Los Hechos de La Arquitectura
Los Hechos de La Arquitectura
Los Hechos de La Arquitectura
c u a te r n a
de
la
a r q u i t e c t u r a
F O R M A
El sustrato formal de la arquitectura se ex presa bien en el hecho de que la
concepcin del proyecto arquitectnico se haya apoyado tan fuer temente en
las trazas del dibujo, que lo ve como una configuraci n visible. As tambin
en el hecho de que la construccin de una obra se inicie, literalmente, con un
trazado. Los problemas de la f orm a en arquitectura, ms que en otras artes,
estn sujetos a una dialctica entre libertad y regulacin. Entre invencin y
sujecin a determinadas condiciones y necesidades. Ello se manifiesta en
un mayor es f u e rzo por dar cuenta y razn de las decisiones que se toman en
el proceso de gestacin de un proyecto. Se manifiesta tambin, en el hecho
de que f re cu e n te m en te
El
orden
de
los
r d en es
Desde la antigedad hasta el siglo pasado, o aun hasta los com ienzos de
ste, el trabajo del arquitecto supona el empleo de un lenguaje previamente dado: el de los rdenes clsicos.
Se actuaba dentro de un
resultante del
empleo de los rdenes fues e siempre la misma. De hecho los rdenes fueron
Hasta hace muy pocos aos, los estudios de la arquitectura se iniciaban por
el estudio de los rdenes, de manera similar a como el aprendizaje de la
lectura es el comienzo de cualquier tipo de estudio. A pesar del cambio
ocurrido en la enseanza, su conocimiento sigue siendo fundamental para
una comprensin cabal de la historia de la arquitectura, as como para
acercarse a la realidad de un sistema form al extremadamente complejo y
sofis tic ado.
Los rdenes clsicos son bsicamente tres: drico, jnico y corintio. A estos
puede agregarse el toscano, suerte de variante ms robusta del drico y
rdenes
ms
arcaicos
como
el
elico,
considerado
por
algunos
un
El inf lujo de los rdenes no est reducido exclusivam ente a la arqu itectura
griega y romana y a las sucesivas interpretaciones que de ella se han hecho a
lo largo de la historia. Su estructura puede re co noce rse tambin en las f o rmas
de la arqu itectura gtica o romnica y an, como ha sealado Summerson, es
perceptible en la propia arquitectura moderna.
Nmero
p ro p o rc i n
ms
all
de
las
justificaciones
para
el
empleo
de
estos
sistemas
proporc ionales se impone el hecho de que los arquitectos han hecho uso de ellos a
lo largo de la historia y que estos sistemas num ricos han actuado como
catalizadores de la actividad de proyecto.
La
conmensurabilidad
es
un
fen meno
que
est
ntimamente
ligado
la
Una prime ra f orma que asumen los siste mas proporcionales es el de las razones
e ntre
nmeros
enteros,
trata
de relaciones
relaciones entr e los soni dos que componen una escala o una gama musical, como son las
que tradicionalmente se han ut ilizado en la msica occidental, se expresan a travs de
razones simples. Ellas corresponden, a su vez, a la divisin de una cuerda en partes
iguales 3 . Estas propi e dades musicales han hecho que la msica haya sido consider ada un
t er reno en el que se expresa de modo privilegiado la relacin entre la matemtica y el arte,
o an, entre sta y el mundo sensible. Extendiendo este principio, se ha supuesto que las
mismas leyes que dan orden y armona a la msica regulan la totalidad del cosmos y, por
tanto, son los mismos que deben apli carse al microcosmos de un edificio.
Un segundo flanco del que han surgido relaciones numricas que se han empleado en
arqui tectura es el de las races o radicales. Se trat a de relaciones tales como 1:v2, 1:v3
o 1 : v 5 . Se trata de expresiones numricas aparentemente muy complejas, pero sin
embargo muy sencillas de obtener por medio de un trazado geomtrico. Tambin en este
caso la distinc in de cada una de las r el aci one s r e s u l t a n t e s es di s ti ng ui bl e y clara4. Estos
sistemas numricos se han utilizado tanto en el anlisis de obras existentes como en la
gestacin de nuevas. Se han si st ematizado tambin en la f or m a de series, esto es de
conjuntos de nmeros que present an entre ellos relaciones constantes. Tal es el caso
de la conocida serie de Fibonacci (c1175-c1240), conocida tambin como seccin urea 5 .
Esta expresin de un sistema numrico por medio de una se rie aparece tambin en El
Modular, propuesto por Le Co rb usier a f in es de la dcada del cuarenta y que aplic en
las obras de ese perodo. Aqu ya no se trata de relaciones entr e nmeros puros,
susceptibles de s e r aplicados a cualquier tamao, como en los casos antes
ref erido s. El Modulor c o r r e s p o n d e , p o r el contrario, a una s erie de medidas, de
tamaos c onc re to s deriv a dos de un anlisis del cuerpo humano y sus posibilidades
de alcance motriz.
adicionalmente determinados
en
significa tivas para la escala humana. Adicionalmente, la serie cbica representa una
crtica al Modu/or de Le Corbusier 6 por su pretensin de asimilar a una sola serie los
problemas proporc ion ales y los de escala.
Tip o
eIemento
Las nociones de tipo y elemento, empleadas con frecuencia a partir del siglo XVIII,
pueden ex plic ars e como una va moderna de plantears e aquellos problemas que la
antigedad haba pensado a partir del orden y de su aplicacin a divers os
programas: casas, palacios, templos, etc. Igualmente, represe ntan un es fu er zo por
o r d en a r y c la s ific ar la crecie nte informaci n histrica acerca de la a rqui te ctura de
la antigedad, pro porcionada por los hallazgos arqueolgicos de los siglos XVIII y
XIX. La pregunta fundamental propuesta por estas nociones sigue siendo aqulla de
e stable ce r un sistema flex ible que permita ir desde las unidades m enor es a las
mayores en la composicin arquitectnica. El problema sigue siendo entonces de
La nocin de tipo, una suerte de esquema general de un edific io que incluye sus
co ndici ones tectnicas y distri butivas, f ue codificada por Quatremr e de Qui nc y (1
755-1 849)7, Secretario Perpetuo de la Academia y la Escuel a de Bellas A r t e s entre
1816 y 1839. Para Qu atrem re, la nocin de tipo aluda a una f o rm a que, siendo
estable, era sim ultn eam ente
que
presentan
de terminado s
problemas
que
han
M AT E R I A
Destacar los componentes matricos de la arq uitect ura significa, en primer lugar,
a ten der al modo global y no puramente visual en que nos af ecta . La dimensin
t e ct n ica de la arqui tectura pone de relieve su condicin tctil, auditiva u olfativa.
La muestra afectada por
el
co n st ru ct iva s que la llevaron a cabo. Sign if ica tambin pensarla como e structura,
esto es como problema de equ ilibrio y resistencia; como accin de pesos y de
e sf u erzo s.
La
t ec t n i c a
su
v e r d a d
Los as llamados materiales no son, para los ef ec tos de la arquitec tura, simplemente
un repertorio de posibilidades
indiferenciadas
destinados
a permitir
que una
Uno de los momentos que ms claramente muestran esa relacin dial ctica y compleja
entre forma y materia es el de la arquitectura cl sica griega. Parece existir
evidencia arqueolgica de que los templos arcaicos f uer on construidos en madera.
Poster ior me nte, y tal vez incluso paulatinamente, ellos f ueron transfo rm ndose en
con st ruc c i o nes ptreas. Las huellas de ese origen lgneo han sido percibidas en
muchos de los miembros de los rdenes clsicos. Este fenmeno nos pondra
ent onces
fr ent e
un
caso
paradjico.
Los
t emplos
griegos,
considerados
que,
por
el
contrario
haya
producido
cambios
im portantes
en
la
configuracin de esas f ormas. Por la otra, podemos pensar que parte sign if ica t i va de
la intensidad de la ar qu ite ctu ra grie ga surge, probablemente, de ese e sf u e r zo por
ex pr esar en un nuevo material unas formas que haban adquirido vida propia en otro,
y de resolver, con genio poco fre c ue n te , el conjunto de problemas que de all se
derivaban. No es la nica vez que un caso como este se ha dado en la historia de la
arquitec tura.
La radica liza cin de esta postura de presen ta cin ve ra z de los ma teria les ha
llevado, en ocasiones, a una identificacin total y proba blem ente exces iva entre el
c uerpo c ons trui do y la estructura resistente de un edificio. Se ha llegado a
desconocer, as, el rol tanto esttico como tc nico que los reves tim ientos han
jugado en arquitectura. La idea de que el edificio posee una piel es muy antigua en los
te x to s terico s. Ya Albe rti, comparando el edificio al cuerpo humano distingua en
l huesos, carne y piel. Se pone as de relieve, nuevamente, la complejidad de este
problema y la dific ultad de tratarlo con abstraccin de cada caso en particular. A
pesar de ello, debe rec onocers e que la defensa de la verdad estructural y constructiva es una pieza impo rtante de la cultura a rquite ctnica moderna. Ella subraya
hasta qu punto la arq uitectura no pertenece al mundo de la apariencia y de la
ilusin, sino que opera pref eren tem ent e con la realidad en cuanto tal.
Los
pesos
las
f u e r z a s
La accin de erigir, propia de toda edificaci n, alude al es fuerzo por ganar altura,
por hacer aparecer la dimensin v ertic al que es propia de la a rq uitec tura y poner de
manifiesto el esf ue rzo, muchas veces enorme, p a r a llev arlo a cabo. Levantar un
edificio significa, en buena medida, de rrotar la gravedad y hacerlo en esa
condicin de equilibrio estable, que resiste al tiempo, nica condicin admisible dado
el es fue rzo requerido para levantar una construccin. Es ste uno de los t e rre n o s en
los que la lgica visua l se revela insuf icien te para explicar cabalm ente la realidad de
la arquitectura, y donde, por el c ontrario, aparece claro cuanto eso que llamamos
fo rm a se pe rf il a desde la realidad de pesos y fuerzas ; de la distincin entre lo
soportante y lo soportado; del proceso de construccin. Hay quienes como
Schopenhauer (1788-1860) han querido ver en este juego de pesos y fue rza s, en
esta lucha por ve n ce r la gravedad, el plano de operacin fundamental de la
arquitectura. Inscribindose en esta c or r ie nt e de pensamiento, Juan Borc hers ha
sostenido que la arquitectura es la fsica hecha carne, subrayando cuanto en ella la
realidad f s ica de la estructura y del proceso de construccin adquiere un carcter
que podramos denominar trascendente y potico. La existencia de ese plano lgico
especfico, que es el de la es truc tura y la constr uccin, permite entonces una nueva
l ectura de la forma: aquella que la destaca como form a resis tente. Es as como se han
genera do categor as es pec fi c as desde las cuales c omp ren d er esa condicin. La
nocin de tipo estructural en el sentido en que la ha utilizado, por ejemplo, Torroja11,
pone de manifiesto un esquema de ordenacin y un orden de relaciones segn los
cuales un ed ific io se levanta y p a r a mantenerse enhiesto hace llegar sus es f u er zo s y
sus pesos hasta el suelo.
de una tradicin
te ct n ica para la arqui tectu ra moderna. En sus Studies in Tectonic Culture, Frampton
reconstruye la historia de una potica constructiva desde f ines del siglo X VIII hasta
nuestros das. Subraya, de este modo, la relevancia de la dimensin material y
c onstruc tiva que la a rquitectu ra ha tenido y contina teniendo, a pesar de algunos
intentos por pensarla slo en trminos formales y abstractos.
UTILIDAD:
AC TO
FUN C IN
Una segunda cuestin tiene que v e r con el hecho de que la a rquitect ura no eje rc e su
dimensin de til simplemente respondiendo a unos r equer im ientos de la accin
humana que ya existan pre vi am ente a ella. Por el c ontr ario ella participa ac ti vamente
en la configurac in de esos actos y los hace aparec er como tales. Por todos estos
motivos es que resulta generalmente insatisfactorio reducir esa rica relacin entre la
arquitectura y la vida humana a la nocin ms mecnica y unvoca de funcin.
Es a partir del siglo X I X que esta atencin ms ex plcita sobre los problemas del uso
comienza a hacerse presente. Un modo de pensar ligado al positivismo de las
ciencias naturales y a un cierto mecanicismo vinculado al desarrollo tcnico e
industrial impulsa un esfuerzo por ente nder las c ue stion e s del uso como un
problema de funcin, esto es una actividad objetiv a y medible. Esta dea de funci n
proviene de una inspiracin biolgica, ms p recisamente fisiol gica, que e stablece
una relacin biunvoca entre rgano y fun cin y supone que un cambio en uno,
necesariamente acarrear un cambio en el otro.
De modo similar se supone que es posible establecer una relacin biunvoca entre
funcin y f o rm a en arquitectura. La idea de que la funcin sigue a la forma,
apareci as como un lema de una posicin func ionalista. Se desenc adena de este
modo un doble proceso. Por una parte se procuran hacer que de manera cada vez
ms explcita forma y funcin arquitectnica se correspondan. Por la otra, se
procura fo rma l iza r al mximo los procesos de diseo a p artir de los cuales dicha
c one xin se produce. Las primera s ideas de Chris to pher A lexander 1 2 dan cuenta de
este intento, procurando generar un proceso for mali zad o de diseo que recoja con el
mximo r ig or los requerim ientos func ionales, recurriendo incluso a la ayuda de las
computadoras para solucionar los problemas que de este proceso se deriven.
56
Con matices div e rso s , la nocin de acto aparece de manera explcita tanto en las pr opuestas tericas de Juan Borchers como del Instituto de Ar qui te ctur a de la Universidad
Catlica
L U G A R
La condicin de la arquitectura de es t ar situada en un lugar precis o y, por tanto, de
enfrentar y c on f igu ra r una situacin, const ituye una de sus notas fu nda me ntale s. La
ar quitectur a se enc uentra siempre en dilogo con otr as f or m as o, al menos, con los
tr azos f orm ales de una realidad que existe p re viam en te a ella. De all, la nocin
de preexistencia, o como se la suele denominar, preexistencia ambiental. Pero el
lugar no es simplemente aquella realidad que est all antes que la arquitectura; la
obra de arquit ect ura cont ribu ye decisivamente a conf igurar el lugar en que se
sita. Este es parte de su sent ido y es as como los lugares se establecen16.
sobre un suelo
de fe n m enos
derec ha no es lo mismo que izquierda; delante no es lo mismo que atrs, que Juan
Borchers defini la arqu itec tura como el "lenguaje de la inmovilidad sustancial"17,
destacando con ello que el espacio arquit ectnico, a la inversa del espacio fsico, es
hete rogneo y discontinuo18.
Otra dimensin segn la cual la realidad del lugar ha sido considerada en arquitectura
es
aqulla
que
la
ve
como
re sultado
de
la
inte rvencin
humana.
Situar
arquitectnica men te significa aqu tomar pos icin f ren te a las tra za s de una obra
anterior que est all como construccin o como cultivo. La adecuada insercin de
una obra en el tejido urbano es el supremo arte de situacin en este sentido. La
forma de un terreno, la condicin de los edificios vecinos, el ca r cte r de una calle, la
e xiste ncia
de
algn
elemento
que
debe
integrarse
al
proyecto,
son
todas
Tal como muchos, los otros f a cto re s que configuran esta cuaterna de la a rqu itectu ra la
relacin que ella establece con el lugar es dialctica y de grado variable. No siempre
el lugar es el protagonista o el detonante de la operacin arquitectnica. An cuando
siempre est presente en algn grado. Constituye una pretensin excesiva la de c ie r to
contex tualismo radical que supone que la arquitectura debe encontrar su inspiracin
slo en las condiciones del lugar y som e ters e a ellas. Se desvaloriza de este modo su
calidad de objeto y el rol activo que ella jueg a en la c onstituc in de un lugar y una
ciudad.
Esta relacin dialgica entre lugar y a rquitectura ha sido muy bien descrita por Rafael
Moneo en su ensayo "Inmovilidad Sustancial" 19. Partiendo de la definicin de
Borchers, Moneo hace ver de qu modo la arquitectura est f or za da a interpretar el
lugar y a pronunciarse sobre l, ya afirmndolo, ya negndolo, ya modificndolo.
Forma, materia, utilidad y lugar representan para la arquitec tura cuatro temas y
cuatro problemas fundam entales . Desde antiguo ha venido situndose frent e ellos,
preguntndose
a ellos. Muy
F. P.
de esta aproximacin radicalmente analtica se hace presente en obras ms tardas como Un lenguaje de patrones, donde la conexin
entre forma y funcin no es ya tan directa y est mediatizada por la dea de patrn.
13. DE ZURKO. Teora del funcionalismo en arquitectura.
14. "Que ios actos puedan constituir materia de arte es lo NUEVO que yo postulo". BORCHERS, J, Institucin Arquitectnica, p.120. Ver
tambin pp.167 y ss,
15. Ver CRUZ A. Et. Al. Cuatro talleres de Amrica, 1979 y AAVV Fundamentos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Catlica de
Valparaso.
16. Una reflexin filosfica sobre el lugar y su relacin con la arquitectura puede encontrarse en "Construir, Habitar, Pensar". HEIDDEGER,
M. Conferencias y artculos.
17. BORCHERS, J. Institucin Arquitectnica, p.160.
18. Esta idea ha sido desarrollada por Isidro Surez y por Jess Bermejo. Ver SUAREZ, [. La refutacin del espacio como sustancia de (a
arquitectura y BERMEJO, J. E! espacio arquitectnico como extensin heterognea y discontinua,
19. MONEO, R. "Inmovilidad Sustancial" en Contra la Indiferencia como Norma, Ed. ARQ, Pontificia Universidad Catlica pp. 30-45.