores sombros y las salas tristes parecan abandonados. En el
enorme edificio no se mova un alma. Un rumor sordo, extrao, lleg a mis odos, y al
mirar a mi alrededor vi por todo el suelo, a lo largo de los muros, hombres que dorman.
Seres toscos, obreros y soldados, verdaderos paquetes de lodo, tendidos aisladamente o
apelotonados en las actitudes despreocupadas de la muerte. Algunos de ellos llevaban
vendajes desgarrados y manchados de sangre. Fusiles y cartucheras yacan en el suelo...
Ante m tena al ejrcito victorioso del proletariado!
En el restaurante del primer piso se encontraban tan juntos uno del otro, que apenas haba
sitio para pasar. El aire estaba viciado. Una luz plida se filtraba a travs de los vidrios
opacos por la suciedad. Encima del mostrador, cerca de un samovar abollado,
completamente fro, entre vasos sucios, divis, colocado al revs un nmero del ltimo
boletn del Comit Militar Revolucionario, cuya ltima pgina apareca totalmente cubierta
de torpes garabatos. Era el recuerdo elocuente que diriga uno de los soldados a sus
camaradas cados en la lucha contra Kerenski, en el momento en que el sueo lo abati.
Sobre el papel parecan haber resbalado las lgrimas. ..
Alexis Vinogradov
D. Moskvin
S. Stolbikov
A. Voskressenski
D. Leonski

D. Preobrajenski
V. Laidanski
M. Bertchikov
Estos hombres fueron llamados al ejrcito el 15 de noviembre de 1916. Solamente tres de
ellos viven todava:
Miguel Bertchikov
Alexis Voskressenski
Dimitri Leonski
Dormid, guilas de las batallas!
Que vuestras almas reposen en paz,
pues habis merecido, hermanos,
gloria y descanso eternos...

El Comit Militar Revolucionario era el nico que no dorma, entregado a un trabajo sin
descanso. Skripnik sali de la habitacin del fondo y anunci que Gotz haba sido detenido,
pero que haba negado categricamente haber firmado, como Avxntiev, la proclama del
Comit de Salvacin. El Comit de Salvacin, por su parte, haba repudiado el llamamiento
a la guarnicin. Skripnik aadi que todava haba resistencia entre los regimientos de la
ciudad; as, el regimiento Volynski se haba negado a marchar contra Kerenski.
Varios destacamentos de tropas neutrales, capitaneados por Tchernov, se encontraban en
Gatchina, donde trataban de persuadir a Kerenski de que renunciara a marchar sobre
Petrogrado.
Skripnik solt la risa.
Ahora, ya no puede haber neutrales coment. La victoria es nuestra!
Una exaltacin casi religiosa iluminaba su rostro barbudo, de facciones acusadas.
Ms de sesenta delegados han llegado del frente para traernos la seguridad de la
colaboracin de todos los ejrcitos, con excepcin del frente rumano, del que no sabemos
nada. Los comits del ejrcito detienen todas las noticias en Petrogrado, pero hemos
organizado un servicio regular de correos. .

En el entresuelo encontramos a Kamnev, que acababa de llegar: estaba extenuado por la


sesin nocturna de la Conferencia para la formacin de un nuevo gobierno, pero feliz.
Los socialrevolucionarios se muestran ya inclinados a admitirnos en el nuevo gobierno
dijo. Los grupos de derecha estn aterrados por los tribunales revolucionarios, y
reclaman con una especie de pnico y de espanto que los disolvamos en seguida. Hemos
aceptado la proposicin del Vikjel de formar un ministerio socialista homogneo; sa es la
cuestin de que se estn ocupando ahora. Todo esto, como ves, son los frutos de nuestra
victoria. Cuando ramos los ms dbiles no nos queran a ningn precio; ahora, todo el
mundo es partidario de llegar a un acuerdo con los Soviets. Pero lo que necesitamos es una
victoria verdaderamente decisiya. Kerenski quiere un armisticio, pero ser preciso que
capitule.[5]
Tal era el estado de nimo de los jefes bolcheviques. A un periodista extranjero xjue le
pidi una declaracin, Trotzki le respondi: La nica declaracin posible en estos
momentos es la que estamos emitiendo por las bocas de nuestros caones.
Pero bajo este espritu de victoria se ocultaba una verdadera ansiedad causada por la
cuestin financiera. En vez de abrir los bancos, acatando la'orden del Comit Militar
Revolucionario, el Sindicato de Empleados de Bancos haba celebrado un mitin y se haba
declarado en huelga. El Smolny haba pedido 35 millones de rublos aproximadamente al
Banco del Estado, pero el cajero haba cerrado las arcas y no consenta hacer pagos ms
que a los representantes del Gobierno provisional. Los reaccionarios se servan del banco
como arma poltica; as, cuando el Vikjel solicit dinero para pagar sus salarios a los
empleados de los ferrocarriles del Estado le respondieron que lo pidiera al Smolny.
Yo me dirig al Banco del Estado para ver al nuevo comisario, un bolchevique ucraniano de
cabellos rojizos, llamado Petrovitch.
Trataba de hacer renacer el orden en el caso.en que los huelguistas haban dejado los
asuntos. En todas las oficinas del inmenso.establecimiento los voluntarios, obreros,
soldados, rnarinos, con aire de desconcierto y la boca abierta, sudando la gota gorda,
palidecan sobre los libros mayores. . .
El edificio de la Duma rebosaba de gente. Todava se escuchaban desafos aislados al nuevo
gobierno, pero estos casos se hacan cada vez ms raros. El Comit Agrario Central haba
lanzado un llamamiento a los campesinos para ordenarles que no reconocieran el decreto
sobre la tierra dado por el Congreso de los Soviets, so pretexto de que provocara el
desorden y la guerra civil. El alcalde Schreider anunci que en razn de la insurreccin
bolchevique sera preciso aplazar hasta una fecha indeterminada las elecciones a la
Asamblea Constituyente.
Dos preocupaciones parecan dominar los espritus, indignados por la ferocidad de la guerra
civil: poner fin a la efusin de sangre[6] y crear un nuevo gobierno. Ya no se trataba de
aplastar a los bolcheviques, e incluso se hablaba muy poco de eliminarlos del gobierno,
salvo en los medios socialistas populares y en los Soviets campesinos. El Comit Central
del ejrcito, el enemigo ms acrrimo del Smolny, telefone desde Moguilev: Si para

constituir el nuevo ministerio es preciso llegar a un acuerdo con los bolcheviques,


accedemos a que se les admita en miona dentro del gabinete.
La Pravda llam irnicamente la atencin de sus lectores hacia los sentimientos
humanitarios de Kerenski, publicando el mensaje de ste al Comit de Salvacin.
De acuerdo con las proposiciones del Comit de Salvacin y de todas las organizaciones
democrticas agrupadas a su alrededor, he suspendido toda accin militar contra los
rebeldes y he delegado al comisario adjunto, al comandante en jefe Staakievich, para que
entable negociaciones. Tomad las medidas para evitar derramamientos intiles de sangre.
El Vikjel expidi el siguiente telegrama a toda Rusia:
La conferencia celebrada entre el Sindicato de Ferroviarios y los representantes de los
partidos y organizaciones en lucha, que reconocen la necesidad de llegar a un acuerdo,
desaprueba categricamente el empleo del terrorismo poltico en la guerra civil,
particularmente entre los grupos de la democracia revolucionaria, y declara que el
terrorismo, bajo la forma que sea, se halla, en los momentos actuales, en contradiccin con
el sentido y el objetivo de las negociaciones en curso para la formacin de un nuevo
gobierno...
La conferencia[7] envi delegaciones al frente, a Gatchina. En la propia conferencia, la
solucin definitiva pareca cercana. Incluso haba decidido elegir un consejo provisional del
pueblo, formado por 400 miembfies aproximadamente, 75 en representacin del Smolny,
75 del antiguo Tsk, y el resto repartido entre la Duma municipal, los sindicatos, los comits
agrarios y los partidos polticos. Tchernov fue nombrado presidente del consejo; decase
que Lenin y Trotzki seran eliminados. .
Hacia el medioda, me encontraba yo delante del Smolny conversando con el chofer de una
ambulancia que parta para el frente revolucionario. Le pregunt si me permita
acompaarle, y acept. Era un voluntario, estudiante de la Universidad. Mientras rodaba la
ambulancia, me hablaba por encima del hombro en un alemn execrable: A/so, gut! Wir
nach die Kasernen zu essen gehen. Adivin que comeramos en algn cuartel, sin duda
alguna.
Cuando llegamos a Kirotchnaya, penetramos en un patio inmenso, rodeada
de<construcciones militares, y por una escalera oscura subimos hasta una habitacin de
techo bajo, sin ms luz que la de una ventana. Sentados ante una larga mesa de madera,
unos veinte soldados estaban comiendo sopa de coles con cucharas de madera, servida en
un perol de hojalata, al tiempo que charlaban y rean con gran animacin.
Salud al Comit del 6 batalln de reserva de zapadores! exclam mi acompaante, y
me present como un socialista norteamericano. Todos se pusieron en pie para estrecharme
la mano: un viejo soldado me abraz calurosamente. Me dieron una cuchara de madera y
me sent a la mesa. Trajeron otro perol lleno de hacha, un enorme pan negro y las
inevitables teteras. Y en seguida se pusieron todos a hacerme preguntas sobre
Norteamrica. Era cierto que las gentes, en ese pas de la libertad, vendan su voto?

Entonces, cmo conseguan lo que queran? Y Tammany Hall? [8] Era verdad que en un
pas libre un pequeo grupo de gentes poda controlar toda una ciudad y explotarla en
beneficio propio? Por qu el pueblo toleraba eso? En Rusia, incluso bajo el zar, eran
imposibles semejantes cosas; claro que siempre haba existido corrupcin, pero comprar y
vender toda una ciudad! Con sus habitantes! Es un pas libre! El pueblo no tena, pues,
all ningn sentido revolucionario?
Yo trat de explicarles que, en mi pas, el pueblo trata de realizar las reformas per medio de
leyes.
Muy bien repuso un sargento llamado Baklanov, que hablaba francs!, pero con el
poder que posee en el pas de ustedes la clase capitalista, necesariamente tiene que ejercer
su control sobre la legislacin y la justicia; cmo, en esas condiciones, puede obtener
reformas el pueblo? Yo bien quiero dejarme convencer, puesto que no conozco el pas, pero
eso me parece increble. . .
Les dije que iba a Tsrskoye Selo.
Yo tambin anunci sbitamente Baklanov.
Yo tambin.. ., yo tambin...
Toda la sala decidi sobre la marcha dirigirse a Tsrskoye Selo.
En aquel momento, alguien llam a la puerta. Se abri sta y apareci la silueta del coronel.
Nadie se puso en pie, sino que lo acogieron con exclamaciones de bienvenida.
Se puede entrar? pregunt el coronel.
Claro que s, entre! le respondieron con cordialidad. Alto, de aire distinguido, con su
gorro de piel bordado en oro, el coronel entr, sonriendo.
Decais, me parece, camaradas, que querais ir a Tsrskoye Selo. Os puedo acompaar?
Baklanov se qued pensativo.
No creo que haya nada que hacer hoy aqu respondi. S, camarada, tendremos
mucho gusto en que vengas con nosotros.
El coronel dio las gracias y,'sentndose, se sirvi un vaso de t.
A media voz, para no herir el amor propio del coronel, Baklanov me explic:
Yo soy el presidente del comit; a nosotros nos corresponde la direccin total del
batalln, salvo en cuanto a las operaciones, para las que delegamos el mando en el coronel.
Entonces, todos deben obedecer sus rdenes, pero l es responsable ante nosotros. En el

cuartel, no jiUede hacer nada sin consultarnos. .. En cierto modo, es nuestro agente
ejecutivo...
Nos distribuyeron armas, revlveres y fusiles podamos encontrar a los cosacos, y
despus nos amontonamos en el coche ambulancia al lado de tres paquetes enormes de
peridicos, destinados al frente. Nos fuimos directamente por la Liteiny, y luego por la
Zagorodny. Yo iba sentado al lado de un joven que llevaba insignias de teniente y quien
pareca conocer todos los idiomas de Europa. Formaba parte del comit del batalln.
No soy bolchevique me afirm con energa. Mi familia es de nobleza muy antigua.
Por mis ideas polticas se me podra clasificar como kadete. . .
Entonces, cmo es que. . .? le interrump, sorprendido.
-Es muy claro; soy miembro del comit. No oculto mis opiniones polticas, pero a los
otros no les importa, pues saben que no soy de los que creen que hay que oponerse a la
voluntad de la mayora. . .Me negu a tomar parte en la actual guerra civil, porque no creo
conveniente empuar las armas contra mis hermanos rusos.
Provocador! Kornilovista! le gritaron otros, bromeando y dndole palmadas en la
espalda.
Despus de haber franqueado el arco de triunfo de la Puerta de Mosc, colosal monumento
de piedra gris, adornado con jeroglficos de oro, enormes guilas imperiales y nombres de
zares, tomamos por la larg" carretera completamente recta, blanqueada por la primera
nevada. Estaba llena de guardias rojos a pie. Los unos, cantando y gritando, se dirigan al
frente revolucionario; los otros, de regreso, venan cubiertos de barro y con el rostro
terroso. La mayor parte tena cara de nios. Tambin se vean mujeres, con palas, algunas
con fusiles y cartucheras en bandolera, otras con los brazaletes de la Cruz Roja, mujeres de
barrios miserables, encorvadas y agotadas por el trabajo. Y grupos de soldados, que se
cuidaban poco de marchar al paso y bromeaban cordialmente con los guardias rojos.
Tambin se vean marinos de rostro severo, nios que llevaban la comida a sus padres,
todos ellos chapoteando en el lodo blanquecino, de varios centmetros de espesor, que
cubra el camino. Rebasamos a la artillera que iba rumbo al sur con gran estrpito; nos
cruzbamos con Camiones, erizados de hombres armados. Ambulancias cargadas de
heridos regresaban del campo de batalla. Vimos la carreta de un campesino que avanzaba
lentamente chirriando y sobre la cual iba tambin gimiendo de dolor un muchacho joven,
herido en el vientre, doblado por la cintura. En los campos, a ambos lados de la carretera,
mujeres y ancianos abran trincheras y tendan redes de fiambre de pas.
Las nubes corran dramticamente hacia el norte. Bruscamente, apareci un sol lvido.
Petrogrado cabrilleaba al otro extremo de la llanura pantanosa; a la derecha, resplandecan
las cpulas en forma de bulbo y las agujas blancas, doradas, multicolores; a la izquierda, las
altas chimeneas vomitaban su humo negro, y al fondo un cielo plomizo penda; sobre
Finlandia Iglesias y monasterios desfilaban a ambos lados del camino. A veces,
distinguamos un monje que pulsaba en silencio la marcha, del ejrcito proletario.

En Pulkonovo, la carretera se bifurcaba; hicimos alto en medio de una multitud, donde tres
corrientes humanas se fundan. Amigos se encontraban, dichosos, se felicitaban, se
describan mutuamente la batalla. Algunas casas que se alzaban en el cruce de los caminos
mostraban las huellas de las balas y la tierra se vea pisoteada en una legua a la redonda. El
combate haba sido furioso aqu. . . A alguna distancia, corran caballos cosacos en crculos,
sin jinetes, en busca de pienso, pues la hierba de la llanura haba desaparecido haca largo
tiempo. Justamente delante de nosotros un guardia rojo trataba de cabalgar sobre uno, pero
caa una y otra vez, con gran diversin de un millar de aquellos nios grandes.
El camino de la izquierda, por el cual se haban batido en retirada los supervivientes
cosacos, conduca, remontando una pequea colina, a un pueblecillo desde donde se
alcanzaba una vista grandiosa de la inmensa llanura, gris como un mar sin viento y
dominada por el amontonamiento tumultuoso de las nubes, y de la ciudad imperial, que
esparca sus millares de seres humanos por todas las carreteras. Al fondo, hacia la
izquierda, se encontraban la pequea colina de Krsnoye Selo, el campo por el que en otros
das desfilaban los soldados del campamento de verano de la Guardia y donde se extenda
la granja imperial. Nada rompa la monotona de la llanura, aparte de algunos monasterios y
conventos cercados de murallas, unas cuantas fbricas aisladas y algunas construcciones
grandes rodeadas de terrenos baldos, destinadas a asilos y orfelinatos.
Aqu indic el chofer, al tiempo que subimos una colina desnuda mataron a Vera
Slutskaya. S, la diputada bolchevique de la Duma. Fue por la maana, temprano. Iba en
automvil con Zalkind y algn otro. Se haba pactado una tregua, y se dirigan al frente.
Charlaban y rean cuando, de repente, del tren blindado en que se encontraba el propio
Kerenski, alguien, al divisar el automvil, dispar un tiro. El proyectil alcanz a Vera
Slutskaya, matndola.
Llegamos a Tsrskoye, que bulla con la agitacin turbulenta de los hroes del ejrcito
proletario. El palacio donde estaba instalado el Soviets era centro de gran actividad.
Guardias rojas y marinos ocupaban el patio, los centinelas guardaban las puertas y una fila
ininterrumpida de correos y comisarios entraba y sala. En el saln del Soviet, alrededor de
un samovar, una cincuentena de obreros, soldados, marinos y oficiales, discutan
ruidosamente mientras beban t. En un rincn, dos obreros trataban torpemente de manejar
una multicopista. En la mesa del centro, el inmenso Dy-benko estaba inclinado sobre un
mapa, marcando con lpices rojos y azules las posiciones que haba qwe ocupar. Su mano
libre apretaba, como siempre, su enorme revlver pavonado. De pronto, se sent delante de
una mquina de escribir y se puso a teclear con un solo dedo: de vez en cuando se detena,
agarraba su revlver y haca girar amorosamente el tambor.
Sobre una colchoneta arrimada a la pared, estaba acostado un obrero joven. Dos guardias
rojos se inclinaban sobre l, pero nadie ms le prestaba atencin. Tena el pecho perforado;
a cada latido del corazn brotaba la sangre, empapando las ropas. Tena los ojos cerrados y
su joven rostro barbudo presentaba un color verdoso Todava respiraba dbilmente, con
lentitud, repitiendo con cada respiracin en un suspiro: Viene la paz! Viene la paz!
Dybenko alz los ojos cuando entramos.

Ah! exclam dirigindose a Baklanov. Camarada, vas a ir a la oficina del


comandante y vas a tomar el mando. Espera, te voy a dar una orden de servicio.
Se fue a la mquina y se puso a teclear torpemente, buscando las letras.
Me encamin al palacio de Catalina, acompaado del nuevo comandante de Tsrskoye
Selo. Baklanov estaba muy emocionado y profundamente penetrado de su importancia. En
el elegante saln blanco, que ya me era conocido, algunos guardias rojos examinaban los
lugares, husmendolo todo con curiosidad. Mi viejo amigo, el coronel, de pie cerca de la
ventana, mordisqueaba su bigote. Me aogi como a un hermano hallado al fin. El francs de
Besarabia estaba sentado ante una mesa, cerca de la puerta. Los bolcheviques le haban
dado la orden de que se quedara y continuara su labor.
Qu podra hacer yo? cuchiche. Las gentes como yo no pueden combatir ni en un
bando ni en otro en una guerra como sta, cualquiera que sea la repulsin instintiva que
sintamos por la dictadura de la masa... Lo nico que lamento es estar tan lejos de mi madre
y de Besarabia.
El coronel tuvo que hacer entrega del mando oficialmente a Baklanov.
Aqu estn laSdijo nerviosamente las llaves de la oficina. Un guardia rojo le
interrumpi.
Dnde est el dinero? pregunt brutalmente. El coronel pareci sorprendido.
El dinero? Qu dinero? Ah! T te refieres a la caja fuerte? Aqu est, tal como la
encontr cuando me hice cargo del ando, hace tres das. Las llaves ...?
El coronel alz los hombros.
Yo no tengo llaves.
El guardia rojo dej escapar una risita burlona llena de malicia.
Eso es muy cmodo contest.
La vamos a abrir dijo Baklanov. Vete a buscar un hacha. El camarada
norteamericano, aqu presente, se encargar de hacer saltar la tapa y asentar lo que
encuentre.
Bland el hacha... La caja estaba vaca.
Hay que detenerlo exclam el guardia rojo, rencorosamente. Es un kerenkista. Ha
robado el dinero y se lo ha mandado a Kerenski.
Pero Baklanov no comparta este criterio.

No, no dijo, fue el kornilovista que estuvo aqu antes que l. l no es culpable.
Pero, por Cristo bendito! replic el guardia rojo, yo te digo que es kerenkista. Si t
no lo quieres detener, nosotros nos encargaremos y lo conduciremos a la fortaleza de Pedro
y Pablo. Aqul es su lugar!
Los otros guardias hicieron oir un murmullo de asentimiento, y el coronel, que lanzaba
hacia nosotros miradas lastimosas, fue conducido. ..
Ante el palacio del Soviet un camin automvil se preparaba a salir para el frente. Una
media docena de guardias rojos, algunos marinos, uno o dos soldados, mandados por un
obrero con talla de gigante, treparon y me gritaron que subiera con ellos. Guardias rojos
que salaij, del cuartel general con brazadas de bombas pequeas cargadas de una materia
explosiva, segn decan ellos, diez veces ms potente y cinco veces ms sensible que la
dinamita, arrojaron sus artefactos en el camin. Despus, un can de tres pulgadas,
cargado, fue sujeto a la parte posterior del vehculo, con cuerdas y alambres.
En medio de exclamaciones, arrancamos a toda velocidad. El pesado camin se balanceaba
de un lado a otro, el can danzaba sobre sus ruecas y las peligrosas bombas rodaban a
nuestros pies, yendo a chocar con estrpito contra las paredes del camin.
El gigantesco guardia rojo, cuyo nombre era Vladimir Nikolaievitch, me atosig a
preguntas sobre los Estados Unidos. Por qu los Estados Unidos no han entrado en la
guerra? Los obreros norteamericanos estaban preparados para derrocar a los capitalistas?
En qu estado se encontraba el proceso Mooney? [9] Entregaran a Berkman[10] a los de
San Francisco? Y cien preguntas ms de este tipo, muy embarazosas, gritadas a pleno
pulmn para dominar el estruendo del camin, mientras nos mantenamos agarrados unos a
otros, danzando en medto de las carambolas de granadas de mano. Algunas veces, nos
quiso detener una patrulla. Los soldados se lanzaban a travs de la carretera y gritaban:
Alto!, enarbolando sus fusiles. Nosotros no les hacamos caso.
Id al diablo! respondan los guardias rojos. Nosotros no nos detenemos por nadie!
Somos guardias rojos!
Y proseguamos orgullosamente nuestro camino, mientras Vladimir Nikolaievitch me
vociferaba al odo alguna consideracin acerca de La Internacionalizacin del Canal de
Panam y otras cosas por el estilo.. .
A ocho kilmetros aproximadamente de Tsrskoye, al cruzarnos con un escuadrn
de*marinos que regresaba, hicimos alto.
Dnde est ef frente, hermano?
El que marchaba en cabeza se detuvo y se rasc dubitativo:

Esta maana --me dijo estaba a quinientos metros de aqu. Ahora, ese demonio de cosa
no est en ninguna parte. Hemos caminado, caminado y caminado, no hay manera de
encontrarlo!
Subieron con nosotros y de nuevo nos pusimos en marcha. Al cabo de una milla, Vladimir
Nikolaievitch aguz el odo y le grit al chofer que se detuviera.
Hay tiros dijo. No os?
Durante algunos instantes, rein un silencio de muerte. Despus, un poco hacia adelante y
sobre la izquierda, resonaron tres detonaciones, una tras otra. Un bosque espeso bordeaba la
carretera a ambos lados. Con todos nuestros sentidos alerta reanudamos lentamente la
marcha, hablando en voz baja. A la altura del lugar donde se haba disparado, echamos pie a
tierra; luego, desplegndonos, avanzamos con precaucin al interior del bosque.
Dos camaradas, mientras tanto, soltaban el can y lo emplazaban; no dejaron,
naturalmente, de apuntarlo directamente sobre nosotros.
En el bosque reinaba el silencio. Haban cado las hojas y los ironcos tenan tonalidades
amarillentas bajo el dbil y oblicuo sol de otoo. Nada se mova. Slo el hielo de los
pequeos charcos cruja bajo nuestros pasos. Habamos cado en una emboscada?
Avanzamos sin encontrar nada hasta que los rboles comenzaron a clarear; despus,
hicimos alto. A alguna distancia, en un pequeo claro, tres soldados, con aire perfectamente
despreocupado, estaban sentados alrededor de una hoguera.
Vladimir Nicolaievitch avanz hacia ellos.
Buenos das, camaradas! les grit, con la seguridad que daban un can, veinte fusiles
y un cargamento de granadas de mano, listo todo para entrar en accin.
Los soldados se pusieron en pie de un salto.
Qu fueron esos disparos de fusil aqu, hace un momento? Uno de los soldados,
tranquilizado, respondi:
Fuimos nosotros, camarada, que disparamos a un par de conejos.
El camin parti otra vez en direccin de Romanovo. En el primer cruce de carreteras, dos
soldados se plantaron corriendo delante de nosofros, agitando sus fusiles. Redujimos la
marcha y despus nos detuvimos. ,
Vuestro, permiso de circulacin, camaradas? Los guardias rojos pusieron el grito en el
cielo.

Somos guardias rojos. No tenemos necesidad de permiso de circulacin. . . Adelante!


No hacen ms que fastidiarnos! . . . Pero un marino observ:
Hacemos mal, camaradas! Hay que respetar la disciplina revolucionaria. Suponed que
llegan contrarrevolucionarios en un camin y dicen: Nosotros no tenemos necesidad de
permiso de circulacin. Los camaradas no nos conocen.
Se entabl una discusin. Uno por uno, sin embargo, marinos y soldados, se sumaron a la
opinin del primero. Rezongando, sacaron los documentos grasicntos. Todos eran
semejantes, salvo el mo, extendido por el Estado Mayor Revolucionario del Smolny. Los
centinelas me indicaron que les siguiera. Los guardias rojos protestaron con energa, pero el
marino que haba tomado la palabra anteriormente declar:
Nosotros sabernos perfectamente que ste es un verdadero camarada. Peifo hay rdenes
del Comit, a las cuales hay que obedecer. Es la disciplina revolucionaria . . .
Para no crear dificultades, descend. Vi el camin alejarse por la carretera; todo el grupo me
haca seales, dicindome adis. Los soldados deliberaron un instante en voz baja; luego,
me condujeron hacia un muro contra el cual me colocaron. De repente, comprend, iban a
fusilarme.
No se divisaba por all un solo ser humano. El nico indicio de vida era una cortina de
humo que se elevaba de una casita de madera situada como a un cuarto de milla de la
carretera. Los dos soldados se dirigieron hacia la carretera. Me lanc a su alcance
desesperadamente.
Pero camaradas, fijaos bien! Aqu est el sello del Comit Militar Revolucionario.
Sus miradas se clavaron estpidamente en mi permiso de circulacin, y despus se miraron
uno a otro.
No es como los otros sentenci uno de ellos, con terquedad. Nosotros no sabemos
leer, hermano. Le agarr por el brazo.
Vamos les suger hasta aquella casa; seguramente habr all alguien que sepa leer.
Vacilaron.
No resolvi uno.
El otro me recorri con la vista de arriba abajo.
Por qu no?refunfu. A fin de cuentas es un gran crimen matar a un inocente.
Fuimos, pues, hasta la puerta de la casa y llamamos. Una mujer baja, rolliza, vino a abrir y
recul inmediatamente, espantada.

Yo no s nada, no los he visto empez a balbucear. Uno de los centinelas le tendi mi


documento. La mujer lanz un grito.
Solamente queremos que nos leas esto, camarada La mujer, vacilante, tom el papel y
ley con rapidez:
El portador de este salvoconducto, John Reed, es representante de la socialdemocracia
norteamericana, internacionalista...
De nuevo sobre "la carretera los dos soldados volvieron a deliberar.
Tiene que venir con nosotros al comit del regimiento decidieron.
En el crepsculo, que se iba haciendo ms denso rpidamente, nos pusimos otra vez a
chapotear sobre el fango de la carretera. De vez en cuando nos encontrbamos con grupos
de soldados; se detenan, me rodeaban, me miraban amenazadoramente, hacan circular
entre ellos flii documento, y discutan si me deban fusilar o no.
Ya era de noche cuando llegamos a los cuarteles del 2 regimiento de fusileros de Tsrskoye
Selo, hilera de construcciones bajas que bordeaban la carretera general. Los soldados que
estaban ce plantn a la entrada se pusieron a formular preguntas vidamente. Un espa?
Un provocador? Subimos una escalera de caracol y salimos a un gran saln desnudo. Una
enorme estufa xupaba el centro, y sobre las colchonetas tendidas en el suelo un millar de
soldados jugaba a la cartas, charlaba, cantaba o dorma. Los caones de Kerenski haban
abierto una gran brecha en el techo.
Me detuve en la puerta: sbitamente, se hizo el silencio en los grupos, y todos volvieron sus
miradas hacia m. De pronto, se pusieron en movimiento, al principio con lentitud, despus
comiendo con el ruido del trueno, los rostros cargados de odio.
Camaradas! Camaradas! grit uno de mis guardianes. Comit! Comit!
Se detuvieron, apiados a mi alrededor y murmurando. Un joven que llevaba un brazalete
rojo se abri camino.
Quin es ste? pregunt con rudeza. Los centinelas le explicaron.
Ensame tu salvoconducto.
Habindolo ledo atentamente, mientras me lanzaba rpidas ojeadas, sonri y me alarg el
documento.
Camaradas, es un caniarada norteamericano. Yo soy el presidente del comit'y le doy la
bienvenida a nuestro regimiento...

Se elev un suspiro de alivio que en seguida se convirti en un clamor de bienvenida.


Todos se apretujaban para estrecharme la mano.
No ha cenado? Nosotros ya hemos comido. Vamos a llevarlo al comedor de los
oficiales; hay algunos que conocen su idioma.
Me condujo a travs del patio hasta la puerta de otro edificio. Justamente entonces entraba
un joven de aspecto aristocrtico, que luca las insignias de teniente. El presidente me
present y, despus de un apretn de manos, se alej.
Mi nombre es Stepan Georgevitch Morovski. Estoy a su entera disposicin me dijo el
teniente, en excelente francs.
Del vestbulo, ricamente decorado, una suntuosa escalera iluminada por candelabros de
cristal deslumbrantes conduca al segundo piso, donde salas de billar, salas de juego y una
biblioteca daban al descansillo. Penetramos en el comedor; en el centro, alrededor de una
mesa larga, haba tomado asiento una veintena de oficiales; estaban vestidos de gala, con
sus espadas de empuadura de oro y plata y las cintas y cruces de las rdenes imperiales.
Todos se levantaron con cortesa a mi entrada y me hicieron sitio al lado del coronel un
hombre de estatura y aspecto imponentes, de barba entrecana. Ordenanzas bien adiestrados,
servan la cena. La atmsfera era la de todos los comedores de oficiales de Europa. Dnde
estaba, pues, la revolucin?
Usted no es bolchevique? le pregunt a Morovski. Una sonrisa corri alrededor de la
mesa, pero sorprend una o dos miradas furtivas hacia los ordenanzas.
No respondi mi amigo. En el regimiento no hay ms que un oficial bolchevique.
Est en Petrogrado, esta noche. El coronel es menchevique; el capitn Kerlov, que est ah
abajo, es kadete. Yo mismo soy socialrevolucionario de derecha... Creo que la mayor parte
de los oficiales del ejrcito no son bolcheviques, pero son, como yo, demcratas; piensan
que deben seguir a la masa de los soldados.
Despus de la cena, trajeron algunos mapas, que el coronel despleg sobre la mesa. Todo el
mundo se agrup a su alrededor.
Mirad dijo el coronel indicando las marcas de lpiz dnde se encontraban nuestras
posiciones esta maana. Vladimir Kyrilovitch, dnde est su compaa?
El capitn Jerlov puso un dedo sobre el mapa.
De acuerdo con las rdenes, nos hemos situado a lo largo de esta carretera, Karavin me
ha relevado a las cinco.
En este momento, se abri la puerta y entr el presidente del comit del regimiento, seguido
de otro soldado. Se unieron al grupo que rodeaba al coronel y siguieron sobre el mapa lo
que se deca.

Magnfico dijo el coronel. Los cosacos han retrocedido diez kilmetros, en nuestro
sector. No creo que sea necesario ocupar posiciones avanzadas. Por lo tanto, seores,
conservad esta noche la lnea actual, reforzando las posiciones mediante...
Permtame Je interrumpi el presidente del comit. Las rdenes prescriben que hay
que avanzar con la mayor rapidez y prepararse para entablar la batalla con los cosacos al
norte de Gat-china, maana por la maana. Es indispensable una victoria aplastante. Se le
ruega que tome las disposiciones necesarias.
Sigui un breve silencio. El coronel volvi sobre el mapa.
Muy bien dijo en tono diferente. Stepan Georgevitch, hazme el favor...
Trazando nuevas lneas con el lpiz, dio sus rdenes, en tanto que un sargento trnnaba notas
taquigrficamente. Luego sali el sargento y regres al cabo de diez minutos con una copia
mecanografiada de las rdenes y una copia al carbn.
El presidente tom una de las copias y se puso a estudiar el mapa.
Perfecto dijo ponindose en pie. Dobl la hoja y se la meti en el bolsillo. Luego, tras
de haber firmado la otra y puesto un sello redondo qu llevaba con l, se la devolvi al
coronel...
Ahora reconoca yo de nuevo a la revolucin!
Regres a Tsrskoye Selo, al palacio del Soviet, en el automvil del estado mayor del
regimiento. Me encontr de nuevo con la misma muchedumbre de obreros, soldados y
marinos que entraban y salan, con la misma aglomeracin de camiones, autos blindados y
caones delante de la entrada; por todas partes reinaba la alegra desbordante de la victoria,
durante tanto tiempo esperada. Una media docena de guardias rojos, encuadrando a un
religioso, se abri camino. Era el padre Ivn, quien, al decir de ellos, haba bendecido a los
cosacos a su entrada en la poblacin. Posteriormente, me enter de que lo haban fusilado...
[11]
Sali Dybenko, dando rdenes rpidas a derecha e izquierda. En la mano llevaba su gran
revlver. Un automvil esperaba al borde de la acera, con el motor en marcha. Se instal
completamente solo en el asiento de atrs. Iba a Gatchina, a derrotar a Kerenski.
A la cada de la noche, lleg a los aledaos de la ciudad y sigui su camino a pie. Lo que
Dybenko dijo a los cosacos nadie lo sabe, pero lo cierto es que el general Krasnov y su
estado mayor, as como varios mes de cosacos, se rindieron y aconsejaron a Kerenski que
hiciese otro tanto.[12]
Por lo que se refiere a Kerenski, reproducir aqu la declaracin hecha por el general
Krasnov la maana del 14 de noviembre:

Gatchina, 14 de noviembre de 1917. Hoy, hacia las tres de la madrugada, fui citado por el
comandante supremo Kerenski. Se hallaba muy agitado y nervioso.
General me dijo, me ha traicionado usted! Sus cosacos hablan de detenerme y
entregarme a los marinos.
S contest, se habla de eso, en efecto, y yo le digo a usted que no cuenta con
simpatas en ninguna parte.
Pero los oficiales dicen lo mismo.
S, los oficiales estn particularmente descontentos de usted.
Qu har? No tengo ms remedio que suicidarme.
Si es usted un hombre de bien, debe dirigirse inmediatamente a Petrogrado con una
bandera blanca y presentarse al Comitt Militar Revolucionario para parlamentar con l en
calidad de jefe del gobierno.
Est bien. As lo har, general.
Yo le proporcionar una escolta y pedir que le acompae un marino.
No, no, sobre todo nada de marinos. Sabe usted que Dybenko est aqu?
No s quin es Dybenko.
Mi enemigo.
Eso no puede ser un obstculo. Puesto que lo que ha empeado usted en la partida es
mucho, debe saber cmo afrontar sus responsabilidades.
Desde luego. Partir esta noche.
Por qu? As dar usted la impresin de huir. Vaya tranquila y abiertamente, a fin de que
todo el mundo vea que no huye.
Bueno, est bien. Pero es preciso que usted me proporcione una escolta segura.
Entendido.
Sal, llam al cosaco Russakov, del 10 regimiento del Don, y le orden que designara ocho
cosacos para escoltar al comandante supremo. Al cabo de media hora, los cosacos vinieron
a anunciarme que no encontraban a Kerenski y que ste haba huido. Di la alarma y orden
que se le buscara, suponiendo^que no haba tenido tiempo de huir de Gatchina y que deba
estar oculto en alguna parte de aqu. Pero no se le pudo encontrar.

As fue como huy Kerenski, completamente solo, disfrazado de marino, perdiendo la poca
popularidad que haba podido conservar entre las masas rusas...
Volv a Petrogrado, en el asiento delantero de un camin conducido por un obrero y
cargado de guardias rojos. Como no tenamos petrleo, fuimos con las luces apagadas. La
carretera estaba obstruida por las unidades del ejrcito proletario que iban a descansar y las
reservas que venan a relevarlas. Camiones enormes, columnas de artillera, carretas, sin
luces al igual que nosotros, surgan en la noche. Sin embargo, bamos a una velocidad
endiablada, desvindonos a derecha e izquierda, esquivando choques que parecan
inevitables, rozando las ruedas de los otros vehculos, seguidos por las injurias de los
peatones.
En el horizonte centelleaban las luces de la capital, incomparablemente ms bella de noche
que de da, semejante a un dique de pedrera que se alzaba al borde de la llanura desnuda.
El viejo obrerg sujetaba el volante con una mano, y con la otra seal en un gesto de alegra
la capital que brillaba a lo lejos.
Eres mo! exclam, con el rostro radiante. Ahora s! Mi Petrogrado!

NOTAS
1. Comunicados del Comit Militar Revolucionario
Comunicado n 2

El 12 de noviembre al atardecer, Kerenski envi una proposicin a las tropas


revolucionarias para que depusieran las armas. La artillera de Kerenski abri el fuego; la
nuestra respondi y redujo al silencio al enemigo. Los cosacos atacaron; el fuego mortfero
de los marinos, las guardias rojas y los soldados los oblig a batirse en retirada. Nuestros
automviles blindados penetraron en seguida en las filas enemigas. El enemigo est en
fuga, nuestras tropas lo acosan y persiguen. Se han dado rdenes de detener a Kerenski.
Tsrskoye Selo ha sido tomado por las tropas revolucionarias.
Los fusileros letones.-El Comit Militar Revolucionario ha sido advertido por una
informacin segura que los valientes fusileros letones han llegado del frente y ocupado
posiciones en la retaguardia de las bandas de Kerenski.

Comunicado del Estado Mayor del Comit Militar Revolucionario

La toma de Gatchina y Tsrskoye Selo por las tropas de Kerenski se explica por la ausencia
total de artillera y ametralladoras en dichos lugares, en tanto que la caballera de Kerenski
cont con la artillera desde el principio. Las dos ltimas jornadas han sido aprovechadas

por nuestro Estado Mayor para suministrar a las tropas revolucionarias caones,
ametralladoras, telfonos de campaa, etc. Una vez realizado este trabajo -con la enrgica
ayuda de los Soviets de distritos y de las fbricas (Putilov, Obujovo y otras)-, el resultado
del esperado choque no ofreca duda: las tropas revolucionarias no sote contaban con
superioridad numrica y la de una poderosa base corno Petrogrdo, sino timbin con una
enorme ventaja moral. Todos los regimientos de Petrogrado marcharon a ocupar sus
posiciones con un entusiasmo delirante. La asamblea de la guarnicin ha elegido una
comisin de control de cinco soldados, destinada a asegurar la ms completa unidad entre
el comandante en jefe y la guarnicin. La asamblea acord por unanimidad emprender la
accin decisiva.
Hacia las tres de la tarde del 12 de noviembre el fuego de artillera alcanz una intensidad
extraordinaria. Los cosacos se hallaban totalmente desmoralizados. Enviaron al Estado
Mayor de Krsnoye Selo un parlamentario que amenaz, si no cesaba el bombardeo, con
una respuesta enrgica. Se le contest que la artillera dejara de disparar cuando Kerenski
rindiese las armas.
En la batalla que se produjo a continuacin, todas las tropas -marinos, soldados y guardias
rojas- dieron pruebas de gran arrojo. Los marinos prosiguieron su avance hasta el ltimo
cartucho. An no se conoce el nmero de muertos, pero es superior del lado de las tropas
contrarrevolucionarias, a las que infligi fuertes prdidas uno de nuestros automviles
blindados.
El Estado Mayor de Kerenski, temiendo verse cercado, orden la retirada, que degener
rpidamente en desbandada. Entre las once y las doce de la noche, Tsrskoye Selo, incluida
la estacin de T.S.H., fue totalmente ocupada por las tropas de los Soviets. Los cosacos se
retiraron hacia Gatchina y Kolpino.
La moral de las tropas est por encima de todo encomio. Se han dado rdenes de perseguir
a los cosacos en retirada. Inmediatamente, se expidi un parte telegrfico por la estacin de
Tsrskoye Selo al frente y a todos los Soviets locales de Rusia.
Posteriormente, se comunicarn otros detalles.

2. Alusin a la batalla de Valmy (20 de septiembre de 1792), en la cual los destacamentos


de voluntarios del ejrcito revolucionario francs derrotaron a los prusianos que avanzaban
sobre Pars y los obligaron a retroceder. En la batalla de Wissembourg, en 1794, las tropas
revolucionarias irancesas, bajo el mando efectivo de Saint-Just, vencieron al ejrcito
austraco y lo rechazaron ms all de las fronteras de Francia.[Nota de la Editorial]
3. Muraviov no tena convicciones polticas firmes. Antes de ponerse del lado de los
Soviets era partidario de la consigna La guerra hasta la victoria final. Durante el
levantamiento kornilovista se pas a los socialrevolucionarios de izquierda. Ms tarde
traicion al poder de los Soviets.[Nota de la Editorial]

4. El comit de Salvacin Pblica era el centro principal de la contrarevolucin en Mosc


durante las jornadas de octubre de 1917.[Nota de la Editorial]
5. Los acontecimientos del 13 de noviembre en Petrogrado
Tres regimientos de la guarnicin de Petrogrado se negaron a intervenir en la lucha contra
Kerenski. En la maana del 13 de noviembre convocaron una conferencia de 60 delegados
del frente, con el fin de encontrar el medio de atajar la guerra civil. La conferencia nombr
un comit encargado de convencer a las tropas de Kerenski de que degjisiesen las armas.
Este comit deba formular a los soldados del Gobierno provisional las preguntas
siguientes:
1 Aceptan los soldados y cosacos reconocer al Tk como depositario de la autoridad
gubernamental, responsable ante el Congreso de los Soviets?
2 Aceptan los soldados y cosacos los decretos del segundo Congreso de los Soviets?
3 Aceptan los decretos referentes a la tierra y la paz?
4 Consienten in cesar las hostilidades y unirse a sus unidades?
5 Estn dispuestos a aceptar la detencin de Kerenski, Krasnov y Savinkov?
Zinoviev declar en la sesin del Soviet de Petrogrado:
"Al adversario slo se le puede destruir por la fuerza. El peligro consiste en dejarse
adormecer por la ilusin de que la lucha ha terminado. Sera un crimen renunciar a intentar,
al menos en trminos generales, que los cosacos se inclinen hacia nosotros. Se harn todos
los esfuerzos en este sentido, pero tambin sera un crimen adormecer la vigilancia de las
guardias rojas y los soldados con la idea de que las delegaciones se encargarn de todo. Si
la ciudad estaba tranquila ayer, fue debido a la victoria militar, el aplastamiento de la
rebelin de los junkers...
"La noticia de la concertacin de un armisticio es inexacta.
"El estado mayor de la revolucin estar presto para concertar el armisticio cuando los
enemigos no se hallen ya en condicin de hacer dao. Hoy, bajo la impresin de la victoria
de las tropas revolucionarias, se formulan condiciones distintas de las de ayer, cuando Dan
nos propona el desarme y la entrada de Kerenski en la ciudad. En nombre del Comit
Central socialrevolucionario, el magnnimo Rakitnikov ha accedido a la entrada en el
gobierno de ciertos bolcheviques^ (los que a l le plazcan). Esto es el eco de las victorias de
la noche. Hay grupos que esperan a ver quin triunfar, si Kerenski o la revolucin, y que
oscilan hacia uno u otro lado, segn sople el viento. Estos grupos vacilarn todo el tiempo
que se tarde en saberse que Kerenski ha sido aplastado."

En la Duma municipal, la atencin estaba concentrada por entero en la formacin del nuevo
gobierno.
El kadete Chingariov declar que la municipalidad no deba participar en ningn acuerdo
con los bolcheviques... "No puede haber acuerdo con estos dementes entre tanto no
depongan las armas y reconozcan la autoridad de las instituciones judiciales
independientes..."
En nombre del grupo Iedinstvo, Lartsev declar que un acuerdo con los bolcheviques
equivaldra a la victoria de stos.
Hablando en nombre de los socialrevolucionarios, el alcalde Schreider se manifest
contrario a un acuerdo con los bolcheviques... "En lo que toca al gobierno, debe tener como
base la voluntad popular, y, como la voluntad popular ya se expres en las elecciones
municipales, toda la voluntad del pueblo capaz de crear un gobierno est actualmente
concentrada en la Duma municipal."
Despus de haber escuchado a otros varios oradores, entre los cules slo los representantes
de los mencheviques-intemacionalistas consintieron en examinar la cuestin de la entrada
de los bolcheviques en el nuevo gobierno, la Duma decidi seguir representada en la
conferencia del Vikjel, pero insistiendo antes que nada en la restauracin de la autoridad del
Gobierno provisional y en la eliminacin de los bolcheviques del nuevo gobierno.

6. Respuesta de Krasnov al Comit de Salvacin de la patria y de la revolucin


"En respuesta a vuestro telegrama proponiendo un armisticio inmediato, el jefe supremo,
deseoso de que cese el intil derramamiento de sangre, accede a entrar en negociaciones y
establecer relaciones entre los ejrcitos del gobierno y los insurrectos. Propone el estado
mayor de los insurrectos que llame a sus regimientos a Petrogrado, declarar neutral la lnea
Ligovo-Pullvovo-Kolpino y dejar a los elementos avanzados de la caballera gubernamental
entrasen Tsrskoye Selo para restablecer el orden. La respuesta a estas propuestas deber
entregarse a nuestros emisarios maana antes de las ocho de la maana."
General KRASNOV,
comandante del tercer cuerpo de caballera.

7. Se trata de la conferencia de conciliacin.[Nota de la Editorial]


8. Tammany o Tammany Hall: sede de la direccin del partido demcrata en Nueva York,
nombre que se haba convertido en sinnimo de todas las prevaricaciones y de todos los
crmenes como consecuencia de la revelaciones de numerosos casos de participacin en
estos actos reprensibles de dirigentes demcratas de Nueva York.[Nota de la Editorial]

9. Berkman: uno de los militantes encartados en el proceso de Mooney.[Nota de la


Editorial] (Ver nota siguiente - MIA)
10. Tom Mooney: militante activo del movimiento obrero de los Estados Unidos; fundidor.
Fue condenado a muerte bajo la falsa acusacin de haber lanzado una bomba durante el
desfile celebrado en San Francisco el 22 de julio de 1916. Bajo la presin de la inmensa
indignacin que se apoder de los trabajadores, el presidente Wilson se vio obligado a
intervenir, y la pena a muerte fue canmutada por la de cadena perpetua. A pesar de haber
demostrado su inocencia, Mooney permaneci ms de veinte aos en la crcel y slo fue
puesto en libertad bajo la presidencia de Roosevelt.[Nota de la Editorial]
11. Los acontecimientos de Tsrskoye Selo
La tarde del da en que las tropas de Kerenski se retiraron de Tsrskoye Selo, algunos
sacerdotes organizaron una procesin en las calles de la ciudad, dirigiendo sermones a los
ciudadanos e invitando al pueblo a apoyar al poder legal, es decir, al Gobierno provisional.
Despus de la retirada de los cosacos y la aparicin de las primeras guardias rojas en la
poblacin, los sacerdotes, segn relatos de los testigos, trataron de incitar a la poblacin en
contra de los Soviets y acudieron, a orar en la tumba de Rasputn, situado detrs del palacio
imperial. Uno de los sacerdotes, el padre Ivn Kutchurov, fue detenido y fusilado por las
guardias rojas encolerizadas...
Cuando llegaron los rojos, alguien cort la electricidad y las calles quedaron sumidas en la
oscuridad. El director de la fbrica de electricidad, Liubovitch, fue detenido por las tropas
soviticas e interrogado sobre los motivos por los que se haba cortado la luz. Un poco ms
tarde, fue encontrado en la habitacin donde haba sido encerrado con un tiro en la sien y
un revlver en la mano.
Al da siguiente los peridicos antibolcheviques de Petrogrado aparecieron con esta
cabecera: "Plejanov tiene 39 de fiebre." Plejanov, quien viva en Tsrskoye Selo, estaba
enfermo en cama. Las guardias rojas fueron a registrar, en busca de armas, la casa que l
ocupaba.
-A qu clase social pertenece usted? -le preguntaron.
-Soy un revolucionario -contest Plejanov-. Desde hace cuarenta aos, he consagrado mi
vida a la lucha por la libertad!
-Pero ahora -replic un obrero-, se ha vendido usted a la burguesa!
Los obreros no conocan ya a Plejanov, el precursor de la social-democracia rusa!

12. Llamamiento del Gobierno sovitico

"Las tropas de Gatchina, engaadas por Kerenski, han rendido las armas y acordado
detenerlo. El jefe de la lucha contrarrevolucionaria ha huido. El ejrcito, por enorme
mayora, se ha pronunciado a favor del II Congreso de los Soviets de toda Rusia y del
gobierno formado por l. Los delegados del frente han acudida en masa a Petrogrado para
patentizar al Gobierno sovitico la fidelidad del ejrcito. Ni el falseamiento de los hechos ni
las calumnias contra los obreros, los soldados y los campesinos revolucionarios han logrado
abatir al pueblo. La revolucin de los obreros y soldados ha triunfado...
"El Tsik hace un llamamiento a las tropas que an se hallan bajo el estandarte de la
contrarrevolucin, y las invita a deponer inmediatamente las armas y a no continuar
derramando la sangre de sus hermanos en inters de un puado de terratenientes y
capitalistas. Cada nueva gota de sangre popular caer sobre vosotros. La Rusia de los
obreros, soldados y campesinos maldecir a los que permanezcan, aunque slo sea por un
instante, al servicio de los enemigos del pueblo...
"Cosacos! Unios al pueblo victorioso! Ferroviarios, carteros, telegrafistas, todos, venid a
ofrecer vuestro apoyo al gobierno del pueblo!"

CAPTULO X
MOSC

El Comit Militar Revolucionario prosigui su victoria con una voluntad encarnizada.


14 de noviembre.
A todos los comits de ejrcito, de cuerpo, de divisin y regimiento, a todos los Soviet de
Diputados obreros, soldados y campesinos.
Con sujecin al acuerdo a que se ha llegado entre los cosacos, los junkers, los soldados, los
marinos y los obreros, se ha decidido entregar a Alejandro Feodorovitch Kerenski a la
justicia del pueblo. Se os invita, en consecuencia, a presentar a Kerenski ante los tribunales
del pueblo. Detened a Kerenski y exigid, en nombre de las organizaciones anteriormente
citadas, que se presente sin demora en Petrogrado, para ser entregado al tribunal!
Firmado: Los cosacos de la Ira. divisin de caballera de Ussuri, los cosacos del Don; el
Comit de junkers del destacamento de guerrilleros de la regin de Petrogrado; el delegado
del 5 ejrcito.
El comisario del pueblo, Dybenko.

El Comit de Salvacin, la Duma, el Comit Central del partido socialrevolucionario,


quienes orgullosamente reivindicaban a Kerenski como uno de los suyos, protestaron con
pasin, declarando que slo se le poda hacer responder ante la Asamblea Constituyente.
La noche del 16 de noviembre vi desfilar por la perspectiva Zagorodny a dos mil guardias
rojos precedidos de una banda de msica militar que iba tocando La Marsellesa, Y qu
bien elegido estaba este himno, con los estandartes rojosangre ondeando sobre las filas
oscuras de los trabajadores, para saludar el regreso de los hermanos que acababan de
defender la capital roja! Avanzaban en medio del fro de la noche, hombres y mujeres, con
sus largas bayonetas balancendose al extremo de los fusiles, por las calles lodosas y
resbaladizas, escasamente iluminadas, en medio de una multitud silenciosa de burgueses,
despectivos, pero medrosos...
Todos estaban en contra de ellos: los hombres de negocios, los especuladores, los rentistas,
los terratenientes, los oficiales, los polticos, los profesores, los estudiantes, los hombres de
profesiones liberales, los comerciantes, los empleados... Los otros partidos socialistas
abrigaban contra los bolcheviques un odio implacable. Para ellos, los Soviets no contaban
ms que con los simples obreros, los marinos, los soldados que an no estaban
desmoralizados, los campesinos sin tierra y unos cuantos intelectuales...
De los rincones ms alejados de esta gran Rusia, sobre la cual rompa el oleaje
desencadenado de los combates callejeros, llegaba la noticia de la derrota de Kerenski,
resonando como un eco formidable de la victoria proletaria: de Kazan, de Saratov, de
Novgorod, de Vinnitsa, donde la sangre haba corrido a raudales en las calles; de Mosc,
donde los bolcheviques haban dirigido su artillera, contA la ltima fortaleza de la
burguesa, el Kremlin.
-Estn bombardeando el Kremlin! -La noticia corri de boca en boca por las calles de
Petrogrado, provocando una especie de terror. Los videros que llegaban de Mosc, la
"madrecita", de Mosc la Blanca con sus cpulas doradas, hacan relatos espantosos: los
muertos se contaban por miles, la calle Tverskaya y la del puente Kuznetsky estaban en
llamas, la iglesia de Basilio el Bienaventurado no era ms que una ruina humeante, la
catedral Uspensky estaba desplomndose, la Puerta del Salvador en el Kremlin se
tambaleaba, la Duma haba sido arrasada por el fuego.[1] Nada de cuanto los bolcheviques
haban hecho hasta ahora poda compararse con este espantoso sacrilegio perpetrado en el
mismo corazn de la santa Rusia. Los fieles se imaginaban escuchar el estruendo de los
caones que escupan a la cara de la Santa Iglesia Ortodoxa, reduciendo a polvo el
santuario de la nacin rusa...
El 15 de noviembre, en la sesin del Consejo de Comisarios del Pueblo, Lunacharski,
comisario de Instruccin Pblica, estall en lgrimas bruscamente y sali precipitadamente
de la sala, exclamando:
-Es ms fuente que yo! No puedo soportar esta destruccin monstruosa de la belleza y la
tradicin...
El mismo da, apareci en los peridicos su carta de dimisin:

Acabo de saber por testigos oculares lo ,aue ha ocurrido en Mosc.


La iglesia de Basilio el Bienaventurado y la catedral Uspensky estn a punto de ser
destruidas. Estn caoneando el Kremlin, donde s guardan los tesoros artsticos ms
preciados de Petrogrado y Mosc.
Hay miles de vctimas.
La lucha alcanza el ltimo.grado de salvajismo.
Hasta dnde llegar? Qu ms puede suceder todava?
Yo no puedo soportar todo esto. La medida ha sido colmada, me siento impotente para
detener estos horrores.
Me es imposible trabajar, atormentado por pensamientos que me vuelven loco.
Por eso me retiro del Consejo de Comisarios del Pueblo.
Reconozco toda la gravedad de mi decisin, pero no puedo resistir ms. . .[2]
El mismo da se rindieron las guardias blancas y los junkers del Kremlin y fueron
autorizados a retirarse libremente. Se concert el siguiente pacto:
1 El Comit de Seguridad Pblica cesa de existir.
2 La guardia blanca rinde sus armas y se disuelve. Los oficiales conservan su espada. Las
escuelas no guardarn otras armas que las necesarias para la instruccin; todas las otras
armas que se hallen en poder de los junkers sern entregadas. El Comit Militar
Revolucionario garantiza a todos la libertad y la inviolabilidad de sus personas.
3 La ejecucin del desarme previsto en el prrafo 2 ser reglamentada por una comisin
compuesta por delegados del Comit Militar Revolucionario, oficiales y las organizaciones
que hayan participado en las negociaciones.
4 A partir de la firma del presente acto de paz, los dos bandos darn inmediatamente la
orden de que cesen las hostilidades y tomarn todas las medidas necesarias para la rigurosa
ejecucin de esta orden.
5 Al firmarse el pacto, sern puestos en libertad inmediatamente todos los prisioneros.
Haca dos das que los bolcheviques eran dueos de la ciudad. Los ciudadanos, aterrados,
salan arrastrndose de los stanos para buscar sus muertos; se desmontaban las barricadas.
Sin embargo, en lugar de disminuir, el nmero de versiones sobre la destruccin de Mosc
aumentaba. Los horribles relatos escuchados por nosotros nos decidierorLa ver las cosas
por nuestros propios ojos.

Petrogrado, despus de todo, a pesar de su pasado de dos siglos como sede del gobierno,
sigue siendo una ciudad artificial. Mosc es la verdadera Rusia, la Rusia que fue y la Rusia
que ser. En Mosc conoceramos los verdaderos sentimientos del pueblo ruso respecto a la
revolucin. La vida era all ms intensa.
Durante toda la semana precedente, el Comit Militar Revolucionario, que tpmara posesin
de la lnea Niicols gracias a la ayuda de los simples ferroviarios, haba expedido hacia el
sudoeste un tren tras otro, atestados de marinos y de guardias rojos. Recibimos del Smolny
los permisos de circulacin sin los cuales nadie poda salir de la capital. Desde el momento
en que el tren entr en la estacin, una multitud de soldados, miserablemente vestidos,
cargados de enormes sacos de vveres, tom por asalto las portezuelas, rompiendo los
vidrios, invadiendo compartimientos y pasillos, trepando hasta los techos. Tres de nosotros
logramos introducirnos en un compartimiento, pero veinte soldados lo invadieron casi
inmediatamente. No haba ms que cuatro lugares; discutimos, protestamos; el inspector
quiso tomar nuestra defensa, pero los soldados estallaron en carcajadas. S que se iban a
preocupar porque molestaran a algunos bourjoui. Entonces, sacamos nuestros documentos
extendidos por el Smolny; en seguida, cambiaron de actitud.
-Alto ah, camaradas! -exclam uno de ellos-. Estos son camaradas norteamericanos. Han
viajado treinta mil kilmetros para ver nuestra revolucin; naturalmente, estn fatigados. ..
Despus, excusndose corts y amigablemente, abandonaron nuestro compartimiento. Poco
ms tarde, los escuchamos introducirse con estrpito en un compartimiento ocupado por
dos rusos corpulentos y bien vestidos que haban sobornado al inspector y cerrado la puerta
con llave.
Hacia las siete de la tarde, salimos de la estacin. Nuestro tren, interminable, era arrastrado
por una locomotora pequea que consuma lea y avanzaba lentamente, a trancas y
barrancas, haciendo frecuentes paradas. Los soldados que viajaban en el techo golpeaban
con los tacones al tiempo que entonaban melanclicas canciones campesinas. En el pasillo,
por donde era imposible circular, se prolongaron durante toda la noche encarnizadas
discusiones polticas. De vez en cuando pasaba el revisor, por rutina, para pedir los billetes.
Con excepcin nuestra, nadie los llevaba y, al cabo de media hora de vanos esfuerzos, alz
los brazos al cielo y se bati en retirada. El aire era irrespirable, cargado de humo y malos
olores; si no se Jfubieran podido romper los vidrios, sin duda hubiramos perecido
asfixiados durante la noche.
Al despuntar el da, con varias horas de retraso, no percibimos en el exterior otra cosa que
la inmensidad nevada. Haca un fro crudsimo. Hacia el medioda, se present una
campesina con un cesto lleno de trozos de pan y un recipiente grande de seudocaf tibio.
Luego, hasta el atardecer, no hubo nada ms de nuevo que nuestro tren atestado,
tambaleante, detenindose, y la visin de algunas estaciones, donde una multitud voraz se
abata sobre un restaurante de estacin escasamente abastecido, dejndolo limpio en un
abrir y cerrar de ojos... En uno de estos altos me encontr con Noguin y Rykov, los
comisarios disidentes que regresaban a Mosc para presentar sus quejas a su propio Soviet,
y un poco ms lejos, con Bujarin, hombre de poca estatura, barba roja y ojos de fantico,
"ms izquierdista que Lenin", segn decan de l... Cada vez que oamos las tres

campanadas, nos precipitbamos al tren, abrindonos camino a travs de los pasillos


ruidosos y llenos de gente. .. El buen carcter de aquella gente soportaba la incomodidad
con paciencia y alegra; discutan interminablemente acerca de todos los temas, desde la
situacin en Petrogrado hasta el sistema de los sindicatos britnicos, disputando
acaloradamente con los pocos bour-]oui embarcados con ellos. Antes de la llegada a Mosc,
cada vagn haba organizado su comit para el suministro y distribucin de vveres, y estos
comits estaban divididos en grupos polticos, que luchaban entrws sobre los principios
fundamentales. .
La estacin de Mosc apareca desierta. Nos encaminamos a la oficina del comisario, para
arreglar la cuestin de los billetes de vuelta. El comisario era un hombre joven de aspecto
hosco que luca insignias de teniente. Cuando vio los permisos de circulacin del Smolny,
se puso furioso y nos declar que l no era bolchevique, que representaba al Comit de
Salvacin Pblica. . . Hecho caracterstico: en la confusin general que haba acompaado a
la conquista de la ciudad, haban olvidado los vencedores la estacin principal. . .
No se vea un coche de alquiler. A cierta distancia de la estacin logramos despertar a un
izvoztchik grotescamente acolchado y que dorma tieso como un huso en el asiento de su
pequeo trineo.
-Cunto hasta el centro de la ciudad? Se rasc la cabeza.
-Los seores no podrn encontrar habitacin en un hotel -respondi-. Pero si me dan cien
rublos, yo les llevar. ..
Antes de la revolucin, el viaje costaba dos rublos. Protestamos, pero l se limit a
encogerse de hombros.
-Es que hoy hace falta valor para conducir un trineo -dijo.
No hubo manera de hacer que rebajara a menos de cincuenta rublos. Mientras nos
deslizbamos sobre la nieve por las calles silenciosas y mal alumbradas, nos cont sus
aventuras en el curso de las seis jornadas de combates.
-Yo iba conduciendo, o esperaba al cliente en la esquina de una calle. De repente, pum!,
una granada; pum!, otra ms, tac-tac-tac!, la ametralladora... Sal al galope; estos
demonios disparaban por todas partes. Por fin, llegu a una callejuela tranquila, comenzaba
a quedarme dormido y. . . pum!, un proyectil; tac tac-tac! Y que vuelvan a comenzar...
Ah, los demonios! Los demonios! Brr!
En el centro de la ciudad, las calles, tapizadas de nieve, reposaban en la quietud de la
convalecencia. Slo estaban encendidos algunos faroles; los raros viandantes caminaban
con prisa por las aceras. De la llanura soplaba un viento helado que calaba los huesos;
entramos en el primer hotel que encontramos; la oficina estaba alumbrada por dos velas.

-Tenemos algunas habitaciones muy cmodas, pero todos los cristales han sido rotos por las
balas. Si el seor no teme el aire fresco.
A todo lo largo de la Tverskaya, los escaparates de los almacenes estaban heofcos aicos; la
calzada, sembrada de trozos de proyectiles, apareca cubierta de adoquines arrancados.
Fuimos de hotel en hotel; todos estaban llenos, o bien los propietarios se hallaban todava
tan aterrados que no saban responder otra cosa que: "No, no, no hay habitaciones!" En las
arterias principales, donde se encontraban los grandes bancos y las casas comerciales
importantes, la artillera de los bolcheviques haba hecho blanco sin establecer distinciones.
-Cuando no sabamos dnde se encontraban los junkers y los guardias blancos -me refiri
ms tarde un funcionario sovitico-, bombardeamos sus talonarios de cheques.
Por fin, fuimos acogidos en el vasto hotel Nacional, en vista de que ramos extranjeros y el
Comit Militar Revolucionario haba prometido proteger los alojamientos de stos. El
director nos hizo ver en el piso superior varias ventanas destrozadas por las granadas.
-Qu brutos! -exclam, amenazando con el puo a bolcheviques imaginarios-. Pero
aguarde, aguarde! Ya les llegar su hora: dentro de algunos das caer su ridculo gobierno,
y entonces pagarn esto!
Despus de haber cenado en un restaurante vegetariano, cuyo anuncio seductor ploclamaba:
"Yo no me como, a nadie!", y cuyas paredes estaban adornadas con un retrato de Tolstoi,
nos lanzamos a explorar.
El cuartel general del Soviet de Mosc se hallaba instalado en el antiguo palacio del general
gobernador, edificio imponente de fachada blanca, sobre la plaza Skobelev. En la puerta
haba guardias rojos de servicio. Al llegar a lo alto de la amplia y majestuosa escalinata,
cuyos muros estaban cubiertos de anuncios de mtines y de manifiestos de partidos
polticos, atravesamos una serie de antecmaras con los techos agujereados, decoradas : con
pinturas de marcos de oro cubiertas de. lienzo rojo, para arribar por fin al esplndido saln
de ceremonias-con sus magnficas araas de cristal y. sus cornisas doraflas. Un zumbido de
voces, acompaado del sordo ronroneo de unas veinte mquinas de coser, llenaba el
aposento. Piezas enormes de tela de algodn rojo y negro estaban extendidas sobre el piso y
las mesas, y unas cincuenta mujeres estaban ocupadas cortando y cosiendo banderas y
estandartes para los funerales de los muertos por la revolucin. Los rostros de estas mujeres
se vean endurecidos y marcados por el sufrimiento; trabajaban gravemente, muchas tenan
los ojos enrojecidos por el llanto. .. Las prdidas del ejrcito rojo haban sido cuantiosas. . .
Rogov, hombre de rostro inteligente, barbudo, de lentes, vestido con blusa negra de obrero,
estaba sentado ante una mesa de despacho en un rincn. Nos invit a reunimos, al da
siguiente por la maana, con el Comit Central ejecutivo, para asistir al cortejo fnebre..
--Es intil tratar de ensear nada a los socialrevolucionarios y a los mencheviques
-declar-. Las "componendas" se han convertido para ellos en una segunda naturaleza.
Fjese, pues no nos han propuesto que celebremos los funerales en comn con los junkers!

Cruz la habitacin un hombre con el capote desgarrado y tocado con la chapka, cuyo
rostro me pareci familiar. Era Melnitchanski, a quien haba conocido cuando era relojero
de Georges Melchor en Bayonne (Nueva Jersey), durante la huelga de la Standard Oil.
Ahora, me dijo,,era secretario del Sindicato de Metalrgicos de Mosc, y durante los
combates haba sido uno de los comisarios del Comit Militar Revolucionario.
-Ya me ves! -exclam, sealando su aspecto lamentable-. Yo estaba en el Kremlin con los
muchachos, cuando los junkers se apoderaron por primera vez del palacio. Me encerraron
en el stano, me quitaron mi abrigo, mi dinero, mi reloj, incluso la sortija que llevaba en el
dedo. Lo que traigo puesto es todo lo que tengo.
Me refiri numerosos detalles acerca de la sangrienta batalla de seis das que haba dividido
a Mosc en dos bandos. A diferencia de Petrogrado, la Duma municipal de Mosc haba
tomado el partido de los junkers y las guardias blancas. Rudnev y el alcalde Minor, el
presidente de la Duma, fueron quienes dirigieron las operaciones del Comit de Seguridad
Pblica y de las tropas. Riabtsev, comandante de la plaza, de tendencias democrticas,
vacil en resistir al Comit Militar Revolucionario, pero tuvo que ceder a la voluntad de la
Duma.. . Fue el alcalde quien insisti en que fuera ocupado el Kremlin. "Cuando estis all,
ellos no se atrevern jams a disparar contra nosotros", haba dicho.
Un regimiento de la guarnicin, muy desmoralizado por su larga inactividad y solicitado
por los dos partidos, celebr una reunin para decidir sobre su actitud. Resolvi mantenerse
neutral y continuar en su nueva actividad, que consista en vender en las calles botas de
hule y semillas de girasol.
-Lo ms terrible -prosigui Melnitchanski- es que tuvimos que organizamos en plena lucha.
Nuestro adversario saba exactamente lo que quera. Entre nosotros, los soldados tenan sus
Soviets, los obreros los suyos... Hubo una lucha terrible por saber quin asumira la
jefatura. Algunos regimientos se pasaron discutiendo das enteros antes de decidirse a
actuar; y cuando, de repente, nos abandonaron los qficiales, nos quedamos sin estado mayor
que dirigiera las operaciones.
Me describi estampas llenas de vida. Un da fro y gris se encontraba l en una esquina de
la Nikitskaya, barrida por rfagas de ametralladora. Una banda de chicuelos, de esos
nufragos de la calle que tanto se vean vendiendo peridicos, estaba reunida all.
Lanzando gritos agudos, como si estuvieran disfrutando un nuevo juego, esperaban que el
tiroteo se calmara y despus trataban de cruzar la calle corriendo... Varios cayeron muertos,
pero los otros no dejaron por eso de seguir corriendo y atravesando la calle, riendo,
retndose los unos a los otros...
En las ltimas horas de la tarde, me traslad al Dvorianskpie Sobrae o club de la Nobleza,
donde los bolcheviques moscovitas deban reunirse para escuchar a Noguin, Rykov y los
dems comisarios disidentes.
La sesin se llev a cabo en la sala de espectculos, destinada bajo el antiguo rgimen a los
grupos de aficionados que presentaban la ltima obra parisiense a un pblico de oficiales y
herniosas damas cargadas de joyas. rPrimero llegaron los intelectuales, los que vivan en el

centro. Noguin tom la palabra, y la mayor parte de los oyentes le aprob por entero. Slo
muy tarde comenzaron a aparecer los obreros. Las barriadas proletarias se encontraban en
las afueras de la ciudad y los tranvas no funcionaban. Hacia medianoche, reson un
estrpito de pisadas en las escaleras y entraron por grupos de diez a veinte aquellos
hombrones de rostros toscos, burdamente vestidos, que apenas acababan de salir de la
batalla, en la que haban luchado como posesos durante una semana, viendo caer a sus
camaradas en torno suyo.
Desde el momento en que se abri oficialmente la sesin, Noguin fue asaltado por una
tempestad de sarcasmos y gritos de clera. En vano trat de explicarse; no lo escuchaban.
Haba abandonado el Consejo de Cornisarios del Pueblo, desertado de su puesto en plena
batalla! En Mosc no haba prensa burguesa, la Duma municipal haba sido disuelta.
Bujarin se levant, furioso, y habl con su lgica imperturbable, asestando golpe tras
golpe.. . El pblico le escuch con los ojos brillantes. Por una aplastante mayora se aprob
una resolucin adhirindose a la accin del Consejo de Comisarios del Pueblo. As era
como hablaba Mosc.[3]
Ya tarde, en la noche, recorrimos las calles desiertas y, atravesando la puerta de Iberia,
desembocamos en la inmensa Plaza Roja, delante del Kremlin. La iglesia de Basilio el
Bienaventurado elevaba fantsticamente en la noche los trenzados y las conchas de sus
cpulas de reflejos brillantes. Nada pareca haber sufrido daos. A lo largo de la plaza, se
alzaba la sombra masa de las torres y los muros del Kremlin. Encima de la alta muralla
temblaba un reflejo rojizo de fuegos invisibles, y a travs de la inmensa plaza llegaban
hasta nosotros los sonidos de voces y los ruidos de palas y picos. Cruzamos.
Al pie de los muros se elevaba un montn de piedras y tierra. Nos encaramamos a l y
desde lo alto divisamos dos enormes fosas, de tres a cinco metros de profundidad y unos
cincuenta de longitud, que cientos de obreros y soldados estaban cavando a la luz de
grandes fogatas.
Un joven estudiante nos dijo, en alemn:
-Es la fosa comn. Maana, enterraremos aqu a quinientos proletarios muertos por la
revolucin.
Nos hizo descender a la fosa. Los picos y las palas trabajaban con premura febril y la
montaa de tierra iba creciendo. Nadie hablaba. En el cielo, miradas de estrellas
perforaban la noche, y el antiguo Kremlin de los zares levantaba su muralla formidable.
-En este lugar sagrado -dijo el estudiante-, el ms sagrado de toda Rusia, enterraremos lo
que tenemos de ms sagrado. Aqu, donde duermen los zares, reposar nuestro zar, el
Pueblo. ..
Llevaba el brazo en cabestrillo a causa de un balazo que haba recibido durante la batalla.
Con los ojos clavados en su herida, prosigui:

-Ustedes, los extranjeros, nos desprecian porque hemos soportado durante tanto tiempo una
monarqua medieval. Pero ahora se ha visto claramente que el zar no era el nico tirano en
el mundo, que el capitalismo era peor y que en todos los pases del globo reinaba el
capitalismo. . . La tctica de la Revolucin rusa ha abierto el verdadero camino. ..
En el momento en que partamos, los trabajadores, agotados y baados en sudor a pesar del
fro, comenzaban a trepar trabajosamente fuera de la fosa. Llegaba otro equipo, cruzando la
plaza. Sin decir palabra, descendieron a su vez y las herramientas volvieron a hacer su
labor. ..
Los voluntarios del pueblo se relevaron durante toda la noche, sin tregua, y cuando la fra
luz del alba se esparci sobre la gran plaza cubierta de nieve, la fosa comn, con sus negras
fauces, estaba terminada.
.Nos levantamos antes de la salida del sol, y por las calles todava a oscuras nos
encaminamos a la playa Skobelev. No se vea un alma en la inmensa ciudad, pero se
perciba un murmullo vago de agitacin, tan pronto lejano como ms prximo, parecido al
ruido del viento que se levanta. Ante el cuartel general del Soviet, a la plida luz de la
maana, se encontraba reunido un pequeo grupo de hombres y mujeres que llevaba un haz
de estandartes rojos con letras de oro: era el Comit Ejecutivo Central del Soviet de Mosc.
Clare el da. El dbil murmullo fue creciendo, dilatndose en un bajo continuo y potente.
La ciudad despertaba. Bajamos por la Tverskaya, banderas al viento. Las pequeas capillas
que encontrbamos a nuestro paso estaban cerradas y sombras. Entre otras, la de la Virgen
de Iberia, que cada nuevo zar visitaba antes de la coronacin; abierta noche y da y llena de
gente, estaba iluminada a todas horas por los cirios de los fieles que arrancaban destellos al
oro, a la plata y pedrera de los iconos. Era, nos dijeron, la primera vez, desde los tiempos
de Napolen, que los cirios estaban apagados.
La Santa Iglesia Ortodoxa le haba vuelto la espalda a Mosc, aquel nido de vboras
sacrilegas que haban bombardeado el Kremlin. Las iglesias, desaparecidos los sacerdotes,
permanecan oscuras, silenciosas y fras. Nada de popes para los funerales rojos, nada de
sacramentos para los muertos; nadie rezara oraciones sobre la tumba de los blasfemos.
Tijn, el prelado ortodoxo de Mosc, no tardara en excomulgar a los Soviets. . .
Tambin las tiendas permanecan cerradas, y las gentes de las clases pudientes se
encerraban en sus casas, pero por otros motivos. Aquel da era el da del pueblo, y el clamor
de su llegada se asemejaba al rugido del oleaje embravecido...
Bajo la puerta de Iberia, flua ya un ro humano, y la inmensa Plaza Roja se cubra de
puntos negros. Comprob que, al pasar por delante de lat capilla de Iberia, donde antes las
gentes jams cejaban de santiguarse, ahora ni siquiera volvan la vista.
Abrindonos camino a travs de la compacta muchedumbre hacia los muros del Kremlin,
trepamos sobre los montones de tierra. Algunas personas se encontraban ya all, entre ellas
Muralov, el soldado que haba sido elegido comandante de Mosc, un hombre corpulento y
barbudo, de rostro benvolo y aire sencillo.

Riadas de gentes desembocaban por todas las calles hacia la Plaza Roja, millares y millares
de seres con las huellas de la miseria y las penalidades. Una banda militar lleg tocando La
Internacional y, espontneamente, el canto se apoder de la multitud, propagndose como
las ondas sobre el agua, majestuoso y solemne. De la muralla del Kremlin colgaban hasta el
suelo gigantescos pendones rojos con grandes inscripciones en oro y blanco que decan: "A
los primeros mrtires de la Revolucin socialista mundial" y "Viva la fraternidad de los
trabajadores del mundo!"
Un viento fro barra la plaza y agitaba los pendones. De los barrios ms lejanos llegaban
ahora los obreros de las fbricas con sus muertos. Los vimos pasar bajo la Puerta con sus
estandartes brillantes y susf fretros rojo oscuro, color de sangre. Los toscos atades de
madera sin cepillar, embadurnados de rojo, descansaban sobre los hombros de estos seres
rudos, cuyo rostro estaba baado en lgrimas. Detrs de ellos las mujeres, que sollozaban o
geman, o bien marchaban rgidas, plidas como cadveres. Algunos fretros estaban
abiertos y la tapa segua detrs; otros iban cubiertos con un pao bordado en oro o plata;
sobre algunos se vea una gorra de soldado. Haba muchas coronas espantosas de flores
artificiales.
El cortejo avanz lentamente hacia nosotros, a travs del gento que se habra y cerraba
inmediatamente ders de l. Bajo la Puerta, desfilaba ahora un mar interminable de
banderas de todos los matices del rojo, con inscripciones en letras de plata y oro y
crespones negros en el asta; se vean tambin algunas banderas anarquistas, negras, con
letras blancas. La msica tocaba la marcha fnebre revolucionaria, y entre el coro inmenso
de las masas, un mar de cabezas descubiertas, se distinguan las voces roncas y ahogadas
por los sollozos de tes portadores. . .
Mezcladas con los obreros de las fbricas, marchaban las compaas de soldados, tambin
con sus atades; despus venan los escuadrones de caballera a paso de desfile, las bateras
de artillera, con sus piezas cubiertas de lienzo rojo y negro -para siempre, pareca. En sus
pendones se lea: "Viva la III Internacional!", o bien: "Queremos una paz honrada, general,
democrtica".
Los portadores llegaron por fin cerca de la tumba y, escalando con sus cargas los montones,
de tierra, descendieron a las fosas; entre ellos haba muchas mujeres, esas mujeres del
pueblo, rechonchas y robustas. Detrs de los muertos venan otras mujeres, mujeres
jvenes y rotas, mujeres viejas y arrugadas que lanzaban gritos de animales heridos, que
queran seguir a la tumba a sus hijos o sus maridos y que forcejeaban cuando manos
piadosas pugnaban por sujetarlas. Es la manera de amarse de los pobres.
Todo el da, llegando por la Puerta de Iberia y abandonando la plaza por la Nikolskaya,
estuvo desfilando el cortejo fnebre, ro de banderas rojas que llevaban palabras de
esperanza y fraternidad y audaces profecas a travs de una muchedumbre de cincuenta mil
almas, bajo las miradas de los obreros del mundo entero y de toda su posteridad. . .
Uno por uno, fueron depositados los quinientos fretros en las fosas. Cay el crepsculo, y
las banderas seguan flotando al viento, la msica no haba cesado de tocar la marcha
fnebre ni la masa enorme de hacer sonar sus cantos. Las coronas fueron colgadas de las

ramas desnudas de los rboles, como extraas flores multicolores. Doscientos hombres
empuaban las palas y se percibi, acompaando los cantos, el ruido sordo de la tierra al
caer sobre los atades.
Se encendieron las luces. Vinieron los ltimos estandartes y las ltimas mujeres sollozantes,
lanzando hacia atrs una ltima mirada de aterradora intensidad. Lentamente, la marea
proletaria se retir de la vasta plaza. ..
De pronto, comprend que el religioso pueblo ruso no necesitaba ya de sacerdotes que le
abrieran las puertas del paraso. Estaba edificando sobre la tierra un reino ms esplendoroso
que el de los cielos, un reino por el cual era glorioso morir.

Notas
1. Los daos causados al Kremlin
He podido darme cuenta personalmente de los daos causados al Kremlin, que visit
inmediatamente despus del bombardeo. El pequeo palaci^ Nicols, edificio sin especial
inters, que serva d--vez en cuando para las recepciones de una de las grandes duquesas,
haba sido utilizado como cuartel por los junkers. Adems de bombardeado, fue saqueado
casi por completo; afortunadamente, no encerraba nada de valor histrico.
La catedral Uspenski presentaba un agujero causado por un proyectil en una de sus cpulas,
pero, con excepcin ds algunos trozos de mosaico en el techo, haba quedado intacta. Los
frescos del prtico de la catedral de la Anunciacin sufrieron daos por una granada. Uno
de estos proyectiles alcanz tambin el ngulo del campanario de Ivn el Grande. El
monasterio Tchudov recibi treinta impactos, pero solamente un proyectil penetr al
interior por una ventana; los otros solamente rompieron las molduras de ladrillos de las
ventanas y las cornisas del techo.
Fue destrozado el raloj que se encontraba encima de la Puerta del Salvador. La Puerta de la
Trinidad sufri daos, pero fcilmente reparables. Una de las torres inferiores perdi su
espira de ladrillos.
La catedral de Basilio el Bienaventurado apareca intacta, lo mismo que el Gran Palacio,
que guardaba en sus stanos todos los tesoros de Mosc y Petrogrado y las joyas de la
corona. Nadie lleg a entrar en estos lugares.
2. La declaracin de Lunacharski
Camaradas!

... Sois los jvenes dueos del pas, y aunque en los momentos actuales tengis muchas
cosas de que preocuparos, s que sabris defender tambin vuestra riqueza artstica y
cientfica.
Camaradas! Una desgracia aterradora, irreparable, se ha abatido sobre Mosc. La guerra
civil ha provocado el bombardeo de numerosos distritos de la ciudad. Han estallado
incendios. Se han producido destrucciones. Resulta especialmente espantoso desempear el
Comisariado de Instruccin Pblica en estos das de guerra salvaje, implacable y
destructora y de ciega aniquilacin. La esperanza en la victoria del socialismo, fuente de
una cultura nueva, es, en estos tremendos das, el nico consuelo. Pero sobre mi pesa la
responsabilidad de proteger la riqueza artstica del pueblo.
No es posible permanecer en un cargo donde uno se siente impotente. Por ello, he
presentado mi dimisin.
Pero, os suplico, Camaradas, que me apoyis, que me ayudis. Preservad, para vosotros
mismos y para vuestros descendientes, las bellezas de nuestro pas. Sed los guardianes de
los bienes del pueblo.
Pronto hasta'los ms incultos, aquellos a quienes la opresin ha tenido durante tanto tiempo
sumidos en la ignorancia, se educarn y sabrn comprender qu fuente de gozo, de fuerza y
sabidura son las obras de arte.
Trabajadores rusos, sed dueos atentos y diligentes!
Vosotros todos, ciudadanos, preservad nuestra riqueza comn.
El comisario del pueblo para la Instruccin Pblica,
A. LUNACHARSKI.
16 de noviembre de 1917.

3. Cuestionario para la burguesa

Por orden del Comit Militar de Mosc, los artculos confiscados a la burguesa pasaban a
un fondo destinado a repartirse entre los obreros y soldados ms pobres

Medidas revolucionarias de carcter financiero


Orden

"En virtud de los poderes que me han sido conferidos por el Comit Militarrflevolucionario
del Soviet de Diputados obreros y soldados de Mosc, decreto:
"1 Todos los bancos y sus sucursales, la Caja de Ahorro del Estado y sus sucursales, as
como las cajas de Ahorro de las oficinas de Correos permanecern abiertas al pblico a
partir del 22 de noviembre, y hasta nueva orden, desde las once de la maana hasta la una
de la tarde.
"2 Los pagos efectuados por los establecimientos arriba mencionados sobre las cuentas
corrientes y las libretas de caja de ahorro no debern exceder de 150 rublos por depositario
a la semana.
"3 Los pagos le ms de 150 rublos sobre las cuentas corrientes y las libretas de caja de
ahorro, y los pagos por saldo de otras cuentas de todas clases sern autorizados los das 22,
23 y 24 de noviembre en los casos siguientes:
"a) sobre las cuentas de organizaciones militares para sus propias necesidades;

"b) para el pago de salarios de los empleados y obreros mediante presentacin de nminas
de salarios, certificadas por los comits de fbrica o los Soviets de empleados, y avaladas
por los comisarios o los representantes del Comit Militar Revolucionario y por los comits
militares revolucionarios de distrito.
"4 No se pagarn ms de 150 rublos sobre giros; las sumas restantes se llevarn en cuenta
corriente y no se podrn utilizar sino de conformidad con las normas del presente decreto.
"5 Quedan prohibidas todas las operaciones bancarias, durante estos tres das.
"6 Quedan autorizados sin limitacin los ingresos en dinero en todas las cuentas
corrientes.
"7 Las certificaciones previstas en el artculo 3 se podrn obtener de los representantes del
Consejo de Finanzas en la Bolsa, calle Ilynka, desde las diez de la maana hasta las dos de
la tarde.
"8 Los bancos y cajas de ahorro remitirn diariamente, antes de las cinco de la tarde, el
estado de sus operaciones al Comit Militar Revolucionario, Consejo de Finanzas, en la
sede del Soviet, plaza Skobelev.
"9 Todos los empleados y directores de establecimientos de crdito que se nieguen a
someterse a las normas de este decreto se hallarn sujetos a las sanciones de los tribunales
revolucionarios como enemigos de la masa de la poblacin. Sus nombres se harn pblicos.
"10 Para el control de las operaciones de las sucursales de cajas de ahorro y bancos a que
se refiere este decreto, los comits militares revolucionarios de los distritos elegirn tres
representantes y les asignarn un local."
El comisario delegado con plenos poderes del Comit Militar Revolucionario,
S. CHEVERDIN MAXIMENKO

CAPTULO XI
EL AFIANZAMIENTO DEL PODER[1]

Declaracin de derechos de los pueblos de Rusia [2]

...El primer Congreso de los Soviets ha proclamado, en el mes de junio de este ao, el
derecho de los pueblos de Rusia a su autonoma.

El segundo Congreso de los Soviets, en noviembre, ha corroborado y precisado


definitivamente este derecho inalienable de los pueblos de Rusia.
En consonancia con la voluntad de estos congresos, el Consejo de Comisarios del Pueblo
ha decidido establecer como base de su accin en la cuestin de las nacionalidades los
siguientes principios:
1. Igualdad y soberana de los pueblos de Rusia.
2. Derecho de los pueblos de Rusia a la libre determinacin, incluyendo el derecho a
separarse totalmente y constituirse en Estado independiente.
3. Supresin de todos los privilegios y restricciones de carcter nacional o religioso.
4. Libre desarrollo de las minoras nacionales y los grupos tnicos que pueblan el territorio
de Rusia.
Los decretos dando ejecucin a estas normas sern redactados inmediatamente despus que
se constituya la Comisin de Nacionalidades.
En nombre de la Repblica rusa:
El comisario de las nacionalidades,
Yussov Djugashvili-Stalin.
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. Ulianov (Lenin).
14 de noviembre de 1917

La Rada central de Kiev proclam inmediatamente repblica independiente a Ucrania, y el


gobierno finlands hizo que el Senado votara anloga medida en Helsingfors. En Siberia y
el Cucaso surgieron gobiernos independientes. En Polonia, el comit superior de guerra se
apresur a llamar del ejrcito ruso a todas las tropas polacas, y suprimi sus comits al
mismo tiempo que estableca una frrea disciplina.
Todos estos gobiernos y movimientos tenan dos caractersticas comunes: estaban
dirigidos por las clases poseedoras y teman y detestaban al bolchevismo.
Entre el caos de estas conmociones, el Consejo de Comisarios del Pueblo trabajaba con
firmeza en la edificacin del orden socialista. Uno tras otro, promulg los derechos sobre
los seguros sociales y el control obrero, sobre los comits agrarios cantonales, sobre la

abolicin de ttulos y categoras, sobre la supresin de los antiguos tribunales y la creacin


de los tribunales populares. . [3]
Se sucedan las diputaciones de las fuerzas de mar y tierra, llevando sus felicitaciones
entusiastas al nuevo gobierno del pueblo.
Un da fui testigo, delante del Smolny, de la llegada de un regimiento en andrajos
procedente de las trincheras. Los soldados, flacos y demacrados, desplegados ante la amplia
entrada, contemplaron el edificio como si dentro de l se encontrara Dios en persona.
Algunos de ellos^apuntaban con risas hacia las guilas imperiales que campeaban encima
de la puerta. .. Las guardias llegaron a hacer el relevo. Todos los soldados se volvieron
hacia ella con curiosidad, como se vuelve uno a mirar una cosa de la que ha odo hablar,
pero que jams ha visto. Y con risas bonachonas rompieron filas para ir a dar palmadas en
la espalda de los guardias rojos, y dirigirles algunas palabras, mitad burlonas, mitad
admirativas. ..
El Gobierno provisional ya no exista. El 15 d noviembre, los sacerdotes dejaron, de orar
por l en todas las iglesias de la capital. Pero, como dijo el propio Lenin en el Tsk, todava
no se haba pasado del principio de la conquista del poder. Privada de armas, la
oposicin, que segua dominando la vida econmica del pas, se puso a organizar la
desorganizacin, y, con todo el genio que poseen los rusos para la .accin, en comn,
multiplic los obstculos interpuestos ante los Soviets para dominarlos y desacreditarlos.
La huelga de funcionarios, bien organizada, fue sostenida financieramente por lof bancos y
los establecimientos comerciales. Todas las tentativas de Tos bolcheviques para apoderarse
del aparato gubernamental tropezaron con viva resistencia.
Trotzki fue enviado al ministerio de Negocios Extranjeros. Los funcionarios se negaron a
reconocerlo y permanecieron encerrados en sus despachos: cuando vieron que forzaban sus
puertas, presentaron la dimisin. Las nuevas autoridades reclamaron las llaves de los
archivos; pero fue necesario que llegaran los obreros encargados de hacer saltar las
cerraduras para que quienes las tenan las entregaran. Entonces, se descubri que Neratov,
antiguo ayudante del ministro, haba desaparecido, llevndose con l los tratados secretos...
Sliapnikov trat^de tomar posesin del ministerio del Trabajo. Haba mucho fro y no haba
nadie en el edificio para encender la calefaccin. Entre los cientos de personas presentes,
nadie quiso indicarle dnde se encontraba el despacho del ministro. . .
Alejandra Kollontai, nombrada comisaria de Asistencia Pblica el 13 de noviembre, fue
acogida por una huelga general de los funcionarios del ministerio, a la que slo unas
cuarenta personas se negaron a sumarse. Los pobres de las grandes ciudades, los
pensionados de los asilos, se encontraron sumidos en una indigencia espantosa.
Delegaciones de enfermos mundose de hambre, hurfanos de rostros amoratados y
esculidos, sitiaban el edificio. Con lgrimas en los ojos, Kollontai mand encarcelar a los
huelguistas hasta que entregaran las llaves de los despachos y las cajas fuertes. Cuando
tuvo en su poder las llaves, se dio cuenta de que la anterior ministro, la condesa Pnfn,

haba partido llevndose los fondos, que se negaba a restituir a menos que la Asamblea
Constituyente le ordenara hacerlo.[4]
Incidentes parecidos a stos se produjeron en los ministerios de Agricultura,
Abastecimientos y Hacienda. Los funcionarios, colocados ante la disyuntiva de reintegrarse
a sus puestos o de perderlos junto con sus derechos a la jubilacin, no respondan, o bien
reanudaban sus labores tan slo para sabotear el trabajo. . . Como casi toda la intelligentzia
era antibolchevique, el Gobierno sovitico tropezaba con dificultades insuperables para
reclutar nuevos funcionarios. . .
Los bancos privados permanecan obstinadamente cerrados, y slo los especuladores tenan
acceso a ellos por una puerta reservada. Cuando se presentaban los comisarios, los
funcionarios desaparecan, escondiendo los libros y llevndose los fondos. Todo el personal
del Banco del Estado se declar en huelga, con excepcin de los encargados del tesoro y de
la impresin de billetes, quienes se negaban a satisfacer peticin alguna que emanara del
Smolny, pero entregaban por debajo de cuerda sumas enormes al Comit de Salvacin y a
la Duma municipal.
Un comisario se present en dos ocasiones con una compaa de guardias rojos para
exigirle el pago de sumas importantes, necesarias para hacer frente a los gastos del
gobierno. La primera vez, se encontraban presentes un nmero imponente de miembros de
la Duma municipal y los jefes de los partidos menchevique y social-revolucionario, quienes
hicieron al comisario consideraciones tan graves acerca de las consecuencias de aquello,
que ste se asust. La segunda vez se present con una orden, a la que dio lectura con todas
las formalidades de rigor, pero alguien le hizo observar que la orden no tena fecha, ni sello,
y el respeto tradicional de los rusos por los documentos oficiales le oblig una vez ms a
retirarse...
Los funcionarios de las oficinas del Crdito pblico destruyeron sus libros, con lo que
desapareci todo vestigio de las relaciones financieras de Rusia con los otros pases.
Los comits de suministros y las administraciones de los servicios municipales no
funcionaban o se dedicaban al sabotaje. Y cuando los bolcheviques, ante el apremio de las
necesidades de la poblacin, trataban de tomar cartas en el asunto o hacerse cargo de los
servicios, los .empleados se declararon en huelga y la Duma inund Rusia de telegramas
protestando contra la violacin de la autonoma municipal por los bolcheviques.
En los estados, mayores y en las oficinas de los ministerios de Guerra y Marina, donde los
viejos funcionarios haban accedido a trabajar, los comits del ejrcito y el alto mando
ponan todos los obstculos posibles a la accin de los Soviets, aun a riesgo de
comprometer la situacin de las tropas en el frente. El Vikjel era hostil y se negaba a
transportar las tropas soviticas; haba que apoderarse de los trenes por la fuerza y detener
en cada ocasin a los funcionarios de los ferrocarriles, con las consiguientes amenazas de
huelga general por parte del Vikjel para que se les pusiera en libertad. .,
El Smolny se hallaba reducido a la impotencia. Los peridicos decan que todas las fbricas
de Petrogrado tendran que cerrar sus puertas en trmino de tres semanas por falta de

combustible. El Vikjel anunci, que los trenes dejaran de funcionar el primero de


diciembre. Petrogrado slo tena vveres para tres das y no llegaban mercancas de fuera.
En el frente, el ejrcito se mora de hambre... El Comit de Salvacin y los diferentes
comits centrales expidieron avisos a todo el pas exhortando a la poblacin a que hiciera
caso omiso de los decretos del gobierno. Las embajadas aliadas mostraban una fra
indiferencia o una franca y abierta hostilidad..
Los peridicos de la oposicin, que reaparecieron bajo otros nombres al da siguiente de
decretarse su prohibicin, se explayaban en violentos ataques y sarcasmos contra el nuevo
rgimen.[5] El Novaia Jizn lo defina como una alianza de la demagogia y la impotencia.
Da tras da escriba este peridico, el gobierno de los comisarios despueblo se hunde
ms y ms en las malditas necesidades cotidianas. Los bolcheviques se hicieron dueos del
poder fcilmente, pero son incapaces de ejercerlo.
Son impotentes para dirigir la mquina de gobierno existente, pero lo son tambin para
crear un rgano nuevo, cuyo funcionamiento fcil y libre satisfaga las necesidades de sus
experiencias socialistas.
En efecto, ya de por s escasos de gente para la labor de su partido", cuando slo se trataba
de manejar la lengua o la pluma, dnde van a encontrar los bolcheviques el personal
necesario para acometer los trabajos especiales tan variados y complejos de la vida del
Estado?
l nuevo gobierno se agita y hace ruido, inunda el pas de decretos, cada uno de ellos ms
radical y ms socialista que el anterior.
Pero en este socialismo de papel, que constituir sobre todo el asombro de nuestros nietos,
no se ven ni el deseo ni la capacidad de resolver los problemas ms urgentes.
Mientras tanto, la conferencia reunida por el Vikjel para la formacin de un nuevo gobierno
segua reunida, en sesin permanente, da y noche. Las dos partes haban llegado ya a un
acuerdo de principio sobre lo que debera ser la base del nuevo gobierno. La composicin
del Consejo del Pueblo estaba en vas de discusin y se haban concertado ya las voluntades
en torno a un gabinete de ensayo, con Tchernov como primer ministro. Se admita una
importante minora bolchevique, pero dejando a un lado a Lenin y Trotzki. Los comits
centrales de los partidos menchevique y socialrevolucionario y el Comit Ejecutivo de los
Soviets campesinos resolvieron, sin dejar de manifestarse inquebrantablemente hostiles a la
poltica criminal de los bolcheviques, no oponer obstculos a su entrada en el Consejo
del Pueblo, para poner trmino al fratricida derramamiento de sangre.
Pero la fuga de Kerenski y las asombrosas victorias alcanzadas en todas partes jjpor los
Soviets, modificaron la situacin. El 16, en una reunin del Tsk, los socialrevolucionarios
de izquierda insistieron en que los bolcheviques formasen un gobierno de coalicin que
incluyera a los otros partidos socialistas; de lo contrario, se retiraran del Comit Militar
Revolucionario del Tsk. Malkin dijo:

Las noticias de Mosc, donde nuestros camaradas caen a ambos lados de las barricadas,
nos obligan una vez ms a plantear la cuestin de la organizacin del poder, y al hacerlo as
no slo ejercemos un derecho, sino que. cumplimos, adems, con un deber...
Hemos conquistado el derecho de sentarnos aqu con los bolcheviques, en el recinto del
Smolny, y de hablar desde esta tribuna. Despus de la lucha en el seno del partido nos
veremos obligados, si no queris la conciliacin, a pasar de la lucha abierta fuera del
Smolny.. . Debemos proponer a la democracia una frmula de transaccin aceptable.
Despus de una suspensin concedida para examinar este ultimtum, los bolcheviques
volvieron a la sala de sesiones con la siguiente resolucin, a la que dio lectura Kamnev:
El Comit Ejecutivo Central considera conveniente la entrada en el gobierno de
representantes de todos los partidos socialistas que componen los Soviets de Diputados
obreros, soldados y campesinos que reconocen las conquistas de la revolucin del 7 de
noviembre, es decir, el poder sovitico, los decretos sobre la tierra, la paz, el control obrero
y el armamento de las masas obreras.
El Comit Ejecutivo Central decide, en consecuencia, proseguir con todos los partidos
socialistas las negociaciones entabladas acerca de la constitucin del poder, e insiste en que
el acuerdo deber establecerse sobre las siguientes bases:
El gobierno es responsable ante el Tsk, que ser ampliado a 150 miembros. A estos 150
delegados de los Soviets de Diputados obreros y soldados se agregarn 75 delegados de los
Soviets campesinos provinciales, 80 delegados del ejrcito y la flota, 40 de los sindicatos (a
saber, 25 de las diferentes uniones de los sindicatos de toda Rusia, en proporcin al nmero
de sus miembros, 10 del Vikjel y 5 del sindicato de correos), y finalmente 50 delegados de
los grupos socialistas de la Duma municipal de Petrogrado. No menos de la mitad de las
carteras en el gobierno corresponder al partido bolchevique, entre ellas, necesariamente,
las de Negocios Extranjeros, Interior y Trabajo. Ejercern el mando de las tropas, en los
distritos de Petrogrado y Mosc, los delegados de los Soviets de los Diputados obreros y
soldados de Petrogrado y Mosc. El gobierno organizar sistemticamente el armamento d
las masas obreras de Rusia. Se estima indispensable la participacin en el gobierno de
Lenin y Trotzki.
Despus, Kamnev explic:
El llamado Consejo del Pueblo propuesto por la Conferencia habra de constar de 240
miembros aproximadamente: 150 bolcheviques, delegados del antiguo Tsk
contrarrevolucionario, 100 miembros elegidos por las Dumas municipales y todos
kornilovistas, 100 delegados de los Soviets campesinos escogidos a gusto de Avxentiev y
80 de los antiguos comits del ejrcito, que han dejado de representar a la masa de los
soldados. Nosotros nos negamos a sdmitir al antiguo Tsk y a los representantes de la Duma
municipal.
Los delegados de los Soviets campesinos deben ser elegidos por el congreso de
campesinos, convocado por nosotros y que, al mismo tiempo, se encargar de elegir a un

nuevo comit ejecutivo. La proposicin de descantar a Lenin y a Trotzki tiende a decapitar


a nuestro partido; no podemos aceptarla. Finalmente, no vemos en absoluto la necesidad de
tal Consejo del Pueblo; los Soviets estn abiertos a todos los partidos socialistas y el Tsk
los representa proporcionalmente a la importancia real que tienen entre las masas. . .
Karelin declar, en nombre de la izquierda socialrevolucionaria, que su partido votara en
favor de la resolucin bolchevique, si bien se reservaba el derecho a modificar ciertos
detalles, tales como la representacin de los campesinos, y peda que la cartera de
Agricultura fuese concedida a los socialrevolucionarios de izquierda. Estas condiciones
fueron aceptadas.
Ms tarde, en una reunin del Soviet de Petrogrado, Trotzki dio la siguiente respuesta a
una pregunta formulada acerca de la composicin del nuevo gobierno:
Y no s nada de todo eso. No tomo parte en las negociaciones... Pero no creo que puedan
tener una gran importancia. . .
Durante la noche, rein un gran malestar en la Conferencia. Los delegados de la Duma
municipal se retiraron. . . .
En el mismo Smolny, en las filas del partido bolchevique, la poltica de Lenin tropezaba
con una fuerte oposicin. La noche del 17 de noviembre la gran sala de sesiones estaba
rebosante y la sesin del Tsk se abri en medio de una atmsfera muy tensa.
El bolchevique Larin declar que se acercaba la fecha de las elecciones a la Asamblea
Constituyente y que ya era hora de terminar con el terrorismo poltico:
Las medidas adoptadas contra la libertad de prensa deben ser rectificadas. Tuvieron su
razn de ser durante la lucha. Ahora, nada las justifica. La prensa debe ser libre, salvo en
los casos de incitacin al desorden y la insurreccin.
En medio de una tempestad de silbidos y abucheos que se elevaba de las filas de su propio
partido, Larin propuso la siguiente resolucin:
Queda derogado el decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo sobre la prensa.
Slo se podrn aplicar 'medidas de represin poltica por decisin de un tribunal especial
elegido por el Tsk (proporcionalmente a la importancia de los partidos en l representados).
[6] Este tribunal tendr derecho de revisin en lo que concierne a todas las medidas de
represin anteriores.
Este texto fue acogido con atronadores aplausos por parte de la izquierda
socialrevolucionaria e incluso de una parte de los bolcheviques.

Avanessov propuso, en nombre del grupo de Lenin, aplazar la cuestin de la prensa hasta
que se llegara a un acuerdo entre los partidos socialistas, propuesta que fue rechazada por
una mayora aplastante.
La revolucin en curso prosigui Avanessov no ha dudado en atacar a la propiedad
privada; el problema de la prensa debe ser considerado justamente como una cuestin de
propiedad privada. ..
Luego, dio lectura a la resolucin oficial del grupo bolchevique:
La prohibicin de los peridicos burgueses no ha sido solamente u medio de combate en
el curso de la insurreccin y durante el aplastamiento de las tentativas
contrarrevolucionarias; ha sido tambin una medida transitoria indispensable para el
elablecimiento del nuevo rgimen de prensa, rgimen bajo el cual los capitalistas,
poseedores de las imprentas y del papel, no pueden seguir siendo los fabricantes
todopoderosos de la opinin pblica.
Debemos ahora proseguir la obra iniciada, procediendo a la confiscacin de las imprentas
privadas y los depsitos de papel, y entregndolas al poder sovitico, en la capital y en las
provincias, con el fin de que los partidos y los grupos tengan a su disposicin los medios
tcnicos, en consonancia con la importancia real de las ideas que representan, es decir, con
el nmero de los afiliados a sus partidos.
El restablecimiento de la pretendida libertad de prensa, es decir, la restitucin pura y
simple de las imprentas y depsitos de papel a los capitalistas, envenenadores de la
conciencia pblica, representara una capitulacin inadmisible ante la voluntad del capital,
el abandono de una de las posiciones ms importantes de la Revolucin obrera y
campesina; en una palabra, una medida indiscutiblemente contrarrevolucionaria.
El C.C. de nuestro partido propone, por lo tanto, a la fraccin bolchevique del Tsk que debe
rechazar categricamente toda proposicin encaminada al restablecimiento del antiguo
rgimen de la prensa y que se preste un apoyo sin restricciones al Consejo de Comisarios
del Pueblo en su poltica contra la pretensin y las exigencias dictadas por prejuicios pequeoburgueses o por el sometimiento liso y llano a los intereses de la burguesa
contrarrevolucionaria.
La lectura de esta resolucin fue interrumpida por las exclamaciones irnicas de los
socialrevolucionarios de izquierda y las protestas indignadas de los bolcheviques
refractarios. Karelin se puso en pie de un salto:
Hace tres semanas, los bolcheviques eran los ms ardientes defensores de la libertad de
prensa . . . Los argumentos de esta resolucin recuerdan singularmente el punto de vista de
las Centurias Negras y de los censores del rgimen zarista: tambin ellos hablaban de los
envenadores de la conciencia pblica!

Trotzki defendi extensamente la resolucin. Distingui entre lo que es la prensa durante la


guerra civil y lo que es despus de la victoria.
Durante la guerra civil, el derecho a emplear la violencia slo compete a los
oprimidos . .. (Gritos: Dnde estn ahora los oprimidos?) La victoria sobre nuestros
adversarios no todava completa y los peridicos para nosotros constituyen un arma. En
estas condiciones, la prohibicin de los peridicos dainos en una medida de legtima
defensa . . .
Luego, pagando a la cuestin de la prensa despus de la victoria: La posicin de los
socialistas ante el problema de la libertad de prensa debe reflejar exactamente su posicin
ante el problema de la libertad de comercio ... El poder democrtico hoy organizado en
Rusia exige la abolicin total de la dominacin privada de la prensa, lo mismo que la de la
industria ... El poder sovitico debe confiscar todas las imprentas. (Gritos: Confiscad la
imprenta de la Pravda!)
El monopolio de la burguesa sobre la prensa debe ser abolido; de lo contrario, la toma del
poder carecer de sentido. Todo grupo de ciudadanos debe poder disponer de las imprentas
y el papel... El derecho de propiedad sobre las imprentas y el papel pertenece actualmente,
en primer lugar, a los obreros y los campesinos, y slo en segundo lugar a la burguesa, que
representa una minora ... El paso del poder a manos de los Soviets llevar aparejada una
radical transformacin de todas las condiciones de vida, transformacin que necesariamente
deber manifestarse tambin en lo tocante a la prensa ... Si nacionalizamos los bancos,
podemos dejar que sigan existiendo los peridicos financieros? Los peridicos del antiguo
rgimen deben desaparecer. Y es necesario que esto se entienda de una buena vez.
(Aplausos y furiosas protestas.)
Karelin replic que el Tsk no tena derecho a adoptar una decisin sobre un problema tan
importante como ste sin someterlo al estudio de una comisin especial, y volvi a abogar
acaloradamente por la libertad de prensa.
En este momento, subi a la tribuna Lenin, sereno, impasible, con el ceo fruncido; habl
con lentitud, meditando bien sus palabras; cada frase caa como un martillazo.
La guerra civil an no ha terminado; todava tenemos al enemigo frente a nosotros; por
eso es imposible derogar las medidas de represin dirigidas contra la prensa. Nosotros, los
bolcheviques, siempre hemos dicho que cuando tomramos el poder suprimiramos la
prensa burguesa. Tolerar la existencia de la prensa burguesa significa renunciar a ser
socialistas. Cuando se hace la revolucin, no se puede contemporizar; hay que avanzar o
retroceder. El que hable de libertad de prensa retrocede y trata de frenar nuestro avance,
nuestra marcha hacia el socialismo.
Hemos sacudido el yugo del capitalismo, del mismo modo que la primera revolucin
abati el yugo del zarismo. Y si la primera revolucin tuvo rjzn al suprimir los peridicos
monrquicos, no sotros la tenemos al acabar con la prensa burguesa. El problema de la
libertad de prensa no puede separarse de los dems problemas de la lucha de clases.

Habamos prometido suprimir estos peridicos y lo hemos hecho. La inmensa mayora del
pueblo aprueba nuestra conducta.
Ahora que la insurreccin ha terminado, no tenemos el menor deseo de suprimir los
peridicos de los otros partidos socialistas, salvo en caso de que excitaran a la sublevacin
del ejrcito o a la desobediencia hacia el Gobierno sovitico.
Pero no les permitiremos, so pretexto de libertad de prensa socialista, que se adueen, con
la ayuda solapada de la burguesa, del monopolio de las imprentas, las tintas de imprimir y
del papel. Estos instrumentos han pasado a ser propiedad del Estado sovitico y deben
distribuirse, en primer lugar, entre los partidos socialistas, en estricta proporcin al nmero
de sus afiliados.
Se procedi a votar. La resolucin de Larin y de los socialre-volucionarios de izquierda
sali derrotada por 31 votos contra 22.[7] La mocin de Lenin fue aprobada por 34 votos
contra 24. Entre la minora derrcftada se encontraban los bolcheviques Riaznov y
Losovski, quienes declararon que no podan votar en favor de cualquier medida de
restriccin de la libertad de prensa.
Despus de esta votacin, los socialrevolucionarios de izquierda se declararon obligados a
desligarse de toda responsabilidad, abandonaron el Comit Militar Revolucionario y
dimitieron todos los cargos importantes que ocupaban.
Cinco miembros del Consejo de Comisarios del Pueblo, Noguin, Rykov, Miliutin,
Teodorovich y Shlipnikov dimitieron sus cargos, emitiendo la siguiente declaracin:
Somos partidarios de un gobierno socialista que incluya a todos los partidos socialistas.
Consideramos que slo un gobierno as formado permitira consolidar las conquistas
logradas por la clase obrera y el ejrcito revolucionario durante las jornadas heroicas de
noviembre. Fuera de esta solucin, no vemos ms que una posibilidad: el mantenimiento de
un gobierno exclusivamente bolchevique por medio del terrorismo poltico. Este es el
camino que sigue el Consejo de Comisarios del Pueblo. Nosotros no podemos ni queremos
seguirle por ese camino. Entendemos que por esos derroteros se va a eliminar de la vida
poltica a las grandes organizaciones proletarias, a la instauracin de un rgimen
irresponsable y al aplastamiento de la revolucin y del pas. Como no podemos aceptar la
responsabilidad de semejante poltica, presentamos al Tsk la dimisin de nuestras
funciones como comisarios del pueblo.
Hubo otros comisarios que, aun sin llegar a dimitir, firmaron tambin esta declaracin:
Riaznov, Derbychev, comisario de Prensa; Arbuzov, comisario de las Imprentas del
Estado; Yureniev, comisario de la Guardia Roja; Feodorov, comisario del Trabajo, y Larin,
jefe de la Seccin de Trabajos legislativos.
Simultneamente con esto, se retiraron del Comit Central del partido bolchevique
Kamenev, Rykov, Miliutin, Zinoviev y Noguin, haciendo pblicos sus motivos:

Estimamos que la formacin de un gobierno de este tipo (integrado por todos los partidos
socialistas) es indispensable para evitar un nuevo derramamiento de sangre, para conjurar el
hambre inminente, evitar el aplastamiento de la revolucin por Kaledin y asegurar la
reunin de la Asamblea Constituyente en la fecha sealada, as como la ejecucin del
programa de paz aceptado por el 2 Congreso de los Soviets de Diputados obreros y
soldados de toda Rusia.
No podemos solidarizarnos con la desastrosa poltica del Comit Central, poltica
atentatoria contra la gran mayora de proletariado y los soldados, que aspiran a que se haga
la paz entre los diferentes grupos de la democracia y no quieren que corra ms sangre. Por
esa razn, renunciamos al ttulo de miembros del Comit Central, con el fin de tener
derecho a defender nuestras opiniones ante la masa de obreros y soldados.
Salimos del Comit Central en el momento de la victoria, en el momento de la subida al
poder de nuestro partido, porque no podemos seguir viendo por ms tiempo cmo la
poltica de los diligentes del Comit Central nos conduce a la prdida de los frutos de la
victoria y al aplastamiento del proletariado.
Las masas obreras y los soldados de la guarnicin, inquietos y agitados, enviaron
delegaciones al Smolny y a la Conferencia que deliberada sobre la formacin del nuevo
gobierno, en la que la escisin producida en lar filas de los bolcheviques caus la ms viva
alegra.
Pero la respuesta del grupo de Lenin fue pronta e implacable. Shlipnikov y Teodorovitch se
plegaron a la disciplina del partido y asumieron nuevamente sus cargos. Kamnev fue
destituido de sus funciones de presidente del Tsik y reemplazado por Sverdlov. Zinoviev
perdi la presidencia del Soviet de Petrogrado. El da 20 por la maana, la Pravda
publicaba una Inexorable proclama, dirigida al pueblo ruso y redactada por Lenin, de la que
se hizo una tirada de cientos de miles de ejemplares pegados en todas las paredes y
distribuidos a lo largo de toda Rusia.[8]
El segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia ha dado la mayora al partido
bolchevique. Solamente un gobierno formado por este partido puede ser, por lo tanto, un
gobierno sovitico. Todo el mundo sabe que el Comit Central del partido bolchevique,
horas antes de la constitucin del nuevo gobierno y antes de presentar la lista de sus
miembros al segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, convoc a tres de los
miembros ms destacados de la izquierda socialrevolucionaria, los camaradas Kamkov,
Spiro y Karelin, y los invit a formar parte del nuevo gobierno. Lamentamos muy de veras
la negativa de los camaradas socialrevolucionarios y la consideramos, adems, inadmisible
por parte de revolucionarios y defensores de la clase obrera. Seguimos dispuestos a admitir
en el gobierno a la izquierda socialrevolucionaria, pero declaramos que, como el partido
mayoritario del segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, tenemos el derecho y nos
sentimos obligados ante el pueblo a formar el gobierno...
Camaradas! Varios miembros del Comit Central de nuestro partido y del Consejo de
Comisarios del Pueblo, Kamnev, Zinoviev, Noguin, Rykov, Miliutin, y algunos otros, se

retiraron ayer, 17 de noviembre, del Comit Central, y los tres ltimos del Consejo de
Comisarios del Pueblo.
Estos cantaradas han obrado como desertores, pues no slo han abandonado los puestos que
les fueron confiados, sino que han infringido, adems, las instrucciones del Comit Central
de nuestro partido, con arreglo a las cuales estaban obligados, antes de retirarse, a esperar
las decisiones que adoptaran las organizaciones del partido de Petrogrado y Mosc.
Condenamos categricamente esta desercin. Y estamos profundamente convencidos de
que todos los obreros, soldados y campesinos conscientes, pertenecientes al partido o
simpatizantes, condenan asimismo la conducta de los desertores.
...Recordad, camaradas, que dos de estos desertores, Ka-mnev y Zinoviev, se haban
portado ya como desertores y rompehuelgas antes de la insurreccin de Petrogrado, pues no
slo votaron en la sesin decisiva del Comit Central, celebrada el 23 de octubre, contra la
insurreccin, sino que, incluso despus de votada la decisin del Comit Central,
prosiguieron su labor de agitacin entre los obreros en contra del alzamiento... El poderoso
entusiasmo de las masas, el noble herosmo de millones de trabajadores, soldados y
campesinos de Petrogrado y Mosc, del frente, de las trincheras y las aldeas, barrieron
entonces a los desertores como un tren barre el serrn de la va.
Ojala sean capaces de avergonzarse de su conducta los hombres de poca fe, los vacilantes,
los pusilnimes, los que se dejan intimidar por la burguesa o capitulan ante el gritero de
sus cmplices directos o indirectos! En las masas obreras y entre los soldados de
Petrogrado, Mosc y de otras partes, no hay ni sombra de vacilacin.
...No aceptaremos ninguna clase de ultimtum de gru-pitos de intelectuales que no tienen
detrs de s a las masas, sino absolutamente a los Kornilov, los Savinkov, los junkers, y
otros de la misma calaa!...
La nacin entera se estremeci como bajo el soplo de la tormenta. En ninguna parte se
permiti a los oposicionistas explicarse ante las masas. La dura repulsa popular se abati
sobre el Tsk con la violencia de las olas que se estrellan contra los rompientes. Durante
varios das, el Smolny se vio inundado de delegaciones y comits portadores de las voces
de indignacin del frente, del Volga, de las fbricas de Petrogrado. Por qu se haban
permitido salir del gobierno? Estaban acaso subvencionados por la burguesa para
apualar por la espalda a la revolucin? Deben reintegrarse a sus puestos y someterse a las
decisiones del Comit Central.
Slo la guarnicin de Petrogrado vacilaba todava. El 24 de noviembre, se celebr un gran
mitin de soldados, en el que representantes de todos los partidos polticos hicieron uso de la
palabra. La poltica de Lenin fue aprobada por gran mayora y los social-revolucionarios de
izquierda invitados a entrar en el gobierno .. .[9]
Los mencheviques presentaron un postrer ultimtum exigiendo que todos los ministros y
los junkers fuesen puestos en libertad, que se dejara en entera libertad a todos los
peridicos, que la Guardia Roja fuera desarmada y la guarnicin puesta bajo.las rdenes de

la Duma. El Smolny respondi que todos los ministros socialistas, y, salvo raras
excepciones, todos los junkers, haban sido puestos ya en libertad, que tocios los
peridicos, excepcin hecha de la prensa burguesa, eran libres y que el Soviet conservara
el mando de las fuerzas militares ... El da 19 la Conferencia constituida para la formacin
de un nuevo gobierno se dispers y los miembros de la oposicin se trasladaron uno por
uno a Moguilev, dnde, bajo la proteccin del Estado Mayor, siguieron formando gobierno
tras gobierno, hasta el fin
Al mismo tiempo, los bolcheviques haban ido minando el poder del Vikjel. Un
llamamiento del Soviet de Petrogrado a todos los ferroviarios los exhortaba a obligar al
Vikjel a entregar sus poderes. El da 15, el Tsk, aplicando la tctica que haba empleado con
los campesinos, convoc para el 1 de diciembre un congreso de ferroviarios de toda Rusia;
el Vikjel respondi convocando su propio congreso para dos semanas ms tarde. El 16 de
noviembre, los miembros del Vikjel ocuparon sus asientos en el Tsk. En la noche del 1 al 2
de diciembre, en la sesin de apertura del congreso de ferroviarios de toda Rusia, el Tsk
ofreci oficialmente el Comisariado de Vas y Comunicaciones al Vikjel, que acept.. .
Una vez resuelta la cuestin del poder, los bolcheviques abordaron en seguida los
problemas prcticos. En primer lugar, era preciso alimentar a la ciudad, al pas, al ejrcito.
Equipos de marinos y de guardias rojos recorrieron los almacenes, las estaciones,
registraron las barcazas de los canales, desenterraron y confiscaron miles de puds de
vveres acaparados por los especuladores. Fueron enviados emisarios a las provincias,
donde, con ayuda de los comits agrarios, se incautaron de los almacenes de los grandes
traficantes en granos. Se enviaron al Sur y a Siberia expediciones de marinos, fuertemente
armados, en destacamentos de 5,000 hombres, con la misin de apoderarse de las
poblaciones que an se hallaban en manos de las guardias blancas, restablecer el orden y
encontrar vveres. El trnsito de viajeros jor la lnea del ferrocarril transiberiano fue
suspendido durante dos semanas, y trece trenes, cada uno bajo .la direccin de un
comisario, fueron expedidos rumbo al Este con cargamentos de piezas de tela y lingotes de
hierro, reunidos por los comits de fbrica, para cambirselos a los campesinos siberianos
por trigo y patatas. . .
Como quiera que las minas de carbn de la cuenca del Donetz se hallaban eij podet de
Kaledin, el problema del combustible fue adquiriendo caracteres de desastre. El Smolny
orden que se cortara el alumbrado elctrico de teatros, tiendas y restaurantes, restringi el
trfico tranviario y confisc los depsitos de lea que se hallaban en poder de los
traficantes privados. Cuando se agotaron las existencias de carbn de las fbricas de
Petrogrado y , stas se vean ya expuestas a la amenaza de cierre, los marinos de la Flota
del Bltico les suministraron doscientos mil puds de hulla, procedentes de las bodegas de
sus barcos.
Hacia fines de noviembre se produjeron los saqueos de bodegas, .que comenzaron en las
del Palacio de Invierno.[10] Durante varios .das, se vieron las calles llenas de soldados
borrachos. No era difcil descubrir detrs de esto la mano de los contrarrevolucionarios, que
haban distribuido en los regimientos croquis en los que se sealaban los lugares en que
haba almacenes de licores y bebidas espirituosas. Al principio, los comisarios del Smolny
se limitaron a hacer llamamientos a la cordura, pero no se logr con ello poner fin al

desorden, que fue en aumento y degener en verdaderas batallas cerradas entre soldados y
guardias rojos. Por ltimo, el Comit Militar Revolucionario tuvo qtfe enviar compaas de
marinos con ametralladoras, con rdenes de disparar sin miramiento contra los
saqueadores, muchos de los cuales resultaron muertos. Despus, se encarg a
destacamentos especiales que fueran a las bogedas armados de hachas y rompieran las
botellas o hicieran saltar aqullas con dinamita . . .
Compaas de guardias rojos, disciplinados y bien pagados, estaban de servicio da y noche
en los edificios de los Soviets de distrito, reemplazando a la antigua milicia. En todas las
barriadas los obreros y soldados eligieron pequeos tribunales revolucionarios para .juzgar
los delitos menores...
Los grandes hoteles, donde los especuladores seguan reunindose para urdir pinges
negocios, fueron cercados por los guardias rojos y los desaprensivos especuladores
enviados a la crcel. . .[11]
La clase obrera, constantemente en guardia, organiz un vasto sistema de vigilancia,
procurando enterarse, por medio de la servidumbre, de lo que se tramaba en las casas de los
burgueses, y transmitiendo iodos los informes al Comit Militar Revolucionario, que
golpeaba con mano de hierro. As fue como se descubri el complot monrquico,
organizado por el antiguo miembro de la Duma, Purishkievitch, y un grupo de nobles y
oficiales, que preparaban un levantamiento de oficiales y haban escrito a Kaledin
llamndolo a Petrogrado.[12] De igual manera fue desenmascarada laconspiracin de los
kadetes de Petrogrado, quienes enviaban dinero y reclutas a Kaledin ...
Neratov, aterrado por la ira popular que haba desencadenado su huida, reapareci cfln los
tratados secretos y se los entreg a Trotzki, quien inmediatamente comenz a publicarlos en
la Pravda, con gran escndalo del mundo entero ...
Las restricciones a la libertad de prensa fueron reforzadas mediante un decreto[13] que
declaraba la publicidad monopolio de los rganos oficiales del gobierno. A modo de
protesta, los dems peridicos suspendieron su publicacin, o simplemente pasaron por alto
el decreto, lo que les vali su prohibicin ... Solamente al cabo de tres semanas, cuando
vieron que sus esfuerzos eran vanos, se sometieron.
En los ministerios continuaban las huelgas de funcionarios y proseguan el sabotaje y la
obstruccin de la vida econmica normal. El Smolny slo contaba con la voluntad de las
masas populares, inmensas, pero desorganizadas; gracias a su apoyo, el Consejo de
Comisarios del Pueblo pudo dirigir victoriosamente su accin revolucionaria contra el
enemigo.[14] En proclamas elocuentes,[15] difundidas por toda Rusia, Lenin explicaba al
pueblo, con palabras sencillas, lo que era la revolucin; le exhortaba a tomar l mismo el
poder, a demoler por la fuerza la resistencia de las clases poseedoras, a hacerce cargo por s
y ante s de las instituciones gubernamentales. El orden revolucionario! Disciplina
revolucionaria! Contabilidad y control riguroso! Nada de huelgas! Nada de holgazanera!
El 20 de noviembre, el Comit Militar Revolucionario public el siguiente aviso:

Las clases poseedoras oponen resistencia al nuevo gobierno de los Sviets, al gobierno de
los obreros, soldados y campesinos. Sus partidarios entorpecen la labor de los funcionarios,
invitan a los empleados de banco a que se crucen de brazos, tratan de interrumpir las
comunicaciones ferroviarias, postales y telegrficas.
Les advertimos que estn jugando con fuego. El pas y el ejrcito estn amenazados por el
hambre. Para luchar contra esta amenaza, es necesario que todos los servicios funcionen
regularmente. El gobierno de obreros y campesinos est tomando todas las medidas
necesarias para asegurar todo lo necesario al pas y al ejrcito.
Oponerse a estas medidas es cometer un crimen contra el pueblo. Advertimos a la clases
pudientes y sus partidarios que, si el sabotaje no cesa y el aprovisionamiento se ve
interrumpido, ellos sern los primeros en sufrir las consecuencias.
Las clases poseedoras y sus cmplices sern privados del derecho a obtener vveres. Todas
las reservas que se hallen en su poder sern confiscadas.
Cumplimos nuestro deber previniendo a los que estn jugando con fuego.
Estamos convencidos de que si estas enrgicas medidas se hacen necesarias, contaremos
con la aprobacin sin reservas de todos los obreros, soldados y campesinos.
El 22 de noviembre, los muros de la ciudad fueron cubiertos con un anuncio que se titulaba:
El Consejo de Comisarios del Pueblo ha recibido del Estado Mayor del Frente Norte el
siguiente telegrama urgente:
No podemos seguir esperando por ms tiempo! No dejis a los ejrcitos morir de
hambre! Desde hace algunos das, el ejercito del frente Norte no tiene un pedazo de pan;
dentro de dos o tres das, habr consumido las galletas que actualmente se le distribuyen de
las reservas que hasta ahora haban permanecido intactas. Los delegados que llegan de los
ejrcitos declaran que es indispensable retirar metdicamente a la retaguardia a una parte de
las tropas, previendo que, en el plazo de algunos das, comenzar una desbandada general
de soldados que se mueren de hambre, extenuados por tres aos de guerra de trincheras,
enfermos, mal vestidos, sin calzado, que pierden la razn como consecuencia de las
insoportables privaciones sufridas.
El Comit Militar Revolucionario pone esta situacin en conocimiento de la guarnicin y
los obreros de Petrogrado. Se imponen sin demora las medidas ms enrgicas. Mientras
tanto, los altos funcionarios de las instituciones gubernamentales, de los bancos, la
tesorera, los ferrocarriles y los correos y telgrafos minan la accin del gobierno, que se
esfuerza por aprovisionar al frente.
Cada hora de retraso puede costar la vida de miles de soldados. Los funcionarios
contrarrevolucionarios actan como criminales jde la peor especie para con nuestros
hermanos que sufren hambre y mueren en el frente.

El Comit Militar Revolucionario dirige a estos criminales una ltima advertencia. En caso
de la menor resistencia u oposicin por su parte se tomarn inexorables medidas, cuyo rigor
ser proporcional a sus crmenes.
La masa de obreros y soldados se estremeci con una sacudida de rabia que conmovi a
toda Rusia. En la capital, los funcionarios y empleados bancafios distribuyeron cientos de
proclamas y llamamientos,[16] para protestar y defenderse. He aqu uno de ellos:
A todos los ciudadanos!
El Banco del Estado esta cerrado.
Por qu?
Porque las violencias ejercidas por los bolcheviques contra el Banco del Estado nos han
impedido seguir trabajando. La primera gestin de los comisarios del pueblo fue reclamar
diez millones de rublos, y, el 27 de noviembre, exigieron veinticinco millones, sin ofrecer
justificacin alguna del empleo de estas sumas. . .
Nosotros, funcionarios del Banco del Estado, no podemos ser cmplices del saqueo del
tesoro nacional. Por eso hemos dejado de trabajar...
Ciudadanos! El dinero del Banco del Estado es vuestro dinero, el dinero que habis ganado
con vuestro trabajo, con el sudor de vuestra frente y a costa de vuestra sangre.
Ciudadanos! Salvad del saqueo el tesoro de la nacin! Protegednos contra las violencias
y regresaremos inmediatamente al trabajo.
Los empleados del Banco del Estado.
Siguieron luego las declaraciones del ministerio de Abastecimientos, del ministerio de
Hacienda, del Comit especial de Suministros, en todas las cuales se protestaba que el
Comit Militar Revolucionario haca imposible l trabajo a los funcionarios y se recelaba la
ayuda de la poblacin contra el Smolny. Pero la masa de los obreros y soldados no lo crea;
en el nimo del pueblo haba enraizado la certeza de que los funcionarios.se dedicaban a
sabotear, hacan padecer hambre al ejrcito y a la poblacin. En las colas para conseguir
pan, que continuaban alargndose en las heladas calles, la gente no echaba pestes contra el
gobierno, como ocurra bajo Kerenski, sino contra los tchinoviks, contra los saboteadores;
porque el gobierno, ahora, era su gobierno; eran sus Soviets, a los que los funcionarios de
los ministerios vean con mjlos ojos...
El corazn de la oposicin era la Duma, con su rgano de combate, el Comit de Salvacin,
que protestaba contra todos los decretos del Consejo de Comisarios del Pueblo, que se
pronunciaba en toda ocasin contra el reconocimiento del Gobierno sovitico, que
cooperaba abiertamente con todos los seudogobiernos contrarrevolucionarios de
Moguilev... El 17 de noviembre, el Comit de Salvacin E dirigi a todos los consejos

municipales, zemstvos, organizaciones democrticas y revolucionarias de campesinos,


.obreros, soldados y dems ciudadanos las siguientes exhortaciones:
1 No reconoscis al Gobierno bolchevique y luchad contra l.
2 Formad comits locales para la salvacin de la patria y la revolucin a fin de cooperar,
mediante la unin de todas las fuerzas democrticas, con el Comit de Salvacin de toda
Rusia y manteneos en estrecho contacto unos con otros y con el Comit de toda Rusia,
Entre tanto, en Petrogrado,[17] las elecciones a la Asamblea Constituyente dieron una
enorme mayora a los bolcheviques, hasta el punto de que los propios mencheviques
intemacionalistas declararon que se deba elegir una nueva Duma, ya que la antigua haba
dejado de representar la composicin.poltica de la poblacin de Petrogrado. Las
organizaciones breras, las unidades militares e incluso los campesinos de los alrededores
inundaban la Duma con torrentes de resoluciones, declarndola contrarrevolucionaria y
komilovhta y exigindole que dimitiera. Los ltimos das de la Duma transcurrieron en
medio de tormentosos debates, provocados por las reclamaciones de los obreros
municipales, quienes exigan salarios remuneradores, y por las amenazas de huelga...
El da 23, el Comit Militar Revolucionario decret la disolucin del Comit de Salvacin.
El 29, el Consejo de Comisarios del Pueblo orden la disolucin y la reeleccin de la Duma
municipal de Petrogrado:
Considerando que la Duma municipal de Petrogrado, elegida el 2 de septiembre, antes del
golpe de Kornilov, ha perdido manifiesta y definitivamente el derecho de representar a la
poblacin de Petrogrado, con cuyo estado de nimo y aspiraciones se encuentra en
completa oposicin; considerando que los miembros de la mayora de la Duma no gozan ya
de ninguna confianza poltica, y continan sirvindose de sus prerrogativas J>ara empresas
contrarrevolucionarias dirigidas contra la voljntad de los Obreros, soldados y campesinos, y
para sabotear la actividad de los poderes pblicos,;el Consejo de Comisarios del Pueblo
estima indispensable hacer un llamamiento a la poblacin de la capital para que se
pronuncie sobre la poltica de la municipalidad autnoma.
En consecuencia, el Consejo de Comisarios del Pueblo decreta:
1 La Duma municipal queda disuelta, con fecha 30 de noviembre de 1917.
2 Todos los funcionarios nombrados por la actual Duma permanecern en sus puestos y
continuarn desempeando su funciones hasta que la nueva Duma haya elegido a sus
sucesores.
3 Todos los funcionarios de la municipalidad continuarn desempeando sus actividades.
Los que abandonen su servicio sern considerados como despedidos.
4 Las nuevas elecciones a la Duma de Petrogrado se celebrarn el 9 de diciembre de 1917
y se realizarn de acuerdo con las disposiciones del Decreto sobre las elecciones de

miembros de la Duma municipal de Petrogrado del 9 de diciembre de 1917, promulgado


simultneamente con el presente decreto.
5 La nueva Duma celebrar su primera sesin el 11 de diciembre, a las dos de la tarde.
6 Los contraventores de las prescripciones del presente decreto o toda persona culpable de
haber daado o destruido deliberadamente las propiedades municipales sern detenidos
inmediatamente y conducidos ante el tribunal militar revolucionario.

La Duma se reuni y vot jactanciosos acuerdos, en los que afirmaba que defendera su
posicin hasta la ltima gota de sangre, y exhort desesperadamente a la poblacin a
salvar su municipalidad libremente elegida. Pero la poblacin permaneci indiferente u
hostil. El da 30, el alcalde Schreider y varios consejeros fueron detenidos y sometidos a
interrogatorio, y luego puestos en libertad. El mismo da y al siguiente la Duma continu en
sesin, interrumpida frecuentemente par guardias rojos y marinos, quienes venan cortsmente a invitar a la asamblea a que se disolviera. En la sesin del 2 de diciembre, un oficial
y algunos marinos penetraron en la sala Nicols mientras un orador ocupaba la tribuna y
ordenaron a los asistentes que salieran, ya que de lo contrario se hara uso de la fuerza. La
asamblea obedeci, protestando hasta el fin, no cediendo sino ante la violencia.
La nueva Duma, elegida diez das ms tarde y en cuyas elecciones se negaron a participar
moderados, result casi enteramente bolchevique...[18]
Subsistan diversos centros de peligrosa oposicin, entre otros las Repblicas de Ucrania
y Finlandia, que adoptaban actitudes resueltamente antisoviticas. Simultneamente, en
Helsingfors y en Kiev, los gobiernos concentraban sus tropas ms seguras y se ponan en
campaa para aplastar al bolchevismo, al mismo tiempo que desarmaban y expulsaban a las
tropas rusas. La Rada ucraniana tom bajo su mando toda la Rusia del Sur y proporcion a
Kaledin refuerzos y aprovisionamientos. Finlandia y Ucrania entablaron negociaciones
secretas con los alemanes y fueron reconocidas prontamente por los gobiernos atados, que
les facilitaron enormes emprstitos, alindose con las clases poseedoras, para crear cabezas
de puente contrarrevolucionarias contra la Rusia sovitica. Por ltimo, cuando el
bolchevismo hubo vencido en estos pases, la burguesa derrotada llam en su ayuda a los
alemanes...
Pero la amenaza ms peligrosa que tena que vencer el Gobierno sovitico era la que parta
del interior. Esta amenaza era doble: la del movimeinto de Kaledin y la del Gran Estado
Mayor de Moguilev, a la cabeza del cual se encontraba el general Dujonin.
Muraviov, que pareca tener el don de la ubicuidad, fue nombrado para el mando de las
operaciones contra los cosacos, emprendi el reclutamieno de un ejrcito rojo entre los
obreros de fbricas. Cientos de propagandistas fueron enviados a la cuenca del Don. El
Consejo de Comisarios del Pueblo, en una proclama dirigida a los cosacos,[19] les explic
lo que era el Gobierno sovitico y cmo las clases poseedoras, funcionarios, propietarios y

banqueros, juntamente con sus aliados, los seores terratenientes y los generales cosacos,
trataban de aplastar la revolucin para que sus riquezas no fueran confiscadas por el pueblo.
El 27 de noviembre, un comit de cosacos se present en el Smol-ny para ver a Trotzki y a
Lenin. Preguntaron si era cierto que el Gobierno sovitico no tena la intencin de repartir
las tierras cosacas entre los campesinos de la Gran Rusia.
No respondi Trotzki. Los cosacos deliberaron.
Bien dijeron, pero es que el Gobierno sovitico tiene la intencin de confiscar las
tierras de los grandes propietarios cosacos y repartirlas entre los cosacos trabajadores?
Lenin les contest:
Eso es qjpestin vuestra. Nosotros apoyaremos a los cosacos trabajadores en todas sus
acciones. El mejor mtodo es que comencis por constituir Soviets cosacos. Entonces,
podris estar representados en el Tsk y el Gobierno sovitico se convertir de esa manera
en vuestro gobierno...
Los cosacos regresaron y reflexionaron profundamente acerca de estas declaraciones. Dos
semanas ms tarde, Kadelin reciba una diputacin de su tropas.
Nos promete usted le pregunt la delegacin el reparto de los bienes de los seores
terratenientes cosacos entre los cosacos trabajadores?
Antes la muerte!respondi Kaledin.
Un mes ms tarde, viendo cmo su ejrcito se disolva ante sus ojos, Kaledin se salt la
tapa de los sesos. El peligro cosaco haba terminado.[20]
En Moguilev estaban reunidos el antiguo Tsik, los jefes socialistas moderados desde
Avxentiev a Tchernov, los jefes de los antiguos comits del ejrcito y los oficiales
reaccionarios. El estado mayor se negaba obstinadamente a reconocer al Consejo de
Comisarios del Pueblo. Haba agrupado en torno suyo a los Batallones de la Muerte, a los
Caballeros de San Jorge y a los cosacos del frente, y se mantena por debajo de cuerda en
estrecho contacto con los agregados militares adiados, con el movimiento de Kaledin y con
la Rada ucraniana.
Los gobiernos aliados haban dejado sin respuesta el decreto sbrela paz del 8 de
noviembre, por el cual el Congreso de los Soviets peda un armisticio general.
El 20 de noviembre Trotzki dirigi la siguiente nota a los embajadores aliados: [21]
Seor embajador,

Tengo el honor de informaros que el Congreso de los Soviets de Diputados obreros y


soldados de toda Rusia ha constituido, el 8 de noviembre, un nuevo gobierno de la
Repblica rusa: el Consejo de Comisarios del Pueblo. Ostenta la presidencia de este
gobierno Vladimir Iliych Lenin, y yo ejerzo en l, en mi calidad de comisario del pueblo
para los Asuntos Extranjeros, la direccin de la poltica exterior.
Al llamar vuestra atencin sobre el texto, aprobado por el Congreso de los Soviets de toda
Rusia, de nuestra proposicin de armisticio y paz democrtica sin anexiones ni
determinaciones, basada en el derecho de los pueblos a la libre determinacin, tengo el
honor de rogaros que consideris ese documento como ufea proposicin oficial de
armisticio inmediato en todos los frentes y de apertura inmediata de negociaciones de paz.
El gobierno de la Repblica rusa dirige simultneamente la misma proposicin a todos los
pueblos beligerantes y a sus gobiernos.
Os ruego aceptis, seor embajador, la seguridad de la profunda estimacin que el
Gobierno sovitico siente por vuestro pueblo, el cual no puede menos de desear la paz, al
igual que todos los otros pueblos desangrados y agotados por esta carnicera sin
precedentes.
La misma noche, el Consejo de Comisarios del Pueblo telegrafi al general Dujonin el
siguiente texto:
El Consejo de Comisarios del Pueblo estima indispensable proponer un armisticio
inmediato a todos los pueblos beligerantes, tanto aliados como enemigos. El comisario del
pueblo de Asuntos Extranjeros ha dirigido una comuniciacin en este sentido a todos los
representantes aliados en Petrogrado.
El Consejo de Comisarios del Pueblo os encarga, ciudadano comandante supremo, en
ejecucin de la decisin del Congreso de los Soviets de Diputados obreros y soldados de
toda Rusia, dirigir a las autoridades militares enemigas, a la recepcin del presente
telegrama, una proposicin de cese inmediato de las hostilidades, con el fin de entablar
negociaciones de paz.
A la par que os encarga de que entablis estas conversaciones preliminares, el Consejo de
Comisarios del Pueblo os ordena:
1 Tenerle informado continuamente, por hilo directo, de la marcha de vuestras
negociaciones con los plenipotenciarios de los ejrcitos enemigos.
2 No firmar el acta de armisticio sin la previa aprobacin del Consejo de Comisarios del
Pueblo.
Los embajadores aliados acogieron la nota de Trotzki con un silencio desdeoso,
acompaado en los peridicos por declaraciones annimas, llenas de biliosa irona. La
orden dada a Dujonin se calific abiertamente de traicin...

En cuanto a Dujonin, no dio seales de vida. La noche del 22 de noviembre se le pregunt


telefnicamente si estaba dispuesto a ejecutar la orden recibida. Respondi que slo podra
hacerlo en caso de que la orden emanara de un gobierno apoyado por el ejrcito y el pas.
Sin prdida de momento, fue destituido telegrficamente del cargo de comandante supremo
y para sustituirlo se nombr a Krylenko. Fiel a su tctica de apelar directamente a las
masas, Lenin comunic por radio a todos los comits de regimientos, divisiones y cuerpos,
a todos los soldados y marinos del ejrcito y la flota, la negativa de Dujonin y orden a los
regimientos del frente que eligieran delegados para entrar en negociaciones con los
elementos enemigos del otro lado de las trincheras...
El da 23, los agregados militares de las naciones aliadas, ajustndose a las instrucciones de
sus gobiernos, presentaron una nota a Dujonin, advirtindole solemnemente contra una
violacin de los tratados concertados entre las potencias de la Entente. La nota deca que,
en caso de concertarse un armisticio separado con Alemania, este acto tendra las ms
graves consecuencias para Rusia. Dujonin puso inmediatamente esta nota en conocimiento
de los comits de soldados...
Al da siguiente, Trotzki envi a las tropas otro llamamiento en el que calificaba la nota de
los representantes aliados de intromisin flagrante en los asuntos interiores de Rusia, y de
tentativa soberbia para obligar al ejrcito y al pueblo rusos, mediante amenazas, a la
guerra para cumplir los tratados concertados por el zar.
Desde el Smolny se lanz proclama tras proclama,[22] denunciando a Dujonin y a los
oficiales contrarrevolucionarios que le rodeaban, desenmascarando a los polticos
reaccionarios reunidos en Moguilev, agitando a todo lo largo del frente de ms de mil
kilmetros a los millones de soldados' encolerizados y recelosos. Al mismo tiempo,
Krylenko, acompaado por tres destacamentos de marinos fanticamente leales, se pona en
camino hacia el Gran Estado Mayor, ardiendo en deseo de venganza[23] y siendo acogido
en todas partes con ovaciones frenticas de los soldados: fue una verdadera marcha triunfal.
Y cuando el Comit Central del ejrcito lanz su declaracin en favor de Dujonin, diez mil
hombres marcharon inmediatamente sobre Moguilev.
El 2 de diciembre la guarnicin de Moguilev, sublevada, se apoder de la ciudad, apres a
Dujonin y al Comit del ejrcito, y sali con sus victoriosos estandarte rojos al encuentro
del nuevo comandante supremo. Al entrar en Moguilev a la maana siguiente, Krylenko
encontr a una multitud ululante que rodeaba en masa un vagn del ferrocarril en el cual se
haba encarcelado a Dujonin. Krylenko exhort a los soldados a no causar dao alguno al
prisionero, quien sera conducido a Petrogrado y juzgado por el tribunal revolucionario.
Pero una vez que Krylenko termin de hablar, el propio Dujonin apareci en la ventanilla,
como si quisiera arengar a la multitud. Esta, irrumpiendo en el vagn con feroces aullidos,
se apoder del viejo general y lo arrastr por el andn, dndole muerte a golpes...
As termin la rebelin del Gran Cuartel General...
Poderosamente fortalecido por la cada del ltimo baluarte de importancia del poder militar
en Rusia, el Gobierno sovitico se entreg con todas sus fuerzas a la organizacin del

Estado. Muchos antiguos funcionarios vinieron a alinearse bajo su bandera y numerosos


miembros de otros partidos entraron al servicio del Estado. Los que abrigaban ambiciones
de dinero se vieron decepcionados por ei decreto sobre los salarios de los funcionarios, que
fijaba un mximo de 500 rublos (325 francos oro, aproximadamente) por mes para los
comisarios del pueblo... La huelga de funcionarios, dirigida por la Federacin de las
Uniones, fracas cuando dej de contar con el apoyo de los crculos financieros y
comerciales.
Mediante el decreto sobre la nacionalizacin de los bancos, la creacin del Consejo
supremo de la Economa nacional, la aplicacin efectiva del decreto sobre la tierra, ia
reorganizacin democrtica del ejrcito; mediante los cambios radicales operados en todas
las ramas del Estado y de la vida, con todas estas medidas que solamente podan ponerse en
prctica apoyndose en la voluntad de la masa de obreros, soldados y campesinos, se
comenz a forjar lentamente, a ravs de no pocos errores y tropiezos, la Rusia proletaria...
Los bolcheviques no haban conquistado el poder mediante una transaccin de las clases
poseedoras o los diversos jefes polticos, ni llegando a una conciliacin con el antiguo
aparato gubernamental. Tampoco por la violencia organizada de una pequea camarilla. Si
las masas, en toda Rusia, no hubieran estado preparadas para la insurreccin, sta habra
fracasado. La nica razn de la victoria de los bolcheviques es que comenzaron a dar
realidad a las amplias y elementales aspiraciones de las capas ms profundas del pueblo,
llamndolo a la obra de destruir el pasado y cooperando con l para edificar, sobre sus
ruinas, humeantes todava, un mundo nuevo...

Notas
1. Objeto del presente captulo
Este captulo abarca un perodo de dos meses, aproximadamente. 338 Comprende la poca
de las negociaciones con los Aliados, las negciaciones y el armisticio con los alemanes, y
el comienzo de las negociaciones de paz de Brest-Litovsk, a la vez que el perodo durante
el cual se sentaron los fundamentos del Estado sovitico.
Pero no era mi propsito en este volumen exponer e interpretar estos acontecimientos
histricos tan importantes: para ello, se requerira ms espacio y he reservado este trabajo
para otro libro: De Kornilov a Brest-Litovsk.
En este captulo, pues, me he limitado a los esfuerzos del Gobierno sovitico encaminados
a consolidar su poder poltico en el interior y he bosquejado las victorias sucesivas logradas
por l sobre los elementos hostiles del interior de Rusia, labor que se ha visto
momentneamente interrumpida por la desastrosa paz de Brest-Litovsk.

2. Prembulo de la Declaracin de Derechos de los Pueblos de Rusia


"La Revolucin de Octubre de los obreros y campesinos se inici bajo la bandera^comn
de la liberacin.
"Los campesinos estn siendo liberados del poder de los terratenientes mediante la
abolicin del derecho de propiedad de los seores de la tierra. Los soldados y marinos estn
siendo liberados del poder de los generales autcratas, ya que desde ahora los generales
sern elegidos y revocables. Los obreros estn siendo librados de los caprichos y las
arbitrariedades de los capitalistas, pues de ahora en adelante los obreros tendrn el control
sobre las industrias y las fbricas. Todo lo que vive y es vital est siendo liberado de las
odiosas cadenas.
"Quedan solamente, por tanto, las nacionalidades de Rusia, que han sufrido y siguen
sufriendo continuamente la opresin y la arbitrariedad, y cuya emancipacin se debe
abordar sin demora, concedindoles la libertad resueltamente y de manera definitiva.
"Bajo el zarismo, se incitaba sistemticamente a unos pueblos contra otros. Los resultados
de esta poltica son harto conocidos: de un lado, asesinatos y matanzas; de otro lado, la
esclavitud de los pueblos.
"No se pu$de ni se debe retornar a esta poltica vergonzosa. Hay que sustituirla por una
poltica de la unin voluntaria y leal de los pueblos de Rusia.
"En la poca del imperialismo, despus de la revolucin de febrero, cuando el poder pas a
manos de los burgueses kadetes, la poltica de incitacin descarada dej sitio a una poltica
de medrosa desconfianza hacia los pueblos de Rusia, poltica mezquinamente recelosa y
provocadora, bajo las apariencias hipcritas de la libertad y la igualdad de los pueblos. Los
resultados de esta poltica son conocidos; son el desarrollo de la enemistad, la destruccin
de la confianza mutua.
"Es preciso acabar para siempre con esta poltica de falacia y desconfianza, de recelo y
provocacin. Hay que sustituirla por una poltica franca y honrada que establezca la
confianza mutua y sin reservas entre los pueblos de Rusia. Slo esta confianza puede forjar
una unin sincera y perdurable. Slo esta unin puede unir a los obreros y campesinos de
los pueblos de Rusia en un bloque revolucionario, capaz de hacer frente a todas las
tentativas de la burguesa imperialista y anexionista."
3. Decretos
Sobre la nacionalizacin de los bancos

En inters de la organizacin racional de la economa nacional, de la extirpacin definitiva


de la especulacin bancaria y de la emancipacin total de la explotacin de los obreros,
campesinos y toda la poblacin trabajadora por el capital bancario, con el fin de fundar un
Banco Nacional nico de la Repblica rusa que sirva los autnticos intereses del pueblo y
de las clases menesterosas, el Comit Ejecutivo Central (Tsik) decide:

Io Las operaciones de banca se declaran monopolio del Estado.


2 Todas las sociedades annimas y oficinas privadas de banca se fundirn en el Banco del
Estado.
3 El activo y el pasivo de estos establecimientos pasarn al Banco del Estado.
4 Un decreto especial fijar las modalidades de la fusin de los bancos privados en el
Banco del Estado.
5 De la administracin provisional de los negocios de los bancos privados se har cargo la
direccin del Banco del Estado.
6 Sern salvaguardados los intereses de los pequeos depositarios.

Sobre la igualdad de derecho de todos los militares

En cumplimiento de la voluntad del pueblo revolucionario con respecto a la rpida y total


abolicin de cuantos vestigios de la antigua desigualdad quedan en el seno del ejrcito, el
Consejo de Comisarios del Pueblo decreta:
1 Quedan abolidos todos los grados y distinciones dentro del ejrcito, desde el de cabo
hasta el de general. El ejrcito de la Repblica de Rusia se compone desde ahora de
ciudadanos libres e iguales, que llevan el ttulo glorioso de soldados del ejrcito
revolucionario.
2 Quedan abolidos todos los privilegios inherentes a los grados y distinciones anteriores,
as como sus signos distintivos externos.
3 Queda abolidp el empleo de ttulos en las relaciones orales.
4 Se declaran abolidas todas .las condecoraciones.
5 A la vez que el grado de oficial quedan abolidas todas las organizaciones especiales de la
oficialidad*.
6 Se suprime dentro del ejrcito activo la institucin de asistentes y ordenanzas.
Nota. Los asistentes subsistirn nicamente en las oficinas de regimiento, de comit y otras
organizaciones de tropas.
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. ULIANOV (LENIN)

El comisario del pueblo de Guerra y Marina,


N. KRYLENKO
El comisario del pueblo de Guerra,
N. PODVOISKY
Los comisarios del pueblo adjuntos al departamento de Guerra:
KEDROV, SKLIANSKI, LEGRAN, MEJANOCHIN
El secretario del Consejo,
N. GORBUNOV

Sobre el principio electivo y la organizacin de la autoridad dentrodel ejrcito

1 El ejrcito, puesto al servicio de la voluntad del pueblo trabajador, se halla subordinado


al organismo supremo representante de esta voluntad: el Consejo de Comisarios del Pueblo.
2 Dentro de cada unidad o cuerpo de tropa, la autoridad plena corresponde a los comits y
Soviets respectivos de soldados.
3 Las manifestaciones de la vida y actividad de las tropas colocadas bajo la gestin de los
comits deben ponerse desde ahora bajo su direccin inmediata. Para las ramas de actividad
cuya res-pons^bilidad no puedan asumir los comits, se instituye un control de "js comits
o los Soviets.
4 Se instituye el rgimen de elegibilidad de los cuadros de mando y de administracin. Los
suboficiales y oficiales, hasta el mando de regimiento inclusive, sern elegidos mediante
sufragio universal, por sus escuadras, secciones, compaas, escuadrones, bateras, grup%
de bateras y regimientos. Los oficiales superiores al mando de regimiento, hasta el
comandante supremo inclusive, sern elegidos en los congresos o conferencias de los
diferentes comits.
Nota. Se entiende por conferencia una reunin comn del comit correspondiente y de los
delegados de los comits del escaln inmediatamente inferior.
5 La eleccin de los oficiales superiores al de comandante de regimiento ser ratificada por
el comit supremo ms prximo.
Nota. Caso de que el comit supremo se niegue razonadamente a ratificar la eleccin de un
suboficial, el suboficial elegido por segunda vez por el comit inferior correspondiente
ser ratificado obligatoriamente.

6 Los comandantes de ejrcito sern elegidos por los congresos de ejrcito; los
comandantes de frente, por los congresos del frente respectivo.
7 Las funciones de carcter tcnico que exijan una instruccin especial, conocimientos
especiales o una formacin prctica, tales como mdicos, ingenieros, tcnicos, telegrafistas,
radiotelegrafistas, aviadores, automovilistas, etc., se encomendarn por los comits
correspondientes de las unidades especiales solamente a aquellas personas que posean los
conocimientos necesarios.
8 Los jefes de estado mayor sern elegidos por los congresos entre las personas que
poseen una formacin especial.
9 Todos los dems miembros del estado mayor sern nombrados por los jefes del estado
mayor correspondiente y su nombramiento deber ser ratificado por los correspondientes
congresos.
Nota. Todas jas personas que posean una formacin especial deben; figurar en una lista
separada.
10 Podrn retirarse del ejrcito los oficiales en activo que pertenezcan a las claaes no
movilizables y que no hayan sido elegidos para una u otra funcin y se encuentren as con
la categora de simples soldados.
11 Todos los dems cargos que no lleven aparejadas funciones de mando, salvo los puestos
de servicios de intendencia, se proveern por nombramiento de los comandantes elegidos.
12 Se publicarn por separado instrucciones detalladas referentes a la eleccin de los
cuadros de mando.
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. ULIANOV (LENIN)
El comisario del pueblo de Guerra y Marina,
N. KRYLENKO
El comisario del pueblo de Guerra,
N. PODVOISKY
Los comisarios del pueblo adjuntos al departamento de Guerra:
KEDROV, SKLIANSKI, LEGRAN, MEJANOCHIN.
El secretario del Consejo,

N. GORBUNOV
Sobre la abolicin de las categoras y los grados civiles

Artculo 1 Quedan abolidas todas las categoras estamentales y divisiones de este tipo
existentes hasta esta fecha en Rusia, los privilegios y las restricciones a ellas inherentes, las
organizaciones e instituciones de clases y todos los grados civiles
Artculo 2 Se declaran abolidas todas las denominaciones de clases (noble, comerciante,
burgus, campesino, etc.), los ttulos (prncipe, conde, etc.), y los nombres de grados civiles
(consejeros privados, de Estado, etctera), y se instituye una sola denominacin para toda la
poblacin de Rusia: ciudadanos de la Repblica rusa.
Artculo 3 Los bienes de las instituciones de clase de la nobleza sern transferidos
inmediatamente a las autoridades rurales autnomas respectivas.
Artculo 4 Los bienes de las asociaciones de comerciantes y de burgueses sern puestos
inmediatamente a disposicin de las administraciones municipales autnomas de su
jurisdiccin.
Artculo 5 Todas las instituciones de clases, as como sus bienes y sus archivos, sern
entregados inmediatamente a las administraciones autnomas de las ciudades y los campos.
Artculo 6 Quedan derogados todos los artculos correspondientes de leyes anteriormente
en vigor.
Artculo 7 El presente decreto entrar en vigor el da de su publicacin y ser puesto en
ejecucin inmediatamente por los Soviets locales de Diputados obreros, soldados y
campesinos.
El presente decreto ha sido notificado por el Comit Ejecutivo Central de los Soviets de
Diputados obreros y soldados, en su sesin del 23 de noviembre de 1917.
El presidente del Tsik,
SVERDLOV
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. ULIANOV (LENIN)
El jefe de los servicios administrativos del Consejo de Comisarios del Pueblo,
V. BONTCH-BRUEVITCH
El secretario del Consejo,

N. GORBUNOV
El 3 de diciembre, el Consejo de Comisarios del Pueblo acord "reducir los salarios de los
funcionarios y empleados de todas las instituciones y servicios gubernamentales, sin
excepcin".
Comenz por fijar el salario del Comisario del Pueblo en 500 rublos por mes, con un plus
de 100 rublos por cada persona intil para el trabajo que viviera a su cargo.
Era el salario de funcionario ms elevado.
4. La condesa Pnina fue detenida y juzgada por el tribunal supremo revolucionario. El
relato del proceso figura en el captulo "Justicia revolucionaria" de mi obra siguiente: De
Kornilov a Brest-Litovsk. La acusada fue condenada a "restituir la plata y a una
amonestacin". En otras palabras, se la puso en libertad.
5. Extracto del Drug Narada ("El Amigo del Pueblo", publicacin menchevique), del 18 de
noviembre:
"La historia de la 'paz inmediata' de los bolcheviques nos hace pensar en una pelcula
cmica... Neratov se fuga - Trotzki le persigue; Neratov escala un muro - Trotzki hace lo
mismo; Neratov se zambulle de cabeza - Trotzki se tira detrs de l; Neratov trepa sobre un
tejado - Trotzki le va a los alcances; Neratov se esconde debajo de una cama - ah tenemos
a Trotzki que lo agarra. Ya lo tiene! Naturalmente, la paz se firma en el mismo punto y
hora...
"Vaco y silencio en el ministerio de Negocios Extranjeros. Los correos son respetuosos,
pero en sus rostros se dibuja una expresin custica...
"Qu tal si se detuviera a un embajador y se firmara con l un armisticio o un tratado de
paz? Pero estos embajadores son unos tipos raros. Ni se mueven, como si no hubiesen
escuchado ni media palabra. Hola, hols, Inglaterra, Francia y Alemania! Hemos firmado
con vosotros! Es posible que no sepis nada? Pues la noticia se ha publicado en todos los
peridicos y se ha fijado en todos los muros. Palabra de lonor de bolchevique que se ha
firmado la paz. No pedimos gran cosa, no tenis que hacer ms que escribir un par de
palabras...
"Los embajadores guardan silencio. Las potencias guardan silencio. Vaco y silencio en el
ministerio de Negocios Extranjeros.
"-Escucha -le dice Robespierre-Trotzki a su segundo Marat-Urinski-, vete corriendo a la
Embajada britnica y dile al embajador que proponemos la paz!
"-Vete t mismo -le responde Marat-Urinski-. No recibe.
"-Entonces, habale por telfono.

"-Ya lo he intentado. Tiene descolgado el aparato.


"-Mndale un telegrama.
"-Ya lo he hecho.
"-Bien, y cul ha sido el resultado?
"Sin responder,, Marat-Urinski lanza un suspiro. Robespierre-Trotzki escupe con./abia en
un rincn...
"-Escucha, Marat -prosigue Trotzki, al cabo de un momento-. Hay que demostrar como sea
que mantenemos una poltica exterior activa. Cmo lo hacemos?
"-Lanza, otro decreto para hacer que detengan a Neratov -responde Uritski con aire absorto
"-Marat, eres un estpido! -le grita Trotzki. Y, bruscamente, se pone en pie, terrible y
majestuoso, de verdad parecido a Ro-bespierre.
"-Uritski, escribe! -ordena con severidad-. Escribe una carta al embajador britnico, una
carta certificada, con acuse de recibo. Escribe! Yo tambin voy a escribir. Los pueblos
esperan una paz inmediata!
"En el inmenso y vaco ministerio de Negocios Extranjeros no se percibe otro ruido que el
de las dos mquinas de escribir. Trotzki est haciendo la poltica exterior activa de su puo
y letra..."
6. Las palabras puestas entre parntesis no figuran en los protocolos del Tsk.[Nota de la
Editorial]
7. Las cifras no son del todo exctas. Dicha resolucin fue rechazada por veinticinco votos
contra veinte.[Nota de la Editorial]
8. El autor se refiere al llamamiento del Comit Central del Partido Obrero Socialdemcrata
de Rusia ( bolchevique 1 que llevaba este encabezamiento: A todos los miembros del
Partido, a todas las clases trabajadoras de Rusia. Este llamamiento fue redactado por
Lenin en los das 18 y 19 de noviembre y publicado en la Pravda el 20 de noviembre de
1917.[Nota de la Editorial]
9. Sobre la cuestin del acuerdo
A la atencin de todos los obreros y todos los soldados!
El 24 de noviembre, se celebr en el club del regimiento Preobrashenski una asamblea
extraordinaria de los delegados de todas las unidades de guarnicin de Petrogrado.

Esta asamblea se reuni a iniciativa de los regimientos Preobra-shenski y Semenovski, con


el fin de discutir qu partidos socialistas estn en favor del Poder sovitico y cules contra
l, cules estn en favor del pueblo y cules en contra, y finalmente, para estudiar la
posibilidad de un acuerdo.
Fueron invitados a la reunin los representantes del Comit Ejecutivo Central de los
Soviets, de la Duma municipal, del Soviet campesino de Avxentiev y de todos los partidos
polticos, desde los bolcheviques hasta los socialistas populares.
Despus de un largo debate y de haber escuchado los discursos de todos los partidos y
organizaciones, la asamblea, por enorme mayora, reconoci que slo los bolcheviques y
los socialrevolucio-narios de izquierda son partidarios del pueblo y que los dems partidos
se esfuerzan sola y nicamente, bajo pretexto de buscar un acuerdo, por despojar al pueblo
de las conquistas por l logradas en las jornadas de la gran revolucin de obreros y
soldados.
He aqu el texto de la resolucin votada en el mitin de la guarnicin de Petrogrado, por 61
votos contra 1 y 12 abstenciones:
La asamblea de la guarnicin de Petrogrado, reunida a iniciativa de los regimientos
Prcobrashenski y Semenovski, despus de haber odo a los representantes de todos los
partidos socialistas y de todas las organizaciones colectivas acerca de la cuestin de un
acuerdo entre los diversos partidos polticos, hace constar:
1 Los representantes del Comit Ejecutivo Central de los Soviets, del partido bolchevique
y de los socialrevolucionarios de izquierda han declarado categricamente que estn en
favor del Poder sovitico, de los decretos sobre la tierra, sobre la paz y sobre el control de
la produccin y que, sobre esta base, admiten un acuerdo entre los partidos socialistas.
2 Los representantes de los otros partidos (socialrevolucionarios y mencheviques), o no
han contestado o se han declarado resueltamente contra el Poder sovitico y los decretos
sobre la tierra, la paz y el control.
En consecuencia, la asamblea decide:
1 Censurar severamente a los partidos que, al amparo de un acuerdo, tratan en realidad de
aniquilar las conquistas logradas por el pueblo durante la Revolucin de Octubre.
2 Expresar su entera confianza al Comit Ejecutivo Central y al Consejo de Comisarios del
Pueblo y prometerles el apoyo ms completo.
Finalmente, la asamblea estima indispensable que los camaradas socialrevolucionarios de
izquierda formen parte del Gobierno del pueblo.
La asamblea de delegados de las unidades de la guarnicin de Petrogrado.

10. Los saqueos de bodegas


Posteriormente, se descubri que los kadetes mantenan una verdadera organizacin
encargada de provocar desrdenes entre las tropas. Se avisaba por telfono a los cuarteles
que se distribuira vino en tal o cual barriada y, cuando se presentaban los soldados, un
individuo les sealaba el lugar en que se encontraban las bodegas.
El Consejo de Comisarios del Pueblo nombr un comisario especial encargado de la lucha
contra la embriaguez. Despus de haber terminado implacablemente con los saqueos de las
bodegas, mand destruir cientos de miles de botellas de vino y espirituosos. En un
principio, las bodegas del Palacio de Invierno, que contenan cosechas raras valoradas en
ms de cinco millones de dlares, fueron inundadas; despus, se transportaron las botellas a
Cronstadt, donde fueron destruidas. Los marinos de Cronstadt, "la flor y nada de las fuerzas
revolucionarias" como Trotzki las llam, encargados de la tarea, hicieron gala de una
firmeza y disciplina notables...
11. Los especuladores
Transcribimos dos rdenes referentes a ellos:
El Consejo de Comisarios del Pueblo al Comit Militar Revolucionario
La desorganizacin del abastecimiento causada por la guerra y la mala administracin
reviste caracteres especialmente agudos debido a los especuladores, los comerciantes y
gentes de la misma ralea que operan en los ferrocarriles, en los barcos, en las oficinas de
expedicin, etc.
Aprovechndose de los grandes sufrimientos de la nacin, estos expoliadores criminales
juegan con la salud y la vida de millones de soldados y obreros para su propio beneficio.
Semejante situacin no puede ser tolerada ni por un da ms.
El Consejo de Comisarios del Pueblo invita al Comit Militar Revolucionario a tomar las
medidas ms enrgicas con el fin de extirpar de raz la especulacin, el sabotaje, la
ocultacin de vveres, el acaparamiento fraudulento, etc.
Toda persona culpable de tales acciones deber ser detenida por orden especial del Comit
Militar Revolucionario y encarcelada en Cronstadt en espera de ser juzgada por el tribunal
revolucionario.
Se invita a todas las organizaciones a que cooperen en la lucha contra los expoliadores.
El presidente del Consejo de Comisario del Pueblo,

VLADIMIR ULIANOV (LENIN)

A todos los ciudadanos honrados!


El Comit Militar Revolucionario decreta:
Se declara enemigos del pueblo a los expoliadores, logreros, especuladores...
El Comit Militar Revolucionario invita a todas las organizaciones pblicas y a todos los
ciudadanos honrados a denunciar ante l inmediatamente todos los casos de especulacin,
fraude y expoliacin quelleguen a su conocimiento.
La lucha contra esta plaga es asunto de la incumbencia de toda persona honesta. El Comit
Militar Revolucionario confa en que contar con la ayuda de todos aquellos que se
consideran obligados a velar por los intereses del pueblo.
El Comit Militar Revolucionario perseguir implacablemente todas las especulaciones y
todos los fraudes.
El Comit Militar Revolucionario. Petrogrado,
23 de noviembre de 1917.
12. Carta de Purichkievich a Kaledin
"La situacin en Petrogrado es desesperada. La ciudad se halla aislada del mundo exterior y
enteramente en poder de los bolcheviques... Detienen a las gentes en la calle, las arrojan al
Neva, ahogndolas, las encarcelan sin formular contra ellas cargo alguno. El propio Burtsev
est encerrado en la fortaleza de Pedro y Pablo, severamente custodiado.
"La organizacin que dirijo trabaja sin descanso para agrupar a todos los oficiales y a lo que
queda de los junkers, para armarlos.
"La situacin slo podr salvarse mediante la creacin de regimientos de oficiales y
junkers. Cuando hayamos alcanzado un primer xito con estos regimientos, podremos
atraernos las tropas de la guarnicin; pero sin una victoria inicial ser imposible contar con
un solo soldado, ya que la mayor parte de los hombres se halla dividida y la tiene aterrada
la hez de cada regimiento. La mayora de los cosaoos est contaminada por la propaganda
bolchevique, como consecuencia de la extraa actitud del general Dutov, que dej pasar el
momento en que habra podido lograrse un resultado con una accin enrgica. La poltica
de negociaciones y concesiones ha dado sus frutos: todas las gentes respetables perseguidas
y la plebe y los delincuentes mandan y gobiernan; para poder hacer algo, hay que empezar
por colgarlos y fusilarlos.

"Le estamos esperando, mi general. Cuando usted llegue, nos lanzaremos a la lucha con
todas nuestras fuerzas. Pero es importante que establezcamos, ante todo, contacto con
usted, y que antes de nada aclaremos los puntos siguientes:
"1 Sabe usted que, en su nombre, se invita a todos los oficiales susceptibles de tomar
parte en la lucha a salir de Petrogrado bajo pretexto de unirse a usted?
"2 Hacia qu fecha podemos contar con su llegada? Nos gustara saberlo, con el fin de
ajustar nuestra accin a la suya.
"A pesar de la pasividad criminal de los elementos conscientes, gracias a la cual estamos
bajo el yugo de los bolcheviques; a pesar de la increble estupidez de la mayora de los
oficiales, tan difciles de agrupar; a pesar de todo, creemos que la verdad est de nuestro
lado y que acabaremos con las fuerzas malhechoras y criminales que pretenden obrar por
amor a la patria y con la intencin de salvarla. Pase lo que pase, n
A la "lfhna advertencia" de los usurpadores del poder, nosotros contestamos: No sois
vosotros, que conducs el pas a la ruina, quienes podis amenazarnos a quienes hacemos
todo lo posible por que el pas no fenezca. No tememos a las amenazas; tenemos ante
nuestros ojos la imagen de la santa Rusia torturada. Continuaremos aprovisionando de pan
al ejrcito hasta el lmite de nuestras fuerzas, mientras vosotros no nos impidis cumplir
con nuestro deber para con nuestro pas. Cuando esto se haga imposible, el ejrcito y el pas
sern entregados a los horrores del hambre, pero la responsabilidad incumbir a quienes
han desencadenado la violencia.
El Comit Ejecutivo de empleados del ministerio de Abastos.
A todos los funcionarios

Por el presente aviso se notifica a todos los funcionarios y personas que han abandonado el
servicio del gobierno y las instituciones pblicas, o que han sido despedidas por sabotaje o
negativa de presentarse a sus trabajo en el da sealado, y que han recibido, por adelantado,
ult salario por el perodo durante el cual haban cesado de servir, que tienen la obligacin de
restituir, antes del 9 de diciembre de 1917, a las instituciones a las cuales servan, las sumas
indebidamente percibidas.
Quienes no procedan conforme a este aviso sern considerados culpables de sustraccin
fraudulenta de sumas pertenecientes al Tesoro y denunciadas al Tribunal Militar
Revolucionario.
El Comit Militar Revolucionario,
24 de noviembre de 1917.
Llamamiento del comit especial de abastos

Ciudadanos!

Las condiciones de nuestra labor para abastecer a Petrogrado se hacen cada da ms


difciles.
Contina la ingerencia, perjudicial para nuestra actividad, de los comisarios del Comit
Militar Revolucionario.
Sus actos arbitrarios, las anulaciones de rdenes dadas por nosotros, pueden conducir a una
catstrofe.
Se han colocado sellos en uno de los frigorficos donde se conservan la carne y la
mantequilla destinada a la poblacin, y nos resulta imposible regular la temperatura de
suerte que estos artculos no se descompongan.
Han sido incautados un vagn de patatas y otro de coles y trasladados, nadie sabe a qu
lugar.
Productos no sometidos a la requisa son confiscados por los comisarios, y se ha dado el
caso de que cinco cajas de alimentos han sido requisadas por un comisario para su uso
personal.
No se nos permite disponer de nuestros frigorficos, pues los comisarios, por s y ante s,
arrogndose poderes que no tienen, impiden el transporte de los alimentos amenazando a
nuestro personal con detenerlo.
En provincias, saben lo que pasa en Petrogrado; por eso se niegan a enviar trigo y harina
del Don, de Siberia, de Voronesh y de otras regiones.
Esta situacin no puede seguir.
El aprovisionamiento se nos escapa de las manos. Nuestro deber es advertir a la poblacin.
Mientras podamos, defenderemos los intereses de la poblacin.
Haremos cuanto est en nuestras manos por evitar el hambre que amenaza, pero, si en las
difciles condiciones actuales nos vemos obligados a cesar en nuestra actividad, que la
poblacin sepa que la culpa no es nuestra...
17. Las elecciones a la Asamblea Constituyente
En Petrogrado se presentaron diecinueve listas de candidatos. Los resultados electorales,
publicados el 30 de noviembre fueron los siguientes:

VOTOS
Socialistas populares

19.109

Kadetes

245.006

Demcratas campesinos
Bolcheviques

3.707
424.027

Socialistas universalistas

158

Socialdemcratas y socialrevolucionarios ucranianos y judos

4.219

Liga de los derechos de la mujer.

5.310

Socialrevolucionarios (moderados)

4.696

Socialrevolucionarios de izquierda

152.230

Liga para el desarrollo del pueblo

385

Demcratas radicales

413

Parroquias ortodoxas

24.139

Liga femenina para la salvacin del


pas
Liga independiente de obreros,
soldados y campesinos

318
4.932

Demcratas cristianos (catlicos)

14.382

Socialdemcratas unificados

11.740

Mencheviques

17.427

Grupo "Iedinstvo"

1.823

Liga de las tropas cosacas

6.712

18. Llamamiento de la Comisin de Instruccin Pblica adjunta a la Duma municipal


central
"Camaradas obreros y obreras!
"Das ante's de las fiestas de Navidad, los maestros de las escuelas municipales se han
declarado en huelga. Los maestros se colocan al lado de la burguesa contra el Gobierno
obrero y campesino.
" Camaradas, organizad comits de padres y votad resoluciones contra la huelga de
maestros! Dirigios a los Soviets de Diputados obreros y campesinos de distrito, a los
sindicatos, a los comits de fbrica y a los comits de partido, a fin de organizar con ellos
mtines de protesta! Adornad vosotros mismos los rboles de Navidad para los nios, y
organizad veladas y diversiones! Reclamad la reapertura de las escuelas despus de las
vacaciones, en la fecha que fije la Duma central!

" Camaradas, fortificad vuestras posiciones en materia de educacin popular, insistid en el


control de la escuela por las organizaciones proletarias!"
Comisin de Instruccin Pblica adjunta a la Duma municipal central.

19. Proclama del Consejo de Comisarios del Pueblo a los trabajadores cosacos
"Hermanos cosacos!
"Os estn engaando. Os incitan contra el pueblo. Quieren haceros creer que los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos son vuestros enemigos, que tratan de arrebataros
las tierras cosacas y vuestra "libertad" cosaca. No creis eso, cosacos! Vuestros generales y
vuestro" seores rurales os engaan, con el fin de manteneros en la ignorancia y la
esclavitud. Aqu est, cosacos, lo que nosotros, el Consejo de Comisarios ciel Pueblo, os
dcimos. Leed atentamente y juzgad por vosotros mismos cul es la verdad, y cul la
repugnante mentira.
"La vida y el servicio cosacos siempre fueron esclavitud y penosa servidumbre. Al primar
llamamiento de las autoridades, el cosaco siempre ha tenido que ensillar su caballo y partir
en campaa. El cosaco siempre ha tenido que pagar con sus propios recursos, duramente
ganados, su equipo militar. Mientras el cosaco est en servicio, su granja marcha hacia la
ruina ms completa. Es justo esto? No; esta situacin debe terminar. Los cosacos deben,
ser liberados de la esclavitud. El nuevo Poder de los Soviets del pueblo est dispuesto para
acudir en ayuda de los cosacos trabajadores. Para ello, basta con que los propios cosacos
tomen la decisin de acabar con el antiguo estado de cosas, basta con que se nieguen a
obedecer a sus negreros, los oficiales, los grandes terratenientes, los ricos, que se sacudan
de sus espaldas el yugo maldito. Sublevaos, cosacos! Unios! El Consejo de Comisarios
del Pueblo os llama a una vida nueva, ms libre y ms feliz.
"En noviembre y diciembre se celebraron en Petrogrado congresos de los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos d toda Rusia. Estos congresos han entregado el
poder en todas las localidades en manos de los Soviets, es decir, en manos de los hombres
elegidos por el pueblo. De ahora en adelante, no debe haber en Rusia dueos ni
funcionarios escogidos desde arriba que manden al pueblo y lo arreen como un rebao. Es
el pueblo mismo quien crea sus rganos de poder. Un general no tiene ms derechos que un
soldado. Todos son iguales. Juzgad, cosacos, es eso justo o no? Nosotros os invitamos a
que os unis al orden nuevo y a elegir vuestros propios Soviets de Diputados cosacos. Es a
estos Soviets a los que debe pertenecer el poder en todas partes. No a los atamanes, con
grado de generales, sino a los representantes electos de los trabajadores cosacos, a los
hombres escogidos por vosotros mismos y que gocen de vuestra confianza.
"Los Congresos de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos de toda Rusia
han votado la entrega de todas las tierras seoriales al pueblo trabajador. No es justo esto,
cosacos? Los Kor-nilov, los Kaledin, los Dutov, los Karaulov, los Bardish, defienden con
todas sus fuerzas los intereses de los ricos y estn dispuetos a ahogar a Rusia en sangre para

que las tierras sigan en poder de los grandes terratenientes. Vosotros, los cosacos
trabajadores, sufrs pobreza, opresin, carecis de tierras. Cuntos cosacos poseen ms de
4 a 5 desiatines por cabeza? Sin embargo, los grandes terratenientes, los que poseen ya
miles de desiatines, quieren apropiarse, adems, de las tierras del ejrcito cosaco. Segn las
nuevas leyes de los Soviets, las tierras de los seores cosacos deben entregarse sin
indemnizacin a los cosacos trabajadores, a los cosacos pobres. Se os dice que los Soviets
quieren arrebataros vuestras tierras. Quin os asusta as? Los cosacos ricos, que saben bien
que el Poder sovitico desea repartiros las tierras acaparadas por ellos. Elegid, cosacos, con
quin queris estar: si con los Kprnilov y los Kaledin, los generales y los ricos, o con los
Soviets de Diputados campesinos, soldados y obreros.
"El Consejo de Comisarios del Pueblo, elegido por el Congreso de toda Rusia-, ha
propuesto a todas las naciones un armisticio inmediato y tina paz democrtica honrada, que
no acarree prdidas ni daos para nadie. Todos los capitalistas, los terratenientes, los
generales kornilovistas, se han levantado en contra de la poltica pacifista de los Soviets. La
guerra les proporciona a ellos beneficios, poder, honores y ascensos. Pero a vosotros, los
cosacos de filas, qu os proporciona? Como vuestros hermanos, los soldados y los
marinos, perecis sin motivo ni razn. Pronto har tres aos y medio que dura esta maldita
guerra, guerra premeditada por los capitalistas y los terratenientes de todos los pases para
servir sus intereses, sus rapias mundiales. A los trabajadores cosacos la guerra no les ha
trado ms que la ruina y la muerte. Ha agotado todos los recursos de la vida campesina
cosaca. La nica salvacin para todo nuestro pas, y en particular para los cosacos, consiste
en una paz rpida y honrada. El Consejo de Comisarios del Pueblo ha declarado a todos los
pueblos: "No queremos quedarnos con lo que pertenece a otros pueblos, pero tampoco
queremos entregar lo nuestro a nadie. Queremos una paz sin anexiones, ni
indemnizaciones. Cada nacin debe decidir su propio destino. Ninguna nacin debe oprimir
a otra". Esta es la paz democrtica, honrada, la paz de los pueblos, que el Consejo de
Comisarios del Pueblo propone a todos, aliados y enemigos. Los resultados estn a la vista:
-en ei frente ruso se ha concertado un armisticio.
"Ha dejado de correr la sangre de los cosacos y los soldados rusos. Decid, cosacos!
Queris que contine esta matanza espantosa, insensata, criminal? Si lo queris as,
entonces apoyad a los kadetes, a los enemigos del pueblo, apoyad a Chernov, a Tseretelli, a
Skobelev, que os lanzaron a la ofensiva del I9 de julio, apoyad a Kornilov, que instaur en
el frente la pena de muerte para los soldados y los cosacos. Pero si queris una paz rpida y
honrada, ingresad en las filas de los Soviets y apoyad al Consejo de Comisarios del Pueblo.
"Vuestra suerte, cosacos, est en vuestras propias manos. Nuestros enemigos comunes, los
grandes terratenientes, los capitalistas, los oficiales kornilovistas, la prensa burguesa, os
engaan y os conducen a la ruina. En Orenburg, Dutov detuvo al Soviet y desarm a la
guarnicin. Kaledin amenaza a los Soviets en la provincia del Don. Ha declarado la
provincia en estado de guerra y concentra sus tropas. Kara\tlov dispara sobre las tribus del
Cucaso. Los burgueses kadetes les suministran todos los millones necesarios. Su finalidad
comn es aniquilar a los Soviets del pueblo, aplastar a los obreros y campesinos, restablecer
en el ejrcito la disciplina del ltigo y mantener en eteffia esclavitud a los trabajadores
cosacos.

"Nuestras tropas revolucionarias avanzan hacia el Don y los Urales para poner fin a esta
accin criminal dirigida contra el pueblo. Los jefes de las tropas revolucionarias han
recibido la orden de no entablar ninguna negociacin con los generales rebeldes y de obrar
enrgicamente, sin piedad.
"Cosacos! De vosotros depende el que deje de correr la sangre de vuestros hermanos. Os
tendemos la mano. Unios al pueblo contra sus enemigos. Declarad a Kaledin, Kornilov,
Dutov, Karaulov y a todos sus ayudantes y cmplices, enemigos del pueblo, traidores y
perjuros. Detenedlos y ponedlos en manos de las autoridades soviticas, que harn que se
les juzgue pblica y abiertamente por los tribunales revolucionarios. Cosacos! Formad
Soviets de Diputados cosacos! Tomad en vuestras manos rudas de trabajadores la direccin
de todos los asuetos cosacos! Apoderaos de las tierras de los ricos! Tomad su trigo, sus
aperos y su ganado para cultivar las tierras de los cosacos trabajadores, arruinados por la
guerra!
"Adelante, cosacos, al combate por la causa comn del pueblo!
"Vivan los cosacos trabajadores!
"Viva la unin de los cosacos, soldados, campesinos y obreros!
"Viva el poder de los Soviets de Diputados cosacos, soldados, obreros y campesinos!
"Abajo la guerra! Abajo los grandes terratenientes y los generales kornilovistas!
"Vivan la paz y la fraternidad de los pueblos!"
El Consejo de Comisarios del Pueblo.
20. En el momento de escribir esto, el autor no conoca el desarrollo ulterior del
movivmiento contrarevolucionario cosaco.[Nota de la Editorial]
21. La correspondencia diplomtica del Gobierno de los Soviets. Las notas de Trotzki a
los aliados y a las potencias neutrales, y las de los agregados militares al general Dujonin,
son demasiado extensas para ser reproducidas aqu. Pertenecen, por otra parte, a un perodo
distinto de la historia de la Repblica de los Soviets. Las relaciones del Gobierno sovitico
con el extranjero sern estudiadas en detalle en el volumen siguiente: De Kornilov a BrestLitovsk.
22. Llamamiento al frente contra Dujonin
"...La lucha por la paz ha tropezado con la resistencia de la burguesa y los genefales
contrarrevolucionarios... Segn los peridicos, los agentes y aliados de la burguesa,
Verjovski, Avxentiev, Chernov, Gotz y Tseretelli, se han concentrado en el cuartel general
del ex comandante supremo Dujonin. Se disponen, al parecer, a formar un nuevo poder
dirigido contra los Soviets.

"Camaradas soldados! Todos estos personajes han sido ministros. Han obrado de acuerdo
con Kerenski y la burguesa. Son responsables de la ofensiva del I9 de julio y de la
prolongacin de la guerra. Han prometido la tierra a los campesinos, pero han hecho
detener a los comits agrarios. Han restablecido la pena de muerte para los soldados. Se
hallan a las rdenes de los financieros franceses, ingleses y norteamericanos...
"El general Dujonin ha sido destituido de su cargo de comandante supremo, por haberse
negado a ejecutar las rdenes del Consejo de Comisarios ael Pueblo... Contesta haciendo
circular entre las tropas la nota de los agregados militares de las potencias imperialistas
aliadas, y trata de provocar una contrarrevolucin...
"No obedezcis a Dujonin! No respondis a sus provocaciones! Vigiladlo estrechamente,
a l y a su grupo de generales contrarrevolucionarios...!"
23. Extracto de la orden N 2 al Ejrcito y a la Flota
"...El general Dujonin, ex comandante supremo, es declarado enemigo del pueblo por
haberse negado a ejecutar las rdenes recibidas y haber emprendido una accin criminal
susceptible de desencadenar una guerra civil. Todo el que apoye a Dujonin ser detenido,
sin consideracin a su situacin social o poltica ni a su pasado. Estas detenciones sern
llevadas a cabo por comisarios provistos de poderes especiales. Encargo al general
Manijovski de la ejecucin de las anteriores disposiciones..."

CAPITULO XII
EL CONGRESO CAMPESINO
El 18 de noviembre la nieve comenz a caer. Cuando nos despertamos, vimos que una capa
blanca recubra los alfizares de las ventanas, y los copos de nieve caan en remolinos tan
espesos, que no se vea a tres metros. El lodo haba desaparecido; en un abrir y cerrar de
ojos la ciudad antes triste y sombra adquiri una blancura deslumbrante. Los viejos
coches, con sus cocheros bien arropados, se haban convertido en rpidos trineos, que
saltaban sobre las asperezas de las calles, mientras las barbas de los conductores se
endurecan, congelabas por el hielo... A pesar de la revolucin, a pesar del salto vertiginoso
y terrible en el vacio que haba dado toda Rusia, la alegra se adue de la ciudad con la
llegada de la nieve. Todo el mundo sonrea; las gentes salan a las calles y tendan las
manos para atrapar los copos de nieve, suaves como plumn. El tono gris haba
desaparecido, y solamente el oro y los colores vivos de las espiras resaltaban sobre la
blancura de la nieve, lo que realzaba ms todava su esplendor oriental.
Hacia el medioda, apareci el sol, un sol plido y deslavazado. Se haban acabado los
catarros y los reumatismos de los meses lluviosos. La vida de la ciudad se anim y la
misma revolucin aceler su paso...
Un atardecer, me hallaba yo sentado en un traktir, una pequea taberna, frente a la entrada
del Smolny; era un lugar ruidoso, de techo bajo, que se llamaba "La Cabana del To Tom" y
que frecuentaban muchos guardias rojos. Se amontonaban en torno a mesitas cubiertas de

manteles manchados, ante teteras enormes de barro, llenando la sala con el humo acre de
sus cigarrillos, mientras los camareros corran de un lado a otro gritando: Seichas! Seichas!
(En seguida! En seguida!)
Sentado en un rincn, un hombre que vesta el uniforme de capitn se esforzaba por hablar
a los concurrentes, quienes constantemente le interrumpan.
- Sois unos asesinos! -les gritaba-. Disparis en las calles contra vuestros hermanos!
-Cundo fue eso? Dnde? -pregunt un obrero.
-El domingo ltimo, cuando los junkers...
-Y ellos, acaso no dispararon contra nosotros? -Uno de los hombres mostr su brazo en
cabestrillo-. Yo tengo un recuerdo de esos bandidos!
Entonces, el capitn, con toda la fuerza de sus pulmones, grit:
-Deberais manteneros neutrales! Deberais manteneros neutrales! Con qu derecho
destrus el gobierno legal? Quin es ese Lenin? Un alemn...
-Y t, un contrarrevolucionario, un provocador -le vociferaron.
Cuando pudo hacerse or de nuevo, el capitn se puso en pie:
-Est bien -dijo-. Pretendis ser el pueblo ruso. Pero el pueblo ruso no sois vosotros, son los
campesinos. Esperad a que los campesinos...
-S, s -asintieron los otros-, espera a que hablen los campesinos! Nosotros sabemos lo que
dirn. Acaso no son trabajadores como nosotros?
Todo, en efecto, dependa en ltima instancia de los campesinos. A pesar de ser gentes
polticamente atrasadas, no dejaban de tener sus ideas propias, y formaban el ochenta por
ciento de la poblacin. Los bolcheviques contaban relativamente con pocos partidarios
entre ellos, y una dictadura permanente de los obreros industriales sin los campesinos era
sencillamente imposible... El partido tradicional de los campesinos era el partido
socialrevolucionario; de cuantos partidos apoyaban al Gobierno sovitico, la izquierda
socialrevolucionaria era la heredera lgica del papel de gua de los campesinos y la que, por
hallarse a merced del proletariado organizado de las ciudades, ms necesitaba del apoyo de
los campesinos.
El Smolny, por su parte, no los haba descuidado. Despus del decreto sobre la tierra, uno
de los primeros actos del nuevo Tsik haba consistido en convocar un congreso de
campesinos. Das ms tarde, apareci el reglamento referente a los comits agrarios
cantonales (volott) seguido del llamamiento de Lenin a los campesinos, que explicaba en
trminos sencillos lo que eran la revolucin bolchevique y el nuevo gobierno.[1] El 16 de

noviembre, Lenin y Miliutin publicaron las "Instrucciones a los emisarios provinciales",


enviadas por millares de ejemplares a las aldeas:
1 A su llegada a la provincia a que haya sido destinado, el emisario reunir al Comit
ejecutivo de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos, explicar la
legislacin agraria y pedir que se convoque una asamblea plenaria de los Soviets de los
distritos (uiezd) y de la provincia (gubernaia).
2 Se informar sobre el estado de la cuestin agraria en la provincia:
a) Si han sido confiscadas las tierras seoriales y dnde y en qu distritos.
b) Quin administra las tierras confiscadas, si los comits agrarios o los antiguos
propietarios.
c) Qu se ha hecho de la maquinaria agrcola y del ganado.
3 Si ha aumentado la superficie de tierras cultivadas por los campesinos.
4 Qu proporcin de rendimiento total previsto alcanza la provincia.
5 El comisario har comprender, ahora que los campesinos poseen la tierra, la necesidad de
intensificar, en la medida de lo posible, el rendimiento y de acelerar el aprovisionamiento
en trigo de las ciudades, nico medio de conjurar la amenaza del hambre.
6 Qu medidas han sido ya tomadas o se proyectan para llevar a cabo la entrega de las
tierras a los comits agrarios de cantones y distritos y a los Soviets de Diputados obreros,
soldados y campesinos.
7 Se recomienda poner las propiedades, bien conservadas y equiparadas, a disposicin de
los Soviets de obreros agrcolas, bajo la direccin de agrnomos competentes.
Por todas partes se hallaban las aldeas en conmocin, como resultado no slo de la accin
galvanizadora del decreto sobre la tierra, sino tambin del retorno de miles de campesinos
soldados que volvan del frente contaminados del espritu revolucionario... Fueron ellos
quienes saludaron con particular entusiasmo la convocatoria del congreso campesino.
Procediendo como lo haba hecho el antiguo Tsik con respecto del segundo Congreso de los
Soviets de obreros y soldados, el Comit ejecutivo dlos Soviets campesinos trat de
impedir la reunin del congreso campesino convocado en el Smolny, y cuando se
convenci -como se haba convencido el antiguo Tsik- de que su tentativa estaba condenada
al fracaso, envi a todas partes telegramas furiosos ordenando la eleccin de delegados de
tendencias conservadoras. Entre los campesinos lleg incluso a extenderse el rumor de que
la sede del congreso sera Moguilev, lugar al que llegaron a dirigirse efectivamente algunos
delegados. De todos modos, para el 23 de noviembre haban llegado a Petrogrado 400
delegados aproximadamente y se haban iniciado las runiones preliminares de los partidos...

La primera sesin se celebr en la sala Alejandro de la Duma. La primera votacin


producida revel que ms de la mitad de los delegados perteneca a la izquierda
socialrevolucionaria, que la proporcin de los bolcheviques era escasamente de una quinta
parte, y la de la derecha socialrevolucionaria de una cuarta parte; el resto slo se hallaba
unido por una hostilidad comn contra el antiguo Comit Ejecutivo dominado por
Avxentiev, Tchaikovski y Piechejonov.
El gran saln apareca rebosante y vibraba con incesantes clamores. Una rabia profunda y
tenaz divida a los delegados en grupos hostiles. A la derecha brillaban las charreteras de los
oficiales y se vean las barbas de los patriarcas cmodados; en el centro haba algunos
campesinos, suboficiales y algunos soldados; a la izquierda, casi todos los delegados
vestan el uniforme de simples soldados; era la joven generacin que haba servido en el
ejrcito... Las tribunas estaban replefas de obreros, que en Rusia recuerdan siempre su
origen campesino...
A diferencia del antiguo Tsik, el nuevo Comit Ejecutivo no-reconoci al congreso, al abrir
la sesin, un carcter oficial; e congreso oficial se abrira el 13 de diciembre. En medio de
una tempestad de aplausos y furiosas protestas, el orador del Ejecutivo declar que aquella
asamblea no era ms que una "conferencia extraordinaria". Pero la "conferencia
extraordinaria" no tard en hacer gala de los sentimientos que abrigaba con respecto al
Comit Ejecutivo al elegir como presidente a Mara Spiridonova, jefe de los
socialrevolucionarios de izquierda.
La primera jornada fue absorbida casi enteramente por un violento debate en torno a la
cuestin de si se reconoceran los mandatos de los delegados de distrito (Wolost) o
solamente a los de las provincias. Como haba ocurrido ya en el congreso de obreros y
soldados, unaraplastante mayora se pronunci en favor de otorgar la representacin ms
amplia posible. Ello trajo como consecuencia que el antiguo comit abandonase la sala...
Casi desde el comienzo se hizo patente que la mayor parte de los delegados era hostil al
Gobierno de Comisarios del Pueblo, Zinoviev, que trat de hablar en nombre de los
bolcheviques, fue abucheado, y cuando bajaba de la tribuna, en medio de las risas, se oy
que alguien comentaba en voz alta: Ah tenis a un comisario del pueblo metido en el
charco!
-Nosotros, socialrevolucionarios de izquierda -declar Nasariev, delegado de provincia-,
nos negamos a reconocer a ese pretendido gobierno de obreros y campesinos. En el
momento actual gobierna solamente la dictadura de los obreros... Insistimos en la
formacin de un nuevo gobierno, que represente a toda la democracia.
Los delegados reaccionarios se aprovecharon hbilmente de estos sentimientos para
declarar, en medio de las protestas de los bolcheviques, que el Consejo de Comisarios del
Pueblo se propona imponer su voluntad al congreso o disolverlo por la fuerza. Esta
declaracin fue acogida con alaridos de furia.

El tercer da se present inesperadamente en la tribuna Lenin; durante diez minutos un


soplo de locura pareca haberse apoderado de la asamblea: "Que lo echen! -gritaban-. No
escucharemos a tus comisarios del pueblo! No reconocemos a tu gobierno!"
Lenin estaba de pie, absolutamente tranquilo, fuertemente agarrado con ambas manos a los
bordes de la tribuna, observando atentamente el tumulto con sus ojillos. Al cabo de algn
rato, comenz a apaciguarse la agitacin, salvo en la derecha de la sala.
"Yo no vengo aqu como miembro del Consejo de Comisarios del Pueblo -declar Lenin,
haciendo una pausa para dejar que se hiciera el silencio-, sino como miembro del partido
bolchevique, delegado de manera regular a este congreso."
Y present su mandato, de forma que todos lo pudiesen ver.
"Pero -continu en el mismo tono firme de voz- nadie negar que el actual Gobierno ruso
ha sido constituido por el partido bolchevique -de nuevo tuvo que hacer una pausa- de
suerte que, desde el punto de vista prctico, es exactamente lo mismo."
Estas palabras desencadenaron un clamor ensordecedor en los bancos de la derecha, pero el
centro y la izquierda, cuya curiosidad se haba despertado, impusieron silencio.
La argumentacin de Lenin fue sencilla.
"Decidme francamente, vosotros, campesinos a quienes nosotros hemos entregado las
tierras de los pomiechichiks (terratenientes), si ahora queris impedir que los obreros
ejerzan el control de la industria. Se trata de una guerra de clases. Los terratenientes, como
es natural, ofrecen resistencia a los campesinos, y los industriales hacen frente a los
obreros. Vais a dejar que se dividan las filas del proletariado? En qu bando vais a estar?
"Nosotros, los bolcheviques, somos el partido del proletariado, del proletariado campesino
lo mismo que del proletariado industrial.
Nosotros, los bolcheviques, somos defensores de los Soviets, lo mismo de los Soviets
campesinos que de los de obreros y soldados. El actual gobierno es un gobierno de los
Soviets. No invitamos a participar en el gobierno solamente a los Soviets campesinos;
tambin hemos invitado a los representantes de la izquierda socialrevolucio-naria a entrar
en el Consejo de Comisarios del Pueblo.
"Los Soviets son la representacin ms perfecta del pueblo, de los obreros de las fbricas y
las minas, de los trabajadores del campo. Quienquiera que trate de aniquilar a los Soviets
comete un acto antidemocrtico y contrarrevolucionario, y yo os advierto, camaradas
socialrevolucionarios de derecha, y a vosotros, seores kadetes, que si la Asamblea
Constituyente tratara de acabar con los Soviets, nosotros no se lo permitiramos."
La tarde del 25 de noviembre, Tchernov lleg apresuradamente de Moguifev, enviado por el
Comit ejecutivo. Considerado dos meses antes como revolucionario extremista y muy

popular entre los campesinos, se le encomendaba ahora la misin de contener el peligroso


deslizamiento del congreso hacia la izquierda. A su llegada, Tchernov fue detenido y
conducido al Smolny, donde, despus de una breve conversacin, se le dej en libertad.
Sus primeras palabras fueron para reprochar vivamente a los miembros del Comit
Ejecutivo que hubiesen abandonado el congreso. Accedieron a reintegrarse a la sala con l
y Tchernov hizo su entrada en el saln de sesiones acogido por los aplausos de la mayora
y-los abucheos y la rechifla de los bolcheviques.
-Camaradas, estaba ausente de Petrogrado. Me hallaba participando en la Conferencia del
12 ejrcito para la convocatoria de un congreso de todos los delegados campesinos de los
ejrcitos del frente Oeste. Estoy, por lo tanto, poco al corriente de la insurreccin que aqu
se ha producido.
Zinoviev, ponindose en pie de un salto, le espet:
-S, has estado ausente... durante algunos minutos! (Violento tumulto. Gritos de Abajo los
bolcheviques!) Tchernov reanud su discurso:
-La acusacin de haber conducido un ejrcito contra Petrogrado carece de fundamento: es
totalmente falsa. De dnde parte esta acusacin? Dame tus fuentes de informacin!
Zinoviev:
-Son la Izvestia y el Dielo Naroda, tu propio peridico; ah tienes las fuentes de
informacin que me pides.
El rostro alargado de Tchernov, con sus ojillos pequeos, su cabellera flotante y su barba
entrecana, se tino de prpura, pero se domin y sigui adelante:
-Repito que no ser casi nada de lo que ha pasado y que no he conducido ms ejrcito que
ste (sealando con un gesto a los delegados campesinos), cuya presencia aqu se me
puede atribuir en gran parte. (Risas y gritos: Bravo!) A mi regreso visit el Smolny; all no
me hicieron acusacin alguna de tal gnero... Despus de celebrar una breve entrevista, sal
de all, y no hubo ms. Que venga alguien ahora a repetirme esa acusacin!
Se desencaden un tumulto desenfrenado. Los bolcheviques y algunos
socialrevolucionarios de izquierda, de pie, vociferaban y amenazaban con el puo, mientras
el resto de la asamblea se esforzaba por acallar a gritos a los otros.
-Esto es un escndalo, no es una sesin! -exclam Tchernov al tiempo que sala del saln.
La reunin fue aplazada, a causa del estrpito y el desorden.
Mientras tanb, la cuestin de la situacin legal del Comit Ejecutivo agitaba los nimos. Al
declarar al congreso "conferencia extraordinaria", se trataba de impedir la reeleccin del
Comit Ejecutivo, pero esto era un arma de dos filos. La izquierda socialrevo-lucionaria

declar, en efecto, que si el congreso no tena poderes sobre el Comit Ejecutivo, tampoco
ste poda tenerlos sobre el congreso. El 25 de noviembre la asamblea decidi que los
poderes del Comit Ejecutivo seran asumidos por la conferencia extraordinaria y que slotomaran parte en la votacin los miembros del ejecutivo elegidos regularmente como
delegados.
Al da siguiente, a pesar de la violenta oposicin de los bolcheviques, se hizo una enmienda
a esta resolucin, en virtud de la cual todos los miembros del Comit Ejecutivo, delegados
o no, votaran en la asamblea.
El 27 se sostuvo el debate sobre la cuestin agraria, en el cual se revelaron las diferencias
existentes entre el programa bolchevique y el de los sociayfevolucionarios de izquierda.
Katchinski esboz, en nombre de esta fraccin, la historia del problema agrario a lo largo
de la revolucin. El primer Congreso de los Soviets campesinos, dijo, haba votado una
resolucin escueta en pro de la entrega inmediata de las grandes propiedades a los comits
agrarios. Pero los jefes de la revolucin y los burgueses del gobierno se haban opuesto a
que el problema quedara resxielto antes de la reunin de la Asamblea Constituyente... El
segundo perodo de la revolucin, "el perodo de las componendas", se haba caracterizado,
segn l, por la entrada de Tchernov en el gabinete. Los campesinos creyeron firmemente
que se acercaba la solucin prctica del problema de la tierra; pero, a pesar del mandato
imperativo del primer congreso campesino, los reaccionarios y los "conciliadores" del
Comit Ejecutivo haban impedido toda accin. Esta poltica provoc una serie de
desrdenes en el campo, que fueron la expresin natural de la impaciencia y las
aspiraciones reprimidas de los campesinos. Estos, comprendiendo el sentido exacto de la
revolucin, queran pasar de las palabras a los hechos...
"Los recientes acontecimientos -dijo el orador- no son un simple motn, una "aventura"
bolchevique, sino un verdadero levantamiento popular que todo el pas ve con simpata...
"Los bolcheviques, de una manera general, han adoptado la nica actitud posible en el
problema de la tierra; pero, al recomendar a los campesinos que se incauten de las tierras
por la fuerza, han cometido un grave error... Han declarado desde los primeros das que los
campesinos deban apoderarse de las tierras por "la accin revolucionaria de masas". Eso es
la anarqua; el traspaso de la tierra puede llevarse a cabo con orden... Para los bolcheviques,
lo importante era que los problemas de la revolucin se resolvieran lo antes posible, pero
sin conceder ninguna importancia al modo de resolverlos...
"E1 decreto sobre la tierra del Congreso de los Soviets es idntico, en el fondo, a las
decisiones del primer congreso campesino. Por qu, entonces, no ha seguido el nuevo
gobierno la tctica trazada por dicho congreso? Porque el Consejo de Comisarios del
Pueblo quiso acelerar la solucin del problema a fin de que la Asamblea Constituyente no
tuviese ya nada que hacer...
"E1 gobierno comprendi, sin duda, que haba que tomar medidas prcticas. Pero, sin
reflexionar ms, adopt la reglamentacin de los comits agrarios, creando as una
situacin extraa, pues el Consejo de Comisarios del Pueblo aboli la propiedad privada,

siendo as que las mermas establecidas por los comits agrarios se basaban precisamente en
la propiedad privada... Sin embargo, esto no ha ocasionado dao alguno, ya que los comits
agrarios no hacen el menor caso de los decretos soviticos y slo aplican sus propias
medidas, las cuales descansan en la voluntad de la gran mayora de los campesinos...
"Estos comits agrarios no tratan de dar al problema ninguna solucin legislativa; eso es
misin de la Asamblea Constituyente... Pero la Asamblea Constituyente estar animada del
deseo de satisfacer la voluntad de los campesinos rusos? No lo podemos afirmar... De lo
nico que estamos seguros es de que la decisin revolucionaria anima ahora a los
campesinos y que la Asamblea Constituyente se ver obligada a resolver el problema de la
tierra ajustndose a los deseos de los campesinos... La Asamblea Constituyente no se
atrever a dar de lado a la voluntad del pueblo..."
Despus de Katchinski tom la palabra Lenin, a quien ahora escuch el auditorio con vida
atencin:
"En este momento, tratamos de resolver no solamente el problema de la tierra, sino todo el
problema de la revolucin social, y no solamente para Rusia, sino para el mundo entero.
"El problema agrario no puede resolverse al margen de los otros problemas de la revolucin
social. Por ejemplo, la confiscacin de las tierras provoca la resistencia, no slo de los
terratenientes rusos, sino tambin la def capital extranjero, al que se halla vinculada la gran
propiedad de la tierra por medio de los bancos...
"La gran propiedad de la tierra, en Rusia, determina la ms espantosa opresin y
explotacin, y la confiscacin de la tierra por los campesinos es uno de los pasos ms
importantes de nuestra revolucin. Pero este paso no puede desligarse de otros actos
revolucionarios, como lo revelan bien a las claras las etapas que la revolucin ha tenido que
recorrer. La primera etapa fue la del aplastamiento de la autocracia y el poder de los
capitalistas industriales y los terratenientes, cuyos intereses se hallaban estrechamente
vinculados. La segunda etapa condujo al fortalecimiento de los Soviets y a un arreglo
poltico con la burguesa. El error de los socialrevolucionarios de izquierda fue el no
haberse opuesto entonces a la poltica de componendas bajo el pretexto de que
consideraban que el desarrollo de la conciencia de las masas no se hallaba an maduro.
"Si el socialismo no pudiera implantarse hasta que todo el mundo sin excepcin haya
alcanzado el desarrollo intelectual suficiente, no veriamos el socialismo, probablemente,
antes de quinientos aos. El partido poltico de la clase obrera es la vanguardia de esta
clase; no debe dejarse detener en su marcha por el bajo nivel de educacin de las masas,
sino que debe ponerse al frente de ellas, valindose de los Soviets como instrumentos de su
iniciativa revolucionaria... Pero para ponerse a la cabeza de los vacilantes es preciso que los
cama-radas socialrevolucionarios de izquierda dejen ellos mismos de vacilar.
"Desde el mes de julio ltimo ha comenzado a producirse una ruptura abierta en las
relaciones entre las masas populares y los "conciliadores"; y sin embargo, hoy, en
noviembre, la izquierda socialrevolucionaria sigue tendiendo la mano a Avxentiev, quien

trata de dar largas al pueblo. Si continan las componendas, se acabar la revolucin. Con
la burguesa no hay transaccin posible; su poder tiene que ser definitivamente aplastado.
"Los bolcheviques no hemos modificado nuestro programa agrario. No hemos renunciado a
abolir la propiedad privada sobre la tierra, ni pensamos hacerlo. Hemos aceptado la
reglamentacin de los comits agrarios, que no se basa en modo alguno en la propiedad
privada, porque nos esforzamos por cumplir la voluntad popular, fieles a los deseos y
mandatos del pueblo, con el fin de estrechar ms todava la coalicin de todos los
elementos que luchan por la revolucin socialista.
"Invitamos a los socialrevolucionarios de izquierda a formar parte de esta coalicin, pero
insistiendo en que dejen de mirar hacia atrs y rompan con los 'conciliadores' de su propio
partido.
"En lo que se refiere a la Asamblea Constituyente, es cierto, como deca el orador anterior,
que el resultado de sus trabajos depender de la presin revolucionaria ejercida por las
masas. A esto yo aado: tened confianza en esta presin revolucionaria, pero no olvidis
vuestro fusil!"
A continuacin, Lenin dio lectura al proyecto de resolucin de los bolcheviques:
El Congreso campesino aprueba por unanimidad e ntegramente el decreto sobre la tierra de
8 de noviembre de 1917, votado por el Congreso de Diputados obreros y soldados de toda
Rusia, y promulgado por el Consejo de Comisarios del Pueblo, como Gobierno provisional
obrero y campesino de la Repblica rusa.
El Congreso campesino expresa su firme e inquebrantable decisin de apoyar con todas sus
fuerzas la aplicacin de este decreto; exhorta a los campesinos a que le presten su apoyo
unnime y a que ellos mismos lo pongan en ejecucin sin demora; los exhorta, asimismo, a
elegir para todos los puestos importantes solamente a quienes hayan demostrado con
hechos, y no simplemente con palabras, su absoluta fidelidad a \es intereses de los
trabajadores campesinos explotados y su volifntad y capacidad para defender estos
intereses contra toda resistencia por parte de los grandes propietarios, de los capitalistas y
de todos sus secuaces y cmplices.
El Congreso campesino se declara, al mismo tiempo, convencido de que la total ejecucin
de las medidas previstas en el decreto sobre la tierra slo ser posible mediante el triunfo de
la Revolucin socialista obrera iniciada el 7 de noviembre; de que slo la Revolucin
socialista podr asegurar: 1 la entrega definitiva de la tierra a los campesinos trabajadores
(excluyendo toda posibilidad de retorno al orden anterior); 2 la confiscacin de las fncasmodelo y su entrega a las comunidades de campesinos; 3 , la confiscacin de la maquinaria
agrcola perteneciente a los grandes terratenientes; 4 , la defensa de los intereses de los
obreros agrcolas mediante la abolicin total de^la esclavitud asalariada; 5 , la distribucin
regular y sistemtica de los productos de la agricultura y de la industria entre todas las
regiones de Rusia; 6 , la incautacin de los bancos (sin la cual sera imposible, despus de
abolida la propiedad privada, el paso de las tierras a la propiedad de todo el pueblo); 7 , las
dems clases de ayuda a los obreros por parte del Estado. . . Por todas estas razones, el

Congreso campesino, que apoya sin reservas la Revolucin socialista del 7 de noviembre,
expresa su resolucin inquebrantable de llevar a cabo, progresivamente pero sin vacilacin
alguna, las medidas conducentes a la transformacin socialista de la Repblica rusa.
Condicin indispensable para el triunfo de la Revolucin socialista, la nica que puede
asegurar el xito perdurable y la total ejecucin del decreto sobre la tierra, es la unin
estrecha de los trabajadores explotados de los campos con la clase obrera y el proletariado
de todos los pases avanzados. De ahora en adelante, en la Repblica rusa, toda la
organizacin del Estado, de arriba abajo, deber descansar sobre esta unin. Slo ella,
aniquilando toda tentativa directa o indirecta, abierta o encubierta, para volver a una
poltica de componendas con la burguesa y con sus dirigentes -poltica condenada por las
experiencias hechas con los ejecutores de la poltica burguesa-, podr asegurar el triunfo del
socialismo en el mundo.
Los elementos reaccionarios enquistados en el Comit Ejecutivo no se atrevieron ya a
manifestarse abiertamente. Chernov, sin embargo, habl varias veces con una imparcialidad
revestida de modestia y que ganaba las simpatas. Se le invit, incluso, a que ocupara un
puesto en el presidium... La segunda noche del congreso, el presidente recibi una nota
annima que solicitaba para Chernov la presidencia de honor del congreso. Ustinov ley la
nota en voz alta, pero Zinoviev se puso de pie inmediatamente, gritando que se trataba de
un ardid del antiguo Comit Ejecutivo para apoderarse de la direccin del congreso; en un
instante la sala, en ambos bandos, se convirti en un mar encrespado de brazos
gesticulantes y de rostros enfurecidos-No obstante, Chernov sigui conservando su
popularidad. Durante los turbulentos debates en torno al problema agrario y 2 la resolucin
de Lenin, los bolcheviques estuvieron a punto de abandonar a la asamblea en dos ocasiones,
pero en ambas fueron contenidos por sus jefes... Yo llegu a tener la impresin de que el
congreso se encontraba en una callejn sin salida.
Ninguno de nosotros saba que en el Smolny estaban celebrndose ya, en aquellos
momentos, conversaciones secretas entre la izquierda socialrevolucionaria y los
bolcheviques. Al principio, los social-revolucionarios de izquierda exigan un gobierno que
incluyese a todos los partidos socialistas, representados o no en los Soviets, y responsable
ante un congreso del pueblo, formado por un nmero igual de delegados de las
organizaciones de obreros y soldados y de las organizaciones campesinas, y completado por
delegados de las Dumas municipales y los zemstvos. Lenin y Trotzki seran eliminados, y
se procedera a la disolucin del Comit Militar Revolucionario y de los otros rganos de
represin.
En la maana del mircoles, 28 de noviembre, despus de una lucha enconada que se haba
prolongado toda la noche, se concert un acuerdo. El Tsitk, compuesto por 108 miembros,
debera ampliarse, incluyendo: 108 miembros elegidos por el congreso campesino a base
del sistemare representacin proporcional, 100 delegados elegidos por sufragio directo
entre el ejrcito y la marina, y 10 representantes de los sindicatos (35 de los sindicatos de
toda Rusia, 10 de los Ferroviarios y 5 de Correos y Telgrafos). Se prescinda de las Dumas
y los zemstvos. Lenin y Trotzki continuaran en el gobierno y seguira funcionando el
Comit Militar Revolucionario.

Las sesiones del congreso, entre tanto, se trasladaron a la antigua escuela Imperial de
Derecho, en el nmero 6 de la Fontanka, sede del Comit Ejecutivo de los Soviets
campesinos. En la tarde del mircoles, los delegados se reunieron en el amplio anfiteatro.
El antiguo Comit Ejecutivo se habla retirado y en aquellos mismos momentos deliberaba
oficiosamente en otra sala; en la reunin tomaban parte los delegados descontentos y los
representantes de los comits del ejrcito.
Chernov iba de una a otra asamblea, observando atentamente la marcha de los -debates.
Saba que se estaba negociando un acuerdo con los bolcheviques, pero ignoraba que el
acuerdo haba sido concertado.
Dirigindose a la asamblea oficiosa, declar:
-Ahora quertodo el mundo se muestra en favor de un gobierno integrado por todos los
socialistas, muchos olvidan al primer ministerio, que no era un gobierno de coalicin y que
no tena ms que un solo socialista, Kerenski; ese gobierno fue muy popular en sus das.
Hoy, se acusa a Kerenski; se olvida que fue llevado al poder, no slo por los Soviets, sino
tambin por las masas populares.
Por qu ha cambiado la opinin pblica con relacin a Kerenski? Los salvajes adoran a
dioses a los que dirigen sus plegarias y a los que castigan cundo " alguno de sus ruegos no
es" escuchado... Eso es, exactamente, lo que ocurre en este momento... Ayer, Kerenski; hoy,
Lenin y Trotzki; maana, algn otro.
"Nosotros habamos propuesto a ambos, a Kerenski y a los bolcheviques, que abandonaran
el poder. Kerenski ha aceptado: hoy, han hecho saber desde su retiro que presentaba su
dimisin como primer ministro. Los bolcheviques se obstinan en conservar el poder, a pesar
de que no saben cmo ejercerlo...
"Lo mismo si los bolcheviques triunfan que si fracasan, la suerte de Rusia no cambiar. Los
pueblos rusos saben perfectamente lo que quieren; ellos mismos estn aplicando sus propias
medidas... Es el campo el que, a la postre nos salvar..."
Entre tanto, Ustinov haba anunciado en el gran saln el acuerdo concertado entre el
congreso campesino y el Smolny, y, al conocerlo, una alegra indsscriptible se adue de
los delegados. De pronto, apareci Chernov y pidi la palabra.
"Tengo entendido -comenz a decir- que se va a concertar un acuerdo entie el congreso
campesino y el Smolny. Semejante acuerdo sera ilegal, ya que el verdadero Congreso de
los Soviets campesinos no se rene sino hasta la prxima semana...
"Por otra parte, quiero advertiros que los bolcheviques no aceptarn jams vuestras
exigencias..."
Una inmensa carcajada de mil gargantas lo interrumpi. Dndose cuenta de la situacin,
abandon la tribuna y la sala, llevndose con l su popularidad...

Ya avanzada la tarde del jueves 29 de noviembre, el congreso se reuni en sesin


extraordinaria. Reinaba un ambiente de fiesta, en todos los rostros se dibujaba una sonrisa...
Se liquidaron rpidamente los asuntos que estaban en trmite, y despus el viejo Natanson,
el decano de barba'blanca de la izquierda socialrevolucionaria, con voz trmula y lgrimas
en los ojos, dio lectura al "acta de matrimonio" de los Soviets campesinos con los Soviets
de obreros y soldados. Cada vez que se repetir la palabra "unin" estallaban frenticos
aplausos... Al final, Ustinov anunci la llegada de una delegacin del Smolny, acompaada
de representantes del ejrcito rojo. Se le tribut una ovacin entusiasta. Uno tras otro
subieron a la tribuna para saludar al congreso, un obrero, un soldado y un marino.
En seguida, Boris Reinstein, delegado del partido obrero socialista norteamericano, tom la
palabra, para decir:
"El da de la unin del congreso de los campesinos con los Sviets de los Diputados
obreros y soldados es uno de los ms grandes de la revolucin. l eco de esta victoria
resonar ri ef mundo entero, en Pars, en Londres y al otro lado del ocano, en Nueva
York. Esta unin llevar la alegra a los corazones de todos los trabajadores.
"Ha triunfado una gran idea. El Occidente y Amrica esperaban de Rusia, del proletariado
ruso, algo grandioso... El proletariado del mundo vuelve sus ojos hacia la Revolucin rusa,
esperando la gran obra que est llevando a cabo..."
Sverdlov, presidente del Tsik, acudi tambin para saludar al congreso. Luego, a los gritos
de "Hurra! La guerra civil ha terminado! Viva la democracia unida!", los campesinos
fueron saliendo lentamente del edificio.
Haba cado la noche y sobre la nieve helada resplandeca la blanca claridad de la luna y las
estrellas. Al borde del canal, el regimiento Pablo estaba alineado en uniforme de campaa,
con su banda de msica, que rompi a tocar "La Marsellesa". Entre las aclamaciones
clamorosas de los soldados, los campesinos se formaron en comitiva y desplegaron la gran
bandera roja del Comit Ejecutivo del Soviet campesino de toda Rusia, en la que campeaba,
recin bordada en letras de oro, la inscripcin: "Viva la alianza de las masas trabajadoras
revolucionarias!" Seguan muchas otras banderas; entre ellas, la de los Soviets de barriada y
la de las fbricas Putilov con esta leyenda: "Nos inclinamos ante esta bandera; nuestra
meta es la fraternidad de todos los pueblos!
Se encendieron antorchas que taladrando la noche con luces anaranjadas, reflejadas por
miradas en los cristales de hielo, desplegaron sus caudas humeantes sobre el cortejo, que
avanzaba cantando a lo largo de la Fontanka, entre multitudes asombradas y mudas.
"Viva el ejrcito revolucionario!" "Viva la Guardia Roja!" "Vivan los campesinos!"
La formidable manifestacin recorri la ciudad, engrosando sobre la marcha y desplegando
constantemente nuevas banderas rojas con letras de oro. Dos viejos campesinos,
encorvados por el trabajo, marchaban del brazo, con el rostro iluminado por una felicidad
infantil.

-Oye -dijo uno de ellos-, quisiera yo ver si nos quitan la tierra ahora!
Cerca del Smolny, los guardias rojos estaban alineados a los lados de la calle, locos de
alegra. El otro viejo campesino le dijo a su ca-marada:
-No me siento cansado; parece como si hubiese hecho todo el camino por el aire.
En la escalinata del Smolny, un centenar de diputados obreros y soldados, con sus banderas,
se destacaba formando una masa sombra contra la luz que brotaba del interior entre las
arcadas. Como un alud se precipitaron hacia los campesinos, estrechndolos contra sus
pechos y abrazndolos; despus, la comitiva, tras de haber franqueado la amplia entrada,
subi pesadamente las escaleras, con un ruido de trueno.
En el gran saln blanco aguardaban el Tsik, el Soviet de Petrogrado en pleno y un
contingente de espectadores que llegara al millar, con esa solemnidad que acompaa a los
grandes momentos de la historia.
Zinoviev, en medio de la ruidosa aprobacin de los asistentes, que se convirti en
tempestad cuando los acordes de la msica resonaron en el pasillo y la cabeza de la
comitiva penetr en la sala, anunci el acuerdo concertado con el congreso campesino. El
presidium se puso en pie para'dejar sitio en el estrado al del congreso campesino y se
cambiaron abrazos. Detrs de ellos, las dos banderas fueron enlazadas sobre el muro
blanco, encima del marco vaco del que se haba arrancado el retrato del zar...
Despus, se abri la sesin triunfal. Tras algunas palabras de bienvenida pronunciadas por
Sverdlov, subi a la tribuna Mara Spi-ridonova, delgada, plida, con sus gafas y su
cabellera lisa, con el aire de una institutriz puritana; era, en aquellos das, la mujer ms
querida y ms poderosa de Rusia.
-Ante los obreros de Rusia se abren ahora horizontes que la historia jams ha conocido...
Todos los movimientos obreros del pasado acabaron con una derrota. El movimiento
presente es un movimiento internacional, y por tanto invencible. No hay fuerza en el mundo
que pueda extinguir la llama de la revolucin. El viejo mundo se hunde, el nuevo comienza
a alborear...
Despus de ella habl Trotzki, lleno de fuego:
-Os doy la bienvenida, camaradas campesinos! Estis aqu no como invitados, sino como
dueos de esta casa en la que late el corazn de la revolucin. La voluntad de millones de
obreros est concentrada en esta sala. De ahora en adelante, la tierra de Rxisia no conoce
ms qxie un dueo, la gran alianza de los obreros, soldados y campesinos...
Luego, en tono mordaz y sarcstico, habl de los diplomticos aliados, que hasta entonces
mantenan una actitud desdeosa hacia u proposicin rusa de armisticio, aceptada por las
potencias centrales.

-Hoy nace una nueva humanidad. Desde esta sala, juramos a los trabajadores de todos los
pases mantenernos sin desfallecimiento en nuestro puesto revolucionario. Si sucumbimos,
ser en defensa de nuestra bandera...
Krylenko expuso la situacin en el frente, donde Dujonin preparaba la resistencia contra el
Consejo de Comisarios del Pueblo.
-Que Dujonin y sus cmplices sepan que trataremos implacablemente a quienes traten de
cerrarnos el camino de la paz.
Dybenko salud a la asamblea en nombre de la flota, y Kruschinski, miembro del Vikjel,
declar:
-Ahora que la unin de todos los verdaderos socialistas se ha realizado, todo el ejrcito de
los ferroviarios se pone a las rdenes de la democracia revolucionaria.
Luego les toc al turno a Lunacharski, que habl con lgrimas en los ojos; a Prochian,
quien intervino en nombre de la izquierda socialrevolucionaria, y por ltimo a Sajarasvili,
que en nombre del grupo de los interjiacionalistas unificados, formado por miembros de los
grupos Martov y Gorki, declar:
-Habamos abandonado el Tsik como protesta contra la poltica intransigente de los
bolcheviques y para obligarlos a hacer las necesarias concesiones encaminadas a realizar la
unin de toda la democracia revolucionaria. Ahora que esta unin se ha hecho,
consideramos como un deber sagrado ocupar otra vez nuestros puestos en el Tsik...
Declaramos que todos los que se han retirado del Tsik deben reintegrarse a l.
Staschkov, viejo campesino venerable, miembro del presidium del congreso campesino,
haciendo una reverencia hacia los cuatro lados del saln, dijo:
-Os saludo, con mis mejores deseos, en ocasin del bautismo de la nueva vida y la nueva
libertad rusas!
Desfilaron por la tribuna Gronski, en nombre de los socialdem-cratas polacos; Skrypnik,
en el de los comits de fbrica; Tifonov, en el de las trop'as rusas de Salnica, y muchos
ms, dejando hablar a sus corazones con la generosa elocuencia de los anhelos cumplidos...
A hora avanzada de la noche se vot por unanimidad la siguiente resolucin:
El Comit Central de los Soviets de obreros y soldados de toda Rusia, el Soviets de
Petrogrado y el congreso extraordinario de campesinos de toda Rusia ratifican los decretos
sobre la tierra y la paz, votados por el segundo Congreso de los Soviets de los Diputados
obreros y soldados, y el decreto sobre el control obrero, votado por el Comit Central
Ejecutivo de toda Rusia.

Las asambleas conjuntas del Tsik y del congreso campesino panruso expresan su firme
conviccin de que la alianza de los obreros, soldados y campesinos, la unin fraternal de
todos los trabajadores y de todos los explotados, consolidar el poder por ella conquistado y
tomar todas las medidas revolucionarias necesarias para acelerar el paso del poder a
manos de los trabajadores en los dems pases, asegurando as una victoria perdurable a la
causa de la paz justa y del socialismo.[2]

Notas
1. Respuesta a las preguntas de los campesinos
En respuesta a numerosas preguntas formuladas por los campesinos se aclara que, de ahora
en adelante, todo el Poder del Estado pasa ntegramente a manos de los Soviets de
Diputados obreros, soldados y campesinos. Despus de haber triunfado en Petrogrado y en
Mosc, la revolucin obrera va triunfando en los dems centros de Rusia. El Gobierno
obrero y campesino asegura la alianza de la masa de los campesinos, de los campesinos
ms menesterosos, de la mayora de los campesinos, con los obreros contra los
terratenientes, contra los capitalistas.
En consecuencia, los Soviets de Diputados campesinos, en primer lugar los de los distritos
y despus de ellos los de las provincias, son a partir de ahora, y hasta la convocatoria de la
Asamblea Constituyente, los rganos soberanos del Poder del Estado en las diversas
localidades.. La propiedad de la tierra ha sido abolida por el Segundo Congreso di Soviets
de toda Rusia. El actual Gobierno provisional obrero y campesino ha promulgado un
decreto sobre la tierra. De acuerdo con este decreto, todas las tierras de los terratenientes
pasan ntegramente a manos de los Soviets de Diputados campesinos. Los comits agrarios
cantonales (de folost) deben tomar inmediatamente posesin de todas las tierras de los
terratenientes, ejercer sobre ellas un control severo, velar y mantener un orden absoluto,
preservar rigurosamente los bienes que antes pertenecieron a los terratenientes, convertidos
desde ahora en bienes del pueblo y que, por tanto, deben ser protegidos por l.
Todas las disposcionesae ios comits agrarios cantonales tomadas con el asentimiento de
los Soviets de Diputados campesinos de las provincias, en ejecucin de los decretos del
Poder revolucionario, son completamente legales y deben ser aplicadas inmediatamente y
sin restriccin.
El Gobierno obrero y campesino, nombrado por el Segundo Congreso de los Soviets de
toda Rusia, se denomina Consejo de Comisarios del Pueblo.
El Consejo de Comisarios del Pueblo invita a los campesinos a tomar en sus manos todo el
poder en sus localidades.

Los obreros prestarn a los campesinos el apoyo ms completo en todos los sentidos,
organizarn la produccin de mquinas y aperos y pedirn a los campesinos, a cambio de
ello, que les ayuden mediante suministros de trigo.
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
VLADIMIR ULIANOV (LENIN)
Petrogrado, 18 de noviembre de 1917.

2. El Congreso de los Soviets campesinos, dotado de plenos poderes, se constituy una


semana nas tarde, aproximadamente, y estuvo reunido por espacio de varias semanas. Su
historia no es ms que una repeticin, en escala ms amplia, de la historia de la
"Conferencia extraordinaria". Primero, la gran mayora de los delegados se mostr hostil al
Gobierno de los Soviets y sostuvo el ala reaccionaria. Algunos das despus, la asamblea
apoyaba con sus votos a Chernov y los moderados. Das ms tarde, la inmensa mayora del
Congreso se una al grupo de Mara Spiridonova, enviando sus delegados al Tsik, que
funcionaba en el Smolny... El ala derecha se retir, para celebrar aparte su propio Congreso,
cuyos efectos se fueron diluyendo da tras da, hasta que, por ltimo, se esfumaron sin dejar
rastro...

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