Acustica y Sistemas de Sonido
Acustica y Sistemas de Sonido
Acustica y Sistemas de Sonido
1.
Capítulo 1
Acústica Física
1.1. Introducción
(a)
(b)
(c)
(d)
(e)
Supongamos ahora que se desplaza rápidamente el pistón hacia el interior del tubo
(Figura 1.1b). Las moléculas que se encuentran junto al pistón serán empujadas por
Acústica Física 3
éste, mientras que las que se encuentran muy alejadas no. Esto implica que en la zona
del pistón el aire se encontrará más comprimido que lejos de él, es decir que la misma
cantidad de aire ahora ocupa menos espacio. En otras palabras, habrá ahora más molé-
culas por centímetro cúbico cerca del pistón que lejos de él. Al igual que lo que sucede
cuando se abre la válvula de un neumático, el aire comprimido tiende a descomprimirse,
desplazándose hacia la derecha, y comprimiendo a su vez el aire que se encuentra pró-
ximo a él (Figura 1.1c). Esta nueva compresión implica, otra vez, una tendencia a des-
comprimirse, que se efectiviza a costa de comprimir el aire contiguo (Figura 1.1d). El
proceso se repite así en forma permanente, con lo cual la perturbación original (la com-
presión del aire cercano al pistón) se propaga a lo largo del tubo alejándose de la fuen-
te de la perturbación (el pistón).
Este proceso se denomina también propagación de una onda sonora, y es simi-
lar a lo que sucede cuando en una pileta en calma se deja caer una piedra. En el instante
en que la piedra golpea el agua, se produce una perturbación, que se propaga en forma
de una circunferencia cuyo radio va en aumento, como se aprecia en la Figura 1.2.
Ahora nos preguntamos qué tan rápido se aleja la onda de la fuente. La respuesta
es que el sonido se propaga con una velocidad c que en el aire a 23 ºC vale
c = 345 m/s ,
o bien
c = 1242 km/h .
Esta velocidad varía algo con la temperatura (un 0,17 %/ºC), por eso en diversos textos
pueden encontrarse valores ligeramente diferentes. Una observación importante es que
la velocidad del sonido es independiente de la intensidad de la perturbación.
4 Acústica y Sistemas de Sonido
Otro ejemplo interesante es el eco. Si gritamos frente a una superficie vertical un tanto
alejada (por ejemplo una barranca o un acantilado), el sonido tardará un tiempo en lle-
gar a la superficie, se reflejará en ella, y volverá demorando otro tiempo adicional. El
resultado será que se escucha, unos instantes después, que la pared “repite” el grito.
Más adelante veremos ejemplos correspondientes a los sistemas de sonido, en los cuales
a causa de la distancia entre los parlantes y el público se producen retardos que es preci-
so corregir.
(a)
(b)
(c)
(d)
λ λ
(e)
λ λ λ
Vamos ahora a definir algunos parámetros muy importantes relacionados con los
sonidos periódicos. El primero es la longitud de onda, que se representa con la letra
griega lambda, λ, y es la distancia entre dos perturbaciones sucesivas en el espacio
(Figura 1.3). Se mide en metros (m) o en centímetros (cm), y para los sonidos audibles
está comprendida entre los 2 cm (sonidos muy agudos) y los 17 m (sonidos muy gra-
ves).
La longitud de onda es importante en varias situaciones. En primer lugar, un ob-
jeto grande comparado con la longitud de onda es capaz de alterar significativamente la
propagación del sonido cuando se interpone entre la fuente sonora y el oyente. Así, por
ejemplo, los sonidos graves pueden “doblar la esquina” fácilmente porque su longitud
de onda es grande. Los agudos, en cambio, cuya longitud de onda puede ser de apenas
algunos cm, se ven considerablemente atenuados.
6 Acústica y Sistemas de Sonido
1.6. Periodo
Un segundo parámetro es el periodo, T, que se define como el tiempo transcurri-
do entre una perturbación y la siguiente. Se mide en segundos (s) o milisegundos (ms),
es decir la milésima parte de un segundo. El periodo de los sonidos audibles para el ser
humano varía entre los 0,05 ms (sonidos muy agudos) y los 50 ms (sonidos muy gra-
ves). Cabe destacar que son tiempos muy cortos que impiden en general que los ciclos
puedan percibirse como fenómenos separados. El cerebro tiende a integrarlos en una
única sensación, la sensación sonora.
1.7. Frecuencia
El tercer parámetro, uno de los más fundamentales en Acústica, es la frecuencia,
f. Se define como la cantidad de ciclos por segundo, o lo que es lo mismo, la cantidad
de perturbaciones por segundo. Se expresa en hertz (Hz), unidad llamada así en honor a
Heinrich Hertz, científico del siglo XIX que descubrió las ondas de radio. Esta unidad
es equivalente al ciclo por segundo (cps), aunque la unidad Hz se encuentra más fre-
cuentemente en los textos y en las especificaciones técnicas de los diversos equipos. La
frecuencia de los sonidos audibles está comprendida entre los 20 Hz (sonidos graves) y
los 20.000 Hz (sonidos agudos) ó 20 kHz (kilohertz, es decir 1.000 Hz).
Existen algunas relaciones matemáticas importantes entre estos parámetros. Así,
el periodo T y la frecuencia f están relacionados por las ecuaciones
1
f =
T
1
T =
f
c
λ = ,
f
donde c es la velocidad del sonido. Así, un sonido de frecuencia 500 Hz, tiene una lon-
gitud de onda de
345
λ = = 0,69 m = 69 cm .
500
Como segundo ejemplo, la voz masculina (al hablar normalmente) tiene una frecuencia
de unos 120 Hz, lo cual corresponde, según la fórmula anterior, a una longitud de onda
de 2,88 m.
Según hemos visto, el sonido puede considerarse como una sucesión de ondas de
compresión seguidas por ondas de descompresión que se propagan por el aire a una
velocidad de 345 m/s. Sin embargo, si nos ubicamos en una posición fija, veremos que
la presión atmosférica aumenta y disminuye periódicamente, conforme pasan por el lu-
gar las sucesivas perturbaciones. Dado que nos referiremos bastante seguido a valores
de presión, conviene aclarar que la unidad adoptada internacionalmente para la presión
es el Pascal, abreviada Pa. Expresada en esta unidad, la presión atmosférica es del or-
den de 100.000 Pa (o, como se suele anunciar en los informes meteorológicos, alrede-
dor de 1.000 hPa, donde hPa es la abreviatura de hectopascal, es decir 100 Pa). Ahora
bien. Los aumentos y las disminuciones de presión debidas a las ondas sonoras son
realmente muy pequeños comparados con este valor de presión atmosférica. Los soni-
dos más intensos que se perciben como tales (después de eso se perciben como dolor)
implican un aumento de unos 20 Pa. Para distinguir este incremento de la presión at-
mosférica en ausencia de sonido, se lo denomina presión sonora, abreviada p. Así, la
presión sonora es lo que se debe agregar a la presión atmosférica en reposo para obtener
el valor real de presión atmosférica.
Por ejemplo, si la presión en reposo es de 100.000 Pa y la presión en presencia de
un sonido es de 100.008 Pa, entonces la presión sonora es
p = 100.008 Pa − 100.000 Pa = 8 Pa .
El trabajar con la presión sonora en lugar de la presión total, nos ahorra tener que
arrastrar números con gran cantidad de cifras.
Las presiones sonoras audibles varían entre 0,00002 Pa y 20 Pa. El valor más pe-
queño, también expresado como 20 µPa (donde µPa es la abreviatura de micropascal,
es decir una millonésima de Pa), se denomina umbral auditivo.
del pistón, o que por el contrario cada perturbación consistiera en una brusca sacudida
del mismo. La realidad es que aún manteniéndose la frecuencia, ambos sonidos sonarán
muy diferentes, lo cual muestra la importancia de conocer la forma de la perturbación.
Para ello se utiliza un tipo de representación gráfica denominada oscilograma, que con-
siste en mostrar la evolución en el tiempo de la perturbación (Figura 1.4) en un par de
ejes correspondientes al tiempo (eje horizontal) y a la presión sonora (eje vertical).
t
T t 2T 3T
t [s]
1
1.10. Amplitud
p p
t t
(a) (b)
Figura 1.6. Dos ondas con igual frecuencia y forma de onda, pero
con diferente amplitud. (a) Pequeña amplitud. (b) Gran amplitud.
1.11. Envolvente
Figura 1.7. Una forma de onda con amplitud variable con el tiempo.
En línea de trazos se ha dibujado la envolvente, curva que une los pi-
cos de cada ciclo.
10 Acústica y Sistemas de Sonido
Entonces se define el nivel de presión sonora, NPS (en inglés se utiliza la sigla SPL,
sound pressure level), mediante la siguiente fórmula:
P
NPS = 20 log 10 [dB] ,
Pref
donde P es la presión sonora, y log10 el logaritmo en base 10. El resultado está expre-
sado en decibeles, abreviado dB. Así, para un sonido apenas audible, para el cual
P = Pref , resulta
P
NPS = 20 log10 = 20 log10 1 = 0 dB
Pref
1000 Pref
NPS = 20 log10 = 20 log10 1000 = 60 dB ,
Pref
por ser log10 1000 = 3. Por último, para el sonido más intenso,
P
NPS = 20 log 10 = 20 log 10 1.000.000 = 120 dB .
Pref
Podemos afirmar que virtualmente cada sonido implica una forma de onda dife-
rente. Existen sin embargo algunas formas de onda que reciben especial atención, ya sea
por su simplicidad o por su utilidad práctica o teórica. La primera de ellas es la onda
cuadrada, que consiste en dos niveles (generalmente uno positivo y el otro negativo)
que se van alternando en el tiempo. Cada uno de ellos permanece un tiempo T/2, donde
T es el periodo. En la Figura 1.8 se muestra un ejemplo. Esta onda es importante por su
simplicidad geométrica. No existe en la Naturaleza, pero es muy fácil de sintetizar elec-
trónicamente.
Otra forma de onda interesante es la onda triangular (Figura 1.10). Está forma-
da por rampas que suben y bajan alternadamente.
La onda diente de sierra (Figura 1.11) tiene una subida rápida y una bajada en
forma de rampa o viceversa. Si bien tampoco es una forma de onda natural, la forma de
onda del sonido del violín guarda cierta similitud con la diente de sierra. También tie-
nen
esta forma de onda los sonidos que se generan al rozar dos objetos, por ejemplo el chi-
rrido cuando se frota rápidamente una tiza en una pizarra.
Acústica Física 13
Pero lo que da mayor importancia todavía a esta forma de onda es el hecho de que
cualquier onda periódica puede considerarse como una superposición (suma) de ondas
senoidales de distintas frecuencias, todas ellas múltiplos de la frecuencia de la onda
(propiedad conocida como Teorema de Fourier). Dichas ondas se llaman armónicos.
Esta superposición no se limita a ser un artificio de análisis del sonido, sino que si se
escucha atentamente es perfectamente audible en muchos casos. La onda senoidal es la
más simple precisamente porque consta de una sola frecuencia.
Vimos que cualquier sonido periódico puede representarse como la suma de una
serie de armónicos, es decir de sonidos senoidales cuyas frecuencias son f, 2f, 3f, 4f, 5f,
etc. Por ejemplo, el LA central del piano, cuya frecuencia es de 440 Hz, contiene ar-
mónicos de frecuencias 440 Hz, 880 Hz, 1320 Hz, 1760 Hz, 2200 Hz, etc. Cada uno de
estos armónicos puede tener su propia amplitud. En la Figura 1.13a se muestran los
primeros armónicos de una onda cuadrada, y en la Figura 1.13b se ha obtenido su su-
ma, que según se aprecia se va aproximando a la onda cuadrada.
14 Acústica y Sistemas de Sonido
(a)
p
(b)
Figura 1.13. (a) Los tres primeros armónicos no nulos de una onda
cuadrada de frecuencia fo, cuyas frecuencias son fo, 3fo y 5fo. (b) El
resultado de superponer los tres armónicos, comparado con la onda
cuadrada. Si bien tres armónicos son poca cantidad, vemos que co-
mienza a esbozarse la forma de la onda cuadrada.
los tres casos, 1. En la Figura 1.14 se ha representado el espectrograma para una onda
cuadrada de amplitud 1 y frecuencia 100 Hz, incluyendo hasta el armónico 7.
0,5
f [Hz]
100 200 300 400 500 600 700
100
200
300
f
Existe aún otro tipo de sonidos, formados por una cantidad muy grande de par-
ciales muy próximos entre sí, que se denominan genéricamente ruido. Algunos ejem-
plos de esto son el sonido del mar, el ruido de fondo de un cassette y el sonido que se
Acústica Física 17
p2
Existen dos tipos de ruido que tienen importancia específica en Acústica: el ruido
blanco y el ruido rosa. También se menciona a veces el ruido browniano. El ruido
blanco (Figura 1.17a) se caracteriza por tener una densidad espectral constante, es de-
cir igual para todas las frecuencias. Esto significa que contiene parciales de todas las
frecuencias con igual amplitud. El nombre de ruido “blanco” proviene de realizar una
analogía con la luz blanca, que contiene todos los colores del espectro con la misma
intensidad. El ruido rosa (Figura 1.17b) contiene mayor proporción de bajas frecuen-
cias (de allí el nombre de “rosa”, ya que contiene todas las frecuencias pero más las
bajas frecuencias, que en la luz corresponderían al color rojo). Tiene la particularidad de
que en cada octava (es decir el intervalo de frecuencias desde un do al siguiente, o des-
de un re al siguiente, etc.) tiene la misma energía sonora. El ruido rosa tiene aplica-
ción en la
p2 p2
f f
(a) (b)
Figura 1.17. (a) Densidad espectral del ruido blanco. (b) Densidad
espectral del ruido rosa.
2.
Capítulo 2
Psicoacústica
2.1. Introducción
2.3. Altura
Grave LA Agudo
65 Hz 440 Hz 2093 HZ
(baja frecuencia) (alta frecuencia)
un semitono más arriba (es decir, en un teclado, la tecla blanca o negra inmediatamente
a la derecha), en este caso fSIb, puede obtenerse multiplicando por 12 2 :
f SIb = 12 2 ⋅ f LA ,
es decir
f SIb ≅ 1,05946 ⋅ f LA .
Así, si fLA = 440 Hz, resulta fSIb ≅ 466,16 Hz. Aplicando esta fórmula sucesivamente se
puede determinar la frecuencia de todas las notas superiores al LA. Para las notas infe-
riores, se divide por 12 2 en lugar de multiplicar por dicho valor.
En la Tabla 2.1 se dan las frecuencias correspondientes a la octava central (la que
contiene el LA 440), obtenidas por este procedimiento. Para determinar las frecuencias
de las notas de otras octavas, podría continuarse con el procedimiento anterior o bien
utilizar otra relación matemática que indica que para obtener la frecuencia de una nota
una octava más alta, simplemente se multiplica por 2. Por ejemplo el LA ubicado una
octava por encima del LA central tiene una frecuencia de 2 × 440 Hz, es decir 880 Hz.
Análogamente, para determinar la frecuencia de una nota una octava más baja, se divide
por 2.
2.4. Sonoridad
p p
200 Hz 200 Hz
t t
menos sonoro
p p
200 Hz 600 Hz
t t
más sonoro
Los resultados anteriores obedecen al hecho de que el oído es más sensible en las
frecuencias centrales, es decir entre 500 Hz y 5 kHz, que en las muy bajas o muy altas.
Se han realizado investigaciones para demostrar este hecho, la primera de las cuales
data de 1933, y fue llevada a cabo por los investigadores norteamericanos Fletcher y
Munson. El experimento consistía en lo siguiente. Se hacía escuchar a personas de bue-
na audición un tono puro (es decir senoidal) de 1 kHz y de un nivel de presión sonora
conocido, por ejemplo 40 dB. Luego se les presentaba un tono de otra frecuencia (por
ejemplo 200 Hz) y se les pedía que ajustaran el volumen hasta que les pareciera igual-
mente sonoro que el tono de 1 kHz. Por último se medía el nivel de presión sonora.
Repitiendo este experimento con diversas frecuencias y niveles de presión sonora se
obtuvieron las curvas de igual nivel de sonoridad, o curvas de Fletcher y Munson,
que se adjuntan en la Figura 2.4. Estas curvas permitieron definir el nivel de sonori-
dad, NS, de un tono como el nivel de presión sonora de un tono de 1 kHz igualmente
dB Umbral de dolor
120 FON
120
110
110
100
100
90
90
80
80
70
70
NPS 60
60
50
50
40
40
30
30
Umbral de 20
20 audición
10
10
0
0
sonoro que dicho tono. Para diferenciar el nivel sonoro del nivel de presión sonora, se
lo expresa en fon. En la Figura 2.4 se muestra el ejemplo de un tono de 200 Hz y 40
dB, el cual se escucha igualmente sonoro que uno de 1000 Hz y 20 dB, de donde el
primero tiene NS = 20 fon. Las curvas extremas son los límites de la audición humana.
La correspondiente a 0 fon es el umbral de audición, por debajo del cual una vibración
del aire no es perceptible. Conviene aclarar que el umbral de audición depende real-
mente de la persona y del estado de su oído. La curva de 0 fon es el umbral para perso-
nas de buena audición. Una pérdida de 10 a 20 dB respecto a este umbral se considera
normal. Por encima de los 25 dB de pérdida, comienzan las dificultades para la com-
prensión oral. La curva de 120 fon corresponde al umbral de dolor. De allí para arriba,
en lugar de sonido como tal comienza a percibirse un dolor intenso, además de empezar
de inmediato el daño irreversible del oído interno.
Las curvas de Fletcher y Munson permiten explicar diversos fenómenos y hechos
que se observan en audiotécnica, por ejemplo por qué se requiere mayor potencia de un
equipo de sonido para tener buenos graves que para lograr una adecuada respuesta en
frecuencias medias. Son también la razón de los filtros de sonoridad de los equipos de
sonido, que aumentan la proporción de graves cuando se escucha a bajo volumen. Tam-
bién explican por qué un equipo de baja potencia y mala calidad puede así y todo sonar
“fuerte”: al distorsionar el sonido, agrega armónicos de alta frecuencia que se escuchan
más que las bajas frecuencias originales.
Una vez conocida esta característica de la audición, se pretendió construir un ins-
trumento de medición capaz de indicar no la variable física asociada (por ejemplo el
nivel de presión sonora), sino precisamente el nivel sonoro. Si bien ninguno de los in-
tentos resolvió el problema por completo, se logró una solución aceptable agregando a
un decibelímetro un filtro que tuviera una respuesta similar a la del oído. Para ello, an-
tes de realizar la medición simplemente se atenúan los graves, que es justamente lo que
hace el oído. El resultado fue una nueva escala de decibeles: los decibeles A (dBA),
que se popularizó a tal punto que la mayoría de las mediciones de sonido o ruido hoy en
día se expresan en dBA. Las excepciones son los casos en que se requiere valores obje-
tivos con carácter experimental. El instrumento utilizado para medir dBA es el medidor
de nivel sonoro (no debe confundirse nivel sonoro con nivel de sonoridad, ya que el
primero es el resultado de aplicar el filtro antedicho, mientras que el segundo es el pa-
rámetro psicoacústico definido por las curvas de Fletcher y Munson). En la Tabla 2.2 se
resumen algunos niveles sonoros de fuentes y ambientes típicos, que puede ser de utili-
dad para estimar un nivel sonoro cuando no se dispone de un medidor de nivel sonoro.
2.5. Timbre
El timbre de un sonido es una cualidad compleja, que depende de varias caracte-
rísticas físicas. El estudio de los diversos aspectos del timbre fue muy motivado por el
deseo de reproducir artificialmente los sonidos de los instrumentos naturales, así como
de crear timbres completamente nuevos, dando origen a diversas técnicas de síntesis de
sonidos. Si bien hoy en día los sintetizadores electrónicos son los de mayor difusión y
expansión, la síntesis de sonidos cuenta con varios siglos de historia. En efecto, el ór-
gano de tubos puede atestiguar los esfuerzos del ingenio humano en este sentido.
Hay dos enfoques para el análisis del timbre. El primero estudia los sonidos aisla-
dos, y se propone identificar todos los elementos que los distinguen de otros sonidos. El
Psicoacústica 23
FUENTE NS (dBA)
Umbral de dolor 120
Discoteca a todo volumen 110
Martillo neumático a 2 m 105
Ambiente industrial ruidoso 90
Piano a 1 m con fuerza media 80
Automóvil silencioso a 2 m 70
Conversación normal 60
Ruido urbano de noche 50
Habitación interior (día) 40
Habitación interior (noche) 30
Estudio de grabación 20
Cámara sonoamortiguada 10
Umbral de audición a 1 kHz 0
segundo enfoque, clasifica los sonidos según la fuente (por ejemplo un instrumento), y
asocia una cualidad tímbrica con cada fuente.
El primer enfoque distingue un sonido grave de un clarinete, por ejemplo, de otro
sonido agudo del mismo instrumento. De hecho, quien no conoce el clarinete, al escu-
char separadamente ambos registros (grave y agudo) puede pensar que se trata de ins-
trumentos diferentes. Aquí intervienen dos elementos: el espectro y las envolventes.
Hay una envolvente primaria, que es la que determina la forma en que varía en el
tiempo la amplitud general, y una serie de envolventes secundarias, que corresponden
a las variaciones temporales relativas de los armónicos o de los parciales (según que el
espectro sea armónico o inarmónico respectivamente). La envolvente primaria está
fuertemente relacionada con la forma en que se produce el sonido, y caracteriza a fami-
lias completas de instrumentos. Las envolventes secundarias dependen de la manera en
que se amortiguan las diferentes frecuencias del espectro.
En los sintetizadores electrónicos de sonidos se ha procurado desde el principio
proveer recursos para controlar estas envolventes. Al principio se trabajaba con una
envolvente primaria de 4 tramos, denominada ADSR (siglas de Attack-Decay-Sustain-
Release, es decir Ataque-Caída-Sostén-Relevo), que se muestra en la Figura 2.5. Los
sintetizadores actuales permiten, según su complejidad (lo cual en general está en pro-
porción al costo), definir las envolventes con mayor precisión, es decir con mayor canti-
dad de tramos. Las envolventes secundarias se han implementado con una multitud de
técnicas, por ejemplo la utilización de filtros variables con el tiempo, la modulación de
frecuencia, y la síntesis aditiva.
Las envolventes mencionadas varían con la altura del sonido, es decir con su fre-
cuencia, y también pueden variar con la intensidad, es decir con la amplitud del sonido.
En el primer caso, resulta natural que en los sonidos de mayor frecuencia los tiempos se
reduzcan, ya que a mayor frecuencia las cosas suceden más rápido. En el segundo caso,
los sonidos más intensos producen un efecto equivalente a una distorsión, lo cual agrega
más frecuencias al espectro o refuerza las ya presentes, modificando de hecho las en-
volventes secundarias.
24 Acústica y Sistemas de Sonido
ataque caída
sostén
relevo
t
2.6. Formantes
f
(a)
F1
F2
F3
f
(b)
f
(c)
Para concluir con esta breve descripción del timbre, es interesante observar que ni
los formantes, ni las envolventes ni el espectro tomados aisladamente permiten explicar
el timbre, que es más bien resultado de la interacción de todos estos factores. Se han
realizado experimentos en los cuales se priva al sonido de un instrumento de su ataque
(es decir se altera severamente su envolvente), y el sonido se vuelve prácticamente irre-
conocible, aunque sus formantes y su espectro no varíen. Por ejemplo, quitando el ata-
que al piano se obtiene un sonido que más bien parecerá ser de algún instrumento de
viento. Del mismo modo, si conservamos la envolvente original pero cambiamos los
formantes, se escuchará un sonido algo percusivo como el del piano, pero indudable-
mente diferenciado de aquél. Se han realizado multitud de experimentos que muestran
fenómenos de este tipo y que ponen de manifiesto la complejidad del timbre.
nan en fuentes que están ubicadas en algún lugar del espacio circundante, dando origen
a dos tipos de sensaciones: la direccionalidad y la espacialidad. La direccionalidad se
refiere a la capacidad de localizar la dirección de donde proviene el sonido. Esta sensa-
ción es la que nos permite ubicar visualmente una fuente sonora luego de escucharla. La
espacialidad, en cambio nos permite asociar un sonido con el ambiente en el cual éste se
propaga, y estimar por ejemplo las dimensiones de una habitación o una sala sin necesi-
dad de recurrir a la vista.
La direccionalidad está vinculada con dos fenómenos. El primero es la pequeña
diferencia de tiempos que hay entre la percepción de un sonido con el oído derecho y
con el oído izquierdo, debido a que el recorrido de la onda sonora desde a la fuente (un
instrumento, por ejemplo) hasta cada oído es diferente (Figura 2.7). Así, un sonido
proveniente de la izquierda llegará antes al oído izquierdo, simplemente porque éste
está más cerca de la fuente sonora. Esta diferencia es siempre menor que 0,6 ms.
El otro fenómeno es la diferencia de presiones sonoras (o intensidades), también
causada por la diferencia entre las distancias. En el ejemplo del sonido que viene de la
izquierda, la presión sonora es mayor en el oído izquierdo, no sólo por estar más cerca
de la fuente, sino porque además la cabeza actúa como barrera para el sonido.
Fuente sonora
dder
dizq
Oído Oído
izquierdo derecho
ilustra el denominado efecto de precedencia, o también efecto Haas (en honor al in-
vestigador que estudió sus consecuencias para la inteligibilidad de la palabra), que pue-
de utilizarse para controlar de un modo más realista la ubicación aparente de una fuente
en la imagen estereofónica.
0 ms 0,3 ms 0,6 ms 20 ms 35 ms
2.9. Espacialidad
de las reflexiones de las reflexiones, y así sucesivamente. Esto lleva a que al cabo de
unos pocos instantes se combinen miles de reflexiones que dan origen a la reverberación
(Figura 2.10).
(a) (b)
p sonido reflexiones
directo tempranas reverberación
Tiene aplicación, sin embargo, en las bandas de sonido de películas o videos, ya que
permite simular con mayor realismo una fuente móvil (típicamente un vehículo).
2.10. Enmascaramiento
Dentro de las cualidades del oído hay una que tiene consecuencias de gran impor-
tancia para la audición, y es el hecho de que los sonidos son capaces de enmascarar a
otros sonidos. Enmascarar a un sonido significa ocultarlo o hacerlo imperceptible. El
enmascaramiento es un fenómeno bastante familiar para todos. Sucede, por ejemplo,
cuando intentamos escuchar a alguien que habla en medio de un ruido muy intenso: no
podemos discriminar lo que dice porque su voz es enmascarada por el ruido.
Es interesante observar que el enmascaramiento es una propiedad del oído, no del
sonido. En un buen equipo de audio, si mezclamos un sonido muy intenso (por ejemplo
90 dB) con otro muy débil (por ejemplo 20 dB), la salida de los parlantes contendrá
ambos sonidos en sus proporciones originales. Esto puede comprobarse aislando sucesi-
vamente, mediante filtros adecuados, uno u otro sonido. Sin embargo el oído no perci-
birá el de 20 dB.
Se ha estudiado con gran detalle el efecto enmascarador de los sonidos sobre otros
sonidos. Para ello se determinó cómo cambia la curva del umbral de audición ante la
presencia de un sonido dado (denominado sonido máscara, o sonido enmascarante).
Esta determinación se repitió para diversos sonidos máscara, de distintas frecuencias,
amplitudes y contenidos espectrales. A modo de ejemplo, en la Figura 2.11 se muestra
el efecto de un tono máscara de 400 Hz para varios niveles sonoros (40 dB, 60 dB y
80 dB). Se puede apreciar que a medida que aumenta el nivel de presión sonora del tono
máscara, mayor resulta el incremento del umbral, lo cual significa que los otros tonos
deberán ser cada vez más intensos para no ser enmascarados. Por otra parte, la región
enmascarada se ensancha, vale decir que la zona de influencia de la máscara crece. En
otras palabras, al aumentar el nivel del tono máscara, se produce un incremento cuanti-
tativo (mayor nivel) y cualitativo (más frecuencias) del umbral.
El enmascaramiento es, en cierto sentido, un defecto del oído, pero también es
una virtud, ya que nos permite desembarazarnos de una cantidad de información inútil o
difícil de procesar por el cerebro. Una interesante aplicación del enmascaramiento es la
compresión de los datos de audio digital, de manera de reducir la cantidad de espacio
requerido para almacenar un tiempo dado de música. La técnica se basa en aprovechar
que mucha información que aparece en una grabación de alta calidad no aporta nada a
la audición, ya que es enmascarada por otros tonos presentes, de modo que puede elimi-
narse, con ahorro de espacio. Por ejemplo, si se detecta que existe un tono de 400 Hz
de 80 dB, de acuerdo a lo indicado por la curva de 80 dB de la Figura 2.11 un tono de
1 kHz y 30 dB será inaudible, y por consiguiente se puede eliminar sin perjuicio alguno
para la calidad de la reproducción. Esta idea se aplica en los DCC (Digital Compact
Cassette, o cassette compacto digital) y en los MD (Minidisc), así como en el formato
comprimido MP3 usado en Internet. Últimamente también se está utilizando para me-
jorar la calidad de los CD (Compact Disc) del estándar de 16 bits a 19 ó 20 bits.
La música funcional de los locales comerciales, los bares y algunas salas de espe-
ra de consultorios médicos, también aprovecha el fenómeno de enmascaramiento, posi-
bilitando cierta “privacidad pública”, al impedir que las conversaciones ajenas puedan
ser escuchadas por terceras personas.
30 Acústica y Sistemas de Sonido
NPS
dB
80
70
60
50
40
80
dB
30
20 40
dB
60
10
Umbral de dB
audición
0
3.
Capítulo 3
Acústica Musical
3.1. Introducción
Al superponer dos sonidos de frecuencias muy próximas entre sí tiene lugar un fe-
nómeno de batido (batimento) o pulsaciones entre ambos, consistente en una fluctua-
ción periódica de la amplitud. Por ejemplo, si superponemos dos tonos puros de 700 Hz
y 800 Hz e igual amplitud, se tiene la situación ilustrada en la Figura 3.1. Al sumarlos,
dado que en el instante inicial (t = 0) están en fase (es decir que los cruces por cero
coinciden en el tiempo), la amplitud se duplica. A medida que transcurre el tiempo, de-
bido a la diferencia de frecuencia, las dos senoides se van desfasando, y hacia los 5 ms,
el octavo semiperiodo de la senoide de 800 Hz y el séptimo de la de 700 Hz están prác-
ticamente en contrafase, razón por la cual el resultado es casi nulo. Hacia los 10 ms
vuelven a estar en fase, y por lo tanto la amplitud vuelve a ser doble. Se obtiene así un
sonido modulado por una envolvente que se repite cada 10 ms, es decir que tiene una
frecuencia de 100 Hz. Obsérvese que esta frecuencia es la diferencia entre las dos fre-
cuencias superpuestas:
sica son mucho más cortas que eso, no llegará a completarse una pulsación, producién-
dose más bien la sensación de un sonido más cantado, más expresivo.
Si las pulsaciones son un poco más rápidas, por ejemplo 1 ó 2 Hz, se percibe un
efecto llamado trémolo, semejante a notas repetidas. Si son bastante más rápidas, por
ejemplo 5 ó 10 Hz hasta unos 50 Hz, el resultado produce una sensación de agitación
comúnmente denominada disonancia.
V1
V2
V1 + V2
El efecto de batido analizado anteriormente suponía que los sonidos eran tonos
puros, es decir ondas senoidales. Si en lugar de ello se tienen dos sonidos de los más
frecuentemente utilizados en la música, es decir sonidos formados por cierta cantidad de
armónicos, es posible que se produzcan batidos entre los armónicos de ambos sonidos.
Supongamos, por ejemplo, un acorde formado por dos sonidos de 220 Hz y 311 Hz (un
LA y un RE# respectivamente). Es sabido en música que dicho acorde resulta disonan-
te. Si efectuamos la resta entre ambas frecuencias obtenemos
311 Hz − 220 Hz = 91 Hz ,
que es un batido demasiado rápido para provocar sensación de disonancia. Pero si te-
nemos en cuenta los armónicos de ambos, que son respectivamente 220 Hz, 440 Hz,
660 Hz, ... y 311 Hz, 622 Hz, 933 Hz, ..., resulta que el tercer armónico de 220 Hz, es
decir 660 Hz, interfiere con el segundo armónico de 311 Hz, es decir 622 Hz, causando
pulsaciones de frecuencia
660 Hz − 622 Hz = 38 Hz .
Acústica Musical 33
El mismo tipo de análisis muestra que las siguientes consonancias son, en orden
decreciente de perfección, las que corresponden a pares de sonidos con relaciones de
frecuencias de 4:3 (cuarta), 5:4 (tercera mayor), 6:5 (tercera menor), 5:3 (sexta ma-
yor) y 8:5 (sexta menor). En la Tabla 3.1 se listan las consonancias con sus corres-
pondientes relaciones de frecuencia.
Unísono 8va 5ta 4ta 3ra mayor 3ra menor 6ta mayor 6ta menor
3 4 5 6 5 8
1 2 /2 /3 /4 /5 /3 /5
3.3.1. Economía
De todos los sonidos disponibles (es decir audibles) deben seleccionarse la menor
cantidad posible. Una razón es que la mayoría de los instrumentos permiten realizar
sólo una cantidad relativamente pequeña de sonidos. Algunas excepciones son la voz
34 Acústica y Sistemas de Sonido
humana, los instrumentos de arco (violín, viola, etc.) y el trombón a vara. En el caso de
la música grupal (orquestas, bandas), el hecho de que algunos instrumentos posean una
cantidad limitada de sonidos condiciona fuertemente los sonidos utilizables por los ins-
trumentos de afinación continua. Otra razón es la necesidad de lograr la máxima varie-
dad con la mayor simplicidad.
3.3.2. Reproducibilidad
Los sonidos seleccionados deben ser fácilmente reproducibles, tanto vocal como
instrumentalmente. Cuando se habla de “reproducibles” significa que debe ser fácil de
lograr una afinación suficientemente precisa como para no alterar de modo apreciable el
sentido de lo que se ejecuta o canta.
3.3.3. Funcionalidad
La escala adoptada debe satisfacer los criterios estéticos correspondientes al uso
que se le va a dar. Por ejemplo, si el uso será armónico (es decir que se emplearán com-
binaciones simultáneas de sonidos), entonces la mayor cantidad posible de superposi-
ciones entre sonidos de la escala deberán resultar aceptables o “agradables” de acuerdo
al estilo armónico que se va a practicar. Esto implica que al adoptar una escala se deben
tener en cuenta cuestiones como el gusto y otros aspectos.
re la mi si
fa do sol
Acústica Musical 35
Luego se sube o baja la cantidad de octavas que haga falta para que todos los sonidos se
encuentren dentro de una misma octava. Así, el fa se sube una octava, el do y el sol no
se modifican, el re y el la se bajan una octava, y el mi y el si se bajan dos octavas. Se
obtiene la escala recuadrada en línea de puntos:
re la mi si
fa do sol
El último paso sería reordenar las notas de modo que sus frecuencias vayan en
aumento. La escala así obtenida se llama escala de Pitágoras, o escala pitagórica, ya
que el célebre filósofo y matemático griego fue quien la sistematizó.
f MI 3⋅ 3⋅ 3⋅ 3⋅ 1⋅ 1 = 81
= ,
f DO 2 2 2 2 2 2 64
donde los cuatro primeros factores 3/2 corresponden al encadenamiento de cuatro quin-
tas desde el do hasta el mi agudo, y los factores 1/2 corresponden a bajar dos octavas.
36 Acústica y Sistemas de Sonido
5 80 81
= ≠ .
4 64 64
3ra
3ra 3ra re
la do mi sol si
fa
f siguiente = 12 2 ⋅ f = 1,05946 ⋅ f .
Con esta ecuación se pueden calcular, a partir de una frecuencia estándar, como la del
LA 440 Hz, las frecuencias de todos los otros sonidos de la escala. Los valores corres-
pondientes a la octava central se incluyeron en el capítulo 2.
logramos fuerza), µ es la densidad lineal (masa por unidad de longitud), en g/m (gramos
por metro), y L es la longitud en cm, entonces la frecuencia f viene dada por la fórmula
4.950 T
f = .
L µ
Por ejemplo, una cuerda de piano de 120 cm, cuya densidad lineal es de 7,4 g/m, some-
tida a una tensión de 66 kgf tiene una frecuencia
4.950 66
f = = 123, 2 Hz ,
120 7,4
que corresponde a un si grave, una octava y un semitono por debajo del do central.
La fórmula revela varias cosas. En primer lugar, al tensar más la cuerda (es decir
al aumentar T), aumenta la frecuencia. Este es el método clásico para afinar un instru-
mento de cuerda: al ajustar las clavijas se modifica precisamente la tensión. En segundo
lugar, al aumentar la densidad baja la frecuencia. Por ese motivo siempre las cuerdas
graves son más gruesas. En la guitarra, por ejemplo, dado que una cuerda de nylon con
la masa suficiente para las cuerdas más graves sería imprácticamente gruesa, se las re-
carga con un entorchado (arrollamiento) de cobre. En tercer lugar, la frecuencia es in-
versamente proporcional a la longitud L. Este principio se utiliza en los instrumentos de
mástil como la guitarra, el violín, el contrabajo, etc. para obtener muchos sonidos dife-
rentes de cada cuerda (en el piano y en el arpa esto no es necesario). Otra aplicación de
esta propiedad es que al reducir la longitud de la cuerda a la mitad, su frecuencia au-
menta al doble, es decir sube una octava. Este fue uno de los primeros descubrimientos
de la acústica antigua, realizada por los griegos utilizando el monocordio, un instru-
mento de una sola cuerda. Otro descubrimiento vinculado con esta propiedad es que si
se divide la cuerda en partes iguales, se obtiene la serie de armónicos. Al dividirla por 2,
se obtiene el segundo armónico, al dividirla por 3, el tercero, y así sucesivamente. Esto
es utilizado por los guitarristas, para obtener el efecto denominado armónico.
c
f = .
2L
Para tubos cerrados en un extremo (la embocadura), como el clarinete, en cambio, vale
la aproximación
c
f = .
4L
c
fn = n , n = 1, 2, 3, ...
2L
c
fn = ( 2n − 1) , n = 1, 2, 3, ...
4L
En este caso sólo aparecen los armónicos impares. Esto da un timbre muy particular, del
cual el ejemplo más representativo es el clarinete.
La primera observación está referida a la dependencia de la velocidad del sonido.
Como ésta aumenta con la temperatura, resulta que la frecuencia producida por un ins-
trumento de viento aumenta con la temperatura. Esto justifica por qué los vientistas de-
ben “calentar” el instrumento, y también por qué al variar la temperatura durante un
espectáculo los vientos se desafinan.
La segunda observación se refiere a la variación inversa con la longitud del tubo.
Esto es similar a lo que sucedía en las cuerdas. En este caso hay tres formas de variar la
longitud. Una forma es mediante orificios, como en la flauta. Al cerrar todos los orifi-
cios, la longitud es máxima, y el tono producido, grave. A medida que se van destapan-
do orificios, la longitud efectiva del tubo se va achicando, y el tono se va haciendo más
agudo. Otra forma es mediante unas válvulas que intercalan trozos adicionales de tubo,
como en la trompeta. La última forma, es mediante un tubo deslizante (tipo telescopio),
que al introducirse o extraerse del tubo principal reduce o aumenta la longitud total.
La tercera observación es que mediante el procedimiento anterior no se puede
obtener mucho más de una octava, ya que cuando la longitud del tubo se vuelve dema-
siado pequeña, la calidad del sonido empeora. Por otra parte, a diferencia de la guitarra
o el violín, donde hay varias cuerdas, en una flauta no es posible tener varios tubos (sal-
vo en la denominada flauta de Pan). Entonces se recurre a la producción de armónicos.
Soplando de una forma particular, es posible seleccionar qué armónico se producirá (o
lo que es lo mismo, se inhiben los otros). Combinando los armónicos con la variación
de la longitud por cualquiera de los procedimientos detallados, se consigue cubrir varias
octavas.
40 Acústica y Sistemas de Sonido
3.5.1. Osciladores
El elemento fundamental de todo sintetizador es el oscilador, es decir el disposi-
tivo encargado de generar la señal eléctrica que luego se transformará en onda sonora.
La salida de un oscilador puede controlarse por medio de varios parámetros. En primer
lugar, puede controlarse la frecuencia, que determinará la altura del sonido producido.
Luego está la amplitud, que determina la sonoridad. Después, podemos seleccionar la
forma de onda. En los sintetizadores analógicos existían pocas formas de onda posibles:
ondas senoidal, cuadrada y triangular, trenes de pulsos, y en algunos casos ruido blanco.
En los sintetizadores digitales actuales, es posible seleccionar cientos y hasta miles de
formas de onda diferentes. Ello se debe a que se utilizan sonidos muestreados, es decir
sonidos reales (o sintéticos) grabados y almacenados en bancos de memoria. Luego,
cada vez que se requiere producir un sonido, el oscilador simplemente reproduce el so-
nido durante el tiempo que haga falta (según la duración de la nota a ejecutar).
3.5.5. Moduladores
Otra característica habitual en los instrumentos acústicos es el control de la expre-
sión a través de pequeñas fluctuaciones periódicas de algunos parámetros, por ejemplo
la altura (vibrato) o la amplitud (trémolo). Si en lugar de las envolventes (o si además de
ellas) se agrega una modulación en los correspondientes parámetros de control del os-
cilador, se consigue simular dicha expresividad. La aplicación de moduladores se estu-
diará más detenidamente en el capítulo 18 para el caso de los efectos.
3.5.7. Controladores
Los osciladores, con todas las características descriptas, pueden ser controlados
por medio de una interfaz. Una interfaz es un dispositivo que permite la comunicación
entre entes de naturaleza diversa, por ejemplo entre un sintetizador y un ser humano. El
controlador más clásico es un teclado, que simula el teclado de órgano, piano o clave.
Existen otros controladores, como por ejemplo guitarras, vientos o percusión, que per-
miten también enviar órdenes al sintetizador sobre qué sonidos debe producir. En todos
los casos, la idea es que el músico ejecute un instrumento que le sea técnicamente fami-
liar.
42 Acústica y Sistemas de Sonido
Los controladores pueden enviar información de varias clases. Lo más básico es,
por supuesto, enviar información sobre qué altura generar. Pero a través de sensores en
las teclas, permiten enviar información sobre la fuerza con que se tocó la tecla, que el
sintetizador normalmente transformará en un valor de amplitud. El parámetro enviado
realmente no es la fuerza, sino la velocidad con que se bajó la tecla, razón por la cual
dicho parámetro recibe el nombre de velocidad (en inglés, velocity).
Aún cuando la velocidad se utilice con mayor frecuencia para controlar la ampli-
tud del sonido, muchas veces se puede utilizar para controlar otros parámetros o funcio-
nes. Por ejemplo, se puede emplear para simular el hecho característico de los
instrumentos acústicos de que los sonidos más fuertes tienen mayor contenido armóni-
co. Entonces se puede controlar, mediante la velocidad, la apertura o cierre de un filtro.
Así, cuando se oprime la tecla rápidamente (con fuerza), el filtro deja pasar todos los
armónicos. Cuando se oprime lentamente (con suavidad), en cambio, bloquea los armó-
nicos superiores, lográndose un sonido no sólo más suave sino también más opaco.
Algunos teclados están equipados a su vez de celdas de carga (es decir sensores
de presión) debajo de las teclas, cuya finalidad sí es medir la fuerza que se ejerce sobre
la tecla, pero no durante su bajada sino después. El objeto es lograr influir sobre el so-
nido después de iniciado, algo que en el teclado de piano no es posible pero que en
cambio es muy común en instrumentos como el violín, la guitarra o la trompeta. Este
parámetro se denomina postpulsación (en inglés aftertouch). La postpulsación puede
utilizarse para alterar características de la modulación, y así darle control al intérprete
del tipo de vibrato, por ejemplo, que produce. También puede usarse para variar la so-
noridad de un sonido que ya empezó, y así simular una nota sostenida y crescendo en
las cuerdas o los vientos, por ejemplo.
Por último existen controles de afinación, modulación y volumen, a través de
palancas, pedales o diales (ruedas). Estos controles permiten modificar en tiempo real la
afinación, la modulación o el volumen en forma totalmente personal, lo cual permite
crear el efecto expresivo exacto que busca el intérprete.
3.5.8. Efectos
Una posibilidad muy interesante que poseen ahora cada vez más frecuentemente
los sintetizadores (aún los muy económicos) es la posibilidad de agregar efectos al soni-
do. Por efectos se entiende modificaciones que le dan mayor expresividad, o mayor rea-
lismo, o mayor espacialidad, etc. Por ejemplo, es posible agregar reverberación, o
simular mayor cantidad de instrumentos (coro), o mejorar el sonido o su percepción
(resaltadores), etc.
4.
Capítulo 4
Acústica Arquitectónica
4.1. Introducción
4.2. Ecos
El fenómeno más sencillo que tiene lugar en un ambiente con superficies reflecto-
ras del sonido es el eco, consistente en una única reflexión que retorna al punto donde
se encuentra la fuente unos 100 ms (o más) después de emitido el sonido. Se produce
después de un tiempo t relacionado con la distancia d a la superficie más próxima por la
expresión
2d
t = ,
c
donde c es la velocidad del sonido, es decir 345 m/s. El factor 2 se debe a que el sonido
recorre de ida y de vuelta la distancia entre la fuente sonora y la superficie. De esta fór-
mula se deduce que para tener un eco la superficie más próxima debe estar a unos 17 m.
Cuando hay dos paredes paralelas algo distantes se puede producir un eco repetitivo.
Cuando la fuente sonora está rodeada por varias superficies (piso, paredes, techo)
un oyente recibirá el sonido directo, y además el sonido reflejado en cada pared. Las
Acústica Arquitectónica 45
Receptor
Fuente
4.4. Ambiencia
Las superficies de un recinto reflejan sólo parcialmente el sonido que incide sobre
ellas; el resto es absorbido. Según el tipo de material o recubrimiento de una pared, ésta
podrá absorber más o menos el sonido, lo cual lleva a definir el coeficiente de absor-
ción sonora, abreviado con la letra griega α (alfa), como el cociente entre la energía
absorbida y la energía incidente:
E absorbida
α = .
E incidente
absorción para varios materiales y objetos. En general, los materiales duros, como el
hormigón o el mármol, son muy reflectores y por lo tanto poco absorbentes del sonido,
y en cambio los materiales blandos y porosos, como la lana de vidrio, son poco reflecto-
res y por consiguiente muy absorbentes.
En la Tabla 4.1 se dan los valores de α para varios materiales típicos de construc-
ción, objetos y personas (ya que las personas también absorben el sonido). Se propor-
cionan para varias frecuencias, ya que α depende bastante de la frecuencia. En general
la absorción aumenta con la frecuencia, debido a que para frecuencias altas la longitud
de onda es pequeña y entonces las irregularidades de la superficie o el propio espesor
del material son más comparables con la longitud de onda. En algunos casos, sin em-
bargo, algún fenómeno de resonancia entre el material y la pared puede mejorar la ab-
sorción en bajas frecuencias.
cubierta con materiales absorbentes como cortinados, alfombras, etc., por el contrario,
tendrá un tiempo de reverberación corto.
V
T = 0,161 ⋅ ,
α ⋅S
V = 4 × 3 × 6 = 72 m3
72
T = 0,161 ⋅ = 1,07 s
0,1 × 108
V
T = 0,161 ⋅
α 1 ⋅ S1 + α2 ⋅ S2 + ... + α n ⋅ S n
Por ejemplo, si en el caso anterior las paredes tienen α = 0,1, en tanto que el techo
tiene un cielorraso acústico con α = 0,6 y el piso α = 0,15, resulta
72
T = 0,161 ⋅ = 0,48 s
0,1 ⋅ 60 + 0,6 ⋅ 24 + 0,15 ⋅ 24
Varias investigaciones realizadas evaluando las acústicas de las mejores salas del
mundo (según la opinión de las audiencias o usuarios y de expertos) han revelado que
Acústica Arquitectónica 49
para cada finalidad existe un tiempo de reverberación óptimo, que aumenta al aumentar
el volumen en m3 de la sala. En la Figura 4.2 se muestra el resultado de uno de estos
estudios. Debe aclararse que no hay coincidencia entre los resultados presentados por
diversos investigadores, aunque cualitativamente son similares.
T [ s]
1 d
e
c
b
a
V = 10 × 12 × 6 = 720 m3 ,
S = 12 × 10 + 12 × 10 + 12 × 6 + 12 × 6 + 10 × 6 + 10 × 6 = 504 m2 ,
resulta
720
α = 0,161 ⋅ = 0,51 .
0,45 ⋅ 504
Este valor es bastante elevado, lo cual significa que el tratamiento acústico resul-
tará costoso, situación bastante común en la arquitectura acústica. El tratamiento acústi-
co suele ser casi tan costoso como la construcción del edificio.
El campo reverberante permite explicar por qué dentro de una habitación los so-
nidos se perciben con mayor sonoridad que en un ámbito abierto. En éste último sólo
existe el campo directo. En una habitación el sonido se ve reforzado por el campo re-
verberante, que acumula la energía sonora que no es absorbida en las reflexiones. En
el descampado, al no haber reflexiones, la energía sonora simplemente se aleja conti-
nuamente de la fuente, sin posibilidad de acumularse.
presión
campo sonoro
resultante
campo
directo
campo
reverberante
distancia
distancia
crítica
4.9. Resonancias
En las salas pequeñas, aparece un tercer elemento que incide en la calidad acústi-
ca, que son las resonancias o modos normales de vibración. Esto sucede como conse-
cuencia de las reflexiones sucesivas en paredes opuestas. Si en una habitación se genera
una onda sonora que viaja perpendicularmente a dos paredes enfrentadas, al reflejarse
en una de ellas lo hará también perpendicularmente, de modo que volverá sobre sí mis-
ma y posteriormente se reflejará en la pared opuesta. Así, se generará lo que se denomi-
na una onda estacionaria, es decir una onda que va y vuelve una y otra vez entre las
52 Acústica y Sistemas de Sonido
dos paredes. Esta onda es, de hecho, una onda sonora que se escuchará precisamente
como un sonido. Si la distancia entre las dos paredes es L, la longitud de tal onda es
2·L, y por consiguiente deberá cumplirse (según lo visto en la sección 1.1) que
c
2⋅L = ,
f
donde c es la velocidad del sonido (345 m/s) y f la frecuencia del sonido resultante. De
aquí se puede obtener la frecuencia, que resulta ser
c
f = .
2⋅ L
Como ejemplo, supongamos que las paredes distan unos 3 m entre sí. Entonces
345
f = = 57,5 Hz ,
2⋅ 3
que corresponde al si bemol casi 3 octavas por debajo del la central (LA 440 Hz).
Esta es sólo una de las muchas frecuencias de resonancia que puede tener esta sala.
Otras corresponden a los armónicos de esa nota (es decir los múltiplos de 57,5 Hz, co-
mo 115 Hz, 172,5 Hz, etc.).
¿Qué consecuencias tiene esto para las condiciones acústicas del recinto? Las re-
sonancias se ponen de manifiesto cuando aparece un sonido de igual o similar frecuen-
cia. Por ejemplo, si un bajo ejecuta esta nota, la acústica de la habitación parecerá
amplificar dicho sonido, en desmedro de los otros sonidos. A esto se agrega que para las
frecuencias de resonancia el tiempo de reverberación es mucho más prolongado, por lo
cual dicha nota se prolongará más que las otras. Esto se considera un defecto acústico
importante. Entre las posibles soluciones, están: a) evitar las superficies paralelas, que
favorecen las resonancias, b) agregar absorción acústica que reduzca el tiempo de re-
verberación, c) ecualizar el sistema de sonido de modo de atenuar las frecuencias pró-
ximas a la resonancia o resaltar las otras frecuencias.
Las resonancias rellenan el espectro musical, lo cual favorece el canto solista, es
decir las melodías sencillas y no demasiado rápidas. Por ese motivo resulta agradable
cantar en el baño (especialmente para la voz masculina). Es un ambiente pequeño, y por
lo tanto con resonancias notorias. Sin embargo, desde el punto de vista de la escucha de
la música, no resulta tan agradable, porque distorsiona lo que se quiere escuchar.
Otra consecuencia de las resonancias es que la difusión del sonido no es satis-
factoria, es decir que la distribución espacial del mismo no es uniforme: en algunos
puntos el nivel sonoro es mucho mayor que en otros, siendo la diferencia mayor que la
atribuible al campo directo.
A medida que crece el tamaño de una habitación, las resonancias tienden a estar
cada vez más próximas entre sí, y se transforman en reverberación, mejorando también
la difusión. Lo mismo sucede cuando la forma de la sala es irregular.
En el diseño de pequeñas salas o estudios de grabación o ensayo es primordial
prestar atención a los problemas de difusión y de resonancias. Las siguientes son algu-
nas recomendaciones:
1) Evitar las simetrías. Si la habitación tiene forma rectangular, las aristas debe-
rían ser todas de diferente longitud (la forma cúbica de algunas habitaciones es particu-
Acústica Arquitectónica 53
(a) (b)
Placa de yeso
Lana de vidrio
Placa de yeso
(a)
Lana de
vidrio
ción de los estudios. En este caso se utilizan dos hojas de vidrio grueso de distintos es-
pesores (por ejemplo 6 mm y 8 mm), fijados al marco mediante masillas no endureci-
bles de silicona. En los bordes interiores (en forma más o menos oculta) se coloca
material absorbente, como lana de vidrio o espuma de poliuretano. Para evitar que por
diferencias de temperatura se produzcan condensaciones por dentro, lo cual empañaría
los vidrios, se colocan gránulos de sílica gel, un poderoso deshumectante. En la Figura
4.6 se muestra la estructura de una ventana de este tipo.
Masilla no
endurecible
Material
absorbente Vidrios
Contramarco
Marco
PT a la frecuencia
Material o estructura STC
125 250 500 1000 2000 4000
Hormigón (90 mm) 37 30 30 37 35 38 41
Hormigón (140 mm) 45 30 34 41 48 56 55
Hormigón (190 mm) 53 37 46 46 54 59 60
Hormigón (290 mm) 50 33 41 45 51 57 61
Hormigón (90 mm) + aire (25 mm) + fibra de
vidrio (65 mm) + hormigón (90 mm) + placa de 62 49 54 57 66 71 81
yeso (16 mm)
Placa de yeso (Durlock) (12 mm) 28 15 20 25 29 32 27
Placa de yeso (Durlock) (2××12 mm) 31 19 26 30 32 29 37
Placa de yeso (12 mm) + aire (90 mm) + placa
33 12 23 32 41 44 39
de yeso (12 mm)
×12 mm) + aire (90 mm) + pla-
Placa de yeso (2×
37 16 26 36 42 45 48
ca de yeso (12 mm)
×12 mm) + aire (70 mm) + pla-
Placa de yeso (2×
45 23 30 45 49 52 52
×12 mm)
ca de yeso (2×
Placa de yeso (12 mm) + aire (20 mm) + fibra
45 21 35 48 55 56 43
de vidrio (50 mm) + placa de yeso (12 mm)
×12 mm) + aire (40 mm) + fibra
Placa de yeso (2×
55 34 47 56 61 59 57
×12 mm)
de vidrio (50 mm) + placa de yeso (2×
Vidrio (6 mm) 31 25 28 31 34 30 37
Vidrio laminado (6 mm) 35 26 29 32 35 35 43
Vidrio (3mm) + aire (50 mm) + vidrio (3 mm) 38 18 26 38 43 48 35
Vidrio (3mm) + aire (100 mm) + vidrio (6 mm) 45 29 35 44 46 47 50
Puerta madera maciza (24 kg/m2) sin burlete 22 19 22 26 24 23 20
Puerta madera maciza con burlete 26 22 25 29 25 26 28
Puerta de madera maciza (24 kg/m2) + aire (230
mm) + Puerta acero chapa # 18 hueca (26 kg/m2) 49 35 44 48 44 54 62
+ burlete magnético en el marco
58 Acústica y Sistemas de Sonido
5.
Capítulo 5
5.1. Introducción
El excesivo nivel sonoro, ya sea éste el resultado del ruido molesto de una maqui-
naria industrial o de la música más excelsa, tiene efectos nocivos para el hombre que
han sido detalladamente estudiados por investigadores de todas partes del mundo. Es
importante recalcar que tanto la música como el ruido de una fábrica tienen similares
efectos nocivos cuando sus niveles sonoros son elevados. El cerebro los discrimina,
pero el oído, que es quien sufre el daño, no.
Una cualidad del mundo moderno es, precisamente, la de que a causa del vertigi-
noso crecimiento de la tecnología, se ha incrementado el nivel sonoro ambiental, que
hoy se reconoce como un contaminante más. Una consecuencia indirecta de esto es la
tendencia a escuchar música con niveles excesivos, lo cual trae aparejados diversos pro-
blemas, como afecciones nerviosas, somáticas y auditivas.
Por otra parte, por encima de los 90 dBA desaparece la alta fidelidad, ya que las
propias distorsiones del oído impiden una escucha fiel de la música. Dichas distorsiones
son, en parte, resultado de una contracción muscular refleja dentro del oído medio que
actúa como mecanismo de protección del sistema auditivo. Otra razón es que los soni-
dos de nivel tan elevado enmascaran mucho más a los sonidos más débiles, con lo cual
desaparece toda sutileza. Esto muestra lo inútil de llevar el nivel sonoro muy por encima
de este valor.
Edad 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65
% 1 2 3 5 7 10 14 21 33 50
El nivel sonoro promedio se calcula sobre 8 horas diarias y 6 días por semana. Si
la jornada laboral es de menos horas, se resta al nivel real 3 dBA por cada reducción a
la mitad, y lo mismo para cada reducción a la mitad de la semana laboral. Por ejemplo,
si un disc jockey trabaja 4 horas por día y 3 días por semana (es decir, la mitad de horas
y la mitad de días) sometido a 106 dBA, equivale a 106 − 3 − 3 = 100 dBA para la tabla
anterior, y por lo tanto después de 10 años de actividad el riesgo de sufrir daño auditivo
irreversible es de un 29%.
Vemos, entonces, que para los 100 a 110 dBA que en promedio hay en las disco-
tecas, salones de fiestas, conciertos de rock, etc., el riesgo de sufrir hipoacusia en pocos
años es muy alto. Por esta razón el técnico de sonido (en especial el disc jockey y quien
hace sonido en salas o exteriores) está expuesto a ver deteriorado uno de sus sentidos
más preciados y laboralmente más imprescindibles: el oído. Esto implica la necesidad
de trabajar siempre con protectores auditivos, ya sean del tipo de los tapones (de silico-
nas, de lana mineral, etc.) o del tipo de copa (auriculares, orejeras, etc.), los que utiliza-
dos sistemáticamente reducen los riesgos considerablemente.
Los valores de la tabla anterior han llevado a la mayoría de los países a promulgar
reglamentaciones por las cuales se exige que en ambientes laborales no se exceda un
nivel promedio de 90 dBA (lo cual en realidad brinda una protección relativa, porque
hasta un 21% de los sometidos a este nivel sonoro puede desarrollar hipoacusia). En la
República Argentina, la ley que se aplica es la Ley de Higiene y Seguridad en el Tra-
bajo, Nº 19.587. En general cada país cuenta con legislación propia que regula la má-
xima exposición a ruido laboral admisible, pero en general los límites para una jornada
de 8 horas oscilan entre 85 dBA y 90 dBA.
La tabla muestra que cuando el nivel de ruido es inferior a los 80 dBA el porcen-
taje de personas afectadas más allá de lo atribuible a la presbiacusia no es significativo.
Por otra parte, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, Environmental Protection
Agency) de los Estados Unidos, ha concluido que una exposición permanente (24 horas
diarias) a un nivel de ruido de 70 dBA o bien una exposición de carácter laboral (8 ho-
ras diarias) a 75 dBA aseguran que un 96% de la población no sufrirá mayores daños
auditivos que los correspondientes a la propia presbiacusia.
La sordera profesional, inducida por ruido o sonidos de nivel muy alto, comienza
perjudicando la audición de las altas frecuencias. El sonido pierde brillo, y más adelante
empiezan a perderse las frecuencias imprescindibles para comprender la palabra. Es de
notar que la percepción de la música se ve afectada mucho más tarde, ya que la com-
prensión de la música es mucho menos crítica que la de la palabra.
Después de una exposición no muy larga a niveles muy altos, por ejemplo durante
2 horas a 100 dBA, se produce una hipoacusia temporaria, es decir que después de
unas horas de descanso auditivo desaparece, volviendo la audición a niveles normales.
Sin embargo, la calidad de la audición poco después de la exposición es un fiel reflejo
de lo que será la audición después de unos años de someter reiteradamente el oído a
estos niveles. En otras palabras, la hipoacusia sigue, a largo plazo y de forma irreversi-
ble, evolución similar que al principio se da temporariamente.
Soporte teórico
Capitulos 6 al 14 del libro
Acústica y Sistemas de Sonido
por el Ing. Federico Miyara
64 Acústica y Sistemas de Sonido
6.
Capítulo 6
Señales y Sistemas
6.1. Introducción
La interconexión entre dos o más dispositivos, tales como micrófonos, amplifica-
dores, ecualizadores, altavoces, etc., da origen a lo que se denomina un sistema. Estos
dispositivos, así como el sistema resultante, tienen la característica común de que todos
reciben, procesan y entregan señales de algún tipo. El concepto de señal es el de una
magnitud variable en el tiempo que transmite o transporta información. En el caso de
los sistemas de sonido, existen dos tipos principales de señal: acústicas y eléctricas. La
conversión entre ambos tipos de señal se realiza por medio de dispositivos denominados
genéricamente transductores (micrófonos, altoparlantes, auriculares). Otros tipos de
señales involucradas en sistemas de audio son las magnéticas (cintas, discos rígidos) y
las ópticas (discos compactos, transmisión por fibra óptica).
A efectos de lograr un resultado óptimo, es necesario tomar ciertos recaudos en la
interconexión de los componentes de un determinado sistema. Cuestiones como la
adaptación de impedancias, el ancho de banda, el rango dinámico, la relación señal a
ruido y otras, deben ser cuidadosamente analizadas en cada caso particular si se desea
sacar el máximo provecho del equipamiento disponible. En lo que sigue nos ocupare-
mos de algunos de estos aspectos, varios de los cuales serán profundizados en capítulos
ulteriores.
6.2. Señales
Según hemos visto, todos los equipos, dispositivos y sistemas trabajan con seña-
les, es decir con magnitudes variables que transmiten información. En el caso de los
sistemas de sonido, la información es, precisamente, la forma de onda del sonido. La
señal original es el sonido mismo tal como llega al elemento transductor, es decir al
micrófono. El micrófono convierte la señal sonora en una señal eléctrica. ¿Qué relación
existe entre ambas señales? Idealmente, la señal eléctrica debería tener exactamente la
misma forma de onda que la señal sonora, con un mero cambio de unidades: la señal
sonora es una presión sonora, mientras que la señal eléctrica es una tensión (o voltaje).
Este es el concepto de analogía. Por eso se dice que la señal eléctrica es una represen-
tación análoga o analógica de la señal sonora. En la Figura 6.1 se ilustra esta situa-
ción, mostrando una señal sonora y su analogía eléctrica. Aunque las amplitudes se han
Señales y Sistemas 65
t
T 2T 3T
t
T 2T 3T
Hemos dicho que idealmente las formas de onda de dos señales análogas (como el
sonido y la tensión correspondiente producida por el micrófono) deberían coincidir. En
los casos reales, no obstante, esto es sólo aproximadamente así, debido básicamente a
dos fenómenos: las distorsiones (o deformaciones de la onda) y el ruido. Las distorsio-
nes son las alteraciones en la forma de onda, y el ruido es una señal espuria o indesea-
da que se agrega a la señal de interés. La calidad de un transductor será función de qué
tan pequeños sean los efectos de estos fenómenos. El micrófono ideal no es aquel que
carece por completo de distorsión y ruido (ya que ello es una imposibilidad física), sino
aquel capaz de reducirlos a un nivel imperceptible para el oído humano.
6.3. Sistemas
Un sistema es, generalmente hablando, el resultado de interconectar entre sí un
conjunto de dispositivos con entidad propia. Hay dos razones básicas para pensar en
términos de sistemas cuando se encara la solución de un problema técnico. La primera,
es porque resulta más sencillo subdividir el problema en varios subproblemas más sim-
ples, y luego resolver éstos mediante herramientas y recursos más específicos. La se-
gunda razón es que las soluciones a los subproblemas pueden tener otros usos. Así, es
muy probable que un subproblema sea también parte de otros problemas, o, lo que es lo
66 Acústica y Sistemas de Sonido
mismo, que al resolver otros problemas técnicos complejos surjan situaciones similares
a algunas ya resueltas con anterioridad. Por ejemplo, el problema de la amplificación es
muy recurrente en la electrónica, de modo que el diseño de un amplificador puede apro-
vecharse en muchas situaciones diferentes. Esto no sólo permite amortizar mejor la in-
versión realizada para el diseño del producto, sino que extiende su mercado potencial y
permite a una empresa especializarse en su fabricación, lo cual redunda en una optimi-
zación de los procesos de manufactura y en una mejor calidad final del equipo.
A modo de ejemplo, supongamos que se requiere un teclado capaz de entregar
una potencia de 100 W y que tenga la posibilidad de ecualización para compensar los
defectos acústicos de la sala en que se lo vaya a utilizar, es decir un “sinteecualiamplifi-
cador”. Difícilmente haya muchos potenciales usuarios de un producto tan específico.
Quizás pudieran venderse 100 ó 200 unidades por año, lo cual no justifica la inversión
en el desarrollo de tal equipo. En cambio, podemos desarrollar un teclado que sólo pro-
duzca señal de bajo nivel, y separadamente un ecualizador y un amplificador de 100 W.
El mercado para el amplificador será potencialmente mucho más amplio, porque no sólo
lo requerirán los 100 ó 200 usuarios del “sinteecualiamplificador” sino quien tenga un
reproductor de CD, quien posea un sintonizador, quien desee amplificar su cassettera o
su DAT, etc. Algo similar sucederá con la parte ecualizadora y con el teclado mismo.
Este planteo modular requiere que los fabricantes de los diversos componentes de
un sistema se pongan de acuerdo acerca de ciertas pautas mínimas de compatibilidad,
que aseguren que sea posible, por ejemplo, conectar el amplificador de una marca con el
ecualizador de otra. Para ello existen normas que son respetadas por todos aquellos que
pretenden ofrecer un producto versátil. En ese sentido, hoy en día la cuestión se ha faci-
litado bastante, pero sigue siendo necesario verificar la interconectabilidad de dos equi-
pos para asegurar su funcionamiento óptimo.
Micrófono
Altavoz
6.5. Ruido
Se entiende por ruido toda señal espuria o indeseada que se superponga a la se-
ñal útil. La naturaleza relativa de este concepto puede ilustrarse del siguiente modo: si
en un lugar hay cuatro personas, de las cuales A escucha a B y C escucha a D (Figura
6.3), entonces lo que habla D es ruido para A, pero ¡lo que habla B es ruido para C!
C D
A B
En los sistemas de sonido existen dos tipos de ruido: el ruido acústico y el ruido
eléctrico. El ruido acústico es el ruido ambiente propiamente dicho, formado por un
sinnúmero de fuentes cercanas y lejanas que se superponen. Por ejemplo, el ruido de los
vehículos de la calle o de la gente que conversa, el ruido de máquinas, ventilación, etc.,
que se filtran a través de defectos en la aislación sonora. Este ruido puede reducirse a un
mínimo por medio del control de ruido, mejorando aislaciones o reduciendo la emisión
de las fuentes. El ruido eléctrico se origina en los fenómenos físicos que tienen lugar
dentro de los circuitos eléctricos y electrónicos, y si bien es posible reducirlo cuidando
el diseño y fabricación de los componentes y dispositivos, existen límites físicos que
impiden eliminarlo por completo. Lo importante es mantenerlo por debajo del umbral
de la audición, lo que es hoy posible aunque costoso. Otro tipo de ruido eléctrico es el
68 Acústica y Sistemas de Sonido
que se origina en los soportes magnéticos, como cintas o discos, que se traslada a la
señal eléctrica. En los sistemas digitales, existe además el ruido de cuantización o de
digitalización, que comentaremos oportunamente.
El ruido puede clasificarse también según su espectro de frecuencias. Hay ruidos
de espectro continuo, de espectro discreto, y mixtos. El ruido eléctrico de los compo-
nentes es de espectro continuo, es decir que contiene todas las frecuencias del espectro
audible. El ruido ambiente, suele ser de tipo mixto. Se combinan ruidos de espectro
continuo, como el ruido del viento o la combinación de numerosas fuentes relativa-
mente lejanas, con ruidos que poseen frecuencias específicas, como el ruido de ventila-
dores u otras máquinas. Por ejemplo, si un ventilador tiene 4 aspas y gira a 1200 rpm
(revoluciones por minuto), genera un tono de 4 × 1200 / 60 = 80 Hz, más sus armónicos
(el ventilador genera además ruido aerodinámico, que es de espectro continuo). Los
transformadores de las fuentes de alimentación, así como los balastos (inductancias) de
los tubos fluorescentes vibran con la frecuencia de la línea de alimentación, es decir 50
Hz, provocando también zumbidos audibles. Estos zumbidos también pueden acoplarse
eléctricamente, a través del efecto capacitivo o efecto antena de los cables, razón por la
cual éstos deben ser de excelente calidad y adecuadamente blindados (el blindaje o
cubierta metálica de los cables permite eliminar este efecto).
Otro tipo de ruido que es a veces muy insidioso es el que se origina en los aco-
ples entre los parlantes y los micrófonos (ver capítulo 12). Este ruido, de espectro dis-
creto, está normalmente constituido por un único tono cuya frecuencia puede variar
según la distancia recorrida por el sonido entre el parlante y el micrófono (puede ser a
través de un camino directo o por reflexiones, según el tipo de orientación, la direccio-
nalidad del micrófono, la cobertura del parlante, la ubicación respecto a superficies
reflectoras, la ganancia del sistema, etc.).
Finalmente, existen los ruidos de conexionado, tanto en el instante en que se rea-
liza la conexión o desconexión, o al mover accidentalmente cables, como los perma-
nentes, ocasionados por deficiencias en los cables y contactos. Los primeros suelen ser
bastante intensos, y pueden evitarse bajando el nivel al mínimo antes de realizar cual-
quier tipo de conexión.
En la mayoría de los equipos de audio se especifica la relación señal/ruido, S/R,
definida como
señal
S / R = 20 log 10 ,
ruido
donde la señal se refiera al máximo valor de señal que admite el equipo para un funcio-
namiento correcto (sin distorsión).
Para algunos tipos de señal se define el concepto de nivel, como una expresión
logarítmica de la señal en dB, referida a un valor de referencia. Por ejemplo, la presión
sonora, vista en el capítulo 1, tiene asociado un nivel de presión sonora, dado por
P
NPS = 20 log 10 [dB] .
Pref
En esos casos, el rango dinámico RD puede obtenerse también como diferencia entre
los niveles máximo y mínimo de la señal. Por ejemplo,
Si, por ejemplo, la señal sonora producida por un instrumento es como máximo de
100 dB y como mínimo de 38 dB, entonces
RD = 100 dB − 38 dB = 62 dB .
La importancia del rango dinámico es que permite determinar si una señal atrave-
sará satisfactoriamente un sistema dado, comparándola con su especificación de la rela-
ción señal/ruido. Por ejemplo, la señal anterior no podría grabarse satisfactoriamente en
una cassettera con una relación señal/ruido de 58 dB, pero sí en un DAT con una rela-
ción señal a ruido de 95 dB.
6.7. Distorsión
p
señal original
señal distorsionada
t
puede observar, la forma de onda cambió pero la frecuencia fundamental sigue siendo la
misma. Ello implica que aparecen armónicos de la fundamental, que se agregan a la
señal original. Este tipo de distorsión se denomina distorsión armónica, y se especifica
70 Acústica y Sistemas de Sonido
f = n ⋅ f1 ± m ⋅ f 2 ,
donde n y m son números enteros (incluyendo el 0), y las barras verticales significan
que se toma el valor absoluto (es decir el resultado sin el signo en caso de que diera
negativo). Estas frecuencias nuevas se llaman productos de intermodulación, o tam-
bién productos de distorsión.
La distorsión por intermodulación se mide con una señal formada por un tono de
60 Hz superpuesto a uno de 7 kHz, siendo el de 60 Hz de amplitud 4 veces mayor que
el de 7 kHz, y se especifica con un parámetro abreviado IMD (siglas del inglés, inter-
modulation distortion) que expresa el porcentaje de los armónicos generados respecto a
la señal original.
Para ver el efecto audible de esta distorsión, supongamos por ejemplo que utili-
zamos como frecuencias f1 y f2 las correspondientes a un acorde de tercera mayor (ver
capítulo 3), por ejemplo 100 Hz y 125 Hz. Este acorde forma una consonancia en su
versión original, formada por las notas sol y si. Las frecuencias presentes originalmente
son los armónicos de cada una, es decir 100 Hz, 200 Hz, 300 Hz, 400 Hz, 500 Hz,
600 Hz, ... y 125 Hz, 250 Hz, 375 Hz, 500 Hz, 675 Hz, ... Si ahora restamos
375 Hz − 200 Hz, obtenemos un sonido de frecuencia 225 Hz, que es disonante con el
de 200 Hz. El resultado de ésta y otras disonancias que se verifican entre la gran canti-
dad de sonidos parásitos generados es un sonido desagradable si uno espera escuchar
una consonancia.
La distorsión por intermodulación resulta, así, mucho más perjudicial para la cali-
dad del sonido que la distorsión armónica. Si bien cualquier dispositivo que distorsiona
lo hace de las dos maneras, no necesariamente todas las distorsiones armónicas están
acompañadas por la misma distorsión por intermodulación, razón por la cual es impor-
tante en las especificaciones técnicas de los equipos disponer de ambas cifras.
Tanto la distorsión armónica como la por intermodulación son distorsiones no li-
neales, es decir que se producen cuando las amplitudes son grandes. Para señales de
pequeña amplitud la distorsión es, normalmente, despreciable. Por ese motivo en gene-
Señales y Sistemas 71
ral es la distorsión quien pone un límite al máximo nivel de señal que puede manejar un
dispositivo. Cuando la distorsión se vuelve excesiva, se dice que el dispositivo se satu-
ra, o que entra en saturación.
Las distorsiones discutidas en la sección anterior son del tipo denominado no li-
neal. Existe otro tipo de distorsión, denominado lineal, que es independiente de la am-
plitud (mientras no sobrevenga la saturación, es decir las distorsiones no lineales). En
este tipo de distorsión lo que ocurre es que cada frecuencia presente en la señal es trata-
da en forma diferente. De hecho, una señal senoidal no experimenta deformación alguna
en su forma de onda.
Este comportamiento se conoce como respuesta en frecuencia, y se especifica
como una curva que representa la relación en dB entre la entrada y la salida de un dis-
positivo para diversas frecuencias. Los detalles serán incluidos en cada caso particular.
En la Figura 6.5 se muestra un ejemplo.
dB
30
25
20
15
10
5
0
10 50 100 500 1000 5k 10k Hz
pero mayor amplitud, es decir la amplifica. Los amplificadores son necesarios porque
las señales de los transductores son normalmente de muy bajo nivel, insuficiente para
comandar directamente un sistema de registro del sonido, o un parlante. Hay dos tipos
de amplificadores: los que toman señales de muy bajo nivel y las convierten en señales
de mediano nivel, denominados preamplificadores, y los que toman señales de media-
no nivel y las amplifican hasta niveles muy elevados de potencia. Estos últimos se de-
nominan amplificadores de potencia.
Un tercer tipo de procesador lo constituyen las varias formas de filtros. Estos dis-
positivos dejan pasar ciertas frecuencias del espectro de la señal de entrada, y bloquean
las restantes frecuencias. Dos ejemplos son el control de tonos (graves-agudos, o gra-
ves-medios-agudos) y los ecualizadores. Se utilizan para varias funciones: para enfati-
zar algunas frecuencias presentes en el espectro de la señal de entrada pero que por
alguna razón sufren atenuaciones dentro del sistema; para corregir problemas acústicos
de la sala; para lograr ciertos efectos especiales; para reducir el ruido total del sistema
bloqueando las bandas de frecuencia en las cuales hay ruido pero no señal, etc.
Otra clase de procesadores son los compresores, expansores, limitadores y
compuertas. La aplicación de estos dispositivos permite acomodar el rango dinámico,
es decir la relación entre el máximo y el mínimo nivel de una señal, al rango dinámico
manejable por un procesador posterior. Así, los compresores reducen el rango dinámico,
sin afectar mayormente la fidelidad de lo escuchado. Los limitadores son protecciones
destinadas a evitar picos muy elevados que destruirían alguna parte del sistema (por
ejemplo los tweeters). Los expansores permiten recuperar rango dinámico, así como
reducir el ruido de bajo nivel. Por último, las compuertas eliminan la señal cuando su
nivel está por debajo de cierto umbral, lo cual permite evitar que durante los silencios
aparezca el ruido residual del dispositivo que le precede (cuando la señal es suficiente-
mente alta, el ruido es enmascarado por ésta).
Finalmente, está una familia muy amplia de procesadores de efectos, dispositivos
que crean efectos como la reverberación, las reflexiones tempranas (retardos), el enri-
quecimiento del espectro de un sonido, etc. La finalidad de estos es dar más realismo a
una grabación o una sonorización, permitir una mayor expresividad, mejorar la calidad
de los sonidos o de su percepción, etc.
Electricidad 73
7.
Capítulo 7
Electricidad
La característica de tales circuitos es que por ellos circula corriente eléctrica, que
no es otra cosa que cargas eléctricas en movimiento. La intensidad de corriente eléctri-
ca, o simplemente corriente, se define como la cantidad de carga eléctrica que circula
por un conductor, y se mide en una unidad denominada amper (o amperio), abreviada
A. Para corrientes pequeñas se utiliza la unidad miliamper (mA), es decir la milésima
parte de un amper. Por ejemplo, por una lamparita común circula una corriente de alre-
dedor de 0,3 A, es decir 300 mA.
Puede establecerse una analogía hidráulica para muchos conceptos eléctricos. En
el caso de la corriente, se la puede asimilar a un caudal de agua circulando por una tube-
ría.
7.3. Tensión
+
V V
(a) (b)
Figura 7.1. (a) Símbolo de una fuente de tensión constante. (b) Sím-
bolo de una fuente de tensión variable
Las fuentes de alimentación pueden ser de continua (pilas, baterías, fuentes de los
circuitos electrónicos) o de alterna (línea de distribución de energía domiciliaria de
220 V). Las fuentes de señal son, casi siempre, de alterna.
7.5. Resistencia
Desde el punto de vista de los bloques, las señales eléctricas son casi siempre ten-
siones, aunque internamente los dispositivos electrónicos pueden trabajar tanto con se-
ñales de tensión como con señales de corriente. La conversión entre una corriente y una
tensión se realiza con un elemento llamado resistor (o también, por abuso de termino-
logía, resistencia). El resistor tiene asociado un valor llamado resistencia y simboliza-
Electricidad 75
Esta famosa relación es básica para el estudio de los circuitos eléctricos. Por
ejemplo, si por un resistor de 600 Ω circula una corriente de 2 mA, entonces la tensión
entre los terminales de la resistencia será
V
I = .
R
Esta fórmula indica que, a igual tensión, la corriente disminuye al aumentar la resisten-
cia. Esta es la razón por la cual este dispositivo se denomina resistor: se “resiste” a la
circulación de corriente.
En la Figura 7.2 se muestra el diagrama de un circuito con una fuente de tensión
y un resistor, ilustrando la Ley de Ohm.
I = V/R
V R
Figura 7.2. Circuito simple formado por una pila y una resistencia.
La corriente y la tensión verifican la ley de Ohm: V = R⋅⋅I.
Todo conductor (cable) real tiene algo de resistencia. La resistencia aumenta con
la longitud del conductor, y también aumenta al reducirse la sección. Así, un cable grue-
so tendrá baja resistencia, y un cable delgado, alta resistencia. Por esa razón, los cables
destinados a conducir grandes corrientes deben ser gruesos.
En la analogía hidráulica que veníamos desarrollando, un resistor sería equiva-
lente a un caño delgado. Al colocar ese caño comunicando un tanque de agua de gran
altura con otro de pequeña altura, el caudal (corriente) será tanto más pequeño cuanto
más delgado sea el caño, lo cual es equivalente a aumentar la resistencia (ver Figura
7.3).
76 Acústica y Sistemas de Sonido
“V”
“R”
“I”
P = V⋅⋅I .
2
P = ( R ⋅ I) ⋅ I = R ⋅ I ,
o también
2
V V
P = V⋅ = .
R R
20 × 20
P = = 50 W .
8
También podría interesarnos calcular la tensión necesaria para lograr cierta poten-
cia. Para ello, de la fórmula de la potencia, despejamos V2:
V2 = P ⋅ R ,
Electricidad 77
y de allí,
V = P⋅R .
En la Figura 7.2 vimos un circuito simple formado por una fuente de tensión y
una resistencia. Hay muchas situaciones, particularmente las que involucran fuentes
reales (ver la próxima sección), en las que deben considerarse fuentes con dos resisten-
cias, en una configuración circuital como la ilustrada en la Figura 7.4.
R1
+
+
V1 R2 V2
En esos casos, muchas veces es necesario determinar cuál es la tensión real apli-
cada en la resistencia R2. Dicha tensión se puede calcular con la siguiente fórmula:
R2
V2 = V1 .
R1 + R 2
Dado que R2 es siempre menor que R1 + R2, la tensión aplicada en dicha resistencia no
es V1 sino un valor menor. Por esa razón, este tipo de circuito se denomina divisor de
tensión.
Tomemos por ejemplo el caso en que el parlante de 4 Ω del ejemplo anterior es
alimentado con la fuente de 28,3 V, pero a través de un cable demasiado largo y delga-
do, cuya resistencia es de 1 Ω (para un cable, este valor es demasiado alto; corresponde
a una longitud de 29 m de cable de cobre de 0,5 mm2 de sección). Entonces, aplicando
la fórmula anterior, la tensión aplicada al parlante es
4
V2 = 28, 3 = 22,6 V ,
1 + 4
es decir que a causa de un cable inapropiado, la tensión en el parlante será bastante me-
nor que la calculada.
78 Acústica y Sistemas de Sonido
Ahora bien: ¿hay alguna forma de obtener sobre el parlante toda la tensión de la
fuente? Si revisamos la fórmula del divisor de tensión, vemos que para que ello se cum-
pla, debería ser
R2
= 1,
R1 + R 2
lo cual sólo se puede cumplir si R1 = 0. Sin embargo, si R2 es mucho más grande que
R1 la igualdad anterior se cumple aproximadamente:
R2
≅ 1.
R1 + R 2
Esto significa que si R2 es mucho mayor que R1, la tensión de la fuente se aprovecha
casi totalmente. Por ejemplo, supongamos que en el ejemplo del parlante de 4 Ω se uti-
lizan cables de 2 mm2 de sección y 10 m de longitud, cuya resistencia es de 0,09 Ω en
lugar de 1 Ω . Entonces
4
V2 = 28, 3 = 27,6 V ,
0,09 + 4
tensión mucho más cercana al valor ideal. Este ejemplo muestra la importancia de una
adecuada elección de los cables.
Rinterna Rinterna
+ +
Vseñal Vseñal Rcarga
potencia
entregada
(a) (b)
Figura 7.5. (a) Modelo de una fuente de señal con su resistencia in-
terna (b) Una fuente de señal con su resistencia interna, que alimenta
a una resistencia de carga.
Electricidad 79
de modo que la tensión efectiva sobre la carga se aproxime lo más posible a la tensión
de la fuente. Esto se debe a que en la gran mayoría de los sistemas que se utilizan en
audio las señales son de tensión (una excepción importante la constituyen las señales
MIDI, que son señales de corriente) y siempre conviene mantener la señal lo más alta
posible, a fin de lograr una relación señal/ruido elevada.
Fuente Carga
Micrófono Entrada de micrófono de consola
Salida de línea de consola Entrada de amplificador de potencia
Salida de amplificador de potencia Altavoces o cajas acústicas
Salida de sintetizador Entrada de línea de consola
Salida analógica de DAT Entrada de línea de consola
Salida de línea de consola Entrada de compresor - limitador
Salida de compresor – limitador Entrada de amplificador de potencia
Salida de línea de consola Entrada de ecualizador
Salida de ecualizador Entrada de amplificador de potencia
Salida auxiliar de consola Entrada de procesador de efectos
Salida de procesador de efectos Retorno auxiliar de consola
Envío de inserción de consola Entrada de procesador de efectos
Salida de procesador de efectos Retorno de inserción de consola
Rcarga = Rinterna .
Calculemos dicho valor para el amplificador que veníamos analizando, cuya tensión de
salida es 28,3 V, y cuya resistencia interna puede valer, típicamente, 0,02 Ω (los ampli-
ficadores suelen tener muy baja resistencia de salida). Para ello, carguémoslo con una
80 Acústica y Sistemas de Sonido
resistencia también de 0,02 Ω . Obsérvese que este valor es mucho menor que el valor
de 4 Ω para el que está realmente destinado este amplificador. El resultado es que como
las dos resistencias son iguales, la tensión es la mitad:
0,02
V2 = 28, 3 = 14,1 V .
0,02 + 0,02
14,1 × 14,1
P = = 10.000 W .
0,02
R serie = R1 + R2 .
R1 R2 R1 + R2
serie equivale a
R 1R 2
R1
R1 + R 2
paralelo equivale a
R2
Dos resistores están conectados en paralelo cuando comparten los dos terminales,
lo cual implica que están sometidos a la misma tensión (Figura 7.6). La resistencia
equivalente de dos resistencias conectadas en paralelo es
R 1R 2
R paralelo = .
R1 + R 2
8⋅8
R paralelo = = 4Ω .
8+8
4Ω 4Ω
4Ω 4Ω
primero en serie y después en paralelo. En ambas soluciones, cada parlante está someti-
do a la mitad de la tensión total, lo cual implica que se le entrega la cuarta parte de la
potencia. El conjunto aprovecha, por lo tanto la totalidad de los 350 W que era capaz de
entregar el amplificador.
7.11. Impedancia
Muchos componentes eléctricos se comportan como si su resistencia variara con
la frecuencia de la señal aplicada. En otras palabras, sigue valiendo una relación similar
a la Ley de Ohm, pero el valor de la resistencia depende de la frecuencia. En estos casos
estamos en presencia de una impedancia, simbolizada con Z.
7.12. Defasaje
Las impedancias difieren de las resistencias aún en otro aspecto, que es el de pro-
ducir un defasaje entre la tensión V y la corriente I, es decir que los picos de la senoide
que representa a la tensión están desplazados en el tiempo respecto a los picos de la
senoide que representa a la corriente. El concepto de defasaje se ilustra en la Figura
7.8.
I Defasaje
Vef
Senoidal 0,707 × Valor de pico
Vef
Triangular 0,557 × Valor de pico
8.
Capítulo 8
Micrófonos
8.1. Introducción
8.2. Sensibilidad
A los fines de conectar un micrófono con el resto de los componentes, es impor-
tante conocer cuánta tensión produce ante una dada presión sonora. En el capítulo 6
vimos que ante determinada amplitud de la presión, en los terminales del micrófono se
producía cierto valor de tensión. Dijimos en ese momento que no tenía sentido afirmar,
por ejemplo, que “la presión es mayor que la tensión”. Pero sí tiene sentido determinar
la relación que hay entre la tensión y la presión. Esa relación se denomina sensibilidad
del micrófono. En la Figura 8.1 se muestran las formas de onda de la presión y la ten-
sión.
La sensibilidad de un micrófono puede definirse como el cociente entre la ten-
sión producida y la presión que le da origen, es decir
v
S = .
p
S
S dB = 20 log 10 .
S ref
Micrófonos 85
t
T 2T 3T
t
T 2T 3T
Por ejemplo, un micrófono que ante una presión sonora de 0,2 Pa desarrolla una
tensión de 1 mV, tendrá una sensibilidad
0,001 V V
S = = 0,005 ,
0,2 Pa Pa
que en dB será
0,005
S dB = 20 log 10 = −46 dB .
1
Como segundo ejemplo, nos preguntamos qué tensión proporcionará este mismo
micrófono ante un nivel de presión sonora de 94 dB. Sabemos que
P
94 dB = 20 log 10 ,
Pref
donde Pref es la presión de referencia, que expresada en micropascales, µPa (es decir
1
/1.000.000 de pascal), es 20 µPa. Nos interesa obtener P. Para ello, primero escribimos
86 Acústica y Sistemas de Sonido
P 94
log 10 = = 4,7 .
Pref 20
De allí, aplicando la operación inversa del logaritmo, que consiste en elevar 10 a una
potencia igual al logaritmo, se tiene
P
= 10 4, 7 = 50119 .
Pref
Entonces
V = S × P = 0,005 × 1 = 0,005 V .
La señal de tensión de los micrófonos es, normalmente, muy pequeña (salvo para
niveles de presión sonora muy altos), lo cual implica que está muy expuesta a los ruidos
eléctricos. Por esta razón es preciso utilizar cables y conexiones de excelente calidad
para los micrófonos, así como preamplificadores de bajo ruido.
Para simplificar el cálculo de la presión, la Tabla 8.1, reproducida del capítulo 1,
da la equivalencia entre la presión y el nivel de presión sonora para varios valores.
dB
- 40
- 45
- 50
- 55
- 60
- 65
constante con la frecuencia. Esto significa que ante dos sonidos de diferente frecuencia,
por ejemplo 30 Hz y 10 kHz, pero idéntica amplitud, el micrófono generará tensiones
diferentes. En este ejemplo, la sensibilidad para 30 Hz es de − 50 dB, mientras que para
10 kHz es de − 40 dB, lo cual hace una diferencia de 10 dB. Esto implica que la tensión
generada por el micrófono a 10 kHz será (a cálculo hecho) más de 3 veces mayor que la
generada a 30 Hz.
También se nota en la respuesta cierta irregularidad (fluctuaciones) en alta fre-
cuencia. Esto es una consecuencia directa de que la longitud de onda a esas frecuencias
ya es comparable al tamaño del micrófono (por ejemplo a 10 kHz la longitud de onda es
de 3,45 cm), lo cual hace que el propio micrófono interfiera en el campo sonoro cau-
sando el equivalente de “sombras” acústicas sobre sí mismo, que dependen mucho de la
longitud de onda.
Finalmente, se aprecia que existe una banda de frecuencias, que en el ejemplo
abarca desde alrededor de 50 Hz hasta unos 15.000 Hz, en que la respuesta es bastante
plana. Los extremos se denominan respectivamente frecuencia inferior y frecuencia
superior, definidas como aquellas frecuencias por debajo de la cual y por encima de la
cual la sensibilidad cae 3 dB (o en algunas especificaciones, 1 dB) por debajo del valor
a 1 kHz. Cuando se desea dar una idea rápida de la respuesta en frecuencia de un micró-
fono, se especifican las frecuencias inferior y superior, lo cual en general es suficiente
para decidir si un micrófono es o no adecuado para determinada aplicación.
88 Acústica y Sistemas de Sonido
8.4. Direccionalidad
Fuente en
dirección axial Fuente en
dirección oblicua
Mayor
sensibilidad
Menor
sensibilidad
Micrófono
direccional
0º
330º 0 dB 30º
-5
300º -10 60º
-15
-20
270º 90º
240º 120º
210º 150º
180º
0º
330º 30º
0 dB
-5
300º -10 60º
-15
-20
270º 90º
240º 120º
210º 150º
180º
1000 Hz
5000 Hz
8000 Hz
Figura 8.5. Variación con la frecuencia del diagrama polar del micró-
fono cardioide de la Figura 8.4. Las diferentes curvas responden al
diferente patrón de “sombras” acústicas para cada longitud de onda.
0º
330º 0 dB 30º
-5
300º -10 60º
-15
-20
270º 90º
240º 120º
210º 150º
180º
Otro patrón polar difundido es la figura de ocho, llamada así por tener la forma
de un 8 (Figura 8.7). Este tipo de micrófono podría denominarse también bidireccio-
nal, ya que es fuertemente direccional en las dos direcciones paralelas al eje principal.
En la dirección perpendicular a este eje, por el contrario, la sensibilidad es nula, por lo
que permite eliminar casi por completo la captación de ruidos provenientes de dichas
direcciones.
Como los cardioides, exhiben también el efecto de proximidad, aumentando la
sensibilidad a los graves cuando la fuente se acerca mucho al micrófono.
0º
330º 30º
0 dB
-5
300º -10 60º
-15
-20
270º 90º
240º 120º
210º 150º
180º
Dado que estos micrófonos se caracterizan por rechazar las señales acústicas pro-
venientes de los lados de una fuente, son útiles para minimizar la captación de señal
proveniente de un músico o cantante que se encuentra al lado del que se pretende tomar
con el micrófono. También se utilizan para grabaciones estereofónicas (cuando se pre-
tende crear la imagen sonora estéreo directamente desde la grabación y no por mezcla
posterior), colocando para ello dos micrófonos a 90º entre sí. Esta configuración se de-
nomina X-Y. De esta forma, la señal captada por cada micrófono será rechazada por el
otro, contribuyendo a crear una mayor independencia o separación de los canales.
Además de los tipos principales descriptos, existen en el mercado micrófonos con
otros patrones polares, como por ejemplo el subcardioide (menos direccional que el
cardioide), hipercardioide (similar al cardioide pero con un ángulo de captación toda-
vía menor, a costa de la existencia de un pequeño lóbulo en la dirección opuesta a la
principal), o el lobular (muy direccional, con un lóbulo que abarca ángulos de capta-
ción tan cerrados como 90º). La aplicación de estos micrófonos es bastante específica, y
conviene en cada caso aplicarlos según las indicaciones del fabricante.
En general, los micrófonos direccionales (cardioides, figura de ocho, hipercar-
dioides, etc.) tienen peor respuesta en frecuencia que los omnidireccionales. Esto se
92 Acústica y Sistemas de Sonido
debe a que según se mostraba en la Figura 8.5, el patrón polar de los direccionales va-
ría con la frecuencia, y por lo tanto para direcciones diferentes de la principal la res-
puesta en frecuencia tiene fluctuaciones más importantes que para la dirección
principal. El resultado de esto es que el sonido proveniente de los costados no sólo esta-
rá más atenuado que el que proviene del frente (precisamente por la direccionalidad)
sino que se verá más afectado en frecuencia, es decir estará “coloreado” (por ejemplo,
tendrá tendencia a enfatizar los graves, u otras frecuencias específicas, produciendo
respectivamente un sonido más sordo o algo metálico), como se muestra en el ejemplo
de la Figura 8.8. En los mejores micrófonos, este detalle es tenido en cuenta, de modo
que el patrón polar resulte más uniforme con la frecuencia, con lo cual el sonido prove-
niente de los costados sólo sonará más débil, y no además distorsionado.
dB
- 40
0º
- 45
- 50 45º
- 55
- 60
90º
- 65
Suspensión +
elástica
Imán
Diafragma
Bobina
Caja
+q −q
Placa posterior
Diafragma perforada
La manera de cargar las placas del condensador es por medio de una polarización
externa, lo cual se logra conectando el micrófono a una fuente de tensión constante a
través de una resistencia, como se muestra en la Figura 8.11. Esta fuente puede ser o
Micrófonos 95
bien una pila o batería incorporada al propio cuerpo del micrófono, o una fuente remota
ubicada en la consola o en el preamplificador, denominada fuente fantasma (phantom
power). Esta fuente puede tener un valor comprendido entre 1,5 V y 48 V según el
modelo de micrófono.
C VFF
Fuente
Micrófono fantasma
8.7. Impedancia
La impedancia interna de un micrófono está vinculada con su modelo circuital o
modelo eléctrico, que está constituido por una fuente de tensión y una impedancia, co-
mo se muestra en la Figura 8.12. Existen micrófonos de alta impedancia (superior a los
10.000 Ω , es decir 10 kΩΩ ) y de baja impedancia (menor de 500 Ω ). En sonido profe-
sional se utilizan casi exclusivamente los micrófonos de baja impedancia, porque son
menos ruidosos, y ofrecen menos dificultades para el cableado, en especial cuando están
involucradas grandes distancias (algunas decenas de metros), como suele suceder en el
sonido en vivo. El nivel de la tensión de salida es, en general, muy pequeño, (del orden
de algunos µV hasta unos 100 mV), especialmente en los micrófonos de baja impedan-
96 Acústica y Sistemas de Sonido
cia, razón por la cual se requiere utilizar preamplificadores para elevar la tensión hasta
el nivel normalmente requerido por las mezcladoras (consolas) de audio. Dichos pream-
plificadores por lo común están incorporados en las consolas de mezcla, y aparecen en
las entradas de micrófono. No deben confundirse estos preamplificadores con los am-
plificadores de conversión de impedancia incluidos en los micrófonos capacitivos
(tanto los no prepolarizados como los prepolarizados o electret).
+ Z
v
Z entrada
Vamp = v ,
Z + Z entrada
y por lo tanto cuanto más grande sea Z entrada menor será la disminución de la tensión
que recibe el preamplificador. En la práctica la impedancia de los micrófonos suele ser
de unos 200 Ω y la de las entradas de micrófono de alrededor de 1000 Ω .
+
+ Z
v Zentrada Vamp
8.8. Ruido
En los micrófonos hay dos mecanismos de producción de ruido. El más evidente
es la captación del ruido ambiental, y obedece al mismo principio de conversión de
energía sonora en energía eléctrica que tiene lugar para los sonidos útiles. La reducción
de este ruido está ligada a la reducción del propio ruido ambiente, y al aprovechamiento
del patrón direccional para reducir los ruidos que provienen de direcciones distintas de
la de la señal útil (una voz o instrumento).
El otro mecanismo es el característico de cualquier componente de un circuito, es
decir el ruido eléctrico. Es un ruido intrínseco del micrófono, y aparecería aún ubicán-
dolo en una cámara totalmente insonorizada (silenciosa). Este ruido sólo puede reducir-
se (pero no eliminarse) diseñando el micrófono de modo de que posea muy baja
impedancia (por ejemplo 100 Ω ), y además utilizando en su fabricación materiales de
gran calidad y procesos de manufactura sumamente refinados. Es interesante saber que
un micrófono de 100 Ω tiene como mínimo un ruido eléctrico de 0,18 µV, y que este
ruido se duplica cada vez que la impedancia se cuadruplica. En la especificación de un
micrófono sólo tiene sentido especificar el ruido eléctrico, ya que el otro depende del
nivel de ruido acústico del ambiente en donde se usa el micrófono, y por lo tanto no es
atribuible del micrófono.
Existen dos formas de especificar el ruido eléctrico. La primera consiste en aso-
ciarlo a un nivel de presión sonora equivalente, por ejemplo 17 dB. En otras palabras,
se asimila el ruido eléctrico, que corresponde a un valor pequeño de tensión, a la res-
puesta hipotética de un micrófono sin ruido propio ante un ruido ambiente del valor
indicado. Esta especificación sugiere cuál es el mínimo nivel sonoro para el cual tendrá
sentido utilizar este micrófono. Si se intentara captar con ese micrófono un sonido de
menor nivel, el ruido propio del micrófono sería más intenso que el sonido a captar, con
un serio deterioro de la calidad sonora, o hasta el franco enmascaramiento de la señal
por el ruido. (Obsérvese que el solo hecho de que un sonido sea menor que otro no ne-
cesariamente implica que sea enmascarado por aquél, aunque sí severamente degrada-
do. Como regla general, un sonido debe estar en la misma banda de frecuencias y entre
15 y 20 dB por debajo de otro para resultar enmascarado.)
La segunda forma de especificar el ruido de un micrófono, es a través del con-
cepto de relación señal/ruido. Se define la relación señal/ruido como el cociente entre
la señal y el ruido, y a menudo se la expresa en dB:
señal
S/R dB = 20 log 10 .
ruido
2 mV
S/R dB = 20 log 10 = 20 log 10 2000 = 66 dB .
0,001 mV
El mismo valor se obtendría si, por ejemplo, el nivel de la señal fuera de 200 mV y el
nivel de ruido de 100 µV (= 0,1 mV).
Como puede deducirse, para que esta especificación tenga sentido es muy impor-
tante incluir el nivel de la señal que se está utilizando en la especificación. Así, la mis-
98 Acústica y Sistemas de Sonido
(Obsérvese que estas especificaciones son idénticas, ya que una presión de 0,1 Pa co-
rresponde a un nivel de presión sonora de 74 dB). En el segundo caso es fácil obtener
el nivel de presión sonora equivalente al ruido eléctrico:
NPSequivalente = 74 dB − 50 dB = 24 dB .
8.9. Distorsión
0,05 mV
THD = = 0,01 = 1%
5 mV
+ R
blindaje amplificador
v
diferencial
+ +
-v
−
Supongamos que v = 1 mV, y que a causa del efecto antena se genera en cada
cable de conexión una tensión de ruido de 10 mV. Entonces la tensión que llega al ter-
100 Acústica y Sistemas de Sonido
−)
minal no inversor (+) es de 11 mV, mientras que la que llega al terminal inversor (−
es de 9 mV. El amplificador diferencial amplifica la diferencia,
11 mV − 9 mV = 2 mV ,
1 mV − (−
−1 mV) = 2 mV .
Debe observarse que el hecho de que se genere en los dos terminales la misma tensión
(en el ejemplo, 10 mV) se debe a que los dos conductores se encuentran físicamente
muy próximos entre sí, y por lo tanto están prácticamente a la misma distancia del ele-
mento que ocasiona el campo electrostático (un cable de distribución domiciliaria de
220 V, un tubo fluorescente, un motor, etc.). Esta tensión idéntica en ambos conducto-
res balanceados se denomina tensión de modo común.
NOTA: Podría preguntarse por qué no sucede lo mismo en el cable de masa (la
malla). Ello se debe a que el cable de masa está siempre conectado a circuitos de muy
baja impedancia, lo cual atenúa mucho la captación de ruido.
El conector para lograr la conexión balanceada se denomina habitualmente XLR,
aunque también se lo conoce como Cannon, que fue la primera marca comercial que lo
introdujo.
fuente
cápsula blindaje fantasma
+
amplificador
micrófono cable diferencial
o con fuente fantasma o remota. La fuente fantasma se utiliza en los micrófonos con
conexión balanceada, y su estructura circuital se muestra en la Figura 8.15. Las salidas
de la cápsula (condensador) ingresan a unos amplificadores cuya única finalidad es la de
reducir la impedancia excesivamente alta del condensador hasta los niveles requeridos
(según vimos, algunos cientos de ohm). Estos amplificadores, así como la propia cáp-
sula, requieren alimentación, la cual llega de la consola por medio de sendas resisten-
cias (como la potencia requerida es pequeña, estas resistencias no implican un
inconveniente). Luego siguen dos capacitores cuya finalidad es eliminar las corrientes
continuas, y dejar pasar sólo las frecuencias de audio. Estos capacitores son de valor
mucho más alto que los de la cápsula, por lo que su impedancia es muchísimo menor, y
por lo tanto no destruyen el efecto de los amplificadores mencionados. Los capacitores
se conectan (por medio del conector XLR) al cable y luego a la consola, donde las dos
señales complementarias ingresan al amplificador diferencial. La fuente fantasma, que
hoy en día se encuentra habitualmente incorporada a la consola, aplica la misma tensión
a las líneas de señal por medio de otro par de resistencias. Dado que el amplificador es
diferencial, la tensión agregada no influye por ser igual en ambas entradas (por la misma
razón por la cual la conexión balanceada rechaza el ruido de modo común).
Debido que no todos los micrófonos son de condensador, es lógico preguntarse
qué sucede cuando se conecta un micrófono dinámico, por ejemplo, a la entrada de mi-
crófono con fuente fantasma. Si el micrófono es balanceado (se supone que todos los de
buena calidad profesional lo son), no sucede nada, ya que se aplica la misma tensión a
ambas partes de la cápsula, con lo cual la tensión aplicada es nula. Pero si el micrófono
fuera no balanceado, la tensión estaría aplicada directamente a la bobina, lo cual sería
potencialmente muy perjudicial para el micrófono, pudiendo fácilmente destruirse.
Existen algunos micrófonos dinámicos pseudobalanceados, es decir que por compatibi-
lidad de conexionado tienen conector XLR, pero no son realmente balanceados. Habi-
tualmente, las consolas tienen un interruptor que permite conectar o desconectar la
fuente fantasma, por lo cual, ante le duda, siempre convendrá desconectarla si no se
están empleando micrófonos de condensador. Lamentablemente, no todas las consolas
tienen una fuente fantasma por cada canal, por lo cual este interruptor habilita o desha-
bilita la fuente fantasma para todos los canales simultáneamente.
Antes de abandonar el tema de los micrófonos, comentemos que existen otros ti-
pos de micrófonos, como los piezoeléctricos, los de cinta y los de carbón. Los de cinta
han encontrado algún lugar en el audio profesional, pero en general los más utilizados
son los ya estudiados de condensador y dinámicos.
102 Acústica y Sistemas de Sonido
9.
Capítulo 9
Amplificadores
9.1. Introducción
9.2. Ganancia
La señal pequeña que se quiere amplificar se aplica entre dos terminales llama-
dos de entrada, y la señal ya amplificada se obtiene entre otros dos terminales denomi-
nados de salida. Uno de los parámetros más fundamentales de un amplificador es la
ganancia, o amplificación, que se define como el cociente entre la tensión de salida y
la de entrada:
v salida
G = .
v entrada
v salida
G dB = 20 log 10 G = 20 log 10 .
v entrada
Supongamos, por ejemplo, que un amplificador recibe a la entrada una señal de 100 mV
y produce a la salida una señal de 20 V. Entonces
Amplificadores 103
20V
G = = 200 ,
0,1V
y en dB,
G dB = 20 log 10 200 = 46 dB .
Este mismo amplificador, si en lugar de recibir 100 mV recibiera 7 mV, por ejemplo,
produciría a su salida una tensión
Curva de
vsal vsal
transferencia
vent t
t1
vent
t1
Pot
N dBm = 10 log 10 ,
Pot ref
1W
N dBm = 10 log 10 = 30 dBm .
0,001 W
donde la referencia es, ahora, de tensión, y vale Vref = 0,775 V. Tal vez parezca extra-
ño adoptar una referencia como ésta, pero ello obedece a una razón bien definida, y es
que cuando se aplica a una resistencia de 600 Ω una tensión correspondiente a 0 dBu,
es decir 0,775 V, la potencia entregada es 0 dBm, es decir 1 mW. Esto puede verse
aplicando la expresión de la potencia eléctrica entregada a una resistencia:
V2 ( 0,775 V ) 2
Pot = = = 0,001 W = 1 mW .
R 600 Ω
Amplificadores 105
V
N dBV = 20 log 10 ,
Vref
donde la referencia es Vref = 1 V. En este caso la referencia parece más lógica que la
anterior. A diferencia de lo que sucede entre un nivel de potencia y un nivel de tensión,
existe una relación sencilla entre los niveles de tensión en dBV y en dBu (siempre que
se refieran a una misma tensión):
Debe aclararse que los valores anteriores son valores promedio, ya que las seña-
les, por su propia naturaleza, experimentan grandes fluctuaciones de nivel. Así, un mi-
crófono de 10 mV/Pa de sensibilidad ubicado justo al lado de un instrumento de parche,
ante un pico de nivel de presión sonora de 134 dB generará entre sus terminales una
tensión cercana a 1 V, que es ciertamente mucho mayor que los 7,75 mV que limitan el
rango de señales de bajo nivel, lo cual no implica que el micrófono pase a ser un gene-
rador de señales de línea.
Al mismo tiempo, cuando cierto altavoz está produciendo a 1 m de distancia un
pianísimo (sonido muy suave) de 40 dB de nivel de presión sonora, la tensión que se le
está aplicando se encuentra cercana a los - 40 dBu y no por ello el amplificador que lo
excita es un dispositivo de bajo nivel.
En la Tabla 9.2 se resumen los tres niveles de señal de audio comúnmente utili-
zados en los equipos y componentes de audio profesional.
Micrófonos
Bajo Fonocaptores Vs < 7,75 mV N < - 40 dBu
Cabezales de reproducción magnética
Preamplificadores
Cassetteras
Reproductor de CD
Línea Reproductor de DAT 245 mV < Vs < 24,5 V -10 dBu < N < 30 dBu
Sintonizadores
Sintetizadores
Entrada o salida de consola
Los amplificadores se pueden clasificar según la señal que manejan, y así existen
los amplificadores de bajo nivel, o preamplificadores, y los de alto nivel o amplifica-
dores de potencia. Los preamplificadores tienen como finalidad llevar las señales de
bajo nivel al nivel de línea, que es el nivel estándar que manejan las entradas y salidas
de las consolas de mezcla. Los amplificadores de potencia reciben señal de nivel de
línea a su entrada y la amplifican hasta el nivel de potencia. En la Figura 9.2 se muestra
la configuración requerida para llevar una señal de bajo nivel (como la de un micrófo-
no) hasta el nivel de potencia necesario para excitar un parlante.
En realidad los preamplificadores normalmente vienen incorporados en las con-
solas o equipos generadores de señal como las cassetteras, por lo cual sus especificacio-
nes no están bajo el control del usuario. No sucede lo mismo con los amplificadores de
potencia, para los cuales se especifican diversas características técnicas a las que es
necesario prestar debida atención.
Amplificadores 107
Nivel de
Línea Nivel de
Bajo Nivel
Potencia
Preamplificador Amplificador de
Potencia
2
V
Pot = ,
Z
podría parecer que la potencia para 4 Ω debería ser siempre el doble que la potencia
para 8 Ω . Sin embargo, el hecho de que los amplificadores incorporan protecciones
contra sobrecargas puede hacer que la potencia para 4 Ω sea menor que el doble de la
correspondiente a 8 Ω . La potencia que entrega el amplificador, según veremos, nos
permitirá calcular, en función de los datos técnicos de las cajas acústicas, el nivel de
presión sonora producido por el sistema completo.
9.6. Sensibilidad
2
Vsalida = Z ⋅ Pot
de donde
Vsalida = Z ⋅ Pot = 28, 3 V .
108 Acústica y Sistemas de Sonido
Vsalida 28, 3 V
G = = = 18,9 ,
Ventrada 1,5 V
y, en dB:
G dB = 20 log 10 G ≅ 26 dB .
Vseñal
S/R = ,
Vruido
S / R dB = 20 log10 S / R .
Igual que en los micrófonos, debe explicitarse cuál es el valor o el nivel de señal
utilizada (recordemos que el valor se expresa en V mientras que el nivel se expresa en
alguno de los dB referenciados, por ejemplo dBu o dBV). Así, si se afirma solamente
que la relación S/R es de 60 dB, no se está diciendo nada, ya que podría tratarse tanto
de un amplificador bastante ruidoso como de uno muy poco ruidoso. Normalmente se
supone que la señal respecto a la cual se especifica S/R es la máxima señal, es decir la
que proporciona la máxima potencia. Esto es así porque es cuando se obtiene el máximo
valor, lo cual es conveniente como estrategia de comercialización del equipo.
A modo de ejemplo, supongamos que el amplificador anterior (200 W) tiene una
relación S/R de 95 dB a máxima potencia. Nos preguntamos cuál será la relación S/R
cuando el amplificador sólo está entregando 10 W, es decir una potencia 20 veces me-
nor que la máxima. Recordando la expresión
Vsalida = Z ⋅ Pot ,
S / R 10 W = 95 dB − 13 dB = 82 dB .
Esto confirma que un mismo amplificador, según la potencia que esté circunstancial-
mente entregando puede tener distintos valores de relación S/R.
Amplificadores 109
Nivel DISTORSIÓN
Máximo
Nivel
Mínimo
RUIDO
20 Hz a 20 kHz, ± 0,5 dB .
Esto significa que la respuesta entre 20 Hz y 20 kHz se mantiene casi constante, con
una tolerancia a lo sumo de 0,5 dB hacia arriba y 0,5 dB hacia abajo de su valor nomi-
nal (el valor nominal es el valor especificado, o que se deduce de otras especificacio-
nes). Aunque esta especificación no brinda información tan completa como la gráfica,
en la generalidad de los casos es suficiente para seleccionar un amplificador para deter-
minada aplicación. En ambos casos debería indicarse a qué nivel de potencia se ha rea-
lizado el ensayo, ya que a grandes niveles la respuesta en frecuencia empeora.
Normalmente se utiliza la potencia máxima.
En realidad, hoy en día los amplificadores cubren ampliamente el rango de fre-
cuencias de audio, y algunos inclusive lo superan. No es raro encontrar amplificadores
que son “planos” hasta los 100 kHz, lo cual es dudoso que provea un beneficio real, por
cuanto las frecuencias superiores a los 20 kHz son inaudibles para el oído humano. Se
dice que estos amplificadores son capaces de reproducir mejor los transitorios muy
bruscos (por ejemplo un golpe de percusión muy incisivo), pero esto puede objetarse
desde dos puntos de vista: el oído tampoco percibe la diferencia entre un transitorio
brusco y su reproducción con la respuesta limitada a 20 kHz, y además las cajas acústi-
cas disponibles comercialmente tampoco reproducen acústicamente tan bien los transi-
torios bruscos como el amplificador lo hace eléctricamente.
dB
30
25
20
15
10
5
0
10 50 100 500 1000 5K 10K Hz
9.10. Distorsión
señal
distorsionada
vent t
transferencia
no lineal
vent
por la cual desde hace algunos años han ido reapareciendo en el mercado los amplifica-
dores a válvulas, que parecían totalmente superados por los de estado sólido. Estos am-
plificadores son en general mucho más costosos, debido a que la válvula es un
dispositivo de poca difusión en otras áreas.
Existen dos tipos de distorsión: la distorsión total armónica (total harmonic
distortion), THD y la distorsión por intermodulación (intermodulation distortion),
IMD.
La distorsión total armónica se refiere a la deformación que experimenta una se-
noide perfecta (pura) al atravesar un amplificador. El resultado de dicha deformación es
la aparición de armónicos de la frecuencia original de la senoide, es decir que además
de la senoide original amplificada, aparece un residuo formado por sus armónicos suce-
sivos. La distorsión total armónica se define, entonces, como la proporción de armóni-
cos relativa a la fundamental:
Vef armónicos
THD = ,
Vef fundamental
donde Vef armónicos es la tensión eficaz de los armónicos, y Vef fundamental la tensión efi-
caz de la frecuencia fundamental, es decir la originalmente aplicada al amplificador.
Normalmente se expresa en %, es decir
0,1 V
THD % = 100 ⋅ % = 0 ,4 % .
25 V
Hoy en día se admite que una buena distorsión debe estar por debajo del 0,5 %, exis-
tiendo en el mercado amplificadores con distorsiones tan bajas como 0,007 % .
La distorsión por intermodulación se origina en la interferencia mutua que se pro-
duce entre dos tonos senoidales de diferente frecuencia sumados en un mismo canal (no
debe confundirse con lo que sería separación de canales). Cuando se introducen dos
tonos de frecuencias f1 y f2, si el amplificador fuera ideal, sólo aparecerían en la salida
las mismas frecuencias f1 y f2, pero en un amplificador real también aparecen las fre-
cuencias n·f1 ± m·f2, donde n·f1 son los armónicos de f1 y m·f2 los de f2, aclarándo-
se que si alguna de estas frecuencias resulta negativa, se interpreta como su valor
positivo correspondiente. Así, si tenemos dos tonos de 100 Hz y 175 Hz, algunas de las
frecuencias que pueden aparecer son:
2 ⋅ 100 − 175 = 25 Hz
2 ⋅ 175 − 3 ⋅ 100 = 50 Hz
175 − 100 = 75 Hz
3 ⋅ 100 − 175 = 125 Hz
2 ⋅ 175 − 2 ⋅ 100 = 150 Hz
4 ⋅ 100 − 175 = 225 Hz
175 + 100 = 275 Hz
Amplificadores 113
+
+ Zseñal
Vseñal Zentrada Vamp
Z entrada
Vamp = Vseñal .
Z señal + Z entrada
Vemos que la tensión real a la entrada del amplificador se reduce tanto más cuanto más
pequeña sea su impedancia de entrada con respecto a la impedancia interna de la fuente
114 Acústica y Sistemas de Sonido
de señal. Por ello conviene que la impedancia de entrada sea alta comparada con las
impedancias usuales en las salidas de línea (por ejemplo la de la consola de mezcla).
Típicamente la impedancia de entrada de los amplificadores está en el rango entre 10
Ω y 50 kΩ
kΩ Ω , y la de las consolas es de algunos cientos de Ω , de modo que la reducción
de la señal vista por la entrada del amplificador es normalmente menor que un 5%, que
en dB corresponde a una reducción menor que 0,5 dB, y por lo tanto poco significativa
auditivamente. En los amplificadores con entrada balanceada, se especifican dos valores
de impedancia de entrada, uno para entradas balanceadas y otro para entradas no balan-
ceadas, siendo el valor balanceado el doble del no balanceado.
4Ω
F. A . = = 200 .
0,02 Ω
10.
Capítulo 10
Altavoces
y Cajas Acústicas
10.1. Introducción
Para completar un mínimo sistema acústico que sea funcionalmente completo, a
los micrófonos y amplificadores ya descriptos se les debe agregar algún transductor que
transforme nuevamente la energía eléctrica en energía acústica. Ejemplos de ello son los
altavoces, audífonos y auriculares. Nos ocuparemos aquí de los altavoces (también de-
nominados altoparlantes o simplemente parlantes). Los altavoces más difundidos son
los de bobina móvil, tanto para baja como para alta frecuencia. En alta frecuencia (por
encima de los 5 kHz) se utilizan también los piezoeléctricos.
Tanto en sonido de alta fidelidad (sonido de buena calidad para consumo fami-
liar) como en sonido profesional (sonido de calidad superior para grabaciones o espec-
táculos) es habitual utilizar cajas acústicas que incluyen dos o más altavoces que cubren
diferentes rangos de frecuencia. Así, para bajas frecuencias, es decir las frecuencias
menores de 500 Hz, se utilizan los denominados woofers (cuya traducción directa sería
“ladradores”), altavoces cuyo diámetro varía entre 8” (20,3 cm) y 18” (45,7 cm) (aun-
que lo más común es entre 12” y 18”). Algunos woofers llegan hasta frecuencias de
1,5 kHz, particularmente los que se usan en sistemas de sólo dos altavoces (sistemas de
dos vías). Para frecuencias medias, entre 500 Hz y unos 6 kHz, se utilizan los antigua-
mente llamados squawkers (“graznadores”), cuyo diámetro típico está entre 5” (12,7
cm) y 12” (30,5 cm). Finalmente, para las altas frecuencias, es decir por encima de los
1,5 kHz, y a veces por encima de los 6 kHz, se utilizan los denominados tweeters
(“piadores”).
En sonido profesional de gran potencia, las cajas acústicas poseen un único alta-
voz, y se coloca una caja o más por cada rango de frecuencia, con características opti-
mizadas para dicho rango.
Altavoces 117
Suspensión
elástica
Armazón periférica
Imán
permanente Cono
Entrehierro Suspensión
elástica
central
Polo
central
Bobina
móvil
Placa
posterior
Protección
antipolvo
Placa
anterior
Como la bobina está inmersa en un campo magnético, al circular por ella corriente
eléctrica se genera una fuerza que le imprime movimiento (en el capítulo 23 se encon-
trarán más detalles sobre la interacción eléctrica y magnética). Dicho movimiento se
transmite al cono o diafragma, y éste actúa entonces como una especie de pistón, im-
pulsando el aire hacia afuera o hacia adentro según la polaridad de la tensión aplicada a
la bobina. Este proceso genera sucesivas ondas de compresión y rarefacción del aire
que, tal como se explicó en el capítulo 1, se propagan como sonido. La forma cónica del
118 Acústica y Sistemas de Sonido
diafragma es sólo para darle mayor rigidez sin aumentar la masa. Si se le diera forma de
disco o plato, sería muy difícil evitar que se deformara, y el resultado sería deficitario.
El funcionamiento es, esencialmente, el de un motor lineal, es decir un motor cu-
yo desplazamiento es a lo largo de una línea recta y no en forma rotativa. Como se pue-
de apreciar, estructuralmente es bastante similar a un micrófono. De hecho algunos
altavoces pequeños pueden invertir su operación y en lugar de transformar energía eléc-
trica en acústica, pasan a transformar energía acústica en eléctrica, comportándose como
micrófonos. Es el caso de los intercomunicadores o los porteros eléctricos, cuyo altavoz
cumple también la función de micrófono.
La estructura anterior se conoce como altavoz de radiación directa, y resulta sa-
tisfactoria sólo para baja frecuencia, particularmente cuando la longitud de onda es ma-
yor que el diámetro del altavoz (recordemos que la longitud de onda disminuye con la
frecuencia). Así, para un altavoz de 15” (38,1 cm), el límite superior está en el orden de
unos 900 Hz.
En alta frecuencia aparecen varios problemas. En primer lugar la inercia del cono
dificulta los movimientos rápidos requeridos para crear sonidos de alta frecuencia. En
segundo lugar el cono deja de vibrar como un todo y pasa a ondularse, existiendo zonas
del mismo que sobresalen mientras otras se hunden. Las que sobresalen crean una pre-
sión sonora positiva mientras que las que se hunden crean una presión negativa. Estas
presiones tienden a cancelarse mútuamente, provocando por lo tanto una reducción de
la energía sonora irradiada. El grado en que se produce esta cancelación depende mucho
de la dirección en la cual se mida el campo sonoro, lo cual crea a su vez un patrón di-
reccional muy irregular. En términos prácticos, esto implica que al desplazar el oído
lentamente frente al altavoz, las altas frecuencias aumentarán y disminuirán su intensi-
dad, provocando a su vez sonoridades más metálicas o más opacas, lo cual constituye
un defecto acústico que atenta contra la calidad de reproducción de la música.
de cúpula, pero con perforaciones internas que comunican con la garganta del excita-
dor (driver). Este elemento permite compensar las diferentes distancias que debe reco-
rrer el sonido desde los distintos puntos del diafragma hasta la garganta, evitando
cancelaciones del sonido similares a las ya mencionadas.
Como se indicó anteriormente, para mejorar el rendimiento de este tipo de altavo-
ces se debe utilizar un acoplamiento entre el excitador y el aire ambiental que se mate-
rializa mediante una bocina atornillada sobre la cubierta del excitador (driver), como se
muestra en la Figura 10.3. La forma más típica de estas bocinas es la exponencial, y la
vista frontal (desde adelante) suele ser rectangular. Una característica asociada a las
bocinas es, según veremos, que son mucho más direccionales que los altavoces de ra-
diación directa.
Imán
Diafragma
Tapón
corrector Garganta
de fase
Bobina Cubierta
móvil
Alta
impedancia
acústica
Excitador Bocina
(driver) exponencial
Baja
impedancia
acústica
Tal como dijimos anteriormente los altavoces se montan en cajas acústicas, cuyo
objeto es mejorar las características de la radiación sonora, así como facilitar la manio-
brabilidad y proteger a los excitadores. Refiriéndonos a los altavoces de radiación di-
recta, vemos que si en un instante determinado el cono se desplaza hacia afuera, se
producirá una compresión del aire que se encuentra delante del altavoz y en cambio se
producirá una descompresión del aire que se encuentra detrás (Figura 10.4). Esto crea
lo que se denomina un dipolo acústico, y conduce a un patrón direccional irregular,
además de un menor rendimiento sonoro. El agregado de una caja acústica, o sonode-
flector, o bafle, permite corregir este problema.
Zona de Zona de
descompresión compresión
Posición de
reposo
λ/2
(a) (b)
Este principio tiene una limitación, y es que en realidad la longitud de onda de-
pende de la frecuencia, por lo tanto el cambio de fase será el óptimo sólo para una fre-
cuencia determinada, ya que la distancia entre el altavoz y la abertura es constante. Para
otras frecuencias, puede suceder que el refuerzo sea menos pronunciado, o inclusive
que, por el contrario, ambas ondas estén en contrafase, produciéndose la ya comentada
cancelación con la correspondiente reducción del sonido radiado.
Para solucionar este problema se recubre interiormente el bafle con un material
absorbente acústico (generalmente lana de vidrio) que se encarga de eliminar la onda
creada por la parte posterior del parlante cuando ésta es de alta frecuencia. Cuando, por
el contrario, la frecuencia es demasiado baja (y por lo tanto la longitud de onda dema-
122 Acústica y Sistemas de Sonido
Este tipo de cajas en general tiene mayor rendimiento que los reflectores de bajos,
y por ello suelen emplearse en sistemas de gran potencia, donde el consumo general de
energía es una consideración importante.
En lo que sigue, abordaremos las especificaciones que se proporcionan habitual-
mente para los altavoces y cajas acústicas, que resultan necesarias tanto en la selección
de un sistema para una determinada aplicación como para el dimensionamiento y análi-
sis del resultado que puede obtenerse en casos concretos, particularmente en la interco-
nexión con un amplificador dado.
Altavoces 123
namiento, tengamos en cuenta que cualquier amplificador puede ser llevado a la satura-
ción con una señal de entrada suficientemente alta. La saturación es sinónimo de recorte
(clipping), lo que significa que la señal de salida, al no poder seguir aumentando, será
recortada, tal como se muestra en la Figura 10.7. Por otra parte, el peor caso de recorte
se tiene cuando la amplitud ideal de salida (es decir si no existiera el recorte) es mucho
mayor que el nivel de recorte, como se muestra en la Figura 10.8. En ese caso la onda
de salida se parece mucho a una onda cuadrada. Si comparamos una señal senoidal y
una onda cuadrada de igual amplitud, resulta que la potencia de la onda cuadrada es el
doble que la potencia de la onda senoidal. Esto significa que si se aplica una se-
ñal senoidal
Nivel de recorte
Figura 10.7. Una onda senoidal recortada por saturación del amplifi-
cador de potencia. En línea de trazos se ve la parte recortada.
v
Nivel ideal de
la salida si no
hubiera recorte
Nivel de recorte
de entrada de tal modo que la salida esté a punto de recortar (pero no recorta), propor-
cionando 100 W a la carga, una señal de entrada mucho más grande hará que la salida
sea casi una onda cuadrada, entregando a la carga 200 W y no 100 W.
La consecuencia de lo anterior es que al distorsionar el amplificador entrega a la
carga más potencia que la prevista, y ello implica que la carga, es decir el altavoz, pue-
de destruirse. En consecuencia, hay que asegurarse de que la potencia del amplificador
no sea mayor que la mitad de la potencia de pico máxima del altavoz o caja acústica.
El valor resultante de este criterio normalmente resulta mayor que la potencia media
máxima. Si con este sistema fueran a reproducirse señales artificiales, como una onda
senoidal de gran duración y gran amplitud, ciertamente se pondría en peligro el altavoz.
Normalmente, por el contrario, lo que se utiliza son señales musicales, para las cuales el
límite es la potencia de programa máxima, por lo cual ese inconveniente no se produ-
cirá. El segundo criterio a aplicar (junto al anterior) es que el amplificador debería ser
capaz de entregar una potencia similar a la potencia de programa máxima, para evitar
distorsiones al utilizar las cajas cerca de sus prestaciones máximas.
Por ejemplo, una caja de 4 Ω que admita 250 W de potencia media máxima
400 W de potencia de programa máxima y 900 W de potencia de pico máxima, podrá
ser utilizada con un amplificador de 400 W de potencia máxima sobre 4 Ω , ya que no se
supera en ningún caso la potencia de pico, y tampoco producirá recortes con señales
musicales típicas.
Znom
Znom
10.8. Sensibilidad
150 W
∆ NPS = 10 log 10 ≅ 22 dB ,
1W
Altavoces 127
NPS = 95 dB + 22 dB = 117 dB .
Q 4(1 − α )
+
4π d 2
αS
∆ NPS = 10 log 10 ,
Q 4(1 − α )
+
4π (1 m ) 2 αS
S = 2 × 15 × 12 + 2 × 15 × 6 + 2 × 12 × 6 = 630 m 2 ,
sustituimos en la fórmula
1 4 × (1 − 0,2)
+
4π ( 6 m ) 2 0,2 × 630 m 2
∆ NPS = 10 log 10 = − 6 dB ,
1 4 × (1 − 0,2)
+
4π (1 m ) 2 0,2 × 630 m 2
100 W
NPS = 98 dB + 10 log 10 − 6 dB = 112 dB
1W
dB
100
90
80
70
60
50
40
10 20 50 100 200 500 1k 2k 5k 10k 20k Hz
dentro de la banda de paso (es decir la región de frecuencias donde el altavoz es efecti-
vo). El uso de adecuados diseños en la caja acústica puede atenuar dichas fluctuaciones,
pero las mismas siempre existirán en menor o mayor grado. Otra manera de especificar
la respuesta en frecuencia es como rango de frecuencias, por ejemplo:
40 Hz a 18 kHz, ± 3 dB .
Esta especificación brinda menos información, pero a menudo es suficiente para selec-
cionar un componente.
10.10. Direccionalidad
0º
330º 30º
0 dB
-5
300º -10
60º
-15
-20 200 Hz
270º 90º
10 kHz
240º 120º
210º 150º
180º
0º
330º 30º
0 dB
-5
300º -10
60º
-15
-20 200 Hz
270º 90º
10 kHz
240º 120º
210º 150º
180º
Es interesante puntualizar que las cajas acústicas de alta frecuencia, debido a sus
bocinas, son muy direccionales. Suele especificarse el ángulo de cobertura o ancho de
haz, es decir el ángulo que pueden cubrir con una caída de su sensibilidad no mayor de
6 dB. Por ese motivo se recomienda que las mismas se enfoquen directamente al públi-
co y sin obstáculos, como podrían ser columnas, elementos de decorado, etc. En aque-
llos casos en que el público ocupa un ángulo mayor que el de cobertura se utilizan
clusters, es decir grupos de altavoces orientados de tal manera que cada uno cubra una
parte del público. Un ejemplo son los teatros con plateas altas, balcones o tertulias. En
ese caso un par de altavoces cubrirá la platea baja, otro la platea alta, y así sucesiva-
mente. Desde luego, debe preverse el montaje adecuado para lograr esta orientación no
horizontal.
Otra consideración importante es la de procurar que las cajas de baja frecuencia y
de alta frecuencia de cada canal se encuentren concentradas en un mismo lugar. Esto es
para evitar modificar la sensación de direccionalidad de procedencia del sonido. De
estar muy separadas podría crearse una sensación de que la fuente es difusa, lo cual
perjudica la inteligibilidad de la palabra y de la música.
Filtros y ecualizadores 131
11.
Capítulo 11
Filtros y ecualizadores
11.1. Introducción
Hasta ahora hemos estudiado dos tipos de procesadores de señal: los transducto-
res, que transforman señales de un tipo de energía en otro (micrófonos y altavoces) y los
amplificadores, que modifican (aumentan) la amplitud o nivel de la señal. Ahora estu-
diaremos los filtros, procesadores que actúan modificando el espectro de la señal.
La utilización de filtros en el equipamiento electrónico es muy amplia y abarcati-
va, ya que son muchas las situaciones en que se requiere acentuar o atenuar determina-
das frecuencias. Internamente, por ejemplo, aparecen filtros a la entrada de los diversos
procesadores para evitar la presencia de señales de muy baja o muy alta frecuencia que
sin ser útiles implican el agregado de ruido al sistema. También es necesario filtrar la
señal que se envía a un cabezal de grabación magnética para preenfatizar las bajas fre-
cuencias, que por la naturaleza propia del sistema de grabación se graban más débil-
mente. Técnicas parecidas se utilizaban en los discos de vinilo tradicionales. También
se emplean filtros para separar la señal en sus componentes espectrales de baja, media y
alta frecuencia dentro de los gabinetes acústicos de múltiples vías. Finalmente, podemos
mencionar los filtros “antialias” y de “suavizado” que se utilizan en audio digital (desa-
rrollados más adelante).
Desde el punto de vista del usuario, existen varios ejemplos de aplicación de fil-
tros: los filtros pasaaltos o pasabajos que opcionalmente pueden intercalarse en las
entradas de algunas consolas para evitar el ingreso de ruidos de muy baja o muy alta
frecuencia, las redes divisoras de frecuencia (crossover) utilizadas en los sistemas de
bi- o triamplificación, y los ecualizadores, que permiten corregir deficiencias en la res-
puesta en frecuencia de un sistema.
Los valores típicos de atenuaciones son −6 dB/oct, −12 dB/oct y −18 dB/oct (ver Figu-
ra 11.1).
dB
fcorte
f
−6 dB/oct
ideal
−18 dB/oct −12 dB/oct
Los filtros pasabajos se utilizan con frecuencias de corte que varían entre 3 kHz y
20 kHz. Se aplican para eliminar ruido de alta frecuencia en señales de banda limitada.
Por ejemplo, una señal grabada con un micrófono con respuesta en frecuencia hasta
12 kHz podría contener ruido de cinta de frecuencias mayores de 12 kHz, que sería
deseable eliminar. Un caso típico puede ser cuando se graba una voz o una percusión
grave. Si bien la señal original no contiene frecuencias más allá de 8 kHz, en el proceso
de grabación se agrega ruido que de no eliminarse, incrementará el ruido de alta fre-
cuencia innecesariamente.
Los filtros pasaaltos (PA) cumplen la función opuesta a la de los pasabajos: in-
tercalados en el camino de la señal bloquean las frecuencias menores que la frecuencia
inferior de corte, dejando inalterada la señal por encima de dicha frecuencia. Igual que
los pasabajos, los pasaaltos reales permiten hasta cierto punto el paso de las bajas fre-
cuencias atenuadas. En la ver Figura 11.2 se ilustra esta situación. Los filtros pasaaltos
dB
fcorte
f
6 dB/oct
ideal
12 dB/oct 18 dB/oct
ción del micrófono, etc. Es bastante común que las consolas de mezcla provean un filtro
opcional de este tipo que puede intercalarse a la entrada reduciendo el ruido sin alterar
el material de programa. La frecuencia de corte suele estar entre 20 Hz y 100 Hz.
Cuando estudiamos los altavoces, vimos que existían unidades fabricadas para
cubrir rangos limitados de frecuencia, debido a las dificultades contrapuestas inherentes
al comportamiento de un altavoz en alta y baja frecuencia. Por este motivo era necesario
cubrir con un sistema de dos o más altavoces el rango de frecuencias completo de la
señal de audio.
Cada altavoz del sistema responde, acústicamente, a la porción de la señal com-
prendida en su rango de frecuencias específico, pero eléctricamente responde a todo lo
que recibe. Por consiguiente, si enviáramos toda la señal a cada altavoz, no sólo se esta-
ría desperdiciando potencia eléctrica, sino que a demás se estaría sometiendo a los alta-
voces a una gran sobrecarga. Por esta razón es necesario efectuar una separación de la
señal en rangos de frecuencia según los altavoces a utilizar. Esta separación se realiza
mediante redes divisoras de frecuencia, o redes crossover.
En el caso de sistemas de pequeña o mediana potencia, los gabinetes acústicos
contienen dos o tres altavoces juntos, cubriendo los diferentes rangos de frecuencia, y la
red crossover correspondiente es pasiva (es decir, construida utilizando capacitores y
bobinas). En este caso el gabinete recibe una única señal de potencia, proveniente de un
solo amplificador, y la división se efectúa, a nivel de potencia, en el propio gabinete
(ver Figura 11.3). En el caso de grandes potencias (típicamente mayores de 100 W),
este enfoque tiene serias dificultades. Las bobinas deberían ser de grandes dimensiones
para poder administrar tanta potencia, el rendimiento de las cajas se reduciría, y debe-
rían hacerse previsiones para desprenderse del calor generado por el recalentamiento de
los componentes pasivos. Por estas razones se utiliza otro enfoque, consistente en reali-
zar la división de frecuencias antes de la amplificación, y luego amplificar
PA
Entrada de
línea
Amplificador
de potencia PB
Gabinete acústico
por separado cada una de las señales así obtenidas. Este esquema se denomina genéri-
camente multiamplificación (biamplificación en el caso de dos vías, triamplificación
en el caso de tres, etc.), y se ilustra en la Figura 11.4.
Gabinete de
PA agudos
Amplificador
Entrada de de agudos
línea
Gabinete de
PB
graves
11.4. Ecualizadores
f [Hz] 1 2/3 1/2 1/3 f [Hz] 1 2/3 1/2 1/3 f [Hz] 1 2/3 1/2 1/3
20 ∗ 200 ∗ 2.000 ∗ ∗ ∗
22,4 ∗ 224 2.240
25 ∗ ∗ 250 ∗ ∗ ∗ ∗ 2.500 ∗ ∗
28 280 2.800 ∗
31,5 ∗ ∗ ∗ 315 ∗ 3.150 ∗
35,5 355 ∗ 3.550
40 ∗ ∗ 400 ∗ ∗ 4.000 ∗ ∗ ∗ ∗
45 ∗ 450 4.500
50 ∗ 500 ∗ ∗ ∗ 5.000 ∗
56 560 5.600 ∗
63 ∗ ∗ ∗ ∗ 630 ∗ ∗ 6.300 ∗ ∗
71 710 ∗ 7.100
80 ∗ 800 * 8.000 ∗ ∗ ∗
90 ∗ 900 9.000
100 ∗ ∗ 1.000 ∗ ∗ ∗ ∗ 10.000 ∗ ∗
112 1.120 11.200 ∗
125 ∗ ∗ ∗ 1.250 ∗ 12.500 ∗
140 1.400 ∗ 14.000
160 ∗ ∗ 1.600 ∗ ∗ 16.000 ∗ ∗ ∗ ∗
180 ∗ 1.800 18.000
20.000 ∗
dB
f [Hz]
1k 2k 4k 8k 16 k
dB
f [Hz]
31,5 63 125 250 500 1k 2k 4k 8k 16 k
12
9
6
3
0
−3
−6
−9
−12
31,5 63 125 250 500 1 k 2 k 4 k 8 k 16 k
dB
20 Hz 20 kHz
f
12
9
6
3
0
−3
−6
−9
−12
31,5 63 125 250 500 1 k 2 k 4 k 8 k 16 k
dB
12 dB
20 Hz 20 kHz
f
1 kHz
12
9
6
3
0
−3
−6
−9
−12
31,5 63 125 250 500 1 k 2 k 4 k 8 k 16 k
dB
20 Hz 1 kHz 20 kHz
f
−12 dB
12
9
6
3
0
−3
−6
−9
−12
31,5 63 125 250 500 1 K 2 k 4 k 8 k 16 k
dB
20 Hz 20 kHz
f
dB
12 dB
f
20 Hz 20 kHz
Existen varias aplicaciones de los ecualizadores gráficos, entre las cuales pueden
citarse el retoque tonal de diversos instrumentos musicales, la utilización como com-
plemento de diversos efectos y procesadores, y la compensación de deficiencias en un
sistema de audio. De todas ellas, la última es la aplicación más representativa. Para
comprender la naturaleza del problema, debe observarse primero que un sistema de au-
dio comprende no sólo los diversos micrófonos, altavoces y equipos electrónicos utili-
zados, sino también el ambiente acústico en el cual los mismos habrán de funcionar.
Cualquiera de las partes involucradas puede contribuir con defectos en cuanto a la res-
puesta en frecuencia. Así, un amplificador puede tener algunas irregularidades leves en
la respuesta en frecuencia; un micrófono tiene irregularidades importantes por encima
de los 8 ó 10 kHz; una caja acústica presenta no sólo irregularidades en el patrón direc-
cional, sino que además exhibe altibajos en su respuesta en frecuencia debido entre
otras cosas a sus propias resonancias, a la imperfección de las redes divisoras de fre-
cuencia para las distintas vías, etc. Por último, el ambiente donde se instala el equipo
puede tener absorciones a diversas frecuencias que atenúan algunas frecuencias más que
otras, o puede contener resonancias a determinadas frecuencias (originadas en ondas
estacionarias), que podrían acentuar las señales de dichas frecuencias.
Los ecualizadores proporcionan una solución a este género de problemas, permi-
tiendo atenuar las frecuencias que resuenan o resaltar aquellas que son absorbidas. Para
ello se intercala antes del amplificador de potencia (o de la red crossover en caso de
multiamplificación) el ecualizador, que luego debe quedar instalado como parte integral
del sistema.
11.6. Ecualización
3
2
1
0
−1
−3
−5
−7
−10
−20
31,5 63 125 250 500 1 k 2 k 4 k 8 k 16 k
Antes de comenzar con el proceso de ecualización se debe llevar todos los con-
troles de la consola a su posición central. Esto significa que los controles de ganancia o
atenuación deben estar en la posición en que la ganancia sea unitaria, y los controles de
tono o “ecualizadores” en posición plana. Esto último es muy importante, ya que la
ecualización del sistema debe considerarse como un ajuste de referencia, lo cual signi-
fica que se establece un punto de operación en el cual se sabe que la respuesta del sis-
tema es plana. Si posteriormente, por necesidad, gusto, estética o cualquier otra razón se
requiere modificar la respuesta en frecuencia parcial de uno o más canales, desde luego
podrá hacérselo.
El ajuste se lleva a cabo según el diagrama de bloques de la Figura 11.17. Se co-
necta a una entrada de la consola un generador de ruido rosa. Se utiliza este tipo de
señal porque contiene la misma cantidad de energía en cada banda de tercio de octava,
de manera que si se conectara dicha señal directamente a un analizador de espectro, se
obtendría la misma indicación en todas las bandas. Luego se ubica el micrófono del
analizador de espectro en la posición en la que se quiere lograr la ecualización. Esto es
importante porque la ecualización puede no ser la misma en todos los puntos de una
sala, especialmente si ésta tiene defectos acústicos notorios. Por último, se ajustan los
controles del ecualizador de manera de tener una indicación pareja en todas las bandas
del analizador de espectro.
Altavoz
Ruido
Consola
rosa
Ecualizador
Amplificador
Analizador de
espectro
Ambiente acústico
Debe advertirse que el ruido rosa es un ruido de carácter aleatorio, por lo cual va-
ría dinámicamente. Esto implica que la imagen obtenida en la pantalla del analizador no
es en realidad estática. En general los analizadores proveen varias velocidades de res-
puesta. En la velocidad lenta la imagen es más estable que en la rápida. De todas mane-
ras, será necesario efectuar una promediación visual, procurando observar alrededor de
qué nivel oscila la indicación en determinada banda.
Si se debe ecualizar una sala de monitoreo de un estudio, será conveniente que la
ecualización se realice en el punto en el cual se encontrará el operador, con éste pre-
sente, a fin de asegurar que las condiciones de ajuste sean lo más parecidas que sea po-
sible a las condiciones de operación reales del sistema. Si, en cambio, se va a ecualizar
una sala de concierto, deberá seleccionarse varias ubicaciones representativas, y realizar
un ajuste del ecualizador que sea aproximadamente el promedio de los ajustes en dichas
ubicaciones.
Filtros y ecualizadores 143
dB
Q bajo
12 dB
Q medio
Q alto
f
fo
Figura 11.18. Efecto del ajuste del ancho de banda de una sección de
un ecualizador paramétrico. Se muestra una única frecuencia y el
control de ganancia está al máximo en todos los casos.
banda ajustable es común hablar del factor de calidad, Q, del filtro, el cual se define
como
fo
Q = ,
AB
144 Acústica y Sistemas de Sonido
donde fo es la frecuencia central del filtro y AB su ancho de banda. Así, cuanto más
grande sea el ancho de banda, menor será Q y viceversa. Obsérvese que el factor de
calidad no tiene ninguna relación con la calidad del producto.
Una de las aplicaciones más interesantes de los ecualizadores paramétricos es la
eliminación de acoples (ver capítulo 12). Otras aplicaciones pueden ser eliminar zumbi-
dos de línea cuyo origen es difícil de detectar, o resaltar frecuencias específicas que son
excesivamente absorbidas.
Los ecualizadores paramétricos no están tan difundidos en forma de componentes
separados como los ecualizadores gráficos. En cambio casi siempre se encuentra un
ecualizador paramétrico o semiparamétrico (un ecualizador que permite ajustar la fre-
cuencia pero no el Q) en cada canal de entrada de las consolas de cierta importancia.
Entre los ecualizadores paramétricos externos a las consolas se encuentran dispositivos
denominados filtros notch (o filtros muesca), en los cuales sólo es posible lograr ate-
nuación, en lugar de atenuación y ganancia como en un ecualizador propiamente dicho.
Por lo general tienen un Q bastante alto y fijo.
Las especificaciones de los ecualizadores paramétricos son similares a las de los
ecualizadores gráficos, con el agregado de los rangos de ajuste de las frecuencias y del
Q de cada sección.
Acoples 145
12.
Capítulo 12
Acoples
12.1. Introducción
Altavoz Amplificador
Micrófono
Acoplamiento
acústico
Pero si la ganancia es alta, el eco será igual o mayor que el sonido original, ten-
diendo a repetirse cada vez igual o más fuerte que el sonido original. Esto produce una
oscilación autosostenida que se escucha como un sonido de frecuencia f = 1/T.
146 Acústica y Sistemas de Sonido
2d
T = ,
c
c
f = ,
2d
Además de esta frecuencia también son posibles las frecuencias de los armónicos, es
decir 2f, 3f, 4f, etc. Por ejemplo, si la distancia es de 4 m, las frecuencias posibles re-
sultan ser 43,25 Hz, 86,5 Hz, 129,75 Hz, 173 Hz, etc.
La ganancia del sistema puede variar con la frecuencia debido a la respuesta de
sus componentes: el micrófono, el amplificador, o el parlante, de modo que es posible
que a la frecuencia fundamental no haya ganancia suficiente para una oscilación soste-
nida. En ese caso, puede ocurrir que para alguno de los armónicos sí la haya, y entonces
la frecuencia sea mayor que la de la fundamental.
A esto se agrega la directividad del parlante y del micrófono y la orientación rela-
tiva entre ambos, así como la presencia de superficies reflectoras cerca de cualquiera de
ellos. Por ejemplo, si el micrófono es unidireccional, y su eje de máxima sensibilidad
está ubicado perpendicular a la línea que lo une al parlante, la ganancia en esa dirección
será muy baja, y por consiguiente no habrá acople. Pero en otra dirección, puede haber
acople a través de alguna superficie reflectora (Figura 12.2), de manera que la distancia
efectiva puede ser mayor. Esto puede ocurrir por ejemplo con micrófonos cercanos al
suelo, o aquellos que toman una guitarra en las proximidades de la caja. Si la superficie
reflectora es ligeramente cóncava, también es posible que ésta concentre las ondas sono-
ras sobre el micrófono, aumentando la ganancia efectiva.
Micrófono
direccional Parlante Amplificador
Acoplamiento
acústico a
través de una
superficie
reflectora
De todas maneras, ninguna de estas pautas garantiza la solución del problema, re-
quiriéndose habitualmente cierta dosis de experimentación hasta eliminar por completo
el tono espurio.
Con respecto a la utilización de ecualizadores paramétricos o filtros notch para
reducir la ganancia en la frecuencia del acople, el procedimiento usual es comenzar con
la máxima atenuación en el filtro, e ir ajustando la frecuencia hasta eliminar el silbido.
Luego, sin modificar la frecuencia, se debe reducir la atenuación hasta 3 a 6 dB antes de
que reaparezca el problema.
Podría parecer que la reducción de la ganancia que se logra con un filtro notch
elimina también otras señales de la misma frecuencia pertenecientes al programa. En
realidad sucede que el sistema pasa a tener una realimentación positiva o regenerativa
lo cual implica un aumento excesivo de la ganancia a la frecuencia del acople, aumento
que tiene lugar para toda señal de esa frecuencia, sea ésta el acople o la señal útil. De
modo que aún si no se alcanzara a producir una oscilación autosostenida, el sistema
adolecería de una ganancia muy alta a esa frecuencia. Al utilizar el ecualizador, estamos
en realidad bajando esa excesiva ganancia, y lo hacemos tanto para el acople como para
la señal. En una palabra, restituimos la planicidad de la respuesta que había sido pertur-
bada por la realimentación acústica.
Comentemos, finalmente, que aunque el acoplamiento acústico no alcance a ser
suficientemente intenso para provocar oscilaciones autosostenidas, puede tener otra
consecuencia perniciosa para la señal, y es una tendencia a producir un sonido sibilante,
una especie de campanilleo, especialmente en señales que fluctúan rápidamente en el
tiempo como la palabra. El ecualizador paramétrico puede ayudar a corregir este pro-
blema de la misma manera que en el caso del acople autosostenido.
148 Acústica y Sistemas de Sonido
13.
Capítulo 13
Compresores
y limitadores
13.1. Introducción
2V
N máx imo = 20 log 10 = 6 dBV ,
1V
0,0001 V
N ruido = 20 log 10 = − 80 dBV ,
1V
de modo que
Supongamos ahora que disponemos de una señal cuyos valores máximo y mínimo son,
respectivamente, 22 V y 0,2 mV. Los niveles de tensión en dBV son
22 V
N señal máx
= 20 log 10 = 27 dBV ,
1V
Compresores y limitadores 149
0,0002 V
N señal mín
= 20 log 10 = − 74 dBV ,
1V
Esta situación puede manejarse mucho mejor con un compresor de audio, proce-
sador capaz de reducir el rango dinámico de la señal cuyo diagrama de bloques simplifi-
cado se muestra en la Figura 13.1. La clave del funcionamiento del compresor está en
un dispositivo denominado amplificador controlado (VCA), que posee una entrada
auxiliar por medio de la cual se le puede variar la ganancia.
Control de
ganancia
Detector de Relación de
nivel compresión
Nivel de
Salida
1:1
2:1
3:1
4:1
Umbral ∞:1
Nivel de
Umbral Entrada
Vamos a ilustrar la operación del compresor utilizando los datos del ejemplo ante-
rior. Para ello supondremos primero que adoptamos un umbral de −6 dBV (es decir,
0,5 V) y una relación de compresión de 3:1. Dado que el umbral es −6 dBV y el nivel
máximo de la señal de entrada era 27 dBV, el exceso de nivel a la entrada resulta ser
27 − ( −6) = 33 dB .
Este exceso quedará dividido por la relación de compresión, en este caso 3:1, por lo
cual el exceso de nivel a la salida (respecto al umbral) será de sólo
33 / 3 = 11 dB .
N máx = − 6 + 11 = 5 dBV .
Este valor es menor que el máximo que tolera el amplificador a la entrada sin saturar
(6 dBV), por lo cual el problema ha quedado resuelto (ver Figura 13.3).
Analicemos ahora el resultado obtenido. Las señales de nivel menor que −6 dBV
(el umbral) no sufren alteración ninguna, ya que la ganancia del VCA es 0 dB (es decir,
1, ya que 20 log 1 = 0). Las señales que superan dicho valor comienzan a ser atenuadas.
Por ejemplo, una señal de entrada de 3 dBV, producirá a la salida una señal de
3 − ( −6 )
−6 + = − 3 dBV ,
3
Compresores y limitadores 151
Nivel de
Salida
3:1
5 dBV
11 dB
− 6 dBV
33 dB
Nivel de
−6 dBV 27 dBV Entrada
Figura 13.3. Efecto de una compresión 3:1 realizada sobre una señal
de entrada que llega como máximo a 27 dBV.
N salida − N entrada = − 3 − 3 = − 6 dB ,
que corresponde a una ganancia de 0,5 (es decir, una atenuación). Similarmente, una
señal de máximo nivel de entrada (es decir de 27 dBV) producirá, como ya vimos, una
salida de 5 dBV, por lo cual su ganancia en dB será 5 − 27 = −22 dB, correspondiente a
0,08. Esto muestra cómo actúa el compresor: una vez superado el umbral, la ganancia se
va reduciendo paulatinamente conforme aumenta la señal.
Ahora bien ¿cuál es el efecto auditivo de la compresión? Evidentemente, tiende a
aplanar los planos dinámicos. Así, si la señal musical original cambiaba de un mezzo-
forte a un triple fortissimo, luego de la compresión el aumento de intensidad será me-
nor, por ejemplo de un mezzoforte a apenas un forte. Esto restará interés a la
interpretación de determinados tipos de música en la cual los contrastes dinámicos tie-
nen gran importancia expresiva, como la música clásica y la música contemporánea, y
en cambio tendrá un efecto menos perjudicial en aquellos tipos de música que, como el
rock, no dependen esencialmente de los contrastes para la expresión.
Veamos ahora un segundo ejemplo sobre la misma señal y el mismo amplificador.
Supondremos ahora que por el tipo de música una compresión 3:1 no ha resultado satis-
factoria. Nos preguntamos entonces cuál debe ser el nuevo umbral para resolver el pro-
blema utilizando una relación de compresión de sólo 2:1. Para determinarlo,
llamémoslo U. Entonces U debe satisfacer la relación siguiente:
27 − U
+ U ≤ 6 dBV
2
(ya que el máximo nivel admisible a la entrada es 6 dBV). que se resuelve como
U ≤ 6 ⋅ 2 − 27 = − 15 dBV .
bral propuesto da 21 + (− −15) = 6 dBV, por lo cual la máxima entrada del amplifica-
dor no es superada.
El cálculo anterior puede generalizarse. Si se conoce el nivel máximo de entrada
Nmáx, ent, la relación de compresión RC, y el nivel máximo de salida del compresor
Nmáx, sal, entonces el umbral U puede obtenerse como
v señal original
señal comprimida
demasiado rápido
t
dicho ruido pasa desapercibido, pero cuando su nivel cambia bruscamente se vuelve
más notorio. La variación de la reverberación asociada al ambiente acústico en que se
grabó el material también delata el cambio brusco de ganancia.
Por estas razones los compresores incorporan cambios graduales de la ganancia,
mediante el agregado de una envolvente con dos intervalos de transición: uno inicial,
denominado ataque (attack), y uno final denominado relevo (release), como se indica
en la Figura 13.5. En la Figura 13.6 se muestra un diagrama de bloques más completo
Compresores y limitadores 153
Nivel de
entrada
Umbral
Compresión
Ataque Relevo
t
Control de
ganancia
Relación Relación de
(ratio) compresión
Detector de Generador de
valor de pico envolvente
Comparador
o valor eficaz
Envío Retorno
(send) (return)
Umbral
(threshold) Ataque Relevo
(attack) (release)
entrada
Umbral
salida
Umbral
TA TR
Por ejemplo, una señal con un ataque muy corto, deberá ser comprimida rápidamente,
de lo contrario la distorsión por exceso de nivel comenzaría a notarse. Sin embargo,
cuando aparecen un instrumento grave y otro agudo simultáneamente de tal modo que el
grave tiene un nivel importante, una compresión con tiempo de ataque demasiado corto
puede hacer desaparecer virtualmente el instrumento agudo, por lo cual será conve-
niente aumentar algo el tiempo de ataque. El tiempo de relevo o recuperación es nor-
malmente mayor que el de ataque, debido a que en general los sonidos se extinguen más
lentamente que lo que se inician, y además existe una prolongación natural debida a la
reverberación. El rango normal de tiempo de ataque va de 0,1 ms a 200 ms, y el de
tiempo de relevo de 50 ms a 2 ó 3 s. En algunos compresores existe también un tiempo
de sostén (hold), que consiste en un retardo entre el instante en que el nivel deja de
superar al umbral y el instante en que comienza el relevo (Figura 13.8). El objetivo de
Nivel de
entrada
Umbral
Compresión tA tH tR
este retardo es evitar distorsiones en las señales de baja frecuencia. Tomemos como
ejemplo una señal de 20 Hz (cuyo periodo es de 50 ms). Si su nivel es mayor que el
umbral, actuará el compresor, pero cuando el valor instantáneo de la señal baje por de-
bajo del umbral, comenzará el periodo de relevo, en el cual la ganancia aumenta. Para
señales de frecuencias más altas (periodo muy corto), el aumento de ganancia demorará
muchos ciclos, y por lo tanto la variación de ganancia dentro de cada ciclo será imper-
ceptible. Pero siendo en este caso el periodo tan largo, dentro de un mismo ciclo habrá
una variación apreciable de ganancia, lo cual implica una distorsión. El tiempo de sos-
tén impide que comience la recuperación de ganancia antes de que termine el ciclo. De
esta manera se asegura que el proceso de recuperación comience cuando el nivel de la
señal (y no su valor instantáneo) vuelve a estar por debajo del umbral.
En este sentido, es importante reconocer la diferencia entre nivel y valor instantá-
neo de una señal. El valor instantáneo es el valor que va tomando la señal en instantes
sucesivos. El nivel, en cambio, es una propiedad global de la señal, no asociable a un
instante sino a todo un ciclo. En realidad hay varias formas de interpretar el nivel, de las
cuales dos son las más utilizadas: el valor de pico (peak) y el valor eficaz (RMS). En
muchos compresores están disponibles ambas formas (seleccionables mediante una lla-
156 Acústica y Sistemas de Sonido
ve). El valor de pico es el máximo valor que alcanza la señal dentro de un periodo de la
señal, mientras que el valor eficaz está relacionado con la potencia que tiene la señal.
No son lo mismo porque una señal que tiene un gran valor de pico pero durante un
tiempo muy pequeño, tiene muy poca potencia. y por lo tanto un valor eficaz pequeño.
Por ejemplo, en una onda cuadrada, el valor eficaz es igual al valor de pico, pero en una
onda senoidal el valor eficaz es sólo 0,707 veces el valor de pico. En la Tabla 13.1 se
da la relación entre el valor eficaz y el valor de pico para algunas formas de onda.
Esto es importante para determinar qué tipo de nivel (RMS o pico) conviene se-
leccionar en cada caso. En abstracto, es preferible controlar la compresión con el valor
eficaz, ya que da resultados más naturales. Sin embargo, para algunas ondas (como las
dos últimas de la Tabla 13.1) el valor de pico resulta ser mucho mayor que el valor efi-
caz, por lo tanto comprimir basándose en el valor eficaz puede significar una de dos
cosas: que la compresión no alcance para evitar la saturación o recorte de los picos (y
sea por lo tanto inefectiva), o bien que el umbral deba ubicarse demasiado abajo, apla-
nando severamente la dinámica de toda la señal (y no sólo de las porciones con picos
altos y estrechos). En estos casos es preferible apelar a la compresión basada en el nivel
de pico. En la práctica, dado que obviamente es muy difícil disponer de un osciloscopio
o de un medidor de valor eficaz y otro de pico para determinar teóricamente qué es lo
que más conviene, los pasos a seguir serían realizar primero varias pruebas compri-
miendo sobre la base del valor eficaz, y si los resultados acusan niveles de distorsión
apreciables, comprimir sobre la base del valor de pico.
Los compresores permiten acceder exteriormente a la entrada de control, denomi-
nada cadena lateral (traducción directa de la versión inglesa side chain) mediante un
conector de inserción (ver conector de envío y de retorno en el diagrama de la Figura
13.6). Esto permite varias aplicaciones interesantes. Por ejemplo, puede controlarse la
compresión de una señal por medio de otra. Por ejemplo, podría comprimirse una banda
u orquesta en el momento en que aparece un instrumento o voz solista, controlando la
cadena lateral con la señal procedente del solista. Esta técnica, denominada en inglés
ducking, tendría como efecto una reducción de la sonoridad del conjunto acompañante
cuando interviene el solista. También es posible intercalar otros procesadores en el ca-
mino de la señal a comprimir, comprimiendo a partir de la señal procesada en lugar de
la original. Un ejemplo bastante común es utilizar un ecualizador. Supongamos por
ejemplo que bajamos todos los controles por debajo de 2 kHz. Entonces ante una baja
frecuencia de nivel alto no habrá compresión, pero sí ante una alta frecuencia. Esta dis-
posición se usa como dispositivo antisibilante (de-esser), para reducir el exceso de
eses frente al micrófono, dado que éstas contienen frecuencias superiores a los 2 kHz.
Compresores y limitadores 157
Un efecto de la misma familia se logra comprimiendo a partir del exceso de baja fre-
cuencia, obteniéndose un antipop (dispositivo que elimina los soplos contra el micrófo-
no).
Además de los controles ya comentados, los compresores poseen un control de
ganancia de entrada o de salida (o ambos). Esto es necesario a efectos de acomodar el
nivel de señal a valores estándar y mejorar por lo tanto la relación señal/ruido. Para
verlo, consideremos el caso del ejemplo anterior, en el cual el nivel máximo de la entra-
da era de 27 dBV, un valor que resulta demasiado alto para un compresor típico. Esto es
el resultado de una ganancia excesiva a lo largo del trayecto de la señal entre la fuente y
la salida de la consola. Si reducimos dicha ganancia de manera de tener, por ejemplo,
una señal máxima de 4 dBV (es decir una reducción de ganancia de 27 − 4 = 23 dB), la
señal mínima resulta de −74 − 23 = − 97 dBV, que está 17 dB por debajo de los
−80 dBV del ruido del amplificador. Al aplicar el compresor con el umbral anterior
−15 dBV) no se obtendrá ninguna mejora en las señales débiles, y por lo tanto se per-
(−
derán bajo el ruido del amplificador los 17 dB más débiles de la señal. Pero si en vez de
utilizar un umbral de −15 dBV utilizamos uno de −15 − 23 = −38 dB (es decir, reduci-
mos el umbral en la misma proporción en que habíamos reducido la ganancia), el má-
ximo nivel a la salida del compresor será
4 − ( −38)
N máx, sal = + ( −38) = − 17 dBV .
2
Ahora podemos agregar, por medio del control de ganancia de salida del compresor, una
ganancia de 23 dB con lo cual el máximo nivel de salida resulta
El resultado ha sido igual al anterior, es decir aplicamos como máximo 6 dBV al ampli-
ficador, lo cual está de acuerdo con sus especificaciones.
Repasemos lo que hemos hecho: dado que la señal máxima de entrada al compre-
sor era demasiado alta para éste (con el peligro de saturarlo), bajamos en 23 dB la ga-
nancia de las etapas previas, y junto con ésta bajamos también en 23 dB el umbral
obtenido anteriormente. Finalmente, restituimos el nivel de la señal (reducido por la
compresión) agregando una ganancia de 23 dB.
Una variante del compresor analizado hasta el momento lo constituyen algunos
compresores en los que la transición entre la señal no comprimida y la comprimida no
se produce en forma brusca a partir del umbral, sino que la compresión varía gradual-
mente desde 1:1 hasta el valor seleccionado (ver Figura 13.9). Este tipo de compresión
se conoce como soft knee (que podría traducirse en forma libre como codo gradual), y
provee un sonido algo más natural.
Para brindar al operador más información sobre qué está sucediendo con la señal,
los compresores suelen tener indicadores de barra (del tipo de los vúmetros a LED
(diodos luminosos)) que muestran la reducción de ganancia en un determinado instante,
y los niveles de entrada y salida. También se proporciona un interruptor de bypass que
elimina la acción del compresor conectando en forma directa la entrada con la salida. La
finalidad de esto es permitir al operador comparar la señal natural con la comprimida.
158 Acústica y Sistemas de Sonido
Nivel de
Salida
2:1
Umbral
Nivel de
Umbral Entrada
13.3. Limitadores
14.
Capítulo 14
Compuertas
y expansores
14.1. Introducción
En un sistema de audio de buena calidad, el ruido propio de los componentes
electrónicos es casi siempre inaudible. Pero en las tomas con micrófono, el ruido inter-
no del micrófono y el ruido acústico convertido en señal eléctrica son, normalmente,
muy superiores al ruido del resto de los otros componentes (consolas, procesadores,
amplificadores, etc.). Aún en salas de grabación muy silenciosas, el ruido de los músi-
cos moviéndose, dando vuelta las páginas de una partitura, o simplemente respirando,
puede volverse claramente audible en la toma durante los momentos de silencio. Este
problema se resuelve por medio de un procesador dinámico denominado compuerta.
14.2. Compuertas
ñas, con niveles cercanos al del ruido de fondo, podría suceder una inestabilidad de la
compuerta, al abrirse y cerrarse a repetición a causa del efecto combinado de la señal y
el ruido (Figura 14.2). En tercer lugar, se cortaría abruptamente no sólo la señal sino
también la última parte de la reverberación anterior, creando un efecto antinatural. Por
Nivel de
Entrada
(a)
Umbral
ruido acústico
t
Compuerta
cierra
t
Nivel de
Salida
(c)
Umbral
ruido eléctrico
t
estas razones se agregan dos elementos nuevos a la compuerta. El primero es una histé-
resis, es decir un umbral para el cierre de la compuerta y otro diferente (mayor) para su
apertura (Figura 14.3). El segundo, una envolvente, es decir un cierre y apertura gra-
duales (Figura 14.4).
14.3. Histéresis
nuye hasta hacerse menor que dicho umbral de cierre, la compuerta se cerrará y enton-
ces pasará a estar operativo el umbral de apertura. En consecuencia, una vez cerrada la
compuerta, las pequeñas fluctuaciones alrededor del umbral de cierre no tendrán ningún
efecto, ya que es necesario superar el nuevo umbral (el de apertura) para reabrir la com-
puerta. La diferencia entre ambos umbrales se denomina ventana de histéresis, y debe
seleccionarse algo mayor que las fluctuaciones de nivel debidas al ruido. De ese modo,
el ruido no será, por sí solo, capaz de provocar conmutaciones de la compuerta.
Nivel de
Entrada
(a)
Umbral
Compuerta
abre (b)
cierra
t
Figura 14.2. (a) Evolución del nivel de una señal de entrada. La su-
ma de una señal pequeña y el ruido produce fluctuaciones cerca del
umbral. (b) La compuerta se abre y cierra repetitivamente.
Nivel de
Entrada
(a)
Umbral 2
Umbral 1
Compuerta
abre (b)
cierra
t
14.4. Envolvente
Nivel de
Entrada
(a)
Umbral 2
Umbral 1
Ganancia
TR TA
abre abre (b)
1
cierra
t
14.5. Expansores
Por último, existe una variante más en lo que respecta a compuertas, y es la posi-
bilidad de que la “ganancia” cuando la compuerta se cierra no sea 0 sino un valor ma-
yor, tanto más cercano a 1 cuanto más cerca esté la señal del umbral. En este caso la
compuerta se denomina expansor, ya que convierte el rango dinámico de la parte de la
señal que está por debajo del umbral en un rango dinámico mayor según una relación
de expansión determinada. Por ejemplo, si fijamos la relación de expansión en 1:3, y el
umbral en −50 dBV, una señal de entrada que baje hasta −56 dBV habrá bajado 6 dB,
×3 = 18 dB, y tendrá entonces
por lo cual después del expansor la salida deberá bajar 6×
un nivel −50 − 18 = −68 dBV. La operación es, por lo tanto, inversa a la del compre-
sor.
En la Figura 14.5 se muestra la familia de curvas para diversas relaciones de ex-
∞.
pansión. La compuerta pura se obtiene para la relación 1:∞
164 Acústica y Sistemas de Sonido
Nivel de
Salida
Umbral
compuerta
1:1
1:2
1:4 1:∞
Nivel de
Umbral Entrada
Los expansores pueden utilizarse no sólo como compuertas, sino también para
restituir el rango dinámico de señales que han sido comprimidas, por ejemplo señales de
una radio FM, o de un cassette. Sin embargo, es necesario advertir que es difícil, si no
imposible, lograr una compensación total de una compresión realizada con un compre-
sor, salvo si ex profeso se comprime utilizando un umbral muy bajo y posteriormente se
expande con un umbral muy alto, y en ambos casos con relaciones complementarias
(por ejemplo una compresión de 2:1 y una expansión de 1:2. Estos procedimientos ase-
guran que se comprima y expanda toda la señal y no sólo partes de ella. Una aplicación
de los pares compresor-expansor complementarios es la reducción del ruido en las gra-
baciones en cinta magnética.
Tanto las compuertas como los expansores proveen en general acceso a la cadena
lateral (side-chain), lo cual permite controlar la operación con una señal diferente de
aquella a procesar. Así, puede habilitarse una señal recién cuando aparece otra, lo cual
en ciertos casos es útil para mejorar el sincronismo entre dos instrumentos. También es
posible utilizar la cadena lateral simplemente para intercalar un filtro o un ecualizador y
así habilitar la apertura de la compuerta sólo cuando están presentes ciertas frecuencias.
Muchos equipos vienen con filtros incorporados, con llaves para intercalarlos en la ca-
dena lateral.
Finalmente, algunos equipos incorporan simultáneamente un compresor-limitador
y una compuerta (con sus filtros), lo cual brinda mayor versatilidad, ya que en un solo
procesador dinámico se incluyen las funciones básicas de compresión y expansión.
Las especificaciones de las compuertas y expansores merecen los mismos co-
mentarios hechos oportunamente para los compresores y limitadores. En general la dis-
torsión aumenta cuando la señal está siendo expandida, y por ello deberían especificarse
cuidadosamente las condiciones en que se ha realizado la medición.