5 - Bernini, Los An - Os 80 El Repliegue
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Hacia la dcada de 1980, el cine del continente cambi de modo cualitativo, con menos notoriedad y sin
la violencia esttico-poltica de las dcadas previas. En
los aos 60 y 70 los cines de Amrica Latina dejaron
de considerarse nacionales y se desligaron de las industrias y los Estados para concebirse como independientes y alternativos. Los nuevos cines y los cines polticos de esos aos rehusaban lo nacional y tradiciones
culturales como el tango argentino, el samba brasileo,
o la ranchera mexicana, para fundar una nueva nocin
de lo popular y de lo nacional, ahora latinoamericano,
en sentidos esttico y geopoltico. Todo ese cine latinoamericano en esas dcadas busc una transformacin
esttica que se ubic en una lnea de avanzada moderna junto con los cines y los pases del llamado Tercer
Mundo y encontr en el cine de la revolucin cubana
el modelo para la realizacin de las utopas polticas de
liberacin.
Ya en la dcada de los 70, los gobiernos militares de la regin constituyeron una inflexin determinante de los nuevos cines y de los cines polticos,
que, en algunos casos, los condujo a la narracin de historias de introspeccin y de autocrtica (como ocurre
con el cinema novo brasileo), de burla anarquizante
(como en el marginal cinema do lixo); y, en otros, directamente los elimina, junto con la desaparicin fsica de
los cineastas y la obligacin al exilio, como parte de una
estrategia sistemtica de represin de toda oposicin
poltica. Pero en los 80, demuestran con una evidencia
silenciosa que el cambio es ms profundo que aquello
que los cineastas pudieron haber reconocido.
Durante las dictaduras, algunos cines pudieron articular respuestas, crticas y autocrticas, elaborar ensayos para reubicar las funciones que los cineastas
atribuan a sus filmes; pero, en los aos 80, ocurri, en
cambio, un repliegue por el cual no fue posible reconocer ya aquellos rasgos latinoamericanos sino, por el
contrario, otros, novedosos por su condicin indita,
pero aun as poco observados.
Lo artstico
El cine imperfecto que, en 1969, Julio Garca Espinosa postul como propio de los cines latinoamericanos para evitar la cosificacin del cine tcnica y artsticamente logrado, en los aos 80 deja de constituir,
en gran medida, la consigna, ms tcita o ms explcita,
de los cines para la liberacin. La imperfeccin cinema-
Anala Castro, Hctor Alterio y Norma Aleandro en La historia oficial, de Luis Puenzo
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La subjetividad y lo poltico
Adems del repliegue en lo artstico que es reali-
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zacin del proyecto de un cine imperfecto latinoamericano y, a la vez, abandono de la negatividad de esa
nocin, los filmes de la dcada de 1980 suelen reformular, releer o interpretar lo poltico, desde perspectivas subjetivas. El cine latinoamericano (de los aos 60 y
70) ms notorio haba trabajado con una mirada sobre
la historia y la poltica que responda a cierta idea de
objetividad, o a cierta representacin de una totalidad, para lo cual el documental era un modelo de privilegio. Ficciones o documentales, las pelculas del cine
latinoamericano daban voz e imagen al otro oprimido,
al otro tnico o social; y en esa construccin de una
otredad, la subjetividad formaba parte de un proceso
mayor, totalizador, en el que poda ser comprendida y
contenida, y en el que encontraba incluso los lmites estticos de su manifestacin.
Ya en Sur, el terrorismo estatal argentino adquira
una dimensin sentimental, vinculada a los problemas
de una pareja separada por la poltica, y asociada a los
tpicos nostlgicos del tango. La misma tendencia a
la visin sentimental de lo poltico aparece en La historia oficial (1985), de Luis Puenzo, cuya protagonista
desconoce todo del Estado terrorista cuyos crmenes
permitieron la adopcin de una nia, hija de una desaparecida. Cuando sabe que su hija es apropiada, antes
que comprenderlo en trminos vinculados a lo poltico,
padece la angustia de una madre que est a punto de
perder a su hija, angustia que se representa como afecto materno universal. La representacin de la vctima
inocente de la poltica, del individuo que desconoce la
totalidad que lo involucra y que es afectado no obstante profundamente por ella, constituye una de las formas del repliegue subjetivo del cine de la dcada en la
regin.
La figura privilegiada de la inocencia, cuando se trata de la representacin de la violencia poltica, es el
nio. Alsino y el cndor (1982), filme del chileno Miguel
Littn, representa el proceso poltico de la revolucin
sandinista en Nicaragua, hacia 1979, desde el punto de
vista de Alsino, un nio cuyo sueo es volar como los
pjaros. El nio es una alegora de los proyectos polticos de liberacin latinoamericana pero, a diferencia de
las alegoras de los 70, que eran parte de la invencin
de una mitologa popular, aqu se trata de una figura
que ahora concentra la nostalgia por la imposibilidad
histrica de procesos semejantes, como el chileno. Alsino y el cndor celebra el triunfo de los sandinistas y, a
la vez, recoge la mirada nostlgica del nio que observa
la guerra entre los soldados del imperialismo y los revolucionarios nicaragenses con el asombro y el desconocimiento de quien no entiende las causas de lo que ve.
Con Acta general de Chile (1986), Littn film
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Totalidad y fragmentacin
En los aos latinoamericanos, el cine de la regin
busc una representacin de la totalidad histrica o
social, en cuyo conjunto se situaba el propio cine y la
propia situacin actual. La batalla de Chile (1975-1979),
de Patricio Guzmn, es uno de los ejemplos ms notables de la narracin totalizadora de la sociedad chilena
antes y despus del derrocamiento del gobierno de la
Unidad Popular de Salvador Allende. En el filme estn
todos los sectores sociales registrados con una precisin de gran complejidad que no impide la mirada totalizante que los integra. La siguiente pelcula de Guzmn,
En nombre de Dios (1986), mantuvo intacta la investigacin documental, la objetividad de la informacin poltica y la interpretacin ideolgica de los hechos. Sin
embargo, aunque fue concebido en continuidad con La
batalla de Chile, puesto que se trata de un filme sobre
la resistencia poltica durante la dictadura por parte de
los sacerdotes de la vicara de la solidaridad y de la teologa de liberacin, la narracin no excede los lmites
de esa parcialidad respecto del proceso del que forma
parte. En el lapso de siete aos entre aquel primer
documental y ste, el relato totalizador ha cedido,
causas sobredeterminadas mediante, a la narracin del
fragmento.
Algo similar puede notarse entre Luca (1968) y las
pelculas de los aos 80 del cineasta cubano Humberto Sols: Cecilia (1982), Amada (1983) y Un hombre de
xito (1985). Aunque todas son relatos que conducen
teleolgicamente a la revolucin cubana, porque sta
se concibe como sntesis de los procesos histricos previos, y aunque las tres establezcan vnculos indisolubles
entre las pasiones y la poltica, ninguna de ellas procede a la representacin de la totalidad histrica, como
ocurra con Luca. Aquello que en Luca se presentaba
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Nota:
Tomado de Los cines de Amrica Latina y el Caribe, dgar Sobern Torchia (compilador), Ediciones EICTV e Instituto Cubano
del Libre, La Habana, 2014.
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