Rothschild en Espana
Rothschild en Espana
Rothschild en Espana
RESUMEN
Entre 1835 y 1931 la Casa Rothschild estableció una de las redes de negocio
más complejas, influyentes y duraderas de la historia económica española. Por ella
pasarían negocios tan dispares como la concesión de servicios financieros a la Hacienda
Pública y al Banco de España y el control de empresas mineras y ferroviarias de primer
nivel, como la Rio Tinto Co., la Société Minière et Metallurgique Peñarroya y la
Compañía de Ferrocarriles MZA, junto a otras sociedades de singular importancia
dentro del ámbito manufacturero como la Deutsch & Cie, principal refinadora de
petróleo en España a fines del Siglo XIX.
1. INTRODUCCIÓN.
1
Carlista, asociado con los más señeros representantes de la nueva elite financiera de la
capital1.
1
Fontana (1977), Martín (1980), Otazu (1987), Tedde (1999) y López-Morell (2004).
2
López-Morell (1999a y 2003). En 1856 los Rothschild financiaron mayoritariamente la Sociedad
Española Mercantil e Industrial, que se liquidó en 1868 (López-Morell, 1999b) y entre 1928 y 1941 la Cía
Agrícola del Lukus, en el Marruecos español. Archivos Rothschild París, 132 AQ y 344 y 352.
2
que dio el frágil entorno político español para reducir la incertidumbre, bien fuera a
través del conocimiento exacto de las condiciones del mercado, gracias a las bondades
de su red de agentes, corresponsales y asociados, o bien mediante la integración de la
elite política española entorno suya. Esto último habría conformado, en definitiva, una
especie de “cacicato” a gran escala entorno a sus empresas y sus negocios financieros
que le permitió un uso intensivo de información privilegiada, reducir hasta cero su tasa
de riesgo y obtener substanciosas rentas extraordinarias.
Llegados a este punto, las cuestiones a plantear son varias y quizás debamos fijar
algunas hipótesis necesarias. Parece evidente que la economía española podría
calificarse como una economía de “mercados politizados” en el sentido de Lindblom3,
entendiendo por ella una economía con una fuerte regulación e intervencionismo por
parte del Estado. En este escenario, el desempeño de los diferentes vectores de la
función empresarial se hace especialmente complejo. Considerando que la actividad
empresarial puede consistir en: disminuir las ineficiencias siempre existentes en las
empresas (Leibenstein, 1969); captar las oportunidades de beneficios que pueden
percibirse en los mercados con una acción perspicaz (Kirzner, 1973); afrontar la
incertidumbre (Knight, 1921); o innovando (Schumpeter, 1912); las funciones de
Kirzner y Knight, en mercados politizados, alcanzan un perfil especial y en ocasiones se
aproximan más a la búsqueda de rentas que a la propia naturaleza de la función
empresarial, siempre más próxima a las actividades productivas en la acepción de
Baumol (1990). Captar las oportunidades de beneficios que siempre existen en los
mercados, afrontar la incertidumbre para reducir el riesgo e incluso innovar en la
diversa tipología shumpeteriana, puede facilitarse con una información precisa, previa y
exclusiva de las actuaciones de un Estado fuertemente intervencionista. La garantía de
captar las oportunidades de beneficios, puede ser completa si no se trata ya de percibir
qué va a ser el Estado sino que es posible influir sobre qué debe hacer. Esta
característica del entorno económico español, ¿influyó en la compleja red organizativa
que organizó la Casa Rosthchild? Incluso cabe plantear otra cuestión: dado el valor
absolutamente estratégico de la información en el negocio de la Casa Rosthchild, el
diseño en red de la estructura organizativa ¿era el más adecuado debido a lo diverso y
numeroso de los personajes y a los posibles problemas de agencia que pudieran surgir?
La Casa Rothschild era y sigue siendo una sociedad estrictamente familiar que,
en sus inicios, en plenas guerras napoleónicas, contó con cinco ramas diferenciadas que
se repartían por Francfort, Londres, París, Viena y Nápoles. La de Francfort, de donde
procedía la familia, pasó por tener un cierto nivel de punto de encuentro en la primera
generación, que no pasó de lo simbólico; la efímera sede de Nápoles le seguía en
importancia por la cola, en tanto que en Viena, Salomon Rothschild consiguió hacerse
con buena parte de las finanzas públicas del Imperio Austro-húngaro del futuro y
generar una entidad tan importante como el Creditanstalt. No obstante, las que más
destacaron fueron las sedes de Londres, donde Nathan Mayer y sus herederos crearon en
3
Lindblom (1977 y 2000).
3
la firma N.M. Rothschild & Sons, una de las más prestigiosas casas de banca de la City
y la de París, que James de Rothschild convirtió en la casa privada de banca más
importante de Europa hasta su muerte, acaecida en 1868.
AMSTERDAM
Goldschmidt, D. L., 1871-1926? EL HAVRE
1848-1900
NÁPOLES
FRANCFORT Carl M. Von Rothschild
NUEVA YORK M.A. Von Rothschild & Shone (1814-1848) VIENA
(A. Belmont, 1837-1936) (1805-1902)
S.M. Von Rothschild
AMBERES y
GRUPO ROTHSCHILD (1802-1941) BRUXELAS
LONDRES (Richtenberger, L., 1827;
PARÍS
SAN FRANCISCO N.M. ROTHSCHILD & SONS ROTHSCHILD FRÈRES 1835-1841
(CALIFORNIA-MÉXICO) (1798-Continúa) (1812-1980) S. Lambert, 1853-1930)
(B. Davison, 1847-1877?
Gansl, Albert & Cullen,
Jeffrey, 1878-1880) TRIESTE
LA HABANA MADRID (Morpurgo & Parente, 1837-1891)
(K. Scharfernbert, 1856-1878) (D. Weisweiller, 18355-1855
Weisweiller & Bauer, 1855-1892
I. Bauer, 1892-1894
Bauer &Cia, 1898-1908
Gustavo Bauer, 1908-1917
Bauer & Cia, 1917-1930
Los Rothschild apenas contaban con 50 empleados en cada una de las casas
centrales de París y Londres a mediados del siglos XIX, pero poseían una amplia red de
agentes y corresponsales a lo largo de toda Europa y América que, a pesar de sus
limitaciones, fue capaz de perdurar con un nivel de eficiencia muy superior al de otras
entidades de responsabilidad limitada contemporáneas y con una alta cota de
intervención en los mercados internacionales financieros y de materias primas.
4
plazas para potenciar el giro de letras, el arbitraje de Oro, plata y divisas y la gestión de
determinadas operaciones y negocios sin necesidad de intermediarios externos. La de
San Francisco, sin embargo, surgió por la necesidad de tener un intermediario en las
compras masiva del oro californiano y como distribuidor fijo del mercurio entre los
productores mexicanos de plata, así como la de La Habana, a donde se envió a Karl
Scharfenberg con la misión de acelerar el pago de libranzas o letras sobre la hacienda de
la isla de Cuba, con las que se financió una parte considerable del gasto de la primera
guerra Carlista, y remitir estos fondos directamente a Londres o a Nueva York al
también agente de la Casa Augusto Belmont.
5
El poder se firmó el 13-6-1835, Otazu (1987, p. 41). Existe una copia en francés de este poder en
Archivos Rothschild París, 132AQ 40.
6
Otazu (1987, pp. 83-84) y Calavera (1991).
7
Archivo del Banco de España, Secretaría, Cajas 1015 y 1022. Scharfenberg y Tolmé eran cuñados.
5
estrictas de jerarquía que superaban el campo de los incentivos puramente económicos.
En las agencias todos los empleados no sólo eran judíos, sino que estaban vinculados
por unos estrechísimos círculos familiares que se fomentaban con el desarrollo extremo
de la endogamia. Los agentes, por añadidura, se educaban desde la adolescencia en las
diferentes agencias, entre las que solían itinerar, en un proceso continuo de aprendizaje
y de estrechamiento de las relaciones personales; en cierto sentido, y a pesar de las
jerarquías existentes, la clave estaba en que sus integrantes participaban y sentían el
negocio como parte de ellos, reduciendo extraordinariamente los posibles costes de
transacción.
8
Este árbol ha sido elaborado a partir de una base de datos del Archivo Rothschild de Londres y con
aportaciones de la correspondencia que hemos trabajado.
9
Los Landauer, los Morpurgo y los Parente, que aparecen a la izquierda del esquema, eran dos de las
familias de comerciantes-banqueros más importantes de Trieste y su región circundante. Marco Parente
era el agente en Trieste de la Casa Rothschild de Viena desde inicios de siglo XIX, antes de asociarse con
Giuseppe L. Morpurgo para formar la casa Morpurgo & Parente. Este último fue el promotor de la
Assicurazioni Generali Austro-Italiche, que es el origen de la actual Grupo Generali. Nos faltan datos
precisos sobre esta sociedad, pero nos consta que Gustave Landauer fue socio de la Casa Morpurgo &
Parente y, muy probablemente, también lo fue su cuñado, Aquille Perugia, que caso a una de sus hijas con
Leopold Rothschild, socio principal de la casa de Londres
10
Según parece, fue el propio James Rothschild el que decidió el matrimonio entre Ignacio Bauer y la
baronesa Ida Morpurgo, en 1864.
11
Comunicación al Banco de España de 1-1-1877, Archivo del Banco de España, antiguo Registro, 1ª
transferencia, legajo 533.
6
Weisweiller, por su parte estaba casado con una Helbert Cohen, por lo que era
sobrino directo de Nathan Mayer Rothschild, además de sus conexiones maternas con la
familia Goldsmidt, estrechamente unida a las ramas alemana y austríaca de los
Rothschild. Es muy posible que una de las mayores decepciones en la vida del banquero
fuera el no tener descendencia masculina, que constituía el elemento esencial de
transmisión de los negocios en las casas judías12. Casó, sin embargo, a su hija Mathilde
con el magnate de los diamantes Theodores Porges, socio también de la casa Ephrussi-
Porges13, aunque vio con desagrado el matrimonio de su hija Adela con Guillermo
Ettling.
7
económicas. Pero el hecho significativo fue que el sistema funcionó con eficiencia y no
se conocen casos de información asimétrica entre los Rothschild y sus agencias. Lo cual
se ha repetido entre los expertos como una de las razones fundamentales para explicar el
éxito en los negocios de la familia Rothschild y su liderazgo indiscutible en las finanzas
europeas en el siglo pasado.
Los corresponsales cumplían una labor importantísima en la red, puesto que eran
el nexo de unión de la Casa con la economía de determinados territorios (países,
regiones o ciudades concretas). En sus cartas (de ahí su nombre), además de girar
efectos comerciales, el corresponsal solía informar puntualmente de los cambios en la
plaza y la situación de los mercados bursátiles y comerciales de la zona. Por añadidura,
estas notas era fuente continua de propuestas para introducirse en determinados
negocios, que se ofrecían directamente a los Rothschild, o a través de la Agencia.
Generalmente para la financiación de determinados proyectos o su participación en
ellos. Interesaba, por lo tanto, establecer una relación lo más fluida posible con ellos y
asegurar una fidelidad que se debía premiar, independientemente de estos lazos fueran
entre iguales o que implicaran una cierto grado de subordinación.
14
Carta de 19-9-1835 y 22-3-1836, Archivo del Banco de España, Secretaría, legajos 1.196 y 1.259.
Había habido algunos contactos previos, con el Banco que no fructificaron. Tedde (1999, p. 50), comenta
que Nathan había propuesto al Banco de San Fernando en febrero de 1835 colocar como intermediario
acciones suyas, pero no se llegó para ello a ningún acuerdo en concreto.
8
de las condiciones de la Caja General de Depósitos, en 1861, en las que el Banco
siempre obtuvo condiciones de crédito ventajosas frente al precio de mercado del
dinero. Por su parte, los Rothschild además de encontrar en el Banco emisor a un cliente
y también un socio de excepción en sus operaciones con el Tesoro Público Español,
tuvo a un importante aliado frente a la intrusión en España de otros grupos financieros
internacionales, como los Pereire o el Paribas que encontraron fuertes obstáculos por
parte del Banco y su grupo de influencia para empezar a operar en España (López-
Morell, 1999a y 2004).
Relación similar a esta, pero con muchos matices, se estableció con otras casas
privadas de comercio y banca, que vieron en los Rothschild un apoyo para negocios
privados, que compensaron con creces con su apoyo incondicional frente al gobierno
español. El primero de ellos fue el mercader-banquero Vicente Bertrán de Lis, que actuó
como primer corresponsal de los Rothschild en España en los años 20 del siglo XIX. Es
bien conocida por el trabajo de Otazu (1987) la relación de los Rothschild con el
Marqués de Gaviria, que entre 1836 y 1840 facilitó los contactos institucionales con la
Regente Mª Cristina para que Weisweiller se llevara buena parte de las operaciones de
préstamos al Gobierno sobre la Hacienda de Cuba y se llevara las sucesivas contratas
para comercializar el mercurio de Almadén.
15
Cuando los Rothschild comenzaron a hacerse oficialmente con las contratas, Ansoategui pasó a ser su
agente directo de ventas en Cádiz y, más tarde, en Sevilla hasta, al menos, 1851. Archivos Rothschild
Londres, XI/38/3-5.
16
Otazu (1989, pp. 443-444) y López-Morell (1999a y 2004).
9
La forma más común de compensar a estos colaboradores ocasionales o
conseguir favores suyos, fue el incorporarlos a los consejos de administración de las
empresas directamente controladas por la familia en España. En el caso de la empresa
ferroviaria MZA, el fenómeno tomó una dimensión escandalosa, puesto que su consejo
de Administración de Madrid encontramos entre 1856 y 1935, en total, nada menos que
trece Ministros de Hacienda: Juan Alvarado, Manuel Bermúdez de Castro, José Manuel
Collado, Venancio González, Alejandro Llorente, José Salamanca, José Canalejas,
Amos Salvador, que lo fue por dos veces, y Juan Francisco Camacho, Pedro Salaverría
y Gabino Bugallal, que desempeñaron hasta cuatro veces el cargo); nueve ministro de
Fomento: Albareda, Alejandro Pidal y el Conde de Xiquena, por dos veces; y tres
presidentes del Consejo de Ministros: Alejando Mon, Eduardo Dato, García Prieto y
Bugallal. El estipendio por estos cargos de consejero alcanzaba un mínimo de 10.000
Ptas. al año desde la fundación, a los que se podían añadir otras 500 Ptas. mensuales por
asistencia de los Consejos. Aunque los consejeros nunca pudieron cobrar el 5% del
excedente de los productos líquidos anuales como establecían los estatutos, al no
alcanzar nunca los niveles mínimos de renta17.
Aparecen También en este consejo a José Canalejas Casas y su dos hijos, José y
Luis Canalejas Méndez, todos introducidos en política, senadores, pero ninguno con
tanto protagonismo como José Canalejas hijo, el gran reformista de inicios del siglo
XIX. Los tres pasaron consecutivamente por el mismo sillón en el consejo de
17
Los miembros del Comité de Dirección cobraban 100 Ptas. por sesión., que terminó convirtiéndose en
una cantidad fija de 10.000 Ptas./año. El presidente, en cambio, solo ganaba 250 Ptas./año de más.
Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, MZA, Secretaría, S-0012-1029.
10
Peñarroya, tras una experiencia previa en la Compañía de Badajoz18. Aunque el primero
en cubrirlo no sería, sin embargo, el padre, sino su hijo José, que se unió en 1888 a
Peñarroya para sustituir a Weil, con funciones de abogado consejero en Madrid y un
sueldo de 1.500 francos al año19.
Realmente sorprende hasta que punto esta empresa pudo incardinarse en los
entresijos de la corrupción del régimen político de la Restauración. La compañía
dominaba e influía en el encasillado de las circunscripciones de Huelva con absoluta
autoridad, convirtiéndose a todas luces en el cacique más poderoso de la provincia. En
lo sucesivo la compañía actuó para ganarse el favor del gobierno, con la justificación de
que su presencia era la única que podía asegurar la victoria de los partidos dinásticos en
la comarca minera, frente a los grupos republicanos y socialistas, tan numerosos en la
cuenca minera. Ese “servicio” se pagó a la compañía con incontables privilegios
18
José Canalejas padre había sido Director General de la Compañía de Badajoz y su hijo mayor, José,
secretario.
19
Archivo Metaleurop, PYA-Juridique. Nº 257. Procès-Verbaux des Séances du Conseil
d'Administration. Libro 2, sesión de 20-6-1888.
11
políticos y económicos que, a la vista de todos, la hacían prácticamente intocable (Peña
Guerrero, 1993, pp. 299-324)
Es esta la filosofía que marcó con fuerza las pautas para la construcción de la red
de negocios que hemos descrito. Una red donde la información tomó un protagonismo
fundamental, en la base de toda la actividad del grupo.
Como viva prueba del interés por movilizar de la manera más efectiva la
información estaba el hábito de Weisweiller y Bauer de escribir por duplicado sus
cartas, una a París y otra a Londres. Una costumbre que repetirían los sucesivos titulares
de la Agencia de Madrid a lo largo de 90 años sin interrupción.
Estas epístolas, sin embargo, estaban diferenciadas en dos grupos. Por una parte
estaba la correspondencia de negocios, que se reducía a informar de los cambios y dar
parte de las letras aceptadas y remitidas ese día en la agencia y que iban directamente al
despacho de los contables y la caja de las oficinas de París y Londres. Por otro lado,
estaba la correspondencia “privada”, que era la que realmente contenía la información
importante para iniciarse en negocios concretos o aprovechar coyunturas favorables de
mercado. Esta información, como ya hemos indicado, se obtenía por compra, a través de
los técnicos de la casa, o las redes clientelares de la Casa. A la vista de estas cartas es
verdaderamente clarificador al seguimiento que se hizo desde la Agencia de la actividad
legislativa, y sorprende la facilidad para obtener información confidencial sobre cada
uno de los proyectos de ley barajados. Sus contactos en la administración, la Corte y sus
reuniones periódicas con miembros del gabinete (cualquiera que fuera su ideología) era
una puerta constantemente abierta a sucesivos operaciones. Cualquier oportunidad de
negocio que se atisbara en Madrid, ya fuera un negocio mercantil (tabaco, cobre, plomo,
mercurio, harina...), financiero (préstamos o adelantos al Gobierno o al Banco de
España, apertura de cuentas a la familia Real o a financieros españoles, venta de metales
preciosos, negociación de títulos de deuda. etc.) o industrial (concesiones mineras o
ferroviarias, por ejemplo) era puesta rápidamente en conocimiento de sus patronos. Lo
12
cual no es óbice para que los Rothschild apartaran a sus agentes de algunos asuntos
españoles, que se gestionaban en el extranjero o desde la propia casa, como fue el caso
de Río Tinto.
Por lo general, los Rothschild tenía estipulado que sus agentes actuaran en su
nombre y les ofrecían amplios poderes de representación y negocio. No obstante, el
sistema funcionaba en un régimen de lealtad y confianza donde estaban perfectamente
delimitadas las áreas de decisión y beneficio: los agentes realizarían cuantos negocios
quisieran y dependiendo de su importancia mantendrían informada a la casa matriz, que
era siempre la que tomaba la decisión final pero, cuando hicieran cualquier negocio en
nombre de la Casa Rothschild, todo el beneficio iría a parar a ellos, sin comisiones.
Como contrapartida, los Rothschild se hacían cargo de todos los gastos de la Agencia,
más una retribución fija y solían incentivar a sus agentes con pequeñas participaciones
en los negocios que cerraban, acceso preferencial en emisiones de la Casa y la
participación en algunos servicios a las sociedades controladas por la familia. Así, por
ejemplo, la Casa de Londres reservó un octavo de los beneficios netos de Almadén para
los socios de Madrid, correspondiendo un 50% de esta cantidad para Bauer, un 26,35%
a Weisweiller y el 23,65% a Ettling21, como también se le reservaron los servicios
financieros en España de MZA, la Deutsch et Cíe.22 y Peñarroya, que le reportaban un
substancioso ingreso fijo23.
20
Carta de la Casa de París a la de Londres de 1-9-1871, Archivos Rothschild Londres XI/109/107.
21
Carta de Weisweiller y Bauer de 15-3-1872, Archivos Rothschild Londres, 000/374/1.
22
En carta de 1 de agosto de 1895, Gustavo Bauer reconocía que la casa Bauer recibía 51.000 francos al
año de la casa Deutsch, Archivos Rothschild París 132AQ24.
23
El consejo de Peñarroya, una vez nombrado Auguste Lavaurs como representante de la SMMP en
España, aceptó la supervisión de los servicios financieros de la compañía en España por Weil a cambio de
1.500 francos/año. Archivo Metaleurop, PYA-Juridique. Nº 257. Procès-Verbaux des Séances du Conseil
d'Administration. Libro 1, sesión 14-11-1881.
13
Weisweiller siempre demostró ser el más capacitado para manejar las cuestiones
financieras y diseñar las condiciones que se ofertaban para los adelantos y las grandes
operaciones de préstamos o emisión de empréstitos del Estado. También era el
encargado en los años 60 de acudir a las Asambleas de accionistas del Banco de España,
en los años en los que la Casa Rothschild adquirió un gran paquete de la entidad.
Para el trabajo diario, la Agencia25 contaba con una serie de empleados fijos. No
conocemos con exactitud todos sus nombres ni las fechas exactas de sus
incorporaciones, pero sabemos que, tras la marcha de Estanislao Urquijo, Moreno y
Barcaiztegui, que habían trabajado los primeros años con Weisweiller, fue empleado de
confianza de la Agencia José de Endara y Goñi, que recibió poderes de Bauer en 1872
junto con Weil. El cajero de la Agencia, Pedro Rodríguez González, conjuntamente con
Vicente Esquivel y Federico Perugia, recibirían un poder similar en 1885, pero
solamente Pedro Rodríguez González lo mantendría en 1888, esta vez con Gustavo
24
Anuario de los Ferrocarriles y Memorias de MZA.
25
Físicamente la Agencia estuvo situada desde los años 30 en la antigua Red de San Luis (actual calle
Montera). En 1849 pasó a los números 2 y 4 de la Plazuela de Santa María (Otazu, 1989, p. 449). En 1868
continuaba en este emplazamiento, según el Anuario Administrativo y Estadístico de Madrid. A fines de
los 70 o principios de los 80 la oficina se trasladó al nº 54 de la Calle San Bernardo (nº 44 en la
numeración actual), donde Ignacio mandó construir un palacete que hacía las veces de vivienda familiar y
sede de la Casa Weisweiller y Bauer. Esta sede se mantuvo inalterada hasta 1931.
14
Bauer, que comenzó desde muy joven a colaborar con su padre; ambos volverían a
renovarlo en 189026. Los hijos de Pedro Rodríguez, José y Jesús Rodríguez Ferro,
continuaron en los años 20 en las funciones de sus padres hasta la quiebra de la agencia,
en 1931. Junto a ellos encontramos otros técnicos que no pertenecían específicamente a
la Casa, como el abogado y político Venancio González, el ingeniero de caminos Rafael
Clemente y Miguel Martínez Campos, que en la documentación de la Casa menciona
como “empleados” suyos, aunque da la sensación de que sólo se les aplicaba este
apelativo para el ámbito de MZA27.
En sus oficinas centrales, por su parte, los Rothschild contaban con empleados
de máxima cualificación, que eran integrados en los consejos de administración de las
sociedades controladas por la familia o las gestionaban desde sus gabinetes técnicos.
Para las cuestiones mineras la casa parisina contrató los servicios de un auténtico
experto, Jules Aron, un capacitado ingeniero de minas que tendría la misión de
aconsejar a sus nuevos jefes sobre las inversiones más provechosas, además de
encargarse de coordinar y supervisar la política industrial y comercial de las empresas
en las que se trabajara. Como ya indicamos Aron fue impuesto como Ingeniero adjunto
a la dirección de Peñarroya y estuvo en este cargo hasta 1917. Le sustituyó René Weil,
que desempeñó el puesto durante los años 20 y 30. En Londres asumió estas funciones
Hamilton Smith, que sería director de la Exploration Co29.
26
Copias de los poderes otorgados en 15-6-1872, 28-7-1885, 2-7-1888 y 17-5-1890. Archivo del Banco
de España, antiguo Registro, 1ª Transferencia, legajo 553.
27
Carta de Gustavo Bauer de 12-6-1895, Archivos Rothschild París 132AQ24.
28
Say emparentó con Bazile Parent, que era su yerno, aunque desconocemos la fecha de este enlace, por
lo que no podemos inferir si hubo o no relación con la negociaciones para fusionar o en el creación de
Peñarroya o la fusión de la Badajoz.
29
Mckay (1986, p. 108), Ferguson (1998, p. 876) y Turrel y Van Helten (1986).
15
3.3.- Aminoración de costes, reducción de riesgos y obtención de rentas.
En el ámbito de sus negocios con las finanzas públicas era evidente que la Casa
tenía capacidad sobrada para hacer frente a la mayor parte de las operaciones que tomó
en solitario, por lo que parece claro que el interés de la familia y sus apoderados en
Madrid por incorporar a determinadas personas a sus combinaciones siempre buscaba
conseguir algún beneficio.
El más sonado de todos los sobornos se dio en 1834, con motivo del primer
contrato de Almadén. Cuando Lionel Rothschild disipó cualquier posible resistencia del
ministro Toreno con un soborno bien documentado de 1’3 millones de francos
(4.962.100 reales al cambio) y una donación a la lista civil de la Reina, entre 2 y 6
millones de reales30. Esta práctica, con la debida discreción, se repitió profusamente en
los años siguientes, de tal manera que, si en 1846 Weisweiller resolvía los retrasos en
las operaciones con el Tesoro sobornando a Mon (Otazu, 1987, p. 275), sabemos de
pagos parecidos que se repitieron en los empréstitos de 1868-69 y 1871 y en los
trámites del contrato de Almadén de 1870. De estas “gratificaciones”, o sobornos
propiamente dichos, se beneficiaron altos funcionarios del ministerio de Hacienda,
cuando no los propios ministros, aunque Weisweiller y Bauer se cuidaban mucho de
mantener sus nombres en el anonimato, incluso frente a los Rothschild. En el caso
concreto de la operación de Almadén, el intermediario en cuestión recibió no menos de
30
Gille (1965, p. 251), Fontana (1977, p. 80) y Corti (1929, p. 127). Éste último comenta que se
entregaron 1’3 millones directamente a Toreno y 300.000 a terceras personas, sin especificar.
16
61.524 libras -1.497.494 pesetas al cambio31 -, lo que supuso una cuarta parte de los
beneficios inmediatos de la operación. Por lo demás, la Agencia tenía la costumbre de
reservar, por sistema, un 2‰ de los beneficios netos del negocio de los metales
preciosos para pequeños sobornos a informadores y amigos en el gobierno, como ya
indicamos
La casuística que podemos aplicar como ejemplo del trato de favor que se dio a
esta sociedad en las Cortes es interminable, sobre todo para el periodo de construcción
de la red, en el que la legislación sobre la financiación de la compañías ferroviarias, en
especial en la emisión de obligaciones, que se modificó continuamente. En otras
actuaciones se da el caso de que el Gobierno, en apoyó de las grades compañías, tomó
decisiones contrarias a los intereses del público, como fue el caso del fin de la
competencia que hubo por unos años entre Norte y MZA en su líneas de acceso a
Cataluña. Fue este el único momento de en el que las grandes compañías ferroviarias
lucharon por ganar mercado bajando tarifas. Pero fue el propio Cánovas el que
patrocinó en 1896 un acuerdo entre ambas para el establecimiento de una serie de tarifas
combinadas y un reparto proporcional de los beneficios33. Desde 1906 un nuevo
acuerdo institucionalizó una comisión mixta entre MZA y Norte, que se encargaría de
resolver la política general de transportes combinados y de llegar a acuerdos para el
transporte de mercancías específicas34. De ese modo, MZA obtuvo la consolidación del
monopolio absoluto de los tráficos entre Madrid y la costa Levantina, Andalucía, la
Mancha y Badajoz y con Zaragoza hacia el norte y compartido desde allí con Norte.
Uno de los casos más significativos de actuación en esa lían fue la de Eduardo
Dato, que además de ser abogado de los Rothschild en España e íntimo de los Bauer,
formó parte de Comisión de Dirección de la MZA durante varios años. También se hizo
famoso, cuando fue necesario, por su defensa de los intereses de la Ríotinto Co., aunque
31
Carta de Bauer de 27-6-1870, Archivos Rothschild Londres, XI/109/102. Bauer había propuesto ofertar
para un gran empréstito para garantizar el negocio de Almadén, pero inmediatamente recibió una nota de
Daniel Weisweiller “en el que nos decía que asegurar el negocio de los mercurios dierais un buen soborno
(escrito Judendeutsh)”. Las claves en Judendeutsh (alemán en caracteres hebreos) eran comunes en las
cartas comprometidas de la agencia, carta de Bauer de 20-3-1870, Archivos Rothschild Londres
XI/109/101.
32
Fue el caso de Salaverría, al que se le pidió en alguna ocasión que obviara su baja en el consejo de
MZA al pasar al ministerio. Comín y Martín Aceña (1999, p. 258) dan también el caso de Allendesalazar,
que presentó su dimisión de director-gerente de la Compañía Arrendataria de Tabacos al ser nombrado en
1919 presidente del Senado. Navarro Reverter no se la admitió, por lo que simultaneó por unos meses. los
dos cargos.
33
Tedde (1978, pp. 71-77) y Pascual (1999, pp. 465-469).
34
Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, Actas de la Comisión Mixta entre MZA y
Norte (1906-1918), L/0454-0458.
17
para estos menesteres ya trabajaban con ahínco los parlamentarios a sueldo de la
Compañía en Madrid, que actuaron con bastante eficacia. Al menos en tanto que
funcionaron las bases políticas de la Restauración. A partir de la instauración de la
dictadura de Primo de Rivera, con el consiguiente estrangulamiento del sistema caciquil
clásico en el Congreso, no pararon de surgirle problemas al gigante minero británico. El
más importante, sin duda un expediente a gran escala por evasión de impuestos. Tras
hallarse motivos, el gobierno obligó a pagar una multimillonaria multa a Ríotinto, por
no declarar correctamente sus exportaciones, que llegó desequilibrar sus cuentas de la
compañía durante algunos años (Avery, 1986, pp. 301-303)
En el caso de Peñarroya, aún queda mucho trabajar mucho para dilucidar los
límites de la influencia política. Más aún del papel de los Figueroa en este apartado, a
pesar de que los herederos de José Figueroa, en especial Romanones se sentaran en el
consejo de Peñarroya durante más de 40 años, desde la incorporación de su patrimonio
en Peñarroya. Aunque no se nos puedes escapar la experiencia vivida de la fulminante
destitución del ministro de Hacienda Urzáiz, en 1917, que fue cesado en unas horas por
Romanones tras haber firmado dos reales órdenes gravando la exportación de cobre y de
las piritas35, contrarias, en definitiva, a la Rio Tinto Co.
CONCLUSIONES.
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trato privilegiado en mercados regulados o la disposición de información
estratégica que permitiera, captar el máximos de beneficios y rentas, reducir
costes y reducir el riesgo afrontando la incertidumbre en una situación de
privilegio al disponer de una información en exclusiva y con antelación a sus
posibles competidores.
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