PENSAMIENTO PEDAGOGICO Poussepin
PENSAMIENTO PEDAGOGICO Poussepin
PENSAMIENTO PEDAGOGICO Poussepin
de Marie Poussepin
Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
Facultad de Educacin
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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UNIVERSIDAD CATLICA DE MANIZALES
Centro Editorial UCM
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin
Segunda edicin: 2012
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CATALOGACIN EN LA FUENTE
Gutirrez Escobar, Hermana Mara Aracely
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin
Manizales : Centro de Publicaciones - Universidad Catlica de Manizales, 2012.
108 p. ; 17 x 24 cm.
Incluye bibliografa
ISBN
1.
CDD
Biblioteca UCM
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CONTENIDO
Pg.
Presentacin
09
Introduccin
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Captulo I
Fundamentacin de la educacin desde el pensamiento de la Iglesia
Catlica
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Captulo II
Intuicin fundamental: carisma de Marie Poussepin
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Captulo III
Sus escritos: una herencia carismtica
Captulo IV
Hacia un nuevo encuentro con la fundadora: su pensamiento
pedaggico
4.1 En el hecho educativo no existen prcticas o tcnicas neutras.
4.2 La educacin debe tender a formar al hombre en los valores ticos,
personales y sociales que otorgan sentido a la vida. Para Marie
Poussepin educar es cultivar valores que se traducen necesariamente en
conductas.
4.3 Toda educacin, para que sea efectiva, debe realizarse desde el amor.
4.4 El hombre no nace hecho, se va haciendo persona, se va
personalizando.
4.5 Toda educacin lleva implcita en s misma unos contenidos, unos
saberes disciplinares que responden a su finalidad.
4.6 Adaptar medios y mtodos en orden a lograr las finalidades con mayor
eficacia, es tarea de la educacin.
4.7 La educacin prepara a estudiantes y maestros para una participacin
activa en el proceso de formacin personal y lo capacita para la toma de
decisiones.
4.8 Una formacin integral debe conducir a alcanzar una realizacin personal.
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Captulo V
El pensamiento de Marie Poussepin en la misin educativa de
las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentacin de la
Santsima Virgen
63
70
Captulo VI
Un carisma que trasciende tiempo y espacio
86
Captulo VII
El Maestro sembrador del carisma
92
Colofn
100
Anexo
101
Bibliografa
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PRESENTACIN
Quiero emplear el trmino Obra para significar alta dosis de creacin humana e
inteligente, expresin del compromiso cristiano y tico ineludible de la autora,
Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar, muy apreciada religiosa de la
Comunidad de Hermanas Dominicas de la Presentacin de la Santsima Virgen.
En su obra, la autora dispone y lanza la mirada a las pinturas esculpidas por Julia
Teresa Tafur Herrn, y la esttica de su Obra, por la cual apost para comprender-se,
explicar / interpretar en trayectos de historia / historialidad, explorando las pginas,
los textos, las lneas, los contenidos, las formas y el mtodo de la Sierva de Dios;
eslabones que se conjuntan para construir la pennsula que, en trminos de Morin, es
apostarle a unir los continentes para resignificar la prctica pedaggica presentina, en
el marco del Proyecto Educativo Congregacional.
Con razn, la autora decidi que, en la pasta de su obra, la efigie de Marie Poussepin
estuviera presente, en horizonte planetario, visibilizando un proyecto educativo
nacido en Francia que fue capaz de traspasar las fronteras europeas y constituirse en
respuesta siempre nueva a las necesidades educativas del mundo actual. As, la autora
auscult en su andadura los imaginarios radicales y colectivos de los estudiantes de
los grados diez y once de los colegios de la Presentacin (Aguacatal, Bucaramanga,
Cartagena Luna Park) sobre el conocimiento de Marie Poussepin.
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INTRODUCCIN
Este presupuesto vlido para comprender el proyecto de vida de una mujer que, habiendo
echado races en el Siglo XVII, hoy no ha perdido su fuerza y su vitalidad, un proyecto
educativo nacido en Francia que fue capaz de traspasar las fronteras europeas y constituirse
en respuesta siempre nueva a las necesidades educativas del mundo actual. Un proyecto
enmarcado en una tradicin catlica, en una iglesia a la cual, a pesar de todos los errores que
hubiera podido cometer, no puede negrsele su aporte a la educacin de todos los pueblos
occidentales.
El desarrollo de cada poca trae consigo relaciones entre los mltiples factores que facilitan
su progreso. Relaciones entre el arte y la cultura, entre el conocimiento cientfico y la
tecnologa, entre lo educativo y lo pedaggico. En este sentido, los hechos relacionados con
la educacin durante los siglos XVII y XVIII inciden en el desarrollo del proyecto de Marie
Poussepin, a quien esta historia no le es indiferente.
El siglo XVII, un siglo de transicin entre el Humanismo y la Reforma, encontr en la
educacin la funcin social idnea para generalizar los nuevos saberes y, en la pedagoga, su
especfico mtodo. Fue este siglo porque, segn sus pensadores, se haba encontrado la clave
para abandonar el obscurantismo de pocas anteriores, as, en lo poltico, se caracteriz por
el absolutismo y, en lo cultural, se le reconoce como el Siglo de las Luces.
En el contexto especfico de la educacin, los hechos que enmarcan este siglo son los
siguientes: la acentuacin del aspecto religioso tanto en el caso de la Reforma Protestante,
como de la Contrarreforma Catlica, la intensificacin de la intervencin del Estado en la
educacin de los pases protestantes, con una legislacin escolar ms amplia y comprensiva,
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la introduccin paulatina de las nuevas ideas filosficas, tanto de la corriente empirista con
Bacon y Locke, como de la corriente idealista con Descartes y Leibniz, y as mismo, la
repercusin de las nuevas ideas cientficas que haban comenzado a desarrollarse en el siglo
anterior con Kepler y Galileo. Finalmente, y como consecuencia de estos movimientos
filosficos y cientficos, el nacimiento de la nueva didctica, dentro de la pedagoga con
Ratke y su mtodo de los Diez Principios, y con Comenio, autor de la Didctica Magna.
Hombres como Juan Jacobo Rousseau con El Emilio, Heinrich Pestalozzi con Cmo
Gertrudis ensea a sus hijos, Herbart con La Pedagoga General, Froebel con La Educacin
del Hombre, establecen las bases de la pedagoga y contribuyen en grandes cambios en la
educacin. Es interesante recordar que la educacin pblica en Francia comienza en el siglo
XVIII, hasta entonces, la educacin haba estado en manos de las Congregaciones Religiosas.
Los siglos XVII y XVIII dieron las pautas para la formacin de los actuales Estados; se
propici en ellos el afianzamiento de nacionalidades, etnias y culturas. Colegios, escuelas y
universidades marcaron enormes progresos. Sin embargo, las monarquas y el feudalismo,
las guerras causantes de epidemias, de enfermedad y de hambre, particularmente en Francia,
hicieron de estos dos siglos una poca con grandes carencias y con serios obstculos, en
cuanto a la supervivencia de los seres humanos.
En el campo religioso, estos signos se caracterizan por una marcada influencia del cristianismo
y, especialmente, del catolicismo en la vida de las naciones. Guerras y enfrentamientos de
tipo religioso se presentan durante este tiempo en Francia, Alemania, Suiza e Inglaterra. A
pesar de estos sucesos, el siglo XVII se conoce tambin como el gran Siglo de las almas,
por su alta espiritualidad. Personajes de la talla del cardenal de Berulle, llamado por Bossuet:
Maestro de Santos, San Vicente de Pal, el padre de los pobres, San Grignn de Montfort,
abanderado de la devocin mariana, Francisco de Sales, Juan Eudes, Juan Jacobo Olier, entre
otros.
Es, adems, un siglo femenino, no solo de mujeres de la corte y de letras, sino de mujeres
caritativas y piadosas que se dedicaron a la educacin de los nios y jvenes, especialmente,
de los pobres. El nacimiento de comunidades religiosas tuvo una enorme repercusin sobre
todo en el campo de la educacin y de la salud.
En este contexto irrumpe Marie Poussepin, en Dourdan Francia. All se cultiva como nia,
joven y adulta cristiana; conoce la holgura en su hogar de comerciantes y practica las obras
de misericordia al lado de su madre. Ya adulta,
[] contina la industria de sus ancestros y lo hace no solo
para vivir, sino a favor de la renovacin y el progreso del
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Marie Poussepin elige como lneas para el desarrollo de su carisma la educacin y la salud.
Su amor por la educacin la hace escribir en sus reglamentos: La comunidad mirar siempre
como uno de los principales deberes la instruccin y la educacin de la juventud (Poussepin,
1985: 86); y en su ltimo testamento: deseo y recomiendo a los que me sucedan mantener
el celo por la educacin de la juventud (Sacra Congregatio pro Causis Santourum Oficium
Historicum,1985: 523).
En adelante, toda vez que se haga alusin a las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentacin de la
Santsima Virgen, se dir solamente Hermanas de la Presentacin.
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Marie Poussepin, ubicada en su propio contexto, realiz un proyecto que se hizo vida en
una congregacin que abre sus puertas al mundo entero. Las Hermanas de la Presentacin,
siguiendo sus principios, emprenden una bsqueda para responder, desde la educacin, a la
transformacin que requiere el mundo de hoy. Por eso, optan por un enfoque educativo que
privilegia el concepto de hombre y de mujer, querido por la fundadora:
Defensa del valor de la vida, perdido por las condiciones de violencia y muerte que
viven los diferentes pases.
No fue precisamente esta la situacin vivida por Marie Poussepin en su tiempo? No radic
aqu precisamente su aporte?
El desentraar su pensamiento educativo a travs de la obra fundada por ella y de sus
escasos escritos, permite ubicar en el tiempo y en el espacio el escenario donde tienen
origen la vida y obra de Marie Poussepin, y su repercusin en la educacin ofrecida por
las hermanas.
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educacin acorde con su dignidad de hijas de Dios fueron, precisamente, las congregaciones
religiosas existentes en la poca.
As, el anlisis de este contexto permite ubicar histricamente una vida y una obra, desde
una tradicin educativa que se consolida como garante de un proceso de transformacin del
hombre y de la sociedad, desde la perspectiva de una humanizacin cristiana. De esta manera,
podremos decir que la experiencia vivida por Marie Poussepin se ha transformado en una
caracterstica del ver, del participar, del trascender y del comunicar.
Se toman como base, en primera instancia, los documentos escritos por la fundadora, para extraer
de ellos su ideologa. Se tienen en cuenta, adems, algunos documentos de la Congregacin que
han servido, a lo largo de la historia del Instituto, como archivo histrico y como aporte a la
historia de la congregacin, especialmente, lo relacionado con el campo educativo.
Alusivo a la Presentacin.
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En sntesis, se pretende mostrar cmo muchos de los postulados que sustentan los principios
educativos de Marie Poussepin, mantienen su vigencia, aunque en los nuevos contextos
culturales, educativos y sociopolticos mundiales existan connotaciones y paradigmas
diferentes de la poca en que se dio su pensamiento.
Marie Poussepin es una mujer cuya manera de pensar es posible en el momento que vivimos;
ella,
La fundadora ha dejado una herencia plasmada en la sobriedad
de su palabra, en el equilibrio de su visin pedaggica y en
la audacia de su intencin apostlica. Ha legado textos
madurados a lo largo de su existencia, que sirven de gua
durante tres siglos a quienes se dedican a esta gran tarea. La
prctica educativa a lo largo de la historia ha apreciado su
equilibrio, su honda sabidura, su conocimiento y respeto por
la persona humana.
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Todos estos elementos concluyen en una manera peculiar de ser: la vida desde lo que se
podra llamar el talante humanstico de Marie Poussepin. Significa un modo de ser espiritual,
psicolgico, pedaggico y existencial, que se traduce en un estilo concreto y especfico
de vivir la vida, pensar desde la vida, sentir lo que nos rodea y crear profundas relaciones
existenciales y personalizadas con todos los seres.
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La fe de Marie Poussepin est anclada en una vida eclesial abierta y comprometida desde sus
primeros aos. Este arraigo en la Iglesia local marca su vida y su obra. Las hermanas sern
enviadas para utilidad de la parroquia.
Su sentido de Iglesia y de obediencia la hacen capaz de soportar, sin desfallecer, las pruebas que
acompaarn el crecimiento de su Proyecto.
La formacin en la Congregacin
Estamos llamadas a presentar una cultura alternativa: la cultura del Evangelio y a lograr que
l nos penetre, se haga vida en nosotras y en el mundo. Inculturar el Evangelio pide de nosotras
creatividad, riesgo, dinamismo, comunin.
Hermana Mimiya Castro
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CAPTULO I
Todas las religiones, de una u otra forma, proponen una manera particular de ver la vida,
la historia, el universo y, entre este universo, al hombre. Es inevitable que cada religin se
ocupe de la educacin. La concepcin central de la Iglesia Catlica parte de la enseanza
de La Sagrada Escritura que piensa al hombre como un ser creado a imagen y semejanza de
Dios, creado para la comunicacin. A imagen de Dios lo cre, hombre y mujer los cre
(Gnesis 1, 27), hombre y mujer plenos de dignidad: Lo coronaste de gloria y dignidad
(Salmo 8, 6-7).
El hombre y la mujer son amados por Dios por lo que ellos mismos son, tienen un destino
propio y como personas no se realizan sino en su relacin con los otros; Esta semejanza
demuestra que el hombre, nica criatura terrestre a la que Dios ha amado por s mismo, no
puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera a los dems (Gaudium spes,
1968: 219).
Es la construccin de la fraternidad, que no consiste solo en una simpata por las dems
personas con las que se convive o se tiene alguna relacin o una descendencia comn, sino
que es el hecho de que todas y todos constituyen una comunidad; juntos y juntas estn
llamados a vivir una solidaridad que, en cada momento, est signada por la ley del Amor.
Para que el hombre y la mujer puedan desarrollarse como personas y responder a su propia
vocacin, deben poseer tambin condiciones que faciliten una vida verdaderamente humana:
Todos estos aspectos son constitutivos esenciales de la dignidad del hombre, a su consecucin
tiende la Iglesia, en su defensa est empeada y para que esto sea posible, todo debe estar
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Iglesia Catlica llama tambin la atencin sobre el progreso cultural, destaca la educacin
como fuente para la cultura ntegra del hombre y, la familia como Madre Nutricia de la
misma (Gaudium spes, 1968: 260).
En la Encclica Gaudium Spes, la iglesia reconoce que
[] en ocasiones, no ha sabido compaginar la educacin
cristiana con la cultura; no es llenar este vaco; por eso, se pide
a los fieles ms comprensin, a los telogos mayor exigencia,
en particular, el fomento de estudios interdisciplinarios, el
dilogo y la reflexin sobre otras reas del conocimiento,
e iluminar con la moral y la enseanza cristiana los diarios
progresos de la tcnica. La Iglesia insta a los laicos a
capacitarse y a profundizar en las Ciencias Sagradas. Es claro
que, para llevar a cabo estas exigencias, se necesita libertad de
investigacin, participacin y pensamiento (1968: 262).
Tambin, los obispos hablan de sus deberes de ensear hasta qu punto debe ser estimada
la persona en su totalidad, Todo est ordenado a la salvacin, y para ello se debe estimar a
la persona con su libertad, dignidad y vida misma, sin olvidar los problemas acerca de los
bienes temporales, la paz y la convivencia (p. 312-313). Esta filosofa tiene que traducirse
en accin educativa, sin la cual no existe posibilidad de crecimiento humano digno.
Para Amrica Latina, los documentos de Medelln, Puebla y Santo Domingo sientan los
principios fundamentales sobre la educacin cristiana, principalmente, en las escuelas,
principios aplicables, segn los Obispos, por cada Conferencia Episcopal, de acuerdo con las
diversas condiciones de los pueblos latinos. Destacan, a su vez, la importancia de la educacin
en la vida de los hombres, reconocindola como absolutamente necesaria, especialmente, en
el mundo de hoy. Los documentos expresan con claridad que la educacin es parte integral
de la misin de la Iglesia: la Iglesia educa y humaniza cuando evangeliza (III Conferencia
general del Episcopado latinoamericano, 1979: 217).
La ausencia de educacin es sinnimo de pobreza y desequilibrio; esto quiere decir que
el reto para la iglesia latinoamericana radica en abordar el aspecto educativo, no solo en
el mbito de la educacin formal, sino en otras formas alternativas vlidas: educacin no
formal, informal y en la modalidad a distancia.
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Para defender esta liberacin, la Iglesia se inspira en el ejemplo de Cristo que quiso la
redencin de todos. A ella le corresponde promover y facilitar la educacin en la fe de todos
los cristianos, y colaborar con todos en la promocin cultural y humana. La educacin es el
pilar fundamental en el que se apoya la cultura.
De las anteriores caractersticas se desprenden unos criterios orientadores que deben tenerse
en cuenta:
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Marie Poussepin con su espiritualidad contemplativa de Dios y del hombre nos ha abierto el camino
de la identificacin con Jess desde un carisma de caridad apostlica, vivido en comunidad, en el
espritu dominicano.
Hoy somos interpeladas a acoger vitalmente el proyecto de la Congregacin y a hacer nuestra la
experiencia fundante que se expresa como pasin por Dios y pasin por los hombres.
Como Marie Poussepin en su tiempo, nos corresponde hacer presente al amor de Dios en un mundo
carente de valores, dominado por el poder de la tcnica, el dinero, el pansensualismo.
En fidelidad al carisma, en una poca de fracturas e ideologas secularizantes, estamos requeridas
a inculturarnos en el mundo de los jvenes para anunciarles a Jesucristo y ayudarlos a abrirse a la
esperanza y al compromiso.
Hermana Carmenza Avellaneda
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CAPTULO II
Para abordar el tema del pensamiento pedaggico de Marie Poussepin, la referencia al pasado
es obligatoria, mxime si se trata de interpretar inteligentemente palabras y acontecimientos
que solamente pueden leerse con acierto desde su propio contexto.
La Evanglica Testificatio, hablando del carisma del fundador, lo define como una experiencia
del Espritu que se transmite. El carisma del fundador indica los elementos constitutivos que
se concretan y materializan en obras y realizaciones; en este caso, son los elementos que dan
razn de ser a la fundacin de una congregacin. As, es a travs de Marie Poussepin que El
Espritu ha querido embellecer y enriquecer a la Iglesia con una nueva realidad carismtica
para el servicio de la humanidad (Perfectae caritatis, 1968: 408).
El proyecto de Marie Poussepin es dinmico, procesual y puede visualizarse desde el
reconocimiento que le hace Agnes Revers, al colocar en su lpida el epitafio: [] Vio lo que
era recto a los ojos del Seor y lo cumpli.
La realidad que en ese momento viven las familias de Sainville; ignorancia, hambre,
orfandad, miseria, guerra.
RESPONDE:
Desde la urgencia de garantizar en los jvenes un aprendizaje para la vida, para ganar
el sustento, para formarse en valores.
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CONVOCA:
ORGANIZA:
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En Marie Poussepin, su inspiracin, Don del Espritu, es entonces, una respuesta dinmica
a las necesidades de su tiempo en una situacin concreta. Su proyecto est determinado con
claridad en el acta de Fundacin firmada el 13 de Noviembre de 1697, en la cual expresa:
queriendo formar una comunidad de la Tercera Orden de Santo Domingo para la utilidad de
la parroquia, para instruir a la juventud y servir a los pobres enfermos (Sacra Congregation
pro Causis Santourum Oficium Historicum 117, 1985: 160).
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Para un dominico o dominica, la Palabra debe ser conocida y comprendida (estudio) y ser
apropiada en la vida, debe ser comunicada a travs de la palabra humana. Domingo es hombre
de dilogo, de intercambios, de debates, de predicacin en las plazas, confa en la fuerza de
la palabra humana que comunica porque esta palabra est centrada en la Palabra de Dios, que
no se recibe en forma pasiva.
Para Domingo de Guzmn es imposible llevar la palabra sin vivirla en la comunidad, sin
compartirla, sin dialogarla, de ah un estilo democrtico de gobierno. La Palabra en la
cotidianidad de la vida debe tener un sujeto activo capaz de comprensin y de escucha del
otro, de la otra, es decir, la palabra es capaz de construir la comunidad en un clima fraterno.
En Marie Poussepin existen mltiples elementos de comunin con Domingo, es una mujer
madura, con una gran experiencia en el compromiso con los pobres y en el nivel empresarial;
muestra su creatividad inventando una nueva forma de vivir la vida religiosa, que era
impensable en ese momento: Una comunidad de vida apostlica.
Ella suea su comunidad realmente dominicana. Este es un hecho que marca la historia de
los comienzos y que se refleja con mucha claridad desde la misma intencin fundante: una
comunidad de la Tercera Orden de Santo Domingo con toda la riqueza que ella encierra,
aspiracin que atraviesa vida y obra de la fundadora, para quien la Palabra hecha carne,
Jesucristo, constituye la nica razn de su ser y de su quehacer.
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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de todas las hermanas en la obra comn. Como en Domingo y en Marie Poussepin, la vida y
la misin de las hermanas ser conocer a Jesucristo y anunciarlo a los hermanos. Dialctica
anuncio-denuncia, como funcin proftica de la predicacin de la Palabra y ministerio
propio de la Orden Dominicana.
Por otra parte, las intenciones de la fundadora tienen un propsito bien preciso y unas
caractersticas distintivas propias: la utilidad de la parroquia, la educacin y la salud que
determinan la finalidad de su instituto. Hay que encuadrar la finalidad de la obra de Marie
Poussepin en el mbito eclesial. La vida religiosa es el fruto de un carisma, don del espritu
para la Iglesia. Esta prolonga y hace presente a Jesucristo, hombre entre los hombres, el cual
no vino a ser servido sino a servir (Mateo 20, 28), y el servicio original que especifica
la misin de la Iglesia, en concordancia con la misin de Jess, consiste en el anuncio del
Evangelio.
Para Marie Poussepin se trata de armonizar su carisma y su misin apostlica con las necesidades
de la comunidad y las orientaciones de sus pastores. Ella piensa su obra al servicio de una
comunidad parroquial, dentro de una iglesia local que garantiza la autenticidad del Evangelio.
Iniciada por sus padres en una vida parroquial profunda, comprende que su servicio a la gente
tiene que realizarse a partir de sus propias carencias, porque el mensaje evanglico que ella
se propone vivir solo podra realizarse en la medida en que sirviera desinteresadamente a
las personas en sus necesidades humanas, partiendo de las ms urgentes, no solo como un
servicio asistencial o de beneficencia, sino como la entrega de una comunidad que confiesa
su fe y testimonia en hechos concretos su amor fraterno.
Haba comprendido que la salud era una urgencia de su poca, sobre todo por su larga prctica
de ayuda a los enfermos pobres de la cofrada de la caridad de Dourdan. La situacin de los
hospitales, a finales del siglo XVII, dejaba mucho que desear, el servicio no era adecuado,
con muchas fallas y poco cario; los enfermos carecan de lo necesario y sufran marginacin
y descuido en lo corporal y en lo espiritual; los enfermos eran los ltimos.
Para ella, el cuidado de los enfermos se inserta en el itinerario de la salvacin, por lo que es
inseparable del anuncio del Reino. La salud que Jess les ofrece y el amor preferencial con que
los rodea son signos de la salvacin ofrecida a todos los hombres. Por esta razn, la caridad
de la fundadora no duda en colocar su comunidad al servicio de los enfermos pobres. Servir
al enfermo es servir a la persona misma de Cristo (Poussepin, 1985: 79), expresaba en sus
reglamentos. El compromiso asumido hoy por hermanas y colaboradores, radica en hacer
que sus instituciones de salud sean un lugar de encuentro humano y cristiano, un mbito de
promocin humana y de evangelizacin y una respuesta a verdaderas necesidades sociales.
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La segunda urgencia que requiere una respuesta concreta para Marie Poussepin es la educacin.
Al lado de un hospital habr siempre una escuela con el fin de combatir la ignorancia de las
nias. En esa poca la educacin cristiana era obligatoria, as lo declara Luis XIV en 1698
(citado por Preteseille, (s.f): 84):
Pero tambin, era cierto que el empobrecimiento de los campos quitaba a los padres la
posibilidad de pagar por estos servicios. En la mayora de las aldeas, el privilegio de la
educacin era para los varones. Exista un maestro en cada escuela dedicado a ellos, pero
para las nias pobres no exista nada. Ellas estaban a la merced de personas o comunidades
caritativas que ejercan este servicio en forma gratuita.
Aqu entra en juego nuevamente la caridad de Marie Poussepin, para ofrecer la gratuidad
completa de la enseanza para todas ellas. La educacin, consigna en sus reglamentos, es
de todas las obras de caridad la que puede procurar ms gloria a Dios y ms provecho a los
hombres (Poussepin, 1985: 86). Su caridad la lleva a adelantarse a la poltica real al abrir su
primera escuelita en 1696.
As, la intuicin de esta mujer inspirada por la Providencia no es pasajera. Su obra debe
traspasar tiempo y espacio. Ella misma lo quiere as, [] de suerte que nos parece que
para el inters del Estado y beneficio del pblico, sera de desear que este establecimiento se
perpetuara (Poussepin, 1976: 9).
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Es un volumen impreso que contiene todos los documentos que los asesores y prelados requieren para juzgar
la aptitud del Siervo de Dios, con miras a su beatificacin y canonizacin. Debe contener los argumentos del
promotor de la fe y los argumentos contrarios. Este documento da una visin general sobre el tema y es estudiado
por los cardenales y los prelados oficiales (el prefecto, el secretario, el subsecretario y, si es necesario, el jefe de la
seccin histrica), que pronuncian su sentencia en reunin formal celebrada en el Palacio Apostlico.
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Los grandes seres humanos no viven solo su tiempo. Se adelantan, crean el sentido del testimonio y
del compromiso de pocas por venir. Tienen de Dios la gracia de habitar el futuro y desde all nos
convocan con la fuerza de su carisma.
Guillermo Len Escobar Herrn
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CAPTULO III
Si los fundadores son hombres y mujeres posedos por el Espritu y dciles a su accin
creadora, nosotras somos llamadas a estar en la escucha del Espritu que ha hablado en ellos
y que hoy contina hablndonos a travs de los acontecimientos, de los hombres y mujeres
de nuestro tiempo.
El carisma de la fundadora est delante de nosotros como palabra viviente pronunciada por el
Espritu, y nos pide una respuesta interpretativa que, para estar a su altura, no puede sino ser
guiada por el mismo Espritu, el nico capaz de desvelar los misterios y los ms recnditos
significados de una obra que es la suya. A quienes hoy tratamos de adentrarnos en su espritu
corresponde dejarnos guiar dcilmente por l, como otrora lo han hecho ellos.
Referirse, entonces, a los escritos de Marie Poussepin, es beber del pasado para encontrar la
propia fidelidad, es revivir el carisma con el fin de ponerlo, de manera creativa a disposicin
de todo el pueblo de Dios; es acercarse a la fundadora, es recorrer de nuevo, desde dentro, su
experiencia. Solo as se puede llegar a conocer en profundidad su pensamiento y el don que
el espritu le ha regalado.
La Hermana Ins Mercedes Meja Toro, en sus reflexiones sobre el carisma, expresa:
Al acercarnos a los escritos pedaggicos de la fundadora de
las Hermanas de la Presentacin, es necesario precisar que
ella no es de ninguna manera una terica de la educacin, y
que mucho menos tuvo la pretensin de legar a sus sucesoras
un tratado de pedagoga cristiana. A ella hay que reconocerla
como una mujer urgida interiormente por el Espritu para
realizar una tarea evangelizadora en el lugar y en la poca
concreta que le toc vivir.
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
Los primeros documentos a los que se puede hacer alusin son las cartas que escribi con
el fin de obtener las Letras Patentes que le otorgaran legalidad a su comunidad. Estas cartas
son la expresin pblica del proyecto misionero de Marie Poussepin, denotan con claridad el
perfil de cada uno de sus miembros y garantizaran la estabilidad de su instituto.
Recoger pobres jvenes del campo y fundar con ellas una comunidad.
Las Letras Patentes son otorgadas a Marie Poussepin en el ao de 1724, y con su obtencin
est constituida legalmente la comunidad. Trece fundaciones hospitalarias y educativas
existen ya en el momento de su aprobacin.
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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Como los discpulos de Jess, las hijas de Marie Poussepin son enviadas de dos en dos,
generalmente, una para el hospital y otra para la escuela. La fundadora escribe para ellas
las primeras recomendaciones denominadas: Reglas generales para la conducta de las
hermanas de la Comunidad de Sainville, en las parroquias en que se establezcan. De este
escrito se conserva el original.
Estas Reglas constituyen la expresin de la experiencia de Marie Poussepin para fortalecer la
vida de las hermanas en las primeras fundaciones. La forma como estn redactadas denotan
un claro contraste entre lo afirmativo y lo negativo, y, generalmente, concluyen con una
conducta, resultado de la primera afirmacin, a manera de imperativo, que debe llevarse a la
prctica. De ellas escribi el Padre Preteseille:
Estas reglas revelan a una mujer de una rica personalidad, con una manera propia de
vivir su opcin por Dios en comunin con sus hermanas para la misin; reflejan siempre
su conocimiento profundo de las posibilidades de cada persona. Los consejos expresados
en ellas, se refieren a Dios, a las hermanas, al testimonio de vida y a la misin apostlica
desarrollada en el campo de la salud y de la enseanza.
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
Los Reglamentos de Sainville, redactados por Marie Poussepin, son el fruto de su experiencia
y de su vivencia cotidiana durante cuarenta y dos aos.
Estos reglamentos contienen la riqueza de una vida en comunidad para el servicio de la
caridad.
Basada en la experiencia y siguiendo la inspiracin divina,
escribi sus Constituciones con tan profundo sentido
psicolgico y segura visin del porvenir, que sus religiosas de
hace 250 aos y las de hoy, sometidas por el medio ambiente
a las exigencias modernas, guardan las mismas observancias.
Entre las hermanas de la Caridad de Sainville que rodearon a
la Madre Poussepin y las hermanas de la Presentacin de Tours
que cuidan a los enfermos en las clnicas actuales o practican
los ltimos mtodos de enseanza, no hay ninguna diferencia
de reglamento directivo o de tenor de vida espiritual, porque
ella someti su obra a la prueba del tiempo, y con la facilidad
que le daba vigorosa personalidad supo aunar el sentido
particular o individual con el de la colectividad (Jeglot, 1951:
45).
Los Reglamentos de Sainville estn enriquecidos con una gran variedad de citas: de la Sagrada
Escritura, especialmente, de los Salmos, del Evangelio de San Mateo y de las Cartas de San
Pablo. Innumerables citas de los Padres de la Iglesia iluminan el texto y, finalmente, la regla
de la Tercera Orden de Santo Domingo complementa el cuadro de donde Marie Poussepin se
nutre espiritualmente.
Todos estos elementos constituyen un tejido, todo un entramado mediante el cual elabora y
expresa su pensamiento. Los Reglamentos de Sainville estn conformados por cuarenta y tres
captulos, de los cuales se har una somera descripcin para facilitar la comprensin de la
concepcin pedaggica de Marie Poussepin.
En el captulo primero estn claramente expresados los fines de la comunidad: Imitar la vida
que nuestro Seor llev sobre la tierra, vivir la Caridad que vivi Cristo (Poussepin, 1985:14).
La perfeccin de la vida cristiana est en la caridad. Marie Poussepin sigue este camino.
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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El segundo captulo sintetiza la forma como sus seguidoras estn llamadas a vivir la unin
y la caridad entre ellas mismas, aspecto que refuerza en los captulos XIV y XL cuando dice
que La caridad debe ser el alma de la comunidad (1985: 49).
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En el ltimo captulo, a manera de conclusin, Marie Poussepin lleva a las hermanas a tomar
conciencia del compromiso adquirido. Observarlo, reviste un carcter de obligatoriedad en
sentido dinmico, no es cumplimiento de la norma por s misma, sino por lo que entraa de
respuesta de amor consciente y libre. El reglamento debe cumplirse no solo en relacin con
uno mismo, sino en relacin con los otros, ya que su vivencia es un depsito confiado a
toda la comunidad y a cada hermana en particular, confa particularmente a la superiora la
responsabilidad de salvaguardar este depsito (Poussepin, 1985:117).
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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La tica de Marie Poussepin expresa la motivacin suscitada por la fe en el amor de Dios a cada
uno de sus hijos. La referencia en sus reglamentos a la dignidad de la persona es el sistema de valor
que, en Marie Poussepin, inspira la accin caritativa de su tiempo y el trabajo social y educativo de
hoy
La fuerza del pensamiento intuitivo de Marie Poussepin es la que anima la accin de los laicos e
inspira la obra que ellos dirigen. Sus principios no impiden evolucionar, ms an, integrados a las
evoluciones sociales, cobran nueva fuerza y permiten una mayor apertura en funcin de los tiempos.
Su sentido pedaggico nos sirve de referencia en nociones que hoy se diversifican y exigen: ternura,
vigilancia y amor sin medida y sin hacer diferencias presencia de Dios actuante en la caridad.
Patricia Terral
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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CAPTULO IV
En pginas anteriores, se haba expresado que Marie Poussepin no tuvo como objetivo
escribir un tratado pedaggico,
Pero sorprende enormemente en sus escritos con intuiciones
pedaggicas de avanzada que hoy constituyen para las
hermanas los presupuestos bsicos de una pedagoga renovada.
Sus frases, llenas de realismo y concrecin, confieren a los
textos un indiscutible sello de autenticidad y verosimilitud
histrica. Adentrarse, por lo tanto, en una bsqueda objetiva y
desapasionada de aquel entramado pedaggico que hace que
Marie Poussepin aparezca no solamente como fundadora sino
tambin como maestra (Velsquez, 1997).
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
La visin de Marie Poussepin es muy clara, su propsito es ofrecer una educacin cristiana,
es formar una mujer con una clara identidad cristiana. Ella es consciente de que la idea
que uno tiene de la educacin y del oficio del educador depende de la idea que se tiene del
hombre y de su destino. Su inters por una identidad cristiana en la educacin constituye una
constante y un signo evidente de su opcin por el Evangelio: Que lleven (las hermanas)
por todas partes el conocimiento de Jesucristo y de sus misterios y que inflamen todos los
corazones, si es posible, en el amor de su divina Majestad (Poussepin, 1985:86).
Esta educacin cristiana, para Marie Poussepin, se articula en dos dimensiones: Experiencia
de Dios y vivencia de la caridad.
Experiencia de Dios
Dios, para Marie Poussepin, no es un nombre, una palabra que se aprende de memoria.
Dios es aquel que se da plenamente a los hombres. Es un Dios personal, una persona que oye,
que se comunica, con la cual podemos entrar en intimidad.
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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Ese Dios se revela en Jesucristo, Don del Padre (Juan 14,9), en quien se superan todas las
contradicciones de la existencia humana, la muerte, el egosmo, el pecado y la limitacin. Por
eso, una maestra de novicias:
[] debe estar llena de sabidura para que pueda aplicarse en
primer lugar a hacerles conocer lo ms perfectamente posible,
a Nuestro Seor Jesucristo. Las instruir no solamente en sus
misterios, sino tambin, en sus preceptos, sus mximas y an
sus consejos (Poussepin, 1985: 67).
Para llegar a esta experiencia de Dios nico que puede hacer feliz, Marie Poussepin propone
la oracin a travs de la cual el crecimiento de la gracia del bautismo, de la fe y del amor
pasan del orden objetivo a una vivencia, una experiencia personal de Dios presente.
Por ella, se pasa del conocimiento terico al conocimiento en toda sabidura e inteligencia
espiritual (Colosenses 2, 1-4). Por eso, dice a las maestras:
Su cuidado principal ser ayudarles a las nias- a conservar
la inocencia que han recibido en su bautismo, se persuadirn
bien de que todo lo que hacen de ms en las escuelas no es
sino para ponerlas en estado de llegar a este fin ms fcilmente
(Poussepin, 1985: 87).
La experiencia de Dios es una respuesta a esa invitacin de Jess que llama a estar con
l (Marcos 3, 14), vivir del espritu de fe es esencial para las hijas de Marie Poussepin,
sus escritos as lo ratifican: Llenar santamente el da, hacer todas las acciones por el solo
deseo de agradar a Dios [] sin olvidar que no podemos estar jams fuera de la mirada de
Dios (Poussepin, 1991: 179-183). Esta experiencia hace fecunda la accin apostlica, la
intensidad de la contemplacin est en relacin directa con el anuncio de la Palabra y el
Servicio de la Caridad (Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentacin, 1996: 294)
La persona que vive la experiencia de Dios se compromete con esa Palabra de vida; fluyen
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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4.2 La educacin debe tender a formar al hombre en los valores ticos, personales
y sociales que otorgan sentido a la vida. Para Marie Poussepin educar es cultivar
valores que se traducen necesariamente en conductas.
En Los Reglamentos de Sainville y en Las Reglas Generales hay un sinnmero de valores que
Marie Pouseepin invita a practicar:
La tolerancia
Del latn tolerare que significa apoyar, soportar. Segn un artculo de Wikipedia, la
enciclopedia libre, la tolerancia es una nocin que define el grado de aceptacin ante un
elemento contrario a una regla moral, civil o fsica. Define la capacidad de un individuo
para aceptar algo con lo cual no est de acuerdo. Y, por extensin moderna, la actitud de
un individuo ante lo que es diferente a sus valores, implica el reconocimiento del otro-otra,
como sujeto, como persona.
La comunin se hace a travs de la diversidad, y lo diverso puede devenir en complementario.
Por eso, la tolerancia est referida al respeto, a la consideracin por las maneras de pensar
de los dems aunque sean contrarias a las propias. La verdadera caridad las conducir
a la cordialidad, a la afabilidad, a entenderse mutuamente y a darse en todo muestras de
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En una cultura de violencia, odios, recelos y venganzas que causan la muerte, Marie Poussepin
lleva a que las hermanas sean formadas en el verdadero amor. Por eso, desterrarn de su
corazn todo resentimiento (Poussepin, 1985: 20). Este amor permite advertir a nuestros
hermanos con prudencia y dulzura de sus defectos a fin de evitar el mal que de esto pudiera
nacer, superndose a s mismas (Poussepin, 1985: 18).
La tolerancia compromete en el reconocimiento del error e implica una actitud de perdn, por
lo tanto, Marie Poussepin induce a sus hijas a ofrecerlo: Si una hermana ha dicho o hecho
algo contra la caridad, dar satisfaccin a la hermana ofendida lo ms pronto posible, dndole
muestras de una perfecta reconciliacin (Poussepin, 1985: 18). Es el perdn de corazn
que se refleja en acciones concretas. De ninguna manera la tolerancia puede asimilarse a la
diferencia o a la sumisin.
La justicia
Halla su matriz y su culmen en la caridad, en el amor nuevo instaurado por Cristo como ley
fundamental de la nueva criatura y del nuevo Reino. Quien no ama no puede entenderse a s
mismo, no puede entrar en sintona con las exigencias de los otros. La justicia es otro de los
valores que distingue Marie Poussepin, a travs de l se da a cada uno lo que es debido. El
cada uno es la parte esencial de la justicia. Es el valor de la equidad, la igualdad y el orden.
El acceso a la educacin, para Marie Poussepin, es un deber de justicia: las hermanas que
estn empleadas en las escuelas se acordarn que estn obligadas a cumplir su deber respecto
de la instruccin y de la educacin de la juventud, no solamente por caridad, sino an por
justicia (Poussepin, 1985: 88).
La justicia, para Marie Poussepin, no se limita a una simple actitud ante la ley; esto sera
legalismo. Para ella, la justicia tiene que ver con el bien comn, con la liberalidad en el uso
de los bienes. La justicia es condicin de la realizacin de lo humano y la educacin es una
de las condiciones de la humanidad. Este aspecto fue vivido por la fundadora con la gratuidad
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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en la enseanza, por eso, ella misma expresa: la comunidad no se limitar a encerrar en ella
misma las liberalidades que ha recibido del cielo. Obrar de manera que las pueda esparcir
alrededor con largueza y profusin (Poussepin, 1985: 106).
La igualdad
Marie Poussepin proclama con mucha claridad que todos los hombres son iguales, lo nico
que cuenta es su ser de personas, no se har distincin ni de pas, ni de nacimiento y no
harn menos por los pobres que por los ricos (Poussepin, 1985: 48).
La igualdad, en este caso, se articula con la justicia, lleva a la fundadora a pronunciarse a
favor de aquellas personas con menos posibilidades en materia de conocimiento: no harn
menos por aquellas a quienes les cuesta aprender (1985: 88), aspecto que implica, para
todo educador, ampliar su dedicacin y atencin a las personas que tengan dificultades de
aprendizaje.
El respeto
Es siempre un signo de amor; no se limita a la simple cortesa, sino que busca que el otro
sea lo que est llamado a ser. Me respeta quien me deja y me ayuda a ser yo mismo. El
respecto implica atencin, consideracin, admiracin y valoracin por la persona y por el
otro que debe ser considerado como igual. Se aplicar pues menos en hacerles practicar
humillaciones que en hacerles vivir de la fe (Poussepin, 1985: 68) les ensear a respetarse
mutuamente y a no examinar los defectos de los otros (p. 69).
Para que una persona respete a los dems se deben tener en cuenta siempre unos parmetros
que marcarn las pautas. El nico parmetro posible en Marie Poussepin es Cristo. Su fin
es imitar por su conducta, tanto como pueden hacerlo las personas de su sexo, la vida que
nuestro Seor llev sobre la tierra (Poussepin, 1985: 14).
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El respeto tiene que ver con la comprensin, con la sinceridad, con la amabilidad que propone
continuamente Marie Poussepin, en sus reglamentos y en sus reglas generales; Cuando una
hermana decide dejar la comunidad, dice Marie Poussepin, se le despedir con dulzura
(1991: 99). Las buenas maneras tambin son seal de respeto hacia el otro:
El respeto por el otro garantiza un espacio adecuado con los medios bsicos para la
supervivencia: no se aceptar ningn establecimiento que no tenga un alojamiento con los
muebles convenientes, una renta suficiente para que las hermanas vivan medianamente y
todo lo que sea necesario para su empleo (1991: 107).
La prudencia
Como bien se hace notar en el sumario de la vida, virtudes y fama de santidad de la Sierva de
Dios, Marie Poussepin, aconseja al hombre sobre lo que debe hacer y le prescribe los medios
que debe adoptar con respecto al fin ltimo.
En el captulo XVII, que tiene que ver con los deberes de la superiora, la prudencia ocupa el
primer lugar:
Emplear ms gustosamente la dulzura que la severidad, evitar
las correcciones cuando se est alterada, ubicar a las hermanas
segn sus talentos y segn su capacidad de conducir a otros.
[]
La superiora se portar con mucha prudencia cuando se trate de
reprender, se guardar de emplear los mismos remedios para
todos los males en que puedan caer. Tendr mucha atencin
de no aplicar hierro y fuego en donde no se trata sino de una
ligera enfermedad (Poussepin, 1991: 60-64).
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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El testimonio
4.3 Toda educacin, para que sea efectiva, debe realizarse desde el amor. Este humaniza,
personaliza, libera, hace crecer.
En el pensamiento de Marie Poussepin existen cualidades fundamentales que favorecen una
armona dinmica en la formacin de la personalidad de los nios y jvenes. El amor es el
motor de las acciones: Tratad de haceros amar [] (Poussepin, 1991: 181). Condicin
para el acercamiento es el amor: los corazones se abren ms fcilmente a una persona que se
hace amar (Poussepin, 1985: 63). La ternura es expresin de amor; por eso, Marie Poussepin
dice: tened mucha ternura [] con la juventud que educis (1985: 181). La dulzura es
expresin de la ternura, sed dulce sin debilidad, firme sin dureza, grave sin altivez (p.
181). En la dulzura se fundamentan las relaciones interpersonales: sed dulce con vuestras
palabras, sencilla en vuestras respuestas (p. 180).
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
Los correctivos que se utilizan deben corresponder a una etapa especfica y a un momento
concreto: el reconocimiento de la persona implica tener en cuenta los diversos momentos que
sta vive. Hay que corregir, s, pero atendiendo a las etapas propias de la vida del ser humano.
Por eso, Marie Poussepin dice:
4.5 Toda educacin lleva implcita en s misma unos contenidos, unos saberes disciplinares
que responden a
su
finalidad.
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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Leer, escribir y el aprendizaje del clculo no son privativos del sexo masculino. La mujer
debe prepararse para cumplir la delicada misin de ser formadora del gnero humano, para
ello debe poseer los conocimientos que le permitan sentirse til y capaz de administrar
eficientemente su hogar, y a ello tiene acceso solo si ella desarrolla la habilidad de la lectura
y de la matemtica.
La educacin es medio de promocin humana que capacita para ser til, para
obtener los medios de subsistencia.
Marie Poussepin, desde pequea, conoci el trabajo en sus diferentes formas. Un trabajo
asiduo e inteligente que le permiti restaurar la empresa familiar. Por eso, su afn de promover
integralmente a la persona la llev a ensearles un arte, un oficio, un trabajo. Dice Marie
Poussepin que el trabajo nos da el medio de asistir a los pobres, de no ser carga para nadie y
de cumplir ms perfectamente la ley de Jesucristo quien nos ensea que hay ms ventaja en
dar que en recibir (1985: 83).
Ensear a las nias en las escuelas a tejer y a los trabajos convenientes para su edad (1985:
85), era una respuesta acorde con las necesidades de la persona, en una poca dominada
por la pobreza y la ignorancia. Para Marie Poussepin, no es solamente proveer el socorro
necesario, sino dar las armas para que dignamente la persona logre su propia subsistencia y
para que combata el ocio y el vicio.
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
4.6
Adaptar
medios
con mayor eficacia,
tarea de la educacin.
y
es
mtodos
en
orden a
lograr las
finalidades
La formacin cristiana. Para ello, habla de dulzura, ternura, vigilancia, correccin, prctica
de las virtudes, el silencio, las lecturas, el estudio y las verdades de la religin. Pero Marie
Poussepin imprime a todos estos medios, un carcter dinmico: adquirir la capacidad de
corregir y avanzar, o auto-formarse para responder con mayor conciencia a las obras de
apostolado y contribuir consciente y libremente en su formacin.
El mtodo
Sugiere una relacin dialctica sujeto-sujeto, que tiene que ver con las caractersticas propias
de la personalizacin. La formacin humana no se alcanza con la suma de conocimientos,
habilidades y destrezas particulares, aqu es fundamental la humanizacin.
El mtodo ayuda a elevarse, a encontrarle sentido a lo que se hace y se vive como parte
de un proceso creativo que no termina, por el contrario, que se proyecta con la fuerza y
calidad de la interaccin del sujeto que aprende y del sujeto que ensea. En esta dinmica,
Marie Poussepin expresa: No es preciso que una maestra de novicias diga todas estas
cosas a la vez, hasta que ella las ensee unas despus de otras, segn vea que son capaces
(1985: 68). En otra parte dice: no es preciso exigir primero las prcticas ms difciles []
las desanimara infaliblemente si ella, la maestra de novicias, quisiera hacerlas caminar
demasiado aprisa (68), y tendr cuidado de que tengan los talentos necesarios para cumplir
con sus obligaciones (p. 64).
En las correcciones, Marie Poussepin sugiere emplear ms la dulzura que la severidad []
ser rpida o lenta segn la necesidad [] conocer qu remedios deben emplearse en cada
ocasin (1985: 63).
Se trasluce una Marie Poussepin que sabe que la educacin es una labor de paciencia, que el
educador debe conocer las capacidades reales de cada estudiante, y que las personas no se
fabrican en serie.
Se debe animar a las perezosas, no debe menos detener a las
que seran demasiado ardorosas [] Por lo que toca a las
personas enfermas y delicadas, se les dar ocupaciones y
trabajos proporcionados a su debilidad, a fin de sacarlas de la
inutilidad sin agobiarlas (Poussepin, 1985: 84).
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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Marie Poussepin es una mujer de avanzada para la poca, posibilita la comunicacin entre
sus miembros como condicin primaria para la participacin y compromete a las hermanas
en la realizacin de la obra comn.
Este nuevo sentido de la persona se expresa en una mayor corresponsabilidad, en la
descentralizacin hacia la participacin de la base, en la subsidiaridad, en una mayor apertura
y transparencia, dilogo, comunin y tolerancia:
Toda vez que sea preciso tratar algn asunto importante en
la comunidad, la superiora no dejar de consultarlo con las
consejeras, y enseguida har reunir a las hermanas vocales
para presentarles el asunto de que se trata [] La superiora
consultar a sus consejeras sobre la escogencia que debe hacerse
de las hermanas que sern enviadas a los establecimientos []
en fin, tratarn juntas lo tocante a lo temporal y a lo espiritual
de la casa (Poussepin, 1985: 45-46).
La revisin del ser y del actuar es un proceso de valoracin permanente que por s misma
implica la participacin. As, la revisin es una tarea que conduce al crecimiento personal
y comunitario que estimula la responsabilidad: La superiora se reunir cada ocho o quince
das para examinar si no se ha introducido alguna relacin en la comunidad y buscar
con ellas los remedios que pudieran darse, sea para lo general, o sea para lo particular
(Poussepin, 1985: 45-46). Este examinar, en el lenguaje de hoy, sera revisar, evaluar,
retroalimentar.
62
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
iglesia. Apostolado al que todos estn destinados por el Seor mismo en virtud del bautismo
y de la confirmacin (Lumen Gentium, 74).
A todos los cristianos corresponde la tarea de trabajar para que el mensaje de la salvacin
sea conocido en todas partes por todos los hombres. En esta lnea se inscriben los deseos de
Marie Poussepin, que pide a las hermanas que, otras personas, diferentes a ellas, garanticen
la continuidad de sus obras y formen multiplicadores que, como ellas, lleven a todas partes el
mensaje de la Salvacin. As dice: en fin, no omitirn nada para formar personas que puedan
perpetuar despus de ellas esas buenas obras en los lugares en donde estn establecidas y
extenderlas por donde quiera que sean llamadas por una autoridad legtima (Poussepin,
1985: 15).
4.8 Una formacin integral debe conducir a alcanzar una realizacin personal.
En el pensamiento de Marie Poussepin se llega a esta realizacin cuando la persona es capaz
de hacer una opcin fundamental. Cuando el joven o el adulto se embarca en un proyecto
existencial de vida que lo conduce a la felicidad: Harn conocer de aquellas que sean capaces
de ello, la importancia de seguir la vocacin en la eleccin de un estado y les ensearn la
manera de consultar a Dios sobre un asunto de una consecuencia tan grande (Poussepin,
1985: 87).
Pero el hombre no puede realizarse plenamente sin abrirse y comprometerse con el t absoluto
a quien Dios puede hacer feliz (Poussepin, 1985: 68).
Para Marie Poussepin la maestra proyecta su vida, su manera de pensar y de actuar. Influye
en los estudiantes a travs de su testimonio. Porque no se trata solamente de ensear ciencia,
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
63
sino, sobre todo, virtud y piedad. La maestra es vida, una mujer que debe aplicar, sobre todo,
la nica pedagoga efectiva: la pedagoga del amor.
Esta pedagoga aplicada por Marie Poussepin, desde hace tres siglos, es reconocida hoy
por Federico Mayor, quien expresa: Un profesor afecta a la eternidad porque nunca sabe
hasta dnde llegar su influencia segn la expresin de Henry Brooks Adams [] o quizs
estamos ante la evidencia de que hay solo una pedagoga [] la pedagoga del amor (Gmez
Buenda, 1998: 250).
Nadie niega hoy la influencia del maestro en sus estudiantes, an sus convicciones religiosas
son una fuerza humanizadora, la fuerza que brota de una experiencia religiosa vivida en
plenitud. Esta fuerza humaniza, desarrolla el espritu y da sentido a la existencia.
Esta conciencia de Marie Poussepin, sobre el papel que cumplen las maestras en la educacin,
la llev a prepararlas para que estuvieran a la altura de este cometido. Estamos nuevamente
ante la visin de una mujer ampliamente conocedora de las realidades educativas y del papel
que en ellas desempean los agentes educativos. En boca de pensadores modernos aparece
el amor a Dios y el amor al prjimo, pregonados por esta fundadora como nica razn de ser
de cualquier actividad pedaggica.
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Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
sobre las verdades relacionadas con la salvacin, los mtodos de enseanza concernientes a
las nias y a los adultos, adems del conocimiento y dominio de lo que va a ensear.
La fundadora sintetiza sabiamente su visin sobre el papel trascendente que est llamada a
cumplir una hermana educadora cuando dice: Que sean el honor y la gloria de la iglesia
(Poussepin, 1985: 106).
La
eficiencia
de
una labor educativa
est en
la
funcin
de
presencia
de
educadores
competentes y motivados. La visin futurista de Marie Poussepin la lleva a preparar
hermanas para la educacin, para la salud y para que sean capaces de ejercer diferentes
oficios. Una concepcin bastante avanzada para una poca en que la mujer no contaba.
la
Para Marie Poussepin la realizacin de cualquier oficio, dentro o fuera de la comunidad, exige
que las personas cuenten con la instruccin suficiente: cada uno requiere de un aprendizaje,
de un proceso propio. La fundadora se refiere aqu a los oficios diferentes de la enseanza o
del cuidado de los enfermos: Ella la superiora- instruir a cada ayudanta sobre lo que tiene
Pensamiento Pedaggico de Marie Poussepin | Doctora Hermana Mara Aracely Gutirrez Escobar
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que hacer e impedir a las que se creen hbiles en esta clase de cosas que no cometan errores
(Poussepin, 1985: 61).
En cualquier caso, los procesos pedaggicos se hacen posibles cada vez que el educando
y el educador, como personas, tienen disposicin para la educabilidad, entendida como la
disposicin natural inherente a la persona para aprender a desarrollar conocimientos, actitudes
y aptitudes.
Al concluir este recorrido por los documentos de la Santa Fundadora, hay que reconocer que:
La vida de Marie Poussepin fue un continuo hecho pedaggico. Su que-hacer cotidiano
revela un conocimiento de las personas, de su psicologa, de sus necesidades, aptitudes,
posibilidades y limitaciones. Un profundo respeto por ellas, por lo que son, por lo que
pueden llegar a ser.
Una coherencia de vida que la impulsa a practicar aquello que ve que es recto y conveniente
para alcanzar la plenitud de vida.
Cuntos aos de distancia entre los conceptos emitidos por Marie Poussepin, pero qu
cercana con la conceptualizacin de la educacin actual!
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Para quien se desempea en el mundo del trabajo, encuentra en Marie Poussepin la imagen de
la mujer empresaria, con carcter organizativo, trabajador, emprendedor y audaz. Ella sabe de
relaciones laborales justas, de promocin humana y cristiana, vividas dentro de un dinamismo que
acorta la distancia entre la palabra y la accin. Al mismo tiempo que su obra es obra de Caridad,
fruto de un amor universal, aporta a la promocin y a la dignificacin de la mujer, con una clave: El
trabajo.
Para Marie Poussepin el trabajo es la pedagoga para ejercer la gratuidad; a travs de l deja
pasar toda la riqueza de su ser femenino, la ternura de su corazn y la fortaleza de su voluntad.
Es modelo para la mujer comprometida en el seguimiento radical de Jesucristo, armonizando las
exigencias de una vida en la contemplacin y la entrega en el servicio a los hermanos.
Hermana Ruth Mara Vallejo
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CAPTULO V
EL PENSAMIENTO DE MARIE POUSSEPIN EN LA MISIN EDUCATIVA DE
LAS HERMANAS
Los fundadores mientras viven estn presentes en todo lo que en sus respectivos
institutos se es y se hace. Su sombra lo cubre todo, y despus de su muerte, su presencia
sigue siendo tan operativa, o ms, que mientras ellos vivan. Despus de su muerte
se hace ms viva en sus institutos la idea de que los fundadores son, para siempre, la
mediacin histrica a la que tendrn que estar retornando permanentemente, para
descubrir en ella, la fuente inagotable de su propia identidad carismtica (lvarez
1996: 375).
Y las hermanas que realizan su trabajo educativo en medio de un mundo globalizado, donde,
en cuestin de segundos, la teleinformtica comunica a los hombres desde cualquier punto
de la tierra.
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Es, en definitiva, el mundo de los que tienen y pueden contra el mundo de los que nada
poseen.
En 1696, Marie Poussepin asumi la formacin de la mujer sumida en la ignorancia, hoy, las
hermanas trabajan con las mujeres a quienes la sociedad de consumo convierte en maniques
de vitrinas, mujeres plsticas, objetos que se pueden comprar y vender, pero, a la vez, mujeres
con grandes posibilidades de promocin, por la abundancia de publicaciones cientficas, la
globalizacin del mundo, la internacionalizacin de la cultura, que le abren espacios nuevos
de saber de formacin humana, social, espiritual y profesional.
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Hoy, las hermanas saben que la primera y principal tarea de la educacin es despertar
personas (Mounier, 1997: 64). Este fue el desafo para Marie Poussepin, y sigue siendo el
gran desafo para la congregacin. La persona como ser llamado por Dios para que tome en
sus manos las riendas de su propio destino. La persona como un ser en devenir, un ser que se
va haciendo. Este hacerse persona implica la libertad que le confiere poder creador, libertad
que puede generar su desdicha o su felicidad. En la libertad entra en juego la autonoma, que
le permite la toma de decisiones y la eleccin de valores.
La realizacin plena no la logra eligiendo cualquier valor, porque la persona se realiza
orientndose a un t. Por eso, el hacerse persona implica, a la vez, responsabilidad personal
y social. En la construccin de su ser no est sola, existen los otros. La persona no se realiza
plenamente sin abrirse a ellos. Esta relacin le da una dimensin de comunidad, que debe
vivirse en el espacio y en el tiempo, en el aqu y en el ahora.
Marie Poussepin ense a trabajar para ganarse la vida y hacerse tiles. El trabajo,
para ella, es el aporte personal donde el oficio de cada hermana a la subsistencia de la
comunidad, es proveer por s misma a sus necesidades. El trabajo le permite, adems,
participar en la obra comn y asistir a los pobres sin ser carga para nadie (Hermanas de la
Caridad Dominicas de la Presentacin, 1992: 43).
Hoy para las hermanas el trabajo es un derecho y un deber, es un medio para la autorrealizacin
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Una educacin que les permita vivir en actitud de permanente aprendizaje, como bien lo
expresa la Comisin Internacional para el siglo XXI: Aprender siempre aprender.
Ante las anteriores premisas, la educacin ofrecida por las hermanas tendra, entre otras, las
siguientes caractersticas:
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a quienes creen en la capacidad humana de alcanzar la verdad: la verdad sobre las cosas, la
verdad sobre s mismos y la verdad sobre Dios.
El ser humano carece hoy ms que nunca de esa seguridad que busca: est perdiendo la
estabilidad emocional, la certeza intelectual y la rectitud moral en la misma medida en que
ha despreciado radicalmente la verdad.
Distrado por el afn de realizarse a s mismo, ha perdido el apoyo en el sentido trascendente
y amoroso de la vida. El afn de poder, de riqueza y de placer se enseorea de la generacin
contempornea, y por ello, la droga, la violencia, el divorcio, el aborto, la muerte y el
terrorismo, tiranizan esta sociedad desquiciada en una espiral de vaco existencial, la invasin
de la sociedad de consumo va de la mano con la idolatra del ego y son consecuencia del
amordazamiento de la verdad.
En la Encclica Excorde Eclesiae Su Santidad Juan Pablo II nos dice que el mundo
contemporneo tiene urgente necesidad del servicio de instituciones educativas que apoyen y
enseen la verdad sin la cual desaparecen la libertad, la justicia y la dignidad del hombre.
Es la verdad la que construye al hombre como sujeto y no objeto, como persona y no
individuo, lo construye como miembro de una comunidad. Pero, por otra parte, es el hombre
el que construye la verdad en la medida en que la busca, la ama, la contempla, la defiende y
la vive. Hay una interaccin fundamental entre la verdad objetiva y construccin del sujeto
espiritual, entre bsqueda y encuentro, entre salir de s y ser en s.
La verdad construye al hombre desde su naturaleza porque desde lo que ya es, le invita a
alcanzar lo que pueda llegar a ser, lo que est llamado a ser. La construccin de la verdad
mediante el ejercicio responsable y recto de la libertad es la vocacin original del hombre,
aquello que constituye, en definitiva, su propia bienaventuranza. El ser creado a imagen de la
Verdad creadora est llamado a reconstruir el mundo de acuerdo con su belleza original y a
construirse a s mismo a travs de sus decisiones libres.
Educar para un correcto ejercicio de la libertad tiene que ver con el ejercicio de la autonoma
frente a una sociedad que masifica, que homogeniza, tiene que ver con la bsqueda del
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bien, con educar para el silencio, la contemplacin y la admiracin. En esta educacin estn
comprometidas las hermanas, al compartir su misin en escuelas, colegios y universidades.
2. Educar en la diversidad
La diversidad se produce en distintos campos: social, cultural, filosfico, religioso, moral y
poltico. Asumirla como relacin significa aceptar la inter y multiculturalidad como un nuevo
paradigma de organizacin social. Las hermanas de la Presentacin saben que la condicin
necesaria para la diversidad es el reconocimiento del Otro-Otra no se instrumentaliza, ni
se manipula.
Educar en y para la diversidad es reconocer que todos nacemos libres e iguales en dignidad y
derechos, exige un comportamiento fraternal de los unos con los otros u otras. Una educacin
en y para la diversidad y, por consiguiente, para la diferencia, es el desafo que la humanidad
deber afrontar en el futuro inmediato. Educar en y para la diversidad ser el nico seguro
que permita que todos los individuos tengan acceso, desde sus invulnerables diferencias, a
una vida materialmente digna, tica y feliz.
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Dios ha creado al ser humano y su imagen y semejanza, y por consiguiente, para la comunin.
Y, Dios mismo se ha revelado como Amor, como Trinidad y comunin, y ha llamado al
hombre y a la mujer a entrar en ntima relacin con l y los ha llamado tambin a la comunin
interpersonal, es decir, a la fraternidad. Esta es la ms alta vocacin del hombre: entrar en
comunin con Dios y con los otros hombres, sus hermanos.
Para las hermanas de la Presentacin, entonces, educar para la comunin y la fraternidad
exige:
1. Desde el punto de vista antropolgico: promover una cultura de comunicacin, de
la participacin y del dilogo, cultura de la solidaridad y la corresponsabilidad, de
la fraternidad y la comunicacin de bienes espirituales y materiales entre personas,
generaciones, razas, culturas, religiones, gneros.
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Que este libro, instrumento de anlisis, reflexin y formacin nos ayude a ser ms
eficaces y coherentes con los principios que deben regir la educacin.
Hermana Camila de la Merced O.P.
Religiosa perteneciente a la Congregacin de Hermanas Dominicas de La
Presentacin de la Santsima Virgen.