Fábulas Esopo
Fábulas Esopo
Fábulas Esopo
Esopo
Fbulas
ePub r1.0
T it ivillus 04.03.15
Esopo, s. VI a. C.
Traduccin: Gonzalo Lpez Casildo
Diseo de cubierta: Titivillus
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
INTRODUCCIN
I. La fbula
La fbula es una composicin literaria, en prosa o en verso, en que, mediante una ficcin de tipo
alegrico y la personificacin de animales irracionales, objetos inanimados o ideas abstractas, se
intenta dar una enseanza prctica, a veces incluso con la intervencin de personajes humanos y
divinos. Suele ser una composicin de carcter gnmico, formada por un relato, generalmente breve,
al que precede o, con ms frecuencia, sigue un consejo moral o regla de comportamiento (conocido
comnmente con el nombre de moraleja) que trata de ensear un principio general de conducta,
presentando un ejemplo especfico de comportamiento. La fbula tiene relacin con algunos otros
tipos de composiciones, como el aplogo, cuya intencin es asimismo didctica, o con los bestiarios,
en los que tambin aparecen animales parlantes.
Durante mucho tiempo se ha especulado sobre el origen de la fbula, en un intento de averiguar si
proceda originariamente de Grecia o de la India y cul de ellas haba tenido influencias sobre la otra.
Sin embargo, desde el momento en que ha habido conocimiento de las fbulas sumerias, acadias,
asiras y babilnicas, ha quedado fuera de toda duda que la fbula ms antigua tiene su origen en
Mesopotamia. Desde aqu habra llegado a Grecia a travs del Asia Menor y por otra parte a India a
travs de Persia. No obstante, la fbula griega y la india tuvieron influencias mutuas, con intercambio
de temas y formas, lo que no es de extraar, pues desde antiguo se haba establecido, generalmente
por va comercial, un contacto entre ambas culturas.
La primera fbula occidental que aparece en Grecia la escribi Hesiodo en el siglo VIII a. C. (El
halcn y el ruiseor, Trabajos y Das, 202). Posteriormente vuelven a aparecer fbulas en Arquloco
(El zorro y el mono y El guila y el zorro), en Semnides (El escarabajo y el guila), y
tambin algunos otros poetas lricos aluden a fbulas. Pero tradicionalmente se ha venido
manteniendo, ya desde la antigedad, que el creador de la fbula griega sera un personaje del que
poco o nada conocemos, llamado Esopo (siglo VI a. C.). A l se han ido atribuyendo todas las fbulas
griegas que, en realidad, son annimas y pertenecen a un gnero popular y tradicional, cuya amplia
difusin se fue realizando de forma oral. Estas fbulas ms tarde fueron recopiladas en colecciones
que se conocieron como fbulas espicas. Se trata de fbulas, generalmente de animales, que en
Hesiodo y Arquloco contienen una fuerte crtica social, con un ataque directo a la arbitrariedad de
los poderosos frente a los ms dbiles, pero que poco a poco fueron sufriendo transformaciones y se
convirtieron en transmisoras de enseanzas morales y tambin en ejercicios para las escuelas
retricas.
La fbula griega pronto se introdujo en el mundo romano. Ocasionalmente Horacio e igualmente
Cicern y Apuleyo incluyen alguna fbula en sus obras. Pero fue Fedro (siglo II a. C.), un liberto de la
casa de Augusto, oriundo de Macedonia, quien perfeccion la fbula en Roma. En su obra incluye
fbulas creadas por l, junto con las de tradicin espica que recrea con considerable gracia y un
cierto espritu crtico. Le sigue la obra de Babrio, romano helenizado del siglo 11 de nuestra era, que
se sirve de la fbula como agradable pasatiempo literario. Son tambin autores de algunas fbulas:
Dositeo (siglo II), Libanio y Aftonio (siglo IV) y Aviano, que a finales del siglo IV compuso 42
fbulas espicas.
La Edad Media recoge la tradicin espica y la fbula adquiere gran popularidad, emplendose
tanto como elemento moralizador como a modo de stira. Durante los siglos XII y XIII, Espaa recibe
y, a su vez, transmite los fabularios orientales: Pedro Alfonso, a principios del siglo XII, compuso su
Disciplina clericalis, una compilacin de aplogos orientales, traducidos del rabe al latn; Alfonso
X, en 1251, encarg la versin castellana del Calila e Dimna; el Infante D. Fadrique, al ao siguiente,
traduca al castellano, a travs de un texto rabe, el Sendebar indio. De ese modo los temas orientales
confluan con los de los fabularios de origen griego o latino, que, en esa poca, abundaban en
Europa bajo los ttulos de Isopete o Romulus.
En los siglos siguientes, XIV y XV, aparecen fbulas y aplogos en las obras del Arcipreste de Hita
y de D. Juan Manuel.
El humanismo renacentista convierte las fbulas espicas y de Fedro en libro preceptivo en las
universidades. As se cuentan en ms de 160 las ediciones de fbulas que entre los siglos XVI y XVII se
publican en Espaa, ya sean en latn, en castellano o en cataln.
Realmente los siglos XVII y XVIII son los que constituyen lo que bien podramos denominar como
la edad de oro de la fbula. En Francia, La Fontaine utiliza ese antiguo gnero con nuevos motivos
y de l parte la concepcin moderna de la fbula como gnero animalstico. Su ejemplo da nuevos
mpetus a este gnero en toda Europa: Gay, en Inglaterra; Lessing, en Alemania; Pignotti, en Italia, e
incluso la moda de la fbula espica se extiende hasta Rusia con Krylov. En Espaa nuestros ms
insignes fabulistas son Toms de Iriarte y Flix Mara Samaniego. A estos seguirn, ya en el siglo
XIX, Hartzenbush y Campoamor.
Fedn de Platn, Scrates, en los ltimos das de su vida, en prisin, dice que trata de versificar las
fbulas de Esopo que conoce perfectamente.
Todos estos datos y algunos otros, como una copa tica del siglo V a. C. en que se representa una
caricatura de Esopo con una zorra, o la estatua, obra de Lisipo, que se dice que los atenienses le
erigieron en el gora en prueba de su reconocimiento, son clara muestra de que ya en el siglo V a. C.
se haba creado una leyenda en torno a Esopo y de que sus fbulas eran populares.
Pero en el siglo I d. C. (o quiz ms tarde) aparece una novela bizantina de la Vida de Esopo. En
esta, Esopo es de origen griego y, por culpa del destino, esclavo. Su imagen es de extrema fealdad:
tripudo, cabezn, canijo, bizco, una verdadera ruina. Y, por si fuera poco, tartaja y desdentado. No
obstante, a esa total fealdad de su aspecto exterior contrapone un ingenio y una sabidura poco
comunes, que le ayudan a salir con xito de todas las situaciones conflictivas que se le presentan
(excepto en Delfos).
En esta Vida, Esopo es un personaje que viaja de un lugar a otro, siempre corriendo riesgos y
viviendo aventuras. En un primer momento es un esclavo tartamudo, al que su amo vende a un
mercader de esclavos que lo lleva primero a feso y ms tarde a Samos, donde, a su vez, lo vende al
filsofo Janto (nombre que Aristteles atribua al amo de Esopo).
Como esclavo de Janto le van surgiendo a Esopo una serie de aventuras e incidentes con la mujer
y las esclavas de Janto o con este mismo y sus amigos filsofos. En todas estas situaciones Esopo,
con sus dichos ingeniosos, sus fbulas y sus ancdotas, en una palabra con su sabidura, siempre sale
airoso y supera a su amo o a los filsofos, a los que ridiculiza.
Luego, liberado ya por su amo, al que tambin salva cuando se halla en situaciones apuradas,
viaja a Babilonia, a Egipto y, por ltimo, a Delfos, donde muere a causa de la acusacin de haber
robado una copa de oro del templo. Y los delfios, como castigo a su impiedad, sufren una peste.
Estos son todos los datos ms sobresalientes que poseemos sobre Esopo, y de esos relatos en
prosa de fbulas de animales que a l se atribuyen nada se ha conservado.
La fbula espica, por lo tanto, es el nombre que constantemente se ha atribuido a las recopilaciones
de fbulas que posteriormente formaron colecciones con materiales que se consideraban propios de
Esopo.
La primera de estas colecciones de fbulas de la que tenemos noticia es la que, hacia el ao 300 a.
C., escribi el filsofo peripattico Demetrio de Falero, segn nos cuenta Digenes Laercio (V, 80).
Todas las colecciones posteriores (Fedro, Babrio, Fbulas Annimas, Aviano, Dositeo, Sintipas)
parten de esta. Demetrio lo que hace fundamentalmente es recoger y prosificar las fbulas usadas
como ejemplos en la literatura anterior y presentarlas como piezas de una coleccin.
Las restantes colecciones greco-latinas de fbulas derivan, como hemos dicho, de la coleccin de
Demetrio de Falero, por supuesto con todo tipo de variantes en las fbulas que adoptaron y con la
creacin de muchas ms.
Las tres colecciones ms extensas que nos han llegado: Fedro, Babrio, y Fbulas Annimas
Griegas mezclan la fbula de animales con cuentos, mximas, ancdotas. Es decir, el concepto de
fbula es ms amplio. Para los rtores y filsofos cnicos (Dositeo, Aviano) la fbula era un arma
de enseanza y ataque, una mezcla entre lo serio y la broma. Luego se volvi a moralizar y a ensear
en las escuelas.
amos y esclavos, ricos y pobres; dioses y hroes: Zeus, Hermes, Afrodita, Apolo, Prometeo,
Heracles, etc.; e incluso personificaciones de ideas abstractas: la verdad, la vergenza, el desenfreno,
la fortuna
el ttulo aparece el camello con gnero masculino, en tanto que en el texto de la fbula se refiere al
mismo en femenino. En este caso hemos traducido camello y no camella, manteniendo el mismo sexo
en toda la fbula.
Por lo dems, para terminar con palabras de otro gran fabulista, Toms de Iriarte, confiamos no
encontrarnos entre esos traductores que l critica, que traducen obras celebradas y en asadores
vuelven las espadas.
Bibliografa
DELMANT, A., Politik in den Fabeln Aesops, en Gymnasium 98, 1991, pp. 397-419.
GARCA GUAL, C., Historia y tica de la fbula espica, en Actas del V Congreso Espaol de
Estudios Clsicos, Madrid, 1976.
Ideologa y estructura de la fbula espica, en Estudios ofrecidos a E. Alarcos I, Oviedo, 1977,
pp. 309-322.
JANSSEN , J., La fable et les fabulistes, Bruselas, 1955.
LEIBFRIED, E., Fabel, Stuttgart, 1967.
NJGAARD, M., La Fable Antique I, Copenhague, 1964.
RODRGUEZ ADRADOS, F., Estudios sobre el lxico de las fbulas espicas, Salamanca, 1948.
La fbula griega como gnero literario, en Estudios sobre los gneros literarios, Cceres, 1982,
pp. 13-46.
Historia de la fbula greco-latina I-II-III, Madrid, 1979-1986.
Filosofa cnica en las fbulas espicas, Buenos Aires, 1986.
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1979, pp. 93-112.
La fbula, en Investigacin y Ciencia 53, 1981, pp. 6-20.
FBULAS
2. El vendedor de estatuillas
Un hombre que haba tallado un Hermes de madera lo llev a la plaza y trataba de venderlo. Como no
se acercara ningn comprador y quisiera atraerse a alguno, pregonaba a voces que venda un dios
benefactor y proveedor de ganancias. Cuando uno de los que se hallaban por all le dijo: Eh, t!, y
por qu lo vendes si tiene tales cualidades? No sera mejor que t te aprovechases de sus
beneficios?, respondi: Yo necesito beneficios rpidos y l suele proporcionarlas ganancias
lentamente.
La fbula es oportuna para el avaro que no se preocupa ni de los dioses.
3. El guila y la zorra
Un guila y una zorra que haban trabado amistad decidieron habitar cerca una de otra, suponiendo
que el trato reforzara su amistad. Entonces el guila subi a un rbol muy alto y empoll; la zorra se
meti entre las matas que haba debajo y pari. En cierta ocasin, cuando la zorra haba salido a por
comida, el guila, falta de alimento, baj a las matas y, tras arrebatar a las cras, las devor junto con
sus polluelos. Cuando la zorra, a su regreso, supo lo ocurrido, no se afligi tanto por la muerte de
sus cras como por la dificultad de tomar venganza; pues al ser un animal terrestre no poda
perseguir a uno volador. Por eso, de lejos maldeca a su enemiga, lo nico que les queda a los
incapaces y dbiles. Mas ocurri que, no mucho despus, el guila pag el castigo por su crimen
contra la amistad. Pues, cuando unos estaban sacrificando una cabra en el campo, descendi volando
y arrebat del altar una vscera en ascuas. Despus que la hubo llevado a su nido, se levant un fuerte
viento y de una paja fina y seca prendi un fuego brillante. Y a causa de l los polluelos, quemados
pues todava no podan volar, cayeron al suelo. La zorra se acerc corriendo y los devor a todos
a la vista del guila.
La fbula muestra que los que traicionan la amistad, aunque logren evitar el castigo de los
perjudicados por su debilidad, sin embargo, al menos, no escapan al castigo del dios.
4. El guila y el escarabajo
Un guila persegua a una liebre. Esta, ante la ausencia de alguien que le prestara ayuda, al ver un
escarabajo, lo nico que la suerte le proporcion, le implor auxilio. El escarabajo le dio nimos y,
cuando vio que el guila se acercaba, le pidi que no se llevase a quien le haba solicitado ayuda.
Pero aquella, desdeando la insignificancia del escarabajo, devor a la liebre ante su vista. El
escarabajo, pensando en vengarse del guila, no paraba de observar sus nidos y, si en alguna ocasin
aquella pona, echando a volar haca rodar los huevos y los cascaba, hasta que el guila, expulsada de
todas partes, recurri a Zeus esta ave est consagrada a Zeus y le pidi que le proporcionara un
lugar seguro para su puesta. Como Zeus le concediera que pusiese en su propio regazo, el
escarabajo, enterado de ello, haciendo una bola de estircol, alz el vuelo y, llegndose al regazo del
dios la dej caer all. Zeus, al querer sacudirse el estircol, se levant y, sin darse cuenta, revent los
huevos. Y dicen que, a partir de entonces, las guilas no ponen en la poca en que aparecen los
escarabajos.
La fbula ensea que no hay que menospreciar a nadie, por pensar que es tan dbil que, ultrajado,
no pueda vengarse algn da.
8. El ruiseor y el halcn
Un ruiseor, posado sobre una alta encina, cantaba segn su costumbre. Un halcn, al verlo, se lo
llev consigo. El ruiseor, viendo que su fin estaba prximo, le pidi que lo soltara, diciendo que l
no era suficiente para llenar la tripa de un halcn y que, si careca de alimento, deba buscar pjaros
ms grandes. Y el halcn, respondiendo, dijo: Pero yo sera estpido si soltara el alimento que ya
tengo en mis garras y persiguiera lo que todava no ha aparecido.
As tambin los hombres ms insensatos son los que por esperanza de bienes mayores dejan
escapar los que estn en sus manos.
9. El ruiseor y la golondrina
Una golondrina aconsejaba a un ruiseor que anidara bajo el mismo techo que los hombres y con
ellos habitara como ella. El ruiseor dijo: No quiero recordar el dolor de mis antiguas desgracias y
por eso habito lugares solitarios.
Quien se ha afligido de algn infortunio tambin quiere evitar el lugar donde ocurri el
sufrimiento.
11. El negro
Un hombre compr un negro creyendo que tena tal color por descuido de su anterior dueo. Y,
cuando lo llev a su casa, le aplic todo tipo de jabones e intent limpiarlo con baos de toda clase. Y
no pudo cambiar su color, pero le hizo enfermar.
La fbula muestra que las naturalezas se mantienen como fueron al principio.
de que era molesto para los hombres por cantar durante la noche, sin dejarles conciliar el sueo. Este,
en su defensa, deca que lo haca para provecho de aquellos, porque los despertaba para sus trabajos
habituales. Entonces la comadreja le acus de ser impo con respecto a la naturaleza, pues cubra a su
madre y a sus hermanas. Como este dijera que tambin lo haca en provecho de los amos, pues con
eso les ponan muchos huevos, la comadreja dijo: Aunque tienes abundancia de justificaciones de
buena apariencia, yo, sin embargo, no voy a quedarme sin comida y lo devor.
La fbula muestra que la naturaleza malvada, cuando se ha propuesto delinquir, si no puede
hacerlo con un pretexto razonable, comete el mal a las claras.
burro le crey, se dej caer y se descoyunt. El amo, habiendo llamado al veterinario, le pidi que lo
socorriera. Este le dijo que le aplicara el bofe de una cabra y recobrara la salud. Y, tras sacrificar la
cabra, curaron al burro.
Quien maquina insidias contra otro se hace el principal causante de sus propios males.
Un pescador experto en tocar la flauta se acerc al mar con su flauta y sus redes y, situado sobre una
roca saliente, toc primero la flauta, pensando que los peces saltaran espontneamente hacia l ante
el agradable son. Mas como, despus de esforzarse mucho, no obtuviera ningn resultado, dej la
flauta, cogi el esparavel y, tras echarlo al agua, pesc muchos peces. Al sacarlos de la red a la orilla,
cuando los vio saltar, dijo: Malditos animales!, cuando tocaba la flauta no bailabais; ahora, en
cambio, cuando he cesado, lo hacis.
La fbula es oportuna para los que hacen algo a destiempo.
28. El alcin
El alcin es un pjaro amante de la soledad que vive permanentemente en el mar. De l se dice que,
para precaverse de las caceras de los hombres, empolla en los escollos costeros. En cierta ocasin,
un alcin, cuando iba a hacer la puesta, busc un promontorio y, al ver una roca junto al mar, decidi
empollar all. Un da que sali por comida ocurri que el mar, agitado por un impetuoso viento,
subi hasta el nido y, cubrindolo de agua, ahog a los polluelos. El alcin, a su vuelta, cuando se
La fbula muestra que la buena constitucin de la mente es mejor que la belleza del cuerpo.
para ocultar la inferioridad propia con la desgracia comn. Y, despus de reunir a todas, las animaba
a cortarse los rabos, diciendo que el rabo no solo era indecente, sino tambin que colgaba de ellas un
peso innecesario. Y una le replic: Si eso no te conviniera, no nos lo aconsejaras.
Esta fbula se ajusta a aquellos que dan consejos a los amigos, no por buena voluntad, sino por su
propia conveniencia.
45. El homicida
Uno que haba matado a un hombre era perseguido por los parientes de la vctima. Cuando lleg a
orillas del ro Nilo, le sali al encuentro un lobo y, lleno de miedo, subi a un rbol que haba junto
al ro y all trataba de ocultarse. Pero al ver una serpiente que trepaba por el rbol, se lanz al ro. Y
en el ro, un cocodrilo lo devor.
La fbula muestra que para los hombres malditos no es segura ni la tierra, ni el aire ni el agua.
prometi a los dioses hacer una hecatombe[3], y les ofreci tambin consagrar un exvoto, si se
restableca. Al preguntarle su mujer, que estaba all a su lado: Y con qu vas a pagarlo?, le dijo:
Crees, en efecto, que me voy a recuperar para que los dioses tambin me lo reclamen?.
La fbula muestra que los hombres prometen fcilmente lo que de hecho no esperan cumplir.
50. El truhn
Un truhn que se haba apostado con otro que demostrara que el orculo de Delfos[5] era mentiroso,
cuando lleg el da fijado, fue al templo con un gorrin en la mano cubierto bajo su manto. Se par
frente al orculo y le pregunt que le contestara si tena en las manos algo animado o inanimado, con
la intencin de mostrar vivo al gorrin, si deca inanimado, pero, si deca animado, sacarlo despus
de haberlo ahogado. Y el dios, dndose cuenta de su malicia dijo: Basta ya!, pues en ti est que lo
51. El fanfarrn
Un atleta de pentatln[6] que, debido a su falta de bros, siempre era criticado por sus conciudadanos,
se march de la ciudad en cierta ocasin y cuando, pasado un tiempo, regres, deca jactndose que
haba sobresalido mucho por su arrojo tambin en otras ciudades, pero que en Rodas haba realizado
un salto tal como ninguno de los vencedores olmpicos haba logrado. Y de eso deca que presentara
como testigos a los que all asistiesen, si es que alguna vez venan a la ciudad. Uno de los que se
hallaban presentes, respondiendo, le dijo: Mira t!, si eso es verdad, en absoluto necesitas testigos.
Pues aqu est Rodas y el salto.
La fbula muestra que, cuando la demostracin por medio de hechos est a mano, toda palabra
aparte de eso es superflua.
53. El nufrago
Un ateniense rico navegaba junto con algunos otros. Y, como se hubiera levantado una violenta
tempestad y la nave zozobrara, los dems intentaron salvarse a nado, pero el ateniense, invocando sin
cesar a Atenea, le prometi innumerables ofrendas si lo salvaba. Uno de los otros nufragos, al pasar
a su lado nadando le dijo: Aunque te proteja Atenea, mueve tambin los brazos.
Pues tambin nosotros mismos, junto con la invocacin a los dioses, debemos hacer algo,
fijndonos en nuestro inters.
Porque es preferible que alcancemos la benevolencia de los dioses esforzndonos, y no que los
dioses nos salven cuando nos hemos despreocupado de nosotros mismos.
Los que caen en desgracias deben tambin ellos esforzarse en su propio inters y as pedir ayuda
al dios.
54. El ciego
Un ciego estaba acostumbrado a reconocer qu animal era el que le ponan en sus manos. Y en cierta
ocasin en que le dieron un lobezno, luego de palparlo y aunque no estaba seguro, dijo: No s si es
un cachorro de lobo o de zorra o de algn animal de ese tipo; sin embargo, s con plena seguridad
que ese animal no es apto para ir con un rebao de ovejas.
As, la ralea de los malvados se muestra muchas veces incluso por su cuerpo.
55. El tramposo
Un pobre, que se hallaba enfermo y se encontraba mal, prometi a los dioses sacrificarles cien
bueyes si le salvaban la vida. Estos, queriendo ponerle a prueba, hicieron que se repusiera lo ms
pronto posible. Y aquel, ya restablecido, puesto que careca de bueyes de verdad, model cien de sebo
y los quem sobre un altar, despus de decir: Recibid la promesa, dioses. Los dioses, queriendo a
su vez engaarlo, le enviaron un sueo en el que se le aconsejaba que fuera a la playa, pues all
encontrara mil dracmas[7] ticas. Y l se puso contento y se fue a la carrera a la orilla del mar. All
cay en manos de unos piratas y se lo llevaron consigo, y, vendido por ellos, encontr las mil
dracmas.
La fbula es oportuna para un hombre mentiroso.
Pero un dios la encamin a los pastos del campesino, en plena poca de la cosecha. l la persigui,
pero al final tuvo que lamentar la prdida de toda su cosecha.
Debemos ser mansos y no irritarnos en exceso, pues de la ira muchas veces les vienen grandes
daos a los irascibles.
misma en las presentes circunstancias: ama el oro, pero teme la figura de oro. El deseo me impulsa a
cogerla, pero mi carcter a mantenerme lejos. Ah, fortuna, que das y no permites coger! Ah, tesoro
sin placer! Ah, gracia divina que te conviertes en desgracia! Entonces qu?, de qu manera me
aprovechar?, a qu artimaas he de recurrir? Me voy para traer aqu a que lo cojan a mis criados
que forman una muy numerosa tropa y yo, de lejos, ser un observador.
La fbula se ajusta a un rico que no se atreve a tocar ni a utilizar su riqueza.
65. El astrnomo
Un astrnomo tena la costumbre de salir cada tarde y observar las estrellas. Y, en cierta ocasin en
que daba un paseo por las afueras y escrutaba con toda su atencin el cielo, sin darse cuenta cay en
un pozo. Mientras se lamentaba y daba gritos, uno que pasaba cerca, al or sus lamentos, se acerc y,
comprendiendo lo sucedido, le dijo: Hombre!, t que intentas ver lo del cielo, no ves lo que hay en
la tierra?.
Uno podra valerse de esta fbula para aquellos que fanfarronean extraordinariamente sin ni
siquiera poder realizar lo comn entre los hombres.
Si quieres sobre todo vivir sin peligro, desconfa de los enemigos y, por el contrario, confa en
los amigos y consrvalos.
labranza. Los perros, al ver lo que haca, se dijeron unos a otros: Hemos de irnos de aqu, pues si el
amo ni siquiera se abstuvo de los bueyes que trabajan con l, cmo nos va a perdonar la vida a
nosotros?.
La fbula muestra que hay que guardarse principalmente de quienes ni siquiera se abstienen de
hacer dao a los de su casa.
cogindolo a cuestas y llevndolo al cementerio, lo dej en el suelo y se march. Cuando calcul que
ya estara despejado, se acerc a la puerta del cementerio y empez a dar golpes en ella. Al decir
aquel: Quin es el que golpea la puerta?, la mujer respondi: Soy yo que traigo la comida a los
muertos. Y aquel: Mejor, amiga, treme de beber y no de comer, pues me pones muy triste
recordndome la comida, pero no la bebida. Esta, golpendose el pecho, dijo: Ay de m,
desdichada!, pues lo que urd no me fue til en absoluto; pues t, marido, no solo no te has corregido,
sino que incluso te has puesto peor y tu vicio se te ha convertido en hbito.
La fbula muestra que no hay que echar races en las malas acciones. Pues llega un momento en
que se impone el hbito al hombre, incluso aunque l no quiera.
91. La bruja
Una bruja entendida en conjuros y remedios contra la clera de los dioses tena una abundante
clientela con la que se ganaba muy bien la vida. Unos la denunciaron acusndola de que introduca
innovaciones en materia religiosa, la llevaron a juicio y fue condenada a muerte. Al ver uno que la
sacaban del tribunal dijo: Eh t!, la que prometes evitar las iras de los dioses, cmo no pudiste
persuadir ni siquiera a los hombres?.
De esta fbula se podra servir uno contra una embaucadora que, aunque promete cosas
extraordinarias, se muestra incapaz de llevar a cabo las normales.
sonri y le dijo: Por eso no trabajabas, ternera, porque enseguida ibas a ser ofrecida en sacrificio.
La fbula muestra que el peligro acecha a quien se mantiene ocioso.
Digenes, el filsofo cnico, insultado por un calvo, le replic: Yo no te insulto, qu va!, pero
aplaudo a tus cabellos porque se han apartado de una mala cabeza.
Una cierva se acerc a un manantial apremiada por la sed. Despus de beber, y contemplar su propia
sombra en el agua, se enorgulleca de sus cuernos, al ver su gran tamao y colorido; en cambio, se
afliga por sus patas, porque, segn ella, eran finas y dbiles. Mientras an consideraba esto, apareci
un len que se puso a perseguirla. Aquella se dio a la fuga y sac gran ventaja en la carrera al len,
pues la fuerza de los crvidos se encuentra en sus patas, la de los leones en el corazn. Pues bien,
mientras corran por la llanura, ella consigui mantener la ventaja, pero cuando el terreno se hizo
algo boscoso, entonces se le engancharon sus cuernos en las ramas, y al no poder correr, fue
alcanzada. En ese momento se dijo a s misma: Desdichada de m, que iba salvndome gracias a lo
que pensaba que no me serva de nada, y en cambio muero por aquello en que confiaba!.
As, muchas veces en los peligros nos salvan los amigos en quienes menos confiamos, mientras
que los dignos de mucha confianza nos traicionan.
Un cabrito que estaba sobre una terraza, al ver pasar por delante un lobo, lo insultaba y se mofaba de
l. El lobo dijo: Eh t!, no me injurias t, sino tu emplazamiento.
La fbula muestra que muchas veces tambin el lugar y la ocasin dan valor frente a los ms
poderosos.
posada en un rbol y que unas veces miraba hacia arriba y otras se inclinaba hacia abajo, y as se lo
hizo saber. Tiresias, en respuesta, dijo: Esa corneja jura por el cielo y por la tierra que, si t quieres,
recobrar mis bueyes.
Uno podra servirse de esta fbula contra un ladrn.
cambian su natural.
Olimpo.
La fbula muestra que nada hay tan perfecto que no admita ninguna censura.
128. La mula
Una mula alimentada de buena cebada saltaba de gozo dicindose a s misma: Mi padre es un caballo
de rpida carrera y toda yo me parezco a l. Y en esto un da se le present una necesidad
apremiante y la mula se vio obligada a correr. Al terminar su trote, entristecida, se acord de que su
padre era burro.
La fbula muestra que no debe uno olvidarse de su propio origen, aunque el tiempo le lleve a la
fama; pues esta vida es insegura.
objeto se hinch hasta impedir el paso por el camino. Heracles tir su maza y qued atnito. Atenea
se le apareci y le dijo: Djalo, hermano. Son la Porfa y la Disputa. Si se las deja en paz, se quedan
como eran al principio, pero en los combates se hinchan as.
Para todos es claro que las guerras y las disputas son causantes de gran dao.
131. El hroe
Un hombre tena la estatua de un hroe en su casa y le ofreca costosos sacrificios. Y, como gastaba
mucho sin cesar en sacrificios, el hroe se le apareci por la noche y le dijo: Pero hombre!, deja de
dilapidar tu hacienda. Pues si te haces pobre por habrtela gastado toda, me echars a m las culpas.
As, muchos que fracasan por su propia insensatez inculpan a los dioses.
sin fundamento.
La presente fbula proscribe a los mdicos sin instruccin, ignorantes y diestros solo en hablar.
Un caballo viejo fue vendido para tirar en un molino. Enganchado a la rueda dijo lamentndose: De
qu carreras a qu vueltas he llegado!.
Nadie se envanezca demasiado con el poder de su juventud o su fama, pues la vejez consumi a
muchos en medio de fatigas.
colaborador en sus necesidades. Pero cuando la guerra acab, el caballo se ocupaba de algunos
trabajos serviles y del transporte de cargas pesadas, alimentado solo con paja. Cuando de nuevo se
oy hablar de guerra y la trompeta la pregonaba, el amo embrid al caballo, se arm l mismo y se
mont en l. Pero este cada dos por tres se caa, al estar sin fuerzas, y dijo al amo: Vete con los de a
pie, los hoplitas[9], de inmediato; pues t, que de caballo me convertiste en burro, cmo quieres
tener de nuevo un caballo de un burro?.
No se deben olvidar las desgracias en tiempos de seguridad y reposo.
As, muchos que por ambicin envidian a los dems se quedan privados hasta de lo suyo.
Este le replic: Madre, anda derecha t que pretendes ensearme y, al verte, te imitar.
Los que reprenden deben vivir y caminar rectos y entonces ensear lo mismo.
152. El nogal
Un nogal que estaba junto a un camino y al que los que pasaban le tiraban piedras, lamentndose, dijo
para s: Desdichado de m, que cada ao me ocasiono a m mismo ultrajes y sufrimientos!.
La fbula es para los que se afligen con sus propios bienes.
153. El castor
El castor es un animal cuadrpedo que vive en los lagos. Se dice que sus testculos son tiles para la
curacin de algunas enfermedades. Y, si alguna vez alguien lo ve y lo persigue con intencin de
castrarlo, al saber por qu lo persiguen, huye hasta cierta distancia, valindose de la rapidez de sus
patas para mantenerse ntegro. Pero, cuando se encuentra acorralado, se corta sus propios testculos,
los tira y as consigue la salvacin.
As tambin, son sensatos los hombres que, cuando son objeto de asechanzas a cansa de sus
bienes, los desprecian por no poner en peligro sus vidas.
156. El citaredo
Un citaredo falto de aptitudes cantaba sin cesar en una casa encalada; como su voz resonaba contra
las paredes pens que tena una voz muy buena y, animado por eso, resolvi que deba ir tambin al
teatro. Pero una vez en la escena, como de hecho cantaba muy mal, lo echaron a pedradas.
As tambin, algunos oradores que en las escuelas parece que son alguien, cuando llegan a la
poltica se muestran dignos de nada.
157. El tordo
En un mirto viva un tordo. Por el dulzor de su fruto no se alejaba de l. Un pajarero, al observar que
el tordo tena predileccin por ese lugar, lo caz con liga. El tordo, a punto de morir, dijo:
Miserable de m, que por el dulzor de la comida me privo de la salvacin!.
La fbula es oportuna para un hombre que, corrompido por la molicie, est perdido.
por su ultraje tampoco lo recibieron. Y as le ocurri que qued privado de la convivencia con unos
y con otros.
As tambin, los hombres que dejan la patria y prefieren otra extraa tampoco son bien
considerados en esta por ser extranjeros. Y por sus conciudadanos son rechazados por haberlos
despreciado.
Un cuervo cogi un trozo de carne y se pos en un rbol. Una zorra que lo vio, queriendo apoderarse
de la carne, se detuvo y empez a elogiarlo por su tamao y hermosura, diciendo tambin que
debera l ms que nadie reinar sobre los pjaros y que as habra sido, si hubiese tenido voz. El
cuervo, queriendo mostrarle que tambin tena voz, solt la carne y se puso a graznar con fuerza. La
zorra cogi la carne, ech a correr y le dijo: Cuervo, si tuvieras tambin inteligencia, nada te
faltara para gobernar t sobre todos.
La fbula es oportuna para un hombre insensato.
169. La cogujada
Una cogujada cogida en una trampa, lamentndose, deca: Ay de m, desdichada e infeliz voladora,
no arrebat a nadie oro ni plata ni ninguna otra cosa de valor, y un granito de trigo me acarre la
muerte!.
La fbula es para los que se exponen a un gran peligro por una ganancia despreciable.
ajeno.
dondequiera que ests, me cuidar de ti, pues no me has quitado un corazn, sino que me lo has
dado.
La fbula muestra que muchas veces los infortunios se convierten en enseanza para los hombres.
Una liebre dijo a una zorra: Realmente sacas muchas ganancias o puedes decir por qu tu nombre
es gananciosa?[12]. La zorra dijo: Si no te lo crees, ven aqu, que te invito a comer. Aquella la
acompa, y la zorra no dispona en su casa de otra comida que la propia liebre. Esta dijo: Para mi
desgracia he aprendido de dnde procede tu nombre, no de sacar ganancias sino de engaar.
A los indiscretos muchas veces les ocurre un mal muy grande cuando se dejan llevar por su
indiscrecin.
ratn, que haba odo sus lamentos, acudi y se puso a roer la soga y, una vez que lo hubo desatado,
dijo: Te reste un da de m, incrdulo de que yo pudiera devolverte el favor, pero ahora sabe bien
que tambin hay agradecimiento de parte de los ratones.
La fbula muestra que con los cambios de fortuna los que pueden mucho llegan a estar
necesitados de los ms dbiles.
Con tal nimo se encontr a un elefante y llamndole se detuvo a charlar. Y, al ver que sus orejas se
movan continuamente, dijo: Qu te pasa?, por qu tu oreja no permanece quieta ni un
momento?. Y el elefante, mientras que por casualidad revoloteaba a su alrededor un mosquito, dijo:
Ves esa cosa pequea, la que zumba? Si se mete en el orificio de mi oreja, estoy muerto. Y el len
dijo: Por qu, pues, he de morir si soy tal y ms afortunado que el elefante en la medida en que el
gallo es ms fuerte que un mosquito?.
Ves cunta fuerza tiene el mosquito como para incluso causar temor a un elefante?
As, muchas veces los buenos por naturaleza, cuando algunos les tildan de malvados, no vacilan
en obrar mal contra ellos.
perros y los mataban. Las ovejas, insensatas, aceptaron hacerlo. Pero un anciano carnero dijo:
Cmo voy a confiar y convivir con vosotras, cuando aun guardndome los perros, no me es
posible pastar sin peligros?.
No debe uno despojarse de su propia seguridad confiando por un juramento en sus enemigos
irreconciliables.
comida por m mismo. La oveja, respondiendo, dijo: Si yo te doy de beber, t me utilizars como
comida.
La fbula es oportuna para un malhechor que acecha con hipocresa.
232. La lmpara
Una lmpara borracha de aceite, mientras luca, se jactaba de que brillaba ms que el sol. Pero silb
una rfaga de viento y al momento se apag. Al encenderla alguien por segunda vez, le dijo: Luce,
lmpara, y calla; el resplandor de los astros nunca desaparece.
No debe cegarse uno con la fama y los honores de la vida, pues todo lo que adquiera es ajeno.
233. El adivino
Un adivino se ganaba su pan instalado en la plaza. Se le acerc uno y le comunic que su casa estaba
con las puertas abiertas y que se haban llevado todo lo de dentro. Se levant de un salto y
lamentndose fue a la carrera para ver lo sucedido. Uno de los que se encontraban cerca, al verlo,
dijo: Eh t!, t que pregonabas que preveas los asuntos ajenos, cmo no predijiste los propios?.
Uno se podra servir de esta fbula contra quienes administran su propia vida de modo
descuidado e intentan cuidar de lo que en absoluto les importa.
235. El apicultor
Un ladrn entr en casa de un apicultor mientras este estaba ausente y le sustrajo la miel y los
panales. Al regresar y ver vacas las colmenas, se detuvo a examinarlas. Las abejas, que volvan de
libar, al sorprenderlo, lo golpearon con sus aguijones y lo maltrataron de un modo terrible. Y aquel
les dijo: Malditos bichos, dejasteis ir indemne al que os rob los panales y a m, que cuido de
vosotras, me golpeis terriblemente.
As, algunos hombres que no se guardan de sus enemigos por desconocimiento, a los amigos los
expulsan por insidiosos.
238. La mosca
Una mosca haba cado en una olla de carne, y a punto de ahogarse en el caldo se dijo a s misma:
He comido, he bebido y me he baado; aunque muera, no me importa en absoluto.
La fbula muestra que los hombres soportan la muerte con facilidad cuando les viene sin
padecimiento.
240. La hormiga
La hormiga actual fue antiguamente un hombre; y, dedicado a la agricultura, no le bastaba con sus
propios trabajos, sino que, mirando tambin con envidia los ajenos, se pasaba la vida robando los
frutos de sus vecinos. Zeus, irritado por su ambicin, lo transform en ese animal que se llama
hormiga. Pero, aunque cambi la forma, no modific sus inclinaciones; pues hasta ahora, yendo de
un lado a otro por los campos, recoge el trigo y la cebada de otros y los atesora para s misma.
La fbula muestra que los malvados por naturaleza, aunque se los castigue sobremanera no
cambian su modo de ser.
As tambin, los hombres que se despreocupan de sus propios asuntos tambin estn
desacreditados para dar consejos al prjimo.
La vida es muy mala y difcil para los hombres cuando la mentira prevalece sobre la verdad.
Un asno salvaje, al ver un burro domstico en un lugar soleado, se le acerc y le felicitaba por el
vigor de su cuerpo y por el buen provecho de su comida. Pero, ms tarde, al verlo cargado y al
arriero que iba detrs pegndole con un palo, dijo: No te considero feliz, pues veo que tienes
abundancia, no sin grandes males.
As, no son envidiables las ganancias que se logran con peligros y desgracias.
caballo.
La fbula muestra que no se debe envidiar a los que mandan y a los ricos, sino amar la pobreza,
considerando qu se envidia en aquellos y sus riesgos.
cambi parte de su carga, hasta que quitndosela toda se la puso encima a la mula. Y entonces esta
mir al burro y le dijo: Eh t!, acaso no te parece que con razn merezco el doble de comida?.
As pues, tambin conviene que nosotros juzguemos la disposicin de cada uno no desde el
principio, sino desde el final.
ver si encuentras, en otro prrafo, algo sobre carnes y huesos. El burro ley la carta entera y no
encontr nada de lo que el perro buscaba, y de nuevo el perro volvi a decir: Trala al suelo porque,
amigo, no resulta nada interesante.
al comer. Cuando el lobo le hizo caso y le levant la pata, prestando toda su atencin al casco, el
burro de una coz a la boca le salt los dientes. Y el lobo, maltrecho, dijo: Es justo lo que me pasa,
pues por qu, si mi padre me ense el oficio de carnicero, yo mismo he cogido el de mdico?.
As tambin, los hombres que se dedican a cosas que en nada les convienen es natural que resulten
desdichados.
muy til al llamar y entregarle a las de su misma especie, l estaba dispuesto a matarla; l dijo: Por
eso con ms razn te voy a sacrificar, porque ni siquiera perdonas a las de tu especie.
La fbula muestra que los que traicionan a los suyos no solo son odiados por los perjudicados,
sino tambin por aquellos a quienes su traicin beneficia.
Una serpiente y un cangrejo vivan en el mismo sitio. Y el cangrejo se comportaba con la serpiente
leal y amistosamente. Esta, en cambio, era prfida y malvada. Aunque el cangrejo continuamente la
animaba a obrar con rectitud con respecto a l y a imitar su buena disposicin, aquella no le haca
caso. Por eso, irritado, cuando observ que dorma la cogi del cuello y la mat; y, al verla tiesa,
dijo: Eh t!, no debas ahora ser recta, cuando has muerto, sino cuando te lo aconsejaba: y no
estaras muerta.
Esta fbula naturalmente podra decirse contra aquellos hombres que, siendo malvados con sus
amigos en vida, dejan sus buenas acciones para despus de su muerte.
mat.
vio que sala un cojo y le pregunt quin era y adnde iba. Al decir este que l era el Juramento y que
iba contra los impos, por segunda vez le pregunt cada cunto tiempo acostumbraba a visitar las
ciudades. Este dijo: Cada cuarenta aos, pero a veces incluso cada treinta. Y l, sin vacilar un
momento, al da siguiente jur que no haba recibido dinero en depsito. Pero al encontrarse con el
Juramento este lo llev a un precipicio; el otro le culpaba de que, aunque le haba dicho antes que se
marchara durante treinta aos, ni siquiera le haba dado un solo da de garanta.
l, respondiendo, dijo: Entrate bien de que, cuando alguien tiene la intencin de molestarme,
acostumbro a visitarlo el mismo da.
La fbula muestra que el castigo del dios para los impos no es a plazo fijo.
servidumbres lamentars.
As tambin, los ms desafortunados de los sirvientes son los que en la esclavitud tienen hijos.
La fbula es oportuna para los que, por envidia, rivalizan con los mejores.
una violenta tempestad y correr peligro la nave de irse a pique, ech toda la carga al mar y se salv
con dificultad con la nave vaca. Despus de unos pocos das, al acercrsele uno y admirar la
tranquilidad del mar pues casualmente estaba en calma, interrumpindole, dijo: Buen hombre,
de nuevo desea dtiles el mar y por eso parece que est tranquilo.
La fbula muestra que los sufrimientos sirven de enseanza a los hombres.
320. El ro y el cuero
Un ro, al ver que un cuero flotaba en su corriente, le pregunt: Cmo te llamas?. Al responderle
este: Mi nombre es duro, cubrindole con su corriente, dijo: Bscate otro nombre, pues yo te voy
a hacer blando.
Una desgracia en la vida muchas veces hizo bajar a tierra a un hombre osado y arrogante.
325. El trompeta
Un trompeta que convocaba al ejrcito, al ser hecho prisionero por los enemigos, grit: No me
matis, soldados, a la ligera y sin motivo; pues no he matado a ninguno de vosotros, ya que, excepto
este bronce, no tengo ningn otro. Ellos le dijeron: Pues por eso precisamente vas a morir, porque
t, que no puedes combatir, renes a todos para el combate.
La fbula muestra que ms delinquen los que incitan a obrar mal a los gobernantes malos y
violentos.
Avispas y perdices, atormentadas por la sed, fueron a ver a un labrador a pedirle de beber y le
prometan que, a cambio del agua, le devolveran este favor: las perdices removeran sus vias, las
avispas, revoloteando en crculo, ahuyentaran a los ladrones con sus aguijones. El labrador dijo:
Tengo dos bueyes que, sin prometer nada, hacen todo; por tanto, es mejor darles a ellos que a
vosotras.
La fbula vale contra hombres depravados que prometen prestar un servicio, pero cometen
grandsimos daos.
Una cigarra cantaba en lo alto de un rbol. Una zorra, queriendo comrsela, ide algo as: se situ
enfrente para admirar su buena voz y le peda que bajara, diciendo que deseaba ver de qu tamao era
el animal que emita tal sonido. Y aquella, sospechando su engao, arranc una hoja y la dej caer. La
zorra corri hacia lo que crey ser la cigarra y esta dijo: Te has equivocado, amiga, si supusiste que
iba a bajar; pues yo me guardo de las zorras desde que en un excremento de zorra vi alas de cigarra.
Las desgracias del prjimo hacen prudentes a los hombres sensatos.
Dicen que las hienas cambian cada ao su naturaleza y que unas veces se hacen machos y otras
hembras. Y en cierta ocasin, una hiena macho mont contra natura a una hembra. Esta, tomando la
palabra, dijo: Pero, amigo, hazlo as, que pronto te pasar lo mismo.
Naturalmente podra decirse esto contra el que ejerce un mando desptico sobre quien le va a
sustituir de inmediato en el mismo.
344. El avaro
Un avaro que haba convertido en dinero toda su hacienda y haba adquirido un lingote de oro lo
enterr en un lugar (y al tiempo sepult all su propia alma y su mente) e iba all todos los das a
mirarlo. Un trabajador que le haba observado de cerca y haba comprendido lo que pasaba
desenterr el lingote y se lo llev. Cuando el otro volvi y vio el lugar vaco, comenz a lamentarse
y mesarse los cabellos. Uno, al ver cmo se lamentaba y enterarse de la causa, dijo: Eh t!, no te
desanimes as, pues, cuando lo tenas, tampoco tenas el oro. As pues, coge una piedra en vez de oro,
ponla y piensa que tienes el oro, pues te colmar del mismo provecho; porque, segn veo, cuando
estaba el oro, tampoco hacas uso de su posesin.
Nada ms brotar el murdago, una golondrina se dio cuenta del riesgo que amenazaba a las aves y,
habiendo reunido a todos los pjaros, les aconsej que, mejor que nada, cortasen las encinas donde se
produce el murdago; y si eso no les era posible, que se refugiasen en los hombres y les suplicasen
que no utilizaran el poder del murdago para capturarlos. Rindose estos de sus tonteras, ella se fue
a suplicar ayuda a los hombres. Estos la acogieron por su sagacidad y hasta la aceptaron como
convecina. As ocurri que los hombres cazan y se comen a los restantes pjaros, pero solo la
golondrina, como protegida, anidaba sin miedo en sus casas.
La fbula muestra que los que prevn el porvenir naturalmente apartan de s los peligros.
Afrodita (18, 76, 329). Diosa del amor y de la belleza. Nacida, segn Hesiodo, de la espuma marina
acumulada en torno a los genitales del dios Urano, arrojados al mar cuando fue castrado por su
hijo Crono. Segn Homero, Afrodita es hija de Zeus y de Dione.
Apolo (121, 166). Dios de la msica y de la poesa, de la curacin y de la profeca. Era hijo de Zeus y
de Leto y hermano gemelo de Artemis. Encarna la belleza masculina. Reciba culto en toda
Grecia, pero fundamentalmente en Delfos, donde haba un famoso santuario a l consagrado.
Atenas (10, 96, 350). Ciudad griega, la ms importante del tica. Se halla situada en la llanura central
del tica y est rodeada de montaas, excepto por el sur.
Atenea (53, 124, 129, 171). Diosa guerrera, pero tambin protectora de las artes manuales.
Personifica el trabajo y la actividad intelectual. Nace de la cabeza de Zeus, como hija de Zeus y
Metis, a la que el gran dios se haba tragado al saber que estaba embarazada, por temor a que
diera a luz un hijo ms fuerte que l. Su smbolo era la lechuza y su rbol el olivo. Es la diosa
protectora de la ciudad de Atenas.
tica (305). Regin situada al sudeste de la Grecia Central, con una extensin de unos 2.500 km2. Es
una zona rida y montaosa. Su ciudad principal es Atenas.
Breas (73). Viento del norte. En la mitologa griega es hijo del titn Astreo (el de las Estrellas) y de
Eos (la Aurora). Personifica las fuerzas elementales de la naturaleza.
Delfos (50). Ciudad de la regin griega de la Fcide, en la Grecia Central, situada al pie del monte
Parnaso y a unos 15 km de la orilla septentrional del golfo de Corinto. Es famosa por el orculo
de Apolo.
Dmades (96). Orador y poltico ateniense del siglo IV a. C. Orador de palabra fcil y vivaz, cuyas
facultades le hicieron cautivar a las masas. Sin embargo, no se conserva ninguno de sus
discursos; nicamente un discurso fragmentario, Sobre los doce aos, conservado en un
manuscrito del siglo XII, pero que actualmente se considera espurio.
Demter (96). Diosa de la agricultura. Hija de Crono y Rea; madre de Pluto y Persfone. Recibe culto
principalmente en Eleusis, donde unas celebraciones mistricas conmemoran el rapto de su hija
Persfone por Hades.
Desenfreno (319). Palabra que utilizamos para traducir el trmino griego hybris, personificacin de
todo lo que represente exceso, abuso, insolencia, ultraje, desmesura, soberbia En la fbula lo
hemos traducido por desenfreno, palabra de gnero masculino, para ponerla en oposicin a
guerra (en griego plemos), de gnero femenino. Sin embargo, el trmino griego hybris es
femenino, mientras que plemos es masculino.
Digenes (97, 98). Filsofo, natural de Snope (414-325 a. C.). Su apodo kyon (perro) dio nombre a la
escuela cnica. La leyenda nos lo presenta viviendo desnudo en un tonel, sin preocupacin ni
ocupacin alguna, excepto la meditacin en la inutilidad y fugacidad de los bienes mundanos.
Dionisias (10). Festivales en honor del dios Dioniso que incluan representaciones dramticas. El
tica celebraba anualmente dos festivales: las Dionisias rurales hacia el mes de diciembre y las
Grandes Dionisias o Dionisias urbanas que se celebraban en Atenas en marzo.
Eros (118). Dios del amor. Suele representarse como un nio con un arco y unas flechas. Es la
personificacin del deseo fsico, pero encarna las cualidades que inspiran el amor.
Esopo (19, 96). Fabulista (ver Introduccin).
Fortuna (84, 261). En griego tykhe. Divinidad alegrica que designaba la suerte, el azar. Presida
todos los acontecimientos, distribuyendo, conforme a su voluntad, los bienes y los males.
Guerra (319). En griego plemos. Personificacin divinizada.
Hades (133). Dios del mundo subterrneo que rige el mundo de los muertos. Hijo de Crono y Rea,
hermano de Zeus y Poseidn. El trmino Hades tambin se utiliza para designar el reino de esta
divinidad.
Helios (73, 127). Dios del Sol. Hijo de los titanes Hiperin y Tea. Era hermano de Selene (la Luna) y
de Eos (la Aurora).
Hera (108). Diosa olmpica, hija de Crono y Rea. Esposa legtima de Zeus. Es la diosa del
matrimonio y de las mujeres casadas
Heracles (44, 72, 129, 130, 356). Hijo del dios Zeus y la mortal Alcmena. El ms famoso de los
hroes griegos, nacido en Tebas, que, con su fuerza, logra vencer a los monstruos y superar los
ms arduos trabajos. Sus hazaas eran muy populares y su culto estaba muy extendido. Se le suele
representar con aspecto rudo, vestido con una piel de len y llevando una maza.
Hermes (2, 48, 108, 109, 110, 111, 112, 126, 166, 253, 260). Hijo de Zeus y Maya. Mensajero de los
dioses; inventor de la lira; dios de los comerciantes, de los ladrones, de los caminantes. Es
representado con alas en sus pies, un caduceo en sus manos y con la cabeza cubierta con un gorro
de ala ancha.
Hiperin (219). Titn hijo de Urano y Gea. Padre del Sol. Tambin se emplea este nombre como
epteto del Sol.
Juramento (298). En griego Horcos. Hijo de Eris (la Discordia). Es la divinidad encargada de
recoger la palabra jurada y castigar a los que la violan.
Leteo (133). Ro que personifica el olvido. Es uno de los cinco ros que fluyen en el mundo
subterrneo, en el reino de Hades.
Meandro (29). Ro del Asia Menor que fluye entre las regiones de Lidia y Caria con un curso muy
tortuoso y desemboca por Mileto.
Mileto (29). Ciudad jonia en la costa del Asia Menor, con puerto en el mar Egeo.
Misterios (10). Cultos que comportan una iniciacin consistente en una revelacin. Se conoce la
existencia de muchos cultos mistricos en Grecia, pero sus detalles permanecen ocultos. Los
cultos ms famosos son los de Demter y Persfone en Eleusis, que se celebraban en septiembreoctubre durante la estacin de la siembra, pues son la manifestacin de un culto de tipo agrario.
Momo (124). Personificacin de la burla y el sarcasmo. Esta divinidad no reciba culto.
Muerte (78, 133). En griego Thnatos. Personificacin divina, hija de Nyx (la Noche) y hermana de
Hypnos (el Sueo).
Nilo (45). Ro del nordeste de frica. Nace en el lago Victoria, riega Egipto (pas del que se ha dicho
que es un don del Nilo) y desemboca en el Mediterrneo, formando un delta.
Olimpo (124). El monte ms alto de Grecia, situado entre Tesalia y Macedonia. En la mitologa
griega representaba el lugar donde residan los doce dioses olmpicos en mansiones construidas
esclavo y que viaj mucho con su amo, el filsofo Janto; tambin se concede bastante credibilidad al
episodio de su muerte.
Cinco siglos despus de Esopo, una coleccin latina versificada del siglo I d. C. hecha por Fedro, un
esclavo liberado por el emperador romano Augusto, incluy fbulas inventadas por el propio autor
junto con otras espicas tradicionales, reelaboradas con mucha gracia y que influyeron en la manera
adoptada por escritores posteriores. Similar alcance tuvieron en el siglo II d. C. las fbulas griegas en
verso de Babrio, y durante la Edad Media las de Esopo tuvieron una extraordinaria aceptacin. En el
siglo XVIII, con el auge del Neoclasicismo, el gnero pareci vivir una edad de oro de la mano de
autores tan prestigiosos como el francs La Fontaine. En lengua castellana alcanzaron gran fama en
la misma poca las fbulas de Flix Samaniego y Toms de Iriarte.
Notas
[1]
[2] En las representaciones teatrales, los actores utilizaban una mscara que les cubra la cara y la
[4] Vara delgada, con dos serpientes enroscadas, con que sola representarse a Hermes. Simbolizaba la
[5] Los orculos eran lugares sagrados que gozaban en Grecia de gran prestigio y en los que se
[6] Competicin atltica en la que se disputaban cinco pruebas: salto de longitud, carrera pedestre,
[7] La dracma era la moneda ms comn en circulacin en Grecia y vala seis bolos, que era la
moneda ms pequea. El resto de las monedas eran mltiplos de la dracma: didracma (dos dracmas),
tetradracma (cuatro dracmas), mina (cien dracmas), talento (sesenta minas). <<
[8] Los stiros son divinidades mitolgicas de los bosques y montaas, que van en el cortejo del dios
Dioniso y participan en sus orgas bailando y bebiendo. Suelen representarse con forma humana,
pero con patas de macho cabro o con cola de caballo. <<
[12]
[13] El pletro es una medida de longitud griega equivalente a cien pies. Unos treinta metros. <<
[14] El trmino griego krax (cuervo) tambin se emplea por extensin con la significacin de
aldabilla o cierre de una caja o arca, objetos que, por su forma, recuerdan el aspecto del pico de un
cuervo. <<
[15] Vasija grande y ancha donde sola mezclarse el vino con agua antes de servirlo en las copas. <<
[16] Los nmeros expresados entre parntesis a continuacin de los nombres indican las fbulas en
[17] Los nmeros hacen referencia al de las fbulas en que los animales aparecen. <<