Cateo en El Derecho Penal Mexicano
Cateo en El Derecho Penal Mexicano
Cateo en El Derecho Penal Mexicano
1
Cfr Pavón Vasconcelos, Francisco, Op Cit., p. 399.
2
Cfr UNAM-IIJ, Op. Cit., p. 1206.
lugar en el que establece su residencia habitual, pues con ello sólo se atendería al
elemento objetivo del domicilio.
La protección a la inviolabilidad del domicilio a que nos referimos, atiende
también y de manera esencial, al elemento subjetivo del domicilio, esto es, al
propósito o destino que el sujeto concede a determinado espacio, en el que
desarrolla actos y formas de vida calificadas como íntimas o privadas.
Así, la señalada protección del domicilio, no sólo está encaminada a la del
bien inmueble, a la del espacio físico, sino también y de manera esencial, al
ámbito del asiento de intimidad de la persona.
Ello en virtud de que si bien el primer párrafo del artículo 16 constitucional
se refiere a "domicilio", lo cierto es que el octavo párrafo del mismo precepto, sólo
señala "lugar", debiendo entenderse por éste, aquel en el que el gobernado de
algún modo se asienta y realiza actos relativos a su privacidad, a su intimidad.
En efecto, al encontrarse el cateo dentro del ámbito de la materia penal, es
de considerase que el concepto de domicilio en esta materia es más amplio, pues
comprende también, cualquier localización o establecimiento de la persona, de
naturaleza accidental y transitoria en donde lleve a cabo actos comprendidos
dentro de su esfera privada.
Lo anterior se corrobora de algunos de los lugares que los artículos 285 y
381 bis, del Código Penal Federal, protegen contra los delitos de allanamiento de
morada y robo: departamentos, viviendas, aposentos, dependencias de casa
habitada, cuartos habitados o destinados a habitación, fijos a la tierra o movibles.
Así las cosas, se puede establecer que el concepto de domicilio a que se
encuentra referida la garantía de inviolabilidad del mismo, contenida en los
párrafos primero en relación con el octavo del artículo 16 constitucional,
comprende tanto el lugar en el que una persona establece su residencia habitual,
como todo aquel espacio, en el que desarrolla actos y formas de vida calificadas
como íntimas o privadas.
Ahora, como quedó apuntado, el señalado artículo 16, permite que las
autoridades, a efecto de poder cumplir con sus funciones, se introduzcan en el
domicilio de los particulares, como en el caso de los cateos, los cuales deben
cumplir requisitos formales y de fondo, tal como lo dispone el octavo párrafo del
mencionado precepto constitucional.
En efecto, con el afán de asegurar de manera efectiva y en favor del
gobernado, la tutela de su persona, familia, domicilio, papeles y posesiones, el
Constituyente estableció que las órdenes de cateo única y exclusivamente deben
ser expedidas por la autoridad judicial; y en concordancia con ello, señaló diversos
requisitos tendentes al sano ejercicio en su práctica, éstos son: a) que conste por
escrito; b) que exprese el lugar que ha de inspeccionarse; c) que precise la
materia de la inspección; d) que se levante una acta circunstanciada en presencia
de dos testigos propuestos por el ocupante del lugar cateado o en su ausencia o
negativa, por la autoridad que practique la diligencia.
La finalidad del cateo, es la de aprehender a una persona mediante orden
dada por autoridad competente; asimismo, la búsqueda de objetos que se
presuma se encuentran en el lugar en donde se va a llevar dicha diligencia;
aspectos que deben estar relacionados con la comisión del algún delito.
El Código Federal de Procedimientos Penales, en observancia a la garantía
de inviolabilidad del domicilio, en su artículo 61, establece:
"Artículo 61. Cuando en la averiguación previa el Ministerio Público estime
necesaria la práctica de un cateo, acudirá a la autoridad judicial competente, o si
no lo hubiere al del orden común, a solicitar por escrito la diligencia, expresando
su objeto y necesidad, así como la ubicación del lugar a inspeccionar y persona o
personas que han de localizarse o de aprehenderse, y los objetos que se buscan o
han de asegurarse a lo que únicamente debe limitarse la diligencia.
"Al concluir el cateo se levantará acta circunstanciada, en presencia de dos
testigos propuestos por el ocupante del lugar cateado o en su ausencia o negativa,
por la autoridad judicial que practique la diligencia.
"Cuando no se cumplan estos requisitos, la diligencia carecerá de todo
valor probatorio, sin que sirva de excusa el consentimiento de los ocupantes del
lugar."
El precepto antes reproducido, además de los requisitos que establece el
octavo párrafo del artículo 16 constitucional con relación al cateo, esto es, a) que
conste por escrito; b) que exprese el lugar que ha de inspeccionarse; c) que
precise la materia de la inspección; d) que se levante un acta circunstanciada;
señala que la orden de cateo debe expresar el objeto y necesidad del mismo y
establece que de no cumplirse con los requisitos que menciona, la diligencia
carecerá de todo valor probatorio.
El mencionado precepto legal, con la finalidad de asegurar el imperio de la
garantía de inviolabilidad del domicilio en materia penal, es contundente al señalar
que si no se cumple con alguno de los requisitos que establece, la diligencia de
cateo carecerá de todo valor probatorio.
En esas condiciones, conviene establecer los actos que constituyen la
diligencia de cateo:
1. Localización de objetos y personas, así como la
aprehensión de éstas en el domicilio registrado.
2. Acta circunstanciada de la propia diligencia.
Atento a lo anterior, la sanción que establece el mencionado artículo 61, en
el sentido de que carecerá de valor la diligencia de cateo que no se realice
conforme a los requisitos en él señalados, los cuales son congruentes con los
señalados en el artículo 16 constitucional, se limita a tales actos.
Así, se estará en imposibilidad de otorgar eficacia probatoria a los objetos
y/o personas localizados en el registro domiciliario respectivo, así como lo
asentado en el acta correspondiente.
En efecto, las pruebas obtenidas con vulneración a la inviolabilidad del
domicilio, es decir, de la intromisión de la autoridad al domicilio de un gobernado
sin contar con orden judicial, son los objetos y personas que se localicen, así
como la aprehensión de éstas en el domicilio registrado y el acta circunstanciada
de la propia diligencia, probanzas que carecen de eficacia probatoria alguna.
Es de destacarse que la tutela de los derechos fundamentales debe ser el
objetivo prioritario del Estado de derecho que la Constitución consagra, pues los
derechos fundamentales son la base de nuestra organización jurídico-política; en
esa virtud, su vulneración, entre otras consecuencias, debe conducir a la
imposibilidad de otorgar eficacia jurídica a las pruebas obtenidas con infracción de
tales derechos.
Así resulta, que al ser la inviolabilidad del domicilio un derecho fundamental,
las pruebas obtenidas con vulneración al mismo, carecerán de eficacia probatoria,
quedando afectada también la eficacia probatoria de las pruebas que sean
consecuencia directa de la obtenida con vulneración de dicho derecho
fundamental, esto es, las obtenidas a partir de aquéllas.
Así, no puede ser materia de prueba el informe policíaco o parte
informativo, ni los testimonios de las autoridades que se introdujeron en el
domicilio registrado, pues de manera directa derivan de dicha vulneración.
Los objetos y personas encontrados en el domicilio inconstitucionalmente
registrado, no hubieran existido de no haberse practicado el cateo ilegal, lo cual
evidencia que el origen de los mismos es el propio cateo, el cual, al resultar ilegal
y, en consecuencia, carecer de todo valor probatorio, influye de manera directa en
los actos que de él derivaron, debiendo éstos seguir la misma suerte que aquello
que les dio origen.
Así, debe considerarse que todo acto que tenga su origen en un cateo que
no cumpla con los requisitos constitucionales, carece de existencia legal, pues los
actos que tengan su origen en un cateo que carezca de valor probatorio, esto en
términos del artículo 61 del Código Federal de Procedimientos Penales, no
pueden tener existencia legal.
Cabe apuntar, que el mandato constitucional respecto de la orden de cateo
va dirigido a las autoridades que se encuentran inmersas en la procuración y
administración de justicia, que con su actuar pueden violar derechos
fundamentales del gobernado que trascienden en su domicilio, libertad y seguridad
jurídica, por lo que dichas autoridades están obligadas a respetar el marco
constitucional y legal establecidos para esos efectos.
Si bien la orden de cateo presupone la comisión de un delito, la existencia
de una investigación y la probabilidad de que en el mismo recinto se encuentra el
activo o los objetos relacionados con el delito, lo cierto es que no en todos los
casos hay una investigación ministerial de un delito previamente cometido, en la
que existan datos del presunto responsable u objetos relacionados con el delito
que se encuentren en el domicilio particular.
Ciertamente, existen casos de flagrancia, esto es, cuando se está en
presencia de actos delictivos que se están ejecutando o se acaban de ejecutar,
por ejemplo, cuando la autoridad policial recibe información en el sentido de que
en determinado domicilio tienen secuestrado a un sujeto (delito permanente), o
que se está cometiendo una violación (delito instantáneo), que se posee droga o
armas (delito permanente), tráfico de personas (delito instantáneo), pederastia
(delito instantáneo), casos en los que no se necesitará, necesariamente, orden
judicial de cateo que autorice la intromisión o allanamiento del domicilio particular,
ya que existiendo flagrancia, el propio artículo 16 constitucional, expresamente
permite a cualquier particular, y con mayor razón a la autoridad, detener al
indiciado y lógicamente hacer cesar la agresión delictiva.
Lo anterior con independencia de que el delito en flagrancia se ejecute en el
domicilio particular, toda vez que la Constitución no establece acotamiento alguno
al respecto.
Es de señalarse que el Código Federal de Procedimientos Penales en el
artículo 193, define lo que se entiende por flagrancia de la siguiente manera:
"Artículo 193. Se entiende que existe flagrancia cuando:
"I. El inculpado es detenido en el momento de estar cometiendo el delito;
"II. Inmediatamente después de ejecutado el delito, el inculpado es
perseguido materialmente, o
"III. El inculpado es señalado como responsable por la víctima, algún testigo
presencial de los hechos o quien hubiere participado con él en la comisión del
delito, o se encuentre en su poder el objeto, instrumento o producto del delito, o
bien aparezcan huellas o indicios que hagan presumir fundadamente su
participación en el delito; siempre y cuando se trate de un delito grave, así
calificado por la ley, no haya transcurrido un plazo de cuarenta y ocho horas desde
el momento de la comisión de los hechos delictivos, se haya iniciado la
averiguación previa respectiva y no se hubiera interrumpido la persecución del
delito. ..."
De lo anterior se advierte que la flagrancia se actualiza cuando el indiciado
es sorprendido en el momento mismo en que se está cometiendo el delito o
cuando inmediatamente después de que se ejecuta, el inculpado es perseguido
materialmente; asimismo cuando el inculpado es señalado por la víctima, por
algún testigo presencial de los hechos o por quien hubiere participado con él en la
comisión del delito, o se encuentre en su poder el objeto, instrumento o producto
del delito o bien aparezcan huellas o indicios que hagan presumir fundadamente
su participación en el delito, siempre y cuando se trate de un delito grave, así
calificado por la ley y no haya transcurrido un término de cuarenta y ocho horas
desde el momento de la comisión de los hechos delictivos, se haya iniciado la
averiguación previa respectiva y no se hubiera interrumpido la persecución del
delito.
Así, sólo en los casos en que se trate de un delito cometido en flagrancia,
previsto en el precepto constitucional y legal citado, puede la autoridad
introducirse a un domicilio sin contar con orden de cateo, fundado en que la
demora podría hacer ilusoria la investigación de los delitos y la aplicación de las
penas correspondientes.
Lo anterior significa que la autoridad policial puede irrumpir en el domicilio
de un gobernado sin contar con orden de cateo cuando se esté cometiendo el
delito dentro del domicilio, igualmente cuando después de ejecutado un delito en
flagrancia el inculpado es perseguido hasta el domicilio particular.
Ahora, si como quedó establecido, en los supuestos de flagrancia no se
requiere, necesariamente, orden de cateo, lógicamente las pruebas que se
encuentren vinculadas directa o indirectamente con dichas detenciones, no se
rigen por los supuestos que contemplan los numerales 61 y 284 del Código
Federal de Procedimientos Penales, pues tendrán eficacia probatoria y
corresponderá al juzgador valorarlas conforme a las reglas relativas.
La diligencia de cateo prevista en el octavo párrafo del artículo 16
constitucional, presupone una investigación ministerial de un hecho delictivo
previamente cometido y la necesidad de buscar o detener al presunto implicado en
el mismo o, en su caso, de buscar las pruebas que acrediten la existencia misma
del delito o la probable responsabilidad del inculpado, lo cual no sucede en los
casos de flagrancia.
La razón anterior obedece también al hecho de que la autoridad tiene el
deber de velar por la seguridad y protección de la ciudadanía, por lo que se
convierte en garante de los bienes de la sociedad y por contrapartida, tiene el
derecho de hacer que cese dicha afectación, sin esperar que se lo autorice
expresamente la autoridad judicial.
En efecto, en la Constitución se establecen los requisitos de la orden de
cateo, sin los cuales la misma será ilegal, pero también se establece la facultad
punitiva del Estado como garante de la existencia de la sociedad, de ahí que
también prevea el delito flagrante.
Lo anterior, permite apreciar que entre ambos mandatos constitucionales, el
de la orden de cateo y el de la facultad punitiva del Estado, debe existir un
equilibrio, ya que no se puede concebir una orden de cateo que no cumpla con los
requisitos correspondientes, en atención a los bienes tutelados que afecta, como
tampoco, que ante conductas constitutivas de delitos, el Estado no actúe.
Así, la regla para realizar un cateo la constituyen todos los requisitos que
establece el artículo 16 constitucional descritos con anterioridad, y la excepción,
cuando se verifique el cateo en caso de flagrante delito.
Cabe señalar que corresponderá al órgano jurisdiccional realizar el juicio de
proporcionalidad sobre la medida del cateo llevada a cabo, a fin de establecer si
se cumplieron los requisitos respectivos, o bien, no obstante que no se cumplieron
se estaba en presencia de flagrante delito.
También debe precisarse que en caso de flagrancia la autoridad debe de
contar con datos ciertos o válidos que motiven la intromisión al domicilio, datos
que se deberán aportar en el proceso en caso de llegarse a consignar la
averiguación correspondiente a efecto de que el Juez pueda tener elementos de
valuación para determinar si en el caso efectivamente se trató de flagrancia.
En caso de que no se acredite que la intromisión al domicilio fue motivada
por un delito flagrante, tal intromisión así como lo que de ello derive resultará
ilegal.
Así, la orden de cateo es básica para el afincamiento de una
responsabilidad penal, pues conforme a la diligencia de cateo que se haga, si se
encuentra al probable responsable y algún objeto del delito se podrá iniciar o
continuar la averiguación previa y su consignación a la autoridad competente para
lograr castigar al culpable y evitar la impunidad en lo posible.
Ahora bien, se pudo obtener la copia de una orden de cateo, la cual
considero importante transcribir, dada la secuencia que se sigue para el dictado de
tal mandato.
“CIUDAD; ESTADO; FECHA DE DOS MIL SEIS.
V I S T O S los autos que integran el cuaderno número 18/2006-II, a fin de
resolver sobre la orden de cateo solicitada por el Agente del Ministerio Público de
la Federación de Procedimientos Penales “B” en LUGAR, respecto de la finca
ubicada en la calle Baco, esquina con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR,
construcción de dos plantas, sin número visible, fachada con aplanado color gris,
sin pintar, con una puerta de acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el
lado izquierdo es observable un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el
nivel superior, en el lado derecho a ese predio se ve un inmueble de una planta; y,
R E S U L T A N D O:
ÚNICO. Mediante oficio número 2366/2006, recibido por el Secretario de
guardia de este Juzgado de Distrito a las catorce horas con cuarenta y cinco
minutos del FECHA, el Agente del Ministerio Público de la Federación de
Procedimientos Penales “B” en LUGAR determinado, solicitó a este Órgano
Jurisdiccional, se librara orden de cateo respecto de la finca ubicada en la calle
Baco, esquina con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR, construcción de dos
plantas, sin número visible, fachada con aplanado color gris, sin pintar, con una
puerta de acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo es
observable un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el nivel superior, en el
lado derecho a ese predio se ve un inmueble de una planta, adjuntando copia
certificada de la averiguación previa 4302/2006, por lo que este Juzgado se avoca
al estudio de la procedencia de la petición de la Representación Social Federal; y,
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO. Este Juzgado de Distrito en el Estado de LUGAR, es competente
para resolver sobre la solicitud de orden de cateo, de conformidad a lo establecido
en los artículos 104 Constitucional; 6 del Código Federal de Procedimientos Penales,
así como el 48 y 50, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, por
tratarse de una solicitud que deriva de una averiguación previa iniciada por un delito
cometido dentro de la competencia territorial de este juzgado, de conformidad con el
acuerdo 57/2006, del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal.
SEGUNDO. Ahora bien, para emitir una orden de cateo deben estar
reunidos los requisitos de los artículos 16 Constitucional; y 63 del Código Federal
de Procedimientos Penales, los cuales a continuación se transcriben:
“Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio,
papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad
competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento...”
“En toda orden de cateo, que sólo la autoridad judicial podrá expedir y que
será escrita, se expresará el lugar que ha de inspeccionarse, la persona o
personas que hayan de aprehenderse y los objetos que se buscan, a lo que
únicamente debe limitarse la diligencia, levantándose al concluirla, una acta
circunstanciada, en presencia de dos testigos propuestos por el ocupante del
lugar cateado o en su ausencia o negativa, por la autoridad que practique la
diligencia…”
“Artículo 63. Para decretar la práctica de un cateo, bastará la existencia de
indicios o datos que hagan presumir, fundadamente, que el inculpado a quien se
trate de aprehender se encuentra en el lugar en que deba efectuarse la diligencia;
o que se encuentran en él los objetos materia del delito, el instrumento del mismo,
libros, papeles u otros objetos, que puedan servir para la comprobación del delito
o de la responsabilidad del inculpado”.
A efecto de estar en condiciones de determinar si los extremos de los
anteriores preceptos se colman, se procede al estudio de las copias fotostáticas
que integran la averiguación previa 4302/2006, entre las que destacan:
a). A foja trece, oficio número 1938/PME/2006, que contiene el informe de
investigación rendido por los elementos de la Policía Ministerial del Estado,
destacamentados en LUGAR, Adrián APELLIDOS y Joaquín Apellidos, en el que
hicieron del conocimiento del Agente del Ministerio Público del Fuero Común de
LUGAR, que a las diecinueve horas con treinta minutos del dos de agosto del año
en curso, arribaron a la calle Venustiano Carranza, a la altura del templo San Luis
Rey, de esa localidad, encontrando a MARIO ABEL HERNÁNDEZ VÁZQUEZ,
alias “El Chato”, a quien interceptaron, entregando éste un envoltorio de papel
servilleta con una hierba verde y seca con las características de la marihuana.
b). A fojas quince y dieciséis, comparecencias de los agentes de la Policía
Ministerial del Estado, destacamentados en LUGAR, Adrián APELLIDOS y
Joaquín APELLIDOS, ante el Agente del Ministerio Público del Fuero Común en
dicha ciudad, el dos de agosto de dos mil veinte, en las que ratificaron el parte
informativo contenido en el oficio número 1938/PME/2006.
c). A foja veinte, declaración del indiciado Mario APELLIDOS, ante el
agente del Ministerio Público del Fuero Común, el tres de agosto de dos mil veinte,
en la que manifestó estar de acuerdo con el oficio número 1938/PME/2006,
agregó que era farmacodependiente al consumo de la marihuana.
d). A foja veinticinco, inspección, practicada el tres de agosto de dos mil
veinte, por el Agente del Ministerio Público de la Federación de Procedimientos
Penales “B” en LUGAR, de un envoltorio de papel servilleta de color blanco, con
un vegetal verde y seco, al parecer marihuana, con peso neto de ocho
decigramos.
e). A foja treinta y uno, dictamen químico, emitido por el perito de la
Procuraduría General de la República, NOMBRE, quien determinó que el vegetal
verde y seco descrito en el mismo, corresponde a Cannabis Sativa L. conocida
como marihuana, considerada como estupefaciente por la Ley General de Salud.
f). A fojas treinta y cuatro a treinta y seis, declaración del inculpado MARIO
APELLIDOS, rendida ante el Agente del Ministerio Público de la Federación de
Procedimientos Penales “B” en LUGAR, el tres de agosto de dos mil veinte, en la
que manifestó estar de acuerdo con la imputación que obraba en su contra, que la
droga que se le aseguró la compró a un hombre apodado “El Gordo”, en la finca
ubicada en la calle Baco, esquina con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR,
construcción de dos plantas, sin número visible, fachada con aplanado color gris,
sin pintar, con una puerta de acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el
lado izquierdo es observable un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el
nivel superior.
g). A fojas cuarenta y seis; y cuarenta y siete; oficio 2119/2006, firmado por
los Agentes Federal de Investigación, destacamentados en San Miguel de Allende,
Guanajuato, Jesús APELLIDOS, NOMBRE, y NOMBRE, con el visto bueno del
encargado de la subsede, NOMBRE, mediante el cual informaron que se avocaron
a la investigación de los hechos denunciados, siendo el caso que a las dieciocho
horas con treinta minutos del ocho de noviembre del año en curso, se encontraban
de guardia frente a la esquina de las calles Baco y Zeus, colonia Olimpo de esa
municipalidad, observando que un hombre se acercó a ese domicilio, siendo
atendido por otro hombre, realizando ambos una intercambio de manos,
retirándose entonces el primero, por lo que fue interceptado metros adelante,
JAVIER APELLIDOS, entregando éste un envoltorio de papel periódico con un
vegetal verde y seco con las características de la marihuana, manifestando que lo
compró a “El Gordo”.
h). A fojas cincuenta y cinco a sesenta y cinco, comparecencias de los
Agentes Federal de Investigación, destacamentados en LUGAR, Jesús
APELLIDOS, NOMBRE y NOMBRE, ante el Agente del Ministerio Público de la
Federación de Procedimientos Penales “B” en LUGAR, el ocho de noviembre de
dos mil veinte, en las que ratificaron el parte informativo contenido en el oficio
número 2119/2006.
i). A foja sesenta y siete, inspección realizada por el Agente del Ministerio
Público de la Federación de Procedimientos Penales “B” en LUGAR, el ocho de
noviembre de dos mil veinte, de un envoltorio de papel periódico con un vegetal
verde y seco, al aparecer marihuana, con peso neto de un gramo con tres
decigramos.
j). A foja setenta y tres, dictamen químico, emitido por el perito de la
Procuraduría General de la República, NOMBRE, quien determinó que el vegetal
verde y seco descrito en el mismo, corresponde a Cannabis Sativa L. conocida
como marihuana considerada como estupefaciente por la Ley General de Salud.
k). A fojas setenta y cinco a setenta y siete, declaración del inculpado
JAVIER APELLIDOS, rendida ante el Agente del Ministerio Público de la
Federación de Procedimientos Penales “B” en LUGAR, el nueve de noviembre de
dos mil veinte, en la que manifestó estar de acuerdo con la imputación que obraba
en su contra, que la droga que se le aseguró se la compró a un hombre apodado
“El Gordo”, en la finca ubicada en la calle Baco, esquina con calle Zeus, colonia
Olimpo de LUGAR, construcción de dos plantas, sin número visible, fachada con
aplanado color gris, sin pintar, con una puerta de acceso de metal, color negro, del
lado derecho, en el lado izquierdo es observable un árbol; así como, dos ventanas
con arco, en el nivel superior.
l). A foja ochenta y cuatro, inspección realizada por el Agente del Ministerio
Público de la Federación de Procedimientos Penales “B” en LUGAR, el nueve de
noviembre de dos mil veinte, de la finca cuyo cateo se solicita, ubicada en la calle
Baco, esquina con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR, construcción de dos
plantas, sin número visible, fachada con aplanado color gris, sin pintar, con una
puerta de acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo es
observable un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el nivel superior, en el
lado derecho a ese predio se ve un inmueble de una planta.
m). A foja ochenta y cinco, impresión fotográfica de la finca cuyo cateo se
solicita.
TERCERO. Del contenido de las constancias anteriormente reseñadas,
valoradas de conformidad con las reglas contenidas en los artículos 279 al 290 del
Código Federal de Procedimientos Penales, se advierte que en la finca ubicada en
la calle Baco, esquina con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR, construcción de
dos plantas, sin número visible, fachada con aplanado color gris, sin pintar, con
una puerta de acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo
es observable un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el nivel superior, en
el lado derecho a ese predio se ve un inmueble de una planta, de la cual obra
impresión fotográfica e inspección ministerial, se comercializa marihuana,
considerado como estupefaciente por la Ley General de Salud, lo anterior sin la
autorización de la autoridad sanitaria.
Ahora bien, de los medios de convicción señalados con anterioridad, como
son el oficio número 1938/PME/2006, que contiene el informe de investigación
rendido por los elementos de la Policía Ministerial del Estado, destacamentados
en San Miguel de Allende, Guanajuato, NOMBRE y NOMBRE, en el que hicieron
del conocimiento del Agente del Ministerio Público del Fuero Común de LUGAR,
que a las diecinueve horas con treinta minutos del dos de agosto del año en curso,
arribaron a la calle Venustiano Carranza, a la altura del templo San Luis Rey, de
esa localidad, encontrando a MARIO APELLIDOS, alias “El Chato”, a quien
interceptaron, entregando éste un envoltorio de papel servilleta con una hierba
verde y seca con las características de la marihuana; así como con el oficio
2119/2006, firmado por los Agentes Federal de Investigación, destacamentados
en LUGAR, con el visto bueno del encargado de la subsede, NOMBRE, mediante
el cual informaron que se avocaron a la investigación de los hechos denunciados,
siendo el caso que a las dieciocho horas con treinta minutos del ocho de
noviembre del año en curso, se encontraban de guardia frente a la esquina de las
calles Baco y Zeus, colonia Olimpo de esa municipalidad, observando que un
hombre se acercó a ese domicilio, siendo atendido por otro hombre, realizando
ambos una intercambio de manos, retirándose entonces el primero, por lo que fue
interceptado metros adelante, JAVIER APELLIDOS, entregando éste un envoltorio
de papel periódico con un vegetal verde y seco con las características de la
marihuana, manifestando que lo compró a “El Gordo”; las inspección realizada por
el Representante Social de la Federación de Procedimientos Penales “B” en
LUGAR, de la finca cuyo cateo se solicita; la impresión fotográfica de la misma
finca; las inspecciones realizadas por el Agente del Ministerio Público de la
Federación Investigador en LUGAR, el tres de agosto de dos mil veinte, de un
envoltorio de papel servilleta de color blanco, con un vegetal verde y seco, al
parecer marihuana, con peso neto de ocho decigramos y la de fecha el ocho de
noviembre de dos mil veinte, de un envoltorio de papel periódico con un vegetal
verde y seco, al aparecer marihuana, con peso neto de un gramo con tres
decigramos; las comparecencias de los agentes investigadores de dos de agosto
de dos mil veinte, en las que ratificaron el parte informativo contenido en el oficio
número 1938/PME/2006, asimismo las diversas de ocho de noviembre de dos mil
veinte, las que ratificaron el parte informativo contenido en el oficio número
2119/2006, por parte de los agentes de la Policía Ministerial del Estado,
destacamentados en San Miguel de Allende, Guanajuato, NOMBRE y NOMBRE,
ante el Agente del Ministerio Público del Fuero Común en dicha ciudad y los
Agentes Federales de Investigación, destacamentados en LUGAR, NOMBRE,
NOMBRE y NOMBRE, ante el Agente del Ministerio Público de la Federación de
Procedimientos Penales “B” en LUGAR; los dictámenes químicos, emitidos por el
perito de la Procuraduría General de la República, NOMBRE, quien determinó que
los vegetales de color verde y secos descritos en los mismos, corresponden a
Cannabis Sativa L. conocida como marihuana, considerada como estupefaciente
por la Ley General de Salud; y la declaraciones del inculpado NOMBRE, rendida
ante el Agente del Ministerio Público de la Federación de Procedimientos Penales
“B” en LUGAR, el tres de agosto de dos mil veinte, en la que manifestó estar de
acuerdo con la imputación que obraba en su contra, que la droga que se le
aseguró se la compró a un hombre apodado “El Gordo”, en la finca ubicada en la
calle Baco, esquina con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR, construcción de
dos plantas, sin número visible, fachada con aplanado color gris, sin pintar, con
una puerta de acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo
es observable un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el nivel superior; así
también, la análoga del inculpado JAVIER APELLIDOS, rendida ante el Agente del
Ministerio Público de la Federación de Procedimientos Penales “B” en LUGAR, el
nueve de noviembre de dos mil veinte, en la que manifestó estar de acuerdo con
la imputación que obraba en su contra, que la droga que se le aseguró se la
compró a un hombre apodado “El Gordo”, en la finca ubicada en la calle Baco,
esquina con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR, construcción de dos plantas,
sin número visible, fachada con aplanado color gris, sin pintar, con una puerta de
acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo es observable
un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el nivel superior.
Medios de prueba a los que se otorga valor de conformidad en lo
establecido en los artículos 284, 285, 286, 288 y 289, del Código Federal de
Procedimientos Penales, adquieren la calidad de indicios, suficientes para
acreditar que efectivamente en la finca ubicada en la calle Baco, esquina con calle
Zeus, colonia Olimpo de LUGAR, construcción de dos plantas, sin número visible,
fachada con aplanado color gris, sin pintar, con una puerta de acceso de metal,
color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo es observable un árbol; así
como, dos ventanas con arco, en el nivel superior, en el lado derecho a ese predio
se ve un inmueble de una planta, de la que obra una fotografía e inspección
ministerial; y respecto de la cual se solicita la orden de cateo, pudieran existir
objetos materia del delito contra la salud, como los envoltorios que se aseguraron
a MARIO APELLIDOD y NOMBRE, que contenían cada uno, un vegetal verde y
seco, que por pericial química se determinó que correspondía a Cannabis Sativa
L. conocida como marihuana, considerada como estupefaciente por la Ley
General de Salud; con los que se realizan actos de comercio, sin la autorización
de la autoridad sanitaria; consecuentemente, en atención a la petición del Agente
del Ministerio Público de la Federación de Procedimientos Penales “B” en LUGAR,
se le autoriza para el efecto de que bajo su más estricta responsabilidad lleve al
cabo el cateo solicitado precisamente en la finca ubicada en la calle Baco, esquina
con calle Zeus, colonia Olimpo de LUGAR, construcción de dos plantas, sin
número visible, fachada con aplanado color gris, sin pintar, con una puerta de
acceso de metal, color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo es observable
un árbol; así como, dos ventanas con arco, en el nivel superior, en el lado derecho
a ese predio se ve un inmueble de una planta, el cual dadas las circunstancias del
caso y para el efecto de evitar la posible consumación de hechos delictuosos
calificados como graves por la Ley Adjetiva Penal, deberá practicarse dentro de
las setenta y dos horas siguientes, contadas a partir de que se le notifique la
presente resolución, auxiliándose del personal de apoyo y de seguridad que
considere necesario, a fin de asegurar instrumentos y objetos del delito, así como
libros, papeles o cualesquiera otras cosas que se encuentren, si fueren
conducentes al éxito de la investigación o estuvieran relacionados con un delito
distinto al que motiva la presente medida, autorizándole asimismo, bajo su más
estricta responsabilidad, rompa cerraduras y candados; y haga uso de la fuerza
pública, en caso de ser necesaria, pero ajustándose a los límites de los
dispositivos 61 al 69, del Código Federal de Procedimientos Penales; en la
inteligencia de que el cateo ahora autorizado deberá realizarse en el inmueble
precisado y dentro del lapso concedido, pues de no hacerlo así, la providencia
quedará sin efecto; además que deberá remitir a este tribunal federal, dentro de
las veinticuatro horas siguientes a la conclusión de la diligencia, copia certificada
del acta circunstanciada que al respecto se elabore en la que consten los
pormenores de lo acontecido.
En mérito de lo expuesto, fundado y con apoyo además en los artículos 16
de la Constitución Política Federal, 61, 62, 63, 64 y 142 del Código Federal de
Procedimientos Penales, se
RESUELVE:
ÚNICO. Siendo las ONCE HORAS CON DOS MINUTOS DEL FECHA, se
autoriza el CATEO solicitado por el Agente del Ministerio Público de la Federación
de Procedimientos Penales “B” en LUGAR, para practicarse única y
exclusivamente en la finca ubicada en la calle Baco, esquina con calle Zeus,
colonia Olimpo de LUGAR, construcción de dos plantas, sin número visible,
fachada con aplanado color gris, sin pintar, con una puerta de acceso de metal,
color negro, del lado derecho, en el lado izquierdo es observable un árbol; así
como, dos ventanas con arco, en el nivel superior, en el lado derecho a ese predio
se ve un inmueble de una planta; estrictamente en los términos precisados en el
considerando tercero de esta resolución.
Notifíquese únicamente a la Agente del Ministerio Público de la Federación
adscrita.
Así lo resolvió y firma la licenciada... Jueza... ante el secretario que autoriza
y da fe...”
Conclusiones.- El cateo si es bien usado, es una prueba contundente en la
comprobación de los elementos del cuerpo del delito y la probable responsabilidad
del inculpado, pues parte de datos probados, pero probables hacia datos
comprobados y verificados, es totalmente imposible desvirtuarlo, por lo que es
necesario entrenar a nuestros fiscales para que al ser solicitada esa diligencia no
sea negada por tecnicismos, pues por experiencia propia me ha tocado ver que se
niega un cateo por no existir inspección ministerial o identificación plena del
inmueble a catear, así sería útil que existiera un manual para que se hiciera del
conocimiento de los fiscales los requisitos para el libramiento de un cateo, y poder
llevar a efecto esa diligencia.
Bibliografía.-
1.- Pavón Vasconcelos, Francisco, Diccionario de Derecho Penal, Porrúa,
México, 1997.
2.- Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, Diccionario Jurídico Mexicano, México, 1997.