Curso de Acuarela
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Historia de la acuarela
La historia de la acuarela está íntimamente ligada a la historia del papel,
inventado por los chinos, aunque tiene como antecesores a los egipcios, que
aplicaron sobre el papiro pinturas, primero con tintas planas y, posterior-
mente, tintas desvanecidas, en dibujos y pinturas consiguiendo los prime-
ros claroscuros.
Por otra parte la llamada pintura al fresco "boun", en realidad es una acua-
rela especial que se usaba para pintar las paredes sobre yeso mojado,
técnica que se utilizó para los murales de la Capilla Sixtina.
Precursores de esta técnica que sentaron las bases fueron: Paul Sandby,
Durero, Constable y John Cromme.
Los artistas de los siglos XVI y XVII empleaban la acuarela de forma oca-
sional y acostumbraban a hacerlo en monocromo. Utilizaban para ello
un pigmento marrón obtenido del hollín llamado “bistre” u otro extraído del
calamar que tenía unos tonos sepia.
Técnica de la acuarela
La acuarela, en principio, ofrece una engañosa facilidad. Es una técnica se-
ductora que utiliza sus múltiples atractivos para subyugar a muchos y la
mayoría de las veces, de todos aquellos que alegremente han empezado a
pintar con acuarela sin conocer la técnica, terminan desalentándose y de-
jando las acuarelas y pinceles en un rincón olvidados... como el arpa.
¿Queréis aprender a pintar con acuarelas?, pues sentados delante del or-
denador y dejándoos la vista en la pantalla no se aprende a pintar. El saber
hacer se conquista haciendo y aprendiendo, sin pecar de impulsos excesi-
vos ni de timideces banales. Si queréis aprender a pintar !pintad, ¡ pero
hacedlo siguiendo un plan y estableciendo un método. No queráis correr
mucho. Tenéis que equivocaros y aprender de vuestros errores.
Por todo lo cual, todo lo que leáis en este espacio, simplemente os servirá
para ampliar vuestra cultura. La única forma que existe para aprender a
pintar es pintando, claro está aplicando todas o algunas de recomendacio-
nes y los consejos que en estas páginas vais a encontrar.
Esta práctica tiene que realizarse sobre un color aún húmedo, con el fin de
cambiar o variar el tono o color original en aquellas partes que lo requieran.
En realidad es una especie de superposición sobre húmedo que ofrece
grandes posibilidades para múltiples efectos en paisaje, arquitectura, cie-
los, ropajes, etc. Una ampliación de este medio técnico es el goteado.
Las máscaras
En acuarela, se llama máscara a una zona reservada, normalmente para pro-
teger el blanco del papel, que se enmascara con una serie de productos.
Cuando nos planteamos una obra, siempre habrá zonas que deberemos re-
servar, con el fin de resaltar las luces en contraste con las zonas de som-
bra. A estas zonas que "reservaremos", algunas veces después de haber
ejecutado el lavado o aguada de fondo, que no mancharemos con las agua-
das sucesivas que necesite el motivo que estemos pintando, las protegere-
mos con ceras o con fluido enmascarador, que consiste en una solución
de látex de caucho que se extiende sobre la zona que tenemos que reser-
var.
Hace algunos años, para reservar estos espacios, se aplicaban distintos ti-
pos de ceras mezclados con algunos líquidos, hoy está en desuso porque
existen en el mercado productos preparados para su aplicación inmediata y
fácil de retirar una vez concluida la obra. Cuando se aplicaban ceras resul-
taban algo más complicado el retirarlas.
También podemos optar por un tipo de cinta que se pega al papel con la fi-
nalidad de proteger del color las superficies que queramos reservar. Se
emplean para sacar líneas muy delimitadas y perfiladas.
Por este método, podemos crear unas texturas de gran efecto. Utilizando
un cepillo de dientes o un pincel corto de pelo duro, cargado de color bas-
tante diluido y le daremos unos golpecitos bruscos consiguiendo unas man-
chas aleatorias, seguidamente, cargaremos el pincel con distinto color y
con menos agua, rascaremos las cerdas del pincel de tal manera que man-
charemos encima de las primeras manchas, siendo estás más pequeña. Po-
demos utilizar este recurso tantas veces como convenga hasta que obten-
gamos el resultado perseguido
Raspar
Una vez seca la pintura, utilizaremos una cuchilla de afeitar o una tarjeta
de crédito, y con un movimiento enérgico, sobre determinadas zonas, sobre
todo en papeles con mucho grano, eliminaremos el color de las partes más
salientes del papel, creando unos efectos de luz y textura interesantes.
Para conseguir líneas rectas, es muy útil una cartulina gruesa lo más rígida
posible, y la impregnaremos en una de sus aristas que posteriormente es-
tamparemos sobre el papel. Se hacen los bordes de los tejados, delimita-
ción de casas, cercas, vallas... etc.
La esponja.
Cualquier tinta, después de que haya secado, puede aclararse frotando con
una goma de borrar. Sobre papel de grano y pasando la goma sobre la su-
perficie se pueden obtener efectos granulados y calidades de una especial
textura. No se debe borrar cuando el papel esté todavía húmedo o presio-
nar con exceso pues, en este caso, sería fácil llegar hasta el blanco del pa-
pel y aún estropear la superficie de éste. Sobre un baño húmedo se puede
realizar un rayado con una goma afilada y obtenerse así, una serie de líneas
dentadas que son muy distintivas para algún efecto especial. Cualquier ba-
ño puede ser modificado, elevándolo o reduciéndolo, antes de que seque; el
resultado depende del grado de humedad del baño en el momento de apli-
car el levantado.
- El papel.
- Los tableros
- Los pinceles.
- Las paletas.
- Los caballetes.
El papel de acuarela
La historia de la acuarela está íntimamente ligada a la historia del papel,
inventado por los chinos, aunque también tiene como antecedentes a los
egipcios, que la aplicaron sobre el papiro, primero con tintas planas y, pos-
teriormente, con tintas desvanecidas, dibujos y pinturas consiguiendo los
primeros claroscuros.
Papel acuarela.
La mayor parte de estos papeles acuarela se pueden utilizar por las dos
caras, teniendo en cuenta que la una será más granulada que su envés.
Existen papeles prensados unos en caliente y otros en frío. Los papeles
prensados en caliente, dan unas superficies satinadas, suaves que al usar
las acuarelas no absorbe bien las aguadas, dejando una impresión opaca y
sucia. En cambio, los papeles prensados en frío nos dan una superficie con
una textura excelente para la adsorción y el flujo del agua, resultando unos
bordes y contornos muy bien definidos.
Esta pasta está contenida en una cuba o tina. La pasta debe ser removida
constantemente con el fin de que mantenga la suspensión de todos sus
componentes.
A la hora de seleccionar un papel para realizar una obra debemos ser meti-
culosos, observaremos si tiene manchas, arrugas. Lo miraremos al trasluz
con el fin de descubrir cualquier anomalía, tara o defecto.
2.- Co
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blero enc
cima de la
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m
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tar apel acua
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ablero, la
a cara hú
úmeda de
ebe
quedar tocando a la madera, lo que tiene una ventaja, cuando doblas los la-
terales de la hoja, se queda al descubierto la parte seca de la misma, con lo
que directamente la pegaremos sobre el tablero y no tendremos que estar
secando ni levantando agua con el papel secante.
El pincel
Uno de los materiales que resulta casi indispensables para pin-
tar acuarela es el pincel. Sí, he dicho casi, ya que también se
pueden ejecutar baños de tintas con una simple esponja, es
más, con la esponja casi seca y cargada con el suficiente color, podemos
añadir texturas y acentos de delicada factura. Nos dará una obra tendien-
do hacia la abstracción con unas texturas que quizás no logremos con el
pincel.
El mango.
La virola.
Tipos de pelo.
Cada tipo de pelo tiene sus propias características, que son las que confie-
ren al pincel un carácter determinado. A continuación, se describen bre-
vemente los tipos de pelo, que es lo que determina la calidad final y carac-
terísticas del pincel.
Los pinceles confeccionados con pelo de marta rojo ofrecen también una
gran capacidad de absorción de agua y pintura, buena elasticidad y larga
duración, y permiten la formación de una buena punta. Generalmente se
utilizan para pintar con acuarela, pero también pueden emplearse para
otras técnicas.
Los pinceles construidos con pelo de lobo, por su suavidad, resultan muy
adecuado para los trabajos de acuarela de grandes superficies.
Limpieza y mantenimiento.
En primer lugar, debemos advertir que, los pinceles que uséis para pintar
acuarela nunca deben emplearse para manejar otras pinturas, por ejemplo
óleos o acrílicos, estas prácticas terminan arruinando la elasticidad y acor-
tando la vida de tus pinceles.
Cuando termines la sesión de trabajo será preciso limpiar a fondo los pin-
celes. Lavarlos en agua limpia y con jabón suave. Procurar que suelten todo
el tinte que puedan haber retenido en lo más profundo, ya que, de no ser
así, cuando volvamos a usar el pincel posiblemente nos altere cualquier co-
lor.
Los pinceles deben guardarse tratando que el haz de pelo quede protegido,
sin peligro que sufra deformación alguna.
Deben ser aplicadas con pinceles blandos sobre papeles de elevado grama-
je, ya que debido a su alto porcentaje acuoso, de lo contrario el soporte
papel, se empaparía produciéndose el desagradable efec-
to de curvado.
Los pigmentos básicos son poco numerosos. La mayor parte de ellos se ori-
ginan al mezclarlo unos con otros.
Los colores, en las distintas técnicas, pueden ser diluidos mediante un di-
solvente o líquido reductor: agua, aceite de linaza, trementina, etc. En
acuarela, como su nombre ya nos indica, el disolvente natural o conductor
es el agua, mejor si es destilada.
Este tipo de paleta posee una serie de ventajas: fácil de limpiar, no cansa,
siempre tenemos libre la otra mano para poder ayudarnos en cualquier mo-
mento. Otro elemento que nos resultará muy útil, a la hora de pintar con
acuarelas, son los platillos para hacer mezclas, sobre todo si la superficie
que tenemos que cubrir es grande, necesitaremos bastante cantidad de
una misma tinta. En el mercado existe de diversas formas y calidades, aun-
que puedes usar platillos de café que tengas en desuso.
El caballete
La utilización del caballete no es imprescindible, sobre todo para aquellos
que empiezan en la práctica de la acuarela. Conozco a algunos artistas que
solamente lo utilizan en el estudio. Cuando salen al campo, trabajan senta-
dos apoyando el soporte en sus rodillas e inclinando el mismo, los grados
que estime conveniente en cada momento de la ejecución. La función prin-
cipal de un caballete es sujetar la obra en una posición adecuada.
En la actualidad al caballete, se le está dando otros usos distintos de aquel
para el que fue creado por ejemplo: presentar trabajos en con-
gresos y convenciones, anuncios de la carta de ciertos restau-
rantes, colocar carteles publicitarios... etc.
Caballetes de trípode.
Caballetes de campaña.
Se llaman de campaña, porque se utilizan para pintar fuera del estudio, con
lo cual hay que cargar con ellos y por lo tanto deben tener
unas características especiales. La característica más valora-
da sea la de su peso, deben ser ligeros de pesos comprendido
entre 1,5 y 3 kg. Otra característica no menos importante, y
que debe tenerse en cuenta, es la de tener un tamaño reduci-
do. Existen caballetes que una vez plegados, utilizando diver-
sos sistemas, quedan con unas medidas de entre 35 y 50 cm. Como su nom-
bre indica, se utiliza para pintar en las salidas al campo o en periodo de va-
caciones. El gran defecto de este tipo de caballete es su inestabilidad.
Caballete de sobremesa.
Para aquellos que él permanecer de pie les resulte penoso, por dolores de
espalda o simplemente por conveniencia o decisión, hemos de señalar que
existen en el mercado una gran variedad de caballetes de los denominados
de sobremesa la mayoría de ellos construidos en madera de haya aceitada
El color
El color en realidad no existe. Existe la luz, siendo el color un resultado de
ésta.
Años más tarde, el físico Young realizó la experiencia contraria que New-
ton. Mientras éste descompuso la luz en los seis colores del espectro, uti-
lizando un prisma, Young recompuso la luz utilizando seis linternas que
emitían haces de luz con los colores del espectro y en la confluencia de es-
tos rayos, obtuvo la luz blanca.
Por lo tanto la luz blanca está compuesta por un haz de seis colores. Los
colores que vemos son porque al incidir la luz sobre cualquier objeto ab-
sorbe algunos de los seis colores mencionados, reflejando los demás, y son,
precisamente, esos rayos reflejados los que percibe nuestros sentidos. De
esta forma se explica que, un mismo objeto se percibe de distinto color
según el tipo de luz que le bañe.
Los nombres RYB, RGB, CMY o CMYK se forman con las siglas de los
nombre, en inglés, de los colores usados como primarios.
Las superficies que las vemos de color negras es porque absorben todos los
rayos y, por lo tanto no reflejan ninguno por lo que hay una ausencia de co-
lor. Los objetos blancos reflejan todos los colores, o sea, los rechazan.
Young determinó, por eliminación, que los seis colores del espectro podían
ser reducidos a tres colores básicos del mismo espectro, es decir, halló
que con sólo tres colores (rojo, verde y azul oscuro) podía recomponer la
luz blanca Y que mezclando estos tres colores por parejas, obtenía los tres
restantes (azul cian, púrpura y amarillo). Con lo cual determinó cuales son
los colores primarios del espectro y cuales los secundarios.
Luz roja + azul = Púrpura. (El color púrpura responde a un rojo acarminado,
llamado en Artes Gráficas magenta, de tonalidad media).
Todavía no está claro por qué los cuerpos los vemos de un determinado co-
lor y no de otro: por qué un tomate, cuando madura, lo vemos de color rojo.
Pero si se sabemos que ese tomate cuando está maduro y se ilumina por la
luz natural, recibe los tres colores-luz primarios: el azul, el verde y el rojo,
absorbiendo los rayos de color-luz, azules y verdes, y refleja los rojos, a
consecuencia de lo cual, nuestro sentido de la vista lo percibe de color ro-
jo.
Los colores pigmento que absorben la luz de los colores primarios aditivos
se llaman colores primarios sustractivos.
Todo aquel que quiera hacer alguna incursión en la pintura deberá dedicar
un poco de atención a las leyes y teorías cromáticas, tratando de compren-
der el comportamiento y composición del color y poder aplicar todas las
gamas cromáticas. Estos conocimientos, son aplicables a todas las técnicas
pictóricas.
Círculo cromático
Se denomina círculo cromático a la representación gráfica sobre un círculo
con los seis colores reflejados en la descomposición de la luz visible del
espectro solar, según el siguiente orden: Púrpura, Rojo, Amarillo, Verde,
Azul cian y Azul oscuro. Por lo tanto, en principio tendríamos tres colores
primarios Purpura, amarillo y azul cián y tres
secundarios, rojo, verde y azul oscuro, com-
pletándolo con otros seis resultantes de las
mezclas de los primarios con los secundarios
más próximos, con lo que el círculo cromático
quedaría compuesto por doce colores: tres
primarios (P), tres secundarios (S)y seis ter-
ciarios (T).
Colores secundarios.
Son los que se obtienen mezclando dos los colores primarios al 50 %, obte-
niendo: Verde (S), violeta (S) y naranja o anaranjado (S).
Colores intermedios.
Los colores terciarios son los más abundantes en la naturaleza y por lo tan-
to los más usados en la pintura, ya que por ellos brillan los más exaltados y
cobran vida los de intensidad media.
En resumen estos son los seis colores terciarios obtenidos con la mezcla de
un primario y un secundario: amarillo verdoso, azul verdoso, azul violáceo,
carmín violáceo, carmín rojizo, anaranjado o amarillo anaranjado.
Colores cuaternarios.
Son los que se obtienen mediante la mezcla de los terciarios entre sí: rojo
terciario + amarillo terciario da un naranja neutralizado, amarillo terciario
+ azul terciario da un verde muy neutro (verde oliva) y rojo y azul terciario
da un violeta neutro parecido al de la ciruela.
Colores complementarios
Al hablar de colores complementarios, podríamos recordar y aplicar como
recurso pedagógico, los siguientes versos de Antonio Machado:
¿Por qué A. Machado nos dice que tu complementario marcha siempre con-
tigo?, pues sencillamente porque es el color de la sombra, y suele ser tu
contrario, por estar situado en el lado opuesto del círculo cromático.
Círculo cromático
Se denominan colores comple-
mentarios a aquellos que, en la
composición cromática, se com-
plementan. Si observamos el
círculo cromático, son los que es-
tarían situados diametralmente
opuestos, por lo que el comple-
mentario de un primario (P) será
un secundario (S), y viceversa, el
de un secundario (S) será
un primario (P) y el de un inter-
medio (I) será otro intermedio
(I), por ejemplo: el complementario del amarillo será el violeta y viceversa,
observad los pares de colores complementarios que en relación biunívoca,
se muestran a continuación:
Colores complementarios
P <==> S
P <==> S
P <==> S
I <==> I
I <==> I
I <==> I
Círculo cromático
El complementario del color intermedio (I), será otro color intermedio en
el extremo situado diametralmente opuesto en el círculo cromático. Tam-
bién se puede definir el color complementario de un color intermedio como
la mezcla de los complementarios de los colores adyacentes del color en
cuestión. Si queremos hallar el color complementario del intermedio amari-
llo verdoso (I), primero pensaremos que colores lo forman, que serán sus
adyacentes (amarillo (P) y verde (S)), la mezcla de sus complementarios
(violeta y rojo), nos dará el vio-
leta rojizo, complementario del
amarillo verdoso. Los colores
terciarios forman parte de los
colores intermedios.
Cuando dos complementarios se
mezclan tienden a neutralizarse
y agrisarse mutuamente, lle-
gando a producir un gris oscuro
casi negro cuando se realiza en
proporciones iguales. Aunque
para producir el negro, una de
las mezclas que da unos buenos
resultados es la del verde viri-
dian con el carmín. Para producir gamas de grises de un color determinado,
escogeremos la gama de complementarios que contenga el color deseado:
Si deseamos producir una gama de grises azulados, escogeremos la mezcla
de azul y su complementario el naranja, variando los valores hasta conse-
guir la gama adecuada.
+ =
+ =
+ =
Mezcla de color
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que para obtener un color
limpio es necesario mezclar dos colore de igual tendencia. Los puristas sos-
tienen que la utilización del negro en acuarela, es una práctica nefasta, ya
que quita el brillo y la luminosidad de los colores, es mejor emplear otras
mezclas, aunque existen otros pintores que defienden el empleo de este
color. Es útil para neutralizar y valorar algunas mezclas actuando como
factor equilibrador, los grises obtenidos con el negro, no tienen la lumino-
sidad que obtenemos al mezclar dos o tres colores opuestos, aunque por
otra parte, cuando utilizamos el negro, que nos da una tonalidad más mate
y apagada, sirve para resaltar las partes contiguas que queramos resaltar
como luminosas.
En muchos manuales que tratan del color, algunos de ellos de gran presti-
gio, mantienen que para oscurecer un color hay que añadirle negro, tre-
mendo error porque al añadir negro, si es verdad que lo oscurecemos pero
también cambiamos el color, por lo que para oscurecer un color habrá que
añadir color de la misma tendencia, por ejemplo, si queremos oscurecer el
color amarillo limón o amarillo claro, le añadiremos amarillo oscuro, si que-
remos oscurecerlo más le añadiremos un naranja e incluso un poco de rojo,
pero si le añadimos negro, sí que lo oscureceremos pero tendremos un color
verde en vez de amarillo. Por lo tanto, para oscurecer un color, jamás de-
bemos añadir negro al color que queremos oscurecer.
Para grises y verdes usaremos el ocre con cobalto, para los verdes más in-
tensos usaremos los cadmios y el siena natural con el ultramar. El verde
obtenido con cobalto es cálido y acogedor. Para tonos grises, cálidos y os-
curos se puede usar el carmín de alizarina, con siena y en ocasiones con ne-
gro. Si queremos dar un verde rico brillante, sin lugar a dudas escogeremos
el viridian. Para conseguir tonalidades de verde usaremos el cobalto con
cadmio oscuro, el siena tostado o naranja cálido.
La textura
Normalmente las primeras informaciones que tenemos de las cualidades de
los objetos, nos las proporciona el sentido de la vista.
Así podemos decir que la seda es suave, el papel de lija es áspero o el tron-
co de un árbol es rugoso, hablar de la lisura de un espejo, de la aterciope-
lada piel de un melocotón, del brillo refulgente y suavidad de una porcelana
o del mate y rasposa superficie de un cacharro de barro.
Pensad por un momento en la textura que presentaría una calle reseca, lle-
na de polvo, o después de una tormenta.
Imaginaos un paisaje urbano rural con sus viejos tejados de teja en la que
habitan ciertos líquenes y musgos o esos muros con piedras de distintos
colores y materias que confieren a los muros una textura rugosa y áspera.
Valor o luminosidad. Es una de las cualidades intrínsecas del color que nos
dice el grado el de claridad u oscuridad que posee. Dentro del círculo
cromático, el amarillo es el color de mayor luminancia y el violeta el de me-
nor. Los colores se pueden alterar mediante la adición de colores más cla-
ros de la mism misma tendencia que lleva el color a valores de luminancia
más altos, (en acuarela añadiéndole agua aclaramos el color) o agregando
porciones del color complementario para oscurecer y quitarle luminosidad.
Paletas de color
No hay que confundir los términos paleta de pintor con paleta de color. El
primero se refiere al útil, la herramienta donde se depositan los colores
para hacer la mezcla y por extensión, se llama paleta de un pintor (color) al
conjunto personalizado de de colores que cada pintor utiliza con más fre-
cuencia.
En el mercado existen alrededor de 120 pigmentos distintos para la acua-
rela, y en esta sección no vamos a enumerar todos y cada uno, pero sí da-
remos algunos consejos con el fin de establecer algunas paletas de color.
Algunos maestros, aconsejan, sobre todo para los neófitos o principiantes,
paletas reducidas y fáciles. Una de las más empleadas es la compuesta por:
ocre amarillo, siena tostado, rojo claro, azul ciánico y negro marfil. A estos
añade el siena natural, aureolina, viridian, ultramar y rosa maldder; en total
diez colores: Esta paleta tiene el inconveniente que carece de un rojo cáli-
do como el bermellón.
Otros apuestan por una paleta más reducida compuesta por siete colores:
ocre amarillo, cadmio, siena tostada, cobalto, ultramar, viridian y rosa
maldder. A estos puede añadirse, según la tendencia, algunos de estos co-
lores: bermellón, aureolina, azul cerúleo, siena natural, sombra natural, tie-
rra verde o gris de Payne.
Por otra parte hay que advertir que, en el mercado, existen distintas cali-
dades de colores acuarela que ejercerán un papel bastante decisivo en el
resultado final. No hace muchos años los distintos fabricantes, Ingleses,
holandeses, españoles, cada uno fabricaba su carta de colores existiendo
numeraciones distintas, según el fabricante. En la actualidad, han tratado
de unificar criterios aunque no han logrado un entendimiento absoluto. Han
unificado algunos colores, pero siguen existiendo sus particularidades y sus
colores exclusivos que suelen ser de gran calidad. También se han mejora-
do algunos colores y otros se han sustituido por colores nuevos, como por
ejemplo el Azul de Prusia se ha sustituido por el azul Ftalo, por ser este
más resistente y permanente. Para más información ver Carta de colores
acuarela.
a) Dar una capa de fondo de un determinado color, todos los colores que se
superpongan, una vez seca la primera, se relacionaran y quedarán influen-
ciados por la intervención del inferior.
Para finalizar recordar que cuanto mayor sea la extensión del área que
queramos representar, más neutra habrá de ser su coloración. Evitar los
colores puros en los fondos. Conjúguese colores cálidos y fríos tratando
que se equilibren mutuamente, por ejemplo si las luces son cálidas las som-
bras habrán de ser frías.
Psicología de los colores
Cada color ejerce sobre la persona que lo observa una triple acción:
Impresiona al que lo percibe, por cuanto que el color se ve, y llama la atención.
Gris: Iguala todas las cosas y no influye en los otros colores. Puede expre-
sar elegancia, respeto, desconsuelo, aburrimiento, vejez. Es un color neu-
tro y en cierta forma sombrío. Ayuda a enfatizar los valores espirituales e
intelectuales.
Carta de colores
En el mercado existen alrededor de 120 pigmentos distintos para la acua-
rela y evidentemente no vamos a comprarnos todos los colores que existen,
con pocos tendremos más que suficiente y estos serán los imprescindibles
en una paleta de color que resultará flexible: Amarillo claro (268), Amarillo
oscuro (270), Anaranjado permanente (266), Laca de garanza oscuro (331),
Violeta azul permanente (568), Azul ultramar (506), Azul ftalo (570), In-
digo (533), Tierra siena tostado (411) y Negro marfil (701).
4º.- Carles Haes, siempre recomendaba a sus discípulos entornar los ojos
para ver sin detalles, apreciando así todas las partes del cuadro simultá-
neamente.
5ª.- Como regla general hay que hacer notar que todos los colores, a medi-
da que se alejan, tienden a fundirse en un gris neutro.
6º.- Para oscurecer un color, jamás debemos añadir negro al color que que-
remos oscurecer, ya que cambiaríamos el color, le añadiremos un color de
la misma tendencia siguiendo el orden del círculo cromático. Así para oscu-
recen un amarillo claro, le añadiremos amarillo oscuro o naranja o rojo, pe-
ro nunca negro (En muchos manuales, algunos de gran prestigio, recomien-
dan, para oscurecer un color añadirle negro, tremendo error)
8 º.- Tengamos siempre presente que cuanto mayor sea la extensión del
área pintada, más neutra habrá de ser su coloración. Los colores puros de-
ben ser evitados en los fondos. Conjúguense colores cálidos y fríos con el
fin de que se equilibren mutuamente, si las luces son cálidas las sombras
tendrían que ser frías y viceversa.