Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

El Valle de Los Lobos, Cap. 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

Crnicas de la Torre I: El Valle de los Lobos Laura Gallego, Ediciones SM, 2000

Crnicas de la Torre I:
El Valle de los Lobos
Captulo I: Kai
El viento azotaba sin piedad las ramas de los rboles, y
su terrible rugido envolva implacablemente a la granja, que
soportaba las sacudidas con herosmo, dejando escapar slo
algn crujido ocasional en las embestidas ms fuertes. El cielo
estaba totalmente despejado, pero no haba luna, y ello haca que
la noche fuera especialmente oscura.
Los habitantes de la casa dorman tranquilos. Haba
habido otras noches como aqulla en su inhspita tierra, y
saban que el techo no se desplomara sobre sus cabezas. Sin
embargo, los animales s estaban inquietos. Su instinto les deca
que aqulla no era una noche como las dems.
Tenan razn.
Justo cuando las paredes de la casa volvan a gemir
quejndose de la fuerza del viento, un repentino grito rasg los
sonidos de la noche.
Y pronto la granja entera estaba despierta, y momentos
ms tarde un zagal sala disparado hacia el pueblo, con una
misin muy concreta: su nuevo hermanito estaba a punto de
nacer, y haba que avisar a la comadrona lo antes posible.
En la casa reinaba el desconcierto. La madre no tena que
dar a luz hasta dos meses despus, y, adems, sus dolores
estaban siendo ms intensos de lo habitual. Ella era la primera
asustada: haba trado al mundo cinco hijos antes de aqul, pero
nunca haba tenido que sufrir tanto.
Algo no marchaba bien, y pronto en la granja se temi por la
vida de la mujer y su beb.
1

Crnicas de la Torre I: El Valle de los Lobos Laura Gallego, Ediciones SM, 2000

La comadrona lleg resoplando veinte minutos ms


tarde, y todos se apresuraron a cederle paso y a dejarla a solas
con la parturienta, tal y como ella exigi. La puerta se cerr tras
las dos mujeres.
Fuera, el tiempo pareca hacerse eterno, y la tensin
podra haberse cortado con un cuchillo, hasta que finalmente un
llanto sacudi las entraas de la noche, desafiando al rugido del
viento.
-Mi hijo! -grit el padre, y se precipit dentro de la
habitacin.
La escena que lo recibi lo detuvo en seco a pocos
metros de la cama. La madre segua viva; agotada y sudorosa,
pero viva. A un lado, la comadrona alzaba a la llorosa criatura
entre sus brazos y la miraba fijamente, con una extraa
expresin en el rostro.
Era una nia de profundos ojos azules y cuerpecillo
diminuto y arrugado. Un nico mechn de cabello negro
adornaba una cabeza que pareca demasiado grande para ella.
-Qu pasa? -pregunt la madre, intuyendo que algo no
marchaba bien-. No est sana?
Ninguna de las tres pareca prestar atencin al hombre
que acababa de entrar. La vieja se estremeci, pero se apresur a
tranquilizarla:
-La nia est bien.
Jams cont a nadie lo que haba visto en aquella mirada
azul que se asomaba por primera vez al mundo.
La llamaron Dana, y creci junto a sus hermanos y
hermanas como una ms. Aprenda las cosas con rapidez y
realizaba sus tareas con diligencia y sin protestar. Como la
supervivencia de la familia invierno tras invierno dependa del
trabajo conjunto de todos sus miembros, la nia pronto supo
2

Crnicas de la Torre I: El Valle de los Lobos Laura Gallego, Ediciones SM, 2000

cul era su lugar y entendi la importancia de lo que haca.


Nunca la trataron de forma especial y, sin embargo,
todos podan ver que ella era diferente.
Lo notaron en su carcter retrado y en su mirada grave y
pensativa. Adems, prefera estar sola a jugar con los otros
nios, era sigilosa como un gato y apenas hablaba.
Hasta que conoci a Kai.
Dana tena entonces seis aos. Aqul era un da
especialmente caluroso, y ella se haba levantado temprano para
acabar su trabajo cuanto antes y poder pasar sentada a la sombra
las horas de ms sol. Estaba recogiendo frambuesas para hacer
mermelada cuando sinti que haba alguien tras ella, y se gir.
-Hola -dijo el nio.
Se haba sentado sobre la valla, y la miraba sonriendo.
Dana no lo haba odo llegar.
Tendra aproximadamente su edad, pero la nia no
recordaba haberle visto por los alrededores, as que lo estudi
con atencin. Estaba muy delgado, y el pelo rubio le caa sobre
los hombros en mechones desordenados. Con todo, sus ojos
verdes brillaban amistosos, y en su sonrisa haba algo que
inspiraba confianza.
Sin embargo, Dana no respondi al saludo, sino que dio
media vuelta y sigui con su trabajo.
-Me llamo Kai -dijo el nio a sus espaldas.
Dana se volvi de nuevo para mirarle. l sonri otra vez.
Ella dud.
-Yo soy Dana -dijo finalmente, y sonri tambin .
Aqul fue el comienzo de una gran amistad.
Al principio se vean muy de cuando en cuando. Era l
quien visitaba la granja, y Dana nunca le pregunt dnde viva,
o quines eran sus padres. Kai estaba all, y eso era suficiente.
Con el tiempo empezaron a verse todos los das. Kai
3

Crnicas de la Torre I: El Valle de los Lobos Laura Gallego, Ediciones SM, 2000

apareca temprano por la maana para ayudarla con su trabajo.


As acababa antes, y tena ms tiempo libre hasta la hora de
comer.
Entonces corran los dos al bosque, entre risas, y se
perdan en l. Kai le enseaba mil cosas que ella no saba, y
juntos silbaban a los pjaros, espiaban a los ciervos, trepaban a
los rboles ms altos y exploraban los rincones ms ocultos,
bellos y salvajes de la floresta.
Un da estaban charlando en el establo mientras daban de
comer a los caballos, cuando los sorprendieron la madre y la
hermana mayor de Dana, que volvan del campo, donde estaban
todos los adultos ayudando en la siembra.
-Con quin hablas, Dana? -le pregunt la madre,
sorprendida.
-Con Kai -respondi ella, y se volvi hacia su amigo;
pero descubri con sorpresa que l ya no estaba all.
-Quin es Kai? -quiso saber la madre, intrigada.
Entonces Dana cay en la cuenta de que, en todo aquel
tiempo, nunca le haba hablado a su familia de Kai, ni ellos le
haban visto, porque siempre se presentaba cuando ella estaba
sola.
La nia se gir en todas direcciones y llam a su
escurridizo amigo, pero no hubo respuesta.
-Estaba aqu hace un momento! -exclam al ver la
expresin de su madre.
Ella movi la cabeza con un suspiro, y su hermana se ri.
Dana quiso aadir algo ms, pero no pudo; se qued mirando
cmo ambas mujeres salan del establo para entrar de nuevo en
la casa.
Aqulla fue la primera vez que Dana se enfad con Kai.
Primero lo busc durante toda la maana, pensando reprocharle
el haberse marchado tan de improviso, pero no lo encontr.
4

Crnicas de la Torre I: El Valle de los Lobos Laura Gallego, Ediciones SM, 2000

Esper en vano toda la tarde a que l se presentase de nuevo, y


despus decidi que, si volva a aparecer, no le dirigira la
palabra.
Sin embargo al amanecer del da siguiente Kai estaba
all, puntual como siempre, sentado sobre la valla y con una
alegre sonrisa en los labios.
Dana sali de la casa despus del desayuno, tambin
como siempre. Pero pas frente a Kai sin mirarle, y se dirigi al
gallinero ignorndole por completo, como si no existiese.
El nio fue tras ella.
-Qu te pasa? -pregunt-. Ests enfadada?
Dana no respondi. Con la cesta bajo el brazo, comenz
a recoger los huevos sin hacerle caso.
Al principio Kai la sigui sin saber muy bien qu hacer.
Despus, resueltamente, se puso a coger huevos l tambin, y a
depositarlos en la cesta, como vena haciendo todas las
maanas. Dana le dej hacer, pero se pregunt entonces, por
primera vez, si Kai no tena una granja en la que ayudar, ni unos
padres que le dijesen el trabajo que deba realizar. Pero, como
segua enfadada, no formul la pregunta en voz alta.
-Lo siento, Dana -susurr Kai entonces, y su voz son
muy cerca del odo de la nia.
-Desapareciste sin ms -lo acus ella-. Me hiciste quedar
mal delante de mi madre y mi hermana. Pensaron que les estaba
mintiendo!
-Lo siento -repiti l, y el tono de su voz era sincero;
pero Dana necesitaba saber ms.
-Por qu lo hiciste?
-Era mejor.
-Por qu?
Kai pareca incmodo y algo reacio a continuar la
conversacin.
5

Crnicas de la Torre I: El Valle de los Lobos Laura Gallego, Ediciones SM, 2000

-Ellos no saben que eres mi amigo -prosigui Dana-. Es


que no quieres conocer a mi familia?
-No es eso. -Kai no saba cmo explicrselo-. Es mejor
que no les hables de m. Que no sepan que estoy aqu.
-Por qu?
Kai no respondi enseguida, y la imaginacin de Dana se
dispar. Qu saba de l, en realidad? Nada! Y si se haba
escapado? Y si era un ladrn, o algo peor?
Rechaz aquellos pensamientos rpidamente. Saba que
Kai era buena persona. Saba que poda confiar en l.
Realmente, lo saba?
Mir fijamente a Kai, pero el nio pareca muy apurado.
-Confa en m -le dijo-. Es mucho mejor que no sepan
nada de m. Mejor para los dos.
-Por qu? -repiti ella.
-Algn da te lo contar -le prometi Kai-. Pero an es
pronto. Por favor, confa en m.
Dana lo quera demasiado como para negarle aquello, de
modo que no hizo ms preguntas.
Pero en su corazn se haba encendido la llama de la
duda.

También podría gustarte