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Antología Poemas Modernistas

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POEMAS MODERNISTAS

SECCIN 1: EXOTISMO Y CULTO A LA BELLEZA

John Everett Millais: Ophelia, 1852


POEMA 1.1: OFELIA
Francisco Villaespesa

POEMA 1.2.: OFELIA


Arthur Rimbaud

Turbia de sombra, el agua del remanso


reflej nuestras trmulas imgenes,
extticas de amor, bajo el crepsculo,
en la enferma esmeralda del paisaje...

I
En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cndida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos...
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.

Era el frgil olvido de las flores


en el azul silencio de la tarde,
un desfile de inquietas golondrinas
sobre plidos cielos otoales...

Hace ya miles de aos que la plida Ofelia


pasa, fantasma blanco por el gran ro negro;
ms de mil aos ya que su suave locura
murmura su tonada en el aire nocturno.

En un beso muy largo y muy profundo


nos bebimos las lgrimas del aire,
y fueron nuestras vidas como un sueo
y los minutos como eternidades...

El viento, cual corola, sus senos acaricia


y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
y por su frente en sueos, la espadaa se pliega.

Al despertar del xtasis, haba


una paz funeraria en el paisaje,
estertores de fiebre en nuestras manos
y en nuestras bocas un sabor de sangre...
Y en el remanso turbio de tristeza
flotaba la dulzura de la tarde,
enredada y sangrante entre los juncos,
con la inconsciencia inmvil de un cadver.

Los rizados nenfares suspiran a su lado,


mientras ella despierta, en el dormido aliso,
un nido del que surge un mnimo temblor...
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.
II
Oh tristsima Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras nia, llevada por el ro!
Y es que los fros vientos que caen de Noruega
te haban susurrado la adusta libertad.
Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,
en tu mente traspuesta meti voces extraas;
y es que tu corazn escuchaba el lamento
de la Naturaleza son de rboles y noches.
Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo
rompi tu corazn manso y tierno de nia;
y es que un da de abril, un bello infante plido,
un loco miserioso, a tus pies se sent.
Cielo, Amor, Libertad: qu sueo, oh pobre Loca! .
Te fundas en l como nieve en el fuego;
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.
Y el terrible Infinito espant tu ojo azul.
III
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos,
a la cndida Ofelia flotar, como un gran lis.

POEMAS MODERNISTAS

POEMA 1.3: SONATINA


Rubn Daro

POEMA 1.4: PAISAJE DE SOMBRA


Francisco Villaespesa

La princesa est triste... Qu tendr la princesa?


Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa est plida en su silla de oro,
est mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

Las sombras invaden las verdes glorietas.


Se van esfumando las sendas floridas...
Es la hora santa en que los poetas
van cortar rosas sus prometidas!...

El jardn puebla el triunfo de los pavos reales.


Parlanchina, la duea dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufn.
La princesa no re, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la liblula vaga de una vaga ilusin.
Piensa, acaso, en el prncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueo orgulloso de las perlas de Ormuz?
Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcn encantado, ni el bufn escarlata,
ni los cisnes unnimes en el lago de azur.
Y estn tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
Pobrecita princesa de los ojos azules!
Est presa en sus oros, est presa en sus tules,
en la jaula de mrmol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragn colosal.
Oh, quin fuera hipsipila que dej la crislida!
(La princesa est triste, la princesa est plida)
Oh visin adorada de oro, rosa y marfil!
Quin volara a la tierra donde un prncipe existe,
?la princesa est plida, la princesa est triste?,
ms brillante que el alba, ms hermoso que abril!
Calla, calla, princesa dice el hada madrina;
en caballo, con alas, hacia ac se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor.
(De Prosas profanas, 1896)
POEMA 1.5: EL DURMIENTE DEL VALLE
Arthur Rimbaud
Es un hoyo de verdor donde canta un ro
Enganchando locamente a las hierbas harapos
De plata; donde el sol, de la altiva montaa,
Luce: es un pequeo valle que espuma de rayos.
Un joven soldado, boca abierta, cabeza desnuda,
Y la nuca bandose en el fresco berro azul,

El bosque atraviesan senderos de brumas.


En las balaustradas de mrmol, triunfales
abren su abanico de flores y plumas
y anuncian la noche los pavos reales.
La Luna de plata nieva lentamente
sus ltimos rayos, y oculta entre flores
con voz de suspiros repite la fuente
las viejas leyendas de muertos amores.
En el verde estanque de lotos bordado
se refleja el cielo; las ondas suspiran;
enarcan los cisnes su cuello nevado,
y augures murcilagos fatdicos giran.
Del noble Palacio las altas ventanas
encendidas brillan entre la espesura,
como titilantes estrellas lejanas
que arden en el fondo de la noche obscura!.,
La hora se aproxima... Prate, viajero!...
No ves una sombra que entre la enramada,
negra y misteriosa, sigue tu sendero,
siempre pensativa y siempre callada?...
Se agranda en el bosque; se encoge medrosa;
brrase en los rboles del parque vecino,
pero surge luego, lenta y temblorosa,
y siempre tu lado prosigue el camino.
En la niebla esfuma su contorno vago...
Contigo se para, contigo suspira,
y cuando diriges tus ojos al lago,
tambin en el fondo del lago se mira!...
Huye entre los rboles veloz y encorvada..
La brisa parece su voz que te nombra...
Si la Luna cortas flores tu amada,
tambin corta flores de sombra, la sombra!...
Penetra en la calma del parque dormido
entre laberintos de negros rosales,
y al sentir su aroma, con un alarido
saludan su paso los pavos reales...
(De La copa del rey Thule, 1900)

POEMAS MODERNISTAS

Duerme; est estirado en la hierba, bajo la nube,


Plido en su lecho verde donde la luz llueve.
Los pies en los gladiolos, duerme. Sonriendo como
Sonreira un muchacho enfermo, echa un sueo:
Naturaleza, acnalo clidamente: tiene fro.
Los perfumes no hacen estremecer su nariz;
Duerme al sol, la mano en el pecho tranquilo.
Hay dos agujeros rojos al lado derecho.
SECCIN 2 : LOS PARASOS ARTIFICIALES
POEMA 2.1.: EMBRIAGAOS

POEMA 2.2.: LA ESTANCIA DOBLE

Charles Baudelaire

Charles Baudelaire

Hay que estar siempre borracho. Todo consiste en eso: es la


nica cuestin. Para no sentir la carga horrible del Tiempo, que
os rompe los hombros y os inclina hacia el suelo, tenis que
embriagaros sin tregua.

Una estancia parecida a una divagacin, una estancia


verdaderamente espiritual, de atmsfera quieta y teida
levemente de rosa y azul.

Pero de qu? De vino, de poesa o de virtud, de lo que queris.


Pero embriagaos.

Toma en ella el alma un bao de pereza aromado de pesar y


de deseo. Es algo crepuscular, azulado, rseo; un ensueo de
placer durante un eclipse.

Y si alguna vez, en las gradas de un palacio, sobre la hierba verde


de un foso, en la tristona soledad de vuestro cuarto, os
despertis, diminuida ya o disipada la embriaguez, preguntad al
viento, a la ola, a la estrella, al ave, al reloj, a todo lo que huye, a
todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a
todo lo que habla, preguntadle la hora que es; y el viento, la ola,
la estrella, el ave, el reloj, os contestarn: Es hora de
emborracharse! Para no ser esclavos y mrtires del Tiempo,
embriagaos, embriagaos sin cesar. De vino, de poesa o de
virtud; de lo que queris.

Tienen los muebles formas alargadas, postradas,


languidecentes. Tienen los muebles aire de soar; creeraselos
dotados de vida sonambulesca, como vegetales y minerales.
Hablan las telas una lengua muda, como las flores, como los
cielos, como las puestas de Sol.

Nota: Poema nmero 33 de El spleen de Pars (Los pequeos


poemas en prosa).

Un olor infinitesimal, exquisitamente elegido, al que se mezcla


una levsima humedad, nada en la atmsfera, donde mecen al
espritu adormilado sensaciones de invernadero.

Ninguna abominacin artstica en las paredes. En relacin


con el sueo puro, con la impresin no analizada, el arte
definido, el arte positivo, es blasfemia. Aqu todo tiene la
suficiente claridad, la deliciosa obscuridad de la armona.

Llueve abundante muselina delante de las ventanas y delante


del lecho; derramase en cascadas nivosas. En el lecho est
acostado el dolo, la soberana de los ensueos. Pero cmo
est aqu? Quin la trajo? Qu virtud mgica la instal en
este trono de ensueo y de placer? Qu importa? Ah est!
La reconozco.
Esos son los ojos cuya llama atraviesa el crepsculo, miras
sutiles y tremendas que reconozco en su malicia espantosa.
Atraen, subyugan, devoran las miradas del imprudente que las
contempla. A menudo estudi esas estrellas negras que
imponen curiosidad y admiracin.
A qu demonio benvolo debo hallarme as, rodeado de
misterio, de silencio, de paz y de perfumes? Oh beatitud! Lo
que solemos llamar vida, aun en su ms dichosa expansin,
nada tiene de comn con la vida suprema, que ahora conozco
y saboreo de minuto en minuto, de segundo en segundo.
No! Ya no hay minutos, ya no hay segundos! Desapareci el
tiempo; reina la Eternidad, una eternidad de delicias.

POEMAS MODERNISTAS

4
Pero un golpe terrible, pesado, reson en la puerta, y, como
en sueos infernales, me ha parecido recibir un golpe de
azadn en el estmago.
Luego ha entrado un espectro. Es un alguacil que viene a
torturarme en nombre de la ley, una infame concubina que
viene a dar gritos de miseria y a echar las liviandades de su
existencia sobre los dolores de la ma, o el ordenanza de un
director de peridico que viene a pedir ms original.
La estancia paradisaca, el dolo, la soberana de los ensueos,
la Slfide, como deca Renato el grande, toda aquella magia
desapareci al golpe brutal del espectro.
Horror! Ya recuerdo!, ya recuerdo! S! Este desvn, esta
morada del Eterno hasto, es la ma. Estos son los muebles
necios, polvorientos, descantillados; la chimenea sin llama y
sin ascua, mancillada por los escupitajos; las tristes ventanas
llenas de polvo en que traz surcos la lluvia; los manuscritos
llenos de tachones, sin concluir; el calendario en que el lpiz
marc las fechas siniestras!
Y este perfume de otro mundo, del que me embriagu con
sensibilidad perfeccionada, ay!, reemplazado est por un
ftido olor a tabaco, mezclado con no s que nauseabundo
moho. Aqu se respira ahora lo rancio de la desolacin.
En este mundo estrecho, pero tan henchido de repugnancia,
slo un objeto conocido me sonre: la ampolla de ludano,
vieja y terrible amiga, como todas las amigas; ay!, fecunda en
caricias y traiciones.
Ah, s! El tiempo reapareci; el tiempo reina ya como
soberano; y con el horrible viejo volvi todo su
acompaamiento de recuerdos, pesares, espasmos, miedos,
angustias, pesadillas, cleras y neurosis.
Os aseguro que ahora los segundos estn acentuados fuerte y
solemnemente; que cada uno al saltar del reloj dice: Soy la
Vida, la insoportable, la implacable Vida!
No hay ms que un segundo en la vida humana que tenga por
misin el anuncio de una buena nueva, la buena nueva que a
todos los causa inexplicable miedo.
S!, el Tiempo reina; ha recobrado la dictadura brutal. Me
azuza como a un buey, con su doble aguijn: Arre, borrico!
Suda, esclavo! Vive condenado!
Nota: Poema nmero 5 de El spleen de Pars (Los pequeos
poemas en prosa).

POEMA 2.3. :LA PIPA


DE KIF

POEMA 2.4. :ALCOHOL


Manu Manuel
Claro nombre, mortal como el
Ramn Mara del Valle- pecado
Y la herida del corazn.
Incln
Agua de perdicin.
Nombre de demonio.
Verdes venenos! Yerbas
Delicia insana.
letales
Mal placer
De parasos artificiales!
Alcohol!
Mentira, qumica, muerte.
A todos vence la marihuana Falso fuerte,
Que da la ciencia del
Dicha fea
Ramayana
Maldito sea!
(de El mal poema, 1907)
Oh marihuana, verde

POEMAS MODERNISTAS

neumnica,
Cannabis ndica et
babilnica!
Abres el ssamo de la alegra,
Camo verde, kif de
Turqua
Yerba del viejo de la
Montaa,
El Santo Oficio te hall en
Espaa.
Yerba que inicias a los
fakires,
Llenas de goces y Dies Ires.
Verde esmeralda loa el
poeta
persa tu verde visti el
profeta!
(Kif yerba verde del persa
es
el achisino bhang bengals.
Charas que fuma sobre el
divn,
Entre odaliscas, el Gran
Sultn)
POEMA 2.5.: ENSUEO DE OPIO
Francisco Villaespesa
Es otra seorita de Maupin. Es viciosa
y frgil como aquella imagen del placer,
que en la elegancia rtmica de su sonora prosa
nos dibuj la pluma de Thefilo Gautier.
Sus rojos labios sficos, sensitivos y ambiguos,
a la par piden besos de hombre y de mujer,
sintiendo las nostalgias de los faunos antiguos
cuyos labios saban alargar el placer.
Ama los goces sdicos. Se inyecta de morfina;
pincha a su gata blanca. El ter la fascina,
y el opio le produce un ensueo oriental.
De sbito su cuerpo de amor vibra y se inflama
al ver, entre los juncos, temblar como una llama
la lengua roja y mvil de algn tigre real.

POEMA 2.6. :EL POEMA DEL OPIO


Francisco Villaespesa
A Ricardo Baeza
Mientras, sobre moriscos almohadones,
Se inclina fatigada la cabeza,
Amengua el corazn sus pulsaciones
Y enerva nuestros miembros la pereza.
Respira libremente, en una rara
Levedad, la materia adormecida,
Cual si un ser invisible nos quitara
De los hombros el peso de la vida.
Me envuelven las azules espirales
De mi pipa en volutas irreales,
Como serpientes a un rumor despiertas,
Y adormecen mi alma con sus giros,
Clavando en mis pupilas entreabiertas
Sus hipnticos ojos de zafiros.
SECCIN 3: BOHEMIA

POEMA 3.1. : LA CANCIN DEL ALBA


Manuel Machado

POEMA 3.2. : EL ALTO DE LOS BOHEMIOS


Francisco Villaespesa

El alba son las manos sucias


Y los ojos ribeteados.
Y el acabarse las argucias
Para continuar encantados.

Para Antonio Machado

Livideces y palideces,
Y monstruos de realidad.
Y la terrible verdad
Mucho ms clara que otras veces.
Y el terminarse las peleas
Con transacciones lamentables.

La lmpara esparce sus tenues fulgores;


y gil y nerviosa, tu plida mano
un canto, que evoca remotos amores,
despierta en las teclas del viejo piano.
Un himno de alondras saluda a la aurora;
surgen los preludios de la serenata;
vuelan hojas secas, y una fuente llora
montona y trmula, lgrimas de plata.
Vibran las esquilas2, ladran los lebreles;
a fiesta convoca la alegre campana;

POEMAS MODERNISTAS

Y el hallar las mujeres feas


Y los amigos detestables.
Y el odiar a la aurora violada,
Bobalicona y sonriente,
Con su cara de embarazada,
Color de agua y aguardiente.
Y el empezar a ver cuando
Los ojos se quieren cerrar.
Y el acabar de estar soando
Cuando nos vamos a acostar.

(de El mal poema, 1907)

y entre panderetas y entre cascabeles,


se acercan las msicas de una caravana.
Adustos bohemios, reyes andrajosos
que cruzis del mundo los vastos confines,
siempre pensativos, tristes y ojerosos,
sollozando amores en vuestros violines;
parad un instante bajo mi ventana
y con vuestros cantos calmad mi amargura...
que quiero mostrarte mi mano, gitana,
para que me digas la buenaventura!
Adis para siempre, rostros macilentos,
barbas desgreadas, ojos asesinos!...
Vuestro ltimo canto se llevan los vientos
con las hojas secas por esos caminos!
Plida bohemia, errante adivina
que hoy gimes amores bajo mi ventana,
arpa
dime, eco ligero, fugaz golondrina
bajo qu balcones gemirs maana?...
Dnde vas, inquieta y hbil taedora
de un harpa que vibra doliente en mi reja?...
Hay algo en mi alma que suspira y llora
y que con el eco de tu voz se aleja!
Cabellos de oro, perfil vacilante,
labios enfermizos, grandes ojos claros
donde mi esperanza contempl un instante
junto a qu camino volver a encontraros?...
La msica errante se va lentamente
como los rumores de una serenata;
y slo se escucha la voz de la fuente
que muere en un hilo de trmula plata.
(De el alto de los bohemios, 1902)

SECCIN 4: PAISAJES, MELANCOLA, TORRE DE MARFIL


POEMA 4.1. : PASEO SENTIMENTAL
Verlaine

POEMA 4.2. : ANTONIO MACHADO

El ocaso lanzaba sus rayos supremos


Y el viento meca los nenfares plidos;
Los grandes nenfares, entre las caas,
Lucan tristemente sobre las aguas quietas.
Yo, erraba solo, paseando mi llaga
A lo largo del estanque, entre los sauces
Donde la vaga bruma evocaba un gran
Fantasma lechoso desesperndose
Y llorando con la voz de los nades
Que se llaman batiendo sus alas
Entre los sauces donde yo erraba solo
Paseando mi llaga; y la espesa mortaja
De las tinieblas vino a ahogar los supremos
Rayos del ocaso en esas olas plidas
De los nenfares entre las caas,
Los grandes nenfares sobre las aguas quietas
(de Paisajes tristes )

El limonero lnguido suspende


una plida rama polvorienta,
sobre el encanto de la fuente limpia,
y all en el fondo suean
los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera,
tibia tarde de marzo
que el hlito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusin cndida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algn recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algn vagar de tnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia,
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazn: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vrgenes y muertas.
S, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera
tarde sin flores, cuando me traas
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tena mi madre en sus macetas.
Que t me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente suean...
S, te conozco tarde alegre y clara,
casi de primavera.

POEMAS MODERNISTAS
POEMA 4.3. : ANTONIO MACHADO
Las ascuas de un crepsculo morado
Detrs del negro cipresal humean
En la glorieta en sombra est la fuente
Con su alado y desnudo Amor de piedra,
Que suea mudo. En la marmrea taza
Reposa el agua muerta.

7
POEMA 4.4. : SOL AMARILLO
Juan Ramn Jimnez
Sol amarillo de la tarde triste,
esplendor de desidia y de quimera;
t doras de imposible cuanto existe
en esta desolada primavera!
Tu sooliento huir da una armona
De otro mundo, una magia de distancia,
Fijeza de recuerdo y de agona,
Brotar de girasoles in fragancia
El cielo palo y blanco; la arboleda
como un encaje plido de cobre,
y t, colgando lumbres de oro y seda
en todo lo romntico y lo pobre!
En el verdn de las fontanas mudas,
En las callejas malvas de glicinas
En la nostalgia negra de las viudas,
En la vegetacin de las ruinas
Y de mi corazn de solitario,
Fro, igual que la tierra de las fosas,
Haces, doliente sol, cual un sagrario
De rasos mustios y de secas rosas
En esta desolada primavera,
t doras de imposible cuanto existe;
esplendor de desidia y de quimera,
sol amarillo de la tarde triste!

POEMA 4.5. : SOY YO QUIEN ANDA ESTA


NOCHE?
Juan Ramn Jimnez
Soy yo quien anda esta noche,
por mi cuarto, o el mendigo
que rondaba mi jardn,
al caer la tarde?... Miro
en torno y hallo que todo
es lo mismo y no es lo mismo...
La ventana estaba abierta?
Yo no me haba dormido?
El jardn no estaba blanco
de luna?... El cielo era limpio
y azul... Y hay nubes y viento
y el jardn est sombro...
Creo que mi barba era
negra... Yo estaba vestido
de gris... Y mi barba es blanca
y estoy enlutado... Es mo
este andar? Tiene esta voz
que ahora suena en m los ritmos
de la voz que yo tena?
Soy yo, o soy el mendigo
que rondaba mi jardn
al caer la tarde?... Miro
en torno.. Hay nubes y viento...
El jardn est sombro...
...Y voy y vengo... Es que yo
no me haba ya dormido?
Mi barba est blanca... Y todo
es lo mismo y no es lo mismo...

POEMA 4.6. : A LA SOLEDAD


Juan Ramn Jimnez
Soledad coronada de rosas, quin pudiera
Aprisionar tu cuerpo de sol y de armona;
Estar dentro de ti toda esta primavera
De sangre, de hojas secas y de melancola!
Que latiera, en un sueo, tu corazn sonoro
sobre mi corazn sediento de ideales;
que mi palabra fuese la palabra de oro
de tus inagotables y puros manantiales!
Ay! Quin, iluminando la sombra alucinada
que corona de espinas mi plida tristeza,
pudiera ser tu amor, oh diosa coronada
de rosas, soledad, madre de la belleza!

POEMAS MODERNISTAS

SECCIN 5: ANEXO
POEMA 5.1. : CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA
Jaime Gil de Biedma
De qu sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrs un stano ms negro
que mi reputacin -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego t, pelmazo,
embarazoso husped, memo vestido con mis trajes,
zngano de colmena, intil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompaan las barras de los bares
ltimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todava violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te res, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podra recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen ms de treinta aos,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho sooliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento pattico.
Mientras que t me miras con tus ojos
de verdadero hurfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que t eres fuerte cuando yo soy dbil
y que eres dbil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresin confusa
de pnico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez ms,
la humillacin imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevar a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la ms innoble
que es amarse a s mismo!
(De Poemas pstumos, 1968)
ACTIVIDADES
1.

Los poemas 1.1. y 1.2. giran en torno a la historia de Ofelia. Quin es este personaje? Relata su historia. Despus
compara los dos poemas. cmo se describe a este personaje en cada poema? Ambos textos estn muy influidos por el

POEMAS MODERNISTAS
2.

3.

cuadro de John Everett Millais titulado Ophelia, que se reproduce en la primera pgina. Centrndote en el texto de
Rimbaud (1.2.), anota los rasgos descriptivos del poema que coinciden con el cuadro.
Responde las siguientes preguntas sobre el texto 1.3.:
a) Localiza los elementos que sean caractersticos de los cuentos maravillosos.
b) Haz lo mismo con los objetos y personajes que denoten lujo, riqueza y majestuosidad.
c) En qu lugar y en qu tiempo se desarrolla el poema? en qu elementos te basas para localizarlo? Es fcil
ubicarlo? Por qu?
d) Relaciona las tres preguntas anteriores con algunos rasgos caractersticos del Modernismo.
e) Por qu est triste la princesa? Razona tu respuesta.
f) Transforma el poema en un cuento maravilloso.
g) Escribe t un poema imitando el estilo del texto de Daro, sustituyendo la princesa por una adolescente rica,
mimada y consentida.

Los textos 1.3. y 1.4. son caractersticos del estilo modernista ms extico y suntuoso. Son cantos a la Belleza, al lujo.
Compara los elementos de este tipo presentes en los dos poemas.
4. El texto 1.5. es del poeta maldito francs Arthur Rimbaud, que representa la vertiente ms irracional, oscura e
iconoclasta del Simbolismo francs. Los 14 primeros versos del poema representan la esttica ms preciosista, pero
todo contrasta con el ltimo verso, que predispone a reinterpretar el poema de un modo irnico y crtico. Explica el
poema partiendo del ltimo verso.
5. Los poemas de la Seccin 2 presentan los parasos artificiales, es decir, las vas de evasin de los poetas modernistas,
que se hacan servir de drogas (hachs, opio, absenta, alcohol, etc.) para huir de la realidad y de su propia angustia.
Reflexiona sobre el uso de estas sustancias en los poemas y los estados de nimo de los poetas. Busca informacin
sobre las sustancias mencionadas y comprala con las descripciones de los efectos en los poemas. Los textos 2.1. y 2.2.
pertenecen a la obra El spleen de Paris de Baudalaire. Investiga lo que quiere decir este trmino y propn sinnimos en
otros idiomas. Reflexiona sobre el contraste entre las experiencias derivadas de los parasos artificiales y la realidad.
6. Qu escena describe Manuel Machado en el poema 3.1.? Compara este texto con el texto 5.1., del poeta de la
Generacin del medio siglo Jaime Gil de Biedma.
7. Analiza la imagen que se ofrece de los bohemios en el poema 3.2.
8. Verlaine y Antonio Machado (ste influido por el primero) son dos representantes del Simbolismo. Ambos utilizan con
frecuencia la descripcin de atardeceres, jardines y fuentes. Localiza y explica los smbolos de los poemas 4.1., 4.2. y
4.3., en especial el de la fuente.
9. En los poemas de la seccin 4 predomina un tono de melancola. Busca todos los trminos que denoten este
sentimiento en el poema 4.4. (tambin puedes hacerlo en los 3 poemas anteriores). Qu sugiere el color amarillo en
este poema?
10. El poema 4.5. es una pesadilla o alucinacin? Fjate en el abundante uso de la interrogacin y los puntos suspensivos.
qu sensacin provocan estos recursos?
11. El texto 4.6. ejemplifica el motivo tpicamente modernista de la torre de marfil. qu relacin establece Juan Ramn
Jimnez entre la soledad y la Belleza?.

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